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140 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 Silvestri, G. (2011), El lugar común. Una historia de las figuras de paisaje en el Río de la Plata, Edhasa, Buenos Aires, 409 p., ISBN 978-987-628-117-1 Graciela Silvestri es una reconocida docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Consejo de Investigaciones Científicas y Técni- cas. Formada inicialmente como arquitecta ha desa- rrollado importantes trabajos históricos, disciplina en la que realizó su doctorado. Su obra incluye El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo (2003), además de trabajos junto a Fernando Aliata como El paisaje en el arte y las ciencias humanas (1994), y El paisaje como cifra de armonía (2001). Este trabajo de Silvestri se puede enmarcar entre aquéllos que se preguntan por la construcción de la “nación argentina” desde diferentes perspectivas disciplinarias y que analizan distintos acervos do- cumentales. Estos trabajos tienen la particularidad de interrogarse sobre cómo se fue dando el proceso mediante el cual se construyen las principales ideas de lo que representa la “argentinidad” y sobre cómo la misma se constituyó en “un lugar común”. Algunos de los trabajos más emblemáticos de estas líneas de investigación pueden encontrarse en las compilaciones de Luis Alberto Romero: La Argentina en la escuela: La idea de Nación en los textos escolares (2004) y Hernán Otero: El mosaico argentino. Modelos y representaciones del espacio y la población, 1850-1991 (2004), entre otros. En El lugar común. Una historia de las figuras de paisaje en el Río de la Plata la autora se interroga sobre las formas en que se va a ir construyendo la “identidad” de la nación argentina a partir de aque- llas imágenes que representan el territorio físico que se asume como propio (p. 17). Si bien en el trabajo las imágenes adquieren suma importancia, las mismas no son aisladas de la trama discursiva en la cual obtienen sentido. La autora centrará su mirada en las figuras 1 asociadas a la naturaleza, y a 1 Figura en tanto apariencia de las cosas, configuración externa, ir más allá de la representación. Esa opción etimo- historizar la manera en que las mismas se articu- laban o eran síntomas de una dimensión sensible. Figuras que, por otra parte, se condicen con la idea muy arraigada en Argentina de ser el país “de todos los paisajes y todos los climas” y que (hasta el momento) no ha sido puesta suficientemente en duda por la historiografía y la geografía oficial (pp. 20-22). De esta manera, Silvestri se propone desarmar aquellos lugares comunes –tanto como representa- ciones y como espacio físico compartido– en su ra- dical historicidad, en los cuales reconoce una fuerza pragmática cuyos efectos atraviesan sectores y clases sociales. Puesto que “común significa lo que no sien- do privativo de ninguno pertenece a todos” (p. 24). Las representaciones que analiza a lo largo del libro son de diversa índole: mapas, diferentes icono- grafías paisajísticas, itinerarios, maquetas militares, reconstrucciones paleontológicas, proyectos arqui- tectónicos, postales turísticas. Pero, además, par- tiendo de la premisa que la cultura rioplatense fue una cultura textual dado el lugar hegemónico que ocupó el discurso escrito por sobre la producción iconográfica, “limitada alfabetización visual de pro- ductores y público, acorde con los límites técnicos y científicos de una cultura tradicionalmente huma- nista, es decir, letrada” (p. 25, subrayado de la auto- ra) el libro contará con un análisis pormenorizado de numerosas fuentes escritas, tanto nacionales 2 lógica le permite además derivar hacia el discurso lingüístico (p. 18). 2 El Facundo de Domingo Sarmiento (1845) tal vez sea el máximo exponente de esta tradición literaria. Pero Silvestri también trabaja relato de viajeros, las primeras obras de geografías nacionales, diferentes trabajos científicos, revis- tas como Sur de Victoria Ocampo y Caras y Caretas, hasta correspondencia privada.

ISBN - igeograf.unam.mx · mirada en las figuras1 asociadas a la naturaleza, y a 1 Figura en tanto apariencia de las cosas, configuración externa, ir más allá de la representación

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140 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013

Silvestri, G. (2011),El lugar común. Una historia de las figuras de paisaje en el Río de la Plata, Edhasa, Buenos Aires, 409 p., ISBN 978-987-628-117-1

Graciela Silvestri es una reconocida docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Consejo de Investigaciones Científicas y Técni-cas. Formada inicialmente como arquitecta ha desa-rrollado importantes trabajos históricos, disciplina en la que realizó su doctorado. Su obra incluye El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo (2003), además de trabajos junto a Fernando Aliata como El paisaje en el arte y las ciencias humanas (1994), y El paisaje como cifra de armonía (2001).

Este trabajo de Silvestri se puede enmarcar entre aquéllos que se preguntan por la construcción de la “nación argentina” desde diferentes perspectivas disciplinarias y que analizan distintos acervos do-cumentales. Estos trabajos tienen la particularidad de interrogarse sobre cómo se fue dando el proceso mediante el cual se construyen las principales ideas de lo que representa la “argentinidad” y sobre cómo la misma se constituyó en “un lugar común”. Algunos de los trabajos más emblemáticos de estas líneas de investigación pueden encontrarse en las compilaciones de Luis Alberto Romero: La Argentina en la escuela: La idea de Nación en los textos escolares (2004) y Hernán Otero: El mosaico argentino. Modelos y representaciones del espacio y la población, 1850-1991 (2004), entre otros.

En El lugar común. Una historia de las figuras de paisaje en el Río de la Plata la autora se interroga sobre las formas en que se va a ir construyendo la “identidad” de la nación argentina a partir de aque-llas imágenes que representan el territorio físico que se asume como propio (p. 17). Si bien en el trabajo las imágenes adquieren suma importancia, las mismas no son aisladas de la trama discursiva en la cual obtienen sentido. La autora centrará su mirada en las figuras1 asociadas a la naturaleza, y a

1 Figura en tanto apariencia de las cosas, configuración externa, ir más allá de la representación. Esa opción etimo-

historizar la manera en que las mismas se articu-laban o eran síntomas de una dimensión sensible. Figuras que, por otra parte, se condicen con la idea muy arraigada en Argentina de ser el país “de todos los paisajes y todos los climas” y que (hasta el momento) no ha sido puesta suficientemente en duda por la historiografía y la geografía oficial (pp. 20-22).

De esta manera, Silvestri se propone desarmar aquellos lugares comunes –tanto como representa-ciones y como espacio físico compartido– en su ra-dical historicidad, en los cuales reconoce una fuerza pragmática cuyos efectos atraviesan sectores y clases sociales. Puesto que “común significa lo que no sien-do privativo de ninguno pertenece a todos” (p. 24).

Las representaciones que analiza a lo largo del libro son de diversa índole: mapas, diferentes icono-grafías paisajísticas, itinerarios, maquetas militares, reconstrucciones paleontológicas, proyectos arqui-tectónicos, postales turísticas. Pero, además, par-tiendo de la premisa que la cultura rioplatense fue una cultura textual dado el lugar hegemónico que ocupó el discurso escrito por sobre la producción iconográfica, “limitada alfabetización visual de pro-ductores y público, acorde con los límites técnicos y científicos de una cultura tradicionalmente huma-nista, es decir, letrada” (p. 25, subrayado de la auto-ra) el libro contará con un análisis pormenorizado de numerosas fuentes escritas, tanto nacionales2

lógica le permite además derivar hacia el discurso lingüístico (p. 18). 2 El Facundo de Domingo Sarmiento (1845) tal vez sea el máximo exponente de esta tradición literaria. Pero Silvestri también trabaja relato de viajeros, las primeras obras de geografías nacionales, diferentes trabajos científicos, revis-tas como Sur de Victoria Ocampo y Caras y Caretas, hasta correspondencia privada.

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El lugar común. Una historia de las figuras de paisaje en el Río de la Plata

como aquéllas producidas por viajeros o científicos de otras procedencias.

El texto se estructura a partir de tres figuras re-tóricas que le permiten a la autora ilustrar distintas conformaciones de la sensibilidad y le posibilitan organizar las transformaciones que se producen en los diversos registros materiales y simbólicos. Estas figuras retóricas que dan cuerpo a cada una de las tres partes que conforman este libro: lo bello, lo pintoresco y lo sublime.

En la primera parte del libro, “La belleza natu-ral”, Silvestri se centra en la iconografía rioplatense desarrollada desde fines del siglo XVIII hasta fines del XIX, poniendo en relación los mismos con el desarrollo de las ciencias y las técnicas.

A través de las estampas del marino inglés Emeric Essex Vidal, “quien establece el canon gráfico que se repetirá una y otra vez para ilustrar las pampas y su ciudad, Buenos Aires” (p. 71) y del italiano Ferdinando Brambilla, miembro de la expedición de Alessandro Malaspina; de las vistas de Buenos Aires del ingeniero francés Carlos Pellegrini; de los dibujos de Johann Moritz Rugendas y las experiencias de Alexander von Humboldt; Silvestri nos propone una articulación entre las destrezas técnicas y las artes bellas donde los medios técnicos de representación cartográfica irán adquiriendo un lugar destacado sin que su neutralidad sea discutida. De esta manera, el ma-terial cartográfico aportado por Woodbine Parish, analizado tanto técnica como estéticamente por la autora, será de vital importancia en tiempos que los ingenieros van adquiriendo relevancia “científica” y se comienza a conformar un catastro. A su vez, el trabajo se ve enriquecido con el análisis de la producción de conocimientos asociada al avance de la línea de frontera hacia el sur del país con la conquista de territorios habitados hasta el momen-to por poblaciones indígenas, como así también del conflicto armado con el Paraguay en el marco de la inserción de los ingenieros en el cuerpo del ejército y la proyección territorial resultante: la línea recta.

En la segunda parte, “La oscilación de la sensibi-lidad”, la autora centra su mirada en lo pintoresco, en tanto fragmentario, móvil, rústico, colorido “cuya inspiración en lo natural se articulaba con la facilidad de fruición de sus amables productos” (p. 143). Se encuadra en el momento de las gran-

des transformaciones que se llevan adelante en la pampa, transformaciones asociadas a la producción agrícola, la división de la tierra para asegurar la propiedad privada, las inversiones en tecnología agropecuaria en las grandes propiedades, princi-palmente en aquéllas con aportes de capital inglés que se analizan en el texto.

El recorrido por este capítulo nos adentra en la obra de Sarmiento y en las reformas llevadas adelante en pos del progreso siguiendo el modelo anglosajón que el escritor tanto admiraba. En este sentido lo pintoresco sirve a los fines del proyecto democrático que se comienza a consolidar. Es el avance de la civilización y el progreso sobre la naturaleza que se evidencia en los parques públi-cos y tienden a vulgarizar para el crecimiento en armonía social.

La pampa deja de esta manera de ser represen-tada como vacío, como horizonte sin fin. Ahora se ha vuelto pujante, con jardines, con innovaciones tecnológicas, con casas de reconocidos arquitectos, con sus grandes galpones.

Silvestri se adentra en el análisis del pasatiempo de la colección postal tan difundido hacia fines del siglo XIX y en las dos primeras décadas del siglo XX asociado al auge de la fotografía y las nuevas técnicas de impresión masivas. Las mismas sirven para que comiencen a expandirse ciertas imágenes asociadas al paisaje (tanto nacionales como de otras latitudes), y a la práctica del viaje en tanto recono-cimiento del territorio para ser representado hacia un público más numeroso. Práctica que hacia la década del veinte irá cayendo en desuso al compás del surgimiento de la figuración abstracta.

Por último, en “El destino de la patria”, Graciela Silvestri indaga sobre la maduración que se produce en la primera mitad del siglo XX de la noción de lo sublime de aquella pampa que halla su fuente de definición y su destino en esa gran dimensión natural, en su paisaje. Se trata de un sublime centrado en los tópicos de lo extensivo y sereno, que además debía articularse con el cometido de representar a una nación.

Es la pampa modernista la que trabaja en este apartado con una nueva temporalidad asociada a la geología y la paleontología relacionadas a la construcción de un pasado remoto, momento apto para analizar los trabajos de Ricardo Güiraldes,

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Nicolás Rabboni

Leopoldo Lugones, Florentino Ameghino y la existencia de ese hombre americano que le confiere a la pampa una importancia “retrocediendo hacia los míticos orígenes” (p. 253).

Es el apartado en que se asocia la pampa con su emblemática ciudad, Buenos Aires, donde la autora despliega todos sus conocimientos de arquitectu-ra, artes y letras para analizar las representaciones y tensiones que se producen en una creciente y cambiante metrópoli que “debe permanecer fiel al destino indicado en su origen”, donde cobra relevancia la recuperación colonial en el estilo arquitectónico.

La geografía comienza a jugar un rol determi-nante en este periodo3 en el cual los geógrafos inten-tarán definir sus competencias a partir de distintas operaciones entre las que se cuenta el reemplazo del concepto de paisaje por el de región socio-natural muy difundido a partir de los aportes de Vidal de la Blache. Rol que es de carácter político-patriótico ya sea en su forma pedagógica, diplomática o militar.

Además es interesante remarcar como en este periodo se van a exceder los límites físicos de la pampa para representar las características sublimes de la naturaleza y el destino de la nación argentina. Así se incluyen como figuras de la patria dos paisa-jes naturales sublimes por excelencia como son las Cataratas del Iguazú y los paisajes andinos del sur resumidos en el área del Lago Nahuel Huapi. Pai-sajes sublimes y limítrofes, donde el Estado todavía no se ha desplegado de una forma definitiva y que, a la vez, comienza a construir los mismos como destinos turísticos. Estos nuevos destinos turísticos van a ser asociados al placer contemplativo en un momento en que la práctica turística, tal como venía siendo ejercida en torno a la sociabilidad del Gran Hotel entra en crisis. En una sociedad que está siendo atravesada por cambios que posibilitan paulatinamente el acceso a los antiguos destinos turísticos a cada vez más sectores sociales y se hace imperioso construir nuevos destinos para las elites nacionales.

3 Durante el cual ya viene transitando un proceso de ins-titucionalización desde comienzos del siglo XX en la Uni-versidad de La Plata como bien señala la autora, pero que nuevas investigaciones sitúan ya hacia fines del siglo XIX en la Universidad Nacional de Córdoba. Véase: Barrionuevo y Cecchetto (2012).

Por todo lo expuesto, el trabajo de Graciela Silvestri posee un gran valor ya que se construye en el diálogo entre diferentes disciplinas: historia, geografía, arquitectura, ingeniería y artes. En el extenso entramado de sus páginas se va percibien-do el profundo conocimiento de la autora de la temática abordada y nos permite dilucidar y poner en cuestión esas ideas tan arraigadas, comunes a la hora de pensar las figuras del Río de la Plata. Tam-bién sirve como punto de partida para pensar estas temáticas en relación con otros espacios del país, desde los cuales también se estaban produciendo figuras del país, y que su estudio no contradiga los presupuestos trabajados en el presente libro, puesto que se comparten visiones sobre el Río de la Plata y de un modo extensivo sobre “la pampa”, lo que implicaría establecer un interesante diálogo.

REFERENCIAS:

Aliata, F. y G. Silvestri (1994), El paisaje en el arte y las ciencias humanas, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.

Aliata, F. y G. Silvestri (2001), El paisaje como cifra de armonía, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires.

Barrionuevo, L. y G. Cecchetto (2012), “La carrera de Ingeniero Geógrafo en la Universidad Nacional de Córdoba en el marco del proyecto territorial estatal. Planes de estudio y tensiones en torno a las competencias profesionales”, en Cecchetto, G. y P. Zusman, La institucionalización de la Geografía en Córdoba. Contextos, instituciones, sujetos, prácticas y discursos (1878 – 1984), Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina, pp. 113-134.

Otero, H. (comp.; 2004), El mosaico argentino. Modelos y representaciones del espacio y la población, 1850-1991, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires.

Romero, L. A. (comp.; 2004), La Argentina en la escuela: la idea de Nación en los textos escolares, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires.

Silvestri, G. (2003), El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo, Prometeo Editorial, Buenos Aires.

Nicolás RabboniAgencia Córdoba Cultura S. E.

Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades

Universidad Nacional de Córdoba

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Cecchetto, G. y P. Zusman (comps.; 2012),La institucionalización de la Geografía en Córdoba,Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba,242 p., ISBN 978-950-33-0979-7

El trabajo compilado por Gabriela Cecchetto y Per-la Zusman resulta de lo más interesante y generoso, en tanto que, no solo saca a la luz aportes que han permanecido ignotos a los circuitos más reconoci-dos del conocimiento geográfico, sino que brinda una introducción en la que en primera instancia se discuten las cavilaciones que suelen acompañar a los geógrafos a lo largo de su desempeño profesional, es decir, el objeto y utilidad de su conocimiento, así como la difusión de éste. Reflexiones, que con ma-yor frecuencia, si comparados con otros científicos sociales, llevan a los geógrafos a preguntarse sobre la viabilidad de su disciplina ante los problemas concretos de nuestro mundo.

Ante tales inquietudes, Zusman y Cecchetto, también en la introducción de este libro, nos hablan de cómo la geografía ha revitalizado y sustentado de mejor manera sus construcciones teóricas, ante la irrupción del denominado giro cultural en las ciencias sociales. Haciendo que la geografía, que se había mantenido al margen de los debates epis-temológicos, pase a ocupar un lugar central en la construcción teórico-metodológica de lo social. Permitiendo que la amplitud temática de la geo-grafía y la dicotomía sociedad-medio dejen de ser un impedimento a la construcción teórica de la geografía, como sucedió durante la preminencia del discurso neopositivista, ya que las relaciones espacio social-entorno dejan de concebirse de manera separada y se leen conjuntamente a través de una aproximación en la que priman cultura y teoría historiográfica (Garza, 2012:55-60).

Al continuar en la exposición introductoria de este libro, se plantea una pregunta que es eje de su exposición y que nos invita a reflexionar sobre las finalidades contemporáneas de la geografía y los ‘saberes útiles’, como Cecchetto y Zusman aco-tan, que sirvieron a la construcción de los estados

nacionales y los imperios decimonónicos. Procesos que coadyuvaron a la institucionalización de las ciencias, cuyos subsecuentes discursos justificaron, por lo general, supremacías en la economía, la cultura y el territorio. Contrastación, por lo demás necesaria, a construcciones teóricas desde la geo-grafía, en las que se distingan las cargas ideológicas que han definido su quehacer desde mediados del siglo XIX. Discernimiento que en esta obra se nos explica desde la Argentina, a través de dos etapas, la primera en ese pasar del siglo XIX al XX y la se-gunda en el marco de los gobiernos militares de la década de 1970. En la primera etapa las temáticas preponderantes eran la exploración, la topografía y la representación del territorio, mientras que en la segunda fueron, la implementación de imaginarios sobre el territorio que hipotéticamente fortalecerían la cohesión nacional y temas propios a la geopolí-tica, entendida ésta como sustento de discursos de poder político-militar y superioridad económica, racial o cultural.

Por otra parte, al leer esta obra y ver el desarrollo de la geografía en un contexto académico que no es el de la capital nacional, llama la atención lo ocurrido en México, en donde hasta la década de 1970, solo se cultivó la geografía en instituciones del Distrito Federal. Al Brasil, le es a su vez común, el caso de una institucionalización del conocimien-to geográfico en diversas ciudades. Así, Cecchetto y Zusman nos brindan en la ‘escala subnacional’ el desarrollo y consolidación de la geografía desde el centro del territorio argentino, a través de los aportes de ocho autores, además de quienes coor-dinaron esta obra. Obra que acertadamente nos proponen en tres partes: 1. Cuestiones historiográ-ficas, 2. Primeros pasos en la institucionalización y 3. Historia y Geografía en la última dictadura militar. Por la relevancia de los aportes teóricos brindados en

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Gustavo G. Garza Merodio

la introducción y primera parte de esta obra, se da prioridad a su tratamiento en estos comentarios.

Respecto a la primera parte, dividida en los trabajos de Guillermo Cicalese y Perla Zusman, este primer autor comienza su exposición evocando la particularidad de la ciencia social que a diferencia del conocimiento físico-biológico, es capaz de releer a sus clásicos, encontrando tesis e interpretaciones que son vigentes en diversos tiempos. Cicalese nos menciona como clásicos de la geografía a Vidal de la Blache, Elisée Reclus, Friedrich Ratzel y Milton Santos, para enseguida aclararnos que conducir este tipo de recuentos resulta importante en la construc-ción teórica de la geografía, pero que una revisión de los aportes a escala nacional y subnacional, y las formas ideológicas como éstos se lograron, es indispensable para lograr un panorama completo y coherente de lo que es el conocimiento geográfico a principios del siglo XXI.

El texto de Cicalese revela para el caso argen-tino, una clara lectura del devenir geográfico a través del rigor que permite el análisis del dis-curso y la narrativa en la ciencia, la política y las instituciones, brindando especial énfasis al relato de las instituciones que albergaron a las diversas escuelas geográficas, siendo las más importantes, la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA-fundada en 1922) y la Academia Nacional de Geografía (ANG-fundada en 1956), resultando la primera hegemónica, al menos, hasta la década de 1980, siendo que ambas instituciones se han dedicado a formas convencionales de difusión que abarcan biografías, anuarios, boletines e incluso semblanzas de endémico enaltecimiento. Inercias académicas que en la Argentina, al igual que en México, comenzaron a romperse hacia la década de 1990, cuando la profesionalización del sector cien-tífico se impulsó por medio de nuevos estímulos a los académicos y mayores requisitos para obtener plazas institucionales.

Sin que esto signifique que los modelos estable-cidos sean ideales, ya que como nos acota Cicalese (2012:28), las pautas establecidas se han fincado en las formas de evaluación concebidas desde la ciencia de los centros de poder económico y político global, en la que la ‘Cientometría’ mide la producción científica primordialmente a través de la ‘literatu-

ra científica’ y el descubrimiento de las leyes del ‘desarrollo científico’. Ante inercias institucionales y los paradigmas preponderantes en lo que deber ser la ciencia contemporánea, Cicalese reconoce el papel esclarecedor de los estudios sociales de la geografía, a través de los cuales se reconoce como la producción científica se configura a partir de las influencias y presiones de los campos sociales, políticos, económicos y/o tecnológicos (Ibid.:48).

En el segundo trabajo de esta primera parte, Perla Zusman, nos invita a situar al conocimiento científico en una escala transnacional. Análisis que pasa en primera instancia por reconocer el papel que el Estado ha tenido en la institucionalización de las diversas disciplinas científicas, las cuales han adquirido características nacionales de mayor o me-nor peso de acuerdo con el grado de consolidación de las comunidades académicas o de las disciplinas en cada país. Dentro del sistema mundo capitalista, los países iberoamericanos comparten situaciones similares en las formas en que los saberes de los centros de poder económico y político, se difun-dieron hacia ellos y las formas en que éstos fueron adaptados a sus realidades a partir de mediados del siglo XIX.

Asimismo, para Zusman (2012:58) existe a la fecha una gran contradicción en cuanto a que: ‘casi todos los análisis sobre el proceso de instituciona-lización disciplinar han partido y siguen partiendo de considerar el contexto nacional estatal (muchas veces en formación) como el único posible y váli-do para estudiar estos procesos”. Siendo que esta autora nos demuestra que la producción científica contemporánea tiene un claro matiz transnacional, al ser lograda en buena medida, por medio de redes académicas fundadas en relaciones familiares, de amistad o en el conocimiento de la producción (Ibid.:59). Para esta autora ambas vertientes (la estatal y la transnacional) no son excluyentes y su yuxtaposición puede ser benéfica en el entendi-miento de los procesos de producción, circulación, difusión y recepción de las ideas y ‘particularmente entender los procesos de transculturación en el campo científico’ (Ibid.:67).

De la segunda parte de esta obra, se reconoce un tratamiento excepcional de lo que se busca ex-poner, al ser el primer capítulo una explicación de

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La institucionalización de la Geografía en Córdoba

las características políticas y sociales de la provincia de Córdoba entre 1870 y 1930, etapa que comienza en el momento que la Argentina está rompiendo con los modelos socioeconómicos y territoriales de la época colonial y Córdoba se sitúa en el extremo norponiente del corazón de esta nueva nación, que manifestará un vertiginoso desarrollo económico como consecuencia del modelo agroexportador vigente hasta la crisis de 1929. De la ciudad de Córdoba cabe destacar que fue sede de una univer-sidad desde el periodo virreinal, por lo que no es de extrañar su autonomía intelectual. El siguiente capítulo invita acertadamente a reflexionar sobre las prácticas y saberes sobre el territorio desde esta metrópoli durante las décadas de la primera institucionalización de la ciencia, mientras que en el tercero se nos explica el contexto en que se desarrolló la carrera de ingeniero geógrafo en la Universidad Nacional de Córdoba entre 1892 y 1922. Así, esta colaboración se complementa con los aportes que desde México y España se han hecho en el estudio de los ingenieros geógrafos y su papel en la institucionalización de la geografía. En este sentido cabe recordar la tesis doctoral de Héctor Mendoza Vargas (1997), trabajo en el que se nos invita a reflexionar sobre el peso del Estado y los intríngulis burocráticos que condicionaron al co-nocimiento geográfico en organismos académicos y gubernamentales. Para concluir esta segunda parte con el análisis de un relato geográfico de aquellos años, la Geografía de la Provincia de Córdoba (1905) de las plumas de Manuel Río y Luis Achával.

La tercera parte nos remite a los terribles años de la última dictadura militar, cruda muestra de cómo las condiciones sociopolíticas y económicas son de-

terminantes en el quehacer de la ciencia, que en este caso se ejemplifica con lo ocurrido en los campos de la geografía y la historia en Córdoba. Tres son los capítulos de esta parte, en los que con destreza de nuevo se nos lleva del análisis del discurso a la demostración de éste en la currícula universitaria. Por último, no puede dejar de mencionarse que esta obra será un eslabón fundamental de lograrse algún día la historia social de la geografía en Iberoamérica.

REFERENCIAS

Cicalese, G. (2012), “Notas sobre los relatos del pasado de la Geografía argentina en el último cuarto del siglo XX”, en Cecchetto G. y P. Zusman (comps.), La Institucionalización de la Geografía en Córdoba, Uni-versidad Nacional de Córdoba, Córdoba, pp. 19-53.

Garza Merodio, G. G. (2012), Geografía Histórica y Medio Ambiente, Temas Selectos de Geografía de México (I.1.9), Instituto de Geografía, UNAM, México.

Mendoza Vargas, H. (1997), Ciencia, Estado y Burocra-cia en el México independiente: la biografía científica del ingeniero geógrafo Francisco Díaz Covarrubias 1833-1889, tesis doctoral, Universitat de Barcelona, Barcelona.

Zusman P. (2012), “Espacios nacionales y transnacionales en la historia disciplinar. Hacia la comprensión de la circulación de los científicos y su repercusión en el viaje de las ideas”, en Cecchetto G. y P. Zusman (comps.), La Institucionalización de la Geografía en Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, Cór-doba, pp. 55-71.

Gustavo G. Garza MerodioInstituto de Geografía

Universidad Nacional Autónoma de México

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Tobío, O. (2012),Territorios de la incertidumbre. Apuntes para una geografía social (Colección Cuadernos de Cátedra), Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, 168 p., ISBN 978-987-1435-38-8

Omar Tobío es un reconocido geógrafo argentino recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente se desempeña como profesor titular de los cursos de “Geografía social” e “Introducción a la Enseñanza y Didáctica de la Geografía” en la Escuela de Humanidades de la Universidad Na-cional de San Martín (UNSAM) y como profesor invitado de distintas universidades nacionales. To-bío es candidato al doctorado en Ciencias Sociales por la UBA y, desde hace varios años, desarrolla investigaciones sobre temáticas vinculadas a los nuevos movimientos sociales y a la enseñanza de la Geografía en el contexto social contemporáneo.1

Este libro es el resultado de la tesis de maestría en Sociología Económica (Instituto de Altos Estu-dios Sociales –UNSAM), que el autor presentó en 2005 bajo la dirección de José Nun: Territorio de la neutralización. Protesta social y gestión política de los nuevos excedentes poblacionales en el norte de Salta 1991-2003. Asimismo, Tobío utilizó los temas de-sarrollados en la cátedra de “Sociología Económica” entre 2006 y 2008.

De esta manera, tomando como referencia conceptual las contribuciones de la geografía social anglosajona y partiendo de considerar a la incertidumbre como un producto y un discurso con pretensiones hegemónicas, el autor realiza una inte-resante contribución al estudio de las dimensiones territoriales de lo social que surgieron en el marco de la reestructuración capitalista de fines del siglo XX: las reafiliaciones territoriales, los discursos he-gemonizantes en torno de lo local y la constitución de los “nuevos” movimientos sociales.

1 Su amplia producción académica ahonda en el estudio de los movimientos sociales y su relación con los modelos de desarrollo, la enseñanza y didáctica de la geografía en el nivel medio y superior, así como la formación docente en el contexto de las ciencias sociales.

Desde el punto de vista teórico, Omar Tobío coincide con Santos (2000), cuando reconoce al espacio “como parte constitutiva de la totalidad compleja y contradictoria que es lo social, la cual se va desplegando a lo largo del tiempo en confi-guraciones geográficas concretas” (p. 20). De esta forma, plantea que tanto la dimensión económica como la dimensión cultural, contribuyen a con-cebir al espacio como un producto de complejas construcciones históricas, políticas y sociales en permanente cambio.

En este marco, la obra se constituye en un valioso aporte para la disciplina, no solo por la claridad con la que el autor analiza las principales perspectivas teóricas que constituyen a la geografía social, sino también por los permanentes vínculos que establece con la geografía cultural y la geografía económica. Del mismo modo, resulta novedoso el entrecruzamiento con las coordenadas de la Sociología a fin de superar dualidades en geografía social, así como para abordar los cambios en las protecciones sociales y sus formas de territoriali-zación. Finalmente, es interesante que a partir de recuperar el pensamiento social latinoamericano, el autor analiza el accionar de los “nuevos” movi-mientos sociales y vuelve a plantear la centralidad de los territorios en las actuales confrontaciones con los modelos neodesarrollistas latinoamericanos.

Territorios de la incertidumbre. Apuntes para una geografía social está constituido por cuatro capítu-los, a los que se suman una introducción, conclu-siones y una rica bibliografía en idioma español e inglés. En la “Introducción” el autor nos invita a pensar a la incertidumbre en la que se inscriben los territorios actuales como “un camino para interrogarse sobre quiénes la vivencian, quiénes la producen y quiénes la hacen circular, en tanto la incertidumbre es una producción discursiva en

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Territorios de la incertidumbre. Apuntes para una geografía social

manos de los poderes hegemónicos” (p. 13). De esta manera, partiendo de pensar a la incertidumbre desde las coordenadas de la Geografía Social, Omar Tobío propone reconocer las formas mediante las cuales el capitalismo produce incertidumbre.

En el capítulo 1 “Sobre la Geografía Social”, el autor define y delimita claramente el objeto de estudio de ésta, al tiempo que describe los cambios en la concepción del espacio y las principales ca-racterísticas de las distintas tradiciones académicas. Así, al hacer referencia a la geografía social, se alude al “estudio de las relaciones sociales desplegadas en los territorios, considerando a éstos como producto y sostén de dichas relaciones” (p. 19). Además, realiza algunas consideraciones con el objetivo de superar las dualidades conceptuales en la geografía social. Para ello, recurre a los aportes de teóricos sociales como Anthony Giddens, Pierre Bourdieu y Milton Santos al estudio de la tensión entre el individuo y la sociedad.

En el capítulo 2 “Transformaciones en las pro-tecciones sociales. El surgimiento de la reafiliación territorial”, Tobío parte de considerar que a media-dos de la década de los setenta, los derechos de la ciudadanía social se vieron afectados por los efectos del proceso global de reestructuración capitalista. Para el autor, el elemento central que ayudó a entender la crisis es la profunda disminución de la rentabilidad empresarial, siendo la única respuesta una mayor explotación de los trabajadores y un progresivo desmantelamiento de las instituciones de protección social.

En función de las reflexiones anteriores, se rea-liza un recorrido por los estudios sobre los procesos de individualización y la sociedad de riesgo (Beck, 1996), los cuales contribuyen a comprender cómo la permanente sensación de falta de certidumbres afecta a un número creciente de individuos que no cuentan con los soportes personales para afrontar las nuevas situaciones exigidas por la vida laboral.

Luego, Tobío aborda el caso de la Argentina, donde coincide con Svampa (2005) cuando afirma que el proceso de desindustrialización iniciado con la dictadura militar, y profundizado en la década de los noventa, fue trazando una brecha entre el mundo del trabajo y la realidad vivida por los sectores populares urbanos. Además, en la misma dirección que Merklen (2010), el autor señala que

los sectores sociales más vulnerables comenzaron a encontrar en el barrio algunos soportes necesarios para la organización y supervivencia cotidiana, al tiempo de formar parte de prácticas clientelares que los vinculan con otros territorios.

En el capítulo 3 “Transformaciones en el mode-lo de producción. El surgimiento de la competencia entre territorios locales” el autor plantea que con la crisis capitalista de mediados de 1970, se da por cancelado el modelo de desarrollo fordista. En este sentido –a partir de reconocer los cambios y permanencias con el modelo de organización flexible– realiza un recorrido por las principales teorías y conceptualizaciones sobre los modelos de producción, resaltando que éstas llevan implícita una concepción del cambio social.

Igualmente, incorpora a la discusión la temática del desarrollo, sosteniendo que existe una diversifi-cación de los significados del término y una serie de adjetivos territorializantes: “desarrollo territorial”, “desarrollo endógeno”, etc. Para el autor, estos adjetivos de carácter territorial –sumados a algu-nos conceptos como gobernanza, capital social y fertilidad territorial relativa– son instalados por el discurso neoliberal a fin de promover la necesidad de ser competitivos territorialmente en el escenario global, lo cual conlleva una fuerte carga de despo-litización. En este contexto, los individuos más vulnerables (las mayorías) que no cuentan con los suficientes soportes personales, son arrojados a los territorios de la incertidumbre.

Finalmente, Tobío recupera y analiza las princi-pales contribuciones del pensamiento social latino-americano y sugiere que éstas deben ser revisitadas por las nuevas generaciones de intelectuales, a fin de pensar las problemáticas socioterritoriales que afectan a las sociedades latinoamericanas.

En el capítulo 4, “Trasformaciones en las iden-tidades. El surgimiento de los movimientos socio-territoriales” trabaja los cambios en las identida- des, argumentando que la emergencia de identi-dades múltiples estaría vinculada con las crisis del conjunto de instituciones de protección y de los cambios en el mundo del trabajo. Para ello, plan-tea que la identidad debe ser entendida como “un producto de relaciones históricas, políticas y en per-manente cambio, lo que a su vez implica por parte del individuo un reconocimiento de los materiales

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Franco Carcedo

simbólicos en un contexto histórico específico y un espacio determinado” (p. 135).

En este sentido, argumenta que las identidades son fundamentales para comprender la emergencia de los “nuevos” movimientos sociales: minorías étnicas, movimientos ambientales, etc. Tobío pro-fundiza el análisis afirmando que, en general, los integrantes de estos “nuevos” movimientos sociales no se circunscriben a una clase social determinada, al tiempo que no existen antagonistas definidos previamente, lo cual estaría implicando un proceso construcción y de definición continúa.

Por último, el autor señala la importancia que adquieren los “nuevos” movimientos sociales en América Latina, los cuales, a partir de la acción colectiva en contra de las políticas de ajuste es-tructural, la explotación minera a cielo abierto o el avance de la producción de oleaginosas, lograron influir sobre las agendas estatales, poniendo en el centro de las disputas la apropiación del territorio y la preservación de los recursos naturales (Tobío, 2011, 2012).

El libro concluye con una síntesis de las reflexio-nes desarrolladas en los capítulos precedentes. Allí el autor reafirma la idea de que las reafiliaciones territoriales, la competencia entre territorios y el surgimiento de los “nuevos” movimientos sociales, constituyen momentos de la totalidad compleja de lo social. Al mismo tiempo, reconoce que si bien “la producción de incertidumbre cancela lo político, al promover el encierro individualista y la aceptación de relatos hegemonizantes sobre la relevancia de lo local, la acción de los nuevos movimientos sociales produce una refundación de lo político” (p. 153).

Finalmente, señala que la geografía social puede aportar elementos para entender la actual centra-lidad de lo territorial, sin dejar de lado la Historia o negar la existencia de conflictos y relaciones de poder. Ello implica, además, llevar adelante una dis-puta desde lo discursivo, tomando como punto de partida el reconocimiento de los actores encargados de producir y hacer circular la incertidumbre, en tanto forma de poder y control social.

La totalidad del libro será de gran utilidad para geógrafos, especialistas en disciplinas afines y estu-diantes del nivel superior de geografía, interesados en indagar desde una perspectiva social y crítica acerca de las nuevas territorialidades producidas

a partir de la reestructuración capitalista de fines del siglo XX. En este sentido, la claridad argu-mentativa, la integración de puntos de vista y el riguroso análisis efectuado por el autor, permitirán al lector, por un lado, iniciarse y/o profundizar en el conocimiento de las principales corrientes teóricas que constituyen la geografía social; y por otro, comprender el diálogo que se establece entre dichas categorías teóricas y aquéllas surgidas en el seno de las distintas ciencias sociales. Asimismo, en un contexto de reprimarización de las economías latinoamericanas, la obra contribuye a recuperar la concepción del espacio como construcción histórica, política e ideológica, y a repensar la importancia que adquiere en las actuales disputas por los modelos de desarrollo en América Latina.

REFERENCIAS

Beck, U. (1996), “Teoría de la sociedad de riesgo”, en Beriain, J. (comp.), Las consecuencias perversas de la modernidad. Modernidad, contingencia y riesgo, Anthropos, Barcelona, pp. 201-265.

Merklen, D. (2010), Pobres ciudadanos. Las clases popu-lares en la era democrática (Argentina, 1983-2003), Gorla, Buenos Aires.

Santos, M. (2010), La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción, Ariel, Barcelona.

Svampa, M. (2005), La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo, Taurus, Buenos Aires.

Tobío, O. (2011), “Entre la acción territorial directa y las “piedras de papel”: movimientos sociales y modelo de desarrollo en la Argentina”, en Revista Geográfica de América Central, Universidad Nacional de Costa Rica, vol. 2, núm. 47, San José [http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/geografica/article/view/2639].

Tobío, O. (2012), “Movimientos sociales urbanos y ru-rales: repensando el desarrollo territorial en el largo plazo desde América Latina”; en XII Coloquio Inter-nacional de Geocrítica. Independencias y construcción de estados nacionales: territorialización y socialización, siglos XIX-XX. 7 a 11 de mayo de 2012, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá [http://www.ub.edu/geocrit/coloquio2012/actas.htm].

Franco CarcedoDepartamento de Geografía

Universidad Nacional de La Pampa

Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 ][ 149

Coloquio: Las ecologías de la ciudad y el campo. La historia ambiental de México,Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM,Ciudad Universitaria, D. F., 25 de abril 2013

El 25 de abril del 2013 en el Salón de Actos del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM se llevó a cabo un encuentro de investigadores de la historia ambiental de México organizado por Matthew Vitz.1 Aunque los historiadores am-bientales de América Latina ya cuentan con la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (SOLCHA), que organiza un congreso cada dos años, este coloquio, en este prestigioso espacio académico, constituyó un foro más íntimo para que los historiadores ambientales de México, radicados en la zona metropolitana de la Ciudad de México así como en Estados Unidos, pudieran intercambiar ideas, metodologías y perspectivas.

El evento, en español, titulado “Las ecologías de la ciudad y el campo. La historia ambiental de México”, contó con la participación de profesores, investigadores, doctorandos y una escritora, en total 13 participantes: cuatro estadounidenses y nueve mexicanos (once hombres y dos mujeres). Hubo once ponencias que se dividieron en temas de la historia urbana-ambiental (4), la historia agroeco-lógica y de los recursos naturales (4) y de la con-servación y la ciencia natural (3). Estos tres temas son los más estudiados en la historia ambiental de México. La primera sesión (9:00 a 11:30 horas) se dedicó a la historia de los recursos naturales; la segunda, a la historia de la conservación y la ciencia

1 Becario del programa de becas posdoctorales de la Coordi-nación de Humanidades, UNAM. Actualmente se encuentra en el Instituto de Investigaciones Históricas bajo la asesoría de Elisa Speckman Guerra. Egresado de la Universidad de Nueva York, ha sido becario posdoctoral en el Center for U.S.-Mexican Studies de la Universidad de California, San Diego así como profesor visitante en la Dartmouth College. En Históricas está terminando el manuscrito del libro titula-do: Revolutionary Ecology: Politics, Nature, and the Planning of Mexico City, 1880-1950.

natural (11:45 a 14:15 horas), y la tercera a la histo-ria ambiental urbana (16:00 a 18:30 horas). Cada ponencia duró entre 20 y 25 minutos, y después de las presentaciones hubo tiempo para preguntas del público. El evento tuvo una buena asistencia, pues el público varió de 35 a 85 personas durante las tres sesiones.

Los participantes del coloquio fueron Emily Wakild (Boise State University), Mikael Wolfe (Stanford University), Christopher Boyer (Uni-versity of Illinois, Chicago), Alejandro Tortolero Villaseñor (UAM, Iztapalapa), Rafael Guevara y Humberto Urquiza (Facultad de Filosofía y Letras, UNAM), Luz Emilia Aguilar Zínser (escritora y editora), Matthew Vitz y Sergio Miranda Pacheco (Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM), Manuel Perló Cohen (Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM), Ernesto Aréchiga Córdoba y Bernardo García Martínez (El Colegio de México).

Durante el desarrollo del coloquio hubo debates importantes. Se discutió el tema de la federaliza-ción de los recursos naturales (sobre todo agua y bosques) y el poder del estado para controlar y go- bernar distintos paisajes. Asimismo, se discutió el concepto de “la comunidad” como objeto de análisis. Chris Boyer defendió el uso del concepto de “comunidad”, argumentando que conceptos como “región”, “nación” y “estado” son igualmente difíciles de definir, y que “localidad” y “comuni-dad” son términos empleados por órganos del gobierno o planeadores ambientales. Se debatió la protección ambiental en México a lo largo del siglo XIX y XX, y los movimientos conservacio-nistas en México fueron comparados con los de otros países, particularmente el resto de América Latina y Estados Unidos. Se discutió la historia de la deforestación en México. Todos acordamos que hubo una fuerte desforestación en el país después

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Matthew Vitz

de la independencia, sin embargo hubo diferentes perspectivas y enfoques sobre la época en que hubo más deforestación, las consecuencias de la tala de bosques y los métodos que el gobierno usó para combatirlo (parques nacionales y cooperativas de campesinos). En la sesión de la historia urbana ambiental hubo diferentes acercamientos sobre la naturaleza urbana: el abasto de agua, los espacios verdes, el drenaje, el subsuelo y las secuelas de los cambios ambientales. Todos acordaron que los pro-blemas urbano-ambientales actuales son difíciles de resolver ya que tienen una larga y complicada historia que data por lo menos de finales del siglo XIX. Otro tema predominante fue el papel del científico y el ingeniero: cómo interactuaron estos actores con diferentes ambientes y la gente que se apropiaba de tales ambientes.

Se notó una variedad de métodos y criterios utilizados por los participantes. Varios académicos usaron mapas, tablas e imágenes, para demostrar los cambios ambientales en sus zonas de interés. Todos combinaron datos cualitativos con datos cuantitativos, aunque algunos (sobre todo los académicos mexicanos) tendieron a apoyarse más en lo cuantitativo. El enfoque de cada ponencia varió mucho. Dos ponentes (Rafael Guevara y Luz Emilia Aguilar Zínser) decidieron concentrarse en dos individuos importantes –Enrique Beltrán y Miguel Ángel de Quevedo, respectivamente– para llegar a conclusiones significativas sobre la historia ambiental de México. Otros se enfocaron en ciertas comunidades, por ejemplo en la zona de Chalco (Alejandro Tortolero), Michoacán (Chris Boyer o la de la Laguna (Mikael Wolfe), y algunos más favorecieron el enfoque en un elemento natural, por ejemplo el subsuelo (Manuel Perló Cohen) o los bosques (José Juan Juárez). Emily Wakild hizo un estudio transnacional para abarcar la historia ambiental de México, mientras Humberto Urquiza hizo un estudio de historia intelectual de la conser-vación. La historia social, por ejemplo, varió de la historia rural de las comunidades forestales (Boyer) a la historia de cómo los elementos naturales se entrelazan con la Ciudad de México y su desarrollo (Matthew Vitz y Ernesto Aréchiga Córdoba).

El coloquio “Las ecologías de la ciudad y el campo: la historia ambiental de México” contó con

una amplia diversidad de temas, enfoques y méto-dos, revelando que hay muchas oportunidades para que los participantes mexicanos y estadounidenses colaboren para enriquecer la historia ambiental del país. El evento generó reflexiones y reverberaciones intelectuales entre los participantes y el público. Dos de las metas de la historia ambiental son replantear las interpretaciones convencionales de la historia nacional e introducir nuevos temas de estudio poco indagados. Este evento contribuyó en el avance hacia estas metas y a posicionar la his-toria ambiental como una especialidad académica emergente e importante de la historia de México.

Por último, entre las lecturas que comparten los académicos que investigan el tema de este foro, se ordenan las siguientes obras para los interesados:

Aboites Aguilar, L. (1998), El agua de la nación: una historia política de México (1888-1946), Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México.

Aréchiga Córdoba, E. (2004), “De la exuberancia al agotamiento: Xochimilco y el agua, 1884-2002”, en Terrones López; M. E. (ed.), A la orilla del agua: política, urbanización y medio ambiente, historia de Xochimilco en el siglo XX, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, México, pp. 97-152.

Boyer, Ch. (2012), A land between waters: environ-mental histories of modern Mexico, University of Arizona Press, Tucson.

Boyer, Ch. (2007), “Revolución y paternalismo ecológico. Miguel Ángel de Quevedo y la polí-tica forestal en México, 1926-1940”, en Historia Mexicana, núm. 225, El Colegio de México, México, pp. 91-138.

Musset, A. (1992), El agua en el Valle de México, siglos XVI-XVIII, Pórtico de la Ciudad, México.

Perló Cohen, M. (1999), El paradigma porfiriano: historia del desague del valle de México, Editorial Porrúa, México.

Romero Lankao, P. (1999), Obra hidraúlica de la ciudad de México y su impacto socioambiental, 1880-1990, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, México.

Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 ][ 151

Coloquio: Las ecologías de la ciudad y el campo. La historia ambiental de México

Sánchez Rodríguez, M. (2005), Cartografía hidráu-lica de Michoacán, El Colegio de Michoacán, México.

Santiago, M. (2006), Ecology of oil: environment, labor, and the Mexican Revolution, 1900-1938, Cambridge University Press, Cambridge.

Simonian, L. (1995), Defending the land of the Jaguar: A history of conservation in Mexico, University of Texas Press, Austin.

Soluri, J. (2005), Banana cultures: agriculture, consumption, and environmental Change in Honduras and the United States, University of Texas Press, Austin.

Tortolero Villaseñor, A. (1996), Tierra, agua y bosques: historia y medio ambiente en el México central, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, México.

Vitz, M. (2012), “The lands with which we shall struggle: land reclamation, revolution, and development in Mexico’s Lake Texcoco Basin, 1910-1950”, in Hispanic American Historical Review, vol. 92, no. 1, pp. 41-71.

Wakild, E. (2012), Revolutionary parks: conserva-tion, social justice and Mexico’s National Parks. University of Arizona Press, Tucson.

Wolfe, M. (2013), “The historical dynamics of Mexico’s groundwater crisis in La Laguna: knowledge, resources, and profit, 1930s-1960s”, Estudios Mexicanos, vol. 29, no. 1, pp. 3-35.

Matthew VitzInstituto de Investigaciones Históricas

Universidad Nacional Autónoma de México

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Wilbur Zelinsky: In Memoriam

El distinguido geógrafo y profesor emérito Wilbur Zelinsky falleció el día cuatro de mayo de 2013, dejando un enorme hueco en la Geografía en gene-ral y en la geografía de la población en particular.

Aunque no tuve la oportunidad de tratarlo con frecuencia, coincidí con él durante alguna de las reuniones de la Unión Geográfica Internacional. Recuerdo a Wilbur por su manera amable de ser, siempre con una sonrisa. Como colega su trato era increíble, invariablemente dispuesto a despejar mis dudas geográficas.

Su currículum es amplísimo; su primera publi-cación data de 1949 cuyo título es The Historical Geography of the Negro Population of Latin America. A partir de este trabajo publicó constantemente hasta editar su última obra en 2011 titulada Not yet a Placeless Land: Tracking an Evolving American Geography.

Por la variedad de temas que abarca en su vida académica, es imposible comentarlos todos en unas cuantas líneas, por lo que solo señalaremos algunos. Sus publicaciones abarcan aspectos de la geografía

Miembros de la Comisión de Geografía de la Población de la Unión Geográfica Internacional (1968-1972), Montreal, agosto, 1972. (I. a D.). G. S. Gosal (India), Wilbur Zelinsky (Estados Unidos), S. Leszcynky (Polonia), M. Phrotero (Gran Bretaña), M. T. Gutiérrez de MacGregor (México), L. A. Kosinski (Polonia) y V. V. Vorobyev (URSS).

Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 ][ 153

Wilbur Zelinsky: In Memoriam

de la población, geografía cultural, geografía huma-na, migraciones, taxonomía. Además, escribió acer-ca de la dimensión humana en un mundo global y regionalización, el mundo en crisis de identidad, geografía étnica, la mujer y la geografía, así como acerca de la transición demográfica, y muchísimos temas más que enriqueció con su talento.

El libro que más me ayudó en mi formación de geógrafa interesada en los estudios de la población es el titulado A Prologue to Population Geography publicado en 1966. En su introducción se hace las preguntas siguientes: ¿Dónde vive la gente y porqué vive ahí?, ¿Cuántas y qué clase de personas habitan las diferentes partes del mundo?, ¿Qué significado subyace en esos patrones de distribución? Y ense-guida comenta que estas preguntas han excitado la curiosidad desde los días de Herodoto y, pro-bablemente, desde mucho antes. Estas preguntas las he conservado en mi memoria y salen a la luz siempre que empiezo un trabajo relacionado con la geografía de la población.

Por su gran calidad académica recibió múltiples reconocimientos entre los que cabe destacar la distinción por sus contribuciones meritorias en el campo de la geografía otorgada por la Association of American Geographers; la otorgada por la So-ciety for the North American Cultural Survey en

1988; el premio Distinguished Scholar otorgado por la Pennsylvania Geographycal Society en 1990; la Cullum Medal otorgada por American Geogra-phical Society en 2001, y en 2006 el Presidential Achievement Award otorgada por la Association of American Geographers. Fue nombrado profesor emérito por la Pennsylvania State University en 1987.

Fue miembro de varias sociedades científicas, entre otras la Association of American Geogra-phers, la American Geographical Society, y la Internacional Union for the Scientific Study of Population, la Society for the North American Cul-tural Survey Scientists, la Association of Population Geographers of India, etc. Participó como editor en múltiples revista y en libros.

Su partida es una dolorosa pérdida académica difícil de sustituir pero que deja a sus colegas y alumnos sus valiosas obras geográficas y su ejemplo de vida. Nos consuela saber que el profesor Zelinsky falleció, después de una corta enfermedad, tran-quilamente y sin dolores, en el seno de su familia.

María Teresa Gutiérrez de MacGregorInvestigadora Emérita

Instituto de Geografía,Universidad Nacional Autónoma de México

154 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013

40 años de Social Justice and the City: Un simposio en torno a un clásico de la geografía críticaThe New School, New York, 4 de mayo 2013

El pasado 4 de mayo, el programa de Posgrado de Diseño y de Ecologías Urbanas de la escuela Parsons de la New School de Diseño y la Escuela de Estrategias de Diseño y el Centro de Políticas, Cultura y Lugar de la Universidad de Nueva York, hicieron un llamado al organizar un simposio de un día que celebrara los 40 años de la edición del libro Social Justice and the City, editado por primera vez en 1973, y por supuesto a conmemorar a su autor: David Harvey.

A diferencia de lo que se acostumbra en la Academia, y a pesar de que fue convocado como un evento en instalaciones docentes y presentado por representantes de la geografía anglosajona, la celebración no fue una conferencia con muchos expositores sino que se realizó de manera informal ya que no hubo ponencias a presentar, a pesar de la relevancia de los 22 participantes, locales o de otras partes de Estados Unidos y Europa que presentes o a través de comunicados vía electrónica partici-paron en el evento. Por el contrario, de lo que se trataba es de hacer una reunión de especialistas, estudiantes, artistas y activistas que pudieran expre-sar la importancia y actualidad que el libro puede tener después de 40 años para la comprensión de los procesos urbanos de los entornos en que cada uno incursiona.

Miguel Robles-Durán, Director del Programa de Posgrado de Diseño y de Ecologías Urbanas de la New School, de ascendencia mexicana y residente por largos años en Estados Unidos, tomó inicial-mente la palabra para resaltar la importancia del evento pero también del texto. Argumentó que en el momento de su alumbramiento, probablemente no era un buen libro ni para la gente ni para los geógrafos, en la medida que para ambos ámbitos se presentaba como demasiado revolucionario para los tiempos. Concretamente se refirió al capítulo 4,

en donde se resaltan las “Teorías revolucionaria y contrarrevolucionaria en geografía y el problema de la formación de guetos” y evidentemente la postura marxista que en el texto se desarrolla ampliamente, que no eran bien recibidas al interior de esta área del conocimiento en ese momento.

Sin embargo, agregó que el texto más que pre-sentarse como una propuesta estrecha y enfocada exclusivamente a la disciplina en cuestión, es un documento multidisciplinario que tiene impacto en otras áreas del conocimiento, como las ciencias sociales y las del diseño como el urbanismo, lo que evidentemente se percibió en el evento, ya que el impacto que este trabajo tiene para los estudiantes de diseño urbano, urbanismo y sociología urbana sigue estando presente en el momento actual, además de la geografía.

Con estos preámbulos de corte general, Robles-Durán le dio la palabra a David Harvey quien en lugar de hacer una apología académica del libro, se expresó informalmente en relación a como llegó a pensarlo y a concluirlo. Con el manuscrito original sobre la mesa, mostró abiertamente cómo de la primera corrección todavía mecanografiada, salieron tantas modificaciones escritas a mano que lo convirtió en otro texto diferente del que inicialmente había presentado. Esto, y posterior-mente con la revisión de las galeras que también mostró a la audiencia, no tiene nada que ver con la manera de editar los libros en la actualidad, y dijo: el documento se fue rehaciendo otra vez hasta que quedó la versión final que se editó por primera vez en inglés en 1973.

Anteriormente, el autor había estado trabajando en temas que vinculaban filosofía, valores ética y justicia, en un libro meramente metodológico que se publicó en 1969 con el título de Explanation of Geography, escrito todavía en Gran Bretaña. En él

Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 ][ 155

40 años de Social Justice and the City: Un simposio en torno a un clásico de la geografía crítica

se exponían agudamente los problemas metodo-lógicos que se presentaban en la geografía clásica en relación con estos temas. Este libro es editado en español en 1983 con el título de Teorías, leyes y modelos en Geografía y a pesar de constituirse como un gran clásico sobre temas metodológicos, no fue tan conocido como el que escribe posteriormente en 1973 y que se celebra en este momento.

Al trasladarse en 1969 a Baltimore, a la uni-versidad de John Hopkins, el impacto que generó su llegada a Estados Unidos fue desconcertante, ya que dijo:

cuando nos cambiamos de país y de geografía, vemos cosas que en el otro entorno, en donde vivíamos, aparentemente no tenemos; y fue la pobreza lo que mayormente llamó mi atención en Estados Unidos, en la medida en que me pregun-taba ¿cómo en el país más rico del mundo podía haber tanta pobreza?

Con esto en mente, se empezó a vincular con el problema de la vivienda, utilizando la teoría mar-xista y sus categorías para analizarlo y entenderlo. Así se confrontó con una geografía con orientación de disciplina que no hablaba de imperialismo ni de otras categorías que pudieran explicar al capitalis-mo de ese momento y que debía ser construida y pensada para explicar la pobreza, la escasez y la pro-ducción de vivienda, y otros con ellos relacionados.

Por el contrario, encontró una diferencia clara con las ciencias sociales que hablaban del marxismo y en donde había categorías específicas y orien-taciones que explicitan la comprensión de estos problemas en la sociedad. Así surgieron, como parte de su producción, una serie de artículos cuyo interés fundamental consistía en hacer formulacio-nes conceptuales sobre el concepto de espacio en la teoría social para poder conectar las ideas relativas al espacio con la justicia social que demandaban los movimientos sociales, que culminaron poste-riormente en la conformación del libro en cuestión (Harvey, 1973).

Este trabajo se inserta en un momento de cam-bio y de actividad política importante como lo fue el final de la década de 1960 y el inicio de la de 1970, en donde no solo proliferaron movimientos

sociales como el de 1968 y otros que reivindicaban justica social entre otras muchas que se planteaban, sino también una amplia gama de publicaciones de izquierda que trabajaban con los problemas sociales del momento. Así se contó con las ediciones y tra-ducciones de los textos de Marx y Gramsci, entre otros, y se desarrollaron trabajos contemporáneos como el de Castells también en el ámbito de lo ur-bano: La Cuestión Urbana (1972) y, por supuesto, es el momento en donde surge la obra de Harvey de Social Justice and the City (1973).

Para hablar de él informalmente, de su impor-tancia e impacto, estuvieron presentes académicos de la talla de Don Mitchell, Melissa Wright, Linda McDowell, William Tab, Neil Brenner, Erik Swyge-douw, y otros activistas en movimientos políticos, artistas y profesores del área de urbanismo, no solamente geógrafos sino tambien científicos so-ciales relacionados con el tema urbano espacial y los procesos políticos. Ya desde el anuncio que lo preparaba se decía que:

Después de 40 años de su publicación, Social Justice and the City es tan relevante como cuando se concibió. En la medida en que el proceso de urbanización se incrementó más que nunca bajo el control de las élites, se refuerza una ola de se-gregación espacial que altera radicalmente nuestras realidades urbanas. Hoy, Social Justice and the City provoca miradas y direcciones que permanecen en el centro de cualquier imaginación de resistencia, y también en la acción hacia la creencia que formas sociales más justas de urbanización son posibles.

Sin embargo, cabe preguntar ¿por qué sería importante este hecho en el ámbito de la geogra-fía mexicana y la latinoamericana en el momento actual? La respuesta se centraría en cuatro puntos que parecen cruciales del trabajo de Harvey. Pri-mero, en América Latina, el texto que celebró sus 40 años de existencia, es más conocido entre los urbanistas que entre los geógrafos. Esto tiene que ver con dos elementos de contexto importantes: en primer lugar, la importancia del libro de Castells (1974), pero sobre todo, el marxismo estructura-lista francés en relación con la comprensión del proceso urbano en América Latina en la década de

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Blanca Rebeca Ramírez Velázquez

los años setenta del siglo pasado, que influyó más a los urbanistas que a los geógrafos, para quienes Harvey en este momento era casi un desconocido en el ámbito de la geografía mexicana, pero no así entre arquitectos y cientistas sociales. Sin embargo, como su conocimiento era más en el ámbito de al-gunos arquitectos o sociólogos marxistas formados en la escuela sajona y no la francesa, su impacto se vio limitado por la importancia y el impacto del estructuralismo en el momento.

Segundo, en ese sentido, y por el desconoci-miento relativo que hay del texto, éste se presenta en la geografía mexicana en particular, y en la lati-noamericana en general, como “nuevo” por lo que es preciso rescatar y reconocer, ya que enfatiza en la relación entre el proceso social de reproducción de la ciudad como forma urbana en su relación con el proceso capitalista-forma urbana que se constituyen como un eje fundamental de análisis que sigue vigente en el momento actual.

Tercero, el énfasis que el texto pone en la justi-cia social como instrumento de distribución justa y equitativa en la producción del espacio social-urbano de los últimos cuarenta años del capitalismo contemporáneo, es sin duda un elemento funda-mental para la producción de espacio alternativos a los que el sector inmobiliario y el capitalismo contemporáneo impone para su propio desarrollo.

Por último, y sobre todo, los planteamientos socialistas que el texto resalta en la segunda parte, que se relacionan con las “Teorías revolucionarias”, son de fundamental importancia ahora para plas-mar el papel de cambio que la ciudad tiene, mismo que queda totalmente rescatado y claro en el último libro del autor, titulado Rebel Cities, en donde pasa

del derecho a la ciudad plasmado en los textos de Lefebvre que inspiraron mucho los que realizó en el siglo XX, al significado que la revolución urbana de la ciudad puede tener en los albores del siglo XXI. Pocos textos hablan en la actualidad de un futuro crítico y alterno para entornos diferentes de los que actualmente se tienen; esto lo constituye, sin duda, un instrumento de esperanza que reconoce la posibilidad de “reclamar la ciudad para una lucha anti-capitalista” al enfatizar la manera como los movimientos sociales de Londres y el de Wall Street en Nueva York, son elementos fundamentales para creer que todavía existen las Ciudades Rebeldes (Harvey, 2013), en el marco de una lucha por la justicia social al interior no solo de la urbes en Es-tados Unidos, sino también en las latinoamericanas y las del mundo.

REFERENCIAS

Castells, M. (1972), La question urbaine, Maspero, Paris.Castells, M. (1974), La cuestión urbana, Siglo XXI

Editores, México.Harvey, D. (1969), Explanation in Geography, Edward

Arnold, London.Harvey, D. (1973), Social Justice and the city, John Hop-

kins University Press, Baltimore.Harvey D. (1983), Teorías, leyes y modelos en Geografía,

Alianza Editorial, Madrid.Harvey, D. (2013), Rebel Cities: from the right to the city

to the urban revolution, Verso, London.

Blanca Rebeca Ramírez VelázquezUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

Investigaciones Geográficas, Boletín 82, 2013 ][ 157

XV Encuentro Internacional HumboldtCiudad de México, D. F., 9-12 de septiembre de 2013

Desde octubre de 2011, cuando se desarrolló el XIV Encuentro Internacional Humboldt, en la ciudad de Termas de Río Hondo, de la provincia argentina de Santiago del Estero, se decidió que la versión XV del Encuentro tuviera lugar en la Ciudad de México. Más tarde, en julio de 2013, se afinaron los detalles de la organización del mismo, en Lima, Perú, en el contexto de una reunión hecha en ese país (en Ayacucho, para ser más precisos) de la Unión Geográfica de América Latina. En ambas ocasiones, Ana María Liberali (por el Centro de Estudios Humboldt de Buenos Aires, Argentina) y Álvaro Sánchez Crispín (por el Instituto de Geo-grafía de la UNAM y la Academia de Geografía de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística) conjuntaron esfuerzos para poder llevar a buen puerto el Encuentro Humboldt de la Ciudad de México.

Una vez cerrada la convocatoria, y recibido los dictámenes sobre las propuestas de trabajo, el XV Encuentro Internacional Humboldt quedó confor-mado por diecisiete sesiones (que incluyeron una mesa redonda y tres paneles) y dos conferencias principales. En total, se programaron 76 interven-ciones (ninguna con más de dos autores) y la tasa de presentación efectiva superó el 90%. Varios fueron los temas abordados bajo el lema Geografía y Crisis, entre ellos los relacionados con cuestiones urbanas, producción alimentaria, transportes, pobreza y enseñanza de la Geografía, entre otros.

En la mesa redonda sobre Geografía y Crisis, co-legas de Argentina, Brasil, Chile, España y México abordaron distintos temas que orbitaron alrededor del nombre de la mesa. Se habló de problemas ambientales, de vivienda y movimientos sociales y de geopolítica en América Latina. En cuanto a los paneles, se organizó uno sobre territorio, turismo y áreas naturales protegidas en México y América

Central; otro sobre Isla del Carmen, México, de la que se examinaron aspectos diversos de su geografía y, finalmente, un panel sobre América Latina como Geografía que aludió a la elaboración de un libro sobre Argentina, Brasil y México como Geografía, en un primer momento, para después incluir a otros países de la región latinoamericana, en el que par-ticipa una cantidad importante de geógrafos de los tres países indicados. Se espera la publicación de este libro en el segundo semestre de 2014.

En cuanto a las presentaciones principales, una aludió a Alejandro de Humboldt y México, susten-tada por José Omar Moncada Maya, director del Instituto de Geografía de la UNAM, y que suscitó gran interés entre el público asistente tanto por la información que proveyó la presentación como por el abundante material cartográfico que la acompañó. La segunda presentación principal correspondió a La manzana de Humboldt en la Ciudad de los Palacios (en alusión al sitio donde vivió Humboldt, en el centro de la Ciudad de México) por Luis Felipe Cabrales Barajas, de la Universidad de Guadalajara. Esta participación fue muy bien acogida pues, además de que la charla fue ilustrativa e interesante, se realizó una caminata hacia el lugar, en la calle de Uruguay del centro de la Ciudad de México, donde residió algún tiempo Alexander von Humboldt.

En total, se registraron en el Encuentro 166 per-sonas. De éstas, 75 se inscribieron como ponentes; esta cantidad se repartió en la forma siguiente: 35 de México, 27 de Brasil, cuatro de Argentina, tres de Costa Rica, dos de Nicaragua y uno de cada uno de los países que siguen: Chile, Cuba, España y Panamá. El resto (91 personas) se registró como alumno, de licenciatura y posgrado, de Geografía de la UNAM. Las sesiones tuvieron lugar, los días 9 y 12 de septiembre de 2013, en las instalaciones

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Álvaro Sánchez Crispín

del Instituto de Geografía de la UNAM, y los días 10 y 11 de septiembre de 2013 en el edificio de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Hay que resaltar la meritoria labor de los organizadores del XV Encuentro Internacional Humboldt, que, para el caso de México, incluye los nombres de Lilia Susana Padilla y Sotelo y Álvaro López López, ambos del Instituto de Geografía de la UNAM, quienes coordinaron labores de logística, transporte y diversas cuestiones académicas aso-ciadas con la organización del encuentro. A estos nombres hay que sumar los de Omar Horacio Gejo (Buenos Aires) y Nathan Belcavello de Oliveira (Brasilia), ambos del Centro de Estudios Hum-boldt. La comisión dictaminadora del Encuentro se constituyó por Juan Roberto Benítez y Humberto Nicolás Martiniano Voltolini (Argentina), Claude-mira Acevedo Ito y Elias Antonio Vieira (Brasil) y nuestra colega María Inés Ortiz Álvarez (Instituto de Geografía, UNAM), todos miembros del Centro de Estudios Humboldt.

El XV Encuentro Internacional Humboldt fue evaluado por varios colegas extranjeros participan-tes como una experiencia enriquecedora, que abonó a su capital profesional e intelectual, y que per- mitió la generación de nuevos enlaces profesionales entre geógrafos de la región de América Latina. En consonancia, se aquilató la organización del encuentro como muy satisfactoria. Esta valoración positiva tuvo también un fundamento básico: la colaboración de catorce estudiantes de la licen-ciatura y posgrado en Geografía de la UNAM, que participaron animosa y eficientemente para que el Encuentro fuera fluido y ameno. Dos menciones más: una por el apoyo en la compilación de resú-

menes para elaborar el programa científico, labor hecha por Leticia Molina, y la coordinación de la labor logística realizada, en forma excelente, por Elena Cruz, ambas del Instituto de Geografía de la UNAM.

El Instituto de Geografía de la UNAM, a través de su director, José Omar Moncada Maya, facilitó diversas circunstancias para que el Encuentro fuera exitoso; además de las instalaciones del edificio del Instituto de Geografía, que se adecuaron para reci-bir a los participantes y asistentes en el mismo, se proporcionó el uso de un autobús para recorrer la ruta que Alexander von Humboldt transitó desde Acapulco hacia la Ciudad de México. Los días 13, 14 y 15 de septiembre de 2013 se realizó dicho viaje. En él participaron 40 personas, tanto po-nentes (extranjeros y nacionales) como asistentes. El itinerario fue desde la Ciudad de México hacia Acapulco, el primer día; el segundo, de Acapulco a Taxco, y finalmente de Taxco a la Ciudad de Méxi-co, con una visita (explicada por José Luis Palacio Prieto, del Instituto de Geografía de la UNAM) a las Grutas de Cacahuamilpa. Afortunadamente, este recorrido terminó horas antes de la emergencia pro-vocada en Guerrero (y en otros estados del país) por las tormentas tropicales “Manuel” (en el Océano Pacífico) e “Ingrid” (en el Golfo de México) que, simultáneamente, afectaron distintas partes del sur y oriente del país.

La siguiente versión del Encuentro Internacio-nal Humboldt tendrá lugar en San Carlos de Bari-loche, Argentina, del 6 al 10 de octubre de 2014.

Álvaro Sánchez CrispínInstituto de Geografía

Universidad Nacional Autónoma de México