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"Notas Sobre El Acto AnalÍtico" (*) Reunión Fundacional De La Convergencia Lacaniana De Psicoanálisis. Barcelona, 1998. Víctor Iunger En el contexto de esta fundación consideramos pertinente exponer ante ustedes estas reflexiones acerca de los fundamentos del psicoanálisis y en particular la interrogación que hacemos del acto psicoanalítico, considerando que el acto psicoanalítico es el único soporte que puede brindar alguna garantía para la condición psicoanalítica de un movimiento que se pretende tal. Esta interrogación del acto psicoanalítico se sostiene ni más ni menos en la Institución del psicoanalista en dicho acto. En este punto hay que recordar que el acto psicoanalítico ocurre en el análisis del analista y constituye al mismo tiempo la culminación y el punto final del análisis del analista. Al mismo tiempo se produce allí el pase que no es sino el pase de analizante a analista por la cual ese final de análisis consituye el punto inaugural del advenimiento por parte de un analizante a la condición de analista. No está demás recordar que ninguna institución instituye al psicoanalista, citamos a Lacan en este punto "el acto psicoanalitico se constituye en el agente del acto instituyente del psicoanalista " (cita del discurso a la E.F.P. del 6/12/67) Es decir el acto psicoanalítrico instituye al analista. A partir de esto se puede entender el sentido del dicho de Lacan en el seminario del acto, de que el analñizante produce o instituye al analista, habría que precisar aún que más allá del sentido más inmediato de esta frase que sería decir que el analizante instituye al analista por la transferencia, habría que decir que el analizante instituye el psicoanalista o mjeor aún, el analizante se instituye como psicoanalista a partir de su pase, según Lacan, en el final de su análisis. Como corolario de lo dicho remarquemos dos puntos - Página 1 de 8 - Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

Iunger, V. Notas Sobre El Acto Analítico

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psicoanálisis. Lacan. acto psicoanalítico

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  • "Notas Sobre El Acto Analtico"

    (*) Reunin Fundacional De La Convergencia Lacaniana De Psicoanlisis. Barcelona, 1998.

    Vctor Iunger

    En el contexto de esta fundacin consideramos pertinente exponer ante ustedes estasreflexiones acerca de los fundamentos del psicoanlisis y en particular la interrogacin quehacemos del acto psicoanaltico, considerando que el acto psicoanaltico es el nico soporteque puede brindar alguna garanta para la condicin psicoanaltica de un movimiento que sepretende tal.

    Esta interrogacin del acto psicoanaltico se sostiene ni ms ni menos en la Institucin delpsicoanalista en dicho acto.

    En este punto hay que recordar que el acto psicoanaltico ocurre en el anlisis del analista yconstituye al mismo tiempo la culminacin y el punto final del anlisis del analista.

    Al mismo tiempo se produce all el pase que no es sino el pase de analizante a analista por lacual ese final de anlisis consituye el punto inaugural del advenimiento por parte de unanalizante a la condicin de analista.

    No est dems recordar que ninguna institucin instituye al psicoanalista, citamos a Lacan eneste punto "el acto psicoanalitico se constituye en el agente del acto instituyente delpsicoanalista " (cita del discurso a la E.F.P. del 6/12/67)

    Es decir el acto psicoanaltrico instituye al analista. A partir de esto se puede entender elsentido del dicho de Lacan en el seminario del acto, de que el analizante produce o instituyeal analista, habra que precisar an que ms all del sentido ms inmediato de esta frase quesera decir que el analizante instituye al analista por la transferencia, habra que decir que elanalizante instituye el psicoanalista o mjeor an, el analizante se instituye como psicoanalistaa partir de su pase, segn Lacan, en el final de su anlisis.

    Como corolario de lo dicho remarquemos dos puntos

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  • 1) El acto psicoanltico que instituye al psicoanalista en su carcter de fundamneto delpsicoanlisis es funcin del anlisis del analista y las instancias institucionales de diferentescaractersticas solo tienen sentido en la medida que favorezcan la existencia y transmisin delpsicoanlisis y el psicoanalista as definido.

    2) El deseo del analista adviene como consecuencia del acto analtico y desde all alguien queatraviesa este pase se transforma en el operador del discurso psicoanaltico.

    Llegado a este punto quisiera centrarme en una paradoja que presenta el final del anlisis y surelacin con el deseo del psicoanalista.

    Lacan es taxativo en articular el pase al final del anlisis y en definir el pase como pasaje deanalizante a analista o mejor an, del advenimiento del deseo del analista a partir del deseodel analizante como consecuencia del pase en el final del anlisis.

    Por otro lado es una experiencia indiscutible y comprobable ampliamente que la mayor partede los psicoanlistas, y nos referimos a aquellos que nos merecen confianza como tales-practican el anlisis de un modo aceptable y reconocible para el conjunto de la comunidadpsicoanltica sin haber arribado al final de sus respectivos anlisis.

    Nos encontramos entonces, con la siguiente situacin contradictoria. La mayora de losanlisis en curso se efectan a pesar de las pocas oportunidades que los analistas queconducen esos anlisis pueden declarar y an menos ser declarados por alguna instanciainstitucional como habieno arribado al final de su anlisis. En consecuencia, o bien la mayorade los analistas han arribado al final de su anlisis sin saberlo, ni decirlo, ni habiendo sidoreconocidos en tal condicin y por lo tanto el deseo del analista efectivamene resulta de unfinal desconocido de los anlisis de dichos analistas o esos anlisis que nuestros aceptadosanalistas realizan con su eficaz y noble recorrido ocurren sin la presencia estructural del deseodel analista.

    A este paradojal impasse se suele responder recordando que en diversas circunstanciasLacan sostuvo que la doble vuelta al ocho interior que sirve para pensar el corte del final delanlisis se produce varias veces en el curso de un anlisis. No obstante se nos abre unanueva paradoja. O pensamos que estos pases en el anlisis, as podemos llamarlos, podrantener un nmero infinito de efectuaciones con lo cual contradeciramos la tesis de Lacan que adiferencia de Freud consideraba que el anlisis era terminable y por lo tanto finito, o biendebemos postular una vuelta o un pase que constituya el final del anlisis propiamente dicho.

    Con lo cual se nos plantea la inmediata pregunta acerca de cual sera la diferencia entre cada

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  • uno de estos pases y el pase propiamente dicho, es decir el del final del anlisis y qu relacinguarda con la institucin del deseo del analista., funcin del acto psicoanaltico. (Cosa quedamos por aceptaba cuya demostracin excede esta exposicin)

    Retomando la misma cuestin desde otro ngulo recordamos una discusin que circula enArgentina , en BA vinculada a la experiencia de pase que algunas escuelas han puesto enprctica en su seno. La pregunta objeto del debate es si lo que sanciona un pase es eladvenimiento del deseo del analista o el final del anlisis. Es decir, si se considera que alnominar o sancionar un pase se sanciona el pasaje del analizante al deseo del analista sinexpedirse sobre el final del anlisis de dicho analizante o por el contrario la sancin del finaldel anlisis, el reconocimiento del final del anlisis forma parte de la sancin del pase.

    Una conclusin se nos aparece inmediatamente dado que es imposible pensar ni terica niclnicamente la ms mnima instancia de un anlisis sin la operacin del deso del analista ydado el hecho sealkado anteriormente de que la mayora de los anlisis que reconocemoscomo tales ocurren sin que los analistas hayan arribado al final del anlisis el deseo delanalista debe surgir antes o de otra manera que en el final del analisis propiamente dicho.

    Podemos pensar las cosas de esta manera u no obstante no renunciar a pensar unaarticulacin entre el advenimiento del deseo del analista y las operaciones del final delanlisis.

    Por lo tanto nuestra cuestin se reduce a poder situar qu de lo que en el final del anlisis seproduce de un modo definitivo y que en principio excluye el avisoramiento de una repeticinde esa experiencia ocurre durante los pases durante el anlisis sin este carcter definitivopermitiendo no obstante que de all advenga el deseo del analista y nos permita pensar que setrata de instancias vinculadas al final del anlisis sin serlo.

    Una pista para pensar la cuestin tericamente y que podemos corroborar en la experienciacuando situamos esas instancias que calificamos clnicamente de un pase en el anlisis o deverdadero cambios de posicin subjetiva por parte de los analizantes la encontramos en lalectura de la propisicin del 9 de octubre en sus versiones oral y escrita y en el seminario elacto analtico.

    En estos lugares Lacan sita el pase en el anlisis como una instancia discursiva por la cual elanalizante produce dos operaciones en conjuncin. Por un lado advierte de un modoinexorable el des-ser del sujeto supuesto saber, es decir, que el sujeto supuesto saber no es osu contrapartida, que el saber puede no suponer un sujeto.

    La otra operacin es la destitucin subjetiva, el analizante cae, por decirlo as con Lacan, de

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  • su fantasma como objeto a -fi, posicin fantasmtica que constituye el costado deseante dela transferencia en tanto deseo de deseo.

    Estas operaciones des ser del sujeto supuesto saber y destitucin subjetiva van excavando eldeseo del analista en las diferentes vueltas que el analizante que al mismo tiempo ha tomadoanlisis a su cargo va sosteniendo la funcin deseo del analista.

    Paso a paso, pase a pase el analizante advierte una y otra vez el carcter supueszsto de lasuposicin y almismo tiempo, paso a paso, pase a pase, una y otra vez, el analizante seadvierte de su no ser el objeto para el Otro, de su no ser el falo del Otro, es decir del vaco enser que lo constituye.

    No obstante estos pasaes no son conclusivos: por un lado el des ser del sujeto supuestosaber sucumbe a la ilusin restaurada por el discurso de la histeria que renueva la ilusin deesperar para la prxima vez un saber que le advenga del sujeto supuesto al mismo. Elanalizante que se redefine en ese mismo acto como tal vuelve a restaurar la suposicin.

    Desde el otro costado, el de la destitucin subjetiva el paraso narcisita y gozoso del ser elobjeto o el falo para el otro insiste pertinaz.

    Quizs en otra instancia pulsional quizs en una nueva vuelta de la demanda sobre el mismoeje pulsional.

    Por otra parte es situable clnicamente el hecho de que des ser y destitucin subjetiva puedenpresentarse por seprado. Ms de una vez en la cura la cada de la suposicin lleva a ladescreencia en el anlisis o a la cada de la transferencia respecto de determinado analista sinque ello se vea acompaado de la destitucin subjetiva. La decepcin respecto de la personadel analista, la renovacin del pedido de anlisis a otro son hechos sintomticos de estasituacin.

    Desde el costado de la destitucin subjetiva cada interpretacin lograda, es decir, propiamentedicha, constituye indudablemnte el doble corte que, siempre en el plano de la topologa de lassuperficies implica el recorte y la cada del objeto y la separacin del sujeto de l, al tiempoque el -fi, es decir, la castracin, produce su operacin.

    Entonces, qu ocurre propiamente en el final del anlisis?

    Lacan nos da la pista en la proposicin del 9 de octubre. Respecto del des ser del sujetosupuesto saber Lacan nos dice que el analizante no quiere ya "levantar su opcin". Nopodemos dejar de interrogarnos acerca de, an si querra, esta opcin del sujeto supuesto

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  • saber sera posible. Suponer lo que hay que suponer para sostener al sujeto supuesto saberno solo es una cuestin de querer sino tambin de poder hacerlo.

    Cuntas veces escuchamos decir que deseara poder sostener esta creencia para poderrestituir un anlisis luego de haber llegado al final de la experiencia.

    Esta opcin no solo es cuestin entonces, de desearla sino de poder ponerla en juego y esposible pensar que esto no es posible para el que halla llevado la experiencia del anlisishasta su conclusin.

    Desde el costado de la destsitucin subjetiva, a su vez, no solo se produce el recorte y lacada del objeto y la operacin del -fi y el correlativo clivaje entre sujeto y objeto, sino que elobjeto que el sujeto era es eyectado como resto en el analista en tren de ser destitudo comosujeto supuesto saber. La conjuncin entre des ser y destitucin subjetiva se hace asnecesaria y todo ello ocurre en el tiempo que, como dice Lacan, el saber a quien no saba delser del deseo al fin le adviene y all se une el ser del deseo con el ser del saber....

    Por otra parte Lacan es taxativo en el seminario del acto en separar la tarea analizante ohacer analizante del acto del analista. De la tarea analizante dice que se caracteriza por unasuspensin del sujeto que queda sujetado a la palabra en la asociacin libre, en la deriva deldiscurso analizante. Hace retrica, hace poesa.

    El acto podra no serle ajeno pero cierta suspensin del mismo le es impuesto durante lasesin psicoanaltica. Lo que si es seguro es que el acto psicoanaltico no est de su costado.

    Es en el costado del analista donde se sita el acto psicoanaltico. El psicoanalista suspendeel hacer en el sentido corriente. Suspende sus deseos personales, suspende sus gustospreferencias o rechazos por lo que le viene del analizante. Cada comienzo de sesin implicala puesta en acto de estas suspensiones.

    El acto psicoanaltico en su sentido estricto constituye el final del anlisis propiamente dicho.Des ser y destitucin subjetiva son las operaciones que le son inmanenetes en su conjuncinnecesaria. Es esa instancia singular por una nica vez tarea analizante y acto psicoanalticoconstituyen la misma y nica operacin.

    Si recordamos que todo acto implica la repticin de la doble vuelta en una sola es decir, eldoble giro del ocho interior convertido en el nico giro de una mediana de una superficiemoebiana, podemos pensar que el analizante y el analista confluyen en la misma instanciadiscursiva quedando el analista que era destitudo como supuesto saber y deyectado comoobjeto. Sicut palea como estircol, dice Santo Toms, segn la cita de Lacan.

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  • El nombre del analista que era pasa a ser un nombre cualquiera del que solo queda los restosque todo pasado del que haya memoria, deja. Con sus transmisiones y sus nostalgias, consus agradecimientos y porqu no rencores y reproches, seguramente atenuados.

    Por otra parte el acto analtico que es en si mismo esta nica instancia inviste cada acto delanalista en la direccin de la cura y que es sostenido desde el deseo del analista, a saber, enel comienzo de la cura y a lo largo de la misma la garanta a la asociacin libre, el soporte dela transferencia, el no creer el personaje del sujeto supuesto saber al tiempo que se sostienesu operacin, el prestar su rostro a los semblantes de la cura y el sportar los tiempos del finaldel anlisis bajo la forma que LACAN describe como la del hipnotizado dejndose ya no soloser los semblantes que la transferencia y la direccin de la cura le impone y dejndose elobjeto en su deyeccin.

    Recordmoslo, cada operacin analtica, por nimia que sea, actualiza el acto analtico comoinstituyente del analista.

    Ahora bien, retomando el interrrogante central. Dado que es imposible pensar que la curapueda transcurrir sin deseo del analista, qu de este deseo y qu de este acto psicoanalticose juega en cada pase en el anlisis? Si bien no podemos pedir, ni hace falta que cadaanalista haya llegado al fin de su propio anlisis para conducir una cura, si es necesario quehaya dado las suficientes vueltas para que estas operaciones, des-ser y destitucin subjetivapuedan constituir el deseo del analista que permita su operacin en sus diferentes instancias,vaciamiento de las vicisitudes contratransferenciales, prestar el rostro al semblante, laescucha y lecturea de la letra del analizante, etc.

    Es decir, operar la X que le es constitutiva y apuntar en el horizonte a la mxima diferenciaentre el objeto y el ideal. Es dable suponer, y ello puede verificarse en los anlisis queconducimos as como en las supervisiones que practicamos como analistas y analizantes queesto es posible y que seguramente la eficacia de la operacin del deseo del analista se vahaciendo mayor en la medida que un anlisis va dando sus vueltas.

    El final del anlisis y el acto analtico que le es inherente opera en estas vueltas como unhorizonete, donde el propio deseo del analista, garantizado por el deseo del analista delanalista del analista constituye el punato infinito que sostiene esta vigencia del deseo delanalista antes del final de anlisis propiamente dicho.

    Qu implica esta diferencia entre esta vuelta final y las vueltas durante el anlisis respecto deldeseo del analista?

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  • 1) En el balance contratransferencia/deseo del analista es decisiva esta posicin.Diferenciacuantitativa.

    2) La solucin de los impasses de la cura se pueden hacer sin la apelacin transferencial a untercero. El analista est verdaderamente slo en su acto. Obviamente si no idealizamos estoello no impide algn punto de consulta cuando la condicin analizante que no cesa as comoel sntoma en persistir, a pesar de la nueva condicin discursiva consecuencia del actopsicoanaltico.

    3) Esta consulta a un tercero pone en juego la transferencia estructural, que hace que siempreestemos disociados respecto de nuestro saber. Pero es una apelacin a un tercero sin latrampa ni la opcin del S.s.S.

    4) La destitucin subjetiva operante facilita una optimizacin de la operacin del deseo delanalista. Si ya es difcil levantar la opcin de la transferencia en un anlisis para si mismo,mucho mas lo ser restituyendo una posicin analizante frente a su propio analizante. Lashuellas del desser del sujeto supuesto saber y de la destitucin subjetiva harn de obstculo asostenerse de otro discurso que el analtico. An cuando desde all deba sostener en tantosemblante las instancias de los otros discursos.

    Despues de lo dicho podemos plantear una disyuncin completa y absoluta entre el deseodel analista que adviene en los pases en el anlisis del modo planteado y el que opera a partirdel fin del anlisis propiamente dicho? Sabemos que el discurso psicoanaltico no permite laabsolutizacin de ninguna instancia discursiva, segn la lgica del no-todo que le esinherente. Si el analista forma parte del concepto de inconciente, es dable pensar que eldeseo del analista est en el horizonte, en el lmite hacia el cual tienden escandindose lospases en el anlisis. En contrapartida, el discurso analizante tambin desde un lmite en elcual la lgica del no todo impide la entronizacin del discurso analtico en una instancia ideal yabsoluta, restaurar y volver a horadar el deseo del analista hacindolo nuevamenteanalizante, con esa vuelta final implcita que pareciera permitir resolver la basculacindiscursiva en juego en una instancia de un anlisis operante en un mas all del fin del anlisis.el anlisis No slo deja un resto inanalizable como resto al final del anlisis. Tambin deja unanlisis que por interminable en su operacin no cesa de no escribirse, al tiempo que sigueproduciendo la eficacia analizante de su escritura. Sera algo del rden de un anlisis que nocesa, pero en el cual la posicin analizante y la del analista confluyen en tiempos lgicos ydiscursivos que tienden a acercar al infinito la tarea analizante y el acto analtico que quizsen un punto al infinito vuelven a consitutir una nueva vuelta nica.

    Lo que tambin se puede decir que seguramente es mas fcil situar estas operaciones dessery destitucin subjetiva en un anlisis que se halla avanzado. Por lo cual una nominacin o un

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  • pase sancionado en funcin del deseo del analista nomina en funcin de las vueltas dadas, enlo que ya puede situarse en los testimonios en funcin de ambas operaciones y no tanto en loque se advierte que an resta por operar.

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