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9 8 IMAGEN · N88 · 2012 IMAGEN · N88 · 2012 lgunos la atri- buyen a Karl Marx, otros a Lenin. Pero pocas veces pareció tan apropiado como en la Ar- gentina de 2012 el aforismo marxista que reza “Los ca- pitalistas nos van vender la soga con la que los vamos a ahorcar”: ¿el silencio y la falta de actuación del em- presariado sobre la opinión pública en la Argentina pue- den estar fomentando la de- rrota definitiva en la “guerra cultural” que le plantean los populismos a toda idea vin- culada con la economía de mercado y la iniciativa pri- vada? Guerra cultural suena duro, pero en esos términos plantean los ideólogos que asesoran al gobierno con- quistar y convertir las men- tes de los argentinos: debe morir o rendirse incondicio- nalmente toda idea de que el principal motor de la econo- mía y el progreso los últimos 200 años fueron las empre- sas y la iniciativa privada y no el Estado. De hecho la economía argentina es hoy una de las más cerradas del mundo, los gobiernos nacional, provin- ciales y municipales se que- dan con más del 40 por ciento del producto nacional, como en la Suecia que colapsó en los 80, pero sin lograr un es- tado de bienestar para todos sus ciudadanos. Práctica- mente en todos los terrenos, los mecanismos de oferta y demanda tuvieron que hacer lugar a las decisiones y ca- prichos de funcionarios que se inmiscuyen en cada vez más ámbitos de decisión pri- vada. El Estado ya no es más árbitro y regulador que ga- rantiza libre competencia, como en las diversas versio- nes de capitalismos sociales y democráticos modernos, sino gerente y decisor de la economía. Y los empresarios contribuyen, mirando para otro lado o apoyando abier- tamente, a que ese “modelo” tenga aprobación mayorita- ria. “El capitalismo nos va a vender la soga con la que lo vamos a ahorcar” no surgió en un bar de la calle Florida. Si fue de Marx, habrá nacido en París o Londres, y si fue de Lenin, quizás en Moscú. Pero quizás sea la Argenti- na de 2012 el lugar en la que mejor encaje. Un ejemplo es cómo el empresariado, excepto el reducido grupo de hombres de negocios del riñón del gobier- no, no participa ni siquiera de lejos del mundo o negocio de los medios. La polémica ley de medios que rige en la Argenti- na, obtenida recientemente por el gobierno con el fin de hacer a un lado a medios radiales y televisivos críticos que puedan interferir con su versión de la Argentina, podría abrir por lo menos una instancia para que las empresas reclamen o por lo menos intenten conseguir una participación en radio o TV, aunque sea marginal. La ley de medios apunta, tarde o temprano, a lograr que no haya ninguna ruptura con el discurso oficial. Luego, otra ley sanciona- da en 2011 apunta a regular la distribución del papel de diario, de manera que el “re- lato” oficial sea preponde- rante también en la gráfica. Un ejemplo curioso es cómo la revista Forbes, em- blema del periodismo de negocios de Estados Unidos y verdadero culto gráfico al capitalismo más exhibi- cionista, le otorgó sus de- rechos para la Argentina a una de las editoriales del grupo mediático kirchne- rista que comanda Sergio Szpolski, que también edita medios radicalmente antica- pitalistas, como el periódico Sur o la revista Veintitrés. Unos años antes hizo lo mis- mo Newsweek, una de las marcas más emblemáticas del periodismo gráfico nor- teamericano, cediéndole los derechos del prestigioso semanario para Argentina al mismo grupo mediático ofi- cialista. Por el contrario, la ten- dencia de los empresarios es apartarse de los medios, porque ven al gobierno pi- sando fuerte en ese terreno. El periodista Guillermo “Willy” Ko- han, dueño de uno de los programas radia- les que más sigue el empresariado argen- tino (Somos Nosotros, Radio El Mundo, lunes a viernes de 18 a 20), es uno de los pocos que lo dice abierta- mente y con todas las letras: “Hoy los anun- ciantes que mantie- nen a los medios son Cristina, Mauricio y Daniel”, por Cristina Kirchner, el goberna- dor bonaerense Da- niel Scioli y el alcal- de porteño Mauricio Macri. “Salvo muy honrosas excepciones, muchas gran- des empresas se olvidan de los que diariamente y con no poco riesgo, estamos de- fendiendo a capa y espada a la economía de mercado porque creemos que es el sistema que más progreso trae. Quedamos cada vez menos voces que defienden el sistema económico en el que las empresas son las protagonistas”, dice Kohan con cierto tono de reproche. Un nuevo estudio de la consultora Carlos Fara & IV. estudio sobre la imagen del empresariado Investigación Combatiendo al Capital La consultora Carlos Fara & Asociados volvió a sondear el estado de la opinión pública argentina sobre los valores empresarios: ausencia de referentes, preferencia por el estatismo y cada vez menos apego a los valores que sustentan la economía de mercado. Pero la encuesta también arroja interesantes puntos de partida para un eventual cambio de estrategia de comunicación del empresariado. 0 10 20 30 40 50 10 20 30 40 50 Ns/Nc No Si 42 42 42 42 39 13 6 7 7 5 19 21 30 32 30 24 Mar 05 Mar 08 Mar 09 Mar 10 Mar 11 Mar 07 Nov 07 Mar 05 Mar 08 Mar 09 Mar 10 Mar 11 Mar 07 Nov 07 65 56 63 60 55 51 56 20 22 16 20 30 39 32 15 22 20 20 15 9 12 A ¿Usted cree que ahora el Estado prestaría mejor servicio que las empresas privatizadas? Filósofo Karl Marx

IV. estudio sobre la imagen del empresariado Investigación ...relacionespublicas.com/wp-content/uploads/2016/06/88-Nota-de-Tapa.pdf · rista que comanda Sergio Szpolski, que también

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lgunos la atri-buyen a Karl Marx, otros a Lenin. Pero pocas veces pareció tan

apropiado como en la Ar-gentina de 2012 el aforismo marxista que reza “Los ca-pitalistas nos van vender la soga con la que los vamos a ahorcar”: ¿el silencio y la falta de actuación del em-presariado sobre la opinión pública en la Argentina pue-den estar fomentando la de-rrota definitiva en la “guerra cultural” que le plantean los populismos a toda idea vin-culada con la economía de mercado y la iniciativa pri-vada?

Guerra cultural suena duro, pero en esos términos plantean los ideólogos que

asesoran al gobierno con-quistar y convertir las men-tes de los argentinos: debe morir o rendirse incondicio-nalmente toda idea de que el principal motor de la econo-mía y el progreso los últimos 200 años fueron las empre-sas y la iniciativa privada y no el Estado.

De hecho la economía argentina es hoy una de las más cerradas del mundo, los gobiernos nacional, provin-ciales y municipales se que-dan con más del 40 por ciento del producto nacional, como en la Suecia que colapsó en los 80, pero sin lograr un es-tado de bienestar para todos sus ciudadanos. Práctica-mente en todos los terrenos, los mecanismos de oferta y demanda tuvieron que hacer lugar a las decisiones y ca-

prichos de funcionarios que se inmiscuyen en cada vez más ámbitos de decisión pri-vada.

El Estado ya no es más árbitro y regulador que ga-rantiza libre competencia, como en las diversas versio-nes de capitalismos sociales y democráticos modernos, sino gerente y decisor de la economía. Y los empresarios contribuyen, mirando para otro lado o apoyando abier-tamente, a que ese “modelo” tenga aprobación mayorita-ria.

“El capitalismo nos va a vender la soga con la que lo vamos a ahorcar” no surgió en un bar de la calle Florida. Si fue de Marx, habrá nacido en París o Londres, y si fue de Lenin, quizás en Moscú. Pero quizás sea la Argenti-

na de 2012 el lugar en la que mejor encaje.

Un ejemplo es cómo el empresariado, excepto el reducido grupo de hombres de negocios del riñón del gobier-no, no participa ni siquiera de lejos del mundo o negocio de los medios. La polémica ley de medios que rige en la Argenti-na, obtenida recientemente por el gobierno con el fin de hacer a un lado a medios radiales y televisivos críticos que puedan interferir con su versión de la Argentina, podría abrir por lo menos una instancia para que

las empresas reclamen o por lo menos intenten conseguir una participación en radio o TV, aunque sea marginal. La ley de medios apunta, tarde o temprano, a lograr que no haya ninguna ruptura con el discurso oficial.

Luego, otra ley sanciona-da en 2011 apunta a regular la distribución del papel de diario, de manera que el “re-lato” oficial sea preponde-rante también en la gráfica.

Un ejemplo curioso es cómo la revista Forbes, em-blema del periodismo de negocios de Estados Unidos

y verdadero culto gráfico al capitalismo más exhibi-cionista, le otorgó sus de-rechos para la Argentina a una de las editoriales del grupo mediático kirchne-rista que comanda Sergio Szpolski, que también edita medios radicalmente antica-pitalistas, como el periódico Sur o la revista Veintitrés. Unos años antes hizo lo mis-mo Newsweek, una de las marcas más emblemáticas del periodismo gráfico nor-teamericano, cediéndole los derechos del prestigioso semanario para Argentina al mismo grupo mediático ofi-cialista.

Por el contrario, la ten-dencia de los empresarios es apartarse de los medios, porque ven al gobierno pi-

sando fuerte en ese terreno. El periodista Guillermo “Willy” Ko-han, dueño de uno de los programas radia-les que más sigue el empresariado argen-tino (Somos Nosotros, Radio El Mundo, lunes a viernes de 18 a 20), es uno de los pocos que lo dice abierta-mente y con todas las letras: “Hoy los anun-ciantes que mantie-nen a los medios son Cristina, Mauricio y Daniel”, por Cristina Kirchner, el goberna-dor bonaerense Da-niel Scioli y el alcal-de porteño Mauricio

Macri. “Salvo muy honrosas excepciones, muchas gran-des empresas se olvidan de los que diariamente y con no poco riesgo, estamos de-fendiendo a capa y espada a la economía de mercado porque creemos que es el sistema que más progreso trae. Quedamos cada vez menos voces que defienden el sistema económico en el que las empresas son las protagonistas”, dice Kohan con cierto tono de reproche.

Un nuevo estudio de la consultora Carlos Fara &

IV. estudio sobre la imagen del empresariado

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Combatiendo al CapitalLa consultora Carlos Fara & Asociados volvió a sondear el estado de la opinión pública argentina sobre los valores empresarios: ausencia de referentes, preferencia por el estatismo y cada vez menos apego a los valores que sustentan la economía de mercado. Pero la encuesta también arroja interesantes puntos de partida para un eventual cambio de estrategia de comunicación del empresariado.

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¿Usted cree que ahora el Estado prestaría mejor servicio que las empresas privatizadas?

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A¿Usted cree que ahora el Estado prestaría mejor servicio que las empresas privatizadas?

Filósofo Karl Marx

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Asociados sobre la imagen de los empresarios y los va-lores que refuerzan la viabi-lidad de la economía de mer-cado en la opinión pública muestra nuevamente que el silencio y la falta de prota-gonismo de los empresarios está facilitando que se pro-fundice el cambio a favor del estatis-mo en la Argentina. Se trata del cuarto tracking realizado por Fara & Aso-ciados para la re-vista IMAGEN en exclusiva, que ya cumplió una déca-da completa son-deando el estado de los valores de la sociedad argentina en cuanto a las po-sibildades de que prevalezca la eco-nomía de merca-do. Desde que se inició el estudio, en 2001, el país reco-rrió un camino sin escalas hacia un

estatismo cada vez mayor y un protagonismo empresario cada vez más insignificante. El presente estudio estuvo auspiciado por Nobleza Pic-cardo y Danone.

Temerosos de vendettas o quitas de prebendas, mu-chos empresarios asumen

un silencio riesgoso. La encuesta de Carlos Fara & Asociados muestra cómo la opinión pública culpa en pri-mera instancia a las empre-sas por la inflación, porque las empresas no acuden a la opinión pública a explicar que ellos no manejan la polí-

tica monetaria y fiscal que impulsa la infla-ción.

Ante el fracaso de la política ener-gética del gobierno, tras ocho años en los que la Argentina per-dió su capacidad de autoabastecerse de combustibles, a la pre-sidenta Cristina Fer-nández de Kirchner no le fue difícil echarles la culpa a las petrole-ras, con Repsol-YPF a la cabeza, del propio fracaso.

Cuando en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner llamó públicamente y por TV a boicotear a la Shell,

y acto seguido grupos pique-teros oficialistas se lanzaron a tomar estaciones de ser-vicio de la petrolera anglo-holandesa, el empresariado hizo silencio. Particularmen-te los colegas y rivales del sector petrolero remarcaron claramente ante los medios que “a nosotros no nos mi-ren, no tenemos nada que ver con Shell”.

Juan José Aranguren, el CEO de Shell, contradicien-do la política de silencio y acatamiento, salió a plan-tear sus razones para au-mentar sus precios en medio de un incipiente caos infla-cionario.

Pasaron los años, y, sal-vo contadas excepciones, Aranguren siguió siendo el único empresario que apeló a la opinión pública para co-municar lo que su empresa considera que son sus mo-tivos.

Así como los funcionarios de la petrolera española en la Argentina en su momento dejaron sólo a Aranguren en

2005, en el verano de 2012 la presidenta Fernández de Kirchner, viendo que las cre-cientes importaciones de combustibles socavaban la economía y las reservas de divisas, eligió como nuevo enemigo a Repsol YPF. La petrolera española, dirigida en Argentina por un empre-sario muy vinculado a su difunto esposo, experimen-taba ahora en carne propia la política de culpar a las empresas por las falencias de la política económica del gobierno. La acusación: ha-ber girado el 100 por ciento de las ganancias y no rein-vertir en exploración.

Finalmente, unos años después de que Shell fuera abandonada a su suerte por el empresariado argentino, ahora le tocaba el turno a Repsol YPF. Al cierre de esta edición arreciaban rumores de que el gobierno buscaría alguna forma de reestatiza-ción.

Como no iba a ser de otra forma, la respuesta de YPF

fue el silencio: como la gran mayoría de las empresas, la receta es negociar por lo bajo, gestiones discretas, y no salir a explicar que con un marco jurídico estable, la expectativa de obtener una rentabilidad razonable y respeto a los contratos, se-guramente que en la Argen-tina aparecería el petróleo y el gas que tras ocho años de políticas en el sentido con-trario parecían agotados.

Pero ¿cómo hacerle en-tender a la opinión pública que las empresas no son ni buenas ni malas, sino que son más eficientes que el Es-tado, pero que solo pueden prosperar en un ámbito de reglas transparentes y es-tables y en el que se respe-ten contratos y la propiedad privada?. ¿Cómo explicarle al “pueblo” que cuando las empresas responden a las señales que dan las eco-nomías de mercado y la estabilidad jurídica, inteli-gentemente reguladas por el Estado, son mejores para

¿Cuál es su opinión sobre los siguientes sectores?

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Los periodistas

El gobierno

La Iglesia

Los medios de comunicación

Los empresarios

Las FF.AA.

Los políticos

La policía

Los sindicalistas

La justicia

¿Usted tiene miedo que la in�ación se salga de control?*

* La medición de 12/2010 corresponde a la ómnibus nacional realizada en ese período

Sí 70/74 No 29/24 NsNc 1/4

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A cuál de los siguientes países tomaría como modelo de lo que debería ser la Argentina?

* solo �guran las menciones de los principales paises

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el desarrollo que las fraca-sadas economías estatales planificadas?

Mientras el “relato”, tal el término de los asesores en comunicación del gobierno, quede pura y exclusivamen-te en manos del gobierno o los sindicatos, la opinión pú-blica terminará “compran-do” que las empresas son malas.

En esta edición, IMAGEN consultó a una serie de em-presarios emblemáticos y de perfil relativamente alto sobre la pregunta clave: los empresarios deben hacer-se a un lado en esa “guerra cultural por la opinión públi-ca” o deben participar en la

formación de “relato” y opi-nión.

Aranguren se ubicó en el extremo de los que reco-miendan que los empresa-rios contribuyan a formar opinión pública: “Es nece-sario que quienes estamos al frente de una compañía prestemos atención a la construcción de los relatos que se instalan como “cosa pública” para poder actuar en consecuencia, o incluso, anticiparse y participar en la formación de esos relatos”, dice en la nota en las pági-nas siguientes.

En el extremo opuesto, Eduardo Eurnekián, uno de los más exitosos empresa-rios argentinos. De buena relación con el gobierno aun

sin provenir del riñón del kirchnerismo, explota diver-sas concesiones, como la empresa que administra los aeropuertos, concesiones viales y petroleras: “Si bien todos somos entes políticos, no podemos dejar que eso trasunte a la organización. Para eso está el voto. El em-presario no debe intervenir directamente en la opinión pública”, recomienda Eur-nekián.

Carlos Fara, autor del estudio, recomienda un camino intermedio para el involucramiento de los em-presarios en la formación de opinión pública: “Ese invo-lucramiento no debe darse

solo con los temas que les preocupa a los empresarios, como estabilidad jurídica, transparencia en las reglas de juego, etcétera. Esas son las preocupaciones de los empresarios, entonces la comunicación no puede ir en ese sentido. La gente se preguntará, en ese caso “¿y yo con esto qué tengo que ver?”

Fara recomienda incluso a los empresarios aprender de los líderes sectoriales del campo en la confrontación de 2008 con el gobierno por las retenciones a las ex-portaciones: “Ellos dijeron “nosotros somos parte de la identidad argentina””.

Para el politólogo, lo que falta es “un relato que lle-

gue a los afectos. A mí me parece que el empresariado en Brasil tiene un relato que dice “nosotros somos la lo-comotora de la economía”.

El caso de Brasil podría ser uno de los puntos de par-tida que tiene el empresaria-do argentino para iniciar una estrategia de recuperación del protagonismo y la ima-gen. En las encuesta que se viene repitiendo desde 2001, una de las preguntas clave es cuál es el país que la Argen-tina podría tomar de modelo. En 2001, los “modelos” eran España y Estados Unidos. En 2005 España había quedado sola como mejor ejemplo a seguir por la Argenina. Pero

en octubre de 2011, cuando se hizo este cuarto tracking, Brasil, que casi ni figuraba, pasó a ocupar el lugar del buen ejemplo: nunca un país tan cercano geográfica y culturalmente estuvo en ese lugar, y eso podría abrir nue-vas posibilidades a empre-sarios que apuesten a apelar al éxito del país vecino y sus empresarios como ejemplo de que la economía de mer-cado requiere un mínimo de reglas claras y permanentes y respeto a los mecanismos de mercado.

Hay otros puntos alenta-dores: una de las preguntas clave del estudio es si los empresarios son imprescin-dibles para producir el de-sarrollo y la riqueza del país,

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Usted cree que los empresarios...

Sólo piensan en ganar dinero No pagan impuestos

De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc

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n y la curva del sí no solo que no tuvo grandes variaciones, sino que se recuperó de un piso de 64 por ciento en 2005 al 79 por ciento actualmente. ¿Un mal necesario? Por lo menos eso, que no es poco.

Otra pregunta con resul-tado alentador es “si sentiría orgullo si su hijo decidiese ser empresario”: la respues-ta positiva se recuperó entre 2007 y esta medición al 72 por ciento.

Finalmente, la imagen ge-neral de los empresarios se ha recuperado ligeramente. Con 30 por ciento de imagen positiva, un nivel mediocre, pero el más elevado del trac-

king desde 2001, se ubica en un campo intermedio: debajo del gobierno, la Iglesia y los periodistas, pero por encima de políticos y sindicalistas.

Otros resultados son mu-cho menos alentadores: la

opinión altamente positiva que se tenía de la empresa “en la que trabaja el princi-pal sostén del hogar”, en el grupo en el que esta situa-ción se da, era muy alta (69 por ciento) diez años atrás y bajó sin pausa al 56 por ciento. Teoría: Las negocia-ciones “paritarias” con los sindicatos, en los que los gremialistas terminan impo-niendo –con aval del gobier-no- los aumentos salariales en un contexto de alta infla-ción, y los empresarios solo pueden asentir, quita al em-presariado la máxima grati-ficación que le pueden dar al empleado: aumentar su

sueldo por lo que fuere: me-jor productividad, buen des-empeño individual o grupal o crecimiento de la empresa. Así las empresas pierden un punto de partida importante para trabajar sobre la ima-

gen de la economía de mer-cado: sus propios empleados ya no las quieren tanto como antes. Con cada aumento que definen los sindicatos y el gobierno, sienten que les deben a sus empleadores cada vez menos agradeci-miento.

En el fondo de este dile-ma no solo está el inmenso poder que adquirieron los sindicatos, sino, fundamen-talmente, el flagelo de la in-flación. Sin inflación, o con niveles de inflación como los hay hoy en casi todos los países en desarrollo (infe-riores a 6 por ciento anual), los empresarios vuelven a

cobrar protagonismo, y los sindicatos pasan a ser me-nos relevantes.

¿Hay empresarios ele-vando su voz contra las polí-ticas inflacionarias? El 74 por ciento dice en la encuesta

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¿Qué opinión tiene de la empresa u organización donde usted trabaja o donde trabaja el principal sostén del hogar?*

*Responden quienes son empleados o para aquellos cuyo principal sostén del hogar es empleado:

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de Carlos Fara & Asociados para IMAGEN que la culpa de la inflación la tienen…los propios empresarios. Solo el 60 por ciento elige a la polí-tica económica del gobierno como principal opción.

Otro problema que arroja el estudio: en 2001 el 90 por ciento de los encuestados creía que en la Argentina “se le ponen trabas al que quiere

producir”. La falta de control del “relato” hace que el dis-curso oficial de que ahora se puede producir mejor que nunca en la historia haya calado hondo, y solo el 54 por ciento cree que desde el gobierno se dificulta a quien quiera producir.

Pero aunque ese imagi-nario colectivo cree hoy que la Argentina es una suerte de paraíso para las empre-sas, podría también rápi-damente entender que, en realidad, para la mayoría de los sectores empresarios, es

exactamente lo opuesto. De lo contrario no se entien-de por qué Argentina dejó de ser hace mucho tiempo un país atractivo para las inversiones externas, que, además de Brasil, México y Chile, prefieren otros desti-nos, como Perú, Colombia o Uruguay.

Solo bastaría una inteli-gente campaña de comuni-

cación para que la opinión pública entienda que las empresas precisan un mejor entorno. Pero si no la enca-ran los empresarios de for-ma directa o indirecta, nadie lo hará por ellos.

Mucho más comple-ja es la reingeniería de los valores más profundos que sustentan el consenso de que la iniciativa privada, el tomar riesgos y el esfuerzo personal son mejores que el empleo público o el asisten-cialismo del Estado: una de las preguntas clave del estu-

Positiva 42 Regular 33

Negativa 23Ns Nc 2

Cómo evalúa al gobierno nacional en la política económica?

dio es “Si ganara la lotería y recibiera un millón de dóla-res, ¿qué haría?” La opción “Pondría una empresa” fue la más elegida hasta 2005, con 36 por ciento. Ahora bajó a 25 por ciento. La op-ción de que dedicaría el mi-llón a gastarla y pasarla bien subió de 3 a 39 por ciento.

¿El sueño en lo laboral de los argentinos? Tener un

trabajo bien pago y tener la propia empresa empataban en 45 por ciento en 2001. Hoy en día el 54 por ciento quiere ser empleado, contra el 35 por ciento, empresario. Si alguna vez ser emprende-dor fue un gran aspiracional, hoy ya no lo es.

Pero el problema más grave de los empresarios que están pensando cómo recuperar el protagonismo que debieran tener en una economía de mercado es que no existan referentes para la opinión pública. El

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¿Usted cree que a los empresarios argentinos hay que protegerlos de la competencia extranjera?

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¿Cree que los cambios que se hicieron en la década del 90’ fueron imprescindibles o no eran necesarios?

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No eran necesarios Algunos sí, otros no

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Ficha TécnicaAutor: Carlos Fara y AsociadosUniverso: Argentinos mayores de 18 años en condiciones de votar en AMBA, Rosario y Gran Mendoza.Muestra y cobertura: 496 casos

Fecha de relevamiento: del 13 al 18 de octubre de 2011Técnica de muestreo: semi-probabilística. Relevamiento domiciliario. Estratificada por conglomera-dos. Cuotas por sexo y edad.Margen de error estimado: + / - 4,4%. Nivel de confianza 95%

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Imagen comparada del sector empresarial

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n miedo que les insufló el kir-chnerismo a presentarse ante la opinión pública y di-sentir dio resultados. Como “modelo de persona”, el 42 por ciento eligió a políticos ya fallecidos, mientras que el casi 60 por ciento restan-te se divide de manera pa-reja entre artistas y depor-tistas, referentes sociales y periodistas. En 2001 había poquísimos. Hoy no hay nin-gún empresario valioso en el imaginario colectivo.

Incluso volvió a crecer la brecha entre los que creen que el Estado prestaría me-jor los servicios públicos que las empresas privatiza-das. Esa brecha fue previsi-blemente muy alta luego de la debacle de la convertibili-dad (65 a 20) a favor del Es-tado, pero se fue achicando con el correr de los años hasta llegar en 2010 a 51 a 39. Pues ahora se volvió a

ampliar a 56 a 32.¿Todas malas noticias?

Hay luces de esperanza. Lo que pasa en la Argentina, visto en el contexto global, ni siquiera es lo peor en cuan-to a tendencia hacia el es-tatismo. El último Barómetro de Confianza, la ya tradicio-nal encuesta anual sobre confianza global realizada para el Foro Económico de Davos por la consultora Edelman, muestra que el ar-gentino es apenas un poco más estatista (50 por ciento) que el promedio mundial, de 49 por ciento. En Francia, el 54 por ciento pide más regulación estatal; en tanto que en Brasil es el 58 por ciento; y en España, el 70 por ciento quiere más con-trol estatal, a pesar de que esta encuesta se hacía casi en simultáneo con el triunfo electoral del conservador

PP sobre el gobierno social-ista del PSOE.

Otro punto de partida es la credibilidad de altos ejecutivos de empresas en comparación con fun-cionarios del gobierno. La encuesta pregunta en 25 países a quién le cree me-nos la gente. A nivel global los ejecutivos de empresas resultan más creíbles que los funcionarios, pero en la Argentina esa brecha es particularmente alta: el 41 por ciento descree más de los funcionarios, y solo el 14 por ciento dice no creer en ejecutivos de empresas. ¿Un punto de partida para encarar una estrategia de comunicación? El politólo-go Carlos Fara sostiene que los empresarios también deben construir su propio “relato”, como lo explica en la entrevista que sigue.

Elija los principales culpables por el alza de los precios en orden de importancia

74 Los empresarios, que �jan los precios

60 La política económica del gobierno

47 La crisis económica internacional

43 Los sindicalistas que reclaman aumentos salariales

22 El excesivo consumo de la población

3 No hay in ación en la argentina

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Los empresarios sobre la comunicación del capitalismo

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Son muy pocos los empresarios que se animan a hablar abiertamente con los medios y expresar críticas a un gobierno que suele lanzarles durísimas represalias y todo tipo de acosos. Sin embargo, un puñado de empresarios representativos se atrevió a debatir sobre si tienen una responsabilidad en comunicar la economía de mercado y, eventualmente, contradecir al gobierno.

o se trata de cobardes ni de timoratos. Al contrario, la mayoría de los empresa-

rios son primus inter pares en sus áreas de trabajo, lidian cotidianamente con directo-rios, accionistas, empleados y rivales, y están acostumb-rados a que su palabra sea la última que se escucha antes de cualquier decisión.

Sin embargo, cuando es-tos caciques del sector pri-vado son vapuleados a través de información proveniente del Gobierno o criticados abi-ertamente por un funcionario no se percibe una reacción defensiva equivalente. A vec-es, ni siquiera un amago.

Los casos de retos oficial-es públicos a empresarios que son seguidos del más absoluto silencio fueron ais-lados y llamativos al principio de la presidencia de Néstor Kirchner, en 2003. Pero se fu-eron haciendo más frecuent-es durante el resto de su gestión y la de su sucesora, su esposa, Cristina Fernán-dez, que acaba de asumir su segundo mandato.

¿Por qué no hablan? ¿Creen que no es su deber hablar? ¿O que deben hablar sólo de sus empresas, zapate-ro a tus zapatos? ¿A medida que el estatismo y el dirigis-mo avanza sobre la economía de mercado en la Argentina, ¿no son justamente los em-presarios los más indicados para expresarse en defensa de ese sistema en el que las empresas y no el gobierno, son los protagonistas de la economía? ¿Temen repre-salias?

Aún si no levantaran la voz para defender a un cole-ga, ¿no lo debieran de hacer para defender ante la opinión pública la actividad privada en general? Lo pregunta-mos a varios empresarios y a dos políticos que colgaron los botines de los negocios para lanzarse de lleno a la arena política. Respondieron Eduardo Costantini, Juan José Aranguren, Eduardo Eurnekián, Gustavo Grobo-copatel, Walter Steiner, Fran-cisco De Narváez y Mauricio Macri. Con mayor o menor desenvoltura, según el caso, pero contestaron, que no es poco.

El hecho de que aceptaran intervenir en una nota peri-odística no es algo frecuente, según Francisco Olivera, pe-riodista del diario La Nación a cargo de la cobertura del sector empresario en el medio más influyente en ese sector. “Los empresa-rios hablan cada vez menos –evalúa-; basta con recorrer los archivos de hace ocho años y comparar. Pero no sólo eligen el silencio sobre temas que los exceden, como la política o las cuestiones sociales, sino sobre la propia actividad privada e incluso la propia empresa”.

Olivera ha seguido sus dimes y diretes desde que en 2000 se sumó a la sección Economía y Negocios de La Nación, donde hoy es subedi-tor y autor de la columna se-manal Empresarios y Cía. Aun así, no se atreve a juzgarlos: “No sé si es bueno o es malo –reflexiona-, simplemente es así y nadie está obligado a hablar. Tal vez deberíamos preguntarnos qué es lo que nos está pasando para que haya tipos que creen que abriendo la boca les irá peor”. Tanto que, más grave que no

hablar, es para Olivera la ac-titud de “enojarse por haber salido en los medios, aun sin haberlo propiciado. Un hom-bre de negocios puede decid-ir no hablar, lo que no puede es evitar que otros pares o funcionarios cuenten anéc-dotas que lo incumban”.

“El punto será siempre no molestar al genio de la lámpara”, es decir, al Estado, asesta el consultor Miguel Ritter, que luego de tres dé-cadas en las comunicaciones de Siemens asesora en forma independiente a empresas desde 2003. “El Gobierno les pone una zanahoria enfrente que los mantiene tranquilos y puede criticarlos sin que haya reacción. No hay idilio con los empresarios, hay una relación de civilizada ten-sión”, observa.

Aun así, Francisco Olive-ra, de La Nación, divide a los empresarios que aceptan in-tervenir en la opinión pública en tres categorías: “Uno, los que son indispensables para su compañía y por lo tanto se sienten seguros en el puesto; otros, los verdaderos dueños con convicciones firmes o sin contratos con el Estado y, en tercer lugar, los que hablan

de todos modos, incluso pa-gando costos personales o corporativos, porque lo juz-gan importante para el país. Este último grupo es minús-culo: como decía el General Perón, en la Argentina hay un 10% de idealistas y un 90% de materialistas. ¿Por qué los empresarios deberían ser distintos?”.

No son distintos, corrob-ora Gustavo Grobocopatel, dueño de la corporación agr-opecuaria Los Grobo y cono-cido como “Rey de la Soja”. El empresario se alzó contra las retenciones al agro pro-puestas por el Gobierno que desembocaron en el álgido conflicto del campo de 2008. “En la Argentina –describe-, la opinión pública percibe al empresariado con falta de legitimidad porque no invi-erte, pero no entiende que el empresariado es parte de la misma sociedad. El empre-sariado mira el corto plazo, es cierto, porque la sociedad misma mira el corto plazo. Es la forma en que se han pro-tegido de las oscilaciones del país”.

Grobocopatel atiende personalmente el teléfono y contesta a periodistas en el

momento, sin asesores ni in-termediarios. El empresario insiste en la “importancia de la participación de los empre-sarios en la sociedad civil”. Pero desde su experiencia reconoce que “a nivel partic-ular, la expresión pública gen-era riesgos, ventajas y des-ventajas. La sobreexposición no es bien vista, por lo que hay que hacer un equilibrio permanente entre participar y no perder legitimidad”.

Quien sin duda calificaría en los tres grupos que de-scribe el periodista Francisco Olivera es Juan José Aran-guren, presidente de la pe-trolera angloholandesa Shell Argentina. Crítico severo de la política energética del kirchnerismo, es uno de los pocos que se atrevió a ir a programas de TV a defender su postura de fijar sus pre-cios legal y legítimamente. Recibió a cambio en 2005 una convocatoria pública del en-tonces presidente Kirchner a boicotear sus productos. “No compren ni una latita de aceite Shell”, había dicho el entonces presidente Néstor Kirchner frente a cámara. Luego de ese llamado, Shell sufrió la toma, por piquet-

A favor: Juan José

Aranguren, de Shell (der.):

participar en la formación

del “relato” y en la formación

de opinión pública.

En contra: Eduardo

Eurnekián, de AA 2000 y Corporación América: “El

empresario no debe intervenir

directamente en la opinión

pública”.

NPor Encarnación Ezcurra

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eros kirchneristas, de 33 estaciones de servicio y, en 2007, acusaciones de pro-mover el desabastecimiento de combustible, cuando in-tentó vender en el mercado un gasoil de mayor calidad a mayor precio. Salvo con-tadísimas excepciones, sus pares y rivales, tanto del pro-pio sector petrolero como de otros sectores empresarios, miraron para otro lado, en lugar de defender la libertad de la empresa de fijar sus precios, y la conveniencia de esa política para atraer inver-siones al sector. Dicho sea de paso: siete años después quedó en evidencia que esa política fue mala para el país en su conjunto, ya que ahora la Argentina, a falta de inver-siones en exploración, perdió su soberanía energética, de-biendo destinar una porción cada vez mayor de divisas a importar combustibles. Visto a la distancia, la “rebeldía” de Aranguren, el hombre de la anglo-holandesa Shell, podría hasta considerarse un acto “patriótico”, para usar la terminología del gobierno argentino.

Aranguren no opina dis-tinto a cómo actúa, y se sitúa en el extremo positivo ante la pregunta de si el empresari-ado tiene alguna respons-abilidad en la formación de opinión pública.

El cree hoy que “todo mi-embro de la sociedad debe participar del proceso de for-mación de la opinión pública. A los dirigentes de empresa les cabe la responsabilidad adicional, como conductores de una comunidad de inter-eses, de manifestarse con-forme a sus convicciones personales y a las obliga-ciones y derechos derivados de los intereses que repre-sentan”.

Su posición se sostiene con un razonamiento difícil de refutar y que describe de la siguiente manera: “Entiendo que mi responsabilidad como presidente de Shell Argentina, requiere que, cuando algún tema relativo al sector, o que pueda impactar en él, pueda adquirir estado público, yo esté dispuesto a comunicar de forma clara y argumen-tada el mensaje pertinente de la compañía que represento”.

Agrega que “este mensaje debe poder llegar a los desti-natarios objetivos a través de los canales adecuados y en el momento oportuno”.

Aranguren incluso re-comienda a sus colegas em-presarios prestar atención a lo que los asesores de co-municación del kirchnerismo denominan “el relato”, o esa aplicación de la técnica de marketing del story telling a la comunicación política que le ha sido tan efectiva al go-bierno para ganar las mentes y los corazones de las may-orías argentinas, y hasta re-comienda recoger el guante: “Es necesario que quienes estamos al frente de una compañía prestemos aten-ción a la construcción de los relatos que se instalan como “cosa pública” para poder actuar en consecuencia, o incluso, anticiparse y partici-par en la formación de esos relatos”.

Muy consciente de que el silencio empresario puede afectar negativamente la reputación de las empre-sas, Aranguren sostiene que “en nuestros clientes y en la

Eduardo Costantini, de

Consultatio: “La gente pregunta

cómo lo habrá hecho”.

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opinión pública suelen gener-arse inquietudes respecto del tratamiento de los temas sen-sibles del sector en los me-dios de comunicación. Estas inquietudes, ante la falta de voces claras, conocedoras del tema o de una adecuada pluralidad de puntos de vista, pueden transformarse en conclusiones, muchas veces parciales o incompletas, que pueden incidir en uno de los activos más importantes que tiene una compañía: su repu-tación. Eso eventualmente repercute en el desarrollo del negocio o de la propia indus-tria”.

El petrolero sostiene que “es importante que quienes representan directamente a las compañías puedan mani-festarse explícitamente, pref-erentemente evitando el “off the record”, y participar acti-vamente en la formación de la opinión pública, desde un lu-gar de honestidad intelectual y con los argumentos que el

conocimiento de los temas le permitan desarrollar”.

El enfoque opuesto al de Aranguren sobre la pregunta de si los empresarios deben participar abiertamente en el debate “cultural” sobre el mejor modelo económico para el país, es el de Eduardo Eurnekián, uno de los más po-derosos de la Argentina. Hoy, el dueño de la concesión de los aeropuertos argentinos y dueño de un holding suma-mente diversificado, es de los que tienen buena relación con el gobierno. Pero no siempre fue así. Por él se llegó a pedir captura internacional luego de que el entonces flamante presidente Néstor Kirchner solicitara “traje a rayas para los grandes evasores”, en 2003, por una discusión so-bre el canon que debía pagar Aeropuertos Argentina 2000.

Hoy Eurnekián es socio del Estado y está en armonía y sintonía con el gobierno, y se lo puede considerar el más

poderoso e influyente dentro del grupo de empresarios que ya formaban parte del “elenco estable” antes de la llegada al poder de los Kirch-ner.

Analiza el peso de la opin-ión de los empresarios como una circunstancia que de-pende del momento histórico. “Las mismas expresiones tienen diferente trascen-dencia ante la incertidum-bre económica y, aún más, política –señala-; -lo poco o mucho que se dijera en 2002 podía interpretarse de difer-ente manera por la trascen-dencia que le daba una cir-cunstancia dramática”.

Eurnekián no cree que ningún empresario de nivel esté preocupado por una represión de ninguna natu-raleza. “Exageramos al decir que en nuestro país el límite de derecho ha caducado; no es así. Es el Estado el que debe compatibilizar los in-tereses particulares o sec-

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* Respuestas espontáneas. El total supera el 100% porque los encuestados podían mencionar más de una opción

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Walter Steiner, de

Zanella: hablar, sí, pero con cuidado: “si

hasta la prensa es perseguida”.

Gustavo Grobocopatel,

el “Rey de la soja”: hacer equilibrio

entre la sobreexposición

y el silencio.

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toriales en el marco global”. A su juicio, los empresarios deben intervenir a través de las organizaciones empre-sarias; la Cámara Argentina de Comercio, en su caso. “De esa manera –señala- quedan representados desde las em-presas más chicas a las más grandes. Con habilidad e in-genio se aúnan criterios, se ensamblan voluntades y, al menos una vez por año, éstas se expresan públicamente”, dice el empresario dueño del holding diversificado Corpración América que in-cursionó en los 80 y 90 en el mundo de los medios.

Contradiciendo abierta-mente la postura de Aran-guren, de Shell, Eurnekián sostiene: “Si bien todos so-mos entes políticos, no po-demos dejar que eso trasunte a la organización. Para eso está el voto. El empresario no debe intervenir directamente en la opinión pública”. Pero sí alienta la participación in-dividual de los empresarios dentro de las cámaras y que éstas se expresen, para “fa-

vorecer la democracia”. ¿Cuál es el resultado de

esta frontalidad para expresar sus puntos de vista? Según el consultor Miguel Ritter, el ejemplo de Aranguren deja en evidencia al propio sec-tor empresario: “Lo dejaron solo”, afirma. “Ha hecho todo lo posible, con apoyo de la casa matriz y un coraje ex-cepcional, y no ha logrado otra cosa que estar solo”.

Ritter explica el derrotero por el cual sostiene que se ha llegado a esta situación: “En la década del 90, los empresarios tuvieron mucho protagonismo porque se sa-lieron de la caja para hablar de políticas sociales; pero durante la crisis 2001/2002 pasaron a ser los malos de la película. El gobierno de Nés-tor Kirchner buscó enemigos en las Fuerzas Armadas, en la Iglesia y también en los empresarios, a los que puso en penitencia. Las áreas de comunicación de las empre-sas dejaron de posicionar a los CEO y, en sintonía con el estilo de gobierno, nace la

moda de la Responsabilidad Social Empresaria, como si antes hubieran sido irrespon-sables”.

Eduardo Costantini tam-bién repara en 2001/2002 como un punto de inflexión. Este empresario financiero e inmobiliario, creador de múltiples compañías –y ciu-dades- reconoce que los empresarios fueron entonces “culpados de la crisis y pre-firieron ocultar su patrimonio y ocultarse ellos mismos”. El empresario, que cobró un alto perfil construyendo el Malba- el museo que posee una de las mayores colec-ciones de arte latinoameri-cano del mundo- es uno de los pocos que han mantenido aun durante los años más si-lenciosos del empresariado una cierta –aunque discreta- presencia en los medios.

Abierto en su comuni-cación y su estilo de vida, sabe del “recelo y resen-timiento” que provoca el éx-ito. “La gente pregunta cómo lo habrá hecho”. Comprende esta reacción insertándola en un escenario más amplio que suena a una recomendación a pensar dos veces antes de que un empresario exponga su opinión en los medios: “Nuestra historia no ha evo-lucionado para mejorar la autoestima de los diferentes actores sociales. Durante las últimas tres o cuatro déca-das, el éxito dejó de ser visto como algo lograble para cual-quier persona, como en otros países. La argentina es una sociedad partida, donde los diferentes sectores se van autodescalificando”.

Walter Steiner es suizo, presidente de Zanella y habla español con acento. Las vuel-tas de la vida y el amor hici-eron que este expatriado del gigante cementero suizo Hol-cim se decidiera a radicarse definitivamente en la Argen-tina y terminara comprando la quiebra de la tradicional fábrica argentina de motos Zanella.

Alguna vez admitió públi-

camente que había recibido un reto de los funcionarios por importar motores para sus motos. Y, con la misma tranquilidad, a principios de este año también comentó abiertamente que “ahora es-taba bien” con el Gobierno.

Para él, los empresarios callan porque no se han dado cuenta de su papel en la so-ciedad. “Claro que necesi-tan hablar de sus productos, porque tienen funciones co-merciales. Pero no pueden dejar todo el espacio a los políticos en su rol en la so-ciedad”.

Para eso las cámaras son más útiles que la intervención individual, “porque están bien ponderadas y tiene más aceptación la voz de varios”. Aún así, considera que es un tema delicado hoy, si lo que se tiene que decir implica una crítica al Gobierno: “Si hasta la prensa es perseguida…”, reflexiona.

Eduardo Costantini co-incide en que “las cámaras tienen la ventaja de un mayor carácter institucional para hablar con una contraparte como puede ser el Gobierno”. Pero también envalentona a los empresarios a “no tener miedo a hablar”, aunque re-

conoce que ese miedo “es parte del ser humano”.

Por su parte, Juan José Aranguren, presidente de Shell Argentina, entiende “que no todos los dirigen-tes empresarios y no todos los sectores de la industria comparten una misma sen-sibilidad sobre un tema o es-tén dispuestos a exponerse públicamente.”

Pero cree que hay asuntos que concitan opiniones am-plias: “Ciertos sectores como el energético, el del campo y el financiero se posicionaron como generadores de temas de interés general, y a su vez, en ámbitos conceptu-ales para debates de índole política; todo esto, dentro de una lógica comunicacional que también responde a in-tereses sectoriales.”

El tránsito de la ex-posición pública amplia a la intervención política podría estar separada por un sólo paso. Sin embargo, ningún empresario consultado, a pe-sar de su gran ascendente en el ambiente privado, consid-eró la posibilidad de recor-rer esa distancia. “No tengo vocación política”, fue la re-spuesta.

Ritter cree que los empre-

sarios “no se sienten parte de la sociedad, sino que se consideran que están para hacer negocios. El dinero es vil y se acomoda a cualquier gobierno. Lo único que les importa es que les cambien las reglas del juego”.

Para demostrarlo, recurre al caso del Coloquio de IDEA, encuentro empresario que se realiza cada año en octubre y reúne a 800 asistentes de to-dos los sectores de la activi-dad privada, donde “desa-parecieron de la agenda los grandes temas nacionales y las políticas de Estado”.

“Más allá de lo que haga, los roles deben estar defini-dos –sentencia el empresa-rio agroindustrial Gustavo Grobocopatel. Los políticos no pueden hacer empresas y los empresarios no deben hacer política partidaria”. Para el empresario sojero, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, hijo del fun-dador de Socma, uno de los holdings empresarios que se hicieron fuertes en los 80, y el diputado peronista Francisco De Narváez, “son políticos, no empresarios”.

El salto de esos dos em-presarios a la política, el de Macri y el de Francisco De

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Narváez, fue visto en los úl-timos años como una señal de desembarco de una visión proempresaria en la arena pública. Pero fueron casos más bien aislados.

Francisco De Narváez, heredero del grupo Narváez-Steuer que tenía como marca insignia la cadena de tiendas Casa Tía y luego incursionó en otras ramas del retail, comenzó su carrera política en 2003, poco después del colapso de la convertibilidad. Hoy critica a los empresarios porque “hablan mucho de la calidad institucional y son contadas las ocasiones en las que se expresan pública-mente”.

Sostiene que los empre-sarios nacionales deben dar su opinión sobre la agenda política, social, productiva y económica del país, en forma individual o colectiva cuando es a través de las entidades gremiales que los agrupan”.

Pero apunta: “Las cá-maras sectoriales debieran de estar compuestas por accionistas o ejecutivos de mayor nivel y la interacción de éstas con el sindicalismo y con el Gobierno debe ser permanente, no coyuntural,

y de agenda amplia, no sólo sectorial”.

Mauricio Macri, por su parte, que aspira a la Presi-dencia de la Nación en 2015, sostiene que “los empresa-rios tienen que intervenir en la cosa pública, involucrarse, dar su punto de vista y de-fender sus intereses.”

En cuanto a la comu-nicación empresaria, nota interés en este sentido. “Veo buenos equipos, gente preparada y con ganas de hacer las cosas bien y co-municar aquello que hacen. Me gustaría que los casos aislados que veo sean cada vez más y que estas conduc-tas individuales se multipli-quen”.

Su apellido era hasta hace un lustro una marca registra-da en el empresariado a raíz de la actividad amplia y rel-evante de su padre, Franco. Sin embargo, después de 12 años a cargo del club deport-ivo Boca Juniors se volcó de lleno a la cosa pública. Ad-mite que le gustaría ver más empresarios dedicándose a la política y a la gestión, in-volucrados en el diagnóstico y en la solución de los prob-lemas reales. “ Pero también

más empresarios en las cá-maras sectoriales discutien-do activamente y en público qué es lo mejor para el desar-rollo y crecimiento de nues-tro país.”

Como él, cree que “hay muchos empresarios exito-sos que decidieron dejar la actividad privada para me-terse en lo público. Hay de todo –reconoce-: están los que al margen de los parti-dos políticos, se involucran defendiendo su actividad privada, participando de encuentros en los que se debaten políticas públicas y se piensa sobre el futuro del país. Y están los que de-ciden ocupar un rol activo, involucrarse directamente en la cosa pública. Esto es una elección de vida, al me-nos así lo viví desde el primer momento en que decidí me-terme en política”.

¿Empresario o político? “No me gusta encasillarme como empresario ni como político, soy simplemente un argentino que quiere lo me-jor para mi país y por eso me metí en política: en vez de quejarme del partido, prefi-ero meterme en la cancha para cambiar el resultado”.

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¿Usted cree que con Cristina Kirchner se van a desarrollar mejores empresarios en la Argentina?

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IV. estudio sobre la imagen del empresariado

“A los empresarios les falta un relato”Para Carlos Fara, autor del estudio, los empresarios no están tan mal en imagen. Recomienda que, para prevenir una mayor ola de estatismo, generen un “relato” que conecte con la matriz cultural de los argentinos.

ómo está la imagen de los empresa-rios?

-En reali-dad, los em-

presarios están relativamen-te en el momento más alto de su imagen en los diez años que venimos haciendo este estudio. Por primera vez la imagen positiva es superior a la negativa, mientras que la imagen neutral se man-tiene estable a lo largo del tiempo. Tienen el doble de imagen positiva que tenían en mayo de 2001.

-¿Cómo puede ser que mejore la imagen de los empresarios al mismo tiem-po que la opinión pública tiende hacia el estatismo y se aleja cada vez más de la economía de mercado? Si tenemos en cuenta los dis-cursos prevalecientes, en

las últimas elecciones gana un gobierno que declama ser de izquierda, con el 54%, y el principal partido de la oposición es el socialismo, y entre ambos suman el 70 % de los votos?

-La opinión pública se maneja por climas genera-les. La sociedad argentina piensa que hoy está mejor que en la década del 90. La gente siente que hay mu-chas más posibilidades de empleo que en la década del 90. Y los actores centrales del empleo son los empre-sarios, además de la política del gobierno, por lo tanto me parece que la sociedad está en los niveles de optimismo personal mayor de los últi-mos ocho años, y no resul-ta raro que los empresarios hayan mejorado su imagen, independientemente de que crean ahora que el Estado

debe cumplir un rol funda-mental en la economía.

-Si uno ve preguntas como quién tiene la culpa de la inflación. Entre las opciones de si la política económica del gobierno, los sindicalistas que recla-man demasiado aumento o los empresarios que suben los precios, la gente elige mayoritariamente como pri-mera opción culpar a los empresarios. Si bien esa no es la realidad, suena casi comprensible, ya que la gente termina pagando los aumentos a una empresa, un comercio. Y a pesar de eso, ¿la imagen de las empresas está mejor?

-Sí, pero de todos modos tenemos que tener en cuen-ta que, pese a la mejora, el empresario no es el sector más valorado: estaba en 13 % en 2001 y ahora está

en 30%. Ha crecido, pero la imagen no llega a ser buena. En el caso de la inflación, la gente no termina de visuali-zar a la política económica como la causa de la suba de los precios.

Además el tema de la inflación hay que analizarlo de manera relativa. A la gen-te no le gusta, pero si se le pregunta a qué le tiene más miedo, si a la inflación o al desempleo, la gente inme-diatamente dice primero el desempleo. La inflación es vista como mal menor. Ade-más, aunque menor al que dicen las estadísticas oficia-les, en 2011 se detectó una mejora del salario real. Por eso la gente no deja de per-cibir que los precios suben,

pero mientras no los afecte, no se preocupan.

-Quizás podamos agre-garle la complicidad con la inflación de mucha gente de clase media que compra en cuotas y ve cómo se va licuando el valor de esas cuotas a medida que avanza la inflación.

-Exactamente, en el caso de las cuotas mucha gen-te hasta tiene la sensación de haberle ganado a la in-flación. De todos modos la gente también ve, aunque en menor medida, al gobierno como corresponsable de la inflación: el 74 % menciona a los empresarios como prin-cipal culpable, pero el 60% de las opciones múltiples recaen en la política econó-

mica del gobierno. -En 2012, año en el que

se espera más inflación que nunca por la quita de subsi-dios a tarifas de servicios públicos, ¿convendría reco-mendarles a las empresas que emprendan una estrate-gia de comunicación activa para explicarle a la opinión pública que ellos no son los responsables de la política económica que genera la inflación, o les conviene me-jor seguir callando y seguir comprando la culpabilidad por el alza de precios y su-frir una baja de imagen, pero no desafiar al gobierno?

-Hay dos temas distin-tos: la cuestión política y la comunicacional y me pare-ce que confluyen. Política-

Consultor Carlos Fara: “El

empresariado nunca se

planteó la necesidad

de tener una política de largo plazo

para instalar determinados valores en la

sociedad”.C¿

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nmente no creo que puedan hacer nada, porque creo que el contexto es de mucha observación por parte del gobierno de qué hacen los empresarios, particularmen-te los grandes formadores de precios, y comunicacio-nalmente tampoco creo que ganen demasiado. Invertir un esfuerzo importante en algo que no va a funcionar, no sirve. No aclares que os-curece. Ahí no va a quedar mucho más para hacer que explicar que le aumentaron los costos.

-O sea que si explicarle a la opinión pública que no son los culpables termina generando más crispación, ¿mejor callar?

-El cuadro no solo es co-municacional, también es político. De todos modos,

hemos preguntado para otro estudio sobre el tema de las tarifas de servicios públicos para sondear si la gente en-tiende por qué van a subir, y la respuesta mayoritaria es “porque el Estado quita los subsidios”. La gente, al final, lo entiende. El costo de esta tanda de aumentos al final lo cargará el gobierno y no las empresas.

-Cuando se pregunta por referentes del mundo em-presario, siguen sin apare-cer. Y en todos estos años de kirchnerismo tampoco se han vuelto referentes los empresarios que prospera-ron con el “modelo”, como Cristóbal López, Sebastián Ezkenazi o Lázaro Báez. Por único nombre vinculado al empresariado sigue apare-ciendo Macri, por muy poco

que tenga que ver a esta al-tura el alcalde porteño Mau-ricio Macri con el tema.¿Eso es bueno?

-El mayor momento para el perfil alto de los empresa-rios en el mundo fueron los 90. Ya hacia el final de los 90 se empezó a recomendar un perfil más bajo. El mundo em-pezaba a demandar la menor exposición y ostentación como valor. No es el mejor contexto para que se mues-tren públicamente los que tienen más dinero. Estamos en América latina en una era de bajo perfil para los em-presarios. Yo soy de los que creen que esta tendencia en la región y particularmente en la Argentina se sostie-ne por lo menos un lustro más, o sea todo el mandato de Cristina Kirchner. Y cada

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vez que veamos problemas y malestar económico en el resto del mundo, esto va a cimentar el reclamo de pre-sencia del Estado por parte de la gente. No es solo una tendencia argentina, en todo el mundo se está pidiendo más regulación y presencia del Estado.

El kirchnerismo tiene éxi-to simbólico porque este re-lato tiene más que ver con la matriz cultural argentina.

-¿Significa que el argen-tino, a diferencia del norte-americano, está alejado de la cultura emprendedora?

-En la encuesta aparece algo de actitud emprende-dora. Y de hecho hay estu-dios que muestran que el argentino es bastante em-prendedor.

-¿Pero esto salta en la encuesta? ¿La gente apre-cia valores como el tomar riesgo, invertir dinero y es-fuerzo?

-Hay indicios, claro que,

en primer término, la gente quiere la seguridad del Esta-do. El Estado tiene que estar.

-A la luz de la teoría de la Espiral del silencio, de la socióloga Elisabeth Noelle Neumann, ¿qué le recomen-daría a los empresarios? Porque esta alemana soste-nía que, si el capitalismo se calla la boca, sus ideas des-aparecen. Particularmente teniendo en cuenta que el gobierno maneja su relato de manera impecable y que tapa el silencio del empre-sariado con su avanzada cultural proestado y antiem-presaria.

-Primero hay que tener en cuenta que para dar una batalla cultural debe hacer-se dentro de una visión de largo plazo. Me da la sensa-ción de que el empresariado nunca se planteó la nece-sidad de tener una política de largo plazo para instalar determinados valores en la sociedad, como sí sucede

en otros lugares.Como esto no sucede

esto es espasmódico. En otros lugares hay decisiones más fuertes del empresaria-do para interactuar con la sociedad. Como en México el caso de la cámara Co-parmex o el Instituto Tec-nológico de Monterrey, que es en definitiva una univer-sidad del empresariado. En la Argentina estas políticas son mucho más débiles. No hay una interacción de las empresas suficientemen-te fuerte con la educación. También en Brasil, los em-presarios se animan más a jugar como actores socia-les y políticos. En Chile los empresarios también tienen una actitud de participar más en política que aquí. Lo que sucede es que en la Argentina no queda claro a quién pertenecen las empre-sas. Hoy las empresas están más transnacionalizadas que en los 90. Los empre-

sarios argentinos, puestos a competir, prefieren salirse del mercado. Sin embargo en Chile está empezando a pasar algo así también: las empresas están siendo con-ducidas por segundas gene-raciones que muchas veces prefieren vender.

Es muy difícil, sin referen-tes, que la gente visualice al empresariado. Hoy Pérez Companc, no está; Amalia Fortabat, no está; Macri pa-dre está en China.

-Y los que se conocen como empresarios actuales, como Costantini, Grobocop-tael, no son conocidos a ni-vel masivo. Por eso la gran pregunta: ¿se puede inter-venir en la opinión pública con un “relato” propio, para usar el término que usa el gobierno, sin referentes? Un experto en comunicación diría que un sector así ne-cesita un puñado de buenos voceros representativos, pero no hay.

-Sí, la gran lección del story telling en el mundo es que los empresarios no pue-den salir a dar una clase de macroeconomía a la opinión pública: explicar las inver-siones que hacen en térmi-nos racionales. Dónde está la relación entre el valor que se quiere transmitir con la matriz cultural con la que se está interactuando. No sirve con tratar de decir lo que yo quiero de manera lo más lindo posible, sino de enten-der de qué parte de la matriz cultural tiro para que haga el clic, si no, no se va a produ-cir nunca una conexión. Creo que los empresarios se que-daron en cómo decir mejor lo que quieren decir y no explo-rar los valores del receptor para entender cómo se pue-de enganchar con algo de lo que yo quiero transmitir.

-¡Qué situación comple-ja la de los empresarios en Argentina! ¿Cómo llegar en-tonces a ese receptor? No

hay referentes, la opinión pública es cada vez más es-tatista, la gente compra sin vueltas el relato del gobier-no y dice que debió venir el gobierno a salvar a la Ar-gentina, porque las empre-sas son impotentes.

-Hay puntos de equili-brio. Ahora estamos pen-sando en el plano simbólico. El argentino tampoco quiere que todo esté en manos del Estado. Quiere que el Esta-do esté presente para equi-librar las cargas. No quiere más de lo que ya hay, que no es poco. Por el contrario, en rubros como salud o seguri-dad, la gente se queja de las deficiencias, y el que menos tiene suele ser el que sufre esas deficiencias. Y hay una serie de valores que sí están arraigados en el ima-ginario de los argentinos, que vienen del inmigrante: el esfuerzo individual, el valor de la educación, que también son valores que

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¿Usted cree que desde que los Kirchner son presidentes, la Argentina está más volcadaa producir o a la especulación �nanciera?

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Producción

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¿Qué piensa de la venta de empresas argentinas a manos extranjeras?

Se está extrangerizando la economía

No es lo mejor, pero es inevitableEs necesario para que puedan seguir compitiendo a nivel nacional

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no tienen a nadie que los encarne. La oposición está fragmentada, y nunca termi-nó de entender que también tenía que construir un relato y no solo dedicarse a criticar al gobierno. Pensaban que solo tenían que criticar al gobierno y se olvidaron de construir un relato positivo. La opción de “contra esto” nunca funciona bien, por eso me parece que teniendo en cuenta cómo ac-tivar los valores que ya están en la matriz cultural de los ar-gentinos, las empresas pue-den desarrollar actividades de responsabilidad social, re-laciones públicas. Si las em-presas, cuando desarrollan actividades de RSE no tienen en cuenta que impacta verda-deramente en la comunidad con la que están interactuan-

do, no va a cambiar la imagen de las empresas.

-Pero muchas empresas están llevando a cabo y des-de hace tiempo actividades de RSE. ¿Cómo se tendrían que reenfocar?

-La educación es un tema clave. Vos no vas a conven-cer al 100 por ciento de que la economía de mercado es buena, pero hay públicos más permeables. La mayoría de nosotros somos un poco demócratas y un poco re-publicanos, según la teoría del lingüista norteamericano George Lakoff, que pregunta “qué parte del demócrata y el republicano agarro para llevármelos al terreno pro-gresista”. Los republicanos, tomando valores de fami-lia, se llevaron a gente a la

derecha. La misma persona puede ser estatista y a la vez puede ser pro-privado en otros temas. Pero esto se puede lograr solo conocien-do la matriz cultural.

-Tenemos en la Argen-tina ausencia de partidos políticos relevantes, excep-to el poderoso partido de gobierno y no hay práctica-mente un partido de centro-derecha, como en cualquier otro país del mundo. Como los demócratas cristianos y los liberales en Alemania, el PP en España, que asuma automáticamente la repre-sentación de esos valores proempresarios. En este ex-traño contexto, qué les con-vendría más a los empresa-rios, si realmente estuvieran interesados en cambiar la

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opinión pública a su favor: ayudar a construir un parti-do afín o trabajar por su pro-pia cuenta sobre la opinión pública?

-No es tan importante la calificación del partido. Más importante es identificar qué personajes de los que están hoy en la política pueden re-presentar valores que para los empresarios son relevan-tes, como seguridad jurídica, transparencia, mejores nive-les de recursos humanos, etcétera. O se tiene una es-tructura política propia con la cual interactuar, como el PAN en México o el PP en España, la UDI en Chile, lo que sería difícil en Argen-tina, porque es un proceso muy largo y complejo, o te-nés que garantizar que haya integrantes de la dirigencia política existente que tengan ciertos consensos de base,

independientemente de en qué partido estén, como para por lo menos asegurarse de que ciertas reglas de jue-go básicas no se cambien. Pero eso significa que indi-rectamente los empresarios se tendrían que meter en la política, y me parece que la mayoría de los empresarios argentinos no se quiere to-mar ese trabajo.

La otra alternativa es di-rectamente salir a apoyar a determinados partidos, hay que financiar escuelas de formación política que dé cursos, hay que empezar desde abajo. Hay que empe-zar donde formar valores pro empresarios en la juventud. Tienen que empezar en la escuela primaria. De hecho en los anteriores estudios preguntamos a la gente si se debe enseñar en la escue-la cómo es el trabajo de un

empresario, y la gente está de acuerdo. Pero la clave es que se haga un trabajo con-centrado. Las estrategias exitosas son de concentra-ción de esfuerzos y temáti-cas.

A falta de instituciones políticas sólidas, las empre-sas podrían cubrir en alguna medida el rol que tienen en Alemania, por ejemplo, fun-daciones de investigación y formación política como la Konrad Adenauer, de la de-mocracia cristiana o la Frie-drich Naumann, del Partido Liberal.

-Ahora, viendo cómo opera el kirchnerismo des-de el gobierno, que trata de impedir toda participación o expresión pública inde-pendiente del empresariado bajo amenazas de represa-lias, no sería una tarea libre de riesgos.

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Mencione 3 argentinos o argentinas que para usted sean un modelo como persona

* Respuestas espontaneas. El total supera el 100% porque los encuestados podian mencionar mas de una opción.

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Usted cree que los empresarios...

Sólo piensan en ganar dinero No pagan impuestos

De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc

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¿Usted cree que los empresarios son imprescindibles para producir el desarrollo y la riqueza de la Argentina?

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¿Usted cree que los empresarios...

No tienen imaginación para hacer negocios Tratan bien a los empleados

De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc

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¿Usted cree que los empresarios.

Son competitivos a nivel internacional No reinvierten las ganancias en la empresa

De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc De acuerdo En parte En desacuerdo Ns/Nc

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-Pero siempre hay o se encuentran los espacios. Los empresarios tienen que ser astutos para encontrar ese camino.

-¿Puede servir el ejem-plo de la “Guerra del Cam-po” de 2008 en la que de la confrontación del gobierno con las entidades rurales fi-nalmente surgieron algunos líderes del sector agrario que se metieron en política y hoy están en el Congreso representando los intereses del agro desde prácticamen-te todos los partidos?

-Definitivamente es ne-cesario que lo hagan y que tengan cuadros propios en la política. Después de todo, los partidos deben represen-tar, cada uno a su manera, la diversidad social. Si los em-presarios ven a la política como un lugar desagrada-ble, están en problemas.

-Me suena al mismo pro-blema que plantea la teoría de la espiral del silencio: un círculo vicioso en el que cada vez la idea de que las empresas deben tener un marco estable y amigable

a la economía de mercado para que puedan generar progreso, desaparece, y como desaparece, los em-presarios hacen más silen-cio todavía.

-Los procesos históricos son dinámicos. Lo que está sucediendo en un momento determinado no significa que vaya a suceder para siem-pre. Y para tener resultados, hay que empezar temprano. Además se necesitan estra-tegias múltiples. No alcanza con hacer comunicación, re-laciones públicas, presentar

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Ambos iguales

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¿Usted pre�ere a los empresarios argentinos, a los extranjeros o le parece que ambos son iguales?

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¿Usted sentiría orgullo si su hijo decidiese ser empresario?

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Perez CompancPagani

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¿Puede mencionar 3 empresarios que sean positivos para el desarrollo del país?

* Respuestas espontáneas. El total supera el 100% porque los encuentados podian mencionar más de una opción.May 2001Mar 2005

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Usted cree que luego de la devaluación, al poder importar menos, los empresarios argentinos ¿bajaron la calidad de los productos, la mejoraron o produjeron con la misma calidad?

Bajaron la calidadProdujeron con la misma calidad

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Mejoran la calidad

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Que cumpla sus compromisos

Genere empleoQue pague buenos salarios

Que sea trabajador Que invierta en el país

Que sea honesto Haga buenos productos

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Nombre 3 aspectos que valore positivamente de un empresario

*Respuestas espontáneas. El total supera el 100% porque los encuestados podían mencionar más de una opción.

Sabemos cómo esas pequeñascosas de cada día tocan tu vida.

Por eso nuestras marcas acompañantodos los días a más de 4.400 millonesde personas alrededor del mundo.

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¿Usted cree que la persona que tiene su propia empresa o negocio, ¿trabaja más, menos o la misma cantidad de horas que un empleado?

Trabaja más

Trabaja la misma cantidad de horas

Trabaja menos

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¿Le gustaría tener su propia empresa o negocio?

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¿Usted cree que en la Argentina se le ponen trabas al que quiere producir?

No

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Trabajadores – Vagos 5,5 5,5 5,7 5,9Organizados – Desorganizados 5,2 5,6 5,5 5,8Visión de futuro – Visión de corto plazo 4,6 5,3 5,5 5,4Innovadores – Siempre hacen lo mismo 4,8 5,2 5,4 5,3Le aportan valor a la sociedad – No le aportan nada - 4,6 4,4 4,9Responsables de la comunidad / Irresponsables 4,1 4,3 3,9 4,9Generosos – Mezquinos 4,0 4,3 3,8 4,5Piensan en el país -Especuladores 3,3 3,8 3,5 4,0

Atributos de los empresarios argentinos (comparado)*May 01 Mar 05 Dic 07 Oct 11

* Respuestas espontáneas. Valores expresados en medias dentro de una escala de 10 a 1 (escala valorativa descendente)

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n públicamente mis ideas. Hay que ir a las escuelas, las uni-versidades, los ámbitos aca-démicos. Si hacen una acti-vidad puntual para quedar simpáticos en un momento puntual, no sirve.

-Se me ocurre que si no hacen nada, el gobierno seguirá culpando a los em-presarios por las falencias de su propia gestión, como se ve en la encuesta con el caso de la inflación…

-Por supuesto que será así.

-Otro terreno curioso en la Argentina es el de los medios. Dejando de lado la guerra del gobierno contra el Grupo Clarín, los poquísimos empresarios que participan en los me-dios son exclusivamente útiles al discurso oficial y hasta viven de la publicidad

oficial. No se ven grupos empresarios que, por ejem-plo, aprovechen la ley de Medios para reclamar tener un canal de TV propio, inde-pendiente de la propaganda oficial, como hay en todo el mundo, dedicado a transmi-tir sus valores con indepen-dencia del gobierno.

-Las empresas son muy profesionales a la hora de vender sus productos y tie-nen muchos talentos en eso, pero se olvidan de que de-ben difundir las ideas que les permitirán tener un contexto propicio para el desarrollo empresario.

-Llama la atención como crece año a año el consenso de que es positivo para el país haber salido de la con-vertibilidad. Otra cosa que me llamó la atención y que habla muy bien del gobierno

es la pregunta de si al que quiere producir el gobierno le pone trabas: en 2001 ese disvalor estaba en el 90 por ciento, y ahora bajó a 54 por ciento. La gente verdadera-mente cree que este con-texto es más productivo que el anterior. Y eso a pesar de la inflación, de la conflicti-vidad laboral, los cambios de reglas de juego constan-tes….

-En ese punto, la percep-ción de la opinión pública indica eso. Ven que las em-presas ganaron mucha pla-ta. Entonces no creo que sea fácil para los empresarios instalar una idea distinta el día que quieran salir a recla-mar otras reglas de juego. De todos modos, en los diez años que venimos haciendo este estudio, los valores cen-trales no cambiaron tanto.

Una de las preguntas clave es si cree que las empresas son imprescindibles para el desarrollo. Si uno lo toma en los diez años del estudio, llega a la conclusión de que, con sus altibajos, sí es im-prescindible. Esto significa que aunque los empresarios no tengan la mejor imagen, está claro que para la gente son imprescindibles.

-¿Significa este dato que si el gobierno decidiera se-guir más a fondo los pasos de Hugo Chávez y lanzarse a expropiar empresas, como en Venezuela, la opinión pú-blica no lo acompañaría?

-Sí, puede ser en el caso de empresas de servicios públicos, que originalmente eran estatales, o que se con-sideren estratégicas, pero un escenario como el de Venezuela es inimaginable. Eso sería la mejor manera de terminar como a finales de los 80.

-¿Considerás sorpren-

dente el crecimiento de Brasil y la caída de España en la pregunta de cuál es el mejor modelo extranjero a seguir por Argentina?

-España era un modelo culturalmente cercano, pero el caso de Brasil era previ-sible. En nuestras encues-tas da el ex presidente Lula como el líder latinoamerica-no más admirado. Creo que hay una sana envidia hacia Brasil.

-¿Podría ser Brasil para los empresarios argentinos un punto de partida para una campaña de fortaleci-miento de su imagen? Pien-so que en Brasil, tanto con Lula como ahora con Dilma Roussef, el empresariado tiene un enorme peso polí-tico, y el gobierno respeta mucho a sus empresas e inversiones.

-Totalmente, pero el involucramiento no debe darse solo con los temas que les preocupa a los em-

presarios, como estabilidad jurídica, transparencia en las reglas de juego, etcéte-ra. Esas son las preocupa-ciones de los empresarios, entonces la comunicación no puede ir en ese sentido. La gente se preguntará, en ese caso “¿y yo qué tengo que ver con todo esto?” Lo que falta es un relato que llegue a los afectos. A mí me parece que el empresariado en Brasil tiene un relato que dice “nosotros somos la lo-comotora de la economía”. De hecho el campo hizo eso, y por eso ganó la pulseada por las retenciones en 2008. Ellos dijeron “nosotros so-mos parte de la identidad argentina”.

Si mi comunicación es racional, porque explico lo que a mí me preocupa, en lugar de decir “yo quiero un país de esta manera, que va a ser bueno para todos”, no están encontrando el lugar en la vida de la gente.

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Gastos PersonalesPondría un negocio o una empresa

Seguiría trabajando de lo que hace

Viviría de los intereses del banco

CaridadPrestaria el dinero para otro ponga una empresa

Si usted ganara la Lotería y recibiera 1 millón de dólares, ¿qué haría?*

*Respuestas espontáneas. El total supera el 100% porque los encuestados podían mencionar más de una opción

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4 4

7

7 4 4 7

10

20

30

40

50

60 10

20

30

40

50

60

May 2001Mar 2005 Dic 2007 Oct 2011

May 2001Mar 2005 Dic 2007 Oct 2011

En lo laboral, ¿cuál sería el sueño de su vida: tener su propia empresa o negocio para no tener más jefes; tener un trabajo estable bien pago haciendo lo que le gusta?

Tener empresa propia para no tener jefes 45 55 50 35

Tener un trabajo bien pago haciendo lo que le gusta 46 36 33 54

Ns Nc 5 6 14 10

Ns Nc

Otro

Otro 3 2 2 1

Tener un trabajo bien pago haciendo lo que le gusta

Tener empresa propia para no tener jefes

45

55 50

3546

3633

54

5 6 1410

32

21