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  • Costumbrismo y novela: en torno a Fortunata y Jacinta

    Ermitas Penas Varela Universidad de Santiaao de Compostela. Grupo de Estudios Galdosianos (GREGAL)

    Es lugar comn de la crtica literaria considerar al costumbrismo romntico, al que J. L. Varela calificara de paradoja1 , como germen del realismo del siglo XIX, que cristalizara primeramente en la llamada novela costumbrista, y ms tarde en la novela reaional. Incluso, corroborara tal aserto el que determinados autores utilizasen, antes de que el trmino realismo se instaurase definitivamente, marbetes distintos a este. As, novela corriente por Alcal Galiano2 o que Larra calificase a Balzac de escritor de costumbres3 Ambos se refieren a un tipo de narracin diferente a la novela histrica o a la novela sentimental y folletinesca, dos modalidades del romance, la una verosmil y la otra inverosmil, que Mesonero Romanos distingua en 1839\ de la por

    1 -Varela, Jos Luis, introduccin a El costumbrismo romntico, Madrid, Magisterio Espaol, 1969. 2 -Subraya Alcal Galiano el gran nmero de traducciones en detrimento de originales, alaba la creacin de nuevas novelas histr icas y anima a los escritores al cultivo de otras de tipo realista en sus escritos publicados en la revista londinense The Athenaeum entre abril y junio de 1834, Lo literatura espaolo del sislo XJX. De Moratin a Rivas, Madrid, Alianza Editorial, 1969, p. 135. 3 - As lo hace en el primero de los artculos que dedica, en El Espaol (20-VI-1836), al Panorama Mauitense de Mesonero Romanos, Fsaro. Coleccin de artculos dramticos, literarios, polticosy de costumbres, Prez Vidal, Alejandro [ed. ], Barcelona, Crtica, 1997, p. 542. A travs de ellos, Larra, como escrib en otro lugar, est formulando y defendiendo las lneas de una incipiente esttica del realismo decimonnico que andando el tiempo nuestra literatura llegaria a asentar definitivamente, Macias y Larra, Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, 1992, p. 70. 4- Mesonero Romanos, Ramn de, La novela>>, Semanario Pintoresco Espaol, t. 1, 32, 11-VIII-1839.

  • El tumbri

  • familias Santa Cruz y Arniz. Tampoco entrar aqu en las controversias suscitadas acerca de su oportunidad o no en la primera parte, aunque c_inta razn lleva Montesinos respecto de la genealoga de ambos troncos, unidos por el matrimonio de Baldomero y Barbarita, ya que lo que se le dedica -dice- se lee mal, pues a las pocas lneas llega a ser inextrica-blcmente confuso9 . Lo cual ya haba sido comentado por Clarn: algo pudo cortarse en la historia y relacin de parentescos, especie de selva oscura de linajes10 No obstante, el acuerdo de la crtica es unnime en cuanto al acierto galdosiano de introducir un aspecto tan costumbrista como las transformaciones de la vida social, en este caso la metamorfosis del estamento mercantil madrileo a travs de tres generaciones: los diferentes usos que se van imponiendo arrumbando los antiguos en tiendas y almacenes, desde la contabilidad, los billetes de banco, los sobres, los sellos de correos hasta las modas. Es, precisamente, este el mbito de la clase media adinerada el que acoge a la familia Santa Cruz Arniz, cuyo ltimo vstago -Juanito- no trabaja, al contrario de sus predecesores.

    Es, asimismo, en ese medio en el que se produce la confusin entre los diferentes estamentos de la sociedad que ya Mesonero y Larra advertan. Lo que se evidencia en los invitados a la cena de Nochebuena en la casa de los padres del Delfn, perfecto muestrario de todas las clases sociales 11 : nobles de la aristocracia antigua junto a otros de nueva planta, pertenecientes al mundo frnanciero, hijos de antiguos negociantes del ramo y casados con mujeres de ilustre cuna, un banquero, un dependiente, dos polticos, uno parlamentario y otro concejal, un abogado y Estupi, representante del antiguo comercio. Es la misma variopinta coleccin, feliz revoltijo de las clases sociales 12 , que desfila por la vivienda de la calle de Pontejos al ir de visita o al ser convidados a almorzar, que dar pie a unas lneas digresivas sobre la dichosa confusin>> 13 de todas ellas en el capitulo V de la primera par te.

    9 - Montesinos, Jos F., o p. cit., p. 211. JO - Una carta y muchas digresiones. Al Sr. D. Benito Prez Galds, El Globo, 22 y 23 de septiembre de 1887. Recogido en Mezclilla, Madrid, Enrique Rubios, 1889, pp. 99-1 14. Cito por Sotelo Vzquez, Adolfo (ed. ], Leopoldo Alas ,,Clarn. Galds, novelista, Barcelona, PPU, 1991 , p. 163. Sin embargo, el crtico asturiano reconoce que la poda ha de ser parca ya que , ibdem, p. 163. JI -Cito, y as en adelante, por Prez Galds, Benito, limunata y jacinta, Whiston, James [ed.], 1, Madrid, Castalia, 20 1 O, p. 416. 12 - Jbidem, 1, p. 242. 13 - Ibdem, 1, p. 241.

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    1:) CciH u mbr h;roo

    Existen al comienzo de la novela determinadas pginas costumbristas de igual estirpe y carcter digresivo sobre objetos concretos tales el mantn de Manila, del que se ha escrito14 cmo deja de ser inanimado para cobrar el dinamismo propio del personaje de Barbarita, que lo evoca entre otros artculos que su madre venda. Tambin suponen otras pausas digresivas los prrafos dedicados a los objetos venidos de China, o al empleo de los diminutivos y nombres familiares. Adems, tienen idntico origen costumbrista las consagradas a la tienda de los Rubn y al origen judo o no de su apellido, a los conventos e iglesias de Madrid15 , a la historia de sus cafs -d.e San Antonio, Suizo, de Plateras, Siglo, de Levante y de Gallo-, a sus caractersticas particulares segn la concurrencia -empleados, asentadores de vveres, seores, filsofos, espiritistas ... -, o la utilizacin del gas, la abundancia o no de azcar, la msica, el tresillo o el billar, en la tercera parte de la novela.

    Hay, asimismo, en ella un nmero elevado de descripciones deudoras del costumbrismo romntico, aunque, como seal Montesinos, por su minuciosidad podran enlazar con la documentacin naturalista16 Entre ellas cabe destacar las varias pinturas de los puestos de la bulliciosa calle de Toledo17. A Jacinta le marea y casi no ve, porque est preocupada por la bsqueda de Juann, el variadsimo espectculo de los mltiples productos que el narrador ofrece: baratijas, panderetas, loza ordinaria, puntillas, cobres, cachivaches, dtiles, higos, turrn, aceitunas, naranjas, cntaros, vasijas, pajarillos amaestrados, gorras, toquillas, manigues vestidos de polisones o ternos de caballero, calzones y camisas. El odo ausculta la algaraba de las gentes, los chillidos de las mujeres pregonando su mercanca, y la vibracin de los adoquines por el paso de los carros. Y el ojo percibe el colorido de las telas -azules, rojas, verdes- que Galds describe con inesperadas sinestesias:

    el naranjado que chilla como los ejes sin grasa; el bermelln nativo, que parece rasguar los ojos; el carrrn que tiene la acidez del vinagre; el cobalto, que infunde ideas de envenenamiento; el verde panza de lagarto,

    14- - Montesinos, op. cit., p. 208. J 5 - Contemplados por Mesonero Romanos en su Manual de Madrid, Madrid, Imprenta de D. M. Burgos, 1831, p. 355. 16 - Montesinos, op. cit., p. 209. 17- Mesonero Romanos dedic un artculo a La calle de Toledo, Cartas espaolas (1932), recogido en el Panorama Matritense, 1, Madrid, Repulls, 1835, pp. 10-18.

  • CostumhrHmo J norela: en torno o fortunata ~Jacinta

    y ese amarillo tila, que tiene cierto aire de poesa mezclado con la tisis, como en La Traviata 18

    El tumulto de la calle de Toledo vuelve a ser descrito ms adelante cuando Jacinta ha conseguido su propsito de hacerse con el nio que cree ser hijo de su marido. Obreros, mujeres, chiquillos bajan por la mencionada calle al tiempo que la suben la esposa de Santa Cruz, su criada, Guillermina y Juann. Galds insiste sobre todo en el alboroto de los organillos que tocan msicas diferentes, de los pescaderos berreando su producto, de los machetazos de los carniceros o de los horteras ponderando su gnero. Podran aadirse las descripciones de los alrededores del convento de las Micaelas o del distrito de La Latina.

    No menos costumbrista resulta la narracin de las c,ompras de Bibiana, acompaada de Estupi, en la plazuela de San Miguel, en la calle de la Caza y en la costanilla de Santiago. Plcido, que antes se haba puesto al tanto de las novedades respecto de los comestibles, interrumpe el rezo de la seora en San Gins con sus averiguaciones sobre congrios, perdices, solomillos, chuletas o salmones. Otras viandas -botes de salsas, anchoas, trufas, championes, y hasta champn- eran adquiridas en reputadas tiendas como casa Pla. De los huevos, vino, cacao, azcar, canela, tabaco y puros se ocupaba el viejo comerciante.

    Ms resumidamente, el narrador relata nuevas compras el da de Nochebuena: los capones en el arco de Cuchilleros, las tartas de mazapn en casa Ranero, un beln para el falso nieto de Barbarita, etc. Todo ello adquiere la dimensin funcional de desarrollar este personaje a partir de la definicin que de l da el narrador: tena la chifladura de las compras. Cultivaba el arte por el arte, es decir, la compra por la compra19

    El pintoresquismo costumbrista hace su aparicin en los elementos que caracterizan la romntica y alegre ciudad de Sevilla que los nuevos esposos visitan en su viaje de novios: el idioma ceceoso y los donaires y chuscadas de la gente andaluza, el buen humor que all se respira, y los portentos de la arquitectura y de la Naturaleza20 Los patios amueblados y ajardinados, y la flor en la cabeza de las mujeres llaman la atencin de Jacinta. En la comida, en un bodegn de Triana, Juanito

    18 lbdem, 1, p. 324. 19 Ibdem, 1, p. 258. 20 Ibdem, l, todos los entrecomillados en la p. 223 .

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  • E./ rosrumbrirmo

    bebe mucha manzanilla porque Opinaba que para asimilarse a Andaluca y sentirla bien en s11 haba que meter en el cuerpo toda la que este pudiese r