JC_2009.08.18_ Experiencia: El instrumento para un camino humano

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    EXPERIENCIA:EL INSTRUMENTO PARA

    UN CAMINO HUMANO

    Asamblea Internacional de Responsablesde Comunin y Liberacin

    L A T H U I L E , A G O S T O 2 0 0 9

    HUELLAS

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    En portada: Vasili Kandinski, El lago, (1910), Galera Tretiakov, Mosc

    Suplemento de la revista Huellas - Litterae Communionis, n8, septiembre 2009

    Maquetacin: IMN COMUNICACINImpresin: GRFICAS ENAR

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    INTRODUCCIN JULIN CARRN

    Martes 18 de agosto, noche

    Al comienzo de un gesto como el que ahora empieza, la AsambleaInternacional de Responsables, nuestra mayor necesidad es recibir elpoder del Espritu, la energa de Cristo, la nica capaz de hacernoscambiar, de introducir la novedad en nuestros huesos, en cada fi bra

    de nuestro ser.Todos nosotros sabemos cun necesitados estamos de esta energa:

    cuanto ms conscientes somos de la desproporcin de nuestrosrecursos, tanto ms conscientes somos de que necesitamos algo msgrande que nuestras intenciones y que nuestra buena voluntad, ypor eso urge dentro de nosotros una splica al Espritu, para que laenerga de Cristo entre en nuestra vida y nos haga estar disponibles a

    la gracia que el Seor quiera darnos en estos das.

    Desciende Santo Espritu

    Al pensar en el recorrido que hemos hecho a lo largo de esteao y en el contenido de los Ejercicios de la Fraternidad para podercomprender cul es la mayor urgencia que siento en relacin a todosnosotros, al movimiento en todos los niveles, y al mirar la situacinen la que nos encontramos, en la que somos llamados a vivir la fe,el contexto cultural en el que nos hallamos inmersos, la palabrasinttica que me viene continuamente a la mente es confusin.Hemos comprendido algo del origen de esta confusin cuando hemosdicho, en los Ejercicios de la Fraternidad, que no se trata sino de laconsecuencia del desmoronamiento de las antiguas certidumbresque lleva cada vez ms a un extravo1. Cuntas veces nos hemos

    sentido perdidos, sin saber cmo afrontar ciertas cosas o cmo vivirante ciertas situaciones!

    1 J. Carrn, De la fe nace el mtodo, Ejercicios de la Fraternidad de Comunin y Liberacin,Rmini 2009, supl. a Huellas-Litterae Communionis, n. 6, junio 2009, p. 17.

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    nicamente si somos capaces de ayudarnos a comprender estasituacin y a responder a la urgencia que ella provoca en nosotros,

    podremos marcharnos despus de estos das con un poco ms declaridad, podremos vivir mejor todo lo que la vida nos pide queafrontemos, y podremos asimismo contribuir al bien de nuestroshermanos los hombres. Ante esta situacin, todos nos damos cuenta deque ya no nos basta, como no les basta a muchos de nuestros hermanos,la repeticin de un discurso, por muy justo que sea. Por utilizar unaexpresin de don Giussani: la repeticin de un discurso correcto y

    limpio. Lo deca hace aos: Se transmite un discurso correcto y limpio,algunas reglas sobre cmo ser cristianos y hombres. Pero sin amor, sinel reconocimiento del Misterio vivifi cador, el hombre se apaga y muere.Nuestra esperanza, la salvacin de Cristo, no puede ser algo que hemosledo y sabemos repetir bien. Un discurso ms o menos edifi cante omoralista: el anuncio se reduce a esto con mucha frecuencia2.

    Y esto tambin lo sabemos nosotros: no nos basta saber qu es el

    matrimonio para que se mantenga en pie, no nos basta saber qu esel trabajo para que no se convierta en una tumba, no nos basta saberque las circunstancias son una ocasin para que no se conviertan enuna derrota... Ya no nos basta, y lo sabemos bien: este dualismo noresponde a la verdadera necesidad que tenemos! Hemos repetidomuchas veces la palabra justa, pero esto no nos permite mantenernosen pie, no nos hace respirar.

    Necesitamos ver ante nosotros personas que, por su forma

    de estar, por su forma de afrontar la realidad, de reaccionar antelas provocaciones de la vida, introducen una luz, una claridaden medio de la confusin por cmo viven el afecto, el trabajo, lascircunstancias. Es ah, en el modo de afrontar los desafos cotidianos,donde nosotros verifi camos si tenemos algo que nos ayuda a vivir(algo que nos da un gusto ms intenso a la hora de vivir), o siestamos desarmados como los dems. Necesitamos personas que

    encarnen hoy una posibilidad real de vivir la vida como hombres.Cuando nos encontramos ante alguna de estas personas, es como si

    2 L. Guissani, Un caff in compagnia. Conversazioni sul presente e sul destino, Miln, Rizzoli 2004,pp. 173-174.

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    ese extravo, esa confusin comenzase a ser vencida: estas personasempiezan a hacernos compaa aunque vivan lejos, y se convierten

    verdaderamente en una compaa real.Esto responde a lo que siempre nos ense don Giussani, y que

    repiti en una de las ltimas entrevistas que concedi, realizada parael Corriere della Sera el da de su ltimo cumpleaos: En primer lugarhay que rectifi car el planteamiento con el que normalmente se concibela fe. El inicio nuevo que la experiencia cristiana supone en el mbito detodas las relaciones no nace de un punto de vista cultural, como si fuera

    un discurso que se aplica a las cosas, sino que sucede experimentalmente[experimentalmente: son las personas que en estos aos hemosllamado testigos]. El comienzo de la fe no es una cultura abstracta,sino algo que viene antes: un acontecimiento. La fe toma concienciade algo que ha acontecido y que acontece, de una realidad nueva de laque, concretamente, parte todo. Es una vida y no un discurso sobre lavida3. Una vida que vemos vivir ante nosotros, que vemos respirar ante

    nosotros en las circunstancias, en la trama normal de la existencia.Pero no basta el testigo. El testigo nos muestra una posibilidadreal de vivir de forma ms humana las circunstancias a las que senos llama, y por ese motivo nos impresiona; pero no es sufi ciente,porque cada uno de nosotros (yo, t) necesita que suceda lo mismoen su vida, en las circunstancias que se ve obligado a afrontar, es decir,necesita vivir como experiencia personal aquello que el testigo nosmuestra. De esta forma llega a ser mo! Necesitamos una evidencia

    en nuestra propia experiencia, porque cada uno de nosotros debeafrontar las circunstancias personalmente, la vida, y necesita ver quepuede vivirla de otra forma, que la confusin puede ser derrotada,que la muerte no es el destino de toda circunstancia. Si no es as,nos hundimos en las circunstancias, y utilizamos las frases de donGiussani como epitafi o sobre nuestra tumba... Lo he podido percibiren la forma en que muchas personas han hablado del pasaje de los

    Ejercicios de la Fraternidad que se refi ere a las circunstancias (Las

    3 G. G. Vecchi, Io e i ciellini. La nostra fede in faccia al mondo, en Corriere della Sera, 15 de octu-bre de 2004, publicado con el ttulo El compromiso de Dios ante la soledad brutal del hombre,en Huellas-Litterae Communionis, n. 10, 2004, pp. 1-3.

    INTRODUCCIN

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    circunstancias por las que Dios nos hace pasar constituyen un factoresencial de nuestra vocacin, de la misin a la que nos llama; no son

    un factor secundario4): todos lo repiten, pero, cuntas veces habisvisto y odo que las circunstancias han sido verdaderamente un factoresencial de crecimiento del yo, de la posibilidad de respirar ante la vida(y no slo un lamento, la tumba sobre la que se pone el epitafi o de lafrase)? Porque si no experimentamos esto, nos volveremos cada vezms escpticos. Sin embargo, yo tengo que poder ver en mi experienciala evidencia de la verdad: no me basta la experiencia del testigo, debo

    experimentarlo yo en primera persona, necesito que me suceda a m.Releyendo hace unos das algunas pginas de Certi di alcune grandi

    cose (1979-1981), uno de los libros publicados en los ltimos aosque rene los quipes del CLU, me impresionaba la insistencia de donGiussani en este tema ya en 1980, cuando afi rma que si aquello queintuyo y presiento como un valor a travs del testimonio de otro nolo verifi co a travs de un compromiso personal, experimentndolo

    en primera persona, antes o despus dejar de interesarme. E insistasobre una de sus preocupaciones fundamentales: que la vida seconvierta verdaderamente en un camino, y que todo sirva para llegara la certeza, para alcanzar cada vez ms una certeza que permita quela vida crezca. A los sesenta aos, uno puede haber probado todo loque se puede probar, pero no por ello es necesariamente una personaexperimentada; la experiencia es la capacidad de comparacin conel ideal. Si no es as, uno no hace experiencia de nada, y vive con la

    actitud caracterstica de muchos viejos, llenos de vaco y de nada5.Mi mayor deseo con respecto a m mismo y a cada uno de

    vosotros es que no seamos como estos viejos llenos de vaco. Y lanica posibilidad es hacer experiencia de lo que nos decimos paraque la vida no pase en vano. Mirad qu correccin haca don Giussanien 1980: Hasta ahora hemos dicho: De la experiencia al juicio.Propongo que esta frmula sea sustituida por el eslogan Pasemos

    de hacer el movimiento a la experiencia del movimiento. DecirPasemos de hacer el movimiento a la experiencia coincide con la

    4 L. Giussani, El hombre y su destino, Encuentro, Madrid 2003, p. 61.5 L. Giussani, Certi di alcune grandi cose (1979-1981), Bur, Miln 2007, p. 148.

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    cuestin de la personalizacin. Que hacer el movimiento se conviertaen experiencia tuya y ma [lo que le apremia constantemente es

    que se vuelva nuestra, se vuelva tuya y ma!]: la clave de este pasoes el juicio. Cmo se produce este paso? Comparando todo lo quehacemos con el ideal, es decir, haciendo un juicio. [] Porque eljuicio es lo que permite que se vuelva experiencia algo que se hace.[] Qu quiere decir juzgar? Quiere decir comparar lo que se hacecon el ideal reconocido. Cmo sucede esto? Sucede cuando el ideales como un peso, en el sentido del peso especfi co de un metal. Es un

    peso, una memoria, un gusto que uno tiene dentro de s cuando besaa una chica o cuando le echa el ojo en el supermercado a algo quepuede llevarse, o cuando vuelve a casa y sus padres se estn peleando,o cuando faltan diez das para el examen y se pasa todo el da delantedel libro. [] Es necesario seguir a las personas vivas. Quin es unapersona viva? Persona viva es aquella que, lo sepa o no, sea conscienteo no, tiene dentro de s este peso [este gusto]6.

    A lo largo de este ao, la Escuela de comunidad, todas lascircunstancias que hemos tenido que afrontar y los Ejercicios de laFraternidad, han estado ante nosotros como peso especfi co, como ungusto que se nos ha comunicado: qu experiencia hemos hecho deesto? Estamos aqu para ayudarnos a juzgar, a comprender mejor, aofrecernos unos a otros el testimonio de esta experiencia, para que seincremente el gusto, para derrotar juntos la confusin, no aadiendopalabras nuevas, sino como testimonio de la victoria, del gusto que

    Cristo introduce en la vida. Porque si esto no se convierte en unaexperiencia verdadera, no creceremos en la certeza de la fe, la fe nollegar a ser para nosotros ese conocimiento verifi cado en la experienciacapaz de introducir una novedad en cualquier cosa que vivamos.

    Nos hallamos, por tanto, ante unos das de trabajo, de trabajopersonal, de trabajo entre amigos, de trabajo juntos. Sera una lstimadesperdiciarlos. El tiempo que se nos da, completamente libre, es

    para hacer este trabajo, porque estamos aqu para que se vuelva cadavez ms nuestro aquello que nos decimos.

    6 Ibidem, pp. 149-150.

    INTRODUCCIN

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    LECCIN JULIN CARRNJueves 20 de agosto 2009, maana

    1. LAREDUCCINDELAEXPERIENCIAEs impresionante la ayuda que nos ofrece la Iglesia en cada

    momento! Bastara con que estuvisemos con todo nuestro yoante lo que sucede, ante lo que decimos, para que aprendisemos

    otra forma de relacionarnos con la realidad, otra mirada sobre laexperiencia. Porque todas las difi cultades que han salido a la luz, yque ahora miraremos cara a cara, son desafi adas por el testimonioque los profetas han dado a lo largo de la historia, y que la Iglesiavuelve a proponernos cada maana para abrir nuestros ojos y quepodamos mirar la realidad tal como es.

    No s si os habis dado cuenta, pero esta maana, cuando hemos

    ledo el segundo salmo del profeta Oseas, hemos dicho: CuandoIsrael era joven lo am, desde Egipto llam a mi hijo. Pero cuantoms los llamaba, ms se alejaban de m. Sacrifi caban vctimas a losBaales, y ofrecan incienso a los dolos. Yo ense a andar a Efram,le alzaba en brazos [esto es lo que me interesaba: no que no seancapaces, que no se adhieran], y l no comprenda que yo le curaba[no es que no tuviesen ante s los hechos, al igual que nosotros, sinoque no entendan que l les curaba]. Con cuerdas humanas, con

    correas de amor le atraa; era para ellos como el que levanta el yugode la cerviz, me inclinaba y le daba de comer7. Pero: Mi pueblo esduro para convertirse [es decir, no sometan la razn a la experiencia,no comprendan]: llamado a mirar a lo alto, no es capaz de elevar lamirada [es como si estuviesen atrapados, y nadie levantase la miradapara percibir el alcance de lo que estaban viviendo; y al no levantarla mirada y no mirar bien, al no ir hasta el fondo de lo que estn

    viviendo, no comprenden, y por tanto la realidad ltima permaneceextraa para ellos, el fondo ltimo que se hace presente en esos gestos

    7 Os 11, 1-4.

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    permanece desconocido; y cul es este fondo ltimo?]. Cmo voya dejarte, Efram? Cmo abandonarte, Israel? Voy a dejarte como a

    Adm, y a hacerte semejante a Seboyim? Se me revuelve el corazn,se me conmueven las entraas8. El fondo ltimo de la experienciaque tienen es ste, pero ellos no comprenden que l les cura.

    Lo mismo sucede con el canto de Adriana Mascagni. Todosnosotros nos hemos levantado esta maana, y cada uno de nosotrospuede hacer la comparacin con lo que ha sucedido desde que se halevantado hasta que ha llegado aqu. Dios mo, me miro y descubro

    que no tengo rostro; miro dentro de m y veo la oscuridad sin fi n.Slo cuando advierto que t ests9. No es que no est; est, pero enel modo con el que nos miramos no se da la conciencia de que est;no me doy cuenta de que ests y, como me falta esto, no renazco;como no vuelvo a escuchar la voz, no renazco. La prueba es que yorenazco. La prueba de que para m no es slo una cosa piadosasino algo real es que yo renazco.

    He puesto estos dos ejemplos nicamente para que veamos cmola liturgia o los cantos que hacemos nos desafan constantemente.Pero es como si no fuesen capaces de penetrar la costra que hace quelos reduzcamos. Porque el yo que lee o que canta ya est reducido,y vive una relacin con la realidad que le impide captar la verdaderadimensin de lo que existe!

    La cuestin entonces es sta: cmo nos ayudamos a comprendertodo lo que implica la experiencia, de forma que nuestro yo pueda

    renacer? Porque, amigos, la fi nalidad de esta ayuda no es hacerdisquisiciones intelectuales; la fi nalidad de esta mirada verdaderasobre todas las cosas, sobre la realidad, es que el yo puedarenacer.

    El problema es que nos cuesta verdaderamente hacer experiencia(es una de las palabras ms usadas entre nosotros, pero menoscomprendidas). Todos utilizamos la palabra experiencia, pero,

    como la otra, la palabra correspondencia, la utilizamos de formaequivocada, y debemos ayudarnos a desentraar dnde surgen las

    8 Os 11, 7-8.9 A. Mascagni, Il mio volto, en Cancionero, Comunin y Liberacin, Madrid 2007, p. 357.

    LECCIN

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    reducciones, para que podamos comenzar a ser conscientes de ellas.Y para comprenderlo, es necesario partir de la experiencia, ayudarnos

    a comprender por qu la reducimos, por qu la utilizamos mal,mirando lo que sucede. Si no hacemos esto, prevalece la confusin, yla confusin en la que vivimos se pone de manifi esto precisamente enla reduccin que efectuamos de la experiencia, una reduccin grave,como nos ha recordado siempre don Giussani, porque debilita ovuelve vano el mtodo fundamental del desarrollo humano, porquela experiencia es el camino del desarrollo de la persona. Es decir:

    la experiencia es el instrumento que tenemos en nuestras manospara nuestro propio desarrollo, para nuestro crecimiento; pero si loutilizamos mal o lo reducimos, todo lo que sucede en nuestra vidaes intil, es estril, no sirve, no incrementa nuestro yo, no desarrollanuestra persona. Como decamos en la introduccin: uno puedellegar a viejo y estar vaco, aunque haya vivido muchas cosas, porqueno ha hecho experiencia de ellas.

    Yo tena que hacer frente a este problema os lo he contadomuchas veces cuando trabajaba de profesor en un colegio. Por lasmaanas, los alumnos llenaban de preguntas la pizarra durante lasclases; por la tarde, sola recibir a algn adulto que quera hablarconmigo. Recuerdo a uno en especial, uno al que habramos podidodefi nir como un hombre de experiencia, porque haba viajado portodo el mundo, no se haba quedado encerrado en la cocina toda lavida, haba hecho de todo. Y me sorprenda que este hombre tena

    las mismas e idnticas preguntas que los chavales, como si no lehubiese sucedido nada en la vida. Pero los chavales tenan toda lavida por delante; el otro, en cambio, estaba all, despus de habervivido muchas cosas, pero es como si todo hubiese sido intil pararesponder a las preguntas de la existencia. Os dais cuenta? No setrata de expresiones que utiliza don Giussani de forma abstracta;son cosas que te las encuentras tal cual en los rostros concretos de

    personas que estn verdaderamente perdidas despus de aos deuna vida intensa. Por qu? Por una reduccin de la experiencia:si el mtodo de la experiencia est debilitado, todo lo que sucedeno sirve para nada, y crece la confusin, crece el extravo o, peor

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    de manifi esto por la forma en la que habitualmente la oponemos ajuicio o conocimiento: all donde est la una no est el otro,

    son alternativos. Es la prueba ms clara de que tenemos una granconfusin con respecto a ambos trminos.

    Si para nosotros la experiencia se reduce a esa especie deimpacto, de shock mecnico, muchas veces el juicio nos parececomo algo intelectual, casi aadido. Y justamente por eso muchasveces sentimos el juicio como algo forzado, como algo que nosotrosimponemos sobre la realidad, como algo que creamos nosotros.

    Pensad cuntas veces nos preguntamos por qu debemos llegar adecir Cristo: lo percibimos tan extrao, lo sentimos tan externo ala experiencia que nos parece que tenemos que dar un salto en elvaco, pues nos parece como algo aadido, ajeno a la experienciaque hacemos. Simplemente se convierte en algo forzado! Y, portanto, en algo intelectual, algo aadido, como un sombrero, a laexperiencia que vivimos.

    Nos hallamos por tanto ante estas dos reducciones: la delempirismo y la del intelectualismo. La experiencia reducida aempirismo y el juicio reducido a intelectualismo. Una concepcinintelectualista del conocimiento y del juicio es la otra cara de unaconcepcin emprico-sentimental de la experiencia. Intelectualismoy empirismo van siempre de la mano.

    En su intervencin en una reunin de responsables, uno denosotros observaba que el juicio nos parece algo forzado, como

    si dijramos: si tenemos que juzgar tambin las cosas bonitas, lascosas intensas, parece que esto arruina el encanto de lo que vivimos,de alguna manera priva de poesa a la experiencia, como si laestropease. Por eso, cuando las cosas han sido interesantes, bonitas,persuasivas, qu necesidad hay de juzgarlas? Hemos disfrutado deellas y con eso basta. Entonces deca esta persona la insistenciacon la que muchas veces se nos invita a juzgar parece un incordio.

    En defi nitiva, por qu si vivimos una cosa bonita tenemos quejuzgarla? Es decir, nos parece que llevamos a cabo una operacinartifi cial y trabajosa, que pretende escarbar en el origen de lo quenos ha sucedido.

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    2. ELJUICIOCOMOIMPACTODELSEREn cambio, para don Giussani las cosas son, en cierto modo, ms

    sencillas y estn ms unidas, porque para l (una de las cosas queme impresion hace aos y que he repetido muchas veces) el juiciono es algo aadido, sino que es el impacto que el ser produce enm. El juicio no es algo aadido, sino que es contemporneo a eseimpacto. No es que las montaas os produzcan primero una ciertaimpresin y luego tengis que refl exionar para llegar a decir queson bonitas: alguno de vosotros ha hecho esta operacin mental

    durante estos das? Ninguno. Simplemente os habis sorprendidodiciendo: Qu bonitas son estas montaas!, qu da tanestupendo!. S o no? Cada uno puede comparar con la experienciaque ha vivido. Esto es: el juicio, decir que las montaas son bonitas(pero vale tambin para las cosas feas, duras o dolorosas), no es unaoperacin mental artifi ciosa: se produce de forma contempornea.Percibimos la belleza en el acto mismo del conocimiento, porque la

    realidad se hace transparente en la experiencia, y por tanto, como sehace transparente, hace capaz al yo de reconocerla, porque en esteimpacto del ser, la realidad, la belleza, hace emerger mi yo de talmanera que pueda reconocerla. No es que primero acuse el impactoy luego tenga que ir a buscar a alguien que me diga si son bonitas lasmontaas. No es que yo no sea capaz de juzgar. Acaso a alguno sele ha ocurrido hoy acercarse a quien guiaba la excursin, despus dehaber recibido el impacto de las montaas, para preguntarle si eran

    bonitas? Decimos cosas que no se sostienen! En la naturaleza mismade la experiencia existe esta contemporaneidad, hasta el punto deque, si no llego a formular un juicio, no doy razn de todo lo queestoy viviendo en ese momento. Si no digo son bonitas, no digotoda la experiencia que estoy haciendo, al igual que si no digo esfeo ante algo feo, no expreso toda la experiencia de repulsin que mipersona est viviendo. El juicio no es algo aadido, es ser leal con la

    experiencia que hago (pensad en lo correspondiente que es nuestromodo de cantar cuando estamos juntos).Lo que caracteriza a la experiencia es entenderuna cosa,

    descubrir su sentido. La experiencia implica, por tanto, la inteligencia

    LECCIN

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    del sentido de las cosas12. Y, cundo las comprendo? Cuando doyrazn de todos los factores implicados en la experiencia. Por eso,

    cuando decimos que es algo artifi cioso, decimos algo que va contrala experiencia. Es necesario mirar esta experiencia elemental quehacemos ante la realidad, ante las montaas, ante el canto, paraaprender. Los artifi ciosos somos nosotros, que no nos damos cuentaverdaderamente de lo que sucede cuando hacemos experiencia.Somos desleales cuando hablamos de la experiencia que hacemosante lo que vivimos verdaderamente. Perdonad, pero, ante estas

    montaas, es artifi cioso decir que son bonitas? Es algo aadido?Acusar el impacto y todo lo que desencadena en nosotros, es algoartifi cioso? No, lo artifi cioso es detenerse.

    Me contaban que en unas vacaciones del CLU, durante unaexcursin, una persona que haba visto la fi la de los chicoscaminando en silencio, les haba preguntado: Pero, quinessois?. Somos universitarios. Estamos aqu de vacaciones. S,

    s, pero, quines sois?. Estamos aqu, en el Valle de Aosta.S, pero, quines sois?. Somos de Comunin y Liberacin.Ah! Es impresionante veros subir en silencio. Creis que seguirpreguntando era algo artifi cioso para ese seor? Acaso alguienle haba dicho que tena que hacer el recorrido? Alguien le habaexplicado que no hay experiencia si no se llega al juicio? No, perono poda dejar de preguntar. Lo artifi cioso habra sido detenerse yno seguir preguntando.

    En qu consiste esta experiencia? En la comparacin rapidsimaque hacemos de lo que probamos con las exigencias que constituyennuestro corazn; y cuanto ms bonito es lo que vemos, o cuantoms feo es, tanto ms fcil resulta el juicio, ms rpidamente afl orantodas las exigencias y realizamos esta comparacin rapidsima.Y cuanto ms presente est lo humano, cuanto menos piedrassomos, tanto ms fcil resulta hacer esta comparacin rapidsima.

    Es sencillo. Con gran genialidad, don Giussani nos describe unasenda, un camino lleno de razonabilidad y al mismo tiempo de una

    12 L. Giussani, Educar es un riesgo, Encuentro, Madrid 2006, p. 118.

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    sencillez desarmante: no hacen falta recorridos extraos, es algonormal para cualquiera, incluso para uno que est observando a

    los chavales que van de excursin. Y lo que hace brotar todas lasexigencias de mi corazn con su curiosidad, lo que nos lleva aljuicio, es la experiencia de esta comparacin rapidsima con aquellocon lo que nos topamos.

    Es como si don Giussani nos hubiese ayudado a darnos cuenta,como en un vdeo a cmara lenta, de todos los factores implicadosen la experiencia que hacemos de esta forma tan rpida, tan rpida

    que no nos damos cuenta, hasta el punto de que luego lo reducimos,porque el impacto que las cosas suscitan vuelve a despertar nuestrasexigencias de tal forma que con estas exigencias podemos juzgarenseguida lo que tenemos ante nosotros; pero es tan rpido que nonos damos cuenta de todo lo que sucede en ese momento. Por esocomo hemos dicho en los Ejercicios de la Fraternidad en el yoque se toma en serio lo que prueba emerge con sencillez el juicio.

    Debemos mirar como l siempre nos ensea la inmediatez dela experiencia para tener presentes todos los factores. Si no, segnla moda de cada momento, el eslogan del momento, tomamos unfactor u otro: despus de el juicio vendra la contemporaneidad,despus la correspondencia... una palabra cada vez, pero sincomprender todo el conjunto. La genialidad de don Giussani esque en vez de explicarnos cmo estn unidas las palabras, nos hacepartir de la experiencia, en donde todo est unido! No tenemos

    que tratar de ponerlas juntas, ya estn juntas! Es ms sencillo delo que hacemos nosotros. Cuanto ms brotan las exigencias ante larealidad, tanto ms uno se da cuenta de que Dios es la explicacinltima de la experiencia humana (la religiosidad como dimensininevitable de una experiencia autntica).

    3. LATRAYECTORIADELAEXPERIENCIA

    En este punto es inevitable hacer referencia al que quedar parasiempre como el texto clave sobre la experiencia, el captulo dcimode El sentido religioso, porque justamente all tenemos la descripcincompleta de qu es la experiencia humana. En ese texto la experiencia

    LECCIN

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    no se reduce al primer impacto, sino que se muestra que el primerimpacto es el primer paso de un camino, de una trayectoria, y que

    para explicar ese primer impacto es necesario llegar a aquello queest implicado en ese impacto, es decir, Dios, es decir, el T. Perosi la experiencia consiste en esto, preguntmonos, amigos: cuntasveces hacemos experiencia de esto verdaderamente? Cada unopuede mirar en el ltimo mes, en la ltima semana cuntas veces haexperimentado verdaderamente algo as, cuntas veces ha tomadoconciencia de la realidad segn todos los factores implicados en

    ese impacto inicial: de esta forma nos damos cuenta del tipo dereduccin de la experiencia que realizamos, de eso que llamamosexperiencia, y que hace que al fi nal no exista conocimiento, nolleguemos a conocer. Podemos acercarnos, pero al fi nal siemprees como un salto en el vaco: no es conocimiento y, por tanto, seconvierte en algo voluntarista, aadido, lo sentimos como algoforzado. Y ah empieza el dualismo: se ve que el yo no renace, es

    decir, que yo no adquiero un conocimiento verdadero, que no juzgo.Por eso, para comprender todo el alcance del captulo dcimo de Elsentido religioso, hace falta un yo capaz de reconocer en el impactode la realidad todo lo que existe, porque este captulo como decaes la explicacin plena de la experiencia. Porque, para don Giussani,decir yo soy con toda la conciencia, signifi ca decir: yo soy hechoAs pues, ya no dir yo soy conscientemente, de total acuerdo conmi estatura humana, sino identifi cndolo con yo soy hecho13,

    es decir, implica a Dios. Por tanto, la experiencia no se caracterizapor una acumulacin de impactos, de impresiones, de emociones,sino por una adquisicin de conciencia, por un descubrimiento,por una comprensin del sentido. Sin un aumento de conciencia,de conocimiento de las cosas y de uno mismo, no puede decirseque se haya hecho experiencia. De ah la cantidad de acepcionesinadecuadas, aunque frecuentes, de la palabra experiencia: por

    experiencia se entiende [en la lista que sigue a continuacin haysitio para todos nosotros] la reaccin inmediata a determinadas

    13 L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., p. 153.

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    propuestas, la multiplicacin de vnculos por mera proliferacinde iniciativas, la fascinacin repentina o el disgusto por las cosas

    nuevas, la afi rmacin de una elaboracin o de un esquema propios,un recuerdo del pasado que no revive como valor del presente,o hasta un acontecimiento que se cita con el fi n de bloquear unaaspiracin o amortiguar un ideal14. Es como si don Giussani hicieseuna fotografa, no para fl agelarnos, sino para aprender. Me interesalocalizar dnde nos quedamos encajados, pues de otro modo nocomprenderemos, no realizaremos un camino humano, y al fi nal

    utilizaremos las palabras con el signifi cado no de la experiencia quetenemos, sino del poder.

    Sin una capacidad de valoracin, en efecto, el hombre no puedetener ninguna experiencia [si no existe verdadero conocimiento nohago experiencia]. [] Es verdad que la experiencia coincide conel probar algo, pero sobre todo coincide con el juicio que se tienesobre lo que se prueba15. Son frases que hemos repetido muchas

    veces, pero todava tenemos mucho que aprender. Y de nuevo nosrecuerda, en El camino a la verdad es una experiencia, que en todaexperiencia autntica se ven comprometidas la autoconciencia y lacapacidad crtica (la capacidad de verifi cacin!) del hombre16. Laautoconciencia: cualquier cosa menos puro mecanicismo!

    4. LAPRUEBADELAEXPERIENCIA: DARNOSCUENTADEQUECRECEMOSSi la experiencia consiste en juzgar lo que probamos, es decir,

    juzgar segn los criterios originales y objetivos inmanentes a nuestraestructura humana como hemos dicho en los Ejercicios de laFraternidad, cmo podemos saber preguntbamos ayer quese ha emitido un juicio, es decir, que se ha producido el paso delmero probar a la experiencia? En qu se ve que he hecho experienciaverdaderamente? Cul es la prueba de que se ha realizado unaexperiencia? Mirad lo que dice don Gius: la prueba de la experiencia

    es que me hace crecer. La persona primeramente no exista: por

    14 L. Giussani, Educar es un riesgo, op. cit., p. 119.15 L. Giussani, El sentido religioso, op. cit., pp. 20-21.16 L. Giussani, El camino a la verdad es una experiencia, op. cit., p. 113.

    LECCIN

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    eso lo que la constituye es algo dado, algo producido por otra cosadistinta. Esta situacin original se repite a cada nivel del desarrollo de

    la persona [yo soy un dado-por, dado-por-otro]. Lo que provoca micrecimiento no coincide conmigo, es algo distinto de m. [Entonces,qu es la experiencia?] Concretamente, la experiencia es vivir lo queme hace crecer[es aquello que desarrolla mi persona, es el incrementodel yo del que hablbamos ayer]. La experiencia produce, porconsiguiente, el crecimiento de la persona por medio del valor que seda a una relacin objetiva. Nota bene: la experiencia conlleva, por

    tanto, el hecho de darnos cuenta de que crecemos17.Darnos cuenta de que crecemos. Por eso no basta que sigamos

    relatando hechos, porque podemos seguir relatando hechos y nocrecer, no darnos cuenta de que crecemos, y esto se ve por el hechode que estamos perdidos ante las cuestiones que surgen, porque noexiste verdadera experiencia. La experiencia no es slo contar cosas,hechos: la experiencia conlleva darse cuenta de que uno crece. Por

    eso no hay experiencia si el hombre no se da cuenta de que crece enella18. Esto es, no hay experiencia si no hace crecer, si no incrementa,si no hace ms verdaderas las dimensiones que caracterizan el yo,que caracterizan su relacin con la realidad, el conocimiento des mismo y de las cosas (conciencia y certeza del signifi cado), sucapacidad de adhesin y de manipulacin creativa.

    5. ELTRIPLEFACTORDELAEXPERIENCIACRISTIANA

    Somos conscientes y estamos seguros de que hacemos experienciasi se produce un incremento de la persona. La alternativa a esteincremento de mi yo es que uno se vuelve viejo y vaco. He aqu loque nos jugamos en esta cuestin: o un camino humano que nos llevacada vez ms a participar en la aventura del conocimiento con todolo que ello implica, o el vaco, la nada y, por tanto, el aburrimiento.No se trata de romper el encanto, sino de no perder la posibilidad

    del encanto para siempre. Porque lo que nosotros llamamosencanto es el aspecto ms fugaz, que se desvanece rpidamente.

    17 L. Giussani, Educar es un riesgo, op. cit., p. 117.18 L. Giussani, El camino a la verdad es una experiencia, op. cit., p. 112.

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    con Algo que estaba fuera de ellos mismos, el encuentro con Jess:El toparse del hombre con una presencia humana diferente, con una

    realidad humana diferente20. No demos por descontado este impacto,porque, como me contaba de s mismo uno de los responsables delmovimiento en Italia, a veces podemos pensar: Ah, el encuentro!Ya s lo que es, y poco a poco terminamos hablando de otras cosas,todas verdaderas, pero saltndonos este toparnos, este impacto. Nossaltamos continuamente el primer impacto con la realidad, todospodemos reconocerlo en nuestra experiencia. Pero no podemos

    permitir que ste llegue a ser el mtodo! Porque uno puede inclusohaber hecho un camino, pero luego, cuando lo explica, como no se hadado cuenta de su crecimiento, lo cuenta ya reducido, cambiando susconnotaciones: la experiencia era verdadera tal cual, pero nosotrosla explicamos, la contamos, la refl ejamos de otra forma. Esto quieredecir que uno no ha percibido su propio crecimiento.

    Segundo factor: b) El poder de percibir adecuadamente el

    signifi cado de ese encuentro [y esto se da dice Giussani en la unidaddel acto vital, y no despus, cuando caemos en la cuenta de lo queha sucedido]. El valor del hecho con el que nos topamos trasciendela fuerza de penetracin de la conciencia humana, y requiere, porconsiguiente, un gesto de Dios para su comprensin adecuada. Dehecho, el mismo gesto con el que Dios se hace presente al hombre enel acontecimiento cristiano [atencin!] exalta tambin la capacidadcognoscitiva de la conciencia, adecuando la agudeza de la mirada

    humana a la realidad excepcional que la provoca. Es lo que se llamala gracia de la fe21. La gracia de la fe es el acontecimiento que tengoante m, con el cual estoy implicado en ese acto vital, en el que laPresencia exalta mi capacidad cognoscitiva para adecuar la agudezade mi mirada humana a esa realidad excepcional que tengo ante m,de forma que pueda comprender su signifi cado. Impresionante. Sellama gracia de la fe, que no es algo que caiga de no se sabe dnde:

    la gracia es su Presencia, es la contemporaneidad de Cristo ahora,que se halla en una realidad humana, en una humanidad diferente;

    20 L. Giussani, Algo que se da antes, en Huellas-Litterae Communionis, n. 10, noviembre 2008, p. 1.21 L. Giussani, Educar es un riesgo, op. cit., pp. 120-121.

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    tiene la capacidad de exaltar mi capacidad cognoscitiva, ensancha larazn para adecuarla a la excepcionalidad que tengo ante m y poder

    as comprender su signifi cado; porque sin comprender el signifi cadode esta excepcionalidad no entiendo qu es el encuentro. Y comono lo hemos comprendido, con el tiempo nos entran ganas caside que desaparezca, porque no hemos comprendido lo que hemosencontrado.

    Tercer factor: c) La conciencia de la correspondencia que hayentre el signifi cado del Hecho con el que nos topamos [es decir, de

    la Presencia excepcional que yo percibo] y el signifi cado de nuestraexistencia entre la realidad cristiana y eclesial y nuestra persona,entre el Encuentro y nuestro destino. Es la conciencia de estacorrespondencia lo que verifi ca ese crecimiento de uno mismo quees esencial en el fenmeno de la experiencia [humana]. Tambin enla experiencia cristiana, es ms, de modo mximo en ella, aparececlaro cmo en toda autntica experiencia est comprometida

    tambin la autoconciencia y la capacidad crtica del hombre y cmouna experiencia autntica estar bien lejos de identifi carse conuna impresin que se ha tenido o de reducirse a una repercusinsentimental. En la experiencia cristiana el misterio de la iniciativadivina valora esencialmente la razn del hombre [exalta la capacidadcognoscitiva del hombre] cuando l lleva a cabo esa verifi cacin.Y en esta verifi cacin es donde se demuestra la libertad humana;porque registrar y reconocer la correspondencia exaltante que hay

    entre el misterio presente y el dinamismo propio del hombre es algoque no puede producirse ms que en la medida en que est presente yviva esa aceptacin de nuestra dependencia fundamental, del esencialestar siendo hechos, aceptacin en la que consiste la sencillez, lapureza de corazn y la pobreza de espritu. Todo el drama dela libertad reside en esta pobreza de espritu; y es un drama tanprofundo que puede pasar inadvertido22.

    22 Ibidem, p. 121.

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    SNTESIS Julin CarrnSbado 22 de agosto de 2009, maana

    1.Toda la confusin o la inseguridad que hay en nuestro interiorno son capaces de derrotar la belleza de lo que hemos escuchado yvivido en estos das, pues todos nos hemos visto aferrados por laimponencia de la belleza. Y la posibilidad de esperanza para nosotros

    es que esto vuelva a suceder, que siempre vuelva a suceder algo quepueda vencer nuestra confusin y nuestra inseguridad, porque comohemos dicho nuestra confusin y nuestra inseguridad tienen unarazn de ser: la falta de juicio, la experiencia reducida nicamente aprobar y a simple reaccin ante lo que se prueba. Por qu prevalececontinuamente en nosotros una falta de juicio, a pesar de las muchasexperiencias de liberacin que tenemos, que hemos vivido en estos

    das? Lo digo rpidamente: por una falta de mtodo.Se me ha quedado grabado un episodio que me sucedi en casa deuna profesora amiga ma en Barcelona. All me encontr con dos chicasque cursaban el ltimo ao de bachillerato. Les pregunt: Y vosotras,ahora que terminis los estudios, podis comunicar alguna certezasobre las matemticas?. Me respondieron enseguida: S. Y sobrela vida? Silencio. Se quedaron calladas. Y no es que no hubiesenvivido, al contrario, haban vivido muchas ms horas que todas las

    horas de matemticas que haban tenido. Cul era la diferencia? Quepara las matemticas haban aprendido un mtodo que les permitaconstruir poco a poco un conocimiento, de tal forma que, al fi nalde un recorrido, podan tener certezas que comunicar; pero sobrela vida no, nadie haba puesto en sus manos un instrumento que lespermitiera hacer un recorrido, alcanzar una certeza. Por eso ya a sujoven edad comenzaban a estar viejas y vacas, porque todo lo que les

    haba sucedido no les haca tener ms certeza.Por tanto, ante la pregunta: Es posible vencer la confusin, odebemos resignarnos a vivir inseguros y confundidos?, la decisinque debemos tomar es si queremos hacer un camino de modo que

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    todo lo que vivamos se convierta verdaderamente en experiencia, obien nos contentamos con cualquiera de las reducciones de las que

    hemos hablado en estos das. Vemos con frecuencia entre nosotros,lo tocamos con la mano, que no sirve repetir un discurso, por muyjusto que sea, que no basta con una lgica de grupo (como decadon Giussani en el ltimo libro que se ha publicado con los quipesdel CLU23). Necesitamos hacer una experiencia personal. Pero lo msimpresionante, amigos, es que sta era la conviccin de don Giussanidesde el primer momento: Siempre he dicho a mis alumnos desde

    la primera hora de clase que di: No estoy aqu para que vosotrosconsideris como vuestras las ideas que yo os doy, sino para ensearosun mtodo verdadero de juzgar las cosas que os voy a decir. Y las cosasque os voy a decir son una experiencia que es el resultado de un largopasado de dos mil aos24. Ya desde el inicio era consciente de queno era sufi ciente la imponencia de su persona, de su testimonio: eranecesario poner el yo en movimiento, para que uno mismo pudiese

    juzgar desde el primer instante. Cuando un joven escucha que alguienle dice esto, experimenta la exaltacin de su propia persona. Que esalgo bien distinto de cuando el yo desaparece por la exaltacin de uncierto mecanicismo o por la pertenencia a un grupo; se trata justamentede tomarse en serio al sujeto, de forma que pueda tener en su manoun mtodo que le permita juzgar lo que se le propone. Y prosigue:El respeto de este mtodo ha caracterizado desde que empec micompromiso educativo, indicando con claridad su objetivo: mostrar

    la pertinencia de la fe a las exigencias de la vida [he aqu el por qu dela insistencia en el juicio]. Por mi formacin primero en la familia y enel seminario, y por propia meditacin despus, me haba persuadidoprofundamente de que una fe que no pudiera percibirse y encontrarseen la experiencia presente, que no pudiera verse confi rmada por ella, queno pudiera ser til para responder a sus exigencias, no poda ser una feen condiciones de resistir en un mundo donde todo, todo, deca y dice

    lo opuesto a ella []. Mostrar la pertinencia de la fe a las exigencias dela vida y, por consiguiente este por consiguiente es importante para

    23 L. Giussani, Qui e ora (1984-1985), Bur, Miln 2009, pp. 269-337.24 L. Giussani, Educar es un riesgo, op. cit., p. 19.

    SNTESIS

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    m, mostrar la racionalidad de la fe, implica un concepto preciso deracionalidad. Decir que la fe exalta la racionalidad quiere decir que la

    fe corresponde a las exigencias fundamentales y originales del coraznde todos los hombres. En efecto, la Biblia, en lugar de utilizar la palabraracionalidad, utiliza la palabra corazn25.

    Desde la primera hora... es impresionante volverlo a escuchardespus de aos, despus de todo lo que hemos visto en estos das.Don Giussani era consciente de que si l no hubiese conseguidoponer al yo en movimiento, todo habra sido intil; era consciente

    de que el testigo no era sufi ciente, y de que la prueba de la grandezadel testigo es la capacidad de poner en movimiento al sujeto, es decir,su razn y su libertad. Todo lo que quera entonces y lo que quierede nosotros hoy es precisamente el renacimiento del yo en cadauno de nosotros, porque Cristo ha venido justamente para esto, paraque nuestro yo renazca. Era su anhelo continuo, casi obsesivo: quese vuelva nuestro todo aquello en lo que nos ha implicado. Y la clave

    es el juicio; es el juicio lo que permite que algo que hacemos llegue aser experiencia.Pero hemos visto cunto nos cuesta comprender qu es la

    experiencia, y qu es el juicio. Decimos continuamente juiciosin darnos cuenta de lo que decimos: por ejemplo, no nos hemosdado cuenta de que decir ni siquiera esto me basta es un juicio,es decir, ha implicado una comparacin, aunque sea rapidsima,entre algo que nos ha sucedido y nuestro corazn. Y si yo no me doy

    cuenta de ello, entonces es intil para la vida. Y decir he visto a unhombre contento es, de nuevo, un juicio; y decir esto correspondefi nalmente a las exigencias de mi yo es otro juicio. Ni siquieranos damos cuenta de que estar aqu ha requerido un montn dejuicios! Vemos y tocamos con nuestras manos esta reduccin de laexperiencia.

    2.Entonces, existe alguna posibilidad para nosotros? Existe unaposibilidad, amigos, existe una posibilidad: partir de la experiencia.

    25 Ibidem, p. 19.

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    Miremos juntos como hemos dicho hace un minuto la experienciaque hemos vivido estos das. Toda nuestra confusin no ha sido

    capaz de evitar que reconozcamos la belleza de las montaas, o delos cantos, o de los testimonios, o la imponencia de ciertos gestos.Y esto parece poco, pero es muchsimo, es una grieta en medio de laconfusin: la confusin puede ser derrotada, y en algunos momentosdurante estos das y durante este ao hemos vivido esa victoria. Nohemos asistido nicamente a ciertas lecciones o a ciertas cosas, a unaserie de iniciativas con las que hemos llenado el tiempo: hemos vivido

    la experiencia de esta victoria sobre la confusin. Es posible vivir unaexperiencia que tenga dentro de s el juicio de reconocimiento alque podemos adherirnos como a algo verdadero. Porque el juiciocomo hemos visto no es algo intelectual, para personas que secomplican la vida, sino que es el reconocimiento de lo que tenemosante nuestros ojos hasta llegar a su implicacin ltima, es la formahumana de relacin con la Presencia que se manifi esta ante nosotros.

    El juicio es una respuesta, es el acontecimiento de la respuesta a laprovocacin de la Presencia, es el modo con el que la razn percibela realidad en su signifi cado. Por tanto, la falta de juicio equivale ala falta del yo, a la falta de mi mirada, de mi conciencia, y por estemotivo no existe conocimiento, slo existe reaccin.

    Se percibe la difi cultad que tenemos porque el juicio nos parecetodava un acto intelectual, que parte de cero, como una produccinautnoma y espontnea del intelecto, no como el impacto del ser

    que implica el movimiento del yo, despertado por la irrupcin dealgo distinto. Y, como hemos visto, esta experiencia elemental quehemos vivido en estos das es lo que don Giussani nos propone. Noes que don Giussani tenga algn pozo secreto de donde extrae lasideas; sencillamente es tan leal con la experiencia que tiene, percibede forma tan poderosa todos sus factores, es tan hombre, est tanpresente en lo que hace que nos ayuda a todos a percibir lo mismo,

    hasta el punto de que si no estuvisemos con l, probablementeno tomaramos conciencia de lo que sucede en este rapidsimoacontecimiento, en esa unidad. En esto consiste la compaa quedon Giussani sigue siendo para nosotros. Pero lo que don Giussani

    SNTESIS

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    nos dice es la explicitacin, el hacerse consciente en l y, por tanto,en nosotros, de lo que sucede, de lo que todos experimentamos si

    partimos de la experiencia.Por eso, a medida que ha ido pasando el verano con sus distintos

    encuentros, me he dado cuenta de que existe una confusin entrela intencin de seguir y el seguimiento real de don Giussani. Todosnosotros tenemos la buena intencin de seguir (de hecho estamosaqu). Pero no es sufi ciente, porque una cosa es la intencin y otracosa es esa comparacin estrecha entre lo que nosotros hacemos y lo

    que l dice que exige el seguimiento.Se me hizo evidente de una forma imponente cuando escuch a

    una chica contar cmo se haba tomado en serio el captulo dcimode El sentido religioso y haba empezado a hacer la comparacin: eraun espectculo! Es decir, no era un genrico leo el captulo y luego,en el fondo, al segundo despus de haber terminado, sigo partiendode lo que se me ocurre, que es lo que solemos hacer despus de

    leer los textos. Ella haba empezado a hacer una verifi cacin estrechaentre la forma que tena de moverse y el texto, y volva a leer para ver,para juzgar, para hacer la comparacin entre cmo se haba movido ylo que dice don Giussani. Y ella misma se haba quedado asombradapor lo que estaba sucediendo, porque en poqusimo tiempo habahecho un camino enorme. Y yo me he dado cuenta de que nosotrosmuchas veces creemos que seguimos, porque tenemos la intencinde seguir, pero la intencin de seguir no es seguir, es un requisito

    para seguir, pero no es sufi ciente. Cada uno debe tomar posicinante esto, pues de otro modo no superaremos las difi cultades quehemos visto; nos limitaremos a aplazarlas.

    Seguir a don Giussani es hacer una experiencia humana, es decir,no slo probar, sino emitir un juicio. Por qu nos insiste tantodon Giussani sobre esto (a nosotros, que somos como los dems,que estamos impregnados de la mentalidad mundana como todos)?

    Porque se da cuenta de que slo la evidencia de la experiencia26

    puede convencerte, puede ayudarte a comprender otra modalidad y a

    26 L. Giussani, Lavvenimento cristiano. Uomo Chiesa Mondo, Bur, Miln 2003, p. 56.

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    no percibirla como extraa a ti, como si para seguir a alguien tuviesessimplemente que arrancarte tu libertad y tu razn. No. Slo si ves

    la evidencia que sale a la luz en la experiencia puedes sorprendertediciendo: Esto es lo que humanamente me conviene, esto es loque resulta ms razonable hacer, esta es la correspondencia. Si noes as, como sucede siempre, nosotros mantenemos la intencin deseguir, pero la mentalidad es la misma de todos: tenemos la intencinde seguir a Giussani, pero la mentalidad es la de todos, y tenemosmuchsimos indicios de esto (desde el caso de Eluana a todos los

    problemas que han surgido en estos das en nuestras conversacionesy que afectan a todos los continentes).

    3.Uno de vosotros me deca ayer: Muchos de nuestros amigosno estn defi nidos por el encuentro que han tenido: su pertenenciay mentalidad de origen defi ne ms su propio yo que el encuentroque han tenido. Dentro de nuestra difi cultad para comprender

    la necesidad del juicio, emerge algo ms profundo, que es unaconcepcin de la fe que indica que, a pesar de todo, sta no es unaexperiencia, no es una experiencia capaz de incidir. A veces tengo laimpresin de que es como si deseramos que la fe fuese algo parecidoa una transfusin de sangre, algo mecnico en donde no exista el yo.Pero esto va contra la primera hora de clase de don Giussani! Ycontra todas las que vinieron despus! Es decir, no basta ni siquieraestar juntos, no basta la lgica del grupo, porque como mentalidad

    pertenecemos a otro lugar.Como deca en el prlogo que he escrito para Qui e ora, citando

    a Dostoievski, podemos comprender en esta situacin el alcance desu pregunta: Un hombre culto, un europeo de nuestros das, puedecreer, realmente creer, en la divinidad del hijo de Dios, Jesucristo?.Tal vez nadie mejor que Dostoievski en Los hermanos Karamazovha planteado de forma sinttica y perentoria el desafo ante el cual

    se encuentra el cristianismo en la modernidad. Don Giussani tuvoel valor de medirse con este desafo histrico, radicalizndolo aunms, si cabe. De hecho, apost todo por la capacidad de su propuestaeducativa de generar un tipo de sujeto cristiano tal que, aunque

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    todos se marchasen, todos!, aquellos que tuviesen esta dimensin deconciencia personal [que la fe genera] no podran hacer otra cosa que

    volver a empezar solos27.Esa conciencia personal, esta dimensin de conciencia personal

    puede describirse como la conciencia de una pertenencia, de lapertenencia a Cristo. Para don Giussani resulta evidente que, sisucediese lo que l dice que todos se marchasen, ninguno podraapoyarse en una lgica de grupo. Si uno se quedase solo, necesitarael paso de la lgica de grupo a la dimensin de conciencia personal

    como pertenencia28 para poder afrontar el desafo. Porque nosotrosmuchas veces, en ciertos lugares, debemos empezar solos desde elinicio, estamos solos en el trabajo, o debemos afrontar solos muchassituaciones. En tales situaciones, se mantiene en pie la persona pors misma, o necesita tener al lado al grupo? Es posible generar unacriatura nueva, que tenga una conciencia que nazca del encuentroque ha tenido, un sujeto cristiano capaz de volver a empezar de

    cero?Don Giussani, que es plenamente consciente del desafo histricoy de la reduccin a la que sometemos la experiencia y la fe porquesta es la cuestin, desafa toda nuestra resistencia (de entonces yde ahora) ante el trmino experiencia, para volver a proponer elcristianismo en su originalidad, en su naturaleza, en sus aspectoselementales. A travs de la palabra experiencia se afi rman ydefi enden los elementos esenciales del cristianismo y de la fe, contra

    las reducciones fi desta-espiritualista y tica.Como hemos visto, el punto de partida de la fe es un acontecimiento,

    el encuentro con un hecho objetivo, no una doctrina o una culturaabstracta, o bien un pasado, sino una presencia real, aqu y ahora, elfenmeno de una humanidad distinta, que es la nica que correspondea la naturaleza de lo que sucedi al comienzo. Don Giussani nosha remitido constantemente al que ser para siempre el canon de

    lo que es el cristianismo: el encuentro de Juan y Andrs. La suya

    27 J. Carrn, Passare da una logica di gruppo a una dimensione di coscienza personale, en L. Giussani,Qui e ora (1984-1985), op. cit., p. I.28 L. Giussani, Qui e ora (1984-1985), op. cit., p. 307.

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    fue una experiencia, porque pudieron decir: Hemos encontradoal Mesas29. Ellos dieron un juicio ante aquella excepcionalidad.

    Haba una aparente desproporcin entre lo que sucedi y ese juiciode excepcionalidad. Por qu es posible dar un juicio tan rpido(como el que hemos dicho en estos das ante las montaas)? Porquecuanto ms excepcional es, tanto ms fcil resulta dar este juicio deexcepcionalidad; porque cuanto ms excepcional es, tanto ms salena la luz todas las exigencias de mi razn, de mi libertad (de belleza,de verdad, de justicia), y esto permite percibir la excepcionalidad. Y

    justamente porque el cristianismo es un hecho objetivo totalmenteexcepcional que sucede ante nosotros, y que exalta nuestro yo,desencadena toda la capacidad crtica de la que hablbamos en estosdas, toda la capacidad de la razn. Es ms, es esta exaltacin de larazn y de la libertad la que prueba que existe la excepcionalidad(ante lo que no es excepcional no me altero, no hago ni siquiera ungesto). Es decir, se demuestra que es excepcional porque me mueve,

    me aferra y me lleva a juzgar, me facilita el juicio, es decir, exaltami yo, porque esto es lo impresionante el interlocutor de estaexcepcionalidad es el corazn, no es lo que yo pienso, no es mi cultura,mis ideas o todo lo que yo superpongo, es decir, mi confusin. Nadapuede impedir el dilogo, el desafo que esa excepcionalidad provocaen el corazn, que se abre camino en medio de la confusin. Si nofuese as, sera intil estar aqu, tendramos que resignarnos a nopoder salir de esta situacin.

    Mirar lo que ha sucedido en nosotros durante estos das es loque podr convencernos de la oportunidad que tenemos, es decir,de que es posible la generacin de un sujeto si cada uno es leal conese acontecimiento que le permite hacer una experiencia as. EstaPresencia excepcional se dirige al corazn, lo provoca, lo desafa,mueve toda nuestra humanidad, la pone en juego, comprometenuestra razn hasta el punto de exigir un juicio nuestro. Lo artifi cioso

    sera detener este proceso. Sin este juicio el encuentro no llegar a seruna experiencia nuestra y la adhesin de la fe no ser razonable. De

    29 Jn 1, 41.

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    EXPERIENCIA: EL INSTRUMENTO PARA UN CAMINO HUMANO

    hecho, el mismo gesto con el que Dios se hace presente al hombre enel acontecimiento cristiano exalta tambin la capacidad cognoscitiva

    de la conciencia, adecuando la agudeza de la mirada humana a larealidad excepcional que la provoca. Es lo que se llama la gracia de lafe30. Expresado de forma ms teolgica: La fe es el reconocimientode que Dios se ha convertido en un factor de la experiencia actual.En cuanto reconocimiento, es un acto de la razn, un juicio, noun sentimiento o un estado de nimo. La fe representa el plenocumplimiento de la razn humana31, que se hace posible por la

    presencia contempornea de Cristo, que se hace experimentable atravs de una realidad humana.

    Si no se trata de un juicio, la fe es un espiritualismo o unsentimentalismo. En el fondo, es una fe sin motivos adecuados, no eshumana, y se ve que no es humana porque se derrumba enseguida,porque no me determina, porque no incide, porque mi situacinoriginal (mi tradicin religiosa, familiar, cultural o de la tribu) es ms

    decisiva que ella. Al fi nal, no existe la posibilidad de un sujeto distinto.Pero esta excepcionalidad no te impacta y te deja como estabas antes,sino que despierta en ti todas tus exigencias y te hace ms fcil elreconocimiento. Por eso, el juicio es la clave de la experiencia: desvelasi esa excepcionalidad ha sido capaz de despertar el yo con toda sucapacidad hasta llegar al juicio. Est claro que no nos basta con eltestigo, pero tambin lo est que el yo no puede llegar hasta ah sinel testigo. No pueden contraponerse ambos, porque la prueba es que

    el testigo me despierta (y aqu se halla la concepcin autnticamentecatlica de la fe): aqu se ve si la presencia de Cristo es capaz de volvera despertar al yo y de poner en movimiento toda la capacidadhumana para generar una criatura nueva, o bien si, por el contrario,en nosotros slo hay una afi rmacin de Cristo por la que l, ansiendo afi rmado continua e insistentemente, resulta incapaz decambiar al yo. Esto pone de manifi esto la incidencia frecuente de una

    cierta mentalidad protestante. Si la fe no es catlica, si no es segn la

    30 L. Giussani, Educar es un riesgo, op. cit., pp. 120-121.31 L. Giussani S. Alberto J. Prades, Crear huellas en la historia del mundo, Encuentro, Madrid1999, pp. 38-39.

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    31HUELLAS

    perfeccin que coincide con la naturaleza del acontecimiento tal comose ha producido, entonces es intil, es decir, podemos marcharnos

    a casa y dejar de perder el tiempo. Es ah, cuando uno realiza estecamino, donde percibe la conveniencia humana, la correspondenciade ese acontecimiento con su humanidad. Pero nosotros, de nuevo,podemos estar ante hechos imponentes y no caminar, y al fi nal escomo si no sirviese, porque no hace crecer el yo.

    4.La prueba de la fe (esta experiencia humana en la que est

    implicado todo el yo) es la memoria. Para terminar, quiero quetodos escuchemos de nuevo este pasaje de la Escuela de comunidad:Juan y Andrs tenan fe, porque tenan certeza de una Presencia queexperimentaban: cuando estaban all, en el primer captulo de SanJuan, sentados en su casa, al atardecer, mirndolo hablar, tenan lacerteza de una Presencia, la experiencia de algo excepcional, de lodivino en una presencia humana. Luego aado yo se fue cada uno

    a dormir a su casa: Andrs con su mujer y Juan con su madre. Fuerona su casa, cenaron en su casa, durmieron en su casa, se levantarony fueron a pescar con sus compaeros. Lo que haban visto la tardeanterior dominaba en su cabeza, s o no? S Lo vean? No. El hombretiene la experiencia de una presencia no slo cuando la toca, narizcontra nariz; ms an, querer experimentar una presencia de esemodo, normalmente favorece algo intil, da pie a una relacin que nose mantiene como pasa normalmente entre chicos y chicas y, an

    cuando se mantenga, no se mantiene. Por el contrario, entre el daanterior y el medioda cuando volvieron a casa con las barcas llenasde pescado y se sentaron all, en la playa, y seguan contando cosasde la jornada anterior, haba una continuidad, entre aquella tardey el da siguiente se daba una continuidad: la memoria. La memoriaes la continuidad de la experiencia de algo presente, la continuidadde la experiencia de una persona presente, de una presencia que no

    tiene ya las cualidades y la inmediatez de cuando uno agarra la narizde otro y tira de ella, y tira, y tira..., o bien, agarra los cabellos y tira,como hacen los nios con su madre. sa inmediatez no es decisiva,en absoluto, para la profundidad y la seguridad de la relacin.

    SNTESIS

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    Aunque no lo hubieran visto ms durante tres semanas, el deseo quedominaba en aquellos dos era volver a verlo, porque estaba claro que

    era l, que l era l; no saban quin era, pero era l. La memoriaes la conciencia de una Presencia. Es necesario distinguir cundocomenz esta Presencia del modo como contina. Cuando comenzse vean sus cabellos y, como haba viento, los cabellos se revolvandelante de sus ojos, y l, instintivamente, se los quitaba de la cara.Pero al da siguiente ya no haba viento y no tenan delante aquelrostro; sin embargo, estaba presente, y despus de una semana aquella

    Presencia era todava una presencia, y pasado un mes segua siendouna presencia; aunque hubieran pasado tres aos sin volver a verlo,toda su vida habra estado desgarrada por el deseo de ver de nuevosus cabellos agitados por el viento: era l, con seguridad absoluta.El ltimo [] pensamiento que se les hubiera ocurrido a aquellosdos, aunque no lo hubieran visto ms durante seis meses, habra sidola duda de que fuera una ilusin. Jams se les hubiera ocurrido que

    haba sido una ilusin: si lo has visto as... es imposible que se teocurra dudar! [Uno que ha hecho una experiencia as... imposible: sise nos ocurre que haya podido ser una ilusin, es porque no hemoshecho esta experiencia]. En lugar de l con los cabellos agitados porel viento, en lugar de verlo hablar moviendo los labios, ahora se teacerca con nuestras presencias, que son como frgiles mscaras, conla piel frgil, frgiles mscaras de algo potente que est dentro, quees l; que no soy yo, ni l, ni t, y, sin embargo, pasa a travs de m,

    a travs de ti, y a travs de l. Y lo que estamos diciendo hoy no te lodice nadie. No es mo, es de Aquel que Andrs y Juan vieron aquellatarde hablar all; hablaba, y hablaba, y as, venciendo el tiempo y elespacio, te ha hablado hoy aqu, y te hablar pasado maana y dentrode diez aos32.