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Nuestra Palabra del 8 de Febrero 2011
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El pasado 6 de febrero se conmemoró un año más del asesinato de Blanca
Jeannette Kawas Fernández, el cual se inscribió en un contexto de amenazas,
hostigamientos y ejecuciones contra aquellas personas y organizaciones que
realizan actividades de defensa del medio ambiente.
16 años después, ninguno de los autores intelectuales y materiales del crimen
ha sido juzgado. Por ello, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
condenó al Estado hondureño y le ha exigido que se investiguen y castiguen a
los responsables del mismo para evitar la repetición de hechos como éste.
Sin embargo, el golpe de Estado ha profundizado la situación de indefensión
que los defensores de derechos humanos en general y los ambientalistas en
particular, siguen viviendo debido a la violencia de los grupos económicos,
políticos y militares que han visto en peligro sus intereses, y a la incapacidad
del Estado para prevenirla, para investigar y sancionar a los responsables de
la misma, y para reparar a las víctimas.
Esta situación genera un alto grado de impunidad que, por un lado, favorece
la repetición sistemática de este tipo de violencia, y por otro, genera un
ambiente de inseguridad e intimidación contra otras personas y
organizaciones que también se dedican a la defensa del medio ambiente y de
los derechos humanos.
El golpe de Estado ha venido a ratificar lo que el asesinato de Kawas y otros
crímenes políticos ya habían establecido: Que en la historia de Honduras no
ha existido nunca un sistema judicial, sino, con algunas excepciones de
funcionarios judiciales honestos y valientes, un servicio judicial a la orden de
los poderes económicos, militares, policiales y religiosos.
La construcción de una nueva institucionalidad respetuosa y garante de los
derechos humanos pasa ineludiblemente por la constitución de un poder
judicial verdaderamente independiente, imparcial y comprometido con los
valores democráticos y las más altas exigencias de la justicia.
Por ello, el fin de la impunidad de los asesinos de Kawas y de los violadores de
los derechos humanos desde el golpe de Estado es una tarea permanente que
debe librarse en todo momento y en todos los ámbitos nacionales e
internacionales, y sólo con una estrategia coordinada de las organizaciones y
sectores comprometidos con la justicia se podrá lograr.
Nuestra palabra |08 Febrero 2011