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Espacios Públicos ISSN: 1665-8140 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México López Serrano, Jesús; López Serrano, Javier Las fracciones partidistas y su influencia en las coaliciones dominantes en el México de hoy Espacios Públicos, vol. 11, núm. 22, agosto, 2008, pp. 59-79 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67602205 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Espacios Públicos

ISSN: 1665-8140

[email protected]

Universidad Autónoma del Estado de México

México

López Serrano, Jesús; López Serrano, Javier

Las fracciones partidistas y su influencia en las coaliciones dominantes en el México de hoy

Espacios Públicos, vol. 11, núm. 22, agosto, 2008, pp. 59-79

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67602205

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Fecha de recepción: 26 de febrero de 2008Fecha de aprobación: 3 abril de 2008

Jesús López Serrano*

Javier López Serrano* *

RESUMEN

En las estructuras de los partidos políticos modernos siempre han exis-tido tendencias de subunidades o pequeños grupos para organizarse einfluir en las decisiones de las cúpulas partidistas denominadas tam-bién coaliciones dominantes. Éstas, a su vez, están formadas en su nú-cleo dirigente por miembros de esas fracciones o grupos que constante-mente se encuentran en lucha con otros grupos dentro de los partidospor la renovación de las elites que formarán parte de esa misma coali-ción dirigente. El estudio empírico lo efectuamos a partir del caso delos partidos mexicanos que con sus fracciones se encuentran en cons-tante movimiento y lucha permanente por arribar al “círculo selecto”de la coalición dominante de cada partido.

PALABRAS CLAVE: fracciones partidistas, coalición dominante, institucio-nalización, democracia, elites políticas, gobernabilidad.

ABSTRACT

In the structures of the political parties always have existed little groupswith tendences for organization and they became part of dominant

Las fracciones partidistas y su influencia en lascoaliciones dominantes en el México de hoy

* Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma del Estado de México. Catedrático Investigador.Colaborador en el Colegio de México.

** Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por la UAEM. Profesor de Carrera en la misma.

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coalition. This coalition has a center ofparties’ leaderships, and they are part ofthis groups or fractions from the politicalparties. We have made an empiric researchwith mexican parties because their groupsare in constant motion and wrestling tobecame part of dominant coalition of eachpolitical party.

KEY WORDS: fractions partisan, coalitiondominant, institutionalization, democracy,political elites, governance.

INTRODUCCIÓN

En el estudio de los partidos políticos mo-dernos es indispensable el análisis de losgrupos o fracciones que integran sus estruc-turas internas, así como las relaciones que,tanto al interior como al exterior de los par-tidos, tienen las propias fracciones, lo queles permite cumplir, en lo formal, su papelen el sistema de gobierno democrático. Esprecisamente desde el estudio del poder don-de se realizan las reflexiones, desde el pun-to de vista teórico, acerca de los fenómenospolíticos, mismas que pueden ser compara-das con los casos empíricos y particularesde los partidos políticos que, en ésta y otraslatitudes, tienen problemáticas similares.Por estas razones son importantes las in-vestigaciones en relación a los partidospolíticos y sus estructuras complejas, locual nos permite una mejor comprensióny explicación acerca del sistema políticomexicano.

Es indispensable cotejar el comportamien-to de los grupos que interactúan dentro de

los partidos políticos, puesto que de suaprendizaje conoceremos las prácticas queen su seno se efectúan, desde luego, tenien-do en cuenta los sistemas electorales y departidos en que se encuentran inmersos. Pormucho tiempo se ha llegado a pensar quelas famosas prácticas refractarias de lospartidos políticos habían quedado para lahistoria, pero nos damos cuenta que mu-chas de ellas han sobrevivido al paso deltiempo y los acontecimientos que presen-ciamos nos conducen a la reflexión de quetodavía están presentes algunos problemasañejos de partidos políticos, que hoy se en-cuentran gobernando a países enteros, perocon prácticas antiguas que se observan ensu interior, en su desenvolvimiento e influen-ciados por los grupos o fracciones que losconforman.

Las fracciones partidistas hoy continúansiendo grupos que aspiran a formar partede las coaliciones dominantes de los parti-dos poco o muy institucionalizados, segúnsea su posicionamiento dentro de los siste-mas políticos que analicemos.

El presente ensayo se refiere al ensamblajeteórico de las estructuras organizativas delos partidos políticos y sus fracciones, consus movimientos e interrelación, sus vincu-laciones, hacia dentro y fuera de los mis-mos partidos, sus luchas y enfrentamientospor llegar a ser parte de sus respectivas coa-liciones dominantes, así como la construc-ción y dominio del entorno que las rodea.Con el caso mexicano ejemplificamos elestudio teórico a partir de la propuesta dePanebianco (1991), Sartori (1992), Bobbio(2000), Bovero (2002), Duverger (1986),

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Michels (1987) y Wright Mills (1984), paraexplicar la actuación en general de las elites,grupos, fracciones, o el círculo selecto delos partidos políticos.

Los sistemas políticos contemporáneos condemocracias formales poseen partidos parala representación de los intereses de los ciu-dadanos, pero esas organizaciones cuentancon diferentes grados de adaptación al me-dio que los rodea (Institucionalización). Asu vez esos partidos internamente están for-mados por grupos que detentan su controla través de diversas formas. A esos gruposse les conoce también como fracciones por-que se constituyen a partir de su complejaorganización y aspiran a influir en los ám-bitos de mayor jerarquía de los partidos parala toma de decisiones.

En la cúpula de las organizaciones parti-distas actuales se encuentran posicionadaslas llamadas coaliciones dominantes que asu vez están integradas por miembros dedistintas fracciones que conforman los nú-cleos de dirigentes más altos de los parti-dos, personajes que están dentro y otros queestando fuera, tienen la capacidad de influiren la vida interna y externa de las organiza-ciones partidistas cuando éstas llegan a for-mar gobiernos.

La presente investigación la encontramosdividida en cuatro apartados: El primero serefiere al estudio de las fracciones partidis-tas, su organización y su dominio de las de-nominadas zonas de incertidumbre, en don-de el conocimiento de aquellas les confiereun cierto poder a los miembros de las frac-ciones que las componen y, además, las

controlan, lo que les otorga la posibilidadde formar parte del núcleo dirigente o coa-lición dominante.

El segundo apartado nos lleva al análisisde los tipos de coalición dominante, debi-do a que los partidos se encuentran deter-minados por su estructura organizativa enfunción de su cohesión, estabilidad y losmapas de poder a que da lugar la organi-zación.

El tercer apartado hace referencia a la reno-vación de las elites en la coalición dominan-te, a partir del estudio del trabajo electoralde sus dirigentes, cultura política, desarro-llo organizacional y de los mecanismos deselección de candidatos y dirigentes.

Para finalizar exponemos la relación de lascoaliciones dominantes de los partidos conorganizaciones externas a ellos, a través detres supuestos hipotéticos; primero, el deuna coalición dominante unida y estable; se-gundo, el de una coalición dividida pero es-table; tercero, el de una coalición dividida einestable. Con el estudio de éste último apar-tado tomamos en cuenta las diferentes for-mas de funcionamiento y organización delas coaliciones dominantes de los partidosy su relación directa con otras organizacio-nes externas, que les pueden beneficiar ono, en un momento determinado.

En el estudio de las partes que integran esteensayo, cabe señalar que se analizan loscasos específicos de los partidos políticosmexicanos en diferente periodos, hasta losmás recientes acontecimientos a partir dela alternancia política con partidos que como

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Acción Nacional (PAN), después de una lar-ga trayectoria en la oposición, ha pasado aformar gobiernos (en diferentes niveles: fe-deral, estatal y municipal), lo cual repercuteen las fracciones que integran la coalicióndominante de ese partido, tanto en un nivellocal como nacional.

Destacamos el caso del Partido Revolucio-nario Institucional (PRI) que por muchotiempo contribuyó a formar gobiernos y que,a pesar de las diferencias entre sus fraccio-nes, logró mantener una coalición dominantemás o menos unida y estable hasta determi-nado momento, ya que la propia dinámicade interacción, circulación y desplazamientode las elites, dentro de las coaliciones do-minantes, sale del control de los dirigentesde los partidos.

También exponemos relaciones que invo-lucran a otros partidos, como el Partido dela Revolución Democrática (PRD), que esun claro ejemplo respecto de la bajainstitucionalización partidista1 por las sub-unidades o grupos, que algunos autores de-nominan tribus al interior de ese partido,para referirse a las divisiones por las cuo-tas de poder que exigen esas fracciones yque, como grupos de poder interno, aspirana formar parte de su respectiva coalicióndominante.

Es muy importante reflexionar acerca deljuego de posicionamientos y alianzas quelos actores políticos privilegiados, por elrégimen han desempeñado para la satisfac-ción de sus intereses personales o de grupo,en relación directa con el sistema políticomexicano, incluyendo el papel que otros

partidos políticos, con menor grado deinstitucionalización o tiempo, o ambas co-sas, han estado en el escenario del sistemaelectoral y de partidos en México. Así, tam-bién abordamos algunos aspectos específi-cos del Partido Nueva Alianza, del PartidoConvergencia por la Democracia, el Parti-do del Trabajo y el Partido Verde Ecologistade México; que, en momentos importantes,han influido de forma determinante en lascoaliciones dominantes de otras organiza-ciones y partidos en el poder.

Las fracciones partidistas y las zonas deincertidumbre

En el análisis de la actual Ciencia PolíticaItaliana (Panebianco, 1991), podemos es-tudiar la problemática que plantea la for-mación de grupos o fracciones al interiorde los partidos, lo cual se presenta depen-diendo de los grados de organización y vin-culaciones, poder e influencia que éstosposeen, tanto al interior de los partidos po-líticos, como al exterior con otros gruposde poder fáctico, a partir de la composicióndel núcleo dirigente que, a su vez, es en-tendido como un conjunto de líderes y derelaciones que, por lo general, provienende diversas fracciones.

De acuerdo con la dinámica misma de la lu-cha política, al interior de los partidos, es nor-mal que se constituya una coalición a partirdel acuerdo entre los grupos o fracciones.

La necesidad de llegar a acuerdos entre lassubunidades (fracciones) partidistas, sedebe a las zonas de incertidumbre o espa-

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cios de poder, que cada una de ellas tieneen sus manos. Panebianco, las denominacomo zonas de incertidumbre, pues es talsu importancia que si algo anormal ocu-rre en alguna o varias de ellas, las conse-cuencias pronto se aprecian en las demáso en todo el partido. Estas zonas son lassiguientes:

La primera es la experiencia y capacidadde ciertos miembros en puestos de alto ni-vel. El poder de estos militantes radica ensu saber, en su competencia para ejercercargos públicos de alto rango.

La segunda zona es la de las relaciones conel exterior. El establecimiento o no, así comolas formas, de dichas relaciones son elemen-tos que otorgan poder a quien las define.

La tercera es la comunicación interna, esdecir, la forma de uso de los medios inter-nos de comunicación para manejar la in-formación interna y externa con los miem-bros y simpatizantes del partido.

La cuarta zona de poder es el estableci-miento, manipulación o modificación de lasnormas estatutarias. A veces dichas reglaspermiten al grupo o centro dominante (elcual las controla o tiene capacidad de mo-dificarlas) mantenerse como tal, utilizan-do legítimamente los estatutos a su propiofavor.

La quinta zona de incertidumbre es la refe-rente al financiamiento público. Los mili-tantes que se ocupan de controlar el finan-ciamiento hacia dentro del partido, tienenpoder dentro de la organización partidista.

Finalmente, el reclutamiento de nuevosmiembros y, en especial, de nuevos cuadrosdirigentes constituye otro recurso de poderpara quien controla estos procesos.

Debemos decir que en la toma de decisio-nes participan no solo el líder del partido,sino todos aquellos que controlan las zonasde incertidumbre. La coalición puede estarintegrada por cuatro actores básicos: 1) di-rigentes de partido; 2) grupo parlamentarioo los miembros con cargos en el gobierno;3) dirigentes intermedios o locales; 4) diri-gentes de la institución partidaria.

Tipos de coalición dominante

El tipo de coalición dominante en los parti-dos determina la estructura organizativa.Para definir el tipo, es preciso reconocer:a) su grado de cohesión, b) su grado de es-tabilidad y c) el mapa de poder a que dalugar la organización.

a) El grado de cohesión está dado en fun-ción de la existencia o ausencia de frac-ciones o tendencias que controlan laszonas de incertidumbre. Las fraccionesson grupos organizados, ya sea nivelnacional o local.2 Las tendencias son gru-pos de dirigentes fuertemente organiza-dos: la presencia de fracciones provocauna coalición poco cohesionada, comolo ejemplificaremos en México a travésdel PRD; la de tendencias produce unacoalición más unida como sería el casodel PAN.3 En el asunto del PRI, por mu-cho tiempo estuvo influenciado por lastendencias de grupos de dirigentes, de ahí

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que haya sido por varias décadas unacoalición dominante muy unida, no des-provista periódicamente de algunos pro-blemas internos que normalmente no lle-gaban a ser mayores en el ámbito de esepartido.

b) El grado de estabilidad depende de lasrelaciones entre los grupos que compo-nen a la coalición dominante. Una coali-ción unida tenderá a ser estable, aunqueno necesariamente; una poco cohesio-nada tenderá a la inestabilidad, como loanalizaremos con mayor detenimientoposteriormente.

c) Podemos definir el mapa de poder orga-nizativo de la siguiente forma. En el mapade poder organizativo encontramos las re-laciones entre las distintas áreas organi-zativas del partido (por ejemplo, “el quese dé un predominio del grupo parlamen-tario, o de los dirigentes nacionales de laorganización o de los dirigentes de laperiferia, etc.), como las relaciones (depredominio, subordinación, cooperación)entre el partido y otras organizaciones”(Panebianco, 1990: 67-90).

Para definir el primer aspecto del mapadestacamos que entre los actores básicos queintegran la coalición dominante puede ha-ber diversas formas de relación. General-mente los dirigentes del partido son los quetienen el control, pero no siempre. A vecesrecae en la fracción parlamentaria o en losdirigentes aparentemente menores.

Dentro del mapa es necesario considerar laposibilidad de que una persona u organiza-

ción sea la principal autoridad y no esté den-tro del partido, como sería en el caso delPartido de Nueva Alianza (PANAL) de la pro-fesora Elba Esther Gordillo, que lo tuteladesde fuera. En ese caso, las formas de re-lación que pueden darse son: que predomi-ne el partido sobre la organización externao persona; la relación sea armónica y, unamás, en la que la persona u organizaciónexterna subordine al partido. Ejempli-ficamos, también, con la cuestión de losempresarios, que en algunos momentosdoblegaron al Partido Acción Nacional.

Un proceso importante en la dinámica delas regencias es el de su renovación. Tantoen la selección de dirigentes como en loscandidatos, a puestos de representaciónpopular, constituyen parte del proceso decirculación de los grupos dirigentes de laorganización partidista. En la selección dedirigentes se aprecia el ascenso, la consoli-dación o la irrupción de núcleos de direc-ción, en la búsqueda de candidaturas, estosgrupos aparecen disputándose espacios que,si logran conseguir el triunfo en la elección,pueden ser determinantes para la vida in-terna de la organización partidista.

La renovación de elites en la coalicióndominante

La teoría política expone, acerca de la cir-culación de las elites, la tendencia a laoligarquización en los partidos políticos.4

Por su constante relación electoral, la cul-tura política de dirigentes, bases y su desa-rrollo organizacional, tiende a volverse au-toritaria. No hay que olvidar que uno de los

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principales espacios de poder es el de losmecanismos de selección de dirigentes, tam-bién de candidatos.5 Es entonces cuando larenovación del “círculo interior” (Duverger,1986), puede ampliarse o cerrarse más.

Entre los estudiosos de los partidos políti-cos es permanente la preocupación por elelitismo, como parte común y corriente deeste tipo de organizaciones. Los procesosde selección son, por lo regular, los mejo-res ejemplos de éste fenómeno. Esto no esun proceso inevitable, pero sí común, en ra-zón de la actividad electoral que el partidodebe desempeñar cotidianamente.

La renovación de las elites es inevitable, apesar de sus propios esfuerzos, para con-tener u obstaculizar a los nuevos líderes ogrupos que pretenden tomar el poder. Enocasiones, factores externos (como unadversario poderoso, una derrota o un triun-fo electoral) influyen decisivamente en estarenovación. Los recursos de las elites, paraevitar ser sustituidas, son diversos: el con-trol de las normas internas, la cooptación,la corrupción, el manejo de los medios decomunicación y hasta el de las fuentes delfinanciamiento público. No obstante, pues-to que las fracciones que están en posibili-dad de disputar la dirección tienen, forzo-samente, espacios de poder en sus manos,la renovación de la elite gobernante del par-tido no ocurre siempre, por lo menos en al-gún tiempo determinado.

La postura de la inamobilidad en las diri-gencias de las organizaciones fue asumidapor Robert Michels (1987), quien acuñó laconocida ley de hierro de las oligarquías.

El ascenso de los nuevos aspirantes al po-der siempre está sembrado de dificultades,cerrado por obstáculos de todas clases solosuperables con el favor de la masa. Es muyraro que la lucha entre los viejos líderes ylos nuevos, termine con una derrota comple-ta de los primeros. El resultado del procesoya no es una circulación de elites, sino unareunión de elites; es decir, amalgama de es-tos dos elementos (Michels, 1987).

Por esta razón, se pueden desechar nocio-nes como círculo interior, elite, oligarquíay se utiliza el término coalición dominantepara identificar al grupo que tiene el poderinterno (Panebianco, 1991).

En el caso de México, en la actualidad,tanto el PRI como el PAN, cuentan con coa-liciones dominantes, el PRI ha tenido mu-chos problemas para la imposición de suscandidatos internos, puesto que han teni-do que negociar entre las fracciones la se-lección de sus candidatos, lo mismo ocu-rre en el PAN, y en el PRD, el cual hapresentado un bajo grado de cohesión y es-tabilidad que no le ha permitido controlarsin desequilibrios sus procesos internos,como la renovación de su nueva dirigencia.Ahora bien, ello no ha sido una caracterís-tica permanente en la historia de los parti-dos mexicanos, si tomamos en cuenta suevolución organizativa, encontramos mo-mentos claves que muestran los cambiosen ese terreno.

El entorno electoral fue determinante en larecomposición de la coalición dominantepara el PAN en la década de los setenta ypara el PRI en la de los ochenta. A pesar de

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sus esfuerzos, los partidos estaban inmersosen un sistema no competitivo, que no losdejaba crecer. En los inicios de aquellas dé-cadas (setenta y ochenta), el objetivo origi-nal de los partidos era construir la concien-cia ciudadana. Para otros, el entorno obligabaa los partidos a marchar con decisión porla vía electoral, como medio institucional,para el que debería ser el nuevo objetivo dela organización; en el caso del PAN la con-quista del poder (Merino, 2003).

Finalmente la lucha por la renovación dela coalición dominante en el PAN, conclu-yó con la adopción de un perfil pragmáti-co, que fue acentuándose paulatinamentedesde 1977 hasta 1987; en el caso del PRI,“se remarcó más su pragmatismo en laelección de sus candidatos, sin embargo,como no pudo renovar su coalición domi-nante sin fracturas internas, surgió de susfracciones la corriente democrática desde1986 y culminó con su salida en 1988” (Ga-rrido, 1988: 29).

Lo ya expuesto permite estudiar condetenimiento el caso de los partidos políti-cos mexicanos en el contexto de sus siste-ma de partidos en donde las reglas forma-les del juego político se encuentran enrelación directa de subordinación con lasprácticas políticas de los actores y gruposde poder fáctico que controlan el régimenpolítico a partir de la formación de las coa-liciones dominantes.

La configuración de las coaliciones domi-nantes permite determinar con base en esereferente la trayectoria y comportamientode los partidos en nuestro sistema electo-

ral, por lo que, de esta manera, es posibleubicar los niveles de institucionalización ycohesión en los partidos políticos, así comosu incidencia sobre los grados de cohesióny fortalecimiento de la misma coalición do-minante. Un alto nivel de institucionaliza-ción lleva aparejada la existencia de unacoalición dominante cohesionada, mientrasque una institucionalización débil corres-ponde a una coalición dominante, divididacon grupos fuertemente organizados yestructuradas en un nivel nacional o biensubcoaliciones, como es el caso concretodel PRD. Se entiende por institucionali-zación, la forma en como las organizacio-nes partidistas se han consolidado en el en-torno de los sistemas electorales y departidos y los grados de adaptación en dis-tintos momentos respecto al propio siste-ma. Ahora bien, el grado de cohesión es sólouno de los factores que contribuyen a defi-nir la configuración de la coalición domi-nante de un partido. Los otros factores comoya lo hemos mencionado, son su grado deestabilidad y el mapa del poder en la orga-nización.

El grado de cohesión o de división de lacoalición dominante hace referencia al gra-do de concentración o dispersión del con-trol sobre las zonas de incertidumbre de laorganización. Y por tanto, el grado de con-centración o dispersión del control de la dis-tribución de los incentivos, tiene que ver conlos juegos de poder verticales; es decir, lasrelaciones de intercambio que se estable-cen entre líderes y seguidores. Por el con-trario, la estabilidad o inestabilidad de lacoalición dominante hace referencia al modoen que se desarrollan los juegos de poder en

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sentido horizontal; es decir, la relación en-tre los diversos integrantes de la élite. Loque se describe es la capacidad de losmiembros de la coalición dominante, paraestablecer compromisos relativamente du-raderos en el reparto de las esferas de in-fluencia en la organización. Naturalmen-te, existe una relación entre el grado decohesión y el grado de estabilidad; unacoalición dominante, unida en un partidofuertemente institucionalizado, es tambiénuna coalición estable. La estabilidad sehalla asegurada por el hecho de que, en unpartido fuertemente institucionalizado, lacoalición dominante constituye, en sí mis-ma, un centro de gran fortaleza que de vezen cuando coopta o margina a las distintastendencias que se hallan hacia su izquierdao su derecha.

El problema se plantea, por tanto, sólo enlos partidos débilmente institucionalizados.En el sistema electoral mexicano ocurre conel PRD, en este particular, las formas deorganización de la coalición dominantepueden variar e ir asociadas a distintosniveles de estabilidad o inestabilidad. Pue-den presentarse dos supuestos: a) coalicio-nes dominantes que giran en torno a uncentro fuerte a pesar de la debilidad de lainstitución e incluso, faltando cualquier tipode institucionalización, en este partido, esecentro fuerte se encuentra en los liderazgosfuertes; b) las coaliciones dominantes quecarecen de un centro de referencia.

Así, el primer punto, es el de los partidoscarismáticos. En este supuesto, la estabili-dad de la coalición dominante está garan-tizada por la existencia de un centro (un

líder carismático), de una fortaleza tal, quele permite actuar como una argamasa ca-paz de unificar a los distintos grupos y deobligarles a establecer compromisos. Si porel contrario, falta ese tipo de centro fuerte,que monopoliza las zonas de incertidumbreo que goza del apoyo de las organizacionesque tienen ese monopolio, en ese caso, unacoalición dominante dividida será también,en la mayoría de los casos, una coalicióninestable. Esta situación puede llegar a com-pensarse, por lo menos en parte, por la pre-sencia de otros factores capaces de atenuarla potencial inestabilidad. Concretamente sepodría establecer lo siguiente:

1. La existencia de una fuerte estructuraintermedia, ligada a un tipo de liderazgoen un nivel nacional dotado de lo que he-mos denominado carisma situacional (enel caso mexicano la figura de Cuauh-témoc Cárdenas y de Andrés ManuelLópez Obrador), a un marco institucionalfavorable a la estabilidad, con un lídernacional situado en una posición de pre-eminencia (o una combinación de ambosfactores). Con estos ejemplos podemosencontrar que la estabilidad de la coali-ción dominante se produce gracias alacuerdo y al reparto de áreas de influen-cia entre el líder nacional y los líderesregionales. Las fracciones se configu-ran predominantemente como subcoa-liciones (es decir, como grupos dotadosde una fuerte organización propia, perosobre una base regional y no nacional)y el compromiso entre el líder nacionaly los líderes regionales es, relativamen-te fácil.

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2. La existencia de un marco institucionalque premie la estabilidad y la preeminen-cia del líder; aunque ese factor solo ac-túa cuando se trata de partidos de go-bierno. Un ejecutivo fuerte tiende areforzar la estabilidad de la coalición do-minante en los partidos de gobierno, cual-quiera que sea el grado de organizaciónde los grupos que funcionan en su seno.Las fracciones que se han aliado frente aotras y que han contribuido al nacimien-to de la coalición dominante, en el mo-mento en que se produce la selección decandidatos a puestos de representaciónpopular, se ven empujadas, en la mayo-ría de los casos, a cooperar entre sí has-ta la siguiente crisis sucesoria. Este mo-delo es aplicable al estudio del Méxicoautoritario, desde sus primeras manifes-taciones, cuando existía un ejecutivofuerte, con los otros dos poderes de launión; se encontraban supeditados al Pre-sidente de la República.

Los tipos de estabilidad, en la coalición do-minante partidista, pueden ser tres, de acuer-do con las siguientes posibilidades: a) unacoalición dominante, unida y estable, comoera el caso del régimen político mexicano yel partido de gobierno, en sus primeros añosde existencia; b) una coalición dominantedividida y estable, ejemplificaríamos con lacoalición del PAN en 1976; c) una coalicióndominante dividida e inestable, como seríala cuestión aplicable en México al PRI, apartir de la alternancia política desde el2000.

LA RELACIÓN DE LAS COALICIONESDOMINANTES DE LOS PARTIDOS CONORGANIZACIONES EXTERNAS

Se trata de tres supuestos hipotéticos, conlos cuales intentaríamos analizar la reali-dad de diversos países sobre todo los lati-noamericanos y en especial a México. Dehecho, una coalición dominante nuncapodrá ser definida perfectamente comounida o dividida, estable o inestable de unmodo absoluto; sino como más o menos uni-da (o dividida si quiere), mas o menos esta-ble (o inestable). En el momento de proce-der a los análisis empíricos será, por tanto,necesario tener en cuenta qué grados dis-tintos de cohesión pueden ir asociados a losdistintos niveles de estabilidad y que, porconsiguiente, las posibilidades en la reali-dad son innumerables.

En cualquier caso, a aquellas tres posibili-dades corresponden diferentes formas defuncionamiento de los partidos en materiade organización. Los distintos tipos de coa-lición dominante van asociados a notablesdiferencias en las relaciones entre la orga-nización y su entorno, así como en la tasade participación –movilización de la afilia-ción–. El primer tipo (el de una coaliciónunida y estable) suele ir asociado a un tipode estrategia expansiva por parte de la or-ganización y a un impulso del fortalecimien-to de ésta a través de la colonización delentorno y de una elevada y continua movi-lización de los afiliados. El segundo tipo(el de una coalición dividida pero estable)está invariablemente asociado a una estra-tegia defensiva y de adaptación al medio y

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a la tendencia a frenar o bloquear la expan-sión de la organización, así como a bajosniveles de participación de los militantes.El tercer tipo (una coalición divida e ines-table) es característico de organizaciones,en las que la tendencia a la expansión y elfortalecimiento no es el fruto de una estra-tegia deliberada en un nivel central, sino delas estrategias particulares de los grupos quela componen, así como los mecanismos alservicio de la competencia entre ellos. A estetipo corresponde una participación, con fa-ses de alta movilización y periodos de le-targo, según el momento político.

Cuadro 1TIPOS DE COALICIÓN DOMINANTE

de una fuerte expansión de la organizacióno, en cualquier caso, es compatible con es-fuerzos deliberados y consistentes por am-pliar ésta. También la participación tiendea situarse en niveles altos, desde el mo-mento en que no existen facciones organi-zadas que puedan utilizar esa participa-ción con fines desestabilizadores, conconstante y elevada movilización de losmilitantes, no genera riesgos para la esta-bilidad de la organización.

La cohesión y la estabilidad de la coalicióndominante permiten practicar políticasexpansivas en materia de organización ygrandes movilizaciones, sin padecer efec-tos indeseados que puedan tener una influen-cia excesiva en la estabilidad de los parti-dos. Por el contrario, aquellas políticas seproducen en ventajas concretas para la es-tabilidad de la organización, los líderes pue-den mostrar la expansión de ésta, como unaprueba de la validez de su política.

En el segundo lugar, de la combinación dela estabilidad y la división en el seno de lacoalición dominante, va asociada al estan-camiento de la organización y genera unafuerte presión para bloquear el crecimientode ésta. Las divisiones, en el seno de la coa-lición dominante, hacen que el compromisoalcanzado entre sus componentes sea siem-pre aleatorio, con lo que, una mínima per-turbación puede alterar las relaciones depoder entre los distintos integrantes, o pue-de abrir la vía del poder a los que están fue-ra de dicha coalición. La estabilidad de laorganización debe basarse, por tanto, en elacuerdo tácito de la coalición dominante defrenar la expansión del partido. Los diver-

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En el caso uno de la unidad y estabilidad dela coalición dominante, garantiza un altogrado de cohesión y estabilidad al conjuntode la organización. Por eso la coalición do-minante puede llevar a cabo una políticadeliberadamente expansiva y, por ejemplo,ampliar al máximo el número de afiliados,con muchas posibilidades de conseguir ase-gurarse el control de los mismos. En efec-to, el carácter centrípeto de reclutamientopermite minimizar el riesgo de que surjauna protesta organizada, en cuanto a loseventuales disidentes, carecen de un sóli-do punto de referencia al no existir divi-sión en el seno de la elite dirigente en unnivel nacional. Por tanto, la cohesión in-terna puede mantenerse incluso en medio

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sos integrantes de la coalición optan porpreservar el compromiso, poniendo todoslos medios, para evitar cualquier tipo deestrategia de su entorno y encerrando en símisma a la organización. Si en el caso delas coaliciones unidas y estables una es-trategia expansiva era en sí misma un ins-trumento para fortalecer la estabilidad dela organización, en el caso de una coali-ción dividida y estable, el precio de aque-lla estabilidad es la adaptación al medio yel estancamiento de la organización. Portanto, el estancamiento de la organizaciónva acompañado de una escasa participa-ción de los militantes, es decir, va unido ala decisión de los líderes de no movilizar alos afiliados con el fin de no perder el con-trol del partido.

En la tercera cuestión, la fracción actúa porsu cuenta y los compromisos, entre unas yotras, son extremadamente precarios. Comono es posible establecer alianzas duraderas,cada fracción partidista debe tratar de cre-cer para mejorar, en beneficio propio, la co-rrelación de fuerzas en el seno de la organi-zación. El resultado es una políticaexpansiva, que a diferencia del caso uno,no es el fruto de la estabilidad y la cohe-sión, sino al contrario de una inestabilidady desunión extrema. En estos casos, la par-ticipación interna tenderá a crecer en losmomentos en que se procede a la verifica-ción de la correlación de fuerzas entre lasdistintas fracciones (en ocasión de los con-gresos, las asambleas o de las eleccionesgenerales), puesto que cada fracción movi-lizará a sus seguidores al máximo en esosmomentos. Y una vez que éstos han pasa-do, tenderá nuevamente a decrecer.

Los tres tipos de coalición dominante a losque nos hemos estado refiriendo, pueden serdescritos recurriendo a conceptos tradicio-nales de la teoría del poder: los de la oligar-quía, de la monocracia y de la poliarquía.En ese sentido podemos hablar brevementede cada uno de ellos de la manera siguiente:La oligarquía es un modo de dominaciónen el que una pequeña coalición tiende aejercer una influencia desproporcionadasobre las decisiones colectivas de un gru-po. La influencia de cada dirigente no esnecesariamente idéntica, pero por definiciónno pueden darse desigualdades profundasentre los responsables supremos, es decir,entre los oligarcas.

La monocracia es la forma política de am-plia tradición histórica, referida al mando ogobierno por una sola persona, cuya auto-ridad, legitimada en la tradición, no se so-mete periódicamente a la posibilidad de serrevocada. Para Aristóteles, la virtud de éstadepende de la sabiduría, bondad y consen-so popular sobre dicha persona, de lo con-trario esta magistratura perpetua deviene entiranía (Diccionario de términos políticos,1996).

La poliarquía es el concepto usado porHegel, su etimología nos dice que es el go-bierno de muchos, lo hacía apropiado paradenominar la situación política de la socie-dad europea, en el periodo que comprendede los siglos XII al XV, aproximadamente.

El concepto de poliarquía en su formula-ción original, se refiere a un contexto trans-nacional y a un modelo político determina-do. Sin embargo, Robert Dahl retomó el

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término para referirse a la estructura inter-na del poder en las democracias actuales.En ellas, aunque no es posible hablar de go-bierno directo del pueblo en su sentido clá-sico, sí que existe cierto pluralismo en elejercicio del poder que evita tanto el elitismocomo la tiranía de la mayoría. Pese a lasdefiniciones de estos regímenes, “la multi-tud de intereses que concurre a la toma dedecisiones (gracias al mecanismo de la re-presentación universal, la libre elecciónperiódica de los gobiernos, los derechosfundamentales y la competencia entre losgrupos de presión) sirve para marcar dis-tancias entre poliarquías y autoritarismos”(Molina y Delgado, 1998: 93-94).

La configuración de la coalición dominan-te no está suficientemente determinada conlos factores que hemos examinado hastaahora. O, por lo menos, no en todos los ca-sos, en efecto, se ha visto, al revisar la evo-lución organizativa de los distintos parti-dos, en donde existen situaciones en los quela coalición dominante se halla integradatambién por determinados grupos, o por lacúpula de ciertas organizaciones, formal-mente ajenos a la estructura del partido,como en varios periodos lo ha demostradoel PAN. Es preciso por tanto identificar lasconexiones existentes (en el caso de queexistan) entre el partido y las organizacio-nes que se encuentran fuera de las estructu-ras de aquél, así como la naturaleza de esasconexiones. En el caso mexicano, durantemucho tiempo, el corporativismo agluti-nador de organizaciones fue una realidadque dio vida y legitimidad a las accionesemprendidas desde el gobierno; en este sen-tido, se podría afirmar que por mucho tiem-

po se formó una red de clientelismo políti-co hacia el partido en el poder.

Dicho lo anterior, se hace necesario plan-tear algunas premisas. Una relación de co-operación entre dos organizaciones (al igualque las relaciones de poder que se estable-cen entre individuos) implica siempre unintercambio de recursos materiales y/o sim-bólicos, entre ambas. Una relación de cola-boración entre una organización determi-nada y otra, se basa en el hecho de que unanecesita de los recursos que la otra posee (yviceversa), en el caso de que ninguna de lasdos puede procurárselos por sí misma,autónomamente, sin recurrir al intercambioorganizativo. Un sindicato y un partido, co-laboran entre sí intercambiándose recursos:por ejemplo, el caso del PRI en donde el par-tido proporciona legitimidad política al sin-dicato a cambio de la movilización de re-cursos de éste en apoyo a la actividad deaquél. En este ejemplo, el Partido Revolu-cionario Institucional, en la campaña elec-toral del año 2000 recibió, ilícitamente, unpoco más de 500 millones de pesos de re-cursos provenientes del sindicato de la em-presa paraestatal Petróleos Mexicanos, conla finalidad de apoyar al candidato de supartido a la presidencia del país.6

Un grupo de interés y un partido (ambosgrupos de poder) colaboran entre sí, si elpartido necesita de los recursos financierosdel grupo y si éste necesita del apoyo delpartido para obtener medidas legislativasfavorables. En este particular quedaría si-tuado el Partido Acción Nacional, tambiénen las elecciones de 2000, cuando algunosempresarios conocidos como los amigos de

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Fox decidieron apoyar, violando las leyeselectorales, a ese partido con una cantidadsuperior a los 300 millones de pesos(Córdova, 2006), a cambio de que en el fu-turo inmediato les fuera redituado comobeneficio directo el apoyo prestado.

Todo partido se haya conectado en diver-sas formas con una pluralidad de grupos,asociaciones y organizaciones, esas co-nexiones pueden asumir, para expresarloesquemáticamente, tres formas distintasderelación:

A. El partido controla la organización. Eneste caso, entre uno y otro (u otros) seproduce una relación de intercambio des-igual, favorable al partido; en ella, elpartido gana más que la otra organiza-ción y, además, como ocurre en este tipode relaciones, el intercambio desigualrefuerza la dependencia de la organiza-ción respecto al partido. Una variante deesta situación se da en el caso de la aso-ciación jerárquica, cuando la otra orga-nización es tan débil que no tiene recur-sos para intercambiar con el partido, sinoque es el propio flujo de recursos (mate-riales y/o humanos) de éste el que man-tiene con vida a la organización. El par-tido, aunque tal vez con algún costo,podría prescindir de la otra organización,pero ésta no puede prescindir del parti-do. La situación de asociación jerárqui-ca podría asimilarse al caso de una po-tencia que mantiene económicamente,mediante ayudas a fondo perdido, a unpaís pequeño, muy pobre en recursos,pero situado en un área geopolítica devital importancia estratégica. La diferen-

cia entre ésta última no comporta ten-siones o conflictos entre las dos organi-zaciones, pero sí el intercambio desigual,con lo que se convierte en una relaciónpotencialmente inestable.

B. Una relación de intercambio equilibra-do, del que, tanto la cúpula del partidocomo la de la otra organización, extraenventajas equivalentes. En los casos en queel intercambio equilibrado no se produ-ce esporádicamente sino que seinstitucionaliza, la situación que acabapor configurarse, hace que las cúpulasde ambas organizaciones necesiten los re-cursos de la otra parte para defender laestabilidad de sus respectivas organiza-ciones. En estos casos, la cúpula de laotra organización, debe ser consideradacomo un componente efectivo de la coa-lición dominante del partido y, natural-mente, sucederá lo mismo con la cúpulade éste, que pasará a formar parte de lacoalición dominante de la otra organiza-ción. Las relaciones entre partidos y cier-tos grupos de interés, cuando seinstitucionalizan, tienen situaciones se-mejantes.

C. La tercera posibilidad es que entre el par-tido y la otra organización exista unarelación de intercambio desigual (e in-cluso de asociación jerárquica), pero estavez a favor de la organización. Es el par-tido, en todo caso, el que necesita los re-cursos que aquella proporciona y no alrevés. Todos los partidos de legitimaciónexterna tienen precisamente una relaciónde este tipo con la organización que lospatrocina. En estos casos, no se trata sólo

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de que la cúpula de la organización debaser considerada como parte integrante dela coalición dominante del partido.

Con base a este análisis es posible formulartres hipótesis de alcance general.

a) Los partidos fuertemente instituciona-lizados, como el PRI y el PAN puedenmantener, con otras organizaciones, re-laciones de tipo A como de tipo B, perono de tipo C, que implica un grado dedependencia respecto al medio incompa-tible (en concreto, de otra organización)por definición, con un alto grado deinstitucionalización.

b) Los partidos, débilmente institucio-nalizados, tenderán a mantener relacio-nes de tipo B y/o de tipo C, tal es el casodel PRD, el Partido Verde EcologistaMexicano, el Partido Convergencia, eldel Trabajo, entre otros. Pero estos par-tidos no podrán tener relaciones del tipoA, pues para esto se requiere una capa-cidad de control sobre su entorno (en con-creto, sobre la organización) incompati-ble, por definición con un bajo nivel deinstitucionalización.7

c) Partiendo de un mismo nivel de institu-cionalización, los partidos de gobiernotienen más posibilidades de desarrollarun alto número de relacionesinterorganizativas de tipo B. (intercam-bio equilibrado) Si se trata de partidosdébilmente institucionalizados, estable-cerán también probablemente relacionesinterorganizativas del tipo C. Esto es con-secuencia inmediata de la tendencia de

los grupos de interés a aglutinarse en tor-no a los partidos de gobierno y a estre-char lazos con los subgrupos que exis-ten en el interior de éstos; además demayores posibilidades de que disponenlos distintos integrantes de la coalicióndominante para establecer lazos orgáni-cos con los distintos sectores del aparatodel Estado. En general todo ello tiene quever con la tendencia que se da en los par-tidos de gobierno y en la proliferaciónde líderes que desempeñan un papel demediación entre el partido y las organi-zaciones. Una tendencia que se da enuna medida mayor que en los partidosde oposición. Lo que explica porqué in-cluso los partidos de oposición que sehan configurado como institucionesfuertes, tienden invariablemente a expe-rimentar un proceso de desinstitucio-nalización cuando pasan de la oposiciónal gobierno, como sería el Partido de Ac-ción Nacional, a partir de la alternanciaen 2000.

Por las razones expuestas, tenemos que lainstitucionalización débil de un partidoproduce generalmente, una coalición do-minante poco cohesionada (subdividida enfracciones), mientras que una institu-cionalización fuerte produce una coalicióndominante cohesionada (subdividida entendencias). En otros términos, unainstitucionalización elevada implica unafuerte concentración del control sobre laszonas de incertidumbre y, por consiguien-te, sobre la distribución de los incentivosorganizativos. Una débil institucionaliza-ción implica la dispersión del control sobrelas zonas de incertidumbre y, por tanto, la

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ausencia de un centro que monopolice ladistribución de los incentivos.

El grado de institucionalización de un par-tido político incide pues, sobre la configu-ración de su coalición dominante, en par-ticular, sobre su grado de cohesión interna.Con excepción de los partidos carismá-ticos, existe, en general, una estrecha rela-ción que, cuando es más débil la institucio-nalización, más dividida se encuentra lacoalición dominante; cuanto más elevadasea la institucionalización, más cohesio-nada será la coalición dominante. Cuantomás institucionalizado esté el partido, me-nos organizados serán los grupos internos.Y, correlativamente, cuanto menos institu-cionalizado se encuentre el partido, más or-ganizados estarán los grupos internos, comoes el caso del PRD.

Si fuese posible medir con precisión las di-ferencias, en el nivel de institucionalización,entre unos partidos y otros, así como lasoscilaciones que un mismo partido puedeexperimentar a lo largo del tiempo, bajo lapresión de los cambios en el ambiente, se-ría posible, establecer cuál sería con mu-cha exactitud, en los diferentes partidos, elgrado de organización de los grupos inter-nos. De ese modo se podría establecer, conrelativo éxito, hasta qué punto las diversascoaliciones, en cada partido, están relati-vamente unidas o divididas. En función delgrado o nivel de institucionalización, varíaen cada partido la estructura de oportuni-dades, o sea, varían las modalidades, cana-les y posibilidades de acuerdo al desarrollode la competencia política interna. Y varían,por consiguiente, las modalidades de re-

clutamiento de las elites. En un partidofuertemente institucionalizado, sucede jus-tamente lo contrario debido a la cohesiónde su coalición dominante. El reclutamien-to de las elites suele tener un desarrollohacia el centro.

Desde la otra perspectiva, la misma cues-tión puede ser reformulada diciendo que, enlos partidos más fuertemente institu-cionalizados, la actividad política tiende aconfigurarse con los caracteres de una ver-dadera carrera, de quienes entran en lospartidos, en los niveles bajos y luego subendespués de un largo aprendizaje. Unainstitucionalización débil, lleva asociadauna mayor discontinuidad en la participa-ción en todos los niveles. A una institucio-nalización débil, como ya hemos comenta-do, corresponde una integración horizontaly se ingresa, en los niveles altos, a partir deámbitos exteriores en los cuales se detentaya una posición de preeminencia.

Esta exposición acerca de la formación ori-ginaria de la coalición dominante y de lasinfluencias directas que recibe de los nive-les y grados de institucionalización parti-dista, permite estudiar el caso mexicano,desde la época en que el sistema político sesituaba directamente en los sistemas nocompetitivos (Sartori, 1990: 250-253).

En el sistema de partidos de México se fue-ron depurando las negociaciones y las alian-zas entre las diversas fracciones que con-formaban las coaliciones dominantes de lospartidos, por ejemplo, para fijar el tema delfinanciamiento público como uno de los ejesprincipales de las reformas electorales quepermitiera efectuar una transición pactada.

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Se tuvo que redimensionar la actividad po-lítica de las coaliciones dominantes, que seadaptaron periódicamente al sistema polí-tico electoral y de partidos moderno. Estascoaliciones y su renovación en las nuevasgeneraciones, son las mismas que hanredefinido las normas y las reglas del juegopolítico, para conservarse indefinidamenteen el poder, creando las condiciones deinteracción y de lucha política institucionalde los actores protagonistas del régimenpolítico.

Plantearemos que las coaliciones dominan-tes en los partidos políticos (aunque debe-mos considerar que no todas han formadogobiernos) han pasado por largos periodos,en la oposición, en el curso de la historia,un ejemplo de esto es el PAN y otro, pero enel gobierno, fue el PRI, que mantuvo unalarga permanencia en las estructuras guber-namentales. Las coaliciones del primer tiponecesitan mucho más que las segundas, deuna organización sólida y fuerte, pues és-tas no pueden apoyarse en una burocraciaestatal, tampoco en sus instituciones, nidisponen, normalmente, del generoso apo-yo financiero que los grupos de interés opoderes fácticos, reservan para las coali-ciones gobernantes y, en esta lógica, esascoaliciones opositoras sólo pueden contar,en el escenario político, con sus propiasfuerzas.

Para finalizar, cabe decir, ubicando nues-tro sistema político, que el régimen que ca-racterizó por mucho tiempo a los partidospolíticos mexicanos fue un ominoso autori-tarismo, que se reproducía de la hegemoníade un partido en el poder, hacia los restan-

tes, mediante sus elites o coaliciones do-minantes. Y desde la hegemonía de esa coa-lición fueron capaces de modificar las le-yes para asegurar su reproducción ypermanencia en el poder. Un régimen quese autoabasteció de estructuras verticales,jerárquicas y clientelistas para gobernar sinlegitimidad democrática. Un sistema de par-tidos que no tenía que rendir cuentas a na-die de sus actos, ni de su falta de equilibriode poderes y que poseía una enorme con-centración de las decisiones de vértice, unrégimen electoral, partidos sumamentecentralistas y personalistas que violabansistemáticamente las garantías individuales,al tiempo que mantenía una retórica pro-gresista y que, en tiempos de crisis, consin-tió aperturas mediante reformas electoralespara recobrar su aparente legitimidad másque para propiciar la competencia y el plu-ralismo.

Sin embargo, desde la perspectiva del estu-dio teórico de la Ciencia Política, se desnu-dan las enormes simulaciones de los regí-menes y sistemas políticos, porque sedesmitifican. Desde que los hombres re-flexionan sobre la política, han osciladoentre dos interpretaciones diametralmenteopuestas. Para unos (los políticos), la polí-tica es esencialmente una lucha, una con-tienda que permite asegurar a los individuosy a los grupos que detentan el poder, su do-minación sobre la sociedad, con todo y lasventajas y privilegios que ella proporciona.Para los otros (los estadistas), la política esun esfuerzo para hacer reinar el orden y lajusticia, siendo la misión del poder asegu-rar el interés general y el bien común con-tra la presión de las reivindicaciones popu-

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lares. En la concepción de aquellos prime-ros hombres podemos encontrar a las frac-ciones y las coaliciones que hemos comen-tado previamente.

Los autores del presente ensayo apenasplanteamos un esbozo, una inquietud, unaduda acerca de la influencia que reciben lascoaliciones partidistas de sus respectivasfracciones, porque pueden cambiar sus for-mas de actuar, en su entorno electoral y departidos, porque una tentativa de este géne-ro interesa a todos los ciudadanos en unademocracia.

CONCLUSIONES

Las fracciones que conforman a los parti-dos políticos luchan entre sí para llegar aser parte de sus coaliciones dominantes enalgún momento e influir en las decisionesrelevantes de sus partidos, incluso cuandollegan a ser gobiernos.

Es indispensable el análisis de las estructu-ras internas de los partidos para conocersus vinculaciones con sus entornos y conotros partidos y organizaciones que no sonpartidistas, pero esto implica también elconocimiento del tipo de coaliciones domi-nantes que estemos estudiando.

De los grados de institucionalización queposean los partidos, dependerá su adapta-ción al entorno de los sistemas electoralesy de partidos, sus avances y posiciona-mientos en los sistemas políticos corres-pondientes.

A una mayor institucionalización de lospartidos políticos le corresponde una ma-yor estabilidad de su coalición dominante,porque la lucha de sus fracciones tenderá aser más desorganizada.

Una baja institucionalización de los parti-dos, alienta la lucha entre sus grupos porllegar a influir en la toma de decisiones de lacoalición dominante y a formar parte de sunúcleo de dirigentes.

Los partidos políticos mexicanos poseendiferentes grados de institucionalización yes posible que esto tenga relación directacon el tiempo en que se han desempeñadocomo organizaciones dentro del sistemaelectoral y de partidos.

Los análisis teóricos y los estudios empíri-cos sobre los partidos y las fracciones, sonútiles para reflexionar los casos concretosen el que son lanzadas varias hipótesis, des-de la perspectiva del entorno partidista.

NOTAS

1 El PRD ha sido, desde sus primeros pasos,una federación suelta de grupos y persona-lidades muy diversas. Esta heterogeneidadse plasmó en sus estatutos que legitimaronlas corrientes y sometieron los puestos dedirección y representación a elecciones di-rectas, secretas y universales. Esta condi-ción le permitió, al nuevo partido, adaptar-se a las formas de organización ya existentesy echar, rápidamente, raíces en sectores yaexistentes. Pero también ha creado en mu-chos de sus dirigentes una visión instrumen-tal, en la cual el partido aparece, no como

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un fin en sí mismo, sino como un mediopara la realización de objetivos particula-res y de su grupo. “Este partido ha marcha-do muy lentamente hacia el camino de lainstitucionalización” (Semo, 2003: 114-115).

2 Maurice Duverger dice en su obra de lospartidos políticos que las fracciones, no sonpartidos, pero si pueden ser parte impor-tante de los partidos cuando empiezan aevolucionar como organizaciones políticas(Duverger, 1988).

3 Es evidente que un partido para consolidarsu hegemonía debe actuar con eficiencia yfortalecer sus posiciones, para reducir laimportancia de sus fracciones. Hasta ahorael PAN no ha mostrado la capacidad que seesperaba de adaptación al medio porquetodavía no se sabe comportar como partidogobernante.

4 Robert Michels hizo un estudio sociológicode los partidos en donde de acuerdo a laorganización de grupos, unos a otros sedesplazarían y los más fuertes o con másaptitudes, formarían una elite capaz de do-minar al partido político, porque se forma-ría una oligarquía. “Los dirigentes de esoscírculos controlan toda promoción en el par-tido e identifican sus intereses con el interésgeneral confunden la perpetuación de laorganización con sus fines, con sus razo-nes de ser” (Michels, 1987: 206-207).

5 “El poder exorbitante que tienen los diri-gentes se funda en el monopolio de la in-formación (conocimiento del estado de laorganización, órganos de información, en-viados especiales del cetro hacia los res-ponsables locales) a que también sobre laexperiencia y la habilidad política de los

profesionales de cara a los aficionados, so-bre la voluntad de los dirigidos de ser fir-memente dirigidos, sobre la veneración delas masas por sus líderes” (Charlot, 1999:39).

6 Lorenzo Córdova y Ciro Murayama (2006)realizan un interesante análisis de esta si-tuación, que va desde el aspecto jurídico,hasta otras implicaciones de tipo políticoque involucraron a distintas personalida-des de la política nacional en actos prohi-bidos por las leyes vigentes.

7 La estructura interna de estos partidos es sutalón de Aquiles. Porque no sólo es unafuente de debilidad y desprestigio, sino quepuede ser la causa principal de división,conflicto y en ultima instancia de su dis-persión. La división en grupos o fraccio-nes, el caudillismo, y la falta de compromi-so de la militancia democrática, les impidenla adopción de posiciones unitarias y cohe-rentes.

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