Jesucristo libera endemoniados y quienes son atormentados por las tinieblas...

Fernando Alexis Jiménez

El día que José fue testigo de una manifestación demoníaca, un domingo en la mañana, salió corriendo y dejó la puerta del templo expuesta. Ocurrió cuando un visitante vociferó con una voz extraña, rechazando con improperios el mensaje que predicaba el pastor desde el púlpito. Hasta ese momento José ejerció como miembro del equipo de ujieres. La esposa contó que iba “despavorido” y que apagó el televisor cuando anunciaron en Discovery Chanel un especial sobre exorcismo.

Dios desea la libertad espiritual

de todos los que creen en Él...

--Dejen al diablo quieto más bien--, le aconsejó al diácono que trató de animarle a volver al templo--. Yo con esos asuntos prefiero estar distanciado--.

De nada sirvieron los razonamientos de otros creyentes. José no deseaba saber nada de demonios. Como un avestruz en el desierto, prefería meter la cabeza entre la arena, ignorando lo que ocurría alrededor.

Una batalla en la que estamos inmersos

En el Distrito de Aguablanca, en el oriente de mi amada Santiago de Cali, estaban compartiendo el Evangelio cuando dos pandillas se trenzaron en una gresca con palos y piedras. “Jamás pensé que esos

brotes de violencia fueron reales hasta que no estuve en medio”, describió un joven del equipo de trabajo de la iglesia.

Igual con nosotros hoy. Estamos inmersos en una batalla entre el Reino de Dios y el reino de las tinieblas. Satanás y sus huestes son reales, y buscan la destrucción de la grandeza de nuestro Padre celestial expresada en usted y en mi.

Cuando alguien está sin Cristo en su corazón, el diablo ejerce posesión de la mente y todo su ser. El teólogo español, José Antonio Fortea, describe así un caso de posesión demoníaca: “Una chica hizo espiritismo. Desde ese día la chica comenzó a vomitar todas las comidas… Nada más orar por ella, mostró todos los signos de sufrir una influencia demoníaca, entrando en trance y poniendo los ojos en blanco tal como se le veía si se le levantaban los párpados. Lo interesante, hay que insistir en ello, era que todo el problema de vómitos había comenzado desde el día en que ella había hecho la ouija…”(Fortea, José Antonio. “Exorcística, cuestione sobre el demonio, la posesión y el exorcismo. Fundación Rosario Council. Colombia. 2000. Pgs. 181, 182)

No hay que olvidar que los posesos son personas que, sin tener a Cristo en su corazón, abrieron puertas al mundo de las tinieblas mediante contacto con diversas formas de ocultismo.

También se produce la influencia demoníaca, fenómeno sobrenatural que se da entre quienes—habiendo conocido a Cristo—igual, abren puertas a lo oculto, y que el propio Fortea describe así en una niña: “El único problema era esa aparición que decía ver y las cosas que le decía esa figura. La niña una y otra vez insistía en que el demonio le hablaba de todo tipo de aberraciones sexuales… Los siquiatras comprobaron que la medicación no hacía ningún efecto, ni siquiera los tranquilizantes. Fue espantoso para los padres comprobar como una niña podía pasarse tres días llorando sin parar. Incluso hubo que sacar de la habitación a su acompañante, otro niño, porque lo asustaba…”(Fortea, José Antonio. “Exorcística, cuestione sobre el demonio, la posesión y el exorcismo. Fundación Rosario Council. Colombia. 2000. Pgs. 180)

Son casos reales, de gente real, porque el mundo de las tinieblas es real. Y es a ese mundo que usted y yo debemos enfrentar porque el deseo de Dios es que las almas reciban libertad de toda cautividad.

Toda atadura espiritual en nuestra vida

se rompe cuando sometemos

nuestra vida al Señor Jesucristo...

El deseo del Señor Jesús: Su libertad

A una mujer que insistía, su vida no tenía sentido porque le había vendido el alma al diablo en un pacto para atraer al hombre que amaba, le explicamos que el deseo de Jesucristo no era que permaneciera atada sino su libertad.

No podemos olvidar que las dos armas más eficaces de Satanás son nuestro distanciamiento de Dios y el temor. Cuando se conjugan estos dos elementos, él toma fuerza. Gobierna la mente de las personas y les lleva a pensar que jamás podrán salir de sus redes.

Al iniciar su ministerio, nuestro amado Salvador, el Señor Jesús “… sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios, y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.”(Marcos 1:34)

Salta a la vista que la enfermedad física y la liberación de los cautivos eran dos prioridades en el desenvolvimiento terrenal de nuestro amado Dios. Así como hay múltiples dolencias que a la luz de la ciencia no tienen curación, se evidencia también la existencia de diversos géneros de demonios. Están organizados jerárquicamente en el mundo de las tinieblas.

Debido a que se desenvuelven en el ámbito espiritual, conocen bien cómo opera el Reino de Dios, al cual se oponen y atacan. Cristo mismo

no dejaba que se expresaran porque sin duda, habrían procurado lo que desde siempre desean los moradores del reino demoníaco: generar un show revestido de espectacularidad para fanfarronear que tienen un poder, del que realmente carecen.

No hay persona que no pueda ser liberada de todo pacto con Satanás, a menos claro está, que el o ella decidan seguir en esa condición. Si por el contrario quieren ser libres, basta que vuelvan su mirada a Jesús el Redentor. Las ligaduras se romperán para salir de las prisiones de maldad en las que se encuentran.

Predicar el evangelio y romper las cadenas

¿Por qué se opone el reino de las tinieblas a la evangelización? Porque todos cuanto integran sus escuadrones saben que toda persona que conoce las Buenas Nuevas de Salvación, podrá ser libre de las ataduras al ocultismo en que los mantiene Satanás.

Las Escrituras enseñan que el Señor Jesús “…predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera demonios.”(Marcos 1:39)

Muchos espíritus inmundos se revisten de religiosidad y logran convencer incautos. Así como en el tiempo de Cristo muchos demonios se reunían incluso en las sinagogas, hoy abundan quienes citando versículos bíblicos, ponen un “rótulo” de legalidad bíblica a lo que hacen.

Una señora me decía, hace algún tiempo, que se involucró con el ocultismo porque la bruja tenía una Biblia abierta en el Salmo 91 en la sala de estar de su casa. “Creí que era católica, como me dijo muchas veces”, relató esta dama quien recibió ministración para ser libre de infinidad de ataduras producto de la lectura de cartas del tarot, adivinación y riegos para “la buena suerte”.

Jamás olvide que Satanás es hábil para engañarnos. Si lo permitimos, traerá confusión. Sólo Jesucristo nos hace libres.

El mundo de las tinieblas tiembla

Hoy día abundan muchos mensajes de toda temática. Los cristianos se enfrascan en dirimir si es más importante el ministerio profético o el apostólico y cuál de los dos tienen mayor reconocimiento en el Reino de Dios. Entre tanto, el diablo y sus huestes—sentados en mullidos sillones

—sonríen satisfechos por que distraen a los creyentes y les desvían de un papel esencial: hacer Guerra Espiritual contra el mundo de las tinieblas.

Discípulos de Jesús divididos por doctrinas, y Satanás ganando más espacios. ¡Tremendo error! La iglesia debe asumir su papel protagónico y combatir las potestades de maldad. No olvide que ante el poder de Dios, el mundo de las tinieblas tiembla. La Biblia dice que al recorrer Jesús las ciudades “…los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Más él les reprendía mucho para que no lo descubrieran.”(Marcos 3.12)

Cristo nos dio poder y autoridad. Esa es la razón por la que podemos dar pasos firmes para recobrar territorios en poder de la maldad, y ministrar libertad a las almas cautivas por Satanás.

Los discípulos –y nosotros hoy—fueron comisionados por Jesucristo para extender el Reino de Dios “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintieran. Y echaban fuera los demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”(Marcos 6:12, 13)

Los seguidores del Maestro obraban en el poder de Dios. Igual nosotros. ¡Hay libertad para nuestras vidas y la de toda persona que vuelve su mirada al Salvador!

Una cristiana se lamentaba que no tenía ministerio en la iglesia. Y me compartió su inquietud. “¿Usted ora?”, le pregunté. “Por supuesto”, respondió. A renglón seguido le recomendé: “Entonces apoye el ministerio de intercesión o de guerra espiritual de su congregación.” La señora se fue. “No quiero meterme con los demonios. Esa es tarea de otros”, fue lo último que escuché.

Es tiempo de dar la batalla, no seguir de brazos cruzados mientras que el mundo satánico sigue poseyendo o influenciando en las vidas de las personas. En usted y en mí hay un gran ministerio: ministrar libertad a los cautivos y llevarlos a los pies de Cristo, el Salvador.

Si rehuimos esa tarea, nuestro Adversario espiritual tomará ventaja porque esa es una de sus grandes características: aprovechar el descuido o la negligencia para sembrar maldad.

¡Despierte! Hoy es el día de batallar. Únase al ejército de Jesucristo…

Si tiene alguna inquietud, por favor escríbame a pastorfernandoalexis@gmail.com o llame al teléfono (0057)317-4913705.

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