2

Jesús con nosotros

Embed Size (px)

DESCRIPTION

La encarnación de Jesús es la expresión suprema de la cercanía de Dios con la humanidad.

Citation preview

Page 1: Jesús con nosotros
Page 2: Jesús con nosotros

car una mejor atmósfera. Comía y bebía aquí, donde las intenciones perversas pululan recubier-tas de piedad, donde todos los besos portan la amarga saliva de la traición.

Jesús llegó a la peor hora de la raza humana. Era la hora de mayor peligro y la hora de nuestra única esperanza. Su peor hora fue para darnos la mejor hora a nosotros. ¡Qué persona en sus cinco cabales se preocuparía por llegar a tiempo a la cita con la muerte! Jesús no era un desilusionado ni víctima de la depresión. Él emprendió un viaje luctuoso sin pasaje de regreso garantizado.

¿Por qué habremos de huir de esos brazos que se abrieron en la cruz sin ninguna condición? Su muerte no fue un chantaje. Puedes quedarte de espalda, decidir ignorarlo, hacer lo que quieras, pero nada que hagas puede deshacer lo que ya está hecho por ti. Las peores intenciones del des-precio no han menguado su amor por ti.

Jesús no reporta la noticia; él es la noticia. No vino a instalar un laboratorio para estudiar la miseria humana. Vino a vivir plenamente, sin contaminarse. Este no es el rescate heroico de un bombero; es el Creador al rescate de sus criaturas.

Nos preguntamos, ¿por qué estima tanto Jesús a los habitantes de este mundo cruel? Porque nos ama. Porque aunque el pecado le es odioso, los pecadores le atraen. ¿Acaso estamos frente a otro temerario desinformado? No… no, él está seguro de sí mismo y de lo que hace. Está consciente de todo. Jesús “no necesitaba que nadie le informara nada acerca de los demás, pues el conocía el inte-rior del ser humano” (S. Juan 2:25; NVI). Tampoco buscaba el protagonismo.

Jesús no rechaza ni discrimina a nadie. Es

espontáneo. No disimula cuando abraza. Se lo ve a gusto. No frunce el ceño. Véanlo. Todo es apaci-ble en él. No se inmuta por el fétido olor exhalado por corazones en pecado. Él sigue igual. Ni se espanta ni se ahuyenta. Más se adentra. Sus pies lo llevan a lo más hondo, donde se arriesga por completo, decidido a todo. Hace lo que no haría nadie con su poder de hipnotizar a sus oyentes. ¿Puedes verlo? Se inclina al nivel de los malos. Nos acepta como suyos. Se nos parece. Es como uno de nosotros, pero no igual. Jesús es puro, pero no se aísla; es singular, pero no intocable.

¿Alguien más te entiende sin condenarte, sin decirte que por tu culpa llegaste tan bajo? Jesús; nadie más que Jesús. No necesitas explicarle nada. Lo conoce todo. Te conoce a ti, como si fueras el único en este mundo. Hubiera sido más fácil borrarte y después pedir disculpas. Pero no lo hizo. No estaba dispuesto a perder a nadie. Jesús vino por todos.

¿Qué sientes al entender que hay alguien que te valora tanto que no pide que primero te limpies antes de abrazarlo? No vino a entresacar lo mejor de lo peor, como hace la gente, sino que nos toma y nos limpia a todos. En esta Navidad contemplemos al Dueño del universo que nació en un mundo rebelde. Meditemos, caigamos a sus pies. Si no lo has hecho ya, renuncia a todo lo demás y permite que él limpie tu corazón con su presencia. Finalmente, recuerda que él prometió regresar para hacer eficaz los logros de su primera venida. ¡Prepárate para ese encuentro!

Francisco Altamirano R. es pastor de dos iglesias en el sur del Estado de Washington. Convive con su esposa Leyda y tres hijos adolescentes. Colabora frecuentemente con EL CENTINELA.

E L C E N T I N E L A 5

© R

YAN

BU

RKE