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7/24/2019 Jess en el
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Material incluido
en el proyecto deB a c h i l l e r a t o
deR E L I G I N
C A T L I C A
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Si contemplamos la magnfica pintura El Bautismo de Cristo,
de Piero della Francesca, es posible extraer algunas
caractersticas que contribuyen a la belleza. Posee, por
ejemplo, una deliciosa armona. Lo que ms resalta son las
lneas horizontales y verticales que se entrecruzan en ngulos
rectos. El rbol, Cristo con sus manos en actitud orante, el
agua que fluye del cuenco, el pico de la paloma y la piernaderecha de Juan el Bautista conducen la mirada de arriba
abajo del cuadro. Las manos de los ngeles y de Juan el
Bautista, las alas de la paloma y las nubes en el cielo hacen
deslizar la vista hacia los lados interceptando las lneas
verticales en numerosos puntos. Pero una serie de ngulos
rectos aislados tendra escaso inters visual, de ah que
adems tambin encontremos lneas en diagonal
armoniosamente equilibradas, formadas por la pierna
izquierda de Juan el Bautista, la espalda del hombre desnudo,
el perfil de las colinas, etc.
Si el cuadro se dividiera por la mitad resultara pesado, pero
el artista quiso que hubiera diferentes secciones de modo
que la posicin del rbol hace del bautismo el foco central,
mientras que el espacio de esta seccin posee una relacin
proporcionada con el que est detrs del rbol, donde se
encuentran los ngeles.
Tambin podra llevarse a cabo un anlisis de la
combinacin y el contraste de colores que mostrara
cmo encajan en una interesante y llamativa unidad.
Hay otra caracterstica que podemos captar
fcilmente: el uso de la luz. El cuerpo de Cristo y el
color de la piel de las otras personas que aparecen
en el cuadro poseen una extraordinaria translucidez.
Del mismo modo, la corteza del rbol, el agua y el
cielo destacan con una luz casi sobrenatural.
En resumen, podra decirse que en todos los
aspectos hay armona, equilibrio, proporcin: lo que los
escritores antiguos llamaban simetra y medida.
RICHARD HARRIES, El arte y la belleza de Dios. Madrid, PPC
Analiza y comenta
1
En los mas de dos mil aos de historia del cristianismo, los artistas han creado muchasimgenes de Jess. En ellas no slo podemos descubrir los datos que los evangelios y latradicin nos proporcionan, sino tambin el espritu de la poca en que vivi el artista.
JESS EN EL ARTE
Qu te llama ms la atencindel anlisis del cuadro sobreel bautismo de Jess que hace estecrtico de arte? Podras aadir algncomentario ms al mismo?
2 De todas las obras artsticas queconoces sobre Jess, cul es la quems atrae tu atencin? Haz uncomentario sobre la misma.
3 Crees que el arte en general puedeexpresar lo que Jess es?Qu expresin artstica te pareceque es ms adecuada para expresarquin es Jess?
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LA IMAGEN DE JESS EN EL ARTE
1 No se conservan imgenes deJess de los primeros siglos. Ello
puede ser debido, entre otras razones,
a que, por una parte, los cristianos
que provenan del judasmo estabanimbuidos del espritu del Antiguo
Testamento de no fabricar dioses; y
por otra, los cristianos que provenan
del paganismo queran evitar la
confusin entre Cristo y los dioses
paganos. Sea como fuere, hasta el
siglo III no aparecen las primeras
imgenes de Jess.
La imagen de Jess como Buen Pastor
La imagen ms conocida de Jess en la antigedad es la del Buen Pastor. Yno deja de ser significativo que sea sta la representacin ms antigua deJesucristo. Es el pastor que necesita una Iglesia que acaba de salir de las cata-
cumbas y quiere establecer contacto con el mundo pagano, usando su lengua-je pero conservando la propia identidad. Entre los cristianos, muchos participanactivamente en la vida pblica de una sociedad pagana y comprenden que hayque encarnar ms el evangelio en su vida diaria.
Los artistas cristianos usan las formas existentes en el artepagano para comunicar su fe. La representacin del BuenPastor se inspira en el modelo de Hermes y sigue las normasde la escultura clsica. Es una imagen que revela equilibrio,serenidad y fuerza.
La imagen de Cristocomo Pantocrtor
La palabra Pantocrtor signifi-ca en griego Todopoderoso.La representacin de Jesu-cristo como Pantocrtortrata de resumir en una solafigura al Salvador y alCreador. Cristo como origen,fin y juez supremo de la histo-ria y del mundo. Es tpica enlas bvedas y en las cpulas
de las iglesias en forma degrandes frescos o de enormesmosaicos.
En Espaa los ms conocidosson los de San Clemente de Tahll(siglo xII) , en Catalua, y el de SanIsidoro de Len.
Cristo en la cruz en majestad
Es una forma tpica de representar a Cristo en los siglos x IIy xIII. No se preten-de realismo en la expresin de la figura de Cristo. Su cuerpo se reduce alos rasgos fundamentales. Se le representa vestido con una tnica a vecesricamente decorada. La corona de espinas no aparece y, en ocasiones, sela sustituye por una corona real. Se trata de dejar claro:
Que el sufrimiento de Jess es un sufrimiento redentor y que est muypor encima del - sufrimiento del hombre corriente. Ese carcter redentordel dolor de Cristo transfigura su rostro y su persona apareciendo en lacruz como quien reina y no como quien sufre un martirio.
Que el cuerpo de Cristo no ha conocido la corrupcin del sepulcro ni tiene,ahora, una vez resucitado, los rasgos del dolor y de la muerte.
Son muy conocidas las imgenes del Cristo de las batallas o del Cid, enSalamanca, y el Cristo en majestado deBatll, en Barcelona.
El Buen Pastor.
cija, Iglesia Santa Cruz
Cristo majestad,o de Batll.
Barcelona,Museo de Arte
de Catalua
MAESTRODE SAN CLEMENTEDETAHLL,Pantocrtor.Barcelona,Museode Arte deCatalua
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La imagen de Cristo al final de la Edad Media
En el siglo xIIIel pensamiento occidental experimenta un profundo cambio deorientacin. La espiritualidad de san Francisco atraviesa toda esta poca, ayu-dando al hombre a situarse en la naturaleza y haciendo de ella el lugar donde el
hombre poda realizarse como persona y como hijo de Dios.
San Francisco vivi entre 1181 a 1226, pero su influencia dur mucho tiempo.Fue l quien en 1223 invent el nacimiento, representando con personas elportal de Beln, que luego se convertir en una costumbre familiar. El primernacimiento lo hizo en un lugar llamado Greccio, en el que abundaban las grutasen la montaa. La gente de los alrededores qued sorprendida el 24 de diciem-bre con aquella escenificacin del nacimiento de Jess.
La mentalidad de la gente va cambiando. El pueblo, que anteriormente nece-sit ver en Cristo al Dios Supremo, inaccesible en su infinita majestad, ahora love como el dulce maestro que inspira paz.
El Cristo romnico, crucificado pero vestido con preciosa tnica, coronado
como rey, y reflejando en su rostro la paz y la serenidad de un triunfo eterno, dejapaso a los crucificados que mueven a compasin a quienes los contemplan.
La imagen de Jess en el Renacimiento
La imagen de Jesucristo sufre el impacto propio del humanismo delRenacimiento. La Roma eterna se levanta de sus cenizas y se transforma en lacapital de la cultura occidental, intentando una nueva y curiosa simbiosis espiri-tual entre el antiguo paganismo grecorromano y el cristianismo. La belleza pare-ce querer encubrir la tragedia de la vida. El hombre, que pasa a ocupar el centrode la historia, parece un Dios, ms por la inspiracin del arte que por la graciadel Espritu Santo.
La fe cristiana tiene un nuevo desafo: hacer de ese hombre endiosado un hijode Dios. Cristo parece un Hrcules. Incluso crucificado, parece ms el ideal debelleza masculina, el hombre dotado por los dioses de todos los atributos viriles,que el Hijo de Dios ungido con la plenitud del Espritu Santo. Basta recordar elJuicio final, de Miguel ngel (ver pgina 86), caracterstico de esta poca. Elmismo Cristo de La Piedadno parece haber pasado por la tortura de la flagela-cin y el tormento de la cruz. Es un hombre que descansa, ms que un cuerpomaltratado.
Cristo crucificado.Aguilar de Campo, Museo Parroquial
MIGUEL NGEL, La Piedad.Viena, Museo de la Albertina
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LA IMAGEN DE JESS EN EL ARTE
La imagen de Jess en el Barroco
La reaccin contra la forma de representar a Cristo en el Renacimiento no sedej esperar. La Reforma protestante, convencida de la corrupcin radical de lanaturaleza, vaci sus iglesias de la presencia demasiado humana de Cristo. La
Contrarreforma catlica, especialmente en Espaa, potenci la presencia de lareligin en las calles mediante procesiones y representaciones teatrales, procu-rando la sntesis entre humanismo y fe.
Tal vez la obra de El Greco sea uno de los mejores exponentes de este esfuer-zo espiritualizador. El Cristo de El expolio (Toledo) destaca con una presenciahumana contundente y llena de dignidad en un mundo hostil, deshumanizado ydeshumanizador. En el rostro de Cristo, en sus ojos, vemos el alma en medio dedesalmados: la luz indica la presencia del Espritu; la mirada es la del hombreelevndose hacia Dios.
Realmente el Verbo de Dios se hace hombre y todos los detalles de su vidainteresan a los cristianos. De esta forma, el cuerpo de Cristo, tratado siempre con
una respetuosa perfeccin, puede ser prcticamente intercambiable entre elcrucificado y el resucitado.
El siglo XVIII, poca del barroco espaol, es el tiempo de las grandes escuelasde imagineros: Andaluca y Castilla son los centros principales. Especialmentellamativos son los Cristos sevillanos de Juan de Mesa, como Jess del GranPoder, Cristo de la Buena Muerte, Cristo de la Misericordia, o los de GregorioFernndez, que trabaj en Valladolid y cuyoCristo yaciente, de ElPardo, es una muestra perfecta de la imaginera de la poca.
Son imgenes de un realismo sorprendente, y almismo tiempo de una dignidad fuera de lo comn.Imgenes que mueven el sentimiento, sin sentimenta-lismos. Que reflejan la atrocidad de la pasin sinconcesiones, pero que al mismo tiempo sabenexpresar la grandeza del perdn desde la cruz, laentraable ternura del hombre que pas haciendo elbien. Rostros que mueven al acompaamiento durantelos momentos en que pasan por la calle la noche delViernes Santo. Cuerpos llenos de humanidad quedesde la cruz, o cargando con ella, arrastran tras de s lamirada y el corazn de los fieles. Antonio Machado loexpres de esta manera:
JUAN DE MESA,Jess del Gran Poder.
Sevilla, Iglesia de San Lorenzo
EL GRECO, El expolio. Toledo, catedral
Mralo por dnde viene
el mejor de los nacidos...
Una calle de Sevilla
entre rezos y suspiros.
ANTONIOMACHADO
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El rostro de Cristo en los siglos XVIII y XIX
El arte y la religin se van distanciando durante los siglos de la Ilustracin y dela revolucin industrial. La filosofa cartesiana y las ciencias experimentales abrenun abismo entre el mundo fsico y el universo espiritual. Los artistas trabajan mspara la corte que para la Iglesia.
La piedad popular se alimenta de una espiritualidad decadente y enfermiza,incapaz de dialogar con un mundo en que el hombre quiere imponer su ley almargen de la fe. Surge as una imagen de Jesucristo dulzona y apocada que hallenado nuestros altares durante mucho tiempo y cuya representacin mscaracterstica es el Sagrado Corazn. Es el tiempo de las estampas con unasfiguras de Jess de mirada sensiblera y gesto acaramelado.
Sin embargo, a pesar del distanciamiento que se produce entre el artista y laIglesia, son varios los pintores que, aunque sea ocasionalmente, realizan obrasde tipo religioso. Tal es el caso de Goya, Gauguin y Van Gogh, cuyas imgenesaqu reproducimos. Aunque hay otros como Delacroix, Friedrich y un buen grupode pintores romnticos que nos han dejado imgenes de Jess.
GOYA, Cristo crucificado.Madrid, Museo del Prado.
Goya (1746-1828) pint este cuadro hacia1780. Presenta a un Cristo de cuerpo bello,
sin seal de herida alguna. En contrastecon esta perfeccin corporal se adivina un
dolor interior reflejado en esa cabeza,apenas abocetada, que mira hacia lo alto
GAUGUIN, Cristo amarillo.Bfalo, Galera Albrich
Paul Gauguin (1848-1903), pintor francs,pas un tiempo en Tahit, donde se inspir
para realizar este Cristo lleno de paz.
VANGOGH, La Piedad. Amsterdam, Museo Van Gogh
Van Gogh (1853-1890) se inspir en Delacroixtanto para pintar esta PiedadcomoEl buen samaritano, porque no se atreva
a inventar a los personajes bblicos.
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LA IMAGEN DE JESS EN EL ARTE
La imagen de Jess en el siglo XX
El distanciamiento que existi entre los artistas y la religin durante el siglo xixparece haberse acortado durante el siglo xx, al menos en lo referente a la pintu-ra. Son muchos los pintores que, aunque no hayan tratado habitualmente temas
religiosos, s han realizado obras marcadamente religiosas. Grandes artistas,incluso de otras religiones o no creyentes, se han inspirado en la fe cristiana paracrear algunas de sus mejores obras.
La imagen de Jess que ofrecen estos artistas es variada y, a veces, contra-dictoria, dependiendo del punto de vista o de la ideologa del artista. As, hayartistas que reflejan en su pintura la serenidad que el mundo necesita; otros lo
1.SALVADORDAL(1914-1989),Crucifixin.Nueva York,
Museo Metropolitan2.GRAMAMSUTHERLAND
(1903-1980),Estudio parauna crucifixin.Roma, Museo del Vaticano
3.W ILLIAM CONGDON(1912-1998),Yo soy
4.GEORGESROUAULT(1871-1958),Cabeza de Cristo.Cleveland, Museode Arte Moderno
5.ARNULF RAINER,
Crucifixin de Grnewald6.PABLOP ICASSO
(1881-1973),La crucifixin.Pars, Museo Picasso
7.K. SCHMIDT ROTTLUFF(1884-1976),Camino de Emas.
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presentan como el Hijo de Dios que se hace hombre para salvarnos de laangustia cotidiana que, para muchos, es la vida; para otros, Jess es la vc-tima de las vctimas: vctima de la angustia atmica, del desastre ecolgi-co, de la opresin social; es el hombre desfigurado, irreconocible como
hombre, despojado de toda dignidad por un sistema injusto.Las imgenes de estas pginas son una muestra de este panorama amplio
de pintores o escultores que durante el siglo XX han reflejado la imagen deJess. Slo son una muestra. Indagar en el significado de cada una de estasexpresiones artsticas e interpretarlas no slo desde el punto de vista del crticode arte, sino tambin desde la fe, puede resultar una tarea de enorme inters.
JOSMARASUBIRACHS,Crucificado.Santuario NuestraSeora del Camino
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A N A L I Z A Y C O M E N T A U N C U A D R OLas pinacotecas ms importantes del mundo estn llenas de cuadros que son autnticas obras maestras de lapintura universal y ante las que los visitantes pasan muchas veces como si lo hicieran ante un escaparate queexpone ropa de temporada. Son pocos los que se detienen a contemplar el cuadro, a analizar la composicin, eldibujo, el color, el tema narrado.
En este dossier nos fijamos en uno de los cuadros ms conocidos de la pintura religiosa y que contiene, ademsde una indudable belleza formal, una serie de elementos icnicos con los que el autor ha querido transmitir unaleccin de teologa bblica. Seguimos las reflexiones que sobre el mismo ha realizado Antonio Gascn Aranda enArte para vivir y expresar la fe.
E L D I B U J O
El dibujo, heredero de la elegancia gtica, es fino y sinuoso. Sirvindose de un trazo delgado y sutil, la lnea se hace lige-
ra y los cuerpos de la Virgen y del ngel se incurvan con gestos corteses, delicados y elegantsimos. Fijmonos en la lnea
de las manos, de una grcil finura, la dulce cada de los pliegues y los mantos. La misma paralela inclinacin de las figuras
produce un movimiento imperceptible en los cuerpos, en los gestos, que quedan casi eternizados. Digamos que la accin y
el movimiento no se da por obra de los cuerpos, sino de esa intensa mirada, con la que el ngel y la Virgen dialogan.
L A C O M P O S I C I N
El primer elemento de anlisis
de un cuadro es la composi-
cin. Observamos que en este
cuadro sobresale la zona
derecha de la composicin
ocupada por una construc-
cin abierta, en cuyo interior
dos figuras dialogan en pri-
mer trmino. Este grupo ocu-
p a l os d os t er ci os d e l a
superficie pintada. El tercio
restante corresponde al jar-
dn. Tenemos un esquema
compositivo en forma de trp-
tico medieval que imprime un
gil ritmo ternario a la narra-
cin. La logieta, trazada con
las leyes de la perspectiva,
cumple la funcin de situar laescena en el interior de un
espacio fsico natural. Pero
sus medidas y proporciones
estn cargadas del simbolismo
del cubo geomtrico perfecto,
que reproduce las divinas
proporciones del mundo y de
la bveda celeste. No en vano,
el techo de la estancia est
pintado con el intenso azul
del cielo y tachonado de
estrellas.
Esta arquitectura abierta hace como de pequea estancia en cuyo interior acontece la accin principal y se resuelve toda
la historia narrada. La columnilla que separa al ngel Gabriel de la sede de la Virgen Mara, divide por la mitad esta parte
de la superficie del cuadro y le da un ritmo de un medio, ms sereno y ennoblecido, como si fuese la lnea meldica que
lleva el tema principal de la composicin.
FRAANGLICO(1387-1455),La Anunciacin. Madrid, Museo del Prado
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En correspondencia con el discurso teolgico de la
obra, Fra Anglico ha puesto ms riqueza cromtica y
colores ms clidos y jugosos en la zona derecha de la
pintura. El pintor ha pretendido que la vista se recree
en la contemplacin del manto azul de la Virgen y de latnica rosa de san Gabriel.
Cromticamente, la figura determinante es el ngel. Su
posicin central, en primer plano e inclinado reverente
hacia la doncella, subyuga nuestra atencin por el
empalagoso color rosceo de su tnica. En la liturgia de
antao, el tercer domingo de adviento, llamado domin-
go delaetare,el sacerdote vesta de rosa porque la lle-
gada del Salvador estaba cerca. La antfona de entrada
cantaba: Estad siempre alegres en el Seor; os lo repito,
estad alegres. El Seor est cerca (San Pablo a los Filipenses,
4,4-5). Comprendemos ahora el radiante colorido y la joviali-
dad del rostro adolescente del mensajero, portador de la
feliz noticia de nuestra salvacin.Para la Virgen se reservan los colores rojo y azul ultramarino
cargados de simbolismo: el azul es el color del cielo, morada
de Dios, quien envuelve a la Virgen con su presencia; el rojo
manifiesta el amor de Dios que consume a Mara. Sus cabe-
llos rubios se disponen bien peinados, como corresponde a
una doncella casta y desposada.
Se hace uso prolfico del pan de oro en el vestido del ngel,
nimbos y resplandores. Ya sabemos que el oro no representaningn color natural. Su resplandor y su brillo niegan
la materia y significa el resplandor de la gloria de
Dios. Su luminoso esplendor crea una atmsfe-
ra mstica en cuyo interior viven las figuras de
la Anunciacin.
En oposicin espacial y cromtica -y con ello
temtica-, est el jardn de la casa, en el tercio
izquierdo de la composicin. Su color verde oscuro
y apagado posterga este lugar de la obra, tanto en su
calidad plstica cuando en su significado teolgico.
En el conjunto de la composicin, la pareja de
los primeros padres ocupa an ms un reduci-
do rectngulo en la zona muerta de la obra.El gris desvado de sus vestidos de pieles
contribuye a distanciarlos del inters pti-
co del color y de la accin.
E L C O L O R
Por nuestra cultura cristiana conocemos bien el asunto tra-
tado: el arcngel Gabriel se inclina respetuoso ante la Virgen
Mara para anunciarle la eleccin de su maternidad divina. La
leve genuflexin y el llevarse los brazos al pecho manifiestan
la delicadeza y el respeto del mensajero de Dios hacia la
Seora. Sin ruido de palabras, el ngel habla con la pene-
trante intensidad de su mirada.La Virgen, en el estrado y bajo dosel, signo de la dignidad de
su misin en la historia de la salvacin, se muestra sorpren-
dida en recogida meditacin y deja abandonado el salterio
abierto sobre sus rodillas. Responde al mensajero con el ges-
to de llevarse, humilde, los brazos al pecho. Ella responde, a
su vez, sin palabras, con su mirada, que se dira que no mira
ni ve nada; que no hubiera presencia fsica anglica. Porque,
en verdad, ella ve y habla en su interior. De hecho, si se cubre
con la mano la figura del ngel, la Virgen se queda ausente
en ella misma, ensimismada. Vertida hacia dentro. Extasiada.
El otro polo teolgico se encuentra
en ese mnimo de superficie pintada
que ocupa un tercio de la composi-
cin en el lateral izquierdo. Es el jardn
de la casa de Nazaret. Pero este jardn de la
casa de la Virgen es a la vez el Jardn del Edn. Del Paraso
son expulsados Adn y Eva. Contemplamos, entonces, el ori-gen de la historia de la salvacin desencadenada a partir
del relato bblico del pecado en el libro del Gnesis. Ahora
adquiere la composicin de Fra Anglico todo su significa-
do teolgico al poner en relacin la Anunciacin de Mara
con el pecado de los primeros padres y la promesa de sal-
vacin que Dios hace a Eva. De esta manera, dos momentos
tan alejados en el tiempo y dos escenas tan distintas en su
significado, vienen relacionadas en una unidad de significa-
do redentor: la encarnacin del Hijo de Dios para nuestra
salvacin, por la libre colaboracin de Mara.
E L T E M A
PROPUESTA DE TRABAJO
1. La informacin que se da sobre el cuadro en estas dos pginas es, por razones de espacio, limitada. Debes completarla lo msposible informndote sobre estos datos: personalidad de Fra Anglico; momento artstico en el que pinta; historia del cuadrohasta su llegada al Museo del Prado.
2. En el cuadro existen otros elementos icnicos de los que apenas hemos hablado: mano del ngulo superior izquierdo, haz de luzque atraviesa el cuadro, paloma, medalln sobre la columna central, etc. Sabras explicar el significado de cada uno de estoselementos?
3. En la parte inferior del cuadro hay cinco escenas de la vida de Mara. Estn ordenadas en orden cronolgico. La primera de ellasrepresenta los desposorios de Mara con Jos. Puedes explicar las otras cuatro?
4. En las pginas de este libro encontrars otros cuatro cuadros de la Anunciacin (pginas 137, 191, 197 y 232). Analiza estasobras siguiendo el ejemplo del estudio aqu realizado.
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El Cristo de la sangre
Frente a Cristos lvidos o sanguinolentos, Cristo de la sangre, desde El Greco a Zuloaga, aqu la sangre apenas se per-
cibe brotando de la herida del costado, de los clavos de manos y pies, de la corona de espinas que en realidad es diade-ma que cie la realeza de un hombre muerto y consumado en su divina majestad. El cuerpo tiene color de carne no exan-
ge, sino en plenitud latiente de una vida que es humana, pero con una forma nueva de humanidad. La cruz no ha esti-
rado los miembros hasta deshacerlos, sino que los sostiene y muestra en una laxitud propia de quien est en el sitio de
martirio como en trono de soberana. Todo se encuentra en su lugar propio, todo es visi-
ble y comprensible: desde el madero que abajo soporta los pies hasta la inscripcin per-
fectamente legible en las tres lenguas. Y, sin embargo, no se trata del realismo vulgar y
mostrenco, que slo nos enfrenta con lo que ven nuestros sentidos. El genio nos devuelve
a lo que nuestros ojos no han visto nunca tras haberlo mirado siempre; nos sorprende
hasta el estremecimiento con lo que habamos visto todos los das. Ante nosotros est la
ltima posibilidad y capacidad de lo humano: ser traspasado por la muerte y no sucum-
bir, sino ser traspuesto hacia una forma de realidad ms intensa.
O. GONZLEZ DECARDEDAL,Cuatro poetas desde la otra ladera.Madrid, Trotta, 1996
El autor y la obra
Diego Rodrguez de Silva y Velzquez (1599-1660), tras una etapa
en Sevilla, donde naci, march a Madrid como pintor de cma-
ra de Felipe IV. Antes de este cuadro pint un Cristo en la cruz del
que no se tuvo noticia hasta despus de la guerra civil espaola
(1936-1939) cuando en el cuadro se descubri la firma de
Velzquez y la fecha de su realizacin, 1631. Un ao despus, en
1632, pint esteCristo crucificadoque constituye una de las obras
maestras de la pintura universal. Hasta 1808 el cuadro estuvo en el convento de las Benedictinas de San Pablo, en
Madrid, desde donde, despus de diversos avatares, pas al Museo del Prado en 1829.
Se trata de un crucificado en una actitud de serenidad consumada, que mantiene la vida en el cuerpo y transmite com-pasin. Este Cristo no est colgado sino extendido, sin que los brazos soporten el peso del cuerpo. Todo es patente: el cuer-
po del que muere, la cruz sobre la que muere, el letrero en tres idiomas que notifica la causa de su muerte. No hay otras
figuras humanas ni paisajes que distraigan la atencin. Slo un fondo oscuro sobre el que resalta la figura del crucifi-
cado que muere en la cruz, delante de Dios, por todos los hombres.
Tiene la cabeza inclinada sobre el pecho y una corona de espinas sobre la cabeza que le sujeta el cabello, uno de cuyos
mechones cae sobre su cara ocultndole parte del rostro. A diferencia de otros crucificados cuya mirada se eleva a lo
alto como pidiendo clemencia o miran hacia abajo buscando consuelo y compasin en los que le acompaan, la mirada
de este Cristo es hacia dentro como el que siente que est consumando la obra de la redencin.
CONTEMPLA UN CUADRO:
EL CRISTO DE VELZQUEZEn el dossier anterior hemos analizado un cuadro, en ste
damos un paso ms y nos centramos en la contemplacinde un cuadro. En este caso concreto en el cuadro Cristo cru-cificado,de Velzquez.
Casi todos los grandes pintores espaoles han expresado suconcepcin de Cristo crucificado -Zurbarn, El Greco, Goya,Zuloaga, Dal- , pero de entre todos los Cristos, el ms repre-sentativo, el ms venerado, el que ms ha llamado la aten-cin de los poetas y escritores es elCristo de Velzquez.A ldedic Unamuno un extenso y extraordinario poema que seconsidera el cenit de la poesa religiosa del siglo XX.
L A I M A G E N
VELZQUEZ, Cristo crucificado. Madrid, Museo del Prado
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Cristo vencedor de la
muerte
En el Cristo de Ve-
lzquez estamos no
ante el Cristo agni-
co o agonizante, sinoante el Cristo muerto
y acogido por el Padre,
despus de haberse entregado en obediencia y ofrendado por
la salvacin de los hombres. Y cuando Unamuno dice que est
siempre murindose sin acabar nunca de morirse, para dar-
nos vida (ST IV; VII, 151), no hace sino repetir la afirmacin de
Pascal (Jess estar en agona hasta el fin del mundo: es
necesario no dormir durante este tiempo) que l explcita-
mente cita en otros lugares, como constitutiva de la concien-
cia cristiana ms pura: Cristo slo existe ya con nosotros, su
destino es solidario del nuestro y por eso est en agona y sigue
en cruz por nosotros hasta el fin de los tiempos. De ah que, en
un sentido, est definitivamente glorificado en Dios, sobre el
tiempo y sus sufrimientos, mientras que, en otro, podamos
decir que sigue siendo crucificado cada da por el pecador e
injusto hasta que ste encuentre su salvacin.
O. GONZLEZ DECARDEDAL, o.c.
L A P A L A B R A
Cristo crucificado (Velzquez)
Todo renace en l, desierto y breve,
cuando, por cinco fuentes derramado,
ha lavado la tierra y est alzado,desnudo y material como la nieve.
En la tiniebla est la luz que debe
rbitas a su voz. En el pecado,
la ventura de amor. Todo, borrado,
va a amanecer. El tiempo no se mueve.
Cielo y tierra se miran suspendidos
en el filo o espina de la muerte,
para siempre asumida y derrotada.
En la cerrada flor de sus sentidos,
los siglos, como abejas -Santo fuerte-,
labran la vida humanamente dada.
DIONISIORIDRUEJO
El Cristo de Velzquez(fragmento)
Ests muerto, Maestro, o bien tranquilo
durmiendo ests el sueo de los justos?
Tu muerte de tres das fue un desmayo,
sueo ms largo que los otros tuyos;
pues t dormas, Cristo, sueos de Hombre,mientras velaba el corazn. Posbase,
ngel sobre tu sien, esa primicia
del descanso mortal, ese pregusto
del sosiego final de aqueste trfago;
cual pabelln las blandas alas negras
del ngel del silencio y del olvido
sobre tus prpados; lecho de sbana
pardo, la tierra nuestra madre; al borde,
con los brazos cruzados, meditando
sobre s mismo el verbo. Y di, soabas?
Soaste, hermano, el reino de tu Padre?
MIGUEL DEUNAMUNO
Cristo de Velzquez
Me gusta el Cristo de Velzquez.
La melena sobre la cara
y un resquicio en la melena
por donde entra la imaginacin.
Algo se ve.
Cmo era aquel rostro?
Mira bien,
compnle t.
A quin se parece?
A quien te recuerda?La luz entra
por los cabellos manchados de sangre
y te ofrece un espejo.
Mira bien! No ves cmo llora?
No eres t? No eres t mismo?
Es el hombre!
El hombre hecho Dios.
Qu consuelo!
No me entendis
pero yo estoy alegre.
Por qu estoy alegre?
No s,
tal vez porque me gusta ms as:
el Hombre hecho Dios,
que el Dios hecho Hombre.
LENFELIPEPROPUESTA DE TRABAJO
1. En este libro aparecen varias imgenes de Jess crucificado (ver pginas 222-227). Observa con atencin cada una de ellas ycompralas entre s. Qu relacin, tanto plstica como temtica, ves entre los diferentes crucificados? En qu se diferencia elCristo de Goya del de Velzquez?
2. De entre los poetas, Unamuno ha sido el que ha compuesto la obra de ms altura literaria. Durante diez aos trabaj en la ela-boracin de los 89 poemas, escritos en endecaslabos blancos, de la que aqu se reproduce un fragmento. Qu expresa Unamunoen l?
3. Len Felipe no se declaraba creyente, sin embargo escribi varios poemas sobre Jess. Qu dimensin resalta de l? DionisioRidruejo habla de que la muerte ha sido para siempre asumida y derrotada. Qu quiere expresar con estos versos?