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Hace 100 años en el mes de octubre, Aguas- calientes fue testigo de la llegada de delegados de los diferentes grupos de revolucionarios, paseaban por el centro de la ciudad y se reunieron en varias sesiones en el Teatro Morelos. México estaba viviendo su Revolución y 1914 significó una opor- tunidad perdida para instaurar la paz y afianzar los principios emanados de dicho movimiento. Por lo tanto, octubre del año en curso es un motivo muy importante para conmemorar en Aguascalientes, la razón: el centenario de la Soberana Convención Revolucionaria. El número 18 del suplemento Jesús Terán está dedicado a la Convención, y desde la pluma de tres historiadores se busca recordar dicho evento, así como su importancia y su legado. Luciano Ramírez Hurtado, Carlos Reyes Sahagún y la que suscribe estas líneas, exponemos la importancia de este acontecimiento, que significó fracaso en un primer momento y herencia para debates posteriores de los cuales emanó la Constitución del 17 en un momento posterior. Aguascalientes representó la etapa más apasionante y representativa de la Convención como lo expone Luciano Ramírez, no obstante el diálogo fue muy pobre y significó una oportunidad perdida como lo afirma Carlos Reyes, sin embar- go, es un evento con un fuerte carácter precon- stituyente. Conmemorar la Soberana Convención Revolucionaria debe ser un pretexto para discutir a México, para recuperar o fortalecer la memoria colectiva, para entender la riqueza de la historia desde el ámbito local, para recuperar el Teatro Morelos como parte de nuestro patrimonio y para identificar uno de los papeles que jugó Aguascali- entes en el movimiento revolucionario. JESÚS TERÁN AURORA TERÁN FUENTES Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Septiembre 2014 Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván Diseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo No. 18 Martín Ludin Ávila García Editorial Archivo Historico del Estado de Aguascalientes, Fototeca. Fondo Soberana Convención Revolucionaria

Jesús Terán 18

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Suplemento de La Jornada Aguascalientes

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Page 1: Jesús Terán 18

Hace 100 años en el mes de octubre, Aguas-calientes fue testigo de la llegada de delegados de los diferentes grupos de revolucionarios, paseaban por el centro de la ciudad y se reunieron en varias sesiones en el Teatro Morelos. México estaba viviendo su Revolución y 1914 significó una opor-tunidad perdida para instaurar la paz y afianzar los principios emanados de dicho movimiento. Por lo tanto, octubre del año en curso es un motivo muy importante para conmemorar en Aguascalientes, la razón: el centenario de la Soberana Convención Revolucionaria. El número 18 del suplemento Jesús Terán está dedicado a la Convención, y desde la pluma de tres historiadores se busca recordar dicho evento, así como su importancia y su legado. Luciano Ramírez Hurtado, Carlos Reyes Sahagún y la que suscribe estas líneas, exponemos la importancia de este acontecimiento, que significó fracaso en un primer momento y herencia para debates posteriores de los cuales emanó la Constitución del 17 en un momento posterior. Aguascalientes representó la etapa más apasionante y representativa de la Convención como lo expone Luciano Ramírez, no obstante el diálogo fue muy pobre y significó una oportunidad perdida como lo afirma Carlos Reyes, sin embar-go, es un evento con un fuerte carácter precon-stituyente. Conmemorar la Soberana Convención Revolucionaria debe ser un pretexto para discutir a México, para recuperar o fortalecer la memoria colectiva, para entender la riqueza de la historia desde el ámbito local, para recuperar el Teatro Morelos como parte de nuestro patrimonio y para identificar uno de los papeles que jugó Aguascali-entes en el movimiento revolucionario.

JESÚSTERÁN

AURORA TERÁN FUENTES

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes

Septiembre 2014

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco GalvánDiseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo

No. 18

Martín Ludin Ávila García

Editorial

Archivo Historico del Estado de Aguascalientes, Fototeca. Fondo Soberana Convención Revolucionaria

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proyecto de país, y como parte fundamental de ello construir el nuevo Estado nacional emanado de la Revolución en cuanto a régimen político y forma de gobierno se refiere. La Convención Revolucionaria es un organismo muy difícil de com-prender, pues cambió de sede en varias ocasiones, fue modificando su com-posición y, por lo tanto, reorientando sus objetivos, a lo largo de cinco etapas, de acuerdo a las circunstancias. Seguir el debate de las ideas, por lo tanto, tiene sus dificultades porque una serie de eventos políticos alteraban, con frecuencia, de manera radical la realidad política del momento. La etapa de Aguascalientes no fue la más rica en materia de discusión pero si la más apasionante y representativa pues en el Teatro Morelos se dieron cita delegados de las facciones carrancista, villista, zapatista así como de otros grupos independientes; aquí se declaró a la Convención como órgano soberano el 14 de octubre, esto es, como la máxima autoridad del país; tras la llegada de los enviados del Ejército Libertador del Sur, son ellos quienes le dan un nuevo giro ideológico a los debates, ya que hasta antes del 27 de octubre de 1914 no se había discutido todavía ninguna idea importante de la Revolución, todo se había reducido a declaraciones de buenas intenciones y escarceos políticos; los sureños traían la consigna de que para que ellos pudieran formar parte de la asamblea tenía que suceder dos cosas: por un lado acordar la eliminación del “hombre estorbo” de la Revolución (Venustiano Carranza) y por el otro aceptar la adopción en lo general del Plan de Ayala; ambas cosas las consiguieron con gran facilidad. Luego de que la Convención decidió cesar en sus puestos a Venustiano Carranza como Primer Jefe y Encargado del Poder Ejecutivo, y a Francisco Villa como Jefe de la División del Norte por considerar que éste era parte sustancial del problema, la discusión ideológica se interrumpió por espacio de dos meses. En Aguascalientes, además, se nombró al general Eulalio Gutiérrez como Presidente provisional de la República.

Lamentablemente se le saca del baúl de los recuerdos de cuando en cuando, cada veinticinco años; fue conmemorada en 1964 y 1989 con cierta dignidad pero con fuertes sesgos ideológico-políticos de legitimidad. En este año de 2014 se cumple el primer centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes pero, al parecer, no hay demasia-do entusiasmo para conmemorarla como se merece.

Dentro de la abundante historiografía sobre la Revolución mexicana, uno de los temas menos socorridos es el de la Soberana Convención de Aguascalientes. El historiador austriaco Friedrich Katz advierte que el conflicto que enfrentó a las fuerzas de la Convención Revolucionaria, encabezadas por Francisco Villa y Emiliano Zapata, contra los ejércitos de la facción constitucionalista, cuyos dirigentes principales eran Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, es tal vez el tema más debatido y polémico así en la historia como en la historiografía de la Revolución Mexicana. Sin duda, el episodio conocido como la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes (octubre de 1914-abril de 1916) es uno de los momentos más complejos, apasionantes y controversiales en la historia de la Revolución Mexicana. La Soberana Convención fue una etapa importante de la historia de la Revolución Mexicana, porque reunió en el Teatro Morelos de la ciudad de Aguascalientes, en octubre de 1914, a delegados que representaban a los distin-tos grupos revolucionarios -que habían luchado contra la dictadura del general Victoriano Huerta, derrocada en el mes de julio de ese año-, y que empezaban a tener serias diferencias entre sí. La Convención fue un intento de negociación entre carrancistas, villistas y zapatistas. Fueron sus propósitos tratar de evitar una nueva guerra, acordar cambios drásticos, discutir los problemas políticos, sociales y económicos de la nación y diseñar un nuevo proyecto de país, en cuanto a forma de gobierno se refiere. Aunque continuó la violencia por un tiempo, las ideas que se discutieron durante los debates parlamentarios de la Convención –facción revolucionaria que al final resultó derrotada en los campos de batalla, contra sus enemigos los constitucionalistas-, sirvieron de base para la Carta Magna que nos rige. La Convención fue ante todo una disputa por el poder, un tratar de imponer su hegemonía, una lucha por el Estado. Fue el escenario institucional en donde midieron sus respectivas fuerzas políticas e ideológicas las principales corrientes revolucionarias en pugna que habían conformado la coalición antihuertista. La Convención fue una asamblea nacional de discusión que precedió al enfrentamiento militar intrarrevolucionario. Acudieron a ella las distintas facciones con el objeto de presentarse, identificarse, reconocerse y ponerse a prueba. En ese encuentro también hubo desencuentros; más que confluencia hubo confrontación de posiciones, vertientes y proyectos políticos así como enfrentamiento de tendencias ideológicas. En un período confuso y de indefinición política, la Convención debe entenderse como un fenómeno histórico muy complejo cuya realidad estuvo sujeta a modificaciones significativas. Como cuerpo político deliberante pasó por varias etapas en las que experimentó una serie de transformaciones impor-tantes, siendo cada una de ellas una respuesta específica a las distintas situa-ciones generadas a partir de la cambiante realidad política y militar del país. La aparente coexistencia pacífica y buen entendimiento entre las facciones en un primer momento, muy pronto se convirtió en mutua incomprensión, autoex-clusión por conveniencia, franco desplazamiento, intolerancia, defección y desde luego predominio de un proyecto revolucionario sobre los de las otras facciones. Mientras el centro político de gravedad estuvo focalizado en los debates parlamentarios, la Convención fue el organismo de gobierno más legíti-mo, autorizado y representativo emanado de la Revolución. Los propósitos de ese foro de discusión fueron múltiples: tratar de evitar la escisión revolu-cionaria, acordar cambios drásticos en la dirección política del país, discutir los problemas socioeconómicos y políticos más importantes que aquejaban a la nación y proponer nuevas orientaciones y soluciones diseñando un nuevo

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Luciano Ramírez Hurtado

Doctor en HistoriaUniversidad Autónoma de Aguascalientes

Conmemorando la Soberana

Aguascalientes 1914-2014Revolucionaria

Convención

KATZ, Friedrich, Pancho Villa, México, Editorial Era, 1999, T. I, p. 440 QUIRK, Robert, La Revolución Mexicana, 1914-1915. La Convención de Aguascalientes, México, Gobierno del Estado de Aguascalientes, 1989, pp. 36-107; AMAYA, La Soberana Convención Revolucionaria, 1914-1916, México, Trillas, 1975, pp. 82-443. ALESSIO ROBLES, Vito, La Convención Revolucionaria de Aguascalientes, México, INEHRM, 1989, pp. 125-326; AMAYA, La Soberana Convención…, pp. 105-172.

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Referencias

AHEA. Fototeca. Fondo Soberana Convención

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Direcciones electrónicas de contacto:

Aurora Terán [email protected]

Soren Héctor de Velasco Galvá[email protected]

En octubre y noviembre de 1914 la revolución hizo acto de presencia en Aguas-calientes. En efecto, en el Teatro Morelos se reunieron los principales jefes de la revolución para hacer a un lado las armas y dialogar… Ya a mediados de año, cuando resultaba evidente que el usurpador Huerta sería echado del poder, las fricciones en la cúpula constitucionalista hacían inminente la ruptura, que tuvo lugar luego de la batalla de Zacatecas, en junio de 1914. Por otra parte, el 1 de octubre comenzó en la ciudad de México una reunión de gobernadores y generales, que sin embargo no logró la suficiente legitimidad debido a la ausencia de representantes villistas y zapatistas. Es por eso que los principales jefes, en un acto conciliador, aceptaron el traslado a Aguascalientes, ciudad que se encontraba a medio camino de los territorios dominados por los villistas, al norte, y los carrancistas, al sur. Sin embargo, a fin de cuentas la historia de la Convención de Aguascal-ientes es la historia de una oportunidad perdida... En Aguascalientes la revolu-ción perdió la posibilidad de un acuerdo pacífico que evitara el escandaloso derramamiento de sangre que significaron las batallas del Bajío; sangre joven que mereció mejor suerte. Esto por no mencionar los enormes recursos mate-riales empleados en la destrucción, el sacrificio de la agricultura, la industria, el comercio y las vías de comunicación. En Aguascalientes quedó de manifiesto la pobre capacidad de diálogo de los revolucionarios, y su fácil disposición para las armas, así como la pobreza del debate parlamentario. Quizá no fuera para menos, dada la enorme inercia autoritaria que caracterizó a la historia del país hasta ese momento. Pero el hecho básico es que la Convención de Aguascalientes, de acuerdo al objetivo que se planteó, fue un fracaso. Prueba de ello es que al año siguiente, 1914.

Carlos Reyes SahagúnPolitólogo y cronista de la ciudadUniversidad Autónoma de Aguascalientes

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Una mirada atenta ilustra esta afirmación. Atendiendo a los debates que se produjeron en ella, la Asamblea vivió cuatro momentos. En primer lugar, del 10 al 14 de octubre, en la que se discutieron cuestiones de procedimiento, se revisaron credenciales, etc. En segundo lugar, del 14, fecha en que la Convención se declaró soberana, al 28, día en que se presentó la delegación zapatista. Este fue el momento más largo, y al mismo tiempo el más intrascen-dente, debido a la determinación de la Asamblea de no discutir asuntos de importancia mientras no estuviera presente la delegación del Ejército Liberta-dor del Sur. Durante estos días se trataron y resolvieron, por lo menos de forma, cuestiones de una importancia menor. En tercer lugar, del 28 de octubre al 1º de noviembre, sin duda el perio-do más importante, ya que fue en estos días cuando la Convención adoptó el Plan de Ayala y nombró presidente provisional. Finalmente, el cuarto periodo inició con este último hecho, y culminó el 16 de noviembre, cuando la Convención se declaró en receso. El común denominador en estos días fue el desconocimiento de la Asamblea por una parte importante de los delegados y las fuerzas que representaban, y la dispersión de los participantes. Y sin embargo, contra la idea de que la Convención de Aguascalientes fue un fracaso, es preciso destacar el hecho de haber sido la primera gran asamblea nacional; la más incluyente de las celebradas hasta entonces en México. Además, esta reunión significó un impulso a la instrumentación de las reformas sociales que se adoptaron en los cambios al Plan de Guadalupe el 12 de diciembre de 1914, la Ley Agraria del seis de enero de 1915, y la Constitución General de la República del cinco de febrero de 1917.

Las fases de la Convención de Aguascalientes

AHEA Fototeca. Fondo Soberana Convención Revolucionaria

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2014 para Aguascalientes en particular y para México en general es un año importante porque se conmemora el centenario de la Soberana Convención Revolucionaria que tuvo entre sus sedes el Teatro Morelos, ubicado en el centro de la ciudad de Aguascalientes (las otras sedes fueron la Ciudad de México, Cuernavaca, Toluca y Jojutla en el estado de Morelos, de octubre de 1914 a mayo de 1916). La Soberana Convención Revolucionaria se tradujo en un esfuerzo por establecer la paz y definir el proyecto de un México emanado del movimiento revolucionario, en el contexto del abandono del poder por parte de Victoriano Huerta, considerado como un usurpador y un traidor. En dicho contexto, Venustiano Carranza convocó a una reunión, que en un inicio se celebraría en la ciudad de México el día 1º de octubre de 1914, no obstante se trasladó a los pocos días a Aguascalientes por su ubicación geográfi-ca y para asegurar la presencia de los delegados zapatistas que no reconocían el liderazgo de Carranza. Aunque la Convención fue itinerante y cambió de sedes, en Aguascalientes se declaró como Soberana y se designó como presidente provisional de la República a Eulalio Gutiérrez. La Convención fue un intento por reunir a los diferentes grupos revolu-cionarios con el fin de llegar a consensos, no obstante, en la inmediatez fracasó y todavía vinieron años de derramamiento de sangre y traiciones entre las facciones revolucionarias de nuestro país. Sin embargo, a pesar del aparente fracaso, su legado es de gran impor-tancia para los mexicanos porque de la Convención emanó un documento muy adelantado para su tiempo en el que quedaron consagradas reformas de tipo social, que después se recuperaron en la Constitución Política de 1917. Me refie-ro al Programa de las Reformas Político-Sociales de la Revolución, firmado por 47 delegados el 18 de abril de 1916 en Jojutla, Morelos, en donde se abordaron temas como la cuestión agraria, eliminación del latifundio, reformas económicas

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Aurora Terán FuentesDoctora en HistoriaUniversidad Pedagógica Nacional/Unidad 011

y sociales para evitar la explotación de la clase obrera, una educación moraliza-dora para los trabajadores, supresión de las tiendas de raya, protección de los derechos de los hijos naturales, la cuestión del divorcio para la emancipación de mujeres ultrajadas y seducidas, fundación de escuelas normales, mayor partici-pación del Estado en la industria del petróleo y minería, transparencia, entre otros puntos. En materia política el Programa defendía la idea de la supresión del Senado porque representaba una instancia conservadora, la instauración de un modelo parlamentario y el fortalecimiento del federalismo; básicamente lo que se busca-ba era evitar la concentración del poder.El enfoque social del Programa fue recuperado en la Constitución del 17, que fue la primera carta magna en consagrar los derechos sociales y económicos del hombre, por ende, los trabajos de la Soberana Convención Revolucionaria tuvieron un carácter claramente preconstituyente, y en dicho sentido, debemos entender su importancia, su trascendencia, su legado y el sueño que significó, porque en un México todavía convulsionado y dividido, significó un proyecto para construir la paz, una paz escurridiza que tardó todavía años en llegar.

Direcciones electrónicas de contacto:

Aurora Terán [email protected]

Soren Héctor de Velasco Galvá[email protected]

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Convención

El legado de la Soberana