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Jiménez,A - El Día en Que FISCHER Nos Dejó - Alferza

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ajedrez

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Page 1: Jiménez,A - El Día en Que FISCHER Nos Dejó - Alferza

Retrato psicológico de un hombre cuyo coefi ciente intelectual superó al de Albert Einstein

HISTORIAEl años que nos dejó BOBBY FICHER

CONOCÍ A BOBBY FISCHER POR LOS LIBROS. Creo que represento a uno de los millones de afi cionados al ajedrez de este mundo que lo adoraron. Los “sabios” textos me contaron muchas cosas de él. Me ayudaron a comprenderlo. Aunque nunca lo ví en persona yo diría que Bobby desde un principio fue mi amigo. Tras su muerte acaecida el 17 de Enero de 2008, por fi n ahora me parece un privilegio poder escribir para la revista ALFERZA sobre su discutida personalidad.

Es mi pequeño gran homenaje al genio! Es el homenaje de todos aquellos que como yo nos inspiramos en él, en su causa, en su forma de

luchar para la consecución de los logros vitales… .

Bobby Fischer fue un fenómeno. Pasó en vida, de genio del ajedrez a leyenda. Fue un hombre de contradicciones, de una gran ingenuidad, complejidad y a la vez simplicidad y de muy profundas convicciones, de gran coraje. Un hombre de pocos amigos pero también de gran perspicacia. Con el tiempo se convirtió en un icono incapaz de encajar en ningún tipo de sociedad. Un superdotado. Listo, preciso y tenaz: “Yo no creo en psicología; creo en los buenos movimientos”. Se tomó cada partida que jugó muy seriamente. Era una persona muy persistente que no se desanimaba fácilmente, cualidades éstas más propias de su peculiar carácter que de su talento.

Perdió sólo un 10% de sus partidas ofi ciales. Nunca concedió tablas cortas. Sus enfrentamientos han sido analizados por muchísimos expertos.

- ¡Tú eres Dios! le dijo una vez a Bobby un entusiasta afi cionado mientras le tendía la mano a su ídolo.

- “Sí, es cierto”, comentó el maestro, “¡pero qué responsabilidad!”.

Fischer se mostró al mundo como un personaje tenso y taciturno, callado, silencioso, que en defi nitiva le molestaba muchas veces hablar fuera del campo de batalla.

Era un coloso. Nunca había un momento aburrido cuando Bobby aparecía. En una época libre de computadoras y de Internet fue el gran maestro más joven que dio el juego-ciencia que conseguiría infi nidad de éxitos deportivos. Estudió ruso y serbo-croata para analizar el ajedrez hasta el agotamiento.

“Soy el mejor jugador del mundo y estoy aquí para demostrarlo”… ¡y lo demostró!

Hombre providencial, distante e introvertido“Lo único que puedo decir es que no debemos contarle

a Taimanov la verdad acerca de la auténtica fuerza de Fischer”, diría Spassky ante el Comité de Deportes de la URSS, poco tiempo antes de que nuestro ídolo

¡

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Alferza

Nº 05

Por Ángel

JiménezArteaga

www.ajedreztenerife.com

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HISTORIA

llegara a la cima mundial.Fue en muchos momentos como un “hombre

invisible (!?)”. Gracias a él se consiguió un nuevo nivel de profesionalidad en el juego. Sus partidas estuvieron llenas de nuevas ideas y perfeccionó la psicología de la intimidación sobre el tablero.

Tuvo durante toda su vida unas peculiares convicciones religiosas.

Vino como la fl or de loto que sólo aparece de siglo en siglo. Junto a su paisano Paul Morphy (1837-1884) puede considerarse como “una estrella fugaz” del ajedrez.

Un personaje cercano al mito y a la fantasía, lleno de un temperamento diversifi cado, complejo y versátil, solemne o agitado. Un tipo psicológico que nos ofreció unas impresiones paradójicas. En sus momentos de esplendor se mostró locuaz, agresivo, chistoso y desconcertante. Sin embargo delante de los expertos en el juego se comportó mucho más sensato y maduro.

Personaje emotivo y ultrasensibilizado con su mundo. Hosco, que escapaba de los periodistas.

Alto, delgado, abstraído, que mostró una gran capacidad, una gran fuerza de voluntad, un extraordinario poder de concentración y en los momentos cumbres de su vida, una excelente salud.

Vivió desde los 14 años primordialmente para ser campeón del mundo… ¡y lo logró!.

Compendio de las cualidades de aquellos grandes campeones que fueron Capablanca y Alekhine (Aliejin).

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La perseverancia!!Preferí recordarlo en este artículo histórico por sus momentos de gloria deportiva cuando le tasaron su coefi ciente de inteligencia en 184 (mientras la cifra media oscila entre 90 y 100). Luego se alejó voluntariamente de los tableros y quiso estar sólo en su “nuevo” país con su “nueva” nacionalidad islandesa y apoyado por la muy venerable buena gente de aquel lejano lugar, incluida su esposa japonesa, la sra. Miyoko Watai.Pero Robert James Fischer no fue primero de allá y luego de acá. No: Bobby Fischer fue ¡un ciudadano del mundo! Y yo profundamente lo respeté, tanto en vida, como ahora tras su triste muerte cuando reposa, de nuevo sólo (“Give me alone!” dijo poco tiempo antes de morir), al lado de una iglesia del pueblecito de Selfoss, muy cercano a Reykjavik. ¡Qué Dios lo tenga en la Gloria!

¿Cómo es que Fischer juega tan simple? se preguntaba el entrenador soviético Suetin.

Bobby alteró la literatura del juego del ajedrez. Su lema fue: Hay que vencer a los soviéticos. ¡A los rusos!, como él les llamaba… .

“Para conseguir casillas, hay que ceder otras casillas” nos dijo.

Amante de las estrictas condiciones de torneo. Imparcial y preciso en sus consideraciones con la única idea de profundizar en su juego, algo inevitable en la comprensión del ajedrez. Su legado se refl eja en su mágico libro titulado “Mis sesenta partidas memorables”.

Fischer aportó más vitalidad, emoción y controversia que ningún otro jugador de la historia.

La ideología soviética convirtió las partidas de ajedrez de Bobby en batallas políticas: una lucha de dos mundos, de dos sistemas.

Fischer fue un purista, un idealista en ajedrez.Dijo: “El subjetivo mejor movimiento funcionará contra

un oponente concreto, por sus predilecciones y su estilo; pero el movimiento objetivo es el movimiento que funciona no sólo en el momento, sino una hora después o cien años más tarde”.

No se conoce ningún entrenador que hubiera trabajado con él de manera más o menos permanente. “Luchó solo!!” mostrando un gran amor y una gran pasión por el ajedrez.

Formidable en su instinto posicional, destacando en su profunda capacidad de cálculo y en su gran energía desplegada durante una partida seria.

Jugaba muy rápido y rara vez cayó en los traicioneros apuros de tiempo.

Pasaba todo el rato planeando, incluso con el paso de los años, cuando ya estaba fuera de los tableros, siempre mostrándose alerta de las sorpresas(?!) de sus enemigos… .

Su talento y su trabajo lo convirtieron en un fanático.

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Desde el Interzonal de Palma de Mallorca en 1970 hasta la conquista del título de Campeón Mundial, dos años más tarde, a sus contrincantes les daba la sensación de estar enfrentándose contra una máquina.

Fue muy noble con su primer país, los Estados Unidos de América. El entonces Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, tuvo que intervenir en 1972 personalmente para salvar el match con Spassky en virtud del interés nacional:

Se reunió con Bobby y le dijo:“Queremos que Vd. derrote a los rusos. ¡Queremos que

vaya a luchar por Norteamérica!”.Enseguida Fischer comprendió que los intereses de su

país estaban por encima de sus convicciones personales y a partir de aquel momento se pareció con ¡un joven soldado dispuesto a ir a la guerra!.

El entrañable maestro argentino Miguel Najdorf comparó la sexta partida de aquel famoso Match del Siglo con una Sinfonía de Mozart.

Permítanme que les nombre mi partida preferida de Bobby Fischer, como el brujo Bronstein la catalogó, una auténtica ESFINGE porque siempre que se reproduce ante un tablero de ajedrez, se aprenden cosas nuevas de ella: La decimotercera partida de aquel match, la famosa Defensa Alekhine que ganó Bobby con las piezas negras en 74 talentosos movimientos… .

Gracias a Fischer el número de jugadores de ajedrez federados en Occidente se dobló. Se abrieron nuevas revistas, nuevas columnas en los periódicos y se publicaron muchos más libros de ajedrez.

Cuando al empezar esta crónica escribí que Bobby Fischer fue mi amigo, lo escribí porque tras haber leído mucho sobre su vida (he contabilizado más de cincuenta libros biográfi cos) me dí cuenta que este tipo de personajes son los que verdaderamente nos enseñan a los demás una de las cosas más importantes de este mundo:

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