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JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE ‘Atocha 55’, la nueva novela del escritor cordobés, se adentra en los crímenes de los abogados ocurridos en 1977 CÓRDOBA NOVELA: ‘EL CORAZÓN DE LA FIESTA’, DE GONZALO TORNÉ; ‘EL MAPA DE LOS AFECTOS’, DE ANA MERINO; ‘PAPEL DE ESTRAZA’, DE JOSÉ CASTILLEJO. RELATOS: ‘CÍRCULO DE LECTORES’, DE EDUARDO BERTI. HISTORIA: ‘LA EXTRAÑA MUERTE DE LA INGLATERRA LIBERAL’, DE GEORGE DANGERFIELD. POESÍA: ‘LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO’, DE MANUEL JURADO. Libros La periodista y escritora madrileña une la ficción y la biografía en ‘Los ojos de Galdós’, publicada por Edhasa. Pedro M. Domene entrevista a Carolina Molina y profundiza en la figura del autor de los ‘Episodios nacionales’ y de ‘Fortunata y Jacinta’ en el año Galdós. CAROLINA MOLINA PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIV. NÚMERO 1.315 SÁBADO, 7 DE MARZO DEL 2020

JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE...2 days ago  · conocer al autor de los ‘episodios nacionales’ Carolina Molina que siente. Y eso hago. -¿Debemos quedarnos con un Galdós mu-jeriego

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JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE‘Atocha 55’, la nueva novela del escritor cordobés, se adentra en los crímenes de los abogados ocurridos en 1977

CÓRDOBA

NOVELA: ‘EL CORAZÓN DE LA FIESTA’, DE GONZALO TORNÉ; ‘EL MAPA DE LOS AFECTOS’, DE

ANA MERINO; ‘PAPEL DE ESTRAZA’, DE JOSÉ CASTILLEJO. RELATOS: ‘CÍRCULO DE LECTORES’,

DE EDUARDO BERTI. HISTORIA: ‘LA EXTRAÑA MUERTE DE LA INGLATERRA LIBERAL’, DE

GEORGE DANGERFIELD. POESÍA: ‘LA DESTRUCCIÓN DEL CIELO’, DE MANUEL JURADO.

LibrosLa periodista y escritora madrileña une la ficción y la biografía en ‘Los ojos de Galdós’, publicada por Edhasa. Pedro M. Domene entrevista a Carolina Molina y profundiza en la figura del autor de los ‘Episodios nacionales’ y de ‘Fortunata y Jacinta’ en el año Galdós.

CAROLINA MOLINA

PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXIV. NÚMERO 1.315

SÁBADO, 7 DE MARZO DEL 2020

s

cartas del norte

lectores, incluso me atrevería a decir que el propio autor. de ahí posiblemente surge que Fin se la haya comparado con La carretera, de cormac Mccarthy.

Y es que Fin es una novela as-fixiante de principio a fin (nun-ca mejor dicho), pero es tam-bién una novela trampa. es una novela trampa porque el autor pretende engañarnos y llevarnos por un camino cuando en reali-dad hay un atajo mucho más sen-cillo, aunque mucho más cruel e inhumano, quizás más inverosí-mil, pero también más fantásti-co, perturbador y perfectamente real en el mundo en el que vivi-mos.

no se lo voy a contar, hacerlo sería destripar la novela. a buen seguro que ahora en esta nueva vida tendrá un buen número de nuevos lectores, y eso no sería bueno para ella y para ustedes.

dice Jordi Évole en el prólogo de José Múgica en sus palabras, que «a veces los libros de historia no hacen justicia, porque son gene-

seres de babel

la mujer maduraManuel Gahete

con el título

La belleza en

la mujer que

envejece, acaba

de editarse un

bello libro de

fotografías y

poemas, cuyo autor es rafael

Portal, un artista integral

volcado en el ansia de la

solidaridad universal. rafael,

con su sensibilidad irradiante,

nos acerca a mujeres de

diferentes culturas: masái,

alama, mandara, gitana,

guaraní, europea, mujeres del

Magreb, de los campamentos

de refugiados saharauis,

con la mirada personal y

conmovedora de un viajero

infatigable que envuelve

el blanco y negro de una

efectiva magia. Penetramos

así en un universo donde

se alean los versos y los

rostros, mostrándonos el

efecto irremisible del paso

del tiempo, no siempre

causa de dolor o nostalgia,

porque tampoco la juventud

es panacea segura de

fecundidad o de belleza. con

el mismo ardor que una rosa

alcanza su plenitud en el

riesgo de deshojarse, estas

imágenes poéticas quedarán

inmarcesibles grabadas en

nuestra memoria.

ventanas

‘silvestra’Juana Castro

en el duelo

a mano

armada que

mantenemos

la pantalla y

yo, de vez en

cuando recibo

alguna alegría en forma de

papel, que viene a consolar

los afligidos ojos de mi alma.

Una de las últimas ha sido la

llegada de Silvestra, aquella

revista que publicaron en

los últimos 80 rafael Pérez

estrada y Javier la beira.

ahora, reeditada la colección

por la Generación del 27,

la Fundación Pérez estrada

y la Fundación Unicaja, he

podido rememorar poemas,

tiempos y nombres.

en la fotografía un

jovencísimo Javier la beira

con rafael y el que fuera

padrino del momento,

Guillermo cabrera Infante.

Poemas inéditos de elena

Martín vivaldi, vicente

núñez, ana rossetti, luis

rosales, clara Janés, antonio

soler, nadia consolani, Javier

salvago, concha García...

la sección El fuego de siempre

incluye un soneto –de tema

amoroso– de leonarda Gil

da dama, seudónimo de

sor Magdalena eufemia da

Gloria, monja franciscana en

lisboa, coetánea de sor Juana

Inés.

testIMonIo

se acumulan los libros sobre aus-chwitz y se edita el testimonio de la activista y super-viviente de dicho campo de extermi-nio, charlotte del-bo. dicho testimo-

nio, que comenzaría a redactar con el fin de la guerra, vería la luz en 1965, ninguno de nosotros volverá, es editado en españa gracias a libros del asteroide. delbo no era judía, aunque eso daba igual. era miembro acti-vo de la resistencia francesa, pero eso no le impediría ver las columnas de humo elevarse en los crematorios. la literatura del holocausto es cruel y dura. en ocasio-nes puede parecer hasta morbosa, pero hay que tener en cuenta que tanto lo que nos relata charlotte y tan-tos otros supervivientes no es ni más ni menos que lo que veían a diario desde sus ventanales. L. SANTILLÁN

‘Ninguno de vosotros volverá’. Autor: Charlotte Delbo. Editorial: Libros del Asteroide. 2020.

ePIstolarIo

años lleva el escri-tor guatemalteco rodrigo rey rosa denunciando las corruptelas en su Guatemala natal, así como las pecu-liares conniven-cias de los poderes

militares y eclesiásticos con el civil y político. Y es que desde sus inicios literarios en los años ochenta del pa-sado siglo, su obra siempre ha estado surcada por la denuncia y la polémica. Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre es un thriller epistolar que se inscribe en un momento en el que la Iglesia está inmersa en la vo-rágine de los escándalos de pederastia, pero en el que los conflictos y reivindicaciones del pasado afloran. su protagonista escribirá una carta al Papa con el fin de pedir su intermediación en la expropiación por parte de la Iglesia de las tierras de los cofrades mayas. L.S.

‘Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre’. Autor: Rodrigo Rey Rosa. Editorial: Alfaguara. 2020.

vIaJes

Pues ya tenemos un nuevo libro de viajes de Javier reverte. en esta ocasión se trata de Suite italiana, un viaje al maravilloso país mediterráneo, acompañado por sus inseparables lec-

turas. autores como thomas Mann, James Joyce, rainer María rilke y Giuseppe de lampedusa, cuya vinculación con Italia va más allá de lo meramente afectivo. como en sus otros libros, admite muchos planos de lectura: es un libro de viajes, por supuesto, que invita a hacer la maleta y trasladarse al Gran canal, pero también es un ensayo literario y un libro histórico. en tiempos de frenesí turís-tico, Javier reverte nos invita a sosegarnos viajando en tren, disfrutando de los paisajes de Italia, recorriendo y leyendo tranquilamente desde los vagones de los ferroca-rriles, navegando por los canales venecianos. L.S.

‘Suite italiana’. Autor: Javier Reverte. Editorial: Plaza y Janés. 2020.

2 Cuadernos del Sur AA Agenda Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020

Cuadernos del Sur AA Entrevista Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020 3

Pedro M. Domene

Carolina Molina (Madrid, 1963) es licen-ciada en Periodismo y directora de las Jor-nadas Madrileñas de Novela Histórica. Ha publicado las novelas La luna sobre la Sabika (2003), Sueños del Albayzín (2006), Guardianes de la Alambra (2010), Iliberri (2013), El falsifi-cador de la alcazaba (2014), Carolus (2017), El último romántico (2018), y recientemente, Los ojos de Galdós (Edhasa, 2019).

-Una curiosidad, ¿la Historia, vista como una ficción novelesca?-Galdós dijo «imagen de la vida es la nove-la», pero a veces parece que es al contrario. La Historia puede ser novelable, pero tam-bién, en el fondo, es una ficción, porque no existe una Historia verdadera, la Historia se manipula, por lo tanto Historia, ficción y novela van siempre de la mano.

-Usted ha ambientado sus novelas en Gra-nada y en Madrid, ¿qué tienen de especial estas ciudades?-Para mí han sido las ciudades donde me he formado como persona y como escritora. Los novelistas históricos tenemos una ex-traña relación con la ambientación física, a fin de cuentas los personajes se crean den-tro de un entorno. Granada me lo ha dado todo a nivel literario y ahora Madrid, ade-más de ser mi ciudad de nacimiento, me está ofreciendo oportunidades diferentes.

-¿Literariamente estamos obligados a vol-ver la mirada al escritor Pérez Galdós?-En mis charlas siempre digo que todo, a nivel literario, está inventado ya por Cer-vantes o por Benito Pérez Galdós. Ambos fueron inmensos, con una mente prodigio-sa. Aunque los españoles no somos dados a reconocer las virtudes de los nuestros, Cer-vantes ya está en el plano de nuestro escri-tor universal. Ahora nos queda reconocer a Galdós como el mejor escritor de todos los tiempos tras Cervantes.

-Su novela reciente, ‘Los ojos de Galdós’, ¿es ese obligado homenaje o estaba ya es-crita con anterioridad?-Llevo dedicándome a Galdós hace mucho tiempo. Primero como lectora, desde niña, luego aprendiendo de él como escritora. De hecho mi estilo es bastante galdosiano, no lo puedo remediar. Hace más de diez años me planteé escribir algo sobre Galdós, fui documentándome, haciendo actividades con mi asociación Verdeviento. Busqué a un cronista para comenzar a realizar las Jornadas Madrileñas de Novela Histórica y encontré a Eduardo Valero y, luego, llegó el centenario. No podía demorar más termi-

‘los ojos de galdós’ une la ficción a la

biografía para crear una novela que ayuda a

conocer al autor de los ‘episodios nacionales’

Carolina Molina

que siente. Y eso hago.

-¿Debemos quedarnos con un Galdós mu-jeriego y ambicioso o con un gran escri-tor? -Galdós no fue ambicioso nunca. O eso es lo que yo pienso. No actuaba por ambición, si-no por superación. Era una persona de una gran creatividad hiperactiva, tanto en la narrativa como en el teatro. En todo lo que hizo, innovó. Tampoco fue tan mujeriego como se ha dicho. Galdós nunca olvidó a las mujeres a las que amó y se ocupó de ellas, bien económicamente o simplemen-te manteniendo una relación de amistad.

-¿El lector debe entender que es una his-toria de amor?-En el fondo sí, es una historia de amistad entre Galdós y Carmela Cid, que personifi-ca esas amistades que le ayudaron en sus últimos años, que le admiraron. Carmela ve en Galdós el padre que ya no tiene, pero quizás el lector vea en Galdós ese abuelo que siempre quisimos tener. Hay mucho de buenos sentimientos en esta novela y me he esforzado por no juzgar.

-¿Qué le debe usted a Pérez Galdós?-A nivel literario, mucho. No puedo decir que todo porque sería injusto. Siempre he dicho que mis referentes en mi vida litera-ria han sido Federico García Lorca y Galdós. Empecé a escribir novela con catorce años. Pocos después encontré a Galdós, que me ofrecía una manera de narrar que yo com-prendía. Además, me hablaba del Madrid en el que vivía. Luego llegó Federico y me obsesioné por el teatro, por los diálogos, por la poesía. Y ahora que he profundiza-do en Galdós me doy cuenta de que ambos tienen mucho en común.

chos años y ahora se está recuperando. Es además periodista, algo que me llega más profundamente, corresponsal de guerra. Una mujer excepcional.

-La realidad histórica, abunda en datos y mezcla ficción ¿el lector debe saber en ca-da momento en qué realidad está?-Debería saberlo. La novela histórica nada entre dos mares: la realidad y la verosimi-litud. Lo ficticio tiene que ser verosímil. Es cierto que a veces, si lo mezclas demasiado (o demasiado bien) cuesta diferenciarlo, pe-ro siempre aconsejo a los lectores que una vez terminada una novela investiguen so-bre lo que en ella se dice.

-La granadina, ¿crece a la sombra del maestro Galdós o se convierte en un per-sonaje con entidad propia?-Ambas cosas. Es una joven provinciana, muy arropada por su padre, Maximiliano Cid, un defensor activo del patrimonio ar-tístico de Granada. Su sombra le acompa-ñará en todo momento y de hecho en esta novela aparece como un ángel guardián. Pero Carmela ha tenido que sobreponerse a muchas cosas desde niña: a la muerte de su madre en el parto, a la muerte de su ma-drastra y a casi todas las ausencias de sus seres queridos. Decidió dar el paso y llegar a Madrid, y gracias a Galdós ha ido toman-do forma.

-¿Carmela Cid y lo que representa resulta un homenaje o una deuda a Granada?-Siempre tendré una deuda hacia Granada, su ciudad y sus gentes. Me siento medio granadina. Un profesor de literatura me di-jo hace muchos años, cuando yo tenía unos dieciséis y ya empezaba a leer a Galdós, que hay que escribir de lo que se sabe y de lo

Carolina Molina.

CÓRDOBA

nar mi novela. Y aquí está.

-¿Piensa usted que sabemos poco de Gal-dós?-Sabemos muy poco y en los aspectos de su vida incluso hasta se están vertiendo erro-res importantes. Las fake news también han llegado a Galdós. No fue tan mujeriego co-mo se ha dicho, ni engañó a Emilia Pardo Bazán, al contrario; ni fue socialista, ni an-ticlerical, ni vivió en Lavapiés, ni la madre de su hija María era analfabeta. Todas estas cosas las están desmintiendo diariamente su descendiente, Luis Verde, en redes socia-les y Eduardo Valero, que además ha con-seguido que se nombre a Galdós hijo adop-tivo de Madrid.

-Los últimos años de un anciano y ciego Galdós, ¿son realmente tristes y litera-rios? -En absoluto. Murió entre los suyos, con su hija María, con el resto de su familia, con sus amigos. Murió como cualquier otro ser humano, enfermo. Tampoco murió pobre, quizás endeudado porque tenía muchos negocios abiertos y mantenía varias casas, pero él cumplió con sus deudas y dejó una herencia considerable que ha llegado hasta sus descendientes actuales.

-La relación de Carmela Cid y el escritor, ¿parte de un exclusivo mundo de fic-ción?-Sí, totalmente. Carmela Cid es un perso-naje ficticio que procede de mis anteriores novelas. Fue la manera de unir Granada con Madrid, pues hace tiempo prometí que Granada tendría una referencia siempre en todo lo que escribiera. Y por ahora lo estoy cumpliendo. Por otro lado, era la oportuni-dad de sacar a una mujer de protagonista paralela con Galdós. Era lo suyo, Galdós tu-vo personajes femeninos inigualables. Car-mela, a veces, se compara con Galdós al ser una forastera, comienza en el periodismo como lo hizo Galdós, pero también tiene que luchar contra la discriminación que le supone ser mujer. Y al ser cronista de so-ciedad me permitía describir los aconteci-mientos históricos del momento: el atenta-do en la boda de Alfonso XIII, inauguración de los hoteles Alhambra Palace, Ritz y Pala-ce de Madrid, inicio de la construcción de la Gran Vía madrileña.

-En su novela aparecen Pardo Bazán, Co-lombine y, entre ambas, la fuerza de la jo-ven Cid, ¿se trata de poner de manifiesto el papel de la mujer en la época?-Era uno de los objetivos. Tanto la Pardo como Colombine son dos escritoras y mu-jeres a las que admiro. Sobre todo Colom-bine, porque fue censurada durante mu-

El clan del ‘rey de Cataluña’Corrupción e hipocresía en ‘El corazón de la fiesta’, de Gonzalo Torné

Pilar Muñoz Aguilar

novEla

En la zona céntrica y mo-dernista de Barcelona, Clara Montsalvatges re-side en un piso cuya pro-

piedad proviene del pasado oscu-ro del abuelo. Clara lo convierte en la Casa de los Cuidados, don-de acogerá a amigas y conocidas que necesiten retirarse para des-cansar de las enfermedades y de-cepciones de la vida. la aparen-te tranquilidad, sin embargo, se verá enturbiada por los gritos y ruidos del piso de enfrente, la Casa de las Furias, hasta que un día decide traspasar el umbral de su vecina y es entonces cuan-do se nos abre el mundo de vio-leta Mancebo, casada con el Bas-tardo, hijo ilegítimo del Rey de Cataluña. De esta forma aterri-zamos en la familia de los Mas-clans-Codony. ¿Podría la exce-siva riqueza amasada de forma fraudulenta, el poder desmesu-rado y el engolado sentido de autosuficiencia despertar el ran-cio instinto de independencia?

Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) es autor de novela y ensa-yo. Con Hilos de sangre (2010) ob-tuvo el Premio Jaén de novela. le siguieron Divorcio en el aire (2013) y Años felices (2017). En 2012 pu-blicó también un ensayo titulado Tres maestros (2012). Es, además, traductor al español de obras de autores como Samuel Johnson,

Gonzalo Torné.

CÓRDOBA

Willian Wordsworth y John as-hbery. Sus obras han sido tradu-cidas a varios idiomas, como el inglés, francés, alemán, italiano, holandés portugués y catalán.

violeta Mancebo, de un estatus social más humilde, educada en los principios del trabajo hones-

to, el esfuerzo y el ahorro, cono-ce al Bastardo y queda engullida por el brillo del dinero y el sueño de una vida regalada, de restau-rantes caros, islas paradisíacas, de vacaciones después de las va-caciones: «violeta apoyó la cabe-za en el pecho del Bastardo, eran

las disculpas que no le salían con palabras. Y se juró que era la úl-tima recaída, que iba a disfrutar del interior confortable de la es-fera trazada por las posibilidades del dinero» (pág. 64).

no obstante, violeta no tarda-rá en ser víctima de la sofistica-ción en forma de velado despre-cio desde la superioridad de los Masclans: Pere Masclans y Mont-se Codony.

En El corazón de la fiesta asisti-mos no solo a la frialdad y tiran-tez entre clases sociales, sino también a la infértil e inconse-cuente pugna por la supremacía de un idioma sobre otro; el cata-lán sobre el castellano, que desde una mirada estrecha y naciona-lista no permite la convivencia de ambos sino más bien que uno devore al otro: «Desde niños han vivido en el centro de un siste-ma represivo ideado para prote-gerlos del hambre, del frío, de la enfermedad, de la saliva, del contacto, del castellano, de los pobres...» (pág. 88).

la familia Masclans, en la em-briaguez de su ambición, llegará a sentirse indispensable para el resto de los catalanes, hasta el ex-tremo de llegar a creer que estos serían capaces de aceptar, casi sin voluntad propia, cualquie-ra de sus actividades ilegales y que, aun así, permanecerían im-punes: «Podríamos quebrar un banco y responsabilizar a la cata-lanofobia, meter a los estudian-

tes en barracones, ralentizar la sanidad hasta que la gente tenga que decidir si prefiere morirse en la sala de espera o refugiarse en nuestras mutuas y seguirían vo-tándonos» (pág. 193).

El autor nos adentra no solo en los intestinos del espíritu nacio-nalista y clasista, sino que tam-bién nos hace visible la superio-ridad de los personajes masculi-nos como Pere Masclans, Yúnior, o el Bastardo, que controlan los entresijos financieros, sobre los femeninos, violeta, Montse o la Culpable, que solo aparecen para disfrutar de los placeres que les puedan proporcionar sus compa-ñeros, sin apenas haber sido pen-sadas para participar en los do-minios del Dinero. Y como todo lo que se sostiene sobre pilares inciertos, después del destello de los brillos fugaces y el esplendor de la riqueza, llega la decadencia y el destronamiento.

En la fiesta que propone el au-tor, todos bailan en torno a la co-rrupción financiera y sentimen-tal, en un mundo en el que la infidelidad o el adulterio son un reflejo más de la hipocresía mo-ral en la que se encuentran.

Gonzalo Torné nos deja una novela con ricos y bellos paisa-jes en los momentos felices, con destellos dorados y esmeralda, al más puro estilo modernista, para expresar la plasticidad des-lumbrante y sensual de la ilusión de la abundancia, para más tarde amenizar sobre los ocres viscosos y el barro fraudulento de lo in-viable.

‘El corazón de la fiesta’. Autor: Gonzalo Torné. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2020.

Fernando Molero Campos.

CÓRDOBA

vidas extrañas de Molero Campos

Fernando Molero Campos ha es-calado palmo a palmo, premio a premio, su indiscutible presencia en la novelística cordobesa y aho-

ra ya, debe decirse, en la andaluza por haber sido nombrado finalista de los Pre-mios andalucía de la Crítica en su moda-lidad de relato breve, adonde se ha empo-derado con su libro Seres extraños, extraños seres, tan bien editado por esa tan intere-sante editorial que es adeshoras, dirigi-da por la atrevida Susana noeda. En ese apartado competirá con autores como Fernando Martínez lópez, andrés neu-man o Elvira navarro. En el caso de Mo-lero Campos, una vez más (ya ocurrió por ejemplo en su novela La cabeza cortada de Yukio Mishima) su fortaleza argumental parte de una ardua y paciente labor de documentación, base del relato vital de unos personajes reales, humanos y de su-frida experiencia personal que los clasi-fica bajo ese rótulo de «extraños seres»,

la clara preferencia por personajes perde-dores que en su vivencia interna nada tie-nen de exitosos, lo que puede observarse, por ejemplo, en «Kafka y la muchacha de la tienda».

Quedémonos con que Seres extraños, ex-traños seres es una obra de argumentos razonados y profundos, descubridores de realidades inesperadas y casi incompren-sibles, en donde la amargura, la desazón o la locura, juntamente con la exhibición o el ocultamiento, son puntales literarios que sostienen una prosa sencilla, eficiente y bien documentada –el marco es a me-nudo el de los años 30 y 40 del pasado si-glo– como siempre es la que hallamos al leer a Molero Campos.

liaridades o anomalías físicas y el resto ofrecen particularidades no físicas, sino de comportamiento o actitud vital.

Se ve que el autor defiende su escritura a partir de la concepción de que la reali-dad contundente no existe, sino que es la ficción o la percepción lo que da carácter a la historia.

Por eso habrá cuentos con mucha rea-lidad vertida en sus páginas (aquí el que hace referencia a lady olga Roderick o a los siameses Chang y Eng) y otros con una proyección vital totalmente imaginada (como «El príncipe de los charlatanes» o «alma en silencio», con el fondo de las con-ductas del pintor oscar Kokoschka y de un discípulo de Freud). al mezclarse realidad y ficción surge un complejo literario difí-cil de conseguir, aunque el autor lo perfi-la a través de una escritura que muestra su entidad social o histórica, sin olvidar ciertos invariables tics suyos como son las obligadas referencias al cine («El terroris-ta más buscado del mundo») , el atractivo de lo doble o duplicado –pues para Molero Campos «nadie es de una pieza»– o incluso

Antonio Moreno Ayora

‘Seres extraños, extraños seres’. Autor: Fernando Molero Campos. Editorial: Adeshoras. Madrid, 2019.

novEla

que luego en el título aparecerá invertido y reduplicado porque aproximadamente la mitad de los cuentos (nueve en total) presentan a protagonistas con raras pecu-

4 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020 5

Para aquellos que no vivieron los años lentos, y vertiginosos, de la Transición, adentrarse en es-ta novela supondrá conectar con

un tiempo de sombras y crepúsculos don-de un fogonazo de luminosidad (se co-mienza a ver la luz al final del túnel) va perfilando el futuro de un país aún las-trado por el peso y la ignominia de una Dictadura trágica y grotesca. Antes de adentrarnos en el argumento de este li-bro, tan fermentado de historia y de raí-ces, uno debe reconocer la gran labor que su autor, Joaquín Pérez Azaústre, ha lle-vado a cabo documentándose, buceando en las aguas fangosas del lago diamanti-no de la transición española, para pulir o pulimentar las aristas sombrías de nues-tra reciente memoria colectiva.

El tiempo es un ácido que todo lo co-rroe y muerde los ángulos de las fotogra-fías más delicadas y azules del recuerdo. Y también es un óxido que vuelve en tonos ocres los lugares y espacios marcados por la sangre. Hace más de cuarenta años que ocurrió la matanza de Atocha y todavía no se ha esfumado el olor dolorido a plomo, sangre y vísceras de un valiente equipo de abogados laboralistas asesinados por unos pistoleros que querían cercenar el cuello tierno aún de una democracia inmadura en ese instante. En esta novela lúcida y valiente, impregnada de una humanidad sublime, el lector podrá hallar las vicisitu-des y los entresijos de aquel trágico evento que marcó el devenir de nuestra democra-cia y, sin duda ninguna, dejó una muesca umbría, dolorosa y profunda, en la histo-ria de una España todavía atravesada por un temblor cainita.

Antes de esta novela hermosa y necesa-ria, Premio de Novela Albert Jovell, carga-da ante todo de literatura espléndida, Joa-quín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) había dado a la luz otras tan interesantes como, por ejemplo, América (Seix Barral, 2004), galardonada con la mención especial del Premio Biblioteca Breve, El gran Felton (Seix Barral, 2006), La suite de Manolete (Alianza, 2008), ganadora del Premio Unicaja Fer-nando Quiñones, y sus dos más recientes, Los nadadores (Anagrama, 2012), traduci-da a varios idiomas, y Corazones en la os-curidad (Anagrama, 2016). Por otro lado, como poeta ha obtenido los premios más importantes del país, como el Internacio-nal Loewe, con su libro Las Ollerías (Visor, 2011) o el Internacional Gil de Biedma con su libro Vida y leyenda del jinete eléctrico (Vi-sor, 2013). También ha dado a la luz otros muchos poemarios, ensayos y libros de re-latos. Todo ello nos muestra la calidad y el enorme oficio literario de unos de los autores más serios, auténticos y genuinos de nuestro país en la actualidad.

Para llegar a escribir esta gran novela, impregnada de un tono social tierno y poético, a la vez que sobrio y pulimenta-do, el autor ha sabido huir de lo ensayís-tico y de lo que, en su día, escribieron los periódicos (la matanza de Atocha supuso un trauma en nuestra historia), eligiendo

timo piso al vacío; pero como dice el autor de esta novela: «La hipótesis del suicidio es la única contemplada desde la autoridad y la investigación es tan precaria que ni siquiera se hacen pruebas de balística a las armas de los policías que lo llevaron al re-gistro del piso en General Mola» (pág. 42).

Novela valiente, arriesgada como pocas, y, a la vez, esclarecedora, firme y lúcida, es esta Atocha 55 de Pérez Azaústre, una obra absolutamente imprescindible para bucear en las aguas turbulentas de una época histórica difícil de un país que em-pezaba a entrever la luz entre las sombras y la híspida niebla de una larga dictadura. Por fortuna, entre el fango y la bruma de la historia, de las áridas y turbias arenas movedizas de aquel tiempo brutal, emer-gieron las figuras de un grupo de jóvenes abogados decididos a pintar con suaves colores libertarios los grises espasmódi-cos de una patria desolada, que aún olía a pisadas de cuero e himnos grávidos en los que levitaba un odio espurio y bífido. De entre los que sufrieron aquel acto te-rrorista, el único superviviente en estos días, Alejandro Ruiz Huertas, es, de al-guna manera, el principal protagonista (atendiendo al noble discurso narrativo) de esta agridulce novela cimentada por el amor, la compasión, la rabia, la solidari-dad y la esperanza límpida en un mundo mejor, más igualitario y justo: «¿Cuántas veces se puede morir? Durante el proceso Alejandro ha llegado a pensar que lo esta-ban matando por segunda vez. Recuerda el primer día en la Audiencia Nacional... Parecía que los estaban juzgando a ellos por haber sobrevivido» (pág. 170). Pero, luego, más adelante, en la novela aparece la luz en momentos como éste: «Alejan-dro anota: No podemos quedarnos aquí. Ni ella ni nosotros. No sé cómo hacerlo, y es terrible, pero hay que avanzar... Manola y Cristina: Lola y todos nosotros tenemos que seguir viviendo» (pág. 188).

En la actualidad, Alejandro Ruiz Huer-tas vive en Córdoba y es un hombre senci-llo, sobrio, humano, con el que uno puede charlar de cualquier tema: medio ambien-te, poesía, política, economía... Joaquín Pé-rez Azaústre, en esta novela extraordina-ria, hace un bello homenaje a él y los que cayeron aquel día maldito, 24 de enero de 1977, donde el plomo intentó destrozar con niebla y sangre el hermoso arco iris de una incipiente democracia que gracias a ellos, a este grupo de abogados, y a su la-bor humanísima y social, fue cimentando las bases de un país más moderno, más li-bre, más justo y solidario. Sólo ya por eso, por el magnífico dibujo que Joaquín Pé-rez Azaústre hace de ese tiempo, merece la pena adentrarse en este libro repleto de amor, ternura, compasión, justicia social y buena literatura.

en los años de plomo intentaban construir levantando las nieblas para urdir un arco iris. En muchos momentos de la narración destella el fulgor de la camaradería que unía a los protagonistas de esta historia luminosa y terrible que a todos nos con-mueve y nos sigue doliendo en las raíces de la sangre: «Porque es de noche, con los últimos compañeros disgregados por las arterias solitarias de la ciudad, cuando la llegada al domicilio se puede convertir en uno de los momentos más peligrosos del día... Javier, tras la sugerencia de Paca, ha incorporado la rutina de turnarse para lle-var en coche a los demás hasta sus domici-lios» (pág. 36).

UNA MUERTE SIN ESCLARECERUnas páginas más delante de este frag-mento, el autor bucea con sensibilidad y un tono elegante, tierno y compasivo, en otro hecho trágico que precedió a la matanza de los abogados: la muerte mis-teriosa de Enrique Ruano, estudiante de Derecho en la Universidad Complutense, que, según la versión oficial -nada creíble-, acabó suicidándose al lanzarse de un sép-

«‘Atocha’ es una obra absolutamente imprescindible para bucear en las aguas turbulentas de una época histórica difícil de un país»

Plomo en el arco irisNOVELA

Pérez Azaústre se adentra en ‘Atocha 55’ en los crímenes de los abogados laboralistas de 1977

Alejandro López Andrada

Joaquín Pérez Azaústre.

CÓRDOBA

‘Atocha 55’. Autor: Joaquín Pérez Azaústre. V Premio de Novela Albert Jovell. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2020.

los mimbres mejores del oficio: persona-jes auténticos, de hondo calado humano, excelentes diálogos, y un ritmo narrativo que consigue fluctuar entre lo histórico y lo trágico, dibujando una historia real que nos atrapa por la veracidad de lo que cuen-ta y el subyugante espacio que dibuja. Así, Pérez Azaústre, cincelando con palabras de seda y cuarcita un tema infausto, consi-gue trenzar un relato magistral en el que se funde el dolor con el amor, la pasión con la ausencia, el amargor con la ternura, la desolación febril con la esperanza en un mundo mejor, más justo y solidario que un grupo de jóvenes abogados laboralistas

Homenaje al lectorBerti propone ingeniosos juegos metaliterarios en ‘Círculo de lectores’

Félix Ángel Moreno Ruiz

relatos

tengo que reconocer que la lectura de Círculo de lectores, la última obra del argentino eduardo

Berti (Buenos aires, 1964), me ha resultado enormemente gra-ta por muy diversas razones. No se trata de un libro de relatos al uso, sino un pastiche en el que caben narraciones, reflexiones, versiones libres de cuentos clási-cos, breves ensayos y aguda crí-tica literaria, todo ello bajo el común denominador del lector como protagonista y como excu-sa para hablar de literatura con mayúsculas.

Con ingenio, gracia y grandes dotes de humor, Berti disecciona los distintos tipos de lector que existen. Como podemos imagi-nar, estos pueden ser tantos co-mo libros se han publicado e, incluso, nos atreveríamos a afir-mar que su número no tiene fin porque, a pesar de que en Círcu-lo de lectores aparecen hasta los más variopintos y estrafalarios (la mujer que releía los mismos libros una y otra vez, el hombre que solo abría los escritos en ale-mán, el que se sabía de memoria hasta la última coma de lo que había caído en su manos, aquel otro que solo podía leer en la habitación de un hotel, el que se ofrecía a los escritores como personaje literario, el que leía

Eduardo Berti.

CÓRDOBA

en sueños, el que compraba una y mil veces el mismo libro, el rico extravagante que coleccio-naba lectores raros en lugar de joyas o de cuadros), en el fondo, quienes sentimos la pasión por la lectura, quienes nos conside-

ramos lectores empedernidos e impenitentes, tenemos nuestras manías, ritos y liturgias. así, he conocido a una persona que co-mienza siempre leyendo el final (especialmente, si se trata de una novela policíaca) y luego retoma

su lectura por el principio, a otra que guarda un pétalo de rosa en la primera página de cada libro que adquiere o alguien le regala, a otra que, antes de abrirlo, aspi-ra el aroma que despide (algunos huelen a humedad; otros, a tinta

de imprenta; otros, a polvo, me dice), a otra que solo lee de noche y en la cama, y a otra que siem-pre lo hace con una taza de té en las manos.

Berti, conocedor de esta rela-ción peculiar que mantiene cada lector con el libro, propone unos ingeniosos juegos metaliterarios en los que cabe de todo: unas ins-trucciones para leer (deliciosa y jocosa reescritura del famosísi-mo relato de Julio Cortázar «Ins-trucciones para subir una escale-ra»), la desternillante explicación de lo que es un narrador, un mé-todo rápido para alcanzar la cate-goría de lector, reformulaciones de portadas de libros famosos, la programación televisiva de una cadena dedicada exclusivamente a la lectura y, para dicha de los seguidores del género policiaco, once versiones distintas del que posiblemente es el mejor relato negro escrito en lengua españo-la, Continuidad de los parques, también de Julio Cortázar. Y es que el genio argentino y su obra cumbre Rayuela están omnipre-sentes en Círculos de lectores, co-mo también lo está el amor que eduardo Berti profesa al lector, que es la razón de la existencia de la literatura porque «muere el último lector en el mundo y con él desaparecen, apenas minutos después, todos los libros del mun-do, todas las palabras escritas, es como si la tinta se evaporase, co-mo si las páginas se pusieran de pronto en blanco».

‘Círculo de lectores’. Autor: Eduardo Berti. Editorial: Páginas de Espuma. Madrid, 2020.

la mirada a la posguerra de almudena Grandes

almudena Grandes prosigue con La madre de Frankenstein su cami-no por la posguerra española en ese periplo por el pasado que le

ha llevado a novelas de gran calado y de gran éxito de público. ahora se adentra en la historia de Germán Velázquez, que vuelve a españa para trabajar en el mani-comio de mujeres de Ciempozuelos.

Germán salió al exilio en 1939 y se fue a suiza, donde vivió quince años, acogido por la familia del doctor Goldstein. Ger-mán conoce a aurora Carballeira, la ma-dre que mató a su hija Hildegart, la cual era una joven muy prometedora por su postura ideológica a favor de los derechos de la mujer. en este encuentro, Germán y aurora se ven como seres que entienden la vida desde dos prismas diferentes. Ger-mán quiere curar la locura de un mundo que se deshace. aurora es una mujer culta pero trastornada, que ya no sabe diferen-ciar la realidad de la ficción.

en este mosaico que es la novela, como Willi Goldstein, porque dentro del con-texto histórico viven perdedores que tu-vieron todo y al final todo lo perdieron. Da la sensación que la narradora coloca a los personajes para que ellos hablen, se sinceren, nos muestren todo lo perdido, el potencial que tenían y que el tiempo se ha llevado.

Da un paso más almudena Grandes en este fresco narrativo, porque compone un tapiz donde todos van tejiendo el telar de la imaginación, con ese hilo frágil que es el tiempo y que va dando luminosidad a las historias tristes que viven y respiran en esta excelente novela de la escritora madrileña.

sociedad que desprecia la cultura porque no sirve para nada, la falta de cultura de María, porque los abuelos consideraban que no servía para nada leer: «Mis abuelos no quisieron ni oír hablar de llevarme a la escuela del pueblo. allí solo iban a en-señarme tonterías que no me iban a servir de nada,...».

está claro que aquel tiempo solo contri-buía a fomentar la ignorancia, la incultu-ra. en los personajes que va desarrollando almudena Grandes vemos los anhelos, las quimeras, todo vive y respira en ellos por-que saben que siempre hay un vacío en cada uno de nosotros, algo que no hemos llegado a ser. también es importante el respeto de la novelista a los personajes: los hace hablar, los escuchamos, todos tienen su sombra y su luz, ninguno está estereo-tipado, sino que profundiza en ellos para que cobren vida y sean verdaderos.

el recuerdo de suiza para Germán es im-portante. Hablan en la novela los exiliados porque muchos perdieron su paisaje tras acabar la Guerra Civil.

Muchos personajes son importantes

Pedro G. Cueto

‘La madre de Frankenstein’. Autora: Almudena Grandes. Editorial: Tusquets. Barcelona, 2020.

Con estos mimbres, almudena Grandes sabe componer un fresco que va llegando al lector a través de los diálogos de los per-sonajes o en monólogos como los que lle-va a cabo aurora, en ese mundo paralelo donde se cree importante para Germán: «Él todavía no lo sabe, claro, y por eso ton-tea con la otra, aunque solo le sonríe, no la toca, que me he fijado muy bien en to-do, pues buena soy yo para pasar algo por alto».

Incluso, llega a decir aurora en su locu-ra: «Y luego, cuando Germán haya cum-plido su misión, podré modificar al fin el destino de la Humanidad, que es para lo que he nacido yo, para fundar una nueva sociedad».

los celos de aurora se dirigen a María, una auxiliar de enfermería que conoce a Germán en el sanatorio y que se convierte en rival de aurora cuando ve que este se fija en ella.

Más allá de todo esto, que puede pare-cer circunstancial aunque sustenta la no-vela, lo que más me interesa del libro es la radiografía que se hace de una época, esa

NoVela

6 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020

Igual que miramos con detenimien-to un mapa para reconocer el punto exacto en que se cruzan las calles, las plazas irregulares, los edificios públi-

cos y privados, los monumentos y rinco-nes exquisitos de una ciudad, así nos po-demos asomar a esta obra de Ana Merino, El mapa de los afectos, ganadora del premio Nadal 2020, donde se cruzan con elegan-cia y hermoso lenguaje los personajes que en ella aparecen hasta conformar una red de vidas y sentimientos que se funden en una lírica reflexión sobre la naturaleza humana.

Es la historia de seres de humanidad esplendorosa, como Samuel, un niño es-condido en su árbol secreto que contem-pla con ternura la vida y la naturaleza. No escapa a su mirada sensible e inteligente la belleza de los animales del bosque, ni las maniobras de los cazadores, ni los idi-lios de amor que la espesura cobija. Allí comienza su adolescencia observando a la joven maestra de la que se enamora plató-nicamente: «Valeria con esos vestidos de algodón floreados, el talle finísimo ceñido por un cinturón grueso de charol, y sus za-patos de tacón fino con un lazo grande» (pág. 14). La chica ha decidido casarse pero se da cuenta de que no soporta un matri-monio que es desgraciado desde el primer instante y se marcha sola, sin Paul, en el primer autobús que sale de aquel destino andaluz, escenario soñado de una idílica luna de miel, convertida ahora en fracaso estrepitoso. No sabe dónde ir y solo quiere huir: «Valeria, con su matrimonio, había querido planear su recién estrenada vida al milímetro, sin darse cuenta de que la vi-da hay que experimentarla más allá de tu propio pensamiento» (pág. 25). Esa tensión que la frustra solo hallará sentido al final del libro, tras el relato de otras muchas his-torias humanas que se cruzan en tupidas redes, para darse después pleno significa-do una a una.

Cada vida adquiere su dimensión en fun-ción de todas aquellas que la atraviesan, como es el caso de Lilian, esposa de un sol-dado de la guerra de Irak, secuestrada por un error fatal, que provoca con su desapa-rición el vacío de su madre, la angustia de su esposo, que caerá en la bebida a raíz de aquella terrible pérdida, y la de sus dos hi-jos que tomarán caminos diametralmente opuestos. Su secuestro es un relato sobre-cogedor que alcanza una gran tensión na-rrativa y atenaza al lector: su angustia den-tro del maletero del coche, sus reflexiones de altísimo nivel psicológico, su marido en constante peligro en la guerra y es ella la que debe afrontar una injusta muerte con el recuerdo de la de su padre, lo único que la tranquilizará en estos últimos y terri-bles instantes: «Para enfrentar la muerte, tenían que estar los muertos a su lado, y la de su padre era la única que podía acom-pañarla con serenidad» (pág. 49). Rabia, celos, locura y venganza, sentimientos es-túpidos que destruyen la vida de una vícti-ma inocente. Asistiremos a la soberbia del mal, al caos de la vida y a quienes, en su

to de Méjico; nos asombraremos ante la crueldad de Claire y más aún ante la plena comprensión de esa crueldad por parte de Irene, símbolo de las personas buenas que pueden revertir con su profunda humani-dad la maldad de otras; habrá espacio para el falso feminismo y la verdadera sorori-dad, el cambio climático, la violencia o el amor a los animales como antídoto contra la tristeza y soledad.

Frente a la maldad, la esencia del bien es siempre más poderosa; se convierte en bál-samo para los dolores vitales y en acicate para disfrutar la vida con ilusión. El libro es un brillante testimonio de la inteligen-cia ética como forma sublime de conducir-se en la vida frente a arteros que copan los primeros puestos o se enriquecen tenien-do menos méritos que el resto: una red de sentimientos y humanidad que sitúa al lector ante el dilema de la vida, llevándo-lo a la reflexión sobre posturas éticas, a la contemplación de sí mismo como si estu-viera frente a un espejo moral. Y, aunque a Aurora, representante de una empresa española de aerogeneradores, la recibe en EEUU un asolador tornado, también hay vientos buenos que producen energía y bienestar. Así son también los sentimien-tos humanos, algo natural como los vien-tos: devastadores unos, balsámicos otros; y en ese aparente caos y vendaval que es la vida, en ese maremágnum de vientos y emociones, los afectos, positivos unos, destructivos otros, conviven en nuestra naturaleza humana para mostrarnos qué vientos pueden guiar con éxito nuestra vi-da frente a las pulsiones destructivas que, en su torpeza, dañan con igual fuerza a las víctimas inocentes como a quienes las originan.

Precioso libro que es una radiografía de la vida y los sentimientos, del poder del amor y la bondad, de la belleza capaz de albergar la fragilidad humana.

vará al amor y la racionalidad, en unos ca-sos, o bien al odio y la sinrazón en otros; pasiones y vidas que se mueven al uníso-no, hasta componer, al fin, una hermosa sinfonía de sentimientos humanos.

Asistiremos a la redención de prostitu-tas como Emily, a la humanidad derrotada y al final esperanzada del camarero exalco-hólico, los compañeros de víctimas y asesi-nos, los hijos y los ancianos, sacerdotes y feligreses, gais y homófobos, migrantes en patera en España o atravesando el desier-

Cartografía de pasiones y vidaNOVELA

Ana Merino gana el Nadal con un libro sobre las complicadas redes del sentimiento humano

Alberto Monterroso

Ana Merino.

CÓRDOBA

‘El mapa de los afectos’. Autor: Ana Merino. Editorial: Destino. Barcelona, 2020.

ignorancia ética, siembran a voleo semi-llas de infelicidad. Todo ese dolor tendrá que ser sanado por la luz de los que con su magnetismo de bondad conforman el mosaico hermoso de la vida. Los persona-jes que llenan cada capítulo atraviesan los demás, enlazados en redes vitales de exis-tencia compartida que adquiere su sentido en la comunión de afectos. Cada vida está condicionada por los seres que nos rodean en un mapa de pasiones, vivencias y dolor; y el magnetismo de esas emociones los lle-

¿QUIÉN ES ANA MERINO?Ana Merino (Madrid, 1971) es poeta, novelista y profesora. Ha

escrito también teatro, ensayo y artículos de prensa. Acaba de

obtener el premio Nadal 2020 con su primera novela ‘El mapa

de los afectos’, pero ya había recibido antes varios galardones

por su labor poética. Con ‘Preparativos para un viaje’ (1995)

ganó el Adonáis. Ha publicado en Visor ‘Los días gemelos’

(1997), ‘La voz de los relojes’ (2000) y ‘Juegos de niños’ (2003),

obra con la que ganó el Premio Fray Luis de León; también

‘Compañera de celda’ (2006) y ‘Curación’ (2010), que fue

accésit del Premio Jaime Gil de Biedma. Otros poemarios de

Ana Merino son ‘El viaje del vikingo soñador’ (2015) y ‘Los

buenos propósitos’ (2015). Ana Merino ha escrito novela

juvenil, ‘El hombre de los dos corazones’ (2009), un álbum

ilustrado, ‘Martina y los piojos’ (2017), obras de teatro: ‘Amor

muy frágil’ (2013), ‘Las decepciones’ (2014), ‘La redención’

(2016) y ‘Salvemos al elefante’ (2017).

Los poemas de la escritora madrileña han sido traducidos

a varios idiomas y aparecido en más de treinta antologías.

También ha escrito ensayos como ‘El cómic hispánico’

(Cátedra, 2003), o monografías, ‘Chris Ware’ (2006); ha

recibido el accésit de Carmen de Burgos por su labor

periodística.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020 7

A los que la historia política eu-ropea no nos deja indiferentes, difícilmente nos hemos podi-do explicar que una nación co-

mo Gran Bretaña, la única incontestable-mente liberal y creadora del liberalismo a lo largo de sus últimos siglos, el país que dio expresión política, bajo el Parti-do Liberal, a la nueva clase emergente de la burguesía y promovió decisivas refor-mas, y puede ofrecer una panoplia de lí-deres de primera línea como Robert Wal-pole y protagonizó la edad áurea del par-lamentarismo con primeros ministros como Grey, Melbourne, Russell, Palmers-ton, Gladstone y Lloyd George, ese país viera un tanto flemáticamente cómo ese secular partido rector de los destinos del Reino Unido acabara desapareciendo de la escena prácticamente al final de la vic-toria de la primera guerra mundial.

A esa pregunta se aprestó a dar una cum-plida respuesta el periodista e historiador inglés George Dangerfield (1904-1986), en 1935, con un libro que ha quedado como un clásico de la historiografía británica, y un título sugestivo y casi novelesco, The strange death of liberal England, que lo lanzó a la fama. Trasladado en 1930 a Estados Unidos, en 1953, sería galardonado con el premio Pulitzer de historia por su obra La era de los buenos sentimientos, tras trabajar como editor de la revista Vanity Fair. En 1965 publicaría El despertar del nacionalis-mo americano, 1812-1828, sumergiéndonos con estos nuevos libros en la epopeya esta-dounidense como antes lo había hecho en la vida política británica. El vívido pulso narrativo de estas obras, y principalmente la que nos ocupa, haría que llegaran a con-vertirse en libros de culto para muchos universitarios anglosajones.

Este clásico de la historiografía inglesa ha sido, por fin, publicado en España por la editorial Tecnos, en impecable y exce-lente traducción de Pablo Fernández Can-dina, y avalado por un enjundioso prólo-go-estudio de cincuenta preñadas páginas, debido al profesor Alfonso Cuenca Miran-da, que nos introduce meridianamente en la ya para nosotros un tanto remota y ne-bulosa época de la Inglaterra eduardiana.

Gracias a la brújula que nos ofrece di-cha iluminadora introducción, el lector español podrá adentrarse y orientarse con paso expedito por las zozobras y vaivenes de la vida política británica de principios del pasado siglo, y degustar la prosa his-toriográfica, de elevada temperatura li-teraria en ocasiones, que -como afirma el prologuista- «puede considerarse una obra maestra, uno de esos libros que dejan hue-lla indeleble».

El profesor Cuenca Miranda llama la atención sobre «el profundo conocimiento por parte del autor de la naturaleza huma-na, de la dinámica del poder y, en general, del fluir de los acontecimientos históricos. Ello hace que se haya podido situar a Dan-gerfield en la línea de la «mejor» historia, la de Tucídides y Tácito. Y efectivamente, el pulso narrativo -histórico, insistimos-

en comparación con las del continente, pero generalizada y constante, que hizo que, en 1907, se perdieran por huelgas dos millones de días laborables, y en 1912 alcanzara la enorme cifra de cuarenta millones. Conflictos y huelgas que, como resume Cuenca Miranda, «hicieron tam-balearse al sistema, teniendo como prota-gonistas al sector minero, a los transpor-tistas (en especial, los obreros portuarios) y a los empleados del ferrocarril, con in-usitada violencia y enorme capacidad or-ganizativa», y con los que el país quedaba prácticamente paralizado durante perío-dos prolongados, con graves situaciones de desabastecimiento, llegándose incluso a temer una auténtica revolución en las islas. A todo lo cual habría que añadirse el problema de la rebelión en el Úlster y toda la cuestión irlandesa, en la que se llegó al riesgo casi inminente de una guerra civil en toda la isla.

Con la paz de Versalles comenzaba ya otra época en la que el viejo partido whig se difuminaría languideciente, pero gran parte de su importante legado pasaría a impregnar, en cierto modo, tanto al vie-jo partido conservador como a las nuevas opciones laboristas y, sobre todo, al tono general de la vida inglesa.

ro todo esto ya se venía fraguando desde antes del conflicto mundial. Dangerfield, según el prologuista, «es muy consciente de que en el fondo, lo que vino después, la guerra, las reformas, la movilización de las masas, los nuevos movimientos... era inevitable, pues respondía de hecho a pro-fundas corrientes históricas».

Después de sacrificar a varias generacio-nes de ciudadanos, a cientos de millares, de vuelta de las trincheras, los que torna-ban, vivos o maltrechos, demandaban una mínima e inaplazable recompensa. «De ahí que no sea casual el hecho de que tras la Gran Guerra sea el gabinete (liberal) de Lloyd George quien ponga los verdaderos cimientos de lo que más tarde (tras el se-gundo estallido bélico mundial) será el moderno Estado del bienestar (y lo mismo ocurrirá en otros países)».

Una serie de decisivos movimientos so-ciales se venían produciendo ya antes de la Gran Guerra que venían propiciando lo que luego aparecería como súbita defun-ción del Partido Liberal; entre ellos Dan-gerfield detecta y estudia, por una parte, la oposición de la Cámara de los Lores; en segundo lugar, lo que nuestro autor deno-mina la «rebelión de las mujeres», propi-ciada por el poderoso movimiento sufra-gista que en Inglaterra tuvo un carácter transversal, y al que se sumaron féminas de diferentes clase y condición, y que fue severamente sofocado, con terribles esce-nas de alimentación forzosa, y supuso in-creíbles dotes de heroísmo junto a enor-mes sacrificios por parte de ellas; y en ter-cer lugar, la «rebelión de los trabajadores», una rebelión fundamentalmente pacífica

«Nos interesa subrayar no solo el contrastado rigor histórico de la obra, sino la extraordinaria calidad literaria de su estilo, con excelentes retratos»

La muerte de la Inglaterra liberalHISTORIA

La editorial Tecnos recupera un clásico de la historiografía de George Dangerfield

Carlos Clementson

George Dangerfield.

CÓRDOBA

‘La extraña muerte de la Inglaterra liberal’. Autor: George Dangerfield. Editorial: Tecnos. Madrid, 2019.

del autor inglés bien puede compararse con el de ambos magisterios. Quien abre el libro queda arrastrado ya desde la pri-mera línea -y no es una frase retórica- por una corriente que le llevará, con distintas velocidades, eso sí, hasta el deslumbrante epílogo».

RIGOR HISTÓRICONos interesa subrayar no sólo el contras-tado rigor histórico de la obra, sino la extraordinaria calidad literaria de su es-tilo, con excelentes retratos psicológicos y semblanzas, que alcanza unos elevados kilates, con sus correspondientes dosis de sarcasmo e ironía, y que en el brillante epílogo, dedicado a las víctimas del frus-trado desembarco de Galípoli, simboliza-da en la muerte del poeta Rupert Brooke, logra la lengua inglesa del siglo XX uno de sus más delicados e inolvidables acentos.

Recordemos que 1933 es el año en que Hitler, tras las elecciones, asciende a la cancillería, e Italia se siente confortable-mente instalada en el fascismo. La Gran Guerra, pues, había supuesto una inespe-rada sacudida para el mundo liberal; pe-

8 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020

Del campo al seminario‘Papel de estraza’, un ensayo novelado de Jose Castillejo sobre la educación

Federico Abad

NOVELA

Nueve años después de la aparición de su li-bro de relatos El labe-rinto de los días, y tras

seis desde la edición de su poe-mario Sin tiempo para jugar, Cas-tillejo Valero publica su primera novela en una atractiva edición de Libro de Arena, joven edito-rial cordobesa con una valiente apuesta por obras sólidas de au-tores menos conocidos.

Conviene recordar, para enten-der el sentido de la obra, que José Castillejo ha ocupado un desta-cado lugar en el ámbito educati-vo cordobés como coordinador provincial de los equipos de Pro-moción y Orientación Educativa, profesor de Psicopedagogía de la UNED, director de varias revistas sobre educación, formador del profesorado y autor de libros y artículos sobre educación.

Papel de estraza está concebida como una autobiografía nove-lada en siete cuadernos o capí-tulos, y puede encuadrarse per-fectamente en la categoría de las novelas de aprendizaje o Bil-dungsromane. Durante su conva-lecencia en la casa de sus padres, el narrador escarba en un baúl y se topa con una hoja de papel de estraza donde su madre había envuelto el pan. Allí aparece es-crito un texto que puede consi-derarse el íncipit de la novela, la madrugada en la que él, Julián, comienza a trabajar en el campo con su padre, después de que el

José Castillejo.

CÓRDOBA

maestro de la escuela lo despida diciéndole que ya ha aprendido todo lo que necesita.

Aunque la obra no ofrece datos

de ciudades ni de edades del pro-tagonista, cabe inferir que cubre la preadolescencia y la adolescen-cia. El primer cuaderno cubre el

periodo de primavera y verano en el que el chico trabaja con su pa-dre en el campo. La precisión en la plasmación del mundo rural hace de esta primera sección una obra autosuficiente. Las labores del campo, la abnegación con las que son ejercidas por aquel niño, desarrollan muchos de los mejo-res pasajes de la obra.

Pero desde ese momento se presenta el dilema crucial del relato con importantes ramifi-caciones éticas: trabajar para mejorar el patrimonio familiar o escapar de esta tradición para desarrollar la propia educación. Esta disyuntiva, en la que la ma-dre juega un papel primordial, tiene como resultado que aquel niño ingrese de interno en una institución religiosa de la ciudad para estudiar los seis cursos del antiguo bachillerato, cursos que corresponden a los restantes cua-dernos. A lo largo de ellos la bio-grafía novelada va cambiando de sentido al tiempo que se va cons-truyendo la personalidad del na-rrador. Encontraremos perfecta-mente trazados los ingredientes propios de este género literario: el amor platónico, el cultivo de la amistad, las relaciones fami-liares, las vicisitudes de los estu-dios, el placer del deporte y del ocio, etcétera.

Elemento clave de la atmósfe-ra de la institución es la falta de libertad. Sin embargo, el narra-dor no responde ni con el arma de la rebeldía ni se da a la auto-compasión. Aunque vive bajo la constante amenaza de no poder

continuar sus estudios, es tal su fe en su propia formación, en la educación en suma, que aprende a cosechar oportunidades en este ambiente opresivo. Y la mayor de todas será, por supuesto, su ple-na entrega a la cultura a través de los libros, de la literatura.

Pese a los sufrimientos que le origina aquella rígida educación, el narrador encuentra sus refe-rentes en aquellos profesores con los que disfruta aprendiendo. De este modo la enseñanza se con-vertirá en su verdadera vocación, que no podría desarrollar si con-tinuara los estudios religiosos. Así pues, a medida que avanza la lectura, el lector comprende el sentido esencial de Papel de es-traza: no es una biografía en sen-tido estricto, no es tampoco una novela, sino un ensayo novelado sobre pedagogía. El maestro Cas-tillejo, el pedagogo, va desglosan-do al tiempo que se desarrolla la trama su visión humanista de la educación. Hay una clara inspi-ración del Humanismo cristiano que impregna el Concilio Vatica-no II, al que el libro dedica sus-tanciosos pasajes -como los de-dica a Ghandi o a Martin Luther King-, con una simpatía que no se oculta hacia la teología de la liberación.

El narrador acabará compren-diendo que su papel como edu-cador será, precisamente, evitar las situaciones de injusticia y de marginación que le tocó vivir, y trabajará por y para una educa-ción inclusiva donde los más dé-biles, los más desfavorecidos, ten-gan las mejores oportunidades.

‘Papel de estraza’. Autor: José Castillejo Valero. Editorial: Libro de Arena. Córdoba, 2019.

Todas las sombras del mundo

Enrique Cerdán Tato (Alicante, 1930-2013) es, en mi opinión, uno de los narradores, en espe-cial cuentista, más destacados de

la generación española del cincuenta y la siguiente, según le incluyamos en uno u otro grupo en atención a su fecha de naci-miento o la de sus primeros libros, grupo generacional, compartido con Juan Goyti-solo, García Hortelano, Sánchez Ferlosio o Caballero Bonald, o en la generación del 60, mas renovadora, condicionada por el boom latinoamericano, por Tiempo de silen-cio y por la obra de Sánchez Espeso o Félix Grande. La cuestión es que Cerdán Tato no quiso salir de Alicante y ese posiciona-miento periférico, en aquellos años, jugó en contra de la popularidad que, sin du-da, habría tenido de vivir en alguno de los centros de decisión editorial.

bien, y así se hace, y ofrecerlo bien contex-tualizado, pues su verdadera actividad so-cial no fue estrictamente política -solo en algunos momentos, durante el franquismo estricto-, sino que lo suyo fue un compro-miso cívico que mantuvo hasta su último aliento.

Espléndido escritor, personalmente me quedo con este necesario libro-homenaje que debe estar en todas las librerías cultas, sus cuentos, género en el que mostró una infrecuente maestría, y con su inolvidable conversación, chispeante, irónica y lumi-nosa.

los muchos meticulosos y sensatos estu-dios que hay sobre su obra desde puntos de vista diversos que van de la erudición a la emoción de la cercanía y el nostálgico recuerdo de la persona.

Pero, sobre todo, estas cuatrocientas pá-ginas son un enorme y necesario fresco sobre la cultura alicantina y española de la segunda mitad del siglo XX, por el que desfilan proyectos conseguidos y frustra-dos, iniciativas culturales, centenares de nombres propios, y un panorama abierto y culto de lo que sucedía en ella, tanto en el ámbito de lo literario, como cultural, so-cial y político.

En este último sentido, en lo político, Cerdán Tato fue muy activo, vinculado al partido comunista, primero, al socialista después, y de por libre en los últimos años, aspectos sobre los que escribió mucho y bien, como su ensayo sobre la literatura soviética, o su Geografía carcelaria de Miguel Hernández. Pero esto hay que explicarlo

Ricardo Bellveser

‘Todas las sombras del mundo.Homenaje a póstumo a Enrique Cerdán Tato’. Edita: Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti. Alicante, 2020.

Ahora, 90 años después de su nacimiento y siete de su muerte, se le acaba de rescatar del silencio con un libro-homenaje, publi-cado hace unas semanas por el vicerrecto-rado de Cultura, Deporte y Lenguas, junto al Centro de Estudios Literarios Iberoame-ricanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante, un volumen coordinado por Joaquín Juan Penalva y Manuel Valero Gó-mez titulado Todas las sombras del mundo.

En este imprescindible libro, en el que han colaborado 22 profesores y críticos, al-gunos tan destacados como Ángel L. Prieto de Paula, Yasmina Yousfi, María Teresa Na-varrete, Cecilio Alonso -magnífico artículo el suyo sobre el Grupo Silbo- o José Luis Fe-rris con su carta privada, se ofrece una ima-gen de conjunto de este singular escritor. Atractivas son las páginas que nos ofrece Francisco Moreno, en las que extrae de una entrevista que le hizo al autor, materiales para una biografía.

En ella se nos presenta tal como era, o

ENSAYO

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020 9

Conciencia del ser‘La rebeldía’, una alegoría sobre el deterioro de los valoresCarmen Díaz Margarit

poesía

La única manera de lidiar con un mundo que no es libre es llegar a ser tan completamente libre que

tu propia existencia sea un acto de rebelión», escribió Camus. es-ta postura moral explica bien el espíritu de esta nueva entrega de María antonia ortega y de su propia vida, donde la concien-cia del ser, la belleza, el alma, la igualdad y la libertad son el bas-tidor de su poética. esta obra se puede entender como alegoría, desde el primer poema donde denuncia la corrupción contem-poránea, el deterioro de todos los valores que diferencian la humanidad de las bestias. María antonia utiliza alegóricamente la casa para referirse a la huma-nidad y a la naturaleza que han sido atacadas, y donde se ha ins-talado la corrupción. se personi-fica en la poeta al ser expulsada de su casa milenaria, de los prin-cipios clásicos de la esencia hu-mana, donde solo podrá quedar simbólicamente como una cria-da y como una poeta a la que na-

María Antonia Ortega.

CÓRDOBA

die lea. Las imágenes se singu-larizan con especial delicadeza. en la casa -símbolo de la poesía y de la esencia mística del ser hu-mano- ha irrumpido la prostitu-ción. ortega quiere divinizar a la vida como Flaubert. La vida es la que ha asolado la casa de la poeta y de la conciencia, la exis-tencia humana, que se sublima a través de la belleza. Considera a la sociedad responsable de la ignominia. Frente a la naturale-za, la sociedad, la vida y el mun-do, sólo nos queda la justicia de la muerte en estos poemas clari-videntes: «Los poetas y la muer-te/se parecen/en que restituyen la igualdad». ortega escribe una poesía reflexiva donde dialogan las ideas abstractas. Con el paso del tiempo, a lo único a lo que puede aspirar la poeta es a la lealtad. La escritora emprende entonces un viaje simbólico. La soledad cuida de los rebeldes y los incomprendidos. ortega con-tinúa en una poesía clara, diáfa-na, su reflexión humanista con la alegoría del río de Heráclito que a veces evoca el mar: «Todo fluye y nada permanece». Tam-bién rememora la otra orilla del

río, la de los marginados, la po-breza, a los que han sufrido mu-cho espiritualmente, a quienes como cita la poeta de simone Weil: «la desdicha suprema/ha tocado la parte más pura de su alma». el pensamiento orteguia-no es amigo de la calma, el sue-ño, la paz y desprecia cualquier atisbo de venganza, siempre es-téril. Y como Baudelaire, admi-rada y dotada por la belleza. La rebeldía es un libro unitario, es casi un único poema, donde dis-tintos personajes dialogan co-mo en una tragedia griega. pero el desenlace no es la derrota, si-no la victoria del individuo, del ser, del poeta, de la naturaleza,

de la soledad, de la igualdad. el tema de la creación es una cons-tante en el proceso lírico de La rebeldía, es el espacio que salva a María antonia ortega del dolor y la vejez. La poesía le ha dado lealtad, amor y libertad, la poeta evoca los días en los que confió en el mundo, cuando la juven-tud nos hacía ilusos. Como tam-bién recuerdan schopenhauer y Wilde, la rebeldía es la virtud original del hombre. es el único refugio de la inteligencia frente a la imbecilidad, como también piensa ortega. Nadie mejor que ella para explicar su poesía: «es necesario nacer de la concien-cia para poder escribir poesía.

De una conciencia y una liber-tad que nace del amor y de la sa-biduría, que es lo contrario del espíritu mundano y de la nece-dad. el camino de la poesía es el de la depuración total». su poe-sía es la de una poeta consagra-da que conoce la poética erudita y la del pensamiento como sólo alguien como ella podría enten-der.

‘La rebeldía’. Autora: María Antonia Ortega. Editorial: Huerga & Fierro. Madrid, 2018.

al oeste del oeste

Cuando el australiano John Kin-sella publicó en 1995 The Silo. A pastoral symphony, se granjeó los elogios de la crítica internacio-

nal. Han debido transcurrir casi veinti-cinco años para que aterrice en español de la mano de La Garúa, gracias a la tra-ductora norteamericana Katherine M. Hedeen y al poeta cubano Víctor Rodrí-guez Núñez. Un tiempo durante el cual ha ido ganando vigencia, como si la fle-cha que Kinsella arrojó hacia el futuro se hubiese clavado en nuestros días en el centro de la diana, pues señala algu-nos de los mecanismos que explican, en-tre otras catástrofes ambientales, los in-cendios que este verano han devastado buena parte de la isla.

El silo. Una sinfonía pastoral aúna en su título la fuerza evocadora de ese ele-mento arquitectónico protagonista del paisaje rural con el cuidado meticuloso de la musicalidad de estos poemas. No

se, los canguros atropellados se pudren en los capós de los coches, las ovejas tras-quiladas sangran sobre el paisaje y la at-mósfera cargada de calor en verano pone sobre la cosecha un «extremo peligro de fuego».

pese a todo, la voz el poeta logra emer-ger para reafirmarse frente a este mundo en el poema «Disparos»: «Vacío la recáma-ra y dreno la pólvora./Rompo las miras y sello el cañón./Renuncio a la caza, a la carne a la matanza./abrazo el azote de la mañana fría,/el vuelo del loro, el gruñi-do/del zorro, la utilidad del conejo». Kin-sella muestra cómo lo que la insensatez destruye, el amor puede transformarlo en poesía.

diversión («He visto fotos/en una lata de galletas/que muestran a muchachos/sen-tados en montículos/de cadáveres de co-nejos», escribe).

el australiano nos presenta pinturas; cuadros de sus paisajes y retratos psicoló-gicos en los que no persigue la fidelidad del realismo, sino la expresión de unos sentimientos corales que responden una gran pregunta: ¿quién es Kinsella? el poema «Leonardo da Vinci», organi-zado como un díptico, extrae la pulpa del libro: después de una primera parte en la que describe la muerte de anima-les y la destrucción de bosques a manos de los granjeros, afirma: «las ideas que cantan no se deben fundir con palabras si se quiere preservar la cordura. en vez, pinta cuadros y destila una verdad moral de esto».

El silo nos invita a un universo poéti-co que parece sacado de un western vio-lento, donde los jóvenes llenan sacos de loros que se asfixian en un maletero, los granjeros talan los eucaliptos de las már-genes de un río que acaba desbordándo-

es casual la elección de un título que co-incide con el de la Sinfonía número 6 de Beethoven, obra que el alemán subtituló Recuerdos de la vida campestre, y de la que, explicó, consistía «más en expresión de sentimientos que pintura de sonidos». Kinsella ha seguido este guion. El silo se articula en cinco «movimientos» y su composición obedece al recuerdo de su vida campestre en el mundo de la aus-tralia occidental donde se crió, un lugar que poco tiene que ver con lo bucólico y mucho con lo exuberante, salvaje e indo-mable de la naturaleza y unos hombres tan empecinados en someterla y, con fre-cuencia, aniquilarla, que en esa lucha ab-surda se destruyen a sí mismos.

esos pobladores, nos cuenta, son los descendientes de los que llegaron expul-sando y masacrando a los aborígenes, como refleja en «La venta del siglo»: «el sitio de este pueblo fue ‘comprado’/a los Nyoongahs/por un saco/de harina blan-ca/y una escopeta/ torcida»); los que des-estabilizaron gravemente el ecosistema al introducir una especie invasora por

José García Obrero

‘El silo.Una sinfonía pastoral’. Autor: John Kinsella. Editorial: La Garúa. Santa Coloma de Gramenet, 2019.

poesía

10 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO7 DE MARZO DEL 2020 11

poesía

Creo que fue el catedrático de literatura de la Universidad de Murcia Francisco Javier Diez de Revenga quien dedicó un ensayo a la poesía de senectud de la generación

del 27. Ignoro a ciencia cierta si cabría aplicar ese concepto a la poesía última de enrique Morón (Cá-diar, Granada, 1942), catedrático de literatura en enseñanza secundaria y miembro de la academia de Buenas Letras de Granada. su última entrega, Elegías (2019), continúa en rigor la línea marcada por algunos de sus libros anteriores, tanto en la cla-ridad y fluidez verbal como en la ligereza rítmica y métrica, así como la gravedad temática en su con-junto. por elegía debemos entender una composi-ción lírica en que se lamenta la muerte de una per-sona, se elogian sus virtudes o se hace referencia a cualquier otro acontecimiento infortunado. en-tre griegos y latinos era una composición en dísti-cos elegíacos, formada por hexámetros y pentáme-tros de múltiples temas. en las Elegías de enrique Morón se canta al desencanto y se canta lo que se ha perdido, al paso inexorable del tiempo y los ins-tantes de gozo y dolor que quedan atesorados en la memoria. Hay un acentuado sentimiento de triste-za y melancolía en la obra de este poeta granadi-no quien, de la mano del amor, la naturaleza, la amistad y la misma literatura ha sabido ir sortean-do los desniveles de la existencia con elegancia y cierta desazón interior. Desde la antesala de la ve-jez, asiste, ubicando en la soledad y el desencanto, desde la tristeza y la melancolía que gravaron de orfandad su infancia y primera juventud, al ocaso de una forma de ver y entender el mundo que for-jó sus más firmes convicciones y que se torna en

incertidumbre, ansiedad y desasosiego en los días que vivimos. así, en los poemas de la primera par-te, «Crónica del desamparo», el autor granadino se sitúa ante la conciencia del desvalimiento humano y a que conduce el devenir existencial, con el paso del tiempo, y la merma de facultades físicas, la sole-dad y la pérdida de los seres queridos. Una desazón o un desasosiego de quien se adentra en una etapa de la vida para la que no encuentra otros referentes que los que conforman el pasado. De ese sentimien-to se libera el poeta a través de los afectos familia-res: el amor de la esposa y los hijos, especialmente, y los amigos. es lo que nos viene a explicitar en la segunda parte del libro «amor poniente» que, a pe-sar de mostrarnos la apariencia declinante de los sentimientos y las emociones humanas en el mo-mento presente, resultan vitales para continuar afianzándonos en ella. en «el mundo en que vivi-mos», la tercera parte, el poeta constata la incerti-dumbre y desazón que la sociedad actual provoca en los espíritus sensibles y atentos a unos cambios que, no necesariamente, han de ser para bien. Con-tra ellos alerta el poeta y los desenmascara, enten-diendo que, bajo su apariencia, no se oculta más que dolor y desesperación para la humanidad pe-regrina. en los poemas de la cuarta parte, «Balada interior», el autor realiza un ejercicio de introspec-ción para desvelarnos sus más íntimas conviccio-nes, sus señas de identidad y todo aquello que le ha ayudado a sortear los desniveles de la existencia en busca de la felicidad, apelando a los recuerdos y a los afectos; como así ocurre en las palabras que dedica a sus hijos o en el poema que cierra el libro: «aquella adolescencia», la edad clave para la forma-ción del futuro hombre y poeta que empezaba a es-cribir los poemas que luego quemaría.

poesía testamentariaLa gravedad temática y la fluidez verbal de enrique Morón

José Antonio Sáez

‘Elegías’. Autor: Enrique Morón. Editorial: Nazarí. Granada, 2019.

Enrique Morón.

CÓRDOBA

Todahora llegaAntonio Luis Ginés

si llega la hora de plasmar una apuesta, una estética que lleve un cierto sello per-sonal, o al menos, que escape de la gene-ralidad, es probable que podamos pen-

sar en este poemario de Manuel Mata, con el que se alzó con el premio de poesía Irreconcilia-bles. el tono prosaico -que en no pocas ocasio-nes domina el centro de la escena- a veces se di-rige a crear ese punto de tensión que suele ele-var el poema, sin precipitar el final, sino con equilibrio contenido. Fronteriza, la voz siempre cuenta algo, en verso, siempre pasa algo, se per-cibe entonces una motivación, no es la simple contemplación, lo estático, y ello crea un dina-mismo cómplice que nos inocula el poema de forma vertiginosa. solo diecisiete poemas para armar este libro, tal vez no parece mucho, pe-ro mejor dejar lo esencial al desfile de versos in-trascendentes.

Manuel Mata construye con estas piezas -y con fotos de su propia cosecha- un tono y un ritmo, una serie de secuencias que son parte de un mundo que nos transmite, desde lo personal hacia lo universal, porque la conexión suele ser fluida, y en el que el destello -cuando se produ-ce- no es producto de algo aleatorio, sino de una construcción equilibrada. Lo lírico queda diluido dentro de ese tono que tiende a lo prosaico, pero está ahí, en su desnudez, en esa huella de lo ex-perimental que la palabra permite.

La sencillez no significa simpleza. Llevada ade-cuadamente produce una impresión primera y luego un efecto bien distinto más expansivo, so-bre todo cuando se da una lectura reposada. Las imágenes y metáforas, generalmente, sugieren, sobre todo perfilan el espacio que se está pisan-do, y el que se reconoce mejor el poema, alcan-zando los momentos más álgidos de algunas pie-zas. además están las fotos que el autor inserta entre los poemas. plasman una serie de instan-táneas que complementan la palabra escrita, sin estridencias, con cierta suavidad y sensualidad en ocasiones, como si las líneas curvas calmaran el posible vértigo de las frases. Casi podemos re-conocer una cierta estructura circular con dos poemas «Querido niño» y «Circular». el primero casi abre el libro, y el segundo sí lo cierra. piezas casi a modo de epístolas, más discursivos, con fraseo corto y directo, en busca de un impacto en quien recibe la sugerencia. sin perder de vista otros poemas como «Los pájaros», «el movimien-to del mundo» etc, de alta intensidad, y no son los únicos. Curiosamente estos dos se construyen (hay más) con la figura paternal o familiar, muy presente. otro detalle es el estilo conversacional de la voz, siempre habla con alguien -estilo indi-recto-, siempre busca esa presencia cómplice que le sirva de referencia. Hay un tú, digamos que perceptible, sobre el que descansa el discurso, y que permanece al otro lado, y el yo se refuerza en su agilidad y en su fluidez, frente a esa otra figura que a veces se hace más visible, y otras se mantiene tras la niebla. Una apuesta estética que mantiene coherencia de fondo y frescura, en una mirada sin filtro que cautiva.

‘Toda hora’. Autor: Manuel Mata Piñeiro. Editorial: Cántico. Córdoba, 2019.

La heterodoxia estética acude a este camino con sus bagajes an-tirrealistas, alegóricos, con pro-fundas imágenes oníricas, pero

hondamente inserto en una humana realidad, en una realidad que nos con-cita para la vida en toda su gran dimen-sión, tanto para la vida desatinada co-mo para la vida nueva, la vida que se encuentra en el día a día.

Jurado López pretende concentrar sensaciones vitales en este poemario lú-cido en donde la palabra adquiere una singular trascendencia, no convencio-nal, diferente, que apuesta siempre por el estupor y un imaginario que permita al lector no hollar caminos andados.

Existe desde el título inicial, La destruc-ción del cielo, una profunda herida, una mirada interior grave, una subterránea contemplación del mundo desde múl-tiples perspectivas: elegíaca, alegórica, sarcástica, simbólica..., con la imagen del ángel como hilo conductor, cuyas alusiones nos recuerdan a la obra So-bre los ángeles, de Rafael Alberti. Un án-gel que inaugura el poema inicial: «Los ángeles mortalmente pálidos, cuello de ganso,/sin flechas/en el carcaj, beben en un arroyo repleto de culebras/de sol». A través de esa imagen onírica en la que se produce una alegorización de ese mundo, nos está advirtiendo de que el cielo está blindado, ajeno al sufrimien-to y la sinrazón y, como en el poema de Blas de Otero, Dios permanece aislado en su búnker. El cielo está blindado, pe-ro también el cielo se agujerea. Hay un sentido de la existencia que comienza a estar presente desde el momento en que ese Dios, que ha perdido la fe, ese Dios que se ama solo asimismo, parece haber dejado al ser humano a su albur en una línea de pensamiento que ya había in-augurado Unamuno y que continuaría Blas de Otero.

Y partir de ahí, vamos entrando en nuestro mundo, en nuestra realidad, las sirenas desgarran la ciudad, surge una simbólica puerta abierta que nos va mostrando la esencia de un escenario oscuro, un mundo donde todos temen, un «valle de los dientes de perro», que metafóricamente indica en uno de sus poemas.

Existe hermetismo pero también ex-pectación, sensación de vivir una exis-tencia negada, un mundo no convencio-nal en donde hay sufrimiento, en donde el viento del norte es negro y aúlla, en donde solamente queda enumerar la tristeza y el desconsuelo. Una poesía que nace para la paráfrasis, pero también pa-ra las emociones, los estremecimientos, la profundidad en la esencia de lo real con su batahola alegórica de «Ángeles turbios de poderoso sexo/que llegan del lugar sagrado de los retretes/ponen un pie en el reino de las sombras». Esas sombras, esos ángeles de la muerte, que van apoderándose progresivamente del poema y penetrando directamente en la vida. Una vida, que, según Jurado López,

Hacia la humanidad‘La destrucción del cielo’, de Manuel Jurado López

Francisco Morales Lomas

Manuel Jurado López.

«está en los pequeños detalles»; y esa vi-da es «irritante, irritable, prendida/con punzones, lluvia de espinas/para una vida llena de tiempo gris, más allá del/tiempo inestable». Una vida hermosa pe-ro una vida absurda, devastada.

Surgen entonces poemas que expre-san un tiempo desolador, como el de-dicado a Sarajevo: «Habían bailado por última vez en el Sloga de Sarajevo/mien-tras fuera estallaban las granadas». Y la imagen de la gente en cola para buscar pan negro o leche, y el miedo a los caba-lleros de negro mientras se derraman las copas. Salutación de la muerte.

Una mirada que nos permite entrar en una serie de poemas que descubren la barbarie, que denuncian la persecu-ción del ser humano, los asesinatos... y, al mismo tiempo, nos muestran su compromiso con esa realidad y el dolor, expresado a través de múltiples imá-genes que muestra un sabor agrio, o el icono de «la ciudad que ya no/volverá a ser nada./Donde estaba la botica hay un burdel de hadas alcohólicas». Y sobre to-do el desamparo ante el poder del más fuerte.

Todo ello construido con un discurso a veces narrativo, otras axiomático o re-

flexivo, implosivo, con matices para el sarcasmo como respuesta ante la imposi-bilidad de evitar esas tumbas, esas fosas comunes de Ucrania, esos fantasmas...

Un poemario intenso y comprometido con una sociedad dolorida: el anciano perdido, la mujer diezmada, viudas con sus muertos, el vagabundo que se detie-ne ante la luna de un escaparate y com-para su mísera indumentaria y sigue el camino a ninguna parte, los apátridas que llegan de lejanas tierras: «¿Vosotros quiénes sois? ¿Qué lengua habláis? ¿De dónde venís? ¿De qué región habéis si-do/expulsados? ¿Acaso sois apátridas?». Un mundo que le hace estallar irónico al poeta: «Hay que ser moderno -piensa-, frívolo, disoluto,/lucir rapada/la cabeza, depilado todo el cuerpo». Siempre existe en su palabra un profundo arraigo del sentido del ser en la tierra, un ser para la vida y para la muerte, inmerso en el dolor: «Ser hombre/es un malentendido de la naturaleza, una equivocación irre-mediable».

En definitiva, una lírica profunda-mente vital y humana, comprometida con el ser en una suerte de singular hu-manismo cívico.

CÓRDOBA

‘La destrucción del cielo’. Autor: Manuel Jurado López. Edita: Diputación Provincial de Huelva. Huelva, 2019.

«... una lírica profundamente vital y humana, comprometida»

MODOS DE VER

Poesía y cineFrancisco Gálvez

Luis Buñuel, antes poeta

que cineasta, dijo que el

cine era un instrumento

de la poesía. Y hoy no son

pocos los poetas que en

alguno de sus libros o en

varios tienen algún poema

que se refiere al cine o películas dedicadas

a la poesía. No son escasas las ocasiones

e influencias mutuas. Por citar algunos

ejemplos, El club de los poetas muertos (1989),

verdadero devocionario poético, sobresale

sobre otras por su esencia, alcance y talante

poético de «ser» en la poesía, de otros

momentos que nada tienen que ver con la

actualidad. Paterson (2016), de Jim Jarmusch,

que como sabemos es el título de un libro

de William Carlos Williams, aunque los

versos que aparecen en la pantalla son en

realidad de Ron Padgett, poeta, ensayista,

narrador estadounidense y miembro de la

segunda promoción de la Escuela de Nueva

York, lo hace desde la mirada de las cosas

sencillas y corrientes, la belleza poética de

los más pequeños detalles. El lado oscuro

del corazón (1992), film que se alimenta de

poemas de Benedetti. Howl (2010), el poema

de Allen Ginsberg que marca el inicio de

la generación beat. Además de los biopic

El cónsul de Sodoma (2009), sobre la vida de

Jaime Gil de Biedma, o La luz con el tiempo

dentro (2015), sobre la vida de Juan Ramón

Jiménez y también habría que decir de

Zenobia Camprubí, de tanta importancia

en la vida del premio Nobel. Y otras más que

aquí no encuentran su espacio. Y por decir

un libro de poemas muy reciente: La sonrisa

de Audrey Hepbur (2015), de Sonia Betancort.

La poesía actual, desde hace décadas, tiene

cierta tendencia a la claridad, a tocar más el

suelo que las nubes, más cercana a la vida

de hoy mismo que todos vivimos diaria y

cotidiana, el mismo o parecido sentimiento

que a todos nos embarga en una sociedad

global, hacia las cosas que nos rodea,

trabajo, el amor y momentos. Hay poesía

de la mirada, de nosotros mismos y de los

otros.

A este respecto Padgett nos dice: «No hay

ideas sino en las cosas», y tanto William

como Padgett están obsesionados por los

objetos, la motivación de lo que tocamos y

nos hace sentir. Emoción es poesía. Sólo por

El club de los poetas muertos y Paterson, entre

otras, merece la pena esta conexión de cine

y poesía.