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PARTE TERCERA Capítulo 111 Sale Morgan de La Española para Providencia" y se la toma. Margan y sus compañeros partieron del Cabo Tiburón (1) el 16 de diciembre de 1670, y después de cuatro días de navegación llegaron a la altura de la isla de Providencia que seguía ,en poder de los españoles; en ella recluyen a los delincuentes de sus dominios antillanos En ciertas esta- ciones del año llegan ,allí inmensas bandadas de palomas. CUatro venas de agua la riegan, pero dos se secan en el verano. Sus babitantes no ejercen ninguna clase de comercio, ni tampoco siembran nada que no sea lo estric- tamente necesario para su sustento, aunque.esa tierra produciría muy buen tabaco. Tan pronto o(>mo llegó Margan cerca de la isla envió su mejor velero a ver si no había allí barcos enemigos que le impidiesen desembarcar. Temía también que los isleños previnieran a las autoridades españolas .. Al día siguiente, antes de amanecer, la flota pirata entró en la bahía ,de Aguada Grande, en donde recientemente los españoles h!lbian emplazado una batería de cuatro cañones. Margan desembarcó con más o menos mil hombres que dividió en escuadrones, y con ellos se aventó al monte sin más guías que unos pocos hombres que habían estado en la isla cuando Mansvelt la romó y la saqueó. Ese mísmo día llegaron a cierto lugar donde los gobernadores tenían antes su residencia; allí estaba la batería llamada La Plataforma, pero no hallaron a nadie en ella, ,pues los españoles se habían ,trasladado a la isla más pequefta que, como hemos visto antes, esta tan junto a la grande que un pequefto puente las une. Estaba la islíta tan bien fortificada que pareei!! inexpugnable. Y los españoles, apenas vieron llegar ,a los piratas, comenzaron a vomitarles me· tralla tan furiosamente que eSe dia no pudieron avanzar un solo paso. Así pues, se retiraron a descansar sobr.e la hierba, la que para ellos no era cama extraña acostumbrados como estaban a dormír a campo raso. Lo que si les aflígia era el hambre, ya que en todo el día no habían probarlo bocado. y para colmo de males a eso de media noche comenzó a llover ,tan copiosa- (1) En La EspaJ'iola -39-

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  • PARTE TERCERA

    Captulo 111

    Sale Morgan de La Espaola para Providencia" y sela toma.

    Margan y sus compaeros partieron del Cabo Tiburn (1) el 16 dediciembre de 1670, y despus de cuatro das de navegacin llegaron a laaltura de la isla de Providencia que segua ,en poder de los espaoles; enella recluyen a los delincuentes de sus dominios antillanos En ciertas esta-ciones del ao llegan ,all inmensas bandadas de palomas. CUatro venas deagua la riegan, pero dos se secan en el verano. Sus babitantes no ejercenninguna clase de comercio, ni tampoco siembran nada que no sea lo estric-tamente necesario para su sustento, aunque.esa tierra producira muy buentabaco.

    Tan pronto o(>mo lleg Margan cerca de la isla envi su mejor veleroa ver si no haba all barcos enemigos que le impidiesen desembarcar.Tema tambin que los isleos previnieran a las autoridades espaolas..

    Al da siguiente, antes de amanecer, la flota pirata entr en la baha,de Aguada Grande, en donde recientemente los espaoles h!lbian emplazadouna batera de cuatro caones. Margan desembarc con ms o menos milhombres que dividi en escuadrones, y con ellos se avent al monte sin msguas que unos pocos hombres que haban estado en la isla cuando Mansveltla rom y la saque. Ese msmo da llegaron a cierto lugar donde losgobernadores tenan antes su residencia; all estaba la batera llamada LaPlataforma, pero no hallaron a nadie en ella, ,pues los espaoles se haban,trasladado a la isla ms pequefta que, como hemos visto antes, esta tanjunto a la grande que un pequefto puente las une.

    Estaba la islta tan bien fortificada que pareei!! inexpugnable. Y losespaoles, apenas vieron llegar ,a los piratas, comenzaron a vomitarles metralla tan furiosamente que eSe dia no pudieron avanzar un solo paso. Aspues, se retiraron a descansar sobr.e la hierba, la que para ellos no era camaextraa acostumbrados como estaban a dormr a campo raso. Lo que siles aflgia era el hambre, ya que en todo el da no haban probarlo bocado.y para colmo de males a eso de media noche comenz a llover ,tan copiosa-

    (1) En La EspaJ'iola

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    mente que aquellos pobres diablos tuvieron que aguantar las cantaradasde agua sin poder capearse, y arropados slo con camisa y pantalones, sinmedias ni zapatos No les qued ms recurso que derribar unos ranchitosy hacer fuego de su madera. Hallbanse entonces en tal situacin que sisobre ellos hubieran caido cien hombres regularmente armados, los habranmasacrado. Al romper el alba ces 19. lluvia y comenzaron a limpiar susarmas y secar la plvora que se les haba mojado; en seguida reemprendieron la marcha. Mas a poco volvi a llover ms recio an que antes-tal como si el cie10 se hubiera rajado impidindoles seguir avanzandohacia los fuertes desde donde los espafioles volvieron a cnfionearlos sininten upcin desde que los vieron. \

    Grandes eran los apuros de los piratas cuyas vidas peligraban 11 causade las inclemencias del tiempo, de su desnudez, del hambre y de las balasespafiolas. Pudieron por suerte matar en parte el hambre gracias a uncaballo viejo y trasijado que encontmron en el campo todo cubierto de ps-tulas y mataduras. Acto seguido lo sacrificaron y los ms afortunados al-canzaron una pizca de carne que asaron y devoraron sin sal ni pan, quems que gente parecan lobos famlicos La lluvia no cesaba de caer yMargan comenz a oir refunfuas de gentes que querian regresarse a losbarcos Ante el desmayo espiritual y flsica de los piratas, Margan resolvirepentinamente aplicar un remedio singular. Y fue que orden aparejaruna canoa que con bandera blanca fuese a donde el gobernador espafiolcon este mensaje: "Si dentm de pocas horas no se entrega con toda latropa, le juro que entrar al fuede y pasar a cuchillo a todos sin perdonara nadie".

    A medio da regres la canoa con la siguiente respuesta: "Deme doshoras de tregua para consultar en junta de oficiales. Al cabo de ese tiempole dare una respuesta definitiva". Y a la hora indicada el gobernadorenvi dos canoas con bandera blanca, y a dos emisarios para hablar conMorgan, pero antes de desembarcar pidieron que los piratas enviaran a dosde los suyos en prenda de seguridad. Morgan envi a dos de sus oficiles,y los espaoles saltaron a tierra diciendo que el gobernador haba resueltoentregar la isla por no tener suficientes fuerzas para defenderla contra unaarmada tan poderosa Pero al mismo tiempo rogaba a Margan que, parasalvar el gobernador y sus subalternos su reputacin de soldados, simulasela siguiente estratagema: Que Margan llegara de noche cerca del puenteque une a las dos islas y atacara el fuerte de San Jernimo; que al mismotiempo la fIoh entera se acercara al fuerte de Santa Ana y lo atacase,desembarcando en el interin ms gente cerca de la batera de San Mateo;que estas tropas recin desembarcadas capturaran al gobernador que enesos momentos ira tratando de llegar al fuerte de San Jernimo, yaparentaran obligarlo a entregar dicho fuerte; y que l llevara a los inglesesal interior del mismo bajo la ficcin de que eran ims propias trOpilB, que

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    de una y otra parte tiraran continuamente, pero sin balas, o bien al aire,a fin de que nadie resultase muerto ni herido, y que entonces, habiendoganado dos fuertes -los principales de la isla- no habra razn de expo-nerse por los otros.

    Acept Margan la propuesta advirtiendo que el gobernador debia hacerhonor a su palabra, pues que de lo contrario los tratara con la may,ordureza Reiteraron los espaoles su promesa y se despidieron para ir adar cuenta de lo acordado con el pirata, quien orden a la flota entrar alpuerto y que sus hombres se prepararan para atacar esa noche la fortalezade San Jernimo. Y dio comienzo la fingida batalla con incesante fuegode artillera disparado desde los navos y de los fuertes de la isla, pero sinbalas, conforme a lo pactado. Despus de este simulacro de batalla desem-barcaron de noche en la islita los piratas y se apoderaron de ambos fuertes,obligando ,a los espaoles -pero de mentiras- a huir y refugiarse en laiglesia. Se haba ordenado al gobernador mantener a toda su tropa ence-rrada, porque si los piratas encontraban a un espaol en las calles, lotiraran.

    Bajado el teln de este sainete, declara~on los piratas guerra a lasgallinas, al ganado y a todo gnero de comestibles. No se ocuparon porcierto tiempo ms que en hartarse y en farrear. Si haba escasez de leapara cocinar, se metian en cualquier casa y la demolan para hacer fuegocon su madera. Al da siguiente juntaron a todos los prsioneros quesumaron 450 entre hombres, mujeres y nios, distribudos as: 190 solda-dos; cuarenta personas casadas, cuarenta y tres nios; 34 esclavos delrey, con 8 nios; ocho delincuentes; 39 negros esclavos pertenecientes aparticulares; 27 negras y 34 nios. Los piratas desarmamn a los soldadosy los enviaron al campo a traer viveres; las mujeres se quedaron rezandoen la iglesia.

    En seguida inventariaron los piratas el material blico capturado. Losfuertes eran nueve, a saber: El de San Jernimo, contiguo al puente tena8 caones de a 12, 8 Y 6 libras, ms 6 pipas con 10 mosquetes cada una.Aqu hallaron 60 mosquetes con suficiente plvora y toda clase de muni-ciones; el segundo fuerte, que era el de San Mateo, tena 3 caones de 8libras cada uno; el tercero, y principal de todos, llamado Santa Teresa,contaba con 20 caones grandes de a 18, 12, 8 y 6 libras, con 10 pipas demosquetes, como los que ya dije, y 90 mosquetes ms, fuera de otros per-trechos. Este fuerte era de piedra y argamasa, de muros muy anchos ytena a su alrededor un foso de veinte pies de hondo, que aunque estabaseco era difcil de pasarlo. El fuerte no tena ms que una sola puerta deentrada en el centro del mismo. Adentro tena un cabaUem casi inacce-sible con 4 caones en la cima, desde donde se poda disparar directamentesobre el puerto. Por el lado del mar este fuerte era inexpuguable, debidoa las rocas contra las cuales rompe furiosamente el oleaje; por el lado de

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    la montaa est emplazado sobre una loma con un solo caminito que llevaa l de 3 4 pies de ancho. El cuarto fuerte, llamado San Agustin, tenia3 caones de a 8 y de 6 libras. El quinta, La Plataforma de la Concepcin,contaba nicamente con 2 caones de a 8 libras. El sexto, el San Salvador,tenia igualmente 2 caones. El sptimo, que nombraban Plataforma delos Artilleros, tena te.mbin 2 caones. El octavo, el Santa Cruz, tena3. y el noveno, de nombre San Jos, tena 6 de a 12 y 8 libras, adems de2 pipas de mosquetes y bastantes municiones.

    En la Santabrbara hallaron ms de 30 000 libras de plvora, con todaclase de muniCiones, lo que fue llevado a bordo de los barcos. Los caone~espaoles fueron clavados y taponeados, y los fuertes demolidos, excepto elde San Jernimo en que se acuartelaron los piratas. Morgan pregunt sientre los delincuentes haba alguno que fuera nativo de Panam o deportobelo Le llevaron a tres que dijeron conocer muy bien los pueblos ycaminos que conducen a esas ciudades. Les pregunt si queran servirlede guas y llevarlo a Panam por los mejores y ms seguros caminos, y que,si cumplian bien su encargo, les dara la misma parte que a los piratas detodo lo que saque.aran en esa expedicin; y que despus los llevara a Ja-maica en donde les dejara en libertad. Los delincuentes aceptaron de buengrado la propuesta, prometiendoservir1e fielmente en todo lo que l man-dara. El que fue ms enftico de los tres -el peor bribn y ms grandeladrn y asesino de todos los de su laya- mereca que por sus crmenesle rompieran tod03 los huesos y no que por todo castigo los espaoles lotuvieran prestando servicio militar en la guarnicin de la isla. Este ban-,dido ejerca gran influencia sobre los otms dos, y los dominaba asu capricho.

    En seguida mand Morgan aparej,ar cuatro navos y una chalupa contodo lo necesario para ir a tomarse el castillo del ro Chagres (1) emplazadosobre el ro de ese nomb,e. No ira l con el grueso de la flota para nodespertar en los espaoles la sospecha de que tena puesta la mira enPanam. Embarc en ellos a cuatrocientos hombres que salieron a cumplirla orden del cabecilla. El, entre tanto, se qued en la isla de Providenciacon el resto de su gente esperando la noticia del xito de sus armas.

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    hombres barridos por la artillera. Esto les preocup mucho, pues ese erael nico punto por donde por fuerza haban de atacar, y no tenan comodefenderse de la metralla. Y .ms todava: El lugar en que se asentabael castillo y sus anchos muros hacan dudar del xito del ataque. Y loque era volverse, ni pensarlo, pues teman la burla de sus camaradas dela isla.

    Fnalmente, despus de vacilaciones y disputas, resolvieron arriesgarel todo por el todo lanzndose al asalto sable y granadas en mano. Losespaoles se defendklll con denuedo volndoles metralla y grtndoles al \mismo tiempo: "Venid, perros ingleses, enemigos de D10s y de nuestrorey; que tambin entren los que vienen detrs; jams llegaris a Panam!"Los piratas trataron de escalar los muros pero fuelDn rechazados de vueltaal campo en donde esperaron la noche para volver a la carga. Luego, alamparo de las sombras intentaron otra vez escalar el muro y arrancar laempalizada. En esto estaban cuando ocurri algo extraordinario que diola victoria a los piratas. Y fue que habiendo una flecha atravesado departe a parte a un pirat,a, ste se la sac y tomando un poco de algodnque llevaba envolvi la flecha en l, y ponindola dentro del can de sumosquete la devolvi al patio del castillo. La plvora encendi el algodny la flecha cay en el techo de una casa de caa y pajas que haba dentrodel castillo sn que de pronto los defensores lo advirtieran. Otros dosranchos cogeron fuego tambin y las llamas llegaron hasta el polvorn queestall.

    Los espaoles descuidaron la defensa tratando de apagar las llamasque se propagaban a toda la fortaleza, pero no tenan agua suficiente, delo cual se aprovecharon los pir.atas para pegarle fuego tambin a la empa-lizada. Las llamas invadieron entonces varios puntos del castillo ante elespanto de los espaoles. Y habiendo el fuego abielto brechas en la em-.palizada que al desplomarse cegaba junto con mucha tierra el foso, lospiratas avanzaron sobre la madera medio quemada y la tierra amontonadapara invadir el castillo. Visto lo cual por algunos espaoles que no estabanatareados en extinguir el fuego, corrieron a lanzarles bo.mbas incendiariasy ollas llenas de materias fecales. Muchos ingleses fueron contenidos.

    A pesar de la porfiada resistencia de los espaoles, antes de medianoche se haba quemado toda la empalizada y los piratas seguan empe-ados en la toma del castillo; para lo cual -con todo y que las llamasseguian crepitando- avanzaban a gatas, y por entre los claros dejadospor ellas disparaban contra los defensores que desde lo alto del muro caanabatidos Con el alba vieron los piratas lleno el foso de tierra de maderachamuscada, de suerte que los defensores estaban ahora, como los piratasantes del asalto, a cuerpo descubierto; y comenzaron a mandarles graniza.das de balas que diezmaban a los espaoles. Y moran all porque su ca-

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    mandante les haba ordenado emplazar los caones en las brechas abiertasal derrumbarse la empalizada y los muros.

    Segua el incendio avanzando y los piratas, desde afuera, tratabande impedir con sus disparos que los espaoles apagaran las llamas. Unaparte de los piratas se ocupaba de esto, y otra vigilaba los movimientosdel enemig.o. A eso de medio dia los ingleses lograron alcanzar una brechaque el propio gobernador defenda con veinticuatro soldados. Y la ganarona pesar de la denodada resistencia de los espaoles armados de mosquetes,picas, piedras y espadas; pese a todo, los piratas entraDOn y tomaron elcastillo. Los espaoles que sobrevivieron al asalto se lanzaron desde losmuros del castillo al mar, prefiriendo morir de esa ,manera antes que pedircuartel; pocos -si es que alguno-- salvaron la vida. Retirse el comandante al cuerpo de guardia en donde haba dos caones para seguir defendindose hasta lo ltimo, cuando una bala de mosquete le destroz elcrneo matndolo en el ,acto.

    Muerto el comandante y tomado el cuerpo de guardia, hallaron ancon vida a unos treinta hombres, de los cuales ni diez siquiera estabansanos Estos dijeron a los piratas que ocho o nueve soldados habanescapado yndose a Panam donde seguramente daran la noticia. Estostreinta eran los nicos que quedaban de la guamicin de trescientos C9.torceque defendan el castillo al comienzo del asalto, y no encontraron lospiratas a un solo oficial con vida. Hicironlos prisioneros y les obligarona decir lo que saban acerca de los futuros planes de sus jefes. Declararonentre otras cosas que tres semanas antes el gobernador de Panam habarecibido noticias de Cartagena respecto de que los piratas estaban ,armandouna flota en La Espaola con el propsito de temarse la ciudad de Panam.y esto ms: Que lo mismo habia informado un pirata desertor del Riohacha (1) en donde los piratas se estaban abasteciendo de maz. En vistade lo cual el gobernador envi al castillo 164 hombles de refuerzo, msmuchas provisiones de guerra y de boca; la guamicin ordinaria era deslo 150 soldados. Y ms todava: Que el gobemador tena armadas a lolargo del rio Chagl'es varias emboscadas, y que con 3,600 hombres esperababatir a los piratas en las llanuras de Panam.

    La toma del castillo cost a los piratas muchsimos hembres en comoparacin con los que generalmente perdan en acciones similares. Porqueaqu tuvieron muchas ms bajas que las sufridas en la isla de Providencia.Haciendo cuentas murieron ms de cien y ms de setenta resultaron heridos. Ordenaron los piratas a sus prisioneros lanzar desde arriba de losmuros derruidos del castillo a la costa del mar a sus propios compaerosmuertos y enterrarlos all. Los heridos fumon llevados a la capilla delcastillo que fue convertida en hospital,y all mismo encerraron a las mujeres.

    (1) En Colombia

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    Enterado Morgan de la toma de Chagres, y viendo que ya nada tenaque hacer en Providencia, se dispuso a zarpar de all y mand embarcartodo lo que pudiel'a encontrarse de maz y de casabe para llevar a la gentedel castillo. Echaron al mar, en cierta parte de la isla que ellos conocan,los caones de la misma con el propsito de sacarlos despus y volvedos amontar a fin de mantenerla bien fortificada y hacerla nido permanente depiratas. Orden tambin pegar fueg.o a todos los fumtes, salvo al de SantaTeresa, que l consideraba el ms slido y seguro, pal'a poder utilizado asu regreso de Panam Llevndose a todos los prisioneros isleos tendivelas para el ro Chagres, a donde lleg a los ocho das. Y fue tan grande \el reg.ocijo de la flot'l al divisar la bandera inglesa flameando en lo msalto del castillo, que los pilotos, sin parar mientes en los peligros que pudieraoponedes la barra del rio, se adentraron atrevidamente en ella. Cuatronavos encallaron, y uno de ellos fue el del propio Margan; pero tuvieronla suerte de s'llvarse todos los hombres y el cargamento que llevaban Masno as los barcos que a causa de un fuerte norte que se levant fueron aestrellarse contra los arrecifes de la entrada.

    Subi Margan al castillo entre los vitores y aclamaciones tanto dede parte de los que ya estaban en l, como de los que iban llegando.Despus de escuchar el relato de la victoria mand que los prisionerosfueran a tl'abajar en las reparaciones, y sobre todo en la ereccin de unanueva empalizada que ciese el castillo y sus dependencias. Quedabanan en el rio algunas barcas espaolas llamadas por ellos chatas, utilizadasen el transporte de mercaderas en el rio, y que tambin van hasta Portobelo Llevan las tales chat'ls comnmente dos grandes caones de hierroy cuatro pequeos de bronce. Tomronlas todS y adems cl1atl'O bongosy los botes que hallaron En el castillo dej Margan una guarnicin de500 hombres, y en los barcos que quedaron en el rio 150 ms. Cuandotocio estl1VO en orden parti a Panam a la cabeza de 1.200 Llevaba pocasprovisiones de boca en la esperanza de quitrselas a los espaoles que loagl1ardaban emboscados en varios puntos del camino.

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    siaban encontrarse con indios o espafioles para oomer de lo que pudieranquitarles.

    Al cuarto dla la mayor parte de los piratas marchaba en la selvadetrs de uno de los guas. El resto iba por agua remontando el ro enbongos con otro de los guas que siempre ba a la punta con dos de losbongos; con ojo listo escudriflaba ambas riberas por si vea espafioles em-boscados. Estos tenan tambin quienes espiaban el paso de los piratas,de manera que seis horas antes de que stos ltimos llegaran a un puntodeterminado, ya los espaoles saban a qu horas iban a llegar. Para \medio da estaban cerca de un puesto llamado Toma Caballos Aqu co-menz el gua a dar gritos de alarma diciendo que haba enemigos embos-cados. Se alegraron los piratas, pues pensaron que all hallmian que co-mer; pero al llegar al lugar lo encontraron desierto, ya que los espaflo!es,al verlos aproximarse, huyeron sin dejar atrs nada ms que unos cuerosde vino vacos y migajas de pan desperdigadas en el suelo. Decepcionados ycolricos echaron abajo unos ranchitos y pusieron a cocer los cueros paracomlselos, pues ya sentan secas las entraas. Luego oomenzaron abanquetearse con los cueros cocidos. Y habrian disfrutado ms del festn sino hubieran surgido lias a causa del alagartamiento de algunos Por lashuellas que vieron calcularon que 500 espaoles haban ocupad" el lugar,y se lamentaban de que no los hubieran esperado, pues que, decan, habranmatado el hambre sancochndolos o asndolos a la parrilla.

    Despus que se comieron los cueros desocuparon el lugar y ya de nochellegaron a Toma Muni. Aqui tampoco encontraron a nadie; todo solitariotambin. Y la bsqueda de vveres por los alrededores result igualmenteinfructuosa Los espaoles no dejaban pero ni pizca de comida, y el hamobre aguijoneaba cada hora ms y ms a los piratas Por dichoso se tenaaquel que por previsor se habia guardado un pedazo de cuero cocido y selo engullia con bastante agua, que era lo nico que alli haba en abundan-cia. Aquellos que nunca han comido otra cosa que los guisos cocinadospor su mamacita se preguntarn cmo esos hombres podian tragarse y dige-rir esos cueros tan secos y duros Y yo les digo: Que si alguna vez llegarana saber lo que es hambre como esa que llevaban los piratas, se la quitariandel mismo modo que ellos. Primero cortaban el cuero en trocitos que enseguida majaban entre dos piedras y lo estregaban remojndolo en el riopara ablandarlo; luego le raspaban el pelo y ya estaba listo para la olla oel asador. Por ltimo 10 hacan salpicn y se lo zampaban con copiososbuches de agua.

    A medio da de su quinta jornada llegaron a Barbacoa. Y ocurri lomismo que en los otros lugares: ni un alma; y ni un animal siquiera paradevorarlo Pero recorriendo las inmediaciones encontraron varios sembrados de hortalizas, y tras una ms intensa bsqueda dieron con una cueva

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    recin cavada en la pura roca en donde hallaron dos sacos de harina, trigoy otros bastimentas Don dos grandes vasijas de vino, y pltanos. Margan,que saba cun necesitados de un bocado iban sus hombres, y que muchospodan morir de hambre en el camino, mand distribuir lo hallado en justaproporcin a la mayor o menor necesidad de cada cual. Sintindose yareconfortados reanudaron la marcha con mayores bros que antes. A losque por debilidad ya no podan caminar los llevaron a 10s bongos y los queiban en ellos pasaron a tierra. Y siguieron avanzando hasta que bienentrada la noche llegaron a unas tierras en cultivo en donde acamparonSeguan sin comer porque los espaoles dejaban barridos los lugares quedesocupaban.

    y por el sexto da consecutivo siguieron unos caminando y otroshogando, aunque descansaban con frecuencia debido a 10 dificultoso delviaje en s y a la debilidad que agobiaba a todos. Races y hojas era lonico que coman Por fin, a eso de medio da llegaron a una haciendaen donde encontraron un grane110 hasta los topes de maz. Derribaronlas puertas y cogieron de eso a puos para comrselo crudo. Reparadaslas fuerzas, prosiguieron la marcha llevando cada quien abundantes racio-nes del grano. Al cabo de una hora cayeron en una emboscada puesta porlos indios. Todos arrojaron las cargas de maz que llevaban para poderpelear con ms soltura y esperanzados de encontrar all provisiones Perouna vez ms todo fue puras ilusiones: no hallaron indios, ni comida, ninada. Vieron s, en la margen opuesta del ro, una partida como de cienindios corriendo como conejos Hubo entre los piratas quienes se echarana nado al ro con la esperanza de coger alguno, pero se remojaron en baldeno vindole a los indios las vueltas. Y no slo burlaron a sus perseguidores,sino que mataron a flechazos a dos o tres mientras les gritaban desde lejos:"Ah, perros, a la sabana, a la sabana, all los esperamos!" No pudieronavanzar ms ese da porque tuvieron que cruzar al otro lado del ro paraproseguir viaje, as que all vivaquearon esa noche Sin embargo, nadiepudo dormir bien a causa de las murmuraciones de la gente. Muchos sequejaban del trato de Margan manifestando deseos de \'olverse. Otros,por el contrario, juraban que primero moririan en el intento antes que darun solo paso atrs. Y otros an, con mayor intrepidez, rean y bromeabande todo lo que oan. Uno de los guias los ,animaba dicindoles: "Nopasar mucho sin que obtengamos la primera victoria".

    El sptimo da por la maana amanecieron limpiando sus armas, ytodos hicieron un disparo de su pistola o mosquete, pero sin bala, slo paraver si no les fallara a la hora de la verdad. Hecho lo cual cruzaron el roen los bongos quedando atrs el lugar en donde haban vivaqueado quese llama Santa Cruz. Siguieron caminando en direccin a La Cruz, yestando todava lejos de ese poblado vieron mucho humo salir de lascasitas. Esto les alegr, pues renacieron sus esperanzas de hallar gente,

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    y, sobre todo, comida. Y se dieron a especular haciendo suposiciones quefueron todas castillos en el aire. Como sta: "En donde hay humo hayfuego, y alli sale de todas las casas; as que lgicamente, tendr que haber,ollas en los fogones".

    Por fin entraron en carrera sudando como caballos, y todo para noencontrar alma viviente en el poblado, ni tampoco nada con que llenarel buche; slo los fuegos encendidos que no les servan para nada. Losespafioles, antes de huir, haban incendiado las casas, pero no las quepertenecan al rey, que eran las bodegas y caballeriza

    Mas ni aun all encontramn un caballo siquiera. Les confort unpoco el hallazgo de unos cuantos perDOS y gatos que en el acto sacrificarony devoraron con famlico apetito Continuando la rebusca dieron en elestablo del rey con dieciseis jarras de vino peruano y un zurrn de pan.Pero apenas se echamn los primeros tragos todos se sintieron enfermos.Esto los asust mucho, pues creyeron que el vino estaba envenenado. Masla verdad era que, yendo como iban con el estmago lleno slo de porqueras que haban comido en el camino, el vino les cay mal. Y tan malamente enfermaron que tuvieron que quedarse en ese lugar hasta el dasiguiente por la tarde que ree,mprendieron el viaje. Queda este pobladoa 9' 2' de latitud norte, a veintiseis leguas de Chagres y a ocho de Panam.Hasta all pueden llegar las embarcaciones, y all tambin llegan las recuasde Panam a traer y llevar mercaderas.

    Morgan tuvo que dejar los bongos y tirarse al monte con todos sushombres que iban ya casi extenuados Mand los bongos de vuelta aChagres para evitar que por ah donde andaba se los cogieran los espafioles, pero dej escondido uno para utilizarlo de correo en caso de quetuviera que enviar mensajes all. Muchos indios y espafioles de estecasero huyeron a las fincas vecinas Morgan orden estrictamente quenadie saliera del casero sino en partidas de cien; as el enemigo no podrabatidos Pero algunos, oontraviniendo la disposicin, salieron en buscade viveres. A stos los sorprendieron los indios y espafioles atacndoloscon furia y capturaron a uno que se llevaron prisionero. Ni todo el desvelo de Morgan impidi que algunos desobedecieran sus rdenes.

    En el octavo da de viaje envi Morgan por la mafiana doscientoshombres a reconocer el camino de Panam y ver si no haba espafiolesemboscados, pues la ruta tena desfiladeros estrechsLmos por donde slodiez o doce hombres podan marchar en orden, y en ciertos puntos ni aunesos. Tras de diez horas de camino llegaron a Quebrada Oscura. Aqu,de pronto, vieron llover sobre ellos tres o cuatro mil flechas sin que pudie.ran saber de dnde ni quines las tir,aban. Al fin descubrieron una rocamuy alta horadada de parte a parte por un tnel a travs del cual no poda

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    pasar ms que un caballo El diluvio de flechas desooncert por un mo-mento a los piratas, especialmente porque no saban de dnde venan. Alrato, cuando dejaron de tirarles, se metieron al monte en donde vieron correra muchos indios hacia un escondite desde el cual podan espiar a los pira-tas. Sin embargo, la tropa indgena no se movi de su puesto resuelta adisputarles el camino Y pelearon reciamente hasta que su capitn cayal '8uelo herido, y aun ya herido de muerte, sacando fuerzas de su agona,y sin querer rendirse, hizo un ltimo esfuerzo, se incorpor y blandi suazagaya hiriendo a un pirata, pero antes de que pudiera esgrimirla contraotro fue rematado de un pistoletazo. Y esa misma suerte corrieron muchoscompaeros suyos, que como valientes perdiemn la vida en defensa de sutierra y sus hogares.

    Trataron los piratas de hacer algunos prisioneros indios, pero siendostos infinitamente ms giles se escaparon matando antes a ocho e hiriendoa diez de sus perseguidores. De haber sido los ndos mejores militarespudieron haber defendido el desfiladero sin dejar pasar a uno solo. A pocoandar llegaron los piratas a una extensa planicie con muchos valles desdedonde divisaron una pal,tida de indios all adelante en lo alto de un cerromuy cerca del camino por donde forzosamente deban pasar. DestacMorgan a cincuenta de los ms sueltos con instrucciones de apoderarse dealgunos para hacerles decir dnde vivian sus paisanos. Pero nada. Losindios se escurrieron entre el monte apareciendo luego en otro lugar desdedonde les gritaron: "A la sabana, cornudos, perros ingleses!" Los piratas,entre tanto, vendaban a sus heridos.

    Haba en el centro de este paraje un bosque con un cerro a cadalado; los indos suberon a uno y los piratas al otro. Sospechando Morganque en el bosque haba enemigos ocultos, envi doscientos hombres aexplorar. Indios y espaoles, en vindolos bajar del cerro bajaron ellostambin como si fueran a enfrentrseles Pero al Ilegal' al bosque desapa-recieron no dejndose ver de nuevo, y as los piratas pudieron seguir caminoa Panam.

    Al anochecer llovi tan copiosamente que los piratas tuvieron que,apretar el paso en urgente bsqueda de casa donde guarecerse y evitarque se les mojase la plvora. Pero los indios haban pegado fuego a todoslos ranchos de esos contornos y llevndose el ganado y sus provisionespara que los piratas se vieran obligados a volverse No obstante, tras unaintensa bsqueda hallaron unos pocos ranchitos, pero en ellos nada decomer. y no siendo los tales suficientes para albergar a todos, sacaronde cada compaa a unos pocos para que adentm ,cuidaran las armas detodos. Los que tuvieron que quedarse a cielo abierto aguantaron toda lanoche los inclementes remalazs de agua.

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    A la maana siguiente, que era el noveno da de la jornada, Morganorden proseguir la tediosa marcha bajo un cielo nuboso, lo cual era prefe-rible a los das anteriores plenos de un sol ardiente, pero el camino era ahorams dificultoso que el que haban recorrdo. A dos horas de marcha divi-saron a unos veinte soldados espailoles que los espiaban de lejos Trataronde capturar alguno, pero desaparecieron escondindose seguramente encuevas que los piratas no conocan. Llegaron por fin a lo alto de unamoritaila desde donde dvisaron el Mar del Sur. La vista los llen dejbilo como si ello significara el fin de sus trabajos y privaciones. All enel ocano se veian un navio y ses embarcaciones pequeas que se dirgan,a las islas de Taboga y Taboguilla. Al bajar la montaila entraron en unvalle en donde pMltaban numerosas reses de las que sacrificaron unascuantas para hartarse de carn"e Y mientras unos destazaban toros, vacas,caballos y ms que todo bUlTOS -de los cuales haba muchos- otros reco-gan leila y encendan fuego 'Destazados los animales y cortada la carneen tasajos la echaban a las llamas y la sacaban apenas chamuscada paracomrsela as Pues era tal la canina que ms que europeos parecan can-bales con la sangre chorrendoles de las barbas a la cintura.

    Matada al fin el hambre, Morgan orden seguir adelante. Y otra vezmand cincuenta hombres a la avanzada con el encargo de coger a todotrance algunos prisioneros, pues ya le preocupaba el no haber podido hallara nadie que pudiera informarle acerca de las fuerzas enemigas. Al atardecertoparon a unos doscientos soldados espafloles que se dedicaron a gritarlesimproperios que ellos no puderon entender. Poco despus, vieron, por vezprimera, la ms ,alta torre de una iglesia de Panam. El jolgorio quearmaron fue descomunal. Aventaban sus sombreros, gritaban y saltabande alegra como si ya hubiera obtenido la victoria y realizado sus ms dora-dos sueos. No hubo trompeta que no sonara ni ta.mbor que no dejase oirsu ra-ta-plan aquella tarde. La exaltacin era universal. Y esa nochevivaquearon en un ambiente de alborozo esperando ansiosamente la mafianapara atacar la ciudad En la tarde se les acerc un piquete de cincuentamontados que al or la algazara salieron de la ciudad a reconocer el campo.Se acercaron al campamento casi a tiro de mosquete precedidos por unatrompeta que sonaba maravillosamente. Los de a caballo gritaban hastaenronquecer a los piratas: "Perros, ya nos veremos!" Habindolos amenazado de esa manera se regresaron a la ciudad, menos unos siete u ochoque se quedaron rondando el campamento. Inmediatamente despus la ciu-dad comenz un cailoneo contra los piratas que dur toda la noche, peroel daflo de las balas fue minimo o nulo. Y luego volvieron .a dejarse verlos doscientos de la tarde, haciendo como si iban a quedarse all paraimpedir que los piratas pudieran escapar la dermta que les infligran.Pero, aun vindose rodeados, en vez de anlanarse y apenas hubieron puestoCentinelas, abrieron sus mochilas y en el suelo se pusieron a comer a doscarrillos y a dos manos los tasajos de came de res, de caballo y de burro

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    que haban guardado a medio da. Terminado su yantar se echaron adormir sobre la yerba y a digerir tranquilamente su cena, imp.acientes slopor que amaneciera.

    Temprano de la maliana del dcimo da se form en orden toda lagente y al sol de trompetas y tambores emprendieron marcha rumbo a laciudad, pero uno de los guas aconsej a Margan no tomar el camino realporque en l podra encontlar mayor resistencia de soldados emboscadosTom el pirata el consej,o y cogi por entre el monte una vereda de difcily penoso paso. Al ver este movimiento los soldados espalioles dejaron susposiciones y corrieron a hacerles frente por all. Las fuerzas del gobernadorde Panam conSistan de dos escuadrones, cuatro regimientos de infanteray un gr.an nmero de toros bravos que muchos indios y hasta algunosnegvos haban llevado all para echrselos encima.

    Llegaron los piratas hasta una loma desde la cual se vea una buenaparte de la ciudad y sus alrededores. Desde ese punto vieron tambin alas tropas enemigas puestas en orden de batalla, cuyo nmero, por ser tangrande, no dej de infundirles temor Ciertamente que eran pocos losque ah estaban que no quisieran ms bien estar en sus casas o por lomenos libres de tener que lanzarse al asalto de ciudad tan poderosa con elpeligro de morir en la demanola Tras un rato de vacilacin, dndolevueltas el caso, resolvieron lanzarse al combate, pues ya frente al enemigono les quedaba ,otro camino que atacar y vencer, o morir, o bien caerprisionero para sufrir tormentos imposibles de imaginar. La concienciales deca que esto ltimo sera as por los muchos crmenes que haba co-metido en incontables ocasiones. Se alentaron, pues, unos a otros resuel-tos a triunfar o dar hasta la ltima gota de sangre. Dividironse en tresbatallones llevando al frente doscientos bucaneros, gente muy diestra entirar con armas de fuego. Bajaron de la loma marchando directamente alencuentro de los espalioles que los esperaban en lo llano, Estos, vindolesya cerca comenzaron a gritar: "Viva el rey!"y destacaron su caballera,Pero siendo el terreno pedre:oso y cenagoso, no pudieron los caballos esca-ramuzar como quisier.an los jinetes. Los doscientos bucaneros, puesta entierra la rodilla, dispararon sobre la caballera dando comienzo a la batalla,Los espalioles se defendan como buenos al tiempo que tr.ataban de desba-ratar las filas de los piratas, y la infantera se esmeraba por su parte ensecundar a la caballera, pero ambas fueron rechazadas Frustrados losespailoles de esa manera, soltaron los toros por la retaguardia enemiga,pero 108 animales, espantados por el fragor de los cai1ones, de los mosquetesy los gritos, huyeron en su mayor parte al mont. Y unos cuantos quese metieron entre las filas inglesas no hicieran otro dalia que embestir ydesgarrar sus banderas coloradas, y fueron w'cabuCados.

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  • LOS BUCANEROS EN AMERlCA

    Al cabo de dos horas de lucha encarnizada toda la caballera espaolaestaba hechas pedazos. El resto huy, y entonces la infantera, sin elapoyo de aqulla, dispar sus mosquetes, y tirndolos al suelo, cogi cadaquien por donde mejor le pareca. Fue suerte para ellos que los piratas,por venir muy cansados de su largo y penossimo viaje, no los pudieranperseguir Muchos espaoles no encontrando tierra para correr, se escondieron en los charrales; pero oon tan mala suerte que fueron hallados porlos piratas y muertos sin darle cuartel a nadie. Llevaron algunos sacerdotesprisioneros a presencia de Morgan quien puso odos sordos a sus lamentosy splicas ordenando los mataran a pistoletazos Le llevaron tambin a \un capitn a quien interrog prolijamente acerca de varios asuntos, enespecial sobre el nmero de soldados que tenan, a lo que respondi: Cua-trocientos hombres de caballera, veinticuatro compaas de infantera, decien hombres cada una, sesenta indios y algunos negros encargados dearrear dos mil toros bravos sobre las filas inglesas con el fin de que losatropellaran. Y supo ms: Que en la ciudad haban hecho trincheras yemplazado bateras con muchos caones, y que en el camino por el cualse entraba haba .ocho grandes caones asistidos por cincuenta artilleros.

    Al enterarse MOl'gan de eso orden inmediatamente coger por otrorumbo, Pero antes de dirigirse all pas revista a sus fuerzas, y hall queel nmero de muertos y heridos sobrepasaba en mucho a lo que l presu-pona. De los espaoles contaron seiscientos muertos y muchsimos heridos y prisioneros No obstante haber perdido tanta gente, los piratas nose desanimaron, y ms bien se hincharon de orgullo al ver que en el encuentro haban salido victorosos. Y despus de descansar un rato se prepl.ra-ron a marchar sobre la ciudad jurando no dar descanso al brazo hastaacabar con el ltimo espaol. As alentados reanudaron la lucha dispuestosa morir o vencer llevando a todos sus prisioneros por delante,

    Mucho les cost aproximarse a la ciudad a causa de los numerosos ygrandes caones que les disparaban cargados unos de cascotes y otros debalines; con eso reciban a los piratas que osaban acercarse. El resultadofue que muchos pagaron con su vida la temeridad, ;ms no dejaban deavanzar. Finalmente, despus de tres horas de sangriente lucha en que unsinnmero de piratas y espaoles murieron, Panam cay. Dueos ya dela ciudad, los piratas mataban a todo aquel que intentaba defenderse. Losespafloles haban ocultado lo ms valioso de sus bienes en escondrijos se,cretos y replotos, a pesar de lo cual los piratas encontraron varios almacenes repletos de diversos gneros como decir sedas, linos y dems. Pasadoslos primerQs jInpulsos de furia, Morgan reuni a su gente ordenndolesque nadie W911\ra licor, so pena de severo .castigo. La razn que tuvo para

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    eso fue que le informaron los espafio1es haban envenenado los vinos. Sinembargo, lo ms probable es que dictara esa prudente medida a fin deevitar que l

  • LOS BUCANEROS EN AMERICA

    haban ocultado en ellas, y se perdi una gran eantidad de sacos de harina.Todo eso arda an cuatro semanas despus de haber estallado el incendioEntre tanto los piratas, o por lo menos gran parte de ellos, acamparon enlas afueras por temor a un contraataque de los espafioles, pues era notorioque en nmero superaban en mucho a los piratas. AIli por 10 menos estaban todos juntos, lo que les daba valor a pesar de que ya eran muchosmenos en razn de las prdidas sufridas antes en la toma del castillo deChagres y ahora en Panam. En la nica iglesia que se salv de las llamasaloj Margan a sus muchos heridos. Aparte de la prdida de tantos hombres, Margan di~.nrlnuy ms su nmero enviando ciento cincuenta al cas\tillo del Chagres con el botin y la noticia de la toma de Panam.

    Muchas veces vieron los piratas a pelotones de espafioles cruzar yrecruzar los alrededores, lo que les hizo sospechar que estaban reagrupn.dose para atacarlos; pero la verdad es que nunca se atrevieron En latarde volvi Morgan con su gente a la ciudad en busca de alojamiento, yno lo hallaron porque poquisimas eran las casas que haba respetado laconflagracin En seguida se dedicaron .a registrar cuidadosamente entrelos escombros con la esperanza de hallar objetos de oro o plata que no sehubiesen quemado. Y encontraron muchos en pozos y pilas de agua es-condidos aIli con la intencin de salv,arlos de la rapacidad pirtica.

    Al da siguiente salieron dos destacamentos de ciento cincuenta pi.ratas cada uno, todos fornidos y bien 8lmados, con el encargo de buscaren los campos comarcanos .a los panamefios que hubiesen huido al monte.Al cabo de dos das regresaron con ms de doscientos pris1oneros entrehombres, mujeres y esclavos. Ese mismo da regres una chalupa queMorgan haba enviado al Mar del Sur trayendo tres presas cogidas enpoco tiempo. Pero el pirata hubiera dado gust.osamente todo lo saqueadoen la ciudad por la captur,a de un barco que se le escap con un cargamentode barras de plata y oro del rey de Espafia, y tambin mucho oro, perlasy otras joyas pertenecientes a los ms ricos oomerciantes de la ciudad. Yen l mismo barco ,andaban todas las monjas y frailes que con las msvaliosas joyas de sus iglesias y conventos se haban embarcado cuandosupieron que los piratas estaban a las puertas de Panam.

    Montaba el baroo solamente siete cafiones y llevaba no ms de diez odoce .mosqueteros Adems, su provisin d viveres y de agua era esca-sisima, y de velas slo tena la gavia del palo mayor. Esto fue lo que sesupo de boca de ciertas personas que haban hablado con sete marinerosdel barco que haban bajado a llenar unos bal'l'iles de agua. De ah queestuvieran seguros de haberlo podido capturar si lo hubiestl prSguido,

    ~obre todo porque saban que no poda mantenerse muCho tiempo im altamar sin hacerse de nls provisins. Pro no pudieron darle alcanC dbidQa que llvaban a bord. mujeres a las Cuales hlban mbarcad a la fu~Za,

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    y se dedicaron a satisfacer sus instintos lascivos, a comer por pura gula ya emborracharse con los vinos robados. Perdieron pues, a c.!lusa de losvicios, aquellas riquezas mucho mayores que todo lo que pudieron rapifiaren la ciudad de Panam y otros lugares. Al dia siguiente, arrepentidosde su negligencia, y ya todos recupemdos de la bacanal, se hicieron a lamar en un balCo mejor armado tras la estela del otro. Pero sus diligenciastardias fueron vanas, ya que los espafioles, sospechando que los perse-guian, enfilaron haci!l donde los piratas no podran encontrarlos.

    No obstante, esos piratas dieron en las islas de Taboga y Taboguillacon varios botes repletos de muy buenas mercaderas que llevaban aPanam, en donde al llegar relataron a Morgan lo que habia ocurrido. Losprisioneros de la ciudad confirmaron lo dicho acerca de las riquezas queconduca el barco fugitivo, y dijeron que casi podan asegurar dnde podraestar, pero que tambin suponan que ya lo habL!ln socorrido en otra parte.Estos informes espolearon la codicia de Morgan que despach todas lasembarcaciones que pudo encontrar en persecucin del barco. Fueron cuatrolas que zarparon, y h!lsta ocho das despus de escudrhiar en las anfractuo-sidades de la costa y las bocas de los ros, regresaron a Panam sin haberpodido dar con l. En vista de ello resolvieron volver a Taboga y Taba-guilla. Aqu encontmron un navo recin llegado de Payta (1) con uncargamento de ropas, jabn, azcar y bizoochos, ms 20.000 piezas de aocho; se apoderaron inmediatamente de l sin encontrar resistencia. Abordo del navo hallaron tambin un bote del que asimismo se aduefiaron.En l pusieron gran parte de las mercaderas junto con algunos esclavoscapturados en las islas. Con todo lo robado regresaron a Panam, no muycontentos que se diga porque haban perdido la oportunidad de apresarel opulento barco.

    El convoy que Morgan envi al castillo del Chagres regres rosi almismo tiempo trayendo la buena noticia de que cuando Morgan sali deall para Panam, los del castillo mandaron dos barcos ,a piratear en lacosta y se encontraron con un navo espafiol al que comenzaron a darlecaza a la vista del castillo. Los de esta fortaleza, al ver lo que ocurra enfrente izaron la bandera espafiola para entrampar al navo que hua delos piratas. Y sucedi que los espafioles corrieron hach el castillo en buscadel amparo de sus cafiones Y cayeron en la trampa El cargamentQconsista en provisiones de boca que les llegaron muy a tiempo pues yales empezaba a arafiar el hambre.

    Este golpe de suerte dio nimos a Morgan para quedarse por mstiempo saqueando Panam, y poder enviar a su gente en correras por loscall).pos com!lrcanos. Y as, mientras los pirat'ls en Panam salan a incur-sionar en tierra, los del Chagres se dedicaban a asaltar barcos en aguas

    (1) En Per.

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  • LOS BUCANEROS EN AMERICA

    del Mar del Norte. Morgan enviaba diariamente doscientos hombres abatir el monte; de esa manera fue acumulando ms y ms riquezas, y a losprisioneros que cogian los torturaban para hacerles revelar en dnde tenanellos y los otros escondidos sus tesoros En stas sucedi que en cas!! deun ricachn hallaron a un criado que habiendo sido robado de todo 10 suyose habia puesto abusivamente unos pantalones de tafetn de su amoasesinado por los mismos pirat!!s, y que, para colmo de .males, de la pretinade los pantalones colgaba una Ilavecita de plata. Al verlo vestido asi lepreguntaron en dnde estaba el cofre que abria esa llave. El infeliz res-pondi que no s!!bia, pues que ni pantalones ni llave eran suyos Y nopudiendo dar razn del cofre, comenzaron a torturarlo. Le descoyuntaronlos brazos; les comprimieron la frente con una cuerda retorcieron hastahacerle saltar los ojos de sus rbitas, y ni con ese ni otros tormentos pu-dieron sacarle nada ,al pobre diablo. Luego lo colgaron de los dedos almismo tiempo que lo golpeaban y azotaban, le cortaron la nariz y las orejasy le chamuscaron la cara hasta hacerle perder el habla Y al fin, viendoque no podian obtener informes de l, ordenaron a un negro traspasarl()de una lanzada Hasta entonces terminaron los sufrimientos del desdi-chado De idntic,!! manera murieron muchos otros prisioneros frente alregocijo de aquellos desalmados.

    Los piratas no respetamn sexo, edad ni condicin alguna. Porquea los sacerdotes y.a las monjas era a quienes menos cuartel les daban sino les entregaban tal y cual cantidad por su rescate. Las mujeres nofueron mejor tratadas. Y el propio Morgan daba mal ejemplo a sus subal-ternos, porque cuandoquiera que a su presencia llevaban a una mujer hermosa, trataba por todos los medios -el rigor o la dulzura- de hacerlaceder a sus lbricos deseos. Y para confirmar este aserto relatar la his-toria de una dama cuya virtud debiera servir de ejemplo a las futurasgeneraciones de su sexo. Fue asi:

    Entre los prisioneros llevados de Taboga y Tabognlla a Panam fi-guraba una dama de gran alcurnia, y muy honesta esposa de uno de loshombres ms ricos de aquellas tiernas. Era muy joven y tan bella quedudo hubiera en toda Europa quien la igualara en encantos, y en virtudtsmbin. Su marido andaba en el Per en viaje de negocios. La jovenseora, al saber que los pir.atas iban a asaltar la ciudad, sali de all encompaia de amigos y familiares temerosa de su vida por lo que sabia delos salteadores. Llevada que fue a presencia de Morgan, ste ,orden alo-jarla en una habitacin aparte de los dems prisioneros, y le puso de criadaa una negra que la atendiese con las consideraciones debidas a su rango.La atribulada dama rog baada en lgrimas la dejaran estar con susparientes prisioneros, pues temia, y con razn, que las atenciones del piratafuesen efecto de su perversidad. Pem Morgan no quiso oir sus nantos yprotestas, y ms bien hizo que la tratasen con mayores mimos y le llevarana su aposento los manjares de su propia mesa.

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  • JOHN ESQUEMELING

    E~ta dama habia odo extraos cuentos referentes a los piratas, deque no eran como todos los hombres, sino herejes que no crean en laSantsima Trindad ni en Jesucristo. Pero comenz a cambiar de opininal ser objeto de las gentilezas de Morgan, y sobre toqo porque muchasveces lo oy jurar en nombre de Dios y Jesucristo, cosa que le sorprendimucho. Y hasta se convenci de que no eran seres irracionales, como lehaban dicho. Ahora bien, en cuanto a que los llamaban ladrones, nadaextrao era que lo fuesen, pues que en todas laS naciones del mundo, decaella, haba gentes malas que codiciaban y se apoderaban de lo ajeno. Yas como ella pensaba tambin una mujer bobalicona cuyo marido le haba

    . .

    dicho que los piratas no eran gentes sino bestias, por 10 que sinti grancuriosidad de conocerlos Le lleg al fin a esa mujer la oportunidad deverlos un da y exclam asombradll: "Jesa, Dios mio, si estos ladronesson igualitos a nosotros!"

    La postiza urbanidad de Morgan para con la dama se troc de prontoen la mayor brutalidad, pues P,llsados tres o cuatro das lleg a visitarla insinundole deshonestas relaciones que ella rechaz con llanos pero slidosreciocinios de recta moralidad Morgan, sin embargo; persista en susitnpdicos empelios ofrecindole perlas, oro y otras joyas de sus despojos.Mas no queriendo ella consentir a sus deseos ni aceptarle sus regalos, lcambi de tctica y comenz a amenazarla con torturas y hasta ponerlela mano encima. A todo esto la dama le respondi con la firmeza de sucarcter: "Seor, mi vida est en sls manos, pero mi cuerpo, en lo tocantea lo que usted pretende, antes dejar de ser que manche yo mi virtudpara perder mi alma". Y apenas hubo oido Morgan esta intrpida deter-minacin, la mand desnudar y echarla en un stano oscuro y pestilentea donde le llevaban tan poquito de comer qUe era como para matarla dehambre en pocos dias.

    nogaba a Dios la virtuosa joven seliora que le diese nimo y conformidad para soportar las crueldades a que la tenia sometida Morgan, perol, convencido al fin de que jams podra tomar esa inexpugnable ciudadela, y deseoso tambin de ocultar el mvil del rgido confinamiento enque la tenia -pues eran muchos los piratas que la compadecil\ll- le lanzla falsa acusacin de que por medio de cartas se entenda con los espaoles,abusando de su indulgencia. Yo fui testigo presencial de todo lo que aquirelato, y no creo que pudiera haber en toda la redondez de la tierra otramujer de tan grande virtud y entereza. De esto mirmo volver a hablarms adelante, asi que elejmoslo por ahora y pasemos a otra cosa

    Finalmente, despus de tres semanas de permanencia en Panam eliordenes Morgan de hacer los preparativos para largarse de all. Manda sus hombres requisar las mulas que fuesen necesarias par.a llevarse todoel botn hasta el ro y de alli transportarlo en bongos al castillo del Chagres.

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  • LOS BUCANEROS EN AMERlCA

    En e80$ dias se rumor que una buena parte de 10$ pirtas imtaba planeando separarse de su jefe, y que apoderndose de un barco surto en la balase dedicaran a asaltar barcos espaoles en el Mu del Sur hasta quhubiesen robado lo bastante para dirigirse a las Indias Orientales y de allia EUS hogsres en Europg.. Para eso tenian traspuestas muchas proVisionesde bQca y de guerra, as como unos caones grandes y mosquetes que yahabian sRcado de la ciudad. Con eso pensaban no solo armar el barcosino tl!.mbin hacerse fuertes en alguna isla que adems de fortaleza lessirviera de refugio.

    \y habran realizado el plan si uno de los confabulados no. se lo hubiera

    revelado a MOrgllD. Este al momento mand a cortar y quemar el mstilmayor del barco junto con todas las embarcaciones del puerto, frustrandode esa manera el complot. Luego mand a muchos de los prisionerosespafioles a buscar el dinero del rescate, pero no slo el de ellos sino el detodos los dems. incluyendo a los religiosos. 'Dispuso asimismo que clavaran y taponearan toda la artillera, y que saliera gente suya en buscadel gobernador de Panam que se decia tela tendidas varias emboscadasa lo largo del csmino que de regreso tomaran los piratas; pero los com;sionados volvieron diciendo que en ninguna parte haba seales de' emboscadas. Para confirmar lo cual trajeron a varios prisioneros quienes declararon que en verdad el gobernador haba intentado salir a enfrentrselesal camino, pero que los hombres reclutados para ello tuvieron miedo deaalirles al paso teniendo el gobernador ql\e desistir.

    El 24 de febrero de 1671 sali Morgan de Panam, o ms bien dichodel lugar en d()nde estuvo la ciudad antes del incendio que la arras. CientQsetenh y cinco acmilas acarrearon el botin que consista en oro, plata ymuchas Joyas, adems de seiscientos prisioneros entre hombres, mujeres,nifios y esclavos. Ese mismo da llegsron a un ro que a una legua de laciudad atravesa un valle, All Morgan hizo formar sus tropas de maneraque los prisioneros quedaran entre ella\!. No se oian ms que lloros ylamentos de las mujeres y los niftos que saban eran llevadas ior el Pirataa ser vendidos como esclavos Adems de ero, los desdichados prsinerOllpitdecan de hambre y sed, maltrato que Morgan les infliga para quebuscaran con mayor afn el dinero que les exigia como rescate conforme ala cantidad asignada a cada cual. Muchas mujeres le imploraban de ro-dillas 'y anegados en lgrimas los ojos las dejase volver a Panam a vivircon slis maridos y niftos en los ranchitos de paja y caas que levantarlanin 'eSa ciudad ahora en ruinas. Pero el pirata replicaba que no haba llegado a esa tIerra a o' gritos ni lamentos, sino en busca de oro. Que nopensaran en otra cosa que en rescatars buscando el dinero de cualquierDiodo. pues que si no se los llevara a todos a lugares que no les gustara.

    Reanudada al dia siguiente la marcha volvieron a orse los ruegos enlorma que hsta el corazn ms encallecido se hubiera' apiadado, pero

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  • JOHN ESQUEMEUNG

    Morgan, hombre de entraflas de piedra, oa insensible los lamentos. YprosigUieron la jornada yendo una partida de piratas a la vanguardia, losprisioneros en medio, y los dems piratas en la retaguardia. Estos eranlos encargados de puyar a los pobres espafioles en la espalda y los costadospara hacerlos caminar a prisa. Aquella bella y virtuosa dama, de qUienhablamos antes, caminaba separadamente entre dos piratas. Sus ayes lle-gaban ,al cielo imaginndose ya cautiva en tierra extraa, y en sus lamentosdeda que habia pedido a dos religiosos, en quienes confiaba, fuesen acierto lugar a traer el dinero que por ella demandaba el pirata. Que leprometieron cumplir su encargo, pero que habiendo obtenido ellos el dinerolo emplearon en rescatar a sus propios amigos. Se supo de este abuso poruna carta que un esclavo trajo a la sellora. Habindose enterado Morgandel caso, investig y averigu que la sefiora deca verdad, especialmentecuando l mismo oy la confesin de los religiosos, quienes dijeron haberaplicado el dinero en la manera que creyeron ms justa, esperando resti-tuirlo en uno o dos dias. En vista de ello Margan puso en libertad ala dama que de otro modo hubiera ido a pamr a Jamaica, y se llev a losdos religiosos dndoles el tratamiento que se mereclan.

    Apenas llegado Morgan a la poblacin de La Cruz, en la ribera delChagres, intim a los prisioneros que en el trmino de tres das le entregaranel rescate sellalado a cada cual, pues que de lo contrario seran llevados aJamaica, como ya lo tenan entendido. Al mismo tiempo les orden su-ministrarle tantas y cuantas fanegas de arroz y de maz para avituallar susbarcos. Algunos prisioneros fueron rescatados, pero no todos pudieronjuntar la cantidad notificada. El 5 de marzo continu el viaje llevndosetodo el botln, y tambin il otros prisioneros que hizo en La Cruz. Esto",.se agregaron a los de Panam que no haban podido rescatarse; pero a losdos religiosos -aquellos que habian mal dispuesto del dinero de la jovensellora- los puso en libertad porque tres das despus de habrselesechado el guante lograron ser rescatados por personas caritativas que tu-vieron ms compasin que la demostrada por ellos con la seora. A esode medio camino del castillo del Chagres Morgan mand fonmar a lospirat'l8 y los hizo jurar uno tras otro que no tenan escondido nada y nollevaban consigo ni siquiera un misero real. Pero como Morgan tenacierta experiencia en cuestiones de juramentos falsos cuando habia interesesmateriales de por medio, mand que les registrasen minuciosamente losbolsillos, las mochilas y todo aquello en que pudieran ocultar algo. Y, paradar el ejemplo, l mismo se hizo registrar hasta Is suela de los zapatos.Hizo esto para que sus camaradas no tomaran a malla medida. Se dispusoque un hombre de cada compallia efectuara el cacheo, cosa que no gusta los piratas franceses, pero que estando en minora tuvieron que someterse.Terminado el registro se embarcaron en los hongos y canoas que ya losesperaban en el ro, y el 9 del mismo mes llegaron al castillo. En ciertoaspecto todo lo encontraron tal y oomo lo haban dejado, pero de los heridosque all hablan quedado, la mayora eran ya finados.

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  • LOS BUCANEROS EN AMERICA

    De Chagres envi Morgan un barco grande a Portobelo con todos losprisioneros que haba hecho en la sla de Providencia pidiendo antes uncrecido rescate por el castillo bajo amenaza de no dejar piedra sobre piedrasi no lo rediman. La contestacin fue de que no darian un real y quehiciera lo que le diera la gana. En seguida reparti Morgan entre su gentelo que haban robado en esa expedicin. Y todos recibieron su parte, oms bien dicho lo que l quiso darles. Porque en efecto as ocurri, yesofue causa de que hasta sus mismos paisanos ingleses le gritasen en la caraque de malas se habia reservado las ms valiosas joyas del botn. Puesera para ellos inadmisible que de los cuantiosos despojos no alcanzasen msque doscientas piezas de a ocho cada uno. Cantidad que juzgaron ridculapara los tr.abajos, peligros y penurias que haban sufrido Pero a Marganno le mportaron las quejas; su propsto era robarles cuanto ms pudiera.De suerte que el pirata, vindose objeto de reproches y denuncias de sumisma gente, pens en las consecuencias que podria sufrir, y temeroso deque algo malo le sucediera en Chagres, mand llevar a bordo de su barcolos caones del castillo, orden destruir sus muros y quemar las edificacio-nes, y en corto tiempo todo lo convirti en pavesas. Una vez acatadassus rdenes zarp a hurtadillas en su barco sin despedirse de sus camaradas,ni haberse reunido en consejo con sus oficiales, como acostumbraba hacerlo.Se llev slo tres o cuatro barcos de toda la flota. Hubo algunos (segnopinin de los piratas franceses) que se repartieron con l la mejor y msgrande parte del botn que haba ocultado del resto de la gente. De muybuena gana los franceses, si huberan contado con medios suficientes, ha.bran do a buscarlo al mar para vengarse de la ultrajante burla. Porque,a decir verdad, tenan ellos que buscarse Msta las provisiones necesariaspara emprender el viaje de regreso a Jamaica, pues que ni aun eso quisodejarles.

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  • ros BUCANEROS EN AMERICA

    con que matar el hambre que los tena meda muertos ya. Y nos dijeronms an: Que el propio Margan y los que le seguan andaban tan escasosde provisiones que no coman ms que una vez al da, yeso muy poquito.

    Entonces nosotros, habindoles oido decir que era intil seguir ade-lante, cambiamos rumbo del este al oeste. Por alli si haba tantas tor-tugas como arenas tiene el mar, mucho ms, en realidad, de lo necesariopara lIenar la bodega de nuestro barco, y en aquel dia cremos que nuncams nos volveria a faltar la carne. De lo uico que ahora escasebalOOsera agua dulce que abundaba en las islas vecinas, pero no nos atrevlamllsa desembarcar en ellas por el odio que esos indios tenan a los piratas. Mascomo la necesidad no respeta leyes, nos vimos forzados a desembarcar enuna de ellas metindonos unos en el monte mientras otros llenaban deagua los barriles. No haba pasado una hora cuando de repente aparecieronlos indios y oimos gritar auno de los nuestros: "A las armas, a las armas!"Las cogimos y comenzamos a volarles plomo, de tal manera que no tuvieronms que volver a enmontaarse. Los perseguimos un rato, pero no muylejos, pues solamente queramos abastecernos de agua. De vuelta a laplaya encontramos dos indios muertos; uno de ellos debi sin duda ser unpersonaje, ya que ,alrededor de la cintura lIevaba un ceidor muy laboriosamente tejido, y sobre la barbilla le colgaba una slida planchita de oropendiente de dos hilillos de lo mismo cosidos al labio inferior. Su lanzaera de palmito con finas labraduras, y en la punta tena un como garfioque pareca haber sido endurecido al fuego. Ojal estos indios nos hubieran dado la oportunidad de hablarles, pues queriamos reanudar la amistadcon el fin de que volvieran a cCilnel'ciar con nosotros y poder obtener deellos provisiones. Pero esto era imposible con esos salvajes. As y todo,pudimos llenar de agua los barriles.

    Oimos por la noche alaridos y clamores en la costa provenientes delos' indios. Supimos que 1I0raban la muerte de los que habamos matado,y tambin que de esa manera convocaban gente para hacernos la guerra.Estos indios nunca se han adentrado en el mar, y ni siquiera tienen canoas,y mucho menos botes pesqueros pues no han aprendido a pescar. Y notenendo ya otra cosa que hacer all, resolvimos enderezar hacia Jamaica.Vientos contrarios nos empujaron de vuelta al ro Chagres, a donde lIegamosa fuerza de remos. Al aproximarnos vimos un barco que comenz a darnoscaza. Cremos que sera de Cartagena lIegado alli a reconquistar el casotillo, en donde ya no quedaban piratas, por lo que desplegamos todo elvelamen y corrimos viento en popa buscando en la costa un recoveco dondemeternos. Pero ese barco, siendo ms marinero que el nuestro, nos alcanzfcilmente cortndonos el paso. Al acercrsenos descubrimos que eragente del .mismo oficio, de aquellos de la expedicin a Panam que hastaese momento estaban abandonando el castillo. Nos dijeron que tenanplaneado irse a piratear en aguas de Nombre de Dios y despus a Cartagena,

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    pero que habindoselos impedido los vientos se iran con nosotros a Bocasdel Toro, donde ya habiamos estado.

    Este ,accidente y encuentro retras nuestro viaje en dos dias, tiempoque no ibamos a recuperar en quince,

  • LOS BUCANEROS EN AMERlCA

    Con nosotros andaba un piloto que conoca bien esos lugares, y noscont que aos atrs lleg alli un barco pirata. Fueron a tierra unoscuantos a ooger ciertos pajaritos propios de la regin, y estando bajo unosrboles altos y coposos, unos indios que se habian subido a ellos paraesp;arlos, al verlos llegar debajo se les dejaron caer desde arriba apodern-dose de los botes y tambin de algunos piratas, y ,a unos y otros se loslevaron al interior de la selva a donde sus compaeros no podan ir arescatarlos El almirante de la flota desembarc entonces quinientos hombres en busca de los secuestrados. Pero vieron juntarse tan gran nmerode indios que optaron por regresar a sus barcos. Habiendo odo est~historia tuvimos miedo de que nos sucediera algo parecido, as que nosvolvimos llevndonos la canoa. En ella no hallamos ms que una red depescar, no muy gmnde, y cuatro flechas de palmito de unos siete pies delalgO. Su forma es esta:

    Estas, creemos, eran sus armas. La canoa que nos llevamos era decedro, pero tan bastamente labrada que nos hizo pensar esa gente noconoca nuestras herramientas.

    Zarpamos de all y al cabo de veinticuatro horas llegamos al ro deZuera, en donde hay unas cuantas casas de la jurisdiccin de Cartagena.Viven en ellas algunos espaoles a quienes fuimos a visitar, pero nopudimos conseguir carne ni huevos de tortuga porque sus moradores ha-ban huido al vernos llegar llevndose todas las provisiones; tuvimos queacomodarnos con los pltanos que hallamos. Llenamos de eso los botes yproseguimos viaje oosteando el litoral. Buscbamos una ensenada paracarenar el barco que haca agua por donde quiera. Varios esclavos traba-jaban en las bombas noche y da Fueron dos semanas de viaje esperandode un momento a otro naufragar. Arribamos por fin a la baha de Bleevelt,nombre ste de un pirata que acostumbraba entrar all con el mismo finque nosotros. Bajamos, y unos salieron a buscar que cazar en el monte;otros se dispusieron a reparar y carenar el barco.

    Los del monte trajeron puercoespines de monstruoso tamao. Perose dedicaron ms a la caza de monos y de ciertas aves llamadas all faisanes.Los sudores y trabajos que nos costaba eso de cazar yo por lo menos lossenta compensados con el triunfo de matar monos, a los que disparbamoshasta dieeiseis tiros de pistola para oobrar slo tres o cuatro, porque aunestando mal heridos lor.aban escapar. Por otra parte, era Cmico ver alos manitos ceidos apretadamente al lomo de sus ma,macitas, exactamenteigual que los negritos se abrazan a la espalda de las suyoas. Y cuando unmono s herido de bala, todos sus compaeras de pandilla acudn a lponindole las manos en la herida para contener la hemorragia. Otros

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    cogen puilados de musgo y lo aplican a la lesi6n. Y hay otros ms sabiostodava que mastican ciertas hierbas y arriman el menjunje a la herida amodo de cataplasma. Para m aquello era asombroso, pues siendo criatu-ras irracionales daban muestras de amor y apego a sus semejantes.

    Tras nueve das de pennanencia all, estando las esclavas ocupadasen lavar los platos, coser y halar agua de los pozos de la costa, omos loschillidos de una que gritaba: "Indios, indios!" Corrimos a coger las annas.Entramos en la selva y s6lo hallamos los cuerpos de dos esclavas muertasa flechazos. Tenan clavadas un sinnmero de flechas como si hubiesenlos indios hecho la obra con gran esmero y s'oIlletria. Y bien sabiamosque una sola era suficiente para quitarle la vida a un ser humano. Erande fonna y estilo muy raros; medan ocho pies de largo, y gruesas comoel dedo pulgar. En uno de sus extremos tenan un garfio de maderaatado con una cuerda al asta; en el otro extremo haba una cajita con ciertaspiedrecitas de color rojo y muy brillantes que parecan haber estado allpor mucho tiempo. Supusimos que esas eran annas de sus lderes o capi.tanes.

    A. Piedra de marcasita atada al extremo de la flecha

    B. Garfio atado al oIllismo extremo

    C. Asta de la flecha

    D. Cajita del otro extremo.,

    Estas flechas las hacen sin herramientas, pues los indios tuestan pri-mero la vara, y despus la pulen con pedernal.

    En cuanto a constituci6n fsica son muy robustos, y tienen pies fuertesy muy giles. Los buscamos por los oontornos y no pudimos dar con sushuellas, ni aparecieron sus canoas, ni tampoco sus balsas en que salen apescar. Al fin regresamos al barco, y despus de haber llevado a bordonuestras pertenencias, zarpamos temerosos de que volvieran en masa, yque siendo muchos nos escabecharan a todos.

  • Captulo VIII

    Sale el autor para Cabo de Gracias a Dios. Cmocomercian all los piratas con los mskitos. Llegada

    a la Isla de Pinos, y regreso a Jamaica.

    ;JllI' gran temor que nos inspiraban los indios que asesinaron a las dosescJavs, como queda dicho en el captulo anterior, nos hizo salir de aquellugar. Tomamos el derrotero de Cabo de Gracias a Dios, en donde habia-mos fincado nuestra ltima esperanza de hallar provisiones. Sabamosque all llegaban muchos piratas amigos de los mskitos a comerciar conellos. Llegados all dimos mil gracias al Todopoderoso por habernos libra-do de tantos peligros y encontrarnos sanos y salvos en ese refugio en dondehallamos gente que nos recibi cordialmente proveyndonos de cuanto neocesitbamos.

    Cuando los piratas llegan a ese puerto es corriente entre ellos hacersede una mujer a cambio de un cuchillo, una hacha vieja o una hachuela. Yacon eso queda la mskita obligada a amancebarse con el pirata por el tiempoque l permanezca en el puerto; es como su sirvienta y lo abastece de todolo que la tierra produce. l1:I, en cambio, puede ir donde le plazca, sea apescar o a cazar, o a divertirse como mejor le parezca, pero no debe ofenderni robar nada a nadie, eso s no.

    Llegan estos indios a entenderse tan bien con los piratas que a menudose van con ellos por ailos a piratear al mar. De donde resulta que muchosregresan hablando ingls o francs, y los piratas aprenden la lengua de losnaturales. Son muy diestros arponeros, y tanto que en esos viajes proveende tortugas y manates a los barcos, ya que un solo miskito puede pescarlo suficiente para dar de comer a cien piratas. Dos de nuestros hombreshablaban muy bien la lengua de esos indios; de ellos me serv para saberde su vida y sus costumbres, y lo poco que averigUe es lo que sigue:

    Esta comarca tiene alrededor de treinta leguas cuadradas de super-ficie, y se gobierna a manera de comunidad, sin rey ni soberano. Sus habitantes no tienen trato con las islas vecinas, y muchos menos con losespafloles: Son un pueblo pquello con no ms de mil setecientos habitante$. Hay entre ellos unos pocos negros que son sus esclavos; llegllrollstos all a nado cuando el barco en que iban naufrg frente a esa cOstadebido a que los negrOs a qlienea llevaban a vender en 1gdn lugar de tierra

  • LOS BUCANEROS EN AMERICA

    firme se amotinaron contra los negreros blancos oon el prop6sito de volverseal Africa; para eso mataron al capitn y a los marineros y tomaron el barcoen sus manos, mas no siendo ellos hombres de mar lo estrellaron contra losescollos de la costa. Y encima de que son un pueblo pequefto, estn divididos en ocupaciones, una de las cuales es de agricultores. Los demsson tan perezosos que ni siquiera tienen nimo para levantar un rancho, ymucho menos una casa. Y asi se les ve deambular por la playa sin cubrirsede las lluvias, muy frecuentes all por cierto; no ms se entapujan la cabezay la espalda oon hojas cuando llueve demasiado fuerte. Llevan por todovestido un. mandil hecho de cierta corteza de rbol que ablandan a golpesde piedra; de eso mismo sacan sus cobijas Algunos se les hacen de algod6n;pero esos son muy pocos. Por toda arma tienen la azagaya, que es unalanza en cuya punta incrustan algn pedazo de hierro o dientes de lagarto.

    Saben, en cierta manera, que hay un Dios, pero viven sin religi6n.Sin embargo, por cuanto logr saber, no rinden culto al diablo ni creen enl corno .muchos otros indios de Amrica que lo adoran e invocan; asi questos no viven tan angustiados corno aqullos Su principal sustento con-siste en frutas tales como bananos, piftas, papas, casabe, y tambin cangrejos, pescados y otros mariscos que matan a flechazos. En cuanto abebidas son expertos en la confecci6n de licores suaves y gustosos. El msms comn entre ellos es el "achioc" que hacen de una semilla de ciertapalmera que maceran y despus remojan en agua caliente hasta que seasienta. Esta bebida, una vez colada, es muy sabrosa y nutritiva. Preparan tamb'n otros licores que por razones de brevedad omito. S6lo quierodecir algo acerca de la bebida que hacen del pltano Este lo amasan conlas manos remojndolo en agua caliente y luego lo ponen en grandescalabazas (giro o nambira) que llenan de agua fresca en las que dejanla masa por ocho das hasta que se fermenta corno el mejor de los vinos.Beben este licor con deleite, y tanto as que cuando invitan a sus amigoso parientes, no pueden regalarles con nada mejor que esta deliciosa bebida.

    En cuesti6n de condimentar comida si que son torpes, y por eso s6loraras veces convidan a comer. Cuando quieren invitar a alguien mandanun mensajero o van ellos mismos a su casa con la raz6n de qu 10 esperanpara tomarse unos tragos. Antes de llegar los invitados el anfitri6n sepeina con esmero y se unta con aceite de coco mezclado con cierta tinturanegra que le hace ver muy repugnante. Las mujeres, como los hombres.se pintarrajean la cara con una substancia roja como el carmin. Y estoes lo ms que llegan a hacer para embellecerse. Despus, el que ha invitarlo torna sus armas, que son tres o euatro azagayas, y sale de. su ranchohsta tres Q cuatrocientos pasos a esperar a los 1l0nvidadQs. Cuando yaestn cerca, el a.nfitri6n se tira al suelo boca abajo y ah se queda por unrato sin moverse, corno si estuviera muerto. Luego los invitados 10 levantan y s van con l al rancho a cuya entrada hacen ellos l mie.mo papel

  • JOHN ESQUEMELlNG

    que hiciera el anfitri6n afuera. Toca entonces a l levant'lrlos uno a unoy estrechndoles la mano los lleva adentro en donde les ofrece asiento. Lasmujeres hacen muy poca o ninguna ceremonia.

    Una vez adentro, a cada husped se le da un nambiro lleno de labebida que ya dije hacen del pltano, que es por cierto muy espesa, casitanto como el atole; cada nambiro contiene ms o menos un gal6n que elinvitado debe ingurgitarse. Vaciadas ya las calabazas el seor de la casa.con gran solemnidad, las recoge y las vuelve a llenar, porque la primerano ha sido ms que el trago de bienvenida para una sola persona, y hayque drsela a todas, una por una ... Despus de esto comienzan a beberdel licor que antes mencion, que fue para lo que invitaron. Luego vienenmuchas canciones y bailes y la mar de arrumacos y caricias a las hembras.y llega esto hasta el punto de que para demostrarles los hombres su inmen-so amor toman una azagaya y se clavan la pUl'lta en el miembro viril, cosaque yo me negaba a creer hasta que con mis propios ojos vi esa y otrassemejantes. Y no lo hacen nicamente en tales ocasiones, sino tambinen cualquier momento en que declaran su amor a la mujer deseada.

    Las jvenes no se casan sin el consent.miento de sus padres. Y

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    dejado la viuda. Pero a m que no me vengan con esos cuentos, ya queen muchas ocasiones fu yo mismo que se alz con ello Y por eso mismopuedo decir que al muerto le llevan lo mejor de lo mejor en cuestin defrutas y bebidas A cabo de ese ao obligatorio, la viuda exhuma loshuesos del marido que luego monda y lava para despus ponerlos a orearal sol. Estando ya bien seoos los hace un manojo y luego los envuelveen las tales "cabalas", y un zurrn de eso mismo lleva los huesos a cuestaspor un ao durante el da, y por la noche duerme con ellos hasta queexpira el otro ao. Pasado este tiempo cuelga el zurroncito del dintel dela puerta de su casa, si la tiene, o del de su ms prximo vecino o pariente,\si no la tiene.

    Las viudas, conforme a la ley del pueblo, no pueden volver a casarseantes de esos dos aos A los hombres no se les obliga a nada citandopierden su mujer. Pero si un pirata se casa con una mskita, ella debecomportarse con l como si fuera otro miskito de all. Los negros radicadosen esa tierra llevan, en todo respecto, la misma vida (usos y costumbres)que llevaban en su pas de origen. De todo esto he querido dar cuenta,aunque de paso, porque me parecen cosas dignas de inters para personasde cierta cultura.

    Pero debo reanudar el hilo de mi narrf,cin.

    Luego de habernos abastecido cuanto mejor pudi,mos en esa tierra,zarpamos con destino a la Isla de Pinos, a donde arrObamos despus dequince das. AIli tuvimos que reparar por segunda vez el barco que noprestaba ya ninguna seguridad Nos dividimos, como antes, en dos grupos,unos dedicados a calafatear y otros a pescar. Fuimos en esto ltimo tanafortunados que en seis o siete horas cogimos tantos peces como para dardc comer a mil personas. Se haban venido con nosotros unos mskitosdel Cabo de Gracias a Dios muy duchos en pescar y cazar. Con su ayudamatamos en corto tiempo muchas reses cimarronas cuya carne salamos, ycon eso tuvimos para darnos un buen atracn y guardar el resto para elviaje. Estas reses las trajeron los espaoles a la isla a fin de multiplicaraIli la ganadera; cogimos en ella gran nmero de tortugas de cuya carnetambin hicimos cecina. Pertrechados de esa manera comenzaron a disi-parse nuestras angustias, y de nuestra memoria desaparecieron los tristesrecuerdos de pasadas desventuras. Y de ah en adelante volvimos a llamarnos hermanos, tratamiento que nuestras miserias nos habian hechoolvidar.

    Todo pI tiempo que permanecimos all reparamos las fuerzas eomiendoa dos carrillos y a dos manos, sin temor del enemigo. Porque en cuantoa ios espaoles de la isla estaban en un todo con nosotros. De modo quede lo.nico que tenamos que cuidarnOS de noche era de los caimanes que

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  • LOS BUCANEROS EN AMERICA

    mientras pudieron cometiendo toda clase de fechoras. Y poco despusesos malvados tomaron y saquearon ViI\a de los Cayos, en la propia Cuba.All perpetraron las mayores atrocidades imaginables, pero el nuevo gober.nadar de Jamaica, fiel a su cometido, ech mano a varios de los ms culpables, y los ahorc. Visto lo cual, muchos otros de la misma ralea, temerosos de caer en sus manos, fueron a refugiaNe a la isla de Tortuga,en donde se unieron a los piratas franceses que habitaban all, y con ellossiguen basta el dia de boyo

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