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Instituto de Investigaciones Gino Germani
5º Jornadas de Jóvenes Investigadores
4, 5 y 6 de noviembre de 2009
Nombre: Hernán Pablo Toppi
Afiliación institucional: UBA, UTDT, Beca Conicet
Email: [email protected]
Eje temático: Estado, Instituciones y actores.
Título de la ponencia:
Territorialización y competencia electoral. Un estudio comparativo entre la Argentina
Buenos Aires y La Plata (1995-2007)
Resumen:
Entendiendo que una de las características principales de las democracias contemporáneas
es el pluralismo, podemos plantear que una modalidad a partir de la cual esta diversidad se
expresa es a través de la existencia de una territorialización de la competencia política y por
tanto la existencia de “diferentes electorados” dentro de una comunidad nacional. Es decir,
podríamos hablar de un comportamiento electoral a nivel nacional, otro a nivel provincial y
un tercero a nivel local. De ser esto así, se podría esperar también diferentes estrategias
adoptadas por los partidos políticos dependiendo del área donde actúen. Es por esto, que el
sentido de hacer esta separación se expresa en la idea de que lo que ocurre en una de estas
desagregaciones, no necesariamente se repite en las otras. La intención de este trabajo es
aplicar lo anterior en un trabajo comparativo que abarque un caso nacional (Argentina), uno
provincial (Provincia de Buenos Aires) y otro local (Ciudad de La Plata) que nos
posibilitará conocer las características de los diferentes electorados (argentino, bonaerense
y platense) viendo en ellos la existencia (o no) de una diferenciación en términos de la
competencia política y los actores intervinientes.
Introducción
La existencia en un país de diferentes instancias de competencia política (nacional,
provincial, local) puede hacer que la misma adopte características propias dependiendo del
lugar geográfico del que estemos hablando. Es decir, los actores y las particularidades de la
lucha electoral para presidente pueden ser equivalentes o no serlo a las encontradas en el
mismo momento para gobernador e intendente. Esto es, en un escenario donde las lógicas
de competencia son similares en los diferentes escalones el comportamiento político y la
cantidad de actores relevantes participando electoralmente serán homogéneos y por tanto
estarán nacionalizados (Caramari, 2004). En cambio, cuando estos factores difieren
estaremos ante una heterogeneidad y por tanto territorialización de las características de la
competencia política en los diferentes niveles (Caramari, 2004; Calvo y Escolar, 2005).
Este trabajo intenta hacer una aproximación a la problemática aquí señalada haciendo una
comparación de tres niveles de competencia política tomando como foco de atención las
elecciones de los cargos ejecutivos. Es decir, presidente, gobernador e intendente. Los
casos que trabajaremos para el periodo 1995-2007 son los siguientes: Argentina, Provincia
de Buenos Aires, Ciudad de La Plata. Por lo tanto, intentaremos brindar nueva evidencia a
la hipótesis de que las características de la competencia política pueden diferir entre los
diferentes niveles electorales. En este sentido, de ser cierta esta hipótesis estaríamos ante
una “territorialización” de la competencia política (Calvo, Escolar; 2005). Esto es, la
existencia de diferentes lógicas competitivas y de comportamiento electoral dependiendo
del nivel de competencia. Nuestro aporte a esta línea de trabajo está en la incorporación al
análisis de la arena local, la cual no ha sido muy estudiada hasta el momento. Esto es
importante pues de haber una territorialización esta puede presentarse incluso dentro de una
Provincia. De esta manera, se entiende el sentido de nuestra investigación en el hecho de
intentar conocer la homogeneidad o heterogeneidad de la competencia política no solo entre
Nación y Provincia sino también entre estas dos y el nivel local.
El desarrollo del trabajo se dividirá de la siguiente manera: En primer lugar hablaremos
sobre las características generales de la competencia política en las diferentes arenas:
nacional, provincial y local. Lo haremos en forma particular y luego en forma comparativa.
La primer sección estará centrada en conocer las características generales de la competencia
política en los tres niveles arriba indicados. Después de desarrollado lo anterior, se pasará a
la segunda sección donde haremos una comparación de lo hasta allí desarrollado a partir de
una serie de indicadores. En tercer lugar, señalaremos algunas conclusiones tentativas.
1) Competencia política en los niveles nacional, provincial y local: 1995-2007.
En esta sección intentaremos obtener una descripción general de la competencia política
desde el año 1995 al 2007. A tal fin desarrollaremos el análisis en los tres tipos de cargos
en los que centramos el trabajo: Presidente, Gobernador, Intendente. El hacer esto, nos
permitirá ver las similitudes y diferencias entre sí y dentro de cada uno de ellos (cuando
corresponda). Esto último quiere decir que para las categorías de presidente y gobernador
veremos cómo fue la competencia para estos cargos en los niveles donde estuvieron en
juego. Es decir, para Presidente analizaremos la votación nacional provincial y local. Por su
parte, para gobernador lo haremos a nivel provincial y local.
a) Elecciones de 1995
Comenzando con las elecciones del año 1995, debemos indicar que estas fueron las
primeras que se realizaron post reforma constitucional de 1994. Como sabemos, entre otras
cosas esta última estableció para el cargo de Presidente de la Nación, la posibilidad de la
reelección presidencial, la reducción del mandato del mismo de seis a cuatro años y la
doble vuelta en caso de ser necesario. Gracias a los cambios efectuados en la Constitución
Nacional, el entonces titular del Poder Ejecutivo Carlos Menem pudo volver a presentarse
como candidato presidencial por el Partido Justicialista. Junto al peronismo, las otras dos
fuerzas principales en la contienda electoral fueron el Frepaso (siendo el candidato
presidencial José Octavio Bordón) y la UCR (con Horacio Massacessi). La victoria fue para
el candidato peronista gracias al 49,9% de los votos a nivel nacional. En segundo lugar se
posicionó el candidato frepasista con el 29,3% mientras que el tercer lugar lo consiguió
Horacio Massacessi con el 16,99%. La clara victoria a nivel nacional se repitió en el
provincial y local. Es decir, el triunfo de Menem por sobre el resto tuvo su correlato en el
escalón sub-nacional en los casos que aquí estudiamos. Veamos a que nos referimos. A
nivel provincial, la formula peronista obtuvo el 51,81% de los votos por sobre el 28,79% de
Bordón y el 13,89% de Massacessi. Por su parte, en la Ciudad de La Plata el orden fue el
mismo con los siguientes porcentajes: 45,28%, 33,67%, 17,07%. Por lo tanto, en este caso
vemos un comportamiento electoral homogéneo en términos de la inclinación hacia los
candidatos para presidente y también apreciamos una regularidad respecto a los actores
centrales en la contienda.
Al igual que para Presidente, la elección para Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
estuvo signada con la posibilidad de que Eduardo Duhalde busque su reelección. La
similitud no se limitó a esto, sino que también en este caso el oficialismo logró el triunfo.
La victoria del candidato peronista fue contundente ya que obtuvo el 56,69% de los votos,
más de 35 puntos porcentuales por arriba que su principal competidor, el Frepasista Carlos
Auyero (20,96%). En tercer lugar se ubicó el candidato radical Pascual Capelleri con el
17,34%. En el nivel local, la competencia política tuvo el mismo carácter que en la
Provincia manteniendo el mismo orden que la Provincia en las preferencias de la votación
ya que el peronismo obtuvo el 49,78%, el FrePaSo consiguió un 22,91% y en tercer lugar
se ubicó el radicalismo con el 22,78%.
Por último debemos mencionar que en la Ciudad de La Plata (al igual que en la nación y en
la provincia) la competencia política para Intendente estuvo centrada en tres fuerzas
políticas: el Partido Justicialista, el FrePaSo y la Unión Cívica Radical. De la misma
manera que en los demás niveles, en La Plata también ganó el peronismo con el 47.93%
determinando a Julio Alak como nuevo intendente de la Ciudad. Sin embargo, en este caso
debemos indicar una diferencia con la nación y la provincia. Esto es, en La Plata fue la
UCR y no el FrePaSo la segunda fuerza ya que obtuvo el 24,96% sobre el 20,4% de los
frepasistas.
b) Elecciones de 1999
Los comicios que se llevaron a cabo en 1999 no solo significaron el fin de la década de
Carlos Menem al frente del gobierno nacional sino que también representaron la segunda
derrota electoral del peronismo en una elección presidencial. Al igual que cuatro años atrás
la competencia estuvo concentrada principalmente entre tres fuerzas políticas, de las cuales
podríamos decir solo una era la misma que en 1995. Es decir, solo el Partido Justicialista en
su carácter de tal volvía a presentar candidatos. Cuatro años atrás las otras dos fuerzas
políticas de peso fueron el Frepaso y la UCR. En 1999 no es que estas dos organizaciones
desaparecieron, sino que compitieron de manera conjunta gracias a la conformación de la
Alianza. El tercer partido relevante en esta elección fue Acción Por la República cuyo
principal referente era el ex ministro de economía Domingo Cavallo. Como decíamos
recién esta elección representó la segunda derrota peronista en la historia para este cargo
debido a que el vencedor será el candidato de la Alianza Fernando De La Rúa con el
48,37% de los votos, 10 puntos más que los obtenidos por Eduardo Duhalde del Partido
Justicialista (38,27%). Por su parte, Domingo Cavallo con Acción por la República
conseguirá el 10,22% de los votos a nivel nacional. Al igual que en 1995, lo ocurrido a
nivel nacional se repitió a nivel de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad de La Plata.
Es decir, La Alianza ganó en ambos niveles (44,47% en la Provincia y 49,12% en La Plata)
relegando al PJ al segundo lugar (37,62% y 32,85% respectivamente).
Por su parte, la lucha electoral en la Provincia de Buenos Aires estuvo centrada entre el
Partido Justicialista y la Alianza. A diferencia de lo ocurrido para Presidente, aquí el
ganador de la elección fue Carlos Ruckauf candidato por el peronismo. Esto fue así gracias
al apoyo que este último tuvo de las agrupaciones Acción por la República y Unión de
Centro Democrático, fuerzas que llevaron el nombre del postulante peronista en la lista. Es
así entonces que la sumatoria del porcentaje de votos del PJ (37,44%) de Acción por la
República (5,83%) y de la UceDe (5,07%) le dieron a Ruckauf el 48,34% del apoyo
electoral contra el 41,36% de la Alianza. En términos de lo ocurrido en la Ciudad de La
Plata debemos decir que se dio la misma situación que en la Provincia. Es decir, el PJ
(sumando el 35,22% obtenido por su lista con los votos de las fuerzas que lo apoyaron
consiguió el 48,2%) le ganó a la Alianza (45,83%) gracias al apoyo electoral de APR
(5,94%) y de la UceDe (7,03%).
En 1999, al igual que cuatro años atrás el escenario de competencia local mantuvo las
mismas características que el nacional y provincial. Es decir, la elección para intendente de
La Plata tuvo como los dos principales competidores al PJ y a La Alianza. Sin embargo, no
fueron las únicas fuerzas políticas con posibilidades de incidir en el resultado. Es decir, en
esta ciudad al igual que en Buenos Aires, el rol jugado por la Unión de Centro Democrático
y Acción por la República, estuvo en que llevaron en sus listas al entonces intendente y
aspirante a ser reelegido Julio Alak. Esto será lo que le permitirá a este último sumar el
52,92% superando de esta manera al candidato de la Alianza Héctor Quinterno el cual
obtuvo un 42,76% de los votos.
c) Elecciones de 2003
Las expectativas generadas en la sociedad sobre el gobierno de la Alianza se disiparon
rápidamente lo cual llevó a que el descontento sobre el mismo crezca rápidamente
terminando en los sucesos del año 2001. La crisis política de aquellos años llegó a los
principales partidos políticos. La Alianza se fracturó, el Frepaso desapareció y la Unión
Cívica Radical entró en una crisis interna muy importante que se vio reflejada no solo en
términos de las pocas expectativas electorales a futuro que se tenía sino que también se
representó en la salida del partido de varios dirigentes de peso que terminaron construyendo
sus propios espacios políticos. Elisa Carrió (ARI) y Ricardo López Murphy (RECREAR)
fueron los dos casos más importantes. El partido Justicialista no escapó a la crisis. Sin
embargo, a diferencia del radicalismo no experimentó una renuncia al partido por parte de
dirigentes de peso a pesar de la existencia dentro del mismo de una fuerte interna entre el
sector duhaldista y el menemista.
Estas diferencias se verán plasmadas en las reglas de juego que se impusieron para las
elecciones del año 2003: un sistema de ley de lemas modificado donde cada partido podía
presentar sub-lemas sin la posibilidad de la acumulación de los votos entre los mismos.
Con la introducción de este sistema se buscaba evitar desde el duhaldismo la victoria de
Carlos Menem, pues bajo las reglas originales en el peronismo se tendrían que efectuar
internas y ahí se pensaba que Menem ganaría no solo las mismas sino también la
presidencia. Por lo tanto, para evitar esto último se decidió instaurar el sistema de lemas
modificado. De esta manera, para la elección presidencial de 2003 la fragmentación llevó a
una multiplicación de fuerzas políticas con posibilidades de ganar. Ellos fueron: Nestor
Kirchner (Frente Para la Victoria), Carlos Menem (Alianza Frente por la Lealtad), Adolfo
Rodrigue Saá (Frente Movimiento Popular), Elisa Carrió (ARI) y Ricardo López Murphy
(Recrear). Los primeros tres candidatos representaron cada uno un sub-lema distinto dentro
del peronismo, mientras que los últimos dos se presentaron por medio de las fuerzas
políticas que fundaron. La UCR se presentó para las elecciones con Leopoldo Moreau
como candidato presidencial. Sin embargo, las posibilidades del mismo quedaron lejos del
principal pelotón arriba indicado.
La fragmentación existente tuvo diferentes consecuencias en la competencia política. La
primera de ellas es que después de la primera vuelta, los resultados mostraban la necesidad
de una segunda vuelta entre Menem (24,45%) y Kirchner (22,24%) dado que ninguno había
conseguido la cantidad de votos necesarios para ganar en la primera instancia. Sin embargo,
el candidato por el Frente por La Lealtad (FPL) desistió de presentarse en la segunda vuelta
lo cual derivó en la victoria de Néstor Kirchner convirtiéndose de esta manera en el nuevo
presidente de la nación. La segunda consecuencia de la fragmentación se reflejó en el hecho
de que esta vez la orientación del comportamiento electoral en los tres niveles de análisis
fue diferente. Es decir, mientras que a nivel nacional ganó el Frente por la Lealtad, en la
Provincia lo hizo el Frente Para la Victoria (FPV) y en la ciudad de La Plata el ARI.
En 2003, la elección para gobernador se realizó en Septiembre y no en Abril como la
presidencial. Esta situación es importante en términos de que la competencia política en la
Provincia se desenvolvió “normalmente” y no bajo el sistema de ley de lemas modificado.
Esta vuelta a la normalidad también se pudo apreciar en el hecho de que el peronismo
volvió a presentar un único candidato: Felipe Solá. La debacle de la Alianza con la
consiguiente desaparición del FrePaso y la crisis del radicalismo dejó el espacio opositor
abierto a la aparición de nuevas fuerzas partidarias. En este sentido, aparecerán en Buenos
Aires dos agrupaciones con asiento en la provincia con cierto apoyo de la ciudadanía. Estas
fueron la Alianza Federalista por Buenos Aires (AFBA con Patti a la cabeza) y la Alianza
Frente Popular Bonaerense (AFPB siendo Aldo Rico su principal referente). No es una
cuestión menor mencionarlas pues ambas superarán tanto a la UCR como al ARI en la
votación. Es decir, el PJ ganará la provincia con el 43,32% seguido por la AFBA con el
12,39% y la AFPB con el 11,56% relegando al cuarto y quinto lugar a las fuerzas antes
mencionadas (la UCR obtuvo el 8,97% y el ARI el 8,35%). Por su parte, los resultados en
la Ciudad de La Plata variaron en el hecho de que el ARI consiguió el segundo puesto
(14,1%) por detrás del peronismo (39,11%).
Como vimos recién, en la elección de aquel año la Provincia de Buenos Aires se diferenció
del País en el hecho de que hicieron su aparición fuerzas políticas de peso con asiento en
tierras bonaerenses (Alianza Federalista por Buenos Aires y Alianza Frente Popular
Bonaerense). Por su parte, la ciudad de La Plata no se quedó atrás y también experimentó
este fenómeno ante el surgimiento de una organización local. Estamos hablando del Frente
Renovador Platense (FRP). Este partido que desde sus orígenes sumó dirigentes de varias
fuerzas políticas (incluso del peronismo y del radicalismo) e independientes, logró
rápidamente (pese a su “juventud”) acaparar el apoyo de una importante cantidad de
ciudadanos de la ciudad de La Plata. Sin embargo, este rápido sustento público al candidato
Pablo Bruera del FRP no le alcanzó para superar al Partido Justicialista quien llevó en su
lista nuevamente a Julio Alak. Este último consiguió el 32,25% mientras que el FRP obtuvo
el 21,43% convirtiéndose de esta manera en la primera minoría de la oposición local.
d) Elecciones de 2007
Nos queda por analizar el escenario de las elecciones del 2007. La popularidad del gobierno
de Néstor Kirchner ayudó a que la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner se
presente con grandes posibilidades para alcanzar la victoria en la elección. A diferencia del
peronismo que logró rearmarse en torno a la figura del entonces presidente, la oposición
siguió fragmentada sin la capacidad de construir un espacio capaz de luchar en igualdad de
condiciones con el oficialismo. Fue así entonces que los candidatos principales para la
presidencia de la nación fueron Cristina Kirchner (FPV), Elisa Carrió (Coalición Cívica) y
Roberto Lavagna (Alianza Concertación una Nación Avanzada). Más atrás aparecían
Rodriguez Saa (Alianza Justicia, Unión y Libertad) y Ricardo López Murphy (Recrear).
Como se puede apreciar la fragmentación partidaria nuevamente hizo presencia para la
competencia política. Tal como se esperaba el triunfo fue para el oficialismo alcanzando el
45,29% de los votos. La fragmentación de la oposición se vio representada en la elección
en el hecho de que el candidato con mayor % de votos fue Carrió con el 23,04% de los
sufragios. Ante este panorama uno podría pensar que la clara victoria del oficialismo a
nivel nacional también se dio en los demás niveles. Esto fue así en la Provincia de Buenos
Aires, sin embargo el escenario fue distinto en la Ciudad de La Plata donde la victoria fue
para Elisa Carrió con el 36,3%, dos puntos arriba que Cristina Kirchner.
La elección de 2007 para la gobernación mostró el mismo escenario que el nivel nacional.
Es decir, mientras que el peronismo se encontraba consolidado con un importante apoyo de
la ciudadanía, la oposición estaba considerablemente fragmentada. De la misma manera
que en la nación, esta división opositora se expuso en los resultados electorales pues la
diferencia entre el porcentaje de votos del FPV y el de la fuerza que salió segunda fue muy
importante. Esto es, el peronismo consiguió el 48,24% de los votos mientras que la
Coalición Cívica obtuvo el 16,55%. Por detrás de la CC quedó el Pro con el 14,96% y la
UCR con el 5%. De esta manera, Daniel Scioli candidato por el FPV se consagró
gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Por su parte, la Ciudad de La Plata tuvo
nuevamente la misma lógica de comportamiento que la Provincia en su conjunto
otorgándole la victoria al FPV con el 40,4%.
Por último, debemos señalar que en la Ciudad de La Plata para la elección de intendente se
repitió el mismo enfrentamiento que cuatro años atrás. Es decir, Julio Alak quien buscaba
su cuarta reelección consecutiva enfrentaba como principal adversario a Pablo Bruera. Este
último conformó un frente de agrupaciones más amplio que el del FRP en favor de su
candidatura, lo que llevó a que su nombre esté en la lista del Partido Progreso Social. Lo
que no pudo hacer en la elección anterior, Bruera lo hizo en 2007 pues logró consagrarse
nuevo intendente de la ciudad al conseguir el 25,75% de los votos contra el 21,01% de
Alak. El tercer lugar, lo ocupó la Coalición Cívica obteniendo el 15,58% de los sufragios
positivos.
2) Comparación de los niveles nacional, provincial y local a partir de indicadores.
En la sección anterior describimos brevemente los escenarios nacionales, provinciales y
locales para la competencia política. En esta parte del trabajo buscaremos realizar una
comparación de los mismos que nos permita hacer inferencias sobre algunas de las
características competitivas de los niveles aquí trabajados. Para realizar esta tarea nos
valdremos de una serie de indicadores que nos ayudarán a medir las características de la
competencia política en términos del comportamiento electoral y del sistema de partidos.
Estos indicadores son los de concentración electoral, el del número efectivo de partidos y el
de volatilidad electoral.
Comenzando con el análisis el primer indicador que queremos usar es el de concentración
electoral, el cual nos muestra el porcentaje de votos que aglutinan entre si los dos partidos
más votados. Es decir:
C = (% voto A) + (% voto B)
Por lo tanto y teniendo en cuenta esta definición analicemos los cuadros que presentamos a
continuación, los cuales indican el grado de concentración electoral en las diferentes
elecciones aquí trabajadas.
Cuadro 1: concentración electoral nacional
concentración electoral nacional
cargo/año de elección 1995 1999 2003 2007
Presidente 79,24 86,64 46,69 68,33 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior.
Cuadro 2: concentración electoral provincial
concentración electoral provincial
cargo/año de elección 1995 1999 2003 2007
presidente 81,6 82,09 41,55 71,96
gobernador 77,65 78,8 54,88 64,79 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Cuadro 3: concentración electoral local
concentración electoral local
cargo/año de elección 1995 1999 2003 2007
Presidente 78,95 81,97 40,59 70,3
Gobernador 72,69 81,05 53,21 63,1
Intendente 72,89 81,56 53,68 46,76 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Tal como se puede apreciar en los cuadros la concentración electoral ha sido muy
importante en las dos primeras elecciones. Es decir, en las elecciones de 1995 y 1999 el
porcentaje más bajo de concentración en los tres niveles de análisis fue del 72,69%. Esto
quiere decirnos que en estas dos elecciones por lo menos el 2/3 de la orientación del voto se
inclinó por alguna de las dos principales agrupaciones políticas. Esta situación se
experimentó tanto para Presidente, como para Gobernador e Intendente dándose cuenta de
la homogeneidad entre los tres escalones de competencia política de acuerdo a la cantidad
de votos aglutinados sobre las dos principales fuerzas políticas. No obstante, cabe destacar
la situación presentada en 1999 en las categorías para gobernador e intendente. Es decir,
como se aprecia en el cuadro 2 y 3 la concentración electoral es muy alta. Sin embargo, este
número podría ser mayor si consideramos que APR y UCeDe llevaron en sus listas al
candidato peronista. Entonces, si consideramos la concentración en términos de los
“candidatos” esta sería incluso mayor (Para gobernador: 89,7% en la Provincia y 94,3% en
la Ciudad de La Plata. Para intendente: 95,68%).
Siguiendo con el análisis de las dos primeras elecciones aquí estudiadas debemos remarcar
la realizada en 1999, la cual fue aquella donde se encontró la mayor concentración
electoral. Claramente la razón está en el hecho del apoyo recibido por las dos principales
fuerzas políticas. Cuando analizamos las elecciones, vimos que tanto en 1995 (PJ, UCR,
FrePaSo) como en 1999 (PJ, Alianza, APR) la elección tenía tres agrupaciones principales
para la competencia política. Sin embargo, la posición del peronismo y de la principal
fuerza opositora en una y otra elección fueron determinantes en el índice aquí estudiado.
Esto es, si se revisa los porcentajes de los votos en las elecciones de 1995 y 1999 para los
diferentes cargos la separación entre la primera fuerza y la segunda fue más distante en el
primer comicio electoral, mientras que en el segundo estuvo más concentrado, lo cual nos
señala la razón del por qué en 1999 la concentración electoral fue mayor.
El año 2003 representó claramente un momento de inflexión en términos de la
concentración electoral. La crisis que vivía el país desde tiempo atrás repercutió
decisivamente en los partidos políticos, haciendo desaparecer algunos y entrar en crisis a
otros. Esto llevó a un mapa electoral fragmentado. Por consiguiente, lo esperable es que la
concentración electoral sea baja y en los hechos se demuestra que esto fue así tanto en la
elección para Presidente como también para Gobernador e Intendente. En el primer caso
como consecuencia de la división que impuso la utilización de un sistema de ley de lemas
modificado. En el segundo y tercer caso, el PJ volvió a presentarse de manera unificado
obteniendo un importante % de votos (Gobernador: 43,32% a nivel de la Provincia y
39,11% en la Ciudad de La Plata; Intendente: 32,25%). Sin embargo, la oposición no solo
se encontraba fragmentada, sino que también en el nivel provincial y local no todos los
actores opositores eran los mismos que a nivel nacional. Esto es así al punto que para
Gobernador (a nivel Provincial, ya que en la Ciudad de La Plata lo hizo el ARI) fue la
Alianza Federalista por Buenos Aires (AFBA) quien consiguió el segundo puesto con el
12,39%, mientras que para Intendente en La Plata lo hizo el Frente Renovador Platense
(FRP) con el 21,43% de los votos. Por lo tanto, la fragmentación de los sectores opositores
en estos casos señalan las razones del bajo nivel de concentración electoral encontrado para
las categorías de gobernador e intendente para 2003.
Por último tenemos que analizar lo que nos dicen los cuadros sobre la elección de 2007. En
esta oportunidad se percibe para Presidente y Gobernador una recuperación de la
concentración electoral con respecto a lo ocurrido en 2003. Sin embargo no alcanzó los
niveles de 1995 o 1999. Este indicador para Presidente a nivel nacional fue del 68,33%, en
la Provincia del 71,96% y en La Plata tuvo un 70,3%. Sin embargo, a pesar de que la
composición de este porcentaje en los tres niveles es el mismo en términos de los actores
que lo componen (FPV y CC) difieren los dos primeros con el tercero respecto al orden de
los mismos. Es decir, mientras que en la nación y en la provincia ganó el peronismo, en la
ciudad de La Plata lo hizo la Coalición Cívica mostrándose nuevamente la imagen positiva
de Elisa Carrió en la ciudad. En términos de la elección de Gobernador también hay una
serie de particularidades dignas de ser señaladas. La concentración electoral es
considerablemente menor en esta categoría electoral tanto en el nivel provincial como en el
local. La cuestión de fondo aquí estuvo en que la segunda fuerza (CC) alcanzó un nivel de
voto inferior al nacional (16,55% en la Provincia y 22,7% en la Ciudad de La Plata). Para
terminar con la concentración electoral, debemos mencionar lo ocurrido en la Ciudad de La
Plata. Aquí es destacable el 46,76% señalado por este indicador. Esto es muy relevante en
términos de algo que se comenzaba a insinuar en 2003 sobre la separación entre las arenas
competitivas provincial y platense. En 2007, las dos principales fuerzas políticas
concentraron entre si menos del 50% de los votos lo cual indicó una fragmentación
electoral superior a la encontrada en los demás niveles de competencia política.
Lo apreciado hasta aquí con el indicador de concentración electoral lo podemos
complementar con el del número efectivo de partidos (NEP). Este indicador nos permite ver
la cantidad de fuerzas políticas (en términos teóricos) que compiten electoralmente. Es
decir, si en una la elección están el partido A y el partido B, obteniendo el primero un 51%
de los votos mientras que el segundo consigue el 49%, es esperable que ante esta situación
el NEP de aproximadamente 2. Si el caso es de la existencia de tres partidos y cada uno
obtiene 33% el NEP dará 3. Matemáticamente el NEP se determina de la siguiente manera:
NEP= 1 / ∑ Pι²
Esto es la división de 1 sobre la sumatoria de la proporción de los votos al cuadrado de
todos los partidos que compiten en la elección. Es por lo tanto a partir de este cálculo que
se llega al 2 o 3 arriba señalado. Por lo tanto, este indicador puede complementar lo
señalado por la concentración electoral y por tanto aclarar aún más las características de la
competencia política.
Cuadro 4: Número efectivo de partidos
nacional provincial local
1995 3,49 2,53 2,99
1999 2,56 3,09 2,91
2003 6,56 4,25 6,19
2007 3,41 3,47 6,4 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Tal como pensábamos, el NEP no contradice lo dicho por el índice de concentración
electoral sino que lo ratifica. Como vimos, tanto la elección de 1995 como de 1999
mantuvieron una cierta homogeneidad no solo en términos de los actores en la competencia
política sino también en la inclinación del electorado. Por lo tanto, era esperable que dicha
regularidad se ratifique en el NEP. Sin embargo, regularidad no significa necesariamente
una duplicación exacta en los diferentes niveles. Es decir, no debemos olvidar que estamos
hablando de diferentes niveles de competencia (Presidente, Gobernador, Intendente) y
aunque exista una semejanza entre los mismos es esperable que aparezca alguna
divergencia. La cuestión está en la magnitud de esta divergencia. Es por esto, que tanto en
1995 como en 1999 decimos que hubo una homogeneidad en la competencia debido a que
la divergencia fue mínima (no superando el valor de 1 del NEP) y en todos los casos las
principales fuerzas fueron las mismas en el nivel nacional, provincial y local.
La cuestión comienza a variar en el año 2003. La crisis en la que entraron los partidos
políticos luego de los sucesos del 2001 dejó huellas en las características de la competencia
política. Es decir, algunas fuerzas políticas desaparecieron, otras lograron reorganizarse,
mientras que otras fueron creadas. Por lo tanto esta situación dinámica de desaparición,
reorganización y creación partidaria hace que la nacionalización de la competencia política
sea más compleja no solo por el grado de penetración territorial que un partido nuevo puede
tener sino también ante la posibilidad de la aparición de nuevas fuerzas políticas locales
como resultado de la desaparición o pérdida de legitimidad de los partidos nacionales. Por
supuesto que no podemos olvidar en esta oportunidad que la elección de presidente se
decidió por un sistema de lemas modificado además de que esta última se efectuó en una
fecha diferente que la elección de gobernador e intendente. Sin embargo y pese a esto, cabe
destacar una cuestión ya mencionada: la existencia de actores políticos diferentes en los
niveles de competencia. Es decir, tanto en la nación, como en la provincia de Buenos Aires,
como en la Ciudad de La Plata hubo fuerzas políticas “exclusivas” a cada uno de ellos. En
términos del país, la fragmentación partidaria se debió a las internas del peronismo (con la
consiguiente aparición del sistema de lemas y los tres frentes “peronistas”) y al surgimiento
del ARI y de Recrear. Si miramos la Provincia, vemos que meses después de la elección
presidencial el peronismo se reunificó en torno a la candidatura de Scioli y también estuvo
presente el ARI y Recrear. Sin embargo, hicieron su aparición dos partidos con asiento
provincial obteniendo un apoyo electoral respetable (Alianza Federalista por Buenos Aires
y Alianza Frente Popular Bonaerense). Por último y siguiendo con esta diferenciación del
escenario de competencia política entre los niveles, en la ciudad de La Plata se dio el
mismo fenómeno, distándose incluso de lo ocurrido en la Provincia ya que en la capital de
Buenos Aires surgió el Frente de Renovación Bonaerense. Por lo tanto, esta diversidad en
la arena competitiva en los niveles nacional, provincial y local nos permite entender las
diferencias registradas en el NEP para el año 2003.
En términos del NEP las elecciones del 2007 representaron en cierta medida una vuelta a la
normalidad pues tanto para presidente como para gobernador se obtuvieron valores
similares a los apreciados en 1995 y 1999. Sin embargo, cabe mencionar que el hecho de
que en esta situación ambas categorías obtengan valores similares no vino acompañada de
una igualdad en términos de los escenarios de competencia. O sea, al igual que en 2003
hubo diferencias en los actores políticos en un nivel y en el otro. Es decir (y siempre
hablando de las fuerzas políticas relevantes), en la elección nacional compitió ACNA cosa
que no lo hizo de manera directa en la provincia. Por su parte, en la arena bonaerense
compitió el Pro de manera separada de Recrear por diferencias internas en Buenos Aires.
Esto es importante mencionarlo pues ambas organizaciones (ACNA y PRO) fueron en su
terreno de competencia la tercera fuerza en la elección. Por lo tanto, a pesar de encontrar
valores similares en el NEP no podemos dejar de indicar las diferencias registradas en la
composición de los partidos políticos en la lucha electoral de cada nivel. Sin embargo, al
igual que cuando vimos la concentración electoral es la Ciudad de La Plata la que muestra
mayores diferencias respecto a la nación y la provincia. Es decir, en este caso el NEP da un
valor de 6,4 lo cual ratifica algo que apareció en la elección del 2003: la particularización y
localismo de las lógicas de competencia política en la Plata. Esto no solo lo vemos en los
diferentes valores del NEP en un caso y en el otro sino que también se aprecia por la
existencia (al igual que entre Buenos Aires y el nivel país) de partidos políticos
participando únicamente en la competencia por los cargos locales. A esto último hay que
sumarle una cuestión más (que retomaremos más adelante) y es la referente a la
fragmentación de la orientación del voto. Es decir, en la Ciudad de La Plata se presentó un
escenario parecido al de la Nación en 2003 (cosa que no ocurrió en el país y la provincia en
2007) respecto a la división del voto ya que el partido con mayor cantidad de votos fue el
Partido Progreso Social con el 25,75% (a diferencia del país y Buenos Aires donde el
partido con mayor apoyo electoral fue el FPV con el 45,29% y el 48,24% respectivamente).
En definitiva estas cuestiones particulares de la Ciudad de La Plata nos ayudan a
comprender el NEP de 6,4 que ostenta el territorio platense.
El último indicador que queríamos utilizar es el de volatilidad electoral. Este último nos
muestra el grado de cambio en el voto recibido por un partido político entre una elección y
otra. Es decir, si el partido A consigue 45% en 1995 y en 1999 obtiene el mismo porcentaje,
la volatilidad electoral será de 0. Por lo tanto, se entiende que cuanto más cercano a este
valor dé el indicador, menor será la volatilidad electoral.
VE= ∑ │(V1 – V2)│ / 2
En esta oportunidad nos concentraremos en la volatilidad electoral del Partido Justicialista
y de la Unión Cívica Radical. Sin embargo, con la información que obtendremos aquí
creemos que podremos hacer algunas inferencias respecto a las demás fuerzas políticas.
Cuadro 5: volatilidad electoral nacional.
VE
1995-1999 1999-2003 2003-2007
pj 3,3 7,76 4,25
ucr 15,79 23,02 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Cuadro 6: volatilidad electoral provincial.
VE
1995-1999 1999-2003 2003-2007
presidente
gobernador
presidente
gobernador
presidente
gobernador
pj 7,1 9,63 11,17 2,94 7,02 2,46
ucr 29,18 29,35 20,12 17,77 1,97 Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Cuadro 7: volatilidad electoral local.
VE
1995-1999 1999-2003 2003-2007
presidente gobernador intendente presidente gobernador intendente presidente gobernador intendente
6,21 7,28 4,57 4,1 1,95 3,28 3,52 0,65 5,62
ucr 16,03 11,52 8,9 24,02 19,46 17,34 1,21 1,89Fuente: elaboración propia en base a datos del Ministerio del Interior y del tribunal electoral de BsAs.
Con el indicador de volatilidad electoral confirmamos algo que se pudo haber intuido en las
páginas previas. Estamos hablando de la mayor regularidad electoral del peronismo en
comparación a la del radicalismo e incluso a la de las demás fuerzas políticas relevantes. Si
se aprecia los cuadros 5,6 y 7 podemos ver que el valor máximo de volatilidad electoral
alcanzado por una formula peronista fue de 11,17. Este valor surge del cuadro 6 en el voto
para la elección presidencial en la Provincia de Buenos Aires. El momento en el cual ocurre
esto es en el pasaje de la elección presidencial de 1999 (donde el peronismo salió segundo
detrás de la Alianza) con la de 2003. Por lo tanto, si tomamos las tres formulares peronistas
que se presentaron en esta última ocasión como UNA, la inclinación del voto hacia esta
fuerza política marcó un repunte considerable respecto a lo ocurrido en 1999. Esto no solo
se percibe en el cuadro 6 sino que también en el 5 la recuperación es muy marcada. Sea una
cuestión o la otra, lo interesante del voto peronista es que a pesar de lo ocurrido en el año
2001 logró readaptarse a las circunstancias manteniendo su posición de preeminencia
política en las diferentes instancias. Incluso podríamos agregar aquí al Frente Renovador
Platense que a pesar de tener origen multisectorial, el intendente electo en 2007 (Pablo
Bruera) tiene origen peronista. Por lo tanto, podríamos decir que tanto en 2003 como en
2007 en las diferentes instancias (nacional, provincial y local) triunfó un peronista.
La situación es diferente si pasamos a analizar las celdas del radicalismo. En el periodo
estudiado, el voto hacia esta fuerza política ha sido sumamente volátil. La Unión Cívica
Radical pasó de salir tercero en 1995 a ganar la elección en 1999 con la Alianza y a su casi
desaparición política en 2003. Como vemos en menos de diez años, el voto radical ha
variado demasiado. Sin embargo, creemos que la volatilidad electoral no es propiedad del
radicalismo sino que más bien lo es del arco no peronista. Es decir, a lo largo del trabajo
pudimos apreciar la manera en que fueron apareciendo y desapareciendo agrupaciones en
las diferentes elecciones. Siguiendo a Torre (2003) esta situación respondería a un
fenómeno en el cual los votantes no peronistas se habrían quedado “huérfanos” (en
términos de la inclinación del voto) al no tener un partido político de referencia. Esta
situación se potenció a partir de 2003 donde las fuerzas opositoras al PJ quedaron
fragmentadas, obteniendo cada una un apoyo electoral bastante menor al del peronismo.
Por lo tanto, la conclusión que nos permite sacar el índice de volatilidad electoral es que
mientras el voto peronista ha sido más estable en el tiempo, el voto no peronista ha sido
más volátil (e incluso fragmentado a partir de 2003).
A lo largo de esta sección hemos visto tres indicadores que nos ha permitido sacar tres
características puntuales respecto al periodo: Se registra una regularidad en los patrones de
conducta y desempeño competitivo en los tres niveles en el periodo 1995-1999. Esto se
marca gracias a la presencia de indicadores similares de concentración y del NEP. Sin
embargo, la situación cambia a partir de 2003 dada la existencia por un lado de una
reorganización exitosa del peronismo (manteniendo una volatilidad electoral menor que los
demás partidos políticos), y por otro a una fragmentación pronunciada del sector opositor
con la continua aparición y desaparición de actores políticos en la arena electoral. Esto ha
llevado a la separación y particularización de los niveles de competencia pues no eran las
mismas fuerzas políticas de relevancia las que competían en la nación, la provincia de
Buenos Aires y la Ciudad de La Plata. Por lo tanto, este dinamismo lleva a que los
indicadores arriba estudiados muestren las diferencias antes mencionadas.
Visto esto podemos volver a la cuestión inicial de la “territorialización” de la competencia
política. La respuesta a esta cuestión es evidente en términos del punto de inflexión que
significó la crisis política de 2001. Antes de este momento en los casos aquí estudiados se
presentó una “nacionalización” de la competencia política en términos de que eran los
mismos actores relevantes los que competían en las diferentes instancias obteniendo en
ellas los mismos resultados (esto sin olvidar lo que ocurrió en 1999 con los cargos a
gobernador e intendente. Es decir, recordemos que aquí APR y UceDe llevaron en sus listas
al candidato peronista lo cual le permitió a este último obtener la victoria. Sin contar el
apoyo de estas fuerzas políticas, el triunfo hubiera sido de la Alianza). Sin embargo, esta
situación cambia luego de 2001 y más precisamente en las elecciones aquí estudiadas: 2003
y 2007. En ellas la “territorialización” se hace presente con bastante claridad
principalmente ante la aparición de nuevas fuerzas políticas circunscriptas a un área de
competencia. Es decir, hubo partidos que compitieron para Presidente pero que no lo
hicieron para gobernador e Intendente. Lo mismo ocurrió en estas otras categorías. Por lo
tanto, esta diferenciación en los actores participantes nos permite concluir que a partir de
2003 se ha establecido una territorialización competitiva diferenciando la geografía
electoral nacional, bonaerense y platense. De esta manera, la homogeneidad competitiva
apreciada antes del 2001 quedó herida de gravedad luego de dicho año ante la
fragmentación y territorialización competitiva.
3)Conclusiones
En este trabajo intentamos hacer un aporte sobre la cuestión de la territorialización en la
arena electoral. Pudimos ver que las lógicas de competencia fueron homogéneas entre los
niveles, cuando las fuerzas políticas lograron tener un grado de institucionalización y apoyo
electoral mayor. Es decir, luego de 2001 con la crisis política, la fragmentación partidaria
del sector principalmente no peronista llevó a que se generen enclaves territoriales
diferenciando a los principales actores participantes en los niveles nacional, provincial y
local. Esta situación derivó en que la homogeneidad anterior desaparezca apreciándose
lógicas de comportamiento político y electoral diferentes. Por lo tanto, la consecuencia de
esto último ha sido la territorialización de la competencia política en la Argentina reciente.
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