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JOSÉ CAZORLA PÉREZ Retorno al Sur (Madrid, Siglo XXI y Oficina de Coordinación a Emigrantes Retornados, 1989) Respecto del consabido movimiento pendular del fenómeno migratorio, se ha solido dar más importancia —por parte de los especialistas— a la salida que al regreso de los emigrantes. En los estudios clásicos de sociología de las migraciones —que por lo usual se referían a las tempranas entradas de. inmigrantes en los Estados Uni- dos— se centraba la atención en la progresiva integración de la población inmigrada en la sociedad norteameri- cana: los casos de retorno al país de origen se tendían a considerar como ejemplos aislados debidos a circuns- tancias personales. Por el contrario, en la más actual sociología de las mi- graciones, no sucede así: estudios con- temporáneos —referidos por lo gene- ral a las recientes emigraciones a los países avanzados de Europa— suelen conferir al regreso de los emigrantes a su país natal un papel importante. Se piensa que el retorno e,s un fenó- meno colectivo ocasionado por el cum- plimiento de los objetivos de los emi- grantes. Sea o no cierta esta explica- ción —no está de acuerdo con ella más de un especialista—, tiene al menos la virtud de prestar la atención debida al regreso a casa de quienes durante un tiempo vivieron en el extranjero. La reciente sociología española se puso al día en este punto con relativa facilidad: para ella el retorno de emi- grantes no fue nunca un hecho episó- dico y circunstancial. No en vano du- rante la década pasada —muy en par- ticular a partir de la crisis energética de 1973— se produjo un masivo re- greso de trabajadores a nuestro país. Así que no hizo falta mucho para que los sociólogos españoles se percataran del hecho y se, pusieran a estudiarlo. Reís 48/89 pp. 243-266

JOSÉ CAZORLA PÉREZ - Reis - Revista Española de Investigaciones ... · ejemplos aislados debidos a circuns-tancias personales. Por el contrario, en la más actual sociología de

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JOSÉ CAZORLA PÉREZ

Retorno al Sur(Madrid, Siglo XXI y Oficina de Coordinación

a Emigrantes Retornados, 1989)

Respecto del consabido movimientopendular del fenómeno migratorio, seha solido dar más importancia —porparte de los especialistas— a la salidaque al regreso de los emigrantes.En los estudios clásicos de sociologíade las migraciones —que por lo usualse referían a las tempranas entradasde. inmigrantes en los Estados Uni-dos— se centraba la atención en laprogresiva integración de la poblacióninmigrada en la sociedad norteameri-cana: los casos de retorno al país deorigen se tendían a considerar comoejemplos aislados debidos a circuns-tancias personales. Por el contrario,en la más actual sociología de las mi-graciones, no sucede así: estudios con-temporáneos —referidos por lo gene-ral a las recientes emigraciones a lospaíses avanzados de Europa— suelenconferir al regreso de los emigrantes

a su país natal un papel importante.Se piensa que el retorno e,s un fenó-meno colectivo ocasionado por el cum-plimiento de los objetivos de los emi-grantes. Sea o no cierta esta explica-ción —no está de acuerdo con ella másde un especialista—, tiene al menos lavirtud de prestar la atención debidaal regreso a casa de quienes duranteun tiempo vivieron en el extranjero.

La reciente sociología española sepuso al día en este punto con relativafacilidad: para ella el retorno de emi-grantes no fue nunca un hecho episó-dico y circunstancial. No en vano du-rante la década pasada —muy en par-ticular a partir de la crisis energéticade 1973— se produjo un masivo re-greso de trabajadores a nuestro país.Así que no hizo falta mucho para quelos sociólogos españoles se percatarandel hecho y se, pusieran a estudiarlo.

Reís48/89 pp. 243-266

CRITICA DE LIBROS

Desde que Angels Pascual escribieraen 1972 su precursor libro El retornode los emigrantes, hemos sido mu-chos los que hemos dedicado algunaatención a esta específica parcela delfenómeno migratorio. Entre los quecon más persistencia y entusiasmo sehan entregado a esta tarea se encuen-tra J. Cazorla: a su ya amplia obra alrespecto, acaba de añadir un nuevolibro, Retorno al Sur.

Retorno al Sur está construida enlo fundamental sobre los datos apor-tados por dos encuestas sucesivas lle-vadas a cabo entre emigrantes retor-nados de la República Federal de Ale-mania a la España meridional. No haabandonado, por tanto, Cazorla suproverbial devoción por el estudio delos problemas del sur de España.Como tampoco ha decaído, en lo querespecta al procedimiento investiga-dor, en su confianza por el método dela encuesta. No obstante, Retorno alSur significa, a mi juicio, un empeñoinnovador por parte del sociólogo gra-nadino: de un lado, no quiere reducirsu aportación al mero acarreo de datossobre el retorno de emigrantes —porsugerentes que éstos puedan ser—; deotro, tampoco quiere limitar su aná-lisis a la foto fija de una encuesta rea-lizada en un momento dado. Para evi-tar el primer riesgo, propone una es-pecífica explicación teórica del fenó-meno del retorno; para evitar el se-gundo, emplea la tan poco habitualtécnica del panel.

Su conjetura teórica consiste en unarevisión de las socorridas hipótesis delpush-pull migratorio, en el sentido derestarle fuerza a las explicaciones denaturaleza exclusivamente económica.

Dicho con sus propias palabras:«... los factores económicos no son nilos únicos, ni siquiera a veces los másimportantes en el fenómeno de la ad-misión o salida forzosa de emigrantes.Otros de orden cultural y político, me-nos aparentes, pero de gran trascen-dencia, coadyuvan para producir losefectos tantas veces descritos». A par-tir de esta hipótesis sobre el procesomigratorio global, formula para el casoconcreto del retorno esta otra: «... elemigrante no sólo marcha influido porlas presiones ostensibles del push-pull,sino también por una autoperspectivadel regreso». Lo que significa —nosexplica Cazorla— que, en el complejojuego de las motivaciones del emigran-te, interviene el lógico deseo de mejo-rar de nivel de vida, pero también«... el exhibir ante los componentesdel antiguo grupo primario los signosexternos de su nueva posición social».De donde se sigue que el emigrantefracasado prefiera no volver a su pue-blo, sino a otro lugar donde no lo co-nozcan. Por lo que Cazorla concluye:«se emigra para volver, pero para vol-ver con éxito». De este modo, se apar-ta de aquellos estudiosos que. no va-loran en su justa importancia el móvillatente del retorno, como también deaquellos otros que sólo lo admiten enel caso de los emigrantes fracasados.Con ello se alinea con autores comoPiore, para quien el retorno es señaldel éxito del emigrante en cuantotarget-earner; pero desatiende otrasinterpretaciones más complejas, comolas de A. Portes y R. L. Bach, quienestratan de explicar el hecho de que elretorno no siempre se produzca al lu-gar de origen, sino a otro muy distin-

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to, con conceptos tales como los desbifting locations of opportunities ymigrants* social networks.

El «aliciente técnico» de Retorno alSur —como Cazorla gusta llamarlo—consiste en el nada usual procedimien-to metódico de entrevistar dos vecesconsecutivas a las mismas personas:«La primera recién llegados de laRFA, en donde habían permanecidocomo mínimo ocho años, y la segundaentre seis meses y un año después dela primera entrevista.» Esto es, Ca-zorla no se contenta con una primeraimpresión de los retornados, sino quequiere comprobar cómo evolucionaaquélla con el transcurso del tiempo,hasta que consolida en una toma depostura fundada. Se, trata, pues, deuna medida técnica acertada, tantomás de agradecer cuanto su materia-lización suele resultar harto enojosa.

En suma, Retorno al Sur constitu-ye una valiosa aportación a la socio-logía de la migración española, que seenriquece con las hipótesis, datos e

interpretaciones de Cazorla. Lo queno significa que éste siempre se mues-tre certero en sus apreciaciones. Enocasiones, se deja llevar por su apa-sionamiento por «el Sur», lo que lehace incurrir —pongo por caso— entautologías divertidas, como cuandosostiene que «el retorno a "las raí-ces" se demuestra en el hecho de queel 86 por 100 de ellos [los retorna-dos] lo hizo a su localidad de ori-gen». Averiguación que suele produ-cirse si a los que regresan se les buscaen poblaciones pequeñas, pues, salvoque a los emigrantes les divierta elinfantil juego de las cuatro esquinas,lo más probable es que tales localida-des sean las mismas de las que salie-ron. Otra cosa hubiera sido si se leshubiera tratado de localizar en gran-des centros urbanos, que suelen atraera emigrantes nacidos en los más di-versos lugares. Pero más vale que medetenga, que no es cosa de pecar deminucioso.

José C. CASTILLO

FÉLIX ORTEGA, ERNESTO GONZÁLEZ GARCÍA, ANTONIO GUERRERO

y MARÍA EDUVIGIS SÁNCHEZ (comps.)

Manual de Sociología de la Educación(Madrid, Textos de Visor, 1989)

La reforma educativa emprendidaen España a partir de la LODE —LeyOrgánica del Derecho a la Educa-ción— impactó al sistema de enseñan-za en forma manifiesta y latente, sim-plificando el concepto acuñado porMerton.

Una de sus «funciones latentes»

alcanzó de lleno a las Facultades deCiencias de la Educación, que rápida-mente vieron cambiar su clientela, has-ta el punto de que algunas se replan-tean hoy totalmente sus estructuras,sus fines y sus objetivos educativos.El perfil profesional de sus egresadosy, consecuentemente, las carreras, pla-

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nes y Programas de Estudios son ob-jeto de debate y discusiones colecti-vas. ¿Pedagogía para qué y para quié-nes? La aparición de los graduadosen Escuelas de Magisterio y, en gene-ral, de estudiantes que ya están o seencaminan como docentes a la ense-ñanza obligatoria constituye un fenó-meno masivo de relativamente recien-te aparición, al que hay que atender(en especial, en las Universidades«grandes»; por ejemplo, la Complu-tense de Madrid). Ahora bien, ungrupo de los mejores especialistas enSociología de la Educación sigue conatención las necesidades y demandasde este nuevo «mercado» universita-rio y acaba de participar en la ediciónde un libro —Manual de Sociologíade la Educación— que pone a su al-cance «los» temas de la materia conexcelente calidad y, a la vez, de unamanera accesible y cercana a sus inte-reses profesionales.

Félix Ortega, Ernesto GonzálezGarcía, Antonio Guerrero y MaríaEduvigis Sánchez compilaron en cincocapítulos, trabajos en su mayoría yapublicados —aunque, a veces, revisa-dos y actualizados—, de muchos dequienes construyeron, desde distintasperspectivas ideológicas y experienciasocupacionales, la Sociología de la Edu-cación española desde los años seten-ta. Y contribuyeron a su proceso demaduración teórica y metodológica in-troduciendo autores extranjeros y es-tudiando la problemática que se susci-taba en nuestro país, en rápidos yprofundos cambios.

La ambivalente y sugestiva posiciónde docentes y alumnos universitariosa la vez (o bien, de ser docentes en

un relativamente breve lapso de tiem-po) de los destinatarios del Manualles permite a los compiladores un tra-bajo que resultó con las mismas ca-racterísticas. Dibujado con nitidez elposible «cliente» del texto, se traza-ron sus contenidos y ordenación concriterios muy claros y precisos:

i) Destacar, primeramente, la ob-via pero necesaria premisa de que laeducación es un fenómeno social y,por lo tanto, socialmente (política-ideológica - económica - culturalmente)condicionado. Y que, quienes se de-dican a ella como profesionales debenconcientizarse y concientizar de esoscondicionamientos (o, por lo menos,conocerlos y darlos a conocer).

Desde esta perspectiva defienden lanecesidad de incluir en un lugar pre-eminente del curriculum a la Sociolo-gía de la Educación.

ii) Brindar una breve (pero lúciday crítica) información de las líneas teó-ricas y metodológicas que hoy estánvigentes en la materia y sus antece-dentes históricos.

iii) Relacionar i) y ii) con lo queocurrió históricamente en España ycon algunas interpretaciones de. lo queestá sucediendo en las dos últimas dé-cadas, tras la transición democrática(educación y sociedad, educación ypoder político, educación y cambioeconómico, educación y cultura).

iv) Llegar hasta el sistema escolarespañol, entrar en él a través del aulay de la relación educativa y... claro...detenerse en el docente-probable clien-te de libro y «sus circunstancias»(Ortega vive). Las recomendacionesde Félix Ortega sobre cómo utilizar-

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lo (p. 11) —que por algo se llama«manual»— son tan valiosas como suanálisis (con Julia Várela) acerca delos estudiantes de las Escuelas deMagisterio como grupo social (capítu-lo III , pp. 145 y ss.).

En cuanto al contenido, el capítu-lo I es, a mi juicio, uno de los másinteresantes. Se titula «La Sociologíade la Educación: objeto y perspecti-vas teóricas», y alcanza, a pesar de laslimitaciones que impone las caracte-rísticas del libro, un muy aceptablenivel de análisis y de. síntesis (lo cuales muy difícil de conseguir conjunta-mente, como se sabe).

Tiene una esquemática Introduc-ción de Antonio Guerrero, que no ol-vida ni a Durkheim ni a Weber ni aMarx. Un muy buen trabajo de pre-sentación-síntesis de Julia Várela, «LaSociología Francesa de la Educación.Modelos de Análisis», que se detieneen los autores que posiblemente máshayan influido en la Sociología de laEducación española, en detrimento dela anglosajona (Boudon, Bourdieu-Passeron, Althusser, Baudelot-Esta-blet y, cómo no, Michael Foucault ysus discípulos: Vigarello, Querrien,Donzelot). Y, también, un trabajo deFélix Ortega, cuyo origen viene deantiguo y tiene múltiples versiones enotras antologías y textos diversos(véase, por ejemplo, «La Sociología dela Educación en España», de JesúsM. Vázquez y Félix Ortega, en TextosFundamentales de Sociología de laEducación, de Alain Grass, NarceaEd., Madrid, 1976, o «La Sociologíade la Educación en España», de FélixOrtega, en Carlos Lerena, ed., Edu-

cación y Sociología en España, Ed.Akal, Madrid, 1987).

Alterando intencionadamente el or-den de presentación del capítulo, co-mento al final el trabajo más suges-tivo: el de Mariano Fernández En-guita «¿Hacia dónde va la Sociologíade la Educación?», que de alguna ma-nera pone en evidencia el proceso demaduración que ha seguido el propioautor en el transcurso de su trabajocomo sociólogo desde el marxismo.

El capítulo II, «Génesis, evolucióny estructura del sistema escolar en Es-paña», no encierra ningún misterio,pero sí otro trabajo interesante: el deJulia Várela, «Elementos para una ge-nealogía de la escuela primaria en Es-paña», en el que aplica el método deFoucault al análisis de la escuela, conla particularidad de detenerse en dosórdenes religiosas y sus influencias enla conformación del único nivel obli-gatorio del sistema (jesuitas y lasallia-nas). Algunos de los subtítulos deltrabajo dan idea de su contenido: Undispositivo para la gestión política delas clases populares; La escuela nacio-nal, fábrica de ciudadanos; La escuelamáquina; El maestro funcionario; Lainfancia tutelada, y Escuela publica-escuela privada, una falsa alternativa.

Alberto Moneada repite uno de sustrabajos más documentados, «Cienaños de educación en España», y cie-rra el capítulo un trabajo de un co-lectivo —CIDE, «El sistema educa-tivo: estructura y datos generales»,que es en realidad el capítulo II desu obra El sistema educativo español(Madrid, 1988). Con datos muy ac-tualizados complementa, de. algún mo-do, a la Introducción, que le corres-

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pondió esta vez a otra de las compi-ladoras, María Eudovigis Sánchez.

El capítulo III , «Agentes socializa-dores: los profesores», se compone decuatro trabajos que «entran» ejn lapraxis educativa, en el quehacer co-tidiano de esa parcela de la realidadsocial que se llama educación: quié-nes son los profesores, qué hacen, yaun cómo viven. Cómo se define suidentidad, su trabajo y sus instrumen-tos, sus relaciones personales y profe-sionales.

El primero es el ya mencionado«Los estudiantes de las Escuelas deMagisterio como grupo social», deJulia Várela y Félix Ortega. Le sigue«El Oficio de Maestro», un trabajolúcido, agudo, del malogrado CarlosLerena, uno de los sociólogos con mássólida formación teórica y más fecun-da producción en la materia. Cate-drático de Sociología de la Educaciónen la Facultad de Filosofía y Cienciasde la Educación de la UniversidadComplutense de Madrid, murió en unaccidente, pero su obra sigue en todasu vigencia. Hoy ocupo, como Cate-drática interina, la misma plaza y estásu recuerdo en la Sección Departa-mental.

Félix Ortega es también el autor,en este capítulo, de un artículo sobreel maestro, pero su búsqueda va haciaotro ámbito: «Modos de vida delmaestro rural» (familia y espacio do-méstico; tiempo, trabajo y ocio; víncu-los e integración social están en laatención del autor, que profundiza enlas relaciones del maestro con la co-munidad rural en España). El capítu-lo se cierra con un aporte de JoséLuis Alvaro Entremiana e Ignacio

Monge Lanuzas, «Libros de texto delectura: procesos de socialización eidentidad de género», centrado encómo se trata el tema de la familia enuna selección de textos para el apren-dizaje de la lectura en los cuatro pri-meros cursos de EGB. A pesar de loespecífico de la temática, los autores«abren», a quien lo lea, el interrogan-te acerca del discurso literario y susenfoques y la importancia de la lite-ratura infantil en el proceso de socia-lización primaria (diferenciación de ro-les por sexo, aprendizaje de la doblemoral, los juguetes como vehículo deidentificación de roles diferenciados).

Personalmente, creo que el capítu-lo IV es, junto con el I, el que con-fiere mayor interés teórico y metodo-lógico al «Manual».

Una breve Introducción de otrocompilador, Ernesto González García,da paso a cuatro buenos y diferentestrabajos. El primero aborda al curricu-lum: «Nuevos pasos en el desencan-tamiento. La Sociología del Curricu-lum», de Isidoro Alonso Hinojal, unode los mejores conocedores de Bern-stein en particular y de la Sociologíade la Educación anglosajona en ge-neral.

Alonso Hinojal llega «al fondo»,desde una perspectiva sociológica, enla justificación del título. Y lo haceen el último punto de su trabajo:«El nivel típicamente sociológico: eloculto». ¿Qué es lo que tiene que de-cir la Sociología de la Educación —y,por ende, el análisis sociológico— so-bre el tema del curriculum? Se lo pre-gunta. Y lo responde desde el curricu-lum oculto en la escuela.

Julia Várela va tras otra de las cla-

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