JÓVENES Y DERECHOS EN LA ACCIÓN COLECTIVA

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JVENES Y DERECHOS EN LA ACCIN COLECTIVAVoces y experiencias de organizaciones juveniles en Bogot

CoordinaCin General Personera de Bogot, D.C Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas IPAZUD, Instituto para la Pedagoga, la Paz y el Conflicto Urbano Convenio de cooperacin interinstitucional 004 del 14 de septiembre de 2005 Seguimiento al Acuerdo 125/Julio 9/2004

editores Juan Carlos Amador Ricardo Garca Duarte Quena M. Leonel Loaiza

Jvenes y derechos en la accin colectiva : voces y experiencias de organizaciones juveniles en Bogot / Germn Muoz Gonzlez ... [et al.]. -- Editores Juan Carlos Amador, Ricardo Garca Duarte, Quena M. Leonel Loaiza. -- Bogot : Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas, Personera de Bogot, 2011. 304 p. ; 24 cm. Incluye bibliografas. ISBn 978-958-8088-46-4 1. Derechos humanos - Bogot (Colombia) 2. organizaciones juveniles - Bogot (Colombia) 3. Participacin juvenil - Bogot (Colombia) 4. Juventud y sociedad - Bogot (Colombia) 5. trabajo social con jvenes - Bogot (Colombia) I. Muoz Gonzlez, Germn II. Amador, Juan Carlos, ed. III. Garca Duarte, Ricardo, ed. IV. Leonel Loaiza, Quena M., ed. 305.235 cd 21 ed. A1300159 CEP-Banco de la Repblica-Biblioteca Luis ngel Arango

PERSONERA DE BOGOT

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOS DE CALDAS

FRANCISCO ROJAS BIRRY Personero de Bogot, DC. MARCO R. MARIO FAJARDO Personero Auxiliar YAMILE GUERRA SUAREZ Secretaria General MIRTHA PATRICIA BEJARANO RAMN Personera Delegada Derechos Humanos TULIA FABIOLA NIO MARTNEZ Coordinadora Proyecto Ctedra Personera de Bogot Acuerdo 125/2004

INSTITUTO PARA LA PEDAGOGA LA PAZ Y EL CONFLICTO URBANO

INOCENCIO BAHAMN CALDERON Rector MARA ELVIRA RODRGUEZ LUNA Vicerrectora Acadmica EDWARD PINILLA RIVERA Vice rector Administrativo RICARDO GARCA DUARTE Director IPAZUD edicin: iPaZUd. JUAn CARLoS AMADoR BAQUIRo Editor e investigador RICARDo GARCA DUARtE Editor e investigador QUEnA MELISA LEonEL LoAIZA Editora e investigadora AnDRS F. CAStIBLAnCo RoLDn Investigador CARLoS ARtURo REInA RoDRGUEZ Investigador GERMn MUoZ GonZLEZ Investigador JAIRo HERnAnDo GMEZ EStEBAn Investigador LUISA FERnAnDA CoRtS nAVARRo Investigadora RUBy VARn GALVIS Investigadora

CoordinaCin General Personera de Bogot, D.C. Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas. IPAZUD, Instituto para la Pedagoga, la Paz y el Conflicto Urbano. Convenio de cooperacin interinstitucional 004 del 14 de septiembre de 2005. Seguimiento al acuerdo 125/Julio 9/2004

Diseo grfico y diagramacin: RoCo PAoLA nEME nEIVA. Fotografa: CAMILo AnDRS RoDRGUEZ, http://www.flickr.com/photos/kamiloara/ Impresin: Subdireccin Imprenta Distrital DDDI ISBn: 978-958-8088-46-4 Primera edicin 2011 Bogot, 2011

aGradeCimientos

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ste libro alcanz su mejor desarrollo gracias a la contribucin de diversas personas, Instituciones Educativas y organizaciones.

Las organizaciones comprometidas en el presente proyecto y editores expresan su reconocimiento a las siguientes organizaciones juveniles: Corporacin Experimental Juvenil, organizacin Minga Urbana en techotiba, Corporacin Ciudad Emphiria, Sistema Local de Juventud de Kennedy, Movimiento Rock por los Derechos Humanos en Ciudad Bolvar, organizacin Crculos de Paz-es, Colectivo Surgente, Asociacin Hijos del Sur, Urban Art y Corporacin Azzul. As mismo agradecen a El observatorio de Derechos Humanos de la Institucin Educativa Distrital Eduardo Umaa Mendoza. Finalmente manifiestan su reconocimiento a Camilo Andrs Rodrguez director de la Agencia Cultural Juvenil Bajo Control, por sus aportes narrativos de imagen plasmados en las fotografas que componen la cubierta y los comienzos de captulos internos del libro.

tabla de Contenido

Presentacin ..........................................................................................................................................................................................9 Introduccin ....................................................................................................................................................................................... 15

Parte I Jvenes, derechos y ciudadanas: Debates contemporneosPrcticas polticas de jvenes desde abajo y a la izquierdaGermn Muoz Gonzlez .............................................................................................................................................. 31

organizaciones y movimientos en la construccin simblica del actor colectivoRicardo Garca Duarte ...................................................................................................................................................... 73

Discursos sobre la juventud o las tribulaciones para ser lo que uno esJairo Hernando Gmez Esteban .............................................................................................................................. 101

Parte II Accin colectiva juvenil, redes y rock: Anlisis de narrativas y experienciasJvenes, Redes y Derechos: accin colectiva en el sistema local de juventud de kennedy sljkJuan Carlos Amador Baquiro .....................................................................................................................................131

Movimiento rock por los Derechos Humanos en Ciudad BolvarLuisa Fernanda Corts Navarro y Carlos Arturo Reina ............................................................................ 179

Parte III Derechos, territorio y jvenes: apuestas organizativas localesJuventud y Derechos: un panorama desde las organizaciones juveniles de UsmeQuena Melisa Leonel Loaiza .....................................................................................................................................213

Las organizaciones juveniles y la escuela en la intimidad de la accin colectiva en UsmeAndrs F. Castiblanco Roldn .....................................................................................................................................229

lLa accin colectiva posibilita la creacin de una cultura de los Derechos Humanos? Percepciones de las organizaciones juvenilesRuby Varn Galvis .............................................................................................................................................................251

Parte IV Los jvenes tienen la palabra: voces de jvenes con agenciaApuntes sobre la limpieza socialRodolfo Celis Serrano ......................................................................................................................................................273

Crculos de paz-es en Usme hacia una transformacin generacional desde lo propioKaren Daz Restrepo ........................................................................................................................................................ 283

Accin colectiva ambiental de jvenes del sur de BogotJhon Fredy Gonzlez Daza, Sandra Rodrguez, Edgar Surez (Tito).............................................. 289

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PresentaCin

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l Concejo de Bogot institucionaliz por medio del Acuerdo nmero 125 del 9 de julio de 2004 la Ctedra en Derechos Humanos, Deberes y Garantas y Pedagoga de la Reconciliacin como medida capaz de favorecer planes, programas y acciones conducentes a promover una cultura de derechos humanos a travs de las instituciones del Distrito Capital y otros actores de la sociedad civil. Al introducir un mandato referido no solo a la implementacin de una asignatura acadmica en los contextos educativos, sino a la generacin de iniciativas para la construccin de nuevos sentidos sobre la vida, la sociedad y los derechos, el tema se ha convertido en ncleo estratgico de la poltica pblica y de las agendas sociales en Bogot. Para velar por la implementacin de la Ctedra el Concejo igualmente dispuso la creacin de una Coordinacin Interinstitucional con el fin de articular, fortalecer, monitorear, racionalizar propsitos y resultados en la gestin de la educacin en derechos humanos, la cual qued en cabeza de la Secretara de Educacin y conformada por representantes de un conjunto de instituciones del Distrito Capital, entre ellas, la Personera de Bogot y la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas. Con el Convenio de Cooperacin Interinstitucional 004 del 14 de septiembre de 2005, estas dos ltimas dieron curso a varias actividades en el tema, entre ellas el seguimiento a la Ctedra en el contexto de diversos espacios geogrficos, sectores, instituciones y actores sociales en la ciudad. El inters de ambas instituciones por comprender los procesos de apropiacin del tema as como el complejo conjunto de condiciones y variables en las que tiene lugar la cultura de derechos humanos, hizo necesario emprender estudios investigativos coordinados por la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas. De este modo, desde el ao 2006 se ha realizado el seguimiento al desarrolloPresentacin

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de la Ctedra como un proceso investigativo permanente, cuyos resultados han fortalecido la investigacin, anlisis y reflexin de implementacin de la misma, que muestran un balance de experiencias de investigacin formulados desde distintas pticas y perspectivas (Betancourt, 2008; Gmez, et al, 2009; Serna, et al, 2010). Basados en los hallazgos de estos estudios y, atendiendo a unas circunstancias de orden social y poltico particulares en el Distrito Capital, el objeto de investigacin en este oportunidad (2011) se centr en analizar los procesos de agenciamiento de los derechos humanos a travs de iniciativas de actores sociales, a menudo marginados y estigmatizados: los jvenes. Con la promulgacin de la Constitucin Poltica de 1991, la cual incorpor dentro de sus mandatos la obligacin por parte del Estado de una formacin ms activa en materia de democracia y ciudadana, diferentes instituciones pblicas y privadas han acogido con nimo el desarrollo de propuestas pedaggicas alusivas al ejercicio de los derechos, la participacin y la ciudadana. Pese a una cultura poltica caracterizada por fenmenos de desigualdad y exclusin crecientes, originada en parte por la degradacin del conflicto social y armado y por la incorporacin de modelos de desarrollo distantes de la garanta de derechos, las iniciativas de la sociedad civil han tenido gran despliegue. Los esfuerzos adelantados en torno a la bsqueda de la paz, la defensa y promocin de los derechos humanos, la tramitacin pacfica de los conflictos y el ejercicio de ciudadanas activas, adems de haberse convertido en objetos centrales de movilizacin social en varias comunidades y grupos poblacionales en el pas, tambin han empezado a ser parte de una conquista permanente de organizaciones de jvenes en la ciudad. Los estudios realizados anteriormente por la Personera de Bogot y la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas han evidenciado varias realidades sobre la compleja trama jvenes, derechos y ciudad. La primera est relacionada con la existencia de una cultura poltica que ha sido subordinada a los procedimientos del gobierno escolar y a la ciudadanizacin de los sujetos en la escuela (Gmez, et al, 2009)1. Este escenario muestra cmo el predominio de dimensiones

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1 En el 2009 se procedi a indagar las experiencias de la localidad de Chapinero, asumido como proyecto piloto y marco referencial para seguimientos y aplicaciones posteriores en las restantes localidades y el contexto donde se desarrollan estos procesos. Metodolgicamente el trabajo se apoy en una revisin documental que acudi a fuentes de diverso orden, entre ellas, proyectos educativos instituciones, proyectos locales, contratos, convenios y folletos. tambin acudi a la observacin participante, la implementacin de entrevistas semiestructuradas y algo que el equipo de investigadores denomin croquis de

instrumentales de la democracia y una versin de la ciudadana que se reduce a una particular obediencia de los individuos hacia la fuerza o la asistencia del Estado, termina por desactivar otras formas de accin poltica y subvalorar alternativas con grandes potencialidades en torno a la conquista de los derechos y la reinvencin de lo pblico en la ciudad. En segundo lugar, tambin ha sido recurrente, a partir del anlisis de las retricas de formacin en derechos humanos, el divorcio entre los discursos de la poltica pblica y las prcticas que adelantan las instituciones (Serna, et al, 2010)2. Si bien se puede sealar que, con motivo de un mayor posicionamiento del tema de los derechos humanos en la ciudad, las actividades institucionales se han multiplicado talleres, capacitaciones, asesoras, acompaamientos a comunidades-, las confusiones de varios de los responsables y encargados de esta labor en relacin con los enfoques y perspectivas pedaggicas de la ciudadana, han terminado por subordinar la potencia de los derechos -en clave de garanta y restitucin-, a un simple asunto de asistencia, subsidios y ejecucin de presupuestos en las localidades. En tercer lugar, aunque no ha sido objeto de investigacin explcito en los anteriores estudios, ha surgido de manera frecuente en los trabajos de campo y en las categoras emergentes de los informes, una realidad que sita a los jvenes frente a expresiones y escenarios de violencia, en donde no siempre son los victimarios, tal como se les suele enunciar desde diversos sectores de la sociedad. Particularmente, durante la ltima dcada la sociedad colombiana ha sido testigo del surgimiento de nuevas tipologas de violencia hacia los jvenes, producto de su utilidad estratgica para favorecer los intereses de bandas criminales y

sujeto. Dentro de las recomendaciones se destacan dos asuntos que colocan la Educacin en DDHH como horizonte de sentido para la transformacin propositiva de las realidades adversas, frecuentes en muchos barrios de esta localidad. En primer lugar, se recomend hacer todos los esfuerzos institucionales necesarios para lograr el trnsito de un sistema educativo precario con una cultura poltica dbil a un escenario posible que forme en, con y para los DDHH. y en segundo lugar, se recomend que la poltica pblica no slo sea formulada desde el derecho como marco de y para la accin, sino que tambin tenga incidencia en contextos sociales caracterizados por el ejercicio de la violencia y la discriminacin. 2 En el ao 2010 el objeto de estudio que articul el trabajo de investigacin se centr en interrogar las dimensiones educables y enseables de las propuestas institucionales que declaran trabajar interna y/o externamente la formacin en derechos humanos con poblaciones y grupos especficos de Bogot. En consecuencia, las retricas, el sujeto de la formacin y los entornos institucionales se convirtieron en los ejes transversales para acercarse a la complejidad de las realidades socio-culturales que configuran los escenarios de atencin y socializacin en la ciudad y, de este modo, comprender las posibles articulaciones, tensiones y/o divorcios en torno a la formacin, los objetivos misionales y la produccin de subjetividades particulares que emergen de estos universos de sentido.

Presentacin

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mafias dedicadas al narcotrfico, la trata de personas, y la difusin del miedo con propsitos de control social en sus diversas expresiones. Evidentemente se trata de los efectos de un clima de tragedia humanitaria que no cesa, pese a los procesos de desmovilizacin registrados en los ltimos ocho aos, as como de un esquema de exclusin social en el que los jvenes frecuentemente son sus mayores receptores. Estas consideraciones han convocado a la Personera de Bogot y al Instituto para la Pedagoga, la Paz y el Conflicto Urbano de la Universidad Distrital IPAZUD- a emprender una reflexin sobre el papel que juegan los jvenes en la promocin y bsqueda de alternativas relacionadas con la resolucin pacfica de los conflictos y una cultura de paz y de respeto por los derechos humanos en sus entornos locales y barriales. En efecto, se trata de contextos en los que enfrentan da a da las manifestaciones ms absurdas y descarnadas de estas mltiples violencias. Muchos interrogantes pueden plantearse al respecto Qu motivaciones circulan por las iniciativas de los jvenes que se organizan para promover la cultura de los derechos humanos?, Qu dificultades enfrentan para desarrollar sus acciones en el interior de sus comunidades?, Qu papel consideran que juega la institucionalidad frente al trabajo de sus organizaciones?, Qu impacto consideran que tiene para sus comunidades dicho trabajo? Estas y otras inquietudes son abordadas en este trabajo por un equipo de investigadores, quienes aceptaron con generosidad y actitud de aprendizaje la tarea de analizar la realidad social de estos grupos, organizaciones y comunidades, a partir de la voz y experiencias de sus protagonistas. Como se podr observar, la relacin jvenes - derechos, adems de ser una vinculacin difcil y paradjica, se convierte en uno de los mayores desafos para la construccin de la dignidad, la deconstruccin de la cultura hegemnica y la conquista de una nueva esfera de lo pblico, de cara a la materializacin del Estado Social de Derecho en la ciudad y el pas. En tal sentido, invitamos a las instituciones oficiales y dems actores de la sociedad civil, en particular a aquellas que pertenecen al Distrito Capital, a asumir sin prevencin alguna los resultados parciales e inacabados- de este trabajo, el cual muestra el carcter marginal y excluyente con el que se ha naturalizado a los jvenes, as stos sean objeto de polticas, planes y proyectos. Sin embargo, lo ms importante es invitarles a observar con atencin los esfuerzos que grupos, organizaciones y distintas expresiones de la accin colectiva juvenil han logrado

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cristalizar en diversos lugares de Bogot, mediante prcticas creativas que articulan poltica, cultura, esttica y derechos. Ms que un asunto subsidiario, para estos jvenes los derechos son una conquista permanente. Por esta razn, el reconocimiento es para ellos, a quienes agradecemos su participacin en este proyecto.

Presentacin

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introdUCCin

Jvenes construyendo los derechos

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l campo de los estudios de juventud en Amrica Latina y Colombia es prolfico y ofrece diversas aristas acerca de la realidad de unos sujetos, quienes han sido enunciados por instituciones y sectores de la sociedad, en el transcurso del tiempo, como parte de una etapa de la vida, un periodo en transicin, una fase del ciclo vital, e incluso como individuos naturalmente peligrosos y desadaptados. Sin embargo, este mismo campo de investigacin ha mostrado que es posible explorar otros marcos explicativos acerca de lo que algunos autores, como Germn Muoz (2011), han llamado condicin juvenil. Se trata de una manera distinta de explorar la realidad de estos sujetos, ms all de su acepcin psico-biolgica, en particular, a travs de sus interacciones con la sociedad, la cultura y los lenguajes, as como sus formas de agenciamiento colectivo. De sta manera el presente trabajo, como producto de un inters interinstitucional entre la Personera de Bogot y la Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas IPAZUD-, pretende analizar las prcticas de organizaciones juveniles en Bogot en la construccin de sus derechos. Por tal motivo, no se trata de un ejercicio en el que se d cuenta de la eficacia de las instituciones en el otorgamiento de los derechos o del cuestionamiento a los funcionarios que administran los recursos para apoyar programas para jvenes en la ciudad. Si a travs de este trabajo se contribuye a hacer visible la labor de estos grupos de jvenes en Bogot, quienes no dejan de analizar cmo los ha tratado la sociedad y el Estado, ser posible establecer nuevas formas de interaccin entre instituciones y comunidad y nuevas percepciones sociales en torno a las prcticas, discursos y estticas de estos sujetos. Para orientar este apartado de presentacin, se par-

INTRODUCCIN

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tir de un anlisis de la situacin de los jvenes en Bogot, se revisar algunos elementos de la poltica distrital de juventud, se presentar los aspectos tericos, metodolgicos y contextuales de la investigacin, y se har alusin a las partes y captulos contenidos en este libro. los jvenes en bogot Eventos como el reclutamiento forzado de jvenes para bandas criminales y grupos armados, acciones de limpieza social, las ejecuciones extrajudiciales llamadas eufemsticamente falsos positivos-, el crecimiento de la violencia escolar, la discriminacin a culturas juveniles, el confinamiento de los jvenes en las periferias de las ciudades y la falta de oportunidades educativas y laborales, son entre otras, las principales expresiones de una realidad que, en lugar de convertirse en objeto de reflexin social con miras a la generacin de alternativas hacia esta poblacin, es estratgicamente situada en el terreno de su peligrosidad naturalizada. El posicionamiento de una cultura hegemnica que, adems de favorecer a ciertos sectores legales e ilegales-, quienes se empean en colocar a estos sujetos como seuelo, ha provocado una suerte de estigmatizaciones que normalizan su presunto carcter agresivo y desafiante como autnticos obstculos para el desarrollo social y la convivencia pacfica en la ciudad. Despus de 1991 la creacin del fallido viceministerio de la juventud, la promulgacin de la ley de juventud y un amplio conjunto de polticas pblicas traducidas en planes, programas y proyectos han intentado dar respuesta a estas complejas problemticas. Sin embargo, a la par, paradjicamente se trata de la misma poca en la que oportunidades de educacin, trabajo y salud han sido objeto de un ajuste estructural sin precedentes. Ajuste que se ha reflejado en la desregulacin laboral, la configuracin de servicios en lugar de derechos, la desnacionalizacin del Estado, la incorporacin del capital transnacional a travs de proyectos mineros, financieros y agroindustriales, y una oferta de servicios asistenciales que no aporta alternativas reales para fomentar la educacin profesional y/o tecnolgica- de los jvenes, el emprendimiento de proyectos econmicos alternativos y la garanta de derechos como horizonte de sentido para la convivencia social y la construccin de la democracia radical. Varios trabajos acadmicos, entre ellos el de Libardo Sarmiento (2004), han mostrado la importancia de disear polticas pblicas de juventud capaces de enfrentar estas violencias a travs de un marco real de oportunidades, las cuales

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deberan ser entendidas como obligaciones del Estado y la sociedad. Hasta el momento estas polticas, bajo un estilo pendular y en ocasiones contradictorio, se han construido bajo lgicas que van desde la asistencia y los subsidios hasta el endurecimiento de las penas a aquellos que delinquen o que se encuentran en conflicto con la ley. Aunque el tema se ha vuelto una de las grandes prioridades en las agendas de poltica social en varias ciudades del pas, al parecer, para muchos sectores la respuesta est en la incorporacin de medidas punitivas, la capacitacin en salud sexual y reproductiva y la implementacin de algn tipo de preparacin para los oficios. Este ltimo aspecto coincide plenamente con la actual reforma a la educacin superior, la cual, en lugar de democratizar el acceso a la universidad, convoca a la sociedad a la legitimacin de un modelo de universidad que se difumina en el capital privado, en los ejes estratgicos de la transnacionalizacin de la economa y en medidas de ingreso excluyentes para los jvenes menos favorecidos del pas. Basados en datos ofrecidos por la Secretara Distrital de Integracin Social (SDIS, 2010), la Veedura Distrital (2006) y el DAnE (2007), se puede afirmar que la situacin de los jvenes en Bogot es de extrema gravedad dadas sus condiciones sociodemogrficas y un repertorio complejo de problemticas que involucran necesidades insatisfechas y vulneracin de derechos. En Bogot hay un poco ms de 1.600.000 jvenes, los cuales corresponden al 23.8% de la poblacin total de la ciudad. Las localidades en donde mayoritariamente se concentra poblacin juvenil son Usme y Ciudad Bolvar (23 aos), seguidas por Sumapaz (24 aos), Bosa (25 aos) y San Cristbal (26 aos). Segn la Veedura Distrital (2006), el mayor nmero de homicidios, muertes violentas, suicidios, lesiones personales y accidentes de trnsito se dan en jvenes de 20 a 29 aos De otra parte la tasa ms alta de desempleo, segn el DAnE, tiene que ver con los jvenes. El 30.4% de los desempleados de Bogot corresponde a las edades de 15 a 19 aos, mientras que el 21% representa el rango de 20 a 24 aos. Del 95% de los sujetos que ingresa a la educacin bsica y media, tan slo el 36% logra ser admitido en programas de educacin superior, asunto que no necesariamente supone que la mayora de este porcentaje ingrese a la universidad pblica o que culmine con xito su proceso de formacin tcnico, tecnolgico o profesional. Algo ms, Bogot es la ciudad que registra el mayor nmero de embarazos adolescentes del pas (160 embarazos por cada 1000 habitantes), tema neurlgico a la hora de pedir explicaciones en torno a la eficacia de las polticas nacionales y distritales sobre educacin sexual y salud sexual/ reproductiva.

INTRODUCCIN

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En relacin con la participacin, el diagnstico de la SDIS revela, apoyada en estudios de la Universidad de los Andes (2003) y de la Alcalda Mayor de Bogot (2005), algunos datos llamativos. Al parecer, slo el 17.9% de los jvenes ha participado en las elecciones de los consejos locales de juventud, el 1.9% ha hecho parte de las actividades de organizaciones polticas, y el 31% se ha vinculado voluntariamente a las agendas de las organizaciones barriales y/o de accin comunal. Finalmente, existen formas veladas y directas de discriminacin y exclusin de jvenes pertenecientes a grupos tnicos, discapacitados, LGBt y mujeres, las cuales van desde rechazos espontneos originados en sus propias comunidades hasta autnticas estrategias de eliminacin sistemtica por parte de bandas criminales y grupos armados. Polticas de juventud en bogot Sin nimo de hacer un recorrido por el amplio marco de disposiciones y normativas al respecto durante las dos ltimas dcadas, baste aludir a algunas expresiones de la poltica pblica de juventud en Bogot, promovida por una voluntad poltica que hay que reconocer, pero que no deja de contener vacos y restricciones en sus procesos de implementacin. Durante el periodo 20012003 se cre el proyecto polticas pblicas y modelos de intervencin para la juventud. Aunque este proceso contempl consultas a jvenes, trabajos acadmicos y debates pblicos sobre el tema, conducentes a la produccin de un documento de lineamientos para la poltica pblica, el enfoque, como su nombre lo indica, se bas en un modelo de intervencin en el que difcilmente se logr reconocer la capacidad de agencia y de transformacin de estos sujetos en sus propias comunidades de actuacin. Con la administracin de Luis Eduardo Garzn (2004-2007) y su plan de desarrollo Bogot sin indiferencia, el tema de la juventud adquiri mayor protagonismo, de tal suerte que logr convertirse en poltica pblica y tema estratgico de la agenda social de la ciudad. Adems de las consabidas preocupaciones por la educacin sexual y la prevencin del consumo de sustancias psico-activas, fue evidente la valoracin a la gestin colectiva de iniciativas de los jvenes profesionales y no profesionales. Con el decreto 115 de 2005 se dio inicio al programa jvenes sin indiferencia, el cual qued bajo la responsabilidad directa de la Alcalda. y con el Acuerdo 159 de 2005 del Concejo de Bogot fueron establecidos los lineamientos de la poltica pblica de juventud para Bogot. Pese a lo curioso que resulta la distincin entre profesionales y no profesionales, se trata de un

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Jvenes y derechos en la accin colectiva

paso muy importante para la ciudad en materia de poltica social y de inclusin a una poblacin histricamente marginada y estigmatizada. En la actual administracin (2008-2012) y su plan Bogot positiva para vivir mejor, la juventud tambin ha sido motivo de preocupacin, asunto reflejado con alguna rigurosidad en el proyecto de la SDIS denominado jvenes visibles y con derechos. Aparte de dar continuidad a la perspectiva de derechos como aspecto constitutivo de la poltica y del proyecto, quienes han orientado el conocido enfoque diferencial, a menudo introducido en los proyectos sociales de Amrica Latina, han insistido en hacer una lectura integral de los jvenes, atendiendo a dimensiones como la edad, el gnero, las relaciones intergeneracionales, las relaciones territoriales, la etnia, la clase social y la construccin de identidad. Basados en estos elementos, la SDIS y su subdireccin de juventud ha declarado objetivo central del proyecto la promocin, proteccin y restitucin de derechos como contribucin al mejoramiento de la calidad de vida y el valor de su protagonismo en el desarrollo social de Bogot. Si bien es cierto, la SDIS ha promovido formas de operacionalizacin del proyecto mediante sus componentes estratgicos (proteccin a la vida; condiciones propicias para el desarrollo humano integral; ejercicio de la ciudadana para la democracia participativa; reorganizacin del estado hacia respuestas integrales en los territorios), las exigencias en la materia son amplias y requieren no slo de algunos recursos sino tambin del reconocimiento de lo que los jvenes estn adelantando por su propia cuenta. En tal sentido, cualquier esfuerzo por vincular instituciones y organizaciones juveniles para avanzar en la poltica pblica, requiere, al menos, de tres condiciones claves: claridad contextual y conceptual en el diseo de la poltica; reconocimiento de las investigaciones de sectores acadmicos e independientes de la sociedad civil; y comprensin de las iniciativas as como de los usos y apropiaciones que, de la poltica y lo poltico, producen los jvenes en la ciudad. Pese al adverso conjunto de realidades descrito en el inicio de esta introduccin y al panorama del sucinto balance de la poltica pblica en Bogot, vale reconocer otras expresiones de la actual escena social y poltica que sita a los jvenes en otros planos de existencia individual y colectiva. Se trata de experiencias y procesos organizativos en los que estos sujetos son protagonistas. Las iniciativas de muchos de ellos, quienes se han asociado alrededor de la conquista de los derechos humanos u otros objetivos son crecientes y alentadoras. Por

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esta razn, este estudio tiene como propsito hacer visible estas experiencias con propsitos pedaggicos: aprender, apropiar y reapropiar aquello que otros han construido y les ha servido para el cumplimiento de objetivos colectivos y comunitarios. aspectos tericos, metodolgicos y contextuales de la investigacin Sin el nimo de demeritar las investigaciones que se han ocupado de identificar las graves problemticas de los jvenes en diversos contextos de la ciudad y de denunciar cmo se les ha vulnerado sus derechos a partir de la omisin de la sociedad y el Estado, o de la accin transgresora de sectores interesados en incorporarlos en sus prcticas delictivas, mafiosas y violentas es necesario analizar otras dimensiones de sus modos de existencia. Al parecer formas de organizacin y de agenciamiento como opcin para superar aquello que la sociedad y el Estado no han logrado resolver, se convierten en un desafo investigativo de gran valor no slo para legitimar las hiptesis de la academia sino para visibilizar lo que, con gran esfuerzo, estn conquistando mediante prcticas creativas que, frecuentemente articulan poltica, derechos y cultura. En consecuencia, se procedi con la identificacin y el anlisis de algunas experiencias de organizaciones de jvenes en Bogot. Como se aprecia en el cuadro anexo a esta presentacin, el nmero es significativamente alto, a riesgo de dejar por fuera muchas de ellas que, dada la escasez de fuentes en torno a sus actividades, no son reconocidas en los escenarios acadmicos e institucionales. Sin embargo, tocando puertas en algunos casos y, conociendo iniciativas con alguna antelacin en otros, se fue delimitando la unidad de anlisis de la investigacin para adentrarnos en una constelacin de objetivos, prcticas y estrategias que configuran nuevas formas de agenciar los derechos e ingeniosas maneras de instituir rituales, experiencias y conquistas en las comunidades. Desde acciones para defender el territorio, pasando por estrategias para fomentar la lectura en los nios y nias de la comunidad, hasta apuestas que emplean el rock y el hip hop como referentes para trabajar por los derechos, hacen de este trabajo una gran motivacin. Ms all de visibilizar estas expresiones o ratificar la importancia de apoyar con recursos estas iniciativas, se trata de un ejercicio que contribuye a pensar de otro modo las organizaciones juveniles en Bogot. Particularmente el conocimiento de esta polifona de experiencias sugiere que

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Jvenes y derechos en la accin colectiva

la toma de decisiones en materia de poltica pblica requiere de su concurso, sus saberes y el acumulado construido por estos colectivos, por muy jvenes e inexpertos que parezcan. En trminos conceptuales, estas formas de agencia y congregacin alrededor de propsitos que articulan poltica, cultura y vida cotidiana fueron situadas en la rbita de lo que algunos investigadores han llamado accin colectiva. Ms que una preferencia intelectual, el equipo de trabajo observa tres aportes significativos de este marco explicativo que resultaron tiles para el ejercicio. El primero es que la accin colectiva remite a nuevas expresiones de los movimientos sociales, asociadas a las adscripciones identitarias, los componentes emocionales y la vinculacin entre proyectos polticos con proyectos personales (Delgado, 2009; Melucci, 1999). El segundo refiere a una composicin del movimiento o de la organizacin basada en las diferencias, las singularidades y el disenso como mecanismos para la construccin de lo comn, asunto que replantea la lgica de unificacin esencial de las colectividades en sus acepciones convencionales (Flrez, 2010; Lazzarato, 2006). y el tercero, en relacin con la accin colectiva juvenil (Aguilera, 2010), establece que para los jvenes son varios los aspectos que orientan sus prcticas polticas contemporneas: propsitos polticos que se convierten en proyectos de vida; un marcado inters por la defensa del territorio; y el uso de la comunicacin (textual, mutimedial, digital) como medios estratgicos para actuar en red y expandir sus proyectos colectivos. Las localidades de Kennedy, Ciudad Bolvar, Usme, tunjuelito, Rafael Uribe Uribe y Santaf fueron los lugares en los que se vivi esta intensa experiencia. Se trata de lugares con historias de violencia de largo aliento y con precariedades que muchos imaginan pero que pocos conocen a profundidad. Sin embargo, tambin son el epicentro de sueos, proyectos de vida y de disfrute para estos jvenes, quienes no slo habitan estos territorios debido a una extraa fatalidad sino que se han convertido en algo que apropian y defienden como parte fundamental de sus vidas. El anlisis de las formas de organizacin, los propsitos que los congregan y los modos particulares de operacionalizar sus estrategias, constituyen lo ms valiosos del ejercicio investigativo. Dada la diversidad de iniciativas, la investigacin no unific metodologas ni formas de interpretacin estrictamente deductivas. Aunque se fue produciendo un cruce entre categoras previas y emergentes a lo largo del ejercicio, se le dio especial relevancia a las narrativas de sus protagonistas de mltiples formas: como

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ncleo de las triangulaciones entre actores, teoras e interpretacin del investigador (Corts y Reina, 2011; Amador, 2011; Castiblanco, 2011); como dimensin ilustrativa de la realidad (Leonel, 2011; Varn, 2011); y como voz propia, la cual no necesariamente opera como medio para demostrar alguna interpretacin o hiptesis (Cuarta parte del texto). Con entradas diferentes, matices particulares y tonos especiales, a partir de cada experiencia, los investigadores introdujeron estrategias para poner en dilogo sus propios referentes polticos, tericos y contextuales- con las condiciones de la realidad social respectiva. De esta manera, el texto fue divido en cuatro partes. La primera parte titulada Jvenes, derechos y ciudadanas: debates contemporneos, se compone de tres captulos. Aborda algunos referentes, discusiones y conceptos que pueden ser tiles al lector para comprender el campo de los estudios de juventud en la actualidad, los rasgos ms significativos de los movimientos sociales en sus modos de funcionamiento y los abordajes conceptuales que sobre esta categora han sido desarrollados por distintas disciplinas y campos a lo largo del tiempo. Con el profesor Germn Muoz y su alusin a Prcticas polticas de jvenes desde abajo y a la izquierda, la profundizacin en discusiones sobre los derechos, la agencia poltica y la ciudadana proporciona un marco analtico amplio que da cabida a pensar la condicin juvenil frente a los desafos del tiempo presente. Es un texto que, a la vez que contextualiza la relacin jvenes, derechos y poltica, anima a seguir las experiencias expuestas en las otras partes del documento. Luego el profesor Ricardo Garca, basado en su trayectoria acadmica en el campo de la poltica y la investigacin social, se introduce en los movimientos sociales y el lugar de los jvenes en los marcos de accin colectiva a travs del trabajo titulado Organizaciones y movimientos en la construccin simblica del actor colectivo, perspectiva que explora la base de las actuales luchas polticas en el mundo y su inscripcin en la emergencia de una sociedad civil globalizada, cada vez ms autnoma y democrtica. Finalmente el investigador Jairo Gmez, situado en una mirada crtica sobre los discursos de juventud, a travs de un texto titulado Discursos sobre la juventud o las tribulaciones para ser lo que uno es presenta una serie de reflexiones y anlisis sobre las diversas maneras de enunciar a la juventud en medio de diferencias y disputas constantes entre los discursos evolutivo, de las polticas, de las ciencias sociales y de los estudios culturales. Sus consideraciones sobre las teoras sociales y los hechos sociales, a propsito del concepto de circularidad que subyace de esta diversidad de dis-

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Jvenes y derechos en la accin colectiva

cursos, deja importantes cuestionamientos a los investigadores que abordan el campo de la juventud y la poltica. La segunda parte presentada como jvenes, redes y rock expone dos resultados de investigacin de organizaciones en las localidades de Kennedy y Ciudad Bolvar, respectivamente. Mientras que Juan Carlos Amador analiza mediante las narrativas de sus protagonistas la experiencia del Sistema Local de Juventud de Kennedy SLJK- como una forma de comprender la relacin entre accin colectiva, derechos y red, en tanto estrategia para potenciar la emancipacin social, Luisa Fernanda Cortes y Carlos Reina plantean el papel del rock (y sus subgneros) como medio para favorecer la promocin y defensa de los derechos a travs de la experiencia Movimiento rock por los derechos humanos en Ciudad Bolvar, cuya base es la fuerza de su manifestacin identitaria para construir colectivamente la convivencia, la autogestin y la democratizacin de la cultura. La tercera parte titulada Derechos, territorio y jvenes propone otra entrada descriptiva y analtica a la compleja relacin jvenes, derechos y accin colectiva. En primer lugar, Quena Melisa Leonel presenta un panorama de las expresiones organizativas de la localidad de Usme a travs del texto Juventud y derechos: un panorama desde las organizaciones juveniles de Usme, en el que registra una especie de taxonoma de las formas de accin colectiva de la juventud usmea, expresin utilizada por la autora, y una importante tendencia referida a la defensa del territorio. En segundo lugar, el profesor Andrs Castiblanco destaca en su anlisis el trabajo que, alrededor de la esttica, la lectura y el ejercicio crtico de la realidad, adelantan organizaciones como Hijos del sur, Colectivo Revista Surgente, Crculos de paz-es y el IED Eduardo Umaa Mendoza de Usme. Finalmente Ruby Varn, mediante la cartografa social, ingresa en las formas de accin colectiva de jvenes de la localidad de Santaf (Corporacin Urban Art) y Rafael Uribe Uribe (Corporacin Azzul), quienes trabajan en torno a la esttica, la msica y la danza as como en la defensa de los derechos de la comunidad LGBt. La cuarta parte formulada como Los jvenes tienen la palabra: voces de jvenes con agencia, tiene como propsito presentar las percepciones sociales y las experiencias de algunas organizaciones a partir de la voz de sus protagonistas. En particular, el texto de Rodolfo Celis, editor de la revista Surgente de Usme, reflexiona sobre la limpieza social y los efectos que este tenebroso suceso ha tenido en la comunidad. Por su parte, Karen Daz de Crculos de paz-es presenta los principales aspectos del programa semilleros de paz, enfatizando en sus

INTRODUCCIN

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proyectos de promocin de lectura y constructores de paz. Finalmente, gracias a un ejercicio de entrevista realizado por el profesor Germn Muoz, se accedi a algunas reflexiones y consideraciones de John Fredy Gonzlez, Sandra Rodrguez y Edgar Surez (tito), jvenes involucrados con la Corporacin experimental juvenil, quienes muestran el conjunto de acciones y desafos en torno a la defensa del territorio, la educacin ambiental, la seguridad alimentaria y la apuesta por otras estticas en los jvenes de la ciudad. Las narrativas, en este caso, no pasaron por filtros ni interpretaciones. Ahora el lector es quien tiene la palabra

organizaciones juveniles en bogot(anexo a la presentacin)CENTRALIDAD LOCALIDAD ORGANIZACIONES JUVENILES

Jvenes y derechos en la accin colectiva

NORTE

OCCIDENTE

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organizacin Dmente Urbana organizacin nencoa Suba Corp. Para la integracin comunitaria la Cometa Matiz Colectivo Alabanza Urbana Records Peridico Riel Huellas Usaqun Red Relajo Colectivo Mundo Juvenil Venenos de la corona Red Ambidiestra Barrios Unidos natural Kate y actitud ambiental Gnesis Crew La cuadra Demente Violeta Red juventud Ubuntu Colectivo de investigacin social teusaquillo Fund. Juan Manuel Bermdez Mercado orgnico Consciente y Solidario Jvenes por el derecho a decidir LGtB Colectivo contrava HJ Corporation Engativ teatroque Las voces del cuerpo GUAPA

CENTRALIDAD

LOCALIDAD

Fontibn OCCIDENTE

Kennedy

Chapinero

Santa fe

CENTRO

Candelaria

Mrtires

ORGANIZACIONES JUVENILES Gutural Art Psicoparche Red Fontibn al parche organizacin colombiana de estudiantes Metal Hyntyba Brigada antifascista de occidente Consejo local de juventud de Fontibn Sexto sentido Break dance old style organizacin hombres del maana Centro del cultura Bareke Colectivo juvenil Bakat Alboroja Bajo Control Corporacin juvenil thimos Perspikante Artes urbanas Grupo LGtBI Mujeres al borde Civis-richter Urband Art Corporacin Hatuey Comunireporteros Chocoarte En la casa producciones Asoconsuelo La tribu Somos opcin Red somos Centro Pam Arte sin pausa Araneus open Mind Sociedad S.A. Clan Clj: Consejo locales de juventud Casablanca galera cultural teatro de los sueos taller de orfebrera Mesa local de juventud de los mrtires tolerancia Urbana Casa de las adivinanzas Con las uas producciones

INTRODUCCIN

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CENTRALIDAD CENTRO

SUR ORIENTE

SUR

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ORGANIZACIONES JUVENILES Biblioteca comunitaria Jos Antonio Galn Capoeria G.U.E.t.o. Mrtires Misioneros Humanitarios Fund. Procrear Creando mundos audiovisuales FBX Puente Aranda Consejo local de juventud Fund. Periferia Casa de derechos Stansensgirl Contrava Rokademia Mesa de proteccin a la vida Antonio nario Atahualpa Digeratic Sonica Lepanto Red juvenil ambiental natural Artificie Siglo XXI (Parnaso) San Cristbal Loma Sur Fund. Creciendo Unidos Signo Vital Jvenes por la no Violencia Contra Va Digeratic Rafael Uribe Gestall Uribe Flor de Lotto Epsilon Genecca LEDS Amoqpacha Caminatas de concientizacin ecolgicas Arax tunjuelito Jvenes Plan B Dignit Hip-hop artesanos Pantgoras Bosa Club Juvenil Pascana Colectivo juvenil acuarela Geica

LOCALIDAD

Jvenes y derechos en la accin colectiva

CENTRALIDAD

SUR

ORGANIZACIONES JUVENILES Distrito Creativo Bosa Jvenes por la accin tolerar y convivir Movimiento Rock por los derechos humanos Jvenes conviviendo Sueos films Colombia Centro de estudios ambientales y polticos EtC Barra del nacional Ciudad Bolvar Casa Mayaelo Centro cultural Casa theo Fund. Clonarte Cidiepsir Fund. nueva generacin S. XXI Guerreros Prodigiosos Sin palabras oposicin 19 Artesanos de vida Hijos del sur Colectivo Surgente Crculos de Paz-es Jvenes al Derecho oLDHU Usme Adictos al arte Cirwepa Fundacrecer Legado Palenque Jvenes pedaleando hacia el futuro Consejo Local de Juventud Sumapaz La nueva Granada Bloque

LOCALIDAD

tabla construida a partir de la informacin del trabajo realizado en las Agendas locales de juventud y el trabajo adelantado por la Unin temporal Jvenes transformando Ciudad. Subdireccin para la juventud. (2010), Agendas locales de Juventud. Bogot, Secretara de Integracin Social. Subdireccin para la juventud. (2009), Jvenes transformando ciudad. Bogot, Secretara de Integracin Social. Recuperado de: http://jovenestransformandociudad. blogspot.com.

INTRODUCCIN

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Jvenes y derechos en la accin colectiva

Parte IJvenes, derechos y ciudadanas: Debates contemporneos

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Jvenes, accin colectiva y derechos.

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PRCTICAS POLTICAS DE JVENES DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDAGermn Muoz GonzlezDocente e investigador del Doctorado Interinstitucional en Educacin, Maestra en Comunicacin-Educacin y Especializacin en Infancia, Cultura y Desarrollo, Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas [email protected]

1. Jvenes con agencia

C

uando pensamos en los jvenes como sujetos con agencia, que se toman los espacios para habitarlos, que hacen de su cuerpo un territorio soberano, que construyen mundos posibles en mbitos virtuales con lenguajes propios, nos parece necesario someter a revisin los enfoques de polticas que hemos concebido para ellos, casi siempre desde posiciones estado-cntricas que no parten de sus mundos de vida ni de las condiciones sociales que les afectan hoy. La agencia se entiende aqu en el sentido de poder actuar diferentemente, tomando decisiones contingentes, fijando el mejor curso posible de accin, pero determinados por narrativas psquicas y emocionales que no manejamos conscientemente en su totalidad, con frecuencia rutinarias y/o sin pleno conocimiento objetivo. La agencia es entonces una va culturalmente inteligible de comprender nuestras acciones; cada uno tiene la experiencia existencial de tomar y asumir decisiones. Actuamos, an si esas decisiones y actos estuvieran deter-

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minados por fuerzas sociales, en particular por el lenguaje, el cual est por encima de cada uno de nosotros como sujetos individuales (Barker, 2000). Un elemento esencial al definir la agencia es la capacidad de re-pensar y re-escribir a travs de las prcticas materiales en las que estamos implicados, tanto individual como socialmente. En dichas acciones se producen nuevos sujetos polticos, se promueve la posibilidad de polticas de la identidad y el cambio social. La identidad poltica se fundamenta sobre la base que los seres humanos pueden actuar propositiva y creativamente (Barker, 2000). A las tradicionales polticas de juventud sectoriales y asistencialistas- se han agregado tres nuevos enfoques: a) Actores Estratgicos del Desarrollo; b) Polticas Afirmativas; c) Expansin de la ciudadana juvenil en el marco del Estado Social y Democrtico de Derecho. El mayor nfasis en uno u otro depende del rgimen poltico-social y del estilo de desarrollo hegemnico; del grado de evolucin de las polticas pblicas; de la capacidad de financiamiento por parte del Estado; de la fuerza social y poltica de los grupos que respaldan el tema de la juventud; y de los niveles promedios de calidad de vida de los jvenes. El enfoque de los derechos es una perspectiva constitucional y de garantas, que tiene el objetivo expreso de lograr el reconocimiento, la democracia radical y plural, y el ejercicio pleno de la ciudadana de los jvenes. En este enfoque de derechos, las condiciones materiales y el cambio en las relaciones sociales son la base para el ejercicio pleno de la ciudadana civil, poltica, econmica, social y cultural que en conjunto conforman el sine qua non de la dignidad humana. En consecuencia, la democracia radical es condicin bsica para el ejercicio pleno de la ciudadana de los jvenes. A su vez, la concepcin moderna de ciudadanas plurales involucra la nocin de derechos, ms all del reconocimiento formal de la participacin poltica y los derechos civiles, que incluye el ejercicio y prctica de estos, el gozar de cierto estndar mnimo de calidad de vida, de bienestar y de seguridad econmica contenidos en los derechos econmicos, sociales y culturales -DESC-. En general, los DESC son de naturaleza progresiva dependiendo, por una parte, de la correlacin de las fuerzas polticas y sociales para hacerlos efectivos, y de otra, de la capacidad econmica, institucional y financiera de una

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sociedad para garantizarlos. Los DESC implican una prestacin por parte del Estado y, por lo tanto, una erogacin econmica que por lo general depende de una poltica. Su razn de ser est en el hecho de que su mnima satisfaccin es una condicin indispensable para el ejercicio de los derechos civiles y polticos, con lo cual adquieren el carcter de fundamentales. Sus diferentes categoras constituyen un todo indisoluble, que encuentra su base en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana. Caracterstica de estos derechos es que para estar vigentes requieren proteccin permanente sin que jams pueda justificarse la violacin de unos en aras de la realizacin de otros. 3alcances del enfoque de derechos

Estos tres elementos son ingredientes bsicos al momento de definir una poltica pblica nacional de juventud. Sobre estos fundamentos, la universalidad de los derechos y la construccin de lo pblico evita que las polticas pblicas de juventud caigan en el corporativismo y en los programas de carcter discriminatorio y asistencialista. Adems, tiene la ventaja de tener un respaldo en el ordenamiento constitucional y jurdico y, por tanto, contar con mecanismos de exigibilidad.limitaciones del enfoque de derechos

Los crticos de este enfoque sealan los escasos resultados obtenidos en Amrica Latina por las polticas basadas en derechos universales, en particular los DESC, en materia de combatir la pobreza y de lograr integracin social en las ltimas dcadas. Entre las causas, se presentan la falta de recursos,

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CoRtE ConStItUCIonAL, Sentencia t-570 MP Jaime Sann

PRCTICAS POLTICAS DE JVENES DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA

El eje central de la poltica social dentro de un Estado Social y Democrtico de Derecho, est constituida por la proteccin y garanta universal de los derechos econmicos, sociales y culturales (DESC), por parte del Estado y la Sociedad civil y privada. En consecuencia, el ordenamiento social que define toda Constitucin poltica descansa sobre tres pilares bsicos, integrales e interdependientes: derechos, deberes y garantas; plena democracia y participacin ciudadana; y autonoma territorial.

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el enfoque sectorial, la falta de voluntad poltica, el crecimiento desbordado de la burocracia estatal y el desconocimiento de las leyes del mercado y la iniciativa privada. Esto supondra, segn los crticos, cambiar el enfoque predominante en el ltimo medio siglo, caracterizado por polticas sectoriales desplegadas con pretensiones de universalidad. Segn la CEPAL, en reemplazo de la perspectiva universalista de los derechos, se deben combinar estrategias de logros mnimos universales, focalizacin y descentralizacin, en colaboracin con los procesos de reforma del Estado y de modernizacin de la gestin pblica. En las polticas de juventud, en consecuencia, no es necesario detenerse demasiado en la determinacin de qu hacer (los DESC, por ejemplo), ms bien, concentrar los esfuerzos en cmo hacerlo, confiando en que ello ayude a visualizar mejores prcticas para desplegar acciones ms eficaces, eficientes y pertinentes, mediante una gestin ms transparente y participativa en la construccin del desarrollo humano. o, entender que la agencia juvenil, expresada en acciones colectivas por propia iniciativa, tiene la potencialidad poltica necesaria para construir proyectos de pas.

2. Cules derechos?Jvenes y derechos en la accin colectiva

Pensar en ciudadana juvenil ha adquirido en Amrica Latina una importancia creciente debido a las excepcionales condiciones de discriminacin y exclusin en que viven la mayora de jvenes, y a la construccin de mltiples modelos que los conciben prospectivamente como sujetos de derecho, distinguidos en particular por su capacidad de creacin colectiva en el mbito socio-cultural. Los estudios anglosajones sobre la ciudadana se pueden dividir en tres periodos de debate. El primero, la tradicional ciudadana individual del liberalismo, desarrollado por pensadores liberales en los aos que precedieron a la Primera Guerra Mundial. El segundo, dominado por la aportacin de Marshall, se centra en la formulacin del modelo social-democrtico de Estado de Bienestar en los aos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial (la posguerra). Los autores de la tercera ola (a partir de finales de los ochenta) tratan de reformular el planteamiento de Marshall (incontestado durante tres dcadas), como consecuencia de los cambios en el modelo

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de Estado introducidos por las polticas de tatcher, Major y Reagan (Ress, A.M., 1996). El enfoque de los derechos sociales como derechos de ciudadana tiende a evolucionar hacia los derechos sociales como expectativas legtimas. Si la ciudadana es uno de los temas estrella de los debates actuales en ciencias sociales, Marshall es sin duda uno de los autores de referencia. El modelo de ciudadana integrada y universal planteado en Ciudadana y Clase Social (1950) sirvi durante las dcadas de los setenta y ochenta del siglo pasado para dar un nuevo impulso a la sociologa de la ciudadana en general y, a su dimensin social en particular. Adems, y a pesar de los cambios que han tenido lugar en el contexto social durante las ltimas dcadas (multiculturalismo, globalizacin, derechos humanos, feminismo, medio ambiente, culturas juveniles), esta obra ha continuado siendo una referencia insalvable para las nuevas perspectivas de anlisis sobre el rol de la ciudadana en la sociedad contempornea. La preocupacin por la ciudadana se remonta pues, a discusiones acadmicas de teora social y poltica, y ms tarde al anlisis del momento histrico que se viva, la posguerra europea. Se genera en las democracias occidentales, puestas en entredicho a raz de la catstrofe blica y en la exigencia de una completa reconstruccin de las sociedades afectadas. En la dcada de los ochenta, una nueva y compleja crisis, esta vez de la economa capitalista, obliga a incorporar al debate poltico el tema. Lo asume la nueva derecha britnica, proponiendo ajustes que en la prctica permitieran formular polticas adecuadas para las circunstancias. Est claro que el desarrollo de las sociedades democrticas occidentales est montado sobre la base optimista del Estado de bienestar; y que est a su vez implica un nfasis en el reconocimiento extensivo de los derechos sociales (educacin, salud y trabajo) de los ciudadanos, garantizados universalmente por el mismo Estado. La re-estructuracin econmica ha afectado ms que a nadie a los jvenes en cuanto fuerza de trabajo o desertores tempranos de la escuela. En los ochenta y noventa se produjeron mltiples programas y medidas que supuestamente les beneficiaban (legislacin, capacitaciones, nuevos derechos, acceso al trabajo). En paralelo, pudimos constatar que no contamos con una lectura calificada y sustancial desde las ciencias sociales, capaz de dar respuestas vlidas a sus problemticas concretas (ni en lo econmico, ni

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en lo demogrfico, ni en lo educativo). y aunque la familia ha tomado la responsabilidad en el alargado periodo de transicin, la indeterminacin y la dependencia han conducido a la sin-salida para muchos, a serios conflictos o abandono del hogar con riesgo de caer en vagancia y prdida completa de las titularidades y responsabilidades de la ciudadana. Por otro lado, la prdida del control de los adultos sobre los jvenes se ha traducido en pnico moral, en particular relacionado con jvenes de la calle, madres adolescentes, drogadictos, pandilleros y delincuentes; incluso, se ha hablado de la aparicin de una nueva sub-clase social. El ejercicio efectivo por parte de los jvenes de formas complejas de ciudadana, con sus titularidades y responsabilidades, contina siendo objeto de discusin. En diferentes sociedades se mantiene la duda en relacin con temas que preocupan a los adultos: la responsabilidad criminal, el derecho a relaciones sexuales consensuadas, el derecho al voto y a la propiedad privada, el acceso a beneficios y servicios sociales, el retiro voluntario de la escuela. Dos posiciones se contraponen: la primera, considera la ciudadana como una especie de cdula que dispensa el Estado y coincide con la mayora de edad, de carcter formal y sin contrapartida. Se piensa que adultez y ciudadana son sinnimos. Probablemente algunos elementos formales se corresponden, pero muchos otros son componentes difusos, por ejemplo, temas como competencia, madurez e independencia, ligados al primer trabajo, matrimonio o cohabitacin, paternidad, vivienda propia todo lo cual requiere reconocimiento y legitimidad social, condiciones para el ejercicio pleno y vital, empoderamiento para afirmarla y demostrarla. La segunda recoge las complejidades de la cotidianidad personal, el compromiso social para la interaccin tanto en el hogar, como en la educacin o en los grupos de pares, donde los jvenes se involucran activamente en la negociacin social de sus identidades emergentes. Un caso que merece particular atencin es la construccin de sentidos que realizan en forma activa en las culturas juveniles, donde participan y desde donde enfrentan las rgidas y fracturadas estructuras sociales, asumiendo riesgos personales en medio de la diversidad y mutacin permanente en la que se mueven. Constatan all que la mayora de polticas que se les ofrecen y los discursos sobre ciudadana que les nombran, no pasan de ser retrica vaca, obsoleta e inflexible, que no remedian las exclusiones y enormes difi-

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Jvenes y derechos en la accin colectiva

cultades en las que viven, tan solo crean espejismos y falsas imgenes para las representaciones mediticas. Una de las formas de promocin a la ciudadana ha consistido en ofrecer cierto bienestar social, el cual implica el reconocimiento para todos los ciudadanos de iguales derechos y oportunidades. Para lograrlos, constatamos histricamente amplias luchas polticas y sociales, en la medida que el Estado no siempre garantiza y protege esos derechos. Se suele asociar ciudadana a definiciones de igualdad y justicia social, o a nociones vagas de nacionalidad, comunidad y pertenencia. Por todo esto, an no resulta claro el estatus llamado ciudadana (legal, poltica, econmica, social, cultural, etc.), el cual puede ser extendido, dado, restringido o retenido, negociado y renegociado (Giddens, 1998). Si la ciudadana es un estatus asignado a todos aquellos que son miembros plenos de una comunidad, todos los que posean dicho estatus son iguales con respecto a derechos y deberes (Marshall, 1998). Ser ciudadano sera pertenecer a una clase de caractersticas y cualidades que han sido establecidas desde el propio Estado; la principal es la de proteccin. Desde esta perspectiva la ciudadana ha supuesto la conquista y ejercicio de derechos de tipo civil (S-XVIII), poltico (S-XIX), social, ambiental y cultural (S-XX). Los derechos civiles, que engloban a todos los habitantes dentro del territorio del Estado-nacin, son los derechos necesarios para la libertad individual, tales como la libertad de expresin, de pensamiento y de culto, derecho a la propiedad privada y a la realizacin de contratos y el derecho a la justicia. Los derechos polticos se relacionan con el derecho al voto y la participacin en el ejercicio del poder poltico, con algunas restricciones (edad, entre otras). Los derechos sociales, aparecen en la fase del Estado de bienestar, y otorgan a todos los miembros del Estado nacional un conjunto de beneficios (acceso a la educacin, salud, vivienda) hasta el derecho a compartir con la comunidad la herencia social. Los ambientales y culturales se encuentran en construccin y se refieren al cuidado del entorno y las prcticas de subjetividad (Reguillo, 2003). La evolucin del concepto en la divisin tripartita relacionada con el tema de los derechos (civiles, polticos y sociales) y los nuevos aires que corren en el ltimo cuarto del siglo XX -marcados por el declive de la industrializacin, la recesin econmica, altos niveles de desempleo, mayor disparidad en

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los niveles de ingreso y crisis del estado de bienestar-, mueven el renovado inters en replantear la tesis de la ciudadana social. Marshall evoca una ciudadana nacional (inglesa) en momentos en que declina la autonoma del Estado-nacin y crece la importancia de la globalizacin y la trans-nacionalizacin en todos los mbitos, y en consecuencia se problematizan las nociones de inclusin social y membresa. Las nociones local y global desafan nuevas comprensiones de identidad, afiliacin y ciudadana, por parte de los mismos ciudadanos que intervienen mediante formas colectivas no clasistas (feminismo, movimientos de paz, ecologismo) en las que se debaten los discursos predominantes. Se incorpora as el problema de la diferencia: diversas comunidades a las que pertenecemos, complejos juegos sociales entre identidad e identificacin, mltiples formas de participacin, en oposicin al modelo tpico de las sociedades capitalistas y la validez explicativa de las clases sociales. Los inmensos cambios ocurridos en la organizacin de la produccin econmica (post-industrializacin, post-fordismo), van de la mano con cambios cualitativos en mbitos de la subjetividad y la cultura (post-modernismo), conducentes al reconocimiento de dichas diferencias identitarias (desde los ngulos de la poltica y la filosofa), as como la pluralidad de identidades culturales, y el nfasis en la flexibilidad y auto-conciencia acerca de estilos de vida personalizados.Jvenes y derechos en la accin colectiva

Diversas nociones de ciudadana continan atravesando la definicin y reformas de la poltica social. Se convierten as en un lente til de anlisis. La revisin de dos de ellas nos permitir acercarnos a la comprensin del aporte que plantean y su conexin con el tema central de este texto: a) ciudadana activa; b) ciudadana emancipada a) La ciudadana activa, marca el acento en la responsabilidad personal y la participacin, as como en el cuidado del vecindario (localidad y comunidad). El tema de los jvenes se considera aqu de particular importancia. Si se intenta una definicin aproximada -en medio de fuertes debates- la ms simple y estrecha alude a la pertenencia legal a una comunidad poltica, econmica o geogrfica, cuya consecuencia inmediata es la reciprocidad en derechos y deberes entre individuo y comunidad. Esta nocin y la creciente importancia que se asigna a la participacin y compromiso con la comunidad son manifestaciones de las nuevas agendas polti-

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cas que incluyen problemticamente la relacin con el mercado en la provisin de bienestar social. En los llamados proyectos de la tercera va, la ciudadana se concibe dentro de un rol activo que conlleva obligaciones de inclusin social, reciprocidad, participacin y democracia (Hall, Williamson, and Coffey, 2000). En consecuencia, el intento de definir ciudadana en trminos que superen el estatus legal implica incorporar otros factores (ms all de la titularidad de los derechos y deberes): sentido de pertenencia, independencia, igualdad, responsabilidad, participacin, identidad colectiva Entonces emergen procesos de agencia y el reconocimiento de mltiples ciudadanas, en trminos de estatus, experiencias, comprensiones y construccin de identidades sociales. no se tratara de relaciones polticas con el Estado en asuntos de derechos y responsabilidades conferidas por ste; sino de una mediacin que permite explorar y articular experiencias e identidades sociales diferenciales, atravesadas por factores tales como edad, raza, gnero y clase social, lugares especficos donde la ciudadana se negocia, reproduce y articula. Se hace evidente la bsqueda en todos los mbitos de respuestas a los desafos que plantea la globalizacin a las democracias. y la vaga idea compartida que la promocin de la ciudadana activa entre las nuevas generaciones es tarea prioritaria, aludiendo a dos asuntos: a) la necesidad de complementar el discurso de los derechos con el de las responsabilidades y obligaciones, particularmente la participacin cvica en la vida de la comunidad; b) la mayor presencia de los ciudadanos, interviniendo con su propia voz, en asuntos que los afectan directamente. obviamente, no resulta fcil conciliar el empoderamiento de los ciudadanos con los obstculos estructurales que lo condicionan en sociedades inequitativas, donde la ciudadana plena y el cumplimiento de los derechos sociales bsicos es una utopa. Construir un nuevo tipo de ciudadana, en los nuevos contextos, cuando el modelo social-demcrata hace agua, va a exigir nuevas frmulas de actuacin. Varias razones lo justifican, me detendr en tres. Ante todo, el funcionamiento de la ciudadana social. Se lleg a creer que era posible hacer compatibles las desigualdades sociales y econmicas que sustentan el sistema capitalista y la promesa formal de igualdad poltica de la democracia, gracias a la ciudadana social extendida a todos, sustentada en estados de bienestar y amparada en una base jurdica y moral. Sus grandes

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impulsores (Marshall entre ellos4) no vieron las disfunciones que plantean las dinmicas del desarrollo social en su proceso de continuo movimiento. ni percibieron el desdibujamiento de los deberes, individuales o colectivos, en el paradigma clsico de la ciudadana social.

Por razones histrica y polticamente muy explicables esta concepcin ha estado fuertemente sesgada hacia los derechos. Esto ha llevado a institucionalizar una concepcin del ciudadano social principalmente como un reclamador de derechos (rights-claimer). Esto est suficientemente claro en la seminal formulacin de ciudadana de Marshall y en mucho del subsiguiente debate y discusin en poltica social y en la sociologa de la ciudadana (Roche, 1992:31).

Las generaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial (los jvenes) naturalizaron la visin pasiva de la ciudadana, descargando en el Estado las responsabilidades y mitificando los derechos sociales. En esta forma corren el riesgo de erosionar las bases morales que sustentan el Estado de bienestar y de despolitizar la ciudadana social al convertirse en clientes a los que se satisfacen las demandas, ya no sujetos de derechos civiles y polticos, ni miembros plenos de una comunidad.Jvenes y derechos en la accin colectiva

Las crticas que formulan neoliberales y neoconservadores a dicha ciudadana institucionalizada coinciden en un tema, la contraposicin del ciudadano al Estado, la cual se concreta en: a) el conflicto entre derechos civiles, polticos y sociales; b) la prevalencia de sectores organizados (sindicatos, por ejemplo) en la defensa de derechos sociales; c) la figura de receptores pasivos de servicios que el Estado otorga paternalmente. Por otra parte los problemas sociales que atiende el Estado tienden a convertirse en problemas personales que deberan ser atendidos por los individuos. La consecuencia ser proponer un papel activo de estos, a partir de un discurso centrado en sus deberes

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4 Marshall defiende esta doble perspectiva de la ciudadana y enfatiza la necesidad de no reducir el anlisis del progreso de la ciudadana a una cuestin de ideales, creencias o valores. De acuerdo con Marshall, los criterios para medir el progreso de la ciudadana tienen un contenido objetivo: un mayor grado de igualdad, la ampliacin de los contenidos del status y el incremento del nmero de personas a las que se les reconoce/otorga el estatus de ciudadano

y obligaciones, particularmente en la esfera privada (bienestar individual y familiar). Supuestamente, el mercado ser el garante de libertad y bienestar. Se trata de una transformacin de fondo: el discurso sobre ciudadana ha dado un giro, igualmente en sus temas centrales y sus perspectivas; los ejes sern en adelante el balance entre derechos y deberes, la aportacin directa de los ciudadanos, convertidos en actores en los diversos espacios de la vida social, y los contextos particulares para el funcionamiento de la ciudadana. Se podra pensar entonces en dos modelos de ciudadano: segn el ciudadano es conceptualizado meramente como un sujeto de una autoridad absoluta o como un agente poltico activo (turner, 1994). El eje activo-pasivo debe hacer referencia a la lgica predominante de funcionamiento de la ciudadana: junto a las acciones individuales hay que incluir la movilizacin de los grupos y organizaciones sociales; el conjunto de prcticas de ciudadana que se desarrollan en la esfera pblica; los diseos institucionales que pretenden establecer una determinada relacin entre pertenencias sociales, derechos y participacin; el papel que juega el Estado, etc. En segundo lugar, preocupa la calidad de la vida democrtica. El sistema y sus instituciones polticas aparecen limitados e incapaces de satisfacer demandas y necesidades sociales, muchas veces comprometidos con intereses privados de las empresas trasnacionales y del capitalismo globalizado. Se llega a pensar que est reducido a un conjunto de mecanismos y reglas formales. y esta situacin produce desinters, inconformidad, cinismo, desconfianza, distanciamiento, impotencia, frustracin, rechazo, insatisfaccin, cada vez ms generalizadas y, en su conjunto, desafeccin poltica. Sin caer en discursos catastrofistas y sabiendo que, a pesar del escepticismo, el sistema poltico democrtico tiene una gran capacidad de adaptacin a los cambios, la actitud de los ciudadanos flucta ambivalentemente entre la apata y la participacin. Probablemente la evolucin de las crisis producir ciudadanos crticos (norris, 1999), claros defensores de la democracia, que no se resignan a los bajos rendimientos institucionales y, en consecuencia, quieren reformar los canales existentes: estos seran los ciudadanos activos, capaces de enfrentar las anquilosadas y rituales democracias actuales. Por ltimo, se entiende que en medio de las situaciones, cada vez ms inciertas e inestables, surge un nuevo tipo de actor poltico. Desde los aos

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setenta se hablaba de la revolucin silenciosa de los valores, creencias y comportamientos de los pblicos occidentales. y en los aos ochenta la llamada sociedad del riesgo abre la puerta a nuevas oportunidades para la accin y a posiciones ms activas de nuevos actores sociales, tanto colectivos (movimientos sociales, grupos de ciudadanos expertos, etc.,) como individuales (Beck, Giddens, Lash, 1995). Dos nuevos conceptos se configuran en la modernidad reflexiva: la individualizacin y la subpoltica. La individualizacin o nuevo individualismo tiene que ver con la prdida de importancia de la tradicin y las costumbres, con estar constantemente tomando decisiones sobre la biografa, sobre la vida cotidiana, en la medida que no hay secuencias establecidas. Es:

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...el proceso de desvinculacin y, en segundo lugar, el proceso de revinculacin a nuevas formas de vida de la sociedad industrial en sustitucin de las antiguas, en las que los individuos deben producir, representar y combinar por s mismos sus propias biografas [...] Expresndolo llanamente individualizacin significa la desintegracin de las certezas de la sociedad industrial y de la compulsin de encontrar y buscar nuevas certezas para uno mismo y para quienes carecen de ellas. Pero tambin significa interdependencias, incluso interdependencias globales. La individualizacin y la globalizacin son, de hecho, dos caras del mismo proceso de modernizacin reflexiva [...] Repitmoslo una vez ms: la individualizacin no est basada en la libre eleccin de los individuos. Por utilizar una expresin de Sartre, la gente est condenada a la individualizacin (Beck, Giddens y Lash 1997: 28-30).

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En el caso de los jvenes, sus trayectorias vitales cada vez son ms difciles de predecir, en la medida que los caminos y los ritmos que se pueden seguir en cada momento son mltiples y, por tanto, las posibilidades son mayores. no es que ahora los jvenes sean mucho ms libres a la hora de elegir cmo quieren organizar su vida, sino que se ven obligados de manera reiterada a decidir entre las opciones socialmente posibles en cada momento, sin que las formas tradicionales de vida proporcionen un modelo nico y predecible de comportamiento. Los jvenes construyen as sus vidas de una manera

ms activa, sin que ello implique necesariamente un individualismo egosta ni excluya la aparicin de nuevas formas de solidaridad social basadas en mecanismos de confianza.5 En cuanto a la subpoltica, entendida como el abandono de las formas tradicionales de hacer poltica y la aparicin de nuevas dimensiones o espacios ms cercanos a los intereses del ciudadano reflexivo y crtico, presagia el renacimiento no-institucional de lo poltico en estos nuevos actores interesados en configurar la sociedad desde abajo, siendo activos en el espacio pblico, conforme a sus intereses coyunturales, con lealtades cambiantes y perspectivas flexibles, coherentes con las sociedades complejas y mviles en que les corresponde vivir (Eder, 2000). todo lo anterior lleva a pensar en un modelo ms activo de ciudadana, donde el ciudadano tenga agencia e influencia poltica. Ello choca en la sociedad de control, sobretodo despus del 11S, con las restricciones a la libertad de comunicacin. Est sucediendo y afecta a los jvenes que experimentan en la creacin de redes igualitarias de ciudadana horizontal y relacional, mediadas por Internet, acosadas por las cruzadas anti-terroristas y las multinacionales de los medios (tambiani, 2000). Algo parecido ocurre con los movimientos globalofbicos, mal interpretados como reaccionarios y subversivos, en vez de ser vistos como colectivos democrticamente participativos en la esfera pblica. Resulta paradjico que los jvenes cada vez estn ms presionados para que asuman sus responsabilidades personales y colectivas pero, al mismo tiempo, carecen de los recursos necesarios para poder ejercer de manera efectiva la ciudadana. Ello puede explicar en parte los sentimientos de rechazo y alejamiento de la poltica institucional, la aparente apata y las formas de accin colectiva que rompen con los canales polticos tradicionales: voluntariado y solidaridad social, trabajo en causas que se ubican en el terreno de la vida cultural (Alexander, 1997).

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Uno de los efectos de la desigualdad social entre los jvenes, en nuestra sociedad de la globalizacin, es precisamente la mayor o menor amplitud de posibilidades de eleccin que tienen a la hora de construir sus biografas. Mientras los jvenes provenientes de las clases medias y altas tienen una mayor libertad de autorrealizacin, las oportunidades vitales de los grupos juveniles provenientes de los estratos sociales ms bajos siguen estando fuertemente determinadas por las bases materiales de la vida social

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Podemos hablar entonces de jvenes como ciudadanos activos, cuando apenas son pre-ciudadanos o cuasi-ciudadanos? El peligro que ronda es el de la exclusin social, por cuanto no pueden acceder o hacer exigibles los derechos que, sin embargo, la legislacin les reconoce. La marginacin real de muchos jvenes les lleva a la confusin e indeterminacin: se les trata como si estuvieran en un eterno proceso de formacin. Esto les puede llevar (ha estado sucediendo en Espaa, en Francia, en Chile, en el norte de frica recientemente) bien sea a levantar su voz, su capacidad de influir para que cambien las prcticas establecidas, siempre y cuando estn convencidos de la eficacia de la misma; o en caso contrario a optar por la salida, es decir, a refugiarse en su esfera privada de intereses y relaciones, abandonando los espacios de implicacin colectiva (Hirschman, 1977). La nocin de ciudadana activa de los jvenes, en su ambivalencia, desafa los principios de la sociedad adulta, como el concepto de buen ciudadano que sta maneja, a la vez que individualiza los problemas sociales y traspasa la responsabilidad colectiva del Estado al individuo, y se convierte en un medio importante de control social, incluso un elemento ms de exclusin para aquellos sectores juveniles que menos competencias tienen. La realidad juvenil es plural, diferenciada y particular, est mediada por otras identidades sociales (mujer, blanca, catlica, gay, colombiana, techno). Cada una de estas variables exige cierta transicin a las identidades correspondientes y, a travs de ellas, a la experiencia diferencial de la ciudadana en sus dimensiones normativas y materiales, en particular cuando centramos la atencin en polticas relacionadas con jvenes. En consecuencia, implementar polticas de juventud universales y vlidas para todos y legislar sobre la ciudadana activa parece contradictorio. Curiosamente en el campo de la educacin se considera parte fundamental de la formacin de nios y jvenes, asociada a las clases de educacin cvica, educacin en valores o en moral y competencias prcticas para la convivencia y la vida en comunidad. Incluso hace parte del currculum de formacin la educacin para la democracia y la ciudadana en las escuelas, buscando contrarrestar preocupantes niveles de apata, ignorancia y cinismo relacionados con la vida pblica y la poltica, as como la falta de compromiso de los jvenes con su comunidad. Sus contenidos habituales son: responsabilidad social y moral, trabajo comunitario y literatura poltica. no es

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claro su impacto en el mbito extra-escolar donde debera ser trasversal. Sin embargo, dirigida en trminos ideolgicos a jvenes predominantemente marginales, la ciudadana activa tiende a convertirse en accin caritativa o de voluntariado local, resultado de la capacitacin recibida. Dado que existen diferentes interpretaciones de la ciudadana, lgicamente encontramos en la prctica diferentes agendas curriculares y diferentes resultados. En particular, se destacan dos modelos: los que la definen como parte de un sistema de control social, y los que la perciben como un espacio de reconocimiento diferencial de derechos e inclusin social. Los nfasis han estado en competencias y habilidades para participar fluidamente en la economa, as como en enfticas reafirmaciones acerca de la conciencia patritica y la responsabilidad social con la comunidad. Excepcionalmente aparecen innovadoras y democrticas propuestas de ciudadana que incorporan a la reflexin posiciones acerca de identidades de clase, etnia, gnero y generacin, en las cuales se parte de la cotidianidad de todos los jvenes, que desean participar plenamente en igualdad de condiciones sociales. otro espacio de formacin ciudadana es el voluntariado juvenil y/o el servicio social juvenil: toda una variedad de actividades y contextos organizacionales e institucionales, donde se ejercitan el empoderamiento, la participacin y la creacin de espacios para negociar y experimentar las identidades y el self, donde se marca un nfasis particular en actividades participativas y comunitarias, desarrollo de auto confianza y habilidades personales. Coincide en gran medida con la formulacin de ciudadana activa. Siendo un espacio de creciente inters en la lucha por ingresar a la vida ciudadana, es una categora que debe ser vista con especial cuidado, debido a su precario estatuto terico en la poltica social, la ambigedad de sus resultados, y el hecho que no reconoce las desigualdades sociales y econmicas en la estructura de oportunidades (aunque algunos espacios promueven especficamente la vinculacin de los excluidos de la educacin y el mercado laboral). Si entendemos la ciudadana como una forma de identidad, (Dahlgren, 1995) como una de nuestras mltiples personalidades en donde se conforman una diversidad de valores y modos de vida, podra ser una de las pocas cosas que tendramos en comn: derechos y deberes reconocidos inter-subjetivamente tanto en lo social, lo civil y lo poltico permitiran avanzar a la democracia y proveer las condiciones para proyectos de identidad

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particulares. En esa forma, la formacin conducira a la hegemona de los valores democrticos desarrollados en la esfera pblica, o tal vez mejor, a mltiples pblicos y esferas pblicas en las que se reduzca la inequidad social (Fraser, 1995). y como horizonte utpico a una sociedad donde cada uno, ms all de su sexo, raza, posicin econmica, u orientacin sexual, pueda estar en una efectiva situacin de igualdad y participacin, donde no predomine una base discriminatoria y donde la auto-determinacin exista en todos los campos (Mouffe, 1992, s.p). Una revolucin democrtica propondra luchar contra inequidades y exclusiones de generacin, gnero, clase, raza, nacin, etc., (todas del mismo rango) objetivos por igual de prcticas contra-hegemnicas. Los principios que la tradicin democrtica considera buenos incluyen la justicia, la diversidad, la libertad y la solidaridad. Los conceptos de justicia y diversidad sugieren la necesidad para el pluralismo cultural y su representacin de una completa gama de opiniones pblicas, prcticas culturales y condiciones geogrficas y sociales. Libertad y solidaridad sugieren formas de colaboracin y cooperacin que sean genuinas y no forzadas, es decir, que impliquen liberalidad, acompaamiento y formas de camaradera ms que de control.Jvenes y derechos en la accin colectiva

b) En la tradicin latinoamericana, siguiendo la lnea de la ciudadana social, encontramos la propuesta del chileno Eduardo Bustelo (1998), quien concibe un paradigma de ciudadana emancipada cuya premisa esencial es la conquista social de la esfera pblica por encima del inters individual, por los mismos actores sociales, no por el poder hegemnico con la intencin de construir una sociedad mejor de la que tenemos. La realidad no es una trampa sobre la que nada podramos hacer adems de contemplarla y quedarnos perplejos. [...] la historia sera lo que nos pasa y no lo que queremos. Lo esencial en una democracia seran los derechos sociales porque es all donde ingresa el tema de la igualdad al concepto de ciudadana (Bustelo, 1998:263). Su antecedente inmediato es el modelo de ciudadana asistida, en el cual los derechos sociales no son ms que una titularidad de los individuos. La ciudadana emancipada proclama que los derechos radican en la simple razn de pertenencia a la comunidad, aunque la igualdad de status no sig-

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nifica necesariamente igualdad de poder. Por lo tanto los derechos sociales fueron concebidos como habilitaciones para la lucha y esencialmente, su concrecin es una conquista. La consecuencia de esta afirmacin para la efectiva posibilidad del ejercicio ciudadano est en la importancia que adquiere la actividad poltica como escenario donde juegan las fuerzas sociales, la agencia concreta de los individuos y grupos. El modelo de ciudadana asistida, es coherente con algunos replanteamientos tericos de la economa y el desarrollo Williamson fue su cabeza visible- con los que se construyen las tesis neoliberales a partir del Consenso de Washington (1989). Apuesta por un Estado de derechos sociales formales, no exigibles en la prctica, no garantizados ni salvaguardados por las leyes, en donde el tema de la equidad est ausente (Bustelo, 1998:243). Segn ese modelo el Estado y sus instituciones deben adelgazar y ocuparse de tres asuntos concretos: velar por el cumplimiento de la ley y el mantenimiento del orden; supervisar la moneda mediante control a la inflacin y a las distorsiones del mercado; y garantizar la defensa nacional. Considera que el mercado regular las relaciones sociales, gracias a la competencia, al libre juego de la oferta y la demanda que produce equilibrio y logros permanentes en la sumatoria de los intereses individuales. Esta racionalizacin de la vida social renuncia a imponer lmites intencionales a la economa, acepta la globalizacin sin proteccin ni condiciones ventajosas para nadie; implica la privatizacin de los servicios pblicos, la eliminacin prctica de las redes de contencin social al concebir las polticas pblicas como simples planes coyunturales de contingencia o de espritu asistencialista, con lo cual se contradice el espritu de no intervencin estatal. La priorizacin del mercado y de los intereses privados tienen alguna explicacin en el gran desencanto que produjo el modelo estatista de desarrollo que se evalu como un fracaso por un conjunto de indicadores: ineficiencia de la burocracia estatal, corrupcin poltica y administrativa, graves errores en materia macroeconmica, insuficiente infraestructura de servicios sociales, impracticabilidad de los derechos (puramente formales), creciente carga tributaria sin retribuciones palpables en trminos de bienestar y, de manera muy evidente, escassima participacin de las comunidades objeto de polticas sociales: lo pblico haba quedado reducido a lo estatal.

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Sin embargo, la apuesta por el mercado como factor esencial del desarrollo econmico y el natural equilibrio social que ste producira, tampoco ha satisfecho las expectativas de equidad, desarrollo y bienestar; sus frutos han sido: aumento del desempleo a niveles dramticos; quiebra masiva de pequeas, medianas y grandes empresas causada por las desventajas tecnolgicas para la competitividad; aumento de la inequidad socioeconmica; disminucin del poder adquisitivo debido al aumento de la onerosa carga tributaria con miras a resolver el aumento exponencial de la demanda de servicios pblicos asistidos o subsidiados, o para solventar el dficit generado por errores econmicos anteriores; y el estancamiento del crecimiento econmico y del PIB, con los consecuentes impactos sociales de semejante caos econmico. Dentro de este modelo, an vigente en nuestras sociedades, a los jvenes se les puede calificar de pre-ciudadanos, es decir, consumidores pasivos con mnimas oportunidades para asumir plenamente su capacidad decisoria y propositiva. En una democracia formal, los jvenes son menores de edad, sujetos ineptos, sin derechos polticos; sin embargo, en paralelo ponen en riesgo a la sociedad y merecen castigo por la violencia que ejercen. En consecuencia, aparecen varios dilemas: a) si los ciudadanos son clientelas electorales, los menores no lo son y, por lo tanto, son objeto de discursos, programas y proyectos (polticas), pero no son interlocutores, aunque s potenciales fuerzas de cambio; b) el Estado tutela arbitrariamente a los menores en los mbitos que quiere, y as restringe sus derechos y sus procesos de incorporacin a la sociedad; c) las dimensiones jurdica (menores) y poltica (agentes) estn en contradiccin, lo cual afecta las polticas y tutelaje que los cobijan, su definicin a partir de la edad, las construcciones de ciudadana que ellos mismos realizan. En el espacio poltico aparecen, entonces, nuevos referentes de corte individualista que llenan el vaco (narcotrfico, pandillas, iglesias) (Reguillo, 2003). Las inmensas limitaciones de este modelo mueven entonces a la bsqueda de un neoestructuralismo prctico que se perfila como una propuesta mucho ms realista para rescatar un mayor nivel de actividad estatal consistente con la dinmica del mercado, regulacin del coeficiente de apertura de las economas y mayor nfasis en las fuerzas endgenas del desarrollo, exigencias de esfera pblica y de la necesidad de enfrentar de una manera ms

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concreta y comprometida el tema de la redistribucin del ingreso y la riqueza (Bustelo, 1998:260). Cules seran entonces los escenarios para pensar en la reconfiguracin de lo pblico y la expansin de una ciudadana emancipada? Podemos hablar de mltiples escenarios (voto, elecciones, partidos, parlamento y medios de comunicacin), de actuacin poltica en todos los mbitos de la vida social (decisiones macroeconmicas, de inversin y endeudamiento, acceso a la informacin, anlisis, discusin y toma de decisiones en la comunidad), de democracia participativa o de alta intensidad como conditio sine qua non de la ciudadana. En esta f