Juan Goytisolo Homenaje a Cernuda

8/6/2019 Juan Goytisolo Homenaje a Cernuda

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HOMENAJE A LUIS CERNUDA

J uan Goyt is olo Furg 6n de cola

DENTRO DE POCOS DiAS se cumplira el primer ani-

versario del fallecimiento en Mexico del -poeta espa-

1 ' 1 0 1 mas actual de la brillante generacion surgida en los

alrededores de 1925: me refiero a Luis Cernuda. Muerte

silenciosa y silenciada en proporcion a la magnitud y

trascendencia de su obra y que, a primera vista, pare-

ciera confirmar punto por punto las amargas prediccio-

nes del poeta, expatriado desde 1938a raiz de la guerra

civil espanola, en uno de sus ultimos y mas sobrecoge-

dores poemas, escrito poco tiempo antes.de sumuerte y

dirigido «A sus paisanos»:

Pero aguarddis el dia cuando ya no me encuentre

Aqui. Y e nt on ce s L a i gn o ra nc ia ,La indiferencia y el oloido, uuestras arm as '

D e siem pre, sobre m i caetdn , c om o L a p i ed ra ,

C ub rie ndo me p or fin L o m ism o q ue cub tisteis

A o tro s q ue , sup erio re s a m i, esa ign ora ncia uu estra

P recipiui en L a n ada, co mo al gran A Ldana.

Sus presunciones se fundaban, por desgracia, en un he-

cho real: mientras la banderia politica de Alberti, por

citar un ejemplo, 0 las circunstancias dramaticas de la

rnuerte de Garcia Lorca y Miguel Hernandez les asegu-

raban, independientemente de los estrictos valores lite-

rarios de su obra, una extensa audiencia y divulgacion

mas alia de nuestras fronteras -contrapesando asi el va-

cio que dentro de Espana envolvia sus nombres, en par-

ticular entre 1939 y 1954-, la poesia de Luis Cernuda,

desatendida no solo en el extranjero sino entre numero-

50S sectores espafioles del exilio por motivos que luego

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aclararemos, ha sido objeto, asimismo, de un boicoteo

sistematico por parte del Regimen y de muchos espafio-

les de dentro, hecho todavia mas notable si se tiene en

cuenta, como sefialaba el poetaJ. A. Valente, que tal de-

sestimacion se produce en « un medio literario en dondeel elogio, por prodigalidad necia, halago interesado 0

miedo hirsuto ha dejado de tener significacion critica 0

moral de indole alguna».' En un pais en el que la habi-

tual incensacion de una prensa sometida por decreto a

los imperativos e intereses oficiales lleva a sus escritores

a fundar revistas con un exclusivo proposito de auto-

bombo 0alabanza fecida y reiterada por obra del plumi-

fero de turno ; en una capital en la que las capillas y cla-

nes caciquiles perrniten maquillar los rencores y envi-

dias tribales tras disfraces mas 0menos politicos =unica

« poli tica» autorizada en nuestro tr is .te conglomer~do

actual de Reinos Taifas=" el voluntano y dense olvido

que rodea la obra y personalidad de Cernuda merecen

un analisis y una explicacion.Nacido en Sevilla (1902) Luis Cernuda vivio en esta

ciudad hasta 1928. Durante sus afios de universidad la

frecuentacion de Pedro Salinas, catedratico entonces de

Lengua y Literatura espafiolas, le puso en contacto con

la moderna poesia francesa -Baudelaire, Rimbaud, Ma-

llarrne, Reverdy-, conocimiento que, junto con la lectu-ra asidua de los clasicos espafioles -Garcilaso, fray Luis

de Leon, Gongora- y de su conciudadano Gustavo

Adolfo Becquer, influvo de modo decisivo en su forma-

cion. Cuando en 1925 aparecen sus primeros versos, la

poesia espanola ha entrado ya, gracias al romanticismo

de Becquer primero, el modernismo de Ruben Dario

despues y la elaboracion rigurosa y acendrada de Anto-

nio Machado y Juan Ramon Jimenez mas tarde, en el ca-

mino que debia conducirla a la inusita.da f1orac~on delos afios de la Dictadura del general Pnmo de RIvera y

de la Republica del 31. La supresion de la anecdota, la

implicitacion, la primacia de la emocion sobre el tema

son tecnicas comunes a toda la pleyade de poetas cono-

cidos ahora como « los nietos del 98)). El superrealisrno,

I, Como senala Octavio Paz en su admirable ensayo «La palabra edifi-

c ant e» ( he rho s in roma ti co : e l unico es tud i o s erio consag rado a l a r nuer te del

poer a e sobra de un rnexic ano): «g ran par te de 10 que seha escri to sobre Cer-

nuda \'11 los ulrimos uu-ses Sf' podri a haber e sr rir o sobr e cua lquie r ot ro poe,

ra», Asi , a menos de un a fr o de in te rvale de su numero-hornena]e a lamemo-

r ia de Cernuda, la revis ta madri lefta Insula dedico 011'0 al conservador, tradi-

c iona li st a v cas i si er np re medi oc re poet a Leopoldo Paner o que bas ta ri a par a

des arredit ar ( si no es tuvie se desacr edi tado ya ) a e ste ti po de c ri tic a.

Claro esta que el ejemplo viene de rnuv alto, Dejandose arrasrrar pOl'

compadrazgos y amistades juveniles , nuest ro mejor cri ti co del Siglo de Oro,

Da rnaso Alonso, p rodiga a sus con rer nporaneos ta le s el ogi os ( envue lr os en

vehernentes v r idiculas protestas de amistad) que hubiesen hecho sonrojar (de

haber sido desrinados a I'D al propio Shakespeare. No va cuando habla de

Aleixandre, Guillen 0 Sal inas , s ino de poetas de segunda f ila como Diego, fa,

nero. Adr iano del Val le , Luis Rosales , Veamos algunas muest ras: de Gerardo

Diego Illamado pOl' Alonso: «rni Gerardo»): «pieza de anrologia [ J ) ) ;

«rnaestr ia de poet a en el ap ic e de su cl imax [ ... J ) ) ; «genial r roquelacion [ [»;

« iMagni ficos versos! Tan buenos como el mejor Blake»: «gran creador [ " , J » :

«rondensado poema en el que con aci er to sup remo supo junta r una h irienre

inteleccion del modo severo de Casti ll a v del ascensional impulso mis tico, ul-

tima razon de nuestro vivir como hijos de Espana [ !J ) ) ; « el mas bel lo soneto

de un libro de soneros admirable [ .. .]». De Leopo ldo Paner o : « romance [s e

refiere al insipido " cpor que no decirIo?, retrograde poema "EI peso del

Mundo"] que es de la mejor poesia de nuestro idioma de rodas las epocas

[ . . , J )) ; «Tengo gran admir ac io ri por sonet os \' ot ra s compos ic iones r imadas

del poeta; mas aun creo que hay entre elias obras maestras de la poesia con-

remporanea [. .. J ) ) : «En Leopo ldo Panero tenemos l apoe si a de mayor te rnura

humana que ha p roduc ido la lii er ar ura e spanol a mode rna, y una de las mast ie rnasde toda s la s epocas de nue st ra li te ra ru ra [ ... [»; etc ., e tc . Cur iosa con-

cepc ion de la c ri ti ca l a deA lonso: por un l ado sepermit e despreci ar a « Mon-

sieur Sar tre» Isin haber lo leido, confiesa) : por otro, nos habla de movirnien-

tos de ent ranas, escalof rios , l agrimas, a le teos de corazor i (cornentando lapoe-

s ia de Diego, Panero y Rosales). Cornprendernos entonees, si no justiflcamos,

el cruel poema de Cernuda I«el senor Cernuda», para Alonso) ritulado :

«Otra vez, con sentimiento ». Cualquier otro en su lugar ...

2. «En Espana =escribio hace rnedio siglo Joan Maragall~ no ~~ s ino

disfraz de otras pas ioncs mas primi tivas que busean en aquel la sat is faccion di

s imulada; por esto sepresenta con una violencia que parece desproporciona-

da a su objeto : y es que el objeto es otro.»

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las teorias orteguianas acerca de la deshumanizacion del

arte, el redescubrimiento de Gongora, marcan, en efec-

to, los origenes de la obra de Cernuda, Alberti, Aleixan-

dre, Guillen, Salinas, Garda Lorca. Como escribia re-

cientemente el cri tico Carlos Bousofio, «el espir itu espa-fiol, que nunca supo ser racionalista por completo (ni

aun en el siglo XVIII) y que siempre fue individualista , es-

taba especial mente preparado para la creacion de una

poesia cuya sustancia ultima estaba hecha, a la par, de

individualismo e irracionalidad»."

Para Bousofio -encarnando aqui la opinion de la

mayoria de los criticos del pais- hay dos promociones

en la generacion del 25, que «se distinguen por su grado

de irracionalismo: la primera, menos avanzada en este

aspecto, estara consti tuida por Rafael Albert i, Pedro Sa-

linas yJorge Guillen. La segunda por Aleixandre, Neru-

da y Cernuda». Sin detenernos a examinar por el mo-

mento la evolucion posterior de Neruda y Alberti -cuya

poesia ponen al servicio de la revolucion desde la deca-

da de los treinta- 0 de Guillen y Aleixandre -iniciada,

respectivamente, con la publicacion de Clamor e Historia

del coraum=, conviene precisar desde ahora que si Bou-

sofio aplica el esquema ala obra de Cernuda anterior a

L as n ub es podemos adherirnos, aunque con alguna re-

serva, al mismo. Pero desde 1937 la poesia de Cernuda

se enriquece con una serie de elementos formales y te-

maticos que no caben ni poco ni mucho en el molde en

que pretende encajaria Bousofio -a menos que, como

un celebrado critico oficioso, opine que «Cernuda no ha

variado; en su jardin se cultivan las mismas flores que en1933. Cualquier forma de viril rebeldia, cualquier treno

politico conmueve mas que esta lirica de factura irre-

p.rochable que nos d?ja cenizas ~n las manos. No parti-

Clpamos en esa poesla; ~o nos Importa». (Espumamos

tal necedad de entre las mcontables escritas sobre Cer-

nuda d~ntro y fuera de Espana -y a la que bien pudie-

ran aplicarse estos versos del poeta:

,d···J N o les bastaA tu s c om p at ri ot as h ab er te asesinado?

A ha ra L a e stu pide : suc ed e al crim en .

[« Otra vez, con sentirniento nj . )

3. Carlos Bousofio, «Poesia contemporanea y poesia postcontempora-

nea», P ap ele s d e S on A rm ad an s (agosto 1964).

Desde su primer libro (1928), t itulado Perfil del Aire,

el tema mayor ~e la obra d.eCernuda, la oposicion entre

el mundo l~tenor del arusta y el mundo contingente,

entre la realidad y el deseo -contradiccion que provoca

en el poeta un perpetuo sentimiento de extrafieza y de-

s~rra~go que :~ ira agudizando con los anos- aparecedibujado en hhgrana. Sus versos primerizos, no obstan-

te, revelan I?enos la angustia existencial que preside la

obra post.enor de Cernuda que una inquietud impreci-

sa, una tnste,za'y un :(spleeI1J~sin objeto, reflejo, en par-

te, de las multiples influencias y lecturas no asimiladas

aun del todo. (Perfi l de l Aire -escribio Cernuda treinta

afios despues- es el libro de un adolescente, aun mas

adolescente de 10 que era mi edad al componerlo, lleno

de afanes no ?el todo ~onscientes, melancolico, precisa-

mente por la impotencia en que me ha!laba para satisfa-cer esos afanes.»

Tr,a~Eg laga, e l ~g {a , a da , ejercicios sobre formas poeti-

cas clasIC~s, el pnmero de e!los escri to, segun confesiondel proplO Cernuda, como homenaje a Garcilaso (« el

poeta espa~ol que mas querido me es»), Cernuda publi-

ca una sene de poemas bautizada Un rio,un amor en la

que la influencia del superrealismo de Breton, Eluard y

Aragon resulta perceptible en numerosos pasajes. Su

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personalidad se afirma con gran fuerza en L o s p la c er e s

prohibidos (I931). En esta obra la extrafieza de Cernuda

ante el mundo exterior, el desequilibrio creciente entre

realidad y deseo cristaliza en un grito de rebeldia contra

los « limites de metal 0papel» que quieren aprisionarle:

Extender entonces la m an o

Es hallar una m ontana que prohibe ,

U n b os qu e i mp en etr ab le q ue niega,

U n m ar q ue tr ag a a do Le sc en te s r eb eld es.

(« Dire como nacisteis»)

O ye su s m ar mo re os p re ce pt os

Sobre 1 0 util, lo norm al y 1 0 hermosa;

Oye l es d icta r ley al m undo , ac otar e l a m or, dar c ano n a L ab el le za i ne xp re sa bl e [ .. . J

C o nt em p la s us e xt ra ti os c er eb ro s,

I nt en ta nd o l eu an ta r, h ij o a h ij o, u n c om p Li ca do e di fi ci o d ea re na [ .. . J

Esos s on , h er m an o mio,

Lo s seres c on quie ne s m ue ro a so las.

(« La gloria del poeta»)

EI desacuerdo del instinto amoroso del poeta con las

convenciones sociales y morales de su pais y de su tiem-

po acentua todavia su acritud respecto a las inst ituciones

que simbolizan a sus ojos la negacion de su libertad:

matrimonio, familia , rel igion, leyes.! Frente a elIas Cer-

nuda prociama la soberania irnperiosa de los « placeresprohibidos» :

IIespiritu ~~ocial, ~gravado por la dura experiencia de

la guerra CIvIlespanola, perdura, como veremos luego,

a 10 largo de la obra de Cernuda escrita en el exilio. Bas-

te, a titulo de ejemplo, el fragmento inciuido en V iv ir s ineuar viviendo 0944-1949):

Ab aj o , - e st at ua s a no n ima s,

S om br as d e s om b ra s, m ise ri a, p re ce pt os d e n ie bla ;

Un a chispa d e a qu el lo s p la ce re s

B ril la e n la h or a v en gat iv a.

Su [ulgo r p ue de de sir uir uue stro m un do.

(« Dire como nacisteis»)

A tr as q ue da n lo s o tr os, r ep it ie nd oS in u rg en ci a i nt er io r l os g es to s a pr en di do s,

L eg it im ad os si em pr e p ar u n p ro ve ch o e ste ril ,

Y a g re )' ap ar ea da , de h ijo s p ro du ct or a,

Pasiua ante e l do lor com o bestia asombrada

V iva en un lim bo identico al que en la muer:e encuentra.

(« El arbol »)

En D on de h ab ite e l o lc ido ( 1932-1933) e I nv o ca c io n es ( 1934-

1935), cada vez con mayor sana, Cernuda dirige sus fle-

chas a la sociedad en cuyo sene vive ya como un deste-

rrado:

D.SU orgullosa profesion de fe, de cara al desden y opro-

l iuG de ~us~OI:tempOraneos, recogida en uno de sus poe-

mas masslgl11ficatlvoS de C om o q uie n e sp er a e l alb a ( 1941-~944):

4. « Reconocerse homosexual-escribe Octavio Paz en el ensayo antes ci-

tado- esaceptarse diferente de los otros I .. .J Homosexualismo es vuelve sino-

nimo de libertad; el instinto no es un impulse ciego: esla critica hecha acto,

el cuerpo mismo, adquiere una co l or a c io n mo r al . »

P or e llo e n v ida y m ue rte p agaras largam en te

La ocasum de ser f iel (ontigo y unos pocos,

A unq ue jam as se pan lo s o tr os q ue de so to

Siem pre es m ejor raum ante la grey.

(ccAplauso humano»)

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Hasta el final Cernuda opondra un individualismo in-

transigente a todas las reglas y formas de coaccion de la

sociedad conternporanea. En una conferencia leida en

1935habia esbozado a vuelapluma las razones de su ac-

titud. « EIpoeta -escribia- escasi siempre un revolucio-

nario [...J un revolucionario que como todos los hom-bres carece de libertad pero que a diferencia de estes no

puede aceptar esa privacion y choca innumerables veces

contra los muros de su prision.»

La rebeldia de Cernuda semanifiesta asimismo en el

terreno religiose en forma de una apologia de los place-

res terrenos radical mente opuesta al puritanismo cerril

del medio espanol en que vive.? Cantor exaltado de la

belleza humana =desde « EI joven marino» (1935) a

«Poemas para un cuerpo» (1957) el poeta no cesa de

rendirle homenaje=, Cernuda apostrofa en sus versos de

juventud al Dios de los suyos:

O h D io s. ra que n os has he eho

P ar a m or ir , iP or q ue n os in fun diste

La sed de e tern idad, que haee al poeta? [... J

M as tu no existes. Eres tan so lo e l n om bre

Que da e l hom bre a su m iedo y s u im p ot en ci a [ .. . J

E sto e s el ho mbre . A pre nde p ue s, y cesa

D e p er se gu ir e te rn os d io se s s or do s

Q ue tu p le ga ria n utr e y t u o lv id o a ni qu il a.

(cLas ruinas»)

En otros momentos, por el contrario, con un dualismo

que sugiere la riqueza y profundidad de su obra, Cer-

nuda parece creer en algo asi como una ir:m?rtalidad

poetica y ver en la muerte un deseable refugio contra

el insulto y desprecio de los suyos:

Porque n un c a h e q ue r id o d io se s c r ue if ic ad os ,

T ri st es d io se s q ue i ns ul ta n

E sa tie rr a ar do ro sa q ue te hiio y deshace.

(cA un muchacho andaluz»)

D on de la m ue rte u nic am en te ,L a m ue rt e u ni ca m en ie ,

P ue de h ae er t es on ar l a m e lo di a p ro m eti da .

(cLa gloria del poeta»)

Con los afios su primitiva actitud epicurea se metarnor-

Iosea en un hondo tormento existencial proximo al de

Unamuno, aunque matizado casi siernpre por su apego

a la herrnosura juvenil y una creencia intima en la nece-

sidad de salvaguardar la nobleza y dignidad del hombre

que, de modo paradojico, 10 emparenta con los estoi-

cos:

L ejo s de lo s h om br es,

A lta e n la altu ra im pe ne tr ab le .

(cA' las estatuas de los dioses»)

E l f ie l y u ltim o e nc an to de e star so lo .

(cA Larra con unas violetas»)

5. De Cernuda dice cabalmente Octavio paz: «Seria dificil encontrar en

lengua espanola un escritor menos cristiano».

En la breve pero enjundiosa autobiografia compuesta

como historial de la tercera edicion de La r eal id a d y e l d e-

seo =titulo que reline el conjunto de su poesia escrita en-

tre 1924 y 1963- Cernuda ha tratado de interpretar los

origenes de esta vuxtaposicion: «mis creencias, como las

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(« Otra fecha»)

tor, el progreso industrial 0el exilio, etc.- Cernuda

parte de una doble vision correspondiente ados puntos

de mira no solo diferentes sino opuestos. Por periodos

10 vemos oscilar de modo regular de una posicion a

otra, sin anclarse definitivamente en ninguna.

En su mencionado historial de L a r e al id ad y e l d es eo

Cernuda conviene en la existencia de «esa atraccion de

contrarios que tan necesaria esen la vida» y observa que

la tension entre ellos resulta « al menos para mi, fructife-

ra». Basta una ojeada somera a sus escritos para advertir

en seguida la frecuencia de tal vuxtaposicion creadora.

Si, de un lado, subraya elpapel revolucionario del poeta

y reconoce la importancia del factor social en la apari-

cion de la obra de arte, del otro seeleva contra el com-

promiso politico (abierta todavia la herida de la guerra

civil)en terminos que merecen su reproduccion i n e x te n -

so : «Raro es que en todo acontecimiento colectivo no se

halle ocasion para reprochar al poeta su inactividad,

como si la actividad peculiar del poeta consistiera enaquello que nada tiene que ver con la poesia», Si, anali-

zando la fe de Galdos en los beneficios espirituales que

la industria y la ciencia aportarian a nuestra anacronica

sociedad, escribe: « la sociedad espanola sigue, 10 mismo

que en tiernpos de Caldos, necesitada de industrializa-

cion y de progreso cientifico », el contacto con las for-

mas de vida propias de las modernas sociedades indus-

triales, fruto de su largo exilio en Inglaterra (1938-1947)

y.Estados Unidos (1947-1952), provoca en el (« espafiol

SIn ganas», como se califica el mismo) una radical y es-

pafiolisima reaccion de desprecio frente al universo cre-

matistico anglosajon que se desenvuelve de modo pau-latino a partir de L as n ub es :

campanas de la leyenda de la ciudad sumergida, sonan-

do en ocasiones, me han dado pruebas a veces, con su

intermitencia, de que acaso eran tambien legendarias y

fantasmales; pero acaso tambien de que subsistian ocul-

tas. Asi, tras de largos periodos inoperantes, en momen-

tos de Sturm und D rang, despues de la guerra civil porejemplo, 0 durante la peripecia amorosa que refieren

los "Poernas para un cuerpo", surgian a su manera, se-

gun mi necesidad. Por eso mismo, 2no pareceran sino

reflejo egoista de esa necesidad mia de ellas, sin que me-

rezcan propiarnente el nombre de creencias P»." Explica-

cion identica a la otra, poeticamente formulada en dos

versos comprendidos en su penultimo libro C o n l as horas

con tadas:

P ues si n ad a c re es , a un q ue ri en do

A u n sin que re r c re es a oe ce s.

El dualismo de' Cernuda =senalado entre otros por el

critico americano Robert K.Newman=? se ajusta cabal-

mente a la divisa de dos importantes escritores contem-

poraneos, la primera de Gide -« Los extremos me to-

can»- y la segunda de Scott Fitzgerald, al comienzo de

su estremecedora biografia T h e c ra ck -u p -«el sella de

~na inteligencia de primer orden esel de ser capaz de fi-

Frse sobre dos ideas contradictorias sin perder por ella

la posibilidad de funcionar», Ante todos los problemas

planteados al poeta y al hombre -su actitud hacia su

pais y sus compatriotas, frente al compromiso del escri-

6. Resulta curio so comparar el texto de Cernuda con estas Iineas extrai-

das de Los SUeflOS de Q.uevedo: «pues cuando fuera asi que fueramos solos ani-

males como los otros, para morir consolados habriamos de fingirnos eterni-

dad a nosotros misrnos».

7. Insula, nurnero-hornenaje (febrero 1964).

162 163



iQ ue v ale e l h or rib le m un do p ra ctic e

Y titil, p esadilla de l n or te ,

V 6m ito de la n ie bla y el fast id io]

(« Ruisefior sobre la piedra»)

que fuera tu tierra». Enfrentado allugar cornun de que

sus versos fuesen producto de la separacion y la nostal-

gia, Cernuda responde as! al analfabetismo y cerrazon

de los crit icos:

cuando evoca

A q ue ll a g en te p ra ct ic a y t ac at ia , q ue b us ca nd o

Va por la vida s610 e l r endim ien to . .

(«Un contemporaneo»)

H ab lan e n e l p oe ta v oc es var ia s:

E sc uc hem o s s u c o ra c on ce r ta do ,

A donde la creida dominante

Es tan s610 u na VOl e ntr e l as o tr as.

(eDiptico espafiol»)

A la naci6n de hormigas l a t ie rr a s oc ao an do ,

A l p ue bl o d e te nd er os a cu mu la nd o, y no sie mpre 1 0

propio .

(« Aguila y rosa»)

La guerra civil, al modificar bruscamente el curso de

la historia espanola, influye asimismo de manera dra-

matica en la vida y el quehacer literario de Cernuda. Si

de P er fil d el A ir e a lnuocaciones su obra es el crisol feliz de

una serie de influencias y corrientes l iterarias (clasicas,

rornanticas, superrealistas) , la matanza fratr icida origi-

nada por el alzamiento de los militares afecta de talmodo su sensibilidad que introduce en ella toda una

compleja y rica gama de emociones y sentimientos cuya

autenticidad y hondura no tienen par en nuestra poesia

contemporanea. Hasta 1936 la poesia de Cernuda evo-

luciona en cuanto tecnica a partir de la genealogia artis-

tica precedente (de Garcilaso y Becquer al superrealismo

frances); desde la guerra civil , una segunda coordenada,

la circunstancia historica (que afiade a su exilio moral

un nuevo destierro, esta vez de orden fisico) irrumpe en

ella comunicandole esta densidad prodigiosa que tanto

nos cautiva. Pues, mientras para muchos cornpafieros de

generacion emigrados como el tras la derrota de la Re-

publica, la exparriacion sup one una ruptura dentro de

su obra y los convierte, en mayor 0menor medida, en

rentistas literarios, para la poesia de Cernuda el destie-

rro es una forja y escuela de disciplina cuyos progresos

percibimos afio tras afro en el camino dificil que va de

disposiciori de animo que Ie lIeva, como a Unamuno,

Ganivet y los demas miembros de la generacion del 98

(incluido, a veces, el propio Machado) al ensalzamientode las « virtudes» prirnitivas de nuestra sociedad prein-

dustrial (defecto en el que incurren todavia hoy algunos

de los jovenes « progresistas» mas famosos):

L as m en tir as so le mn es n o de vo ran sus o ida s

C om o e n e l tr iste in fie rn o d e las c iudade s gr ise s.

Aqui e l o cio e s c ostum br e. Su juve ntud e sp era.

L a h er mo sur a se p re cia. N o alie nta la c odic ia.

(« Resaca en Sansuefia»)

Pero tal vez el mejor ejemplo de ambivalencia nos 10

depare el bellisimo «Diptico espafiol» que figura en el

ultimo libro de Cernuda La deso lac i6n de la Quim era

(1962). El poema se compone de dos partes y el titulo de

cada una de elias nos revela por S I solo la doble incita-

cion poetica que preside la armoniosa estructura del

conjunto: « Es lastima que fuera mi tierra» y «Bien esta

164 165



L as n ub es a L a deso lacio n de la Q _uim era. Este enriqueci-

miento se opera, como vamos aver, sobre un doble

frente, a la vez tematico y estilistico. Paralelamente a las

vivencias del exilio (el paso de Andalucia a Escocia), la

lectura de Blake, Wordsworth, Browning, Yeats, Eliot,

imp rime un caracter definitivo a sus versos curandolos

de cierta ampulosidad y barroquismo de que adolecen

sus libros anteriores, Como refiere el propio Cernuda al

recordar su evolucion poetica durante su estancia en In-

glaterra: «Aprendi a evitar, en 10 posible, dos vicios lite-

rarios que en ingles se conocen, uno, como p a th e ti c f a-

llacy (creo que fue Ruskin quien 10 llamo asi), 10 que pu-

diera traducirse como engafio sentimental, tratando de

que el proceso de mi experiencia se objetivara, y no de-

parase solo al lector su resultado, 0sea, una irnpresion

subjetiva; otro, como p ur pl e p at ch 0trozo de bravura, labonitura y 10 superfine de la expresion, no condescen-

diendo con frases que me gustaran por si mismas y sa-

crificandolas a la linea del poema, al dibujo de la com-

posicion».

Si Cernuda permanece fiel al gobierno republicano

(en cuya embajada en Paris trabajaba al producirse la

sublevacion militar) y en 1938 emigra a Inglaterra ante

el giro amenazador de los acontecimientos (la suerte de

la Republica estaba ya echada), a diferencia de los poe-

tas de uno y otro bando, su poesia no se tine nunca de

una pasion partidista y, en el Madrid sitiado de 1937,

asiste a la lucha sangrienta entre herman os y a la ruina

del pais con una emocion y un dolor que, por 10 so-

brios, nos conmueven mas, vistas con la perspectiva de

hoy, que la poesia de combate de quienes defendian una

causa que era entonces (y10 sigue siendo aun) tan noble

como justa. En unos poemas que entroncan con lapreo-

cupacion patriotica de Antonio Machado, Cernuda in-

voca a Espana que es todavia para el la «madre» antes

de convertirse en la «rnadrastra» que, rneses mas tarde,

10 expulsara de su seno ~

Q _ue p ar en cim a de esto s y eso s m uerto s

Y encima de estos y esos v iv os q ue combaten ,

AL [! ,o ad v ie rt e q u e ttl s uf re s c an to do s.

Y su o dic . su c rue ldad, su luc ha,

Ante ti oanos so n, c om o sus oidas,

P orq ue tu eres ete rn a

Y s ol o l os c re as te

Para La paz y gloria de su estirpe.

(« Elegia espanola I»)

S in luch ar co ntra ti ya asisto in erte

A La d is c or d ia e s te r il que te cubre

At uiento de lo cur a q ue t e a rr as tr a.[ • • . J ra e n s il en c io ,

Tierra, p o s i o n unica mia, l loras

T u s ol ed ad , t u p el la y tu uergiien:a.

(«Elegia espanola 11»)

En su corta autobiografia de 1958 Cernuda nos ilu-

mina acerca de su postura civica durante aquellos afios

funestos en la memoria de todos los espafioles: «A I

principio de la guerra, mi conviccion antigua de que las

injusticias sociales que habia conocido en Espana pe-

dian reparacion, y de que esta estaba proxima, me hizo

ver en el conflicto no tanto sus horrores, que aun no co-

nocia, como las esperanzas que parecia traer para 10 fu-

turo. Desnudas frente a frente vi, de una parte, la sempi-

terna, la inmortal reaccion espanola, viviendo siempre,

"entre ignorancia, supersticion e intolerancia en una

~m.admedia suya propia; y de otro (yo en pleno unshful

,~hi'r!king) las fuerzas de una Espana joven cuya oportuni-

l('i~d·pared a llegada [... J La march a de los sucesos me

166 167



hiza ver poco a poco que no habia alli posibilidad de

vida para aquella Espana con que me habia enganado»,

Durante su estancia en Inglaterra (primero en Glas-

gow y luego en Cambridge) Cernuda sucumbe por pe-riodos a las tentaciones del emigrado. Si, con el dualis-

mo que le distingue, Espana pasa a ser definitivamente

para ella «madrastra», la ausencia del paisaje espafiol,

de los modos de vida de nuestra sociedad preindustrial

(tan distintos de la geografia y el ritmo vital de los esco-

ceses) le l levan durante cierto tiempo a una sublimaci6n

de aquellos como si el descubrimiento de los defectos

del universo real y tangible en que vive se equilibrara en

su fuero interior con el olvido de los de su patria lejana

e idealizada. « Movido por la nostalgia de mi tierra -es-

cribe en su autobiografia-, s610 pensaba en volver a

ella, como si presintiera que, poco a poco, me iria dis-

tanciando hasta llegar a serme indiferente volver 0 no.»Producto de este estado psiquico, tan comun entre los

exiliados, son algunos poemas y versos como los que ci-

tarnos a continuaci6n:

T ie rr a n ativ a, m as mia c ua nto m as l ej an a.

(cTicrra nativa»)

N o so n lo s n ue str os afe cto s n i tare as

Si e n tie rra q ue no es nue stra los hallam os.

((Aguila y rosa»)

A m ar go s so n lo s dias

D e la vida, viv ie ndo

5 61 0 u na l ar ga e sp er a

A Juerw de rec uerdos.

U n dia, tu ya libre

D e la m entira de e llo s,

M e b us ca ra s. E n to nc e s

~.Que ha de decir un m uerto](« Un espafiol habla de su tierra»)

Esta nostalgia prirneriza se metamorfosea paso a

paso en rencor a medida que se consuma la separacion

espiritual entre Espana y el poeta. En tanto que sus

co~paneros de exilio (incluido el «purisimo» Jorge

Guillen) y la nueva generaci6n de escritores surgidos en

la peninsula (Celaya, Bias de Otero, Eugenio de Nora,

etc.. .) guardan intacta su esperanza en el cambio regene-

radar y catartico que puede transformar un dia el futuro

de Espana -10 que les lleva a estimar el resultado de la

guerra civil como batalla provisionalmente perdida deuna lucha vigente, no decidida aun=, con su habitual

pesimismo, Cernuda se esfuerza en calar mas hondo y

descubr~ que «e.l dafio no es de ayer, ni tampoco de

ahora, smo de slempre». Renunciando al combate in-

mediato y a corto plaza de sus compatriotas de dentro y

fuera (conforrnes todos ellos en el esquema hist6rico

que 10 razana y 10justifica), busca tan s610 escapar del

naufragio de una epoca y una sociedad cuya fe, moral,

manera de ser, condena en bloque. De modo gradual su

amargura cede el paso a una imprecaci6n (patriotica a

p.esar de el, aunque los crit icos de hoy piensenlo contra-

r~~)tanto mas insoli ta cuanto desde 1950 la politica des-

nne sobre nuestra poesia y la convierte en un arma de

co~ba~e en manos de los escritores que se proclaman

s?hdanos del pueblo, confiados no s610 en la exigencia

.S;Hloen la posibil idad real del cambio revolucionario.

Un.ica voz discordante en el coro (como siempre), la de

.LUlS Cernuda:

A si ta mb ie n m i tie rr a la h e p er did o

Y si hoy hablo de ti es buscando re cue rdo s

E n e l tr ag i co o cio de l p oe ta.

(« El ruisefior sobre la piedra»)

168 169



(«Ser de Sansuefia»)

aun las causas de su ostracismo? Ni en el plano indivi-

dual ni en el colectivo Cernuda teme nadar contra la co-

rriente ni le amedranta la conciencia de su (a 10 menos

momentanea) impopularidad. El clima de asfixia inte-

lectual y moral instaurado por el bando vencedor de la

guerra civil habia fraguado entre los escritores del inte-

rior un sentimiento de rebeldia que buscaba su inspira-

cion en la actitud ejemplar de Machado ante el paisaje y

el hombre de su tiempo. Iniciado al final de la decada

de los cuarenta por Nora, Celaya, Otero y otros, el mo-

vimiento debia extender su influencia hacia 1955gracias

a la aparicion de una nueva prornocion de poetas uni-

formemente anticonformistas (creacion indirecta de una

censura estupida y un regimen politicosocial opresor),

canto res vibrantes de una revolucion que sentian proxi-

ma y para quienes la posicion humana y poetica de Cer-

nuda resultaba no solo extrafia sino, adernas, profunda-

mente negativa. Ocupados en ensalzar las virtudes delpueblo en lucha, miraban el afrontamiento solitario y

altivo de Cernuda con los mismos ojos que los censores

y plumiferos oficiales. Hostil a unos y otros por razonesa la vez identicas y opuestas, el nombre de Cernuda de-

saparecio durante varios lustros envuelto en un espeso

«telon de silencio». En los ultimos afios, sin embargo,

su creciente influencia sobre algunos de los mejores

poetas jovenes (Jaime Gil de Biedma yJose Angel Valen-

te en particular) parece anunciar un cambio en la sensi-

bilidad poetica del pais, cambio del cual Cernuda seria,

en cierto modo, el precursor y responsable.

Despues de haber dado una docena de obras estima-

hies, la poesia social espanola ofrece signos inequivocos

de reiteracion y agotamiento. Como si quisieran com-

pensar la ausencia de una revolucion que no se ha reali-

zado (ni lleva trazas de realizarse en la forma prevista),

sus cantores fuerzan de modo progresivo el tono de la

E L o dio y d es tr uc ci on p er du ra n s ie m pr e

So rd am e nte e n L a e ntr aiia

T oda h ie l se mp ite ma de l e spaiio l te rr ib le [ ... J .

T ri st e s in o n ac er

Con algun d on i lu st re

Aqui, d on de L os h o m b re s

E n su m ise ria so lo sabe n

E L in su lto , L a m o fa , e l r ec elo p ro fu nd o

A nte aq ue ! q ue iL um in a L as p alab ras o pac as

P o r e L o cu lt o f u eg o o ri gi na ri o.

((A un poeta muerto»)

E s L a p at ri a m a dr as tr a a oa ri ci os a,

E xigie ndo e l sudo r, L a s angr e, e l se me n

A cam bio del o luido y e l d e st ie r ro .

(( Rio vespertino»)

Es La tierra im posible, que a su im agen te h izoP ar a de si arr ojar te [... J

y desbocar en los ultimos poemasde L a de so lac io n de L a

Q.uimera en una hostilidad radical de cara al pais y sus

gentes:

En m ala hora fuera vuestra L engua

La m ia, L a q ue hablo , La que e scribo .

As ( podreis , c on t ie m po , c om o u en is h ac ie nd o,

A m i persona y m i tr ab aj o e ch ar a Ju er a

D e L a m e mo ria, e n uue str o c or aum y v ue st ra m e nt e.

((A sus paisanos»)

Si tenemos presente la franca expresion de su instinto

amoroso, su ataque obstinado a los pilares basicos de

nuestra hosca sociedad espanola, i sera necesario aclarar

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voz y la violencia (declamatoria va) de sus versos, profe-

tas no escuchados en medio de la masa gris de compa-

triotas sordos, ciegos y mudos."

La lectura de Cernuda nos ayuda a salir del atasco.

Por espacio de quince afios los poetas han cantado lare-

volucion sin que la revolucion se produzca; 1 0 moral y

terapeutico hoy es hostigar a quienes, con su venalidad y

su pereza, con su abdicacion intelectual y su simonia

contribuyen a que el ominoso mal se perpetue, Los

hombres que ensalzais, parece decirnos Cernuda, no son

los mismos que ensalzo Machado, y hacerlo ahora,

cuando, en su mayoria, cabestros son, no conduce mas

que a adormecerlos en la buena conciencia, en el re-

cuerdo analgesico de lasjornadas del 36. Cantar en 1964

la tierra castellana escantar su atraso y la propiedad de

sus latifundistas. Rentista de un glorioso pasado y un

heroismo reciente, elpueblo espafiol duerme desde haceveinticinco afios sobre sus marchitos laureles y el unico

medio de sacudirlo de su suefio es despojarle, una tras

otra, de todas sus coartadas, condenarlo implacable-

mente como 10 he condenado yo. Vuestro esfuerzo fue

bien intencionado y loable, pero inutil : el mal era mas

grave de 10 que vosotros creiais. Solo yo, en mi soledad

yaislamiento, vi las cosas claras. No temais la impopu-

laridad. La historia os dara razon algun dia.

Cernuda nos brinda una verdad poetica que no

toma en consideracion (huelga decirlo) los necesarios

compromisos y tacticas de la accion politica (que el nun-

ca comprendio}; pero si politica y poesia pueden tener

objetivos comunes (Ia desenajenacion del hombre, por

ejernplo), sus radios de accion no coinciden forzosa-

mente, y el mejor modo del artista de servir a aquella es

manteniendose siernpre fiel a las exigencias de un arte

cuya verdad (si responde a un imperative interior del

poeta) permanece incolume mientras los compromises y

tacticas mudan. Aun en sus peores momentos de deses-

peracion y pesimismo Cernuda cree en la nobleza del

hombre:

N ada im porta que tan pocos lo sean:

U no, uno tan so lo basta

Como t es ti go i rr e fu ta bl e

D e toda la nobleza hum ana.

8. EI ultimo libro de Bias de Otero, Que trata de Espana, parece escrito,

par e jemp lo, par un ep igono del poet a con el ma li gno p r?p~~i to de remed~r

sus de fecto s y de sac redit ar lo . Al le erl o re co rdaba yo unas palabras de Mi-

chaux: « Me horrorizan los rnitos. Habria que poner~n tela de j uicio todo 10

que envejece y pasa a ser mito. Incluso Francia at-cabo de cierto numero de

afios deberia cambiar de nombre, par honestidad, para desprenderse del

mi to de "Franci a" » (H. M., c it ado par R. Brechon , Michaux, La Bibliotheque

Ideale, p. zan

(« 1936»)

Erguido con la verdad de su palabra ante su pais y

sus compatriotas, Cemuda creyo en los ultimos afios

que, a su muerte, su obra caeria en voluntario olvido

para resucitar quiza, luego, esterilizada y aseptica, en

manos de quienes, el en vida, la hicieron objeto de su

desden y escarnio. Este destino postumo del artista (lla-

mese Gongora, Mozart 0Rimbaud) obsesionaba literal-

mente a Cernuda y la intensidad de su rebeldia frente a

el nos ha valido algunos de los mejores poemas escritos

en lengua castellana.

V entaja grande es que este ya m uerto

Y que de m uerto cum pla los ires siglos, que rut pue de n

L os d es ce nd ie nte s m is mo s d e q uie ne s le in sul ta ban

In clin arse a su n om br e, dar p re mio al e rudite ,

Suc eso r de l gusan o, ro ye ndo su m em oria [... J

G rac ias de mos a D io s, q ue sup o de vo lv erle (c om o h ard c on

nosotros)

N ulo al f in , ya tranquilo, en tre su nada.

(« Congora»)

17 2 173



Su vida ya p uede excusarse ,

P orq ue h a m uerto del todo;

S u tr ab ajo a ha ra c ue nta ,

D om esticado p ara el m undo de elias,C om o o tr o o bje to o an o,

O tr o o rn am en to in util [... J

Mejo r L a destruccum, eLfuego.

(cLimbo»)

i O yen L os m ue rto s L a que lo s v iv os d ie en L ue go d e e lias.'

Ojala n ad a o ig an : h a d e s er u n a Liv io e se s ile nc io in te rm i-

nable

P ar a q uien es v iv ie ro n p ar L a paL ab ra y m ur ie ro n p ar ella ,

C om o R im baud y V erL ain e. P ero el silen cio alia n o evita

A ea Lafarsa re pu gn an te . A lgu na v ex. de se o un o

Q ye L a h um anidad tuuiese un a so la cab eza, para si eor-

tdrsela.

TaLV e 7 ..e x ag e ra b a: s if ue r a s o lo u n a c u ca ra c ha , y a pLa st ar la .

((B ir ds in th e n ig lu» )

Ahora que, mas que en ningun otro tiempo, su obra

nos aparece viva (rnejor aun, estrictamente indispensa-

ble), deber de quienes no la comprendimos antafio en

toda su plenitud (deforrnandola a veces)eshacerla nues-

tra con amor identico a como ella elaboro, antes de que

el erudito y el gusano seabalancen a ella y,vorazmente,

la destruyan. Con tal proposito, de elemental justicia y

reparacion, han sido escritas, modestamente, estas pagi-

nas.?

9. Mi analisis de la obra de Cernuda esmeramente tematico, Dejo para

otra oportunidad el estudio de la r igurosa tecnica poetica del autor .

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Juan Goytisolo Homenaje a Cernuda