Juan Peron - Carta Al Presidente Kennedy

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  • 8/14/2019 Juan Peron - Carta Al Presidente Kennedy

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    Juan Domingo Pern

    CARTA AL PRESIDENTE KENNEDY

    Madrid, Julio de l967

    Mr. John Fitzgerald KennedyPresidente de los Estados Unidos de Amrica.

    (...)Usted Seor Presidente, ha afirmado con evidente buen juicio, que los problemas latinoameri-canos tienen su solucin en la Justicia social.

    Hace quince aos, los justicialistas en la Repblica Argentina afirmamos lo mismo y lo hicimos

    doctrinaria y acabadamente en realizaciones fehacientes. Estados Unidos e Inglaterra colaboraronpara que furamos derribados del gobierno, donde estbamos, elegidos por una mayora sin pre-cedentes en la historia poltica del pas. De estas incongruencias suele estar empedrado el caminoque conduce al fracaso. Las consecuencias no pueden cambiar porque hayan variado los presiden-tes de los Estados Unidos y usted debe cargar con el lastre tan negativo de sus predecesores. Enlos ltimos quince aos la Repblica Argentina no ha recibido de Norteamrica sino perjuicios,tanto cuando nos bloquearon en l947 como cuando la invadieron sus compaas petroleras enl959.

    Muchas veces he odo a funcionarios americanos preguntarse por la causa de la adversin que lospueblos iberoamericanos sienten por su pas y su gobierno.

    Esta es la hora de los pueblos

    La explicacin es demasiado compleja y larga de enumerar aunque implcitamente puede conden-srsela en pocas palabras: los das que corren comienzan ya a ser la "hora de los pueblos" anun-ciada por el Justicialismo hace ms de quince aos; los Estados Un idos hasta ahora se han dedi-cado a "ganar gobiernos" (o a comprarlos), en tanto Rusia ha tratado de conquistar los pueblos.Los pueblos son los permanentes mientras los gobiernos son circunstanciales. Las consecuenciasse comienzan ya a percibir no slo en Europa, Asia y frica, sino tambin en Latinoamrica. Esa esuna de las principales razones para que los pueblos vean en los Estados Unidos a un enemigo,como enemigo es a menudo el gobierno que apoyan, en tanto Rusia gana en los pueblos cada damayor nmero de amigos.

    Uno de los peores males que azotan al pueblo y al gobierno norteamericano son sus agencias denoticias y sus cadenas publicitarias, que actan en todo el continente, dirigidas por la SociedadInteramericana de Prensa (S.l.P.)(...). Una prdica daina de tales rganos de opinin ha pretendi-do, aunque sin xito, envenenar a la opinin pblica contra las tendencias populares y los hom-bres que lealmente las servan, utilizando la circulacin de infundios y calumnias de todo ordenmal disimuladas en las noticias que transmiten, sin percatarse del mal que con ello se hacan a si

    www.elortiba.org

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    mismas y a su pas. Las consecuencias de tal conducta han recado sobre los Estados Unidos aquienes se cargan (tal vez injustamente) las culpas de la ignominia de sus rganos publicitarios.

    Esas agencias y cadenas publicitarias reciben el castigo que corresponde a todos los falsarios: quecuando dicen la verdad, nadie la cree. (...) El caso de la Repblica Argentina es altamente ilustrati-vo al respecto: en l946, con la ascensin al poder del Movimiento Justicialista, se inicia en el pas

    una verdadera revolucin social que lleva a su frente las tres banderas que constituyen la aspira-cin del pueblo argentino: la justicia social, la independencia econmica y la soberana poltica. Denuestras inmensas realizaciones materiales estn en el pas los testimonios ms elocuentes, perolo que constituye nuestro mayor orgullo es la obra social realizada que llev un pas medieval aser uno de los estados socialmente ms avanzados y poseer uno de los standards de vida relati-vamente ms elevados. Gobernamos con la constitucin y la ley y el pueblo afirma an hoy que elgobierno justicialista asegur diez aos de felicidad y el setenta por ciento de la poblacin era

    justicialista. Hoy, despus de seis aos de violencia, arbitrariedad y concupiscencia gubernamen-tal, podemos asegurar que ese porcentaje ha aumentado.

    Sin embargo, una despiadada campaa publicitaria realizada por las agencias norteamericanas de

    noticias, apoyada por el mismo Gobierno de los Estados Unidos, se encarg de difundir por elmundo las mayores calumnias e infamias contra nuestro rgimen constitucional como prepara-cin para una accin revolucionaria que, con suficiente evidencia, sabemos fue costeada, apoyaday dirigida por Gran Bretaa. Durante los diez aos de nuestro Gobierno sentimos el ataque per-manente y la persecucin ms enconada tanto del "State Department" como del "Foreign Office",que fueron desde el bloqueo implcito hasta el sabotaje ms abierto y descarado. Ahora, nos pre-guntamos, si ante semejante evidencia, el pueblo argentino y su nico gobierno realmente repre-sentativo, deben seguir amando a sus detractores y destructores.

    El cuartelazo de l955

    Pero ah no termina todo. En l955 se produce en nuestro pas un "cuartelazo" que tiene evidentemandato forneo, cuyas consecuencias no podan ser otras que el desorden, el hambre y la mise-ria que actualmente est sufriendo su pueblo, porque al desgobierno de la dictadura de Aramburule ha sucedido una banda de asaltantes polticos que constituye el peor azote que recuerda la his-toria poltica argentina. La cada del peronismo, producto de la confabulacin de la oligarqua ca-pitalista con los intereses forneos, no ha podido dar otro resultado que el que est a la vista.Cuando en l955 al decir de nuestros crticos la situacin "era mala", poseamos una reserva finan-ciera de 750 millones de dlares en caja, un encaje ureo de 850 millones de la misma moneda,no tenamos deuda externa y nuestro comercio exterior se desenvolva con ventaja merced a losconvenios bilaterales. Han pasado slo seis aos desde el da en que fuimos despojados del go-bierno y, en ese lapso, se han dilapidado la reserva financiera y la reserva de oro y se ha contrado

    una deuda exterior de ms de 3.000 millones de dlares, despus de haber desorganizado el pase imposibilitado la comercializacin de su produccin. Pero eso no es todo: tambin se ha perdidotoda dignidad y como en los tristes das del "Pacto Runciman-Roca", mendicantes argentinos sue-len deambular por los despachos europeos y norteamericanos en procura de alguna limosna quelleva implcito una confesin de incapacidad y desvergenza.

    Pero, si en lo internacional la situacin econmica es mala en lo interno, es aun peor. Mientrasnosotros disponamos de un presupuesto nacional que no pasaba nunca de los 20.000 millones de

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    pesos, que todos los aos cerrbamos con supervit, en la actualidad se dispone de uno no infe-rior a los l35.000 millones que, por falta de financiacin, cierra con casi un 50% de dficit, que enlos cinco aos pasados se ha ido acumulando como deuda fluctuante. Por eso, la deuda internaque en l955, totalmente consolidada, llegaba slo a los ll.000 millones de pesos, alcanza hoy cifrasimposibles an de calcular. (...) Los inconcebibles negociados que llevaron a las concesiones petro-leras destruyeron toda posibilidad de resolver econmicamente el problema de los combustibles.

    Bastara considerar para comprenderlo, que el petrleo cuyo precio internacional no pasa de losdiez dlares la tonelada, cuesta en la Argentina alrededor de los l7 dlares en la boca del pozo. Sia eso se le agrega que el gobierno argentino se oblig por contrato a proveer cambio a razn de40 pesos por dlares (cuando en realidad est sobre los 30 pesos) se podr apreciar lo que puederesolver la extraccin le petrleo argentino.

    Los servicios financieros que el gobierno argentino debe servir cada ao para satisfacer los girosde las empresas extranjeras y las obligaciones contradas por los aprovechados negociadores delpetrleo, es o que est descapitalizando al pas y sumiendo al pueblo en la miseria y el dolor. Lacontrapartida son los emprstitos, remedio que resulta peor que la enfermedad, el peor error que

    comete el gobierno de os Estados Unidos al concederlos, porque la mitad de su valor se pierdepor sobrevaloracin del dlar con respecto a su valor adquisitivo, por el aumento de precios pro-ducido por falta de licitacin internacional, por la prdida de seguros y fletes y la otra mitad queresta, es generalmente vctima de la codicia de los funcionarios y polticos deshonestos. Pero, alfinal, el pueblo que no recibe beneficio alguno y que debe pagarlo todo con crecidos intereses,termina condenando al prestatario que, para l, ha resultado un vulgar usurero.

    Yo tengo autoridad moral para decirlo y sostenerlo porque en l945, u. ando me hice cargo del go-bierno, declar que "me cortara la mano antes que firmar un emprstito" y en los diez aos quegobern al pas, no solo no se contrat ningn emprstito, sino que se pag una deuda externaque tena el pas y que pasaba de los 3.500 millones de dlares, cumplimos todos nuestros com-

    promisos, realizamos una amplia justicia social, dimos diez aos de felicidad al pueblo argentino,organizamos nuestra riqueza y estabilizamos nuestra economa tanto en lo interno como en lointernacional.

    Hambre, injusticia y arbitrariedad para el pueblo

    Pero, es tan grande el engao o la mala fe, que a menudo se sostiene que la dictadura de Arambu-ru y el "gobierno" de Frondizi han 'mejorado la situacin econmica de la Argentina". El puebloargentino sabe bien que es todo lo contrario porque lo experimenta en su bolsillo y en su estma-go, vsceras suficientemente sensibles como para influenciaras con la falsa propaganda. (...)

    Sin embargo, el problema argentino, como el de casi todos los pueblos iberoamericanos, no essimplemente econmico como muchos se empean en considerar y que es error en que sueleincurrir el materialismo de las tecnocracias. Para fundamentar esta afirmacin bastara pensarque esos pueblos forman parte de un mundo que se encuentra empeado no slo en comer, sinotambin en dilucidar un problema ideolgico alrededor del cual se mueven los poderes ms for-midables que ha conocido la humanidad de todos los tiempos. (...)

    Un falso enfoque, mezcla de atraso, ignorancia y mala te, pretende desviar el problema argentino

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    hacia un materialismo suicida, que no es slo negativo, sino que utiliza tambin todas las formasde la descomposicin moral para satisfacer los apetitos y las pasiones de los crculos del privilegio.El proceso argentino, como el latinoamericano, es el despertar de los pueblos en procura de supropio destino. La explotacin de las masas, inicuamente impuesta para servir intereses forneos,la miseria insidiosamente provocada como medio de someter al pueblo, la injusticia, la arbitrarie-dad y la violencia, no son sino secuelas del mismo mal que llevan irremisiblemente a la misma

    consecuencia: la rebelin de las masas. 'Nuestros gobernantes', usurpadores del poder del pue-blo, simulan buscar la solucin de todos los males agitando el fantasma del comunismo y la malasituacin econmica en procura de fcil y graciosa ayuda financiera, aunque sea a costa de entre-gar el pas a los poderes tenebrosos del capitalismo internacional; otros anhelan que la solucinllegue por el advenimiento de un nuevo imperialismo, en tanto no se les ocurre pensar que la ni-ca solucin ha de llegar con la justicia y la soberana que seamos capaces de conquistar con nues-tro trabajo y nuestro sacrificio.

    De Colonia a Patria

    En l945 recib una colonia y en l955 dej una patria justa, libre y soberana. Cuando observo el pa-

    norama que presenta el pas en la actualidad y veo entronizadas a la hipocresa y la infamia deunos pocos que escudados en falsas premisas esclavizan preconcebidamente al pueblo con desig-nios ocultos, se me presenta con claridad una diablica maniobra destinada a provocar concien-temente la rebelin de las masas populares hacia objetivos que no son difciles de desentraar.

    Todo cuando se diga sobre una posible solidaridad de los pueblos iberoamericanos con la causadel capitalismo y sus sistemas, no pasara nunca de ser una falsedad y los gobernantes que lo sos-tengan, o tratan deliberadamente de engaar, o no representan a su pueblo. Ya es irremisible-mente tarde para obtener semejante solidaridad que puede estar en algunas bocas pero no en suscorazones. Cuando mucho se podr obtener una prudente tercera posicin porque nosotros, losamericanos del sud, vemos el problema de muy diverso modo del que lo pueden apreciar los ame-

    ricanos del norte. Para nosotros, el actual estado beligerante del mundo se debe simplemente aque se est dilucidando el signo ideolgico que ha de caracterizar al siglo XXI mediante la encona-da lucha entre el capitalismo y el comunismo, ambos internacionales. As el capitalismo defiendelas "democracias imperiales" del siglo XIX en tanto el comunismo manifiesta defender las "demo-cracias populares". Es indudable que el siglo XXI ser de las democracias sociales porque la histo-ria y la evolucin no retroceden. all donde no triunfen las tendencias sociales del tipo del justicia-lismo podr triunfar el comunismo pero jams el capitalismo ya perimido. Esta es una verdad quepor dura que resulte hay que asimilara porque peor es engaarse a si mismo.

    Hay que persuadirse tambin que el comunismo es una doctrina, que podr o no compartirse pe-ro que, por eso, no dejar de serlo. A las doctrinas slo se las puede combatir y vencer con otra

    doctrina mejor. El empleo de la fuerza o de la intriga en sus diferentes formas no estn indicadasni ganarn camino en la solucin que se busca. Hasta ahora los Estados Unidos slo han empleadoestas formas equvocas de ejecucin y los resultados estn a la vista. No es suficiente que el finque se persiga sea bueno si las formas de ejecucin se encargan de demostrar lo contrario.

    El error de los altos funcionarios norteamericanos que visitan nuestros pases y reciben invaria-blemente una acogida francamente agresiva est precisamente en creer que todo se puede arre-glar mediante espordicas-ayudas econmicas y no quieren concebir ni comprender que se trata

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    de causas ms profundas entre las cuales no son las menos importantes los comportamientos delas empresas industriales yanquis asentadas sobre las riquezas naturales de nuestros pases, queconstituyen verdaderas manchas negras en la historia de las relaciones humanas y comerciales delos Estados Unidos con Hispanoamrica. Otra de las razones que ms han influido en la animad-versin mencionada es la intervencin de los Estados Unidos en los asuntos internos de los paseslatinoamericanos, de las cuales est plagada la historia de nuestras relaciones.

    La dictadura y su sucesor

    Nuestro pas que haba vivido diez aos de tranquilidad, progreso y felicidad justicialista cae derepente en una terrible dictadura militar que trata de someterlo por el terror a base de fusila-mientos (los primeros que se producen en el ltimo siglo por causas polticas), persecuciones, ge-nocidios en masa, exilios y prisiones, como toda otra clase de infamias polticas y policiales. Quedespojan de sus bienes a todos sus enemigos polticos perjudicando as a millares de ciudadanos,bienes que con la mayor impudicia se reparten entre los altos bonetes de la dictadura. Que dero-gan la Constitucin por decreto y dejan sin efecto todas las reformas sociales realizadas por el

    justicialismo, para retrotraer la vida del pueblo a las peores pocas de su explotacin y su miseria.

    Entre tanto, Estados Unidos apoya ostensiblemente esta situacin con un entusiasmo fuera detodas las reglas y formas habituales en la poltica internacional, apareciendo a los ojos del puebloescarnecido como cmplice y causante de todos sus males.

    A pesar de ese apoyo descarado, esa dictadura no logra sostenerse en el gobierno y decide llamara elecciones, a todas luces fraudulentas, proscribiendo previamente a la mayora del pueblo, aldeclarar fuera de ley al justicialismo. Es as como se pretende hacer creer que se normaliza la si-tuacin argentina a base de cambiar una enormidad con otra enormidad mayor. El seudo "gobier-no legal" producto de una opcin y no de una eleccin deja as planteado un conflicto peor. ladictadura militar ha encontrado una puerta de escape a costa de meter al pas en un callejn sinsalida. Todo esto ha sido apoyado por el Gobierno de los Estados Unidos que lo haca contra toda

    justicia y, en cada caso, echndose encima el anatema y el odio de casi todo un pueblo, que porrara coincidencia es uno de los ms politizados del mundo.

    Hoy, el presidente ms desprestigiado de la historia argentina y carente del mnimo de dignidadcompatible con esa funcin, aparece como el personero de los Estados Unidos al que parece nointeresarle complicarse con semejante personaje a cambio de ventajas imaginables para el futuro,pero el error es demasiado grosero para que pueda pasar desapercibido al pueblo argentino.

    Esa gente podr tener presente, porque algunas circunstancias extraordinarias lo han posibilitado,pero carece en absoluto de porvenir, mxime si como simula est al servicio incondicional del ca-pitalismo y la reaccin oligarca. En la Repblica Argentina, si no se hace fraude o se emplea la vio-

    lencia, vencer el justicialismo, pero si la reaccin utilizando el engao o la fuerza se lo impidedesde el gobierno, vencer el comunismo en cualesquiera de sus formas pero jams podr impo-nerse la reaccin en el futuro argentino. Es una realidad que conocen todos los argentinos y cuyofatalismo envolver a unos y a otros en su momento. As como no nace el hombre que escape a sudestino, tampoco los pueblos pueden escapar al suyo.Como estn las cosas en la Argentina no s si llegaremos nosotros o si llegarn antes los comunis-tas, pero lo que s puedo asegurar es que no llegar la reaccin. Si las circunstancias fueran forza-das con el abuso de la fuerza o la insidia la entronizara, su vida sera muy effera porque poco tar-

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    dara en ser derribada violentamente por el pueblo, contra el cual es siempre mal negocio luchar.Frondizi ha sido el mejor aliado de los comunistas porque ha creado las condiciones de hambre ymiseria necesarias. Los Estados Unidos, complicados con Frondizi y su 'gobierno', no han hechosino fortalecer y extender el odio, ya que stos no hacen nada impopular sin arrojar antes las cul-pas a las "presiones yanquis", a la influencia del Fondo Monetario Internacional o a los poderesocultos de los intereses imperialistas.

    El pueblo argentino vive actualmente en la ms plena dictadura, bajo los efectos del "estado desitio" que suprimi todas las garantas constitucionales y del "Plan Conintes" que puso la vida y elhonor de los ciudadanos en manos de los ms torvos torturadores y asesinos. As, en nombre delas fuerzas armadas de la Repblica se han asesinado y torturado ciudadanos en escala jams co-nocida, se han proscrito millares de hombres pblicos y dirigentes polticos y gremiales como asi-mismo gimen en las crceles argentinas una multitud de ciudadanos que han sido condenados portribunales ilegales, en una parodia de justicia que resulta un escarnio para toda conciencia honra-da.

    Se ha creado el delito de opinin y se castiga con prisin o multa a los ciudadanos por poseer re-

    tratos de determinadas personas en sus hogares. Se habla de libertad de prensa y el gobierno seha incautado de todos los diarios, revistas, estaciones de radio y televisin, formando una verda-dera cortina de silencio para todo lo que no sea afecto a sus mviles inconfesables. Si sus adversa-rios polticos publican un libro o un peridico, la polica se incauta de los mismos y reduce a pri-sin a sus propietarios por orden expresa del gobierno.

    En Estados Unidos se pregunta a menudo el porqu del odio que demuestra el pueblo argentino asus funcionarios que lo visitan; la respuesta no es difcil de comprender si se tiene en cuenta elapoyo a semejantes aberraciones, mxime cuando el propio gobierno argentino hace correr la vozque procede as por la oculta presin de los intereses o el gobierno norteamericano.

    "Democracia" y "Libertad"

    Persecucin para el pueblo

    El justicialismo, declarado fuera de la ley y perseguido en nombre de la "democracia" y de la "li-bertad" se ha tonificado y purificado. Lo mismo les ha ocurrido a "nuestros compaeros de suer-te" los comunistas, que durante mi gobierno, cuando estaban dentro de la ley, en l953, no alcan-zaron a obtener treinta mil votos en total en las elecciones generales de ese ao y que hoy pue-den computar guarismos que se acercan al medio milln. Nosotros no somos polticos profesiona-les ni luchamos por intereses de nuestros dirigentes sino por el bienestar del pueblo y la grandezade nuestra patria, como tampoco nos interesa que nuestra victoria sea inmediata sino definitiva y

    permanente. Creemos que si estamos en la verdad triunfaremos y sabemos que si no estamos enella ser mejor que no triunfemos.

    El mundo est lanzado en una evolucin tremendamente acelerada y la direccin de esa evolucines hacia las democracias sociales, lo que coincide en absoluto con la lnea sostenida por la doctri-na justicialista dando lugar a que podamos considerar a nuestro Movimiento en la propia natura-leza del desarrollo histrico, en tanto nuestros enemigos colocados en la reaccin, con mtodosdel ms crudo reaccionarismo, se han colocado "nadando contra la corriente" y se afanan por

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    vencer mediante hechos polticos circunstanciales carentes en absoluto del sustento que slopuede dar la lnea de la evolucin histrica.

    El problema argentino no puede ser encarado dentro de los conceptos clsicos porque se trata deun hecho nuevo en la poltica nativa. Las soluciones a la vista son meras soluciones circunstancia-les, carentes de trascendencia histrica, en tanto lo permanente es precisamente el proceso his-

    trico que los polticos parecen haber olvidado. Los hechos polticos son meras formas transitoriascuando no se apoyan en el quehacer histrico que es el permanente y es el dominante. Muchosno han comprendido el justicialismo porque parecen estar viviendo an en el siglo pasado. Lafuerza del justicialismo radica en que su lnea intransigente est en la propia naturaleza del desa-rrollo histrico, mientras que las otras tendencias viven y obran en el plano estricta-mente polti-co. Sus xitos slo pueden ser xitos polticos, sin la gravitacin ni la permanencia del quehacerhistrico. El quehacer poltico slo puede adquirir vivencias cuando tiene como sustento la lneahistrica.Yo pregunto: si un movimiento popular de gran arraigo como lo es el justicialismo que represen-ta la inmensa mayora del pueblo, puede permanecer fuera de la ley sin luchar? Y, cerrados todoslos caminos de la legalidad, perseguido e imposibilitado de hacer or su voz, de intervenir en las

    contiendas electorales y hacer valer sus derechos, puede tener otro camino que el de la conspi-racin en procura de resolver por la violencia, lo que no puede hacer pacficamente?

    Como tambin pregunto: si todas esas fuerzas justicialistas ven que esa anacrnica situacin esapoyada por las grandes potencias occidentales que hacen causa comn y sostienen el actual es-tado de cosas, no se sentirn atradas por el apoyo que le ofrece el otro bando? Es necesario per-suadirse que, en este campo, no se pueden seguir forzando las soluciones con los fciles expe-dientes de la arbitrariedad o de la tuerza. porque es muy triste el clima de la injusticia para obligar

    a los pueblos a vivir en l. (...)

    Por eso, cuando se pregunta por las causas del repudio popular a los representantes de los Esta-dos Unidos, ser porque los pueblos ni aman ni odian sin una razn muy justificada.No hay que culpar inconsultamente al comunismo de la agitacin de los pueblos, cuando existenotras causas mayores que explican esa agitacin, como tampoco hay que 'fabricar' un comunistaen cada uno de los hombres libres que se rebela ante las injusticias flagrantes (...)

    Hasta aqu he tratado de esbozar el problema argentino sin inmiscuirme deliberadamente en losdems pases de Ibero Amrica, porque considero que cada uno de ellos representa un problemaconcreto y un caso particular que no podr resolverse ni con sistemas colectivos de accin, ni con

    medidas de orden general, aunque en las formas debern tenerse presente siempre nuestra co-mn idiosincrasia, que nace de la herencia hispnica que todos llevamos con orgullo en nuestrasangre. La historia de ms de veinte siglos caracteriza la virilidad de nuestra estirpe: mansa en elhacer pero indmita en la lucha. Se la puede persuadir pero no obligar, se la puede ganar pero nodominar.

    La Nacin Argentina est hipotecada

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    Seor Presidente: he recorrido casi una vida, que si me ha cargado de aos, tambin me ha carga-do de experiencia, sin que mi corazn haya envejecido. No necesito nada, ni tengo ambiciones deninguna naturaleza, estoy ya casi por sobre de todas las miserias humanas y terrenas, slo lehablo como argentino y como hombre del pueblo, que siente la responsabilidad de representar amuchos millones de hombres humildes de mi patria, que ve con dolor la accin destructora de losstrapas que los encarnecen y los explotan sin conciencia. Que ve asimismo como se va llevando

    un pueblo deliberadamente a la desesperaci6n desde la cual puede tomar cualquier camino. Quetambin ve como se marcha insensatamente hacia la destruccin de todos los valores morales einstitucionales que sostienen nuestra nacionalidad, prostituyendo las instituciones del orden alcomplicarlas hasta hacerlas instrumento de los peores latrocinios y de as acciones ms innobles,para colocarlas finalmente frente al pueblo. Que no puede observar indiferentemente que unabanda de asaltantes aprovecha la coyuntura de los emprstitos con que se nos amenaza, paraseguir medrando a costa de la hipoteca de la Nacin Argentina.

    Si se quiere ayudar realmente al pueblo argentino no ha de ser por conducto del gobierno quepadece, porque tal ayuda no ha de llegar al pueblo por tan inicuo conducto en forma que tenganada que agradecer, desde que sus efectos slo se harn sentir en una mayor abundancia en los

    crculos causantes y promotores de la actual miseria colectiva, porque ese pueblo que se pretendeayudar, con toda justicia, cuando llegue el da de pagar, podr protestar por una ayuda que le im-pone nuevos sacrificios sin haber obtenido ninguno de los beneficios prometidos. (...)

    Se impone restablecer la justicia social abolida por la dictadura militar y luego suprimida por elactual gobierno y sin recurrir a medidas expeditivas y directas, nada se podr hacer. A los EstadosUnidos, en las actuales circunstancias, slo le debe interesar el pueblo argentino, porque de pocole valdran los tteres que dicen, gobernarlo. Para lograr los fines que se persiguen no es suficientecon disponer de muchos miles de millones de dlares, sino que tambin es indispensable saberlosemplear para alcanzar los objetivos que se propone.

    La "ayuda" a la Argentina y los sindicatos

    Qu problema es ms grave de cuantos tiene en la actualidad el pueblo argentino? -el de podervivir con dignidad. Cul es el estado actual de los hombres de ese pueblo? -el noventa por cientode ellos se encuentran sumergidos, porque mientras se congelaron sus sueldos y salarios, se hanliberado los precios de los artculos esenciales y, en consecuencia, su poder adquisitivo no est enproporcin a la necesidad. Qu es lo que debe hacerse? -se comprender fcilmente que mien-tras subsista el actual estado de cosas, nada se conseguir con enriquecer ms a los ricos, comono sea hacer an ms odiosa la miseria en medio de la abundancia. Seria largo enumerar exhaus-tivamente cuanto se debe hacer para restablecer la justicia social que la mala fe de los actualespolticos ha destruido con las consecuencias que presenciamos, pero existe en el pas una extensa

    legislacin social que dej el justicialismo y bastara con que se cumpliera la mitad de esas leyes,que hoy son letra muerta, para que en muy poco tiempo cambiara la suerte del pueblo argentinoy retornaran los das que todos aoran.

    Ha de comprobarse minuciosamente el empleo que se haga del dinero que constituya la ayudaanunciada, estableciendo un control efectivo para que se cumplan las leyes sociales a que nosvenimos refiriendo. Debe ser condicin imprescindible el restablecimiento de los Convenios Colec-tivos de Trabajo y del Salario Vital Mvil, como asimismo la elevacin inmediata de los salarios

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    hasta ponerlos a nivel con el costo de la vida y el incremento de las fuentes de trabajo. En el pue-blo, escptico ya por la accin de sucesivos engaos, nada se conseguir silos efectos no se hacensentir en forma inmediata y sostenida.

    No contribuyan ustedes con nuevos errores a que la infamia se siga consumando. Si realmente seintenta ayudar al pueblo argentino, no lo hagan a travs de un gobierno que ha demostrado ser su

    peor enemigo, como tampoco por intermedio de las empresas que han sido las causantes de laactual explotacin y miseria, hganlo por las organizaciones sindicales que son las nicas que lorepresentan y los rganos naturales en la defensa de los intereses populares y profesionales, queno slo pulsan mejor las necesidades de la masa, sino que tambin son las instituciones ms seriasy responsables del pas.

    El Justicialismo: reserva moral de la Nacin

    Los justicialistas luchamos por el pueblo. No pretendemos poseer el poder sino alcanzar la justicia.Hemos demostrado que sabemos y podemos hacerlo, por eso nos duele contemplar cmo unalegin de bandidos y otra legin de ignorantes han ido destruyendo lo que nos cost diez aos

    levantar. He dedicado mi vida al servicio del pueblo y no puedo ver sino con tristeza, ya en el oca-so de mi vida, cmo un grupo de ignorantes irresponsables puede jugar impunemente con su des-tino.

    La actual crisis argentina obedece a un desequilibrio deliberadamente provocado por los ms sr-didos intereses, que no alcanzaron a penetrar las consecuencias a que ellos mismos se exponan alhacerlo. Quisieron castigar al pueblo por el delito de haber disfrutado de un cierto grado de digni-dad, en la vida de la Nacin. El golpe de Estado de l955 y la dictadura militar que fue su conse-cuencia, fueron los instrumentos de esos intereses, porque permitieron que sus personeros seencaramaran en el poder, desde el cual con la violencia ms inaudita, provocaron el desastre de laeconoma, la anarqua social y el desbarajuste poltico. En ese caso no les fue difcil a los aprove-

    chados de la situacin sacar sus beneficios personales para abandonar luego a su suerte a la Na-cin. El nuevo gobierno no se ha distinguido de la anterior dictadura sino por haber agregado a laarbitrariedad y la violencia, la insidia y la hipocresa. Se han intensificado los latrocinios y todoamenaza con descomponerse en una medida jams sospechada.Si no fuera por el justicialismo, que en diez aos de prdica y realizaciones, ha incidido tan pro-fundamente en el alma popular, todo estara al borde del derrumbe. Sin embargo, son precisa-mente esas virtudes justicialistas, las que estn salvando al pueblo en su lucha contra la satrapadictatorial; son esas reservas espirituales las que mantienen la cohesin y permiten una guerra sincuartel y sin descanso contra los verdaderos enemigos del pueblo y de la patria.

    Las dictaduras han afirmado que anhelan destruir al justicialismo, instaurado en el pas con una

    doctrina profundamente arraigada en el alma popular, con una teora en plena ejecucin y unaorganizacin integral (gobierno, Estado y pueblo) funcionando en todos los estamentos de la co-munidad argentina. Con qu van a reemplazar esa doctrina, esa teora y esa organizacin? Esque la Nacin Argentina empeada en una misin comn puede abandonarlo todo sin caer en lams absoluta anarqua y en el caos ms peligroso? As, se han dedicado a destruir la organizacindel gobierno, del Estado y del pueblo, paralizando la accin general, sin reemplazar lo orgnico nilo funcional. Las consecuencias estn a la vista.

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    Sin embargo, con ser esto monstruoso como signo de irresponsabilidad, es poco, ante la intencinde destruir los valores morales de la nacionalidad y las virtudes del pueblo argentino. Lo ms re-pugnante de esa accin, es que no la promueve una concepcin diferente de carcter ideolgico;sino la servidumbre a los ms srdidos intereses forneos y vernculos que se oponen al sagradoderecho del pueblo argentino de constituir una nacin justa, libre y soberana.

    Patriotas y mercenarios

    Ahora, esos mismos siniestros personajes que provocaron todo, se asustan y ponen el grito en elcielo porque el comunismo avanza y la justicia los amenaza, pero el que no tiene buena cabezapara prever ha de tener buenas espaldas para aguantar. Ellos son incapaces de comprender estascosas, insensibles a los ideales y al servicio de sus intereses, carecen de mstica ciudadana, es ladiferencia natural entre los patriotas y los mercenarios: mientras los primeros no pueden com-prender la sordidez de los segundos, stos no comprendern jams el idealismo de los primeros.Ellos son hombres que no sirven una causa y nuestra razn de ser es precisamente esa causa.Pensamos que quien no tenga una causa que defender no merece la vida y que el hombre, aun

    cobarde y materialista, no escapa a su destino.

    Sin embargo, la situacin argentina se arregla en seis meses si se procede atinadamente y en vezde hacer poltica de comit se dedican los esfuerzos a gobernar con orden, terminando con laanarqua poltica actual que provoca el mismo gobierno con sus pasiones y desatinos. Porque, alcontrario de lo que muchos creen, la crisis argentina actual es ms poltica que econmica y social.La pasin poltica que la violencia del gobierno ha provocado es el origen de todos los males por-que el pueblo desalentado ha "bajado los brazos" y las organizaciones polticas y gremiales enpermanente lucha, consumen sus energas en, neutralizar las violentas provocaciones del gobier-no en vez de colaborar en la tarea comn.

    En ltimo anlisis se trata de una crisis de trabajo: destruido el poder adquisitivo de las masas porel envilecimiento de los salarios, el ciclo econmico ha entrado en una grave atona que ha reper-cutido catastrficamente en el comercio, la industria y la produccin, produciendo no slo gravesquebrantos financieros a la economa privada, sino tambin provocando un elevado ndice dedesempleo y disminucin progresiva de salarios que ha desanimado a la mano de obra y al traba-

    jo. Semejante circulo vicioso ha provocado asimismo una marcada espiral inflatoria, provocadapor un aumento desconsiderado de los precios, que ha roto toda relacin entre los salarios y elcosto de la vida, en lo que ha colaborado negativamente el gobierno mediante un empapelamien-to sin precedentes por emisiones desenfrenadas de dinero.

    Los males que aquejan a la Nacin Argentina no se ocasionan en falta de riqueza, sino en una te-

    rrible desorganizacin de la misma y del trabajo nacional. No se necesita dinero para remediarlossino trabajo, trabajo y ms trabajo. Para lograr esto no es suficiente con comprenderlo, sino quees necesario poderlo realizar. Los actuales hombres de gobierno no tienen la autoridad moral sufi-ciente ni el predicamento necesario ante la masa popular para lograrlo. Ese es el verdadero pro-blema cuya solucin no ha de alcanzarse hasta tanto los hombres y las condiciones no cambien.

    Sintticamente expuesta, sta es la situacin argentina, en relacin con el problema que tantopreocupa a su gobierno. He acotado tambin muy sintticamente nuestro pensamiento que, pue-

  • 8/14/2019 Juan Peron - Carta Al Presidente Kennedy

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    do asegurar, es tambin el del pueblo argentino. Me resta pedirle disculpas por la rudeza de misexpresiones pero siempre he credo que la verdad habla sin artificios. Le ruego que, con mi msalta consideracin, acepte mi saludo.

    Juan Domingo Pern