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Juego 1ºeso

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Juego 1ºESO

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JUEGO DE VERBOS 1ºESO

EQUIPO 1 Rima XLII Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas, me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de donde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche, en ira y en piedad se anegó el alma, ¡y entonces comprendí por qué llora! ¡y entonces comprendí por qué mata! Pasó la nube de dolor... con pena logré balbucear breves palabras... ¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo... Me hacía un gran favor... Le di las gracias.

G. Adolfo Bécquer

EQUIPO 2

Mi tío decidió entrar a una galería en donde no encontramos más que un callejón sin

salida, por la desesperación Hans golpeó unas rocas y de ahí brotó un manantial de agua

dulce, después me perdí en una de las tantas galerías que había por alrededor de 4 días,

gracias a un abismo en el que caí me reencontré con Has y con el profesor; cuando

desperté luego de un día entero de estar durmiendo creí que estaba alucinando ya que

sentía el sol y escuchaba las olas del mar, mi tío me explicó que no estaba alucinando

si no que eso era lo que habíamos encontrado: una playa.

EQUIPO 3

No es necesario que diga cómo mis sueños se poblaron con las más terribles imágenes

del mutilado. En noches de borrasca, cuando el viento sacudía hasta las raíces de la

casa y la marejada rugía en la cala rompiendo contra los acantilados, se me aparecía

con mil formas distintas y las más diabólicas expresiones. Unas veces con su pierna

cercenada por la rodilla; otras, por la cadera; en ocasiones era un ser monstruoso de

una única pierna que le nacía del centro del tronco. Yo le veía, en la peor de mis

pesadillas, correr y perseguirme saltando estacadas y zanjas. Bien echadas las cuentas,

qué caro pagué mis cuatro peniques con tan espantosas visiones.

EQUIPO 4

El caso es que metí un par de camisas en mi viejo bolso y salí dispuesto a llegar al Cabo

de Hornos o al Pacífico. Abandoné la antigua ciudad de Manhattan y llegué a New

Bedford. Era un sábado de diciembre y quedé muy defraudado cuando me enteré de

que había zarpado ya el barquito para Nantucket y que no había manera de llegar a

ésta antes del lunes siguiente. Y yo estaba dispuesto a no embarcarme sino en un barco

de Nantucket, desde donde se hicieron a la mar los primeros cazadores de ballenas, los

pieles rojas.

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JUEGO DE VERBOS 1ºESO

EQUIPO 5

El país destacaba por su prodigiosa fertilidad. Senderos tortuosos y estrechos

desaparecían bajo bóvedas de verdor. Se pasaba por encima de campos cultivados de

tabaco, maíz y centeno en plena madurez, y recreaban la vista vastos arrozales con sus

tallos rectos y sus flores de color purpúreo. Se distinguían carneros y cabras encerrados

en grandes jaulas colocadas en alto, sobre pilotes, para preservarlas de la voracidad de

los leopardos. Una vegetación espléndida cubría aquel suelo pródigo. En muchas aldeas

se reproducían escenas de gritos y asombro a la vista del Victoria, y el doctor Fergusson

se mantenía prudentemente fuera del alcance de las flechas. Los habitantes, agrupados

alrededor de sus chozas contiguas, perseguían largo tiempo a los viajeros con vanas

imprecaciones.

EQUIPO 6

Se desconoce cuándo se comenzó a almacenar y conservar alimentos para comerlos

sin que se estropearan. Aunque los cazadores-recolectores se desplazaban buscando

alimento y mejores refugios, la necesidad verdaderamente acuciante comenzó durante

el neolítico. A partir de esta época, el aumento de la población obligó a utilizar la

agricultura y la ganadería como sostén de las sociedades, con lo que había que

almacenar grandes cantidades de alimentos para los tiempos de escasez. Los excedentes

de las buenas cosechas se intercambiaban con otros productos de pueblos lejanos,

haciéndose el comercio cada vez más importante.

EQUIPO 7

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por

qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en

vez de destruir o embotar. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede

oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco,

entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les

cuento mi historia.

EQUIPO 8

Mi mujer se había sentido indispuesta y habíamos regresado apresuradamente a la habitación del hotel, donde ella se había acostado con escalofríos y un poco de náusea y un poco de fiebre. No quisimos llamar enseguida a un médico por ver si se le pasaba y porque estábamos en nuestro viaje de novios, y en ese viaje no se quiere la intromisión de un extraño, aunque sea para un reconocimiento. Debía de ser un ligero mareo, un cólico, cualquier cosa. Estábamos en Sevilla, en un hotel que quedaba resguardado del tráfico por una explanada que lo separaba de la calle. EQUIPO 9

Las mejillas de la muchacha han perdido la blancura de la muerte y ya son rosadas,

sensuales, para morderlas. Él se incorpora y le alarga las manos, las dos, para que se

coja a ellas y pueda levantarse. Y entonces, mientras (sin dejar de mirar a los ojos,

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enamorado) la muchacha (débil por todo el tiempo que ha pasado acostada) se

incorpora gracias a la fuerza de los brazos masculinos, el caballero se da cuenta de que

(unos 20 o 30 metros más allá, antes de que el claro dé paso al bosque) hay otra

muchacha dormida, tan bella como la que acaba de despertar, igualmente acostada en

una litera de ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores.