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CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS DE ACUERDO AL PLANO DIVINO Jueves, 8 de julio de 1999 Piura, Perú

Jueves, 8 de julio de 1999 Piura, Perú...perdieron la oportunidad de salvación y vida eterna. Necesitamos comprender que estamos aquí por y con un propósito divino. Por eso es

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  • CONSTRUYENDOLA CASA DE DIOS

    DE ACUERDOAL PLANO DIVINO

    Jueves, 8 de julio de 1999Piura, Perú

  • Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

    NOTA AL LECTOR

    CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS… 19

    durante al Reino Milenial, donde estaremos como reyes y sacerdotes reinando con nuestro amado Señor Jesucristo. “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y las demás cosas serán añadidas”15.

    “CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS DE ACUERDO AL PLANO DIVINO”.

    Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, amables amigos y hermanos, en esta hermosa ciudad de Piura, Perú, dándoles testimonio de la construcción de la Casa de Dios de acuerdo al Plano Divino.

    Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

    Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.

    “CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS DE ACUERDO AL PLANO DIVINO”.

    15  San Mateo 6:33

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    Ahora, podemos ver que hay una Casa espiritual: la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, la cual está siendo construida; y en este tiempo fi nal se lleva a cabo la construcción de la parte más importante de esa Casa. Y es ahí donde vendrá Cristo en el Día Postrero manifestado en toda Su plenitud; entrará en toda Su plenitud, se manifestará en toda Su plenitud, los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados. Esa es la bendición para todos los que forman parte de la Casa de Dios: seremos llenos de la plenitud de Dios, y obtendremos la inmortalidad recibiendo un cuerpo eterno y glorifi cado y jovencito, un cuerpo a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Eso es para cada uno de ustedes y para mí también. Y cada persona es la que tiene que estar interesada en esa bendición tan grande que Cristo tiene para cada uno de ustedes y para mí también. Yo tengo que estar interesado en esa bendición, y usted tiene que estar interesado o interesada en esa bendición, antes de que termine sus días en ese cuerpo terrenal que Dios le ha dado; porque nos ha dado este cuerpo terrenal para que hagamos contacto con Su Programa en la construcción de la Casa de Dios, para que vengamos a ser parte de esa Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. “CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS DE ACUERDO AL PLANO DIVINO”. Vean, en el Plano Divino nos ha tocado la mejor parte: la parte correspondiente a este tiempo fi nal. La bendición divina está con los latinoamericanos y caribeños. Ahora, recuerde que la bendición divina primero viene en el campo espiritual; y después físicamente la tendremos

    CONSTRUYENDOLA CASA DE DIOS

    DE ACUERDOAL PLANO DIVINO

    Dr. William Soto SantiagoJueves, 8 de julio de 1999

    Piura, Perú

    Muy buenas noches, amables amigos y hermanos reunidos en este lugar, aquí en Piura, Perú. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino, para así ver dónde nos encontramos en el Programa Divino, en qué parte del Programa Divino se encuentran los latinoamericanos y caribeños; de los cuales quizás algunas naciones han pensado que Dios se ha olvidado de ellos, pero Dios no se ha olvidado de los latinoamericanos y caribeños. En esta ocasión veremos dónde nos encontramos los latinoamericanos y caribeños en el Programa Divino. Quiero leer en Hebreos, capítulo 3, en esta carta del apóstol San Pablo, versos 5 al 6, donde dice San Pablo: “Y Moisés a la verdad fue fi el en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

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    pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos fi rme hasta el fi n la confi anza y el gloriarnos en la esperanza”. Y leemos también las palabras de Jesús de San Mateo, capítulo 16, donde dice, versos 13 en adelante: “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edifi caré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “CONSTRUYENDO LA CASA DE DIOS DE ACUERDO AL PLANO DIVINO”. Conforme a las palabras de Jesús, Su Iglesia sería edifi cada. Y Su Iglesia sería edifi cada como Él también

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    La bendición más grande en este tiempo la tienen los latinoamericanos y caribeños, aunque no todos se han dado cuenta de la bendición tan grande que tienen; pero por medio de la predicación de la Palabra se está dando a conocer la bendición tan grande que Dios nos ha dado en la América Latina y el Caribe; y con latinoamericanos y caribeños está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, con latinoamericanos y caribeños Él va a completar Su Iglesia, Su Templo espiritual, la Casa de Dios. Y esa construcción de la Casa de Dios es conforme al Plano Divino: conforme al modelo que Dios le dio a Moisés y también el modelo que usó el rey Salomón; porque ese es el modelo del Templo que está en el Cielo. Y conforme a ese modelo es que Jesucristo está construyendo Su Casa, Su Templo espiritual: la Casa de Dios, con seres humanos. Por eso es que, miren, la Escritura dice que la sabiduría edifi có su casa y labró sus siete columnas13; esas siete columnas, en la Casa de Jesucristo, son los siete ángeles mensajeros. Y luego, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios…”. Y el Templo de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y “le haré columna” signifi ca que le hará una persona importante en ese Templo espiritual de Jesucristo. Así como Santiago y Juan, allá en los días de los apóstoles, dice San Pablo que eran las columnas allá de la Iglesia; o sea, eran las personas, los líderes principales de la Iglesia, juntamente con San Pedro14.13  Proverbios 9:114  Gálatas 2:9

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    aquí en el alma, llega allá, sabemos que es la Voz de Cristo; y entonces nos colocamos a los pies de Jesucristo para escuchar Su Voz, Su Mensaje; y Él nos va dando más y más entendimiento; porque la fe viene por el oír de la Palabra de Dios11. Y así, la revelación divina para el tiempo que nos toca vivir, nos llena del conocimiento de todo el Programa de Dios para nuestro tiempo para cada uno de nosotros. Hemos visto la posición de los latinoamericanos y caribeños en el Programa de Dios. Vean, está en el templo que construyó Salomón y en el templo que construyó Moisés; y así es en el Templo de Dios en el Cielo. La bendición de Dios, desde el Trono de Dios desde el Cielo, está viniendo para los latinoamericanos y caribeños; y por eso es que el Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo va a estar lleno de latinoamericanos y caribeños. Ahora, en esta forma sencilla en que ustedes lo han escuchado es delante de la presencia de Dios, y es la cosa más grande que está sucediendo en el planeta Tierra. Está sucediendo en y con los latinoamericanos y caribeños, que les ha tocado la mejor parte del Templo de Dios, de la Casa de Dios, de la Iglesia de Jesucristo. Y ahora miren dónde estaba escondido ese misterio: en el lugar santísimo del templo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón. Y ahora, en el Templo que está construyendo Jesucristo, que es Su Iglesia, nos ha tocado la mejor parte: la parte del Lugar Santísimo. Y podemos decir: “Las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos, y grande es la heredad que nos ha tocado”12.11  Romanos 10:1712  Salmos 16:6

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    dijo en la parábola1 del hombre que fue a edifi car una casa, y cavó y ahondó, llegó a la roca, y edifi có su casa sobre la roca; vinieron ríos, tormentas, tempestad, vientos, dio sobre la casa, pero la casa no cayó; así comparó Cristo a la persona prudente. Pero la persona insensata, que son los que escuchan la Palabra y no guardan la Palabra de Dios, los comparó al hombre que edifi có la casa sobre la arena; y vinieron vientos y lluvia y ríos, y dieron sobre la casa, y fue grande su ruina: fue destruida. Ahora, vean ustedes, esto es aplicable a cada persona como individuo: cada persona está llamado a edifi car su casa, su vida, sobre Cristo, la Roca, para poder vivir eternamente; no importa los problemas que pueda tener en su vida. El que no edifi ca su vida sobre Cristo, la persona puede tener una vida muy fructífera materialmente aquí en la Tierra, pero cuando terminan sus días en la Tierra, la persona no puede ir a vivir al Paraíso con los santos. Eso les sucedió a los antediluvianos, y por consiguiente perdieron la oportunidad de salvación y vida eterna. Necesitamos comprender que estamos aquí por y con un propósito divino. Por eso es que Dios nos da cierta cantidad de años; y el más que vive no puede decir: “Yo continuaré viviendo”. Más bien el ser humano llega hasta los 20 años (o 21 años) en la fl or de la juventud, pero después comienza a decaer su vida. Y cuando ya llega a los 70 años, mira los retratos de cuando tenía 15 a 25 años y dice: “Así yo era”; pero al mirarse en el espejo dice: “Pero así no soy en la actualidad. Ya han pasado muchos años y ya mi cuerpo ha decaído mucho”.1  San Mateo 7:24-27, San Lucas 6:47-49

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    Es que el cuerpo humano está formado por los diferentes elementos y por luz cósmica. Y el ser humano (el cuerpo físico) tiene cuatro rayos de luz; y por ahí, de los 20 años a 25 años, se le agota, se le apaga, el primer rayo de luz; a los 35 años por ahí, se le agota el segundo rayo de luz; y después de los 50 años se le agota el tercer rayo de luz; o sea, ya a los 65 años la persona está con un solo rayo de luz2. Y por eso sucede que el cuerpo ya, después de cierta edad, pasa mucho trabajo para llevar a cabo las labores que cuando joven las hacía con facilidad. Ahora, el ser humano es cuerpo, que es lo que nosotros vemos; es espíritu, lo cual es otro cuerpo, pero de otra dimensión (parecido a nuestro cuerpo físico, pero de otra dimensión); y es alma. Y el alma es lo que en realidad es la persona. Esa es la parte más importante del ser humano: el alma. Y el alma tiene un cuerpo espiritual (de otra dimensión, llamado el espíritu) y tiene un cuerpo físico, el cual es mortal, corruptible y temporal. Ahora, lo importante no es vivir muchos años aquí en la Tierra; lo importante es que, al venir a la Tierra, la persona haga contacto con la vida eterna, que es Jesucristo, y entre a Su Programa, que es el Programa de la construcción de la Casa de Dios, para que venga a formar parte de esa Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso fue que Cristo dijo a Nicodemo, en San Juan, capítulo 3, verso 3 en adelante: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer 2  SPN60-1218 “Sonido incierto”, págs. 5-6, párr. 37 – Citas, pág. 48, párr. 412

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    Medio Oriente, y fue moviéndose a Asia Menor, Europa, Norteamérica (Norteamérica pertenece a la parte…, es la parte norte del oeste); y ahora la América Latina y el Caribe es la parte donde Él construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual con seres humanos; por eso el llamado de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final corresponde a los latinoamericanos y caribeños. Y con ese llamado de Gran Voz de Trompeta dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal, son abiertas las profecías para todos los latinoamericanos y caribeños; y es abierto el corazón y el entendimiento de los latinoamericanos y caribeños, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal. Y así, los que son de Dios: oír la Voz de Dios, y ser colocados en la Casa de Dios, en el Templo espiritual de Jesucristo, que es Su Iglesia. “El que es de Dios, la Voz de Dios oye”9. “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen”10. De momento, quizás alguna persona no entienda completamente lo que escucha, pero lo único que tiene que hacer es orar a Dios y seguir escuchando. Es como cuando la persona va a la escuela, el niño va a la escuela: cuando escucha a la maestra dando la enseñanza, quizás no entiende nada o casi nada de lo que escucha; pero al otro día va a la escuela de nuevo, y escucha la clase, y ahí va —por la ley de la repetición— escuchando y va aprendiendo. Nunca podremos entender, de la primera ocasión en que escuchamos, nunca podremos entender todas las cosas. Pero cuando escuchamos la Voz de Cristo, toca 9  San Juan 8:4710  San Juan 10:27

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    espíritus de Dios que recorren toda la Tierra8, para llevar a cabo —por medio de esa manifestación del Espíritu de Dios en esos mensajeros— esa labor de la construcción del Lugar Santo de la Casa de Dios. San Pablo fue el primero de los mensajeros, después Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y el reverendo William Branham; y vean ustedes, en diferentes naciones y continentes. Y ahora, ya todos esos mensajeros dieron su Mensaje y se fueron. Y la mayor parte de ellos fueron malentendidos por la gente de su tiempo. Miren, a Pablo hasta lo apedrearon en muchas ocasiones, porque no comprendieron muchas personas que lo que Pablo predicaba era la verdad. Y ahora, así sucedió también con Jesús y con los demás apóstoles, y así con los diferentes mensajeros. Ahora, las siete etapas correspondientes al Lugar Santo, corresponden a Asia Menor, Europa y Norteamérica; pero el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo —o sea, de Su Iglesia— corresponde a la América Latina y el Caribe, y es con latinoamericanos y caribeños que Cristo construye el Lugar Santísimo de la Casa de Dios, de la Iglesia del Dios viviente. Ahí está la bendición para los latinoamericanos y caribeños. Miren, en el lugar santísimo estaba la presencia de Dios, estaba el arca del pacto, las tablas de la Ley dentro del arca del pacto, el maná en una vasija de oro, la vara de Aarón que reverdeció, y allí estaba la presencia de Dios. El lugar santísimo estaba al oeste en el templo. Y la América Latina y el Caribe está en el oeste; y la construcción de la Casa de Dios, de la Iglesia de Jesucristo, comenzó allá en la tierra de Israel. Comenzó por el este, 8  Apocalipsis 5:6, Zacarías 4:10

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    siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Este misterio del nuevo nacimiento, del cual Cristo le habla a Nicodemo, ha sido aclarado en el Nuevo Testamento. Así como la persona, para vivir en esta Tierra y entrar a este mundo terrenal, necesita (¿qué?) nacer…: tiene que nacer en esta Tierra para poder vivir en esta Tierra y trabajar en esta Tierra. Ahora, por cuanto nacemos aquí en esta Tierra en una raza caída, la cual cayó en el Huerto del Edén, cayó de la vida eterna, ahora el ser humano no puede (antes de venir en este cuerpo mortal, corruptible y temporal), no puede ir a la sexta dimensión —su alma— y tomar un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, para luego venir a la Tierra en un cuerpo de carne y vivir eternamente. Solamente viene a esta Tierra, obtiene un cuerpo de carne, en el cual obtiene, recibe un espíritu del mundo, que lo inclina hacia el mal, un espíritu de la quinta dimensión… Ahora, la persona ha nacido en una raza caída, una raza sin vida eterna. Y ahora, para obtener vida eterna se requiere que el hombre, el ser humano, nazca de nuevo. Por lo tanto, el nuevo nacimiento del cual Cristo habla aquí, es la persona recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu Santo; y

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    así recibiendo un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico, de la sexta dimensión; y ya ha entrado a la vida eterna. Por eso Jesús dijo, hablándonos en el capítulo 5, verso 24, de San Juan: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. ¿Ven? Pasó de muerte a vida. Y cualquier persona mira a esa persona que ha pasado de muerte a vida, y ve que su cuerpo se va envejeciendo y después se muere; pero tiene un cuerpo espiritual, un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, y va a la sexta dimensión (que es el Paraíso) a vivir hasta la resurrección de los muertos en Cristo, de los creyentes en Cristo, en donde recibirá un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible, y jovencito para toda la eternidad. Y los que estemos vivos cuando eso ocurra, seremos transformados; y obtendremos así un nuevo cuerpo, un cuerpo jovencito, eterno, inmortal e incorruptible, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Vean, en San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¿Cómo obtenemos vida eterna? Creyendo en nuestro

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    Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edifi cadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Ahora podemos ver que así como Cristo es la Piedra viva, la Piedra del Ángulo, la Piedra Angular, nosotros también somos piedras vivas. Y Cristo está construyendo la Casa de Dios, que es Su Iglesia, con piedras vivas, o sea, con seres humanos. Y ahora, encontramos que la casa de Dios que construyó Moisés, y la que construyó el rey Salomón, tenía atrio, lugar santo y lugar santísimo. Y ahora, encontramos que la Casa que Cristo está construyendo tiene Atrio: todo eso corresponde a tiempos pasados, antes de la muerte de Cristo. Y luego encontramos que luego de la muerte de Cristo y nacimiento de la Iglesia el Día de Pentecostés allá en Jerusalén, de ahí en adelante encontramos la construcción del Lugar Santo de la Casa de Dios; ahí comenzó esa parte de la Casa de Dios, de la Iglesia de Jesucristo; y son siete etapas que corresponden al Lugar Santo de la Casa de Dios. Y Dios envió siete mensajeros, que son los siete

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    seremos jovencitos para toda la eternidad; estaremos con cuerpos inmortales, y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, no se puede obligar a ninguna persona a creer; solamente lo único que se puede hacer es darle a conocer el Programa Divino, la Palabra de Dios; todo ese Programa Divino que Cristo está llevando a cabo en la construcción de la Casa de Dios, que es Su Iglesia, y que la está construyendo de acuerdo al Plano Divino. Y cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, escuchará la Voz de Cristo en el tiempo que le toca vivir; y Dios le abrirá el corazón y el entendimiento, y la persona entenderá; y será traído al Cuerpo Místico de Cristo, o sea, a la Casa de Dios; y así vendrá a formar parte de la Casa de Dios. La Casa de Dios, que está siendo construida con piedras vivas (seres humanos), como dice el apóstol San Pedro en su primera carta… vamos a ver, San Pedro nos habla de esta construcción de este Templo: en Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa…”. O sea, Jesucristo es esa Piedra viva, esa Piedra Angular que los edifi cadores desecharon. Y ahora: “… vosotros también, como piedras vivas (y ahora nosotros también somos piedras vivas), sed edifi cados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrifi cios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;

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    amado Señor Jesucristo; esa es la única forma de evitar (la persona) perderse. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Ahora vean lo sencillo que es todo. Cristo es el que ha llevado a cabo el Programa de Salvación, para que lo pueda alcanzar el pobre y el rico; y para que no sea por obras, sino por gracia de parte de Dios. Por lo tanto, las obras buenas de una persona no son las que lo salvan, sino la fe en nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando la persona ha creído en Cristo como nuestro Salvador, y ha lavado sus pecados en Su Sangre, y ha recibido Su Espíritu Santo: la persona ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Dios, ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual está siendo construida; porque la Iglesia del Señor Jesucristo es la Casa de Dios, la cual fue representada en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón. Ambos templos representan a la Iglesia de Jesucristo y representan también el Templo de Dios en el Cielo; por eso es que la Iglesia de Jesucristo representa el Templo de Dios en el Cielo; y por eso es que Dios habita en medio de Su Templo espiritual, de Su Iglesia, así como habita en el Templo celestial. Ahora, vean ustedes cómo, en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, la sabiduría divina fue manifestada en estos hombres como Moisés y como Salomón; porque, para una persona poder

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    construir un templo que represente el Templo celestial, tiene que tener la sabiduría del Cielo. Y un templo donde Dios esté, vean ustedes, no cualquier persona lo puede hacer: tiene que tener la sabiduría del Cielo. Dios moró en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón. Cuando fueron dedicados esos templos3, Dios entró a ellos y pasó al lugar santísimo; y se colocó sobre el propiciatorio, que es la tapa del arca del pacto, donde estaban dos querubines de oro; y allí, en medio de esos dos querubines de oro, estaba la presencia de Dios en la Luz de la Shekinah. Y el sumo sacerdote entraba a ese lugar santísimo una vez al año con la sangre de la expiación, para hacer la reconciliación del pueblo hebreo con Dios4. Y eso es lo mismo que Cristo ha estado haciendo en el Templo celestial. Cuando Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, entró al Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo; y ha estado allí haciendo intercesión como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre, para la reconciliación de cada hijo e hija de Dios, de cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y cuando entre hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, cuando entre hasta el último, y Cristo haga intercesión por él, terminará la reconciliación de los hijos de Dios con Dios; y Cristo reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre: se levantará del Trono de Intercesión, reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, y resucitará a los muertos en Cristo y a 3  Éxodo 40:34-35; 1 Reyes 8:10-11, 2 Crónicas 7:1-24  Hebreos 9:6-8

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    nosotros nos transformará. Y eso será la manifestación de la plenitud de Dios en Su Casa, que es Su Iglesia, la cual Cristo ha estado construyendo desde los tiempos pasados. Y ahora, ya no se necesita el tabernáculo que construyó Moisés, el cual fue el templo o casa de Dios en aquellos días, y tampoco se necesita el templo que construyó el rey Salomón. ¿Recuerdan ustedes que cuando Jesús estuvo en la Tierra, frente al templo, dijo: “He aquí, uno mayor que el templo está aquí”5? Y también dijo: “He aquí uno mayor que Salomón”6. Ahora, uno mayor que Salomón ha estado construyendo un templo mayor que el templo que construyó Salomón. Y el mismo Jesucristo, siendo un templo humano, un templo humano es mayor que un templo de piedra y madera; porque un templo humano es un templo viviente, un templo con vida, en donde Dios está manifestado; y los creyentes en Jesucristo como individuos son templo del Espíritu de Dios7, para Dios manifestarse en ellos y a través de ellos. Y la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes es el Nuevo Templo: el Templo de Dios, en el cual Jesucristo en Espíritu Santo ha estado manifestado, construyendo ese Templo, y manifestándose en él. Y para este tiempo fi nal, en algún momento (diríamos, de un momento a otro), Él se manifestará en toda Su plenitud, cuando entre hasta el último miembro del Cuerpo Místico de Cristo; y entonces los muertos en Cristo resucitarán, nosotros los que vivimos seremos transformados, y todos

    5  San Mateo 12:66  San Mateo 12:42, San Lucas 11:317  1 Corin os 3:16, 6:19