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pag. ECOCIENCIA & NATURALEZA Nº 7 | 2008 10 FICHA DESCRIPTIVA URUTAÚ COMÚN. Nyctibius griseus Otros nombres comunes: Bacuí. Cacuí. Cacuy. Guaimí-cué. Guaimingué. La vieja. Pacuí. Turay. Urutaú. Urutauguá. Vieja. Largo: 33-38 cm. Descripción Coloración general grisácea manchado y estriado de negro, con canela en el pe- cho y en las cubiertas alares. Garganta blanquecina. Alas pardo grisáceas con manchitas ocráceas en la lámina externa de las primarias. Borde anterior de las alas, negro. Cola con bandas pardas y grises. El Urutaú Textos y Fotos: Martín R. de la Peña, Víctor Merlino y Francisco Junkers Comportamiento Se posa en el extremo de ramas verti- cales. Por su plumaje críptico es difícil de ver. Anda solitario. El canto es una potente sucesión de 5 a 8 lastimeras notas, Juoooo..juo..juo..ju..ju..jur con una marcada modulación de frecuencia descendente. Se alimenta de insectos (escarabajos, coleópteros, chicharras, hormigas vola- doras, termites, polillas, mariposas). Nido Deposita el huevo sobre troncos secos o postes. Huevos Pone 1 huevo blanquecino opaco con pecas y manchitas grisáceas purpúreas y algunas pardas. Medidas : 38,7 x 27,6 mm. Hábitat Sabanas, montes, capueras, orillas de selvas, palmares. Distribución geográfica Nyctibius griseus griseus desde el norte del país hasta Catamarca, Santiago del Estero, San Luis, centro de Santa Fe y norte de Entre Ríos. Identificación en el campo Pardo grisáceo con manchas y estrías negras en el pecho. Negro en el borde de las alas. Alas y cola largos. Un grupo de ornitólogos nos presenta al Urutaú, una extraña ave de comportamiento y canto muy singular que ha alimentado la ima- ginación del hombre de campo argentino, derivando en un sin números de leyendas, poesías y coplas. En esta ocasión, en un trabajo digno de admiración por su compromiso con las aves y la naturaleza, los autores han realizado el seguimiento día a día del crecimiento y comportamiento de un pichón desde su estadío de huevo. Un documento único, nunca antes difundido. (N. de R.). Urutaú con su pichón de 14 días.

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pag. ECOCIENCIA & NATURALEZA Nº 7 | 2008 10

FiCHA DESCRiPtivAURUTAÚ COMÚN. Nyctibius griseusotros nombres comunes: Bacuí. Cacuí. Cacuy. Guaimí-cué. Guaimingué. La vieja. Pacuí. Turay. Urutaú. Urutauguá. Vieja.Largo: 33-38 cm. Descripción Coloración general grisácea manchado y estriado de negro, con canela en el pe-cho y en las cubiertas alares. Garganta blanquecina. Alas pardo grisáceas con manchitas ocráceas en la lámina externa de las primarias. Borde anterior de las alas, negro. Cola con bandas pardas y grises.

El UrutaúTextos y Fotos: Martín R. de la Peña, Víctor Merlino y Francisco Junkers

ComportamientoSe posa en el extremo de ramas verti-cales. Por su plumaje críptico es difícil de ver. Anda solitario. El canto es una potente sucesión de 5 a 8 lastimeras notas, Juoooo..juo..juo..ju..ju..jur con una marcada modulación de frecuencia descendente.Se alimenta de insectos (escarabajos, coleópteros, chicharras, hormigas vola-doras, termites, polillas, mariposas).NidoDeposita el huevo sobre troncos secos o postes.HuevosPone 1 huevo blanquecino opaco con

pecas y manchitas grisáceas purpúreas y algunas pardas.Medidas : 38,7 x 27,6 mm.HábitatSabanas, montes, capueras, orillas de selvas, palmares.Distribución geográficaNyctibius griseus griseus desde el norte del país hasta Catamarca, Santiago del Estero, San Luis, centro de Santa Fe y norte de Entre Ríos.identificación en el campoPardo grisáceo con manchas y estrías negras en el pecho. Negro en el borde de las alas. Alas y cola largos.

Un grupo de ornitólogos nos presenta al Urutaú, una extraña ave de comportamiento y canto muy singular que ha alimentado la ima-ginación del hombre de campo argentino, derivando en un sin números de leyendas, poesías y coplas. En esta ocasión, en un trabajo digno de admiración por su compromiso con las aves y la naturaleza, los autores han realizado el seguimiento día a día del crecimiento y comportamiento de un pichón desde su estadío de huevo. Un documento único, nunca antes difundido. (N. de R.).

Urutaú con su pichón de 14 días.

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11pag.Nº 7 | 2008 ECOCIENCIA & NATURALEZA

LoCALiZACióN DE UN NiDoEl 5 de diciembre de 2007 en Jacinto Arauz, Dpto. Las Colonias, Santa Fe, se localizó un nido en un poste de alambra-do, en el monte. El monte estaba conformado por árboles bajos y de mediano porte, principalmen-te Algarrobos (Prosopis alba), Ñandubay (Prosopis affinis), Aromos (Acacia caven), Aromo negro (Acacia atramentaria), Tala (Celtis sp.). Era explotado con ganadería.El poste tenía la superficie irregular, con un hueco de 1 a 2 cm de diámetro x 5 cm de largo y 5 cm de profundidad.El huevo estaba ubicado en forma transversal en la parte más angosta del hueco. Por lo tanto una parte quedaba sin tocar el poste.El adulto que incubaba no cubría total-mente al huevo.El 13 nació el pichón.Tenía todo el cuerpo cubierto de plu-món blanquecino. Patas grisáceas. Pico negro. Ojos amarillentos. (Similar a la descripción de Saibene 1987 y fotogra-fías de Schmidt 1948).A los 14 días de edad el pichón está con la misma postura del adulto. La cabeza hacia arriba, con el lomo adosado a la parte ventral del que lo cuida. Plumaje blanquecino, notándose el raquis oscuro de las plumas, lo que le da un aspecto jaspeado. Se notan bastante largas las vainas de las plumas alares.Los ojos cerrados o entreabiertos.Se puede parar una persona al lado, a pocos centímetros sin que se inmuten.A los 20 días se notan las plumas de cobertura del ala, oscuras. De noche los ojos están abiertos.A los 25 días tiene las cubiertas alares oscuras. La cola de 3,4-4 cm. Dorsal-mente más gris. Mástiles oscuros.Plumas de las cejas ligeramente eleva-das. Primarias oscuras.El adulto más vivaracho. Ubicado al lado. Entreabre los ojos.A los 26 días el pichón queda solo.Todas las noches a la misma hora (20:40) cuando comenzaba a oscure-cer un adulto alimentaba al pichón. El pichón aletea cuando ve al adulto.

Adulto cuidando el huevo.Detalle del nido en un poste de alambrado.

Adulto cuidando al pichón de 4 días. Pichón de 14 días.

Adulto y pichón de 20 días.Detalle de la cabeza del pichón a los 20 días.

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Se buscó en un radio de 100 metros a los adultos, varias veces pero no se los pudo localizar. A los 30 días mueve la cabeza levemente al aproximarnos. Ojos entreabiertos. Amarillos.Plumaje como adulto pero más claro. Cola de unos 7 cm.A los 39 días color claro. Cola de 10 cm.Dos líneas oscuras por debajo del pico. Algunas manchas en el pecho.A los 41 días se cambió a una varilla a 2 m del poste.Al día siguiente voló a un árbol seco a 12 m del nido.A los 43 días de edad abandonó el lugar y no se lo pudo localizar.

Martín de la Peña observando muy de cerca al adulto con el pichón de 14 días.

A los 30 días el pichón entreabre los ojos cuando se le acercan.

Detalle de la garra en la punta de una rama. A los 42 días el pichón vuela hacia un árbol seco.

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LeyendasEn el noroeste se lo conoce como Cacuy. En la región guaranítica como Urutaú.Turay (en quichua quiere decir “hermano”).En Cuentos y leyendas populares de la Argentina, de Berta Elena Vidal de Battini, están :

El Cacuy Eran dos hermanos huérfanos, un varón y una mujer, que vivían solos en el campo. Caco, que era el nombre familiar del muchacho, cuidaba su maja-dita de cabras, buscaba miel y juntaba algarroba u otras frutas silvestres. Con esto tenían suficiente para vivir. La niña cuidaba la casa y preparaba la comida. Los dos hermanos eran de condición opuesta. Él era generoso, ella mezquina. La niña nunca había sentido cariño por su hermano, y este desapego se fue convirtiendo en provocación. Amasaba el pan y preparaba la comida para ella sola. Cuando el herma-no regresaba después de todo un día de andanzas y fatigas no tenía nada para comer. Él llevaba la vida dura y triste con resignación, pero ella inventaba pretextos para herirlo y hacerlo sufrir. Tomó el hábito de mortificarlo y no disimulaba su satisfacción cuando lo conseguía. El hermano trató por todos los medios de cambiar el carácter y los sentimientos de la hermana, pero no lo consiguió. Agotada su paciencia, amargado y aturdido, resolvió darle un castigo tan grande como su crueldad. Un día le pidió que le ayudara a sacar, de un árbol alto, la miel de un enjambre que acababa de descubrir. Ella aceptó. Cruzaron el bosque y treparon a un árbol gigantesco. Cuando llegaron a la copa, se cubrieron la cabeza para

evitar el ataque de las abejas. La niña se sentó en una horqueta y esperó las órdenes del hermano que debía dirigir la faena. El muchacho fingió abrirse paso entre el ramaje hacia el enjambre, pero comenzó a bajar, y al bajar fue cortando uno a uno todos los gajos del tronco. ¡Sabrás, ahora, lo que es tener hambre!- le gritó desde abajo- ¡Ahí te quedarás hasta el resto de tu vida! La niña se desembolzó y vio el tronco despejado y altísimo. Imposible era bajar por él. Largarse, era estrellarse en el suelo. Rompió a llorar y le pidió al hermano que la bajara. Le prometió ser buena, atender sus obligaciones y ayudarlo. Pero él no se ablandó, echó a correr y la dejó abandonada. En su desesperación, la mucha-cha comenzó a llamarlo por su nombre y lo llamó hasta que se apagó la voz en su garganta. -¡Caco, huy!...¡Caco,huy!...¡Cacuy!....¡Cacuy! Su grito de horror y de arre-pentimiento se fue haciendo cada vez más lastimero y desesperado, pero nadie podía oírlo, su hermano estaba ya muy lejos, y hasta a gran distancia del lugar, no se encontraba una sola habitación humana. Sobre aquel castigo, cayó otro castigo superior; la hermana cruel se transformó en ave y echó a volar en busca de su hermano. Desde entonces, cuando llega

la noche, apegada al tronco de los árboles, con la cabeza tendida hacia la altura, los ojos cerrados y en rara actitud de espera, llama angustiada al hermano que nunca volverá : ¡Cacuy!.....¡Cacuy!........ Los lugareños de los cerros y las selvas del norte se estremecen al oír el grito del ave nocturna, solitaria y huraña, y cuentan su historia a los hijos dándoles así una lección ejemplar.

El Urutaú Había una vez una joven tan amiga de divertirse, que todo lo olvida-ba por una hora de entretenimiento. Un día, mientras bailaba en una gran fiesta de la comarca, le avisa-ron que la madre estaba muy enferma y mandaba por ella. La muchacha se sobresal-tó con la noticia, pero, como estaba acostumbrada a no privarse de ninguna diversión, el gusto pudo más que su deber de hija, y quedó hasta el fin. Cuando volvió a su casa, la madre había muerto. La muchacha la lloró sin consuelo. La Providencia casti-gó su culpa convirtiéndola en el urutaú, ave de aspecto raro y siniestro que huye de toda presencia y vaga solitaria. En la oscuridad de la noche, y en el silencio de la selva, llora y llorará con un grito extraño y lastimero hasta el fin de los siglos.

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Leyendas del Urutaú

José Cruz Rolla en su libro Ñandé ipikuera retá, relata una leyenda del noreste argentino:

LeyendasEn el Diccionario Folklórico argentino, de Félix Coluccio está la siguiente leyenda :

Leyenda del NE argentino. Próximo al río Uruguay vivía Ñeambiú , joven guaraní, hija de un aguerrido y valiente cacique. En su corazón florecía el amor de Cuimaé, guerrero tupí, prisionero de su padre. Negado el asentimiento del cacique y de su esposa para unirse a su elegido, huyó a los bosques del Iguazú, donde lloraba silenciosamente su frustrado amor. Pronto fueron a buscarla los indios y las indias de la tribu y a rogarle el retorno al hogar. Nada pudieron las súplicas. Impasible escuchaba sus anhelos. Nada decía, y retornaba sin que pudieran evitarlo, a la espesura de la selva donde reinaba Caá Porá, monstruo horroroso que hacía desgraciado al que osaba solamente mirarle. Un día, para conmover su corazón que ya parecía de piedra, le anunciaron la muerte de sus padres. Ni una lágrima derramaron sus ojos. Por fin el hechicero de la tribu, Aguará-Payé, dijo con voz pausada : ¡Cuimbaé ha muerto! La selva toda pareció estre-mecerse con los lamentos de Ñeambiú que a poco fue transformándose en pájaro : el Urutaú. Los que estaban cerca transformáronse en sauces. Y sobre sus ramas desnudas de hojas llora y llora eternamente el Urutaú su perdido amor.

Se trata de una joven india convertida en pájaro, cuyo grito, en la soledad de la noche, es una tristísima súplica de amor.Urú, hija de un poderoso cacique, se anamoró de Kiyá, gallardo mozo perteneciente a una tribu enemiga. Enterados los padres de Urú, se opusieron al matrimonio, por tratarse de un enemigo del pueblo y pensando que con el tiempo ella lo olvidaría. Pero una tarde Urú desapareció, y tan grande fue la angustia del cacique, que todo el pueblo se puso en movimiento para hallar a la joven. Llegaron hasta la casa de Kiyá, y se encontraron con que el mozo nada sabía de la suerte de Urú.Pero al fin dieron con ella. Y si grande fue la pena que produjo su desaparición, más fue el dolor que experimentaron al verla. Con la mirada perdida, no escuchaba ni las súplicas, ni el llanto, ni las amenazas. Para ella todo era lo mismo, y con indiferente actitud se volvió a la espesura.Llamaron a los médicos de las tribus vecinas y le administraron toda clase de medicamentos, sin ningún resultado. Vinieron los caciques, y cada uno contaba de las alegrías, de las penas de su tribu, le hablaron de los pájaros que ella más quería, de los hermanos, de los padres, y ella miraba con indiferencia, sin responder. Y como último recurso, el más viejo de la tribu le dijo : “Kiyá murió ahogado”.Un terrible y desgarrador alarido se escuchó en la selva. Y al volverse todos para ver a Urú, no la hallaron. Esta vez había desaparecido sin dejar rastro.Desde entonces la niña, convertida en Urutaú, golpea con su lla-mado la noche, buscando a su amado, quien para ir a su encuen-tro se zambullo en las aguas.

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del Urutaú

BibliografíaBattini, B. E. Vidal de. 1960. Cuentos y leyendas populares de la Argentina. Selección para niños. Buenos Aires.Coluccio, F. 1981. Diccionario folklórico argentino. Buenos Aires.Saibene, C.A. 1987. Observaciones sobre la conducta reproductiva del Urutaú y la Mosqueta amarilla en el Parque Nacional Iguazú. N. Aves 14 : 14-16.Schmidt, Hans. 1948. Die vögel Südamerikas. Pag. 219-222. Buenos Aires.

Leyendas

AgradecimientosAl señor Juan Raspo y a su señora, propietarios del campo.

versos de Guido Spano :

¡Llora, llora, urutaú en las ramas del yatay! Ya no existe el Paraguay Donde nací como tú... ¡Llora, llora, urutaú!

Coplas populares de Norte :

De los montes de Santiago a los cerros de Jujuy, me quejo como el crespín y lloro como el kakuy.

Soy como el urutaú que canta mirando al cielo; porque no puedo encontrar la prienda de mi consuelo.

Mañana me voy pa ’ Salta y a la puna de Jujuy, suspirando por los campos, los ojos como kakuy.

Según Lehmann Nitsche, tiene otra leyenda : Una muchacha es engañada por el Sol. Abandonada a su suerte, se sube a un árbol para seguirlo en su carrera. Allí es transformada en ave, llorando de desesperación en la noche cuando el Sol se oculta en el horizonte.

Sánchez Labrador, en Peces y aves del Paraguay natural, dice : “el canto y voz lúgubre de estas aves espanta, porque varias veces por la noche levantan su voz triste. Se oye desde lejos. Hasta que yo supe de donde salían aquellas voces, estuve con algún cuidado, recelándome no fuesen de los pérfidos indios Paraguas, que contrahacen los cantos de varias aves, para sorprender a la gente y dar con mayor seguridad el golpe”.

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