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8/2/2019 Kim Stanley Robinson - Seales de Lluvia
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KIM STANLEY ROBINSON
Sealesde lluvia
minotauro
8/2/2019 Kim Stanley Robinson - Seales de Lluvia
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Ttulo original:
Forty Signs of Rain
Traduccin de Estela Gutirrez
Revisin de la traduccin: Carme Lpez
Diseo de la sobrecubierta: Lucrecia Demaestri
Imgenes de la sobrecubierta: Pete Turner / Getty Images
yLucrecia Demaestri
Primera edicin: mayo de 2005
Kim Stanley Robinson, 1984
Ediciones Minotauro, 2005
Avda. Diagonal, 662-664, 6.a planta. 08034 Barcelona
www.edicionesminotauro.com
www.scyla.com
Todos los derechos reservados
ISBN: 84-450-7544-6
Depsito legal: M. 16.273-2005
Impreso en Espaa por Brosmac, S.L.
Printed in Spain
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NDICE
ISBN: 84-450-7544-6 ...................................................................................................................... ......... .....2
Depsito legal: M. 16.273-2005 ............................................................................................................. .......2La llegada de buda ......................................................................................................................... ........ ....4embajada de khembalung .................................................................................................................10
DOS ..............................................................................................................................................22En la hiperpotencia ........................................................................................................................ ......... .22Mrito intelectual ................................................................................................................................ .....55Ciencia en la capital ............................................................................................................................ .....86Atenea del Pacfico .................................................................................................................... ........ ....123El capital en la ciencia ................................................................................................................... ........146Ojo por ojo ..................................................................................................................................... ........162Cambio de paradigma ................................................................................................................ ........ ....180El desencadenante ............................................................................................................................... ...220Impactos globales ...................................................................................................................................244
AGRADECIMIENTOS ........................................................................................................ .282
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UNO
La llegada de buda
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La Tierra est baada por un torrente de luz solar. Una violenta inundacin de
fotones: de media, 342 julios por segundo y metro cuadrado. 4.185 julios (una
calora) subirn la temperatura de un kilogramo de agua en un grado Celsius. Si la
atmsfera de la Tierra absorbiera toda esta energa, su temperatura subira diez
grados Celsius en un solo da.
Por suerte, gran parte de ella regresa al espacio. La cantidad en que lo hace
depende del albedo y de la composicin qumica de la atmsfera, que varan con el
tiempo.
Gran parte del albedo o ndice de reflexin de la Tierra se debe al hielo de los
casquetes polares. Si el hielo y la nieve de los polos disminuyeran de modo
significativo, la Tierra absorbera una mayor cantidad de energa solar. La luz solar
penetrara en los ocanos antes cubiertos de hielo y calentara el agua. Esto aadira
ms calor y ms derretimiento de hielo, en un bucle de retroalimentacin positiva.
El hielo del ocano rtico enva al espacio un pequeo porcentaje del totalanual de la energa solar reflejada. En la dcada de 1950, cuando los bancos de
hielo rticos fueron medidos por primera vez por submarinos nucleares, tenan una
media de 9 metros de grosor en pleno invierno. A finales de siglo haban bajado a
cuatro y medio. Entonces, un mes de agosto el hielo se rompi formando enormes
icebergs tabulares que fueron arrastrados por las corrientes, colisionando y
separndose, abriendo grandes caminos de mar a la eterna luz solar del verano del
polo. El ao siguiente, el desmembramiento empez en julio y convirti ms de la
mitad de la superficie del ocano rtico en mar abierto. El tercer ao, eldesmembramiento empez en mayo.
Eso fue el ao pasado.
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Los das laborables siempre empiezan igual. Suena el despertador y con un
sobresalto sales de sueos que olvidas inmediatamente. Una habitacin oscura
iluminada por la luz que precede al alba. Te diriges a la ducha caliente haciendo eses e
intentando despertarte por el camino. Sientes el agua hirviendo en la nuca, ah, el
mejor momento del da, que va quedando atrs con el avance del inexorable reloj.
Fragmentos de un sueo, estabas metida en algn problema que ahora se te escapa,
igual que intentabas escapar de l mientras dormas. Hundido en las estancias de los
recuerdos perdidos. Sueos que no quieren ser recordados.
Evalas el sueo de la noche. Anna Quibler concluy que la noche anterior no
haba sido muy buena. Estaba agotada. Joe haba llorado dos veces, y aunque era
Charlie quien se haba levantado para calmarlo, como parte del plan de
condicionamiento que pretenda transmitir a Joe que mam nunca volvera a hacerle
visitas nocturnas, Anna tambin se haba despertado, por supuesto, y haba odo
vagamente las palabras tranquilizadoras de Charlie:Eh, Joe. Qu pasa. Vuelve a dormirte, colega, estamos en mitad de la noche.
No va a pasar nada hasta maana, as que es mejor que te duermas. Estos llantos no
conducen a nada, por qu lo haces?, buenas noches, leche.
Una manera un poco brusca de tratarlo, pero formaba parte del plan. Despus
ella haba estado movindose y dando vueltas durante muchos minutos, luchando
heroicamente por no pensar en el trabajo. Aos atrs recitaba mentalmente el poema
de Edgar Allan Poe El cuervo, que haba memorizado en el instituto y que ejerca
un agradable efecto soporfero sobre ella, pero una noche pens Dijo el cuervo,Livermore, porque tena problemas con algunas personas del Lawrence
Livermore. Desde entonces el poema ya no le serva para conciliar el sueo, porque,
en cuanto pensaba en El cuervo, se acordaba del trabajo. En general, los
pensamientos de Anna presentaban cierto tropismo hacia los temas laborales.
La ducha haba terminado, por desgracia. Se sec y visti en tres minutos. Baj
la escalera y prepar la fiambrera de su hijo mayor. A Nick le gustaba, en realidad
insista en ello, que su comida fuera la misma todos los das, as que no era muy difcil
de preparar. Sndwich de mantequilla de cacahuete, cinco zanahorias, manzana,batido de chocolate, yogur, rollito de carne, palito de queso, galleta. Tard dos
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minutos, y luego lo meti en una bolsa isotrmica para que se mantuviera fresco.
Cuando sac las bolsas de hielo del congelador vio las ordenadas hileras de biberones
de plstico llenos de su leche congelada, que Charlie descongelaba y daba a Joe
durante el da, mientras ella estaba fuera. Eso le record que tena que dar de comer al
nio antes de irse, aunque no habra tardado mucho en percatarse, dado lo llenos quese senta los pechos. Subi de nuevo la escalera, sac a Joe de la cuna y se sent en el
sof que haba junto a ella.
Eh, cario, ha llegado la hora de la comidita.
Joe estaba acostumbrado y se aferr a ella casi completamente dormido. Con los
ojos cerrados pareca un ngel. Se estaba haciendo ms grande, pero todava poda
acunarlo en sus brazos y ver cmo se acurrucaba en su regazo como un recin nacido.
Estaba ms cerca de dos aos que de uno, y normalmente era un torbellino, un salvaje
que la tena aburrida; pero no en ese momento. La clida sensacin de amamantarlo
devolvi el sueo a su cuerpo, pero parte de su mente estaba ya en funcionamiento,
as que lo apart para darle el otro pecho durante cuatro minutos ms. Los primeros
meses tena que taparle la nariz para que se soltara, pero ahora con un golpecito en la
nariz era suficiente, al menos en el primer pecho. En el segundo se mostraba ms
recalcitrante. Observ la segunda manecilla del reloj grande de la habitacin subir y
dar la vuelta. Cuando terminaran l podra volver a la cama y dormir alegremente
hasta ms o menos las nueve, segn deca Charlie.
Con un esfuerzo, lo volvi a dejar en la cuna, se abroch y dio un beso leve a
todos sus chicos en la frente. Charlie murmur:Llmame, ten cuidado.
Entonces baj la escalera y sali por la puerta, con la gran cartera del trabajo
colgada del hombro.
El aire fro en el rostro y el pelo mojado la despertaron del todo por primera vez
en el da. Haba llegado el mes de mayo, y las maanas de finales de la primavera slo
eran un poco frescas, una sensacin deliciosa teniendo en cuenta el calor hmedo que
se avecinaba. Unas espesas nubes grises flotaban sobre los edificios que bordeaban la
avenida Wisconsin. El trfico de camiones flua con estruendo en direccin sur. La luzdel amanecer tea el metlico resplandor azul de las ventanas de los rascacielos junto
a la estacin de metro de Bethesda, y mientras pasaba por all Anna pens, no por
primera vez, que aqul era uno de los mejores momentos del da. Ese pensamiento
tena implicaciones inquietantes, pero las desterr de su mente y disfrut de la
sensacin del aire y el movimiento de las nubes sobre la ciudad.
Dej atrs el ascensor del metro para prorrogar el paseo cincuenta metros, y
luego gir y baj las pequeas escaleras que llevaban a la parada de autobs. Baj las
grandes escaleras mecnicas, introducindose en la oscuridad del enorme tubo decemento nervado que era la estacin subterrnea. Meti la tarjeta en la mquina
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canceladora, oy el golpe de las barreras triangulares abrindose, recuper la tarjeta y
baj por la escalera mecnica hasta las vas. No haba ningn tren, ni tampoco estaba
llegando ninguno (se poda or y sentir la corriente de aire mucho antes de que se
encendieran las luces del andn), as que no haba prisa. Se sent en un banco cuya
situacin le permitira entrar directamente en el vagn que, en Metro Center, la dejaralo ms cerca posible de la escalera de enlace con la lnea naranja.
A esa hora era probable que encontrara un asiento vaco en el tren, as que abri
el porttil y empez a examinar una de las carpetas, como todava llamaban a las
propuestas de financiacin que la Fundacin Nacional para la Ciencia (FNC) reciba a
un ritmo de cinco mil al ao. Anlisis matemtico y algortmico de los codones
palindrmicos para predecir la expresin protenica de un gen. El proyecto pretenda
desarrollar un algoritmo que sirviera para predecir qu protenas expresara cualquier
secuencia de genes del ADN humano. Como los genes expresaban una gran variedad
de protenas, mediante procesos desconocidos y con variaciones inexplicables, este
tipo de prediccin tendra muchas utilidades, de ser posible. Anna lo dudaba, pero la
genmica no era su especialidad. Tendra que encargrselo a Frank Vanderwal.
Escribi una nota y se la mand a Frank junto con la carpeta, luego abri la carpeta
siguiente.
La llegada de un convoy, la subida y la bsqueda de un asiento, el transbordo en
Metro Center, la bajada en la estacin de Ballston, en Arlington, Virginia: acciones
realizadas inconscientemente, mientras lea o reflexionaba sobre las propuestas que
guardaba en el porttil. La primera segua parecindole la ms interesante de lamaana. Tena inters en saber lo que pensaba Frank.
Salir de una estacin de metro es igual en todas partes: una larga escalera
mecnica hacia un valo de cielo gris y el calor del da. Emerger de repente en una
escena urbana llena de movimiento.
Lo que distingua la estacin de Ballston era que la escalera desembocaba en un
vestbulo enorme que llevaba a las mltiples puertas de cristal de un edificio. Annaentr en l sin mirar alrededor, se dirigi al pequeo y agradable tenderete que venda
dulces y bocadillos para llevar mejores de lo habitual y se compr algo para comer en
su mesa de trabajo. Luego volvi a salir para su parada habitual en el Starbucks de
enfrente.
Este Starbucks en concreto contaba con unos empleados frenticamente
entregados a la velocidad y la precisin; funcionaban en el trabajo como un coro de
tambores y cornetas. A Anna le encantaba verlo. Le gustaba la eficacia all donde la
encontraba, y ms cuanto mayor se haca. Que un grupo de jvenes pudiera convertirlo que era un trabajo potencialmente muy aburrido en una especie de extenuante
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ejercicio atltico le pareca admirable y alentador. En ese momento volvi a sentirse
reconfortada al avanzar rpidamente en la larga cola y ver que la mujer del ordenador
la miraba cuando todava tena dos personas por delante y gritaba ya a sus
compaeros: Manchado, semidescaf, descremado, sin espuma!, y luego, cuando le
tocaba el turno a Anna, le preguntaba si quera algo ms. Fue fcil sonrer mientrasnegaba con la cabeza.
Fuera otra vez, con el vaso de papel en la mano, se dirigi a la entrada oeste del
edificio de la FNC. Dentro mostr su identificacin al guarda de seguridad y luego
atraves el vestbulo en direccin a los ascensores del lado sur.
A Anna le gustaba el interior del edificio de la FNC. La estructura era hueca,
con un gigantesco atrio central, un espacio octogonal que se extenda del suelo a la
claraboya, doce plantas por encima. En las paredes de este espacio vaco, tan grande
como algunos edificios, se abran las ventanas interiores de todas las oficinas de la
fundacin. La parte superior estaba ocupada por un enorme mvil colgante, hecho de
barras curvas de metal pintadas con los colores primarios. En la planta baja haba
varios pequeos negocios: una pizzera, una peluquera, una agencia de viajes, una
sucursal bancaria.
Un alboroto llam la atencin de Anna. En la otra puerta del atrio hubo un
movimiento marrn, un centelleo de bronce, y entonces, de repente, reson un acorde
bajo y sonoro que llen el amplio espacio con un vibrante blaa, como si el atrio
mismo fuera una especie de enorme cuerno.
Un grupo de tibetanos, pareca, estaban entrando en el atrio: hombres y mujerescon tnicas marrones y amarillos gorros cnicos con ala. Algunos tocaban antiguos
cuernos largos y rectos, otros golpeaban tambores o balanceaban incensarios,
esparciendo nubes de sndalo. Era como si los participantes de un desfile hubieran
entrado desde la calle por error. Atravesaron el atrio cantando, dando saltitos y
girando, todo ello con movimientos lentos y majestuosos.
Se dirigan hacia la agencia de viajes, y por un segundo Anna se pregunt si
habran ido a reservar un vuelo a casa. Pero entonces advirti que el escaparate de la
agencia de viajes estaba vaco.Eso le provoc una momentnea punzada de dolor, porque aquel escaparate
siempre estaba lleno de brillantes carteles de playas tropicales y castillos europeos que
cambiaban cada mes como las fotos de un calendario, y Anna sola contemplarlos
mientras coma, viajando con la imaginacin, en sustitucin de los viajes de verdad
que ella y Charlie haban abandonado cuando naci Nick. A veces pensaba que,
teniendo en cuenta la violencia poltica y bacteriana que a menudo haba detrs de
aquellas fotografas, quiz era mejor viajar as.
Pero ahora el escaparate estaba vaco, y la pequea habitacin de detrs tambin.Los intrpretes tibetanos se congregaron en el umbral, en un crescendo de cnticos y
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metales estridentes, mientras las notas, increblemente bajas, vibraban en el aire casi
de forma visible, como el fagot de dibujo animado de la banda sonora deFantasa.
Anna se acerc, desechando el leve pesar por la desaparicin de la agencia de
viajes. Nuevos ocupantes, que enturbiaban el aire con incienso, cantando o tocando
sus instrumentos con toda la fuerza de sus pulmones: era interesante.Entre los celebrantes haba un anciano, de rostro marrn surcado por un
laberinto de profundas arrugas. Sonrea, y Anna advirti que las arrugas eran el mapa
de toda una vida sonriendo de aquella manera. El anciano levant la mano derecha, y
la msica acab con una nota bajsima que vibr en el estmago de Anna.
El hombre se apart del grupo e hizo una reverencia a las cuatro paredes del
atrio, con las manos unidas por delante. Baj la barbilla y cant, en un tono tan bajo
como cualquiera de los cuernos, dividido en dos notas: la principal, resonante, se
distingua perfectamente sobre la ms baja, clara y profunda. Era asombroso que todo
aquello proviniera de un hombre tan menudo. Cantando as, entr por la puerta de la
agencia de viajes y all toc las jambas de cada lado, gritando cada vez.
Rig yal ba! Chos min gon pa!
Todos los dems exclamaron:
Jetsun Gyatso!
El anciano se inclin ante ellos.
Y luego todos gritaron Om! y entraron en fila en el pequeo espacio de la
oficina, los instrumentistas inclinando los largos cuernos para que pasaran por la
puerta.Un joven monje volvi a salir. Sac una pequea tarjeta rectangular de la ancha
manga de su tnica, quit el protector de las tiras adhesivas del dorso y la coloc con
cuidado en el escaparate, junto a la puerta. Entonces regres al interior.
Anna se acerc al escaparate. El pequeo letrero deca:
EMBAJADADEKHEMBALUNG
Una embajada! Y de un pas del que nunca haba odo hablar, lo cual no era deextraar, porque surgan pases nuevos constantemente; era una de las estrategias
favoritas de la ONU en las disputas territoriales. Tal vez, en algn lugar turbulento de
Asia, se haba llegado a un acuerdo con la creacin de Khembalung como resultado.
Pero vinieran de donde viniesen, aqul era un emplazamiento extrao para una
embajada. Estaba muy lejos de la zona de embajadas de la avenida Massachusetts, de
inslita arquitectura, banderas desconocidas y caros diseos; lejos de Georgetown,
Dupont Circle, Adams-Morgan, Foggy Bottom, East Capitol Hill o cualquier otra de
las encantadoras zonas para situar una embajada respetable. Y no slo en Arlington,sino el edificio de la FNC nada menos!
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Quiz se trataba de un pas cientfico.
Complacida con la idea, complacida por tener algo nuevo en el edificio, Anna se
acerc an ms. Intent leer unas letras pequeas que vio en la parte inferior del
nuevo cartel.
El joven que lo haba colgado reapareci. Era de rostro redondo, y tena lacabeza afeitada y una boca pequea y rpida, como la de Betty Boop. Sus expresivos
ojos negros se posaron directamente en los de ella.
Puedo ayudarla? dijo, con lo que a Anna le pareci acento de la India.
S dijo Anna. He visto su ceremonia de llegada, y senta curiosidad. Me
preguntaba de dnde vienen.
Gracias por su inters dijo el joven con cortesa, inclinando la cabeza y
sonriendo. Somos de Khembalung.
S, eso lo he visto, pero...
Ah. Nuestro pas es una isla nacin. Est en la baha de Bengala, cerca de la
desembocadura del Ganges.
Entiendo... dijo Anna, sorprendida; haba credo que seran de algn lugar
del Himalaya. Nunca haba odo hablar de l.
No es una isla grande. El estatus de nacin ha sido un logro reciente, podra
decirse. Justo acabamos de establecer una representacin.
Buena idea. Aunque, a decir verdad, me sorprende ver una embajada aqu. No
lo consideraba el lugar ms adecuado.
Lo hemos escogido cuidadosamente dijo el joven monje.Se miraron.
Bueno dijo Anna, es muy interesante. Buena suerte con la mudanza. Me
alegro de que estn aqu.
Gracias. Volvi a asentir.
Pero cuando Anna se volva para marcharse, algo la hizo mirar atrs. El joven
monje segua en el umbral, con los ojos fijos en la pizzera, con una leve sonrisa
angustiada en el rostro.
Anna reconoci la expresin al instante. Cuando naci su hijo mayor, Nick, ellase haba quedado en casa con l, y aquellos primeros meses de su vida eran una
especie de recuerdo borroso para ella. No poda ir a trabajar, y hacerlo desde casa
haba resultado imposible. Cuando termin la baja de maternidad, era evidente que la
necesitaban en la oficina, as que haba vuelto al trabajo, compartiendo el cuidado de
Nick con Charlie y una canguro, y despus con una guardera de Bethesda, prxima a
la parada de metro. Al principio, Nick lloraba con furia por cualquier razn siempre
que ella se iba, y Anna lo encontraba insoportable; pero luego pareci acostumbrarse.
Y ella tambin termin acostumbrndose, como todo el mundo, a pesar de la pena dela despedida de cada da. Simplemente, as eran las cosas.
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Entonces, un da, llev a Nick a la guardera se haba convertido en algo
rutinario y l no llor al decirle adis, ni siquiera pareci que le importara o se diera
cuenta. Pero por alguna razn, Anna se haba detenido para echar un vistazo por la
ventana, y all, en el rostro del nio, advirti una mirada de determinacin llena de
desdicha y estoicismo determinacin a no llorar, a pasar otro da largo, solitario yaburrido una mirada que en el rostro de un beb era sencillamente desgarradora. La
haba atravesado como una flecha. Dio un grito involuntario, incluso empez a volver
para estrecharlo entre sus brazos y ofrecerle consuelo. Pero entonces reconsider el
efecto que tendra sobre l otra despedida y, con un horrible sentimiento desgarrador,
una especie de desesperacin respecto a todo en general, se march.
All estaba ahora aquella misma mirada, en el rostro del joven. Anna detuvo sus
pasos, sintiendo de nuevo aquella pualada de cinco aos atrs. Quin saba por qu
aquellas personas haban venido desde el otro extremo del mundo? Quin saba lo
que haban dejado atrs?
Se dirigi de nuevo hacia l.
Al verla venir, recompuso el gesto.
S?
Si quieren dijo ella, ms adelante, cuando les parezca conveniente,
podra ensearles algunos sitios buenos para comer en el barrio. Llevo mucho tiempo
trabajando aqu.
Vaya, gracias dijo. Eso sera muy amable por su parte.
Qu da le ira bien?Bueno... hoy tendremos hambre dijo, y sonri. Su sonrisa era dulce,
parecida a la de Nick.
Ella sonri tambin, complacida.
Volver a bajar a la una en punto para llevarlos a un buen sitio, si les apetece.
Se lo agradeceramos mucho. Es usted muy amable.
Ella asinti.
A la una, pues dijo, calibrando de nuevo su plan de trabajo para ese da.
Poda guardar el sndwich en la pequea nevera de la oficina.Anna lleg a los ascensores del lado sur. Mientras esperaba apareci Frank
Vanderwal. Se saludaron, y Anna dijo:
Eh, tengo un asunto interesante para ti.
l puso los ojos en blanco.
Es posible que haya algo para un caso acabado como yo?
Oh, creo que s. Seal el atrio con un gesto. Has visto a los nuevos
vecinos? Nos hemos quedado sin agencia de viajes, pero hemos ganado una
embajada, de un pequeo pas de Asia.Una embajada, aqu?
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Creo que no conocen mucho Washington.
Ya veo. Frank esboz una sonrisa torva, completamente distinta de la dulce
sonrisa del joven monje, irnica y cnica. Embajadores de Shangri-La, eh? Una
de las flechas hacia arriba se ilumin, y se abri la puerta del ascensor de al lado.
Bueno, podemos utilizarlos.
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Primates en ascensores. La gente guardaba silencio, mirando los nmeros
iluminados del tablero, como de costumbre.
Una vez ms, la experiencia hizo que Frank Vanderwal contemplara la
naturaleza de su especie desde su habitual punto de vista sociobiolgico. Eran
mamferos, primates sociales: una especie de chimpancs sin pelo. Sus cuerpos,
cerebros, mentes y sociedades haban alcanzado su estado actual en el este de frica
tras una evolucin de unos dos millones de aos, mientras el clima cambiaba y la capa
de bosques retroceda ante la sabana abierta.
Eso explicaba muchas cosas. Era natural que se sintieran incmodos dentro de
una pequea caja en movimiento. En la sabana no haba ninguna experiencia que
pudiera compararse con aquello. Lo ms parecido era quiz entrar a rastras en una
cueva, sin duda detrs de un chamn con una antorcha, todos llenos de temor
reverencial y muy posiblemente bajo la influencia de drogas psicotrpicas y rituales
religiosos. En la sabana slo un terremoto durante una de esas incursiones al mundosubterrneo podra explicar un viaje moderno en la cabina de un ascensor. No era de
extraar que reinara un intranquilo silencio; estaban en presencia de lo sagrado. Y los
ltimos cinco mil aos de civilizacin no haban sido tiempo suficiente para que las
adaptaciones evolutivas alteraran esas reacciones mentales. En la actualidad seguan
siendo buenos slo en las mismas cosas que en la sabana.
Anna Quibler rompi el tab hablando mientras todos los dems permanecan
en silencio. Le dijo a Frank, continuando con su relato:
Fui y me present. Son de una isla nacin de la baha de Bengala.Te han contado por qu han montado la embajada aqu?
Han dicho que haban escogido el sitio con mucho cuidado.
Con qu criterio?
No he preguntado. Ahora que lo pienso, supongo que por proximidad a la
FNC, no te parece?
Frank resopl.
Es como el chiste de la actriz novata y el guionista de Hollywood, no?
Anna arrug la nariz, lo que sorprendi a Frank; era recatada, pero no mojigata.Entonces lo entendi: no es que desaprobara el chiste, sino la idea de que los recin
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llegados tuvieran tan mala suerte. Dijo:
Creo que son ms cuerdos que todo eso. Me parece que ser interesante
tenerlos aqu.
El Homo sapiens es una especie que presenta dimorfismo sexual. Y es algo ms
que una cuestin de cuerpos; Frank crea que los registros arqueolgicos apoyaban laidea de que los roles sociales de los dos sexos se haban separado muy pronto. Estos
roles distintos podan haber llevado a procesos mentales divergentes; as, sera posible
caracterizar plausiblemente la existencia de enfoques diferentes incluso en actividades
no diferenciadas por sexo, como la ciencia. En otras palabras, era posible que hubiera
una prctica masculina de la ciencia y otra femenina, y que stas fueran actividades
sustancialmente distintas.
Estos pensamientos pasaron fugazmente por la mente de Frank mientras
terminaba el viaje en ascensor y Anna recorra el pasillo que llevaba a sus oficinas.
Anna era tan alta como l y tena una bonita figura, pero el dimorfismo que los
diferenciaba se extenda a sus hbitos mentales y sus prcticas cientficas, y eso quiz
explicaba por qu se senta un poco incmodo con ella. No es que esa incomodidad
fuera lo determinante de su actitud hacia ella, pero Anna haca ciencia de un modo
que a l le fastidiaba. No se deba a que fuera apasionada y difusa, como podra
esperarse de la tendencia habitual del pensamiento femenino: al contrario, con
frecuencia el trabajo cientfico de Anna (todava escriba artculos de estadstica
conjuntamente con otros investigadores, a pesar de la carga burocrtica que soportaba)
haca gala de una mana perfeccionista que la converta en una cientfica muymeticulosa, una experta en estadstica de primer nivel: lista, rpida, competente en una
amplia gama de campos y excelente en ms de uno. La mejor cientfica imaginable
para la extraa tarea de dirigir el Departamento de Bioinformtica de la FNC, buena
hasta la exageracin: demasiado precisa, demasiado inquisitiva, hasta el punto de que
apenas poda seguir un curso de accin con dinamismo. De nuevo, en la FNC tal vez
eso fuera una ventaja.
En cualquier caso, ella se lo tomaba muy en serio. Era una especie de puritana
de la ciencia, extremadamente racional. Y sin embargo, en realidad todo era slofachada, como en los primeros puritanos; lo hiperracional coexista en ella con una
emotividad, intensidad y variabilidad que era el paradigma de la mujer americana
social e interactiva. Toda cientfica era por tanto una especie de seor Spock en
potencia: antepona la faceta racional y negaba la faceta emotiva, y ambas coexistan
enfrentadas entre s.
Por otro lado, segn este punto de vista, Frank tena que admitir que la doble
naturaleza era menos evidente en Anna que en otras muchas cientficas que l
conoca. En realidad, estaba bastante bien integrada. El ltimo ao haban pasadomuchas horas juntos, inmersos en interesantes debates en beneficio del trabajo que
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ambos compartan. No, Anna le gustaba. La incomodidad de Frank no se deba a
ninguno de sus hbitos irritantes, ni siquiera a la quisquillosidad y minuciosidad que la
caracterizaban (aunque nadie se atreva a bromear al respecto con ella), hbitos que no
pareca poder evitar ni advertir, no, era ms bien la manera en que aquella actitud
hipercientfica se combinaba con su apasionada expresividad femenina sugiriendo unaciencia absoluta, o incluso una humanidad absoluta. A Frank le recordaba a s mismo.
No al ser social que dejaba ver a los dems, eso deba admitirlo, sino a la vida
interior que slo l experimentaba. l tambin estaba ahogado entre aspectos
extremos de racionalidad y emotividad. Por esa razn lo haca sentir incmodo: Anna
se pareca demasiado a l. Le recordaba cosas de s mismo en las que no quera
pensar. Pero era incapaz de detener esas lneas de pensamiento. se era uno de sus
problemas.
Sus oficinas se encontraban en la mitad de la circunferencia de la sexta planta.
La de Frank era uno de los varios cubculos en los que estaba dividida una sala ms
grande; la de Anna, situada justo al lado, era una oficina de verdad, un espacio propio
con un vestbulo para su secretaria, Aleesha. Ambas oficinas, y todas las dems de
aquel laberinto de cubculos y habitaciones, estaban llenas de ordenadores, mesas,
archivadores y estantes atestados de libros, como todas las oficinas cientficas de
cualquier parte del mundo. La decoracin era de un beige neutro estndar, evocando
la pureza de la ciencia.
En este caso todo estaba humanizado, e incluso embellecido, gracias a las
grandes y omnipresentes ventanas del lado interior de las habitaciones que permitan atodo el mundo mirar el atrio central y las dems oficinas. Esta combinacin de espacio
abierto y la visin de entre cincuenta y cien seres humanos converta cada oficina en
una parte o recuerdo de la sabana. En consecuencia, los ocupantes se sentan ms
cmodos en tanto que primates. Frank no abrigaba la ilusin de que alguien hubiera
previsto este efecto de manera consciente, pero admiraba el conocimiento instintivo
del arquitecto a la hora de decidir el mejor entorno de trabajo posible para los
ocupantes del edificio.
Se sent a la mesa. Haba apartado la pantalla del ordenador de la ventana parapoder concentrarse en ella cuando fuera necesario, pero ahora dirigi la vista hacia el
atrio. Se acercaba al final de su estancia de un ao en la FNC, y el volumen de trabajo,
aunque nunca disminua, era cada vez menos importante para l. Haba montones de
artculos y carpetas impresas apilados en todas las superficies horizontales, ordenados
segn el complejo sistema de trabajo de Frank. Tena mucho que hacer, pero en lugar
de eso se puso a mirar por la ventana.
El colorido mvil que ocupaba la mitad superior del atrio era un objeto
penosamente simple, compuesto de formas bsicas de colores primarios, muy similara un garabato de jardn de infancia. Entre las numerosas actividades de Frank se
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inclua la escalada, y muchas veces se entretena imaginando los movimientos
necesarios para escalar el mvil. Haba algunas partes complicadas, pero sera una
ruta divertida.
Detrs del mvil poda ver el interior de ciento ocho estancias (las haba
contado). En ellas haba personas escribiendo ante una pantalla, hablando en parejas opor telfono, leyendo, o sentadas en salas de seminarios en torno a mesas llenas de
papeles, mirando transparencias, o hablando. Sobre todo hablando. Si el interior de la
Fundacin Nacional para la Ciencia fuera la nica fuente de informacin, no se podra
evitar llegar a la conclusin de que hacer ciencia consista principalmente en hablar.
Aquello no se acercaba a la verdad, y era una de las razones por las que Frank se
aburra. La verdadera ciencia se haca en laboratorios, y en cualquier sitio donde se
llevaran a cabo experimentos. Lo que suceda all era otra cosa, una especie de
metaciencia, podra decirse, que coordinaba actividades cientficas, o las relacionaba
con otras acciones humanas, o las financiaba. Algo as; de hecho, le costaba
describirlo.
El aroma del caf con leche que Anna se haba subido al Starbucks entraba
flotando desde su oficina, en la puerta de al lado, y ya la estaba oyendo hablar por
telfono. Ella tambin hablaba mucho por telfono.
No lo s, no tengo ni idea de cul es el tamao de las otras muestras... No, no
es estadsticamente insignificante, eso implicara que los nmeros son menores que el
margen de error. Lo que ests diciendo carece de sentido desde el punto de vista
estadstico. Claro, pregntale, buena idea.Aleesha, su ayudante, tambin estaba hablando por telfono, explicando
pacientemente algo con su graciosa voz de contralto tpica de Washington. Aclarando
algn malentendido. Era un hecho evidente, aunque rara vez reconocido, que gran
parte del trabajo cotidiano de la FNC era llevado a cabo por un cuadro de mujeres
afroamericanas de la zona, mujeres que a menudo se mostraban muy poco
convencidas de que sus empleadores, en su mayora de raza blanca, diesen
importancia a su trabajo. Aleesha, por ejemplo, desplegaba la cortesa ms escptica
que Frank haba visto en su vida; a menudo l intentaba imitarla, pero sin muchoxito, se tema.
Anna apareci en el umbral, dando golpecitos en la jamba, como haca siempre,
fingiendo que aquel espacio era una oficina.
Frank, te he reenviado una carpeta, sobre un algoritmo.
Vamos a ver si ha llegado. Puls RECIBIR CORREO, y apareci un
mensaje nuevo de [email protected]. Le encantaba aquella direccin. Est aqu, le
echar un vistazo.
Gracias. Se volvi, y luego se detuvo. Escucha, cundo te vuelves a laUniversidad de California en San Diego?
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A finales de julio o de agosto.
Bueno, lamentar que te vayas. S que te gusta trabajar ah fuera, pero me
encantara que te plantearas quedarte por aqu un segundo ao, o incluso de manera
permanente, si quieres. Evidentemente, debes de tener muchas redes echadas.
S dijo Frank sin comprometerse. Quedarse ms all de aquel perodo deun ao era completamente impensable. Eres muy amable por preguntar. He estado
bien aqu, pero debera volver a casa. Me lo pensar, de todas formas.
Gracias. Estara bien tenerte por aqu.
Gran parte del trabajo de la FNC recaa en cientficos visitantes, que llegaban
con una excedencia de sus instituciones para llevar a cabo programas de la FNC de su
rea de especialidad durante un ao o dos. Las propuestas de financiacin llegaban a
millares, y los directores de programas como Frank las lean, las clasificaban, reunan
grupos de expertos externos y dirigan las sesiones en las que stos estudiaban los
montones de propuestas de campos concretos. Se trataba de una importante
manifestacin del proceso de arbitraje, un proceso que Frank aprobaba sin reservas, en
principio. Pero con un ao era suficiente.
Anna lo haba estado observando, y ahora dijo:
Supongo que es un no parar.
Bueno, no ms que en cualquier otro sitio. De hecho, si estuviera en casa
probablemente sera peor.
Rieron.
Y adems tienes el trabajo de la revista.Eso es cierto. Frank seal con un ademn los montones de textos
mecanografiados: tres pilas para el Cuaderno de Bioinformtica, dos paraLa Revista
de Sociobiologa. Siempre voy atrasado. Por suerte los otros editores lo llevan ms
al da.
Anna asinti. Editar una revista era un privilegio y un honor, aunque
normalmente no se remuneraba: de hecho, muchas veces haba que continuar suscrito
para recibir los ejemplares que uno mismo editaba. Era otra de las muchas actividades
no recompensadas de la ciencia, parte de su extensa economa de crdito social.Vale dijo Anna. Slo quera saber si podamos tentarte. As es como lo
hacemos. Cuando los visitantes son especialmente buenos, intentamos no perderlos.
S, por supuesto asinti Frank, incmodo. Estaba conmovido a su pesar;
valoraba la opinin de ella. Hizo rodar la silla hacia la pantalla como para ponerse a
trabajar, y Anna se volvi y se fue.
Frank abri la carpeta que Anna le haba reenviado. Reconoci en el acto el
nombre de uno de los investigadores.
Anna llam.S? Ella reapareci en el umbral.
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Conozco a uno de los tos de esta carpeta. El investigador principal es un tipo
de Caltech, pero en realidad el trabajo lo hace uno de sus alumnos.
S? Era una situacin tpica, un cientfico ms joven utilizando el prestigio
de su consejero para presentar un proyecto.
Bueno, conozco al alumno. Fui el miembro externo del tribunal de su tesis,hace unos aos.
Eso no basta para que haya un conflicto de intereses.
Frank asinti mientras segua leyendo.
Pero tambin ha trabajado con un contrato temporal en Torrey Pines
Generique, que es una empresa de San Diego que yo ayud a montar.
Ah. Sigues teniendo participaciones en ella?
No. Bueno, este ao tengo todas mis acciones en un fideicomiso ciego, as
que no puedo estar seguro, pero creo que no.
Pero no ests en el consejo de administracin, ni eres asesor, no?
No, no. Y parece que su contrato all ha terminado ya, de todas formas.
Bien, entonces. Adelante.
Los miembros de la comunidad cientfica no podan permitirse ser demasiado
maniticos con los conflictos de intereses. De lo contrario, nunca encontraran a nadie
en condiciones de arbitrar nada; la hiperespecializacin reduca las reas de
especialidad hasta tal punto que pareca que en cada una todos se conocan entre s. En
consecuencia, mientras en ese momento concreto no hubiera lazos financieros o
institucionales con la persona en cuestin, se consideraba correcto proceder a evaluarsu trabajo mediante los diversos sistemas de arbitraje.
Pero Frank quera asegurarse. Yann Pierzinski haba sido un joven
biomatemtico muy perspicaz: era uno de los estudiantes de doctorado cuya carrera se
segua con la certeza de que se oa hablar de ellos. Y ahora all estaba, con algo que a
Frank le interesaba especialmente.
Vale le dijo a Anna. Lo estudiar. Cerr el archivo y se volvi como
para comprobar otra cosa.
Despus de que Anna se fuera, recuper la carpeta. Anlisis matemtico yalgortmico de los codones palindrmicos para predecir la expresin protenica de un
gen. Propuesta de financiacin para el trabajo continuado en un algoritmo que
prediga las protenas expresadas por un gen determinado.
Muy interesante. Era un intento de resolver uno de los misterios fundamentales,
un paso desconocido en la biologa que entorpeca de manera considerable el
desarrollo de una biotecnologa slida. Los tres mil millones pares de bases del
genoma humano contenan el cdigo de varios cientos de miles de genes; y la mayora
de estos genes tenan codificadas las instrucciones para fabricar una o ms protenas,las piezas de construccin bsicas de la qumica orgnica y de la propia vida. Pero qu
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genes daban lugar a qu protenas, y cmo lo hacan exactamente, y por qu ciertos
genes creaban ms de una protena, o diferentes protenas en diferentes circunstancias,
de todo eso no se saba apenas nada, o nada en absoluto. Esta ignorancia converta la
biotecnologa en un proceso interminable y carsimo de prueba y error. Una clave de
cualquier parte del misterio sera muy valiosa.Frank pas las pginas de la solicitud con la velocidad que da la prctica. Yann
Pierzinski, doctor en biomatemticas, Caltech. Todava estaba haciendo el trabajo de
postdoctorado con el director de su tesis, un hombre al que Frank consideraba un
verdadero cerdo, o algo peor. Resultaba interesante, pues, que Pierzinski hubiera
aceptado un contrato temporal en Torrey Pines para trabajar con un investigador de
bioinformtica al que Frank no conoca. Tal vez hubiera sido un intento de huir de su
director. Pero ahora haba regresado.
Frank se sumergi en la parte fundamental de la propuesta. Pierzinski haba
estado trabajando en aquel algoritmo ya antes de leer la tesis. La mecnica qumica de
la creacin de protenas como una especie de algoritmo natural, en realidad. Frank
consider la idea, operacin a operacin. Aqulla era su verdadera especialidad;
aquello era lo que le interesaba desde la infancia, cuando se limitaba a resolver
enigmas compuestos por cifras simples. Siempre le haba gustado ese trabajo, y ahora
quiz ms que nunca, puesto que le permita escapar por completo de la conciencia de
s mismo. El porqu del deseo de huir segua siendo discutible; comoquiera que fuese,
cuando volva se senta renovado, como si hubiera estado en un sitio agradable.
Tambin le gustaba ver cmo emergan las pautas de la aparente aleatoriedaddel mundo. Por eso ltimamente le interesaba tanto la sociobiologa: esperaba que
hubiera algoritmos que descubrir, algoritmos que desentraaran el cdigo del
comportamiento humano. De momento la bsqueda no haba sido muy satisfactoria,
en gran medida porque muy pocos aspectos del comportamiento humano podan
someterse a un experimento controlado, y por tanto era imposible demostrar ninguna
teora. Era una lstima. Quera desesperadamente alguna clarificacin en ese mbito.
No obstante, en el campo de las cuatro sustancias qumicas del genoma en la
larga danza de la citosina, adenina, guanina y timina muchas ms cosas parecan sertrasladables a la expresin matemtica y la experimentacin, con resultados que
podan comunicarse a otros cientficos y ser utilizados. En otras palabras, era posible
comprobar las ideas de Pierzinski y averiguar si funcionaban.
Sali de aquel trance mental hambriento y con la vejiga llena. Estaba bastante
seguro de que el trabajo tena verdadero potencial. Y eso le estaba dando ideas.
Se levant rgidamente, fue al cuarto de bao, volvi. Ya era media tarde. Si se
iba pronto podra esquivar el trfico hasta su apartamento, comer rpidamente e ir a
Great Falls. Para entonces el asfixiante calor habra empezado a remitir, y las paredesde la garganta estaran casi vacas de escaladores. Poda escalar hasta mucho despus
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de la puesta de sol, y seguir reflexionando sobre el algoritmo, all, donde mejor
pensaba en los ltimos tiempos, en las duras y antiguas paredes de esquisto del nico
lugar de Washington D.C. donde sobreviva un pedazo de naturaleza.
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DOS
En la hiperpotencia
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Las matemticas parecen a veces un universo independiente. Pero se nos
presentan como parte del compromiso mental con el mundo, y parecen formar parte
del mundo, su frmula o estructura.
A lo largo de la historia, la humanidad se ha ido internando cada vez ms en
los diferentes reinos matemticos, en un proceso acumulativo y colectivo, una
conversacin en curso entre la especie y la realidad. El descubrimiento del clculo.
La invencin de la aritmtica formal y de la lgica simblica, que matematizan las
estrategias instintivas de la razn humana, hacindolas tan diferenciadas y slidas
como pruebas geomtricas. El intento de que todo el sistema sea cerrado y coherente
consigo mismo. La invencin de la teora de conjuntos, y el perfeccionamiento de las
diversas paradojas generadas por la consideracin de los conjuntos como miembros
de s mismos. El descubrimiento de la incompletitud de todos los sistemas. El avance
de la mecnica de programacin de las nuevas mquinas de clculo. Todo esto tuvo
como consecuencia una amalgama de matemticas y lgica en la que los smbolos ymtodos de ambos reinos se combinan en las operaciones, con frecuencia largas y
complicadas, que llamamos algoritmos.
En la poca del desarrollo del algoritmo, tambin hicimos descubrimientos en
el mundo real: la doble hlice de nuestras clulas. El ADN. En medio siglo, lemos la
totalidad del genoma, un par de bases tras otro. Tres mil millones de pares de bases,
partes de los cuales se denominan genes y sirven de instrucciones para sintetizar
protenas.
Pero a pesar de haber explicado todo el genoma, los detalles de su expresin ycrecimiento siguen siendo un misterio. Espirales de pares de citosina, guanina,
adenina y timina: sabemos que son instrucciones para el crecimiento, para el
desarrollo de la vida, todos codificados en secuencias de pares de elementos.
Conocemos los elementos; vemos los organismos. El cdigo que lleva de unos a otros
es todava un desconocido.
Las matemticas evolucionan sin cesar, impulsadas por su propia lgica
interna, a primera vista independiente de todo lo dems. Pero en algunas ocasiones,
en el pasado, los desarrollos puramente matemticos resultaron de gran utilidadpara describir operaciones de la naturaleza antes desconocidas o inexplicables. Se
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trata de un hecho extrao que pone en cuestin todo cuanto creemos saber sobre la
relacin entre matemticas y realidad, la mente y el cosmos.
Quiz nunca se halle la explicacin de esta misteriosa adhesin de la
naturaleza a las matemticas ms sutiles. Mientras tanto, las operaciones que
denominamos algoritmos se vuelven cada vez ms intrincadas e interesantes paraquienes las conciben. Estn creando retratos, recetas, hechizos mgicos? Utiliza
algoritmos la realidad, utilizan algoritmos los genes? Los matemticos no lo saben, y
a muchos no parece importarles. Les gusta su trabajo, sea lo que sea.
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Leo Mulhouse bes a su esposa, Roxanne, y abandon el dormitorio. En el
saln, la luz estaba a medio camino entre la noche y la aurora. Sali al balcn:
gaviotas gritando, el estruendo del oleaje contra el acantilado de abajo. La inmensa
placa gris del ocano Pacfico.
Leo se haba casado con esa espectacular casa, por as decirlo: Roxanne la haba
heredado de su madre. A Leo le encantaba la vista que ofreca del borde del acantilado
en Leucadia, California, pero el pequeo patio de hierba del porche de la segunda
planta slo tena unos cinco metros de ancho, y luego se abra un abismo de aire sobre
el ocano gris y espumoso, a veinticinco metros por debajo. Y no era un acantilado
muy estable. Dese que hubieran puesto la casa un poco ms atrs.
De nuevo en el interior, llen de caf su termo de viaje y baj al coche.
Descendi por Europa, dej atrs Pannikin y gir a la derecha, en direccin al trabajo.
La carretera Pacific Coast, en el condado de San Diego, constitua un bonito
trayecto al amanecer. Era hermosa hiciera el tiempo que hiciera: en los das de sol,con toda la gama de azules plidos subiendo desde el mar y nubes dispersas y
ensartadas por rayos de luz, o en maanas lluviosas o de niebla, cuando la limitada
pero rica paleta de grises tea la vista con las gradaciones ms sutiles. Los
amaneceres cenicientos eran los ms frecuentes, con diferencia, porque en el clima de
la regin El Nio se haba instalado al parecer de manera permanente: el Hipernio, lo
llamaban. En general, el clima mediterrneo estaba desapareciendo del mundo,
incluso en el Mediterrneo, decan. Aqu, los residentes de la costa empezaban a tener
problemas por la falta de luz solar, y tomaban vitamina D y antidepresivos paracontrarrestar sus efectos, aunque quince kilmetros tierra adentro se extendia un
desierto caluroso y sin nubes durante todo el ao. El tiempo gris del mes de junio
haba venido para quedarse.
Leo Mulhouse tomaba la carretera de la costa para ir al trabajo todas las
maanas. Le gustaba ver el ocano, y sentir el ligero efecto como de dunas cuando
bajaba para atravesar las lagunas y luego suba las pequeas cuestas hacia Cardiff,
Solano Beach y Del Mar. Aquellas ciudades ofrecan su mejor aspecto a esa hora,
desiertas, como si se hubieran lavado para el nuevo da. El chirrido de los neumticosen la carretera mojada, el sonido de los limpia-parabrisas chorreando, el estruendo
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distante de las olas, todo se combinaba para crear una especie de experiencia acutica:
conduca como haciendo surf, subiendo y bajando las mismas hondonadas todo el
tiempo, cabalgando sobre la perpetua ola de tierra a punto de romper en el mar.
Ascendi la enorme colina hasta Torrey Pines, dej atrs el campo de golf, gir
a la derecha hacia Torrey Pines Generique. Baj al garaje, sumergindose en lasentraas de su lugar de trabajo. En el interior de la bestia biotecnolgica.
Lo cual implicaba un completo examen de seguridad, slo para entrar. Si no
saban con qu entrabas, no podran evaluar con qu salas. Por tanto, detector de
metales, inspeccin del aburrido equipo de seguridad con sus enormes tacones,
encendido del ordenador, comprobacin del hardware y el software por los expertos,
examen olfativo de Clyde, el perro de las maanas, entrenado para detectar molculas
identificadoras: todos eran ahora procedimientos estndar en biotecnologa, despus
de ciertos incidentes famosos de espionaje industrial. Haba demasiado en juego para
confiar en nadie.
Leo se encontraba ya en el interior del complejo, bajando por unos largos
corredores blancos. Dej el termo en la mesa, encendi el ordenador, sali a
comprobar cmo iban los experimentos. El ms importante estaba llegando a su
trmino, y a Leo le interesan especialmente los resultados. Haban llevado a cabo un
anlisis de alto rendimiento de algunos de los muchos millares de protenas incluidas
en el Banco de Datos de Protenas de la UCSD, buscando las que pudieran activar
ciertas clulas para que expresasen ms lipoprotenas de alta densidad de lo que
hacan normalmente, tal vez diez veces ms. Producir diez veces ms de HDL, elcolesterol bueno, sera la salvacin de los afectados por un nmero indeterminado
de enfermedades: arterosclerosis, obesidad, diabetes, incluso Alzheimer. La mejora
(o curacin!) de cualquiera de estas enfermedades valdra miles de millones; una
terapia que sirviera para todas sera... en fin. Explicaba el alto nivel de seguridad que
rodeaba el complejo, eso seguro.
El experimento estaba avanzado, pero todava no haba terminado, as que Leo
volvi a su oficina para beberse el caf y leerBioworld Today en la pantalla. Robtica
de anlisis de mayor rendimiento, protocolos de anlisis para hormonas artificiales,anlisis protemicos: todos los artculos podran referirse a algo en lo que se estaba
trabajando en Torrey Pines Generique. La industria entera estaba investigando
maneras de mejorar la bsqueda de protenas teraputicas, y maneras de introducirlas
en las personas vivas. La mitad de los artculos del da estaban dedicados a uno de
estos problemas, igual que en cualquier otra edicin de la revista. Aqullos eran los
recalcitrantes problemas pendientes, que se interponan entre la biotecnologa como
idea y la medicina tal como era en realidad. Si no los solucionaban, la idea y la
industria basada en ello podan seguir el camino de la energa nuclear y acabar siendoalgo que de algn modo no acababa de funcionar. Si los resolvan, se convertira en
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una fuente de ingresos similar a la industria informtica, por no mencionar sus efectos
en la salud, por supuesto.
Cuando Leo fue al laboratorio, dos de sus ayudantes, Marta y Brian, se
encontraban en su mesa de trabajo, ambos con batas de laboratorio y guantes de ltex,
trabajando en las pipetas de una hilera de redomas que llenaban una encimera.Buenos das, chicos.
Hola, Leo. Marta apunt con su pipeta como con un cursor de Power-Point
la pequea ventana de un frigorfico largo y bajo. Listo para la comprobacin?
Por supuesto que s. Me echas una mano?
Dentro de un segundo. Marta fue al otro lado de la mesa.
Ser mejor que funcione, porque Derek acaba de decir a la prensa que era la
terapia de autocuracin ms prometedora de la dcada dijo Brian.
Leo se sobresalt al or aquello.
No. Ests bromeando.
No estoy bromeando.
Oh, no es verdad. No es verdad.
S lo es.
Cmo ha podido?
Conferencia de prensa. Adems ha llamado a sus periodistas preferidos y lo
ha anunciado en su pgina web. En la tertulia digital ya se habla de las repercusiones.
Estn apostando otra vez a que una de las grandes farmacuticas nos comprar antes
de un mes.Por favor, Bri, no digas esas cosas.
Lo siento, pero ya conoces a Derek. Brian seal con un gesto una de las
pantallas de ordenador que brillaba al otro lado de la mesa. Todo ha terminado.
Leo mir la pantalla entornando los ojos.
No ha salido enBioworld Today.
Saldr maana.
El recuadro de LTIMAS NOTICIAS del sitio web de la compaa estaba
parpadeando. Leo se inclin y lo puls. S: artculo principal. Fbrica de HDL, eficazpara la obesidad, la diabetes, el Alzheimer, las cardiopatas.
Dios mo murmur Leo mientras lea. Dios mo. Se haba puesto
colorado. Por qu lo hace?
Quiere que sea verdad.
Y qu? Todava no sabemos nada.
Quiere que t hagas que sea verdad, Leo dijo Marta con su sonrisa
maliciosa. l es como el Correcaminos y t como el Coyote. Te hace saltar por un
precipicio y t tienes que ir construyendo el puente hacia atrs antes de caerte.Pero nunca funciona! El coyote siempre se cae!
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Marta se ri de l. Le gustaba Leo, pero era dura.
Vamos dijo. Esta vez lo conseguiremos.
Leo asinti, intent tranquilizarse. Apreciaba el espritu de Marta, y le gustaba
ser tan positivo como el que ms en cualquier situacin. Era difcil en aquellos
tiempos, pero esboz la mejor sonrisa de la que fue capaz y dijo:S, vale, sois buenos. Y empez a darles palmaditas sobre los guantes de
ltex.
Os acordis de cuando anunci que habamos derrotado la hemofilia A?
dijo Brian.
Por favor.
Os acordis de cuando convoc una rueda de prensa diciendo que haba
decapitado ratones a mil r.p.m. para demostrar lo bien que funcionaba nuestro
tratamiento?
Y del experimento de la guillotina giratoria?
Por favor suplic Leo. Basta.
Tom una pipeta e intent concentrarse en el trabajo. Sacar, inyectar, sacar,
inyectar: por desgracia, la mayor parte del trabajo de esta fase estaba automatizado, lo
cual dejaba a las personas libres para pensar, lo quisieran o no. Al cabo de un rato Leo
se lo dej a ellos y volvi a su oficina para ver el correo electrnico, y leer, impotente,
la rueda de prensa de Derek hasta donde su estmago pudiera soportar.
Por qu lo hace, por qu por qu por qu?
Era una pregunta retrica, pero Marta y Brian estaban ahora en el umbral, yMarta era implacable.
Te lo aseguro: cree que puede conseguir que lo hagamos.
No somos nosotros quienes tenemos que hacerlo protest Leo, sino el
gen. Nosotros no podemos hacer nada si el gen alterado no se mete en la clula que
tenemos como objetivo.
Tendrs que pensar algo que funcione.
Algo as como constryelo y ellos vendrn?
S. Anncialo y ellos lo harn.En el laboratorio, un temporizador emiti un pitido asombrosamente parecido al
grito del Correcaminos: Bip bip! Bip bip!. Fueron a la incubadora y leyeron el
papel milimetrado a medida que sala de la mquina, como un recibo de un cajero
automtico, como dinero de un cajero automtico, de hecho, si los resultados eran
favorables. Un fajo muy grande de billetes de veinte dlares cado del cielo, siempre
que las cifras fueran buenas.
Y lo eran. Eran muy buenas. Tendran que estudiarlo para estar seguros, pero
llevaban tanto tiempo realizando aquella serie de experimentos que saban cmoseran los datos en bruto. Los datos eran buenos. As que ahora eran como el Coyote,
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mirando a los espectadores suspendido en el vaco asombrado porque, por arte de
magia, un puente haba brotado desde el precipicio y los haba salvado. Del tremendo
golpe que supondra una retractacin en la prensa y la posterior cada libre en el
NASDAQ.
Con la diferencia de que, invariablemente, el Coyote se senta aliviadodemasiado pronto. El Correcaminos siempre tena en la manga una nueva y
devastadora jugada. A Leo le temblaba la mano.
Mierda. Estara loco de alegra ahora mismo si no fuera por Derek. Mirad
esto, es todava mejor que antes dijo sealando el papel.
Daos cuenta, Derek saba que saldra as.
Y una mierda que lo saba.
Son cifras bastante buenas dijo Brian con una sonrisa. El artculo est
casi escrito, adems. Slo tengo que aadir las cifras y redactar la conclusin.
Las conclusiones sern sencillas, si decimos la verdad dijo Marta.
Leo asinti.
El nico problema es que para eso habra que admitir que, aunque esta parte
funcione, seguimos sin tener un tratamiento, porque nos falta una liberacin dirigida.
Podemos hacerlo, pero no podemos aplicarlo a seres vivos, que son los que lo
necesitan.
No te has ledo toda la pgina dijo Marta, sonriendo agriamente otra vez.
Qu quieres decir? Leo no estaba de humor para juegos. Tena el
estmago encogido hasta el tamao de una nuez.Marta ri, lo cual era su manera de demostrar simpata sin admitrselo a nadie.
Va a comprar Urtech.
Qu es Urtech?
Tienen un mtodo de liberacin dirigida que funciona.
Qu quieres decir, cmo es?
Es nuevo. Les acaban de conceder la patente.
Oh, no.
Oh, s.Dios mo. No ha sido validado?
Excepto por la patente, y la oferta de Derek para comprarlo, no.
Dios mo. Por qu hace estas cosas?
Porque quiere ser el consejero delegado de la mayor farmacutica de todos
los tiempos. Como les dijo a los de la revistaPeople.
Es verdad.
Torrey Pines Generique, como la mayora de las nuevas empresas
biotecnolgicas, tena poco capital y slo poda permitirse unas pocas tiradas dedados. Una de stas tena que ser lo suficientemente prometedora como para atraer el
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capital que les permitira crecer. Eso era lo que llevaban intentando durante los cinco
aos de vida de la compaa, y el esfuerzo empezaba a dar resultados con esos
experimentos. Lo que necesitaban ahora era poder insertar el gen satisfactoriamente
alterado en las clulas de los pacientes, para que despus el propio cuerpo de stos se
encargara de fabricar las protenas necesarias en mayor cantidad. Si funcionaba, nohabra respuesta de su sistema inmunolgico y, con la produccin de la protena en
cantidades teraputicas, el paciente no slo evolucionara positivamente, sino que se
curara.
Asombroso.
Pero (y esto empezaba a convertirse en un importante pero) el problema de
introducir el ADN alterado en las clulas de pacientes vivos no se haba resuelto an.
Leo y los suyos no eran fisilogos, y no haban sido capaces de hacerlo. Nadie lo
haba sido. Los sistemas inmunolgicos existan precisamente para evitar este tipo de
intrusiones. De hecho, un mtodo para insertar el ADN alterado en el cuerpo era
meterlo en un virus y provocarle al paciente una infeccin viral cuyas consecuencias
ltimas eran benignas, porque el ADN alterado llegaba a su objetivo. Pero como el
cuerpo luchaba contra las infecciones virales, no era una buena solucin. No convena
poner en an ms peligro los sistemas inmunolgicos de unas personas que ya estaban
enfermas.
Por tanto, llevaban mucho tiempo en el mismo barco que todos los dems,
buscando el Santo Grial de la terapia gnica, un sistema de liberacin dirigida no
viral. Tan pronto como una compaa encontrara un sistema as, y lo patentara,tendra licencia para docenas de procedimientos, y muy probablemente fuera
comprada por una de las grandes farmacuticas, lo que hara rico a todo el mundo,
incluidos los empleados. Con el tiempo, quiz la farmacutica desmantelara la
adquisicin, y conservara slo el mtodo, pero en ese momento los empleados de la
nueva compaa tendran el dinero suficiente para tomrselo a broma, jubilarse e ir a
practicar surf o montar otra nueva compaa e intentar que les tocara la lotera una vez
ms. En esa fase sera ms un pasatiempo filantrpico que la lucha asesina para
ganarse la vida que tan a menudo era antes de la llegada del xito.Por eso la bsqueda de un sistema de liberacin dirigida no viral estaba en pleno
apogeo, en centenares de laboratorios de todo el mundo. Y ahora Derek haba
comprado uno de esos laboratorios. Leo mir fijamente el nuevo anuncio en la pgina
web de la compaa. Derek deba de haberlo adquirido por si las moscas, porque si el
mtodo hubiese pasado todas las pruebas no habra habido modo de poderlo pagar.
Alguna empresa biotecnolgica ms pequea an que Torrey Pines (Urtech, con sede
en Bethesda, Maryland Leo nunca haba odo hablar de ella) haba convencido a
Derek de que haban encontrado la manera de liberar ADN alterado en sereshumanos. Derek haba realizado la compra sin consultar a Leo, su jefe de
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investigacin. Deba de haber recibido asesoramiento cientfico de su vicepresidente,
el doctor Sam Houston, un viejo amigo y antiguo socio. Un hombre que llevaba un
decenio sin trabajar en un laboratorio.
Bien. Las cosas eran como eran.
Leo se sent a la mesa, intentando relajar el estmago. Tendran que asimilar esanueva compaa, aprender su tcnica, probarla. Estaba patentada, observ Leo, lo que
significaba que en este moment la tenan en exclusiva, como una especie de secreto
comercial, un concepto que a muchos cientficos en activo les costaba aceptar. Un
mtodo cientfico secreto? No eran trminos contradictorios? Por supuesto, las
patentes eran pblicas, y con el tiempo sta saldra a la luz. As que no se trataba
estrictamente de un secreto comercial. Pero en esta fase era lo bastante secreto. Y
poda no ser seguro. No se haba publicado mucho al respecto, por lo que saba Leo.
Algunos artculos en preparacin, otros presentados, uno aceptado tendra que
comprobarlo lo antes posible y una patente. A veces las daban en seguida. Lo nico
que sostena la propuesta era uno o dos artculos.
Ciencia secreta.
Maldita sea dijo Leo al aire. A Derek le haban dado gato por liebre. Y Leo
iba a tener que comerse el gato.
Hubo un golpe vacilante en la puerta abierta, y Leo levant la vista.
Ah, hola, Yann, cmo ests?Bien, gracias, Leo. Slo vengo a despedirme. Me vuelvo a Pasadena, mi
trabajo aqu ha terminado.
Qu mala suerte. Estoy seguro de que podras habernos ayudado con nuestro
nuevo gran negocio.
De veras?
El rostro de Yann se ilumin como el de un nio. Era un matemtico de verdad,
y la suya era la que Leo consideraba la personalidad estndar de los matemticos:
inteligente, despistado, entusiasta, lleno de ideas. Todas esas cualidades pasaban unpoco inadvertidas, hasta que se lo conoca. Tal como Marta haba comentado, sin
crueldad (para lo habitual en ella), si no fuera por la inclinacin de la cabeza y la
velocidad a la que hablaba, no tendra aspecto de matemtico en absoluto. En
cualquier caso, a Leo le gustaba, y su trabajo en la identificacin de protenas haba
sido muy interesante y muy til.
De hecho, todava no s lo que es admiti Leo. Probablemente se trate
de un problema de biologa, pero quin sabe? Seguro que habras ayudado con los
protocolos de seleccin.Gracias, de verdad. Es posible que vuelva, de todas formas, tengo un proyecto
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con el equipo de matemticas de Sam que podra resultar. En ese caso, intentar
hacerme otro contrato temporal, dice.
Me alegro. Bueno, mientras tanto divirtete en Pasadena.
Oh, lo har. Hasta pronto.
Y su mejor especialista en biomatemticas sali por la puerta.
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Charlie Quibler apenas se haba despertado cuando Anna se fue a trabajar. Se
levant una hora ms tarde, cuando son su despertador, despert a Nick con
dificultad, hizo que se vistiera y desayunara y coloc al dormido Joe en su silla
mientras Nick suba al coche por el otro lado.
Llevas la mochila y la comida? pregunt, porque no siempre era as.
Se dirigieron hacia el colegio de Nick.
Lo dej all y volvi a casa para dormirse de nuevo en el sof, sin que Joe se
despertara en ningn momento del proceso. Aproximadamente una hora despus sus
gritos hambrientos los despertaban a ambos, y entonces el da empezaba de verdad,
porque el intervalo anterior era como un sueo desagradable que siempre se
desarrollaba de la misma manera.
Joey y pap! deca Charlie entonces, o Joe y pap en casa, adelante!, o
Qu tal si desayunamos?. As, qu te parece si te dejo un momento en el
parque para calentar un poco de leche de mam?Eso siempre haba funcionado como un hechizo con Nick, y a veces Charlie se
olvidaba de que se trataba de Joe y lo colocaba en el viejo parque de plstico azul del
saln. Pero en cuanto se daba cuenta de dnde estaba, el nio soltaba un alarido
escandalizado. Joe no quera tener nada que ver con el mundo de los bebs; el solo
hecho de ponerlo en la silla del coche, en la mochila portabebs o en el cochecito
exiga una constancia sin concesiones. Cuando saba que poda escoger, Joe rechazaba
las cosas de bebs como si ofendieran su dignidad.
As que Charlie tena a Joe consigo en la cocina, gateando por el suelo oinvestigando la puerta que bloqueaba la empinada escalera del stano. Yendo de un
sitio a otro como un flipper humano. Anna haba puesto plstico con burbujas en todas
las esquinas; pareca que la cocina acabara de llegar y todava no la hubieran
desembalado del todo.
Oye, vigila, no hagas eso. No hagas eso! El bibern estar listo dentro de un
segundo.
Ba!
S, el bibern.A Joe le gust la noticia, as que se dej caer sobre el trasero justo debajo de los
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pies de Charlie. Charlie se puso a trabajar por encima de l; sac un bibern de leche
de Anna del congelador y lo meti en una olla de agua caliente sobre el quemador de
atrs. Anna guardaba su leche en cantidades exactas de 120 o 300 mililitros, en
cilindros de plstico, altos o bajos, con bolsas de plstico desechable en su interior y
tetinas de goma marrn que Charlie haba pinchado muchas veces con una aguja,cubiertas con tapas de plstico para que no se contaminaran en el congelador.
Contaminarse en el congelador?, haba querido preguntarle Charlie a Anna, pero
no lo haba hecho. En la encimera de la cocina haba un cuaderno de laboratorio en el
que Charlie deba apuntar a qu hora y qu cantidad daba de comer a Joe. A Anna le
gustaba saber estas cosas, deca, para determinar cunta leche tena que sacarse cada
vez. As que Charlie lo apunt mientras el agua empezaba a hervir, pensando, como
haca siempre, que su funcin principal era satisfacer el placer que senta Anna por
todo tipo de registros cuantificados.
Estaba comprobando la temperatura de la leche descongelada con un chorro
rpido de la tetina cuando son el telfono. Se puso los auriculares y respondi.
Hola, Charlie, soy Roy.
Ah, hola, Roy, qu tal?
Bueno, tengo aqu tu ltimo borrador y estoy a punto de leerlo, y se me ha
ocurrido preguntarte primero qu es lo que debo buscar, cmo has solucionado la
cuestin de la CICC.
Ah, s. Lo importante est todo en la tercera parte. El proyecto de ley,
segn el borrador que Charlie haba escrito para Phil, exiga que EE.UU. siguieraciertas recomendaciones de la Comisin Intergubernamental sobre el Cambio
Climtico.
Has logrado enterrar en algn lado lo de que tenemos que ceirnos a las
conclusiones de la CICC?
No creo que haya tierra lo bastante profunda como para enterrar eso. He
intentado ponerlo en un contexto en el que parezca inevitable. Un organismo
internacional del que formamos parte, un cambio climtico evidente, la ONU como el
mejor organismo para tratar los temas globales, un respaldo obligado por nuestra partesi no queremos que el mundo entero se cueza en su jugo, ese tipo de cosas.
Bien, pero eso nunca ha funcionado hasta ahora, verdad? Vamos, Charlie, es
el gran proyecto de ley de precampaa de Phil y t eres su especialista en clima; si no
consigue sacarlo adelante tendremos serios problemas.
S, lo s. Espera un segundo.
Charlie prob otro chorrito del bibern. Ahora estaba a temperatura corporal, o
casi.
Un poco pronto para darle a la botella, Charlie, qu ests bebiendo?Bueno, estoy bebiendo la leche de mi mujer, si te interesa saberlo.
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Cmo dices?
Estoy comprobando la temperatura de uno de los biberones de Joe. Tienen
que estar a la temperatura exacta, si no el nio se enfada.
Entonces ests bebiendo la leche de tu mujer de un bibern de nio?
S.Cmo es?
Est buena. Poco espesa, pero dulce. Una potente mezcla de protenas, grasas
y azcares. Sin duda la comida perfecta.
Supongo. Roy ri con socarronera. No la bebes nunca directamente de
la fuente?
Lo intento, te lo aseguro, cmo no, pero a Anna no le gusta. Dice que
transmite un mensaje confuso y que si no me ando con ojo me destetar cuando
destete a Joe.
Ah, ya. As que tienes que pensar en perspectiva.
S. Aunque en realidad lo intent una vez que Joe se qued dormido mientras
mamaba y ella no poda moverse sin despertarlo. Me echaba la bronca en voz baja
mientras yo intentaba sacar algo, pero al parecer hay que sorber con mucha ms
fuerza de la que, ya sabes, de la que uno hara normalmente, y antes de que pudiera
conseguir algo Joe despert y me vio. Anna y yo nos quedamos petrificados,
pensbamos que se iba a quedar traumatizado, pero l slo alarg la mano y me dio un
golpecito en la cabeza.
Lo entendi!S. Fue como si me dijera s cmo te sientes, pap, y estoy dispuesto a
compartir contigo este extraordinario presente. Verdad, Joe? dijo, tendindole el
bibern caliente. Observ con una sonrisa mientras Joe lo coga con una mano y se
inclinaba hacia atrs, doblando el codo como Popeye con una lata de espinacas. Con
todos los agujeritos que Charlie haba hecho en las tetinas de goma, Joe era capaz de
tragarse un bibern en unos minutos, y pareca sentir una gran satisfaccin al hacerlo.
Un subidn de azcar, sin duda.
Vale, bueno, eres un poco pervertido, amigo mo, y es evidente que te hallasinmerso en el mundo de la felicidad domstica, pero todava contamos contigo y
puede que ste sea el proyecto de ley ms importante que Phil proponga en este curso.
Vamos, es mucho ms que eso, to, es una de las pocas oportunidades que
tenemos de evitar el desastre global, quiero decir...
No hace falta que gastes saliva conmigo! Yo ya lo s.
Eso espero.
De verdad que s. Bueno, leo el borrador y te lo devuelvo lo antes posible.
Quiero sacar esto adelante, y el debate del comit est programado para el martes.Muy bien, no me alejar del telfono en todo el da.
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Perfecto, estaremos en contacto, pero mientras tanto piensa en cmo enterrar
todava ms lo de la CICC.
S, de acuerdo, pero mira lo que ya he escrito.
Claro. Adis.
Adis.Charlie se quit los auriculares y apag la cocina. Joe se termin el bibern, lo
inspeccion y lo dej caer a un lado tranquilamente.
Vaya, eres rpido exclam Charlie, como siempre haca. Una de las
satisfacciones mutuas de los das que pasaban juntos era hacer las mismas cosas una y
otra vez, y decir lo mismo sobre ellas. Joe no insista tanto en las pautas como lo haba
hecho Nick; en realidad, prefera una especie de variabilidad estructurada, segn la
denominaba Charlie, pero el placer de la repeticin segua estando all.
No poda negarse que sus chicos eran muy distintos. Cuando Nick tena la edad
de Joe, a Charlie todava le pareca necesario cogerlo en brazos, apoyando la cabeza
del nio en el hueco del codo, para que se bebiera el bibern, porque Nick haba
pasado por una extraa etapa de aversin, por mucha hambre que tuviera. Lloriqueaba
y rechazaba la tetina, quiz porque no era de verdad, quiz porque Charlie haba
tardado meses en aprender a pinchar montones de agujeros adicionales. En cualquier
caso, no la quera y se apartaba de ella, moviendo la cabeza de un lado a otro, y cuanta
ms hambre tena ms lo haca, hasta que, con un movimiento como el de un pez
hacia el cebo, la agarraba y empezaba a chupar con desesperacin. Era una rutina
bastante frustrante, parte de la ms amplia Conmocin por la Prdida de la LibertadAdulta que haba golpeado a Charlie con tanta fuerza en aquel tiempo, aunque ahora
apenas si recordaba por qu. Una imagen perfecta de todas aquellas alegras e
irritaciones del seor Maternidad estaba representada en esos cientos de sesiones con
el reticente Nick y su bibern.
Con Joe la vida era mucho ms fcil, en ciertos aspectos. Por un lado, Charlie
estaba ms acostumbrado, y Joe, a pesar de ser difcil a su manera, nunca rechazaba
un bibern.
Ahora haba decidido volver a intentar saltarse la proteccin para bebs de laescalera del stano, pero Charlie se movi con rapidez para sacarlo de all, y luego lo
hizo entrar en el comedor mientras recoga la encimera, haciendo caso omiso de los
fuertes gritos de protesta.
Vale, vale! Silencio! Eh, vamos a dar un paseo! Vamos a dar un paseo!
No!
Ah, venga. Oh, espera, hoy toca Gymboree, y luego iremos al parque y
comeremos, y luego daremos un paseo.
NO!Pero era slo la manera de decir s de Joe.
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Charlie lo meti a la fuerza en la mochila portabebs, lo cual consista ante todo
en controlarle las piernas, una tarea complicada. Joe era fuerte, un fornido animal de
grandes msculos en los muslos, y aunque no gritaba tanto como Nick resultaba
difcil dominarlo.
Gymboree, Joe! Te encanta! Y luego daremos un paseo, chico, un paseopor el parque!
Salieron.
Primero a Gymboree, situado en un gran edificio en las afueras de Wisconsin.
Gymboree era un sitio adonde los nios podan ir a jugar cuando carecan de una
guardera donde hacerlo. Era una clase de una hora, y siempre resultaba un poco
deprimente, pensaba Charlie, pagar para que tu hijo pudiera jugar con otros nios,
pero lo cierto es que sin Gymboree todos estaran solos.
Joe desapareci en los tneles de un gran laberinto de plstico. Puede que fuera
un sustituto comercial de la verdadera comunidad, pero Joe no lo saba; lo nico que
l vea es que all haba montones de cosas para jugar y subirse en ellas, y correteaba
en torno a las estructuras coloridas, gateando por los tubos y trepando a los objetos,
ignorando a los otros nios hasta el punto de tratarlos como partes mviles de los
aparatos que podan causar problemas.
Ops, pide perdn, Joe. Perdn!
Sali corriendo otra vez, eludiendo a Charlie. No quera perder el tiempo. De
nuevo, el contraste con Nick no podra haber sido ms profundo. Nick apenas se
mova en Gymboree. Una vez encontr una pelota roja gigante y se pas abrazndolala hora entera. Todas las madres lo miraban con simpata (o no), y la monitora, Ally,
haba hecho todo lo posible para ayudar a que Nick se interesara por otra cosa; pero l
no quiso moverse de su mstica pelota roja.
Embarazoso. Pero Charlie estaba acostumbrado. El problema no era la
inmovilidad de Nick o la hiperactividad de Joe, sino el hecho de que Charlie era
siempre el nico padre. Sin l el lugar habra sido un cmodo espacio para madres. l
era consciente de que su presencia imposibilitaba esa comodidad. Suceda en todo tipo
de contextos infantiles. Por lo que Charlie saba, no haba ningn otro hombre en todoel Beltway que pasara las horas de trabajo de un da laborable con nios de preescolar.
Simplemente, era as. La gente no se trasladaba a Washington para eso. Tampoco
Charlie, en realidad, pero l y Anna lo haban hablado antes de que Nick naciera y
haban llegado a la conclusin de que Charlie poda hacer su trabajo (al menos media
jornada) y cuidar de los nios al mismo tiempo, utilizando el telfono y el correo
electrnico para mantenerse en contacto con la oficina del senador Chase. Phil Chase
haba perfeccionado el mtodo del trabajo a distancia cuando era senador
internacional, siempre en la carretera; y como era un tipo tan agradable, haba dado suabsoluta aprobacin al plan de Charlie. Por otra parte, el trabajo de Anna exiga su
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presencia en la oficina al menos cincuenta horas a la semana, a menudo ms. As que
Charlie se haba ofrecido alegremente voluntario para quedarse en casa. Sera una
aventura.
Y haba sido una aventura, no poda negarlo. La primera vez un placer; pero
ahora llevaba hacindolo ms de un ao con el nio nmero dos, y lo que haba sidonuevo y completamente absorbente con el nio nmero uno, ahora era simple rutina.
Las repeticiones empezaban a superarlo. Joe empezaba a superarlo.
As que Charlie estaba ahora en Gymboree, con las mams y las nieras. En
teora era una situacin agradable, pero en la prctica representaba un desafo
diplomtico de primer orden. Nadie quera ser malinterpretado. Nadie considerara
una coincidencia que terminara hablando con una de las mujeres ms atractivas de
all, o con nadie en particular, de manera regular. Charlie no tena ningn problema,
pero con Joe a su aire no poda controlar del todo la situacin. All estaba Joe, una vez
ms, detrs de una niita de cabellos oscuros que tena los perfectos rasgos de una
modelo. Charlie se vio obligado a acercarse para asegurarse de que Joe no le pegaba,
como sola hacer con las nias que le gustaban, y s, la niita tena una mam
atractiva, una niera, en este caso, una joven au pairalemana rubia con quien Charlie
haba hablado antes. Charlie poda sentir los ojos de las otras mujeres sobre l; ni un
solo adulto de aquella sala crea en su inocencia.
Hola, Asta.
Hola, Charlie.
Hasta l mismo empezaba a dudar de s mismo. Asta era una de esas vitalesmujeres europeas, sobre los veinte aos, que parecan estar una dcada por delante de
sus contemporneas norteamericanas en experiencias adultas, lo cual no era fcil,
teniendo en cuenta cmo eran las adolescentes norteamericanas en estos tiempos.
Charlie se sinti levemente impulsado a protestar: No soy yo el que va persiguiendo
bebs, quiso gritar, sino mi hijo! Mi hijo, el hiperactivo perseguidor de nias!.
Pero por supuesto, no poda hacer eso, y ahora incluso Asta lo miraba con cautela,
quiz porque la primera vez que charlaron sobre sus nios l haba hecho algn
comentario halagador sobre el bonito pelo de la suya. Sinti que empezaba asonrojarse de nuevo, recordando la mirada de diversin y sorpresa que le haba
dirigido ella cuando lo corrigi.
La cancin a coro lo salv. Su objetivo era calmar a los nios un poco antes de
que la sesin terminara y hubiera que atarlos otra vez a las sillas del coche para volver
a casa. Joe se tom el anuncio de Ally como una invitacin para lanzarse a las
profundidades de la estructura de tubos, donde era imposible seguirlo o convencerlo
para que saliera. No emergera hasta que Ally comenzara a cantar El corro de
Rosita, que le encantaba. Formaron un crculo y empezaron a dar vueltas, mientrasCharlie evitaba la mirada de todos excepto de Joe. Ally, que era de Nueva Jersey,
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dirigi la cancin, y todos los nios y sus mams la acompaaron a grito pelado en el
estribillo final:
Abajo, abajo, caemos al SUELO!
Y todos cayeron al suelo.
Entonces se fueron al parque.
El suyo era un parque pequeo, situado al oeste de la avenida Wisconsin, unas
manzanas al sur de su casa. Consista en una estrecha zona de hierba con un cajn de
arena cuadrado que contena estructuras para que jugaran los nios pequeos. Unas
pistas de tenis bordeaban la parte meridional. Al otro lado de la avenida haba un
puesto de bomberos, y al oeste se extenda un campo que llegaba hasta uno de los
muchos pequeos arroyos que todava atravesaban la cuadrcula de calles.
A medioda el cajn de arena y los bancos que lo flanqueaban estaban casi
siempre ocupados por bebs, nios, mams y nieras. Haba muchas ms nieras que
madres, la mayora antillanas, a juzgar por su aspecto y su voz. Se sentaban juntas,
descansando en el intenso calor, hablando. Los nios vagaban por su cuenta, absortos
o aburridos.
Joe tena a Charlie en vilo. Nick se haba contentado con sentarse en un lugar
durante largos perodos de tiempo, y cuando jugaba era prudente hasta extremos
patolgicos: si cruzaba un bajo puente de madera, se aferraba a la baranda de cadena
con tanta fuerza que los nudillos se le ponan blancos. Joe, en cambio, habalocalizado rpidamente el lugar donde el puente vibraba ms, no en el medio, sino un
poco antes. Se colocaba all y saltaba arriba y abajo siguiendo el movimiento del
puente de madera hasta dar un gran brinco, con una expresin de desdicha
completamente distinta de la de su hermano, provocada en este caso por la
insatisfaccin de no poder llegar ms alto. Aquello formaba parte de su costumbre de
usar el cuerpo como objeto experimental, lo que inclua ponerse delante de nios
columpindose, etctera. Charlie se haba visto obligado infinidad de veces a sacarlo a
rastras de situaciones peligrosas, y si ahora no eran tan frecuentes se deba slo a que aJoe no le gustaba que Charlie le gritara despus.
Dame un respiro! gritaba ste. Te crees que ests hecho de acero?
Ahora Joe volaba arriba y abajo en su lugar preferido del puente. La triste niita
cuya niera se pasaba horas hablando por telfono daba vueltas al tiovivo lentamente.
Charlie evit sus ojos ansiosos, y mir en cambio a la niera, pensando que quiz
fuera una buena idea dejar una nota entre las ropas de la nia: Su hija camina por el
mundo sola y aburrida a la edad de dos aos: QUVERGENZA!.
l, en cambio, era un buen padre. se sera el sentido de aquella nota, y por esono la escribi nunca. Era un dechado de virtudes, pero se aburra. En realidad, aquello
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no era del todo cierto. Se trataba de un estereotipo desagradable. Por tanto, intent
concentrarse y jugar con su segundo hijo. Era muy injusto que el segundo hijo
recibiera tan poca atencin por parte de los padres. Con el primero, a pesar de
enfrentarse a la Conmocin por la Prdida de la Libertad Adulta, contabas con el
profundo ensimismamiento de observar a tu propio hijo, un ser humano cuyos geneseran una mezcla al cincuenta por ciento de los tuyos y de los de tu pareja. Resultaba
francamente difcil de creer que semejante cosa pudiera funcionar, pero all estaba el
nio, andando por el mundo temporalmente convertido en una especie de mascota, un
animal pequeo y mudo que despertaba una fascinacin indescriptible.
Con el segundo, en cambio, suceda lo que deca todo el mundo: procura que no
coman del comedero del gato. Algo que no siempre se consegua, en el caso de Joe.
Pero no haba motivos para preocuparse. Sobreviviran. Incluso era posible que
prosperaran. Mientras tanto, tena el peridico por leer.
Pero ahora estaban en el parque, Joe y pap, as que lo mejor era aprovecharlo al
mximo. Y la verdad es que era ms divertido jugar con Joe que con Nick a su edad.
Persegua a Charlie durante horas, peda que lo persiguiese, luchaba, forcejeaba,
bajaba por el tobogn y volva a subirse a l como un mvil en perpetuo movimiento.
Todo esto en mitad de Washington. Era un da de mayo e