Kim Stanley Robinson - Señales de Lluvia

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  • 8/2/2019 Kim Stanley Robinson - Seales de Lluvia

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    KIM STANLEY ROBINSON

    Sealesde lluvia

    minotauro

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    Ttulo original:

    Forty Signs of Rain

    Traduccin de Estela Gutirrez

    Revisin de la traduccin: Carme Lpez

    Diseo de la sobrecubierta: Lucrecia Demaestri

    Imgenes de la sobrecubierta: Pete Turner / Getty Images

    yLucrecia Demaestri

    Primera edicin: mayo de 2005

    Kim Stanley Robinson, 1984

    Ediciones Minotauro, 2005

    Avda. Diagonal, 662-664, 6.a planta. 08034 Barcelona

    www.edicionesminotauro.com

    www.scyla.com

    Todos los derechos reservados

    ISBN: 84-450-7544-6

    Depsito legal: M. 16.273-2005

    Impreso en Espaa por Brosmac, S.L.

    Printed in Spain

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    NDICE

    ISBN: 84-450-7544-6 ...................................................................................................................... ......... .....2

    Depsito legal: M. 16.273-2005 ............................................................................................................. .......2La llegada de buda ......................................................................................................................... ........ ....4embajada de khembalung .................................................................................................................10

    DOS ..............................................................................................................................................22En la hiperpotencia ........................................................................................................................ ......... .22Mrito intelectual ................................................................................................................................ .....55Ciencia en la capital ............................................................................................................................ .....86Atenea del Pacfico .................................................................................................................... ........ ....123El capital en la ciencia ................................................................................................................... ........146Ojo por ojo ..................................................................................................................................... ........162Cambio de paradigma ................................................................................................................ ........ ....180El desencadenante ............................................................................................................................... ...220Impactos globales ...................................................................................................................................244

    AGRADECIMIENTOS ........................................................................................................ .282

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    UNO

    La llegada de buda

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    La Tierra est baada por un torrente de luz solar. Una violenta inundacin de

    fotones: de media, 342 julios por segundo y metro cuadrado. 4.185 julios (una

    calora) subirn la temperatura de un kilogramo de agua en un grado Celsius. Si la

    atmsfera de la Tierra absorbiera toda esta energa, su temperatura subira diez

    grados Celsius en un solo da.

    Por suerte, gran parte de ella regresa al espacio. La cantidad en que lo hace

    depende del albedo y de la composicin qumica de la atmsfera, que varan con el

    tiempo.

    Gran parte del albedo o ndice de reflexin de la Tierra se debe al hielo de los

    casquetes polares. Si el hielo y la nieve de los polos disminuyeran de modo

    significativo, la Tierra absorbera una mayor cantidad de energa solar. La luz solar

    penetrara en los ocanos antes cubiertos de hielo y calentara el agua. Esto aadira

    ms calor y ms derretimiento de hielo, en un bucle de retroalimentacin positiva.

    El hielo del ocano rtico enva al espacio un pequeo porcentaje del totalanual de la energa solar reflejada. En la dcada de 1950, cuando los bancos de

    hielo rticos fueron medidos por primera vez por submarinos nucleares, tenan una

    media de 9 metros de grosor en pleno invierno. A finales de siglo haban bajado a

    cuatro y medio. Entonces, un mes de agosto el hielo se rompi formando enormes

    icebergs tabulares que fueron arrastrados por las corrientes, colisionando y

    separndose, abriendo grandes caminos de mar a la eterna luz solar del verano del

    polo. El ao siguiente, el desmembramiento empez en julio y convirti ms de la

    mitad de la superficie del ocano rtico en mar abierto. El tercer ao, eldesmembramiento empez en mayo.

    Eso fue el ao pasado.

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    Los das laborables siempre empiezan igual. Suena el despertador y con un

    sobresalto sales de sueos que olvidas inmediatamente. Una habitacin oscura

    iluminada por la luz que precede al alba. Te diriges a la ducha caliente haciendo eses e

    intentando despertarte por el camino. Sientes el agua hirviendo en la nuca, ah, el

    mejor momento del da, que va quedando atrs con el avance del inexorable reloj.

    Fragmentos de un sueo, estabas metida en algn problema que ahora se te escapa,

    igual que intentabas escapar de l mientras dormas. Hundido en las estancias de los

    recuerdos perdidos. Sueos que no quieren ser recordados.

    Evalas el sueo de la noche. Anna Quibler concluy que la noche anterior no

    haba sido muy buena. Estaba agotada. Joe haba llorado dos veces, y aunque era

    Charlie quien se haba levantado para calmarlo, como parte del plan de

    condicionamiento que pretenda transmitir a Joe que mam nunca volvera a hacerle

    visitas nocturnas, Anna tambin se haba despertado, por supuesto, y haba odo

    vagamente las palabras tranquilizadoras de Charlie:Eh, Joe. Qu pasa. Vuelve a dormirte, colega, estamos en mitad de la noche.

    No va a pasar nada hasta maana, as que es mejor que te duermas. Estos llantos no

    conducen a nada, por qu lo haces?, buenas noches, leche.

    Una manera un poco brusca de tratarlo, pero formaba parte del plan. Despus

    ella haba estado movindose y dando vueltas durante muchos minutos, luchando

    heroicamente por no pensar en el trabajo. Aos atrs recitaba mentalmente el poema

    de Edgar Allan Poe El cuervo, que haba memorizado en el instituto y que ejerca

    un agradable efecto soporfero sobre ella, pero una noche pens Dijo el cuervo,Livermore, porque tena problemas con algunas personas del Lawrence

    Livermore. Desde entonces el poema ya no le serva para conciliar el sueo, porque,

    en cuanto pensaba en El cuervo, se acordaba del trabajo. En general, los

    pensamientos de Anna presentaban cierto tropismo hacia los temas laborales.

    La ducha haba terminado, por desgracia. Se sec y visti en tres minutos. Baj

    la escalera y prepar la fiambrera de su hijo mayor. A Nick le gustaba, en realidad

    insista en ello, que su comida fuera la misma todos los das, as que no era muy difcil

    de preparar. Sndwich de mantequilla de cacahuete, cinco zanahorias, manzana,batido de chocolate, yogur, rollito de carne, palito de queso, galleta. Tard dos

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    minutos, y luego lo meti en una bolsa isotrmica para que se mantuviera fresco.

    Cuando sac las bolsas de hielo del congelador vio las ordenadas hileras de biberones

    de plstico llenos de su leche congelada, que Charlie descongelaba y daba a Joe

    durante el da, mientras ella estaba fuera. Eso le record que tena que dar de comer al

    nio antes de irse, aunque no habra tardado mucho en percatarse, dado lo llenos quese senta los pechos. Subi de nuevo la escalera, sac a Joe de la cuna y se sent en el

    sof que haba junto a ella.

    Eh, cario, ha llegado la hora de la comidita.

    Joe estaba acostumbrado y se aferr a ella casi completamente dormido. Con los

    ojos cerrados pareca un ngel. Se estaba haciendo ms grande, pero todava poda

    acunarlo en sus brazos y ver cmo se acurrucaba en su regazo como un recin nacido.

    Estaba ms cerca de dos aos que de uno, y normalmente era un torbellino, un salvaje

    que la tena aburrida; pero no en ese momento. La clida sensacin de amamantarlo

    devolvi el sueo a su cuerpo, pero parte de su mente estaba ya en funcionamiento,

    as que lo apart para darle el otro pecho durante cuatro minutos ms. Los primeros

    meses tena que taparle la nariz para que se soltara, pero ahora con un golpecito en la

    nariz era suficiente, al menos en el primer pecho. En el segundo se mostraba ms

    recalcitrante. Observ la segunda manecilla del reloj grande de la habitacin subir y

    dar la vuelta. Cuando terminaran l podra volver a la cama y dormir alegremente

    hasta ms o menos las nueve, segn deca Charlie.

    Con un esfuerzo, lo volvi a dejar en la cuna, se abroch y dio un beso leve a

    todos sus chicos en la frente. Charlie murmur:Llmame, ten cuidado.

    Entonces baj la escalera y sali por la puerta, con la gran cartera del trabajo

    colgada del hombro.

    El aire fro en el rostro y el pelo mojado la despertaron del todo por primera vez

    en el da. Haba llegado el mes de mayo, y las maanas de finales de la primavera slo

    eran un poco frescas, una sensacin deliciosa teniendo en cuenta el calor hmedo que

    se avecinaba. Unas espesas nubes grises flotaban sobre los edificios que bordeaban la

    avenida Wisconsin. El trfico de camiones flua con estruendo en direccin sur. La luzdel amanecer tea el metlico resplandor azul de las ventanas de los rascacielos junto

    a la estacin de metro de Bethesda, y mientras pasaba por all Anna pens, no por

    primera vez, que aqul era uno de los mejores momentos del da. Ese pensamiento

    tena implicaciones inquietantes, pero las desterr de su mente y disfrut de la

    sensacin del aire y el movimiento de las nubes sobre la ciudad.

    Dej atrs el ascensor del metro para prorrogar el paseo cincuenta metros, y

    luego gir y baj las pequeas escaleras que llevaban a la parada de autobs. Baj las

    grandes escaleras mecnicas, introducindose en la oscuridad del enorme tubo decemento nervado que era la estacin subterrnea. Meti la tarjeta en la mquina

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    canceladora, oy el golpe de las barreras triangulares abrindose, recuper la tarjeta y

    baj por la escalera mecnica hasta las vas. No haba ningn tren, ni tampoco estaba

    llegando ninguno (se poda or y sentir la corriente de aire mucho antes de que se

    encendieran las luces del andn), as que no haba prisa. Se sent en un banco cuya

    situacin le permitira entrar directamente en el vagn que, en Metro Center, la dejaralo ms cerca posible de la escalera de enlace con la lnea naranja.

    A esa hora era probable que encontrara un asiento vaco en el tren, as que abri

    el porttil y empez a examinar una de las carpetas, como todava llamaban a las

    propuestas de financiacin que la Fundacin Nacional para la Ciencia (FNC) reciba a

    un ritmo de cinco mil al ao. Anlisis matemtico y algortmico de los codones

    palindrmicos para predecir la expresin protenica de un gen. El proyecto pretenda

    desarrollar un algoritmo que sirviera para predecir qu protenas expresara cualquier

    secuencia de genes del ADN humano. Como los genes expresaban una gran variedad

    de protenas, mediante procesos desconocidos y con variaciones inexplicables, este

    tipo de prediccin tendra muchas utilidades, de ser posible. Anna lo dudaba, pero la

    genmica no era su especialidad. Tendra que encargrselo a Frank Vanderwal.

    Escribi una nota y se la mand a Frank junto con la carpeta, luego abri la carpeta

    siguiente.

    La llegada de un convoy, la subida y la bsqueda de un asiento, el transbordo en

    Metro Center, la bajada en la estacin de Ballston, en Arlington, Virginia: acciones

    realizadas inconscientemente, mientras lea o reflexionaba sobre las propuestas que

    guardaba en el porttil. La primera segua parecindole la ms interesante de lamaana. Tena inters en saber lo que pensaba Frank.

    Salir de una estacin de metro es igual en todas partes: una larga escalera

    mecnica hacia un valo de cielo gris y el calor del da. Emerger de repente en una

    escena urbana llena de movimiento.

    Lo que distingua la estacin de Ballston era que la escalera desembocaba en un

    vestbulo enorme que llevaba a las mltiples puertas de cristal de un edificio. Annaentr en l sin mirar alrededor, se dirigi al pequeo y agradable tenderete que venda

    dulces y bocadillos para llevar mejores de lo habitual y se compr algo para comer en

    su mesa de trabajo. Luego volvi a salir para su parada habitual en el Starbucks de

    enfrente.

    Este Starbucks en concreto contaba con unos empleados frenticamente

    entregados a la velocidad y la precisin; funcionaban en el trabajo como un coro de

    tambores y cornetas. A Anna le encantaba verlo. Le gustaba la eficacia all donde la

    encontraba, y ms cuanto mayor se haca. Que un grupo de jvenes pudiera convertirlo que era un trabajo potencialmente muy aburrido en una especie de extenuante

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    ejercicio atltico le pareca admirable y alentador. En ese momento volvi a sentirse

    reconfortada al avanzar rpidamente en la larga cola y ver que la mujer del ordenador

    la miraba cuando todava tena dos personas por delante y gritaba ya a sus

    compaeros: Manchado, semidescaf, descremado, sin espuma!, y luego, cuando le

    tocaba el turno a Anna, le preguntaba si quera algo ms. Fue fcil sonrer mientrasnegaba con la cabeza.

    Fuera otra vez, con el vaso de papel en la mano, se dirigi a la entrada oeste del

    edificio de la FNC. Dentro mostr su identificacin al guarda de seguridad y luego

    atraves el vestbulo en direccin a los ascensores del lado sur.

    A Anna le gustaba el interior del edificio de la FNC. La estructura era hueca,

    con un gigantesco atrio central, un espacio octogonal que se extenda del suelo a la

    claraboya, doce plantas por encima. En las paredes de este espacio vaco, tan grande

    como algunos edificios, se abran las ventanas interiores de todas las oficinas de la

    fundacin. La parte superior estaba ocupada por un enorme mvil colgante, hecho de

    barras curvas de metal pintadas con los colores primarios. En la planta baja haba

    varios pequeos negocios: una pizzera, una peluquera, una agencia de viajes, una

    sucursal bancaria.

    Un alboroto llam la atencin de Anna. En la otra puerta del atrio hubo un

    movimiento marrn, un centelleo de bronce, y entonces, de repente, reson un acorde

    bajo y sonoro que llen el amplio espacio con un vibrante blaa, como si el atrio

    mismo fuera una especie de enorme cuerno.

    Un grupo de tibetanos, pareca, estaban entrando en el atrio: hombres y mujerescon tnicas marrones y amarillos gorros cnicos con ala. Algunos tocaban antiguos

    cuernos largos y rectos, otros golpeaban tambores o balanceaban incensarios,

    esparciendo nubes de sndalo. Era como si los participantes de un desfile hubieran

    entrado desde la calle por error. Atravesaron el atrio cantando, dando saltitos y

    girando, todo ello con movimientos lentos y majestuosos.

    Se dirigan hacia la agencia de viajes, y por un segundo Anna se pregunt si

    habran ido a reservar un vuelo a casa. Pero entonces advirti que el escaparate de la

    agencia de viajes estaba vaco.Eso le provoc una momentnea punzada de dolor, porque aquel escaparate

    siempre estaba lleno de brillantes carteles de playas tropicales y castillos europeos que

    cambiaban cada mes como las fotos de un calendario, y Anna sola contemplarlos

    mientras coma, viajando con la imaginacin, en sustitucin de los viajes de verdad

    que ella y Charlie haban abandonado cuando naci Nick. A veces pensaba que,

    teniendo en cuenta la violencia poltica y bacteriana que a menudo haba detrs de

    aquellas fotografas, quiz era mejor viajar as.

    Pero ahora el escaparate estaba vaco, y la pequea habitacin de detrs tambin.Los intrpretes tibetanos se congregaron en el umbral, en un crescendo de cnticos y

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    metales estridentes, mientras las notas, increblemente bajas, vibraban en el aire casi

    de forma visible, como el fagot de dibujo animado de la banda sonora deFantasa.

    Anna se acerc, desechando el leve pesar por la desaparicin de la agencia de

    viajes. Nuevos ocupantes, que enturbiaban el aire con incienso, cantando o tocando

    sus instrumentos con toda la fuerza de sus pulmones: era interesante.Entre los celebrantes haba un anciano, de rostro marrn surcado por un

    laberinto de profundas arrugas. Sonrea, y Anna advirti que las arrugas eran el mapa

    de toda una vida sonriendo de aquella manera. El anciano levant la mano derecha, y

    la msica acab con una nota bajsima que vibr en el estmago de Anna.

    El hombre se apart del grupo e hizo una reverencia a las cuatro paredes del

    atrio, con las manos unidas por delante. Baj la barbilla y cant, en un tono tan bajo

    como cualquiera de los cuernos, dividido en dos notas: la principal, resonante, se

    distingua perfectamente sobre la ms baja, clara y profunda. Era asombroso que todo

    aquello proviniera de un hombre tan menudo. Cantando as, entr por la puerta de la

    agencia de viajes y all toc las jambas de cada lado, gritando cada vez.

    Rig yal ba! Chos min gon pa!

    Todos los dems exclamaron:

    Jetsun Gyatso!

    El anciano se inclin ante ellos.

    Y luego todos gritaron Om! y entraron en fila en el pequeo espacio de la

    oficina, los instrumentistas inclinando los largos cuernos para que pasaran por la

    puerta.Un joven monje volvi a salir. Sac una pequea tarjeta rectangular de la ancha

    manga de su tnica, quit el protector de las tiras adhesivas del dorso y la coloc con

    cuidado en el escaparate, junto a la puerta. Entonces regres al interior.

    Anna se acerc al escaparate. El pequeo letrero deca:

    EMBAJADADEKHEMBALUNG

    Una embajada! Y de un pas del que nunca haba odo hablar, lo cual no era deextraar, porque surgan pases nuevos constantemente; era una de las estrategias

    favoritas de la ONU en las disputas territoriales. Tal vez, en algn lugar turbulento de

    Asia, se haba llegado a un acuerdo con la creacin de Khembalung como resultado.

    Pero vinieran de donde viniesen, aqul era un emplazamiento extrao para una

    embajada. Estaba muy lejos de la zona de embajadas de la avenida Massachusetts, de

    inslita arquitectura, banderas desconocidas y caros diseos; lejos de Georgetown,

    Dupont Circle, Adams-Morgan, Foggy Bottom, East Capitol Hill o cualquier otra de

    las encantadoras zonas para situar una embajada respetable. Y no slo en Arlington,sino el edificio de la FNC nada menos!

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    Quiz se trataba de un pas cientfico.

    Complacida con la idea, complacida por tener algo nuevo en el edificio, Anna se

    acerc an ms. Intent leer unas letras pequeas que vio en la parte inferior del

    nuevo cartel.

    El joven que lo haba colgado reapareci. Era de rostro redondo, y tena lacabeza afeitada y una boca pequea y rpida, como la de Betty Boop. Sus expresivos

    ojos negros se posaron directamente en los de ella.

    Puedo ayudarla? dijo, con lo que a Anna le pareci acento de la India.

    S dijo Anna. He visto su ceremonia de llegada, y senta curiosidad. Me

    preguntaba de dnde vienen.

    Gracias por su inters dijo el joven con cortesa, inclinando la cabeza y

    sonriendo. Somos de Khembalung.

    S, eso lo he visto, pero...

    Ah. Nuestro pas es una isla nacin. Est en la baha de Bengala, cerca de la

    desembocadura del Ganges.

    Entiendo... dijo Anna, sorprendida; haba credo que seran de algn lugar

    del Himalaya. Nunca haba odo hablar de l.

    No es una isla grande. El estatus de nacin ha sido un logro reciente, podra

    decirse. Justo acabamos de establecer una representacin.

    Buena idea. Aunque, a decir verdad, me sorprende ver una embajada aqu. No

    lo consideraba el lugar ms adecuado.

    Lo hemos escogido cuidadosamente dijo el joven monje.Se miraron.

    Bueno dijo Anna, es muy interesante. Buena suerte con la mudanza. Me

    alegro de que estn aqu.

    Gracias. Volvi a asentir.

    Pero cuando Anna se volva para marcharse, algo la hizo mirar atrs. El joven

    monje segua en el umbral, con los ojos fijos en la pizzera, con una leve sonrisa

    angustiada en el rostro.

    Anna reconoci la expresin al instante. Cuando naci su hijo mayor, Nick, ellase haba quedado en casa con l, y aquellos primeros meses de su vida eran una

    especie de recuerdo borroso para ella. No poda ir a trabajar, y hacerlo desde casa

    haba resultado imposible. Cuando termin la baja de maternidad, era evidente que la

    necesitaban en la oficina, as que haba vuelto al trabajo, compartiendo el cuidado de

    Nick con Charlie y una canguro, y despus con una guardera de Bethesda, prxima a

    la parada de metro. Al principio, Nick lloraba con furia por cualquier razn siempre

    que ella se iba, y Anna lo encontraba insoportable; pero luego pareci acostumbrarse.

    Y ella tambin termin acostumbrndose, como todo el mundo, a pesar de la pena dela despedida de cada da. Simplemente, as eran las cosas.

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    Entonces, un da, llev a Nick a la guardera se haba convertido en algo

    rutinario y l no llor al decirle adis, ni siquiera pareci que le importara o se diera

    cuenta. Pero por alguna razn, Anna se haba detenido para echar un vistazo por la

    ventana, y all, en el rostro del nio, advirti una mirada de determinacin llena de

    desdicha y estoicismo determinacin a no llorar, a pasar otro da largo, solitario yaburrido una mirada que en el rostro de un beb era sencillamente desgarradora. La

    haba atravesado como una flecha. Dio un grito involuntario, incluso empez a volver

    para estrecharlo entre sus brazos y ofrecerle consuelo. Pero entonces reconsider el

    efecto que tendra sobre l otra despedida y, con un horrible sentimiento desgarrador,

    una especie de desesperacin respecto a todo en general, se march.

    All estaba ahora aquella misma mirada, en el rostro del joven. Anna detuvo sus

    pasos, sintiendo de nuevo aquella pualada de cinco aos atrs. Quin saba por qu

    aquellas personas haban venido desde el otro extremo del mundo? Quin saba lo

    que haban dejado atrs?

    Se dirigi de nuevo hacia l.

    Al verla venir, recompuso el gesto.

    S?

    Si quieren dijo ella, ms adelante, cuando les parezca conveniente,

    podra ensearles algunos sitios buenos para comer en el barrio. Llevo mucho tiempo

    trabajando aqu.

    Vaya, gracias dijo. Eso sera muy amable por su parte.

    Qu da le ira bien?Bueno... hoy tendremos hambre dijo, y sonri. Su sonrisa era dulce,

    parecida a la de Nick.

    Ella sonri tambin, complacida.

    Volver a bajar a la una en punto para llevarlos a un buen sitio, si les apetece.

    Se lo agradeceramos mucho. Es usted muy amable.

    Ella asinti.

    A la una, pues dijo, calibrando de nuevo su plan de trabajo para ese da.

    Poda guardar el sndwich en la pequea nevera de la oficina.Anna lleg a los ascensores del lado sur. Mientras esperaba apareci Frank

    Vanderwal. Se saludaron, y Anna dijo:

    Eh, tengo un asunto interesante para ti.

    l puso los ojos en blanco.

    Es posible que haya algo para un caso acabado como yo?

    Oh, creo que s. Seal el atrio con un gesto. Has visto a los nuevos

    vecinos? Nos hemos quedado sin agencia de viajes, pero hemos ganado una

    embajada, de un pequeo pas de Asia.Una embajada, aqu?

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    Creo que no conocen mucho Washington.

    Ya veo. Frank esboz una sonrisa torva, completamente distinta de la dulce

    sonrisa del joven monje, irnica y cnica. Embajadores de Shangri-La, eh? Una

    de las flechas hacia arriba se ilumin, y se abri la puerta del ascensor de al lado.

    Bueno, podemos utilizarlos.

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    Primates en ascensores. La gente guardaba silencio, mirando los nmeros

    iluminados del tablero, como de costumbre.

    Una vez ms, la experiencia hizo que Frank Vanderwal contemplara la

    naturaleza de su especie desde su habitual punto de vista sociobiolgico. Eran

    mamferos, primates sociales: una especie de chimpancs sin pelo. Sus cuerpos,

    cerebros, mentes y sociedades haban alcanzado su estado actual en el este de frica

    tras una evolucin de unos dos millones de aos, mientras el clima cambiaba y la capa

    de bosques retroceda ante la sabana abierta.

    Eso explicaba muchas cosas. Era natural que se sintieran incmodos dentro de

    una pequea caja en movimiento. En la sabana no haba ninguna experiencia que

    pudiera compararse con aquello. Lo ms parecido era quiz entrar a rastras en una

    cueva, sin duda detrs de un chamn con una antorcha, todos llenos de temor

    reverencial y muy posiblemente bajo la influencia de drogas psicotrpicas y rituales

    religiosos. En la sabana slo un terremoto durante una de esas incursiones al mundosubterrneo podra explicar un viaje moderno en la cabina de un ascensor. No era de

    extraar que reinara un intranquilo silencio; estaban en presencia de lo sagrado. Y los

    ltimos cinco mil aos de civilizacin no haban sido tiempo suficiente para que las

    adaptaciones evolutivas alteraran esas reacciones mentales. En la actualidad seguan

    siendo buenos slo en las mismas cosas que en la sabana.

    Anna Quibler rompi el tab hablando mientras todos los dems permanecan

    en silencio. Le dijo a Frank, continuando con su relato:

    Fui y me present. Son de una isla nacin de la baha de Bengala.Te han contado por qu han montado la embajada aqu?

    Han dicho que haban escogido el sitio con mucho cuidado.

    Con qu criterio?

    No he preguntado. Ahora que lo pienso, supongo que por proximidad a la

    FNC, no te parece?

    Frank resopl.

    Es como el chiste de la actriz novata y el guionista de Hollywood, no?

    Anna arrug la nariz, lo que sorprendi a Frank; era recatada, pero no mojigata.Entonces lo entendi: no es que desaprobara el chiste, sino la idea de que los recin

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    llegados tuvieran tan mala suerte. Dijo:

    Creo que son ms cuerdos que todo eso. Me parece que ser interesante

    tenerlos aqu.

    El Homo sapiens es una especie que presenta dimorfismo sexual. Y es algo ms

    que una cuestin de cuerpos; Frank crea que los registros arqueolgicos apoyaban laidea de que los roles sociales de los dos sexos se haban separado muy pronto. Estos

    roles distintos podan haber llevado a procesos mentales divergentes; as, sera posible

    caracterizar plausiblemente la existencia de enfoques diferentes incluso en actividades

    no diferenciadas por sexo, como la ciencia. En otras palabras, era posible que hubiera

    una prctica masculina de la ciencia y otra femenina, y que stas fueran actividades

    sustancialmente distintas.

    Estos pensamientos pasaron fugazmente por la mente de Frank mientras

    terminaba el viaje en ascensor y Anna recorra el pasillo que llevaba a sus oficinas.

    Anna era tan alta como l y tena una bonita figura, pero el dimorfismo que los

    diferenciaba se extenda a sus hbitos mentales y sus prcticas cientficas, y eso quiz

    explicaba por qu se senta un poco incmodo con ella. No es que esa incomodidad

    fuera lo determinante de su actitud hacia ella, pero Anna haca ciencia de un modo

    que a l le fastidiaba. No se deba a que fuera apasionada y difusa, como podra

    esperarse de la tendencia habitual del pensamiento femenino: al contrario, con

    frecuencia el trabajo cientfico de Anna (todava escriba artculos de estadstica

    conjuntamente con otros investigadores, a pesar de la carga burocrtica que soportaba)

    haca gala de una mana perfeccionista que la converta en una cientfica muymeticulosa, una experta en estadstica de primer nivel: lista, rpida, competente en una

    amplia gama de campos y excelente en ms de uno. La mejor cientfica imaginable

    para la extraa tarea de dirigir el Departamento de Bioinformtica de la FNC, buena

    hasta la exageracin: demasiado precisa, demasiado inquisitiva, hasta el punto de que

    apenas poda seguir un curso de accin con dinamismo. De nuevo, en la FNC tal vez

    eso fuera una ventaja.

    En cualquier caso, ella se lo tomaba muy en serio. Era una especie de puritana

    de la ciencia, extremadamente racional. Y sin embargo, en realidad todo era slofachada, como en los primeros puritanos; lo hiperracional coexista en ella con una

    emotividad, intensidad y variabilidad que era el paradigma de la mujer americana

    social e interactiva. Toda cientfica era por tanto una especie de seor Spock en

    potencia: antepona la faceta racional y negaba la faceta emotiva, y ambas coexistan

    enfrentadas entre s.

    Por otro lado, segn este punto de vista, Frank tena que admitir que la doble

    naturaleza era menos evidente en Anna que en otras muchas cientficas que l

    conoca. En realidad, estaba bastante bien integrada. El ltimo ao haban pasadomuchas horas juntos, inmersos en interesantes debates en beneficio del trabajo que

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    ambos compartan. No, Anna le gustaba. La incomodidad de Frank no se deba a

    ninguno de sus hbitos irritantes, ni siquiera a la quisquillosidad y minuciosidad que la

    caracterizaban (aunque nadie se atreva a bromear al respecto con ella), hbitos que no

    pareca poder evitar ni advertir, no, era ms bien la manera en que aquella actitud

    hipercientfica se combinaba con su apasionada expresividad femenina sugiriendo unaciencia absoluta, o incluso una humanidad absoluta. A Frank le recordaba a s mismo.

    No al ser social que dejaba ver a los dems, eso deba admitirlo, sino a la vida

    interior que slo l experimentaba. l tambin estaba ahogado entre aspectos

    extremos de racionalidad y emotividad. Por esa razn lo haca sentir incmodo: Anna

    se pareca demasiado a l. Le recordaba cosas de s mismo en las que no quera

    pensar. Pero era incapaz de detener esas lneas de pensamiento. se era uno de sus

    problemas.

    Sus oficinas se encontraban en la mitad de la circunferencia de la sexta planta.

    La de Frank era uno de los varios cubculos en los que estaba dividida una sala ms

    grande; la de Anna, situada justo al lado, era una oficina de verdad, un espacio propio

    con un vestbulo para su secretaria, Aleesha. Ambas oficinas, y todas las dems de

    aquel laberinto de cubculos y habitaciones, estaban llenas de ordenadores, mesas,

    archivadores y estantes atestados de libros, como todas las oficinas cientficas de

    cualquier parte del mundo. La decoracin era de un beige neutro estndar, evocando

    la pureza de la ciencia.

    En este caso todo estaba humanizado, e incluso embellecido, gracias a las

    grandes y omnipresentes ventanas del lado interior de las habitaciones que permitan atodo el mundo mirar el atrio central y las dems oficinas. Esta combinacin de espacio

    abierto y la visin de entre cincuenta y cien seres humanos converta cada oficina en

    una parte o recuerdo de la sabana. En consecuencia, los ocupantes se sentan ms

    cmodos en tanto que primates. Frank no abrigaba la ilusin de que alguien hubiera

    previsto este efecto de manera consciente, pero admiraba el conocimiento instintivo

    del arquitecto a la hora de decidir el mejor entorno de trabajo posible para los

    ocupantes del edificio.

    Se sent a la mesa. Haba apartado la pantalla del ordenador de la ventana parapoder concentrarse en ella cuando fuera necesario, pero ahora dirigi la vista hacia el

    atrio. Se acercaba al final de su estancia de un ao en la FNC, y el volumen de trabajo,

    aunque nunca disminua, era cada vez menos importante para l. Haba montones de

    artculos y carpetas impresas apilados en todas las superficies horizontales, ordenados

    segn el complejo sistema de trabajo de Frank. Tena mucho que hacer, pero en lugar

    de eso se puso a mirar por la ventana.

    El colorido mvil que ocupaba la mitad superior del atrio era un objeto

    penosamente simple, compuesto de formas bsicas de colores primarios, muy similara un garabato de jardn de infancia. Entre las numerosas actividades de Frank se

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    inclua la escalada, y muchas veces se entretena imaginando los movimientos

    necesarios para escalar el mvil. Haba algunas partes complicadas, pero sera una

    ruta divertida.

    Detrs del mvil poda ver el interior de ciento ocho estancias (las haba

    contado). En ellas haba personas escribiendo ante una pantalla, hablando en parejas opor telfono, leyendo, o sentadas en salas de seminarios en torno a mesas llenas de

    papeles, mirando transparencias, o hablando. Sobre todo hablando. Si el interior de la

    Fundacin Nacional para la Ciencia fuera la nica fuente de informacin, no se podra

    evitar llegar a la conclusin de que hacer ciencia consista principalmente en hablar.

    Aquello no se acercaba a la verdad, y era una de las razones por las que Frank se

    aburra. La verdadera ciencia se haca en laboratorios, y en cualquier sitio donde se

    llevaran a cabo experimentos. Lo que suceda all era otra cosa, una especie de

    metaciencia, podra decirse, que coordinaba actividades cientficas, o las relacionaba

    con otras acciones humanas, o las financiaba. Algo as; de hecho, le costaba

    describirlo.

    El aroma del caf con leche que Anna se haba subido al Starbucks entraba

    flotando desde su oficina, en la puerta de al lado, y ya la estaba oyendo hablar por

    telfono. Ella tambin hablaba mucho por telfono.

    No lo s, no tengo ni idea de cul es el tamao de las otras muestras... No, no

    es estadsticamente insignificante, eso implicara que los nmeros son menores que el

    margen de error. Lo que ests diciendo carece de sentido desde el punto de vista

    estadstico. Claro, pregntale, buena idea.Aleesha, su ayudante, tambin estaba hablando por telfono, explicando

    pacientemente algo con su graciosa voz de contralto tpica de Washington. Aclarando

    algn malentendido. Era un hecho evidente, aunque rara vez reconocido, que gran

    parte del trabajo cotidiano de la FNC era llevado a cabo por un cuadro de mujeres

    afroamericanas de la zona, mujeres que a menudo se mostraban muy poco

    convencidas de que sus empleadores, en su mayora de raza blanca, diesen

    importancia a su trabajo. Aleesha, por ejemplo, desplegaba la cortesa ms escptica

    que Frank haba visto en su vida; a menudo l intentaba imitarla, pero sin muchoxito, se tema.

    Anna apareci en el umbral, dando golpecitos en la jamba, como haca siempre,

    fingiendo que aquel espacio era una oficina.

    Frank, te he reenviado una carpeta, sobre un algoritmo.

    Vamos a ver si ha llegado. Puls RECIBIR CORREO, y apareci un

    mensaje nuevo de [email protected]. Le encantaba aquella direccin. Est aqu, le

    echar un vistazo.

    Gracias. Se volvi, y luego se detuvo. Escucha, cundo te vuelves a laUniversidad de California en San Diego?

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    A finales de julio o de agosto.

    Bueno, lamentar que te vayas. S que te gusta trabajar ah fuera, pero me

    encantara que te plantearas quedarte por aqu un segundo ao, o incluso de manera

    permanente, si quieres. Evidentemente, debes de tener muchas redes echadas.

    S dijo Frank sin comprometerse. Quedarse ms all de aquel perodo deun ao era completamente impensable. Eres muy amable por preguntar. He estado

    bien aqu, pero debera volver a casa. Me lo pensar, de todas formas.

    Gracias. Estara bien tenerte por aqu.

    Gran parte del trabajo de la FNC recaa en cientficos visitantes, que llegaban

    con una excedencia de sus instituciones para llevar a cabo programas de la FNC de su

    rea de especialidad durante un ao o dos. Las propuestas de financiacin llegaban a

    millares, y los directores de programas como Frank las lean, las clasificaban, reunan

    grupos de expertos externos y dirigan las sesiones en las que stos estudiaban los

    montones de propuestas de campos concretos. Se trataba de una importante

    manifestacin del proceso de arbitraje, un proceso que Frank aprobaba sin reservas, en

    principio. Pero con un ao era suficiente.

    Anna lo haba estado observando, y ahora dijo:

    Supongo que es un no parar.

    Bueno, no ms que en cualquier otro sitio. De hecho, si estuviera en casa

    probablemente sera peor.

    Rieron.

    Y adems tienes el trabajo de la revista.Eso es cierto. Frank seal con un ademn los montones de textos

    mecanografiados: tres pilas para el Cuaderno de Bioinformtica, dos paraLa Revista

    de Sociobiologa. Siempre voy atrasado. Por suerte los otros editores lo llevan ms

    al da.

    Anna asinti. Editar una revista era un privilegio y un honor, aunque

    normalmente no se remuneraba: de hecho, muchas veces haba que continuar suscrito

    para recibir los ejemplares que uno mismo editaba. Era otra de las muchas actividades

    no recompensadas de la ciencia, parte de su extensa economa de crdito social.Vale dijo Anna. Slo quera saber si podamos tentarte. As es como lo

    hacemos. Cuando los visitantes son especialmente buenos, intentamos no perderlos.

    S, por supuesto asinti Frank, incmodo. Estaba conmovido a su pesar;

    valoraba la opinin de ella. Hizo rodar la silla hacia la pantalla como para ponerse a

    trabajar, y Anna se volvi y se fue.

    Frank abri la carpeta que Anna le haba reenviado. Reconoci en el acto el

    nombre de uno de los investigadores.

    Anna llam.S? Ella reapareci en el umbral.

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    Conozco a uno de los tos de esta carpeta. El investigador principal es un tipo

    de Caltech, pero en realidad el trabajo lo hace uno de sus alumnos.

    S? Era una situacin tpica, un cientfico ms joven utilizando el prestigio

    de su consejero para presentar un proyecto.

    Bueno, conozco al alumno. Fui el miembro externo del tribunal de su tesis,hace unos aos.

    Eso no basta para que haya un conflicto de intereses.

    Frank asinti mientras segua leyendo.

    Pero tambin ha trabajado con un contrato temporal en Torrey Pines

    Generique, que es una empresa de San Diego que yo ayud a montar.

    Ah. Sigues teniendo participaciones en ella?

    No. Bueno, este ao tengo todas mis acciones en un fideicomiso ciego, as

    que no puedo estar seguro, pero creo que no.

    Pero no ests en el consejo de administracin, ni eres asesor, no?

    No, no. Y parece que su contrato all ha terminado ya, de todas formas.

    Bien, entonces. Adelante.

    Los miembros de la comunidad cientfica no podan permitirse ser demasiado

    maniticos con los conflictos de intereses. De lo contrario, nunca encontraran a nadie

    en condiciones de arbitrar nada; la hiperespecializacin reduca las reas de

    especialidad hasta tal punto que pareca que en cada una todos se conocan entre s. En

    consecuencia, mientras en ese momento concreto no hubiera lazos financieros o

    institucionales con la persona en cuestin, se consideraba correcto proceder a evaluarsu trabajo mediante los diversos sistemas de arbitraje.

    Pero Frank quera asegurarse. Yann Pierzinski haba sido un joven

    biomatemtico muy perspicaz: era uno de los estudiantes de doctorado cuya carrera se

    segua con la certeza de que se oa hablar de ellos. Y ahora all estaba, con algo que a

    Frank le interesaba especialmente.

    Vale le dijo a Anna. Lo estudiar. Cerr el archivo y se volvi como

    para comprobar otra cosa.

    Despus de que Anna se fuera, recuper la carpeta. Anlisis matemtico yalgortmico de los codones palindrmicos para predecir la expresin protenica de un

    gen. Propuesta de financiacin para el trabajo continuado en un algoritmo que

    prediga las protenas expresadas por un gen determinado.

    Muy interesante. Era un intento de resolver uno de los misterios fundamentales,

    un paso desconocido en la biologa que entorpeca de manera considerable el

    desarrollo de una biotecnologa slida. Los tres mil millones pares de bases del

    genoma humano contenan el cdigo de varios cientos de miles de genes; y la mayora

    de estos genes tenan codificadas las instrucciones para fabricar una o ms protenas,las piezas de construccin bsicas de la qumica orgnica y de la propia vida. Pero qu

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    genes daban lugar a qu protenas, y cmo lo hacan exactamente, y por qu ciertos

    genes creaban ms de una protena, o diferentes protenas en diferentes circunstancias,

    de todo eso no se saba apenas nada, o nada en absoluto. Esta ignorancia converta la

    biotecnologa en un proceso interminable y carsimo de prueba y error. Una clave de

    cualquier parte del misterio sera muy valiosa.Frank pas las pginas de la solicitud con la velocidad que da la prctica. Yann

    Pierzinski, doctor en biomatemticas, Caltech. Todava estaba haciendo el trabajo de

    postdoctorado con el director de su tesis, un hombre al que Frank consideraba un

    verdadero cerdo, o algo peor. Resultaba interesante, pues, que Pierzinski hubiera

    aceptado un contrato temporal en Torrey Pines para trabajar con un investigador de

    bioinformtica al que Frank no conoca. Tal vez hubiera sido un intento de huir de su

    director. Pero ahora haba regresado.

    Frank se sumergi en la parte fundamental de la propuesta. Pierzinski haba

    estado trabajando en aquel algoritmo ya antes de leer la tesis. La mecnica qumica de

    la creacin de protenas como una especie de algoritmo natural, en realidad. Frank

    consider la idea, operacin a operacin. Aqulla era su verdadera especialidad;

    aquello era lo que le interesaba desde la infancia, cuando se limitaba a resolver

    enigmas compuestos por cifras simples. Siempre le haba gustado ese trabajo, y ahora

    quiz ms que nunca, puesto que le permita escapar por completo de la conciencia de

    s mismo. El porqu del deseo de huir segua siendo discutible; comoquiera que fuese,

    cuando volva se senta renovado, como si hubiera estado en un sitio agradable.

    Tambin le gustaba ver cmo emergan las pautas de la aparente aleatoriedaddel mundo. Por eso ltimamente le interesaba tanto la sociobiologa: esperaba que

    hubiera algoritmos que descubrir, algoritmos que desentraaran el cdigo del

    comportamiento humano. De momento la bsqueda no haba sido muy satisfactoria,

    en gran medida porque muy pocos aspectos del comportamiento humano podan

    someterse a un experimento controlado, y por tanto era imposible demostrar ninguna

    teora. Era una lstima. Quera desesperadamente alguna clarificacin en ese mbito.

    No obstante, en el campo de las cuatro sustancias qumicas del genoma en la

    larga danza de la citosina, adenina, guanina y timina muchas ms cosas parecan sertrasladables a la expresin matemtica y la experimentacin, con resultados que

    podan comunicarse a otros cientficos y ser utilizados. En otras palabras, era posible

    comprobar las ideas de Pierzinski y averiguar si funcionaban.

    Sali de aquel trance mental hambriento y con la vejiga llena. Estaba bastante

    seguro de que el trabajo tena verdadero potencial. Y eso le estaba dando ideas.

    Se levant rgidamente, fue al cuarto de bao, volvi. Ya era media tarde. Si se

    iba pronto podra esquivar el trfico hasta su apartamento, comer rpidamente e ir a

    Great Falls. Para entonces el asfixiante calor habra empezado a remitir, y las paredesde la garganta estaran casi vacas de escaladores. Poda escalar hasta mucho despus

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    de la puesta de sol, y seguir reflexionando sobre el algoritmo, all, donde mejor

    pensaba en los ltimos tiempos, en las duras y antiguas paredes de esquisto del nico

    lugar de Washington D.C. donde sobreviva un pedazo de naturaleza.

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    DOS

    En la hiperpotencia

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    Las matemticas parecen a veces un universo independiente. Pero se nos

    presentan como parte del compromiso mental con el mundo, y parecen formar parte

    del mundo, su frmula o estructura.

    A lo largo de la historia, la humanidad se ha ido internando cada vez ms en

    los diferentes reinos matemticos, en un proceso acumulativo y colectivo, una

    conversacin en curso entre la especie y la realidad. El descubrimiento del clculo.

    La invencin de la aritmtica formal y de la lgica simblica, que matematizan las

    estrategias instintivas de la razn humana, hacindolas tan diferenciadas y slidas

    como pruebas geomtricas. El intento de que todo el sistema sea cerrado y coherente

    consigo mismo. La invencin de la teora de conjuntos, y el perfeccionamiento de las

    diversas paradojas generadas por la consideracin de los conjuntos como miembros

    de s mismos. El descubrimiento de la incompletitud de todos los sistemas. El avance

    de la mecnica de programacin de las nuevas mquinas de clculo. Todo esto tuvo

    como consecuencia una amalgama de matemticas y lgica en la que los smbolos ymtodos de ambos reinos se combinan en las operaciones, con frecuencia largas y

    complicadas, que llamamos algoritmos.

    En la poca del desarrollo del algoritmo, tambin hicimos descubrimientos en

    el mundo real: la doble hlice de nuestras clulas. El ADN. En medio siglo, lemos la

    totalidad del genoma, un par de bases tras otro. Tres mil millones de pares de bases,

    partes de los cuales se denominan genes y sirven de instrucciones para sintetizar

    protenas.

    Pero a pesar de haber explicado todo el genoma, los detalles de su expresin ycrecimiento siguen siendo un misterio. Espirales de pares de citosina, guanina,

    adenina y timina: sabemos que son instrucciones para el crecimiento, para el

    desarrollo de la vida, todos codificados en secuencias de pares de elementos.

    Conocemos los elementos; vemos los organismos. El cdigo que lleva de unos a otros

    es todava un desconocido.

    Las matemticas evolucionan sin cesar, impulsadas por su propia lgica

    interna, a primera vista independiente de todo lo dems. Pero en algunas ocasiones,

    en el pasado, los desarrollos puramente matemticos resultaron de gran utilidadpara describir operaciones de la naturaleza antes desconocidas o inexplicables. Se

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    trata de un hecho extrao que pone en cuestin todo cuanto creemos saber sobre la

    relacin entre matemticas y realidad, la mente y el cosmos.

    Quiz nunca se halle la explicacin de esta misteriosa adhesin de la

    naturaleza a las matemticas ms sutiles. Mientras tanto, las operaciones que

    denominamos algoritmos se vuelven cada vez ms intrincadas e interesantes paraquienes las conciben. Estn creando retratos, recetas, hechizos mgicos? Utiliza

    algoritmos la realidad, utilizan algoritmos los genes? Los matemticos no lo saben, y

    a muchos no parece importarles. Les gusta su trabajo, sea lo que sea.

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    Leo Mulhouse bes a su esposa, Roxanne, y abandon el dormitorio. En el

    saln, la luz estaba a medio camino entre la noche y la aurora. Sali al balcn:

    gaviotas gritando, el estruendo del oleaje contra el acantilado de abajo. La inmensa

    placa gris del ocano Pacfico.

    Leo se haba casado con esa espectacular casa, por as decirlo: Roxanne la haba

    heredado de su madre. A Leo le encantaba la vista que ofreca del borde del acantilado

    en Leucadia, California, pero el pequeo patio de hierba del porche de la segunda

    planta slo tena unos cinco metros de ancho, y luego se abra un abismo de aire sobre

    el ocano gris y espumoso, a veinticinco metros por debajo. Y no era un acantilado

    muy estable. Dese que hubieran puesto la casa un poco ms atrs.

    De nuevo en el interior, llen de caf su termo de viaje y baj al coche.

    Descendi por Europa, dej atrs Pannikin y gir a la derecha, en direccin al trabajo.

    La carretera Pacific Coast, en el condado de San Diego, constitua un bonito

    trayecto al amanecer. Era hermosa hiciera el tiempo que hiciera: en los das de sol,con toda la gama de azules plidos subiendo desde el mar y nubes dispersas y

    ensartadas por rayos de luz, o en maanas lluviosas o de niebla, cuando la limitada

    pero rica paleta de grises tea la vista con las gradaciones ms sutiles. Los

    amaneceres cenicientos eran los ms frecuentes, con diferencia, porque en el clima de

    la regin El Nio se haba instalado al parecer de manera permanente: el Hipernio, lo

    llamaban. En general, el clima mediterrneo estaba desapareciendo del mundo,

    incluso en el Mediterrneo, decan. Aqu, los residentes de la costa empezaban a tener

    problemas por la falta de luz solar, y tomaban vitamina D y antidepresivos paracontrarrestar sus efectos, aunque quince kilmetros tierra adentro se extendia un

    desierto caluroso y sin nubes durante todo el ao. El tiempo gris del mes de junio

    haba venido para quedarse.

    Leo Mulhouse tomaba la carretera de la costa para ir al trabajo todas las

    maanas. Le gustaba ver el ocano, y sentir el ligero efecto como de dunas cuando

    bajaba para atravesar las lagunas y luego suba las pequeas cuestas hacia Cardiff,

    Solano Beach y Del Mar. Aquellas ciudades ofrecan su mejor aspecto a esa hora,

    desiertas, como si se hubieran lavado para el nuevo da. El chirrido de los neumticosen la carretera mojada, el sonido de los limpia-parabrisas chorreando, el estruendo

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    distante de las olas, todo se combinaba para crear una especie de experiencia acutica:

    conduca como haciendo surf, subiendo y bajando las mismas hondonadas todo el

    tiempo, cabalgando sobre la perpetua ola de tierra a punto de romper en el mar.

    Ascendi la enorme colina hasta Torrey Pines, dej atrs el campo de golf, gir

    a la derecha hacia Torrey Pines Generique. Baj al garaje, sumergindose en lasentraas de su lugar de trabajo. En el interior de la bestia biotecnolgica.

    Lo cual implicaba un completo examen de seguridad, slo para entrar. Si no

    saban con qu entrabas, no podran evaluar con qu salas. Por tanto, detector de

    metales, inspeccin del aburrido equipo de seguridad con sus enormes tacones,

    encendido del ordenador, comprobacin del hardware y el software por los expertos,

    examen olfativo de Clyde, el perro de las maanas, entrenado para detectar molculas

    identificadoras: todos eran ahora procedimientos estndar en biotecnologa, despus

    de ciertos incidentes famosos de espionaje industrial. Haba demasiado en juego para

    confiar en nadie.

    Leo se encontraba ya en el interior del complejo, bajando por unos largos

    corredores blancos. Dej el termo en la mesa, encendi el ordenador, sali a

    comprobar cmo iban los experimentos. El ms importante estaba llegando a su

    trmino, y a Leo le interesan especialmente los resultados. Haban llevado a cabo un

    anlisis de alto rendimiento de algunos de los muchos millares de protenas incluidas

    en el Banco de Datos de Protenas de la UCSD, buscando las que pudieran activar

    ciertas clulas para que expresasen ms lipoprotenas de alta densidad de lo que

    hacan normalmente, tal vez diez veces ms. Producir diez veces ms de HDL, elcolesterol bueno, sera la salvacin de los afectados por un nmero indeterminado

    de enfermedades: arterosclerosis, obesidad, diabetes, incluso Alzheimer. La mejora

    (o curacin!) de cualquiera de estas enfermedades valdra miles de millones; una

    terapia que sirviera para todas sera... en fin. Explicaba el alto nivel de seguridad que

    rodeaba el complejo, eso seguro.

    El experimento estaba avanzado, pero todava no haba terminado, as que Leo

    volvi a su oficina para beberse el caf y leerBioworld Today en la pantalla. Robtica

    de anlisis de mayor rendimiento, protocolos de anlisis para hormonas artificiales,anlisis protemicos: todos los artculos podran referirse a algo en lo que se estaba

    trabajando en Torrey Pines Generique. La industria entera estaba investigando

    maneras de mejorar la bsqueda de protenas teraputicas, y maneras de introducirlas

    en las personas vivas. La mitad de los artculos del da estaban dedicados a uno de

    estos problemas, igual que en cualquier otra edicin de la revista. Aqullos eran los

    recalcitrantes problemas pendientes, que se interponan entre la biotecnologa como

    idea y la medicina tal como era en realidad. Si no los solucionaban, la idea y la

    industria basada en ello podan seguir el camino de la energa nuclear y acabar siendoalgo que de algn modo no acababa de funcionar. Si los resolvan, se convertira en

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    una fuente de ingresos similar a la industria informtica, por no mencionar sus efectos

    en la salud, por supuesto.

    Cuando Leo fue al laboratorio, dos de sus ayudantes, Marta y Brian, se

    encontraban en su mesa de trabajo, ambos con batas de laboratorio y guantes de ltex,

    trabajando en las pipetas de una hilera de redomas que llenaban una encimera.Buenos das, chicos.

    Hola, Leo. Marta apunt con su pipeta como con un cursor de Power-Point

    la pequea ventana de un frigorfico largo y bajo. Listo para la comprobacin?

    Por supuesto que s. Me echas una mano?

    Dentro de un segundo. Marta fue al otro lado de la mesa.

    Ser mejor que funcione, porque Derek acaba de decir a la prensa que era la

    terapia de autocuracin ms prometedora de la dcada dijo Brian.

    Leo se sobresalt al or aquello.

    No. Ests bromeando.

    No estoy bromeando.

    Oh, no es verdad. No es verdad.

    S lo es.

    Cmo ha podido?

    Conferencia de prensa. Adems ha llamado a sus periodistas preferidos y lo

    ha anunciado en su pgina web. En la tertulia digital ya se habla de las repercusiones.

    Estn apostando otra vez a que una de las grandes farmacuticas nos comprar antes

    de un mes.Por favor, Bri, no digas esas cosas.

    Lo siento, pero ya conoces a Derek. Brian seal con un gesto una de las

    pantallas de ordenador que brillaba al otro lado de la mesa. Todo ha terminado.

    Leo mir la pantalla entornando los ojos.

    No ha salido enBioworld Today.

    Saldr maana.

    El recuadro de LTIMAS NOTICIAS del sitio web de la compaa estaba

    parpadeando. Leo se inclin y lo puls. S: artculo principal. Fbrica de HDL, eficazpara la obesidad, la diabetes, el Alzheimer, las cardiopatas.

    Dios mo murmur Leo mientras lea. Dios mo. Se haba puesto

    colorado. Por qu lo hace?

    Quiere que sea verdad.

    Y qu? Todava no sabemos nada.

    Quiere que t hagas que sea verdad, Leo dijo Marta con su sonrisa

    maliciosa. l es como el Correcaminos y t como el Coyote. Te hace saltar por un

    precipicio y t tienes que ir construyendo el puente hacia atrs antes de caerte.Pero nunca funciona! El coyote siempre se cae!

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    Marta se ri de l. Le gustaba Leo, pero era dura.

    Vamos dijo. Esta vez lo conseguiremos.

    Leo asinti, intent tranquilizarse. Apreciaba el espritu de Marta, y le gustaba

    ser tan positivo como el que ms en cualquier situacin. Era difcil en aquellos

    tiempos, pero esboz la mejor sonrisa de la que fue capaz y dijo:S, vale, sois buenos. Y empez a darles palmaditas sobre los guantes de

    ltex.

    Os acordis de cuando anunci que habamos derrotado la hemofilia A?

    dijo Brian.

    Por favor.

    Os acordis de cuando convoc una rueda de prensa diciendo que haba

    decapitado ratones a mil r.p.m. para demostrar lo bien que funcionaba nuestro

    tratamiento?

    Y del experimento de la guillotina giratoria?

    Por favor suplic Leo. Basta.

    Tom una pipeta e intent concentrarse en el trabajo. Sacar, inyectar, sacar,

    inyectar: por desgracia, la mayor parte del trabajo de esta fase estaba automatizado, lo

    cual dejaba a las personas libres para pensar, lo quisieran o no. Al cabo de un rato Leo

    se lo dej a ellos y volvi a su oficina para ver el correo electrnico, y leer, impotente,

    la rueda de prensa de Derek hasta donde su estmago pudiera soportar.

    Por qu lo hace, por qu por qu por qu?

    Era una pregunta retrica, pero Marta y Brian estaban ahora en el umbral, yMarta era implacable.

    Te lo aseguro: cree que puede conseguir que lo hagamos.

    No somos nosotros quienes tenemos que hacerlo protest Leo, sino el

    gen. Nosotros no podemos hacer nada si el gen alterado no se mete en la clula que

    tenemos como objetivo.

    Tendrs que pensar algo que funcione.

    Algo as como constryelo y ellos vendrn?

    S. Anncialo y ellos lo harn.En el laboratorio, un temporizador emiti un pitido asombrosamente parecido al

    grito del Correcaminos: Bip bip! Bip bip!. Fueron a la incubadora y leyeron el

    papel milimetrado a medida que sala de la mquina, como un recibo de un cajero

    automtico, como dinero de un cajero automtico, de hecho, si los resultados eran

    favorables. Un fajo muy grande de billetes de veinte dlares cado del cielo, siempre

    que las cifras fueran buenas.

    Y lo eran. Eran muy buenas. Tendran que estudiarlo para estar seguros, pero

    llevaban tanto tiempo realizando aquella serie de experimentos que saban cmoseran los datos en bruto. Los datos eran buenos. As que ahora eran como el Coyote,

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    mirando a los espectadores suspendido en el vaco asombrado porque, por arte de

    magia, un puente haba brotado desde el precipicio y los haba salvado. Del tremendo

    golpe que supondra una retractacin en la prensa y la posterior cada libre en el

    NASDAQ.

    Con la diferencia de que, invariablemente, el Coyote se senta aliviadodemasiado pronto. El Correcaminos siempre tena en la manga una nueva y

    devastadora jugada. A Leo le temblaba la mano.

    Mierda. Estara loco de alegra ahora mismo si no fuera por Derek. Mirad

    esto, es todava mejor que antes dijo sealando el papel.

    Daos cuenta, Derek saba que saldra as.

    Y una mierda que lo saba.

    Son cifras bastante buenas dijo Brian con una sonrisa. El artculo est

    casi escrito, adems. Slo tengo que aadir las cifras y redactar la conclusin.

    Las conclusiones sern sencillas, si decimos la verdad dijo Marta.

    Leo asinti.

    El nico problema es que para eso habra que admitir que, aunque esta parte

    funcione, seguimos sin tener un tratamiento, porque nos falta una liberacin dirigida.

    Podemos hacerlo, pero no podemos aplicarlo a seres vivos, que son los que lo

    necesitan.

    No te has ledo toda la pgina dijo Marta, sonriendo agriamente otra vez.

    Qu quieres decir? Leo no estaba de humor para juegos. Tena el

    estmago encogido hasta el tamao de una nuez.Marta ri, lo cual era su manera de demostrar simpata sin admitrselo a nadie.

    Va a comprar Urtech.

    Qu es Urtech?

    Tienen un mtodo de liberacin dirigida que funciona.

    Qu quieres decir, cmo es?

    Es nuevo. Les acaban de conceder la patente.

    Oh, no.

    Oh, s.Dios mo. No ha sido validado?

    Excepto por la patente, y la oferta de Derek para comprarlo, no.

    Dios mo. Por qu hace estas cosas?

    Porque quiere ser el consejero delegado de la mayor farmacutica de todos

    los tiempos. Como les dijo a los de la revistaPeople.

    Es verdad.

    Torrey Pines Generique, como la mayora de las nuevas empresas

    biotecnolgicas, tena poco capital y slo poda permitirse unas pocas tiradas dedados. Una de stas tena que ser lo suficientemente prometedora como para atraer el

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    capital que les permitira crecer. Eso era lo que llevaban intentando durante los cinco

    aos de vida de la compaa, y el esfuerzo empezaba a dar resultados con esos

    experimentos. Lo que necesitaban ahora era poder insertar el gen satisfactoriamente

    alterado en las clulas de los pacientes, para que despus el propio cuerpo de stos se

    encargara de fabricar las protenas necesarias en mayor cantidad. Si funcionaba, nohabra respuesta de su sistema inmunolgico y, con la produccin de la protena en

    cantidades teraputicas, el paciente no slo evolucionara positivamente, sino que se

    curara.

    Asombroso.

    Pero (y esto empezaba a convertirse en un importante pero) el problema de

    introducir el ADN alterado en las clulas de pacientes vivos no se haba resuelto an.

    Leo y los suyos no eran fisilogos, y no haban sido capaces de hacerlo. Nadie lo

    haba sido. Los sistemas inmunolgicos existan precisamente para evitar este tipo de

    intrusiones. De hecho, un mtodo para insertar el ADN alterado en el cuerpo era

    meterlo en un virus y provocarle al paciente una infeccin viral cuyas consecuencias

    ltimas eran benignas, porque el ADN alterado llegaba a su objetivo. Pero como el

    cuerpo luchaba contra las infecciones virales, no era una buena solucin. No convena

    poner en an ms peligro los sistemas inmunolgicos de unas personas que ya estaban

    enfermas.

    Por tanto, llevaban mucho tiempo en el mismo barco que todos los dems,

    buscando el Santo Grial de la terapia gnica, un sistema de liberacin dirigida no

    viral. Tan pronto como una compaa encontrara un sistema as, y lo patentara,tendra licencia para docenas de procedimientos, y muy probablemente fuera

    comprada por una de las grandes farmacuticas, lo que hara rico a todo el mundo,

    incluidos los empleados. Con el tiempo, quiz la farmacutica desmantelara la

    adquisicin, y conservara slo el mtodo, pero en ese momento los empleados de la

    nueva compaa tendran el dinero suficiente para tomrselo a broma, jubilarse e ir a

    practicar surf o montar otra nueva compaa e intentar que les tocara la lotera una vez

    ms. En esa fase sera ms un pasatiempo filantrpico que la lucha asesina para

    ganarse la vida que tan a menudo era antes de la llegada del xito.Por eso la bsqueda de un sistema de liberacin dirigida no viral estaba en pleno

    apogeo, en centenares de laboratorios de todo el mundo. Y ahora Derek haba

    comprado uno de esos laboratorios. Leo mir fijamente el nuevo anuncio en la pgina

    web de la compaa. Derek deba de haberlo adquirido por si las moscas, porque si el

    mtodo hubiese pasado todas las pruebas no habra habido modo de poderlo pagar.

    Alguna empresa biotecnolgica ms pequea an que Torrey Pines (Urtech, con sede

    en Bethesda, Maryland Leo nunca haba odo hablar de ella) haba convencido a

    Derek de que haban encontrado la manera de liberar ADN alterado en sereshumanos. Derek haba realizado la compra sin consultar a Leo, su jefe de

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    investigacin. Deba de haber recibido asesoramiento cientfico de su vicepresidente,

    el doctor Sam Houston, un viejo amigo y antiguo socio. Un hombre que llevaba un

    decenio sin trabajar en un laboratorio.

    Bien. Las cosas eran como eran.

    Leo se sent a la mesa, intentando relajar el estmago. Tendran que asimilar esanueva compaa, aprender su tcnica, probarla. Estaba patentada, observ Leo, lo que

    significaba que en este moment la tenan en exclusiva, como una especie de secreto

    comercial, un concepto que a muchos cientficos en activo les costaba aceptar. Un

    mtodo cientfico secreto? No eran trminos contradictorios? Por supuesto, las

    patentes eran pblicas, y con el tiempo sta saldra a la luz. As que no se trataba

    estrictamente de un secreto comercial. Pero en esta fase era lo bastante secreto. Y

    poda no ser seguro. No se haba publicado mucho al respecto, por lo que saba Leo.

    Algunos artculos en preparacin, otros presentados, uno aceptado tendra que

    comprobarlo lo antes posible y una patente. A veces las daban en seguida. Lo nico

    que sostena la propuesta era uno o dos artculos.

    Ciencia secreta.

    Maldita sea dijo Leo al aire. A Derek le haban dado gato por liebre. Y Leo

    iba a tener que comerse el gato.

    Hubo un golpe vacilante en la puerta abierta, y Leo levant la vista.

    Ah, hola, Yann, cmo ests?Bien, gracias, Leo. Slo vengo a despedirme. Me vuelvo a Pasadena, mi

    trabajo aqu ha terminado.

    Qu mala suerte. Estoy seguro de que podras habernos ayudado con nuestro

    nuevo gran negocio.

    De veras?

    El rostro de Yann se ilumin como el de un nio. Era un matemtico de verdad,

    y la suya era la que Leo consideraba la personalidad estndar de los matemticos:

    inteligente, despistado, entusiasta, lleno de ideas. Todas esas cualidades pasaban unpoco inadvertidas, hasta que se lo conoca. Tal como Marta haba comentado, sin

    crueldad (para lo habitual en ella), si no fuera por la inclinacin de la cabeza y la

    velocidad a la que hablaba, no tendra aspecto de matemtico en absoluto. En

    cualquier caso, a Leo le gustaba, y su trabajo en la identificacin de protenas haba

    sido muy interesante y muy til.

    De hecho, todava no s lo que es admiti Leo. Probablemente se trate

    de un problema de biologa, pero quin sabe? Seguro que habras ayudado con los

    protocolos de seleccin.Gracias, de verdad. Es posible que vuelva, de todas formas, tengo un proyecto

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    con el equipo de matemticas de Sam que podra resultar. En ese caso, intentar

    hacerme otro contrato temporal, dice.

    Me alegro. Bueno, mientras tanto divirtete en Pasadena.

    Oh, lo har. Hasta pronto.

    Y su mejor especialista en biomatemticas sali por la puerta.

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    Charlie Quibler apenas se haba despertado cuando Anna se fue a trabajar. Se

    levant una hora ms tarde, cuando son su despertador, despert a Nick con

    dificultad, hizo que se vistiera y desayunara y coloc al dormido Joe en su silla

    mientras Nick suba al coche por el otro lado.

    Llevas la mochila y la comida? pregunt, porque no siempre era as.

    Se dirigieron hacia el colegio de Nick.

    Lo dej all y volvi a casa para dormirse de nuevo en el sof, sin que Joe se

    despertara en ningn momento del proceso. Aproximadamente una hora despus sus

    gritos hambrientos los despertaban a ambos, y entonces el da empezaba de verdad,

    porque el intervalo anterior era como un sueo desagradable que siempre se

    desarrollaba de la misma manera.

    Joey y pap! deca Charlie entonces, o Joe y pap en casa, adelante!, o

    Qu tal si desayunamos?. As, qu te parece si te dejo un momento en el

    parque para calentar un poco de leche de mam?Eso siempre haba funcionado como un hechizo con Nick, y a veces Charlie se

    olvidaba de que se trataba de Joe y lo colocaba en el viejo parque de plstico azul del

    saln. Pero en cuanto se daba cuenta de dnde estaba, el nio soltaba un alarido

    escandalizado. Joe no quera tener nada que ver con el mundo de los bebs; el solo

    hecho de ponerlo en la silla del coche, en la mochila portabebs o en el cochecito

    exiga una constancia sin concesiones. Cuando saba que poda escoger, Joe rechazaba

    las cosas de bebs como si ofendieran su dignidad.

    As que Charlie tena a Joe consigo en la cocina, gateando por el suelo oinvestigando la puerta que bloqueaba la empinada escalera del stano. Yendo de un

    sitio a otro como un flipper humano. Anna haba puesto plstico con burbujas en todas

    las esquinas; pareca que la cocina acabara de llegar y todava no la hubieran

    desembalado del todo.

    Oye, vigila, no hagas eso. No hagas eso! El bibern estar listo dentro de un

    segundo.

    Ba!

    S, el bibern.A Joe le gust la noticia, as que se dej caer sobre el trasero justo debajo de los

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    pies de Charlie. Charlie se puso a trabajar por encima de l; sac un bibern de leche

    de Anna del congelador y lo meti en una olla de agua caliente sobre el quemador de

    atrs. Anna guardaba su leche en cantidades exactas de 120 o 300 mililitros, en

    cilindros de plstico, altos o bajos, con bolsas de plstico desechable en su interior y

    tetinas de goma marrn que Charlie haba pinchado muchas veces con una aguja,cubiertas con tapas de plstico para que no se contaminaran en el congelador.

    Contaminarse en el congelador?, haba querido preguntarle Charlie a Anna, pero

    no lo haba hecho. En la encimera de la cocina haba un cuaderno de laboratorio en el

    que Charlie deba apuntar a qu hora y qu cantidad daba de comer a Joe. A Anna le

    gustaba saber estas cosas, deca, para determinar cunta leche tena que sacarse cada

    vez. As que Charlie lo apunt mientras el agua empezaba a hervir, pensando, como

    haca siempre, que su funcin principal era satisfacer el placer que senta Anna por

    todo tipo de registros cuantificados.

    Estaba comprobando la temperatura de la leche descongelada con un chorro

    rpido de la tetina cuando son el telfono. Se puso los auriculares y respondi.

    Hola, Charlie, soy Roy.

    Ah, hola, Roy, qu tal?

    Bueno, tengo aqu tu ltimo borrador y estoy a punto de leerlo, y se me ha

    ocurrido preguntarte primero qu es lo que debo buscar, cmo has solucionado la

    cuestin de la CICC.

    Ah, s. Lo importante est todo en la tercera parte. El proyecto de ley,

    segn el borrador que Charlie haba escrito para Phil, exiga que EE.UU. siguieraciertas recomendaciones de la Comisin Intergubernamental sobre el Cambio

    Climtico.

    Has logrado enterrar en algn lado lo de que tenemos que ceirnos a las

    conclusiones de la CICC?

    No creo que haya tierra lo bastante profunda como para enterrar eso. He

    intentado ponerlo en un contexto en el que parezca inevitable. Un organismo

    internacional del que formamos parte, un cambio climtico evidente, la ONU como el

    mejor organismo para tratar los temas globales, un respaldo obligado por nuestra partesi no queremos que el mundo entero se cueza en su jugo, ese tipo de cosas.

    Bien, pero eso nunca ha funcionado hasta ahora, verdad? Vamos, Charlie, es

    el gran proyecto de ley de precampaa de Phil y t eres su especialista en clima; si no

    consigue sacarlo adelante tendremos serios problemas.

    S, lo s. Espera un segundo.

    Charlie prob otro chorrito del bibern. Ahora estaba a temperatura corporal, o

    casi.

    Un poco pronto para darle a la botella, Charlie, qu ests bebiendo?Bueno, estoy bebiendo la leche de mi mujer, si te interesa saberlo.

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    Cmo dices?

    Estoy comprobando la temperatura de uno de los biberones de Joe. Tienen

    que estar a la temperatura exacta, si no el nio se enfada.

    Entonces ests bebiendo la leche de tu mujer de un bibern de nio?

    S.Cmo es?

    Est buena. Poco espesa, pero dulce. Una potente mezcla de protenas, grasas

    y azcares. Sin duda la comida perfecta.

    Supongo. Roy ri con socarronera. No la bebes nunca directamente de

    la fuente?

    Lo intento, te lo aseguro, cmo no, pero a Anna no le gusta. Dice que

    transmite un mensaje confuso y que si no me ando con ojo me destetar cuando

    destete a Joe.

    Ah, ya. As que tienes que pensar en perspectiva.

    S. Aunque en realidad lo intent una vez que Joe se qued dormido mientras

    mamaba y ella no poda moverse sin despertarlo. Me echaba la bronca en voz baja

    mientras yo intentaba sacar algo, pero al parecer hay que sorber con mucha ms

    fuerza de la que, ya sabes, de la que uno hara normalmente, y antes de que pudiera

    conseguir algo Joe despert y me vio. Anna y yo nos quedamos petrificados,

    pensbamos que se iba a quedar traumatizado, pero l slo alarg la mano y me dio un

    golpecito en la cabeza.

    Lo entendi!S. Fue como si me dijera s cmo te sientes, pap, y estoy dispuesto a

    compartir contigo este extraordinario presente. Verdad, Joe? dijo, tendindole el

    bibern caliente. Observ con una sonrisa mientras Joe lo coga con una mano y se

    inclinaba hacia atrs, doblando el codo como Popeye con una lata de espinacas. Con

    todos los agujeritos que Charlie haba hecho en las tetinas de goma, Joe era capaz de

    tragarse un bibern en unos minutos, y pareca sentir una gran satisfaccin al hacerlo.

    Un subidn de azcar, sin duda.

    Vale, bueno, eres un poco pervertido, amigo mo, y es evidente que te hallasinmerso en el mundo de la felicidad domstica, pero todava contamos contigo y

    puede que ste sea el proyecto de ley ms importante que Phil proponga en este curso.

    Vamos, es mucho ms que eso, to, es una de las pocas oportunidades que

    tenemos de evitar el desastre global, quiero decir...

    No hace falta que gastes saliva conmigo! Yo ya lo s.

    Eso espero.

    De verdad que s. Bueno, leo el borrador y te lo devuelvo lo antes posible.

    Quiero sacar esto adelante, y el debate del comit est programado para el martes.Muy bien, no me alejar del telfono en todo el da.

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    Perfecto, estaremos en contacto, pero mientras tanto piensa en cmo enterrar

    todava ms lo de la CICC.

    S, de acuerdo, pero mira lo que ya he escrito.

    Claro. Adis.

    Adis.Charlie se quit los auriculares y apag la cocina. Joe se termin el bibern, lo

    inspeccion y lo dej caer a un lado tranquilamente.

    Vaya, eres rpido exclam Charlie, como siempre haca. Una de las

    satisfacciones mutuas de los das que pasaban juntos era hacer las mismas cosas una y

    otra vez, y decir lo mismo sobre ellas. Joe no insista tanto en las pautas como lo haba

    hecho Nick; en realidad, prefera una especie de variabilidad estructurada, segn la

    denominaba Charlie, pero el placer de la repeticin segua estando all.

    No poda negarse que sus chicos eran muy distintos. Cuando Nick tena la edad

    de Joe, a Charlie todava le pareca necesario cogerlo en brazos, apoyando la cabeza

    del nio en el hueco del codo, para que se bebiera el bibern, porque Nick haba

    pasado por una extraa etapa de aversin, por mucha hambre que tuviera. Lloriqueaba

    y rechazaba la tetina, quiz porque no era de verdad, quiz porque Charlie haba

    tardado meses en aprender a pinchar montones de agujeros adicionales. En cualquier

    caso, no la quera y se apartaba de ella, moviendo la cabeza de un lado a otro, y cuanta

    ms hambre tena ms lo haca, hasta que, con un movimiento como el de un pez

    hacia el cebo, la agarraba y empezaba a chupar con desesperacin. Era una rutina

    bastante frustrante, parte de la ms amplia Conmocin por la Prdida de la LibertadAdulta que haba golpeado a Charlie con tanta fuerza en aquel tiempo, aunque ahora

    apenas si recordaba por qu. Una imagen perfecta de todas aquellas alegras e

    irritaciones del seor Maternidad estaba representada en esos cientos de sesiones con

    el reticente Nick y su bibern.

    Con Joe la vida era mucho ms fcil, en ciertos aspectos. Por un lado, Charlie

    estaba ms acostumbrado, y Joe, a pesar de ser difcil a su manera, nunca rechazaba

    un bibern.

    Ahora haba decidido volver a intentar saltarse la proteccin para bebs de laescalera del stano, pero Charlie se movi con rapidez para sacarlo de all, y luego lo

    hizo entrar en el comedor mientras recoga la encimera, haciendo caso omiso de los

    fuertes gritos de protesta.

    Vale, vale! Silencio! Eh, vamos a dar un paseo! Vamos a dar un paseo!

    No!

    Ah, venga. Oh, espera, hoy toca Gymboree, y luego iremos al parque y

    comeremos, y luego daremos un paseo.

    NO!Pero era slo la manera de decir s de Joe.

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    Charlie lo meti a la fuerza en la mochila portabebs, lo cual consista ante todo

    en controlarle las piernas, una tarea complicada. Joe era fuerte, un fornido animal de

    grandes msculos en los muslos, y aunque no gritaba tanto como Nick resultaba

    difcil dominarlo.

    Gymboree, Joe! Te encanta! Y luego daremos un paseo, chico, un paseopor el parque!

    Salieron.

    Primero a Gymboree, situado en un gran edificio en las afueras de Wisconsin.

    Gymboree era un sitio adonde los nios podan ir a jugar cuando carecan de una

    guardera donde hacerlo. Era una clase de una hora, y siempre resultaba un poco

    deprimente, pensaba Charlie, pagar para que tu hijo pudiera jugar con otros nios,

    pero lo cierto es que sin Gymboree todos estaran solos.

    Joe desapareci en los tneles de un gran laberinto de plstico. Puede que fuera

    un sustituto comercial de la verdadera comunidad, pero Joe no lo saba; lo nico que

    l vea es que all haba montones de cosas para jugar y subirse en ellas, y correteaba

    en torno a las estructuras coloridas, gateando por los tubos y trepando a los objetos,

    ignorando a los otros nios hasta el punto de tratarlos como partes mviles de los

    aparatos que podan causar problemas.

    Ops, pide perdn, Joe. Perdn!

    Sali corriendo otra vez, eludiendo a Charlie. No quera perder el tiempo. De

    nuevo, el contraste con Nick no podra haber sido ms profundo. Nick apenas se

    mova en Gymboree. Una vez encontr una pelota roja gigante y se pas abrazndolala hora entera. Todas las madres lo miraban con simpata (o no), y la monitora, Ally,

    haba hecho todo lo posible para ayudar a que Nick se interesara por otra cosa; pero l

    no quiso moverse de su mstica pelota roja.

    Embarazoso. Pero Charlie estaba acostumbrado. El problema no era la

    inmovilidad de Nick o la hiperactividad de Joe, sino el hecho de que Charlie era

    siempre el nico padre. Sin l el lugar habra sido un cmodo espacio para madres. l

    era consciente de que su presencia imposibilitaba esa comodidad. Suceda en todo tipo

    de contextos infantiles. Por lo que Charlie saba, no haba ningn otro hombre en todoel Beltway que pasara las horas de trabajo de un da laborable con nios de preescolar.

    Simplemente, era as. La gente no se trasladaba a Washington para eso. Tampoco

    Charlie, en realidad, pero l y Anna lo haban hablado antes de que Nick naciera y

    haban llegado a la conclusin de que Charlie poda hacer su trabajo (al menos media

    jornada) y cuidar de los nios al mismo tiempo, utilizando el telfono y el correo

    electrnico para mantenerse en contacto con la oficina del senador Chase. Phil Chase

    haba perfeccionado el mtodo del trabajo a distancia cuando era senador

    internacional, siempre en la carretera; y como era un tipo tan agradable, haba dado suabsoluta aprobacin al plan de Charlie. Por otra parte, el trabajo de Anna exiga su

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    presencia en la oficina al menos cincuenta horas a la semana, a menudo ms. As que

    Charlie se haba ofrecido alegremente voluntario para quedarse en casa. Sera una

    aventura.

    Y haba sido una aventura, no poda negarlo. La primera vez un placer; pero

    ahora llevaba hacindolo ms de un ao con el nio nmero dos, y lo que haba sidonuevo y completamente absorbente con el nio nmero uno, ahora era simple rutina.

    Las repeticiones empezaban a superarlo. Joe empezaba a superarlo.

    As que Charlie estaba ahora en Gymboree, con las mams y las nieras. En

    teora era una situacin agradable, pero en la prctica representaba un desafo

    diplomtico de primer orden. Nadie quera ser malinterpretado. Nadie considerara

    una coincidencia que terminara hablando con una de las mujeres ms atractivas de

    all, o con nadie en particular, de manera regular. Charlie no tena ningn problema,

    pero con Joe a su aire no poda controlar del todo la situacin. All estaba Joe, una vez

    ms, detrs de una niita de cabellos oscuros que tena los perfectos rasgos de una

    modelo. Charlie se vio obligado a acercarse para asegurarse de que Joe no le pegaba,

    como sola hacer con las nias que le gustaban, y s, la niita tena una mam

    atractiva, una niera, en este caso, una joven au pairalemana rubia con quien Charlie

    haba hablado antes. Charlie poda sentir los ojos de las otras mujeres sobre l; ni un

    solo adulto de aquella sala crea en su inocencia.

    Hola, Asta.

    Hola, Charlie.

    Hasta l mismo empezaba a dudar de s mismo. Asta era una de esas vitalesmujeres europeas, sobre los veinte aos, que parecan estar una dcada por delante de

    sus contemporneas norteamericanas en experiencias adultas, lo cual no era fcil,

    teniendo en cuenta cmo eran las adolescentes norteamericanas en estos tiempos.

    Charlie se sinti levemente impulsado a protestar: No soy yo el que va persiguiendo

    bebs, quiso gritar, sino mi hijo! Mi hijo, el hiperactivo perseguidor de nias!.

    Pero por supuesto, no poda hacer eso, y ahora incluso Asta lo miraba con cautela,

    quiz porque la primera vez que charlaron sobre sus nios l haba hecho algn

    comentario halagador sobre el bonito pelo de la suya. Sinti que empezaba asonrojarse de nuevo, recordando la mirada de diversin y sorpresa que le haba

    dirigido ella cuando lo corrigi.

    La cancin a coro lo salv. Su objetivo era calmar a los nios un poco antes de

    que la sesin terminara y hubiera que atarlos otra vez a las sillas del coche para volver

    a casa. Joe se tom el anuncio de Ally como una invitacin para lanzarse a las

    profundidades de la estructura de tubos, donde era imposible seguirlo o convencerlo

    para que saliera. No emergera hasta que Ally comenzara a cantar El corro de

    Rosita, que le encantaba. Formaron un crculo y empezaron a dar vueltas, mientrasCharlie evitaba la mirada de todos excepto de Joe. Ally, que era de Nueva Jersey,

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    dirigi la cancin, y todos los nios y sus mams la acompaaron a grito pelado en el

    estribillo final:

    Abajo, abajo, caemos al SUELO!

    Y todos cayeron al suelo.

    Entonces se fueron al parque.

    El suyo era un parque pequeo, situado al oeste de la avenida Wisconsin, unas

    manzanas al sur de su casa. Consista en una estrecha zona de hierba con un cajn de

    arena cuadrado que contena estructuras para que jugaran los nios pequeos. Unas

    pistas de tenis bordeaban la parte meridional. Al otro lado de la avenida haba un

    puesto de bomberos, y al oeste se extenda un campo que llegaba hasta uno de los

    muchos pequeos arroyos que todava atravesaban la cuadrcula de calles.

    A medioda el cajn de arena y los bancos que lo flanqueaban estaban casi

    siempre ocupados por bebs, nios, mams y nieras. Haba muchas ms nieras que

    madres, la mayora antillanas, a juzgar por su aspecto y su voz. Se sentaban juntas,

    descansando en el intenso calor, hablando. Los nios vagaban por su cuenta, absortos

    o aburridos.

    Joe tena a Charlie en vilo. Nick se haba contentado con sentarse en un lugar

    durante largos perodos de tiempo, y cuando jugaba era prudente hasta extremos

    patolgicos: si cruzaba un bajo puente de madera, se aferraba a la baranda de cadena

    con tanta fuerza que los nudillos se le ponan blancos. Joe, en cambio, habalocalizado rpidamente el lugar donde el puente vibraba ms, no en el medio, sino un

    poco antes. Se colocaba all y saltaba arriba y abajo siguiendo el movimiento del

    puente de madera hasta dar un gran brinco, con una expresin de desdicha

    completamente distinta de la de su hermano, provocada en este caso por la

    insatisfaccin de no poder llegar ms alto. Aquello formaba parte de su costumbre de

    usar el cuerpo como objeto experimental, lo que inclua ponerse delante de nios

    columpindose, etctera. Charlie se haba visto obligado infinidad de veces a sacarlo a

    rastras de situaciones peligrosas, y si ahora no eran tan frecuentes se deba slo a que aJoe no le gustaba que Charlie le gritara despus.

    Dame un respiro! gritaba ste. Te crees que ests hecho de acero?

    Ahora Joe volaba arriba y abajo en su lugar preferido del puente. La triste niita

    cuya niera se pasaba horas hablando por telfono daba vueltas al tiovivo lentamente.

    Charlie evit sus ojos ansiosos, y mir en cambio a la niera, pensando que quiz

    fuera una buena idea dejar una nota entre las ropas de la nia: Su hija camina por el

    mundo sola y aburrida a la edad de dos aos: QUVERGENZA!.

    l, en cambio, era un buen padre. se sera el sentido de aquella nota, y por esono la escribi nunca. Era un dechado de virtudes, pero se aburra. En realidad, aquello

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  • 8/2/2019 Kim Stanley Robinson - Seales de Lluvia

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    no era del todo cierto. Se trataba de un estereotipo desagradable. Por tanto, intent

    concentrarse y jugar con su segundo hijo. Era muy injusto que el segundo hijo

    recibiera tan poca atencin por parte de los padres. Con el primero, a pesar de

    enfrentarse a la Conmocin por la Prdida de la Libertad Adulta, contabas con el

    profundo ensimismamiento de observar a tu propio hijo, un ser humano cuyos geneseran una mezcla al cincuenta por ciento de los tuyos y de los de tu pareja. Resultaba

    francamente difcil de creer que semejante cosa pudiera funcionar, pero all estaba el

    nio, andando por el mundo temporalmente convertido en una especie de mascota, un

    animal pequeo y mudo que despertaba una fascinacin indescriptible.

    Con el segundo, en cambio, suceda lo que deca todo el mundo: procura que no

    coman del comedero del gato. Algo que no siempre se consegua, en el caso de Joe.

    Pero no haba motivos para preocuparse. Sobreviviran. Incluso era posible que

    prosperaran. Mientras tanto, tena el peridico por leer.

    Pero ahora estaban en el parque, Joe y pap, as que lo mejor era aprovecharlo al

    mximo. Y la verdad es que era ms divertido jugar con Joe que con Nick a su edad.

    Persegua a Charlie durante horas, peda que lo persiguiese, luchaba, forcejeaba,

    bajaba por el tobogn y volva a subirse a l como un mvil en perpetuo movimiento.

    Todo esto en mitad de Washington. Era un da de mayo e