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Laura A. Gallego Cantarero Literaturas poscoloniales Titulo original : Kirikou et la sourcière Director: Michel Ocelot Guión: Michel Ocelot y Raymond Burlet Países productores: Francia, Bélgica y Luxemburgo Año: 1998 Música original: Youssou N’Dour Director de arte: Thierry Million Kirikou, un cuento del áfrica negra reescrito Lo primero que encontramos cuando buscamos información sobre Kirikou et la sourcière, a parte del hecho de ser una animación francesa sobre un niño africano muy valiente, es que su director, Michel Ocelot, se inspiró en un cuento del oeste de África: “The idea of the film is based on a Western African tale that I read a few years ago.” 1 A partir de ahí, tomó notas y Kirikou fue tomando forma al mismo tiempo que se desarrolló la historia. Pero Ocelot no parte de la nada: a pesar de ser francés, pasó unos cuantos años de su niñez en Guinea, lo cual, nos hace suponer una cierta predilección hacia ese tipo de cuentos e, incluso, epopeyas heroicas y la recuperación y reescritura que lleva a cabo en el film Kirikou et la sourcière. Kirikou n’est pas grand, mais il est vaillant. El niño héroe en los cuentos africanos Desde la primera escena, Kirikou, se nos muestra como un niño capaz de todo. Aún en el vientre materno, incita a su madre a que le para, y ésta le responde: “si un niño es capaz de hablar, es capaz de darse a luz solo”. Actos seguido, Kirikou sale por sí solo del vientre materno. También se deja constancia en el tono del relato que éste estará lleno de repetición, como en la mayoría de la tradición oral, puesto que se vuelve a la misma estructura gramatical: “si un niño es capaz de darse a luz solo, es capaz de bañarse solo”, pero volveremos a ello más adelante. 1 “Director notes for teachers” en: Kirikou and the sorceress [en línea] Ref.25 junio 2010. Disponible en: http://www.kirikou.net/teachers.html

"Kirikou y la bruja" analizada desde los estudios poscoloniales

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reseña crítica de "Kirikou y la bruja" desde los estudios poscoloniale.

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Page 1: "Kirikou y la bruja" analizada desde los estudios poscoloniales

Laura A. Gallego Cantarero

Literaturas poscoloniales

Titulo original : Kirikou et la sourcière

Director: Michel Ocelot

Guión: Michel Ocelot y Raymond Burlet

Países productores: Francia, Bélgica y Luxemburgo

Año: 1998

Música original: Youssou N’Dour

Director de arte: Thierry Million

Kirikou, un cuento del áfrica negra reescrito

Lo primero que encontramos cuando buscamos información sobre Kirikou et la sourcière, a

parte del hecho de ser una animación francesa sobre un niño africano muy valiente, es que su

director, Michel Ocelot, se inspiró en un cuento del oeste de África: “The idea of the film is

based on a Western African tale that I read a few years ago.”1 A partir de ahí, tomó notas y

Kirikou fue tomando forma al mismo tiempo que se desarrolló la historia. Pero Ocelot no parte

de la nada: a pesar de ser francés, pasó unos cuantos años de su niñez en Guinea, lo cual, nos

hace suponer una cierta predilección hacia ese tipo de cuentos e, incluso, epopeyas heroicas y

la recuperación y reescritura que lleva a cabo en el film Kirikou et la sourcière.

Kirikou n’est pas grand, mais il est vaillant. El niño héroe en los cuentos africanos

Desde la primera escena, Kirikou, se nos muestra como un niño capaz de todo. Aún en el

vientre materno, incita a su madre a que le para, y ésta le responde: “si un niño es capaz de

hablar, es capaz de darse a luz solo”. Actos seguido, Kirikou sale por sí solo del vientre

materno. También se deja constancia en el tono del relato que éste estará lleno de repetición,

como en la mayoría de la tradición oral, puesto que se vuelve a la misma estructura gramatical:

“si un niño es capaz de darse a luz solo, es capaz de bañarse solo”, pero volveremos a ello más

adelante.

1 “Director notes for teachers” en: Kirikou and the sorceress [en línea] Ref.25 junio 2010. Disponible en:

http://www.kirikou.net/teachers.html

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Kirikou, neonato, se muestra curioso y quiere saber por qué su padre está ausente y el poblado

tan triste. Su madre le explica que es todo a causa de la bruja Karabá, que mata a los hombres

y les priva del agua, tan necesaria para sobrevivir. Acto seguido, el niño emprende un viaje

para enfrentarse a la bruja para recuperar el agua para su poblado, pero su principal

preocupación, además de esta, es saber por qué la bruja Karabá es “mala”. En palabras del

director: “The main topic of the story is the question that Kirikou raises throughout the tale:

"Why is the sorceress wicked?”. Adults have ready-made answers, when they do have them.

But Kirikou will reach the truth, his actions are not pre-determined, he does not simply kill

Karaba as in the original story”2. Como vemos, el cuento original es distinto, entonces se da en

Kirikou una reescritura, pues el objetivo de del niño no es matar a la bruja, sino descubrir por

qué ejerce su poder haciendo el mal para el pueblo.

En la tradición oral de los cuentos de África, encontramos la figura del niño héroe que se

enfrenta a la bruja o a alguien malvado en repetidas ocasiones. Estos relatos sirven para

educar al niño y convertirlo en un ser capaz de sobrevivir: “However, fiction also has an

essential role in education: that of teaching a child, in a playful manner, how to behave within

and outside the family. The basic rule is not to be cheated by others but get the upper hand in

all social relations. For that purpose, he/she must be on the lookout to anticipate the others

tricks and acquire a quick flexible form of pragmatic intelligence that includes, most frequently,

mastery over language. This is illustrated in several cycles. In one of them (a combination of

“The children and the Ogre” and “the boy steals the giant’s treasure” AT 327-328; e.g.

Mouliéras 1892, 136-153 and Blaklouti 1988 91-4) the young hero triumphs over and ogress in

spite of his psysical appareance as suggested by his name (“Half Man” or “Little smartie”). Also

very small in size is the Maghribian “Rhampsinitus” whose story develops into a serie of

challenges from the clever thief at the address of the sultan and/or his Jewish counselor”3. En

Kirikou et la sourcière nos encontramos varias de estas máximas. El niño héroe tiene que

anticiparse a las trampas que Karabá pone para atrapar (y, supuestamente, comerse) a los

niños del poblado usando su inteligencia y, por supuesto, hay un gran contraste físico entre el

héroe y el villano. Kirikou es tan pequeño como un recién nacido y la bruja Karabá es una

2 Ibíd.

3 . Peek, Philip M. and Yankah, Kwesi (ed). African folklore: an encyclopedia. New York: Routledge, 2004.

[en línea] Ref. 25 de junio de 2010. Disponible en:

http://books.google.es/books?id=pOcWLGktIYoC&pg=PA226&lpg=PA226&dq=african+folklore+hero+bo

y&source=bl&ots=Z39UKFW_xU&sig=njhYBPcBNncNxbgjtkKFcVP9vHQ&hl=es&ei=Hc7nS4rXFYKcmwOpi

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&f=false

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mujer de gran envergadura. Esta es una cuestión que el director tiene muy presente y lo hace

patente a través de los recursos audiovisuales, en ocasiones mucho más potentes y directos

que la palabra: “I developed the contrast between small child/mighty sorceress: Kirikou is tiny

and wears no clothes, Karaba the Sorceress is statuesque, over-dressed with jewels, malice and

power”.4 Además de esto, este extracto de Afrikan folklore: an enciclopedia nos da pistas de en

qué cuento podría haberse basado Ocelot: “El niño y el ogro” y “El niño que robó el tesoro del

gigante”. En Kirikou vemos como el niño tiene que enfrentarse al ogro, que en este caso es una

mujer malvada y, además, tiene que robarle el tesoro: el agua que tiene en una reserva que no

ofrece al pueblo y todo el oro que les ha robado a sus habitantes. Para ello, además de las

pruebas que tiene que pasar como en cualquier epopeya africana donde se inicie una especie

de viaje iniciático en busca de un algo, una meta (recordemos Kaidara. Cuento iniciático Peule)

el héroe tiene que dejar de lado supersticiones y maldiciones y plantar cara al problema sin

miedos. Obviamente, este es otro de los temas más importantes para Ocelot: “The second

topic is that one should never fear "sorcerers" and that you will achieve what you want, not by

believing in superstition and lucky charms, but by taking matters into your own hands. My

heroes are independent: Kirikou, his mother, his grandfather and Karaba”5

Un retrato africano como nunca antes se había hecho

Este fue el propósito principal de Michel Ocelot, una representación sobre el continente

africano que hasta ese momento nadie había hecho en animación y en manos de productoras

occidentales y director occidentales. Ocelot, en su declaración, lo indica así: “I had long

wanted to portray Africa, a powerful realm that had never been portrayed in an animated

feature film, ("The Lion King" used African settings but not Africa nor the Africans). Es decir, lo

que pretende Ocelot es hacer un film de animación sobre África y para los africanos, ya que en

películas como El Rey León (1994) o la más reciente Viaje mágico a África (2010), de Jordi

Lompart, a pesar de usar elementos visuales africanos, no se deja patente ni la estética del

arte africano ni el tipo de relato de África negra.

El cuento oral con moraleja

En los manuales de locutores de radio una de las consignas primordiales es que hay que ser

repetitivo e incluso redundante, hay que decir las cosas de varias maneras, pues la información

es oral y el oyente la pierde en el aire y le es difícil retenerla para volverla a transmitir. Es por

4 Ibíd.

5 Ibíd.

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eso que en el medio oral es tan importante la repetición y es un medio para que el oyente la

retenga en su memoria y sea capaz de repetirla a su vez a otro grupo de oyentes. Kirikou et la

sourcière, a pesar de no ser un relato oral, sino audiovisual, conserva algunos mecanismos de

repetición en los diálogos de sus personajes. Como hemos indicado al inicio, la madre de

Kirikou repite la misma estructura gramatical. Cuando Kirikou le dice: «mère, enfante-moi »

Ella le responde: «un enfant qui parle dans le ventre de sa mère, s’enfante tout seul”. Cuando

Kirikou le pide que le lave, su madre responde: “Un enfant qui s’enfante lui-même, se lave tout

seul".

Si hay algo que “recriminarle” a Kirikou es su posible tendencia visión naïf de los

acontecimientos. Se plantean los problemas de un poblado, y por posible analogía, de todo un

país y continente de una forma concreta y algo simple (seguramente se deba a que la

animación está pensada para un target infantil) y se sigue esta estructura algo maniquea de

dualidad (riqueza/pobreza, sequía/agua, bueno/malo) y de causa: ¿Por qué somos pobres?

Porque no tenemos agua. ¿Por qué no tenemos agua? Porque Karabá es mala. ¿Por qué

Karabá es mala?, porque… y en este último por qué encontramos la moraleja. Quizás el relato

que leyó Ocelot no tenía una moraleja que le convenciera, pues el niño héroe acababa

matando a la bruja y la abolición del mal a través de la muerte también es maniqueo. El

director pretende darle una vuelta de tuerca más al relato para que éste sea más enriquecedor

para el público: hay que preguntarse por qué el “malo” es “malo” y, así, teniendo una

explicación y una causa de su maldad, intentar ayudarle para que deje de serlo. Es decir,

pretende transformar al “malo”, porque su maldad crece en cuanto su poder crece y viceversa.

Kirikou, por supuesto, tiene un happy end en el que el niño ayuda a la bruja para que deje de

ser “mala” y se resuelven todos los problemas del poblado ya que se les devuelve el agua y el

oro.

Cómo Ocelot llegó a Kirikou: antropología y etnología en África negra

En Les Epopées d’Afrique noire podemos leer lo siquiente : «Au début du XXème siècle, deux

facteurs élargissent les recherches africaines. Il s’agit, d’une part, de la mise en place de

l’administration coloniale et, d’autre part, de l’ampleur des travaux en ethnologie et en

anthropologie sociale (…) donnent de larges descriptions des cultures orales, même si les

thèses primitivistes dominent encore la recherche»6. Como bien indica, la etnología y la

antropología moderna han tenido en el siglo pasado un gran interés por conocer la vida de las

tribus africanas, así como su folklore y una de sus preocupaciones más notable era la de pasar

6 Kesteloot , Lilyan et Dieng, Bassirou. Les épopées d’Afrique noire. Paris : Karthala : Unesco, cop. 1997

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a literatura todo lo que hasta ese momento era oralidad. Gracias a este trabajo, que en

ocasiones puede parecer forzado, pues no deja de meter en el cajón de la letra escrita lo que

antes palabra sonora, llegamos a conocer una parte de su folklore y permite recopilar una

cantidad de sabiduría, tradición y narrativa africana que no permite que tenga lugar el drama

expresado por Hampâté Ba: "En África, cuando un viejo muere, arde una biblioteca". Por

supuesto, hay quien ha negado esta frase, como Abiola Félix Iroko, que modifica esta frase “Un

viejo que muere no es siempre una biblioteca que arde”, porque hay jóvenes que conocen la

tradición oral, ya que los mayores la han transmitido y compartido. Por otra parte, la

recopilación por escrito le resta el encanto al relato de la variación verbal, el énfasis del

orador, la creación colectiva y el momento comunitario en el que se cuenta la historia. En lo

que nos interesa, recopilar estos cuentos, mitos, leyendas y proverbios es un modo de difundir

y posibilitar el conocimiento de su cultura allende de su continente. Es así cómo puede llegar a

nuestras manos y cómo llegó, a las de Ocelot, un cuento africano que nos pueda inspirar y lo

podamos reutilizar e incluso reescribir y darle un sentido y significado añadido, y, pese a la

pérdida que supone literaturizarlo, hay otras ganancias notables.

Recursos visuales y música

Una de las ganancias notables de las que hablamos puede ser convertir en un relato

audiovisual el cuento oral, de modo que la imagen y el sonido sustituya todo el ritual del

orador, como indica Jose Miguel Layos-Fernández en su artículo “La tradición oral en África”:

“Tan importante como la palabra es el silencio, un silencio expresivo, cargado de significados y

acompañado de otras manifestaciones no verbales como los tatuajes, la cestería, las trenzas o

las decoraciones”7 Es decir, el encanto que pierde el solitario y silencioso libro puede ganarlo

su trasposición (también llamada adaptación o transducción semiótica) audiovisual en cuanto

a estética y sonido manifiesto. Así pues, en transposiciones como Kirikou et la sourcière el

cuento se ve enriquecido por diversos aspectos. Tal y como indica Ocelot, tratar África

gráficamente le supuso un gran problema, pues es un continente con una gran tradición de

arte decorativo pero apenas tienen un arte gráfico figurativo y que para inspirarse “I imagined

an African Douanier Rousseau. That idea helped us design the decor of the background

scenery. As for the characters, we made use of Egyptian art as I wanted to avoid caricature and

I also wanted the handsome individuals to immediately appear striking”8.

7 Layos-Fernandez, Jose Miguel. La tradición oral en áfrica. Ref: 20 junio 2020. Disponible en:

http://antropologia.suite101.net/article.cfm/la_tradicion_oral_en_frica

8 Ibíd.

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Como vemos, los fondos de Kirikou et la sourcière tienen una expresa y voluntaria similitud con

los cuadros de naturaleza de Douanier Rosseau una naturaleza exótica, exuberante, rica en

frutos y con una fauna salvaje pero pacífica.

Su representación, tanto de la figura como de los colores, es realmente plana, sin profundidad

de campo ni apenas perspectiva, está muy próxima de la bidimensionalidad. En ningún

momento encontramos puntos de vista subjetivos, la mayoría de las representaciones de las

figuras humanas son frontales (arte africano) o de perfil (arte africano). Apenas encontramos

perspectiva contrapicada, solo se utiliza para realzar la grandeza del poder del mal de la bruja

Karabá en determinados momentos o el exultante cuerpo masculino de Kirikou cuando crece.

Esta falta de perspectiva y bidimensionalidad también hace visible, como indica Ocelot, la

proximidad de las figuras humanas a las del arte egipcio. En Kirikou et la sorcière priman los

planos en los que el protagonista se ve de perfil, en especial los de movimiento, y el cuerpo y

la expresividad de estos personajes también recuerdan a las representaciones egipcias, como

este mural que vemos, de la época del imperio nuevo.

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En cuanto a los fetiches de la bruja Karabá, están claramente inspirados en el “negro art” o

arte africano. Son figuras alargadas, rígidas y solemnes, de colores apagados con rostros

hieráticos, sin expresividad, que sirven a Ocelot para caracterizar a los fetiches como

autómatas de la bruja.

Ocelot no solo se basa en los libros y en las referencias culturales para dotar de una

representación gráfica y de un color al film Kirikou, sino que se apoya en sus recuerdos de

infancia, como cuenta a continuación: “Far as colour was concerned I used the vivid memories

of my childhood; an ochre village, the yellow savannah, the emerald forest, the green river, the

hut of the sorceress, the outside as grey and black as death and the inside as red as hell, and

the rainbow-coloured finale of a crowd at a fancy-dress party”9. Así pues, vemos como la

experiencia personal de haber vivido en África deja una su impronta en su reconstrucción del

paisaje africano y de sus historias.

Lejos del “Oh yo voy a ser Rey León” queda la música de Kirikou, que fue encargada a un

músico y compositor africano, Yossou N’Dour, para Ocelot era importante porque “It is an

African tale and Africa has made a huge impression on the world with its music”. Al

compositor, que vivía todavía en Dakar, se le pidió ser un poco más africano de lo que en

realidad era en sus últimos trabajos y componer la banda sonora exclusivamente con

instrumentos africanos, y así fue cómo finalmente lo hizo, ya que, desde el primer momento,

le gustó Kirikou por varios motivos: “Firstly, because it is an African tale that I can identify with.

It talks of water and nature, children, a sorceress and fetishes, things that make up our

mythology, our roots Secondly, because it would enable me to work once more with

traditional music. The director made it very clear that he wanted no modern or percussion

instruments, and that he wanted to find a more natural inspiration, seeking inspiration where

9 Ibíd.

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music originated. We have therefore used traditional African instruments like the balafon, the

ritti, the cora, the xalam, the tokho, the sabaar and the belon.”

La presencia de cánticos y de danzas en Kirikou también es esencial. Se dan continuamente

ante un hecho festivo o un suceso trágico. Es curioso como la misma canción “kirikou n’est pas

grand mais il est vaillant” denota alegría cuando éste ha cometido un acto heroico y denota

tristeza y se entona como una elegía cuando creen que el pequeño niño héroe ha muerto

ahogado. Este hecho nos recuerda a la película Hyènes (1992), de Djibril Diop Mambety, en el

que igualmente vemos como es habitual que canten en grupo y en diferentes momentos de la

historia.

En Kirikou también fue importante la elección de las voces de los personajes. A pesar de

tratarse de una producción europea (Francia, Bélgica y Luxemburgo) y el idioma original fuera

el francés, se eligieron a actores africanos, lo cual enriqueció al film:” We also recorded the

original French voices in his studio using African actors. I wanted to make a film in my

language, which is also the language of a part of Africa and I did not want my villagers in the

bush to have voices arranged and recorded in Paris. I enjoyed immensely recording French

speakers in Africa, thus bringing an authentic African flavor to the film”10.

African flavor

Este African flavor del que habla Ocelot está presente en toda la obra. De hecho, a vista

occidental, hace sospechar de una especie de idealización del continente africano,

supongamos que Ocelot guarda un recuerdo idealizado de su niñez en Guinea o, de nuevo, que

no pretende una visión africana realista, ya que no deja de ser una animación dirigida al

público infantil. Esta idealización, incluso, puede parecer una especie de enaltecimiento del

esencialismo africano y de la negritud. Lo vemos especialmente en la fauna y la flora exultante

del lugar, que es representado como un paraíso lleno de plantas y frutos exóticos, como en los

cuerpos de los protagonistas, exaltando de algún modo tanto el femenino, con las bellas

mujeres de pechos descubiertos, como en los altos y robustos cuerpos masculinos, también

semidesnudos. Da la impresión, de algún modo, que la figura de Kirikou y de algunos

personajes más del film están vistos desde la perspectiva del mito del buen salvaje, en el que

se cree que los indígenas son humanos en estado puro, al natural, y por eso son gentiles,

confiados, y, en definitiva, buenos. Así pues, esta representación de África hace pensar más en

10

Ibíd.

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una visión idílica y mítica que en una versión realista de lo que es el continente en la

actualidad.

En Kirikou et la sourcière encontramos alguna característica más de las que podrían

considerarse esenciales o muy comunes en las culturas africanas, como la sempiterna

presencia del viejo sabio del pueblo y más destacadamente en el viejo sabio profeta,

encarnado en el abuelo de Kirikou que le da la clave para resolver el misterio de la maldad de

Karabá. A todo ello, se le suman algunos espacios místicos y de revelación personal,

especialmente la cueva del abuelo.

Otro de los puntos más destacados de la obra son, sin duda, las escenas donde ocurren hechos

insólitos, por no denominarlos sobrenaturales. Pero, como siempre, la duda está servida:

¿estos hechos son sobrenaturales, o incluso denominados “mágicos” a ojos de las mentes

occidentales o realmente en culturas nativas de África los niños pueden darse a luz solos,

correr a velocidades excesivas para un humano y los hombres pueden convertirse en

autómatas bajo una maldición de una bruja? Quizás Ocelot no se ha planteado esta duda y

simplemente ha recurrido a estos elementos mágicos que posiblemente haya visto en el

cuento que leyó y los ha plasmado sin más problemática que la de hacer más apetitoso el

relato de ficción para el público infantil, pues ya sabemos que estos tipos de productos son

dados recrear mundos y sucesos maravillosos en su argumento.

Kirikou c’est petit, mais il est mon ami

En definitiva, no hay que dejar de tener en cuenta que Kirikou et la sourcière es un cuento

infantil adaptado al lenguaje audiovisual desde occidente, pero obtiene lo que pretendía: una

animación lo más próxima posible a la esencia africana siguiendo la tipología de relato

africano, como la epopeya, además de dotarla de elementos visuales que respetan varios tipos

de representación africana de la naturaleza y de las figuras humanas, con actores de doblaje

africanos y con una música original del continente. Todo ello con una pretensión didáctica que

da como resultado un pequeño niño negro adorable que no puede, si no, être notre ami.