KITZBERGER, PHILIP (2010). “Giro a La Izquierda, Populismo y Activismo Gubernamental en La Esfera Pública Mediática en América Latina”

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    Giro a la izquierda, populismo y activismo gubernamental en la esfera pblica meditica en Amrica Latina Philip Kitzberger UTDT/CONICET Introduccin y caracterizacin del modelo: Con el cambio de siglo emergieron, en una buena parte de Latinoamrica, gobiernos

    identificados con consignas y programas de izquierda y, entre algunos de ellos, formas y

    prcticas de estilo populista. Al margen de la pretensin comn de pertenecer a una

    nueva izquierda regional, estos gobiernos difieren ampliamente en origen, estilo,

    discurso, formas de apelacin, base social, alianzas de intereses y polticas (Levitsky y

    Roberts 2008).

    Uno de los rasgos ms notorios de estas nuevas experiencias polticas es la

    acumulacin de numerosos episodios pblicos y subterrneos de conflicto con la prensa y

    medios. Parece as relevante preguntarse si estos episodios de radicalizacin y

    polarizacin que involucran a actores gubernamentales que asumen estrategias de

    confrontacin, de un lado, e instituciones mediticas y periodsticas que radicalizan sus

    roles oposicionales, del otro, constituyen alguna novedad para la regin y para el

    universo de los regmenes democrticos.

    Estas guerras mediticas abiertamente combatidas no han escapado a los ojos

    de mltiples observadores. Sin embargo, entre stos han predominado miradas

    fuertemente politizadas y partisanas. De un lado, las causas disparadoras de las

    dialcticas gobierno-prensa han sido atribuidas a los estilos populistas y autoritarios de

    jefes de estado como Chvez, Morales, los Kirchner o Correa, los cuales son vistos como

    incompatibles con los estndares occidentales o demoliberales de libertad de prensa. Del

    otro lado, algunas interpretaciones sugieren que en los pases en los que hubo un giro

    poltico hacia la izquierda, los opositores a las agendas reformistas de estas nuevas

    experiencias polticas, hurfanos de otros instrumentos polticos, han refuncionalizado a

    los conglomerados de medios y a la gran prensa como grupos de combate en la lnea del

    frente en una amarga lucha por los corazones y las mentes en la que la estrategia

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    dominante es denegar legitimidad y erosionar la autoridad de los nuevos liderazgos

    polticos regionales (OSchaughnessy 2007).

    Entre los casos que ms claramente parecen compartir estos rasgos se encuentran

    Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y, hasta cierto punto, Brazil. Todos ellos (y de

    nuevo, con la parcial excepcin de Brasil) podran ser identificados como las versiones

    populistas de la izquierda latinoamericana contempornea (Petcoff 2005, Castaeda

    2006). No obstante, detrs de esta etiqueta yacen importantes diferencias: el gobierno

    boliviano est basado en una fuerte movilizacin desde abajo, en movimientos sociales y

    en identidades indigenistas. Chvez y Correa, por contraste, se sustentan en una

    movilizacin desde arriba encabezada por outsiders de la poltica de partidos (uno

    proviene de las fuerzas armadas, el otro del mbito acadmico) cuyo arribo al poder fue

    la resultante de un colapso de los partidos polticos tradicionales. El gobierno de Kirchner

    tambin se origin en una crisis de representacin de la poltica, pero su gobierno se

    sostiene en tensin con su pretensin fundacional de representar una nueva poltica

    en la maquina poltica del partido peronista que sobrevivi al colapso de 2001. As como

    difieren en sus bases organizativas y sociales tambin divergen significativamente en sus

    polticas, en especial en el mbito de la economa (Levitzky y Roberts 2008). Pese a estas

    divergencias, an tendra sentido llamarlos populistas en la medida que comparten la

    presencia de fuertes liderazgos personalistas y, sobre todo, un discurso populista, esto es,

    un discurso que apela a una nocin de pueblo como identidad que se constituye por

    antagonismo a un bloque de poder dominante (Laclau 1977).

    En Amrica Latina, los as llamados neo-populistas como Menem, Collor o

    Fujimori, durante el perodo de auge neoliberal, u otros contemporneos como lvaro

    Uribe en Colombia, se han apoyado profusamente en formas de activismo meditico para

    bregar por apoyo en la opinin pblica (Weyland 1999, Gmez Giraldo 2005). Sus

    posturas pro-mercado no siempre les garantizaron cobertura favorable, por lo que

    recurrieron a recursos que van desde apelaciones carismticas hasta formas de presin

    legal y paralegal a la prensa (Waisbord 2003, Conaghan 2005).

    Comparados a estos neo-populismos, los populismos de izquierda aqu

    considerados presentan rasgos bien diferentes. En primer lugar, han desplegado nuevas

    formas especficas de comunicacin directa (siendo el Al Presidente de Hugo Chvez el

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    ejemplo inaugural) rechazando, simultneamente, convenciones de mediacin

    periodstica como las conferencias de prensa o las entrevistas.1 Segundo, han adoptando

    una prctica sistemtica de going public con discursos populistas y de izquierda en los

    que los medios y prensa figuran como instrumentos ideolgicos de los enemigos del

    pueblo. Tercero, favorecen (con variado xito) polticas que revierten las regulaciones

    pro-mercado del perodo neoliberal.

    La consistencia de este fenmeno no est dada por la mera co-presencia emprica

    de estas tres dimensiones, sino por el hecho de que el discurso de la primera invoca las

    prcticas y regulaciones de la segunda y la tercera dimensiones. En otras palabras,

    sostener pblicamente que los medios y la prensa representan intereses (hegemnicos,

    capitalistas, corporativos, imperialistas u oligrquicos) opuestos al inters pblica (el

    pueblo), justifica movilizar directamente a la opinin pblica, puentear el rol mediador

    del periodismo, avanzar y ocupar espacios en la esfera pblica, y aspirar a alterar el

    mercado meditico.

    Por otra parte, estos casos difieren tambin de otros actuales gobiernos de

    izquierda en la regin. Chile representa, en tal sentido, el mejor contraejemplo.

    (Kitzberger 2008).

    En ntido contraste, presidentes como Chvez, Lula o Correa tienen sus emisiones

    semanales de radio y/o televisin (los Kirchner y Evo Morales han adoptado otras

    prcticas de comunicacin directa). Desde estas plataformas califican habitualmente a sus

    adversarios de prensa y medios como neoliberales, golpistas, poderes fcticos, etc.,

    situndolos en visiones generales de la sociedad (que mezclan elementos de las

    tradiciones de izquierda y populista) en la que medios y prensa son presentados como

    agentes (ideolgicos) de los poderes sociales y econmicos dominantes.

    En sntesis puede afirmarse que existen fuertes similitudes en los casos

    considerados, de modo tal que stos conforman un modelo distinto y particular de

    activismo en la esfera pblica meditica. Son tres las dimensiones que le dan forma y

    definen a este modelo. Primero, existe una prctica generalizada de going public esto es,

    interpelar al pblico (Kernell 1997) con discursos altamente ideolgicos (esto es, que

    1 Uribe se acerca en este aspecto a los casos considerados.

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    contienen marcos interpretativos clasistas o populistas) sobre medios y prensa. En estos

    discursos, mayormente presentes en intervenciones pblicas presidenciales, las

    instituciones periodsticas son encuadradas develadas como actores ligados a intereses

    de clase o grupos privilegiados. Segundo, estos gobiernos despliegan una variedad de

    formas y dispositivos de comunicacin directa que exhiben mixturas variables de

    apelaciones polticas tradicionales con usos sofisticados y tecnocrticos de recursos

    mediticos. Tercero, estos gobiernos promueven (con variado xito) regulaciones en el

    mbito de la comunicacin a favor de un rol ms activo del estado y de formas

    alternativas al mercado, utilizando instrumentos tales como financiamiento directo y

    creacin de nuevos medios pblicos, apoyo a formas cooperativas, nacionalizaciones,

    reformas legislativas o no renovaciones de licencias.

    Al margen de las interpretaciones polmico-partisanas, la singularidad de estas

    formas de activismo gubernamental de los nuevos populismos de izquierda en Amrica

    Latina no ha sido tratada en forma sistemtica. Estos rasgos peculiares reclaman

    explicacin y abren una serie de interrogantes: Hay un origen comn? Se trata de una

    repeticin de circunstancias similares o de un contagio y difusin de prcticas del modelo

    venezolano? Qu factores explican la emergencia de dichas formas? Por encima de los

    rasgos en comn, cmo afectan las variables contextuales (estructura socio-cultural,

    sistema de medios, cultura de prensa o sistema poltico) a las estrategias, a la

    performance y los resultados de esta politizacin del conflicto gobierno-prensa? Cunta

    importancia debe asignarse a los particularismos regionales o a las tendencias globales en

    el mbito de la comunicacin poltica en la explicacin de estos casos? Cules son las

    consecuencias de estas formas para la gobernabilidad democrtica?

    Algunas hiptesis explicativas:

    Asumiendo analticamente el activismo gubernamental (sus variaciones en prcticas y en

    intensidad de la confrontacin con los actores de la esfera pblica) como la variable

    dependiente, como el fenmeno a ser explicado, el foco de esta parte se sita en la

    exploracin de hiptesis explicativas que invocan posibles factores o variables

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    explicativos. En el esquema de esta parte de la investigacin, stos ocupan el lugar de las

    variables independientes.

    Las diferentes variables que a priori parecen tener importancia a la hora de construir

    hiptesis explicativas sobre variacin, pertenecen a niveles muy heterogneos como la

    sociedad, el mbito de las ideas y las tradiciones polticas, la estructura de actores del

    sistema poltico, las agendas de poltica pblica de los propios gobiernos o los rasgos del

    sistema de medios.

    Las siguientes son algunas de las hiptesis y preguntas que se pueden postular a partir de

    una serie de variables explicativas para dar cuenta de la variacin en el tipo de activismo

    meditico y su performance poltica. Estos puntos no excluyen que, en el curso de la

    investigacin, pudieran surgir otras posibilidades relevantes.

    1. El primer punto est ligado al peso que debe ser atribuido a la difusin de la

    experiencia chavista frente al peso relativo de contextos o tradiciones polticas locales.

    En qu medida influy en los otros cuatro casos el ejemplo de comunicacin poltica

    gubernamental ofrecida por Hugo Chvez? Este problema se vincula con estas otras

    preguntas: Hasta qu punto es la coincidencia de estos activismos el producto de

    desarrollos endgenos paralelos? Qu peso tienen, en cada caso, tradiciones polticas o

    contextos locales? Ante la tesis de la difusin aparecen algunos relatos de caso que

    enfatizan factores genticos locales en la explicacin de los activismos (Novaro 2006,

    Conaghan 2008). Paralelamente, el proceso de difusin de la experiencia poltica

    venezolana en este terreno no se limita a una mera imitacin espontnea. De hecho, el

    gobierno Bolivariano ha tenido una activa poltica de promocin regional de medios y

    discursos informativos alternativos a los actores dominantes en el mercado, de las cuales

    la cadena regional Telesur constituye nicamente la cara ms visible.

    2. Parece existir una correlacin entre intensidad del fenmeno y la medida en que las

    polticas de estos gobiernos afectan intereses econmicos y sociales. La radicalizacin

    gubernamental en la esfera de los medios parece guardar alguna correspondencia como

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    reaccin o anticipacin con las polticas (especialmente en el campo de la economa

    poltica) que pueden afectar intereses organizados poderosos. Esta hiptesis, corriente en

    las interpretaciones del fenmeno, debe ser testeada considerando la estructura de

    propiedad de los medios en cada uno de los casos y sus vnculos con dichos intereses.

    3. Los sistemas de partido y los tipos de liderazgo constituyen otra dimensin explicativa

    relevante. La situacin de la poltica partidaria resulta relevante en la explicacin de

    diferencias entre casos. La ocurrencia de colapsos de los sistemas de partido en

    momentos previos al ascenso de los gobiernos en cuestin, est ligada a la radicalizacin

    o intensificacin del activismo. Venezuela y Ecuador, por ejemplo, son ejemplos donde

    derrumbes previos de la poltica partidaria tradicional no solo condujeron a que outsiders

    de la poltica emergieran como lderes personalistas, sino que a su vez los orient al uso

    de apelaciones directas a travs de los medios como principal recurso de movilizacin de

    apoyo. De este modo, donde los partidos son dbiles en la movilizacin de apoyos o en

    los lazos con la sociedad, parecen ganar relevancia los liderazgos personalistas y

    centrados en el activismo meditico. Simultneamente, donde la poltica partidaria es

    dbil, los medios tienden a convertirse, supletoriamente, en la arena en la que las voces

    opositoras buscan ganar acceso pblico.

    4. Otro aspecto relevante est constituido por la as llamada organizacin de la sociedad

    civil. Este fenmeno global est ligado a nuevas formas de contestacin poltica que

    desafan a la construccin de mayoras electorales como fuente exclusiva de legitimidad

    poltica (Rosanvallon 2007). Argentina parece sugerir una hiptesis a testear sobre la

    relacin entre la fortaleza de la sociedad civil y la performance poltica de las estrategias

    activistas de los gobiernos considerados, en la medida que, impulsado originariamente

    por la fortaleza de su movimiento de derechos humanos, es un caso notable de desarrollo

    de una sociedad civil en el perodo postransicin (Peruzzotti 2004). Este desarrollo

    ofreci un repertorio de categoras al cuestionamiento a la poltica partidaria que hizo

    eclosin en diciembre de 2001 (Torre 2004). Este cuestionamiento a la poltica, no

    desaparecido con dicha crisis, parece enfatizar y reforzar la tendencia institucional

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    general del periodismo consistente en disputar representatividad a la poltica ante la

    opinin pblica (Kitzberger 2006). En suma, donde la organizacin de la sociedad civil

    constituye un entramado ms fuerte y desarrollado, la movilizacin meditica de estos

    liderazgos populistas de izquierda parece encontrar mayores resistencias.

    Por otra parte, dado que en los casos considerados ha sido frecuente que la

    movilizacin opositora se presente a s misma como representando a la sociedad civil

    (movimientos cvicos, paros cvicos), parece relevante contrastar estas

    autopercepciones.

    5. La performance poltica de las estrategias de activismo meditico parece relacionarse

    tambin con variables socioculturales y del sistema de medios. En pases como Argentina

    y Brasil, las estrategias de escalar la politizacin del conflicto con los medios parece

    haber sido menos exitosa en trminos de popularidad e imagen pblica gubernamental.

    Estos resultados podran vincularse a la existencia en estos pases de sectores medios

    urbanos y secularizados proporcionalmente ms numerosos, de un lado, y a la existencia

    de instituciones periodsticas y de medios ms diferenciadas, profesionalizadas y

    autnomas las que, a su vez, gozan mayores niveles de credibilidad y legitimidad pblica,

    por el otro. El contraejemplo del caso boliviano abonara esta hiptesis en tanto la

    debilidad de los estndares profesionales y ticos de la prctica periodstica, traducidos

    en coberturas inocultablemente sesgadas a favor de los intereses de los grupos

    propietarios de medios, ha hecho crebles las denuncias pblicas del gobierno contra estas

    instituciones (Laura 2007, SIP 2007).

    6. Algunos rasgos del activismo gubernamental pueden ligarse tambin a factores

    socioculturales y a la penetracin y alcance de los medios masivos de comunicacin. En

    el caso de Bolivia, por ejemplo, el clivaje etnolingstico, la alta proporcin de poblacin

    rural que habita en zonas de difcil acceso a la infraestructura moderna, y la consecuente

    escasa penetracin de los medios a nivel nacional, determina los rasgos descentralizados

    sobre la base de una red de radios comunitarias que ha asumido la comunicacin directa

    gubernamental.

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    El activismo gubernamental en las democracias contemporneas

    La hiptesis que se viene sosteniendo afirma que el activismo meditico aqu

    caracterizado constituye un modelo singular y distinto a los que dominan en las

    democracias polticas del mundo contemporneo. Por ende el eje de la comparacin

    estar puesto en los casos del estudio principal y las experiencias de activismo

    gubernamental en la esfera pblica meditica en otras democracias.

    En los siguientes prrafos se establecern los trminos de la discusin que

    encuadra la relevancia terica de comparar los regmenes de activismo meditico

    gubernamental aqu considerados, con los funcionamientos y prcticas gubernamentales

    frente a medios, prensa y opinin pblica en otras democracias del mundo

    contemporneo.

    Durante las ltimas dcadas tuvo lugar a nivel global un proceso convergente en

    cuanto a concentracin y comercializacin de los mercados de medios, una expansin de

    la ideologa profesional del periodismo de estilo anglosajn y una creciente

    autonomizacin de instituciones mediticas y periodsticas frente al estado y otras

    instituciones polticas. Estas tendencias redundaron en una mayor hostilidad en las

    coberturas mediticas y narrativas periodsticas sobre la poltica (Hallin y Mancini 2004).

    A la vez, el presunto declive de las identidades polticas y sociales tradicionales coloca a

    las instituciones meditico-periodsticas en un lugar central en la organizacin de la

    opinin de las sociedades contemporneas, tornando a los gobiernos ms dependientes de

    capacidades y recursos propios de las lgicas mediticas a la hora de apelar y movilizar a

    cada vez ms amplios sectores de la sociedad.

    Estos nuevos contextos globales de intrusin de lgicas mediticas en el proceso

    poltico, donde los medios periodsticos se vuelven actores polticos centrales, daran

    lugar como reaccin a gobiernos que se vuelven peculiarmente activos en la esfera

    pblica. Aparentemente encabezados por el gobierno federal de los Estados Unidos

    desde hace ya dcadas caracterizado como una public relationships centered presidency

    (Cook 1998), los Ejecutivos nacionales han pasado a la ofensiva para contrarrestar la

    autopresentacin de los medios como guardianes de la sociedad y sus capacidades de

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    cuestionamiento de la actividad poltica y gubernativa. Indicadores de esta contraofensiva

    son la presencia de nuevos roles profesionales, staffs, task forces, agencias (spin doctors,

    PRs, war rooms, consultores, etc.). Muchos de estos nuevos actores portan backgrounds

    en instituciones periodsticas, lo que les permite rutinizar y racionalizar prcticas (estas

    tcnicas reciben nombres como spin control o proactive news management) con las que

    anticipar, adecuarse y as controlar, hasta cierto punto las necesidades del periodismo y

    de la lgica informativa. Esta forma de activismo gubernamental se centra, en fin, en

    gobernar buscando gravitar conscientemente en las agendas meditico-periodsticas y en

    la cobertura del proceso poltico (Maltese 1994; Cook 1998; Scammell 1998; Esser,

    Reinemann and Fan 2001; Negrine et al. 2007).

    Cunto participan los casos de esta investigacin de estas tendencias globales y

    convergentes? Qu aspectos del modelo explica esta modernizacin meditica? Cmo

    se combinan en los gobiernos considerados estos elementos de modernidad y gestin

    tecnificada de medios con elementos tradicionales de los acervos populistas y de la

    cultura de izquierda regional?

    Estos desarrollos que colocan a medios y prensa como actores centrales supone un

    problema poltico clave para cualquier gobierno. Las respuestas han sido aqu muy

    variadas. Pero la estrategia de puentear sistemticamente el filtro periodstico

    utilizando dispositivos de comunicacin directa, combinados con guerras de trinchera

    en la esfera pblica, y todo ello justificado pblicamente por una desnaturalizacin

    sistemtica a las pretensiones de neutralidad que legitiman a las instituciones

    periodsticas, parece ser un fenmeno peculiar de las experiencias bajo consideracin.

    En el contexto de los casos considerados es frecuente observar que las voces

    pblicas se encuentran polticamente polarizadas. Todas las partes se atribuyen

    credenciales democrticas y cuestionan radicalmente la probidad democrtica de sus

    antagonistas. El anlisis sistemtico de estos argumentos que permita observar

    crticamente los presupuestos o concepciones subyacentes, constituira un aporte al

    debate corriente sobre los requerimientos de una esfera pblica democrtica.

    Las esferas pblicas que se constituyen y estructuran a partir de estas dialcticas

    gobierno-prensa son compatibles con los requerimientos democrticos? Cules son los

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    cuestionamientos que pueden hacerse a estos activismos gubernamentales frente a

    medios, prensa y opinin pblica desde un punto de vista democrtico? Son estas formas

    invariablemente iliberales, y por lo tanto ilegtimas, como sostienen sus principales

    crticos? En nombre de qu ideales o principios democrticos son justificados los

    activismos en cuestin? Estos problemas deben ser abordados descomponiendo los

    diferentes ideales y principios que informan a la teora democrtica como pluralismo de

    voces, igualitarismo de acceso al espacio pblico, derechos y libertades pblicas y

    privadas.

    Existe un extenso debate sobre la prensa (ms genricamente, los medios) y su

    relacin con la democracia en tanto ideal y rgimen poltico. Rol adecuado, estructura,

    funcionamiento y regulacin son algunas de las cuestiones tratadas en la discusin.

    Seminales en tal sentido son los trabajos elitistas pre-schumpeterianos de Walter

    Lippman y el texto inaugural de Jrgen Habermas sobre la constitucin de la esfera

    pblica moderna. Desde entonces, pluralismo, acceso, inclusin, formacin de la opinin,

    sesgo, balance pblico privado, regulacin estado-mercado, estructura de propiedad,

    accountability de los medios y a travs de los medios e impacto en la representacin

    poltica han sido los ejes de profusos debates (Mc Nair 2000).

    La mayora de estos debates han estado enfocados casi exclusivamente en las

    democracias del mundo anglosajn (Hallin and Mancini 2004). En cuanto al problema

    del activismo gubernamental y la democracia ha habido alguna discusin acerca del spin

    doctoring y otras formas racionalizadas de news management. La crtica democrtica a

    estas prcticas sostiene que las mismas subvierten la integridad normativa de la esfera

    pblica en su lgica instrumental de subordinar el inters pblico a intereses velados (Mc

    Nair 2000). El problema es que, en la medida que existen agentes poderosos capaces de

    masajear las agendas noticiosas, alimentando al periodismo siempre dependiente de

    las fuentes con material estratgicamente pre-preparado, la calidad del acceso a la

    informacin de la ciudadana se vera negativamente afectada.

    El tipo de activismo gubernamental de los casos de este proyecto muestra, en tal

    sentido, importantes diferencias. Los Ejecutivos orientados a un manejo racionalizado de

    las relaciones pblicas no intentan aunque sin duda lo haran de percibir la oportunidad

    (Cook 1998: 83-4) hacer un bypass sistemtico del periodismo como parecen hacerlo los

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    casos de proyecto. Este rasgo quizs est revelando algo sobre la legitimidad relativa de

    las instituciones de medios y la prensa en la regin. Incluir estos casos en el debate

    terico ms amplio redundara as en un aporte a discusin contempornea sobre la esfera

    pblica democrtica.

    La realizacin de esta etapa supone relevar, de un lado, las voces del debate regional.

    Para ello se organizar un relevamiento de medios, revistas, diarios y otras publicaciones

    peridicas. Por el otro lado, supone una revisin del debate terico acadmico sobre

    medios y democracia.

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