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30 UNIVERSIDAD DE MEXICO
Por Ramón XIRAU
SOBRE LA ,POESÍA DE ALÍ CHUMACER01
macero se abstíene de mencionar coloresy si éstos aparecen es tan sólo por lasasociaciones que cada lector pueda realizar a base de palabras que designancualidades sensibles. Por otra parte, lospoemas de Chumacero están hechos delargas . frases que prosiguen verso trasverso. Como observaba José Luis Martínez estas frases suelen terminar "en soluciones ásperas para librarse de unamonotonía rítmica".5 Frenado momentáneamente el río por las rocas que lo detienen y lo desvían, sigue después sucurso hasta el punto de que el poemaadquiere una cualidad fluvial. Nuncapuede saber el crítico, de manera total ydefinitiva, las intenciones de un autor.Creo, sin embargo, no alejarme de laverdad al pensar que esta cualidad fluvial proviene de que los poemas de AHChumacero son, muy específicamente,poemas temporales. Lo cual no quieredecir tan sólo que en ellos se mencionerepetidamente el tiempo sino que, además, los poemas mismos están tejidos conel hilo del tiempo que es como su médu-la interior y esencial. .
Podría acaso objetarse que este motivo temporal queda sometido al carácterarquitectónico y, más aún, escultórico, delos poemas. En efecto, no sólo se presentan estatuas definidas ("La forma delvacío" o "Narciso herido"), sino que entodas las ocasiones salvo una, AH Chumacero se refiere a la mujer desnuda diciendo "el desnudo", con un artículo (aveces un pronombre) que parece objetivar y estatuizar la figura. Más parece solidificarse aun este mundo poético cuando el poeta se refiere a la muerte empleando las imágenes muy directas de latumba, la lápida o la roca. Estas formasdefinidas, rigurosas, sólidas, suelen definir el momento de la muerte. Dice elpoeta cuando habla de los "vencidos":
En este verso se comprimen, en unaimagen rápida y eficaz, la vida de la rosa (efímera, pasajera, temporal) y la roca de la muerte, sólida como es sólido loque ya ha quedado exento de cambio ytránsito. Lo vivo acaba en lo sólido, laexistencia en la muerte, en la dureza delo inerte. Mientras hay vida hay tiempo,un tiempo destinado a ser vencido, "undesplome de tiempo, un gemido" que nosconduce, irremediablemente a la idea deque la vida es una "inútil permanencia",que todos los hombres vivimos "parasiempre" (como Narciso) "en las pupilas de un cadáver". El tiempo nos conduce a un destino mortal. Sabemos que"el misterio de la desaparición es prestigio inicial del tiempo". Por esto el tiempo -"Nombre hombre"- nos nombra,es decir, nos sitúa en la vida, y nos remolca hacia "la agonía" de "todo ser".6
igual que rosa o roca:
Claro está que la imagen del tiempo nose da siempre en palabras tan precisascomo éstas. El poeta puede referirnos almundo de los "inmóviles viajeros", a la
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L 1 B R O S
AH Chumacero afirma, ya muy pronto,su idea de la literatura y, especialmente,de la literatura hispanoamericana: "NtIn
ca hemos creído que la literatura ameri-
HACE NOTAR José Lui.s Martínez que"a pesar del cúmulo de condiciones adversas nuestra literatura ha
encontrado medios para subsistir". Unode ellos, y no de poca monta, es el quehan proporcionado las revistas literarias.2
Entre estas revistas h~y que contar precisamente Tierra Nueva, de la cual aparecieron como responsables desde el primer número (1940) cuatro escritorescuya edad fluctuaba, en aquellos días, entre los veintidós y los veintiséis años:'Jorge González Durán, jGsé Luis Martínez, AH Chumacero y Leopoldo Zea. Elsubtítulo de la revista "revista de estudios universitarios") indicaba a las claras la intención seria de quienes la dirigían.a Rigor y disciplina constituían lamotivación "básica de aquella publicación;rigor y disciplina caracterizan la poesíade AH Chumacero.
cana deba hacerse a base de coloridosmás o menos bien captados, con escenasmás o menos típicas para diversión deextranjeros que sueñan con la embriaguez del misterio ..."4 Esta afirmación,hecha al paso en el texto de una notacrítica, no carece de importancia. Sitúa,en efecto, una intención poética que AHChumacero no ha abandonado nunca. Revelaciones claras de esta intención sonPáramo de sueños (1942) e Imágenesdesterradas (1944). No hay poema deAH Chumacero que viva de lo pintoresco, de la facilidad metafórica, o de losjuegos de palabras. AH Chumacero es,a primera vista, un poeta seco, escueto,a veces -¿ por qué negarlo?- difícil. Supoesía debe ser leída y releída. Despuésde varias lecturas surge luminosamentesu intención de hondura y el cálido fervor que subraya cada uno de los versos.
Dos observaciones previas me parecenindispensables. De una -manera generallos poemas de AH Chumacero estánconstituidos a base de metáforas que nosólo excluyen el color local, sino los colores mismos. A excepción de una pincelada verde o de una nota malva, AH Chu-
Permaneceré aquí, con el H eremita,y esperaré el perdón.Seguramente él me concederá una tumbaentre la fría sábana blancay escribirá en la nieve un huidizo
epitafio:"Aquí descansa Ismael, el hijo de Hagar,que en un tiempo fue llamado Israel,porque luchó largamente con Diosy no cesó de pelear hasta yacer tranquilo,derrotado por Su suprema bondad."i Oh Eterno, no dejaré ir Tu mano,Tu dura mano, hasta que me bendiga.Bendíceme a mí, tu criatura,que sufre, sufre por el don de la vidaque Tú le has dado!Bendíceme, porque mi mayor sufrimiento,el más profundo de los sufrimientos
humanos, fue este:no pude ser el que largamente quise ser.8
cide renunciar al mundo para encontrar·la paz recluido en un convento; allí essometido a una especie de examen a través del cual comprende la vanidad delmundo y acepta renunciar a él. Aparentemente, la larga jornada ha concluido.Sin embargo, las obras posteriores nosrevelan la verdad: aunque Strindberg visualiza la solución, no logra hacerla suya.En 1906 le escribe a Harriet Bosse: "Estoy luchando con mi educación, pero misprogresos son lentos. Al final, la religión significa esto para mí: la esperanzade un mundo mejor, la convicción de queseremos liberados poniendo nuestra fe enDios. Aquí tenemos poco que esperar- 'porque lo que quiero hacer no lo hagoy sólo hago lo que odio'."6 Frente a laVerdad la fuerza de sus pasiones es todavía demasiado fuerte.
Pero si para Strindberg el hombre elfracaso es doloroso, para el artista es lafuente de la riqueza. Las' obras creceny se multiplican, y sus últimos años sonexcepcionalmente fecundos. Después determinar Hacia Damasco, produce todavíaun último drama naturalista, La danzamacabra, en el que pone en boca del pro-'tagonista una de las frases que ha utilizado en su correspondencia para justificarse a sí mismo: "La vida es tan extraña, tan en mi contra, tan vindicativ~
que yo me volví vindicativo también",y luego una nueva serie de dramas históricos, las dos últimas novelas autobiográficas, un libro de narraciones, variosensayos históricos y todas las obras delperíodo posexpresionista, escritas especialmente para el Teatro de Cámara deEstocolmo que él mismo fundó. En laúltima de ellas, El gran camino, escritaa los sesenta años, tres años antes de morir, recorre otra vez, con mayor intensidad poética aún, el camino "hacia Damasco". El protagonista se llama ahoraEl Cazador y en la escena final, queStrindberg sitúa en "El Bosque Oscuro",sus últimas palabras, las últimas tambiénque Strindberg escribió son:
1 George Bernard Shaw, The quintessenaof Ibsenism. Hjll and Wang, New York.
2 Eugene ü'Neill, Strindberg. Provincetown. Playbill.
3 Nicolás Berdiaev, Dostoyevski. Living AgeBooks. Meridian Books. New York.
4 Prefacid a Seven plays of Strindberg. Bantam Books. New York.
S Berdiaev, Opus cit.6 Letters of Strindberg to Har·riet Bosse.
Thomas Nelson & Sonso New York.7 The dance of death en Five plays of Strind
'berg. Anchor Books. Doubleday & CompanyInc.New York.
8 The Great Highway en Five plays ofStrindberg. Anchor Books. Doubleday & Company Inc. New York.
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caída de "los muertos en la ceniza", a' la"virgen consunción", al ser que es "elpolvo adormecido",7 a la "mujer como labrisa / tímida alondra de las alas rotas",a la amada "análoga a la movible imagende un sollozo". Y sin embargo en todasestas imágenes hay referencias temporales: "viajeros", "ceniza" ya de muerte,"consunción", "polvo adormeGido" (esdecir, potencialidad de muerte dentro dela vida misma), brisa en vuelo o imagenque transcurre hacia el final inevitabledel sollozo. El hombre está, vivo, tejidode ausencia y "crea la forma de la nada".
Pero si la vi~a es transcurso, es también, y no menos esencialmente interioridad y contacto. El camino hacia la comunión 10 encuentra el poeta en el amor. Elamor carnal, el amor ternura ("ternura,como limpia canción de madrugada") ,detiene por un momento el tiempo. Paraprecisarnos 'el amor y el acto amorosoAH Chumacero prefiere imágenes claramente sensuales que acaban por interiorizarnos en 10 más hondo del alma: de lapiel al espíritu.
En el moniento del amor todo se hacepresencia: "y soy un balbuceo - un aroma caído entre tus piernas rocas: Soyun eco". Remitido a sí mismo por la presencia de la mujer, el poeta se encuentraen su piel interna cuando "empiezo a caminar por dentro de mi cuerpo", cuando, cuerpo en contacto, sueña "con el azogue más ciervo del espejo", y "el tiempo se detiene en su carrera". Pocas vecesllega AH Chumacero a precisar imaginativamente la identidad personal que entraña la. unidad de dos personas comocuando nos dice con nostalgia:
Porque ya que pensarte en mí no puedo,dejo olvidado en ti mi pensamiento.
Ausente de la presencia de la mujer elhombre se hace presente en ella olvidándose en ella de sí mismo. La mujer ilumina al hombre:
Pensar en ti no es pensarcon alguien o con algosino hundirme en mí mismo
y mi principio.
Un momento tan solo. La vida siguesu curso -alondra de Heráclito-- haciala muerte y la interioridad, "misterio" que"es uno" con el sueño, se disuelve en ladesolación, "abrasa en desolado abrazo".
Poeta sensual, poeta del goce del instante, de la instantánea contemplación desí, sigue el curso del movimiento que hade llevarlo a la nada de un amor ausente, a la nada de una contemplación pasada, a la nada final y definitiva de lamuerte.
Por la forma estricta de su verso es AJíChumacero un clásico; por la referenciaconstante a la muerte (cadáver, tumba,losa, nada) es un poeta romántico si porromanticismo entendemos, también como10 piep.sa Auden, una forma del movimiento.8 Es en todo caso, éste el mássólidamente establecido de los poetas mexicanos posteriores a la generación deTierra Nueva, el hombre que vive, encerrado en los límites de su piel, el sueñode una eternidad instantánea que encuentra en el amor. Creo que un verso, unsolo verso, puede definir los dos primeros libros de Alí Chumacero:
Vivo de oírme el cuerpo y de entregarme. al tiempo.
lEscrito a raíz de la reedición de Páramode sueños e Imágenes desterradas (UniversidadNacional Autónoma de México, 196()i), este artículo se refiere únicamente a estos dos libros.
2Literatura me:ricana: siglo XX, vol. I, pp.344-346. .
3Esta misma intención subraya por el hechode que la revista presenta -primeras colaboraciones del primer número- obras de AlfonsoReyes y Juan Ramón Jiménez.
4Nota a Paseo de Mentiras de Juan de laCabada, en Tierra Nueva, 1940.
5José Luis Martínez, Literatura mexicana:siglo XX, vol. I, p. 80.
6¿ Sería posible notar en esta idea poética lainfluencia de H olderlitl y la esencia de la poesía? Parece sugerirlo el hecho de que en aquellos años de 40 este libro llegó a ser muy leídoy estudiado por los jóvenes' escritores de México.
7Las imágenes de origen Bíblico -polvo, ceniza- abundan en Páramo de sueños.
sCf. Auden, Tite eIIsltaped flood.
CARLOS VALDÉS, Dos Y los muertos. Imprenta Universitaria. México, 1960. 121pp.
En las seis narraciones que integranDos y los muertos, se hallan presentes losmotivos que macroscópicamente caracterizan la posición ético-estética de CarlosValdés. Por una parte, la sinceridad conque realiza sus trabajos, la honradez quelos sostiene; por otra, la recreación de unmundo optimista (por más que sea elsuyo un optimismo escondido en la fatalconsumación de ciertos actos, en amargasdesilusiones, en la nostalgia por otras edades y otros tiempos) en el que la amistady el amor se alimentan de una purezaromántica, casi inocente. Valdés huye deltruco y del virtuosismo teratológico; al
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jugar c.on _cartas descubiertas no tienemiedo de entregarse, de mostrarse íntegramente, de construir historias en lasque pueden advertirse con toda facilidadel acento autobiográfico y la proyección
. de sentimientos y sucedidos,de orden personal.
Dos y los muertos proviene de fuentesdiversas y hasta contradictorias. Ese múltiple origen se patentiza en la elecciónde personajes, asuntos y escenarios quenada tienen que ver entre sí, que sólo seencuentran ligados por el íntimo anhelode encontrar el camino adecuado a la expresión del autor, a la plena realizaciónde una vocación sostenida con pacienciay en silencio. Cada texto puede tomarsecomo "tiento" o "buceo", como un secreto y a veces tímido intento de explorar tendencias, atmósferas y lenguajesantagónicos, confiada eSPeranza eIl el hallazgo de la ruta definitiva. Así;: paSamosdel relato elaborado, 'tllidados6, que rechúa toda explosión subjetiva, a la realidad poética que permite el libre cauce deimágenes de noble estirpe romántica; dela cadencia larga y ondulante de El último unicornio, a la frase disparada como.flecha y que no admite consecuencias deEl héroe de la ciudad; del tratamientoperiodístico a la utilización de cartas; delluminoso ambiente conradiano de La sirena a la rigidez geográfica de la Entrevista con ~tn desconocido. Los relatos luchan y sé complementan; uno se vuelverival del otro, pero también su agonista,el resultante de un mecanismo que actúapor simpatía. A veces, el contrapunto sehace ostensible en el mismo texto: la granciudad y la provincia, el pueblo misera~
ble y el río de oro, el sueño y la presenciase hermanan en determinada unidad detiempo, en un estado de ánimo (Dos ylos muertos, Arenas de oro).
Puede argüirse que la diversidad deformas induce a la falta de unidad, a la.disociación corporal de la obra. Puedepensarse también que el autor no se busca sino que se regocija en voces múltiples, que no se encuentra sino que se pierde se disuelve. En el caso de Carlos Valdé~ esos argumentos no son válidos: Dosy los muertos es su tercer libro y evidencia considerable adelanto respecto alos volúmenes anteriores. Si bien no haalcanzado todavía la madurez, este nuevotítulo confirma su talento de narrador, unoficio que se antoja menos contaminadode impurezas, el anuncio de un novelistaen rápido proceso de gestació~.
De Dos y los muertos senalo, comolos más logrados, Arenas de oro y el queda nombre al libro. En el primero, Valdésenfrenta a un hombre (Marcos Jáuregui) a la aventura, a la consumación deun crimen señalado por manos ajenas, ala aceptación de un destino trágico queno le correspondía. En el segundo, relatalas tribulaciones de un joven provincianoen lucha con la ciudad, envuelto en elrecuerdo de la infancia y del sueño, viendo germinar en él la imagen del amigo"adaptado" al medio hostil. En este últimorelato se encuentra, subordinadp, el quepodría, tal vez, resultar un hermoso cuento: en sueños, Manuel, el joven puro, seidentifica con la solitaria, fantasmal figura del general Morlet que a través de innumerables derrotas es el único, tangibleenemigo de. Márquez, el Tigre de Tacu-baya. .
J. V. M.