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Jorge Prendas Solano La actitud crítica frente a la teoría tradicional en la Escuela de Frankfurt Resumen: El presente trabajo discute el manifiesto de la Escuela de Frankfurt con la intención de lograr demostrar las limitaciones y contradicciones epistemolágicas de la teoría tra- dicional frente a la perspectiva de la teoría críti- ca de la sociedad, y la posibilidad de constituir una experiencia crítico-revolucionaria siguien- do su legado teórico, filosófico e histórico. Palabras claves: Teoría Crítica, Escuela de Frankfurt, Max Horkheimer, Teoría Tradicional. Abstract: This article discusses the Frankfurt School manifest with the intention of making clear the epistemological limitations and contradictions of traditional theory in comparison with the critical theory of society, and the possibility to construct an critical revolutionary experience following the theoretical, philosophical and historical legacy of this conception. Key words: Critical Theory, Frankfurt School, Max Horkheimer, Traditional Theory. El futuro de la humanidad depende hoy de la existencia de la actitud crítica, que natu- ralmente entraña elementos de la teoría tradi- cional y de esta cultura moribunda en general. Una ciencia que, con presuntuosa autosuficien- cia, considera la configuración de la praxis a la que pertenece y sirve simplemente como lo que queda más allá de ella, y que se conforma con la separación de pensamiento y acción, ha renunciado ya a la humanidad. Max Horkheimer Introducción En el año de 1937, tan sólo dos años antes del inicio de la catastrófica segunda guerra mundial producto de la pugna entre las potencias capitalistas, Max Horkheimer, el director del Institut für Sozialforschung vinculado a la Uni- versidad de Frankfurt, acometía la difícil tarea de redactar un manifiesto programático que pudiese sintetizar de la mejor forma los contenidos teóri- co-metodológicos, así como los ideales y espe- ranzas de una nueva corriente de pensamiento que se encargaría de marcar firmemente el derro- tero del pensamiento filosófico y sociológico del siglo XX. Una corriente deslumbrante que él mismo, junto con sus principales compañeros de esfuerzo intelectual y generacional (Adorno y Marcuse, fundamentalmente), se encargarían de bautizar con el nombre de teoría crítica de la sociedad, y en la cual quedaría explícitamente patente la impronta filosófica (al mismo tiempo kantiana y hegeliana de su marxismo), deudora del programa de investigación abierto por obras fundamentales de la época como lo fueron: Marxismo y filosofía de Karl Korsch (1923), y la más importante de todas, seguramente, como lo fue Historia y Con- ciencia de Clase de Georgy Lukács (1919-1923) Para iniciar la discusión de estas líneas, es importante recordar que Horkheimer había asumido la dirección del Instituto de Investiga- ción Social en 1931, ocasión para la cual había publicado un primer esbozo de lo que se conver- tiría más tarde en el manifiesto de la Escuela de Frankfurt, al cual llamó: "La situación actual de la filosofía social y las tareas de un Instituto Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLVIII (125), 65-73, Setiembre-Diciembre 2010 / ISSN: 0034-8252

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Jorge Prendas Solano

La actitud crítica frente a la teoría tradicionalen la Escuela de Frankfurt

Resumen: El presente trabajo discute elmanifiesto de la Escuela de Frankfurt con laintención de lograr demostrar las limitaciones ycontradicciones epistemolágicas de la teoría tra-dicional frente a la perspectiva de la teoría críti-ca de la sociedad, y la posibilidad de constituiruna experiencia crítico-revolucionaria siguien-do su legado teórico, filosófico e histórico.

Palabras claves: Teoría Crítica, Escuela deFrankfurt, Max Horkheimer, Teoría Tradicional.

Abstract: This article discusses theFrankfurt School manifest with the intentionof making clear the epistemological limitationsand contradictions of traditional theoryin comparison with the critical theory ofsociety, and the possibility to construct ancritical revolutionary experience following thetheoretical, philosophical and historical legacyof this conception.

Key words: Critical Theory, FrankfurtSchool, Max Horkheimer, Traditional Theory.

El futuro de la humanidad depende hoyde la existencia de la actitud crítica, que natu-ralmente entraña elementos de la teoría tradi-cional y de esta cultura moribunda en general.Una ciencia que, con presuntuosa autosuficien-

cia, considera la configuración de la praxis ala que pertenece y sirve simplemente como lo

que queda más allá de ella, y que se conformacon la separación de pensamiento y acción, ha

renunciado ya a la humanidad.

Max Horkheimer

Introducción

En el año de 1937, tan sólo dos añosantes del inicio de la catastrófica segunda guerramundial producto de la pugna entre las potenciascapitalistas, Max Horkheimer, el director delInstitut für Sozialforschung vinculado a la Uni-versidad de Frankfurt, acometía la difícil tarea deredactar un manifiesto programático que pudiesesintetizar de la mejor forma los contenidos teóri-co-metodológicos, así como los ideales y espe-ranzas de una nueva corriente de pensamientoque se encargaría de marcar firmemente el derro-tero del pensamiento filosófico y sociológico delsiglo XX.

Una corriente deslumbrante que él mismo,junto con sus principales compañeros de esfuerzointelectual y generacional (Adorno y Marcuse,fundamentalmente), se encargarían de bautizarcon el nombre de teoría crítica de la sociedad,y en la cual quedaría explícitamente patente laimpronta filosófica (al mismo tiempo kantiana yhegeliana de su marxismo), deudora del programade investigación abierto por obras fundamentalesde la época como lo fueron: Marxismo y filosofíade Karl Korsch (1923), y la más importante detodas, seguramente, como lo fue Historia y Con-ciencia de Clase de Georgy Lukács (1919-1923)

Para iniciar la discusión de estas líneas,es importante recordar que Horkheimer habíaasumido la dirección del Instituto de Investiga-ción Social en 1931, ocasión para la cual habíapublicado un primer esbozo de lo que se conver-tiría más tarde en el manifiesto de la Escuela deFrankfurt, al cual llamó: "La situación actualde la filosofía social y las tareas de un Instituto

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de Investigacián Social." Precisamente este artí-culo, como señala Muñoz (2002), se convertiríaen la piedra angular de las distintas forrnulacio-nes teóricas que aparecen en el texto clásico de1937: "Teoría Tradicional y Teoría Crítica". Enel primero de estos textos, Horkheimer hablabaaún predominantemente de "filosofía social",hasta que en el segundo convierte la idea anteriorpor la expresión afortunada de teoría crítica dela sociedad, bajo la cual se desarrollan los conte-nidos teórico--metodológicos más renombradosde la Escuela y del Instituto respectivamente, almenos en los términos de su primera generaciónde pensadores.'

En este punto preciso es donde se inicianuestra pesquisa respecto del manifiesto progra-mático escrito por Horkheimer, a saber, postulan-do la idea del carácter mediato que significa laconstrucción de la teoría crítica de la sociedad,cuya epistemología o actitud crítico-revolucio-naria siempre debe encontrarse fundamentada enel fin último de transformar la organización totaldel edificio social (Horkheimer, 2002,41).

Esto último es crucial frente al influjo de lateoría tradicional y su ideológica incapacidad depensar las diversas mediaciones en el proceso deconocimiento de lo real, ausencias que terminangenerando un orden de elementos fijo o dado, sinposibilidad de ser intervenidos por la praxis revo-lucionaria, y que solamente puede contentarsecon observados cual si fueran destinos fatales.

El presente trabajo se concentrará en des-entrañar los elementos conceptuales aportadospor el propio Horkheimer en su escrito "TeoríaTradicional y Teoría Crítica", haciendo visiblesdesde el propio análisis de este pensador, lasincapacidades epistemológicas de la teoría tradi-cional y sus maneras de proceder dualistas (en elfondo profundamente arbitrarias), anquilosadasdesde su base en una razón que se limita a serobservadora de leyes (no comprensiva), y que portanto se torna carente de actitud crítica frente a lanecesidad de acompañar los desafíos históricosde la humanidad.

l.La cuestión fundamental:

¿Qué es la teoría?

La cuestión fundamental de qué es teoríasegún el estado actual de la ciencia, escribeHorkheimer en su texto de 1937, parece noofrecer grandes dificultades. En la investigaciónusual, por "teoría" se entiende un conjunto deproposiciones acerca de un ámbito de objetosconectados entre sí, de tal modo que a partir dealgunas cuantas proposiciones se pueden deducirlas restantes. Cuanto menor es el número de losprincipios supremos en relación con las con-secuencias, tanto más perfecta o acabada es lateoría. Su validez real consiste en que las propo-siciones deducidas concuerden con acontecimien-tos efectivos. (Horkheimer, 2002, 23).

Esta descripción anterior realizada porHorkheimer de lo que cabría entender por teoríaen el contexto histórico de la época, es precisa-mente la que se encargaría de desatar la críticatanto epistemológica como ontológica por partede los frankfurtianos (que como excelentes inter-locutores de la tradición teórica del idealismoalemán y del materialismo histórico), no podíandejar de ver en esta concepción filosófica sino unretroceso, o si se quiere, un retorno al realismofilosófico y su noción de lo verdadero como sim-ple adecuación entre el sujeto y la cosa.

Si se lo recuerda rápidamente, para el realis-mo filosófico la teoría se construye siempre enel entendido de que las proposiciones deducidasconcuerden con acontecimientos efectivos de laexperiencia, y en el caso de que no sea así, esdecir, de que se presenten contradicciones entre laexperiencia y la teoría siempre habrá que revisaruna u otra, pues o bien se ha observado mal, obien existe algún error en los principios teóricos.

El elemento básico que obvia esta concep-ción realista del mundo es bastante claro. Nosreferimos a la actividad del sujeto, misma quelogra transformar el mundo y es a la vez capazde realizar el proceso de auto-transformación,experimentado por el sujeto en el mismo proceso.

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Al no darse cuenta de este asunto central, la teo-ría tradicional termina postulando un dualismoepistemológico en el cual los principios teóricosaparecen como una cosa y la experiencia comootra, sin posibilidad alguna de establecer unamediación entre ambas, causando así en últimainstancia un gran perjuicio a la ciencia, por ejem-plo, cuando esta piensa que el método formalmatemático puede ser extendido sin problemas atodos los ámbitos del saber. Al respecto, dice elfrankfurtiano:

El mismo aparato conceptual puesto a puntopara las determinaciones de la naturalezainanimada sirve asimismo para clasificar lanaturaleza viva, y quién ha aprendido unavez a manejarlo, es decir, quién conoce lasreglas de la deducción, la simbología, losprocedimientos de comparación de las pro-posiciones deducidas con la constatación delos hechos, etc., se puede servir de él en todomomento. (Horkheimer, 2002, 24).

Dentro de esta anterior concepción teóri-ca tradicional, la exigencia fundamental en unsistema consiste en que todas sus partes esténentrelazadas entre sí sin discontinuidades nicontradicciones. Weyl, modelo de esta manerade pensar para Horkheimer, considera condiciónindispensable para la teoría la univocidad, queincluye tanto la ausencia de contradicciones comode partes que resulten superfluas, puramentedogmáticas y carentes de influencia sobre losfenómenos observables.

Lo verdadero para estos teóricos tradi-cionales solamente surge signado como ausenciade contradicciones, eliminación de rasgos con-flictivos o de tensiones, creencia que terminarádando paso a la visión de la ciencia como uncampo neutral (no atravesada por valores socia-les, historia, tensiones económicas y políticas), asícomo tampoco por juicios de valor, manifestacio-nes ideológicas o de clase, etc. Todo esto como sipara el sujeto que hace ciencia fuera posible pen-sar en abstracción del proceso histórico-social,desligado del contexto social que le da forma yfondo al pensamiento.

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En concordancia con lo anterior, la concep-ción tradicional muestra una clara tendencia aconstruir sistemas de símbolos con carácter pura-mente matemático, ya que dentro de los elemen-tos de la teoría (como partes de las conclusiones yproposiciones) cada vez intervienen menos nom-bres de objetos de experiencia, siendo estos susti-tuidos por símbolos matemáticos. En este sentido,puede hablarse de otro de los rasgos distintivosde la teoría tradicional así como de la razón ins-trumental, a saber, la matematización creciente yacelerada del mundo. Una matematización que nocede ante nada, y que no se contenta con nada, noal menos sino hasta que toda la experiencia puedaser colocada bajo el tamiz de lo controlable demanera cuantitativa.

Dentro de este marco abierto por la teo-ría tradicional, las ciencias del hombre y de lasociedad, denuncia Horkheimer, se esfuerzan porimitar el modelo de las exitosas ciencias naturalescuyas posibilidades de aplicación se encuentranfuera de toda duda. Dentro de esta lógica, el noseguir el modelo de estas significa la condenaepistémica, junto con el olvido o negación desus investigaciones y actividades principales. Elpunto clave consiste aquí en que la identificaciónforzada entre ellas termina solamente por decre-tar que en la sociedad contemporánea las cienciassociales tienen un fluctuante valor de mercado,siendo reducidas a mercancía, a valor de cambio.

De esta manera, parece ser señala Horkhei-mer, que el camino que debe tomar una disciplinacomo la sociología dado el estado actual de lainvestigación es la trabajosa ascensión desde ladescripción de los fenómenos sociales a la com-paración detallada, y sólo desde este punto a laformación de conceptos generales. A partir deeste orden de cosas, de esta sucesión de identifi-caciones arbitrarias y formalistas que realiza elpensamiento tradicional se establece una terribleescisión entre pensamiento y ser, que Horkheimerse encarga de denunciar de la siguiente manera:

Siempre queda en un lado el saber, formu-lado en el pensamiento, y en el otro lado unestado de cosas que debe ser aprehendido

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por aquél, y esta subsunción, este establecerla relación entre la mera percepción o cons-tatación del estado de cosas y la estructuraconceptual de nuestro saber, se denominaexplicación teórica. (Horkheimer, 2002, 28)Z

En contraposición a estas temáticas propiasde la teoría tradicional, Horkheimer plantea lanecesidad que tiene el pensamiento crítico desalir de las explicaciones sociológicas o filosófi-cas en términos de mera causalidad y efecto. Elaplicar oraciones condicionales a una situaciónsocial dada es el modo de existencia de la teoríaen sentido tradicional. Supuestas las circunstan-cias A, B, e, D se espera que tenga lugar el acon-tecimiento q; mientras que si se elimina D, tendrálugar el acontecimiento r; y si se añade G, elacontecimiento s, y así sucesivamente (Horkhei-mer, 2002, 29).

Por todo esto, es consustancial a la actitudcrítica el oponerse radicalmente a un conceptode teoría que se autonomiza de toda relacióno vínculo con lo social, como si la teoría fuesecapaz de fundamentarse a partir de alguna extra-ña u oculta esencia interna del conocimiento o dealgún modo ahistórico. Es necesario como parteesencial de la conformación de la teoría que estainteraccione con múltiples disciplinas, pues si nolo hace en el proceso la teoría termina convir-tiéndose en una categoría reificada o puramenteideológica.

De esta manera, la fertilidad de las nuevasrelaciones descubiertas entre los hechos, losavances propios y disponibles de cada disciplinacientífica para la transformación del conocimien-to disponible (así como la aplicación de este alos hechos), son cualidades que no se remontan aeventos puramente lógicos o metodológicos, sinoque en cada caso sólo se pueden comprender enrelación con procesos sociales e históricos reales.

Por ello mismo, contrario a lo que sostieneuna visión internalista de la ciencia, un descu-brimiento científico nunca logra reestructurarpor si mismo concepciones o sistemas de mundosi no existen contextos históricos concretos queposibiliten y le abran camino a dicho evento. Paralos científicos saturados de teoría tradicional, larazón del cambio de los paradigmas científicosse debe únicamente a determinantes o motivos

inmanentes a la misma ciencia, es decir, condi-cionantes de carácter fundamentalmente lógico-metodológico, que en realidad no dejan de sermeras abstracciones. Veamos lo que dice el autoren torno de este asunto:

Que estas mismas propiedades resultasenventajosas conduce por sí mismo a los fun-damentos de la praxis social de aquellaépoca. Como el sistema copernicano, apenasmencionado en el siglo XVI, llegó a conver-tir en un poder revolucionario, constituyeuna parte del proceso histórico en el que elpensamiento mecanicista conquistó el poder.(Horkheimer, 2002, 30).

En relación con lo anterior, es importanteagregar que del mismo modo que la influencia delmaterial empírico sobre la teoría no deja a estatal y como era antes de la interacción, tampocola aplicación de la teoría al material empírico esun proceso meramente intracientífico, sino que estambién un proceso social. Esto quiere decir quela relación de las hipótesis con los hechos no secumple en último término "en la cabeza del inves-tigador" sino más precisamente en la industria yen sus requerimientos. Es esta la que en realidaddemarca el camino a seguir de la investigación,sus finalidades y rendimientos, así como susduraciones y características fundamentales.

La dirección y objetivos de un proceso inves-tigativo nunca pueden hacerse completamentetransparentes desde el mismo espacio epistémicodel cual éste ha surgido, lo cual exige del teóricocrítico y del mismo científico una mirada de tota-lidad sobre los elementos que gravitan alrededorde la teoría:

El científico puede creer en un saber inde-pendiente, "suprasocial", suspendido libre-mente en el aire, tanto como en el signifi-cado social de su disciplina: esta oposiciónde interpretaciones no influye en lo másmínimo sobre lo que de hecho es su activi-dad. El científico y su ciencia están insertosen el aparato social, sus rendimientos sonun momento de la autoconservación, de lareproducción permanente de lo existente, yno importa la interpretación personal que setenga del asunto." (Horkheimer, 2002, 31).

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Por esta razón, la falsa pretensión de neu-tralidad de la ciencia y su artificial aparienciade autosuficiencia en los procesos de trabajocuyos rumbos se pretenden derivar de la esenciainterna del mismo objeto estudiado, en realidadcorresponden a la ilusoria libertad de los sujetoseconómicos en la sociedad capitalista. Estos suje-tos creen actuar siguiendo decisiones individua-les, aún cuando incluso en sus más complicadoscálculos son exponentes del complejo mecanismosocial. Su libertad por tanto, no es más que unamera ficción, abstracción de los vínculos socialesde reconocimiento que nos permiten constituir-nos en sujetos libres y en subjetividades plena-mente autónomas.

La forma filosófica de esta neutralidad yautosuficiencia científica de la sociedad burgue-sa se encuentra presente ya en el positivismo oneokantismo de Marburgo, bajo el cual se mutilóla figura de Kant, convirtiéndola en un precursorcientificista. Para esta escuela de pensamientotradicional, la función determinante, clasificato-ria y unificatoria es lo único en lo que se funday a lo que apunta todo esfuerzo humano. Comoseñala Horkheimer, la producción es produc-ción de la unidad, y la producción misma es elproducto

Resulta pertinente añadir un último elementorespecto de lo que significa la teoría tradicionaly la racionalidad instrumental desde el análisisde los frankfurtianos. En el mundo capitalista,señala Horkheimer, la totalidad del mundo per-ceptible tal como existe para el miembro de lasociedad burguesa, y tal como se interpreta enla concepción tradicional del mundo, se presentacomo un conjunto de facticidades. El mundo estáahí y debe ser aprehendido. El pensar organizadorde cada individuo pertenece al conjunto de lasrelaciones sociales que tienden a adaptarse delmodo más adecuado posible a las necesidades(Horkheimer, 2000, 34). Lo real--social aparecepara el individuo de la sociedad burguesa marca-do bajo un signo de fatalidad, de inmutabilidad,y de imposibilidad de ser variado tan solo en susdetalles más ínfimos.

Esta concepción conservadora sostenida porla teoría tradicional olvida el hecho fundamentalde que el mundo no es una cosa hecha al azar,sino que siempre es un producto de la praxis

social general o de las continuas interaccionesentre los individuos. En este sentido, la socie-dad burguesa ya ha recaído en el pleno corazóndel mito, pues se ve a sí misma como eterna,fija, inmóvil, inmutable, contraria a los valoresde la época moderna.

11.La teoría crítica y su concepción

de lo social

En oposición a la anterior concepción tradi-cional del mundo, señala Horkheimer, la teoríacrítica afirma con contundencia el que los hom-bres son resultado de la historia no solo en susvestidos y en su conducta, en su figura y su formade sentir, sino que también el modo en que ven yoyen es inseparable del proceso vital social talcomo se ha desarrollado durante milenios. Estoquiere decir que no solamente las condicionesexternas de vida al hombre deben ser comprendi-das como un proceso de interacción continuo conlo social, sino que incluso las propias estructurasde percepción o de organización de lo sensible,las armas que nos permiten una apropiaciónracional de la realidad siempre se encuentrancargadas de información, de valores, de juicios,etc. En términos de Kant y más allá de este, estosupondría que la sensibilidad y el entendimientocomo facultades propias de lo humano para orga-nizar la experiencia proveniente de los sentidos,también se forman en el transcurrir de la historiay sus procesos.

Por esta razón esencial, la teoría crítica des-conoce toda referencia a una neutralidad valora-tiva ya sea en la ciencia natural o en la social, enaras de la obtención de una falsa objetividad porparte de los investigadores. Los hechos "crudosy simples" que los sentidos nos presentan llana-mente y sin aparentes contradicciones, se encuen-tran realmente para la teoría crítica, socialmentepreformados de dos modos fundamentales --quese le escapan a la teoría en su sentido tradicio-nal-como son: el carácter histórico del objetopercibido y el mismo carácter del órgano per-cipiente. Ambos son no sólo naturales, como

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sugiere Horkheimer, sino que también se encuen-tran bien configurados por la actividad humana.

Otro de los elementos fundamentales quecaracteriza a la teoría crítica de la sociedaden contraposición a la teoría tradicional es surenuencia a aceptar un aparato categorial o con-ceptual heredado para poder juzgar lo dado. Lacrítica, en este sentido, debe ser implacable puesno debe aceptar o tolerar nada que no haya sidopreviamente sometido al tamiz del juicio históri-camente situado a través de la revisión constantede posibilidades y límites de cualquier objeto deestudio, preguntándose siempre por su estatutoepistémico y político dentro de lo social. Al res-pecto señala el autor:

Pero estas diferencias, a las que se podríanañadir muchas otras, no cambian en nada elhecho de que la teoría en su forma tradicio-nal (esto es, como el juzgar lo dado medianteun aparato conceptual y judicativo heredado,activo incluso en la conciencia más simple,así como la interacción que tiene lugar entrelos hechos y las formas teóricas sobre la basede las tareas profesionales cotidianas) ejerceuna función social positiva. (Horkheimer,2002,40).

Ahora bien, señala Horkheimer, introducien-do el punto de discusión al cual queríamos arri-bar, existe una actitud.' (Verhalten) humana quetiene por objeto la sociedad misma. Esta actitudhumana puede ser señalada desde ahora comouna teoría crítica de la sociedad, puesto que susfines apuntan no tan sólo a subsanar unas cuantassituaciones deficitarias, sino más bien a la correc-ción de la organización total del edificio social.Como buena heredera de la filosofía clásica ale-mana y del marxismo dialéctico en este punto,la actitud humana que nos describe Horkheimer,no podría apuntar tan sólo a la corrección deciertos elementos que funcionen mal dentro dela sociedad burguesa, sino que al contrario debeplantearse el pensar hasta las últimas consecuen-cias con la intervención epistémica de la totalidaddialéctica, las relaciones y vinculaciones concre-tas de aquello que se encuentra fragmentado.

En aquellos espacios teóricos en que la teoríatradicional aunada al positivismo desmembra-ron al individuo y la sociedad, a la teoría y la

praxis, al ser y el pensar, la teoría crítica de lasociedad apuesta con fuerza por la restaura-ción de las mediaciones conceptuales, y de lasinteracciones dialécticas entre estos ámbitos,sin abandonar la conciencia crítica respectode la complejidad inherente de este proceso dereconstrucción. Como bien apunta Horkheimer,aunque la actividad crítica surge de la estruc-tura social, ni su propósito consciente ni susignificado objetivo apuntan a que algo en estaestructura funcione mejor.

La estructura social burguesa en su totali-dad ha de ser transformada y demolida por elpensamiento crítico y su actitud revolucionaria.Si Kant, en palabras de Heinrich Heine, tomó elcielo por asalto ajusticiando a toda la guarnicióny dejando sin vida a los guardias de cuerpos onto-lógicos, cosmológicos y psicoteológicos, ahorala teoría crítica y su actitud teórica de lucha seencargarán de tomar la sociedad burguesa porasalto, demoliendo cada una de sus institucionesy conservando de ellas tan sólo los elementosnecesarios para continuar con la ansiada supera-ción dialéctica. Esto en búsqueda finalmente deuna sociedad material y espiritualmente reconci-liada. Una estructura social que sólo puede existirafuera de la sociedad burguesa.

Las diversas categorías que el pensamientoburgués sacraliza y convierte en eternas al mismotiempo -trabajo, valor, productividad--, así comolas determinaciones fundamentales que se leasignan a los individuos con el fin de restringirsu actividad son relativizadas en la teoría crítica ypuestas en cuestión. Con respecto a las primeras,la actitud crítica considera como la más burdafalsedad aceptar sin cuestionamientos su validez.Por el contrario, el reconocimiento crítico deestas dominadoras de la vida social contiene almismo tiempo la sentencia condenatoria de lasmismas. La separación tajante de individuo ysociedad en virtud de la cual el primero aceptalímites para sí impuestos desde afuera, como sifueran naturales, inducen según el pensamientocrítico a la pasividad y quietud frente a la injusti-cia social reinante en la sociedad burguesa.

Lo dado inmediatamente, aquello que apa-rece como una verdad simple "al alcance dela mano", es precisamente aquello de lo quedesconfía la actitud crítica, de lo que tuvo un

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origen histórico concreto y que ahora se ha rei-ficado poniéndose a sí mismo como eterno. ParaHorkheimer, la estructura misma de la actitudcrítica y sus objetivos van siempre más allá de lapraxis social dominante, lo cual no quiere decirnecesariamente que esta actitud se encuentre máscerca de las ciencias sociales que de las naturales:

Su oposición al concepto tradicional deteoría no surge tanto de una diversidad deobjetos cuanto de sujetos. Para quienes ejer-citan la actitud crítica, los hechos, tal comosurgen del trabajo en la sociedad, no sonexternos en la misma medida en que lo sonpara el investigador o para los miembros deotras profesiones que piensan como peque-ños investigadores. (Horkheimer, 2002, 44).

Así como la actitud crítica desconfía plena-mente de la sociedad burguesa y las categoríasconceptuales que gobiernan sus distintos pro-cesos reproductivos, y así como desconfía dela teoría en su sentido tradicional, también lohace respecto de los propios intelectuales que selimitan a expresar con un gesto de veneración lafuerza creadora del proletariado, satisfaciéndosecon la simple adaptación a este y mostrando suimagen idealizada. Estos intelectuales, al igualque los científicos positivistas al declarar sufalsa neutralidad valorativa, borran las distintasmediaciones epistémicas existentes entre ellos yla masa a la cual se dirige su esfuerzo teórico, locual redunda en último término en una renuenciaal conflicto, a la tensión y de nuevo en una acep-tación acrítica de lo inmediatamente dado.

Horkheimer no escatima en lo más mínimosu crítica feroz a estos intelectuales, y señala queel modo de proceder de éstos solo puede finalizarcon la conformación de una masa social cada vezmás ciega y débil de la que ya precisamente seencuentra. Por esta razón, señala que la actitudcrítica de ninguna manera se restringe a sí mismaa formular esencialmente los sentimientos yrepresentaciones correspondientes de una clasesocial (pues si lo hiciese así entonces su estatutoepistémico quedaría reducido al de mera cienciaespecializada), o al de una especie de psicologíasocial que pretende describir contenidos psíquicosde un cierto grupo de individuos determinados.

Más bien, la profesión del teórico crítico es lalucha, a la que pertenece su pensamiento, y no elpensamiento como algo independiente o que sepueda salvar de la lucha. Es así pues, que en estaactitud crítica ampliamente descrita por Horkhei-mer (aún contra las propias filas intelectuales),se opera la plena realización y acabamiento de laera de la crítica abierta y posibilitada por Kanr':

La lucidez de la conciencia de clase se mues-tra en la posibilidad siempre abierta de unatensión entre el teórico y la clase a la que sedirige su pensamiento. [... ] En la persona delteórico se manifiesta esto con toda claridad:su crítica es agresiva no sólo contra quie-nes hacen conscientemente apología de loexistente, sino igualmente contra las tenden-cias desviadas, conformistas o utópicas quesurgen en sus propias filas. (Horkheimer,2002,50).

Al pensamiento o actitud crítica (otra claraherencia hegeliana), le resulta totalmente ajenala división ingenua impuesta por el pensamientotradicional entre sujeto y objeto. Esta no reco-noce, de ninguna manera, la ficción ideológicade que el científico y su objeto de estudio per-manecen intactos e inmutables en medio delproceso epistémico. Desde el punto de vista de laactitud crítica, la falta de mediación entre sujeto yobjeto, teoría y praxis, ser y pensar, aparece y esconducente de lleno al quietismo y conformismoconservador propio de la sociedad burguesa y susrequerimientos simbólicos para la reproduccióndel orden social de clases.

Los teóricos que acompañan la teoría tradi-cional son incapaces de comprender lo anterior, ysostienen hasta el final la separación radical entresujeto y objeto (aún cuando en algún momentode la dinámica investigativa se llegue a demos-trar la influencia del sujeto cognoscente sobre loestudiado), esto pasa sin más a ser consideradocomo un hecho más. Pensemos, por ejemplo,en las enormes resistencias por parte del pensa-miento tradicional para aceptar el valor científicodel principio de incertidumbre introducido porHeisenberg y los grandes desarrollos de la físicacuántica. La resistencia a este principio descansaen que con él quedarían demostradas dos cosas:en primer lugar, el que la observación del sujeto

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cognoscente siempre modifica la posición o lugardel objeto observado, y en segundo lugar, el quenunca podremos determinar con exactitud (demanera determinista) cual podría ser el cursodefinitivo de una partícula atómica en su movi-miento a través del espacio.

Con estas investigaciones antes referidas, eldeterminismo como modelo cosmológico exitosode la ciencia del siglo XVII y XVIII quedaríaquebrado y con él la sociedad burguesa, quehabría encontrado en este paradigma científicoen última instancia, los mayores rendimientos quepudiese esperar. A la burguesía del siglo XXI nole sienta bien la incertidumbre, mucho menos laconfusión epistemológica, por lo que no resultacasualidad el alto aprecio por modelos estables.Desde el punto de vista epistemológico, la ausen-cia de mediación entre teoría y praxis se fundaen lo siguiente:

La incapacidad de pensar la unidad de teoríay praxis y la restricción del concepto denecesidad a un acontecer fatalista se fun-dan, desde el punto de vista de la teoría delconocimiento, en la hipóstasis del dualismocartesiano de pensamiento y ser. Este es ade-cuado a la naturaleza, así como a la sociedadburguesa, en la medida en que ésta se ase-meja a un mecanismo natural. (Horkheimer,2002,66).

Para cerrar nuestro trabajo, es importanteseñalar el carácter particular que le atribuyeHorkheimer a la teoría crítica, más precisamentea la supresión de la injusticia social o de la domi-nación de clase como fin último a perseguir. Portal razón es que en un período histórico como elnuestro, la verdadera teoría no es tanto afirmativacomo crítica -de ahí que la dialéctica sea negativaen términos de Adorno-- del mismo modo que laacción conforme a ella no puede ser productiva(Horkheimer, 2002, 77).

Leyendo este asunto desde América Latina,puede señalarse que el futuro mismo de la huma-nidad depende exclusivamente de que ella adoptela actitud crítica ante retos tan importantes ydecisivos como lo pueden ser la crisis medioam-biental o el crecimiento acelerado de la margina-lidad y exclusión social en el tercer mundo. Sin

la actitud crítica ante los grandes problemas queenfrenta nuestra especie, esta se encontrará irre-misiblemente perdida.

La tan fecunda y pretendida objetividad, asícomo el aparente ejercicio de neutralidad de lasciencias burguesas tan sólo puede terminar enla destrucción (como ya se vislumbra en Marx),de las fuentes mismas de la riqueza y con ellasde toda la vida sobre la tierra. La actitud crítica,el esfuerzo de la mediación en el conocimiento,no nace entonces como una simple opción entreotras, sino como la escogencia por la vida frente alos desafíos globales que enfrenta nuestra huma-nidad. El seguir creyendo en esta ciencia afuerade lo social y elevada sobre el "bien y el mal",supondría entonces renunciar a la esencia mismadel pensamiento, y con él a la vida.

Notas

1. Cabe resaltar que es perfectamente posible rea-lizar una periodización de la Escuela y de suspensadores en generaciones donde aparecen temascomunes a todos los miembros. Así, por ejemplose habla de una primera generación conformadaprimordialmente por Adorno, Marcuse y el mismoHorkheimer, mientras que una segunda genera-ción sería aquella representada por Habermas.

2. En estas líneas, Horkheimer termina de rea-firmar lo que ya señalábamos anteriormente, asaber, el que la teoría tradicional se mueve enuna concepción realista de lo verdadero; sepa-rando radicalmente ya sea el pensamiento y elser, epistemología y ontología, teoría y praxis,etc. Entiéndase aquí que por realismo se hacereferencia a una postura filosófica pre-moderna,la cual enfatiza la separación entre las esferasanteriormente mencionadas.

3. Al introducir su concepto de actitud crítica,Horkheimer apunta lo siguiente: "Esta actitud serácaracterizada en lo sucesivo como actitud "crítica".El término se entiende aquí no tanto en el sentidode la crítica idealista de la razón pura cuanto en elde la crítica de la razón dialéctica de la economíapolítica. Designa una propiedad de la teoría dialéc-tica de la sociedad (Horkheimer, 2002,41).

4. Recordamos las palabras de Kant al respecto:Nuestra época es, de modo especial, la de la crí-tica. Todo ha de someterse a ella. Pero la religióny la legislación pretenden de ordinario escapar ala misma. La primera a causa de su santidad y la .

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segunda a causa de su majestad. Sin embargo, alhacerlo, despiertan contra sí mismas sospechasjustificadas y no pueden exigir un respeto sin-cero, respeto que la razón sólo concede a lo quees capaz de resistir a un examen público y libre(Kant, 1985, 9).

Bibliografía

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