26
LA ALQUIMIA DEL ALMA DANIEL SOTELINO

La alquimia del alma cap1

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

Page 1: La alquimia del alma cap1

LA ALQUIMIA DEL ALMA

DANIEL SOTELINO

Page 2: La alquimia del alma cap1

Título: La Alquimia del Alma

Autor: Daniel Sotelino © Daniel Sotelino www.danielsotelino.com

Editorial: Editorial A-Deh© Editorial A-Deh www.a-deh.com

Éste libro forma parte del Proyecto de Escritura Interactiva de LexKindlewww.lexkindle.com

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutivo de delito contra la propiedad intelectual.

Page 3: La alquimia del alma cap1

INDICE

CAPÍTULO 1.......................................................................................................................................4CUESTIONARIO..............................................................................................................................18

Page 4: La alquimia del alma cap1

CAPÍTULO 1

1

El autobús de la línea 12 asomaba al principio de la calle, la acera

escupía a borbotones el agua que las alcantarillas eran incapaces de

evacuar. La poca luz que iluminaba aquella tarde de abril provenía de

los coches que iban provocando pequeñas olas en aquella ciudad de

interior. De Vitoria siempre se decía que era una gran ciudad para vivir,

a pesar de, que como muchos decían, la ciudad sólo disponía de dos

estaciones: una era la de invierno y otra, la del tren.

Alejandro subió al autobús de un salto. A pesar de sus esfuerzos por

permanecer el menor tiempo desprotegido, esos pocos segundos que

tardó en el asalto a la puerta del bus le habían calado hasta los huesos.

Aquel mes estaba resultando extremadamente lluvioso. Las mañanas

regalaban espléndidos cielos celestes, en cambio las tardes el cielo se

descomponía vomitando su agua. El sol aceleraba su ocaso tras una

cortina negruzca de nubes.

Cuando Alejandro abrió la puerta de su apartamento observó que

Ruth estaba ya acostada. Eran las 23:30h, su nuevo trabajo la obligaba

a madrugar. Alejandro sacó un zumo de la nevera, cogió dos piezas de

fruta y se dejó caer en el sofá. Ése tampoco había sido un día

Page 5: La alquimia del alma cap1

especialmente afortunado para él. Alargó su mano para alcanzar la

bandolera y tomo el libro que esa misma mañana, antes de salir a

comer, había tomado en préstamo de la Biblioteca Municipal.

En los últimos meses leía mucho, se había aficionado a devorar

hasta altas horas de la noche libros de filosofía, mística y religión. Era

una necesidad interior la que le empujaba a intentar conocer todo sobre

la existencia humana y la razón de su existencia. Prácticamente durante

toda su vida, hasta hacía unos meses, siempre había considerado la

posibilidad de la vida después de la muerte como un ejemplo del

egocentrismo humano y de la necesidad imperiosa de perpetuarse

como dominador de todas las cosas materiales.

Mientras iba ojeando las páginas tomó la caja de Lexatín* que

guardaba en el bolsillo interior de su bandolera y tragó una mientras

sorbía del vaso de zumo que tenía apoyado en la mesa.

*Lexatín: Medicamento ansiolítico usado frecuentemente para disminuir los niveles de ansiedad.

2

Page 6: La alquimia del alma cap1

El teléfono sonó.

-¿Si? –dijo Alejandro mientras se esforzaba porque su voz le hiciese

parecer despierto desde varias horas antes.

-¡Felicidades hijo! ¿Estabas dormido?

-No, hace un rato que estoy levantado –mintió– ahora iba a salir a

hacer algo de compra.

-¿No crees que ya va siendo hora de que formes una familia en

condiciones? ¿Esa chica con la que sales nunca está en casa? -dijo

con tono molesto– ¡Ya te dije que no me gustaba!

-Te dije que Ruth trabaja fuera. De todas formas tampoco Sandra te

caía muy bien. –Contestó de malas maneras acosado por aquel

despertar.

-Sandra empezó a gustarme cuando te pidió el divorcio –contestó

enojada.

-¿Para qué has llamado?

-Que yo sepa hoy hace 36 años que a las 14:00 h de la tarde estaba

expulsándote de mi barriga –Aquella contestación explicaba por sí

misma el comportamiento que ella siempre había tenido con sus hijos.

Normalmente las madres dan a luz a sus hijos. La de Alejandro en

cambio, los expulsaba. Según ella los hijos eran del mundo, no de ella.

Page 7: La alquimia del alma cap1

Era una forma especial de ver la maternidad. Pero también, una forma

cruel y egoísta de traer hijos al mundo.

Tras aquel despertar un poco desconcertante. Se incorporó de la

cama y levantó la persiana. Los rayos del sol iluminaron toda la

habitación. Se acercó al cajón de la mesilla y tomó un bote de pastillas

en el que se leía Paroxetina* cogió una de ellas y la tragó. Aquel era su

tratamiento, un antidepresivo al levantarse y un ansiolítico para dormir.

El psicólogo que le atendía cada miércoles desde hacia 8 meses, le

había aconsejado la toma del ansiolítico cuando se encontrase

especialmente nervioso. Alejandro se sentía muy agradecido a aquel

doctor, gracias a él había recuperado, en parte, las sensaciones de

estar vivo que había perdido. De hecho últimamente ya sólo necesitaba

media pastilla por la mañana para coger el día con algunas fuerzas.

3

Page 8: La alquimia del alma cap1

Era una tarde de domingo Ruth y Alejandro estaban solos en casa

frente al televisor. Ambos veían la serie de 3 hermanas brujas que día si

y día también iban salvando el mundo con sus poderes. Su vida parecía

marchar francamente bien. Él acaba de aceptar el puesto de director de

Deportes de una cadena de radio local, después de más de siete años

como redactor de noticias deportivas y co-presentador de un programa

deportivo en una pequeña televisión local. Había pasado ya casi un año

desde que su ex mujer le hubiese solicitado el divorcio para casarse con

un antiguo compañero de universidad y Sergio, su hijo de cinco años,

parecía que empezaba a aceptar que papá y mamá ya no estaban

juntos. Además Ruth y él disfrutaban de sus primeros meses de

convivencia juntos.

La noche anterior uno de sus amigos les había ofrecido una pequeña

bolsita con marihuana diciéndoles que con ella tendrían para hacerse

un canutillo.

-Tened cuidado con ella, fumadla con tranquilidad porque son

cogollos y son algo fuertes –les había dicho.

Alejandro poco entendía de aquello, siempre había llevado una vida

relativamente “sana”, le pareció graciosa la idea y pensó que quizás así

fuese Ruth capaz de desinhibirse un poquito más en la cama y así

disfrutar de una tarde loca de sexo.

Page 9: La alquimia del alma cap1

Quizás debido a la falta de costumbre de darle al cuerpo y a la mente

esa clase de placeres. El efecto pareció no tener nada que ver con lo

esperado. Instantes después de tomar la cuarta calada sintió una fuerte

opresión en el pecho acompañada de una sensación de ahogo, la

cabeza se le iba, su conciencia iba y venía sin saber muy bien qué

pasaba a su alrededor, necesitaba correr, esconderse. Pero ¿de qué?,

¿en dónde? Creyó que su cabeza estaba a punto desconectarse, se

quería dejar desmayar, pero a pesar de sentir que vivía en otra

dimensión de dudable realidad, no llegaba a perder la conciencia del

todo. Sentía que iba a peder el control, mientras su corazón golpeaba

con fuerza su pecho. ¡Pon, pon, pon! Todo le daba vueltas, en su

cabeza iban y venían ideas <<Me estoy volviendo loco>> <<¿Esto es lo

que les pasa a los que acaban matando a media comunidad de

vecinos?>> <<Pero ¿Qué me está pasando?>>

-Alejandro, tranquilo, no pasa nada. Escucha. Estás teniendo una

intoxicación por la marihuana, no pasa nada –sintió que aquella voz le

devolvía ligeramente a la realidad- Intenta respirar suavemente -aquella

voz le resultaba familiar.

Su respiración iba relajándose y con ella poco a poco también su

cuerpo y su mente. Era incapaz de calcular cuánto tiempo podía haber

Page 10: La alquimia del alma cap1

pasado en aquel estado. Estaba con los ojos cerrados tumbado sobre el

sofá.

-Cariño, estate tranquilo -sintió que la voz de Ruth le reconfortaba,

mientras sus labios húmedos besaban su frente- He llamado a mi

hermano para que viniera. ¡Me has asustado!

-Alejandro, se puede decir que has tenido un mal viaje. – dijo Luis, el

hermano de Ruth –en urgencias es habitual que los fines de semana

tengamos algún que otro caso.

-¿Cuánto tiempo ha pasado? -pregunto Alejandro consciente de

haber perdido toda noción del tiempo pasado.

-Llamé a mi hermano unos cinco minutos después de que te

empezases a encontrar mal. ¡Me tenías muy asustada! -sus ojos

estaban llorosos y su rostro desencajado parecía que poco a poco iba

volviendo a la normalidad- Luego Luis ha tardado como 15 minutos en

venir y aquí lleva ya unos 10 minutos.

-Si, una media hora -digo Luis– Ahora supongo que estarás agotado

después de tu viajecito. Te vendrá bien descansar.

Aquella experiencia debió de abrir en lo más profundo de su interior

alguna puerta que quizás no se debería haber abierto jamás. Su mundo

empezó a derrumbarse en los días siguientes. Unos fuertes ataques le

asaltaban en cualquier lugar y en cualquier momento. Incluso en la

Page 11: La alquimia del alma cap1

cama dormido había sufrido varios. Despertaba de madrugada

sudoroso con un miedo intenso que le paralizaba, sentía pánico y una

extraña sensación de vivir en otra realidad. Su vida se volvió muy difícil.

Sentía miedo, mucho miedo. Y el miedo se volvió pánico y el pánico

desconfianza y desesperación. Desconfianza de sí mismo, de qué sería

capaz de hacer, sentía que podría perder el control en cualquier

momento. Sus miedos se multiplicaban, todo parecía una amenaza y no

sabía qué era lo que le estaba sucediendo. Pensaba en la razón de la

existencia, pensaba en la muerte y algo que nunca antes le había

causado miedo, EL VACIO, LA NADA, <<¿<Eso era lo que le

esperaba? >>. Desde luego no era el mejor momento para temer una

muerte, que sentía cada vez más cerca.

Después de varias semanas desorientado, sin saber qué era lo que

realmente le estaba pasando. Fue, aconsejado por Ruth, a la consulta

de un psicólogo amigo de Luis. Éste después de varias sesiones le

diagnosticó TAG*.

-No te vendría nada mal escucharte a ti mismo, pararte a escuchar tu

interior -dijo mirándole con ojos severos- Tu padre murió hace 3 años y

como bien tú mismo has reconocido, su muerte aunque te dolió no

desmoronó los cimientos de tu vida a pesar de lo unidos que estabais.

En esta vida en la que todo va demasiado deprisa a veces no somos

Page 12: La alquimia del alma cap1

capaces de reconocer qué parte de nosotros es producto de nuestro ser

y cuál es producto de la sociedad. Estaría bien que dieses varios pasos

hacia atrás para poder seguir tu camino feliz, hacia adelante. Seguro

que te vendrá muy bien este cd de relajación en distintas etapas para

que aprendas a relajarte. Con él irás poco a poco aprendiendo a relajar

cuerpo y mente. No olvides practicarlas varias veces al día.

* Trastorno de Ansiedad Generalizada

4

Tomó el libro de nuevo y comenzó a leer, El libro de oro de Saint

Germain. El Conde de Saint Germain como era conocido era hijo del

último Rey de Transilvania. Según se decía poseía el don de la

inmortalidad. Después de leer varios libros en los que se le citaba como

Page 13: La alquimia del alma cap1

personaje destacado de la Metafísica. Había sentido la necesidad de

conocer algo sobre su obra que era, según había podido comprobar,

sumamente extensa para alguien que vivió en el siglo XVIII. Los libros

que Alejandro acostumbraba a leer trataban en su mayoría de filosofía,

religión y metafísica. Estos, en el fondo, le hacían ver que quizás, la

vida tuviese más sentido que el que la ciencia se limitaba a darle.

Relatos, ideas, vivencias y misterios se iban posando libro a libro,

novela a novela a un lado de la balanza que durante años se había

venido inclinando hacía el escepticismo sobre cualquier plan divino e

inmortalidad del espíritu. Para Alejandro aquella esperanza nacida de

esos libros había resultado vital para liberarse, poco a poco, de sus

miedos más profundos. Creía en todo y en nada. No se dejaba

deslumbrar por aquellas historias e ideas sobresalientes sólo por la

esperanza de que quizás, este milagro que llamamos vida tuviese una

razón que traspasara la fría ciencia que nos aboca al vacío.

Con cada página que pasaba su cabreo se iba intensificando. Aquel

libro estaba en un estado realmente espantoso, los lomos se

desprendían y las esquinas superiores de las páginas daban muestras

de haber sido dobladas incesantemente durante años. De no ser por el

matasellos con el escudo de la biblioteca que se encontraba impreso en

sus páginas de una forma aleatoria, hubiera pasado por ser impreso en

Page 14: La alquimia del alma cap1

el siglo XVIII. Alejandro no había sido especialmente aficionado a la

lectura, pero había aprendido que aquellos libros de los que el sacaba

su propia fuerza para seguir viviendo merecían bastante mejor trato que

el que solían darles. Los libros eran verdaderos archivos que reunían

todo el saber alcanzado hasta nuestros tiempos. Aquel libro, por suerte,

se había salvado de aquellos que dedicaban sus lecturas a destacar

mediante el subrayado los puntos más importantes para aquellos que

no supiesen captar el mensaje del texto. La única marca de bolígrafo

que se podía observar, eran unas curiosas marcas que parecían

señalar algunos de los números que iban ordenando las páginas.

Aquello le recordó el libro que había tenido ocasión de leer un par de

meses atrás y que hablaba de la forma de esconder en libros, pinturas,

construcciones, etc., mensajes codificados sólo al alcance de los

iniciados en aquel tipo de lenguaje.

5

Page 15: La alquimia del alma cap1

-Uno, dos, tres, … diecinueve, veinte. Cierra los ojos. Para ti, que ya

dominas la técnica de la relajación profunda, este ejercicio de relajación

metal. –Alejandro se encontraba tumbado en la cama. Su estómago

estaba tapado con una pequeña manta y de sus orejas colgaban los

cables de su pequeño iPod- Mediante el aflojamiento te preparas para

la relajación muscular.

Alejandro llevaba meses practicando aquel ejercicio. Comenzó

haciéndolo 3 veces diarias. En ocasiones dudaba si su mejoría había

sido provocada por los medicamentos o por aquel sencillo ejercicio

guiado por una voz grave y serena que le envolvía haciéndole

adentrarse en un estado de paz, tranquilidad y claridad mental. Durante

esos minutos que duraba aquel archivo sonoro, el tiempo parecía

detenerse, el mundo tomaba aliento y Alejandro limpiaba sus pulmones.

Aquel ejercicio de relajación metal basado en la relajación metal del

psiquiatra alemán Johannes Heinrich Schultz era comparable al Yoga,

salvando unas muy pronunciadas diferencias. Se decía que los

orientales llegaban a la relajación con el Yoga después de muchos

ejercicios de concentración, en cambio los occidentales, llegaban a la

relajación por el simple hecho de practicarla. Aquello dejaba bien a las

claras las fuertes diferencias que existían entre ambas culturas.

Page 16: La alquimia del alma cap1

-Hay algo dentro de ti que está respirando lentamente y

profundamente -Alejandro se sentía profundamente relajado. Su

corazón latía fuerte, despacio, con seguridad, sus extremidades

parecían no existir y su plexo solar iba poco a poco elevando su

temperatura, una agradable sensación de calor empezaba a recorrer

todo su cuerpo- Cada vez que respiras te vas relajando más

profundamente.

Alejandro se mantuvo quieto en aquella posición, no solo sentía una

profunda quietud física, su mente también estaba serena, tranquila, en

esa situación podía dejar ir aquellos pensamientos que pasaban por su

mente, unos sin sentido, otros derivados de emociones como la

ansiedad, la tristeza, la ira o el odio. Del mismo modo podía

concentrarse en aquellos que más le interesaban. Pensar en una sola

cosa parecía algo imposible de realizar pero a él en cambio, con aquel

pequeño ejercicio, le resultaba sumamente sencillo. En ocasiones le

había servido de gran ayuda para comprender ideas y conceptos que

se le escapaban en su estado habitual. Podía concentrarse sin ser

molestado por los cientos de pensamientos que iban cruzando su

mente habitualmente. Aquellos pensamientos que solían apoderarse de

su mente, eran además, de lo más aburridos. Después de practicar

unas cuantas veces la relajación mental, era capaz de observar esos

Page 17: La alquimia del alma cap1

pensamientos como si no fuesen los suyos y así, podía analizarlos

tranquila y pausadamente. Había aprendido que los pensamientos que

frecuentemente abarrotaban su mente, además de tener la negativa

consecuencia de impedir que pudiese concentrarse en sus quehaceres

diarios, imposibilitaba que rindiera en cualquier trabajo a pleno

rendimiento, también resultaban de lo más estúpidos. De hecho los

pensamientos solían ser siempre los mismos. Además de ser bastante

poco productivos eran poco originales.

A su mente iban llegando distintos ideas. Las observaba como quien

mira pasar a la gente por la calle sentado en una terraza en un día de

verano. Con calma, sabiendo que con la distancia todo se ve de distinta

forma. Pensó en cuánto hacía ya de aquella experiencia traumática que

vivió años atrás con aquel porro, pero lo dejo pasar. Ese pensamiento

no era productivo, era inútil, solo válido para hacerle sentir mal. Pensó

en la muerte de su padre y quiso dejar pasar también aquel

pensamiento, todavía no se sentía preparado para analizar esos

sentimientos. Recordó a la chica nueva que habían contratado en la

emisora y en lo mucho que se parecía a una prima suya. Y así iba

dejando pasar con suavidad los pensamientos, si pretender detenerse

en ellos. Recordó las marcas que había visto en el libro de Saint

Germain y algo en aquel pensamiento le hizo detenerse en él. Esas

Page 18: La alquimia del alma cap1

marcas parecían tener alguna razón, no eran simples marcas aleatorias,

estaban hechas con detenimiento. ¿Qué podían significar? Recordó

que éstas aparecían señalando distintos números en el libro. Calculó

que podría haber visto unas 25. ¿Pero qué significarían? Se prometió

mirar con detenimiento las marcas para comprobar si podían tener

algún significado. Después dejó marchar también aquel pensamiento y

siguió con su relajación.

6

Tomó de nuevo el libro y fue apuntando en una libreta los números

que iba viendo señalados en el libro. Pudo comprobar también cómo en

uno de ellos existía alguna otra señal...

CUESTIONARIO

Accede al cuestionario y sé parte de la historia pinchando aquí!