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1 LA APLICACIÓN DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN EL MARCO DEL NUEVO PROCESO DE PAZ ADELANTADO POR EL GOBIERNO NACIONAL CON LA GUERRILLA DE LAS FARC Presentado por: Néstor Alexander Duque Londoño UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA FACULTAD DE DERECHO BOGOTÁ D.C, 2015

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LA APLICACIÓN DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN EL MARCO DEL NUEVO

PROCESO DE PAZ ADELANTADO POR EL GOBIERNO NACIONAL CON LA

GUERRILLA DE LAS FARC

Presentado por:

Néstor Alexander Duque Londoño

UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA

FACULTAD DE DERECHO

BOGOTÁ D.C,

2015

2

LA APLICACIÓN DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL EN EL MARCO DEL NUEVO

PROCESO DE PAZ ADELANTADO POR EL GOBIERNO NACIONAL CON LA

GUERRILLA DE LAS FARC

Presentado por:

Néstor Alexander Duque Londoño

Presentado a:

Dra. Dilia Paola Gómez Patiño

Dr. Jimmy Graciany Mora A.

Monografía para optar por el título de Abogado

UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA

FACULTAD DE DERECHO

BOGOTÁ D.C,

3

2015

CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN ______________________________________________________________ 6

OBJETIVOS ___________________________________________________________________ 9

OBJETIVO GENERAL _____________________________________________________________ 9

OBJETIVOS ESPECÍFICOS _________________________________________________________ 9

METODOLOGÍA _____________________________________________________________ 10

CAPÍTULO 1. MARCO DE REFERENCIA _______________________________________ 11

1.1 ANTECEDENTES ____________________________________________________________ 11

1.2 PROCESO DE PAZ Y JUSTICIA TRANSICIONAL _____________________________________ 19

1.3 PROCESO DE PAZ Y NEOINSTITUCIONALISMO HISTÓRICO __________________________ 28

CAPÍTULO 2. ANÁLISIS COMPARATIVO _______________________________________ 38

2.1 PROCESO DE PAZ DE EL SALVADOR ____________________________________________ 40

2.2 PROCESO DE PAZ DE GUATEMALA ______________________________________________ 46

2.3 PROCESO DE PAZ DE NICARAGUA ______________________________________________ 52

2.3 FINALIZACIÓN DE LOS 3 PROCESOS DE PAZ ______________________________________ 54

2.4 COMISIONES DE LA VERDAD ___________________________________________________ 55

2.4.1 EL SALVADOR ______________________________________________________________ 55

2.4.2 GUATEMALA _______________________________________________________________ 56

2.4.3 NICARAGUA _______________________________________________________________ 57

2.4.4 COMISIONES DE LA VERDAD EN LA REGIÓN ________________________________________ 58

2.5 LOS 3 PROCESOS DE PAZ DESDE EL NEOINSTITUCIONALISMO HISTÓRICO _____________ 68

CAPÍTULO 3. EL CONTEXTO DE LA JUSTICIA TRANSICIONA L Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN COLOMBIA ____________________________________________________ 83

3.1 MODELOS DE JUSTICIA ALTERNATIVA Y POLÍTICAS PÚBLICAS _____________________ 87

3.2 MECANISMOS DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA ___________________________________ 94

4

3.3 LECCIONES PARA APRENDER EN EL PROCESO DE PAZ COLOMBI ANO DE LOS TRES CASOS

CENTROAMERICANOS __________________________________________________________ 104

CONCLUSIONES FINALES ___________________________________________________ 108

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ____________________________________________ 116

5

LISTA DE TABLAS

Pág.

TABLA 1. AMNISTÍAS E INDULTOS EN COLOMBIA _____________________________ 18

TABLA 2. DIMENSIONES INSTITUCIONALES __________________________________ 34

TABLA 3. CRONOLOGÍA DEL PROCESO DE PAZ EN EL SALVA DOR _____________ 43

TABLA 4. CRONOLOGÍA DEL PROCESO DE PAZ EN GUATEMALA ______________ 49

TABLA 5. CRONOLOGÍA DEL PROCESO DE PAZ EN NICARAGUA _______________ 53

TABLA 6. ETAPA FINAL DE NEGOCIACIONES DE LOS 3 PAÍS ES _________________ 54

TABLA 7. COMPARACIÓN DE LAS COMISIONES DE LA VERDAD DE LA REGIÓN EN ORDEN CRONOLÓGICO ______________________________________________________ 59

TABLA 8. ELEMENTOS DE LOS 3 PROCESOS DE PAZ DESDE EL NEOINSTITUCIONALISMO HISTÓRICO _______________________________________ 71

TABLA 9. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE LOS TRES P ROCESOS DE PAZ DE CENTROAMÉRICA ___________________________________________________________ 76

TABLA 10. MODELOS PARA LA APLICACIÓN DE JUSTICIA _____________________ 90

TABLA 11. MODELO RETRIBUTIVO VS MODELO RESTAURATIVO ______________ 91

TABLA 12. MECANISMOS DE JUSTICIA RESTAURATIVA _______________________ 95

6

INTRODUCCIÓN

Los diálogos de paz que viene adelantando el gobierno colombiano con la guerrilla de las

FARC-EP durante estos últimos años han sido de gran controversia, tanto por parte de los

distintos sectores políticos, como de los representantes de las diferentes ramas del poder

público; el debate coyuntural presentado entre el Fiscal General de la Nación y el

Procurador, pone de manifiesto dos posiciones opuestas acerca de la salida jurídica ante

una posible desmovilización de las FARC-EP. Este es un debate institucional, académico,

y en general, un asunto de toda la sociedad que se está alineando ante el actual proceso de

paz, teniendo como trasfondo un próximo proceso electoral.

Esta iniciativa, que en la práctica es una reforma constitucional, tiene varias ópticas: en su

contra sólidos argumentos de quienes lo consideran como un mecanismo para la

impunidad, los que creen que lo realmente importante es el asunto de la justicia, la verdad

y la reparación de las víctimas, y otros más pragmáticos que están de acuerdo en que por la

paz hay que pagar un alto precio.

Resulta entonces necesario establecer los alcances de la aplicación del modelo de justicia

transicional en el desarrollo de las negociaciones de paz, indagando en primera instancia

sobre los procesos que anteceden esta nueva experiencia por la paz, y desde el punto de

vista institucional, determinando cómo se desarrolla este proceso dentro del marco

normativo de la justicia transicional y su aplicación como política pública para la paz.

Es importante tener en cuenta que la justicia transicional y el marco jurídico para la paz son

los referentes de acción jurídica con que cuenta el Gobierno para concluir el proceso de paz

con las guerrillas de las FARC-EP y muy probablemente con el ELN, y que la última

legislación expedida está enmarcada bajo el principal objetivo de la realización de la paz

como una de las formas bajo las cuales el Estado garantiza los derechos tanto a los

desmovilizados como de las víctimas del conflicto armado.

7

Recientemente, el Gobierno y la sociedad se han involucrado en la búsqueda de la paz. Los

diferentes intentos legislativos han desembocado en la ley 975 de 2005, norma que pretende

proveer al Estado de instrumentos claros y seguros para alcanzar la resolución del conflicto

armado, sin abandonar intereses socialmente fundamentales como lo son la verdad, la justicia

y la reparación de los daños infringidos durante décadas de violencia irracional e

injustificada (Procuraduría General de la Nación, 2010).

Sin embargo, es pertinente indagar si dicha normatividad es suficiente para los diálogos que

se vienen adelantando con la guerrilla de las FARC-EP, o si por la antigüedad de dicho

grupo insurgente y las acciones delincuenciales realizadas durante todo el tiempo que ha

llevado el conflicto armado requieren un tratamiento diferente.

El marco jurídico- político de estos diálogos está dado por la Ley de Justicia y Paz y

transcurren en medio de la aplicación de la política pública de Justicia Transicional. Surge

entonces así la pregunta central de esta monografía: ¿Cuáles son las condiciones adecuadas

para la implementación de la justicia transicional como herramienta para la paz dentro del

nuevo proceso de negociación que se adelanta con la guerrilla de las FARC- EP?

Hipotéticamente podría pensarse que sí resulta conveniente para el país y para sus

instituciones la implementación y aplicación de justicia transicional como mecanismo para

la paz, siempre y cuando se ajuste a las características atípicas del conflicto armado en

Colombia y genere realmente justicia cumpliendo a cabalidad con sus principios y objetivos

para lograr así un tránsito efectivo y satisfactorio hacia la democracia y la convivencia

pacífica, pero dadas las características del conflicto y de nuestros sistemas político y

cultural resulta necesario generar un marco para la paz exclusivo y único para Colombia

que se ajuste y responda a las características únicas del mismo, y que garantice una

verdadera satisfacción de las partes en cuanto a verdad, justicia, reparación y garantía de no

repetición.

8

Por lo tanto, la justificación de este trabajo monográfico se encuentra en la pertinencia e

importancia por tratarse de un tema del Derecho totalmente vigente, que exige

herramientas de análisis coyuntural como es el caso del enfoque del Nuevo

Institucionalismo Histórico –NHI -, tema que además resulta crucial si se tiene en cuenta

que se trata de un proceso de paz con el grupo armado más antiguo del conflicto y que ya

se adelanta en el marco de la Justicia Transicional.

La presente monografía se desarrolla en tres capítulos: el primer capítulo (marco de

referencia) da cuenta de los antecedentes directos (los anteriores procesos de negociación

de los distintos gobiernos colombianos en las últimas dos décadas) a la implementación de

la Ley de Justicia de Paz en Colombia, encuadrado en el concepto de justicia transicional y

bajo el enfoque del Nuevo Institucionalismo Histórico (Contextos histórico, económico,

social y político, y Arreglos institucionales). El segundo capítulo hace referencia a las

experiencias de justicia transicional en los países centroamericanos de El Salvador,

Nicaragua y Guatemala a través de un análisis comparativo de los procesos de paz llevados

a cabo en éstos países y la incidencia de las instituciones en los contextos y en los arreglos

institucionales. El tercer capítulo aborda el proceso de paz que actualmente está llevando a

cabo el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FAC-EP, desde el enfoque del

neoinstitucionalismo histórico, es decir, teniendo en cuenta “(…) los contextos

socioeconómicos y políticos… y los arreglos institucionales al interior del Estado”.

(Farfán, 2007, p. 87), y aborda también las distintas respuestas que el Estado colombiano

puede dar a través de sus políticas públicas en el marco del contexto ya mencionado.

Por último, se presenta un capítulo final que enseña las conclusiones y recomendaciones,

como producto del análisis efectuado desde el NIH (a partir de los contextos y de los

arreglos institucionales) frente a la aplicación del modelo de Justicia Transicional en el

marco del actual proceso de negociación con las FARC, con ellas se pretende dar respuesta

contundente a la pregunta central de esta monografía, y dar cuenta de las condiciones

necesarias para la implementación de instrumentos de justicia transicional, como

instrumento de política pública, que permitan la efectiva transición de un Estado en

conflicto a uno en condiciones de paz y convivencia perdurables.

9

OBJETIVOS

Objetivo General

Analizar, a partir del enfoque teórico-metodológico del nuevo institucionalismo histórico y

de forma comparativa, la incidencia de las instituciones de los contextos políticos, sociales

y económicos, y de los arreglos institucionales en el proceso de creación y consolidación

de la política pública de justicia transicional en Centroamérica (El Salvador, Guatemala y

Nicaragua) con el fin de establecer en Colombia su conveniencia como herramienta para la

paz, en el marco del proceso de negociación que se adelanta actualmente con la guerrilla de

las FARC-EP.

Objetivos Específicos

• Determinar la incidencia de las instituciones en los contextos y los arreglos

institucionales de los procesos de paz efectuados en los países centroamericanos de

El Salvador, Guatemala y Nicaragua a través de un análisis comparativo.

• Analizar la política pública de la justicia transicional en Colombia a la luz del nuevo

institucionalismo histórico (con énfasis en los contextos y en los arreglos

institucionales) y compararlo con los tres casos centroamericanos, teniendo en

cuenta la realidad del actual proceso de paz con las FARC-EP.

10

METODOLOGÍA

El presente trabajo, tiene en cuenta el enfoque del Neo-institucionalismo Histórico (NIH),

(el que se describe en el marco de referencia), mediante el cual se analizan inicialmente las

negociaciones de paz en Colombia, teniendo en cuenta los mecanismos usados para llevar a

cabo dichos procesos y se abordan las posiciones que han surgido a raíz del proceso de paz

que se está llevando a cabo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP.

Así mismo se comparan algunos precedentes en materia internacional (Centroamérica)

sobre los procesos de paz adelantados allí, teniendo en cuenta tanto los contextos

socioeconómicos como los mecanismos institucionales, para ponderar los resultados

obtenidos y compararlos con el caso colombiano.

Se hace uso de los métodos histórico y deductivo con los que se busca determinar las

características de los casos centroamericanos sobre procesos de paz que se tendrán en

cuenta en el estudio del presente proceso de paz colombiano. Al señalar las características

fundamentales de los procesos de paz y teniendo en cuenta el panorama nacional, con el

estudio de cada una de las posiciones, se concluye, con fundamento, cuál línea de acción

sería la más acertada a aplicar dentro del marco del proceso del actual proceso de paz.

11

CAPÍTULO 1. MARCO DE REFERENCIA

1.1 Antecedentes

La situación socialmente problemática que se constituye como centro de análisis de la

presente investigación, es el proceso de paz que se adelanta actualmente en Colombia con

la guerrilla de las FARC-EP, por lo tanto, resulta necesario, en primera instancia, indagar

sobre el conflicto armado en el país y su historial de procesos de negociación de paz para

establecer un marco de referencia preliminar que permita determinar los antecedentes

claves, punto de partida para avanzar en la consecución del objetivo de esta monografía.

En Colombia, desde hace más de cinco décadas, se viene desarrollando una confrontación

armada. Si bien, gran parte de los factores que se encuentran en las explicaciones sobre “los

orígenes de este conflicto” son de carácter socioeconómico no es el objeto de este

documento tratar de ahondar en la explicación de las causas del conflicto (Gilhodés, 1985)1.

Son décadas en las que Colombia viene afrontando una situación de violencia armada, en

donde participan grupos subversivos, grupos de autodefensa y ahora las llamadas “bandas

criminales” ligadas al narcotráfico y demás actividades ilícitas.

Es importante señalar que en Colombia se han llevado a cabo diferentes procesos de paz,

algunos de los cuales condujeron a la desmovilización y reinserción a la vida civil de

grupos alzados en armas, demostrando con esto que en un momento dado estos grupos ta

pueden constituirse como un actor político con el que se puede negociar, obviamente,

cuando se tiene disposición al diálogo y estatus político.

Se puede ubicar como inicio del conflicto armado, el surgimiento de las llamadas guerrillas

liberales durante el gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez (1946 – 1950), y la

1 Para Gilhodés son los factores políticos los que explican los años de La Violencia en Colombia. Los que también explican la posterior

conformación de grupos guerrilleros.

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situación generada por el asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948 que

dio origen a un levantamiento popular conocido como "El Bogotazo", el cual es señalado

por diversos autores como el punto de partida del periodo conocido como la “violencia”, la

que en la actualidad perdura.

Durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953 - 1957) se presentó un primer proceso

de amnistía a los rebeldes liberales, acompañado de un marco político que buscaba facilitar

la reintegración de los combatientes a la sociedad civil.

El gobierno buscaba con esto poner fin de una vez por todas a la violencia bipartidista que

tanto daño le había hecho a la sociedad y a la democracia colombiana. Se pretendía

desmovilizar a todos los grupos armados en conflicto y propiciar el diálogo político como

alternativa a la lucha armada.

El 13 de Junio de 1953, el entonces Teniente General Gustavo Rojas Pinilla sube al poder

mediante un golpe de Estado que derroca al presidente conservador Laureano Gómez. Rojas

Pinilla contó con el apoyo tanto de liberales como de conservadores, quienes cansados del

fenómeno de violencia generalizada por el que atravesaba el país, vieron en él la oportunidad

de un cambio. Aunque Rojas Pinilla amnistió y firmó la paz con guerrillas liberales, la

violencia no desapareció del todo sino que mutó hacia un conflicto con grupos guerrilleros de

corte marxista-leninista en su eje, grupos que con el tiempo se fortalecieron y pasaron a ser

los protagonistas principales de las etapas por venir del conflicto armado colombiano (Acuña,

2012).

Hacia el año de 1958 y con el objetivo de poner fin a la "Violencia”, los partidos Liberal y

Conservador pactaron una coalición llamada el Frente Nacional que alternaría el poder

entre ambos partidos por un período de 16 años. Durante los años ulteriores a La Violencia,

y después de la firma de los acuerdos que terminaron en el Frente Nacional, disminuyeron

en alto grado las confrontaciones y los niveles de esa violencia2.

2 Otra de las consecuencias del conflicto partidista fue el surgimiento de grupos armados en las zonas rurales denominados bandoleros,

de ambos partidos, personajes funestos como "Sangrenegra" o "Chispas", quienes no se acogieron a las treguas y amnistías,

convirtiéndose en terroríficos personajes.

13

(…) Sin embargo, algunos reductos de guerrilla y de autodefensas campesinas aparecieron en

diferentes zonas del país como Marquetalia (en el sur del departamento de Tolima), la región

del Aríari en los Llanos Orientales y el Sumapaz en el centro del país. Esas zonas empezaron

a ser llamadas “Repúblicas Independientes” y fueron fuertemente atacadas por el ejército y la

aviación en 1963, particularmente en Marquetalia.

Tras el retiro de los militares, los grupos de resistencias campesinas se reorganizan bajo el

nombre de Bloque Sur con el apoyo del Partido Comunista. Un año más tarde toman el

nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Es así como los grupos

de autodefensas campesinas del sur del departamento del Tolima, con el apoyo del Partido

Comunista, convocan en 1965 la Primera Conferencia Guerrillera. En esta conferencia, se

fijan como objetivos principales la subsistencia del movimiento y la transformación definitiva

a guerrillas móvil (Sánchez et al, marzo de 2003).

En 1965 surgió en Santander el ELN (ejército de liberación nacional) influenciado por la

revolución cubana y como un proceso de radicalización de algunos sectores del

Movimiento Revolucionario Liberal-MRL-. Su lanzamiento oficial ocurre con un ataque

contra el puesto de policía de la población de Simacota. Una fracción de la UC-ELN, la

Corriente de Renovación Socialista, firmaría un acuerdo de desmovilización con el

gobierno de César Gaviria en 1994.

A su turno, el EPL nació en la zona bananera del Urabá en 1968 y su accionar se extendió

por gran parte de la costa atlántica. Un sector importante del EPL firmó un acuerdo de paz

durante el gobierno de César Gaviria (marzo de 1991), para convertirse en el movimiento

Esperanza, Paz y Libertad.

Durante el gobierno de Belisario Betancur se inició un proceso de paz apoyado por una

reforma política para facilitar la realización de diálogos con los grupos insurgentes. Así, se

impulsó un proyecto de amnistía, que se convirtió en ley a finales de 1982. En este proceso

participaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo

(FARC-EP), el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Movimiento 19 de Abril (M-19),

el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la llamada Autodefensa Obrera (ADO).

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En el transcurso del gobierno de Virgilio Barco (1986-1990), se presentó la

desmovilización del Movimiento 19 de Abril - M-19-, que posteriormente se convertiría en

partido político con éxito en procesos democráticos de la Nación.

Con Cesar Gaviria se logró la desmovilización del Movimiento Armado Quintín Lame de

orientación indigenista en marzo de 1991 - época de la Asamblea Nacional Constituyente-

con la entrega de armas por parte de un importante número de combatientes de este grupo

en un acto realizado en Pueblo Nuevo, Jurisdicción de Caldono (Cauca). También se

intenta un diálogo con la llamada CGSB (Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar que

integraba a las FARC, el ELN y la disidencia del EPL). Se realizaron reuniones

preliminares en Cravo Norte (Arauca), donde se acordó el inicio de diálogos directos en

Caracas (Venezuela), los cuales fueron trasladados a Tlaxcala (México), pero dichos

diálogos se vieron frustrados entre otros, a causa del secuestro por parte del EPL del ex

ministro Argelino Durán Quintero, quien falleció durante su cautiverio.

El proceso de paz liderado por el ex-presidente Andrés Pastrana durante su mandato (1998-

2002) finalizó abruptamente el 20 de febrero de 2002 por el secuestro de un avión

comercial en el que viajaba un senador de la República, después de meses de

conversaciones infructuosas y el despeje de unos 42 mil kilómetros cuadrados de territorio

colombiano para el grupo guerrillero. Se cuenta como uno de los periodos más críticos en

cuanto a la confrontación con la guerrilla de las FARC debido a su crecimiento en número

y fortalecimiento militar.

En el primer período de Álvaro Uribe (2002-2006) se consolidó una política abierta de

confrontación con las guerrillas llamada seguridad democrática. Ante la falta de voluntad

política por parte de la guerrilla, el gobierno de Uribe decidió enfrentar de manera directa y

bélica a las FARC –EP con el propósito de derrotar militarmente al grupo guerrillero, para

lo cual se hizo uso de todos los instrumentos del Estado: la fuerza pública, la justicia y en

un alto grado el apoyo de la sociedad colombiana, lo cual permitió recuperar algunas zonas

del país consideradas bajo “dominio” de la guerrilla. Sin embargo, no se logró la paz por

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esta vía y aunque se observó un gran debilitamiento de las FARC, no pudieron ser

derrotadas como se esperaba.

Paralelo a esta situación, se fortalecieron como nuevos actores del conflicto las AUC

(Autodefensas Unidas de Colombia) con sus diferentes bloques en diversas zonas de la

geografía nacional y se desató una guerra frontal entre estos grupos paramilitares y la

guerrilla, con una degradación de la guerra que dejó una espantosa huella sobre la

población civil en cientos de crímenes catalogados de lesa humanidad. Un conflicto

complejo de analizar no solo por su extensión en el tiempo, sino además sui géneris por

algunas de sus características: a). se extiende geográficamente por gran parte del territorio

nacional pero sin tener territorios dominados permanentes por parte de los actores ilegales,

y, b). por su asociación con el narcotráfico y otras formas criminales para financiarse.

Es, durante el gobierno de Álvaro Uribe, que se da la desmovilización de distintos frentes

de las autodefensas unidas de Colombia –AUC- como un proceso de amnistía, con cese de

hostilidades como condición para negociar, y con sometimiento a la justicia de aquéllas

personas que se desmovilizaron para determinar la mejor forma de incorporarlas en las

distintas actividades económicas, sociales y políticas del Estado colombiano. Ante un claro

vacío jurídico para respaldar las negociaciones, el gobierno propuso al Congreso de la

República el denominado proyecto de Ley de Alternatividad Penal, que sustituía la prisión

por penas alternativas, y que luego derivó en la Ley de Justicia y Paz:

Con la aprobación de la Ley de Justicia y Paz concluye un intenso proceso liderado, contra

viento y marea, por el Comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo y que comenzó cuando

presentó a mediados de 2003 al Congreso un proyecto de Ley de Alternatividad Penal que

sustituía la prisión por penas alternativas. Este fue considerado desproporcionalmente laxo

frente al perjuicio causado a víctimas de masacres como la de “El Salado” y fue archivado

(Revista SEMANA, 30 de julio de 2005).

16

Al tiempo que se dieron las desmovilizaciones de las AUC, surgieron y se fortalecieron

como parte del post-conflicto las denominadas “Bacrim” (Bandas Criminales)3, que

retomaron acciones de violencia en distintos departamentos, ocupando en muchos casos los

espacios dejados por los bloques paramilitares reinsertados, financiándose por acciones de

narcotráfico y delincuencia común y convirtiéndose en aliados estratégicos de la guerrilla

en tales actividades. Se destacan por su violento accionar “los Urabeños y los Rastrojos”,

entre otros.

A partir de 2012 se presentó una nueva propuesta de diálogos para la paz liderada por el

gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010 - 2014), la cual se ha venido

desarrollando en un contexto totalmente diferente, es decir, las FARC-EP presenta un

debilitamiento militar, al haber sido dados de baja sus principales cabecillas quienes hacían

parte del Secretariado, lo cual ha permitido generar un mayor acercamiento de éste grupo

insurgente al gobierno colombiano. Estos diálogos comenzaron en Oslo (Noruega) en la

primera quincena de octubre de 2012 y a la fecha continúan en La Habana (Cuba),

asimismo se encuentra en proceso la revisión por parte del legislativo el Marco Legal para

la Paz, otorgándole un marco constitucional a los mecanismos extrajudiciales de justicia

transicional.

El Presidente reiteró que no va a haber despeje de territorio y no hay cese de operaciones

militares: “Este acuerdo no es ya la paz, ni es un acuerdo final. Como ya lo dije es una hoja

de ruta que define los términos de discusión para llegar a ese acuerdo final. No tiene despejes

de territorio y no hay cese de operaciones militares” (El Tiempo, 13 de septiembre de 2013).

A diciembre de 2012 los negociadores del Gobierno y de las FARC recibieron propuestas

que la sociedad civil hizo para el proceso, las cuales fueron recogidas por las comisiones de

paz del Congreso y se espera sean tenidas en cuenta durante los diálogos que se adelantan

en Cuba. Para agosto de 2013 la Corte Constitucional dio vía libre al llamado Marco

3 Este conflicto pasó de ser una confrontación entre los grupos armados ilegales y el Estado Colombiano, a una contienda a la que se han

venido sumando nuevos actores (bandas delincuenciales cuyo accionar, hoy día, va más allá del control del poder local al control de

zonas económicas geoestratégicas, a expropiaciones ilegales de la tierra y los recursos naturales, con un trasfondo económico sustentado

en los negocios ilícitos del narcotráfico.

17

Jurídico para la Paz, una reforma constitucional, aprobada por el Congreso e impulsada

por el gobierno de Juan Manuel Santos, que entrega las herramientas legales para un

eventual acuerdo de paz con las guerrillas.

En el fallo, la Sala Plena del alto tribunal le dice al Congreso de la República que en las

normas que reglamenten el Marco Jurídico se debe establecer claramente que el Estado no

puede renunciar a sancionar las a los responsables de delitos de guerra, de lesa humanidad

o genocidio. En ese orden de ideas, aunque no se tocó la expresión "máximos responsables",

los magistrados advierten que todos los miembros de los grupos armados que hayan cometido

esos crímenes, sin importar si son o no jefes, deben ser investigados y castigados por la ley (El

tiempo, 28 de agosto de 2013).

En esta votación hubo magistrados que salvaron el voto, por considerar que el Marco

Jurídico para la Paz abre la puerta a la impunidad, argumentos que hacen parte de la

polarización social e institucional con respecto a la manera que debe ser llevado este

proceso de paz y que trae consigo interrogantes acerca de la viabilidad de su aplicación

como herramienta jurídico-política que posibilite vislumbrar el fin del conflicto armado en

nuestra nación y que será motivo de análisis más adelante.

La siguiente tabla contiene los diferentes actos legislativos con los cuales los gobiernos

abrieron la puerta a los diálogos de paz con los grupos armados al margen de la ley:

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Tabla 1. Amnistías e indultos en Colombia

PERIODO NORMA OBSERVACIONES

Belisario

Betancur (1982-

1986)

Ley 35 de 1982 Amnistía general por delitos políticos o conexos

Ley 49 de 1985 Indulto, cesación de procedimiento, auto inhibitorio por

delitos políticos o conexos

Virgilio Barco

(1986-1990)

Ley 77 de 1989

Indulto, cesación de procedimiento, auto inhibitorio por

delitos políticos o conexos. Cobijó el acuerdo de paz con

el M-19. Decreto 206 de

1990

César Gaviria

(1990-1994)

Decreto 213 de

1991

Extinción de la pena y de la acción penal por delitos

políticos o conexos. Cobijó los acuerdos de paz firmados

con el PRT, con el EPL y con el MAQL.

Decreto 1943

de 1991

Indulto y amnistía. Cobijó el acuerdo de paz firmado con

los Comandos Ernesto Rojas del 20 de marzo de 1992

Ley 104 de

1993

Indulto, cesación de procedimiento, la resolución de

preclusión de la instrucción o la resolución inhibitoria.

Cobijó los acuerdos de paz firmados en 1994 con la

CRS, las Milicias Urbanas de Medellín y el Frente

Francisco Garnica de la Coordinadora Guerrillera.

Ernesto Samper

(1994-1998)

Ley 241 de

1995

Prorrogó y modificó la Ley 104 de 1993. Abrió la

posibilidad de otorgar beneficios jurídicos a los grupos

de autodefensa previo abandono voluntario de la

organización y la entrega a las autoridades

Andrés Pastrana

(1998-2002)

Ley 418 de

1999

Extinción de la pena y de acción penal por delitos

políticos y conexos

Álvaro Uribe

(2002-2010)

Ley 782 de

2002

Indulto por delitos políticos o conexos y a favor de

quienes abandonen voluntariamente sus actividades

como miembros de grupos armados al margen de la ley

Decreto 128 de

2003

Cesación de procedimiento, resolución inhibitoria y

resolución de preclusión por delitos políticos o conexos

Fuente: Guerrero, 2003.

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1.2 Proceso de paz y Justicia Transicional

Proceso de paz es un intento para lograr un acuerdo que ponga fin a un conflicto -y sus

consecuencias-, que exige un esfuerzo para implementarlo desde las partes involucradas (el

Estado, los actores armados y la sociedad), mediante unas negociaciones (acuerdos para

discutir y dirimir diferencias en un marco establecido y/o concertado para tratar de

encontrar una solución a las mismas).

Un proceso de paz está comprendido por etapas o fases en tiempos, que pueden y deben ser

flexibles, en las que intervienen los actores involucrados en el mismo y en donde puede

haber participación de terceros de confianza para la mediación y la facilitación de los

diálogos, esto con el objetivo de alcanzar en un momento determinado acuerdos que

conlleven a la firma de pactos por consenso que permitan terminar con las situaciones de

violencia y enfrentamiento armado, lo que condesciende iniciar una etapa que permita –

ojalá, mas no es estrictamente necesario - superar las situaciones estructurales que

originaron el surgimiento del conflicto y enmendar los derechos que tienen las víctimas a la

verdad, justicia y reparación.

En los últimos tiempos en la esfera del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, se

ha vuelto recurrente el planteamiento del derecho a la verdad como un derecho humano

inalienable, a pesar de su falta de reconocimiento específico en tratados y convenios

internacionales, cuyo desarrollo se logra a partir de la doctrina y la jurisprudencia de

tribunales internacionales, principalmente por medio de dos importantes documentos

elaborados por la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas como son, “el

Conjunto de Principios para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la

lucha contra la impunidad” y los ” Principios y Directrices Básicos sobre el derecho a las

víctimas” (Naciones Unidas, 9 de abril de 2005), que ha conducido no solamente el

reconocimiento de la verdad como derecho de las víctimas y de la sociedad en General, cuya

protección es responsabilidad de los Estados, sino establecer los mecanismos a través de los

cuales se pretende su materialización, principalmente en aquellos lugares y momentos en los

que las sociedades afrontan procesos de transición a la democracia y/o a la paz o la

consecución de esta (Najar, 2009).

20

En función de los objetivos perseguidos por el proceso de paz en el caso colombiano, éste

va dirigido a la desmovilización y la reinserción a la vida civil de los grupos alzados en

armas, para lo cual necesita de las herramientas que proporciona la justicia transicional

como el conjunto de mecanismos e instituciones que permiten pasar de una situación de

conflicto a otra de convivencia pacífica e inclusión democrática.

Por lo tanto, la justicia transicional

…abarca toda la variedad de procesos y mecanismos asociados con los intentos de una

sociedad por resolver los problemas derivados de un pasado de abusos a gran escala, a fin de

que los responsables rindan cuentas de sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación

(ONU, 2004).

Se entiende entonces que los mecanismos de la justicia transicional abordan la herencia de

violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario durante la

transición de una sociedad que se recupera de un conflicto o un régimen autoritario. Sus

principios básicos son: verdad, justicia y reparación.

Los objetivos que se persiguen con la implementación de los mecanismos judiciales y

políticos de justicia transicional son básicamente: los de fortalecer o instaurar el estado de

derecho; subsanar las heridas que surgen en la sociedad como resultado de las violaciones a

los derechos humanos; avanzar en los procesos de reconciliación garantizando los derechos

de las víctimas y de la sociedad a la verdad, a la justicia y a la reparación integral; reducir la

impunidad, proveer de justicia a las víctimas y responsabilizar a los culpables; descubrir la

justificación ideológica política, cultural y económica de la violencia y de los crímenes de

guerra para ofrecer a la sociedad la posibilidad de desmontar el sistema de valores

asociados a ella, y promover la eliminación de las causas de una situación de injusticia

social de carácter estructural que derive en sólidas garantías de no repetición de las

violaciones.

21

La protección de los derechos en escenarios de transición a la democracia supone la

adopción de mecanismos de justicia transicional basados en tres principios fundamentales:

el derecho a la verdad, el derecho a la justicia y el derecho a la reparación (Joinet, 1997).

Por lo tanto, la justicia de transición exige de los Estados la búsqueda y difusión de la

verdad histórica, los programas de reparación integral para las víctimas -que no pueden ser

reducidos a una mera indemnización ni ser condicionados a la renuncia de otros derechos -,

y el diseño de modelos excepcionales de aplicación de justicia, que admitan la

flexibilización de principios como el de proporcionalidad e igualdad en materia penal y así

no pueden constituirse en paradigmas de impunidad.

Los procesos de justicia transicional buscan, ordinariamente, llevar a cabo una

transformación radical del orden social y político de un país, bien para reemplazar un estado

de guerra civil por un orden social pacífico, bien para pasar de una dictadura a un orden

político democrático (Uprimny, 2006).

La justicia transicional (…) es una herramienta para reglamentar, normatizar, y por ende,

ejecutar procesos que permitan establecer el paso de un estado de “violencia” a uno

“pacífico” en donde los ámbitos social, cultural, político y económico de los grupos

humanos que intervienen en tal proceso se ven afectados por una profunda transformación.

Esta justicia transicional tiene aplicaciones especiales y proviene de tratados y sistemas de

protección de los derechos humanos a escala nacional e internacional. Para el caso

colombiano este concepto se está aplicando para la solución del conflicto armado. Por lo

menos, así lo define la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, el Congreso en

el marco de la Ley de Justicia y Paz, y posteriormente la Ley 1448 de 2011 que busca la

reparación de las víctimas y la restitución de tierras y la Ley 1424 de 2011 que busca

fortalecer el proceso de desarme, movilización y reintegración.

Este tipo de justicia busca aplicar mecanismos que no necesariamente son retributivos sino

de restauración, y fortalecer el estado de derecho con normas que conduzcan a facilitar

escenarios de paz o donde no existan confrontaciones armadas. La reparación es un primer

22

paso para disminuir la brecha social como la materialización de medidas administrativas

(económica, tierras, etc.) debe ser de reparación simbólica y con garantías de no repetición.

Cuando cerca del 10% de la población ha sido victimizada, los esfuerzos institucionales

por repararlas deben iniciar antes que la confrontación llegue a su fin. Es un derecho de

las víctimas y un gran primer paso para la reducción de las ya mencionadas brechas

sociales tenido como los primeros pasos de inclusión social.

En el caso colombiano, esa necesidad de intentar encontrar fórmulas propias –sin perjuicio

de aprender de las deficiencias de otros procesos- es mayor, debido a obvias

particularidades de nuestro conflicto armado: referencias de diferentes procesos de paz

anteriores, que parecen marcar precedentes; presencia de diversos actores armados, lo cual

significa que las formas de justicia transicional tendrían lugar, mientras la guerra continúa,

lo cual sugiere incluso abandonar el uso de la categoría “justicia transicional” en

Colombia, al menos en la actual coyuntura, puesto que no estaríamos ni siquiera en una

transición a la paz.

No obstante, el hecho de que no exista una única fórmula para afrontar la transición no

significa que no existan parámetros básicos de la justicia transicional o en transición. En

efecto. durante las dos últimas décadas, con ocasión de los éxitos y fracasos de las

experiencias de transición, brevemente mencionadas4, se han generado una serie de consensos

internacionales en torno a los requerimientos básicos de la justicia en periodos de

transición(…) estos consensos se ven reflejados en informes y declaraciones de órganos de los

distintos sistemas de protección de los derechos humanos, así como en los tratados

internacionales, en la doctrina y jurisprudencia que desde hace años integran el corpus iuris

del derecho internacional público (Botero & Restrepo, 2005).

Una primera experiencia o un primer intento de justicia transicional efectivo se dio durante

el gobierno de Álvaro Uribe con la implementación de la Ley de Justicia de Paz (Ley 975

de 2005) y, ahora, con la Ley de Víctimas (Ley 1448 de 2011), las cuales sirven como

referencia ante las expectativas que dicha legislación ha generado tanto a los

4 Se refiere a América Latina, Europa del Este, Sudáfrica, Irlanda del Norte, la ex Yugoeslavia, Sierra Leona y Timor Oriental.NA.

23

desmovilizados como a las víctimas del conflicto armado para encontrar una solución

definitiva al conflicto armado que ahora incluirá seguramente además de las FARC al ELN.

Sin embargo, no cumplió con las expectativas de la sociedad, de la institucionalidad y son

varias múltiples las voces de descontento de la comunidad internacional. En lo atinente con

el paramilitarismo se frenó su accionar, se redujeron las estructuras, pero también se

descubrió que son redes criminales más complejas de delincuencia organizada

narcotraficante que iban más allá que por el poder local. El otro problema fue la extradición

de sus cabecillas individualizados, lo cual impidió que muchos de ellos continuaran su

colaboración con la justicia. Frente a delitos de lesa humanidad y a pesar de las penas

alternativas tampoco quisieron o pudieron contribuir a la verdad histórica de los hechos.

El Dr. Montealegre, Fiscal general de la nación, en entrevista para el programa

Controversias del Canal Capital considera que uno de los errores cometidos por la Ley de

Justicia y Paz ha sido:

…que todo el proceso de desmovilización trató de judicializarse, que todo el proceso penal

soportara todo el tema de verdad, justicia y reparación”. (…) Uno de los problemas fue

atender además un problema de masividad de los perpetradores, de delitos y de víctimas que

la justicia no estaba en capacidad de asumir ante un afrontamiento individual del problema.

Las violaciones masivas de derechos humanos se individualizó y la fiscalía no estaba

preparada en su infraestructura y se abordó como que si el problema radicaba en el actuar de

cada uno de los 20 mil desmovilizados.”. (…) un modelo de justicia transicional debe partir

de una transformación social muy fuerte, ser impulsado por la sociedad a través de diferentes

manifestaciones y expresiones sociales que buscan ese estado…nuestro modelo es sui generis

ya que el conflicto no ha llegado a su fin y no se percibe un ambiente de apoyo popular hacia

el proceso. Desde la expedición de la ley de justicia y paz tomo fuerza a nivel social, pero ya

había herramientas (La Controversia, 18 de febrero de 2013).

Según el senador de la República Roy Barreras (Panel 1, 21 de mayo de 2005), el marco para

la paz de iniciativa legislativa, se hizo con el objeto de resolver estos dilemas y cree que

por sí solo dirime el debate: ¿Hay o no impunidad, habrá participación política, a quiénes y

24

va dirigido, a quiénes no, quiénes están incluidos y quiénes no? El marco ofrece a los

actores armados una propuesta y viene desde la representación de los colombianos. Para el

congresista este marco presenta las siguientes características:

a) Los elementos de justicia transicional serán excepcionales y no permanentes.

b) Estos instrumentos tendrán como finalidad prevalente facilitar la terminación del

conflicto armado y lograr la paz.

c) Garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, justicia y reparación y además pedir

perdón a las víctimas por parte de los victimarios (condición sine qua non).

d) Una ley estatutaria podrá autorizar que en el marco de un acuerdo de paz se dé un

tratamiento diferenciado para los distintos grupos al margen de la ley que hayan sido

parte en el conflicto armado interno y también para los agentes del estado (en relación

con su participación en el conflicto).

e) Mediante una ley estatutaria se establecerán elementos de Justicia transicional de

carácter judicial o extrajudicial que permita garantizar los deberes estatales de

investigación y sanción. La ley estatutaria define un dilema: no se aplica a los falsos

positivos, pues a su juicio no están relacionados con el conflicto armado.

f) No habrá amnistías generales, además la ley internacional no lo permite: en todos los

casos habrá investigación, sanción y pena.

De la misma manera, el Procurador General expresó su punto de vista al respecto durante el

debate sobre el Marco jurídico para la paz:

Claro que es necesaria la Justicia Transicional como un paso de la guerra a la paz., pero el

instrumento diseñado, el Marco para la paz, no responde a los estándares internacionales y

genera impunidad cuando plantea que serán los máximos responsables los que responderán y

aquellos podrían ser beneficiarios de la suspensión de la pena.

Los que no hayan actuado sistemáticamente serán amnistiados. Un elemento jurídico que

favorece a los victimarios y sacrifica a las víctimas. El preámbulo del Estatuto de Roma dice

que delitos de lesa humanidad no deben quedar impunes y exigen la judicialización. Las

25

convenciones firmadas por Colombia internacionalmente señalan que no pueden aducirse

decisiones internas para incumplir tratados internacionales.

Además señala: “que era necesario lograr un equilibrio entre la justicia retributiva y la

restaurativa, y que este era, precisamente, la justicia transicional”.

Para el Fiscal, “(…) el deber de investigar y acusar es ponderable y, cuando entra en

contradicción con un derecho fundamental como la paz, puede ser relativizado.

El Fiscal Montealegre le reprochó al Procurador el hecho de no tener en cuenta el concepto

de justicia restaurativa, que está consagrado en la Constitución como una alternativa válida.

Así, el debate entre el Fiscal General y el Procurador muestra las dos posiciones

antagónicas en torno a los criterios de selección que deberá reglamentar una ley estatutaria

para definir la aplicación concreta de la justicia transicional una vez se firme la paz. Se da

por descontado que el Estado tiene el deber de investigar y juzgar las graves violaciones a

los derechos humanos. Lo que no es claro es si esto implica que el Estado tenga que

investigarlo y juzgarlo todo, o si resulta admisible flexibilizar los estándares de justicia en

aras de alcanzar la paz, en el contexto de un proceso orientado a terminar el conflicto

armado.

Aunque se ha sugerido que se trata de una discusión sobre si habrá o no impunidad y si

realmente se judicializará a crímenes de lesa humanidad, en la práctica la diferencias están

centradas sobre el alcance del Estado para investigar, juzgar y sancionar las graves

violaciones a los derechos humanos cometidas en medio del conflicto armado, de cara a un

proceso de negociación: La del Procurador es una tesis maximalista, según la cual todas las

violaciones y todas las personas que hayan participado en su comisión minimalista, ligada a

la investigación y a la sanción penal hacia los máximos responsables. La postura del Fiscal,

defiende la fórmula del Marco para la Paz, apunta a que sean los casos más graves y

representativos los que pasen por el sistema judicial y que para los demás se prevean

alternativas distintas de la vía penal.

26

Otro de los puntos del debate es el concepto de justicia. Según Uprimny (2003): Un

planteamiento de justicia retributiva, dar a cada cual lo que se merece centrada

principalmente en el victimario, y dar un castigo adecuado y un concepto de Justicia

restaurativa (dar a cada cual lo que necesita).

Adicionalmente, se requiere tener claridad frente al concepto de justicia transicional, el cual

surgió en la segunda postguerra, dentro del derecho internacional y se demarcó en los

juicios de Nuremberg (Teitel, 2011); tiempo en el cual comenzó la evolución del concepto,

pues hasta entonces la justicia transicional era concebida solamente para situaciones de

extraordinarias de post-guerra. En la actualidad hay varios ejemplos de implementación de

justicia transicional, ya no tanto en el plano internacional, sino en el plano nacional y por lo

general se deriva de los conflictos armados internos. Así mismo, han surgido diferentes

tipos de justicia transicional como los perdones amnésicos, los perdones compensadores,

los perdones responsabilizantes y las transiciones punitivas (Uprimny, s.f.).

Para la implementación de la justicia transicional por parte de un Estado, en general, se

presupone la existencia de un conflicto actual o que se encuentre en la etapa de

postconflicto. Además, se debe tener como objetivo principal la verdadera reconciliación,

en donde deben ser atendidos los derechos de las víctimas (Ambos, 2009).

A modo de recapitulación, el conflicto armado en Colombia ha llegado a límites

insospechados, tanto en su duración, diversidad de actores, crueldad y consecuencias.

Desde finales de la década de 1940, los grupos insurgentes de origen partidista, liberales y

conservadores, agudizaron sus enfrentamientos como consecuencia del asesinato del líder

liberal Jorge Eliécer Gaitán; iniciándose así, uno de los conflictos más largos, sangrientos y

despiadados de la historia reciente de las naciones.

A través de las décadas, el conflicto social y partidista se ha visto influenciado por la

incorporación, por parte de los grupos armados de la ideología comunista, como

consecuencia del triunfo de la revolución cubana. Sin embargo, es en el año de 1952, en

27

Marquetalia, años antes de la revolución cubana, en el que se formó la organización armada

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), como respuesta a la

persecución estatal y al acecho de las Fuerzas Militares (F.F.M.M.), que pretendían

desmantelar y aniquilar a los cabecillas insurgentes. En los años siguientes, un golpe de

Estado y un acuerdo de dirigentes bipartidista, que establece un gobierno mixto de 16 años

de duración y de rotación en el poder ejecutivo, no fueron suficientes para acabar con la

violencia en el territorio nacional.

Años más tarde, el narcotráfico, entró en escena. En la década de 1970, los grandes flujos

de capital, provenientes de este negocio, permearon todas las esferas sociales,

administrativas y representativas del país. Esta realidad contribuyó a la consolidación

económica y armada de los grupos insurgentes, y dio lugar al surgimiento de grupos

antagonistas, organizados y que operaron como autodefensas al servicio de capitales

privados legales e ilegales. Los gobiernos de turno, buscaron por todos los medios

sancionar normas que les permitiese entablar acuerdos de no agresión y de paz con las

diferentes grupos armados que hicieron presencia en el territorio nacional.

Fue de esta manera, como se incorporó el conjunto de medidas judiciales y políticas

conocido como “justicia transicional”, que tiene como objetivo, servir de paliativo en la

“transición de una situación de violencia a un estado de paz”. Para la justicia transicional,

existen cuatro parámetros que deben cumplirse: verdad, justicia, reparación y garantía de no

repetición. Esta puede constituirse, a través de un proceso de paz y se configura con base en

un Marco para la Paz, que forje las bases de su ejecución, aprobado con antelación por el

Congreso de la República. Por su parte, el Neoinstitucionalismo Histórico, exige la

idoneidad de las instituciones y de quienes las representan, para de esta manera ser capaces

y congruentes con el planteamiento de las políticas sociales que se indican necesarias para

hacer efectivas las normas.

No deja de ser preocupante, el planteamiento que se tiene en Colombia con respecto a la

justicia transicional, a propósito del proceso de paz que el gobierno adelanta en la Habana,

Cuba con representantes de las FARC. Mientras distintas ONG, critican un posible

28

favorecimiento de la impunidad a raíz de las directrices de esta ley, existen otras visiones

como la del Procurador General de la Nación que esboza la posibilidad de que la ley

permita la impunidad y genere una justicia retributiva, es decir de indemnización sobre los

perjuicios causados a las víctimas del conflicto armado, pues se debe buscar, la reinserción

de la población insurgente a la vida civil, con los mismo derechos y obligaciones que los

demás ciudadanos colombianos. No obstante, puede contar con la libertad de priorizar las

investigaciones y levantar sanciones impuestas a los cabecillas del grupo armado ilegal que

negocie con el Estado. Surge entonces la gran duda acerca de la capacidad del Estado para

juzgar a todos y todo lo concerniente a la participación de la guerrilla en el conflicto

armado o la otra posibilidad, que consiste en que el Estado permita pasar por alto las

sanciones y condenas a dirigentes guerrilleros y autores de delitos de lesa humanidad a

cambio de que las víctimas y el país sepan la verdad de lo ocurrido en el interior del

conflicto.

1.3 Proceso de paz y Neoinstitucionalismo Histórico

Los diálogos de paz que vienen adelantando el gobierno colombiano y las FARC-EP en

estos dos últimos años han sido de gran controversia, por parte, tanto de los distintos

sectores políticos, como de los representantes de las diferentes ramas del poder público. Al

observar lo que traería el escenario del post-conflicto, y anteriormente, los nuevos

fenómenos que se han venido desarrollando después de la desmovilización de las AUC, da

la impresión de que implementación de las primeras normas de justicia transicional no

dieron los resultados esperados.

El objetivo de la Ley de Justicia y Paz, tal como lo indica el artículo 1° es: “(…) facilitar

los procesos de paz y la reincorporación individual o colectiva a la vida civil de los

miembros de grupos armados al margen de la ley, garantizando los derechos de las víctimas

a la verdad, justicia y reparación.” (Congreso de la República de Colombia, 2005). El

marco jurídico para la paz, ha sido presentado ante el legislativo mediante el Acto

Legislativo 014/11S-094/11C, que adicionaría un nuevo artículo transitorio (art. 66) y

modificaría el artículo 122 de la Constitución Política de Colombia, teniendo como objetivo

29

la terminación del conflicto armado y el logro de la paz estable y duradera. Al ser

sancionado el Acto legislativo, sería un nuevo contexto bajo el cual se desarrollarían los

diálogos de paz, al ampliarse el concepto de justicia en el marco de la implementación de

justicia transicional y mantener el respeto por los derechos fundamentales de las víctimas

del conflicto armado. Por ello, se considera pertinente revisar las experiencias de la

implementación de la justicia transicional en algunos países centroamericanos como

Nicaragua, Guatemala y el Salvador.

A la vez, en el primer y segundo gobierno de Uribe Vélez (2002-2010) se inició un proceso

de negociación con los paramilitares, en el cual se dio la firma del Acuerdo de Santafé de

Ralito, siendo el compromiso para la desmovilización de dicho grupo al margen de la Ley,

en 2002 se dio el cese al fuego por parte de las autodefensas con Carlos Castaño, en 2003

se inició la desmovilización de las AUC con el bloque Nutibara y continúo de forma

gradual con los demás integrantes de dicho grupo durante el período 2002-2009, quienes

estuvieron amparados por la Ley de Justicia y Paz.

Por otra parte, es importante tener en cuenta el enfoque bajo el cual se realizará el análisis

de los diálogos de paz que actualmente lleva a cabo el gobierno colombiano, el cual se basa

en elementos del Neoinstitucionalismo Histórico (NIH), modelo que, de acuerdo como

Farfán Mendoza manifiesta “(…) es un enfoque capaz de explicar las políticas públicas

desde la perspectiva de otras disciplinas sociales, tales como la ciencia política y la

sociología (…) que reflexiona particularmente sobre la función de instituciones como los

grandes contextos socioeconómicos y políticos, las coaliciones políticas, las comunidades

de discurso y los arreglos institucionales al interior del Estado.” (2007, p. 87). Para el

objetivo de esta monografía, se tiene en cuenta dos de las cuatro dimensiones del NIH: 1).

los contextos y, 2). Los arreglos institucionales.

Todo ello permite tener distintos perspectivas del contexto bajo el cual se formulan e

implementan las políticas públicas. Por ende, el presente trabajo intenta ofrecer un modelo

de análisis basado en el papel de las instituciones como fundamento de la creación de las

30

políticas sociales: se reflexiona particularmente sobre la función de instituciones y las

dimensiones comentadas.

Desde dicho enfoque, Farfán Mendoza (2007) concibe las políticas públicas como:

(…) una función de instituciones previamente existentes, al interior del propio Estado, y que

son estructuras objetivas condicionantes de la acción de los individuos o grupos a través de

conjuntos de incentivos y sanciones, y que interactúan entre ellas para producir diversos

resultados (p. 94).

Adicionalmente, Farfán Mendoza (2007) plantea una serie de preguntas base para el

análisis de las políticas públicas desde el enfoque del neoinstitucionalismo histórico, así:

(…) ¿Cuáles son las funciones de las instituciones?, ¿por qué persisten y a quién beneficia?,

¿de qué manera condicionan las preferencias y las elecciones de los actores?, ¿cuáles son los

factores que influyen y determinan la creación y el cambio institucional y de qué manera? (p.

98).

Con el fin de poder realizar un análisis más claro, a continuación se indica lo que se

entiende por instituciones, orden institucional y actores sociales. El primero de éstos

conceptos Farfán Mendoza (2007) lo toma de Peter A. Hall, al definirlas como:

(…) los procedimientos formales e informales, las rutinas, las normas y las convenciones

incrustadas en la estructura organizacional de la sociedad política o economía política. Desde

esta perspectiva, las instituciones van desde las reglas de un orden constitucional o los

procedimientos ordinarios de la burocracia, hasta las convenciones que gobiernan el

comportamiento sindical o las relaciones banca-empresas.

En general, el institucionalismo histórico asocia las instituciones con las reglas o

convenciones promulgadas por la organización formal (1998:17). Asimismo, Farfán

Mendoza (2007) reconoce la existencia de un orden institucional en primer lugar en la

ocurrencia de:

31

“(…) grandes acontecimientos o procesos (económicos, políticos y sociales) (…) que

condicionan las políticas públicas; [en segundo lugar] encontramos a las distintas clases,

estratos, grupos sociales, asociaciones formales e informales e individuos de individuos,

grupos de presión, quienes actúan política y socialmente en coaliciones (…) Este orden

institucional actúa (…) sobre los factores que llevan a favorecer una política pública (…) Por

último, tenemos otro orden institucional (…) microsocial, a él pertenecen tanto los arreglos

institucionales al interior del Estado, como las llamadas comunidades de discurso (p. 101).

Igualmente, el autor en mención diferencia tres tipos de actores sociales entre: individuos o

grupos de la sociedad, el Estado y sus representantes. Indicando que éstos primeros tienen

una relación horizontal y buscan su interés individual o grupal; respecto a los

representantes del Estado indica que están investidos de una autoridad legal y por lo mismo

pueden imponer una decisión sobre el resto de los actores. Por su parte el Estado es una

institución llena de poder que tiene la capacidad de diseñar e implementar políticas

sociales, teniendo una obligatoriedad de cumplimiento por los demás actores sociales.

Es importante señalar algunos aspectos conceptuales para determinar la relación entre la

institucionalidad y una política para la paz, o mejor las condiciones institucionales para tal

fin. Con apoyo en Farfán se ve que, desde la óptica del neo institucionalismo histórico,

existe una posibilidad de análisis a través de varias disciplinas y se reconoce no solo la

existencia de un orden institucional que representa e imparte diferentes recursos de poder

sino a diferentes individuos y grupos actuando para transformar la estructura a través de los

procedimientos, convenciones y normas establecidas por esta misma. Es por ello que se

puede aseverar que en el neo-institucionalismo convergen diferentes enfoques que tratan

de dar cuenta de una definición de instituciones y de actores y la correspondencia entre

ellos para la transformación o el cambio que puede ser representado en políticas sociales

o políticas públicas.

En este caso, la resolución del conflicto armado por medio de un proceso de paz, que tiene

como eje central la justicia transicional como política de paz y la cual sitúa en debate la

32

articulación entre Estado, instituciones y sociedad. Ante esta hipótesis: ¿Es posible

separarlas o cómo integrar la distinción y la independencia entre ellas?

En este sentido, afirma Farfán que el neo-institucionalismo como concepto es encauzado

por James March y Johan Olsen, el cual abre nuevas perspectivas para la comprensión de la

dinámica de los procesos políticos. Para el neo-institucionalismo histórico es

imprescindible recurrir al estudio de los efectos de las instituciones, ya que estas

constituyen el marco que estructura el sistema en el que deben desenvolver las acciones

políticas, y de este modo contribuyen a que los actores depuren sus preferencias, y

formulen sus estrategias. Con este supuesto “particularmente nos ha resultado conveniente

adoptar el enfoque teórico-metodológico del llamado Nuevo Institucionalismo Histórico

(NIH), pues parece adecuado para abordar la problemática de determinar cómo es que

surgen y se institucionalizan las políticas sociales” (Farfán, 2007).

Dentro del contexto de la guerra, un propósito central para la formulación de una agenda de

paz demanda impulsar políticas públicas que no solo favorezcan disminuir la agudización

del conflicto sino que tenga en cuenta a aquellos sectores que puedan incidir directa o

indirectamente en el mismo, como se apreció en agosto de 2013 con el paro agrario en

diferentes zonas del país y mediante un gran descontento social. Una política de paz, en

pleno proceso de negociaciones debe ir acompañada de programas y procesos de

consolidación socioeconómica como los que se discuten actualmente: políticas de tierras,

fortalecimiento del sector rural, reforma a la salud, etc., de tal manera que una política

pública para la paz, resulta un imperativo ético para un Estado, para una sociedad y para

que cada individuo encuentre orientaciones sobre el bienestar colectivo.

Las dimensiones y la complejidad del problema expuesto previamente así lo ameritan.

El ambiente político determina la orientación y contenido de las políticas públicas, su

metodología y aplicación, pero la sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad de

encontrar sus propias respuestas al respecto, y exigir al estado la generación de condiciones

para la realización de los derechos con enfoque plural e integral. No obstante, muchos son las

incertidumbres que deberá abordar un proceso de esta naturaleza, como su enfoque, alcance,

33

metodologías de realización, recursos y tiempos para la implementación, cuya decisión, hace

parte del mismo proceso de formulación de la política pública” (Martínez Zamora, 2011)5.

En cuanto a la definición de un concepto de políticas públicas son muchas las definiciones

que existen, ligados además a la evolución de la definición del mismo en el ámbito de las

ciencias políticas. Para el objeto de este estudio se toma de (Rodriguez, 2009) :

(…) una noción de políticas públicas hace referencia a la disciplina que tiene por objeto de

estudio la acción de las autoridades públicas en el seno de la sociedad. ¿Qué producen

quienes nos gobiernan, para lograr qué resultados, a través de qué medios?

Con Farfán encontramos una explicación en contexto, con arreglo a variadas visiones“ (…)

el neo institucionalismo histórico es un enfoque capaz de explicar las políticas públicas desde

la perspectiva de otras disciplinas sociales, tales como la ciencia política y la sociología”, lo

cual es un enfoque acorde a nuestro análisis teniendo en cuenta “(…)no solo el papel de las

instituciones como fundamento de la creación de las políticas sociales: se reflexiona

particularmente sobre la función de instituciones tales como los grandes contextos socioeco-

nómicos y políticos, las coaliciones políticas, las comunidades de discurso y los arreglos

institucionales al interior del Estado”.

Sin embargo, no deja de desconocerse desde la perspectiva del neo-institucionalismo

histórico el papel del individuo en la conformación de las instituciones:

Son los individuos los hacedores de políticas públicas sobre la base de preferencias que

expresan el interés y la identidad del estado: las instituciones en sus diversas instancias,

ejercen un cierto grado de condicionamiento o de restricción en el proceso de elección y de

innovación de las políticas, pero su origen es, a fin de cuentas, un resultado de la toma de

decisiones de los individuos o líderes políticos (Farfán, 2007).

5 Este es un Trabajo de grado presentado para optar el título de especialista de Acción Sin Daño y Construcción de Paz en la Universidad

Nacional de Colombia.

34

Las instituciones condicionan la capacidad de agencia, pero los actores políticos pueden

transformar a su vez la estructura institucional para adecuarla a los nuevos retos y a las

nuevas necesidades.

Por una parte hay un orden institucional correspondiente a grandes acontecimientos o

procesos (económicos, políticos y sociales) que influyen sobre la formación o el surgimiento

de las instituciones y que, por ello, condicionan las políticas públicas; se trata de fenómenos

cruciales, como la situación de una gran prosperidad económica o, por el contrario, de una

crisis, una guerra, una revolución o un proceso importante de reforma político-social.

Cualquiera de estos fenómenos es determinante para el éxito de una idea o de un proyecto que

aspira a convertirse en política institucionalizada (Farfán, 2007).

De esta manera se pueden considerar las Dimensiones Institucionales en dos niveles:

Tabla 2. Dimensiones institucionales

NIVEL MACROINSTITUCIONAL Grandes acontecimientos. Contextos

(económicos, políticos y sociales) que

influyen sobre la formación o el

surgimiento de las instituciones y que, por

ello, condicionan las políticas públicas; se

trata de fenómenos cruciales, como la

situación de una gran prosperidad

económica o, por el contrario, de una crisis,

una guerra, una revolución o un proceso

importante de reforma político-social.

Cualquiera de estos fenómenos es

determinante para el éxito de una idea o de

un proyecto que aspira a convertirse en

política institucionalizada.

Los grupos organizados. Las distintas clases,

estratos, grupos sociales, asociaciones formales e

informales de individuos, grupos de presión,

quienes actúan política y socialmente en

coaliciones de diversa índole establecidas

industriales, comerciantes, empresarios agrícolas

y terratenientes, financieros, obreros y campe-

sinos, etc., quienes se encuentran representados a

través de partidos políticos, grupos de presión,

sindicatos, o incluso en organismos in-

ternacionales, que en nuestros días desempeñan

un papel cada vez más importante dentro de las

fuerzas que influyen en la toma de decisiones de

los líderes políticos al frente de los gobiernos

nacionales.

NIVEL MICROINSTITUCIONAL Arreglos institucionales al interior del Comunidades de discurso. Las organizaciones

35

Estado. Los sistemas o procedimientos de

reclutamiento y de movilidad de las

burocracias y de la clase política de un país,

que son quienes ocupan ciertos cargos clave

dentro del aparato estatal.

encargadas de generar ideas o proyectos de

política pública a partir de los cuales los

tomadores de decisiones eligen, de acuerdo con

sus preferencias; aquí aparecen las asociaciones

de ideólogos o profesionales de las ideas que

establecen prescripciones sobre las políticas

gubernamentales: la academia y los académicos,

o bien los llamados think tanks, que de manera

expresa son creados por el poder gubernamental

para reflexionar sobre distintos aspectos de las

políticas públicas, incluso también ciertas

comisiones ad hoc establecidas para elaborar una

propuesta gubernamental concreta.

Fuente. Tomado de (Farfán, 2007).

Siempre se encontrará, en el análisis del NIH, las dos perspectivas o niveles:

macroinstitucional y microinstitucional; con lo cual, “para los institucionalistas históricos,

las instituciones proporcionan el contexto en el cual los actores políticos definen sus

estrategias y buscan sus intereses” (Bedoya, 2010).

Desde la perspectiva del modelo Teórico- analítico, desarrollado por el Dr. Guillermo

Farfán Mendoza, dentro del marco teórico del neo-institucionalismo histórico, los contextos

político y socio- económico explican la transformación de las políticas sociales al influir

sobre las preferencias y las ideas de los principales actores políticos, sobre los intereses y

por lo tanto sobre la configuración de las preferencias.

Ahora, al hablar de una solución al conflicto colombiano, no solo se ha de remitir a una

solución política para el fin del mismo, siempre estará presente la solución de los

problemas socioeconómicos, por esto, tampoco es posible referirse a una política pública en

la construcción de la paz, sino de una agenda de políticas públicas.

36

Por su parte, Los arreglos institucionales condicionan la toma de decisiones en el momento

de la creación, diseño o cambio de políticas dentro de las estructuras de la administración

gubernamental. Permiten o inducen la innovación de las políticas, pero para ser duraderas

requieren del apoyo de coaliciones políticas (Farfán, 2009, p. 44); de igual forma moldean

las relaciones de poder entre los actores sociales.

Se puede hablar de tres pasos para la construcción de los arreglos institucionales: 1). La

producción de las ideas por parte de los autores; 2). La selección de las ideas por parte de

las comunidades implicadas (productores, asociaciones, entre otros) y; 3). La

institucionalización mediante mecanismos rutinizados que reproducen la idea por medio del

establecimiento de tradiciones, opinión de medios, acceso a recursos, estímulos y

recompensas.

La función de los arreglos institucionales, es transferir las preferencias o ideas a los

tomadores de decisiones, y distribuir el poder entre los miembros de las coaliciones. El

cambio institucional es una transformación socio-económica que provoca cambio político

en las clases y en las alianzas sectoriales que a su vez produce transformaciones en el

sistema de partidos y en el régimen político, por lo tanto se crean nuevas instituciones y

arreglos políticos que toman una dinámica propia con una gran influencia sobre los

cambios políticos subsecuentes.

Se evidencia entonces, que a lo largo de la historia de Colombia, en cada uno de los

gobiernos de turno se ha buscado un acercamiento hacia los actores del conflicto, con

dificultades como en todo proceso, pero algo se ha conseguido, sin justificar las personas

caídas en el mismo y no siempre dirigido a las guerrillas, también se ha hecho a los

paramilitares, al narcotráfico, etc.

El que se está viviendo en la actualidad es un proceso garante y con mucho más

profesionalismo y con un marco Jurídico para la paz aprobado, lo quiere decir que no habrá

impunidad y no habrá indulto como en los anteriores; por eso es que, después del análisis y

37

los antecedentes demostrados anteriormente, se puede aseverar hay que este es un proceso

con mayor alcance que todos los anteriores procesos de paz en Colombia.

Hay que creer en este proceso, porque desde el principio se han y se siguen abordando

temas trascendentales para este país, siempre ha sido un libro abierto y para la muestra pues

esta la inclusión de todos los sectores, taxativamente nombrare algunos de ellos:

Económicos, Políticos, Gobierno, Militares… y lo más importante, situación que en

anteriores procesos de paz y de desmovilización no se había dado, simplemente se había

logrado la dejación de las armas y la desmovilización, situación que ha generado una

amplia impunidad, verbigratia la ley de Justicia y Paz, por la cual se desmovilizaron los

Grupos Paramilitares, con la que a la mayoría se le condenó a condenas irrisorias de 8 años

y muchos de aquellos siguieron delinquiendo desde cárceles, conformando en áreas rurales

y urbanas las llamadas bandas criminales.

En conclusión, este proceso incluye un marco jurídico para la paz, donde lo más importante

es que no habrá impunidad y por el contrario habrá Verdad, Justicia y Reparación, todo lo

anterior porque se encuentra muy bien referenciado, lo que incluye a todos los sectores y en

donde existe buena voluntad para llegar a feliz término.

38

CAPÍTULO 2. ANÁLISIS COMPARATIVO

El presente capítulo tiene como objeto realizar un análisis comparativo de los procesos de

negociación y paz llevados a cabo en los países centroamericanos de El Salvador,

Guatemala y Nicaragua, teniendo en cuenta diferencias y semejanzas, desde la perspectiva

de los contextos y los arreglos institucionales; así como también cotejar los procesos de

verdad adelantados en estos dos países junto con los casos de Chile y Argentina.

Para empezar, es importante señalar las singularidades y elementos comunes que se dieron

en los procesos de paz llevados a cabo en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y, en

general, en Centroamérica. La política internacional del momento estaba signada por la

guerra fría y la política de contención frente al “avance del comunismo”, direccionada por

el presidente Ronald Reagan quien asumió la presidencia de los Estados Unidos en enero de

1981, lo cual implicó el fortalecimiento y apoyo a las Fuerzas Armadas de los Gobiernos

aliados de los Estados Unidos (Guatemala, El Salvador y Honduras); de igual forma, desde

la Unión Soviética se generaba el respaldo a los movimientos revolucionarios en oposición

al capitalismo como ideología. Fue así, como las fuerzas rebeldes de izquierda y

directamente los gobiernos de Cuba y Nicaragua recibieron apoyos de diversas formas de

parte de esta potencia comunista.

De otro lado, hay que anotar un conjunto de comunes denominadores que obraron como

causas de los conflictos internos en Centroamérica y que se pueden clasificar dentro los

contextos políticos, económicos y sociales:

� Políticos. Exclusión en la participación política de varios segmentos de la población

y concentración del poder en las oligarquías y los militares. Al respecto comentan

Matul y Ramírez (s.f.):

La exclusión no era sólo económica, también era política en tanto no existían medios para un

ejercicio real y efectivo del poder político. El sistema político no democrático de Nicaragua y

Guatemala se basaba en la regulación coercitiva del descontento social, mediante el impulso

39

de tenues e insostenibles reformas sociales y el uso de la coacción como medio para impedir

la crisis sociopolítica (p. 10).

� Económicos: Desigualdades históricas en la distribución de la riqueza y de la

tierra. Matul y Ramírez (s.f.) describen la situación precedente:

Desde el siglo XIX, Guatemala y Nicaragua habían logrado plasmar un proyecto económico

que consistía en la exportación de una canasta limitada de bienes agrícolas al mercado

internacional. Las rentas generadas por esas actividades eran utilizadas, en gran medida,

para financiar la importación de bienes de consumo primario y de capital que no eran

producidos internamente. Política y económicamente, el modelo tendía a beneficiar a dos

sectores importantes: una oligarquía ligada a la exportación y un sector importador (p. 9).

� Sociales: Estos factores se manifestaron en las reivindicaciones, por ejemplo de

los indígenas de la Resistencia Nicaraguense (RN) y de los indígenas del Caribe

ante el gobierno Sandisnista de la época de los 80.

Entre 1983 y 1986 el llamado Grupo de Contadora inició un esfuerzo en favor de la paz en

la región. Dicho grupo diplomático, integrado por México, Venezuela, Colombia y Panamá

(que en 1985 se amplió con la participación de Perú, Uruguay, Argentina y Brasil) redactó

tres versiones del Acta de Paz, en consenso con los países directamente involucrados en la

crisis (Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, y Nicaragua). Esfuerzo que por lo

menos abrió algunos discretos canales de comunicación entre estas naciones.

Ante tal esfuerzo el Grupo de Contadora se encontró de frente con la oposición de los

Estados Unidos quien apoyaba la estrategia de la guerra contrainsurgente en la región

fundamentalmente en dos situaciones específicas: en Nicaragua, apoyando a los grupos

contrarrevolucionarios, en contra del Gobierno Sandinista de Nicaragua, y brindando total

respaldo al Gobierno y a las Fuerzas Armadas de El Salvador en la guerra contra el Frente

Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

40

2.1 Proceso de paz de El Salvador

El denominado grupo de Contadora es una muestra de cómo un mediador externo puede

favorecer un ambiente propicio para el diálogo y la negociación, sin el cual la paz en países

como El Salvador, no hubiera sido posible sin el respaldo de esta iniciativa.

Desde 1980, en El Salvador, se inició la guerra civil al enfrentarse la guerrilla del FMLN

(Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) con el gobierno militarista del país.

En 1983, el Consejo de Seguridad aprobó una resolución en la que expresó su apoyo a las

actividades en pro de la paz del Grupo de Contadora (Colombia, México, Panamá y

Venezuela), que había iniciado una serie de consultas con los cinco países

centroamericanos. Entre 1984 y 1987 se realizaron los primeros encuentros (cuatro) de

diálogo exploratorio (sin resultados) entre el Gobierno y delegados del FMLN, con

mediación del Arzobispo de El Salvador, monseñor Arturo Rivera y Damas. En el último,

Ronda de la Nunciatura de octubre de 1987, se emitió un comunicado que expresaba la

voluntad de buscar un cese al fuego y de respaldar las decisiones tomadas por el Grupo de

Contadora. Fue una etapa de maduración y flexibilización de posiciones.

En 1986 es de destacar el Proceso de Esquipulas, que recogía el trabajo del Grupo de

Contadora, al que se unió el Grupo de Apoyo (Perú, Argentina, Brasil y Uruguay), con el

respaldo de la OEA y de la ONU. Entre 1987 y 1990, los presidentes centroamericanos

exhortaron a una salida política negociada En septiembre de 1989 se realizaron los

primeros buenos oficios del Secretario General de Naciones Unidas a partir de una solicitud

del presidente Cristiani y el FMLN realizada en México. El Secretario General nombró al

diplomático peruano Álvaro de Soto como su representante especial. En el acuerdo suscrito

en México entre el Gobierno y el FMLN se decidió entablar un proceso de diálogo con el

fin de poner fin al conflicto armado.

En noviembre de 1989, sin embargo, el FMLN lanzó una ofensiva general para demostrar

su fuerza, que fue contenida por las FFAA, por lo que ambas partes llegaron a la conclusión

de que estaban en una situación de empate mutuo a nivel militar. En abril de 1990 se

41

procedió a una reunión de diálogo en Ginebra, auspiciada por Naciones Unidas y en

presencia del Secretario General, donde se firmó un acuerdo que fijó el conjunto de normas

a seguir en el proceso de negociación y se estableció la voluntad de ambas partes de

alcanzar una solución negociada y política. Los objetivos eran terminar el conflicto armado

por la vía política, impulsar la democratización del país, garantizar el irrestricto respeto a

los derechos humanos y reunificar a la sociedad salvadoreña.

En mayo de aquel año se realizó una reunión en Caracas, donde se estableció la agenda

general de negociaciones y el calendario, estableciéndose dos fases: 1) acuerdos políticos

en varios campos que permitieran el cese del enfrentamiento armado; y 2) el

establecimiento de garantías y condiciones necesarias para la reincorporación del FMLN a

la vida civil, institucional y política del país. En julio se llegó al Acuerdo de San José

(Costa Rica) que establecía un compromiso de respetar los Derechos Humanos por parte de

ambas partes, y preveía el establecimiento de una misión de verificación de las NNUU

(futura ONUSAL), antes de lograrse el cese al fuego. En abril de 1991 se llegó a un

acuerdo en la ciudad de México, donde se dieron por finalizadas las negociaciones en lo

que respecta a tenencia de tierras y se incluyeron reformas constitucionales de orden

judicial, militar, electoral y de derechos humanos.

En septiembre hubo una intervención directa del Secretario General de la ONU, quien sentó

a las partes en Nueva York (Acuerdo de Nueva York) en una cumbre en la que acordaron

las garantías mínimas de seguridad para un cese al fuego, las cuales serían verificadas por

la naciente Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (COPAZ), compuesta por

todas las fuerzas políticas del país. En diciembre se realizaron unas negociaciones finales

en la sede de NNUU en Nueva York, y el 31 de diciembre se llegó a un acuerdo.

En enero de 1992 se proclamó una amnistía general y se firmó el Acuerdo de Paz de

Chapultepec, por el que se procedió a una modificación de las Fuerzas Armadas

(depuración de los oficiales implicados en la guerra sucia y reducción de los efectivos), la

creación de la Policía Nacional Civil, la disolución de los servicios de inteligencia militar,

la supresión de los cuerpos paramilitares, modificaciones del sistema judicial y la defensa

42

de los Derechos Humanos, la creación de una Comisión de la Verdad, modificaciones del

sistema electoral, transformación del FMLN en un partido político, adopción de medidas

económicas y sociales, y ampliación del mandato de ONUSAL (División Militar y

Policial). En febrero se produjo el cese del enfrentamiento armado y el inicio de la

desmovilización. En diciembre se legalizó el FMLN como partido político, y al día

siguiente se celebró oficialmente el fin definitivo del conflicto armado.

Los factores determinantes para la obtención de los acuerdos fueron varios: el anhelo de

paz del pueblo salvadoreño, los cambios de la derecha civil, la deslegitimación de las

Fuerzas Armadas, el asesinato de los seis sacerdotes jesuitas, el empate militar entre las

FFAA y el FMLN, la flexibilización de las posiciones, la mediación de Naciones Unidas, la

labor de los Países Amigos (España, México, Colombia y Venezuela), el papel positivo de

la Iglesia Católica y de la Comisión Nacional de Reconciliación, el nuevo escenario

geopolítico (fin del imperio soviético, derrota sandinista), la presión de los Estados Unidos

en la etapa final y la influencia del Grupo de Contadora. El proceso había durado diez años.

En este caso, se nos presenta además de la voluntad popular, al Grupo de Contadora y la

Organización de las Naciones Unidas como las instituciones fundamentales del inicio del

proceso de paz, destacable en una época donde la lucha ideológica entre Estado Unidos y la

extinta Unión Soviética marcaban el panorama político no solo de El Salvador sino de toda

la región centroamericana y ellos plantearon la hoja de ruta que debía seguir el proceso.

Después de esto acercamientos, el recrudecimiento de las acciones violentas de los actores

del conflicto involucrados y la aceptación de que estaba dispuestos a detener este conflicto,

la Iglesia Católica también decidió prestar su buenos oficios como institución para llevar a

buen término este proceso de paz.

Aquí ya se observa que estas tres instituciones marcaron la hoja de ruta desde 1983 hasta

1992, donde su influencia y vigilancia moldearon tanto las nuevas instituciones creadas

para resolver los problemas del posconflicto como la COPAZ y la estadía extendida de la

Misión de Observación de las Naciones junto con las comisiones de la verdad o sea

43

instituciones y procedimientos jurídicos basados en el derecho internacional, pero que se

crearon exclusivamente para este proceso durante sus 10 años de duración. La tabla 3

describe cronológicamente el proceso de paz salvadoreño.

Tabla 3. Cronología del proceso de paz en El Salvador

Década del 70 El Salvador empieza a mostrar grandes signos de deterioro social

acrecentada por la gran brecha entre ricos y pobres, sumado a la creciente

tensión de la guerra fría que se trasladó a los países centroamericanos en

este año surgen las fuerzas populares de Liberación Farabundo Martí.

1980 Inició la guerra civil, que causó aproximadamente 75.000 muertos, al

enfrentarse la guerrilla del FMLN al gobierno militar y represivo del país

1983 El Consejo de Seguridad aprobó una resolución en la que expresó su

apoyo a las actividades en pro de la paz del Grupo de Contadora

(Colombia, México, Panamá y Venezuela), que había iniciado una serie

de consultas con los cinco países centroamericanos

1984-1987 Se realizaron los primeros encuentros (cuatro) de diálogo exploratorio

(sin resultados) entre el Gobierno y delegados del FMLN, con mediación

del Arzobispo de El Salvador, monseñor Arturo Rivera y Damas.

1986 Proceso de Esquipulas, que recogía el trabajo del Grupo de Contadora, al

que se unió el Grupo de Apoyo (Perú, Argentina, Brasil y Uruguay), con

el respaldo de la OEA y de la ONU.

1987(octubre) En la última, Ronda de la Nunciatura, se emitió un comunicado que

expresaba la voluntad de buscar un cese al fuego y de respaldar las

decisiones tomadas por el Grupo de Contadora. Fue una etapa de

maduración y flexibilización de posiciones.

1989 (septiembre) Se realizaron los primeros acercamientos del Secretario General de

Naciones Unidas a partir de una solicitud del presidente Cristiani y el

FMLN en México. El Secretario General nombró al diplomático peruano

Álvaro de Soto como su representante especial. En el acuerdo suscrito en

México entre el Gobierno y el FMLN se decidió entablar un proceso de

44

diálogo con el fin de poner fin al conflicto armado.

1989 (noviembre) El FMLN lanzó una ofensiva general para demostrar su fuerza, que fue

contenida por las FFAA, por lo que ambas partes llegaron a la conclusión

de que estaban en una situación de empate mutuo a nivel militar.

1990 (abril) Se procedió a una reunión de diálogo en Ginebra, auspiciada por

Naciones Unidas y en presencia del Secretario General, donde se firmó

un acuerdo que fijó el conjunto de normas a seguir en el proceso de

negociación y se estableció la voluntad de ambas partes de alcanzar una

solución negociada y política. Los objetivos eran terminar el conflicto

armado por la vía política, impulsar la democratización del país,

garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos y reunificar a la

sociedad salvadoreña

1990 (mayo) Reunión en Caracas, donde se estableció la agenda general de

negociaciones y el calendario, estableciéndose dos fases: 1) acuerdos

políticos en varios campos que permitieran el cese del enfrentamiento

armado; y 2) el establecimiento de garantías y condiciones necesarias

para la reincorporación del FMLN a la vida civil, institucional y política

del país

1990 (julio) Se llegó al Acuerdo de San José (Costa Rica) que establecía un

compromiso de respetar los Derechos Humanos por parte de ambas

partes, y preveía el establecimiento de una misión de verificación de las

NNUU (futura ONUSAL), antes de lograrse el cese al fuego.

1991 (abril) Se llegó a un acuerdo en la ciudad de México, donde se dieron por

finalizadas las negociaciones en lo que respecta a tenencia de tierras y se

incluyeron reformas constitucionales de orden judicial, militar, electoral

y de derechos humanos. Se creó la Comisión de la Verdad para

investigar los graves hechos de violencia ocurridos desde 1980. La

Comisión recibió más de 22.000 denuncias

45

1991 (mayo) Se aprobó la Resolución 693 del Consejo de Seguridad para la formación

de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas para el Salvador

(ONUSAL), con el mandato inicial de verificar el cumplimiento de los

Acuerdos de Derechos Humanos de San José. Posteriormente ampliaría

su mandato. La Misión tenía un triple componente: una División de

Derechos Humanos, otra Militar y una de Observadores Policiales.

1991 (septiembre) Intervención directa del Secretario General de la ONU, quien sentó a las

partes en Nueva York (Acuerdo de Nueva York) en una cumbre en la que

acordaron las garantías mínimas de seguridad para un cese al fuego, las

cuales serían verificadas por la naciente Comisión Nacional para la

Consolidación de la Paz (COPAZ), compuesta por todas las fuerzas

políticas del país.

1991 (diciembre) Negociaciones finales en la sede de NNUU en Nueva York, y el 31 de

diciembre se llegó a un acuerdo.

1992 (enero) Se proclamó una amnistía general y se firmó el Acuerdo de Paz de

Chapultepec, por el que se procedió a una modificación de las Fuerzas

Armadas (depuración de los oficiales implicados en la guerra sucia y

reducción de los efectivos), la creación de la Policía Nacional Civil, la

disolución de los servicios de inteligencia militar, la supresión de los

cuerpos paramilitares, modificaciones del sistema judicial y la defensa de

los Derechos Humanos, la creación de una Comisión de la Verdad,

modificaciones del sistema electoral, transformación del FMLN en un

partido político, adopción de medidas económicas y sociales, y

ampliación del mandato de ONUSAL (División Militar y Policial).

1992 (febrero) Se produjo el cese del enfrentamiento armado y el inicio de la

desmovilización. En diciembre se legalizó el FMLN como partido

político, y al día siguiente se celebró oficialmente el fin definitivo del

conflicto armado.

Fuente. Adaptado de (Macias, 2002)

46

Los factores determinantes para la obtención de los acuerdos fueron varios: el anhelo de

paz del pueblo salvadoreño, los cambios de la derecha civil, la deslegitimación de las

Fuerzas Armadas, el asesinato de los sacerdotes jesuitas, el empate militar entre las FFAA

y el FMLN, la flexibilización de las posiciones, la mediación de Naciones Unidas, la labor

de los Países Amigos (España, México, Colombia y Venezuela), el papel positivo de la

Iglesia Católica y de la Comisión Nacional de Reconciliación, el nuevo escenario

geopolítico (fin del imperio soviético, derrota sandinista), la presión de los Estados Unidos

en la etapa final y la influencia del Grupo de Contadora. El proceso había durado diez

años.

2.2 Proceso de paz de Guatemala

Como en muchos procesos de paz, el de Guatemala necesitó muchos años, más de una

década, para transformar los primeros acercamientos en el acuerdo firmado en 1996.

En cuanto al proceso de Guatemala, éste necesitó muchos años para materializarse. Los

orígenes se remontan a 1983, cuando Colombia, México, Panamá y Venezuela formaron el

Grupo de Contadora, con el propósito de estimular cambios democráticos en la región

centroamericana y generando, en breve tiempo, una presión regional a favor de la paz en

Centroamérica. Contadora es un ejemplo de cómo un factor externo puede convertirse en

un detonante favorable al logro de un ambiente propicio para el diálogo y la negociación,

hasta el punto de que la paz en Guatemala, pero también en El Salvador y Nicaragua, no

hubiera existido sin el concurso de esta iniciativa.

La presión regional coincidió, además, con los primeros pasos dados poco después en el

interior del país a favor de la civilidad. Guatemala arrastraba largos año de conflicto y de

militarización, y no fue hasta 1984 que los militares guatemaltecos dieron las primeras

muestras de acceder al traspaso de poderes hacia manos civiles, que se concretarían en las

elecciones presidenciales de 1985, ganadas por Vinicio Cerezo, presidente que daría origen

a la transición democrática esperada tras años de dictadura militar. Cerezo fue quien inició

los primeros acercamientos con la guerrilla, concretamente en España y en la sede de la

47

embajada guatemalteca, en una primera exploración sobre la predisposición de la guerrilla

URNG para iniciar un proceso de negociación.

Aunque en aquel momento no se daban las condiciones propicias, el encuentro fue decisivo

para iniciar un proceso de maduración que daría sus resultados años después. En todo caso,

sin el coraje para realizar este primer encuentro y la visión de futuro del presidente Cerezo,

la paz no se hubiera conseguido en Guatemala.

En 1986 y 1987 se produjo de nuevo un empuje regional con los Acuerdos de Esquipulas I

y II, con el lema de “paz por democracia”. Fruto de estos encuentros fue la creación en

Guatemala de la Comisión de Reconciliación Nacional, que en los años siguientes jugaría

un papel destacado en el logro de la paz. En paralelo fructificaron los grupos sociales y

religiosos a favor de la paz, en lo que sería el sello de marca de la experiencia

guatemalteca: el aporte decisivo de su sociedad civil, en una implicación que pocos

procesos de paz han tenido. En aquella época fue decisiva igualmente la aportación de una

persona, el pastor luterano estadounidense Paul Wee, ex secretario general de la Federación

Mundial Luterana, cuyos buenos oficios permitieron los primeros acercamientos entre la

URNG y los militares.

En 1990, se inició un proceso sumamente trascendente que recibió el nombre de “Consultas

de Oslo”, al celebrarse en aquella ciudad una primera reunión de la URNG con la Comisión

Nacional de Reconciliación (CNR), consolidando a Noruega como uno de los países más

activos en la diplomacia de la paz. Este encuentro inauguró una serie de reuniones entre

delegados de la CNR y la URNG en diferentes países. Se celebró un encuentro el El

Escorial (España) con presencia de los partidos políticos, otro en Ottawa (Canadá) con el

sector empresarial, otro en Quito (Ecuador) con grupos religiosos, otro en Metepec

(México) con sectores populares y sindicales, y un último en Atlixco (México) con

organizaciones docentes, pequeños empresarios y colegios universitarios.

Estas reuniones crearían las bases para que, en 1991, se iniciara la negociación directa entre

la URNG y el Gobierno, que duraría cinco años. El presidente Serrano, que había sustituido

48

a Cerezo, lanzó una iniciativa para la Paz Total que permitió la firma, en el mes de abril, de

un acuerdo en México con una agenda negociadora de once puntos, en el que los

principales capítulos eran el fortalecimiento de la sociedad civil y la función del ejército,

los pueblos indígenas, la reforma constitucional y el régimen electoral, el reasentamiento de

la población desplazada, las condiciones socioeconómicas, y la reforma agraria. En julio se

celebró una segunda ronda de negociación, en Querétaro (México) en la que se trataron los

principios para la democratización del país. Como se observará, el proceso guatemalteco

tuvo un importante desarrollo desde el exterior del país.

En 1993, bajo la presidencia de Ramiro de León, se iniciaron las reformas institucionales de

Guatemala, y la Comisión Nacional de Reconciliación dejo de funcionar. Se creó, no

obstante un Fondo Permanente de la Paz, en el que se daba voz a la sociedad civil, y al

finalizar el año se iniciaron las negociaciones más formales con la URNG, después de

varios “encuentros ecuménicos” organizados por el Pastor Paul Wee. Al año siguiente se

realizaron rondas de negociación en México y se inició la mediación de la ONU, con el

Acuerdo Marco para la Reanudación de las Negociaciones, con una serie de rondas que

durarían hasta el acuerdo final de 1996. Se puso en marcha la figura de “países amigos”,

conformada por Colombia, México, Noruega, España, Estados Unidos y Venezuela, que

darían apoyo diplomático y económico al proceso. Naciones Unidas creó la MINUGUA

(Misión de Naciones Unidas en Guatemala), cuya misión verificadora duraría hasta el 2004,

y en marzo se firmó el importante Acuerdo sobre Derechos Humanos entre el Gobierno y la

URNG, siendo de destacar que este acuerdo se firmó sin un alto el fuego, es decir, en medio

de las hostilidades, pero con el propósito de “humanizar” la guerra.

Se acordó solicitar la creación de una Asamblea Permanente de la Sociedad Civil (ASC),

que se creó en abril y que duró hasta 1996, con el mandato de debatir las materias de fondo

abordadas en las negociaciones bilaterales. El proceso de Guatemala aportó, con la ASC, un

modelo de participación ciudadana sumamente enriquecedor, siendo de los procesos donde

la sociedad civil ha tenido más posibilidades de incidir en la mesa de negociación,

concretamente bajo un esquema de funcionamiento por el que se nombraron diez delegados

49

por cada sector social representado, que adoptaban propuestas de “mínimo denominador

común” para ser trasladadas a la mesa negociadora.

En 1996, finalmente, se firmó el acuerdo final de paz que puso fin a 36 años de conflicto

armado. Constó de 13 acuerdos y 300 compromisos, que no se llegaron a cumplir en su

totalidad, en parte porque eran demasiado ambiciosos y en parte porque se perdieron un

referéndum de 1999 que tenía que ratificar algunos. Guatemala es, pues, un proceso

criticado por considerarse con excesivas aspiraciones, poniendo sobre la mesa el dilema de

si es mejor un acuerdo menos ambicioso pero realista, o lo contrario. En cualquier caso, el

acuerdo puso fin a la violencia armada y permitió que años más tarde, ya en el 2007, se

creara una Comisión Internacional contra la Impunidad. El proceso de paz duró once años.

La Tabla 4 describe la evolución del proceso de paz.

Tabla 4. Cronología del proceso de paz en Guatemala

1983 Colombia, México, Panamá y Venezuela formaron el Grupo de

Contadora, con el propósito de estimular cambios democráticos en la

región centroamericana y generando, en breve tiempo, una presión

regional a favor de la paz en Centroamérica.

1984 La presión regional coincidió, además, con los primeros pasos dados poco

después en el interior del país a favor de la civilidad. Guatemala

arrastraba largos año de conflicto y de militarización, y no fue hasta 1984

que los militares guatemaltecos dieron las primeras muestras de acceder

al traspaso de poderes hacia manos civiles.

1985 Elecciones presidenciales de 1985, ganadas por Vinicio Cerezo,

presidente que daría origen a la transición democrática esperada tras años

de dictadura militar. Cerezo fue quien inició los primeros acercamientos

con la guerrilla, concretamente en España y en la sede de la embajada

guatemalteca, en una primera exploración sobre la predisposición de la

guerrilla URNG para iniciar un proceso de negociación.

50

1986 – 1987 Se produjo de nuevo un empuje regional con los Acuerdos de Esquipulas

I y II, con el lema de “paz por democracia”. Fruto de estos encuentros fue

la creación en Guatemala de la Comisión de Reconciliación Nacional,

que en los años siguientes jugaría un papel destacado en el logro de la

paz. En paralelo fructificaron los grupos sociales y religiosos a favor de la

paz, en lo que sería el sello de marca de la experiencia guatemalteca: el

aporte decisivo de su sociedad civil, en una implicación que pocos

procesos de paz han tenido.

1989 Gran diálogo nacional.

1990 Se inició un proceso sumamente trascendente que recibió el nombre de

“Consultas de Oslo”, al celebrarse en aquella ciudad una primera reunión

de la URNG con la Comisión Nacional de Reconciliación (CNR),

consolidando a Noruega como uno de los países más activos en la

diplomacia de la paz. Este encuentro inauguró una serie de reuniones

entre delegados de la CNR la URNG en diferentes países. Se celebró un

encuentro el El Escorial (España) con presencia de los partidos políticos,

otro en Ottawa (Canadá) con el sector empresarial, otro en Quito

(Ecuador) con grupos religiosos, otro en Metepec (México) con sectores

populares y sindicales, y un último en Atlixco (México) con

organizaciones docentes, pequeños empresarios y colegios universitarios

1991 Se inicia la negociación directa entre la URNG y el Gobierno, que duraría

cinco años. El presidente Serrano, que había sustituido a Cerezo, lanzó

una iniciativa para la Paz Total que permitió la firma, en el mes de abril,

de un acuerdo en México con una agenda negociadora de once puntos, en

el que los principales capítulos eran el fortalecimiento de la sociedad civil

y la función del ejército, los pueblos indígenas, la reforma constitucional

y el régimen electoral, el reasentamiento de la población desplazada, las

condiciones socioeconómicas, y la reforma agraria.

1991(julio) Se celebró una segunda ronda de negociación, en Querétaro (México) en

la que se trataron los principios para la democratización del país. Como

se observará, el proceso guatemalteco tuvo un importante desarrollo

51

desde el exterior del país.

1993 Bajo la presidencia de Ramiro de León, se iniciaron las reformas

institucionales de Guatemala, y la Comisión Nacional de Reconciliación

dejo de funcionar. Se creó, no obstante un Fondo Permanente de la Paz,

en el que se daba voz a la sociedad civil, y al finalizar el año se iniciaron

las negociaciones más formales con la URNG, después de varios

“encuentros ecuménicos” organizados por el pastor Paul Wee.

1994-1996 Al año siguiente se realizaron rondas de negociación en México y se

inició la mediación de la ONU, con el Acuerdo Marco para la

Reanudación de las Negociaciones, con una serie de rondas que durarían

hasta el acuerdo final de 1996. Se acordó solicitar la creación de una

Asamblea Permanente de la Sociedad Civil (ASC), que se creó en abril y

que duró hasta 1996, con el mandato de debatir las materias de fondo

abordadas en las negociaciones bilaterales.

1996 Se firmó el acuerdo final de paz que puso fin a 36 años de conflicto

armado.

1996-2004 Se puso en marcha la figura de “países amigos”, conformada por

Colombia, México, Noruega, España, Estados Unidos y Venezuela, que

darían apoyo diplomático y económico al proceso. Naciones Unidas creó

la MINUGUA (Misión de Naciones Unidas en Guatemala), cuya misión

verificadora duraría hasta el 2004, y en marzo se firmó el importante

Acuerdo sobre Derechos Humanos entre el Gobierno y la URNG, siendo

de destacar que este acuerdo se firmó sin un alto el fuego, es decir, en

medio de las hostilidades, pero con el propósito de “humanizar” la guerra.

2007 Se crea una Comisión Internacional contra la Impunidad.

Fuente. Adaptado de (Macias, 2002)

En el proceso guatemalteco es de señalar el aporte decisivo del pastor luterano

estadounidense Paul Wee, ex secretario general de la Federación Mundial Luterana, cuya

intermediación permitió los primeros acercamientos entre las fuerzas armadas y la URNG.

52

Se ha comparado el aporte del pastor luterano mencionado con el Nelson Mandela en

Suráfrica.

El proceso de Paz en Guatemala aportó, con la Asamblea de la Sociedad Civil un modelo

de participación ciudadana muy enriquecedor, un ejemplo en donde la sociedad civil ha

tenido la posibilidad de participar directamente en la mesa de negociación, a partir de

delgados representativos de los sectores sociales cuyas propuestas eran transmitidas a la

mesa negociadora. Respecto al proceso de paz de ambos países, tanto Salvador como

Guatemala requirieron de un proceso lento y dispendioso.

El acuerdo final constó de 13 acuerdos y más de 300 compromisos, que no se llegaron a

cumplir en su totalidad, en parte porque eran demasiado ambiciosos y en parte porque se

perdió el referéndum de 1999 que tenía como fin ratificarlos. El proceso de paz de

Guatemala duró once años.

2.3 Proceso de paz de Nicaragua

En este país, las negociaciones de paz se dieron básicamente por dos acontecimientos: 1).

La casi derrota militar del Gobierno Revolucionario del Frente Sandinista de Liberación

Nacional (FSLN) por parte de las fuerzas contrarrevolucionarias, auspiciadas por Estados

Unidos; 2). La presión interna y regional para llegar a acuerdos con los movimientos

indígenas como la RN y los indígenas del Caribe. La tabla 5 presenta la evolución del

proceso de paz en Nicaragua:

53

Tabla 5. Cronología del proceso de paz en Nicaragua

1978-1979 Guerra civil. Fue derrocado el Presidente Anastasio Somoza Debayle por

la Revolución de la guerrilla Sandinista en 1979.

1980 Inició la guerra contrainsurgente financiada por los EE.UU. Las clases

dominantes comenzaron una oposición política férrea al Sandinismo.

1983 Se conformó y comenzó el grupo Contadora (México, Colombia,

Panamá, Venezuela) con el objetivo de crear el escenario adecuado para

las negociaciones de paz de Centroamérica.

1986 Comenzó la participación y mediación del grupo de Contadora, a través

de la iniciativa Esquipulas I. Cuatro fueron los puntos esenciales para

viabilizar el acuerdo de paz en Nicaragua y los de la región

centroamericana:

1. La institucionalización de las reuniones de Presidentes

Centroamericanos.

2. Se asumió el cumplimiento pleno con todos los compromisos y

procedimientos establecidos en el “Acta de Contadora”.

3. Se creó el Parlamento Centroamericano.

4. Se expresó la voluntad política de revisar, actualizar y dinamizar

los procesos de la integración económica y social de la región.

1985-1987 Desarme de los grupos indígenas. Acuerdos entre el gobierno Sandinista

y los pueblos indígenas de Nicaragua. Creación de las “Comisiones de

Paz y Autonomía”.

1987 Diálogos y negociaciones del Gobierno Sandinista con los grupos

“contrarrevolucionarios” y comienzo de la distensión regional entre

Nicaragua y otros países centroamericanos, a raíz de Esquipulas II.

Creación de la Comisión Nacional de Reconciliación.

1988-1989 Se dieron varios altos al fuego parciales y se logró el Acuerdo de Sopoá

en marzo de 1988. La paz parcial posibilitó una reconfiguración de la

política y el proceso electoral a la presidencia de 1989.

1990 Se concretó la desmovilización de los “contra” (Declaración de

Montelimar en abril de 1990 y Plan Conjunto de Desmovilización) y su

consecuente participación política. Se llevaron a cabo otros acuerdos

54

como el Protocolo de Procedimiento de Transferencia del Mando

Presidencial y los Acuerdos de la Concertación Económica y Social. El

número de desmovilizados fue de 22.000 contrarrevolucionarios y se

redujo el ejército sandinista de 80.000 a 23.000 efectivos, así como el

presupuesto militar. Estos procesos fueron acompañados y verificados

por la ONU, mediante la ONUCA (grupo de observadores para

Centroamérica) y con participación del Cardenal Obando y Bravo.

Se celebraron las elecciones presidenciales que fueron ganadas por

Violeta Chamorro, candidata de la Coalición Unión Nacional Opositora

(UNO), quien derrotó a Daniel Ortega, del partido Sandinista.

1990-1991 En el contexto interno, se dieron pactos adicionales entre las élites

tradicionales (terratenientes, agroexportadores) y las nuevas élites

industriales y financieras con la nueva élite sandinista para el control

político y militar en el país.

Fuente: Hammond, (2007).

2.3 Finalización de los 3 Procesos de paz

En la tabla 6, se describen los elementos de finalización de los tres procesos de paz.

Tabla 6. Etapa final de negociaciones de los 3 países

SALVADOR GUATEMALA NICARAGUA

En el caso del Salvador, la etapa

final de las negociaciones se

realizó en 23 reuniones entre las

delegaciones del gobierno y el

FMLN, en el periodo

comprendido entre la sesión del 4

de abril de 1990 en Ginebra

(Suiza) –en donde se alcanzó el

Acuerdo para el inicio de las

negociaciones con la mediación

de las naciones unidas- hasta el

En el caso de Guatemala, la etapa

final de las negociaciones entre el

gobierno y la URNG se

desarrolló entre 1990 y 1996,

periodo en el cual se firmaron 16

acuerdos entre las partes. El

acuerdo final de paz y el

cronograma de implementación

se firmaron en la ciudad de

Guatemala en diciembre de 1996.

Entre los años 1990 y 1991, en el

contexto interno, se dieron pactos

adicionales entre las élites

tradicionales (terratenientes,

agroexportadores) y las nuevas

élites industriales y financieras

con la nueva élite sandinista para

el control político y militar en el

país. Estos pactos informales

entre élites configuraron un

nuevo escenario de concentración

55

16 de enero de 1992 fecha en la

que se firman en el castillo de

Chapultepec en México los

acuerdos de paz.

de poder.

Fuente. Adaptado de (Macias, 2002).

2.4 Comisiones de la verdad

2.4.1 El salvador

La Comisión de la Verdad de El Salvador se creó como resultado de los Acuerdos de Paz

de El Salvador negociados entre 1989 y 1992 entre el gobierno de El Salvador y el

movimiento guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, (FMLN), con

los auspicios de la ONU y un grupo de países amigos.

Se creó la Comisión de la Verdad para investigar los graves hechos de violencia ocurridos

desde 1980. La Comisión recibió más de 22.000 denuncias. En mayo se aprobó la

Resolución 693 del Consejo de Seguridad para la formación de la Misión de Observadores

de las Naciones Unidas para el Salvador (ONUSAL), con el mandato inicial de verificar el

cumplimiento de los Acuerdos de Derechos Humanos de San José. Posteriormente

ampliaría su mandato. La Misión tenía un triple componente: una División de Derechos

Humanos, otra Militar y una de Observadores Policiales.

La Comisión, que fue integrada por tres expertos extranjeros, inició su trabajo el 13 de julio

de 1992. Mediante anuncios en los principales periódicos, la radio y la televisión invitó a

las víctimas a declarar ante ella y a presentar sus denuncias. Inicialmente el llamado no dio

los resultados esperados, por el pánico, el terror, el miedo de quienes habían sufrido tortura,

secuestros o tenían a su familiar desaparecido y por hallarse los principales responsables de

los crímenes aun en el poder. . De acuerdo con Medrano (mayo de 2009):

El análisis del caso salvadoreño revela que a pesar de los logros, existen elementos de los

acuerdos de paz que aún no se han cumplido. A modo de ejemplo, en su informe de marzo de

56

1993, la Comisión de la Verdad presentó los resultados de su investigación sobre casos de

violencia ocurrida entre 1980 y 1992, y se evidenció una mayor responsabilidad de las fuerzas

gubernamentales en las violaciones a los derechos humanos. La Comisión de la Verdad emitió

recomendaciones relacionadas con los derechos de las víctimas, y recomendaciones sobre

cambios estructurales, entre ellas, la profundización de la reforma judicial. Prácticamente

ninguna de estas recomendaciones se ha materializado (p. 18).

Hoy en día, 17 años después de las investigaciones de la Comisión de la Verdad, la

pacificación en El Salvador es todavía un proceso inconcluso. Juan José Dalton afirmó que

El Salvador es hoy por hoy el país más peligroso de Latinoamérica y uno de los más

violentos del mundo, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entre el primero de enero y el 16 de junio, (2010) según la policía, se cometieron 2.000

homicidios, en su mayoría con armas de guerra. La tasa de homicidios actual es de 76 por

cada 100.000 habitantes, la más alta del continente americano y semejante a las tasas que se

verificaban durante la guerra civil, de 1980 a 1992.

2.4.2 Guatemala

La Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala fue creada en el marco del

proceso de paz, mediante el Acuerdo firmado en Oslo (Noruega) el 23 de junio de 1994. En

dicho Acuerdo se estableció el mandato y otros elementos de funcionamiento de la CEH.

Se fijaron como Objetivos de la Comisión:

I. Esclarecer con toda objetividad, equidad e imparcialidad las violaciones a los

derechos humanos y los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la

población guatemalteca, vinculados con el enfrentamiento armado.

II. Elaborar un informe que contenga los resultados de las investigaciones

realizadas y ofrezca elementos objetivos de juicio sobre lo acontecido durante

este período abarcando a todos los factores, internos y externos.

III. Formular recomendaciones específicas encaminadas a favorecer la paz y la

concordia nacional en Guatemala. La Comisión recomendará, en particular,

medidas para preservar la memoria de las víctimas, para fomentar una cultura de

57

respeto mutuo y observancia de los derechos humanos y para fortalecer el

proceso democrático.

Al igual que en El Salvador, en Guatemala se estableció que “las actuaciones de la

Comisión serán reservadas, para garantizar el secreto de las fuentes así como la seguridad

de los testigos e informantes”.

Respecto del debate de si hubo o no genocidio en Guatemala, durante los 36 años de de

conflicto interno están, por un lado, los que niegan o evaden el tema como el Estado (a

través de algunos gobiernos) y el partido político de la URNG, por otro lado la ONU, la

Federación Internacional de Derechos Humanos y la Iglesia Católica, en calidad de

instituciones, y premiso Nobel como Rigoberta Menchú (1992) y Jody Williams (1997)

aseveran de manera contundente que sí hubo un genocidio en Guatemala.

2.4.3 Nicaragua

En el caso del proceso de paz en Nicaragua, a la fecha no ha habido una iniciativa estatal de

crear una comisión de la verdad, situación que refleja y encubre un estado de cosas de

cooptación del poder y de las instituciones a la medida de las élites políticas. De modo

tajante Escobedo Caicedo (s.f.) argumenta:

Entonces, ¿por qué no se ha creado hasta ahora una Comisión de la Verdad en Nicaragua?

¿Será porque no existen ciudadanos honestos e imparciales que puedan integrarla? La

respuesta concluyente es que existen compromisos ocultos entre los representantes de la

Resistencia Nicaragüense y los plenipotenciarios del FSLN que participaron en las

conversaciones de paz, donde se implementó la aberración jurídica y moral de aceptar la

desmovilización unilateral de los efectivos contrarrevolucionarios, dejando al sandinismo con

su propio Ejército y su propia Policía, los que luego fueron refrendados en los pactos Lacayo-

Ortega y Barrios de Chamorro-Ortega, como supuesto básico de "estabilidad democrática" y

de una falsa reconciliación nacional. Garantizando la impunidad ante la ley a todos los

violadores de los derechos humanos de sus compatriotas, se agrede nuevamente a las víctimas

58

que sobrevivieron a las campañas de exterminio y a los familiares de los que fueron

asesinados.

Esta omisión en aras de la verdad, no puede negar las cifras de los muertos del conflicto

armado en Nicaragua en el periodo de 1972 a 1991 (De re Militari): 65.000 asesinatos, de

ellos 35.000 en la época de la Dictadura de los Somoza (25.000 civiles y 10.000

combatientes), y 30.000 en la confrontación armada entre el Gobierno Sandinista y los

“Contras” (15.000 civiles y 15.000 combatientes).

2.4.4 Comisiones de la verdad en la región

A continuación se presenta un cuadro descriptivo de las comisiones de la verdad en la

Región:

59

Tabla 7. Comparación de las Comisiones de la verdad de la Región en orden cronológico ARGENTINA CHILE SALVADOR GUATEMALA

COMISIÓN NACIONAL

SOBRE LA

DESAPARICIÓN DE

PERSONAS (CONADEP)

COMISIÓN NACIONAL

DE VERDAD Y

RECONCILIACIÓN

(CNVR)

COMISION DE LA

VERDAD

COMISIÓN PARA EL

ESCLARECIMIENTO

HISTÓRICO

ORIGEN Decreto 187 del 15 de

diciembre de 1983.

Presidente Raúl Alfonsín

Decreto Supremo N° 355 del

25 de abril de 1990

Presidente Patricio Aylwin

Acuerdo de Chapultepec,

México 27 de abril de 1991

(incluidos en el artículo 5

“Superación de la impunidad”)

firmado entre el Gobierno del

Salvador y el Frente

Farabundo martí para la

Liberación Nacional (FMLN)

con el auspicio de la ONU.

Acuerdo de Oslo (23 de junio de

1994) entre el gobierno y la

URNG con el auspicio de la

ONU.

Su funcionamiento queda para

después de la firma del acuerdo

de Paz firme y duradera (21 de

diciembre de 1996).

MANDATO Investigar las violaciones

contra los derechos humanos

ocurridos entre 1976 y 1983;

-recibir las denuncias sobre

desapariciones y secuestros

-Establecer un cuadro lo más

completo posible sobre las

más graves violaciones a los

derechos humanos;

-reunir antecedentes que

-investigar los graves hechos

de violencia ocurridos desde

1980 para el conocimiento

público de la verdad,

considerando:

- Esclarecimiento a las

violaciones a los derechos

humanos y los hechos de

violencia vinculados al

enfrentamiento armado:

60

en ese periodo.

-elaborar un informe sobre el

trabajo de la Comisión.

permitieran individualizar

sus víctimas y establecer su

suerte o paradero:

-recomendar las medidas de

reparación y reivindicación

que se creyeran de justicia y

aquellas que debieran

adoptarse para impedir o

prevenir la comisión de

nuevas violaciones

1. Trascendencia de los

hechos, características y

repercusión; conmoción social.

2. La necesidad de crear

confianza en el proceso de paz,

estimular la reconciliación

nacional.

3. Recomendar disposiciones

de orden legal, político o

administrativo.

4. Medidas destinadas a

prevenir la repetición de los

hechos.

5. Iniciativas orientadas a la

reconciliación nacional.

-Elaborar un informe con los

resultados que ofrezca

elementos objetivos de juicio

sobre lo acontecido, abarcando

los factores internos y externos;

-Formular recomendaciones

para preservar la paz, preservar

la memoria de las víctimas,

fomentar una cultura de respeto

mutuo.

FINALIDAD

OBJETIVO

Investigar la suerte de los

detenidos-desaparecidos y

determinar lo sucedido como

una manera de aportar al

resurgimiento de la

democracia.

Contribuir al esclarecimiento

global de la verdad sobre las

más graves violaciones a los

derechos humanos cometidas

en los últimos años, con el

fin de colaborar la

reconciliación de todos los

-Contribuir a la reconciliación

de la sociedad salvadoreña.

- Fortalecer el proceso de paz

sobre la base de la verdad.

1. Satisfacer el derecho al

conocimiento de la verdad.

2. Que el conocimiento de la

verdad contribuya a la no

repetición de los hechos.

3. Fortalecer el proceso de

negociación.

61

chilenos. 4.Eliminar toda forma de

venganza o revancha

(considerando un criterio

orientador de la CEH)

CRIMENES

QUE

INVESTIGA

Actor relacionados con la

desaparición de personas

(secuestros sin hallazgo de

cuerpos)

� Desaparición de

personas;

� Tortura con resultado

muerte;

� Ejecuciones y muertes

provocadas por agentes

del Estado o personas a

su servicio;

� Ejecuciones o muertes

provocadas por

particulares con

motivaciones políticas.

� Masacres provocadas por

las Fuerzas Armadas;

� Ejecuciones extrajudiciales

provocadas por agentes del

Estado;

� Matanzas cometidas por

escuadrones de la muerte;

� Desapariciones;

� Tortura cometida por

agentes del Estado;

� Matanzas cometidas por la

guerrilla;

� Secuestros cometidos por

la guerrilla.

� Actos de genocidio

perpetrados por fuerzas

gubernamentales contra la

población maya;

� Masacres y matanzas

efectuadas por el ejército y

la guerrilla;

� Secuestros y desapariciones

cometidas por el ejército y

la guerrilla;

� Actos de violencia

cometidos por el poder

económico;

� Desplazamientos masivos

forzados y restablecimiento

militarizado por el Estado;

� Reclutamiento forzado por

las guerrillas.

62

MARCO

JURÍDICO

No se señala el marco

jurídico

� Derecho internacional de

los derechos humanos,

derecho internacional

humanitario y otras

normas sobre el uso de la

fuerza.

-El derecho internacional

humanitario y el derecho

internacional de los derechos

humanos.

- El derecho internacional

Humanitario, el derecho

internacional de los derechos

humanos y las leyes nacionales.

PERIODO

DE

INVESTIGA

CIÓN

Desde 1976 a 1983 Desde el 11 de marzo de

1973 al 11 de marzo de

1990

Desde enero de 1980 a julio de

1991

Desde enero de 1962 y hasta la

firma de Acuerdo por una paz

firme y duradera (29 de

diciembre de 1996)

PERIODO

DE

FUNCIONA

MIENTO

9 Meses 9 meses

Desde el 9 de mayo de 1990

al9 de febrero de 1991

6 meses hasta la elaboración

del informe (8 meses).

Desde el 13 de julio de 1992

hasta el 15 de marzo de 1993

Tiempo inicialmente

establecido: 6 meses

prorrogables por otros 6.

Finalmente funcionó durante 18

meses, desde el 31 de julio de

1997 hasta el 25 de febrero de

1999.

COMPOSICI

ÓN

Escritor Ernesto Sábato

presidió CONADEP, elegido

por unanimidad entre sus 12

miembros, todos argentinos

Presidida por el abogado

Raul Rettig y conformada

por otros siete miembros de

la Comisión, además de un

Integrada en su totalidad por

extranjeros (más de 60

profesionales) bajo la

dirección de tres

Tres comisionados: dos

guatemaltecos, Alfredo balssels

y Otilia lux de Cotí y un

extranjero, Cristian Tomuschat.

63

entre ellos tres representantes

de la iglesia católica, judía y

metodista, y tres diputados

quienes fueron convocados

por el Presidente de la

República.

Se conformó un equipo de 60

profesionales, todos

argentinos. La sede de la

Comisión se constituyó en la

capital, creándose filiales en

otras cuatro ciudades del

país.

equipo de más de 60

profesionales, todos chilenos.

comisionados; Thomas

Buergenthal, Belisario

Betancur y Reinaldo

Figueredo.

Funcionó en dos sedes: en el

Salvador y en la sede de

naciones Unidas en New York.

Una oficina de apoyo

conformada por 269

profesionales (142

guatemaltecos y 131 de otras

nacionalidades).

IDENTIFIC

ACIÓN DE

RESPONSA

BLES

La misión encomendada no

implicaba la determinación

de responsabilidades.

Es la justicia la encargada de

determinar y decidir sobre

los culpables.

Menciona a organismos,

fuerzas o grupos

responsables.

No identifica responsables

individuales de las

violaciones cometidas.

El decreto que la creó le

prohíbe pronunciarse sobre

responsabilidades de

personas individuales, esto es

una tarea de los tribunales de

justicia.

Identifica a los responsables

individuales (40) de los casos

descritos en el informe.

Para identificar a personas

específicas como responsables

de cometer, disponer o tolerar

determinados hechos de

violencia, aplicó una prueba de

confiabilidad estableciendo

No se identifican responsables.

No se individualizan ni tiene

efectos o propósitos judiciales,

pero el estado o cualquier

persona puede utilizar la

información para iniciar

acciones legales.

Menciona a organismos, fuerzas

o grupos responsables.

64

Entregó al presidente una

lista de 1351 represores que

colaboraron con la guerra

sucia.

Menciona a los organismos,

fuerzas o grupos

responsables.

criterios del grado de certeza.

PROCEDIMI

ENTO

ATRIBUCIO

NES

Se efectuaron conferencias

de prensa, entrevistas y

mesas redondas informativas

y de difusión. Colaboraron

la recepción de denuncias las

legislaturas y los organismos

de DD.HH

Se recepcionan denuncias en

las sedes de la Comisión,

durante visitas a terreno y en

las representaciones

diplomáticas en el extranjero

y reuniones con la UN y

OEA.

En ocasiones se realizaron

procedimientos

complementarios dirigidos a

excavación, obtención de

A través de avisos públicos

en Chile y en el exterior se

convocó a los familiares de

las víctimas a inscribir sus

casos y solicitar audiencia.

Se solicitó información a

agrupaciones de familiares,

organizaciones de DD.HH.,

organismos sociales, y otros.

Se realizaron audiencias con

familiares y testigos para

reunir antecedentes sobre

cada caso.

Se ofició a las FF.AA. para la

entrega de antecedentes y a

otras reparticiones públicas,

en algunos casos se solicitó a

personas individuales que

Se convocó a prestar

declaración mediante avisos

públicos en medios de

comunicación, se cursaron

invitaciones escritas y verbales

para formular denuncias, se

abrieron oficinas en varias

ciudades de dos

departamentos, se citaron

testigos, se dispusieron

reconocimientos de varios

lugares de hechos.

Los miembros de la comisión

se trasladaron a terreno. Se

convocó a rendir testimonio a

todo posible implicado

guardando el resguardo de

confidencialidad y seguridad.

Se realizaron reuniones con las

partes y representantes de la

sociedad civil (organismos de

DD.HH., organismos de

víctimas e indígenas) para

escuchar sugerencias y

propuestas sobre el

procedimiento de trabajo.

Se tomó en cuenta la

experiencia de otras comisiones

y la experiencia de las Naciones

Unidas.

Se crearon oficinas en las

regiones del país, priorizando

las zonas más afectadas y de

más difícil comunicación. La

información a la población sobre

el mandato de la CEH se hacía

65

testimonios fuera del ámbito

de la Comisión, inspección

de centros clandestinos,

constatación de documentos.

La comisión tenía facultades

para requerir a todos los

funcionarios públicos, de las

FF.AA, y de seguridad,

informes, datos y

documentos, así como acceso

a lugares que la comisión

determinara y estos se verían

obligados a cumplir con los

requerimientos.

Se enviaron cerca de 1300

oficios a instancias estatales,

de las FF.AA. y policía, pero

muchos quedaron sin

respuesta.

prestaran declaración.

La Comisión no tuvo

atribuciones para exigir la

comparecencia de nadie a

declarar en ella.

Envió a los Tribunales los

antecedentes sobre

inhumaciones ilegales y otros

que tuvieran características

de novedad judicial y

relevancia para las

investigaciones judiciales.

Las actuaciones de la

Comisión no eran

jurisdiccionales, tuvo plena

libertad para usar fuentes de

información que estimara

útiles y confiables.

en forma directa o a través de

ONG. Las autoridades locales o

formales y las autoridades

tradicionales, lo que facilitó el

testimonio de miles de personas.

Se recogieron además

testimonios en otros países.

La CEH tuvo actuaciones

reservadas, secreto de las

fuentes y seguridad de los

testigos e informantes.

Si bien no tiene efectos

judiciales, el estado o cualquier

persona podrá utilizar la

información para iniciar

acciones legales.

RESULTAD

OS

Nunca Más informe de la

Comisión nacional sobre la

desaparición de personas.

Informe de la Comisión

nacional de Verdad y

Reconciliación. (3 tomos).

Informe Comisión de la

Verdad; de la Locura a la

Esperanza. La guerra de 12

Informe Guatemala. Memoria

del Silencio. (12 tomos).

Entregado el 25 de febrero de

66

Fue entregado al presidente

el informe completo el 20 de

septiembre de 1984 (50 mil

carillas). El 28 de noviembre

se presentó en una sala del

teatro san Martín el libro

Nunca Más.

Se determinó la existencia de

8960 personas detenidas-

desaparecidas según

denuncias comprobadas, pero

se advierte sobre la

posibilidad que la cifra sea

mayor.

Contiene una lista con 340

centros de detención. Luego

de la entrega del informe

1080 casos fueron

presentados ante el Tribunal.

Fue entregado al Presidente

de la República el 8 de

febrero de 1991, quien lo dio

a conocer al país el 4 de

marzo.

Se consignaron 3400 casos

de personas detenidas,

desaparecidas y ejecutadas

políticas.

En 1992, por Ley 19.123 se

creó la Corporación nacional

de Reparación (CRR) para

implementar las

recomendaciones de la

comisión de verdad y

reconciliación, además de

concluir el proceso de

calificación de la calidad de

víctimas de las más graves

violaciones a los derechos

humanos o de la violencia

política.

años en el Salvador (1 tomo

central y 2 anexos).

Entregado el 15 de marzo de

1993 al Presidente Alfredo

Cristiani, a los comandantes de

FMLN: Shafick Nadal,

Salvador Samayoa, Ana

Guadalupe Martínez y al

Secretario General de la UN

Boutros Boutros Gali.

Registró más de 22.000

denuncias. En el informe se

presenta la investigación de 34

de las denuncias presentadas.

1999 en un acto público en el

Teatro Miguel Ángel Asturias.

Se consignan las violaciones

contra los DD.HH. cometidos

contra individuos y pueblos

indígenas, más de 20 mil

muertos y desaparecidos. Se

registraron 626 masacres

efectuadas por las fuerzas del

Estado y se atribuyen 32

masacres a la guerrilla.

La Comisión estableció de

acuerdo a los antecedentes

reunidos se puede estimar que

cerca de 200 mil personas

fueron afectadas durante los 32

años del conflicto armado.

RECOMEND Se establecen Las recomendaciones se Las recomendaciones están Las recomendaciones se dividen

67

ACIONES recomendaciones

establecidas a dos ámbitos:

1. iniciativas dirigidas a

prevenir, reparar y evitar

la repetición de

conculcaciones a los

derechos humanos.

2. Recomendaciones

dirigidas a la justicia,

para que realice una

profunda investigación

judicial de los hechos

que no fueron

denunciados.

refieren a:

1. Medidas de reparación:

a. Reivindicación y

reparación simbólica.

b. Recomendaciones de

carácter legal y

administrativas

c. Recomendaciones

relativas al bienestar

social

d. Exención del SMO

para los hijos de las

víctimas.

2. Recomendaciones

dirigidas a la prevención

(de tipo jurídico e

institucional).

3. Otras recomendaciones

relativas al seguimiento

de la investigación.

divididas en cuatro grandes

grupos:

1. Recomendaciones que

surgen directamente de la

investigación deben

cumplirse sin demora.

2. Erradicación de las causas

estructurales directamente

vinculadas con los hechos

examinados.

3. Reformas institucionales

para prevenir la repetición

de hechos semejantes.

4. Medidas tendientes a la

Reconciliación Nacional: -

reparación material y

reparación moral.

5. Seguimiento internacional

de cumplimiento.

en seis grandes apartados.

1. Medidas para preservar

la memoria de las

víctimas

2. Medidas de reparación a

las víctimas

3. Medidas orientadas a

fomentar una cultura de

respeto mutuo y de

observancia de los

derechos humanos

4. Medidas para fortalecer

el proceso democrático

5. Otras recomendaciones

para fortalecer la paz y

la concordia nacional

6. Entidad responsable de

vigilar e impulsar el

cumplimiento de las

recomendaciones.

Fuente: (Victor Espinosa Cuevas, 2003).

68

De los procesos comparados de paz, justicia, verdad y reparación se pueden colegir varias

conclusiones:

• Las comisiones de verdad que se incluyen en esta tabla ocurrieron en un periodo de 13

años. La primera de ellas es Argentina en el año 1983, Chile en 1990, Salvador en 1991

y Guatemala en 1996. Nicaragua fue la única nación que no creó una Comisión de la

verdad, omisión inadmisible e imperdonable tratándose de un cometido de todo proceso

paz de dilucidar la verdad, lograr la justicia y la reparación.

• Una de los factores más determinantes para la creación de Comisiones de verdad fue la

creciente condena de la comunidad internacional por violaciones a los derechos

humanos y la exigencia para restablecer sistemas democráticos.

• Dentro de cada país existían además, importantes fuerzas sociales que luchaban por el

establecimiento de un sistema democrático: era el factor común.

• Las comisiones analizadas fueron establecidas en escenarios en donde no existía

claramente una fuerza política ganadora y una derrotada. Aun cuando estas comisiones

se originaron al término del conflicto, seguía existiendo en el poder una presencia de

aquellos que cometieron parte de estas vulneraciones del Derecho Internacional

Humanitario.

• Más allá de las similitudes señaladas entre esas comisiones, la formación de cada una

de ellas estuvo marcada por el contexto histórico y político que influyó, tanto en su

naturaleza como el desarrollo de su tarea.

2.5 Los 3 procesos de paz desde el Neoinstitucionalismo Histórico

El presente apartado tiene como objetivo, realizar un análisis comparativo de los procesos

de paz llevados a cabo en los países centroamericanos de El Salvador, Guatemala y

Nicaragua desde el enfoque del Neo-institucionalismo Histórico (teniendo en cuenta de

modo implícito las dimensiones: grandes acontecimientos y arreglos institucionales), y a

partir de dicho análisis, preparar el terreno para una lectura del proceso de paz adelantado

actualmente en Colombia, en el subsiguiente capítulo.

69

En primera instancia, se reconoce el papel crucial que desempeñó el grupo de Contadora,

bien hubiese sido por razones geopolíticas y geoestratégicas de evitar que los conflictos

centroamericanos se pudieran desbordar hacia los territorios de las naciones que

conformaban el grupo, o bien por solidaridad y buenos oficios diplomáticos en aras de una

paz regional y continental. Así lo reconoce Benítez Manaut (1995):

El hecho notable del trabajo diplomático del Grupo de Contadora fue el abrir el canal de

comunicación entre (Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, y Nicaragua) y

comenzar a esbozar salidas diplomáticas en contra del despliegue de las estrategias militares.

Fueron numerosos los factores que imposibilitaron la (rápida) firma del acta de paz. El más

importante de ellos fue la oposición abierta de EEUU, quien en ese momento desplegaba con

toda amplitud la estrategia de la guerra de baja intensidad en la región, fundamentalmente en

dos casos: el nicaragüense, apoyando a los grupos contrarrevolucionarios, para debilitar y

desestabilizar al Gobierno sandinista de Nicaragua, y otorgando un completo respaldo al

Gobierno y a las Fuerzas Armadas de El Salvador en la guerra de contrainsurgencia contra el

Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

En el ámbito de las influencias, se observa cómo se repiten algunos patrones del proceso

salvadoreño, la comunidad internacional representada en el Grupo Contadora se trata de

involucrar con las partes del conflicto anquen en este caso no se logran involucrar en el

momento exacto de la Guerra Fría y realmente el desenlace se comienza a producir hacia la

década de los 90 donde esos conflictos traen secuelas de la confrontación ideológica entre

las dos superpotencias y que ya se desdibujaban por la caída de la Unión Soviética.

Aquí los grupos subversivos y los agentes estatales fueron los que buscaron eventualmente

el apoyo de la comunidad internacional para establecer las instituciones y los

procedimientos que se debían llevar a cabo para conducirse a través del proceso de paz y la

reparación, el cual tardo mucho más tiempo que el de El Salvador.

Nuevamente se crearon instituciones y comisiones con base en el modelo del derecho

internacional desde el punto de vista de las Naciones Unidas, que para la época en que

entro a mediar y participar ya estaba más nutrido de sus experiencias previas en conflictos,

70

pero que al tratar de hacer un proceso de fortalecimiento institucional que pudiera

responder a las víctimas de manera adecuada, llevar ante la justicia a los responsables de

diversos crímenes y preparar al país para el posconflicto en el momento de la firma de la

paz, esto resulto ser una carga demasiado pesada que no se pudo asumir en su totalidad.

Estos tres conflictos comparten su origen histórico en la Guerra Fría y la participación de la

comunidad internacional en sus diferentes momentos históricos, acercamientos,

negociaciones, etc., de hecho el discurso retórico lo tuvo la comunidad internacional, tanto

la Organizaciones y Organismos interesados en las paz por Estados Unidos y su oposición a

estos procesos, que al final como parte de su esquema de justicia transicional crearon las

comisiones de la verdad (con excepción de Nicaragua), las cuales tuvieron resultados

diferentes; otro aspecto rescatable es que el resto de instituciones aparentemente no salieron

fortalecidas de estos procesos, no existieron arreglos institucionales duraderos, lo cual ha

conllevado a que fenómenos como la pobreza y desigualdad siguán causando violencia no

solo en estos países sino en toda Centroamérica mucho después de la resolución de

conflictos de la Guerra Fría que el narcotráfico ha sabido aprovechar para crecer

desmesuradamente.

En este sentido, Medrano sostiene:

A lo largo del desarrollo de los procesos de Contadora, Esquipulas I, Esquipulas II y de los

Acuerdos de Paz firmados en El Salvador, Guatemala (y Nicaragua), fueron identificándose

progresiva y reiteradamente las causas principales de los conflictos armados, básicamente

asociadas a la ausencia efectiva de procesos democráticos y de la vigencia de un estado de

derecho, a la exclusión social y política y a la pobreza imperante, asociada a las profundas

desigualdades socio-económicas que han caracterizado a las tres sociedades seleccionadas.

Esos tres factores fueron sólo parcialmente superados en la implementación de los procesos y

acuerdos de paz que se implementaron y continúan siendo potenciales generadores de

violencia, particularmente por la aparición de nuevos factores que tienden a agravar esas

causas estructurales o profundas. Una importante parte del trabajo se dedica al análisis de

las raíces del conflicto actual, entre las que se debe prestar especial atención a los problemas

socioeconómicos, dado que los procesos de pacificación no resolvieron cuestiones ligadas a la

71

marginalización social y económica ya existente durante la etapa de los conflictos armados

(mayo de 2009).

La tabla 8 ilustra los elementos comunes (Comunidades del discurso, contextos o grandes

acontecimientos y arreglos institucionales) de los procesos de paz de Centroamérica

analizados y comparados

Tabla 8. Elementos de los 3 procesos de paz desde el neoinstitucionalismo histórico

DIMENSIÓN

PAÍS

COMUNIDADES

DEL DISCURSO

ARREGLOS

INSTITUCIONALES

GRANDES

ACONTECIMIENTOS

EL

SALVADOR

� Guerrilla del

FMLN (Frente

Farabundo Martí

para la Liberación

Nacional).

� Gobiernos y

Fuerzas Militares.

� Partidos Políticos.

� Grupos

Paramilitares.

� Iglesia Católica.

� Grupo de

Contadora

(Colombia,

México, Panamá y

Venezuela).

� Grupo de Apoyo

(Perú, Argentina,

Brasil y Uruguay).

� OEA- Consejo de

Seguridad de la

ONU.

� Comisión de

Reconciliación

Nacional

� Amnistía General.

� Comisión de la

Verdad.

� Depuración de las

Fuerzas Armadas

(Creación de Policía

Nacional Civil,

Disolución de

servicios de

inteligencia militar).

Supresión de los

cuerpos

paramilitares.

� Modificaciones del

sistema judicial y

comisiones para los

DD.HH.

� Participación Política

(Modificaciones del

sistema electoral,

� Irrupción del FMLN

en 1970.

� Inicio de la guerra

civil en 1980 (FAES

contra el FMLN).

� Conformación del

grupo de Contadora

en 1983.

� Primeros

acercamientos y

diálogos (1984-1987).

� Procesos de

Esquipulas I y II de

1986 y 1987.

� Diálogos en México

en 1989.

� Gran ofensiva del

FMLN EN 1989.

� Reuniones en

Ginebra, Caracas,

Costa Rica, México,

nueva York, (1990-

1992).

72

transformación del

FMLN en partido

político).

� Adopción de medidas

económicas y

sociales.

� Acuerdos en:

México, Ginebra,

Caracas, San José,

Nueva York,

Chapultepec.

� Creación de

Comisión Nacional

para la Consolidación

de la Paz (COPAZ).

� Formación de la

Misión de

Observadores de las

Naciones Unidas para

el Salvador

(ONUSAL)

� Ampliación del

mandato de

ONUSAL (División

Militar y Policial).

� Firma del proceso de

Paz en Chapultepec en

1992.

� El FMLN se convirtió

en partido político en

1992.

� Reforma de las

fuerzas militares y de

la Policía.

� Reforma judicial y

electoral.

� Foro económico y

social en 1992.

� Profundización en los

90 de las reformas

económicas iniciadas

en la década de los 80.

� El nuevo escenario

geopolítico mundial y

regional luego del

derrumbe de la URSS.

GUATEMALA � Guerrilla URNG

(Unidad

Revolucionaria

Nacional de

Guatemala)

� Gobiernos y

Fuerzas Militares.

� PAC (Patrullas de

Auto de Defensa

� Comisión Nacional

de Reconciliación

(CNR).

� Amnistía General.

� Comisión de la

Verdad.

� Fortalecimiento de la

sociedad civil, de los

pueblos indígenas y

� Creación en 1982 de

la URNG

(conformada por los

grupos guerrilleros

EGP, ORPA, FAR y

el PGT.

� Golpe de Estado al

General Fernando

Romeo Lucas y

73

Civil:

Paramilitares)

� Partidos Políticos.

� Sociedad civil.

� Grupos religiosos

(Pastor luterano

estadounidense

Paul Wee).

� Grupo de

Contadora

(Colombia,

México, Panamá y

Venezuela).

� Comisión de

“países amigos”

(Colombia,

México, Noruega,

España, Estados

Unidos y

Venezuela).

� OEA- Consejo de

Seguridad de la

ONU.

de la función del

ejército.

� Reforma

constitucional y del

régimen electoral.

� Transformación de la

URNG en partido

político.

� Reformas

económicas.

� Reasentamiento de la

población

desplazada.

� Reforma agraria.

� Gran Diálogo

Nacional.

� Acuerdos de

Esquipulas I y II.

� Consultas en Oslo

(Noruega).

� Encuentros y

acuerdos en: El

Escorial (España),

Ottawa (Canadá),

Quito (Ecuador),

Metepec (México),

Atlixco (México),

Querétaro (México).

� Acuerdo Marco para

la Reanudación de las

Negociaciones.

� Acuerdo sobre

Derechos Humanos

entre el Gobierno y la

ascenso al poder de

Ríos Montt en marzo

de 1982.

� Conformación del

grupo de Contadora

en 1983.

� Retorno a la

democracia, con las

elecciones

presidenciales y arribo

al poder del candidato

de izquierda Marco

Vinicio Cerezo, en

1985.

� Procesos de

Esquipulas I y II de

1986 y 1987.

� Gran diálogo nacional

en 1989.

� Reuniones en

Noruega, España,

Ecuador, y México en

1990.

� Gobierno de Jorge

Serrano Elías en 1991

y Autogolpe de

Estado en 1993.

� Finalización definitiva

de la guerra y Firma

de acuerdo de paz, en

Ciudad de Guatemala,

en 1996.

� Reformas

socioeconómica y

74

URNG.

� Creación de

MINUGUA (Misión

de Naciones Unidas

en Guatemala).

� Creación de la

Asamblea

Permanente de la

Sociedad Civil

(ASC).

� Comisión

Internacional contra

la Impunidad.

agraria a partir de

1996.

NICARAGUA � Frente Sandinista

de Liberación

Nacional (FSLN).

� Guerrillas

Indígenas como

RN y los Indígenas

del Caribe.

� Partidos Políticos.

� Iglesia Católica

(Teología de la

Liberación).

� Grupo de

Contadora

(Colombia,

México, Panamá y

Venezuela).

� Grupos

contrarrevoluciona

rios.

� Élites tradicionales

(terratenientes y

� Inicio de diálogos del

Gobierno Sandinista

con partidos

opositores como la

UNO (Unión

Nacional de

Opositores).

� Acuerdos entre el

gobierno Sandinista y

los pueblos indígenas

de Nicaragua.

� Creación de las

“Comisiones de Paz

y Autonomía”.

� Negociaciones del

Gobierno Sandinista

con los Contra.

� Creación de la

Comisión Nacional

de Reconciliación.

� Protocolo de

� Fundación del FSLN,

a inicios de los 60.

� Derrocamiento de

Anastasio Somoza

Debayle por la

guerrilla Sandinista en

1979.

� Fin de la Guardia

Nacional en 1979.

� Ascenso a la

Presidencia del FSLN,

con Daniel Ortega, en

1984.

� Reforma Agraria

(1979-1986)

� Crisis económica de

fines de la década de

los 80.

� Inicio del proceso de

Paz (Acuerdo de

Sopoá en marzo de

75

agroexportadores).

� OEA- Consejo de

Seguridad de la

ONU.

Procedimiento de

Transferencia del

Mando Presidencial.

� Acuerdos de la

Concertación

Económica y Social.

� Acuerdos inter-élites

adicionales para el

control político y

militar del país.

1988).

� Elecciones

presidenciales en

1990, ganadas por

Violeta Chamorro del

partido de coalición

de la UNO.

� Apertura Económica

bajo el mandato de

Violeta Chamorro.

Fuente: Elaboración propia.

En el orden de los elementos comunes, atendiendo a los órdenes o Dimensiones del

Neonstitucionalismo Histórico, debe reiterarse el rol transversal, en las negociaciones de

paz, del grupo de Contadora y de Esquipulas II (Actuando como Comunidades del

Discurso y a la vez como Grandes Acontecimientos o Procesos). También son similares los

actores armados en el conflicto (Sendos Grupos Subversivos: FMLN, URNG y FSLN;

grupos paramilitares, PAC, Contras; Fuerzas militares y Guardia Nacional)…

Por su parte, se dieron algunas diferencias y matices en cuanto a los contextos sociales, en

los arreglos institucionales y en los tiempos para logar cada uno de los procesos de paz.

Para distinguir las semejanzas y diferencias de manera más palmaria, la tabla 9, muestra las

semejanzas y diferencias con base en los órdenes o dimensiones del Neoinstitucionalismo

Histórico (en particular, los arreglos institucionales y los contextos políticos y

socioeconómicos).

76

Tabla 9. Semejanzas y diferencias entre los tres procesos de paz de Centroamérica

Dimensión

País

Arreglos Institucionales Grandes Acontecimientos Dimensión

País Semejanzas Diferencias Semejanzas

Diferencias

El Salvador � Comisión de

Reconciliación

Nacional.

� Comisión de la

Verdad.

� Actores armados

(Guerrilla,

paramilitares,

FF.MM).

� Participación política

de los desmovilizados.

� Mediación de

Contadora, Esquipulas,

ONU e Iglesia.

� Creación de Comisión

de Paz (COPAZ).

� Misión de

Observadores de la

ONU para el Salvador

(ONUSAL).

� Raíces históricas del conflicto: exclusión política y socioeconómica, intervencionismo, concentración del poder y la riqueza (Siglo XIX e inicios del siglo XX).

� Conflicto territorial entre Salvador

y Honduras (1969). � Irrupción de las guerrillas e

inestabilidad política entre los años

60 y 80 (Irrupción del FMLN en

1970).

� Comienzo de los diálogos gracias

a la iniciativa diplomática de

Contadora y las reuniones de

Esquipulas (1985, 1986 y 1987).

� Caída del muro de Berlín en 1989,

fin del bloque socialista (URSS) y

de la guerra fría en 1990.

� La Firma del proceso de

Paz fue en Chapultepec

en 1992.

� Profundización en los 90

de las reformas

económicas iniciadas en

la década de los 80.

El Salvador

77

Guatemala � Comisión Nacional de

Reconciliación.

� Comisión de la

Verdad.

� Actores armados

(Guerrilla,

paramilitares, FF.MM)

� Participación política

de los desmovilizados.

� Reformas: judicial,

económica, agraria y

política

� Reformas: judicial,

económica, agraria y

política.

� Mediación de

Contadora, Esquipulas,

ONU e Iglesia.

� Creación Asamblea de

la Sociedad Civil

(ASC).

� Creación de

MINUGUA (Misión

de Naciones Unidas en

Guatemala).

� Comisión

Internacional contra la

Impunidad.

� Raíces históricas del conflicto: exclusión política y socioeconómica, intervencionismo, concentración del poder y la riqueza (Siglo XIX e inicios del siglo XX).

� Conflicto territorial de Guatemala-Gran Bretaña y Guatemala-Belice (Años 80 del Siglo XX).

� Irrupción de las guerrillas e

inestabilidad política entre los años 60 y 80 (Creación en 1982 de la URNG (conformada por los grupos guerrilleros EGP, ORPA, FAR y el PGT).

� Comienzo de los diálogos gracias

a la iniciativa diplomática de Contadora y las reuniones de Esquipulas (1985, 1986 y 1987).

� Caída del muro de Berlín en 1989,

fin del bloque socialista (URSS) y de la guerra fría en 1990.

� Políticas de Nacionalización planteadas por el Gobierno de Guatemala entre 1944 y 1954.

� Sucesivos Golpes de

Estado entre la misma

Derecha, años 70 y 80.

� La izquierda llegó al

poder por la vía

democrática con el

candidato de izquierda

Marco Vinicio Cerezo, en

1985.

� Firma de acuerdo de paz,

en Ciudad de Guatemala,

en 1996 (El proceso de

paz más largo).

� Reformas socioeconómica

y agraria a partir de 1996.

Guatemala

78

Nicaragua � Comisión Nacional de

Reconciliación.

� Actores armados

(Guerrilla,

paramilitares,

FF.MM).

� Participación política

de los desmovilizados.

� Reformas: judicial,

económica y política.

� Mediación de

Contadora, esquipulas

y ONU.

� Creación de las

“Comisiones de Paz y

Autonomía”.

� No hubo Comisión de

la verdad.

� El gobierno a manos

de la guerrilla.

� Actores Subversivos

diversos (Indígenas,

Teólogos de la

liberación, etc.).

� Acuerdos inter-élites

adicionales para el

control político y

militar del país.

� Raíces históricas del conflicto: exclusión política y socioeconómica, intervencionismo, concentración del poder y la riqueza (Siglo XIX e inicios del siglo XX).

� Conflicto territorial entre Honduras y Nicaragua, y Nicaragua y Costa Rica (Años 80 del Siglo XX).

� Irrupción de las guerrillas e

inestabilidad política entre los años

60 y 80 (Fundación del FSLN, a

inicios de los 60).

� Comienzo de los diálogos gracias

a la iniciativa diplomática de Contadora y las reuniones de Esquipulas (1985, 1986 y 1987).

� Caída del muro de Berlín en 1989,

fin del bloque socialista (URSS) y de la guerra fría en 1990.

� Sistema de Gobierno dictatorial (Dinastía de los Somoza (desde años 30). Intervención Militar de EE.UU.

� Políticas económicas del Gobierno Sandinista, durante los primeros años de la Revolución (1979-1984).

� Ascenso al poder de la

guerrilla sandinista por la vía de la revolución y el derrocamiento de la dictadura somocista.

� Firma del proceso de paz

en 1988 (Sopoá) y se sella con las elecciones en 1990 (el proceso de paz más corto de los tres).

� Acuerdos inter-élites

adicionales para el control político y militar del país.

� Apertura Económica bajo

el mandato de Violeta Chamorro.

Nicaragua

Fuente: Elaboración propia.

79

En síntesis, terminada la Segunda Guerra mundial, la polarización política se centró en dos

grandes bloques económicos que marcaron la pauta en el acontecer internacional. El bloque

capitalista, liderado por Estados Unidos, luego de alcanzar la declaración de aceptación a

sus imposiciones en relación a las sanciones que debieron asumir los gobiernos y países

perdedores de la segunda guerra mundial, que terminó y que se extendió hasta la

individualización de las sanciones penales a los dirigentes del nacionalsocialismo en los

juicios de Núremberg; este bloque se inclinó por la apertura de los mercados y el control de

las materias primas en países con menor poder adquisitivo y con problemas internos, que se

vieron agravados por la intervención norteamericana en asuntos de trascendencia social,

política y económica en estos países terciados.

Por su parte, el bloque comunista, liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas

Soviéticas (URSS), que propendió por la eliminación de todo vestigio de capitalismo, en

los países en los cuales ejerció influencia económica y administrativa, buscando alcanzar,

por medio del cierre de fronteras, de la sumisión de sus nacionales y de sus partidarios, a

sus políticas de restricción en materia de derechos, adquisición de capitales y beneficios

individuales, para alcanzar el ideal de igualdad que se propuso. Estos dos bloques

protagonizaron lo que la historia universal ha llamado “Guerra Fría”, que no es más que la

disputa por el control de los mercados y la política internacional, acaecida desde el final de

la Segunda Guerra Mundial hasta el año de 1989.

Ahora bien, esta disputa acentuó la influencia norteamericana en las regiones cercanas a su

territorio, sobre todo en países en donde se observó la influencia soviética. Fue aquí donde

aparecieron los procesos violentos e inestables en la región centroamericana, más

específicamente en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, en donde la influencia comunista

permeó la sociedad civil de estas repúblicas, agobiadas por la corrupción, los malos

manejos administrativos y la intervención extranjera. Estos procesos revolucionarios y su

enfrentamiento al establecimiento estatal, propiciaron sendas guerras civiles, con una

duración de más de 10 años, en El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

80

No obstante, la intervención del Grupo de Contadora (1983), conformado por naciones

amigas de estos dos países, y cuya misión era la de pacificar y terminar de una vez por

todas con la violencia en los países de Centroamérica, realizó una enorme gestión

diplomática, permitiendo sentar a la mesa de diálogos y negociaciones de paz a los grupos

subversivos con presencia en El Salvador, Guatemala y a los Sandinistas, dueños del poder

en Nicaragua. El trabajo arduo de todos los sectores involucrados: gobiernos, sociedad

civil, grupos armados y países amigos, alcanzaron algunos de los objetivos trazados en los

procesos de pacificación iniciados en los dos países ya mencionados.

Como resultado de la firma de los acuerdos de paz en El Salvador, Guatemala y Nicaragua,

se establecieron las “Comisiones de Paz”, cuyo fundamento fue fomentar el reconocimiento

de derechos y el resarcimiento económico y político a las víctimas del conflicto. Estas

comisiones, fueron una piedra angular en el proceso de memoria histórica y aclaración de

lo sucedido durante el conflicto armado. Sin embargo, se aprecia que en los distintos

procesos de justicia transicional adelantados en países latinoamericanos (Guatemala, El

Salvador, Chile y Argentina), se presentaron algunas similitudes con respecto a los

procedimientos y alcances de las comisiones de la verdad y la obtención de justicia por

parte de las víctimas. Caso particular es el de Nicaragua, que no ha reflejado el carácter

democrático de la búsqueda de la verdad histórica y objetiva en el conflicto interno de ese

país.

Algunas falencias generales de estas comisiones, por ejemplo, han sido el no señalamiento

por parte de las comisiones sobre las responsabilidades individuales de los autores de las

violaciones a los derechos humanos; otro factor de afectación, es la no depuración del

aparato gubernamental, para sacar del poder a quienes auspiciaron los actos criminales

contra la población civil. Estas similitudes provocaron que estos procesos

latinoamericanos continúen, en términos de la verdad, la justicia y la reparación

irresueltos, aún en nuestros días.

81

Después de haber abordado este capítulo, donde se describió y se hizo la comparación de

los tres procesos de Paz en Centro América (Salvador, Nicaragua y Guatemala), se ve que

en todos se persigue el mismo fin y objetivo de todo proceso de Paz.

Para el caso colombiano y en general, lo que hay que recordar es que toda experiencia

buena o mala sirve para el crecimiento de las personas, de las instituciones y de los

procesos en cualquier modalidad y desde cualquier perspectiva. Entonces, como autor de

esta monografía, he de manifestar que me parece excelente tomar estos tres procesos como

referencia para el nuestro; lógico, aplicándolo a Colombia, puede ser un poco más complejo

si se mira en cuestión de duración del conflicto, pero también existe la ventaja que

Colombia está muy bien posicionada en el ámbito internacional y muchos de los países

tanto del Continente Americano como de la Unión Europea y otros, han querido mostrar su

apoyo al Proceso de Paz en Colombia.

En estos últimos días el Presidente Juan Manuel Santos visitó la ciudad de New York

donde la ONU mostró su apoyo y quiere ser parte y garante de la solución y salida a este

conflicto. Dicha noticia fue publicada por el Diario El País (edición 22 de Septiembre de

2014), plasmada de la siguiente manera

…El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó su total respaldo

al proceso de paz que adelantan el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc en

La Habana (Cuba) para terminar con el conflicto armado del país.

Durante el encuentro, el presidente colombiano Juan Manuel Santos le entregó la

paloma de la paz como símbolo de agradecimiento al respaldo recibido por parte del

organismo a las negociaciones que se adelantan con el grupo subversivo.

“El proceso de paz es una luz esperanzadora y los apoyamos al 100%”, dijo Ban Ki-

moon al término de su reunión con el mandatario colombiano. Además, agregó que

una de las garantías es el “hecho de que las víctimas sean el centro del proceso”.

82

En la reunión el presidente estuvo acompañado por el alto comisionado Sergio

Jaramillo y el alto consejero para el posconflicto, general (r) Óscar Naranjo, quienes

analizaron con Ban Ki-moon las propuestas para que la ONU aporte al proceso de

paz.

“Hablamos sobre cómo ellos pueden ayudar en el posconflicto y qué tipo de papel

pueden jugar en la implementación de los acuerdos y del posconflicto”, dijo el primer

mandatario.

Posteriormente, Santos se reunió con el ex Primer Ministro israelí, Shimon Peres,

para explicar los avances del proceso de paz, tema que liderará la participación del

presiente en la 69° Asamblea General de la ONU.

Por todo lo anterior, se observa que es posible tomar experiencias no solo de procesos de

Paz en Centroamérica, también se puede encontrar una gran lección del reciente proceso de

paz en Irlanda, como referente y ejemplo.

83

CAPÍTULO 3. EL CONTEXTO DE LA JUSTICIA TRANSICIONA L Y LAS

POLÍTICAS PÚBLICAS EN COLOMBIA

En este capítulo se hace un análisis del contexto de la justicia transicional y de las políticas

públicas en Colombia a la luz del nuevo institucionalismo histórico (con énfasis en los

contextos y en los arreglos institucionales) sobre la iniciativa que desde el Estado se ha

promovido en búsqueda de la paz, teniendo como base la revisión de los antecedentes

históricos realizada en el primer capítulo sobre los diferentes intentos de paz y el capítulo

tres de los casos centroamericanos abordados y comparados.

Es indiscutible que, debido a lo complejo del caso colombiano y a la duración del conflicto

en el tiempo, la solución negociada plantea mayores posibilidades que una solución militar,

que si bien, tiene al Estado en una mejor posición para la negociación frente a la guerrilla

que en procesos anteriores, es pertinente una postura institucional unificada para la

consecución de la paz a través del dialogo. Pero: ¿cuál debe ser esa política para la paz? No

está claro que exista una única respuesta. Una agenda de paz contempla la participación de

diversos actores, la institucionalidad, la sociedad civil, las prioridades de la nación, las de

las víctimas, etc.

En este caso, la resolución del conflicto armado por medio de un proceso de paz, que tiene

como eje central la justicia transicional como política de paz y la cual sitúa en debate la

articulación entre Estado, instituciones y sociedad. Ante esta hipótesis: ¿Es posible

separarlas o cómo integrar la distinción y la independencia entre ellas?

Dentro del contexto de la guerra, un propósito central para la formulación de una agenda de

paz demanda impulsar políticas públicas que no solo favorezcan disminuir la agudización

del conflicto sino que tenga en cuenta a aquellos sectores que puedan incidir directa o

indirectamente en el mismo, como se apreció en agosto de 2013 con el paro agrario en

diferentes zonas del país y mediante un gran descontento social. Una política de paz, en

pleno proceso de negociaciones debe ir acompañada de programas y procesos de

consolidación socioeconómica como los que se discuten actualmente: políticas de tierras,

84

fortalecimiento del sector rural, reforma a la salud, etc., de tal manera que una política

pública para la paz, resulta un imperativo ético para un Estado, para una sociedad y para

que cada individuo encuentre orientaciones sobre el bienestar colectivo.

Retomando las apreciaciones del PNUD en el taller del milenio (2011) en cuanto a lo

señalado:

Aparte de que existen diversas problemáticas a las cuales se enfrenta la construcción, la

legitimación y la preeminencia de lo público en las sociedades contemporáneas

caracterizadas por su complejidad en términos de la diversidad de su composición social –

étnica, racial, religiosa- y del ámbito de sus asuntos de interés colectivo- genero, familia,

medio ambiente-, sobresalen algunos factores determinantes que obstaculizan la

democratización en países en desarrollo como Colombia. La exclusión social, la precariedad

del estado, la crisis política, la disfuncionalidad del patrón desarrollo y la fragmentación

social, territorial y económica, entre otros.

Sin embargo, no es el fin de este documento considerar sí las políticas del gobierno del

Presidente Santos, así como la respuesta generada por la comunidad nacional responden a

un modelo de reconciliación incluyente, sino observar el conjunto de acciones y decisiones

encaminadas al fin de la confrontación armada como resultado de un proceso de paz,

teniendo en cuenta que una de las mayores dificultades alrededor del proceso se encuentra

en la posibilidad de establecer la verdad, la justicia y la reparación, que es lo que se espera

del proceso, versus lo que los entendidos llaman lo “deseable y lo posible” que pone como

protagonista y centro del debate a la justicia transicional y su alcance.

Un escenario como el que se presenta implica una acción del Estado con el fin de congregar

a la Nación. Pero igualmente, al hablar de políticas públicas, si bien el principal actor de

estas acciones debe ser el Estado, esto no implica que no haya otros actores los cuales

puedan desempeñar también un papel importante y necesario en la agenda de formulación e

implementación de una política para la paz; toda vez que estos otros actores: las

organizaciones sociales, las iniciativas ciudadanas, la academia, la iglesia, y otras pueden

involucrarse como animadores, que no podrán suplantar las responsabilidades del Estado y

85

sus instituciones, y que como consecuencia directa debería fortalecer a la misma

institucionalidad.

Si bien, las políticas públicas son por excelencia una herramienta no está definido hasta qué

punto pueda ser el factor que genere las condiciones para el cese de la confrontación

armada y la reconciliación de la sociedad. Como se mencionó, una política pública de paz

implica construir una serie de políticas públicas las cuales son determinantes para llegar a

convertirse en una situación que influya sobre la formación o el surgimiento de otras

instituciones, o reformar y fortalecer las ya existentes a la par de los acontecimientos que,

de por sí, condicionan las políticas públicas.

Recurriendo nuevamente a Farfán (2007):

(…) se trata de fenómenos cruciales, como la situación de una gran prosperidad económica o,

por el contrario, de una crisis, una guerra, una revolución o un proceso importante de

reforma político-social. Cualquiera de estos fenómenos es determinante para el éxito de una

idea o de un proyecto que aspira a convertirse en política institucionalizada.

En el caso del proceso de paz colombiano, además se presentan otros elementos

adicionales, por ejemplo, un ambiente de incertidumbre política debido a la proximidad de

las elecciones presidenciales y la formulación de políticas públicas se constituye como un

elemento estratégico en el camino hacia la construcción de la paz, pues se trata de

intervenir en ambientes muy complejos a escala institucional en unos tiempos

determinados. De tal manera que una política pública para la paz, además de ser un

imperativo ético para el Estado, lo es igualmente para la sociedad y por ende para cada

individuo, independiente de sus orientaciones.

Así como el proceso de paz es un asunto político, se observa con (Farfán, 2007) que la

creación de políticas sociales es, ante todo un asunto del ejercicio de la política: “(…) una

responsabilidad de determinados tomadores de decisiones, que se ven inmersos en una

compleja relación entre acción social y estructuras, de la cual surgen las políticas sociales”.

86

De este modo la “construcción de la paz” es un procedimiento político que tiene como

objetivo crear un estado deseable de situaciones para lograrlo, y el resultado en nuestro

caso no puede ser otro que el del fin de las hostilidades para llegar a la convivencia por una

parte y afrontar las causas estructurales por el otro, lo que no quiere decir necesariamente

que estas serán resueltas, pero si puede quedar planteadas las posibilidades de acceder a

esos cambios en el tiempo como un acuerdo entre la Sociedad y el Estado. Así planteado, la

reconstrucción de una sociedad después de un acuerdo de paz implica la generación de

condiciones institucionales para que esta sea firme y duradera. Sin embargo, para hacerlo

práctico está ligado a la concepción de reconciliación, que implica que las partes

involucradas construyan un entendimiento sobre las diferencias y el reconocimiento mutuo,

lo que implica más que aspectos simbólicos acceder a unos acuerdos de justicia

transicional.

Como señala (Rodrigo Uprimny, 2007):

La relación existente entre derecho y política, y en particular entre los estándares jurídicos

que consagran los derechos de las víctimas, por un lado, y las dinámicas políticas que

subyacen y a la vez determinan los resultados de una transición –en especial de una transición

negociada–, por otro”.

Esta reflexión será aplicada al caso colombiano, pues la misma resulta muy útil para

comprenderlo adecuadamente. En particular, el rol que los mecanismos de justicia

transicional –y especialmente el reconocimiento de los derechos de las víctimas– juegan en

las actuales negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC. Desde ese

punto de partida, se intenta arribar a algunas conclusiones, que tal vez puedan ser

extendidas al análisis de otras situaciones.

Uno de los fines de una política de esta naturaleza, es precisamente el proceso y la

legitimidad que éste tenga para la obtención del resultado, por lo cual durante el proceso es

fundamental, centrarse en principios y procedimientos antes que en soluciones; procurar

nuevas formas de organización y gobernabilidad; poner en marcha actitudes facilitadoras

como la confianza, el respeto mutuo, la perseverancia. Lo anterior constituye la base de la

87

implementación y el éxito que pueda tener una política de construcción de paz y

reconciliación (Martínez Zamora, 2011)

Y por supuesto, como se señaló en el capítulo anterior, no es tan simple como limitarse a

una discusión de maximalismos, sino de encontrar espacios para la construcción de

estrategias, visiones compartidas y realizaciones colectivas, las cuales se puedan inspirar en

un marco ordenador de principios y criterios en favor de la paz y la reconciliación, las

cuales ya se vienen desarrollando y con un abierto debate sobre las posibilidades de la

justicia transicional así como una política pública para la construcción de la paz y la

reconciliación.

3.1 Modelos de Justicia Alternativa y Políticas Públicas

Durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe no solo se realizaron negociaciones para la

desmovilización sino además se firmó un proceso de paz con el grupo paramilitar AUC.

Este proceso, a la fecha, ha sido bastante cuestionado y durante su aprobación en el

Congreso de la República, también la denominada Ley de Justicia y Paz que le dio un

marco jurídico al proceso de paz. Las críticas han estado centradas, en primera instancia, en

los altos niveles de impunidad debido a los plazos y procedimientos con que se han llevado

a cabo en los procesos judiciales, y lo que propuso el tema de la alternatividad penal para el

castigo a los delitos de lesa humanidad cometidos por esta agrupación ilegal.

Sin embargo, hay un elemento que marca un importante avance en materia de procesos de

paz en Colombia y es la creación de una Comisión de Reparación y Reconciliación (CNRR).

La CNRR surge de la misma Ley y tiene una composición mixta con 5 integrantes de la

sociedad civil y 2 representantes de organizaciones de víctimas, además de delegados(as) de

otras instituciones como la defensoría del Pueblo y algunos ministerios públicos (Ruíz, 2010).

Este modelo de justicia restaurativa igualmente afrontaba el problema que se planteaba en

medio del conflicto y que no involucraba a los otros grupos armados. Nuevamente, y a

partir del proceso de paz iniciado por el Presidente Santos, en Colombia, la sociedad civil,

las organizaciones y las instituciones del Estado han apropiado el discurso de la justicia

88

transicional, entendiendo la como el conjunto de mecanismos que tiene nuestra sociedad

para hacer frente a las graves y masivas violaciones de derechos humanos. El país en este

sentido no solo tiene unos compromisos internos sino además con la comunidad

internacional de castigar los crímenes de lesa humanidad.

En este sentido, se pueden señalar los comentarios de Luis Moreno Ocampo, quien estuvo

al frente de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional:

Hay cosas que no podemos negociar, eso ni siquiera está en las manos de Colombia. Pero es

que en Colombia se han cometido miles de crímenes, entonces algunas personas deben

responder por esa realidad: las Farc tienen que entender eso. Advertir eso, como lo ha hecho

la Fiscalía de la Corte, no es un obstáculo sino una ayuda. Ahora, las modalidades de

cumplimiento de las condenas, cómo se organiza eso, pues hay muchas variables (El Tiempo,

2013).

A pesar de lo anterior, todavía permanece abierta la pregunta de si los estándares jurídicos

de la justicia transicional funcionan realmente como límites normativos efectivos a las

opciones políticas que están disponibles para llevar a cabo una transición. Esto es así

porque un discurso determinado –como el de la justicia transicional– no implica

necesariamente una transformación en la práctica; dicho uso puede consistir simplemente

en un giro retórico con efectos simbólicos o legitimadores. Por eso, es importante analizar

cuidadosamente si el lenguaje de la justicia transicional puede servir a intereses distintos, y

en particular, si puede ser utilizado no sólo para promover efectos transformadores, sino

también para perpetuar el statu quo.

El fin del conflicto que ha marcado nuestra historia hace más de cinco décadas tiene

esperanza en la justicia transicional como una respuesta para afrontar los crímenes de

guerra y lesa humanidad, una signo de luchar contra la impunidad y además para garantizar

los derechos que tienen las víctimas, entre ellos una compensación por los daños causados.

Para la aplicación de una política pública para la paz, enmarcada en una Justicia

transicional, es necesario comprender el contexto en que se desenvuelven las

89

conversaciones de paz, y entender, en contexto, la complejidad de su aplicación dirigida a

una política de paz con verdad, justicia y reparación, la cual es el motivo de los grandes

debates institucionales (manifiestos en las controversias públicas entre Fiscalía y

Procuraduría) y académicos, así como la polarización de la sociedad civil.

Transcurridos ocho años de poner a operar un intento de justicia transicional, se puede

indicar que fue un proceso que no tuvo el respaldo institucional para desarrollarse,

sobretodo en el sentido de la justicia, lo cual ha influido en que la sociedad en conjunto se

encuentre pesimista no solo en cuanto a la terminación del conflicto armado sino a la

verdad, a la justicia y a la verdadera reparación. Está demostrado, que no siempre la

aplicación de la ley tiene como resultado un hecho de justicia.

La profundización en este debate da lugar a lo que se denomina la Posición Relativista

(Kelsen, 1979) quien allana el camino con el argumento de que como el problema de lo justo

está en el antagonismo de valores, y los valores entran en el plano de lo ético y moral y por

ende no son objetivos sino que están guiados por aspectos de tipo subjetivo, lo que debe

buscar la justicia es un compromiso que concilie intereses (visión positivista) con los valores

(visión iusnaturalista). Y en términos prácticos, ha dado lugar a interesantes desarrollos en

materia de aplicación de justicia. En los últimos tiempos ha surgido lo que se denomina

“justicias alternativas” que rompiendo la férrea defensa de la doctrina jurídica que procura

mantener la aplicación de justicia en el campo del derecho positivo, ha dado lugar a nuevas

formas de justicia, que paradójicamente rescatan tradiciones pre modernas para la búsqueda

de lo justo (Ruíz, 2010)

De otro lado, unas de las dificultades adicionales que enfrenta la justicia transicional tienen

que ver con su definición y las formas de aplicación, direccionadas por cada definición. La

interpretación del concepto de justicia transicional apunta, en primer lugar, al discurso y

dicho discurso es usado, según los intereses a los que sirve, lo que implica que no hay un

acuerdo sino varias interpretaciones posibles, no solo del lenguaje sino de la aplicación de

sus mecanismos. En ese sentido, es posible enmarcar el sentido de la justicia transicional es

un campo muy impreciso, el cual puede ser aproximado e interpretado de muchas maneras.

90

Con respecto a estas diferenciaciones conceptuales y de aplicación práctica de justicia se

encuentran los siguientes modelos:

Tabla 10. Modelos para la aplicación de Justicia

Justicia Retributiva:

• Tiene como presupuesto fundamental el

castigo a la infracción de la ley, y supone

una sociedad de individuos regulada por

un contrato social.

• Se enfoca principalmente al tratamiento

que debe dar al ofensor y generalmente

deja de lado la víctima.

• Es un enfoque retroactivo puesto que los

procedimientos legales se inician una vez

se ha cometido la infracción y utiliza

mecanismos tales como las cortes, las

leyes criminales y los tribunales

internacionales, para combatir la

impunidad y disuadir futuras violaciones

de derechos.

• Posee un alto nivel de abstracción ya que

delito es concebido como una acción en

contra del Estado y se desliga de la

relación concreta entre personas y del

origen social del conflicto.

Justicia Restaurativa:

• Es un tipo de justicia centrada en la

dimensión social del delito.

• Busca restaurar el lazo social dañado por

la acción criminal en un proceso de

reparación y reconciliación entre la

víctima y el infractor, con la mediación de

la comunidad.

• Cuestiona la abstracción del modelo

jurídico y apela al conocimiento y

resolución de los conflictos entre sujetos

concretos de comunidades concretas.

• Da un papel fundamental a la víctima a

quien se repara el daño y responsabiliza al

ofensor, además de darle la oportunidad

de deshacer el daño y reconciliarse con la

sociedad.

Justicia Reparativa:

• También llamada justicia compensatoria.

La justicia reparativa se preocupa por

devolver a las víctimas lo que ellas han

perdido durante el curso del conflicto.

• Estas reparaciones pueden ser individuales

o colectivas y pueden ser económicas o

no.

Justicia Distributiva :

• Esta modalidad de justicia está centrada en

los aspectos económicos de las relaciones

sociales y se preocupa por dar a todos los

miembros de la sociedad, una “parte justa”

de los beneficios y recursos disponibles.

• Es la encargada de definir los criterios de

esta distribución y garantizar los procesos

91

• Uno de los aspectos más importantes de la

justicia reparativa es que lleva al ofensor

al reconocimiento de la responsabilidad

por el daño ocasionado a las víctimas y el

gesto de compensación puede ser

positivamente percibido por las víctimas

como una forma de arrepentimiento

genuino.

que dan cuenta de ello.

• Supone que es necesario reglamentar de

alguna manera la práctica económica, para

corregir la desigual proporción con que los

diferentes estamentos sociales se apropian

del producido social.

Fuente: (Ruíz, 2010).

Estas relatividades y dilemas de la justicia transicional llevan a enfrentar dos enfoques en la

aplicación de justicia el Modelo Retributivo y el Modelo Restaurativo:

Tabla 11. Modelo retributivo Vs Modelo restaurativo

MODELO RETRIBUTIVO MODELO RESTAURATIVO

El delito es la infracción a la norma penal del

Estado

El delito es la acción que causa daño a otra

persona.

Se centra en el reproche, la culpabilidad,

mirando al pasado, a lo que el delincuente

hizo.

Se centra en la solución del problema, en la

responsabilidad y obligaciones mirando al

futuro.

Se reconoce una relación de contrarios, de

adversarios, que vencen y someten al enemigo

en un proceso normativo legal.

Se establece un diálogo y una negociación

normativa que imponga al delincuente una

sanción restauradora.

El castigo es la consecuencia natural,

dolorosa, que también conlleva o pretende la

prevención general y especial.

La solución del conflicto está en la reparación

como un medio de restaurar ambas partes,

víctima y delincuente. Tiene como meta la

reconciliación.

El delito se percibe como un conflicto (ataque)

del individuo contra el Estado. Se

menosprecia su dimensión interpersonal y

conflictiva

El delito se reconoce como un conflicto

interpersonal. Se reconoce el valor del

conflicto.

El daño que padece el sujeto pasivo del delito Se pretende lograr la restauración del daño

92

se compensa con (reclama) otro daño al

delincuente.

social.

Se margina a la comunidad (y a las víctimas) y

se la ubica abstractamente en el Estado.

La comunidad como catalizador de un proceso

restaurativo versus el pasado.

Se promueve y se fomenta, el talante

competitivo, los valores individuales.

Se incentiva la reciprocidad.

La sanción es la reacción del Estado contra el

delincuente. Se ignora a la víctima y el

delincuente permanece pasivo.

Se reconoce el papel de la víctima y el papel

del delincuente, tanto en el problema (delito)

como en su solución. Se reconocen las

necesidades y los derechos de la víctima. Se

anima al delincuente a responsabilizarse.

El deber del delincuente es cumplir (sufrir) la

pena.

Se define la responsabilidad del delincuente

como la comprensión del impacto de su acción

y el compromiso de reparar el daño.

El delincuente no tiene responsabilidad en la

solución del problema.

El delincuente tiene responsabilidad en la

solución del conflicto.

El delito se define a tenor de la formulación

legal, sin tomar en consideración las

dimensiones morales, sociales, económicas y

políticas.

El delito se entiende en todo su contexto

moral, social, económico y político.

El delincuente tiene una deuda con el Estado y

la sociedad en abstracto.

Se reconoce a la víctima la

deuda/responsabilidad.

El estigma del delito es imborrable. El estigma del delito puede borrarse por la

acción reparadora/restauradora

No se fomenta el arrepentimiento, el perdón. Se procura el arrepentimiento y el perdón.

La justicia está exclusivamente en manos de

profesionales gubernamentales.

La respuesta al delito se crea desde los propios

protagonistas.

Fuente: (Ruíz, 2010)

Al observar esta tabla comparativa, se puede deducir que cada modelo tiene su propia

lógica evidente y, por extensión, un impacto diferente en la sociedad.

93

La justicia restaurativa, la cual alude el señor Fiscal de la Nación, en contravía de la

posición del señor Procurador de la Nación expresa la polarización de los diferentes

sectores de la sociedad colombiana. El Procurador señala que es necesario lograr un

equilibrio entre la justicia retributiva y la restaurativa, y que esta deriva en la justicia

transicional. El Fiscal General reconoce que existe un marco normativo formulado en el

marco para la Paz y aboga por la participación de diferentes personas en el manejo de los

delitos, no necesariamente juristas. En ese sentido busca lo justo en el ámbito en cada caso,

apartándose de unas reglas estándares para todos los casos.

De acuerdo con lo planteado hasta aquí, es posible concluir que existen dos visiones de la

forma como se puede lograr e implementar la justicia restaurativa:

La primera, ligada completamente al sistema jurídico, busca su aplicación en marcos

jurídicos estrechos que la vuelven operativa a través de mecanismos. Y la segunda, se mueve

en un contexto interdisciplinar, en la que se busca el desarrollo de una filosofía y una nueva

forma de comprender el delito que propende por transformar las bases de la injusticia y

construir paz, y por ello su espacio de aplicación no se limita al ámbito jurídico” (Ruíz, 2010)

En este mismo sentido, y siguiendo a (Ruíz, 2010) la justicia restaurativa tiene diferentes

enfoques, lo cual permite hablar también de diversos tipos de verdades:

� Verdad judicial , es aquella que puede ser probada y por ello siempre será limitada

y tiene sobre todo un propósito castigador que conduce a una dinámica de mínimos,

pues entre menos se diga y conozca menor será el castigo.

� Verdad personal, es una verdad relativa y subjetiva, pues se refiere a las

experiencias, emociones y recuerdos que cada quien tiene en relación con un hecho

particular. Es posible que dos personas en el mismo lugar y a la misma hora tengan

dos versiones diferentes de un hecho y ello está influenciado por la manera como el

hecho le impacta, por cuestiones ideológicas y hasta por su propia historia.

94

� Verdad social, es una verdad que se construye a partir de muchas verdades y

experiencias individuales en un contexto determinado. Es lo que queda en la

memoria de la sociedad como historia y reflexión ética.

� Verdad restaurativa, es la que permite trascender la violencia, aprender de ella,

empoderar a las víctimas y crear condiciones para la superación del estigma de los

victimarios.

3.2 Mecanismos de la Justicia Restaurativa

En su propuesta conceptual, la justicia restaurativa define una serie de principios

relacionados con las víctimas, los victimarios y el papel activo de la sociedad para

potencializar el papel transformador de esta forma de justicia. La definición planteada en el

Código de Procedimiento Penal al respecto de la Justicia Restaurativa es:

Se entenderá por programa de justicia restaurativa todo proceso en el que la víctima y el

imputado, acusado o sentenciado participan conjuntamente de forma activa en la resolución

de cuestiones derivadas del delito en busca de un resultado restaurativo, con o sin la

participación de un facilitador. Se entiende por resultado restaurativo, el acuerdo encaminado

a entender las necesidades y responsabilidades individuales y colectivas de las partes y a

lograr la reintegración de la víctima y del infractor en la comunidad en busca de la

reparación, la restitución y el servicio a la comunidad (Código de procedimiento penal, ley

906 de 31 de Agosto de 2004).

Entre los mecanismos con los que cuenta la justicia restaurativa se contemplan:

95

Tabla 12. Mecanismos de justicia restaurativa

Conciliación Pre procesal: La conciliación es un mecanismo que se adoptó en todas las

áreas del derecho como una forma de descongestionar los

despachos judiciales y una manera de apresurar la solución

de las controversias entre los interesados, para evitar que los

conflictos tuvieran que surtir las instancias judiciales en

busca de una solución. Mediante la conciliación, la víctima

y el victimario acuerdan sus voluntades para que de una

manera consensuada den solución a la controversia

originada con el delito. La conciliación se ceñirá, en lo

pertinente, a lo establecido en la ley 640 de 2001 Según el

código la conciliación es obligatoria en los delitos

querellables y podrá hacerse ante el fiscal, en un centro de

conciliación o ante un conciliador o conciliadora reconocido.

Si no hay acuerdo, se puede ejercer la acción penal.

La Mediación La mediación es un mecanismo por medio del cual un

tercero neutral, particular o servidor público designado por

el Fiscal General de la Nación o su delegado, trata de

permitir el intercambio de opiniones entre la víctima y el

ofensor para que confronten sus puntos de vista y, con su

ayuda, logren solucionar el conflicto que les enfrenta. La

persona que hace las veces de mediador o mediadora no

administra justicia, es un facilitador o facilitadora neutral

para la comunicación entre la víctima y el victimario. El

mediador o mediadora debe acercarse a la víctima y al

ofensor/a fin de asegurarse de que la mediación sea

apropiada para ambos.

Conciliación en el

Incidente de Reparación

Integral

La reparación en el Código no se refiere sólo al pago de los

perjuicios causados, comprende también el compromiso de

la restitución, devolución o reemplazo de objetos materiales

si ello estuviese involucrado en el delito, o a brindar

servicios directos a la víctima o a la comunidad. Es así

como el Incidente de Reparación Integral puede iniciarse

96

cuando el ofensor ha sido declarado o declarada culpable y

puede ser solicitado por la víctima, el fiscal o el Ministerio

Público.

Principio de Oportunidad En el caso de la justicia restaurativa el principio de

oportunidad se activa cuando se acepta la conciliación en el

incidente reparación y por ende el caso pasa a lo que se

denomina suspensión del procedimiento a prueba, es decir

se suspende la acción legal para dar paso al cumplimiento de

las condiciones de reparación pactadas.

Suspensión del

Procedimiento a Prueba

La Suspensión del Procedimiento a Prueba será solicitada

por el imputado al fiscal mediante solicitud oral en la que

presenta un plan de reparación del daño y las condiciones

que estaría dispuesto a cumplir. El plan podrá consistir en la

reparación integral de los daños causados a las víctimas o la

reparación simbólica, y en los plazos para su cumplimiento.

El fiscal consultará a la víctima y resolverá de inmediato y

fijará las condiciones bajo las cuales se suspende el

procedimiento, y aprobará o modificará el plan de

reparación propuesto por el imputado, ojala con el

beneplácito de la víctima, aunque esta no es una condición.

Fuente: Adaptado de (Ruíz, 2010)

Como lo señala Uprimny, el medio a través de la cual puede analizarse el rol de la justicia

transicional en las negociaciones de paz se enfoca en la relación entre paz y justicia, que

está en la base de cualquier concepción de justicia transicional. La aplicación de una

justicia transicional está señalada por el acuerdo político.

Tal como se ha analizado, la justicia restaurativa puede tener implicaciones positivas, y

constituirse en una importante opción para la construcción de equidad y transformar la

injusticia desde sus bases, como es el caso de la justicia restaurativa, vista como un proceso

y no como un mecanismo. Pero tiene también implicaciones negativas, como la violación

de derechos humanos y la impunidad en muchos casos.

97

Para finalizar, hay que indicar que la controversia que la sociedad manifiesta ante la

finalización efectiva de un tratado de paz esta signada a la manera como se debe abordar el

tema de verdad, justicia y reparación. Lo que está claro, es que todos no van a quedar

reparados y en el caso de la justicia restaurativa, los promotores y defensores de este

modelo tampoco en la práctica podrían quedar muy satisfechos ya que el modelo mismo no

alcanza para satisfacer a todos, habrá muchos casos de impunidad que ni siquiera podrán

quedar documentados, de igual manera, quienes están de acuerdo en una justicia reparativa,

de ninguna manera quedaran tranquilos pues no hay un sistema judicial para adelantar las

investigaciones a cada uno de los miembros de los grupos alzados en armas y comprobar su

participación en hechos delictivos y peor aún de lesa humanidad. Al final, la única opción

será la de una sociedad en paz que empieza a reconstruirse.

El largo e interminable conflicto interno colombiano, ha obligado a los diferentes sectores

de la sociedad, encabezados por el Estado a buscar y dotar al país en distintos momentos,

de procesos de paz que permitan a la nación superar el conflicto interno. Sin embargo, es

importante anotar, que las experiencias del pasado y los distintos procesos de pacificación

de conflicto en América, en los que Colombia ha participado como garante o amigo, han

dotado al estamento administrativo de una serie de procedimientos encaminados a lograr de

una vez por todas, la tan anhelada paz. La última experiencia de Colombia en solución de

conflictos internos y procesos de paz, se dio durante la anterior administración, en la cual se

reintegraron a la sociedad cientos de militantes de las Autodefensas Unidas de Colombia

(AUC). Este proceso se enmarcó dentro de la firma de acuerdos y la inclusión de los

reinsertados a la Ley de Justicia y Paz, donde se circunscribe la justicia transicional, que

permita obtener la verdad de lo sucedido, determinar la responsabilidad de los actores

causantes de las acciones delictivas, alcanzar la justicia que exigen el Estado, la sociedad

civil y las víctimas, Otro aspecto que persigue la transición, es la reparación a las víctimas

del conflicto y la inclusión de estos a la vida en comunidad.

Las divergencias en materia de justicia transicional entre los estamentos de control

colombianos, son evidentes. Estas buscan argumentar la inclusión y funcionalidad de los

diferentes tipos de justicia, la retributiva por ejemplo, en donde debe el victimario producir

98

efectos de resarcimiento a las víctimas y a la sociedad, por medio del cumplimiento de

sanciones y condenas por las acciones criminales realizadas. La justicia reparativa por su

parte, busca brindar a la víctima y a la sociedad de indemnizaciones y declaración de

derechos a su favor que le proporcionen una estabilidad económica y digna dentro de la

sociedad. Por su parte la justicia distributiva, propende dar a cada cual lo que le

corresponde, tanto a la víctima, como a su victimario. Y por último y quizá, la que más

ampolla ha provocado entre el Fiscal General de la Nación y el Procurador General de la

Nación, es la justicia restaurativa, en la cual la victima debe ser resarcida, sus derechos

deben de ser proclamados y debe alcanzarse el objeto de incorporarlo a la vida social a

través de la superación de los traumas psicológicos y pérdidas que le generó la guerra en la

cual se vio involucrado.

Es posible que los acuerdos en la Habana se vean en un corto tiempo, no obstante, es

primordial la inclusión en la mesa de negociaciones de representantes de la sociedad civil,

que aporten y exijan la inclusión de todos los sectores de la sociedad en la solución y

finalización del conflicto interno. De esta forma se puede esperar que al momento de firmar

el acuerdo que selle la paz, se pueda dar un giro definitivo al país y se pueda planificar

responsablemente el desarrollo de la nación a fin de que todos los ciudadanos, los

involucrados y los que no lo han estado en el conflicto, tengan posibilidades de salir

adelante, aporten a la evolución del Estado y no permitan que esta guerra sangrienta y sus

efectos vuelvan a repetirse y tengan impacto en la nuevas generaciones.

Cabe recordar, que lo que se está jugando en la mesa de Diálogos de La Habana es ni más

ni menos que el poner fin a más de sesenta años de conflicto armado entre las guerrillas de

este país (inicialmente Grupo Guerrillero de las FARC), lo cual implica una preparación

para el llamado “Post-Conflicto”, situación que debe ser reglamentada por medio del

mismo acuerdo de Paz que se pretende firmar, la cual debe hacer la inclusión de todos y

cada uno de los sectores de la sociedad Colombiana y teniendo en cuenta los dos pilares

objeto de esta Monografía (los contextos y los arreglos Institucionales). Por lo tanto las

reflexiones alrededor deben ser planteadas de la siguiente manera:

99

� En cuanto a los Arreglos Institucionales: este tema es de vital importancia e implica

en su mayoría al Gobierno nacional, ya que lo que se busca es crear un mayor

equilibrio y al mismo tiempo generar un intercambio político y económico entre los

llamados Actores del conflicto; para ser un poco más específico se ha de preparar a

todos los sectores para la inclusión a la vida civil de los generadores del conflicto

armado.

Es de recalcar que, cuando el gobierno Colombiano, a la cabeza del Presidente Santos,

decidió sentarse a dialogar con la Guerrilla de las FARC, estaba muy claro que en cualquier

proceso de paz deben imperar unos principios rectores, entre los que se resaltan: el

equilibrio, la igualdad, la proporción y la equidad, entendiendo en este caso, que ninguna de

las partes del acuerdo debe estar en ventaja con la otra, sino se cumple esta regla, de otro

modo, cualquier Proceso de Paz que se pretenda efectuar, será un verdadero fracaso. Se

debe reconocer que es muy duro para muchos aceptarlo, y tal vez incluya al autor d este

escrito, por la calidad de Militar que ostento, pero si realmente se desea la tan mentada

“Paz”, se deben aceptar muchas situaciones con las que tal vez no estemos de acuerdo, por

ejemplo, la inclusión de desmovilizados en un status político, económico y social.

De lo anteriormente descrito es de recalcar que esta salida negociada al conflicto no debe

permitir se mezcle con la impunidad, pues lo que si es cierto es que debe primar la verdad,

la justicia y la reparación, de esta manera y cumplidos estos tres pilares, se palparán los

resultados del Acuerdo de Paz, teniendo en cuenta que el ser humano, cuando ha visto

vulnerados sus derechos fundamentales a la vida, dignidad, libertad, propiedad privada y

otros derechos conexos, debe ser reparado, hacerse justicia y decirse la verdad para que

quede tranquilo y satisfecho, por lo menos en una mínima parte, de lo contrario, si no se

hacen cumplir estos preceptos, siempre habrá caldo de cultivo para el rencor y odio hacia

quien vulnera los derechos y también a quien no los protege.

� El segundo gran Pilar, son los Contextos. Sobre este tema se deben analizar muchos

aspectos, teniendo en cuenta que, por ejemplo el contexto económico tiene relación

con el dinero, la revaluación, la devaluación, la pérdida de valor adquisitivo, los

100

sectores de economía y que viene al caso del Proceso de Paz que está negociando.

La Economía de Colombia y sus sectores desempeñan un papel bastante importante,

básicamente es como comparar el querer adquirir un bien mueble e inmueble sin

tener el dinero, pues en este caso si no hay un presupuesto previamente acordado

antes de la firma del Acuerdo de Paz también, también se allanará un fracaso. Pero,

¿Por qué un fracaso? La respuesta sería: Todo acuerdo de Paz requiere una

inversión para que se configuren aspectos como la Reparación de Victimas, la

Restitución de Tierras, el tema agrario, la dejación de armas, la desmovilización, y,

en nuestro caso, la misma creación de un Ministerio que se encargara del post

conflicto. De otra parte se encuentran los grupos económicos de orden privado, con

los que también el Gobierno deberá dialogar para el tema de inclusión de

desmovilizados en la vida laboral a cambio de incentivos tributarios.

Por lo anterior, abordar este tema de contextos es un poco complejo, sobre todo en un País

donde siempre ha existido la desigualdad social, política y económica por muchas causas,

entre ellas la falta de oportunidades en educación y el desempleo.

Un País como Colombia, es un ejemplo de gente pujante y que lucha día a día por

sobrevivir y sacar sus familias adelante, pero ocurre lo siguiente: que el ingreso a la

educación, o es muy difícil en términos académicos o es muy costoso en términos

económicos, los índices en temas de ingreso a la educación superior en Colombia muestran

tendencias muy pobres y demasiada deserción, aunado a que muchos que hacen el esfuerzo

económico por culminar una carrera universitaria se ven envueltos en una grave situación al

salir de las aulas, por la falta de “Experiencia”, este tema se contradice y no es claro, que un

profesional recién egresado sale en búsqueda del mercado laboral y por el hecho de no

tener experiencia es rechazado, entonces: ¿qué pasa?, ¿cómo va a adquirir experiencia un

profesional o técnico sino hay las oportunidades?. Se ha visto que, por ejemplo, la ley de

primer empleo quedó en el papel, no se está aplicando como debería ser, y el país sigue con

el mismo problema mientras no se regule y se apliquen en la realidad estas normas.

101

Lo anterior, visto en el eventual Proceso de Paz, lleva a concluir que, si en el momento no

existe un presupuesto del Estado para dar las mismas oportunidades Educativas y laborales

para población que no hace parte del conflicto armado, ¿cómo se va a lograr el equilibrio en

el momento que cada uno de los desmovilizados pretendan iniciar una vida civil

formándose académicamente y posteriormente laboralmente?, ¿será posible y habrá el

presupuesto disponible para abrir cierta cantidad de cupos educativos y de puestos de

trabajo?

Una nación como Colombia cuenta con el presupuesto para el Post-conflicto, lo que ocurre

es que ha estado y está mal distribuido y es por culpa de la burocracia y la corrupción,

problemas culturales y estructurales que deben ser erradicados para llegar a la verdadera

paz en este país.

La construcción de Paz no es tan compleja, simplemente requiere voluntad, buena fe,

equidad, igualdad, transparencia, etc., de parte de los actores del Conflicto y del Gobierno

Nacional. Si se va a llegar a un acuerdo de Paz, que sea un marco jurídico “no viciado y sin

vacíos”, exige que se convierta tal vez en parte integrante de la Pirámide de Kelsen por

debajo de la Constitución Política. Ya se está a dos años del inicio de la mesa de diálogos

y se está arribando al punto de la dejación de armas, quedando prácticamente solo un punto

por definir, sin embargo, es preferible que se debata sobre lo que resta, seis meses o hasta

un poco más, pero que se haga algo bien hecho, bajo unos buenos y completos “Arreglos

Institucionales” y mejores Contextos.

Por último, y para cerrar este análisis se debe poner en conocimiento un artículo muy

importante dentro del tema de los Contextos, publicado en la página de Últimas Noticias,

(19 de Septiembre 2014), dicho artículo dice lo siguiente:

EFE | ÚN.- El Producto Interno Bruto (PIB) de los departamentos de Colombia

tarda en duplicarse aproximadamente 18,5 años, un período que sin un conflicto

armado sería de solo 8,5 años, por lo que si fructifican las negociaciones de paz entre

el Gobierno y las Farc en La Habana, el país puede ganar una década de crecimiento

102

económico.

Así se desprende del libro Costos económicos y sociales del conflicto en Colombia:

¿cómo construir un posconflicto sostenible?, elaborado por varios economistas

colombianos y que fue presentado por una de sus coordinadoras, Ana María Ibáñez,

decana de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes.

Durante el acto de lanzamiento, Ibáñez explicó que si los diferentes grupos armados

que actúan en Colombia alcanzaran un acuerdo de paz definitivo y cesara el conflicto

armado que se prolonga desde hace más de 50 años, se produciría una expansión de

la economía de los 32 departamentos que componen el país de 4,4%.

Este cálculo considera incluso la posibilidad de que se mantenga “la violencia

criminal” y por tanto permanezcan reductos donde el desarrollo económico sea más

complicado.

La estimación elaborada por los economistas recoge que, cuando se produce un

incremento de 1% de los ataques y secuestros, hay una caída del PIB de los

departamentos de 0,04% y de 0,36%, respectivamente.

Asimismo, Ibáñez explicó que, según los datos recabados en el estudio, un incremento

de los ataques de 10% aumenta en 10,3% la posibilidad de que una firma

manufacturera abandone esa región.

En este sentido, destacó que los ataques que tienen un mayor efecto sobre las

empresas son aquellos cuyo autor es desconocido porque generan una mayor

incertidumbre.

Además, señaló que aquellas regiones en las que existe un conflicto por el control del

territorio entre los diferentes grupos armados se ven más afectadas por el abandono

de las firmas.

103

El estudio también analizó el impacto que tienen sobre el riesgo país los diferentes

hitos del conflicto armado colombiano, como el asesinato de los políticos Guillermo

Gaviria y Gilberto Echeverri a manos de las Farc o la captura del guerrillero de este

grupo “Simón Trinidad”, alias de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera.

En el primero de los casos se produjo un notable aumento del riesgo país, mientras

que en el segundo un gran descenso, lo que tiene efecto directo sobre la deuda externa

colombiana.

Sin embargo, Ibáñez destacó que los mercados también se acostumbran a estos

eventos, por lo que las reacciones ahora son menores.

En referencia a la producción agrícola, el informe devela que aquellos hogares

enclavados en regiones con cuatro años de presencia de grupos armados tienen, en

promedio, 7,4 puntos porcentuales de tierra sin usar y 7,7 puntos más de pastos

subutilizados.

Esto genera una reducción de la productividad agrícola que está también determinada

por la incertidumbre generada por la acción de los grupos armados, lo que tiene una

incidencia directa en el comportamiento de los campesinos.

Ibáñez también resaltó que la acción de estos grupos tiene un efecto directo sobre la

producción agrícola debido a la destrucción de infraestructuras, la muerte de

campesinos y el deterioro del capital humano.

El libro concluye con una encuesta realizada por los investigadores sobre las

perspectivas de reconciliación que alberga la sociedad colombiana, de la que se

desprende que 70% de las víctimas estarían dispuestas a que los actores armados

participen de la vida pública.

104

En este sentido, recomiendan que, en caso de que se llegue a un acuerdo de paz,

Colombia emprenda políticas públicas que reactiven la producción económica y

mitiguen los impactos negativos del conflicto.

3.3 Lecciones para aprender en el proceso de paz colombiano de los tres casos

centroamericanos

El conflicto en Colombia, comenzó en una época mucho anterior a la lucha capitalismo-

comunismo; las guerrillas realmente solo tomaron el componente ideológico de esa época

para seguir con una lucha que llevaba ya varias décadas en contra del Estado, que de varias

maneras fomentaba la violencia; también hay que tener en cuenta que el componente

paramilitar, en el caso colombiano, no fue fomentado por Estados Unidos sino que tiene su

origen e historial propio.

Así mismo, el conflicto colombiano no se pudo desmontar y desarmar en el tiempo en que

lo hicieron los tres casos centroamericanos estudiados, y de hecho, al permitir que las partes

combatientes se comenzaran a lucrar del negocio del narcotráfico, en las décadas de 1980 y

1990, hizo que se recrudeciera la violencia en nuestro país. También, otra variable que ha

impedido que las partes del conflicto negocien una paz duradera es el incumplimiento de

los acuerdos, indultos y amnistías de todas las partes del conflicto, sobre todo en las

décadas ya mencionadas; merece mención especial lo sucedido con el partido político

conocido como Unión Patriótica, originado en el proceso de paz en la Presidencia de

Belisario Betancourt, y como iniciativa de las FARC y el ELN, vio como sus principales

dirigentes fueron exterminados, con el concurso de Miembros de las fuerzas militares,

paramilitares y narcotraficantes y en hechos que todavía hoy no se han aclarado. De similar

forma, el grupo guerrillero M-19, al negociar, desmovilizarse, recibir amnistía y convertirse

en movimiento político, vio la persecución y muerte de algunos de sus líderes, como Carlos

Pizarro León Gómez.

105

A diferencia de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, en Colombia los organismos

internacionales no han tenido la participación que pudieron tener en estos procesos de Paz

, en las diferentes etapas de potenciales procesos de paz colombianos, tal vez por haber

proyectado una imagen de estabilidad muy contraria a la de los países centroamericanos,

por lo cual todos los aspectos jurídicos e institucionales se basaron en la normatividad

nacional, lo que no fue un soporte de Arreglos Institucionales necesarios para afrontar

estos retos que quedaron inconclusos.

El proceso de desmovilización de muchos grupos de autodefensas durante el primer

mandato de Álvaro Uribe Vélez fue, en teoría, la experiencia más completa de proceso de

paz que se ha tenido en Colombia; aunque se escucharon las sugerencias de organizamos y

organizaciones internacionales, todo el discurso institucional se hizo con base en el marco

legal nacional, lo cual impidió transformaciones y arreglos institucionales, e incluso dio al

traste en la creación de nuevas instituciones diseñadas para el reto, por ejemplo, la

Fiscalía General de La Nación fue la encargada de ejercer el marco de Justicia

Transicional acordado con los paramilitares, mejor conocida como ley de justicia y paz,

además de sus funciones regulares, lo cual generó congestiones en ambos aspectos.

Esto puede representar una señal importante frente al procesos de paz con las FARC o con

cualquiera que se pueda ejecutar y culminar en un futuro, ya que nuestras instituciones no

se adaptan a los cambios, muy por el contrario se mantienen más rígidas, lo cual ha llevado

a casos en que la impunidad es total, o por el contrario, las exigencias en las negociaciones

en los apartes de justicia y reparación se hacen inaceptables en particular para las partes no

estatales.

Los aspectos históricos, nacimiento, desarrollo y conclusión, de los conflictos

centroamericanos y el conflicto colombiano son completamente diferentes, pero las

instituciones colombianas pueden aprender de las experiencias de resolución de esos

conflictos para la resolución de los propios, sobre todo en lo concerniente a la Justicia

Transicional y a las instituciones que la van a impartir; un aporte inicial podría ser la

106

creación de un ente encargado de las comisiones de la verdad y de impartir la justicia

transicional diferente al tradicional, como se hizo en El Salvador y Guatemala.

En cuanto al orden de los acontecimientos o contextos socio-económico y político, sí

existen similitudes, por cuanto las raíces históricas de los conflictos, tanto en

Centroamérica como en Colombia tienen que ver directamente con la concentración del

poder y de la tierra de las élites, la desigual redistribución de los beneficios del desarrollo

económico, la corrupción, el desempleo, la pobreza y exclusión social y la poca o nula

participación política. No obstante, se ha hecho evidente que, en los casos

centroamericanos, y puede ser el caso de Colombia, que en el evento del fin del conflicto

interno, el éxito de un proceso de paz no esté dado per se sino precisamente por una agenda

estatal de cambios y Arreglos Institucionales que modifiquen todo el statu quo imperante y

que desemboque en un Orden económico, social y político des-estructurante de las raíces

del conflicto. Los contextos actuales, tanto en los países centroamericanos, como en

Colombia, no son esencialmente distintos de los pasados, gracias a un paradigma neoliberal

socio-económico impuesto e injusto, que, en potencia, es caldo de cultivo para todo tipo de

conflictos: sociales, económicos, políticos, culturales, étnicos, ambientales…

Muy bien apunta Medrano (Mayo de 2009) en el siguiente párrafo:

En este contexto, un elemento siempre susceptible de generar tensiones es el inadecuado

manejo del descontento y de la protesta social que surgen de las situaciones mencionadas. En

este sentido, se ha observado una tendencia recurrente de los Estados de la región a

concentrar sus esfuerzos en el uso de sus atribuciones coactivas y represivas, bajo la

justificación del combate a la delincuencia, tanto en la referida a la actual proliferación de los

grupos conocidos como “maras”, como de otros tipos de delincuencia organizada e incluso

del terrorismo internacional (p. 11).

La respuesta se debe analizar teniendo en cuenta la amplia gama de diferencias que existen

entre las tres. Haciendo un análisis equitativo, cada una de las justicias (justicia Retributiva,

Restaurativa o Distributiva) tiene lo que a la otra le hace falta, quiere decir esto que se

deben aplicar las tres, con lo que no generaría ningún tipo de inhabilidad o conflicto,

107

simplemente se aplicarían las tres justicias al proceso de paz, teniendo en cuenta los

Contextos y los Arreglos Institucionales, pues no se debe olvidar que es el centro de

análisis de este proyecto de grado. En definitiva, Las tres abordan temas de justicia tanto

para las víctimas como para el victimario, Reparación para la parte vulnerada y el

conocimiento y re-conocimiento de la verdad; temas indispensables para cualquier proceso

de Paz.

108

CONCLUSIONES FINALES

En Colombia se han realizado diferentes intentos de paz por distintos gobiernos, los cuales,

a pesar de no haber fructificado, han venido fortaleciendo las bases para la aplicación de

una justicia transicional una vez finalice el conflicto. La Ley de justicia y paz ha dado el

ejemplo de todo lo que no se debe hacer y lo que se puede hacer.

La Justicia Transicional se refiere a los mecanismos que un Estado debe formalizar cuando

se acabe el conflicto. Sin embargo, en Colombia el proceso se está dando sin que acabe el

conflicto, y se han generado diversas posiciones académicas, institucionales y en la

sociedad civil sobre la clase de justicia transicional que se debe aplicar: una justicia

restaurativa, o una justicia reparativa.

Desde la óptica de la justicia esta se encuentra entre los pedidos de satisfacer a las víctimas

y la concreción de un acuerdo que a su vez permite la licencia de amplios beneficios en aras

de lograr la paz. Los postulados de verdad, justicia y reparación que defiende la justicia

transicional, están sujetos a los acuerdos políticos sobre el marco legal el cual terminará

indefectiblemente cediendo a las presiones políticas de los sectores involucrados.

El Debate Institucional que se ha presentado entre Fiscalía y la Procuraduría pone de

manifiesto la polarización alrededor de la salida jurídica ante una posible desmovilización

de la guerrilla de las FARC. La pregunta es: ¿hasta dónde podrá llegar el Estado en su

misión y responsabilidad de investigar, juzgar y sancionar los delitos de lesa humanidad

cometidos durante el conflicto armado, y cuál será el modelo de justicia transicional

necesario para pasar de la guerra a la paz, proporcionar un mínimo de justicia y considerar

los derechos de las víctimas?

Por su parte, el debate que la sociedad manifiesta ante un posible acuerdo de paz está ligado

a la manera como se aborde el tema ya que es difícil que haya una total verdad, justicia y

reparación. Habrá muchos casos de impunidad que ni siquiera podrán quedar

documentados, pues no hay un sistema judicial para adelantar las investigaciones a cada

109

uno de los miembros de los grupos alzados en armas y comprobar su participación en

hechos delictivos y peor aún de lesa humanidad. Al final, la única opción será la de una

sociedad en paz que empieza a reconstruirse con las herramientas que el Estado, las

instituciones, la justicia y la sociedad vayan encontrando.

En este orden de ideas, para la aplicación de una política pública para la paz enmarcada en

una Justicia Transicional, es necesario comprender el contexto político en el que se

desenvuelven las conversaciones de paz, y entender la complejidad de su aplicación. La

interpretación del concepto de justicia transicional apunta en primera instancia al discurso y

cómo dicho discurso es usado. En ese sentido, es posible enmarcar el sentido de la justicia

transicional es un campo muy impreciso.

La necesidad de una política pública para la paz tiene como fundamento fortalecer

cualquier acuerdo de paz desde dos perspectivas: Primera, la que exige la sociedad en

cuanto a verdad, reparación y justicia, y la Segunda, una sociedad fortalecida en su

conjunto para tratar de remediar las situaciones políticas, sociales y económcias que dieron

origen al conflicto.

El éxito de la transición una vez finalizado el conflicto armado y una paz sostenible se

determinará, independiente de los acuerdos, por la capacidad del Estado (Arreglos

Institucionales) de resolver los problemas estructurales (Contextos) que originaron el

conflicto.

Además de la situación vulnerable de independencia del sector de la justicia, ante la presión

institucional, ella se encuentra ante la incapacidad de llevar a cabo la titánica labor de

investigar, juzgar y castigar las innumerables violaciones a los derechos humanos una vez

finalizado el conflicto. La sociedad colombiana esa ante un pacto deseable versus lo que es

posible en términos de ese pacto.

Después de varios años de un intento de justicia transicional, se puede indicar que ha sido

un proceso sin el respaldo institucional para desarrollarse, sobretodo en el sentido de la

110

justicia lo cual ha influido en que la sociedad en conjunto se encuentre pesimista no solo en

cuanto a la terminación del conflicto armado sino a la verdad, justicia y reparación. Está

demostrado, que no siempre la aplicación de la ley tiene como resultado un hecho de

justicia.

Para finalizar, nuestro proceso de paz, como lo han sido varios, es un problema de orden

institucional y hablar de una solución al conflicto no solo remite a una solución política

para el fin del mismo, siempre estará presente la solución de los problemas

socioeconómicos, por esto, tampoco es posible referirse a una política pública en la

construcción de la paz, sino de una agenda de políticas públicas.

Importante concluir que se está ad portas de un proceso de firma de la Paz, como versión

mejorada y tras años de intentos fallidos y con falencias, lo que se espera de esto es poder

cumplir con la Verdad, la Justicia y la Reparación en lo que más se pueda y no dejar a una

parte del acuerdo de Paz descontenta.

Por el lado de los arreglos institucionales, como ya se analizó en su momento, se espera que

haya inclusión política y económica de los distintos estamentos, para la inclusión a la vida

civil. En cuanto al contexto económico, simplemente hay que decir que se debe hacer una

mejor distribución del gasto público. El dinero esta, pero debe haber partidas bien

distribuidas para el post conflicto, dichas partidas deben incluir educación, creación de

puestos de trabajo, apoyo al agro, mejorar el sistema de salud, el tema de vivienda, todo

bajo los principios de Transparencia, equidad, equilibrio, buena fe, entre otros.

En cuanto al modelo planteado en el presente trabajo de grado, debe afirmarse que sí es

viable para el caso Colombiano por dos factores que son: la voluntad del gobierno, del

grupo armado FARC y del pueblo colombiano, y la existencia de recursos económicos e

institucionales para llegar a un acuerdo de Paz.

También es importante recalcar que se debe ver el eventual proceso de Paz como una

realidad, desde cada uno de nuestros hogares y debe invitar a cada uno a cambiar nuestra

111

mentalidad, un poco negativa hacia este tema; es cierto que se ha fracasado en ocasiones

anteriores pero ha llegado la hora de hacer el sueño de los Colombiano realidad.

Para que exista un proceso de Paz exitoso, es importante darle un lugar indicado en la

sociedad a cada uno de los desmovilizados, la idea es no dejarlos desamparados dentro de

la sociedad, porque si ellos ocurre, este proceso sería un fracaso total.

Para la participación política de los actores armados, debe quedar muy bien acordado y

legislado en el acuerdo final, no dejar que de aquí a mañana se “desajuste” y/o que se

busque una forma de gobierno totalmente estatizada, pues ante todo debe primar la

democracia. El estatus de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional deberá seguir siendo

el mismo, sin ningún tipo de desmejoramiento, este es un temor que tienen sus integrantes y

que también debe quedar muy claro en el acuerdo final.

En cuanto a la restitución de tierras, es un proceso complejo pero que debe hacerse;

importante que las victimas de desplazamiento forzado puedan volver a sus tierras a vivir

con tranquilidad y disfrutar de las mismas, para esto se debe hacer un proceso juicioso

donde lo que se busque es evitar el engaño de oportunistas, que lo único que buscan es la

apropiación de tierras que no les pertenecen. La reparación de victimas también será un

proceso que debe realizarse de la manera más juiciosa, evitando aprovechados que

pretendan adquirir estatus de victimas sin serlas.

Otro tema importante es la sustitución de cultivos ilícitos, teniendo en cuenta que hoy en

día es el mayor y más lucrativo negocio de la Guerrilla de las Farc y de otros actores

armados, después de todo el análisis, es importante manifestar que definitivamente hay que

recuperar todas las hectáreas de tierra sembradas con cultivos ilícitos, esto dará como

resultado grandes extensiones de tierra apta para el sector turismo o de la producción, los

cuales a futuro serán generadores de ingresos, y por supuesto, de empleo.

Dentro de la llamada justicia transicional y manteniendo los pilares de Contextos y

Arreglos Institucionales, ante un eventual Acuerdo de Paz entre el Gobierno del Presidente

112

Santos y la Guerrilla de las FARC, y eventualmente con el ELN, se deben continuar y

mejorar programas sociales como: primera infancia, familias en acción y mujeres cabeza de

familia, ampliando su cobertura a quien lo necesite y la calidad de estos servicios, quitando

los inventivos perversos como un negocio más de las personas y evitando el oportunismo

de particulares y politiqueros.

A continuación se plantean algunas recomendaciones con miras a la consecución de un

efectivo proceso de paz que garantice justicia y un tránsito efectivo hacia la paz:

� Diseñar un marco de justicia transicional coherente e integral: los negociadores

deben sentar las bases de un régimen coherente que sustente la transición hacia la

paz. Esto implica pensar en la justicia transicional de manera integral y con real

coherencia en el cumplimiento de los elementos de verdad, justicia, reparación y

garantías de no repetición, evitando reglas demasiado rígidas.

� Respetar las obligaciones de derechos humanos: Colombia tiene obligaciones

consagradas en diversos tratados internacionales de derechos humanos y es parte del

Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Estas obligaciones están

incorporadas a la legislación interna y forman parte del denominado “bloque de

constitucionalidad”. Respetar el núcleo de las obligaciones en derechos humanos es

una necesidad política, moral y legal. En un contexto de alta polarización política y

social, esto es fundamental para ampliar el apoyo político, incluso por parte de los

críticos (moderados) de las negociaciones y para producir un acuerdo con

credibilidad internacional. Un acuerdo que sea débil en materia de justicia

transicional SE arriesga además al rechazo de las cortes nacionales e

internacionales.

� Tener en cuenta la escasez de recursos: Colombia ya cuenta con una importante

experiencia en materia de justicia transicional. Sin embargo, las restricciones en la

capacidad del Estado y de los recursos deben ser tomadas en serio. Simplemente no

es posible judicializar a un número elevado de miembros de las FARC en un

113

periodo razonablemente corto. Aún peor, tratar de hacerlo podría llevarnos a

reproducir la impunidad de facto que ha acosado al régimen de Justicia y Paz.

� Maximizar la seguridad jurídica de las FARC: Las normas de justicia transicional

tendrán que proporcionar a los miembros de las FARC un máximo de seguridad

jurídica sobre si van a ser investigados, juzgados y eventualmente sancionados por

delitos relacionados con el conflicto. Esto es necesario para convencer al mayor

número posible de miembros de las FARC de deponer las armas.

Aun cuando los delitos políticos pueden y deben recibir una amnistía, extenderla a los

crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra u otras violaciones serias de los derechos

humanos (en los que muchos miembros de las FARC han participado) sería jurídicamente

insostenible. Una amnistía que vaya más allá de los delitos políticos estaría condenada a la

inestabilidad, como ocurrió en Argentina, Chile o Perú. La asamblea constituyente, opción

preferida por las FARC, tampoco ofrece una solución estable: incluso las constituciones

tienen que respetar el marco internacional de derechos humanos.

En cambio, la seguridad jurídica debe provenir de un tratamiento individualizado. Una

opción podría ser un proceso administrativo de certificación de la contribución a la verdad,

la reparación y la reintegración aplicable a los miembros de las FARC que estén por fuera

de la categoría de los máximos responsables y cuyos crímenes no estén cubiertos por la

amnistía. Este certificado les concedería el beneficio de sentencias reducidas o suspendidas

en caso de que resulten procesados y condenados por delitos relacionados con el conflicto.

� Dar tratamiento diferencial: el régimen de justicia transicional debería diferenciar

entre los actores del conflicto. Los agentes del Estado deben cumplir con los

estándares más altos, ya que representan a un Estado democrático. Sin embargo,

concentrar la responsabilidad penal en los agentes del Estado y todos los beneficios

en las FARC podría generar un escenario políticamente insostenible.

114

En consecuencia, se debe diseñar una solución cuidadosamente equilibrada para

guerrilleros y Agentes del Estado. Desarrollar un modelo de justicia transicional para los

Agentes del Estado no es, sin embargo, una tarea de los negociadores en La Habana, sino

del Congreso. Las guerrillas también deben ser tratadas de modo diferente del caso de los

paramilitares ya que, a diferencia de estos, aquellas tienen un carácter político reconocido.

Pero los beneficios no deben ser desproporcionadamente generosos. Los miembros de las

FARC han cometido numerosas violaciones de los derechos humanos por las que tendrán

que rendir cuentas. De lo contrario, las presiones se intensificarían para extender los

beneficios concedidos a los guerrilleros hacia los paramilitares, y posiblemente también a

los agentes de Estado. Esto sería políticamente controvertido y a largo plazo un desacierto

para la reconciliación.

Un régimen de justicia transicional integral podría promover un círculo virtuoso de masivo

apoyo popular, implementación rápida por parte del Congreso, expectativas razonables

sobre la durabilidad legal y un camino creíble hacia la reconciliación.

Para alcanzar un acuerdo de paz definitivo que sea social y jurídicamente sostenible, en el

tratamiento de los asuntos relativos a la justicia transicional resulta imprescindible incluir

en el acuerdo definitivo un reconocimiento de las responsabilidades y los correspondientes

pedidos de perdón por las violaciones de los derechos humanos, así como un compromiso

con la defensa y promoción de los derechos de las víctimas y la facilitación la

participación de la sociedad civil y de las víctimas en los diálogos mediante el fomento del

debate público sobre las medidas de la justicia transicional.

A manera de complemento al estudio y análisis de este trabajo de grado, es necesario pone

en consideración lo manifestado por el Fiscal General de la Nación, el día 22 de Septiembre

del presente año, en el programa dos puntos, dirigido por el Periodista Rodrigo Pardo,

donde en uno de sus apartes dijo:

115

…en caso de lograrse un acuerdo definitivo de paz con las Farc, no estaría de

acuerdo con la extradición de miembros de esa guerrilla y que no puede verse ese

mecanismo judicial como un obstáculo para lograr la paz.

La extradición no puede convertirse en un obstáculo para un proceso de paz. Si se

consolida un proceso de paz, que venga acompañado de la desarticulación de las

estructuras al margen de la ley que tienen las Farc; si se desarticulan los mecanismos

de colaboración que tienen algunos sectores con el narcotráfico y contribuyen a

combatir el entorno y el contexto que permite el narcotráfico en Colombia, sería

partidario de que se introdujeran normas en el ordenamiento colombiano que no

permitieran la extradición de miembros de la guerrilla,…

Por último, y para hacer una conclusión definitiva respecto de la presente Monografía, es

importante manifestar que la pregunta central de la monografía, en todos y cada unos de los

capítulos presenta hipótesis de posibles soluciones, teniendo en cuenta que son una parte de

muchas posibles respuestas, por lo que no es posible, a estas alturas, arriesgar una solución

definitiva para el proceso de paz.

116

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