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INSTITUTO DE ARQUITECTURA TROPICAL LA ARQUITECTURA DEL CANAL DE PANAMA: COLONIALISMO, SINCRETISMO Y ADAPTACION AL TROPICO Eduardo Tejeira-Davis FUNDACION PRINCIPE CLAUS PARA LA CULTURA Y EL DESARROLLO

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INSTITUTO DE ARQUITECTURA TROPICAL

LA ARQUITECTURA DEL CANAL DE PANAMA:

COLONIALISMO, SINCRETISMO Y ADAPTACION AL TROPICO

Eduardo Tejeira-Davis

FUNDACION PRINCIPE CLAUS PARA LA CULTURA Y EL DESARROLLO

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En relación con la arquitectura del Canal de Panamá, uno tiene la tentación de hablar sin mayor reflexión de una “arquitectura tropical” absolutamente única, ejemplar y aplicable al mundo de hoy. Hay que tener en claro, sin embargo, de que aquí nos encontramos ante una tropicalidad bien peculiar, asociada a una fase específica del colonialismo, la cual dio frutos comparables en otras partes, ante todo en el Caribe, Asia y Africa.3 Es más, Panamá tiene una característica bien especial, que comparte con países como las Filipinas: allí se sobreponen diferentes momentos y actores del colonialismo occidental. Si bien la arquitectura del canal surge en pos de la Revolución Industrial -que fue la que hizo posible el canal-, en el país también existe una arquitectura tropical pre-industrial de raíz europea, que es la hispánica. En el fondo, ambas experiencias son irrepetibles, y Panamá se enfrenta al reto de integrar armónicamente estos legados al mundo de hoy.

El Canal de Panamá es mundialmente conocido como una de las grandes proezas de la ingeniería del siglo XX, pero las consecuencias que tuvo en

la arquitectura no han recibido la atendíón que merecen.1 De hecho, la construcción del canal

interoceánico entre 1880 y 1914, produjo una amplia e ingeniosa gama de tipos arquitectónicos adaptados

al trópico húmedo, en cuya gestión participaron dos potencias —Francia y los EE.UU.— y gente de muchas y diversas nacionalidades. La singularidad

de la arquitectura del Canal de Panamá se mantuvo durante décadas por la existencia de la Zona del

Canal (véase mapa, fig. no. 1), una posesión de facto de los EE.UU. que perduró hasta 1979. El patrimonio

de la fenecida Zona del Canal, que terminó de revertir a la República de Panamá en 1999,2 incluye miles

de edificios, extensos bosques y otras áreas verdes, por lo cual es uno de los conjuntos arquitectónicos,

urbanísticos y paisajísticos más grandes de la América Latina. El uso que se le dará a todo esto representa, evidentemente, un reto considerable.

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La arquitectura en Panamá antes de la construcción del canal

La arquitectura que surgió en el Istmo de Panamá a partir de la llegada de los primeros europeos en los albores del siglo XVI, fue, entre otras cosas, la

respuesta a un medio ambiente considerado adverso: antes de la invención del aire acondicionado,

toda arquitectura de estándares europeos en un sitio cálido-húmedo como Panamá tenía que ser

“tropical” en el sentido de que tenía que adaptarse a condiciones climáticas difíciles, donde la lluvia es abundante, la humedad relativa se acerca al 100%

durante ocho meses del año y las temperaturas oscilan entre unos 23 y 33 grados. En este sentido, el proceso de adaptación a este clima prosiguió, en un proceso de ensayo y error, a partir del siglo XVI.

Este proceso de creación y adaptación, tuvo gran vigencia en el istmo hasta que la introducción del

aire acondicionado y la creciente globalización de los estándares de diseño lograron que el clima perdiese

peso como determinante arquitectónico.

Los tres siglos de dominación española produjeron una arquitectura comparable en muchos aspectos a las de otros sitios de la cuenca del Caribe: casas de varios pisos con balcones corridos, patios internos, paredes de mampostería, madera o quincha, techos de teja. Los balcones, los materiales y las grandes alturas de los espacios aminoraban los efectos del clima; un buen ejemplo es la recién restaurada Casa Góngora en la Ciudad de Panamá (fig. no. 2), que fue construida hacia 1760. Las casas, por otro lado, eran oscuras y tenían poca ventilación; se pensaba que el flujo de aire podía ser nocivo, sobre todo en la noche.4 Las puertas, que generalmente eran de tablones, no tenían ni persianas ni vidrios, aunque había ventanillas y pequeños agujeros por donde el aire caliente podía escapar. En los cascos urbanos, las calles y plazas estaban claramente delimitadas por hileras cerradas de casas, y había poca vegetación.

Antiguo Gran Hotel, período 1874-75, arq. George Loew.De 1881 hasta 1909, albergó la administración de las obras del canal; desde 1987 es el Museo del canal.. Foto del arq. Eduardo Tejeira Davis, quien rehabilitó el edificio junto al arq. Alvaro González.

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Centro histórico de Panamá, período 1870-1930.Foto arq. Eduardo Tejeira Davis.

No obstante las similitudes con otros países hispanoamericanos, Panamá tiene la peculiaridad

de ser tierra de paso desde que se consolidó la presencia hispánica en la América, hecho que la predispuso a ser un crisol de razas y de las más

diversas influencias culturales. Durante la colonia, el carácter “transitista” del istmo se debía al constante paso de gente y mercancías entre el litoral pacífico de Sudamérica y Europa, tráfico que se manejaba

a través de los puertos de Panamá y Portobelo. La factibilidad de un canal interoceánico por esta ruta, por cierto, se discutió en la colonia -menciónese la propuesta de 1786 del francés Defer de la Nouerre 5- pero en ese tiempo las condiciones aún no eran

favorables para empresas tan ambiciosas, al menos no en España.

Las condiciones cambiaron dramáticamente en el siglo XIX. Lo primero en construirse, sin embargo, no

fue un canal, sino el ferrocarril transístmico (1850-55). Esta vía férrea fue un logro de empresarios

estadounidenses que aprovecharon el célebre Gold Rush, la ola de busca fortunas que se abalanzó hacia California a partir de 1848. La línea, sin embargo, no

partió de Portobelo, sino de un nuevo puerto fundado por la compañía del ferrocarril en la insalubre isla

de Manzanillo, unos 30 kms. más hacia al oeste; en 1852, el asentamiento fue bautizado con el nombre de Colón.6 Así quedó definida la ruta transístmica

actual, ya que esta ruta es casi la misma que posteriormente fue escogida para el canal.

El ferrocarril cambió profundamente el panorama arquitectónico de Panamá, que hacia 1850 era una

especie de continuación póstuma del escenario

colonial ya descrito. Para empezar, llegaron muchos emigrantes, ante todo estadounidenses pero también europeos, que compraron tierras, invirtieron y se establecieron en el istmo. La globalización, con su flujo de capital e incipiente uso de créditos bancarios, favoreció la especulación inmobiliaria y facilitó la importación de nuevas técnicas y materiales de construcción. A partir del ferrocarril, por ende, se dio una hibridación de experiencias parecida a la que se daba en otras boom áreas de la cuenca del Caribe y el Golfo de México.

Las principales influencias vinieron de los EE.UU., donde ya existía una tradición de arquitectura vernácula aplicable a contextos cálido-húmedos. En Nueva Orléans, por ejemplo (que había sido posesión francesa y española y, además, era uno de los principales puntos de contacto marítimo con Panamá), el marco urbano y arquitectónico era muy parecido al de la capital panameña, con casas de patios y balcones.

La modernización en la Ciudad de Panamá, por ende, llevó a efectos similares. Las casas del período 1850-1900 aún tienen balcones y muchas están construidas de la mampostería tradicional, pero también tienen puertas de persianas, tragaluces de forma semicircular sobre las puertas, decoración de fabricación industrial, madera importada de los EE.UU. o Canadá y techos de teja francesa o lámina acanalada (fig. no. 3). Estas casas (llamadas de “estilo francés” en Panamá) eran más luminosas y estaban mejor ventiladas que las coloniales.

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Lo que sucedió en Colón también merece una discusión, ya que representa la primera gran

gestión urbana estadounidense en Panamá. La tierra de este puerto atlántico pertenecía casi toda

a la compañía del ferrocarril, que trazó la ciudad según sus prioridades.7 El punto de partida, por ejemplo, no fue (como hubiera sido en la colonia

hispánica) ni una plaza ni una iglesia, sino la vía del ferrocarril, que estaba a un lado del atracadero. La mayoría de las casas era de construcción ligera y

materiales prefabricados importados de los EE.UU., ya que era difícil conseguir materiales locales con

la rapidez exigida. La ciudad tenía un acusado carácter provisional y una pésima infraestructura; las calles estaban sin pavimentar y eran grandes

lodazales llenos de desechos. Por mucho tiempo, lo único digno de verse era la Avenida del Frente

(originalmente llamada Front Street), con sus casas de frente estrecho y mucho fondo, todas con anchos portales hacia la calle (fig. no. 4). Estos portales, por

cierto, se volvieron obligatorios en la ciudad.

Con el ferrocarril vino mucha arquitectura llamada (quizás erróneamente) “caribeña”, que apareció ante

todo en los campamentos, estaciones y poblados a lo largo de la ruta. Nada de esto queda hoy, pero se ve en grabados como los que publicó F. N. Otis

en 1862 (fig. no. 5). Esta arquitectura de casas aisladas con portales (llamados en inglés porches,

verandahs o piazzas), madera y lámina galvanizada encaja muy bien en el típico cuadro del mundo

colonial no-hispánico en el trópico húmedo, donde las elites abordaban el clima y la comodidad de

manera radical, bien diferente a la española; eran las herederas sincréticas de dos siglos de experiencia

colonial británica, francesa y holandesa en las factorías y plantaciones del trópico.

Los británicos parecen haber sido los primeros (en el Caribe, al menos) en promover construcciones bien ventiladas y separadas del suelo,8 ejemplo que, con el tiempo, fue imitado en otras colonias: recuérdese que durante mucho tiempo se creyó que la malaria (“mal aire”) provenía de efluvios nocivos de la tierra.9 Inglaterra, Francia y Holanda también tenían una fuerte presencia en Asia, donde su arquitectura se enriqueció a través del contacto con las antiguas civilizaciones del continente; el característico “techo a la holandesa”, por ejemplo, que combina dos aguas con cuatro,10 era común en la India y la China mucho antes de la llegada de los europeos. La veranda supuestamente también proviene de la India: del llamado bungalow, un tipo de casa de un solo nivel y gran techo que se difundió por todo el mundo colonial tropical a través del ejemplo británico.11 No menos importante, Francia, Inglaterra, Holanda y los EE.UU. se industrializaron en fechas tempranas, hecho que abrió las puertas a formas de producción fuera del alcance de las sociedades pre-industriales: los nuevos ensambles en madera, la lámina galvanizada y la construcción rápida representaban beneficios para las grandes empresas. La segregación, finalmente, era otro aspecto de la experiencia colonial en el trópico, que la Compañía del Ferrocarril puso en práctica en Colón y los campamentos.12

La arquitectura del Canal Francés, 1880-1900

Con la llegada de la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique en 1880 empezó la construcción del canal: proyecto que resultó mucho más lento, difícil y costoso que lo pensado y, por ende, un fracaso.13

Vista de Front Street, Colón, período 1870. Fuente: Armand Réclus, Panorama de Darien: Voyages d´exploration, París, 1881.

Estación ferroviaria de Gatún, Ferrocarril de Panamá, construida con materiales prefabricados, período 1862. Fuente: Otis, op.cit.

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Casa de habitación con 4 unidades de vivienda para empleados de la Compagnie Unniverselle du Canal Interocéanique, 1887. Fuente: revista La semaine du constructeur, París, 1887.

La compañía francesa, liderada por Ferdinand de Lesseps, pretendió seguir el ejemplo del Canal de

Suez, para lo cual tuvo que erigir campamentos en sitios estratégicos a lo largo de la ruta y complejos

residenciales, administrativos y asistenciales en Panamá y Colón. La Compagnie Universelle también

compró la mayoría de las acciones del ferrocarril transístmico, que a partir de ese momento formó

parte inseparable de la empresa canalera. La compañía francesa excavó con gran ímpetu entre

1882 y 1889, año en que se declaró en quiebra y se ordenó el cese de las obras. Primero se pensó en un

canal a nivel y después -a regañadientes- se optó por uno de esclusas. En 1894, cinco años después de la debacle financiera de la empresa original -sin olvidar los miles de muertos por la malaria y fiebre amarilla-,

se creó la Compagnie Nouvelle du Canal de Panamá, la cual continuó algunas obras de menor escala (y

muy lentamente) hasta 1903.

Durante el tiempo de auge en la década de 1880, decenas de miles de emigrantes vinieron al país y se construyeron grandes campamentos a lo largo de la ruta, situación comparable a la que la Compañía del Ferrocarril había creado treinta años antes. De igual forma, es muy poco lo que queda de la arquitectura hecha por la gestión francesa, ya que casi toda era de madera y desapareció con el tiempo; por otro lado, los expedientes y planos franceses, que son muy meticulosos, están conservados en archivos gubernamentales estadounidenses, hecho que al menos permite reconstruir mentalmente la situación.14

Casas de habitación de la Compagnie Unniverselle du Canal Interocéanique en el campamento Cristophe Co-lomb, período 1880.Fuente: M.G. Molinari, Â Panama. L´Isthme de Panama- La Martinique- Haiti, París, 1887.

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La arquitectura del canal estadounidense, 1904-1914

Los grandes conjuntos arquitectónicos, urbanísticos y paisajísticos que hoy se aprecian a lo largo y ancho del área del Canal de Panamá se deben a los EE.UU., cuya injerencia empezó oficialmente en 1903 con la independencia de Panamá y la firma de un tratado entre ambos países.17 Los términos de este tratado conllevaron grandes cambios políticos y administrativos. Para empezar, en 1904 se creó la Zona del Canal, la cual, con sus 1,400 km2 (fig. no. 1), tenía su propio gobierno dependiente de Washington. La Zona del Canal (llamada “la Zona” en el habla popular) estaba claramente separada de la República de Panamá, aunque la Ciudad de Panamá y Colón colindaban con ella; el límite se pasaba con sólo cruzar una calle.

La sociedad “zoneíta” se desarrolló en función de la construcción, mantenimiento, manejo y defensa del Canal de Panamá, que se concluyó finalmente en 1914 después de un gasto de unos $350,000,000.18 La Zona del Canal, que en sus años de apogeo llegó a tener más de 60,000 habitantes, contaba con un sector civil y otro militar, pero en la práctica lo militar siempre imperó: desde un principio, el Presidente de los EE.UU. colocó los asuntos del canal bajo las órdenes del Secretario de Guerra. A partir de 1907, es más, fueron militares quienes cargaron con el peso de la obra; las pautas las sentó el Coronel George W. Goethals, egresado de West Point y miembro del Cuerpo de Ingenieros de la Armada de los EE.UU. Como presidente de la Isthmian Canal Commission (ICC) e ingeniero en jefe de las obras, Goethals tenía una autoridad casi dictatorial;

Lo que se conoce muestra algunos rasgos bien típicos: los campamentos eran mayormente de barracas estandarizadas de fácil construcción,

similares a los de la Compañía del Ferrocarril o los que hubiera construido cualquier gran empresa

industrial europea o estadounidense en el trópico. Un buen ejemplo documentado de arquitectura

francesa de madera para Panamá, es un modelo de casa para cuatro empleados publicado en 1887 en

la revista Semaine des Constructeurs (fig. no. 6).15 Se trata de una edificación prefabricada con cuatro unidades, cada una con dos habitaciones de 4 x 5

mts. La casa se construía sobre pilotes a 1.70 mts. sobre el suelo, y tenía un ancho portal perimetral, denominado —en inglés— verandah. La cubierta,

diseñada “a la holandesa”, era de lámina galvanizada y tenía un plafón para aminorar el calor; la madera era pinotea en tablas. Las cajas con los materiales

se enviaban desde el puerto francés de Le Havre, y la construcción no tomaba más de veinticinco días;

la casa también se podía desmontar y reconstruir en otro sitio “sin ninguna pérdida”. Finalmente -

aunque el artículo no lo menciona-, cada casa estaba claramente separada de sus vecinas, con lo cual se creaba un ambiente más o menos suburbano, muy

distinto al acostumbrado apiñamiento urbano de Panamá. Una vista del barrio francés de Christophe-Colomb en Colón, publicada en 1887 (fig. no. 7), da

una idea de la apariencia de tales conjuntos.

Aquí vale la pena puntualizar, ante todo para establecer las diferencias con respecto al posterior

canal estadounidense, que la Compagnie Universelle no era estatal, ni tampoco adquirió toda la tierra de la ruta como hicieron los EE.UU. años después; en este

sentido, no obstante la existencia de campamentos, nunca se intentó crear una sociedad colonial cerrada,

por lo cual los poblados eran comparativamente heterogéneos y, aparentemente, poco segregados.16

Una vista del desaparecido poblado de Empire, por ejemplo (fig. no. 8), que era uno de los principales

campamentos franceses, muestra casas de todo tipo muy próximas unas a otras, paisaje impensable en la Zona del Canal estadounidense. La gestión francesa

también fue bastante internacional, y en Panamá trabajaron subcontratistas de muchos países,

incluidos los EE.UU.

Hotel Empire

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con Goethals se estableció la tradición de que el gobernador de la Zona del Canal fuese un oficial de

alto rango del Cuerpo de Ingenieros de la Armada.19 Este cuerpo mantuvo una injerencia decisiva en

el diseño y estructuración espacial de la Zona del Canal, si bien lo que se edificaba dependía en detalle de la agencia gubernamental correspondiente, fuese

ésta la ICC, la posterior Panama Canal Company o el propio Departamento de Guerra, hoy de Defensa.

Dados sus orígines quasi-militares, no sorprende que en la Zona del Canal hubiese un control férreo sobre el uso del suelo, con una rigurosa asignación de los espacios para las funciones administrativas y militares o para el manejo y mantenimiento de la vía

acuática.

Por lo demás, en los diversos campamentos se enraizaron, a partir de 1904, los notorios Gold Roll y Silver Roll, términos que al inicio tenían que ver

con la forma de pago de los salarios y jornales, pero que en la práctica cotidiana implicaban un estricto

sistema de castas definido por el rango y la raza del personal (empleados blancos solteros o casados, obreros europeos, negros etc.).20 La separación

de razas y estratos salariales era rigurosa en toda la Zona del Canal, situación que se mantuvo hasta la

promulgación en los EE.UU. de la Ley de Derechos Civiles en 1964. Esta separación llegó a tener

importantes efectos en las normas y calidad de la construcción, las cuales se adecuaban a los rangos

en cuestión.

La política arquitectónica de las autoridades zoneítas evolucionó con el tiempo. Al adquirir las propiedades francesas en 1904, la prioridad inicial (mientras se decidía qué tipo de canal se construiría) fue simplemente inventariar y utilizar en lo posible los campamentos e instalaciones existentes.21 Quedaban más de 2,000 edificios de la Compagnie Nouvelle, de los cuales se repararon y reutilizaron unos 1,500.

En lo arquitectónico, el primer cambio decisivo con respecto al legado francés vino a raíz de la campaña de saneamiento que empezó en 1905. Hacia 1900 ya se sabía que la fiebre amarilla y la malaria se transmitían a través del mosquito. El Coronel William C. Gorgas, encargado de salud en las obras del canal, decidió erradicar el mosquito, y paralelamente optó por sellar los edificios con malla de cobre. Estas mallas, aplicadas a las ventanas, puertas y sobre todo a los portales, cambiaron la apariencia de las casas, ya que la arquitectura parecía oscilar entre lo sólido y lo etéreo; la malla era como un cedazo que envolvía toda la edificación.

En 1906, dada la creciente escasez de vivienda para el gran número de empleados y obreros que venían al istmo -en 1913 llegaron a ser 65,000-, se empezó la construcción de barracas nuevas en los campamentos de la Zona del Canal. En 1904 se había creado un Departamento de Arquitectura, el cual inicialmente sólo se dedicaba a adaptar la arquitectura existente a las nuevas normas de

Campamento de Pedro Miguel, 1911. Las casas de un sólo nivel eran del período francés. Fuente: Panama Canal Commission.A la derecha Married Quarter.

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salud. Al optarse por nuevos tipos, el arquitecto jefe P.O. Wright Jr. habló de varias prioridades: cumplir

con los requisitos del clima y elegir materiales que soportasen el transporte desde los EE.UU.; la construcción también tenía que ser económica.22

En 1907 ya se habían desarrollado veinticuatro tipos de casa para el personal blanco, los cuales

se basaban claramente en la anterior experiencia francesa: eran de madera, estaban separados del

piso mediante pilares sobre bases de concreto, tenían verandas cubiertas de malla y techos de

metal corrugado. En ese mismo año se promulgaron normas específicas de construcción,23 las cuales

fueron perfeccionadas y enmendadas en años subsiguientes. Las normas reglamentaban el tamaño

de calles, habitaciones, vanos, balcones y portales, y exigían que toda edificación nueva estuviese, o bien unida a sus vecinas o separada de ellas por

una franja de 15 — 50 pies según el caso. Si la edificación era de madera, el piso tenía que estar a 3

pies sobre el suelo.

Como ejemplo de la arquitectura de estos primeros tiempos, tómese una vista del campamento original

de Pedro Miguel (fig. no. 9) , que estaba ubicado a un lado de una de las esclusas del canal. En

la foto, que es de 1911, se ven tanto los edificios de la época francesa, que son de un solo nivel,

como los construidos después de 1906; todas son edificaciones aisladas. Hoy día, por cierto, el único

sitio donde aún se puede ver arquitectura de madera de la época inicial estadounidense es la antigua base

militar de Quarry Heights, donde a partir de 1919 se reconstruyeron casas hechas inicialmente para otro

sitio en 1906. 24 (fig. no. 10).

Los zoneítas, por cierto, empezaron a apreciar el verdor del ambiente tropical una vez se venció el azote de las enfermedades: de infierno, Panamá pasó a ser un paraíso. El artista Joseph Pennell, quien visitó las obras del canal en 1912 y publicó una colección de dibujos en un hermoso libro, nos da una idea de esta visión idílica en uno de sus bosquejos (fig. no. 11), donde afirma “I never saw a man who wanted to ‘go home’ -and some hadn’t been home for seven years, and dreaded going- and rightly. The Canal Zone is the best-governed section of the United States.25 Los miembros del Gold Roll llevaban, en efecto, una vida de grandes privilegios, con altos salarios y cuantiosas subvenciones.26

No toda la arquitectura zoneíta de la primera época era estrictamente utilitaria: pronto aparecieron atisbos de arquitectura monumental académica, con una simetría estricta, alusiones historicistas y jerarquización de volúmenes, aunque manteniendo la ligereza de la arquitectura de madera. El primer hito de este tipo fue sin duda el desaparecido Hotel Tívoli en Ancón (fig. no. 12), construido en 1905-07 como casa oficial de huéspedes; el arquitecto fue el ya mencionado P.O. Wright Jr. El emplazamiento de esta

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luminosa estructura sobre un cerro, precisamente en el límite con la Ciudad de Panamá y frente a

una de sus áreas más pobres, era no sólo una obra maestra en adaptación al trópico, sino también un

claro manifiesto de la presencia estadounidense en el istmo.

En años subsiguientes se construyeron otros

edificios importantes con una arquitectura similar, principalmente hoteles y Club Houses en los diversos campamentos. Un buen ejemplo era el desaparecido

Hotel de Corozal (fig. no. 13), que tenía una galería perimetral de tres niveles y un elemento central con

frontón.

La política arquitectónica y urbanística oficial cambió hacia 1912, cuando se esbozó una estrategia de

ocupación permanente en la Zona del Canal. Ya se vislumbraba el fin exitoso de las obras, y la “Zona”

se perfilaba como una entidad política permanente, no como una tierra de campamentos fugaces.

Esta intención se refleja en el Panama Canal Act promulgado el 24 de agosto de 1912 por el Congreso

de los EE.UU., que le dio a la Zona del Canal su marco legal definitivo. Poco después se tomó otro

paso importante: por decreto del presidente William H. Taft, se declaró que no sólo parte, sino toda la

tierra dentro de la Zona del Canal era necesaria para el manejo del canal, y se le dio al Coronel Goethals

la autorización para tomar posesión de esta tierra en nombre de los EE.UU.27 Se expulsó la población

no necesaria para el manejo del canal, incluidos los habitantes de los viejos pueblos y fincas de la ruta transístmica. Gran parte de la población obrera se

mudó entonces a las ciudades de Panamá y Colón, donde vivía en extensos barrios de inquilinato. Fue

en este momento que se estableció el control total del territorio zoneíta, y toda propiedad privada del

Hotel en Corozal, 1908.Fuente: Panama canal Commission

suelo desapareció. Se estableció una política clara de ocupación de tierra con un número reducido de asentamientos definitivos, cada uno con funciones específicas. Algunos asentamientos se trazaron en reemplazo de campamentos anteriores que quedaron sumergidos en el Lago Gatún.

El concepto del Coronel Goethals, por cierto, era el de dejar la mayor parte de la Zona del Canal como una gran reserva forestal, acción que él justificaba por razones estratégicas.28

La nueva Zona del Canal requería un marco arquitectónico y urbanístico monumental, con edificios de materiales sólidos y duraderos. El proyecto estrella fue el nuevo centro gubernamental y administrativo de Balboa (fig. no. 14), construido en 1914-15; se trataba de una especie de capital paralela a la Ciudad de Panamá, la cual quedaba fuera de la vista al otro lado del cerro Ancón. También se monumentalizó el antiguo hospital heredado de los franceses -el Hospital Ancón, llamado después Gorgas (1915; fig. no. 15)-, situado muy cerca de allí en las laderas del cerro; lo mismo vale para los terminales portuarios, las principales escuelas y otros edificios significativos. Paralelamente se mejor— la arquitectura residencial y se le dio prioridad al paisajismo, para lo cual se podían aprovechar las grandes extensiones baldías de terreno. Este paisajismo estableció una diferencia adicional con respecto a la República de Panamá.

La nueva arquitectura zoneíta se caracterizaba por una gran severidad y economía de elementos decorativos, un derroche en el uso de la tierra disponible y un intento -tanto formal como funcional- de adaptación al medio. Queda mucho por discutir sobre los principios y conceptos subyacentes. El

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país ya era una potencia colonial (en 1898 había despojado a España de algunas de sus últimas posesiones), y en la elite circulaban toda clase

de ideas sobre cómo simbolizar el nuevo poderío, eficiencia y orden estadounidenses. En 1913, en

todo caso, una Comisión de Bellas Artes creada por el gobierno envió una comitiva a Panamá para hacer

diversas recomendaciones “regarding the artistic character of the structures of the canal”.29 Si lo que

se quiso fue embellecer la obra, los enviados de la Comisión, el escultor Daniel C. French y el arquitecto

paisajista Frederick Law Olmsted Jr., quedaron impresionados por la grandiosidad y sencillez del

canal tal como estaba. En su opinión, lo máximo que un artista podría hacer era ayudar a escoger, según un punto de vista estético, entre diversas opciones

igualmente buenas de ingeniería.30 Al final, los comisionados simplemente hicieron sugerencias

genéricas sobre el diseño paisajístico y la forma de lograr una alta calidad de ejecución en las nuevas

obras públicas.

Lo más sencillo es argumentar que la sobriedad de la arquitectura zoneíta refleja las tradiciones

protestantes anglosajonas, el carácter utilitario del canal y -por supuesto- los lineamientos del Cuerpo

de Ingenieros de la Armada. L´école des Beaux-Arts de París, por otro lado, también fue un referente

importante a nivel de teoría de diseño. La elite de los arquitectos de los EE.UU. había estudiado allí, y a

raíz de la célebre World’s Columbian Exposition de Chicago (1893), que se ideó como ciudad palaciega de ensueño, se había conformado el movimiento City Beautiful como tendencia nacional de renovación y ornato fundamentada en los preceptos eclécticos de l´école. Un antecedente más específico se dio en las Filipinas con el nuevo diseño de Manila y la creación de una capital veraniega en Baguio (1905), proyectos promovidos por William H. Taft a partir de su experiencia como gobernador del archipiélago. El plan estuvo a cargo de Daniel Burnham, uno de los arquitectos de la feria de Chicago, quien creía en la importancia de establecer un centro urbano formal y amplias áreas de esparcimiento que sirviesen de lecciones palpables en las virtudes del orden.31 Baguio, pues, se diseñó según los conceptos de la ciudad-jardín, y el centro de Manila adquirió una arquitectura monumental, adaptada al contexto local mediante techos de teja y portales de gusto hispánico.32 Otro modelo más para la nueva arquitectura colonial fue, de seguro, el de las plantaciones históricas del sur de los EE.UU., no sólo por su dignidad y uso jerarquizado del espacio, sino porque la idea del clásico caballero sureño (el “Southern gentleman”) se prestaba como símbolo de supremacía y capacidad civilizadora.33

El Edificio de la Administración (Administration Building) y la avenida frente a él, llamada originalmente El Prado (fig. no. 14), son el máximo

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exponente de la nueva Zona del Canal y expresan la adaptación de un lenguaje clasicista a un clima

con mucho sol, lluvia y humedad. El enorme edificio, que hace pensar en un palacio real, fue diseñado por

Austin W. Lord (el arquitecto de la ICC), quien tenía su oficina en Nueva York. Fue construido en forma de

“E” sobre un alto terraplén con vista hacia la entrada del canal, y su elemento más llamativo -visible

desde lejos- es el gran techo de tejas con grandes aleros. Tiene un esqueleto de acero; las paredes, sin embargo, son de bloques de cemento, revestimiento

utilizado para darle al edificio una sensación de solidez. Detrás de las columnatas hay pasillos

abiertos que, en su tiempo, servían para resguardar las oficinas del sol y la lluvia.

Para entender el concepto de diseño hay que reflexionar sobre las diversas fuentes. De por sí, el sistema de órdenes columnarios había demostrado

su adaptabilidad al trópico desde hacía mucho tiempo, así que su utilización no requiere mayor explicación; la rotunda interior, con sus pinturas

alegóricas sobre el heroísmo de la empresa canalera, tampoco sorprende en un contexto estadounidense.

Según la revista Canal Record, el edificio “adapts the Renaissance of the fifteenth century in Italy to modern

building conditions and materials”,34 comentario algo enigmático si se piensa en la arquitectura de

Brunelleschi o Alberti, que no se parece casi en nada.

Por otro lado, si recordamos una obra como la Villa Medici en Poggio a Caiano cerca de Florencia, construida para Lorenzo de Médicis hacia 1485, encontramos el gran techo con aleros, la elevación sobre el suelo y la relación armónica con el entorno natural. Este no es el único lugar en la Zona del Canal, por cierto, donde la villa italiana muestra frutos directos: parte del Hospital Gorgas hace eco de la Villa Medici en Roma, y la Escuela Primaria construida a los pies del Edificio de la Administración (a un costado del monumento a Goethals) también parece una villa italiana. En resumen, lo “tropical” de la arquitectura zoneíta resulta bastante europeo después de todo.

La avenida El Prado conducía al verdadero centro de la vida civil zoneíta, una plaza donde se encontraban el Club House para la población blanca, un “comisariato” (palabra local que se deriva de la voz inglesa commissary), la oficina de correos y otras instalaciones. Esta avenida genera un verdadero eje de simetría, y desde ella se ve el Edificio de la Administración en todo su esplendor (fig. no. 14): las alusiones palaciegas se realzan con la escalinata monumental, que es francamente barroca. Los edificios a ambos lados de la avenida, por cierto, son casi todos iguales.

Fuera de las referencias grecorromanas y neorrenacentistas en la arquitectura pública, para

Proyecto de Hospital para la zona del canal

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las viviendas se difundió una especie de arquitectura neocolonial con techos de teja, paredes blancas y portales. En la arquitectura religiosa no falta el

neogótico; también hay diseños de un modernismo temprano, como se puede ver en el Comisariato de

Balboa (1914-15), que hace pensar lejanamente en Josef Hoffmann. Tal pluralismo estilístico, por

supuesto, era bastante común en el escenario arquitectónico culto de los EE.UU.

Dentro de este panorama estilístico, el neocolonial (llamado en EE.UU. Mission Style o Spanish-Colonial

Revival según los puntos de referencia) merece cierta discusión. En los EE.UU., el interés por la

arquitectura colonial hispánica había surgido como tendencia regionalista, inicialmente en California y después en otros estados.35 El neocolonial podía

hacer eco tanto de las misiones franciscanas del siglo XVIII en California, que son de gran sencillez, como

del lujuriante barroco mexicano. En Panamá, la obra inicial del neocolonial fue el Hotel Washington en Colón (1911-13), que pertenecía a la Compañía

del Ferrocarril y, por ende, a la Zona del Canal; el arquitecto fue nada menos que Bertram G. Goodhue, el palad’n del neocolonial en los EE.UU. Dentro de la propia “Zona”, el neocolonial se estableció como intento de adaptación formal al medio hispano; como ya se ha dicho, algo similar se intentaba por esos años en las Filipinas y también en Puerto Rico. Este tipo de enfoque se convirtió en regla: a partir de 1914, muchos edificios de vivienda adquirieron un corte “hispánico”. Uno de los más significativos, construido en Ancón en 1915-16 y hoy utilizado como centro cultural, fue originalmente un alojamiento para empleados solteros blancos (fig. no. 16). La construcción es de concreto armado; tipológicamente se parece a las anteriores barracas de madera, solo que tiene techos y aleros de teja y un remate central “suggestive of the mission style”.36

No obstante el “ocaso” de la madera en la arquitectura zoneíta, al avanzar los años 30 aún se construía primorosamente con este material. Ciertos conjuntos residenciales de menor rango aún se

Residencia Alemán, período 1940, arquitecto Gustavo Schay.

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hacían de madera, aunque con las plantas bajas de hormigón. El aire de los campamentos de principios

del siglo se mantuvo, aunque sin los portales, que fueron reemplazados por ventanas convencionales. En Gamboa -el centro de mantenimiento del canal-, aún se conservan conjuntos de esta época (fig. no.

17).

La militarización de la Zona del Canal, 1914-45

Con la conclusión del canal en 1914, cuya apertura se dio escasas dos semanas después del inicio de la Primera Guerra Mundial, se hizo evidente la necesidad de defender la vía acuática contra

posibles agresores; as’ empezó la última gran fase constructiva y urbanística de la gestión canalera.

En Panamá hubo una presencia militar estadounidense desde 1903, pero al principio eran

pocas las tropas estacionadas permanentemente en el país. En 1913, el Congreso de los EE.UU.

asignó la primera gran suma para la defensa del canal y se plante— por primera vez la creación de

grandes bases militares en el istmo. Se pensó, para empezar, en un ejército de 3,000 hombres, y los

planos para las instalaciones correspondientes fueron presentados formalmente por el Secretario de Guerra

en noviembre de ese año.37 Estos planos muestran edificios de diversos tipos (viviendas para oficiales, barracas para la tropa, oficinas administrativas etc.) con un armazón de concreto armado y paredes de bloques de cemento; en esto se siguieron las recomendaciones del Coronel Goethals.38 La arquitectura, como se veía en las edificaciones del Fuerte Grant, aún era primordialmente clasicista, derivada del arquetipo de las plantaciones sureñas. Una vez concluida la Primera Guerra Mundial, el Departamento de Guerra amplió sus instalaciones y se crearon verdaderas cadenas de bases alrededor de Panamá y Colón, todas dentro del territorio zoneíta.39 Esta presencia militar, que superó la población civil, llegó a su apogeo en la Segunda Guerra Mundial. Las barracas militares en todas las bases seguían las tipologías tradicionales, aunque a partir de los años 20 se difundieron los ya mencionados detalles de inspiración neocolonial (vanos de arcos, techos de teja). En el antiguo Fuerte Sherman quedan aún barracas con su ventanaje original de malla metálica, cuya horizontalidad tiene cierto aire wrightiano (fig. no. 18) El concepto urbanístico resultante, tanto para las áreas civiles como militares, puede ser descrito como suburbano de muy baja densidad. Se habla mucho del concepto de “ciudad jardín”, quizás un poco mal interpretado en este contexto, aunque de seguro el

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paisajismo adquirió una gran importancia y es quizás lo único que le daba calor humano a una arquitectura que por sí sola era de una sencillez extrema (fig. no.

19).

Ecos zoneítas en la Ciudad de Panamá y Colón, 1904-45

Lo que sucedía en la Zona del Canal no podía pasar desapercibido en las ciudades de Panamá y Colón: no obstante la separación territorial había una gran

influencia zoneíta en ambas ciudades, principalmente porque la economía panameña a todos los niveles

dependía de los EE.UU. Las autoridades de la Zona del Canal, además, tenían ciertas prerrogativas en

Panamá. La Health Office zoneíta -por ejemplo- controlaba los permisos de construcción, el

suministro de agua y la remoción de basura.

La producción arquitectónica en Panamá y Colón reflejaba esta dependencia de múltiples maneras, algunas de ellas muy creativas. Un primer efecto

de la injerencia zoneíta se dio en la construcción

de miles de casas de alquiler para los obreros que tuvieron que abandonar la Zona del Canal a partir de 1912. Así surgieron extensos barrios de inquilinato en las zonas limítrofes de Panamá y Colón.40 La “clásica” casa de inquilinato seguía el modelo de poco frente y mucho fondo desarrollado en Colón durante el siglo XIX; usualmente era de madera y de dos niveles, con cuartos dispuestos en hilera y un balcón corrido (frontal o perimetral) en la planta alta. Estas construcciones se regían por normas inspiradas en códigos zoneítas, los cuales hacían gran énfasis en la sanidad; por ende tenía que haber una separación mínima de tres pies entre casa y casa, y cada cubículo debía tener una superficie mínima de 100 pies cuadrados, en teoría con suficiente luz y ventilación. En Panamá, la más excepcional entre las casas de inquilinato fue la desaparecida Casa Miller (1911) en el barrio obrero de El Marañón (fig. no. 20). Vale la pena mencionar que a raíz de un gran fuego que se dio en Colón en 1915 -se quemaron 22 manzanas-, se hizo obligatoria la construcción en concreto u otros materiales incombustibles.41 La Avenida del Frente fue totalmente rehecha, y adquirió una apariencia

Viviendas de inquilinato , calle 10, período 1908.Fuente: Panama Canal Commission

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De los proyectos públicos de inspiración zoneíta, el más importante es sin duda el enorme Hospital Santo Tomás en la Ciudad de Panamá, cuya construcción se inició en 1920. El concepto se inspiró evidentemente en el complejo hospitalario Gorgas en la Zona del Canal. El diseño estuvo a cargo del arquitecto estadounidense James C. Wright, quien planteó una arquitectura historicista similar a la del Edificio de la Administración en Balboa; como allá, hay pilastras colosales y techos de tejas de grandes aleros (fig. no. 22). Urbanísticamente, el conjunto se basa en la agrupación jerarquizada y simétrica de los diferentes edificios, de tal forma que el edificio

neoclásica que recuerda la de La Habana, con portales de columnas de hormigón muy separadas

entre sí (fig. no. 21). Aquí hay que recordar que desde el siglo XIX, era obligatorio construir estos

portales.

Mientras surgían los grandes barrios de inquilinato, el gobierno panameño construía algunos edificios

públicos monumentales.42 Como en otros países de la región, los referentes eran tanto europeos como

estadounidenses, y en vista del vecino ejemplo zoneíta, el clima y el entorno natural tuvieron cierto

efecto en algunos diseños.

Hospital Santo Tomás, período 1920-24.Arq. James C. Wright.Foto de Eduardo Tejeira Davis

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principal (1920-24), que ocupa el centro de la composición, domina visualmente sobre los demás.

El gran jardín, ubicado estratégicamente hacia el malecón, permite una vista general del conjunto.

En la arquitectura residencial suburbana también se dio una marcada influencia zoneíta.43 De por sí, los

nuevos suburbios de clase alta, tanto en Panamá como en el resto de América Latina, se inspiraban en la experiencia norteamericana de casas pintorescas

de volumetría irregular y jardinería muy desarrollada, la cual era ampliamente conocida a través de

revistas, libros y el cine. Los efectos de la moda del Mission Style y del Spanish-Colonial Revival,

que conquistaron California, Texas y Florida a partir de la década de 1910, se pudieron apreciar desde

muy temprano en Panamá a través de proyectos monumentales como el ya mencionado

Hotel Washington de Colón. Los remates mixtilíneos, paredes blancas y techos de teja del Mission Style,

que se usaron ampliamente en la arquitectura residencial zoneíta a partir de 1915, hicieron su

aparición en la Ciudad de Panamá a inicios de la década de 1920; como el país era un verdadero

crisol de arquitectos y clientes, muchas mezclas eran posibles.

La mezcla más inesperada se dio entre la lujosa residencia neocolonial que se podía encontrar en

Beverly Hills, Pasadena o Coral Cables y la barraca militar zoneíta. Como muchos contratistas en la “Zona” también trabajaban en Panamá, resultó natural -por ejemplo- aplicar los conceptos de

vivienda masificada de una base militar a un edificio de apartamentos. Algunos detalles típicos de la

arquitectura zoneíta, como los aleros perimetrales de teja sostenidos por canes de concreto de perfil mixtilíneo (v. fig. no. 18), eran tan funcionales que

se difundieron inmediatamente por todo el país, y lo mismo vale para el portal resguardado por la malla metálica. Si bien el término “neocolonial” se puede

usar genéricamente para describir muchos edificios y residencias que se construyeron durante los años 30 y 40 en suburbios como Bella Vista y Campo Alegre (fig. no. 23), en realidad nos encontramos ante una síntesis que va más allá de los términos estilísticos

establecidos. Por desgracia, la especulación inmobiliaria ha destruido una buena parte de este

singular legado.

Desarrollo posterior y la situación actual

Con el auge de la arquitectura militar hasta la década de 1940 concluye la “Edad de Oro” de la arquitectura zoneíta. Una vez finalizó la Segunda Guerra Mundial y empezó la Guerra Fría, el Canal de Panamá pasó, en lo estratégico, a un segundo plano: con la creciente importancia que adquirían la fuerza aérea y los misiles, el canal se volvió indefendible. La vía, de todas formas, necesitaba un ensanche para que cupiesen los más grandes barcos de guerra, paso que no se tomó. En los años 50, es más, hubo grandes cortes presupuestarios, por lo cual la elite zoneíta se vio afectada en su privilegiada forma de vida. Finalmente, en Panamá aumentó el resentimiento contra las políticas de segregación y el trato discriminatorio que se les daba a los panameños. En 1959 hubo serios enfrentamientos entre panameños y zoneítas, los cuales culminaron en la sangrienta crisis de 1964.44 Después de todo esto, la Zona del Canal nunca volvió a ser la misma. Washington decidió entonces negociar con Panamá y buscar una alternativa al tratado de 1903. Se reconoció la necesidad de reemplazar la Zona del Canal por un arreglo más equitativo, hecho que finalmente se plasmó en los tratados de 1977.

La arquitectura zoneíta de grandes techos, portales e imagen inconfundible, se mantuvo mientras no llegó el aire acondicionado. Una vez vino el progreso tecnológico se perdió este carácter, ya que la ventilación cruzada se volvió obsoleta. Las autoridades zoneítas empezaron a cerrar o achicar portales y vanos, y la ventana panorámica con marcos de aluminio reemplazó la malla metálica y los bastidores de madera (figs. no. 19); por lo general había poco interés en encontrar soluciones estéticamente aceptables. A partir de los años 50, de todas formas, lo que se enraizó en la Zona del Canal fue una especie de Estilo Internacional diluido y anodino. Los Zonians, que ahora vivían en ambientes refrigerados, perdieron mucho de su contacto con la naturaleza.45 La Zona del Canal que revirtió a Panamá a partir de 1979, pues, era muy distinta a la que se había pensado en un principio.

Hoy día, el futuro de la arquitectura de la vieja Zona del Canal se encuentra en una encrucijada. Como conjunto, el legado zoneíta es el vestigio (quizás el cadáver) de una sociedad colonial sui generis -segura, rígidamente estratificada y reglamentada-, que sólo podía existir en base a un control absoluto de la población y la tierra; esta última estaba totalmente excluida del mercado de bienes raíces.

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Desde la extinción de la “Zona”, sin embargo, las tierras se insertan poco a poco en el crudo mercado

inmobiliario panameño, que históricamente se ha definido por la especulación en gran escala y donde

la planificación urbana y regional comúnmente se supeditan a intereses creados.46 Sin duda,

la privatización llevará a grandes cambios en los paisajes zoneítas: con suerte sobrevivirían algunas reservas forestales y conjuntos arquitectónicos que

se adecuen a las nuevas condiciones del mercado y al desarrollismo que promueve el Estado panameño.

La manera en que se han revertido los bienes de la Zona del Canal desde 1979 merece cierta discusión.

Los primeros bienes revertidos fueron traspasados sin mayor plan o proyección futura al Ministerio de

Hacienda y Tesoro y al Ministerio de Vivienda (MIVI). Muchos edificios, por ejemplo, se alquilaban por

sumas bajísimas o se adjudicaban arbitrariamente a instituciones del Estado. En 1993, sin embargo, se creó la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI),

que cambió de estrategia.47 La ARI contrató a varias empresas especializadas en la planificación para

que elaborasen planes de manejo, y en los últimos años ha procedido sistemáticamente a privatizar las

tierras y edificios para usos industriales, comerciales, residenciales, educativos, turísticos

etc., según las posibilidades específicas de cada área; supuestamente se mantendrá gran parte de los bosques, de los cuales se podrá obtener cierto

provecho a través del ecoturismo. Gamboa, por ejemplo (fig. no. 17), que en tiempos de la Zona del Canal fue el centro de mantenimiento de la

vía acuática, se había convertido en un verdadero “pueblo fantasma” en manos del MIVI. Gamboa, sin

embargo, tiene un entorno natural espectacular, y muy cerca de allí se encuentran restos del camino

transístmico colonial. Para aprovechar este recurso se ha instalado allí un resort ecoturístico, aunque queda por verse si la inversión tendrá éxito. Otro ejemplo de reciclaje es la Ciudad del Saber, un ambicioso parque tecnológico que se ha instalado en la antigua base militar de Clayton.

En lo arquitectónico, la privatización parece estar dando resultados poco alentadores. En la antigua base aérea de Albrook, por ejemplo, cuyos conjuntos residenciales están en venta desde 1997, muchos nuevos dueños “mejoran” sus casas (que originalmente eran de diseño estandarizado) con detalles decorativos que en Panamá se asocian con el abolengo y prestigio social: columnas, arcos, farolitos y otras formas de kitsch inspiradas en la cultura suburbana de los EE.UU.48 (fig. no. 24). Aquí hay que tomar en cuenta, por otro lado, que éste es precisamente el tipo de pastiche que se promueve con éxito en los nuevos suburbios de clases media y alta de todo Panamá (fig. no. 25). Ante tal popularidad, se podría argumentar que ésta es la “arquitectura tropical” de grandes aleros y portales que tiene cabida en el mercado inmobiliario de hoy.

No obstante la enorme popularidad del modelo suburbano estadounidense -del cual la antigua Zona

del Canal es el primer ejemplo en Panamá-, llama la atención que la conservación del legado zoneíta

aún no despierta mayor interés en la opinión pública panameña; además, la ARI se ha interesado en

privatizar, no en conservar. Esta situación contrasta con la del Casco Antiguo de Panamá (figs. no. 2 y 3),

que forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y está amparado por una legislación que reglamenta minuciosamente las intervenciones;

lo mismo vale para las fortalezas de la época

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hispánica del lado atlántico. En el contexto zoneíta, de todas formas, no es fácil decidir qué merece ser

conservado. Si bien el valor histórico de algunos conjuntos -El Prado y el Edificio de la Administración,

el Hospital Gorgas, el conjunto de Quarry Heights- parece obvio, no se puede decir lo mismo sobre las

bases militares.

Quizás falta aún una “masa crítica” de gente interesada genuinamente por el legado colonial

estadounidense. Si bien hay grupos de elite que sienten nostalgia por la antigua Zona del Canal (ante

el desorden, apiñamiento y fragmentación de la cultura urbana del Panamá de hoy, la “Zona” parece un paraíso de orden, tranquilidad y amplitud), otros

no olvidan que la sociedad zoneíta se fundamentaba en la desigualdad y en la segregación; hay quienes llegan al extremo, es más, de ver la conservación de los bosques del área canalera como una perpetuación del plan de Goethals y, por ende, del colonialismo. La ambiguedad de este legado hace difícil su integración efectiva a la realidad panameña de hoy. En los barrios suburbanos de influencia zoneíta en Panamá, por supuesto, no se da ese problema de contenido. Aún así, los conceptos de diseño urbano de baja densidad y amplias áreas verdes que se promovieron en la primera mitad del siglo, son muy difíciles de acoplar con un régimen de laissez-faire y rentabilidad máxima.

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ILUSTRACIONES

Fig. no. 1 Mapa de la antigua Zona del Canal (fuente: Houle, op. cit., adaptado por el autor).

Fig. no. 2 La Casa Góngora en el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá. Construida hacia 1760, con reformas en la planta baja hacia 1910; la planta alta, con su balcón de madera y puertas de tablones, refleja la arquitectura original. Restaurada en 1998-1999 por el autor (foto del autor).

Fig. no. 3 Casas de la década de 1870 en el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, con puertas de persianillas y balcones de concreto y hierro (foto del autor).

Fig. no. 4 Vista de la Avenida del Frente en Colón en la década de 1870 (fuente: Armand Réclus, Panama et Darien: voyages d’exploration, Par’s, 1881).

Fig. no. 5 Estación ferroviaria de Gatún, Ferrocarril de Panamá, construida con materiales prefabricados en la década de 1850. Grabado publicado en 1862 (fuente: Otis, op. cit.).

Fig. no. 6 Casa de habitación con cuatro unidades de vivienda para empleados de la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique (fuente: revista La Semaine des Constructeurs, París, nov. de 1887).

Fig. no. 7 Casas de habitación de la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique en el campamento de Cristophe-Colomb a un costado de Colón, década de 1880 (demolidas; fuente: M.G. de Molinari, Panama. L’Isthme de Panama-La Martinique-Haiti, París, 1887).

Fig. no. 8 El pueblo de Empire (Emperador en español) en la antigua Zona del Canal, hoy desaparecido hacia 1912; las casas son del período francés (foto: Avery, op. cit.).

Fig. no. 9 El campamento de Pedro Miguel, antigua Zona del Canal, en 1911. Las casas de un solo nivel eran de la época francesa (fuente: Panama Canal Commission).

Fig. no. 10 Casas de madera en Quarry Heights, construidas inicialmente en 1906, reconstruidas en este sitio a partir de 1919 (foto del autor).

Fig. no. 11 Bosquejo del artista Joseph Pennell (hecho en 1912) que representa un campamento estadounidense típico durante la construcción del Canal de Panamá (fuente: Pennell, op. cit.).

Fig. no. 12 Hotel Tívoli, Ancón, antigua Zona del Canal (1905-07; demolido). Fuente de la foto: Panama Canal Commission.

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Fig. no. 13 Hotel para empleados blancos en Corozal, antigua Zona del Canal (c. 1908; demolido). Fuente de la foto: Panama Canal Commission.

Fig. no. 14 El Prado (hoy Ave. Rodolfo Chiari) en Balboa, antigua Zona del Canal, despuŽs de su terminación en 1915, con vista hacia el Edificio de la Administración (1914-15). Fuente: Comisión del Canal.

Fig. no. 15 Pabellones del Hospital Gorgas, antigua Zona del Canal (1915-19), en su estado original (fuente de la foto: postal de I.L. Maduro).

Fig. no. 16 Edificio de concreto armado y tejas para el alojamiento de empleados solteros blancos, Ancón, antigua Zona del Canal (1915-16). Fuente del dibujo: Canal Record, 1915.

Fig. no. 17 Casas de habitación en Gamboa, antigua Zona del Canal, década de 1930 (foto del autor).

Fig. no. 18 Barracas en el que fue el Fuerte Sherman, antigua Zona del Canal; construidas en la década de 1940. El ventanaje de madera y malla metálica en los pisos superiores de la barraca en primer plano, es original (foto del autor).

Fig. no. 19 Casas para varias familias en la que fue la base aérea de Albrook, antigua Zona del Canal; construidas en la década de 1940. Las ventanas panorámicas con marcos de aluminio fueron instaladas una vez se introdujo el aire acondicionado (foto del autor).

Fig. no. 20 La Casa Miller, casa de inquilinato en el barrio obrero de El Marañon, Ciudad de Panamá (1911; demolida). Foto del autor.

Fig. no. 21 Casas de la Avenida del Frente, Col—n, reconstruidas en concreto armado después del incendio de 1915 (foto del autor).

Fig. no. 22 Edificio principal del Hospital Santo Tomás, Ciudad de Panamá (1920-24). James C. Wright, arq. (foto del autor).

Fig. no. 23 Vista del sector residencial de Campo Alegre, Ciudad de Panamá, en la década de 1950 (fuente: Enciclopedia Barsa, Buenos Aires, 1960).

Fig. no. 24 Casa para oficiales en la que fue la base aérea de Albrook, antigua Zona del Canal, después de su tranformación en residencia privada (1999). El portal neoclásico, las ventanas de arcos y los farolitos son resultado de la remodelación (foto del autor).

Fig. no. 25. Anuncio de promoción de la nueva urbanización Costa Serena, Ciudad de Panamá (1999). NOTAS

1 Este estudio se debe a una iniciativa del Instituto de Arquitectura Tropical en San José, Costa Rica. También se ha podido beneficiar de un intercambio entre la Universidad de Panamá (donde soy profesor titular de historia de la arquitectura) y la Universidad de Arizona.

Las mejores fuentes para estudiar la arquitectura hecha durante la construcción del Canal de Panamá, son los propios planos y documentos de la época conservados en los National Archives de los EE.UU.; la revista Canal Record, órgano oficial de la Isthmian Canal Commission, también es de gran importancia para la fase estadounidense de la construcción. Entre los estudios modernos, véanse, ante todo: Samuel Gutiérrez, La Arquitectura de la época del Canal, 1850-1914 (Panamá, 1984), y Richard M. Houle (ed.), An American Legacy in Panama (Panamá, c. 1994). Véase también: Ralph E. Avery, The Greatest Engineering Feat in the World at Panama (New York, 1915).

2 Según el Tratado Torrijos-Carter, que se firmó en 1977.

3 El tema es discutido a fondo en: Anthony D King, The Bungalow. The Production of a Global Culture (Londres, 1984).

4 David McCullough, The Path Between the Seas (Nueva York, 1977), p. 142.

5 Véase: Ramón de Manjarrés, “Proyectos Españoles de Canal Interoceánico”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (Madrid, 1914), pp. 3-12.

6 El nombre inicial de este puerto fue Aspinwall en honor a William H. Aspinwall, el presidente de la empresa, pero cuando la ciudad se estableció formalmente con el aval del gobierno, se le cambió de nombre.

7 Sobre la historia temprana de Colón, véanse: Robert Tomes, Panama in 1855. An Account of the Panama Rail-Road, of the Cities of Panama and Aspinwall, with Sketches of Life and Character on the Isthmus (Nueva York, 1855), y F.N. Otis, Illustrated History of the Panama Railroad (New York, 1862).

8 Estas características ya se describen en: Sir Richard Ligon, A True and Exact History of the Island of Barbados (Londres, 1650).

9 McCullough, op. cit., p. 142; King, op. cit., p. 210.

10 José Ramón Paniagua define la cubierta a la holandesa como: “la que está organizada a cuatro aguas, pero donde los faldones triangulares, por no llegar hasta el caballete, adoptan también la forma trapezoidal, originando un piñón de pequeño tamaño” (Vocabulario Básico de la Arquitectura, Madrid, 1985). Estos piñones sirven para ventilar el interior de la cubierta. 11 Este es, precisamente, el tema de King, op. cit.

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12 Velma Newton, Los Hombres del “Silver Roll”. Migración Antillana a Panamá, 1850-1914 (Panamá, 1995), p. 171.

13 Ver: McCullough, op.cit., pp. 45ff.

14 Que yo sepa, hasta ahora no se ha publicado ningún estudio sistemático de este legado.

15 París, noviembre de 1887, p. 224.

16 Newton, op. cit., p. 171.

17 Panamá fue parte de Colombia entre 1821 y 1903. El tratado es el Hay-Bunau Varilla de 1903.

18 Según McCullough, op. cit., p. 610.

19 Sobre el gobierno, sistema administrativo y primeros dirigentes de la Zona del Canal, véanse: Avery, op. cit., pp. 69ff. y 240f.; Michael Conniff, Panama and the United States: the Forced Alliance (Athens, Georgia, 1992), pp. 85f.; McCullough, op. cit., pp. 450, 459ff. y 508ff.; “Five Years of Canal Work”, Canal Record, Vol. II, no. 4, Balboa Heights, 2 de junio de 1909, pp. 316ff.; Willis Abbot, Panama and the Canal in Picture and Prose (Nueva York, 1914), pp. 354ff. Sobre Goethals, v.: Joseph B. Bishop y Farnham Bishop, Goethals, Genius of the Panama Canal. A Biography (Nueva York y Londres, 1930). En la primera década de existencia de la Zona del Canal, por cierto, hubo muchos cambios en la estructura administrativa y judicial.

20 El tema de la segregación en la Zona del Canal es tratado a fondo en: Michael Conniff, Black Labor on a White Canal. Panama, 1904-1981 (Pittsburgh, 1985).

21 P. O. Wright Jr., “What the French Did - Development of the American Type”, en: Canal Record, Vol. I, no. 15, Balboa Heights, 11 de diciembre de 1907, p. 117.

22Ibid.

23 “New Zone building laws”, Canal Record, Vol. I, no. 4, Balboa Heights, 25 de septiembre de 1907, p. 4.

24 Johnson, op. cit., p. 33.

25 Joseph Pennell, Joseph Pennell’s Pictures of the Panama Canal (Filadelfia y Londres, 1913). La cita se encuentra a un lado del dibujo no. 10 (no hay numeración de página).

26 Un testimonio de primera mano se encuentra en Abbot, op. cit., pp. 320ff.

27 El texto de la ley del 24 de agosto de 1914 aparece en el Canal Record, Vol. VI, no. 1, Balboa Heights, 28 de agosto de 1912, pp. 3-5; el decreto del 5 de diciembre de 1912 aparece en el Canal Record, Vol. VI, no. 17, Balboa

Heights, 12 de diciembre de 1912, p. 135.

28 Ibid., pp. 213-216.

29 Panama Canal. Message from the President of the United States. Washington, Senado del Congreso de los EE.UU., 1913, p. 5.

30 Ibid.

31 Ron Robin, Enclaves of America. The Rhetoric of American Political Architecture Abroad, 1900-1965 (Princeton, 1992), p. 24.

32 Ibid., pp. 24-29.

33 Este tema se trata en gran detalle en ibid., pp. 63ff.

34 Canal Record, vol. VIII, no. 19, Balboa Heights, 30 de diciembre de 1914, p. 181.

35 Yo he tratado este tema a fondo en: “Raíces Novo hispánicas de la Arquitectura en los Estados Unidos a Principios del Siglo XX”, Jahrbuch für die Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, Vol. 20 (Colonia y Viena, 1983), pp. 459ff.; v. también mi tesis doctoral, Roots of Modern Latin American Architecture: the Hispano-Caribbean Region (Heidelberg, 1987), pp. 319ff.

36 “Quarters for Bachelors”, Canal Record, Vol. IX, no. 16, Balboa Heights, 8 de diciembre de 1915, p. 135. 37Henry Breckinridge (Secretario de Guerra), Construction of Barracks and Quarters on the Island of Oahu and in the Panama Canal Zone (Washington, 1914).

38 ibid., p. 2.

39 La historia resumida de estas bases aparece en Houle, op. cit.

40 Para más detalles sobre la vivienda de inquilinato, véase: Eduardo Tejeira Davis, “Panamá: Barrios Céntricos y Vivienda de Alquiler”, en: Hans Harms (ed.), Vivir en el Centro. Vivienda de Inquilinato en los Barrios Céntricos de las Metrópolis de América Latina (Hamburgo, 1996), pp. 187ff.

41 Ver Canal Record, Balboa Heights, Vol. VIII, no. 37, 5 de mayo de 1915, p. 330; Vol. VIII, no. 51, 11 de agosto de 1915, p. 444; Vol. IX, no. 48, 19 de julio de 1916.

42 Sobre este tema, véase: Samuel Gutiérrez, Arquitectura Panameña: Descripción e Historia (Panamá, 1966), pp. 197ff.

43 Véase Eduardo Tejeira Davis, “El Neocolonial en Centroamérica”, en: Aracy Amaral (ed.), Arquitectura Neocolonial (Sao Paulo, 1994), pp. 113-123.

44 Todos estos temas se tratan en Conniff, Panama and

Page 24: LA ARQUITECTURA DEL CANAL DE PANAMÁ · PDF fileEn relación con la arquitectura del Canal de Panamá, uno tiene la tentación de hablar sin mayor reflexión de una “arquitectura

the United States..., pp. 92-121.

45 Sobre este tema, véase: Kurt Dillon, “La nueva región metropolitana y los espectros del canal”, La Prensa, Panamá, 25 de enero de 1992, p. 4B.

46 Sobre el tema del mercado inmobiliario en Panamá, véase: Álvaro Uribe, La Ciudad Fragmentada (Panamá, 1989).

47 Ley 5 del 25 de febrero de 1993.

48 En torno a este tema, véase: Eduardo Tejeira Davis y Margot López, “Entre lo pintoresco y lo banal hay un trecho muy corto”, suplemento Talingo del diario La Prensa. No. 301, Panamá, 28 de febrero de 1999, pp. 18-21.