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Agosto de 2018 71 70 Liahona NIÑOS “… tomaron ellos sus espadas y todas las armas… y las enterraron profundamente en la tierra” (Alma 24:17). H oy era un día maravilloso. Madi, la prima de Timmy, iba a llegar. ¡Se iba a quedar una semana entera! Timmy no podía esperar para mostrarle sus juguetes y para jugar juntos. Cuando Madi llegó, las aventuras comenzaron de inmediato. Los primeros dos días, jugaron con dinosau- rios de juguete y jugaron a que eran piratas. Fue muy divertido. Sin embargo, al tercer día las cosas no fueron tan bien. Timmy y Madi no lograban ponerse de acuer- do en nada. “¡Vamos afuera y convirtamos la casa de árbol en una nave espacial!”, dijo Timmy. “No quiero. Vamos a quedarnos adentro y dibujar”, dijo Madi. “¡Adentro es un aburrimiento!”. “No, ¡no lo es! Siempre jugamos a lo que quie- res jugar. ¿Por qué siempre te toca escoger lo que hacemos?”. Timmy y Madi siguieron discutiendo. Ya no estaban disfrutando. A Timmy no le gustaba cómo se sentía cuando peleaban. Entonces se le ocurrió algo. “Oye, Madi”, dijo Timmy, “seamos como los anti-nefi-lehitas”. “¿Cómo quién?”. “Los anti-nefi-lehitas. Eran un pueblo del Libro de Mormón que enterraron sus espadas. Habían estado en muchas batallas, y lo lamentaron mucho, así que se arrepintieron. Prometieron al Padre Celestial que nunca volverían a pelear. Entonces enterraron sus armas en la tierra para mostrar que querían guardar esa promesa”. De pronto, a Timmy le vino una idea a la mente. “Vamos a hacer unas espadas de juguete y a prometer que no pelearemos más el uno con el otro”. “Está bien”, dijo Madi. Timmy y Madi buscaron unos juguetes de cons- trucción de plástico en la habitación de Timmy y se pusieron a hacer diferentes tipos de espadas con ellos. Algunas eran largas y otras eran cortas. Algunas tenían muchos colores diferentes. Cuando terminaron, Timmy y Madi llevaron las armas a la alfombra grande de la entrada. “Imaginemos que la alfombra es un gran agujero”, dijo Timmy. Se sentaron al borde de la alfombra, y una a la vez, pusieron sus espadas sobre la alfombra, imaginando que las enterraban. “Prometo que no voy a pelear más”, dijo Timmy mien- tras ponía su última espada de juguete en el montón. “Yo también”, dijo Madi. “Ahora, ¡vamos a jugar! ¿Qué quieres hacer?”. “Vamos a dibujar”, dijo Timmy con una sonrisa. Madi le devolvió la sonrisa. “Y después vamos a jugar afuera a las naves espaciales”. Timmy y Madi guardaron su promesa el resto de la semana. Disfrutaron mucho más juntos después de dejar atrás las peleas. ◼ La autora vive en Utah, EE. UU. La promesa de NO PELEAR ILUSTRACIONES POR DANI JONES. Por Myrna M. Hoyt Basado en una historia real

La autora vive en Utah, EE. UU. La promesa de NO PELEAR...“Los anti-nefi-lehitas. Eran un pueblo del Libro de Mormón que enterraron sus espadas. Habían estado en muchas batallas,

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Page 1: La autora vive en Utah, EE. UU. La promesa de NO PELEAR...“Los anti-nefi-lehitas. Eran un pueblo del Libro de Mormón que enterraron sus espadas. Habían estado en muchas batallas,

A g o s t o d e 2 0 1 8 7170 L i a h o n a

NIÑ

OS

“… tomaron ellos sus espadas y todas las armas… y las enterraron profundamente en la tierra” (Alma 24:17).

Hoy era un día maravilloso. Madi, la prima de Timmy, iba a llegar. ¡Se iba a quedar una semana entera!

Timmy no podía esperar para mostrarle sus juguetes y para jugar juntos.

Cuando Madi llegó, las aventuras comenzaron de inmediato. Los primeros dos días, jugaron con dinosau-rios de juguete y jugaron a que eran piratas. Fue muy divertido. Sin embargo, al tercer día las cosas no fueron tan bien. Timmy y Madi no lograban ponerse de acuer-do en nada.

“¡Vamos afuera y convirtamos la casa de árbol en una nave espacial!”, dijo Timmy.

“No quiero. Vamos a quedarnos adentro y dibujar”, dijo Madi.

“¡Adentro es un aburrimiento!”.“No, ¡no lo es! Siempre jugamos a lo que tú quie-

res jugar. ¿Por qué siempre te toca escoger lo que hacemos?”.

Timmy y Madi siguieron discutiendo. Ya no estaban disfrutando. A Timmy no le gustaba cómo se sentía cuando peleaban. Entonces se le ocurrió algo.

“Oye, Madi”, dijo Timmy, “seamos como los anti- nefi- lehitas”.

“¿Cómo quién?”.“Los anti- nefi- lehitas. Eran un pueblo del Libro de

Mormón que enterraron sus espadas. Habían estado en muchas batallas, y lo lamentaron mucho, así que se

arrepintieron. Prometieron al Padre Celestial que nunca volverían a pelear. Entonces enterraron sus armas en la tierra para mostrar que querían guardar esa promesa”.

De pronto, a Timmy le vino una idea a la mente. “Vamos a hacer unas espadas de juguete y a prometer que no pelearemos más el uno con el otro”.

“Está bien”, dijo Madi.Timmy y Madi buscaron unos juguetes de cons-

trucción de plástico en la habitación de Timmy y se pusieron a hacer diferentes tipos de espadas con ellos.

Algunas eran largas y otras eran cortas. Algunas tenían muchos colores diferentes. Cuando terminaron, Timmy y Madi llevaron las armas a la alfombra grande de la entrada.

“Imaginemos que la alfombra es un gran agujero”, dijo Timmy.

Se sentaron al borde de la alfombra, y una a la vez, pusieron sus espadas sobre la alfombra, imaginando que las enterraban.

“Prometo que no voy a pelear más”, dijo Timmy mien-tras ponía su última espada de juguete en el montón.

“Yo también”, dijo Madi. “Ahora, ¡vamos a jugar! ¿Qué quieres hacer?”.

“Vamos a dibujar”, dijo Timmy con una sonrisa.Madi le devolvió la sonrisa. “Y después vamos a jugar

afuera a las naves espaciales”.Timmy y Madi guardaron su promesa el resto de la

semana. Disfrutaron mucho más juntos después de dejar atrás las peleas. ◼La autora vive en Utah, EE. UU.

La promesa de NO PELEAR

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NES.

Por Myrna M. HoytBasado en una historia real