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La bárbara Europa: Realizar desde “dentro” el giro decolonial Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) Una ausencia remarcable Es probable que "La bárbara Europa" (2016), último ensayo de la filósofa y política Montserrat Galcerán Huguet, venga a remediar, o más bien paliar, una realidad sintomática que hiere generalmente a la producción intelectual del Estado español: la práctica ausencia de voces españolas críticas que se esfuercen en realizar el giro decolonial. De forma exhaustiva, Galcerán se zambulle a través de un trabajo de recopilación descriptiva en las frecuentes confusiones y problemáticas teóricas que rodean la relativamente reciente recepción de «lo decolonial» en Europa y más concretamente en la Península. La diferencia entre estudios postcoloniales y crítica decolonial, las posibilidades y límites del pensamiento postmoderno; la puesta en crisis de la idea de Modernidad, la categoría de raza; la falacia del universalismo, la ceguera epistémica y política de los marxismos y feminismos occidentales. Todo ello y más es abordado a lo largo de un libro que no se limita a vomitar literariamente la superficial experiencia del espectador pasivo sino que transita su propio recorrido haciéndose explícito en la voz activamente reflexiva de la autora que lo escribe. Conflictos decoloniales Aunque despiezar sistemáticamente un trabajo filosófico en particular puede resultar frívolo y poco respetuoso, además de injusto con la escritora, hay quizás tres dimensiones de La bárbara Europa –que engloban muchas otras– que, a nuestro entender, merecen una mención especial, sin olvidar el resto del texto. Se trata de tres aspectos destacados del mismo en los que puede percibirse un loable esfuerzo intelectual de Galcerán por ahondar y problematizar determinadas polémicas. Así mismo, estos tres nudos revelan, en sentido positivo en este caso, tres de las obsesiones con las que lo “decolonial” se encuentra en su compleja relación con las teorías críticas occidentales por antonomasia: marxismo, feminismo y postmodernidad. Es evidente que al distinguir artificialmente entre las mismas no estamos insinuando la existencia de límites que las encierren y separen entre sí, lo cual sería absurdo. El pensamiento del propio Marx, de su actitud frente al colonialismo y el imperialismo de su época, de los matices de diferencia encontrados al respecto en las opiniones de su colega Engels; las contradicciones, posibilidades y defectos del marxismo como corpus teórico crítico forman parte de las preocupaciones mencionadas. A nadie que conozca someramente la obra y trayectoria de Montserrat Galcerán le es ajeno el hecho de que la pensadora –dificilmente catalogable en términos estrictos– inscribe gran parte de su trabajo intelectual en lo que podríamos denominar como un «marxismo crítico» en la estela genealógica marcada por el gigante comunista Manuel Sacristán. Así bien, no hay mejor prueba de honestidad por parte de la misma que poner en crisis parte de su propio legado filosófico político. Ese debería, sin duda alguna, ser el trabajo de quienes tratan de hacer el giro decolonial desde la teoría crítica europea. Como parte de las oscuras consecuencias que surgen a partir de la transformación en moda de determinadas dimensiones de la teoría decolonial en el universo occidentalocéntrico, podemos observar cómo, sin cuestionar los privilegios de la blanquitud, son numerosas las voces que utilizan la ya establecida jerga y sus derivados técnicistas de forma utilitarista. Por todo ello, aportes realizados desde la voluntad rigurosa de autocrítica ecuánimes como los de Galcerán son importantes. Lamentablemente, son las deficiencias de la situación las que, en estas lides, convierten lo normal en extraordinario. Volviendo sobre la cuestión del socialismo, las palabras que Marx dedicó a la colonización británica en «Futuros resultados de la dominación británica en la India» durante 1853 sirven como catapulta de los necesarios interrogantes que Galcerán lanza sobre la a menudo incuestionable áurea de implacabilidad que, tal y como una sombra, acompaña a la imagen pensador: “Esta (la India) no podía escapar a su destino de ser conquistada y toda su historia pasada, si es algo, es la de la sucesión de conquistas que ha sufrido. La sociedad hindú carece por completo de historia, o por lo menos de historia conocida. Lo que llamamos su historia no es más que la de los sucesivos invasores que fundaron su imperio sobre la base pasiva de esa sociedad inmutable que no les ofrecía resistencia. No se trata por lo tanto de si los ingleses tenían o no derecho a conquistar la India, sino de si preferimos una India conquistada por los turcos, los persas o los rusos o una India conquistada por los británicos” Página 1 de 3

La bárbara Europa: Realizar desde “dentro” el giro decolonial

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La bárbara Europa: Realizar desde “dentro” el giro decolonialPublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

Una ausencia remarcable

Es probable que "La bárbara Europa" (2016), último ensayo de la filósofa y política MontserratGalcerán Huguet, venga a remediar, o más bien paliar, una realidad sintomática que hieregeneralmente a la producción intelectual del Estado español: la práctica ausencia de vocesespañolas críticas que se esfuercen en realizar el giro decolonial. De forma exhaustiva, Galcerán sezambulle a través de un trabajo de recopilación descriptiva en las frecuentes confusiones yproblemáticas teóricas que rodean la relativamente reciente recepción de «lo decolonial» en Europay más concretamente en la Península. La diferencia entre estudios postcoloniales y crítica decolonial,las posibilidades y límites del pensamiento postmoderno; la puesta en crisis de la idea deModernidad, la categoría de raza; la falacia del universalismo, la ceguera epistémica y política de losmarxismos y feminismos occidentales. Todo ello y más es abordado a lo largo de un libro que no selimita a vomitar literariamente la superficial experiencia del espectador pasivo sino que transita supropio recorrido haciéndose explícito en la voz activamente reflexiva de la autora que lo escribe.

Conflictos decoloniales

Aunque despiezar sistemáticamente un trabajo filosófico en particular puede resultar frívolo y pocorespetuoso, además de injusto con la escritora, hay quizás tres dimensiones de La bárbara Europa–que engloban muchas otras– que, a nuestro entender, merecen una mención especial, sin olvidar elresto del texto. Se trata de tres aspectos destacados del mismo en los que puede percibirse unloable esfuerzo intelectual de Galcerán por ahondar y problematizar determinadas polémicas. Asímismo, estos tres nudos revelan, en sentido positivo en este caso, tres de las obsesiones con las quelo “decolonial” se encuentra en su compleja relación con las teorías críticas occidentales porantonomasia: marxismo, feminismo y postmodernidad. Es evidente que al distinguir artificialmenteentre las mismas no estamos insinuando la existencia de límites que las encierren y separen entresí, lo cual sería absurdo.

El pensamiento del propio Marx, de su actitud frente al colonialismo y el imperialismo de su época,de los matices de diferencia encontrados al respecto en las opiniones de su colega Engels; lascontradicciones, posibilidades y defectos del marxismo como corpus teórico crítico forman parte delas preocupaciones mencionadas. A nadie que conozca someramente la obra y trayectoria deMontserrat Galcerán le es ajeno el hecho de que la pensadora –dificilmente catalogable en términosestrictos– inscribe gran parte de su trabajo intelectual en lo que podríamos denominar como un«marxismo crítico» en la estela genealógica marcada por el gigante comunista Manuel Sacristán. Asíbien, no hay mejor prueba de honestidad por parte de la misma que poner en crisis parte de supropio legado filosófico político. Ese debería, sin duda alguna, ser el trabajo de quienes tratan dehacer el giro decolonial desde la teoría crítica europea. Como parte de las oscuras consecuenciasque surgen a partir de la transformación en moda de determinadas dimensiones de la teoríadecolonial en el universo occidentalocéntrico, podemos observar cómo, sin cuestionar los privilegiosde la blanquitud, son numerosas las voces que utilizan la ya establecida jerga y sus derivadostécnicistas de forma utilitarista. Por todo ello, aportes realizados desde la voluntad rigurosa deautocrítica ecuánimes como los de Galcerán son importantes. Lamentablemente, son las deficienciasde la situación las que, en estas lides, convierten lo normal en extraordinario.

Volviendo sobre la cuestión del socialismo, las palabras que Marx dedicó a la colonización británicaen «Futuros resultados de la dominación británica en la India» durante 1853 sirven como catapultade los necesarios interrogantes que Galcerán lanza sobre la a menudo incuestionable áurea deimplacabilidad que, tal y como una sombra, acompaña a la imagen pensador:

“Esta (la India) no podía escapar a su destino de ser conquistada y toda su historia pasada, si esalgo, es la de la sucesión de conquistas que ha sufrido. La sociedad hindú carece por completo dehistoria, o por lo menos de historia conocida. Lo que llamamos su historia no es más que la de lossucesivos invasores que fundaron su imperio sobre la base pasiva de esa sociedad inmutable que noles ofrecía resistencia. No se trata por lo tanto de si los ingleses tenían o no derecho a conquistar laIndia, sino de si preferimos una India conquistada por los turcos, los persas o los rusos o una Indiaconquistada por los británicos”

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La bárbara Europa: Realizar desde “dentro” el giro decolonialPublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

A partir de entonces, apoyada en los escritos y análisis de Dipesh Chakrabarty o Pramav Jani, indagaen los matices, cambios de tono y prejuicios eurocéntricos desplegados en los análisis de Marx sobrela cuestión colonial imperial. Pero dicha crítica no se limita a los escritos de este último. Con laintención de entrar en contacto con el legado occidentalocéntrico presente en el socialismo comotradición crítica europea extiende su análisis a las interesantes idas y venidas del movimiento enrelación a las jerarquías del poder colonial.

Colonialidad, Género, Postmodernidad

Recogiendo las aportaciones de María Lugones en torno a la “Colonialidad del género” relacionadasno solo con la propia categoría de género, sino con las de sexo y sexualidad, lo que se muestra–debates que comienzan a tomar relevancia en nuestra geografía académica– es hasta qué punto laapropiación de la historia por parte de las feministas blancas y la esencialización de la categoría«mujer» contribuyen a obviar la interseccionalidad –término también de moda– de las opresiones encuestión. Los puntos de partida del feminismo afroamericano, de los feminismos postcoloniales,decoloniales y comunitarios son utilizados aquí para romper con los límites mencionados y señalar elprovincianismo universalista del proyecto crítico eurocéntrico, aún cuando este se centre en laopresión sexual y de género. De nuevo, lo relevante en los análisis propuestos en el texto que nosocupa no es la novedad, en términos teóricos, de la mirada expuesta sino el lugar identitario,corporal y político situado desde el que parte la autora del mismo.

Por todo ello, porque lo que está en juego, al fin y al cabo y pese a quien le pese, es una cuestiónidentitaria que atañe a las epistemologías, los cuerpos, las historias y los tiempos, la revisión sobrequé funciones e influencias cumple la postmodernidad en los debates producidos en torno a dichascategorías es indispensable. Poner en crisis el eurocentrismo de la herencia foucoltiana, interrogar elnúcleo postestructuralista de los estudios sobre la subalternidad y de los estudios postcoloniales;situar el carácter civilizatorio de la Modernidad y cuestionar, tal y como diría Enrique Dussel, sudimensión sacrifical se tornan tareas de primer orden.

Una crítica

Quizás, lo que echamos definitivamente de menos en el libro de Galcerán es la existencia demenciones directas al racismo interno histórico y actual en el propio Estado español y en Europa. Elconcepto de colonialidad interna, a menudo usado deshonestamente desde la Academiaoccidentalizada y sus márgenes para seguir invisibilizando el racismo; su importancia en lo querespecta a los procesos de higiene sociocultural –llevados a cabo en un plano material y simbólico–que el primer Estado moderno occidental, el Imperio español, pone en marcha para construir suidentidad como germen del proyecto moderno civilizatorio europeo no ocupan un lugar significativoen el texto que al que nos enfrentamos. Así mismo, la excesiva y al mismo tiempo comprensibleatención que la autora presta al “caso norteamericano”, nos vuelve a poner en contacto con latradicional y errónea sensación de que Europa, en su interior, se encuentra libre y sana decolonialidad. Comprendemos que probablemente la autora no pretende contribuir conscientementea tal diagnóstico. No obstante, y ahí está el sentido de la crítica, la fijación del ensayo en el casomencionado puede contribuir a afirmarlo en sus lectores.

Ni se puede ni se debe pedir “todo” a un texto filosófico, sin embargo, y la observación esconstructiva, una de las tendencias dominantes en lo que respecta a la interpretación de la cuestióncolonial desde Europa es la neurótica y sintomática huída del intelectual gadjo (1) de las vicisitudesraciales encontradas en su propio territorio. Incluso en los albores de los despuntes que la“interculturalidad”, como metodología y forma de acercarse al racismo, ha producido en el Estadoespañol, numerosos pensadores de la talla de Francisco Fernández Buey y otros, han tendido aobviar los problemas coloniales surgidos en su propio terreno geográfico para lanzarse a labúsqueda de un objeto de estudio lejano a la realidad inmediata; véase, como ejemplo clave de ello,el Gerónimo de Manuel Sacristán Luzón. Es esa neurosis la que quizás puede explicar por qué razónla izquierda europea sigue manifestando una persistente y preocupante ceguera ante los efectos delracismo, como patrón del poder moderno occidental, en sus propias sociedades. Si a nivel prácticoes indispensable tejer alianzas con aquellos pensadores y activistas políticos occidentales quemuestran una verdadera ocupación en combatir la colonialidad del poder, del saber y del ser, no loserá menos en la dimensión teórica. Para ello, habrá que distinguir con lucidez el grano de la paja y

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La bárbara Europa: Realizar desde “dentro” el giro decolonialPublicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)

conseguir entablar un diálogo crítico cuya voluntad esencial consista en afianzar esa sensibilidadantirracista y transformarla en un proyecto político. No hay duda de que, desde esa perspectiva,trabajos como los de Montserrat Galcerán son necesarios y bienvenidos.

Helios F. Garcés

1 Palabra romaní –lengua del Pueblo Rrom/Gitano– que hace mención al blanco, al no rom, al nogitano.

Reseña publicada en la web de Traficantes de sueños.

Etiquetas: Montserrat Galcerán, La Bárbara Europa, Teoría Decolonial, Postmodernidad

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