La caída de Abdalá

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El derrocamiento del presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram Ortiz en 1996

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Pedro Saad Herrera

La cada de Abdal

Quito, febrero 12 de 1996

1.- Introduccin

V

iernes, 7 de febrero.- Ecuador ha amanecido con tres presidentes. Los titulares de todos los diarios sealan ese hecho, aunque cada uno de los protagonistas niega la existencia de sus rivales. Es una manera de proclamarse nico legtimo. Un psiquiatra ubicara la situacin entre las psicopatas que niegan las realidades evidentes. Mucho me temo que sea una clasificacin a la que habremos de volver en estas pginas. Uno de los contendientes es Abdal Bucaram Ortiz, quien gan las elecciones de julio del ao anterior y se posesion en agosto, pero ha perdido su respaldo en menos de seis meses de gestin. Los sondeos de opinin pblica indican incontrovertiblemente ese hecho, pero el presidente no lo cree. O dice no creerlo. Al fin y al cabo, ha dicho, tambin con respecto a mi potencial electoral se equivocaron. Pero la realidad tiene piedras en las manos. Durante varias semanas, concretamente desde el 10 de enero, Bucaram ha debido enfrentar luchas callejeras que se iniciaron en Quito, pero que se han extendido a otros sitios del pas. A medida que pasaban los das, la beligerancia ha aumentado. Pero, contrariamente a lo que esperaban sus opositores, Bucaram no se ha rendido ni ha escapado a Panam. Se ha parapetado en el palacio de gobierno, que la gente suele llamar con el nombre de uno de los presidentes de la antigua Real Audiencia de Quito, el barn de Carondelet. Por su parte, Fabin Alarcn Rivera fue hasta ayer presidente del Congreso Nacional. Lleg a ese sitial gracias a su habilidad para conjugar intereses polticos contrapuestos y con amplia fama de hombre correcto, que cumple sus compromisos: una fama que se ha vuelto rara en la tica poltica ecuatoriana. El 6 de febrero, el parlamento decidi aplicarle a Bucaram el casi olvidado artculo 100 de la Constitucin y lo declar mentalmente incapaz para ejercer la Presidencia, aunque nunca se argument sobre la esencia de esa incapacidad. El margen de votacin fue de 44 a 34, con 2 abstenciones. Suficiente para darle respetabilidad poltica, pero insuficiente para dotar a la decisin de credibilidad moral. La misma noche se eligi a Alarcn como reemplazo de Bucaram, y asumi el ttulo un tanto pomposo de Presidente Constitucional Interino de la Repblica. Basada en que el Congreso Nacional estaba autorizado constitucionalmente para destituir al presidente, pero no para elegir a su sucesor, la vicepresidenta Rosala Arteaga ha declarado que la Presidencia le corresponde. Su primer decreto, asumiendo el mando, est escrito en papel con membrete de la Presidencia. Imposible saber si el papel fue sustrado del despacho de Abdal o si Rosala tena el monograma impreso desde antes. Arteaga fue elegida en la misma papeleta que Bucaram, pero las diferencias entre ambos se han ido acentuando con el tiempo, y el 11 de septiembre de 1996 un hermano del presidente, el diputado Jacobo Bucaram Ortiz, proclam -en otro rasgo de la esquizofrenia imperante- la vicepresidenta no existe. Era ms que una frase. Al rebuscar en el texto de la Constitucin Poltica se encontr con horror que no exista provisin legal para la sustitucin del presidente, y el propio Bucaram ha acentuado ese vaco al no haber encargado el poder a Rosala ni siquiera durante sus viajes al exterior. Al momento de proclamarse presidenta, Arteaga parece gozar de muy poco respaldo, y su propio partido poltico, llamado MIRA (originalmente por Movimiento Independiente Rosala Arteaga, pero transformado luego con fingida modestia en algo rimbombante: Movimiento Independiente por una Repblica Autntica), ha decrecido hasta casi desaparecer. Muchos dirigentes polticos sonren con desdn al conocer su posesin, pero pronto la sonrisa se borrar de sus rostros. Quito. Mircoles 5 de febrero.- La multitud est en las calles. Como no hay una nica concentracin de las masas, es imposible establecer con alguna precisin su nmero. Lo nico que puede decirse es que son varias decenas de miles de personas. Quiz un centenar de miles, lo que equivaldra a un gigantesco 6 7 por ciento del total de la poblacin de la ciudad. Cerca de la llamada Plaza del Teatro me encuentro con una turista norteamericana que deambula entretenida por las calles y que se ha colgado un cartel en el pecho. Slo soy curiosa. Por favor, no dispare dice ese letrero.

Sonro. Me parece altamente significativo de la firme conviccin gringa de que en el subdesarrollo todo es posible, pero que ellos mismos estn protegidos por otra suerte de destino manifiesto. Algo que los pone a resguardo del mal o los peligros. Decido jugarle una mala pasada. Tenga cuidado -le digo en ingls-. Los que disparan suelen ser analfabetos. Ella se queda desconcertada. Yo apresuro mi paso, porque no quiero responder a demasiadas preguntas. Palacio de Carondelet. Viernes, 7 de febrero. 6:26 pm.- Los periodistas se agolpan junto a la escalinata que conduce a la planta alta de la construccin del siglo XVII, reparada a fines del XVIII. All, bajo la adusta vigilancia de un suboficial con ametralladora, se ha improvisado una especie de atril para las ruedas de prensa. Bucaram sigue en palacio, protegido de la iracundia del pueblo por una muralla de soldados que crece hora por hora. Cada cierto tiempo, y de forma inopinada, se presenta ante los periodistas, realiza una breve declaracin habitualmente intrascendente, y se retira sin permitir preguntas. Un poco antes de las cinco de la tarde, el secretario de prensa, Fernando Artieda, ha anunciado, con cierta engolada y desagradable solemnidad, que el Seor Presidente de la Repblica, Abogado Abdal Bucaram Ortiz (s que es un barbarismo, pero juro que Fernando pronuncia estas palabras con maysculas) ofrecer una rueda de prensa a las seis en punto de la tarde. Su rostro aparece en la pantalla rodeado por micrfonos y pequeas grabadoras porttiles, y Artieda aspira a retirarse sin ms. Se alcanza a escuchar una voz que, entre disgustada e irnica, le grita que ya son las seis y veintisis (por eso es tan precisa la identificacin de este segmento). Artieda ha sido sorprendido por la realidad. Fernando Artieda es el nico intelectual que le queda al gobierno (el otro que tena, Edgar Allan Garca, el subsecretario de cultura, renunci hace unas semanas). Su rostro no tiene la educada impasibilidad del jugador de pker o del poltico profesional, y sus emociones se le transparentan como cuando canta a la guitarra o cuando lee sus poemas a capella. Est desconcertado. Ha estado viviendo todas estas largas horas de encierro en un sitio que se le volvi mezcla de prisin y claustro materno. Si el psiclogo suizo Carl Gustav Jung hubiese estado entre los periodistas, habra sonredo. En esta seductora y opresiva crcel-refugio, la realidad parece haberse convertido para Artieda en otra cosa. Las seis en punto de la tarde no son ya una ubicacin en el tiempo (y mucho menos una tan precisa como aquel en punto parecera indicar), sino un elemento retrico. Una parte del discurso. Mientras Fernando Artieda se aleja de sus ex colegas escaleras arriba, yo siento que tal vez me he aproximado a la comprensin de la esencia del gobierno de Bucaram; del inesperado respaldo que consigui en un momento; de lo vertiginoso de su cada posterior; de la escalofriante y demencial fusin de payasada y gritos que son sus discursos de tarima; del elemento comn que puede unir en su mente a Lorena Bobbitt y Diego Armando Maradona; del origen de la descabellada conviccin de ser en realidad una de las seis mayores personalidades del mundo y no meramente la curiosidad de moda para las secciones folklricas de las revistas; la confusin entre los dos papeles que le asign el dramaturgo-Historia Porque quin es usted, abogado Abdal Bucaram Ortiz, cuando se le quitan las maysculas que imponen el deslumbramiento hipntico o el servilismo cmplice? Un chiflado? Un mesas? Un pirata, comandante de la ms reciente expedicin de corsarios? Las tres cosas? Y, si es as, una por una, y es la rapidez de aquella sucesin la que desconcierta a sus opositores cartesianos? O todas ellas de forma simultnea, y es esa yuxtaposicin casi qumica la que dificulta comprenderlo? Y, sobre todo, quin -como persona- es este pas que lo eligi presidente, debido quiz a una mezcla de desesperacin y masoquismo? Es usted un espejo del pas? De verdad somos como usted? Es usted verdaderamente un loco, abogado Bucaram?

O es todo el Ecuador quien est enajenado, y haberlo elegido a usted no ha sido ms que la prueba de esa alienacin? Y entonces El que ahora un porcentaje tan alto de la nacin se rena para salir a gritar Que se vaya! y Bucaram Fuera!, es seal de que hemos recuperado la decencia y la cordura, y que hemos decidido desterrar para siempre la deshonestidad y la demencia? Es Rosala Arteaga el arquetipo de aquella decencia que buscamos recobrar? Es Fabin Alarcn el portaestandarte de esa cordura que deseamos admirar? Quito, 7 de febrero. 6:55 pm.- Abdn Ubidia, gran escritor y querido amigo, es el director literario de la editorial El Conejo, y va lenta pero inexorablemente dejando de ser joven escritor como era antes. Me llam a las 8:30 de la maana de este viernes. Con Xavier Lasso, director editorial, conforman un estupendo equipo. Que me hicieran llamar por la secretaria, evidenciaba, adems, lo formal del asunto. Como en una comunicacin teleptica, intu de golpe -provoca decir de un solo toque- de lo que se trataba. - Ya s para qu me llamas -le dije-. Quieres que escriba un libro de coyuntura sobre lo que est ocurriendo. Me reun con los dos, y el proyecto comenz a tomar forma. Sera una crnica. Pero algo ms que una crnica, dijo Xavier. Yo respond que necesitaba unas horas para pensarlo. No estaba seguro de entender a cabalidad lo que estaba ocurriendo, y mucho menos seguro de poder explicarlo. Y es slo ahora, cuando Fernando Artieda se aleja entre amedrentado y un tanto pudoroso de los micrfonos que busc toda su vida, cuando creo que me puedo aproximar a una comprensin. Y creo que es al narrar mis propios sentimientos y buscar reducirlos a su comprensin racional cuando puedo ayudar a otros a entender lo que sucede. Es ahora, a las 6:55 de la tarde, mientras los jvenes que acompaan a Rodrigo Borja, Jaime Nebot y Fabin Alarcn siguen intentando aproximarse al palacio del Carn de Leche (como llamaban en su tiempo al Carondelet original), cuando tomo la decisin. Llamo a Ubidia. - He decidido escribir el libro -le digo-. Quiero ponerle de ttulo o subttulo Que se vaya! y no requiero mucho tiempo, porque no ser una obra de reflexin previa, sino un ejercicio para ir comprendiendo en alta voz. Xavier intervino. - Qu quieres comprender? -me pregunta. - Tengo claro que todo el mundo quiere que Bucaram se vaya. Pero hay ms. Siento que hay ms, aunque todava no puedo definirlo. Hay algo que queremos que se vaya junto con Bucaram -le digo. - S -me dice Xavier-. Algo ha pasado en estos das. - No lo s -le replico-. No s si ya pas algo. Tal vez slo ha comenzado a pasar. Pero algo tiene que irse. - Que se vaya -me dice Ubidia, como si se tratara de una contrasea para reconocernos en la calle. Una suerte de decentmetro, que dira Pedro Jorge Vera. - Que se vaya -respondo-. Que se vaya pronto. - Y que no vuelva -termina Lasso.

2.- Es una fiesta

Quito. Febrero 5 de 1997. La Plaza Chica. 2:15 pm.- Quito est agitada y contenta, como una mujer satisfecha. La ciudad entera est repleta de manifestantes que gritan, agitan los puos, lanzan consignas con rimas ingenuas y un poco forzadas, pero completan la consonante con el ritmo de las palmas que aplauden y aplauden, no dejan de aplaudir Esto de los gritos tiene su propia doctrina. Como si fueran grafitis orales. Cuando yo era muchacho, nos limitbamos a unos Vivas y unos cuantos Abajos, que no tenan otra finalidad racional que permitirnos sacar de dentro las furias, o la frustracin, o la rabia, o por lo menos un exceso de adrenalina producido por la presencia de los chapas, como se los llamaba entonces, que cargaban sables, como se usaba entonces, y montaban caballos, como andaban entonces. Ahora es diferente. Bueno, cada vez es diferente. Ahora los gritos pueden servir para algo, porque se repiten en el curso de toda la marcha, al menos con la esperanza de convocar a alguien nuevo. Pero hay algunos que se han vuelto casi mecnicos Unete, pueblo. Unete a luchar. Contra este gobierno

Antipopular. Es lo mismo que escucho desde hace dos dcadas, y la consigna no ha cambiado nada. Bueno, quiz los gobiernos tampoco As que el MPD considera que, puesto que todos son antipopulares (ya que son ajenos), se ahorran creatividad al conservar el grito. Pero hay muchas cosas nuevas. Ahora emplean malas palabras Vamos a ver Quin lleva la batuta Si el pueblo organizado O los hijos de puta. Me molesta. Incluso mi pasin de lucha fue educada en un tiempo cuando haba que hablar con cierta galanura y sin emplear estos vocablos. Recuerdo haber corregido las faltas de ortografa en el pliego de peticiones de una huelga. Pero no me molesta excesivamente. Condenado a pensar, como a cadena perpetua, trato de decirme que para ellos (ellos son estos jvenes, el yo de ahora) ya no hay malas palabras, porque todas tienen el mismo rango. O acaso es ms sencillo. Tal vez las buenas palabras las devaluaron los diputados, o los profesores, o los padres, o la gente como yo En fin, alguien. O sea que s igualamos las palabras, pero para abajo. O sea que -quiz- ahora todas son malas. Pero hay cosas que no tienen sentido. O no les encuentro el sentido. Por ejemplo, ha comenzado a llover y, en medio de los gases lacrimgenos que pueblan todo el centro de la ciudad, viene un grupo de la Escuela Politcnica con un enorme ttere articulado, con cara de Bucaram y manos de ladrn. Suben por la calle Venezuela y, al llegar a la esquina de la Espejo, donde hay un grupo de policas, comienzan a saltar sobre los charcos que ya se han formado en la calle. Repiten unos cuantos de estos mismos gritos; pero de pronto surge otro, adecuado al momento, pero que ya no tiene contenido pltico Que chucha que llueva La Poli no se ageva. Y lo repiten, mientras se van corriendo por la Espejo hacia la Flores. Aqu s que las malas palabras son intiles. Aunque no. Es posible que slo sean imprecisas. Recuerdo Pars, en mayo de 1968. Hubo un momento cuando el terico trotzkista belga Ernest Mandel se trep sobre una de las barricadas del Barrio Latino y no pudo contener la emocin esttica, a pesar del relativo peligro. Tal vez gracias a l. - Ah, qu bello es! -dijo entonces- Es la revolucin! No era. Al final, el Partido Comunista Francs decidi que los manifestantes, que habamos puesto en jaque al gobierno del viejo general De Gaulle durante semanas, no ramos ms que unos jvenes pequeoburgueses, que objetivamente servamos al enemigo del proletariado al intentar derrocar al rgimen, instaurar el poder de unos cuantos sueos (ni siquiera de todos), de modo que De modo que los obreros de Renault, la fbrica de automviles que sirve de ensea para la clase obrera parisina (o que serva para eso, porque no s si todava existe una clase obrera en Pars), nos cerraron las puertas en las narices y tuvimos que regresar al territorio del Quartier que, l s, nos aguardaba como una esposa que estuviera dispuesta a perdonar la infidelidad de una tarde. Pero, al final, ni siquiera los cabezones franceses (que podan ser mucho ms cuadriculados que los cabezones nuestros) pudieron impedir que renaciera algo que haba casi desaparecido desde 1830 1848 1871, cuando haban sido las ltimas barricadas del siglo pasado. Era algo muy parecido a esto que siento hoy nacer en Quito.

En Pars haba existido, y slo haba que reconstituirlo despus de toda la ocupacin nazi, y de la colaboracin con los nazis, y de la avalancha de dogmatismos y sectarismos que le cay encima a la gente que se haba salido de la otra iglesia, precisamente porque estaba harta de ser dogmtica y sectaria. All haba que renacerlo (que puede ser un verbo transitivo). Aqu hay que engendrarlo (que siempre es un verbo transitivo). Aunque, no. Si uno trata de producirlo de un modo consciente, se vuelve metdico y sistemtico, y entonces se pasma, como diran estos muchachos. Hay que dejarlo nacer. Quedarse calladito en un rincn, con los ojos muy abiertos, con los odos muy atentos pero con la boca muy cerrada. Porque se pasma. Cranme. Yo estuve en Pars en 1968. Pero tambin estuve en 1969. Se pasma. As que no traten de hacerlo nacer porque aborta. Slo hay que dejarlo nacer. No una clase social. Ni una doctrina. Ni una organizacin tumultuaria ni un grupo guerrillero. Ni una vanguardia ni un sindicato ni un gremio. Ni la Cmara del Pueblo (como si fuera de Industrias o Comercio). Ciertamente no un partido poltico. Tal vez deba ser todo lo contrario que un partido poltico. Pero tampoco ser un Grupo de Inters o de Presin (como la Fundacin Natura o la CTE). Y jams una ONG, que es como llaman ahora a los sindicatos de los desempleados o a las Cmaras de los que no tienen empresas. Ser otra cosa. Algo que no puedo bautizar. En realidad, quiz tenga miedo a pretender bautizarlo, porque estamos tan saturados de palabras que, si uno le pone nombre, habr de esfumarse y de perderse entre mil otros conceptos. Y entonces este sentimiento de alegra que me est llenando el pecho, esto de sentirme y de saberme -por fin- otra vez parte de algo no sera ms que otra frase en el discurso de un diputado o de un candidato con ganas de ser productor de televisin o de un profesor o de un comentarista de televisin con ganas de ser diputado o de un profesor con nfulas de ser candidato - Pedro? Quien me llama la atencin es una compaera de trabajo que ha venido conmigo hasta el centro de la ciudad. Para evitar la contaminacin y respirar aire puro, que es como se llaman los gases lacrimgenos cuando el pueblo se levanta. Estoy contento de verla. Result ser mucho menos nia bien de lo que pareca. Incluso cuida a

veces de los hijos de su hermana, que ahora est metida en la ocupacin de la Catedral. - Pedro?, insiste. La miro a los ojos. - Se puede llamar a esto una revolucin? No. Todava no. Todava no es una revolucin. Es una fiesta. Pero los nacimientos -que son siempre dolorosos- requieren de que antes haya habido un engendrar. Un copular con la historia. Un inseminar y un fecundar. Una fiesta. Este libro se ha escrito para dejar testimonio de que el cinco de febrero de mil novecientos noventa y siete, siendo mircoles, y estando a slo dos das de que comenzara el ao chino del Buey, el Ecuador, un pequeo pas en la Amrica del Sur, que haba sido ofendido y arrastrado al cieno de la corrupcin, el nepotismo, la prepotencia grosera al interior y la ms abyecta humillacin externa, se levant en todas sus regiones y con todas sus clases sociales y reuni a todas sus generaciones de hombres y mujeres y sali a reapropiarse de sus calles y sus plazas, de sus caminos y de los oratorios al pie de sus montaas; y que lo hizo en paz, aunque gritando; y que lo hizo con alegra, aunque con rabia. Este libro se ha escrito para que no olvidemos que supimos -todos, todos- convertir al pas en una fiesta. Y que -si pudimos una vezpodremos siempre.

3.- Las verdades (y las mentiras) en las ofertas de campaa

Guayaquil. Principios de marzo de 1996. Redaccin del diario Expreso.- Galo Martnez Merchn, gerente y director del diario, ha tenido una estupenda idea: cada mircoles se invita a uno de los candidatos a la Presidencia de la Repblica para un almuerzo con el consejo editorial del peridico. Aunque estas reuniones no tienen agenda pre-establecida, se entiende que es una excelente oportunidad para que los candidatos puedan exponer sin restricciones sus planes y programas de gobierno. Para la cpula de la redaccin es igualmente positivo conocer de primera mano y en situacin normal a los candidatos invitados. Aceptan todos. Abdal Bucaram llega acompaado por Alfredo Adum, Fernando Rosero y Oscar Clleri. En los primeros momentos, hay una tensin que se puede sentir en el ambiente. Es normal. Hace poco tiempo, en uno de los tpicos exabruptos del candidato, dijo por televisin que Expreso era un diario infame y farsante, que no era ledo ni por los bomberos, crptica afirmacin que seguramente fue empleada en sentido peyorativo. Bastante tiempo antes, las instalaciones del diario haban sido atacadas, incluso con armas de fuego, por unas turbamultas que parecan identificarse con el partido roldosista, aunque nunca pudo probarse su origen. Es evidente que Bucaram no gusta de Expreso, y es un desamor que parece bien retribuido. Abdal viste una camisa Ralph Lauren de color crema. Se comporta muy serena y dignamente, y hacemos una pequea antesala, porque el presidente del consejo editorial, el ex presidente de la repblica Carlos Julio Arosemena, ha sido retenido por una funcin de su cargo actual de ministro de la Corte Suprema de Justicia. Los temas van de las encuestas de preferencias electorales a la concepcin global de campaa que tiene el candidato. En ese momento, las encuestas no lo favorecen, y lo colocan en una situacin muy subalterna, detrs de Jaime Nebot y de Rodrigo Paz y Freddy Ehlers, quienes parecen disputar entre s la posibilidad de una segunda vuelta. Bucaram afirma sin ambages que no cree en esos resultados. Y expone sus razones. Todo el mundo sabe que Abdal tiene siempre escondidos cinco puntos, dice, repitiendo un

hecho estadstico bien conocido por los politlogos, y que la mayora de los analistas ha atribuido a lo que se ha denominado el voto vergonzante (unas personas que ya han decidido votar por Bucaram, pero que sienten pudor de reconocerlo). En general, se refiere a s mismo en tercera persona, como si ese Abdal al que alude fuera otra persona, muy distinta de este individuo mesurado, que no acepta el aperitivo que le ofrecen, y que contina elaborando sus conceptos. Nosotros mismos le decimos a nuestra gente que les mienta a los encuestadores -confiesa-. Nos conviene tener engaados a los otros. Afirma, sin embargo, que ellos (es decir, el PRE) efectan sus propios sondeos, y que los resultados son muy diferentes. Nosotros s sabemos la verdad, admite. El economista Carlos Cortez ser ms tarde colaborador del rgimen; pero en ese momento acta como miembro del consejo editorial. Con irona que no pretende ocultar pregunta si esas encuestas propias son las realizadas por Vitirn, una clebre empresa fantasma que Bucaram us en campaas anteriores para publicar resultados espreos que lo favorecan. Abdal re. Dice que no. Que Vitirn es una cosa de campaa (seguramente en el sentido de algo no confiable), y que sus sondeos serios no los publica nunca. Con descarnado cinismo que no revela empero ningn secreto elabora algunas frases sobre la relacin entre verdad y mentira en el curso de una campaa electoral. Por ahora no son ms que conceptos superficiales, pero es un tema al que volver cuando estemos ya sentados a la mesa, a donde ahora mismo nos invitan, pues Arosemena acaba de ingresar. Es antes del cebiche inicial cuando Abdal elabora sus convicciones. La gente es ignorante, pero el pueblo no es bruto -asegura-. Todo el que asiste a una concentracin poltica sabe que le estamos mintiendo. Tendran que ser muy imbciles para creer que uno de verdad puede cumplir todo lo que ofrece. Y entonces pasan dos cosas. Como todos mienten, la gente saca como un porcentaje. As que quien ms ofrece resulta ser el que ms puede cumplir. Aunque sea una pequea parte. Esa es la una cosa. La otra es que, si todo es mentira, y si la gente lo sabe, entonces ya no va a las concentraciones para que le mientan, ni para que le vean la cara, sino que va por el show. Viene a un espectculo. No porque crea en lo que le dicen, sino porque es gratis. Y, si todos mienten, cul es la ventaja que tiene Abdal sobre los otros candidatos? le pregunto, aunque me haba hecho la promesa de no hablar en este encuentro. El corazn -me responde, mirndome a los ojos-. Yo no hablo para el cerebro de la gente, sino para su corazn. Las cosas no son racionales en una concentracin. Son emotivas. La gente, sobre todo la gente pobre, no tiene muchas ideas y tiene muy poca educacin. En cambio tiene muchos sentimientos. Y mucho resentimiento. Y rabia. Y ya no aguanta ms. Eso es lo que hay que alimentar. Le sostengo la mirada. He participado en la conduccin de varias campaas electorales y s que estas afirmaciones son dolorosamente ciertas en la fase de anlisis. Lo que molesta -lo que duele, en el fondo de ese mismo corazn que el candidato dice poder manipular- es la precisin del concepto. El cinismo de su reduccin a unas frases que pueden pronunciarse sin reticencias, porque si lo cito negar haberlas dicho. Miente, entonces, Abdal Bucaram? Y los dems? Acaso ellos no mienten? Comprendo entonces que para el candidato la relacin entre verdad y mentira no es en blanco y negro, sino que parece un territorio poblado de matices. Si nada es completamente cierto en la poltica, parece decir, entonces nada es completamente falso. Pero buena parte de mi vida ha estado vinculada con las artes escnicas, e incluso estudi profesionalmente algunas de las destrezas de un actor. La ms importante de esas habilidades es, precisamente, la capacidad para vivir una doble realidad de modo simultneo. Si uno va a interpretar el papel del Hamlet de Shakespeare, por ejemplo, tiene que creer que realmente se ha convertido en un prncipe de Dinamarca y que se ha trasladado al medioevo. Pero al mismo tiempo tiene que hablar en voz suficientemente alta para que le escuchen en la ltima fila, y debe hacer gestos lo bastante amplios, para que perciban su interpretacin. Usted ser Hamlet, pero seguir siendo un actor, al mismo tiempo.

El filsofo francs Diderot escribi sobre este tema un hermoso estudio que llam precisamente La Paradoja del Comediante. Diderot vivi entre 1713 y 1784, en el perodo de auge del racionalismo pre-revolucionario. No conoci los conceptos cientficos de esquizofrenia o paranoia, y el principio de una doble personalidad le hubiese sido extrao. Pero esta es una de las claves para entender al abogado Abdal Bucaram Ortiz. Es un actor. Un gran actor, capaz de escribir sus propios textos (o de improvisarlos sobre el escenario). Resulta bastante inevitable que un orador lo sea. Finalmente, y por rigurosamente acadmico que sea su discurso, est sobre un tinglado y de cara a un auditorio. Aun si el tema de su disertacin es la jardinera japonesa del siglo XVIII o las relaciones de la fsica cuntica con la cultura quechua, comunicar tanto mejor con su pblico cuanto mejores sean sus cualidades actorales. Bien, incluso muy bien cuando se trata de la pedagoga o de cualquier comunicacin de datos. El recientemente fallecido astrnomo Carl Sagan, autor y presentador de la serie televisiva Cosmos, es uno de los mejores ejemplos de ese aserto. Pero, y cuando se trata de la poltica? Cuando lo que est en juego no es el saber o la ignorancia, sino las decisiones electorales que pueden conducir a un hombre como Abdal Bucaram hasta la Presidencia de la Repblica? Sigue siendo bueno, e incluso muy bueno, este ejercicio de un talento actoral cuando ese candidato cree de verdad que todos mienten y que quien gana las elecciones es el que ms y mejor sabe mentir, porque la gente extrae algo parecido a un porcentaje de verosimilitud de todas las mentiras que escucha? Tal vez tiene razn. En su edicin del 12 de julio de 1996 (N 693), la revista Vistazo efectu la contabilidad de cunto necesitaran Nebot y Bucaram para cumplir las respectivas ofertas que realizaron durante la campaa. Nebot ofreci un total de 1,005 millones de dlares. Bucaram lo super de largo. Sus promesas slo podan cumplirse si les dedicaba 2,345 millones de dlares: aproximadamente el 20% del producto interno bruto anual. Y fue Bucaram quien gan las elecciones. No pretendo aqu decir que Abdal Bucaram juegue sucio. S digo que el juego se ha vuelto sucio. En s mismo, al margen de quines sean los jugadores. Y mientras ms dependa la formacin de opiniones electorales de la capacidad actoral de los candidatos, porque se trata de un pblico desprovisto de cultura y de buenos niveles de comprensin, mayor ser el peligro de que personas como Bucaram, con mucho talento y muy pocos escrpulos, sigan ganando las elecciones. Porque ofrecen ms. Porque mienten ms. Y mejor. Y porque tienen una alta dosis de psicopata de doble personalidad. Un loco. Pero no un loco que ama. No! El amor es sagrado. Un loco que finge amar. Que acta como si amara. No para que usted lo ame a l y retribuya as su afecto, sino para que usted le crea sus mentiras. Y para que vote por l en las prximas elecciones.

4.- Testaferros

Quito, febrero 5 de 1997. Plaza del Teatro. 12:20 pm.- La prensa escrita ecuatoriana, con la sola excepcin del sensacionalista Extra, tiene una difusin estrictamente local. Los diarios ms vendidos de Guayaquil y Quito, El Universo y El Comercio, respectivamente, tienen apenas una circulacin marginal de la otra metrpoli de este pas bicfalo. Por eso me extraa que la gente que colma las calles este da de protesta salude tan efusivamente a la pequea furgoneta de Expreso que corre por el centro de Quito, llevando y trayendo fotgrafos y reporteros, como en una operacin de guerra. Es cierto que Expreso se ha distinguido bastante en esta lucha, pero hay ms que eso. Los saludos de la gente no son exclusivamente a un diario especfico, sino a toda la prensa, a esos muchachos de ojos alerta y odos tensos, que no permiten que las cosas queden en las sombras o el silencio. Hace pocos das he mirado las cifras de un sondeo de opinin pblica, y he podido refrendar que las nicas instituciones que gozan de credibilidad en Ecuador son la prensa, las Fuerzas Armadas y la Iglesia. Para los periodistas no es gratis. Ni su lucha ha sido corta

Guayaquil, (abril 4 de 1995). Diario Expreso.- Jorge Vivanco Mendieta publica un comentario editorial que estremece el pas. El experimentado periodista asisti a un almuerzo que sostuvo un alto funcionario pblico con varios comunicadores del puerto. All, y dicindoles que podan mencionar el milagro, pero no al Santo, les cont que el rgimen era objeto de francos chantajes y extorsiones directas por parte de diputados, que amenazaban al Ejecutivo con votar en contra de tal o cual proyecto si no reciban determinadas prebendas, favores polticos o directamente dinero para sus bolsillos. No era un secreto. O, si lo era, sera todo lo ms un secreto a voces, porque todo el mundo comentaba que la tica poltica haba llegado a extremos tan bajos que ya eran muy pocos los parlamentarios que podan presentar la frente alta y las manos limpias y vacas. Se hablaba de fuertes sumas de dinero, repartidas por un misterioso hombre del maletn, quien recorra los pasillos parlamentarios en vulgar acto informal de compraventa ambulante de conciencias; pero eran ms insistentes aun las menciones sobre presuntos contratos colectivos, como se dio en llamar a los acuerdos polticos que conseguan los votos de toda una bancada partidista a cambio de fuertes asignaciones para los concejos cantonales o prefecturas provinciales que ese partido controlaba. Era luego -siempre segn las expresiones en murmulloscuando los diputados reaparecan como representantes de las empresas que vendan los camiones, el asfalto o las caeras a los municipios. Un asco. Pero se trataba de rumores, que nadie podra certificar mientras una de las dos partes implicadas en cualquier acto de cohecho no reconociera la extorsin o la coima. Lo extraordinario de la hipcrita franqueza (no hay otra forma de definir la actitud de ese alto funcionario) era el reconocimiento de la precisin de esos comentarios. Incluso mencion una cifra de varios miles de millones de sucres. Preservando la tica periodstica, pues no refiri el nombre del informante, Jorge Vivanco public esas palabras. As se inici el bullado caso Dahik, pues pronto sali a luz que el alto funcionario no era otro que el vicepresidente de la repblica, el engredo Alberto Dahik Garzozi, quien se atrevi a reconocer lo dicho y hecho seguramente prevalido de la certeza de que su poder de hombre fuerte lo converta en un ser impune. Pero nadie lo es cuando hay una prensa libre. Y habr prensa libre mientras haya periodistas que lo sean. Quito, Corte Suprema de Justicia. Junio 3 de 1995.- Gonzalo Rosero es un periodista con muchos aos de trayectoria. Endeudndose un poco aqu y otro poco ms all, reuni el dinero para montar una pequea radioemisora. La llama con orgullo y un tanto pomposamente La Voz de la Democracia, y en nada disminuye la veracidad del nombre que en breve haya de reconocer que esa voz era casi un susurro, porque el dinero de las deudas no alcanz sino para comprar un pequeo transmisor, que cubre todo Quito, pero bien poco ms. No importa. La verdad no es un problema de volumen. Ni la democracia se mide como el rating. Lo grave es que la publicidad s la calculan de acuerdo con el costo por mil que establecen las agencias. Lo trgico, como a usted probablemente le ensearon en el quinto curso del colegio, es que la lgica es siempre un silogismo. Aqu va uno de ellos: el silogismo que Gonzalo Rosero aprendi a garrotazos Como el oyente que prefiere su emisora no paga por escucharla, su radio vive de la publicidad que le contratan. La publicidad que a usted le contratan en su emisora es calculada segn el costo por mil. El costo por mil (o sea el valor del anuncio por cada mil radioescuchas) se establece con el rating. Pero el rating (o sea el porcentaje de pblico que escucha su radio) depende de la potencia de su transmisor. Y la potencia de su transmisor, del dinero que se tuvo al momento de comprarlo. Y, como usted no tena el dinero acumulado, la potencia de su transmisor dependa de su capacidad de endeudamiento. Y su capacidad de endeudamiento se establece segn las garantas que usted puede ofrecer. Y esas garantas slo pueden ser una hacienda (que usted no tiene), o tres casas (que usted no posee), o un vehculo de lujo, que usted tampoco tiene, pero que su yerno accede generosamente a pignorar en su nombre.

Pero el silogismo regresa. Viaja de vuelta El dinero que cubri el coche de su yerno no es mucho, as que su transmisor es pequeo, de modo que su rating es slo en Quito, por lo que su costo por mil es alto, y entonces la publicidad es poca, debido a lo cual Debido a lo cual Gonzalo Rosero contrat un aviso pequeo en el diario El Comercio, anunciando que pona en venta su emisora La Voz de la Democracia. Pero Rosero no ha venido a la Corte Suprema para explicarles esto, sino para denunciar que le quisieron comprar su radio con un flamante cheque de 25,000 dlares de adelanto, y que l, Gonzalo Rosero, periodista de profesin, nacido en Otavalo y radicado en Quito, hombre pobre pero no pobre hombre, primero apret el cheque contra su pecho, porque era una cifra que l consideraba enorme, que podra solucionarle algunas de las deudas que tena vencidas, y que tal vez -slo tal vez, seor presidente de la Corte- le quedara algo de dinero para poder invitar a su mujer a una segunda luna de miel, que le ha querido ofrecer desde hace aos (nada espectacular, seor presidente. Quiz un viaje a Colombia, o al Per); pero que ahora ha ledo el artculo del colega Jorge Vivanco Mendieta, periodista de profesin, nacido en Loja y radicado en Guayaquil, y al conocer esas valientes declaraciones, ha llegado a la conclusin de que, tal vez, seor presidente, el cheque que le dieron como adelanto, y que tena la garanta moral de haber sido entregado en presencia del seor Canciller de la Repblica, no provenga de inversionistas legtimos ni de cuentas claras, sino de aquellos fondos que llaman reservados por la forma en que los utilizan, y que son un miserable atraco al pueblo ecuatoriano, del cual quien habla proviene. Y que, no queriendo ni debiendo ser cmplice ni encubridor de estos atracos, seor presidente, se presenta ante usted para denunciar lo que ha dicho aqu, que es la verdad; y as lo jura por su honor, con su honor, y para decir que, si se comprueba que estos dlares pertenecan al pueblo y no a la persona que se los dio, porque aquella persona los habra sustrado de sus legtimos fines, que eran mejorar aunque sea en un poquito la educacin de los nios o la salud de los ancianos, l, Gonzalo Rosero, se encuentra dispuesto a devolverlos, y slo pide que se le concedan unas pocas semanas para recuperarlos, por medio de nuevas deudas en los bancos, ya que -ignorante de su turbia procedencia y presionado por sus acreedores- los utiliz en cancelar las deudas ya vencidas, aunque no alcanzaron para aquello de la segunda luna de miel, que ha vuelto a aplazar, pero que no ha olvidado ni olvidar nunca, y menos ahora que su familia y sus verdaderos amigos lo acompaan ms clidamente que antes, y que la gente buena con la que se cruza por las calles lo saluda con alegra de verlo, y algunos hasta le han dicho de diferentes maneras que se sienten orgullosos de ser sus compatriotas -y compatriotas del ya mencionado Jorge Vivanco Mendieta- porque ellos no guardaron silencio ni se convirtieron en cmplices, y porque honraron el ttulo de periodista y la sagrada funcin para la que el periodismo sirve, y porque cree, con toda humildad, seor presidente, que s hemos cumplido un trocito de la tarea para la que se viene al mundo, que consiste en luchar para que el aire sea un poco ms transparente, el amor un poco ms constante y las palabras un poco ms verdaderas, seor presidente.

5.- El Ancestro

D

omingo, 9 de febrero. Palacio Legislativo. 04:09 am.- Fabricio Brito Morn, secretario del Congreso Nacional, se ve muy recuperado de su dubitacin de la noche del seis, cuando tard algo ms de dos minutos en responderle al diputado Jorge Montero acerca de la inexistencia de un artculo que autorizara legalmente al parlamento para nombrar Presidente de la Repblica en caso de vacancia del cargo. En realidad, no fue su responsabilidad, aunque se convirti en uno de los sucesos tcticos de mayor trascendencia en este enfrentamiento. Por experiencia y nivel, le hubiese correspondido al presidente encargado, Ral Baca Carbo, declarar que interpretar la ley no se incluye entre las funciones del secretario de la legislatura. Pero eso fue antes. Ahora, Brito es consciente del momento histrico cuando pausadamente hace las cuentas de los votos consignados a favor de la mocin de Heinz Moeller, que anhela solucionar la crisis al repartir el poder en el tiempo, entre una encargada de la Presidencia en forma temporal y un Presidente Interino, que deber ser nombrado en pocas horas ms. Proclame los resultados, seor secretario, le pide Franco Romero, convertido en presidente del Congreso por el an inseguro ascenso de Fabin Alarcn. A Brito no le tiembla la voz. Est en el cargo desde agosto de 1995 y hasta los peores opositores le reconocen eficiencia, caballerosidad y rectitud. De 46 honorables diputados presentes, 45 votos por la mocin y una abstencin, seor presidente, dice. Todo est consumado. O as lo parece. La crisis que ha estado a punto de ensangrentar el pas y romper el todava endeble rgimen democrtico restaurado en 1979, ha concluido. Uno esperara que los padres de la patria, como un tanto irnicamente se llama a los legisladores, expresaran su jbilo a gritos, o cuando menos con un aplauso. Lo que hay en un ominoso silencio casi burocrtico. Como si la decisin que se acaba de adoptar no fuera ms importante que un saludo protocolario por la cantonizacin de uno de los 205 municipios que ahora tiene el pas. No es desidia ni inconsciencia de los diputados. Es cansancio. Han pasado los ltimos tres das, 72 horas prcticamente continuas de reuniones, debates o marchas, en medio de una tensin al borde de lo insoportable. Como un acto casi mecnico, el socialcristiano Marco Flores pide la reconsideracin de lo actuado. No es que lo desee. Todo lo contrario. Al negarse la reconsideracin que aparentemente solicita, impide que, de alterarse la correlacin de fuerzas, la decisin pueda ser revisada o modificada. Es como ponerle sello y lacre a la decisin de encargarle por unos das el poder central a Rosala Arteaga, pero abrir el camino para nominar a Fabin Alarcn por un perodo ms extenso, hasta que entregue el mando en agosto de 1998. Tome votacin, seor secretario, repite mecnicamente Romero, y Brito llama a votacin simple, que debe realizarse alzando las manos.

Cero votos por la reconsideracin, seor presidente, informa. Ya est. Slo resta que Rafael Cuesta Caputti, socialcristiano de Guayas, plantee que este Congreso Extraordinario sea clausurado, para poder convocar al siguiente, que deber elegir al presidente interino. Los camargrafos y reporteros de la televisin tienen los ojos rojos por la falta de sueo. Para ellos es peor que para los legisladores, porque tienen que mirar constantemente hacia los reflectores que los iluminan. Dejan constancia de que se aprueba la mocin de Cuesta por unanimidad (aunque Brito ni siquiera volte el rostro para certificar que Romero votaba a favor), y el presidente convoca para un nuevo Congreso que deber reunirse el martes, 11 de febrero. Tcnicamente es un error. La decisin adoptada devuelve a Fabin Alarcn al cargo original de Presidente del Congreso, de modo que le correspondera a l efectuar la convocatoria, pero nadie le presta atencin a esos detalles. Casi arrastrando los pies, pero con la frente alta y la mirada altiva, los parlamentarios abandonan la sala de sesiones, y algunos se dirigen directamente a los lugares de estacionamiento de los vehculos. Fuera del recinto, una fra bocanada del aire de la madrugada de Quito les golpea en el rostro. Todava hay un puado de muchachos junto a las puertas. Derrochan una envidiable energa juvenil, que claramente han humedecido con algunos sorbos de algn ron barato. En el rostro de uno de ellos me parece reconocer al integrante de un grupo de rock popular. Hace corneta con las manos y grita: El que no salta es turco! El que no salta es turco! Es grotesco. Lo que debi ser un himno de victoria se ve distorsionado en esta infame muestra de absurda xenofobia. Esa rabia contra los turcos es una de las muchas canalladas subconscientes que Bucaram nos deja como herencia indeleble. Los turcos, ya se sabe, son los descendientes de rabes, y Abdal Bucaram, que es uno de ellos, ha provocado una torpe reaccin visceral, que nos involucra a todos los turcos. Incluso a algunos de sus ms acrrimos opositores Quito, mircoles, 5 de febrero. Avenida los Shyris. 2:30 pm.- La concentracin es una fiesta. Aparte del fervor que emerge de la sola constatacin de ser muchsimos, hay un tono de alegra, disparate y buen gusto que no vamos a encontrar en las pequeas agrupaciones del centro de la ciudad. All, los manifestantes son jvenes de colegios fiscales o de la Universidad pblica. No tienen dinero para construir monigotes de papier mach o grandes tteres articulados. Slo tienen manos. Y piedras en las manos. Aqu, muchsimos asistentes son los habitantes del norte de la ciudad. Provoca decir con ms exactitud de la ciudad del norte, porque Quito est rota longitudinalmente en realidades socioeconmicas contrapuestas. Pero la unanimidad es casi total. Bucaram ha conseguido unificar al pas, como lo pide en la rbrica de todos los spots de televisin que difunde su Secretara de Comunicacin. Pero, claro, se ha unido en contra de l. Cuando llega el alcalde Jamil Mahuad, el aplauso es atronador. Quito ha encontrado un adalid y un portavoz. Es tambin muy fuerte el respaldo que se brinda a los ex presidentes Osvaldo Hurtado y Rodrigo Borja. Quiz Quito ya le ha perdonado que apoyara el lanzamiento de la candidatura de Freddy Ehlers, que vino a dividir el centroizquierda. Finalmente, se llama a la tribuna a los miembros de la Asamblea de Quito, la organizacin de la sociedad civil que ha nacido en estos das como una de las primeras manifestaciones de una conciencia ciudadana, hasta ayer inexistente. Los gritos arrecian. Los muecones, que representan, por ejemplo, los fantasmas de Carondelet (para recordar que Bucaram no vive en el palacio, y ha dicho que le teme a los fantasmas de ese sitio), son levantados y parecen flotar sobre la muchedumbre, como otorgando su beneplcito. Los voceos y las consignas se multiplican. Los ms dicharacheros de los manifestantes hacen gala de la proverbial sal quitea.

Estas personas, que slo estn unidas en la plaza de toros porque ni siquiera concurren al estadio del ms plebeyo ftbol, estn deslumbradas ante s mismas. El feroz y casi misantrpico individualismo capitalista cede el lugar a un reconocimiento de ser parte de una masa que slo existe si es homognea, y que slo es homognea si decide serlo. Es un sentimiento indito para muchas de estas personas. Es una de las hermosas herencias que le debemos a Bucaram Ortiz. Como el renacimiento de la rabia o la reconstitucin de la fuerza interior. Algunos ren de forma casi histrica, del puro desconcierto al constatar el cambio que sienten en su interior. Otros buscan exteriorizar el nerviosismo que les produce esta transformacin de gente bien en chicos malos mediante una agitacin continua. Algunos gritan Y uno de los gritos vuelve a repetir aquella infamia El que no salta es turco! El que no salta es turco! Hay personas que no se suman al coro. Entre ellas, por lo menos dos que son clave en todo el proceso de unidad del pueblo de la capital. Dos individuos que han ayudado de forma decisiva a forjar esta concentracin que pasa ya de las veinte mil personas, aunque todava falta buen tiempo para iniciar la marcha hacia el Congreso. No saltan porque los dos son efectivamente turcos, y porque ambos se sienten orgullosos de un ancestro cultural que cabalg por sobre el ardiente norte de Africa y lleg a Espaa, y se qued all siete siglos, para engendrar su otro ancestro cultural, que naveg por sobre la gran mar ocano y lleg a Amrica, donde se qued cuatro siglos, hasta fundirse con la tercera vertiente de esta estirpe mestiza, nica de la cual se sienten integrantes, porque el origen tnico quiz tenga que ver con algunas predilecciones estticas o gastronmicas, pero no es fuente automtica ni de dignidad ni de oprobio, cualidades que cada individuo ha de construir para s mismo y educar en sus hijos. Uno de ellos es el poeta Jorge Enrique Adoum Ahuad, hijo del filsofo Jorge Elas Adoum, cuyos hermosos libros esotricos han ledo varias generaciones en todo el continente. Aun ahora, en medio de la algaraba y de la multitud, hay jvenes que se acercan al poeta para decirle que se enamoraron con sus versos, o que aprendieron a comprender la faz interior de las cosas con sus versos, o que no seran quienes son sin sus versos. Otros no se deciden a acercarse, pero uno les siente la gratitud en la mirada. Adoum es miembro del directorio de la Asamblea de Quito y, en calidad de tal, uno de los organizadores de este acto. El otro turco que no salta es nada menos que el lder principal de este encuentro. Jamil Mahuad Witt tambin es hijo de un inmigrante libans que se asent en Loja. Fue slo al quedar hurfano cuando lleg a Quito, ciudad de la que ahora es alcalde por segunda ocasin. Un tercer turco que tampoco salta es el autor de este libro. Nieto de inmigrantes libaneses e hijo de otro turco que ayud a desatar la revolucin del 28 de mayo de 1944, que fue el primer presidente de la Confederacin de Trabajadores del Ecuador y, durante 16 aos seguidos, senador de la repblica. Con Bucaram compartimos solamente un remoto origen que casi no nos dice nada. Ms bien, si cabe, estos turcos guardamos una doble rabia contra l. Una por haber ofendido a la nacin ecuatoriana, de la que somos parte. Y otra por haber provocado esta actitud anti-turca, que pareca ya haber sido borrada de la historia. Lo habamos escuchado de nuestros mayores, pero ahora todos nosotros hemos sentido que hay bromas que se interrumpen cuando notan nuestra presencia o recuerdan nuestro origen, o excusas que se nos ofrecen luego de una frase infortunada o O cualquiera de esos mil detalles que slo el agredido percibe. Es algo nuevo y antiguo. Algo que surgi hace unos ochenta aos. En realidad, es la historia de los abuelos de Abdal Bucaram, y de su padre, don Jacobo, y de su to, don Assad

6.- Los abuelos

Pedro Saad: Assad Bucaram: historia de una lucha. Ed. El Conejo, 1981. pgina 30.Para 1916, la economa ecuatoriana parece muy slida. Tanto, que el pas resulta atractivo para miles de inmigrantes que vienen de todo el planeta, dispuestos a participar en esta bonanza cacaotera; No en vano al cacao se lo llama pepa de oro. Llegan europeos, que escapan de la guerra y sus atrocidades. Chinos, que huyen de la dominacin extranjera en su pas y de las frecuentes hambrunas. Latinoamericanos, que buscan la democracia formal de los gobiernos liberales del Ecuador Y rabes, que llegan en pos de un refugio frente al peligro turco, tratando de evitar las persecuciones religiosas del Oriente Medio. En Siria y Lbano hay amplios sectores catlicos, de cultura francesa. Cuando son ellos quienes triunfan sobre los musulmanes, estos emigran a otros pases islmicos. Pero, cuando son los mahometanos quienes vencen, los catlicos deben emigrar hacia pases cristianos. As llegan a Amrica. Buscando, al mismo tiempo que libertad religiosa, un lugar donde poder establecerse en paz, trabajar en paz y progresar en paz. El Ecuador es perfecto para esas aspiraciones. O. por lo menos, as lo parece desde lejos. Son gente de trabajo y no turistas. No vienen a pasear, sino a luchar por la vida. Amrica es una palabra que se les ha presentado como sinnimo de libertad individual, de igualdad de oportunidades y de fraternidad entre los hombres. Cuando llegan, descubren que no es cierto. Se encuentran con un mundo claramente dividido en dos: los gran cacao, que los marginan y no los aceptan, y un pueblo pauperizado, empobrecido hasta el hambre, que no tiene posibilidades de ascenso social. Los inmigrantes no poseen tierras ni grandes capitales, de modo que no pueden dedicarse ni a la agricultura ni a la industria. Se vuelven comerciantes, no por predisposicin natural de los rabes, como afirman los gran cacao, sino porque no tienen otra opcin. El comercio es duro para ellos. Casi no hablan el idioma. Nadie los conoce y se les niegan los crditos, que ellos, en cambio, deben conceder a sus compradores, antes de saber si son o no dignos de confianza. Rechazados por la sociedad a la que quisieron integrarse, se agrupan entre s. Mantienen remotos visos de su cultura de origen, viciando cada vez ms su idioma natal con palabras castellanas. Tienen, incluso, que occidentalizar sus nombres, violando las tradiciones de su pueblo. Es una vida dura. Se distribuyen por todo el pas, prefiriendo Guayaquil, donde la circulacin comercial es ms gil que en el interior, a pesar de las inclemencias del clima y de los rigores de

las fiebres tropicales, que los diezman a punta de malarias y tifoideas, de bubnicas y fiebres amarillas. Algunos de los que llegaron con familia buscan climas ms benvolos y sociedades ms tranquilas que la agitada y no siempre pacfica vida del puerto. Unos cuantos llegan a Ambato, que se va convirtiendo, gracias al ferrocarril, en un importante nudo comercial del Ecuador, pero que sigue conservando una cierta tranquilidad rural de vida. Entre los que llegan a Ambato est don Abdal Bucaram, libans, quien ha llegado con su esposa (nica esposa, en el Lbano no exista la poligamia de otros pueblos rabes), doa Martha Rafaela Elmhalim. Tambin ellos participan de las esperanzas y las frustraciones de 1916. Pero es de modo especial. Esta nochebuena, precisamente el 24 de diciembre de 1916, les ha nacido un hijo varn. Estn de plcemes. Le ponen por nombre Assad. Assad Bucaram Elmhalim. P. Saad: Assad Bucaram: historia de una lucha. Ed. El Conejo, 1981. pgina 58.Al entrar a la escuela, el pequeo Assad lo tiene todo en contra. Viene de un mundo rural y tiene que ajustarse a la forma de vida de una ciudad que crece. Viene de la Sierra, con sus corrugados horizontes, y tiene que acostumbrar la mirada a estos horizontes planos de la orilla del ro. Viene de un clima benvolo, de maanas tibias y soleadas y de noches; fras y de recogimiento, y tiene que amoldarse a la pegajosa calidez de la maana en el puerto, al bochorno de su tarde y al respiro de las noches, que invitan a salir. Socialmente es un extrao. Guayaquil comienza a desarrollar un fuerte regionalismo que conviene a sus clases dominantes. Sobre las claras diferencias de clima y estructura social, que facilitaron el reclutamiento de tropas para Alfaro o Concha, los banqueros guayaquileos han aprendido a construir un sistema de dominacin. Un sistema que traslada la rabia del pueblo del interior, donde descubrira a los explotadores detrs de la miseria, al exterior, donde cree ver a los serranos que se roban la plata de Guayaquil detrs de sus penurias. El apelativo de serrano se emplea casi con odio. Y Bucaram es serrano. Arrastra las letras al hablar. Hereda un odio que no comprende. Cuyo origen desconoce. No es lo nico. Hay ms. Se lo odia por rabe. Es que el pueblo empobrecido no puede cubrir sus crditos. Se atrasa en los pagos que debi hacer a los comerciantes que le fiaron Lo indispensable para mantenerse vivo. La comida diaria, sacada de la tienda de la esquina, a donde se enva a los hijos, para no pasar por la vergenza de pedir que le anoten, que dice mi mam que con la quincena le paga. Los zapatos, para que el nio no vaya descalzo al colegio. Las telas de los uniformes. El regalo para el santo del profesor. Y, cuando llega la quincena, el dinero no alcanza. Las deudas se acumulan. Y los comerciantes contraatacan negando nuevos crditos. Perurgiendo el pago. Denigrando a la familia ante los ojos y los odos de los vecinos. Insultando desde la media calle. Amenazando con la polica. Cumpliendo la amenaza de llevar a una polica que produce desalojos, desahucios, embargos de las humildes pertenencias, que son exhibidas al sol, mostrando sus remiendos escondidos El pueblo odia a estos comerciantes. Como no alcanza a ver a los verdaderos explotadores que estn detrs, descarga su odio sobre los intermediarios de la explotacin. No son ms que el ltimo eslabn de una largusima cadena, pero son el eslabn que el pueblo ve sin necesidad de aguzar la vista. En muchos casos, son comerciantes rabes, llevados al comercio por la falta de tierra y capitales. Y el pueblo identifica lo rabe con todo lo que le es odioso. Los considera explotadores. El pueblo no sabe que los verdaderos poderosos, los que envan a esos pequeos comerciantes, tampoco aceptan a los rabes. El pueblo no sabe que esos poderosos no permiten que sus hijas tengan trato con ellos. Que no les permiten el ingreso a sus clubes exclusivos. Que slo pueden entrar en sus casas por las puertas traseras, llevando en los sudorosos hombros de las tardes del trpico la pieza de tela que se protege con un trapo.

El pueblo no lo sabe. No sabe que los rabes son pueblo. El pueblo odia a los rabes. Y Bucaram es rabe. Su familia es de modestos recursos, pero ha tratado de darle una buena educacin. La mejor que se pueda. Lo han puesto en una escuela privada, que tiene fama de estricta y de severa. A la poca, el maestro que ms castiga es el mejor maestro. En el Cristbal Coln, donde est Bucaram, hay tambin nios ricos. Es una escuela en la que existen dos secciones: una pagada, con uniformes vistosos y preferencias notorias, y otra gratuita, para los nios pobres, que reciben la educacin como una bofetada. Son los nios a quienes se entregan los uniformes desgastados de los nios ricos. Los juguetes rotos. Los malos pizarrones. Los pupitres que se dieron de baja. Las pelotas inservibles Una escuela que reproduce en su interior la espantosa divisin del mundo real. Del mundo de los ricos, que lo tienen todo, y el mundo de los pobres, que no tienen nada. Ni siquiera el humilde derecho de tener amigos. Ni siquiera el ms humilde derecho de llorar a solas sin que vengan a burlarse de sus lgrimas. Y Bucaram es pobre. All se forja su carcter. En esa triple marginacin de pobre rabe serrano. No es difcil imaginar la tremenda hora del recreo, cuando todas las frustraciones y los odios salen a la luz, sin el control amedrentador del maestro y su palmeta. No es difcil imaginar las burlas, las chanzas que se haran a costa del pequeo Assad. Recibiendo el desprecio de los ricos por ser pobre. El odio de los pobres por ser rabe. Las mofas de los costeos por serrano. No es difcil imaginar un da cualquiera Una pelea infantil El maestro que llega, blandiendo la varita de los castigos La separacin Los rostros sudorosos y ensangrentados de los peleadores Las explicaciones que exige el profesor La injusticia de que le echen la culpa, cuando no la tuvo Los dedos que lo sealan Las voces que lo nombran Y la mano extendida para recibir, en el patio, delante de todos, los palmetazos que coronan la injusticia. Un nio solo. Solitario. Sin amigos. Arrinconado a la hora del recreo. Recostado contra el muro de la escuela, lanzando piedras a los rboles, a falta de otro enemigo con quien pueda enfrentarse. Una infancia dura. Cruel, pero maravillosamente rica para la formacin del carcter. Una infancia clara, que slo deja dos opciones en la vida o el hombre se rinde ante la adversidad, aceptando al mundo como es, sin combatirlo; o el hombre se rebela contra el mundo, finge aceptarlo para sobrevivir, pero guarda dentro de s el rencor sagrado de la infancia herida en la sonrisa que no pudo tener. Un rencor que, con el tiempo, se transformar en odio. Un odio que enronquecer la voz, privar al rostro de la sonrisa, pero que se ir forjando con decisin de cambio. O el hombre se rinde, y no vale nada; o el hombre se rebela, y se convierte en un luchador para toda la vida. No hay doctrina que pueda ensear en los libros el camino de esa decisin No hay cultura que pueda reemplazarla.

7.- Las horas de triunfo

H

otel Coln. Quito. Julio 7 de 1996. 10:30 am.- Luego de votar en mi mesa de la parroquia Benalczar, he venido a la cafetera de este hotel, un lugar obligado de encuentro de personajes polticos. A la mesa vecina se sienta Jaime Durn Barba, principal de la empresa encuestadora Informe Confidencial y uno de los asesores de Jaime Nebot Saadi. Se lo ve completamente tranquilo. Incluso contento. Pese a que conozco la excepcional discrecin de Jaime, me permito preguntarle por los resultados del exit poll que ha organizado. Es aproximadamente a esta hora cuando se debe hacer la primera toma de la muestra (un primer corte estadstico de los datos recabados a boca de urna, como suele decirse, preguntando a los electores por quin consignaron su voto). Supongo que ya no tendr reserva que mantener. Total: el proceso est terminando, y la suerte ya est echada. Durn no oculta su satisfaccin. Los primeros datos (que acaba de recibir) confirman aproximadamente un 6% de ventaja para Nebot. Toty Rodrguez recuerda con precisin que hacen falta ocho puntos para garantizar la victoria sobre Bucaram. La condicin humana es de tal naturaleza que comprendo bien, aunque no pueda reprimir una sonrisa, la seguridad que el consultor tiene en sus cifras. De hecho, ya ni siquiera se refiere a incidencias de la campaa que termina hoy, sino que prefiere hablar sobre los primeros pasos del gobierno de Jaime, como llama al abogado Nebot, e incluso comete la ligera infidencia (la primera que le he escuchado en largos aos de amistad) de mencionar algunos nombres seguros para determinados cargos. Estoy por concluir mi cigarrillo posterior al caf cuando suena el telfono celular de Jaime Durn Barba. S? -le oigo preguntar, y de inmediato aadir en tono alarmado- Cunto? Ests seguro? Al otro lado de la lnea le dan alguna explicacin. Ahora Jaime habla muy rpidamente. Slo el uno por ciento?, pregunta. La delicadeza aprendida en la infancia puede en m ms que la curiosidad aprendida en la adolescencia, y decido marcharme. Me siento voyeur de unos datos que no me competen. Pero la cuenta tarda en llegar. No puedo evitar seguir oyendo. Acrcalo -dice Durn y, luego de una pausa- Jaime? Es evidente que habla con Nebot. Da y recibe explicaciones. Finalmente anuncia que llegar en veinte minutos. Se trata quiz de llegar a la central de campaa, pues Jaime Nebot, tras votar en Guayaquil, se ha trasladado a Quito. Durn cierra la comunicacin y me mira. Sera una hipocresa indigna de nuestra amistad pretender que no he escuchado. - Se complicaron las cosas? -pregunto. S, me dice, y pasa a contarme que, inexplicablemente, Bucaram recupera distancias muy r-

pidamente en los sectores rurales. Su primera toma del exit poll se haba realizado en Guayaquil y Quito, y a eso se deba la ventaja de Nebot; pero, ahora que comienzan a ingresar los datos de provincias, se siente una clara recuperacin del rival. Algo extrao est ocurriendo. Guayaquil, 7 de julio de 1996. 5:00 pm.- Cuando suena la sirena que anuncia el fin del proceso electoral, se produce un desconcierto. Acostumbrados a la reciente proliferacin de los exit polls, esperbamos recibir anuncios de resultados apenas se cerraran las urnas. Pero no es as. Ninguno de los canales de televisin informa de cifras. Llamo a Rodrigo Paz, con cuya candidatura he colaborado intensamente. El negro me dice que, por lo visto, el margen es demasiado estrecho, y los canales han preferido no dar cifras para no alarmar a la ciudadana. Pero la ciudadana ya est alarmada. Mi telfono no deja de sonar, mientras recorro todo el dial de las emisoras de radio para saber si alguien transmite algo. Finalmente, cuando la tensin de la pausa se ha vuelto insoportable, todos los canales anuncian al mismo tiempo los resultados. El triunfador es Abdal Bucaram Ortiz. Cuando se conozcan los resultados definitivos, se ver que el margen es bastante amplio. 2230,000 votos frente a 1887,000. Una diferencia de 343,000 sufragios, equivalentes al 8.3%. Las cifras provinciales confirman lo dicho a la maana por Durn Barba. Nebot gan en slo dos provincias (pero ellas eran Guayas y Pichincha), mientras Bucaram se haca con la victoria en las restantes 19. Era claro que el resentimiento social por la marginacin o el abandono haban favorecido al loco. Era igualmente claro que los pobres consideraban a Nebot un representante de los ricos, sin ms distingos, y que le creyeron a Bucaram aquello de que l era la fuerza de los pobres. Acertaban en lo primero. Se equivocaban en lo segundo. Guayaquil, 7 de julio. Entre 6 y 9 pm.- Ecuador parece Suiza. Los dos candidatos finalistas han recorrido todos los canales de televisin, y han dado sus mensajes luego de conocer los resultados. Jaime Nebot ha estado digno. Grande en la derrota dir Carlos Vera. Slo al mirar profundamente a sus ojos se poda vislumbrar un oculto destello de dolor. Pero eso es natural. Ha reconocido la victoria del otro. Le ha deseado buena fortuna en el manejo de la cosa pblica. Ha agradecido a sus colaboradores y, en general, ha proyectado una excelente imagen de patriota y de fair play. Se dira estudiado en Eton y Oxford. Pero la estrella -claro- ha sido Abdal. Pareca otro. Luego de una emotiva escena con lgrimas y abrazos con su hijo mayor, el vencedor del da nos hizo sentir orgullosos del pas. Estuvo casi sereno, casi distinguido, casi generoso casi, casi cuerdo. No exageremos: casi. Dijo explcitamente sin la presencia de Rosala hubiera sido imposible ser presidente y, si bien es cierto que no pudo contenerse y aadi que era el primer loquito que llegaba a presidente, llam a la concertacin nacional y ofreci -es la costumbre- un gabinete de lujo. Muchos se convencieron. Vistazo entre esos muchos. Cuando public la lista de los posibles ministros de aquel gabinete de lujo inform que el Ministerio de Gobierno lo disputaban John Dunn, Csar Verduga y Andrs Crespo. Que el de Finanzas se decidira entre Rodrigo Paz, Roberto Isaas y David Goldbaum. Que al Ministerio de Energa iran Ren Bucaram o Mara Fernanda Peafiel. Que Miguel Salem estara destinado a Bienestar Social. Y Alfredo Adum estara destinado a la Gobernacin del Guayas o al Ministerio de Comercio Exterior. Acertaron con Leoro y Bayas. Sonaba muy bien. Al final, claro est, el gabinete fue distinto. Entre los 14 ministros se encontraron hermanos, cuados y amigos ntimos, mientras la vicepresidenta reservaba para s 3 de aquellas 14 Secretaras de Estado. All fue el principio de No, todava no fue el principio del fin; pero claramente fue el principio del

desvanecimiento de un espejismo muy bien proyectado hasta entonces.

8.- El 10 de agosto

A

gosto 10 de 1996.- Si es cierto que naci el 4 de febrero de 1952, el biorritmo de Abdal era extremadamente bajo. Llevaba de vida 16,259 das, y sus indicadores fsico, emocional e intelectual eran todos negativos. La recomendacin era que se trataba de un da para tomar las cosas con tranquilidad y calma. Ya mejorarn! Pero no podan ser mejores para Abdal Bucaram Ortiz, quien iba a posesionarse como Presidente Constitucional de la Repblica del Ecuador en horas de la tarde. He comenzado por aquello del biorritmo, porque todo el da 10 de agosto estuvo signado por una suerte de ouija que convocaba a Jaime Rolds Aguilera. De hecho, aquella invocacin se haba presentado ya el 7 de julio, cuando el pas entero escuch un grito estentreo en la residencia del presidente electo. Martha! -grit- Jaime! Fue terrible. No pareca el lamento de una nostalgia, sino la invocacin a unos fantasmas. En realidad, todo el acto oficial de la transmisin del mando estuvo signado por aquella fantasmagrica presencia. Juzgue el lector Final del discurso de posesin de Jaime Rolds el 10 de agosto de 1979: Que Dios gue nuestro camino. Vamos a hacer historia! Gracias. Y comprelo con el final del discurso de su cuado 17 aos ms tarde: Vamos a hacer historia! Que Dios gue nuestros pasos. Viva la Patria! Como aquel viva la Patria final estaba igualmente tomado de la ltima intervencin pblica de Rolds el fatdico 24 de mayo de 1981, el discurso del presidente pareca redactado por su flamante ministra de Educacin y Cultura: la hasta entonces doctora Sandra Correa Len. De todos modos, aunque hubo un par de excesivas menciones a Panam (mi segunda Patria), el discurso estuvo bien trazado, pero dej la impresin de haber sido redactado por diversas personas. Haba unos prrafos que no debieron gustarle demasiado a los banqueros, como ste, por ejemplo Queremos un Ecuador en que le est prohibido al banquero la utilizacin de la institucin bancaria para el propio enriquecimiento de su grupo. Pues el banco es una institucin de utilidad pblica que puede pertenecer al sector privado a travs de un grupo de accionistas, pero regido por leyes estrictas y especficas que garantizan la inversin de los clientes y con afn de lucro y donde hay que obligar a las Superintendencias de Bancos y Compaas que apliquen las leyes para mantener la actividad bancaria exclusivamente dentro de sus funciones y que no lesione al

sector empresarial que hoy tiene como competidor a su propio banquero, el que se ha convertido en un medrador de los recursos del Estado para vivir de la especulacin y el mercantilismo, por eso muere la produccin y los pequeos empresarios. Por eso hoy gritamos en defensa del autntico empresario como parte de un sistema y no como parte de intereses de los grupos de poder. Pero, por otro lado, se dijo que recibimos un Ecuador con un dficit presupuestario del 4% del Producto Interno Bruto; con un anclaje cambiario que ha provocado la elevacin de las tasas de inters. Pero el da se cumpli con bastante dignidad protocolaria, con la sola excepcin de Alvaro Noboa, que corri a sentarse junto con los ministros, pero no pudo ser posesionado como jefe de la Junta Monetaria, ya que no es potestad del presidente hacerlo. Desairado, pero no espantoso. Lo grave vino a la noche. Hotel Quito. 10 de agosto. hacia la medianoche.- El buen gusto tiene ese solo nombre. El malo puede tener muchos. En la sierra lo llaman chagra. En la costa, cholo. En Per es ms preciso y le dicen guachafera a este afn por parecer lo que no se es. Por lo visto, as fue la fiesta de la noche. Aqu el relato de Vistazo Terminado el discurso, fueron al Hotel Quito. Para mejor control de los invitados, que slo podan ingresar con tarjeta, el Hotel Quito haba abierto una sola puerta. Los paracaidistas (1,400 segn el hotel) aprovecharon que lleg el presidente, se arremolinaron alrededor de l, empujaron, rompieron la puerta de vidrio y, como tarjeta de presentacin, mostraron sobres vacos, posiblemente comprados en algn bazar. Como resultado del apretujn hubo personas cadas, zapatos, joyas y carteras perdidas, sacos arrugados, etc. y unos 600 hombres de seguridad vencidos. Los delegados extranjeros, antes de la medianoche ya no soportaban el calor y empezaron a emigrar por una puerta trasera. Para los nacionales haban sido adecuados los salones del piso bajo, que se unen con los jardines, donde el hotel instal fogones, para evitar el fro. All a las 12:30 de la noche, cant Abdal con sus Iracundos. La fiesta cost 140 millones de sucres, y los daos, que incluyen cientos de vasos rotos, todava estn avalundose. Pero el fandango no haba hecho ms que comenzar. Seis das ms tarde el superhermano, Santiago Bucaram, decidi celebrar su cumpleaos en el Saln de los Presidentes del palacio legislativo, y para ello llev hasta ese sitio al grupo musical femenino Coctel, lo que provoc ms escndalo en Quito. En fin, el bucaramato haba comenzado. El 11 de agosto, en su comentario editorial del diario El Telgrafo, el perspicaz Manuel Maldonado escribi para que Abdal Bucaram pueda gobernar ms de un perodo con la aceptacin del pueblo, tiene que hacer las cosas bien. No basta con que diga que las va a hacer. Tiene que hacerlas. Bucaram tiene todas las de ganar si usa la inteligencia y la persuasin. Tiene todas las de perder si usa la prepotencia y el atropello. El igualmente proftico Henry Raad deca: ser objetivo siempre es y ser difcil. Ms aun en estas circunstancias, en las que uno puede oler realmente el peligro que puede generarse cuando el sentido del poder caiga en manos de quienes no estn preparados para tenerlo o ejercerlo. Y no me refiero a la preparacin acadmica, sino -y especialmente- a la preparacin emocional, pues hay indicios psicolgicos suficientes para calcular que estamos ante quien puede sentirse convencido de ser un enviado de Dios para poner orden en este mundo desordenado desde siempre. Pido entonces a mis amables lectores que me entiendan. Olfateo el peligro y estoy convencido de que el flamante presidente, investido ya del poder formal y organizado, no absorber su nuevo status, y difcilmente asimilar la droga del poder, que nunca tiene tope, y esto lo har actuar como nuevo nio rico con poderoso juguete.

9.- La familia

Quito. 28 de agosto de 1996. Disposicin de la Segunda Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia.- La ex alcaldesa de Guayaquil, abogada Elsa Bucaram Ortiz fue sobreseda definitivamente en el llamado Caso Chatarra. Esta disposicin la exonera de toda culpa y responsabilidad, y el fallo ha sido enviado al presidente de la Corte, Carlos Solrzano Constantine, para que proceda a archivar la causa, que no podr reabrirse jams. El juicio se inici en enero de 1994, y en l actu con acusador particular, pero no desde el primer momento, el actual alcalde de Guayaquil, Len Febres-Cordero. Refirindose al caso, el diputado Heinz Moeller Freire coment que esto es resultado de que los nombramientos de magistrados tienen origen poltico. A Csar Verduga le llam la atencin que la sentencia se produzca a 18 das de asumir el poder el hermano de la acusada, y aclar que esa circunstancia poltica le crea muchas dudas. El tambin diputado Ral Baca Carbo seal la coincidencia de que uno de los jueces de la Sala que dict el fallo figure como candidato del gobierno para ocupar el puesto de Fiscal General de la Nacin. Xavier Zavala Egas, ex presidente de la Corte Superior de Guayaquil, donde se inici la causa, dijo que ser la Sala de la Suprema la que tendr que explicar por qu se ha dado esta resolucin, que se suma a la que hace poco dictara el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, levantando las glosas por 17,000 millones de sucres que pesaban sobre la misma abogada Elsa Bucaram. Santo Domingo, Repblica Dominicana. 1952.- En esta capital, que ha sido rebautizada como Ciudad Trujillo, en homenaje al Benemrito de la Patria y Generalsimo de los Ejrcitos, don Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien ha sido gobernante del pas desde 1930, se celebra una gran Feria Internacional de Comercio, bautizada como Feria de Trujillo. La Reina de la Feria, seorita Hermelinda Trujillo (hija del presidente), lleg de brazo de su hermano, Rafael Leonidas (Ramfis) Trujillo Jr., y fue condecorada con la Orden de Trujillo por el ya designado sucesor a la

Presidencia, don Hctor Bienvenido Trujillo Molina, quien permanecer en el poder hasta 1960. Guayaquil. Diciembre 7. Iglesia San Gabriel de La Dolorosa. 9:10 pm.- La abogada Elsa Bucaram Ortiz, de 46 aos de edad, contrae matrimonio eclesistico con Lauro Farfn Vera, de 38. Por tratarse de la ex alcaldesa de Guayaquil y hermana del presidente de la repblica, todos los fotgrafos de prensa tratan de tener una exclusiva. Parece una reunin de familia. De toda la familia. Fue portador de aros el nio Santiago Adolfo Bucaram Lpez. Floristas fueron las gemelas Linda y Bethsaida Bucaram Lpez. Formaron parte de la Corte: Marta Bucaram Trejo, Johanna y Andrea Bucaram Naveda, Martha Bucaram Leverone y Nuvia Bucaram Naveda. La dama principal fue la hija del presidente, Linda Bucaram Pulley. La novia lleg del brazo de su hermano mayor y padrino, el diputado Jacobo Bucaram Ortiz, y estuvo flanqueada por sus hermanos, el tambin diputado Santiago Bucaram Ortiz y por Adolfo Bucaram Ortiz, ministro de Bienestar Social. Previo a la ceremonia religiosa se haba realizado el matrimonio civil, que fue oficiado por el abogado Abdal Bucaram Ortiz, hermano de la novia y presidente de la repblica. Quito, febrero 5 de 1997. Plaza de San Francisco.- La multitud que grita Bucaram Fuera!, agitando casi coreogrficamente unas banderas nacionales, ha comenzado a incluir una coda a ese grito. Y toda la familia!, aaden entre risas. Agosto 15 de 1996. Revista Vistazo, N 695.- Al fondo de una caricatura en que aparece el abogado Bucaram Ortiz con traje de Batman y diciendo combatir el desempleo aparece una pared en que, a modo de grafiti, aparece escrito Si eres bati-pana bati-primo bati-chvere, sganme los buenos! En el artculo que acompaa este dibujo se habla sobre el reparto de los cargos pblicos entre parientes, amigos y quienes financiaron la campaa. Frente a estas crticas, que fueron muy abundantes desde el primer momento, el presidente respondi diciendo Y qu quieren que haga? Tengo como 500 familiares. Y todos son polticos. Quito, febrero 5. Calles de la ciudad.- Los canales locales de televisin entrevistan a muchas de las personas que se aprestan a participar en las manifestaciones de hoy. A la pregunta de los motivos por los cuales se movilizan, las respuestas son bastante unnimes y se mencionan algunas causas: - Las medidas econmicas - La corrupcin - La prepotencia (expresada tambin como grosera) - Haberle pedido perdn al Per - el nepotismo. Diccionario de la Real Academia.nepote. (Del ital. nepote, sobrino, y ste del lat. nepos) m. Pariente y privado del Papa. nepotismo. (De nepote) m. Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las gracias o empleos pblicos. No pondr a Abdal de vctima de sus parientes, pero es claro que, a ms de la evidente preferencia que dio a sus parientes para las gracias o empleos pblicos, hubo comportamientos

de ellos que resultaron muy comprometedores para el gobierno. Santiago Bucaram Ortiz. Diputado y hermano.- Ya hemos comentado la estruendosa fiesta de Santiaguito (como se lo bautiz sardnicamente en Quito) en la adusta Sala de los Presidentes del Palacio Legislativo; pero esto no fue ms que el inicio de una serie de actividades suyas extremadamente chocantes para el espritu y el estilo de la poltica capitalina. Santiago fue electo diputado por Pichincha (obtuvo su curul por residuos electorales), y muchos crculos de la capital siempre consideraron casi una vergenza que esa nominacin tuviera lugar. De forma muy agresiva, quiz aceptable en los barrios guayaquileos, pero extremadamente ajena a la sofisticacin verbal quitea, Santiago anunci con mucha antelacin su inters de candidatizarse eventualmente para alcalde de Quito, y decidi apuntalar su eleccin con los sistemas clientelares que tan buenos resultados le han dado al PRE en otras provincias. El 12 de agosto, apenas a dos das de instaurado el rgimen, el presidente decidi nombrar un Gobernador de la provincia de Pichincha. Formalmente, no hay ninguna disposicin legal que se lo impida, pero es que hace tiempo que no hay nadie con ese cargo. Incluso se dira que repugna un tanto el concepto, ya que un Gobernador se entiende como el representante del presidente de la repblica en una determinada circunscripcin territorial, y en la provincia de Pichincha vive el presidente, de modo que no parece justificarse la existencia de un gobernador. Cuando Santiaguito quiere defender el nombramiento de este funcionario, mete la pata una vez ms, pues se refiere a esta Gobernacin como a una especie de unidad ejecutora, y todo el mundo recuerda que esa fue la denominacin que us Len Febres-Cordero para bautizar los centros casi empresariales que us para realizar obra pblica en los cantones donde no haba concejo cantonal socialcristiano. Buena parte de Quito, ciudad que acaba de re-elegir abrumadoramente a Jamil Mahuad, considera que la medida es un artificio para privar al Municipio (que tiene bien ganada fama de honradez) de los recursos necesarios para la obra que realiza. Al narrar las acciones del diputado en su camino hacia la disputa de la Alcalda, Vistazo (N 704) deca: Desde hace algn tiempo, Santiago aparece como el ms refinado de los Bucaram (?). Viste a la Jamil, con trajes finos, corbatas a la moda y zapatos siempre lustrados. Sin embargo, su aspecto no coincide totalmente con sus modales. Su estilo de constantes ofrecimientos (incluyendo nada menos que 6,000 viviendas a los periodistas) puede bastarle para mantener su diputacin (Pichincha elegir 10 diputados), pero tendr que hacer mucho esfuerzo para conseguir el triunfo en una lucha uninominal como la Alcalda. Cuando trat de utilizar el deporte como plataforma poltica, don varios centenares de millones de sucres al club El Nacional, con el fin de que construyera su propio estadio, pero el club rechaz el generoso ofrecimiento, aunque muy delicadamente agradeci al diputado. Jacobo Bucaram Ortiz. Diputado y hermano.- Un gran dirigente deportivo, de quien comentan sus amigos que ha sido casi a la fuerza como lo arrastraron a la poltica. Quiz sea por sentirse fuera de lugar por lo que ha cado tambin en actitudes burdas y prepotentes, como una agresin a periodistas dentro de palacio y una molesta polmica con el gran atleta Jefferson Prez. El da de la sesin clave del parlamento (febrero 6), Jacobo imprec muy duramente (con trminos extremadamente soeces) al ex diputado Marcelo Dotti, exigiendo que fuera retirado del recinto, ya que se supona que slo estaran presentes los legisladores. Jacobo tena toda la razn de fondo; pero la extrema dureza del lenguaje empleado (que fue reproducido en cadena nacional de radio) repercuti en su contra y contra su hermano. Jacobo Bucaram Pulley. Hijo.- Jacobito tiene, a sus cortos 18 aos de edad, una imagen pblica terrible, y uno desea que ella no responda a la realidad. Salt a la notoriedad el 7 de julio, la noche del triunfo electoral, cuando su padre, el presidente

electo, se abraz a l para expresar todo el caudal de sus emociones. Nacido el 2 de septiembre de 1978, Jacobo cumpli 18 aos el mismo da que su padre viajaba hacia Cochabamba (Bolivia) al encuentro de la X Cumbre del Grupo de Ro. Ese da las primeras planas de los peridicos estuvieron llenas de fotos de Jacobo con la cara llena de la crema de una tarta de cumpleaos que le ofrecieron a 20,000 pies de altura. La rolliza figura de Jacobito volvi a las primeras pginas el 21 de octubre, cuando su padre utiliz el avin presidencial para llevarlo a Estados Unidos en un viaje de atencin mdica. Se cuestion mucho -y con razn- la utilizacin de costosos recursos del Estado para una finalidad que era completamente privada. El presidente respondi a las crticas diciendo que provenan de unos imbciles que no comprenden lo que es un presidente de la repblica; que todos sus problemas son temas de Estado y, finalmente, cuando las acusaciones de malos manejos arreciaron, se comprometi a pagar la comida consumida durante el viaje: un monto que no llegaba ni al uno por mil del costo total del viaje. La imagen del presidente se agrav aun ms al contraponer el despilfarro de este viaje con su insensibilidad ante la desgracia ocurrida en Manta al da siguiente. Escrib sobre eso El dato vena perdido en pginas interiores Al parecer, uno de los miembros del equipo de seguridad del presidente se le habra aproximado en la base area de Guayaquil para pedirle que lo llevara a Manta, su ciudad de origen, pues su esposa y su pequeo hijo estaban en la lista de los desaparecidos con motivo de la tragedia de aviacin. Segn la nota periodstica, el presidente lo habra rechazado en forma brusca y un tanto grosera. Sera el fin de algo. Abdal Bucaram no se distingue por sus buenas maneras ni por lo elaborado o erudito de su cultura; no destaca por lo prolijo de su planificacin socio-econmica ni por la galanura del lenguaje que emplea; no puede ser tomado como arquetipo de mesura ni como ejemplo de tolerancia. Pero era un hombre bueno, con gran capacidad para sufrir con el dolor del prjimo; para tender la mano o prestar el hombro al desvalido. Por lo menos tal es la conviccin de sus miles de partidarios, que votaron por l, cansados -entre otras cosas- de la indolencia del poder frente a los humildes y de ver alejarse las espaldas de aquellos a los que acudi en pos de sostn o simpata. Este gesto de negar el auxilio que poda prestar en un momento representara un cambio muy profundo en la personalidad del mandatario. Un cambio doloroso y plagado de peligros. No soy bucaramista ni podr serlo nunca, pero he apreciado siempre la sensibilidad en bruto del actual presidente. Me molest estticamente que hiciera un espectculo de haberse rasurado el bigote, pero me conmovi la finalidad a la que destinaba los recursos que consegua por ese medio. Me chocan sus modales, pero me lucen autnticos. En suma, Abdal Bucaram me pareci siempre, como antes su to, un reflejo de la situacin del pueblo: ignorante, craso, un poco burdo y un bastante grosero pero lleno de sensibilidad real, de capacidad de comprensin y hasta cario. Para bien o para mal, aquellas malacrianzas del comportamiento; aquel zafio modo de hablar o de moverse me parecan ms el fruto de una esttica desprovista de matices o delicadezas que el resultado de una tica privada de honradez o de franqueza. Pero este ltimo acto de dejar a un hombre doliente sufriendo en media calle; este gesto de menosprecio por la tragedia humana me es absolutamente inadmisible y despreciable. De ser cierta la versin periodstica, sera reflejo del final de las virtudes de Abdal Bucaram. Ya no tendramos con nosotros al patn de noble corazn, como quera su to, sino nicamente a un mal cantante de rock, que es capaz de viajar medio mundo, y a costa del Estado, para llevar a su propio hijo donde un mdico esteta; pero que no es capaz de trasladar a un padre hacia el cadver del suyo Jacobo Bucaram Pulley ha dejado su rastro en varias otras ocasiones. De hecho, se ha construido casi una mitologa en torno a su figura. Muchas de aquellas imputaciones circulan como simples rumores; pero las que pueden comprobarse dan pbulo para creer en todas. Se dice que Jacobito y un grupo de jovenzuelos que lo rodea cuando est en Quito han cerrado varias discotecas y/o agredido a algunos parroquianos que se negaron a abandonar el local en

que se encontraban. Se dice que Jacobito y el mismo entorno han cometido pequeas fechoras y malacrianzas en distintos centros nocturnos de la ciudad. Se dice que Jacobito ha dejado muchas cuentas impagas, agradeciendo por la contribucin poltica luego del consumo. En cambio se sabe que el mismo joven dej sin pagar una cuenta de casi seis millones y medio de sucres en el hotel Crespo de Cuenca, y que orden que le pasaran la planilla a la Gobernacin de la Provincia, lo que provoc la renuncia del ejecutivo provincial. Finalmente, la valerosa comentarista del diario El Universo, doa Evelina Fassio, escribi un largo comentario, donde hablaba de un joven que cobraba coimas permanentes para realizar gestiones aduaneras, e incluso ofreci la direccin de la oficina de Guayaquil donde se producan aquellos ilcitos. Por otros indicios claros (como el tipo de automvil empleado), era evidente que ese joven, que habra festejado ya la consecucin de su primer milln de dlares apuntaba hacia la familia ms prxima del presidente de la repblica. Abdal Bucaram Ortiz. Presidente de la Repblica.- Lo repito: no exhibir a Abdal como una vctima inocente de las torpezas, mal gusto, indelicadezas de su familia; pero es evidente que los abusos, errores y groseras de sus parientes (y el cmplice encubrimiento que Bucaram hubo de darles) han conspirado -y muy seriamente- contra la imagen general del gobierno. Domingo, 9 de febrero de 1997. Programa La Televisin. 9:10 pm.- Santiago Rolds Bucaram es un joven escritor que ha ganado muy rpidamente una gran cuota de respeto nacional. Quiz llegue el da en que esa notoriedad de la que goza hoy le pese y duela. Es que proviene todava en gran parte del hecho de ser hijo de Jaime Rolds Aguilera y sobrino de Abdal Bucaram Ortiz. Es injusto. Santiago Rolds posee claramente un talento superior y sus escritos (de los que an slo conozco crnicas periodsticas) tienen condumio intelectual, nivel de galanura y buen manejo rtmico. Ojal la visibilidad poltica no interfiera en su proceso literario. Ahora se entrevista con Freddy Ehlers, director del programa y ex candidato presidencial. Santiago ha sido desde siempre un opositor de su to, al que prcticamente acus hace ms de 15 aos de tenerlos (a l y a sus hermanas) poco menos que secuestrados, para usarlos polticamente. Ahora, Ehlers le pregunta si Santiago Rolds piensa que Abdal Bucaram debe ser derrotado tan ampliamente como para que no se atreva a volver a incursionar en la poltica. El joven est de acuerdo. Pero no slo Abdal -dice-. Toda la familia tiene que irse.

10.- La voz de Evelina

E l Universo. Enero 7 de 1997. Fragmentos de Caja de Pandora Aunque no escuche Por Evelina Fassio Arzube Aunque usted no tiene la costumbre de leer peridicos, y poco o nada le importan los comentarios de la prensa, escribo estas lneas porque lo considero un deber cvico y porque guardo la esperanza de que alguien, que no lo halague con cantos de sirena, lo haga reflexionar sobre sus errores y desmanes. Hago el formal ofrecimiento como presidente de los ecuatorianos de mejorar. He aprendido mucho de mis errores. Demostrar madurez, El Ecuador es ms importante que las situaciones de orden personal. Le suenan conocidas esas frases? Usted mismo las pronunci. Pero an no vemos mejora, ni madurez alguna. Las situaciones de orden personal se suceden con demasiada frecuencia; y sigue en sus trece haciendo cosas que no son dignas de un primer mandatario. Como dijo Xavier Benedetti -a travs de este diario, el 15 de septiembre- Cantar como artista en las ferias y jugar en las canchas. Pero si quiere llegar a la historia tendr que ser el gran presidente. De lo contrario no ingresar a la historia. Se quedar en la historieta. Se empea usted en moralizar lo menos inmoral que existe en el pas, como es fumar y beber. Y lo hace a travs de cargas absurdas que s afectan tambin a ese pueblo que jur defender, lesionando -de paso- a la industria nacional, que genera riqueza. Milton Alava Ormaza lo califica de mojigatera social. Hay vicios mucho peores, no cree? Por qu no moraliza las aduanas, que son un cncer virulento? Por qu no investiga la enorme cantidad de contenedores de licor que estn ingresando de contrabando? Por qu no frena al joven que, con gran alarde y desparpajo, celebra alborozado su primer milln de dlares? Por qu no indaga lo que ocurre en una lujosa oficina ubicada en Victor Emilio Estrada y Las Monjas, donde el mismo joven cobra veinte millones de sucres por desaduanizar un contenedor que viene prepagado y verificado?

11.- La gran estafa

M

anta. Octubre 22 de 1996. 10:40 pm.- De pronto, sin que nadie pudiera preverlo, el cielo cay sobre la ciudad. Un avin de la empresa de carga Millon Air, dedicada fundamentalmente al transporte de flores y pescado, se desplom sobre Manta. Cuando finalmente pudieron hacerse las cuentas, haba 29 personas muertas, 60 heridas, 47 construcciones (incluyendo una iglesia catlica) fueron seriamente afectadas, dejando a unas 62 familias en calidad de damnificadas y prdidas materiales que se evaluaron en un primer momento en alrededor de 8,500 millones de sucres. La tragedia enlut al pas entero. En ese momento, la situacin poltica del gobierno pareca inmejorable. Segn los resultados de la muy profesional encuestadora Market, que recibi el premio a las mejores aproximaciones durante el proceso electoral, el presidente dispona de un cmodo margen de aceptacin popular, con 6% de personas que calificaban su gestin como excelente, mientras un altsimo 59% la consideraba buena. En el otro extremo, Bucaram tena ya un 12% de la ciudadana que pensaba que su accin era psima y un 23% que la crea mala. Para la rapidez con que la imagen de los gobernantes se deteriora en Ecuador, mantener esos mrgenes a los 73 das de administracin poda considerarse extraordinario. Desde el pu