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Jorge Velasco Zamora LA CAMA Y LA MESADA INVESTIGACIÓN TRASLACIONAL GESTIÓN TECNOLÓGICA DE LA

La cama y la mesada. Gestión de la innovación traslacional - Adelanto

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Jorge Velasco Zamora

LA CAMA Y LA MESADA

INVESTIGACIÓN TRASLACIONALGESTIÓN TECNOLÓGICA DE LA

La cama y la mesada. Gestión de la innovación traslacional

Jorge Velasco Zamora

RESUMIENDO…

El constante aumento de la población mundial junto con el de la

expectativa de vida (30% de la población será mayor de 65 años en el

2020), entre otros factores, hacen más significativa la presencia de

enfermedades crónicas. Asimismo, el fácil traslado a cualquier lugar del

planeta nos expone a posibilidades incuestionables de pandemias cuyas

consecuencias son difícilmente predecibles. Nuevas y viejas afecciones

amenazan la salud, junto a ellas se incrementan las demandas sanitarias

para un sistema con potencial riesgo de colapso.

Más que nunca apelamos a las posibilidades de la ciencia y la tecnología

para enfrentar estos desafíos inéditos para la salud mundial. Estamos

preparados: la base laboral de actividades vinculas a la ciencia no deja de

crecer, tampoco el número de publicaciones científicas; se alcanzan cifras

record de inversión en I + D, tanto de los estados como de la industria

privada, reflejándose, como es de esperar, en el número de nuevas

patentes.

La ciencia en tanto “blanco móvil”, “nicho imperecedero” u obra sin

“último acto” siempre nos da otra oportunidad. La explosión de

conocimientos científicos ligados a la biotecnología aplicada a la salud

humana recibe un impulso sin precedentes de la mano de la secuenciación

del genoma humano, las tecnologías ómicas, la bioinformática, la

bioingeniería, los desarrollos en dimensiones nano... Asimismo, a través de

la mejor y mayor comprensión de los sistemas biológicos complejos en los

que la biología molecular interactúa con la ecología se devela un universo

tan inesperado como promisorio. A partir de allí son esperables cambios

disruptivos que conquisten la complejidad de las enfermedades.

En las próximas dos décadas el modelo médico actual,

predominantemente reactivo, será reemplazado por otro predictivo en la

medida en que se identifiquen los vínculos entre función celular, medio

ambiente y enfermedad. La medicina personaliza “el medicamento correcto,

al paciente correcto, en el momento correcto” es un imperativo categórico e

ineludible

Sin embargo, hay un considerable cuerpo de evidencias acerca de que

los descubrimientos científicos significativos emergidos del laboratorio

básico se encuentran escindidos de la realidad clínica diaria. La inmensa

mayoría de los trabajos de investigación, e incluso de las patentes, nunca

ve la luz de la realidad en la que salud pública habita. La brecha entre los

hallazgos científicos y sus implicancias sociales no deja de ampliarse,

paradójicamente, ante cada nuevo descubrimiento.

Dos caras de la misma moneda: una, las obvias ventajas que otorgan a

la evolución científica; la otra, las restricciones que impiden acelerar,

optimizar y masificar tal evolución

Se infiere de lo expuesto que nos encontramos enfrentando un escenario

al menos confuso y contradictorio pero abundante en posibilidades y

desafíos, como en necesidades sociales insatisfechas, que suponen cambios

radicales que representan oportunidades únicas para quienes se animen al

reto de la innovación en tecnologías de la vida.

Fueron intentadas algunas interpretaciones para explicar el

distanciamiento entre ciencia y sociedad: consideración de hipótesis no

prioritarias, evaluación bibliográfica de hallazgos científicos poco relevantes,

ausencia de la opinión de pacientes y de médicos, conocimientos científicos-

tecnológicos vastos y de difícil captura, códigos metodológicos propios de

cada campo disciplinar, etc.

Sin embargo, tal vez el factor más gravitante sea, curiosamente, la

súper especialización de las ciencias biológicas aplicadas a la salud humana

que conduce a un corrimiento de los actores claves en el desarrollo de la

ciencia y la tecnología postergando o impidiendo los descubrimientos

innovadores con impacto sanitario.

Años de entrenamiento específico condujeron a que los investigadores

básicos y los médicos no hablen el mismo lenguaje. Estas disciplinas poseen

su propio argot compartido entre los miembros de sus respectivas

comunidades de práctica que resulta incomprensible para aquellos que no

pertenecen. Tal divergencia deja al descubierto el “valle de la muerte” en el

que la ausencia de una actividad conjunta entre científicos, médicos y

sociedad lo convierte en un obstáculo difícil de sortear.

Uno de aquellos actores desplazados es el médico quien con su labor

diaria “en campo” tiene la posibilidad de acercar al investigador de ciencias

básicas una mirada con mayor acercamiento a la cotidianeidad de los

problemas de salud. El primero posee las preguntas el segundo las

respuestas.

La incorporación de médico en la toma de decisiones en C y T aplicada a

salud humana es necesaria pero a todas luces insuficiente. Es

imprescindible la búsqueda y desarrollo de capacidades específicas. Aparece

la figura del investigador clínico cuyas habilidades como médico y su saber

como científico lo trasforman en un elemento clave para el desarrollo

innovador.

De la misma manera subrayamos la necesidad de incorporar al paciente

como un irreemplazable protagonista, toda vez que es el único que puede

acercarnos a la interacción agente-huésped, lugar en el que se dirime

muchas de la enfermedades tal cual las conocemos hoy y, seguramente, la

emergencia de infinitas hipótesis. Se trata de ciencia con inclusión social en

el sentido más literal del término.

La investigación traslacional impulsa la convergencia de saberes, en

apariencia distantes, de protagonistas claves como la comunidad y la

ciencia; estimula la aplicación del método científico en respuesta a las

necesidades de salud.

Así, la investigación traslacional puede conceptualizarse como un fluir

continuo de conocimientos que se inicia con la identificación del problema

clínico y finaliza en la implementación práctica, retroalimentándose

continuamente. Se trata de calles de doble mano que permiten el diálogo

prolífico entre los que poseen la necesidad (pacientes) y los que podrían

intentar una solución (investigadores de ciencias básicas y clínicas), aunque

en definitiva se trata de calles de una sola dirección: desde la ciencia al

paciente. Es necesario que el trabajo de laboratorio se realice con un ojo en

el microscopio y otro en la realidad cotidiana de los problemas irresueltos

de salud.

Esta nueva forma de “hacer ciencia” ofrece infinitas posibilidades de

innovación y aceleración de los descubrimientos pero al mismo tiempo

subvierte la esencia histórica de las estrategias de investigación y su

aplicación clínica.

El punto de partida del proceso de investigación traslacional es

formular la pregunta correcta, la respuesta emerge del saber científico,

médico y social. El encuentro vibrante de estos tres saberes genera una

verdadera explosión de nuevas ideas, hecho que remite a la noción de

circuito innovador. Sin embargo, la ciencia y la tecnología no son suficientes

en términos de generar valor socialmente apropiable. Otros saberes

procedentes de áreas lejanas a la científica aunque, en todo caso,

complementarias, tales como la comercial, la financiera, la legal, la

administrativa, etc., también participan en la producción y en el desarrollo

de servicios o productos tecnológicos.

Aparece aquí otro aspecto que destacamos a lo largo del texto: el

concepto de conocimiento transdisciplinar. Esto es, estimular la trasferencia

de saberes que se atraviesan y se enriquecen en un interminable fluir de

conocimientos aplicados. Esto conlleva al desarrollo de nuevas estructuras

en la que el quantum de conocimientos generados no puede ser reducido a

las disciplinas que le dieron origen (el todo es más que la suma de sus

partes); aparecen nuevos valores y formas innovadoras de dar respuesta a

“problemas en movimiento”.

El cuerpo de conocimiento existente, y por existir, es inabarcable para

una sola disciplina, por lo tanto, no es posible (y no será) hablar del

científico traslacional. Es racional enfocarse en equipos de investigación

traslacional que contemplen la interacción de saberes que se atraviesan.

La sobrevida de una institución que se enfoca en investigación

traslacional exige, además del obvio conocimiento científico, saber

enfrentarse a un contexto diferente e impredecible. Nuevos productos y

servicios (y mercados) con ciclos de vida más cortos, demandas volátiles de

mercados heterogéneos y con tendencia a la segmentación, globalización de

la oferta y de la demanda, competencia internacional con aumento de

productividad y velocidad en procesos de innovación, alianzas como

respuesta al mercado globalizado, necesidad de apalancamiento financiero,

aspectos jurídicos específicos de a actividad, etc.

Es imperativa la identificación de quien, desenvolviéndose entre la

ciencia y el mercado, se presente como respuesta idónea al momento de

tender puentes entre la investigación básica, la clínica y las necesidades de

salud. Todas estas áreas de conocimientos opuestos pero suplementarios

confluyen en la coordinación de quien tendrá la misión de direccionarlos: el

gestor tecnológico

En la gestión tecnológica de la investigación traslacional existe una clara

intencionalidad: la de generar, rescatar, analizar y aprovechar esos

conocimientos divergentes-convergentes generando un margen favorable

de competitividad con posibilidad de trascendencia social. Dirigir las

dimensiones claves de diferentes sistemas y procesos que la enriquecen,

tendrá una consecuencia social inmediata, a la vez que multiplicadora.

De aquello surge que la gestión traslacional es un proceso tendiente a

generar condiciones operacionales adecuadas orientadas a producir valor

público, científico y económico a través de la traslación de conocimientos

científicos y sociales.

Gestionar es administrar el conocimiento; gestionar la investigación

traslacional es administrar el conocimiento transdisciplinar. El contexto

tecno-social en el que se enmarca la investigación traslacional evoluciona

con ella, va más allá de la suma de las disciplinas que intervienen, las

atraviesa, es transdisciplinar.

La producción del bien tecnología plantea los mismos problemas

operativos y de gestión que la de otros bienes y servicios. Sin embargo, no

se recurre con frecuencia a esta analogía porque emplea materias primas y

herramientas singulares: el conocimiento y el método científico. No

obstante, las cuestiones a las que se enfrenta son similares a las de

cualquier empresa: cuánto, dónde y con quién invertir, cómo medir

resultados, identificar gastos corrientes, utilidad neta, estrategias de venta,

mercado target, competencias directas y sustitutas, financiamiento de la

producción y venta, etc. En la producción de C y T estas cuestiones, en el

mejor de los casos, son confusas; otras veces ni siquiera se plantean. El

problema de la gestión de la tecnología es, probablemente, el más

subestimado de los vinculados a la producción científica, sin mencionar a la

gestión de la investigación traslacional, en la que está llanamente ignorado.

Nos atrevimos a presentar un decálogo de acciones y atributos que se

necesitan poseer o desarrollar para una gestión tecnológica con

posibilidades de éxito:

1. Analizar el sector en el que se desenvuelve la organización

2. Comprender la capacidad de la organización

3. Gestionar el conocimiento organizacional

4. Considerar los aspectos financieros

5. Predecir el futuro.

6. Liderar generando seguidores

7. Obtener valor

8. Crear, mantener, consolidar y ampliar las redes de trabajo.

9. Enfocase en la calidad

10.Comprometerse con la responsabilidad social

La producción de tecnología no es aleatoria ni está librada solo a las

leyes de oferta y demanda sino que puede (debe) ser estratégicamente

concebida y sistematizada, dirigida a satisfacer distintos aspectos

generadores de innovaciones socialmente transferibles.

La rápida obsolescencia de los productos y servicios tecnológicos, las

oportunidades y amenazas de un mercado cada vez más globalizado, el

crecimiento sin precedentes del capital humano altamente calificados, las

abultadas inversiones asignadas a nuevos desarrollos, el protagonismo de

organizaciones intensivas en tecnología, las trasformaciones cuali-

cuantitativas y simultáneas, etc. son razones que nos muestran frágiles

frente a un escenario incierto. La gestión tecnológica de la investigación

traslacional, recurre, como toda disciplina, a múltiples técnicas que

permiten enfrentar este escenario por momentos inestable, por momentos

predecible, aunque siempre desbordante de oportunidades.

Los administradores, sean de una empresa pública o privada, con o sin

fines de lucro, de bienes o servicios, de base tecnológica o no, se enmarcan

en torno a cinco funciones básicas: (i) planificación, (ii) organización, (iii)

gestión humana, (iv) dirección y (v) control. Desde hace tiempo diferentes

autores del management clásico han analizado este marco de referencia, u

otros similares, demostrando su utilidad teórica y empírica.

Pesquisar, sistematizar y clasificar el casi infinito cuerpo de información

dispersa universalmente sobre el objeto investigado constituye uno de los

pilares de la innovación tecnológica; no hacerlo implica arriesgarse a

dilapidar el esfuerzo del capital humano y de los recursos económicos. El

empleo de instrumentos específicos tales como la prospectiva, la vigilancia

estratégica y la inteligencia competitiva alivian la carga de la exposición al

fracaso y a la frustración.

La incorporación de pacientes como proveedores de datos en la

comunión entre la ciencia básica y la clínica enfrenta frecuentes dilemas

éticos que demandan una profunda reflexión, una nueva dimensión

discursiva: la dimensión bioética.

La participación explícita de pacientes en los procesos de I + D y el

aprendizaje trasdisciplinar son dos atributos que le confieren originalidad a

la investigación traslacional, gestionarlos implica accionar en una actividad

inusualmente disruptiva, innovadora y de alto impacto social. Así, el gestor

tecnológico de la investigación traslacional se trasforma en un protagonista

destacado, su conocimiento especializado es ofrecido al servicio del bien

común.