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La campaña electoral de 1937 con banderas del nacionalismo leopardo. JJv^ J * I d Ld» - i id OÍJ11 LiL/d XI La fecha del 24 de julio de 1937 podría ser considerada la del surgimiento de la Acción Nacionalista Popular. Se conmemoraba un aniversario más del natalicio de Simón Bolívar, y en su honor se configuró la nueva entidad política. El proceso de organización de la ANP. Inmediatamente después de la culminación de la convención que dio vida a la ANP, se inició el proceso de configuración del movimiento, que incluía, entre otras tareas, la de formación de cuadros dirigentes departamentales y municipales. Los ideólogos de la ANP denunciaron a los desertores de la juventud derechista que apoyaban en ese momento al nuevo Directorio Nacional Conservador. Las acusaciones iban en contra de Rafael Azula Barrera, Francisco Fandiño Silva y Guillermo Camacho Montoya, antiguos colaboradores de Derechas. Carlos Ariel Gutiérrez los calificó de fugitivos: "Los compañeros que ayer estaban a nuestro lado, ahora piden para nuestro grupo las hogueras inquisitoriales. Incapaces de confesar su huida hacia otras toldas más apacibles aunque más envejecidas, los amigos fugitivos se están dedicando a un proceso de mimetismo con la vieja política, verdaderamente conmovedor". 1 En igual sentido, Ignacio Pineros Suárez, en carta abierta a Fandiño, a Víctor G. Ricardo y a Montoya, censuró su conducta y aprovechó para sacar del círculo de las generaciones la discusión: "No se trata de una lucha de generaciones, sino de una lucha de temperamentos, lucha obscura, sin cuartel, entre la vieja política de alcoba, de chisme, de cortesanía (resabios del poder perdido) y la nueva y franca y heroica política que han preconizado las gentes mozas". 2 7 La Patria, agosto 2 de 1937, p. 6. - La Razón, julio 1 de 1937. p. 9,

La campaña electoral de 1937 con banderas del nacionalismo ... · El de Propaganda por Eduardo Carranza, Carlos Ariel Gutiérrez, Carlos Echeverri Herrera, Héctor Fabio Várela,

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La campaña electoral de 1937 con banderas del nacionalismo leopardo. JJv^ J * I d Ld» - i i d OÍJ11 LiL/d

XI

La fecha del 24 de julio de 1937 podría ser considerada la del surgimiento de la Acción Nacionalista Popular. Se conmemoraba un aniversario más del natalicio de Simón Bolívar, y en su honor se configuró la nueva entidad política.

El proceso de organización de la ANP.

Inmediatamente después de la culminación de la convención que dio vida a la ANP, se inició el proceso de configuración del movimiento, que incluía, entre otras tareas, la de formación de cuadros dirigentes departamentales y municipales. Los ideólogos de la ANP denunciaron a los desertores de la juventud derechista que apoyaban en ese momento al nuevo Directorio Nacional Conservador. Las acusaciones iban en contra de Rafael Azula Barrera, Francisco Fandiño Silva y Guillermo Camacho Montoya, antiguos colaboradores de Derechas. Carlos Ariel Gutiérrez los calificó de fugitivos: "Los compañeros que ayer estaban a nuestro lado, ahora piden para nuestro grupo las hogueras inquisitoriales. Incapaces de confesar su huida hacia otras toldas más apacibles aunque más envejecidas, los amigos fugitivos se están dedicando a un proceso de mimetismo con la vieja política, verdaderamente conmovedor".1 En igual sentido, Ignacio Pineros Suárez, en carta abierta a Fandiño, a Víctor G. Ricardo y a Montoya, censuró su conducta y aprovechó para sacar del círculo de las generaciones la discusión: "No se t rata de una lucha de generaciones, sino de una lucha de temperamentos, lucha obscura, sin cuartel, entre la vieja política de alcoba, de chisme, de cortesanía (resabios del poder perdido) y la nueva y franca y heroica política que han preconizado las gentes mozas".2

7 La Patria, agosto 2 de 1937, p. 6. - La Razón, julio 1 de 1937. p. 9,

Respaldos y adhesiones comenzaron a llegar. El 3 de agosto se conformaron los comandos de la ANP en Barranquilla e Ibagué. El Alto Comando de la ANP (ACANP) nombró comités permanentes y emitió su primer boletín informativo. Todos los núcleos derechistas, dispersos hasta el momento, quedaban unificados y encuadrados en la ANP, y se les conminaba a organizar los respectivos comandos. El significante comando se distinguía de directorio, que usaban los partidos tradicionales, y que era, a la vez, una metáfora traída del universo militar. El ACANP anunció la elaboración de una plataforma ideológica que incluía un programa máximo y uno mínimo, y se comprometió a preparar un libro de exégesis que ampliaría y sintetizaría los programas ideológicos del movimiento. Campesinos y obreros tendrían su propia cartilla nacionalista, en la que estarían expuestos de forma elemental los principios cardinales del movimiento. Finalmente, todos los escritores afiliados a la ANP debían firmar sus artículos y ensayos con la anotación de pertenencia a la agrupación, cosa que cumplieron al pie de la letra.3

El ACANP dio pautas para la formación de una red de órganos de difusión en varias ciudades del país,4 y se organizaron seis grandes comités permanentes en Bogotá, conformados por los principales dirigentes del movimiento. Tales comités fueron los siguientes: Organización, Propaganda, Relaciones Exteriores, Orientación Social, Estudios Bolivarianos y Tesorería.6 En la misma fecha fue editado el libro Política de misión, de Eugenio D'Ors, prologuista de las obras de los fascistas portugueses e ideólogo nacionalista español, que luchaba al lado de Francisco Franco. La publicación de estos postulados servía de complemento a la ya nutrida ideología de la ANP, o, a lo mejor, de síntesis simbólica de una plataforma nueva que demoraba en llegar y que todos pedían: "Son 21 puntos que están clavados como banderas sobre el terreno filosófico de toda la política contemporánea de las derechas".6 De otro lado, una serie de conferencias con propósitos ideológicos, políticos y organizativos fueron proyectadas en Bogotá. El tema principal giró alrededor de la estructuración del movimiento en los niveles departamental y municipal, que permitiera, entre otras cosas, la realización del primer censo derechista del país.

La fusión de las simbologías.

Incómoda resultó la situación para la gente de la derecha que no decidía afiliarse a la ANP, y que, por el contrario, creía que debía continuar en el Partido Conservador. Al fin y al cabo, se trataba de su identidad más preciada, tanto como la católica. No

77 Véase, La Patria, agosto 12 de 1937, p. 3. 4 La ANP mencionó algunos diarios y semanarios que la apoyaban: La Tradición, El Colombiano y Derechas Eemeninas, en Medellín;

La Patria, en Manizales! Camisas Negras, en Bucaramanga. E informó los que crearían Derechas, en Bogotá! Pregón, en Manizales! El Nacional, en Cali! Falange, en Barranquilla! Amanecer, en Popayán! Proa, en Tunja y Somatén, en Ibagué.

5 El de Organización estuvo conformado por Ignacio Pineros Suárez, César Garrido, Víctor Emilio Jara, Hernando Zamora, Carlos López García, José Vicente Alvarez y Enrique García. El de Propaganda por Eduardo Carranza, Carlos Ariel Gutiérrez, Carlos Echeverri Herrera, Héctor Fabio Várela, Hernán Jaramillo Ocampo, Carlos Ospina y Francisco García. El de Relaciones Exteriores por Rodrigo Jiménez Mejía, Agustín Rodríguez Garavito, Daniel Henao Henao, Alvaro Patino, Julio Zuluaga Arango, Marco Tulio Amaya Díaz y Fabio Aristizábal Ospina. El de Orientación Social por Carlos Vesga Duarte, Alejandro Valencia, Alonso Pinzón, Alberto Giraldo Rengifo, Alfonso Muñoz Botero, Luis Granada Mejía y Carlos Orasmas. El de Estudios Bolivarianos por Gerardo Valencia, Arcadio Plaza, Leónidas Pretil Mendoza, Alfonso Arboleda, Luis Córdoba Marino, Carlos Martín y José María Patino Sáenz. Finalmente, el de Tesorería por Ernesto Martínez Capella, Alejandro Vanegas, Nolasco Betancur, Arturo González Guarnido, Ramón Restrepo, Ignacio Navas Botero y Carlos Ortiz. Véase La Patria, agosto 4 de 1937, p. 2.

77 " 1 . La naturaleza es pecado. Y la Nación, su versión política; 2. Espíritu, exorcismo de la naturaleza. Cultura, exorcismo de la Nación: 3. El órgano de la cultura para exorcizar a la Nación se llama Estado; 1. ¿Qué hacer del Estado? a) La educación! b) La selección: c) La autoridad: 5. La mejor norma para la educación es la libertad del humanismo. La mejor norma para la selección es la jerarquía corporativa o hereditaria. La mejor condición para la autoridad, la unidad de mando: 6. Cada hombre, un servidor. Cada servicio, una dignidad. Cada dignidad, un deber. Cada deber, una técnica. Cada técnica, un aprendizaje! 7. La puerta abierta a la vocación de los hombres. La puerta abierta a la vocación de los pueblos. La puerta abierta para el ingreso canalizado! 8. Que la regla no excluye, sin embargo, ninguna posibilidad. Ni la unidad, la variedad. Ni el principio, la excepción. Ni el orden, el súbito recurso de la fuerza! 9. Oír todas las voces. Dominadas por la de mando! 10. El día siguiente a la fuerza llámese responsabilidad; 11. No evolución. No revolución. Intervención; 12. Un centro para la autoridad7 el Imperio. Un centro para la selección7 Europa. Un centro para la educación7 Roma: 13. Toda misión debe ser católica, es decir, universal; apostólica, es decir, selectiva! romana, es decir, una! 14. Ley de la educación! tarea para todos. Ley de la selección: la asamblea para los mejores. Ley de la autoridad: l a independencia del jefe: 15. Ningún día sin propaganda. Ningún año sin deliberación. Ningún siglo sin dictadura; 16. No casarse con la Patria: incesto. Ni con su historia nutrirse: dispepsia: 17. Siempre habrá pobres entre vosotros. Cuidad de que no sean siempre los mismos: 18. Ni secar fuentes, ni doblarse a torrentes: 19. Engrandecer un pueblo a su pesar: 20, No seguir a la opinión pública. Precederla, fabricarla; 21. Ni servir a señor que pueda morir"". Véase La Patria, agosto 10 de 1937. p. 5.

300 El porvenir del pasado

resultaba fácil la asimilación de una disidencia conservadora, no había antecedentes ni se contaba con una experiencia acumulada al respecto. Peor si se trataba de la creación de un partido nuevo. La presencia de Álzate en la dirección de la ANP hacía pensar en una disidencia: "Yo confío que Álzate Avendaño presentará sus cuadros organizados y resueltos y que los capitaneará para beneficio del partido en el momento decisivo", opinaba un ideólogo antioqueño.7 Por eso, en el universo de la ANP, militantes y simpatizantes se polarizaron respecto a sus relaciones con el Partido Conservador. Un sector, el de occidente (Silvio Villegas, Fernando Londoño Londoño, Joaquín Estrada Monsalve, Fernando Gómez Martínez, José Mejía Mejía, Juan Roca Lemus y Álzate Avendaño), desde La Patria y El Colombiano, manifestó que la ANP no podía ser entendida como una fuerza política por fuera del Partido Conservador, y, más bien, los ideólogos de este sector hablaron de una coexistencia derechista conservadora.

El otro sector, el de la extrema derecha, ligado a Bogotá, continuaba promulgando la independencia total del partido. Al configurarse la ANP, no todos los derechistas la acompañaron. En las listas al concejo de Bogotá, por ejemplo, estaban los nombres de Mariano Ospina Pérez y de Jorge Leyva, caracterizados aliados de los nacionalistas. La derecha, además, no necesariamente estaba ligada a la emulación fascista. La identificación del Partido Conservador con la derecha tenía raíces propias en la cultura política colombiana. Azula Barrera lo expresó mejor: "Soy conservador en cuanto soy derechista y soy derechista en cuanto soy conservador".8 Recuérdese que Gabriel Turbay, el dirigente liberal, exorcizando las divisiones entre la derecha y la izquierda en el interior de su colectividad, había dicho que en Colombia el liberalismo era la izquierda y el conservatismo la derecha. Manifestemos entonces que la ANP era la expresión de la derecha de sensibilidad fascista y que la otra derecha permanecía intacta en el partido: "Una cosa son las derechas conservadoras, formadas por la mocedad del partido, que proclamaron el retomo a los programas regeneradores y a las tesis pohticas del Libertador actualizándolas, en su aspecto económico, con la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), y otra cosa bien distinta las derechas paganizantes depositarías del credo cesáreo de Mussolini y del pensamiento de Hitler",9 anotaba Azula. Incluso, hilando más delgado, no todos los fascistas se fueron de las toldas conservadoras.

Mientras la ANP se organizaba en todo el país para difundir su doctrina nacionalista, el nuevo DNC aprobó la participación de la colectividad en las elecciones. Se justificaban y legitimaban de esa manera las iniciativas de la Dirección Nacional anterior, que habían producido la trascendental crisis. Quedaba claro que los denuestos de "traidores" y "piltraferos", con que Laureano Gómez había insultado a los anteriores miembros de la DNC, carecían de fundamento y que, más bien, se trataba de asuntos de índole personal. En esta coyuntura de las elecciones de octubre será difícil el deslinde de la prédica del Partido Conservador del de las derechas. Álzate, el gran caudillo de la ANP, por ejemplo, participó en el Gran Consejo Electoral en nombre del conservatismo. Por eso el caso del desarrollo de la contienda electoral en Caldas es importante, justamente por tratarse del departamento paradigma de las derechas en Colombia, como veremos. Aquí, el grueso de los ideólogos nacionalistas continuó enarbolando y difundiendo su ideología desde el partido. Lo mismo aconteció con ideólogos nacionalistas, como José Mejía Mejía en Antioquia. El comité conservador de Medellín, por insinuación del general Berrío, le propuso a Juan Roca Lemus la

7 El Colombiano, agosto 7 de 1937, p, 3. H El Tiempo, julio 30 de 1937, p. 2. 74 Ibid. Puede verse más información sobre los matices de la derecha en El Espectador, noviembre 11 de 1936, p, 3.

El porvenir del pasado 301

jefatura del debate electoral en Medellín: "Es el hombre que aquí se necesita. Ha sido un elemento de lucha, y de eso se trata", dijo el viejo dirigente.10 'Rubayata', sin embargo, declinó la invitación: "circunstancias divorciadas de mi voluntad, el hecho de estar yo encajado en los roles derechistas que han de acatar a una jerarquía cuya plataforma de acción no ha sido aún delineada por los encargados de formularla y ocupaciones personales me impiden aceptar aquella situación en que ustedes me quieren encajar", les respondió el controvertido dirigente11.

Aunque hubo algunos cambios en la estrategia global, las elecciones tuvieron el mismo carácter de las anteriores. Fueron convocadas por todas las partes con idéntico estilo: la salvación nacional. Los contrincantes se consideraban salvadores de algo, y por ello la convocatoria electoral continuó realizándose en la metáfora de la guerra y la prevención. El Partido Comunista, por ejemplo, miró con recelo el regreso de los conservadores a las urnas, y se lanzó desde muy temprano a prevenir a su gente poniendo las cosas como una disyuntiva: "La reaparición del conservatismo en la arena electoral crea para las fuerzas progresistas un dilema concreto: facilitar por medio de una división de las masas populares el paso de la reacción influenciada por los Hitler y los Mussolini, o unirse en un amplio frente democrático para asegurar las instituciones repubhcanas y propender al progreso y fortalecimiento de una patria libre".12

La información sobre la situación política internacional hacía parte de la campaña electoral que se desarrollaba en Colombia. En esto no había cambios. En el país, como en el mundo entero, la lucha estaba planteada entre comunismo y fascismo, y alrededor de estas realidades se alinderaba a la gente. Los temores se difundían desde todas partes. La geografía de la lucha contra el comunismo abarcaba tanto la guerra civil española como el recién iniciado conflicto chino-japonés. Pero era la guerra civil española la que mayor influjo causaba. Insurrección en España y sufragio en Colombia significaban para los conservadores lo mismo: la derrota del comunismo y las izquierdas:

Mientras que el Partido Conservador se prepara para un torneo cívico, nuestros hermanos los nacionalistas españoles luchan en el mar, en el aire, en el suelo y el subsuelo por los mismos ideales que nosotros defendemos. Hechos de nuestra misma carne perecedera, dominan el villano miedo animal en combate como ángeles exterminadores. A nues t ras masas no les pedimos ese sobrehumano esfuerzo. Todo lo que les exigimos es su voto, dado, eso sí, a cualquier precio. Es preciso considerar como una traición la fuga ante el estallido del primer petardo que arrojan los adversarios porque esto es legalizar la iniquidad y la violencia.11

En este ambiente, el selecto y competente grupo de dmgentes conservadores caldenses, entre los que se encontraban Francisco José Ocampo, Joaquín Estrada Monsalve, Silvio Villegas y Fernando Londoño, autodenominados "pobticos de misión", emprendió la campaña electoral con el apoyo de los periódicos La Voz de Caldas y La Patria. El Directorio Conservador de Caldas (DCC) señaló como su objetivo principal desplegar giras a los cuarenta y tres municipios del departamento para organizar los directorios locales y predicar la doctrina del partido. Se propusieron usar la plaza pública donde fuera posible; donde no, invadirían con sus ideas los recintos cerrados. Allí emplearían otra táctica:

717 El Colombiano, septiembre 4 de 1937, pp. 1-2. Ibid.. p. 2,

'•- Tierra, agosto 5 de 1937. p. 4. 77 La Patria, septiembre 1" de 1937, p. 3.

302 El porvenir del pasado

A la arenga exclusivamente política debe sustituirse la serena exposición de un programa, y a los extravíos de la pasión el rigor lógico de la inteligencia. Nuestro deber es elevar el estilo de la política, buscando el perfeccionamiento espiritual de las masas. Inventar nuevos itinerarios, dibujar atractivos horizontes, es lo que busca todo político de raza, que es por excelencia, un creador de densidad.14

Eudoro Galarza Ossa, director de La Voz de Caldas, fue designado jefe de debate. Silvio Villegas, Antonio Alvarez Restrepo y Sinforoso Ocampo se posesionaron como representantes del conservatismo en los consejos electorales del departamento.

Así, el primero de agosto se organizó en Manizales la primera jornada proselitista. En la misma fecha, Silvio Villegas pronunció una conferencia en Santa Rosa de Cabal. En ella, arengó contra de la República Liberal y manifestó la necesidad de organizar doctrinariamente el Partido Conservador para lograr reconstruir la República de Colombia. Advertía Villegas la urgencia de actualizar el programa so­cial de la colectividad poniendo énfasis en las inquietudes de las masas campesinas y obreras: "El Partido Conservador no puede ser un aliado del capitalismo. El Par­tido Conservador está y estará defendiendo los intereses de las clases humildes, conciliando sus aspiraciones con las aspiraciones del capitalismo".15 Para el leopardo, estas tareas debían ser llevadas a cabo por las fuerzas contrarrevolucionarias que se estaban organizando, es decir, por el movimiento derechista, por lo cual invitaba a las masas conservadoras a adherirse a ellos.

El 7 de agosto, Fernando Londoño Londoño arribó a Pereira. Allí se reunió con el comité conservador de la ciudad y resaltó la importancia de la cedulación y de la organización de los conservadores. Culminada su reunión en esa ciudad, Londoño Londoño prosiguió su gira política hacia las poblaciones quindianas de Armenia, Calarcá y Circasia. El 8 de agosto se reunió con los dirigentes conservadores de Armenia. Al igual que en Pereira, se conformó el comité conservador de la ciudad. En esa misma fecha, Joaquín Estrada Monsalve visitó Santa Rosa de Cabal, donde instó a los conservadores a organizarse en aras del debate electoral, y los invitó a defender los principios católicos y nacionalistas. Juntos, Londoño Londoño y Estrada Monsalve se reunieron en Calarcá con los líderes conservadores de la población y designaron el comité electoral de la población. En Circasia nombraron también al comité del partido. En Villamaría y Neira, el conservatismo municipal recibió con entusiasmo el retorno a las urnas y organizó de manera autónoma su comité elec­toral. El 13 de agosto, Fernando Londoño Londoño y Francisco José Ocampo se dirigieron a Palestina y Chinchiná y se reunieron con los líderes conservadores de estos municipios. El 14 de agosto, Francisco José Ocampo visitó Anserma y colaboró en la creación del grupo falangista Sangre Joven. Desde el 15 de agosto, los miembros del DCC se multiplicaron por la extensa geografía caldense: Silvio Villegas fue a Salamina! Fernando Londoño se dirigió a Pereira; Francisco José Ocampo a Riosucio, Guática, Sanclemente y Risaraldaí Joaquín Estrada Monsalve partió hacia Filandia; José Domingo Escobar hacia Quimbaya! José Mejía Palacio hacia Marsella; Gonzalo Uribe Mejía hacia Villamaría; Roberto Cardona estuvo en Neira; y Ovidio Rincón Peláez, Gonzalo Jaramillo y Alberto Cardona Jaramillo visitaron Apía y Talamá.

En las giras se fusionaba la doctrina conservadora con la simbología de las derechas. Así se percibió en las visitas de Silvio Villegas a las poblaciones de Salamina, Pacora,

74 Ibid., agosto 11 de 1937. p. 3. 771 iiíd., agosto 2 de 1937, p. 1.

El porvenir del pasado 303

Filadelfia y Aranzazu. En esta última fue recibido por damas derechistas que portaban banderas con la cruz gamada, y fue llevado por ellas a través de las calles de la ciudad, en una procesión de cientos de conservadores que enarbolaban banderas azules al compás de los himnos de los nacionalistas italianos y españoles tocados por la banda municipal. Emocionado por el espectáculo, el leopardo dijo ante la multitud: "En el provenir, veo avanzar las legiones de la reconquista entre coros de amaneceres. Mi ambición no se sacia sino con la final victoria. Nosotros tomaremos el sol, como si fuera nuestra bandera de combate y lo clavaremos sobre la línea del poniente, ante los horizontes humillados".16 Villegas habló en contra de la obra de la República Liberal, en particular del gobierno de Alfonso López. Recordó a los mártires conservadores de Aranzazu y presentó la obra de los gobiernos derechistas en Alemania, Italia, España y Portugal, que no solamente salvaban a sus países de la anarquía, sino que también eran contrafuertes de la civilización, contra el peligro comunista.17

Finalmente, Villegas enalteció los principios conservadores, los únicos que podían salvar a Colombia, y enfatizó en la importancia de organizar mejor a la colectividad.

El sufragio antes que la insurrección,Los avances del proceso civilizador de la convivencia política.

No nos queda otro camino que el sufragio.

Nuestros padres fueron a los campos de batalla

a defender sus ideas o sus sentimientos. No es

mucho exigirle a la generación presente que

haga un esfuerzo viril para concurrir a las

urnas, con garantías o sin ellas. Votar es un

deber de los católicos [...] En todos los países

del mundo la conquista de los cabildos es la

preocupación primordial de ¡os partidos. El

ciudadano es el miembro de una nación, pero

es, ante todo, el habitante de la ciudad.1*

Al tiempo que recorría su región, Silvio Villegas iluminaba a los cuadros dirigentes y a las masas letradas con densos editoriales. En ellos, pese a las faltas de garantías y a las dificultades que el fraude y la violencia pudieran ocasionar, destacó la importancia de la organización de los conservadores para el debate electoral. Enfatizaba en que tal organización significaba el respeto que sentía esa colectividad hacia el sistema republicano, no obstante la tentación de otros métodos para llegar al mando : "Sólo existen dos maneras de conquistar el poder: por medio de una táctica insurreccional o por medio del sufragio. Nosotros no desdeñamos el primer método; pero nos parece impracticable teniendo en cuenta nuestra organización política y la tradición civil de la república"19. Renunciaba así la sensibilidad leoparda a los métodos insurreccionales como vía para la reconquista del poder. Asunto que no advirtió o que no creyó la comunidad comunista del país, que convocó a su gente para atajar la supuesta insurrección fascista votando por sus candidatos. En ese momento, otro era el acento de la convocatoria de Villegas:

1 Ibid., agosto 16 de 19.37, p. 4. 7 Ibid. ' ibid., agosto 11 de 1937, p. 3. 7 Ibid.

304 El porvenir del pasado

Si llevamos a las próximas elecciones trescientos mil sufragantes le demostraremos al régimen que nuestros cuadros electorales están intactos y que se nos tiene que respetar no solo por la calidad sino también por el número. Nosotros invitamos al conservatismo de Caldas a obedecer sin discutir órdenes de sus directivas movilizándose en un bloque compacto a las elecciones de octubre, dentro de un ambiente de tolerancia y de respeto. A la victoria por la disciplina y por la unión.20

Villegas denunció en sus editoriales la supuesta decadencia del sentimiento nacional. Decía que nadie recordaba ya la gesta de la independencia y que las fiestas patrias transcurrían con la indiferencia del Gobierno y de la prensa misma. Llamar "República Liberal" a una serie de gobiernos iba en contra del legado de los proceres que era la República de Colombia. Llamó a realizar un esfuerzo colectivo por suscitar nuevamente el culto a los héroes. Anotaba que el héroe no era la imagen de bronce que decoraba las plazas públicas ni las biografías que se leían en las escuelas, sino "los antepasados imposibles de superar, que nos animan constantemente a realizar grandes obras. El deseo de imitarlos y de igualarlos, de cumplir hazañas semejantes a las suyas, la permanente exaltación de la gloria, es la verdadera herencia que dejan sus ilustres hechos".21

Con todo, otro tono se advierte en estas elecciones. En esos momentos, los conservadores llamaban también al liberal para que los apoyaran. Llamaban al liberal de orden, que según las cuentas de La Patria, con angustia y sobresalto miraba el avance de la Revolución en Marcha. Poco a poco, el conservatismo caldense iba moldeando una propuesta de restauración que envolvía en un paquete de presentación cívica.

La provincia^ el ideal descentralizador.

A finales de agosto, el debate electoral en Caldas dio paso a un tópico de la sensibilidad leoparda por excelencia: la restauración del movimiento descentralizador. Silvio Villegas criticó la discontinuidad del movimiento descentralizador en el occidente colombiano. Recordaba Villegas que en 1934 se había conformado el Bloque de Occidente, que contaba con el apoyo de los departamentos de Antioquia, Caldas, Cauca, Valle del Cauca y Nariño. El programa de acción conjunta, sin embargo, había quedado expósito.22 En plena campaña electoral, Silvio Villegas retomó el de­bate sobre la descentralización para oponerla a la obra de los gobiernos liberales. En plena República Liberal y en ejecución de las propuestas de reforma liberal del gobierno de Alfonso López Pumarejo, Villegas exaltó la autonomía de las provincias frente al absorbente centralismo económico y fiscal dirigido desde Bogotá con el propósito de arruinar a las provincias. "Ya hemos perdido hasta la capacidad de resistencia. Parece que ha llegado el momento de realizar un supremo esfuerzo para defendernos contra el centralismo que nos avasalla",23 escribió. Villegas sintetizó su temor por el centralismo político en detrimento del mismo Estado y las provincias: "Exceptuando el orden público, la legislación y la moneda, todos los órdenes de la jerarquía política, administrativa y económica deben descentralizarse si no queremos la hipertrofia del Estado, su decadencia y su ruina".24 Enalteció la preeminencia del campo y lo rural frente al cen t ra l i smo capi ta l ino como eje fundamen ta l del movimiento descentralizador. Advirtió, además, que este sentido histórico no iba en contravía de la nacionalidad colombiana. Sostuvo que:

771 ibid. 77 Ibid.. agosto 7 de 1937, p. 3. 12 Ibid.. agosto 20 de 1937, p. 3 i-' TUid Ibid

Ibid

El porvenir del pasado 305

La nación de los productores está en las sierras peladas y secas del Tolimal en las plantaciones de caña y arroz del Valle del Cauca; en los valles y altiplanos de Boyacá, fértiles en trigo; en las montañas de Antioquia y Caldas, ricas en oro y en café: en las sierras de Santander, numerosas en café y tabaco; en las l lanuras del Valle del Cauca y de Bolívar, donde pastan los crasos ganados; en Nariño y en el Huila, donde laboran sin tregua las razas fuertes y sufridas. Sin el colosal esfuerzo que hacen las provincias no existiría la economía nacional. Ya se ha dicho que la gran ciudad desafía al campo. Su silueta contradice las líneas de la naturaleza. Las raíces antiquísimas de existencia se secan en el pavimento de la ciudad.23

Las ideas que plasmaba en su editorial no eran de entonces, sólo repetía y se escuchaba:

Nuestra República no es urbana, ni está en sus grandes centros poblados: su entraña vital es preciso buscarla en las llanuras, en los valles, en las cordilleras, en los cafetales, en las minas de oro y de hulla, en las aldeas y veredas. Todo es rural entre nosotros. Hacia las veredas y los campos hay que dirigir la nueva orientación económica, administrativa y constitucional del país.26

Pero no se trataba sólo de una saudade barresiana. Villegas recurría a las cifras y a los hechos concretos del gobierno de López Pumarejo. Señalaba que Antioquia y Caldas producían en café y oro el 40 % del cambio internacional del país, lo cual no se reflejaba en la retribución que el Gobierno, desde Bogotá, debía hacer a estos departamentos. La andanada de críticas al centralismo continuó con las políticas del Gobierno Nacional frente a los costos de los fletes desde los puertos marítimos hacia Bogotá y las capitales de departamento. Para Villegas, resultaba alarmante que, pese a la distancia, el precio de trasporte de carga por tonelada entre Buenaventura y Bogotá costara $ 29,50, mientras que entre Buenaventura y Manizales este mismo servicio valiera $ 36,00. De la misma manera, el leopardo acusó al Gobierno de elevar los precios del transporte de las compañías navieras por el río Magdalena, en detrimento del puerto de Barranquilla y a favor del Ferrocarril del Pacífico.

Pero el problema que más objetó Villegas sobre el centralismo fue el de la educación pública. Para el leopardo, mientras en Bogotá las propuestas de educación defendidas por el gobierno de López Pumarejo abarcaban la edición de la criticada Revista de Indias y la construcción de la Ciudad Universitaria, las escuelas primarias de los departamentos y las universidades oficiales de Cartagena, Medellín, Pasto y Popayán pasaban malos ratos por la escasez de fondos públicos. Frente al gran centro de la cultura centrabsta que significaba la Ciudad Universitaria, el Bloque Occidental debía dirigir su mirada hacia la Universidad del Cauca, donde se "recogen todos nuestros grandes empeños espirituales".27 Finalmente, exigía el leopardo que las escuelas normales y el cuerpo de los maestros debían tener una organización federalista, para responder a las diferencias geográficas e históricas de cada una de las regiones del país.

Indicaba Villegas, además, que el movimiento descentralizador debería ir de la mano de la formación de una "conciencia autonomista" en todo el occidente. Para él, la campaña de difusión del ideal descentralizador debía utilizar los métodos que regularmente se usaban en una campaña electoral:

Tengo la certidumbre de que si no nos congregamos para defendernos se nos t ra tará pronto como a simples colonias de la orgullosa y progresiva metrópoli. Hay que estimular la tarea autonomista, empleando en su difusión y propaganda todos los sistemas que se utilizan para la acción política. Muy aconsejable nos parece estrenar un ciclo de conferencias sobre el tema, en

77 Ibid. '"' Ibid.. agosto 22 de 1937. p. 3. -' Ibid.

306 El porvenir del pasado

los centros económicos y culturales del occidente colombiano, procurando el intercambio intelectual de los departamentos federados.28

Esta opinión también era compartida por Antonio Alvarez Restrepo, compañero de equipo en la contienda electoral, quien señalaba la configuración de un bloque político con gente de los departamentos del Occidente del país que defendieran sus intereses:

Robustecer esa conciencia [la conciencia autonomista], y hacer que se extienda y llegue a todas las capas sociales es la tarea del momento impuesta por la necesidad de la propia defensa. La prensa, la radio, la conferencia pública, el manifiesto, la convención, deben ser medios de propaganda activa. Que las gentes se empapen de los problemas que directamente les conciernen, que se den cuenta de las desventajas económicas creadas por un centralismo glotón; que sepan hasta dónde les son perjudiciales determinadas medidas como las que aluden al crédito bancario, y entonces la gran masa obrará uniformemente y con valentía en el camino de las reivindicaciones necesarias. Surgirán entonces diputaciones integradas por elementos de diversas tendencias políticas, pero homogéneas y leales al ideal descentralizador. Y en el Parlamento el grupo de occidente, que es mayoría numérica, podrá dar forma real a todas las truncas esperanzas de ahora y a las esperanzas de mañana.29

Lo propio hacía Mejía Mejía en Antioquia: "El conservatismo está bizarramente unificado en la provincia colombiana, como una muralla y como un dique contra la república liberal que viene dirigida desde la capital de la república".30 Asociaba la trascendencia de las elecciones de octubre a la importancia que su partido le daba a lo local: "El conservatismo tiene en los municipios su más fuerte existencia y no reniega del poder liberal sino cuando lo asaltan en ese íntimo ámbito. La defensa del conservatismo reside esencialmente en la vida municipal".31 Oponía, como Villegas, el campo a la ciudad. El primero pertenecía al conservatismo y el segundo a los liberales. Planteaba el campo como su patrimonio político, y en ese sentido llamaba a defenderlo. En cuanto a los dictados de la Doctrina Social de la Iglesia, dirigidos a trabajar a favor del obrero, Mejía juzgaba que con ellos no se favorecía al campesino. Trabajar por este y para este era el sentido de su ética política. Las masas rurales que Mejía consideraba pertenencia conservadora no tenían la tensión ni la atención del obrero urbano, sobre quien recaía cotidianamente la dirección política y el aleccionamiento doctrinario de periódicos y conductores.32

Después de un arduo trabajo en el Gran Consejo Electoral, donde se desempeñó como vicepresidente, Gilberto Álzate Avendaño regresó a Manizales. La Patria saludó la llegada de quien podría denominarse uno de sus hombres, que luego de varios meses retornaba a instalarse en su ciudad natal para organizar la Acción Nacionalista Popular y ejercer su profesión de abogado. Álzate arribó con el aura no sólo del gran conductor. La decisión del conservatismo de volver a las urnas era para él un desagravio que ennoblecía su paso por la Secretaría General del partido. Se le reconocieron sus méritos de presidente de la ANP, lo mismo que el haberse batido a puño limpio con los comunistas.33 Y se recordó también que era miembro del Directorio Departamental de Caldas. La prensa anunció que haría una gira política por Manizales, Cali, Popayán y Medellín con el objetivo de criticar las directrices del Directorio Nacional Conservador, que estaban llevando al inmovilismo a las masas conservadoras. En contraposición, Álzate Avendaño y Cabal Pombo ensalzarían los programas del antiguo Directorio Conservador, que había regido el destino del par-

-'" Ibid. 777 Ibid., agosto 23 de 1937. p. 3. ,7) El Colombiano, agosto 3 de 1937. p. 3 77 Ibid. ' Ibid.

377 La Patria, septiembre 27 de 1937, p. 3.

El porvenir del pasado 307

tido durante el primer semestre de 1937, los cuales defendieron dos puntos tácticos: el retorno a las urnas y la participación en el poder electoral. Tenían razón Álzate Avendaño y sus compañeros derechistas en defender estos puntos, ya que el nuevo DNC los había retomado totalmente, muy a su pesar.

En un breve artículo, La Patria enalteció el papel que Álzate Avendaño mejor desempeñaba: el de organizador de las masas conservadoras.

Más tarde se hizo un abnegado e intrépido conductor de muchedumbres, campeando en la oposición contra el régimen, por encima de los viejos caudillos. En Antioquia era el capitán de su generación, el guía intelectual de las juventudes, al mismo tiempo que ejercía un comando sin réplica sobre las grandes masas conservadoras. En Caldas, su departamento, ha sido uno de los más prestigiosos directores del partido. La última convención, reunida en diciembre pasado, lo aclamó como miembro del t r iunvirato en la compañía excelente de los doctores Francisco José Ocampo y Fernando Londoño Londoño. En las úl t imas convenciones se ha impuesto con su palabra ardiente. En el Directorio Nacional Conservador, en ejercicio del alto cargo de secretario general del partido en Colombia, hizo una formidable obra de organización política y movilización ideológica, truncada infortunadamente por el estallido de la crisis de junio, respecto a la cual el partido acaba de pronunciar su veredicto final optando por la concurrencia a las urnas . Durante esa emergencia, Álzate Avendaño actuó con denuedo y gallardía, demostrando el temple de su carácter procero. Últ imamente ha venido actuando como vicepresidente del Gran Consejo Electoral. El movimiento derechista, al que ha estado afiliado siempre con el corazón y con la inteligencia, lo ha ungido como su jefe supremo. Es hoy el presidente de la Acción Nacionalista Popular, en cuyos cuadros están inscritos los mayores valores mentales de la juventud y grandes guarismos proletarios.34

Los avances ideológicos del conservatismo como respuesta a las cargas ideológicas de la sensibilidad leoparda, de la Acción Nacionalista Popular (ANP), del comunismo y del liberalismo.

La Doctrina Social de la Iglesia como fuente de discurso.

Se trataba de la fuente del discurso de la sensibilidad conservadora en general que mayor peso tenía a la hora de expresar verbalmente o por escrito su concepción de las cosas. Todos, republicanos y nacionalistas conservadores, bebían de esta fuente. Con ella legitimaban sus comportamientos y justificaban sus tesis. Sin embargo, la asimilación y la interpretación de los dictados de la Iglesia no fluían como lo hubiera querido el más sincero de los redactores de los documentos pontificios. Como tampoco fluía a la perfección la adaptación del primorriverismo o del salazarismo peninsulares en las corrientes nacionalistas. Nada corría como el agua. La cultura colombiana era densa, la red de significaciones muy compleja, los obstáculos se sucedían uno tras otro. El diálogo que los pontífices habían iniciado con la sociedad cristiana desde los tiempos de León XIII no parecía haber tenido la recepción que esperaban de un país donde sus relaciones con el Estado habían sido tan estables durante la recientemente pasada hegemonía conservadora.

308 El porvenir del pasado

El 19 de marzo de 1937, en el decimosexto año de su pontificado, el Papa Pío XI publicó la encíclica Divini Redemptoris, denso documento sobre "el comunismo ateo".3"' Era la continuación de un diálogo que recalcaba en los problemas que le preocupaban a la Iglesia en la época contemporánea. Era. también, la tercera encíclica de la década. En 1931, al celebrarse el cuadragésimo aniversario de la Rerum Novarum, de León XIII, Pío XI dio a la luz Quadragesimo Anno, encíclica que versó "sobre la restauración del orden social en perfecta conformidad con la ley evangélica". La Rerum Novarum, publicada el 15 de mayo de 1891, trazó las normas que debían seguirse para resolver lo que entonces se conoció como "la cuestión social". El documento señaló y proclamó los derechos y las obligaciones que debían regular las relaciones entre ricos y proletarios, entre quienes aportan el capital y quienes aportan el trabajo. Por otra parte, estimuló la creación y desarrollo de las asociaciones obreras. La Quadragesimo Anno, en la misma dirección, hizo el balance de los logros de la Rerum Novarum, y abundó en la interpretación de los problemas sociales y políticos contemporáneos. En todos los textos de la Doctrina Social de la Iglesia estaba presente su deseo de mediación ante la creciente brecha entre ricos y pobres. Se dirigía a evitar la lucha de clases, que supuestamente estimulaba el comunismo.36

El 3 de mayo de 1932 salió a la luz la encíclica Caritate Christi Compulsi, "sobre la crisis material y espiritual del mundo actual y su remedio: la reparación al Sagrado Corazón de Jesús". El documento prepara a la feligresía para afrontar la Gran Depresión económica, y critica el exacerbado nacionalismo, en boga por entonces en los países europeos. Pero es, ante todo, una encíclica de carácter religioso. La Divini Redemptoris, en cambio, aunque es un recorderis, tiene un marcado carácter político-ideológico. Está escrita en un género discursivo mucho más epidíctico que el de las anteriores, y urge a acatar los desatendidos llamados de la Iglesia. En la construcción de ese otro que combate, la Iglesia utiliza su audacia retórica, que la ha distinguido por siglos: "Pero, como triste herencia del pecado original, quedó en el mundo la lucha entre el bien y el mal; y el antiguo tentador nunca ha desistido de engañar a la humanidad con falaces promesas".37 Obsérvese el papel atenuante que cumple la preposición pero. Luego viene el adjetivo triste, que juega como epíteto del sustantivo herencia. Enseguida la frase hace alusión a la serpiente del paraíso. Es decir: el comunismo es el mal, es la serpiente. Recuérdese que justamente con este discurso intervino Ginés de Albareda en su visita a Colombia, que relatamos en el capítulo anterior. La constitución del enemigo incorpora, además, falsa redención, seudoideal de justicia, mentiroso misticismo, falaces promesas, perversidad, insidia comunista, poder de las tinieblas, gran peligro, anarquía, terror...

El nuevo documento pontificio incorpora todas las encíclicas anteriores, es la continuación de un punto seguido suspendido, de uno, de varios enunciados. Es un volver a empezar a partir de una situación que se ha tornado más compleja. Si la segunda había sido escrita en las duras condiciones de la Gran Depresión económica, esta se elaboraba en un periodo de franca recuperación del capitalismo. El comunismo impulsado desde la URSS había escapado a la crisis económica mundial, y en su interior había ganado la guerra civil. Su consobdación era una realidad. Curiosamente, en el documento no hay alusión alguna al fascismo, no obstante que se trataba de una época de avasallante amenaza totalitaria de derecha. Leemos: "es el comunismo bolchevique y ateo, que tiende a derrumbar el orden social y a socavar los fundamentos

77 Pío XI estuvo frente a los destinos de la Iglesia Católica entre el 6 de febrero de 1922 y el 10 de febrero de 1939. 711 Para mayor información véase De Laubier, Patrick. El pensamiento social de la Iglesia. Un proyecto histórico de León Xlll a duan Pablo II. Bogotá. CEDIAL. 1983.

77 Revista Javeriana. V 34, Bogotá, mayo de 1937. p. 237.

El porvenir del pasado 309

mismos de la civilización cristiana";38 es decir, el texto se dirige específicamente contra el amenazador comunismo ateo: "pueblos enteros están en peligro de caer de nuevo en una barbarie peor que aquella en que aún yacía la mayor parte del mundo al aparecer el Redentor".39 En este caso, la Iglesia misma intervenía como mesías, era la llamada a salvar a la humanidad. Ni aceptaba otro mesías ni estaba dispuesta a dejarlo crecer, sólo ella quería y se reclamaba el monopolio del mesianismo: "Se pretende introducir una nueva época y una nueva civilización, fruto exclusivo de una evolución ciega, una humanidad sin Dios [...] Tal es el nuevo evangelio, que el comunismo bolchevique y ateo pretende anunciar a la humanidad como un mensaje de salvación y redención".40 Agregaba:

El comunismo hoy, de modo más acentuado que otros movimientos similares del pasado, contiene en sí una idea de falsa redención. Un seudoideal de justicia, de igualdad y de fraternidad en el trabajo impregna toda su doctrina y toda su actividad con cierto falso misticismo que comunica a las masas, halagadas por falaces promesas, un ímpetu y entusiasmo contagiosos, especialmente en tiempos como los nuestros, en los que a la defectuosa distribución de los bienes de este mundo ha seguido una miseria que no es la normal.41

Aceptada esa realidad del avance incontenible del comunismo, los doctores de la Iglesia la interpretan, buscan sus causas y proponen correctivos. Continúan la crítica al liberalismo, que había preparado el camino al descristianizar a las sociedades. Pero esta crítica iba dirigida a aquellos países donde el liberalismo había estado en el poder, como Brasil, por ejemplo, donde el populismo de Getúlio Vargas encontraba razones para presentarse en oposición al liberalismo de la vieja República, pero, ¿se justificaba en Colombia, donde el poder había estado en manos del conservatismo, justamente, en estrecha relación con la Iglesia? Complicada situación.

Advierten los redactores del magno documento que el uso de una propaganda verdaderamente diabólica, que jamás había conocido el mundo, había contribuido al ensanchamiento del comunismo: "propaganda que se hace en folletos y revistas, en el cinematógrafo y en el teatro, en la radio, en las escuelas y hasta en las universidades y que penetra poco a poco en todas las clases sociales, aun en las más sanas, sin que se aperciban casi del veneno que insensiblemente va infiltrándose cada vez más en todos los espíritus, en los corazones todos".I2 La encíclica culpa de los avances comunistas al silencio de la prensa capitalista, incapaz de cubrir en toda su extensión los vejámenes contra la Iglesia en la URSS, en México y en España. Los redactores del documento enjuician a industriales y empresarios dirigentes de la sociedad occidental por no haber tomado en serio la apbcación de la DSI expuestos, por lo menos, en la anterior encíclica, la Quadragesimo Anno'- la penetración de la justicia social y del sentimiento de la caridad cristiana en el orden económico y social.

Es, por desgracia, verdad que las práct icas admit idas en ciertos sectores católicos han contribuido a quebrantar la confianza de los trabajadores en la religión de Jesucristo. No quer ían aquellos comprender que la caridad crist iana exige el reconocimiento de ciertos derechos debidos al obrero y que la Iglesia los ha reconocido explícitamente. ¿Qué decir de ciertos patronos católicos que en algunas partes consiguieron impedir la lectura de nuestra encíclica Quadragesimo Anno en sus iglesias patronales? ¿Qué decir de aquellos industriales católicos que todavía no han cesado de mostrarse, hasta hoy, enemigos de un movimiento obrero recomendado por Nos mismo?4:!

" Ibid. "• Ibid. 40 ibid.. p. 262. 47 Ibid.. p. 269. 42 Ibid. p. 263. 477 Ibid.. p. 276.

310 El porvenir del pasado

Y agrega el documento: "No habría ni socialismo ni comunismo si quienes gobiernan los pueblos no hubieran despreciado las enseñanzas y las maternales advertencias de la Iglesia".44 En lo que creemos fundamental, el documento jalona la comprensión del precepto de la caridad cristiana y lo relaciona con el de justicia'-

La caridad nunca será verdadera si no tiene siempre en cuenta la justicia [...] una caridad que prive al obrero del salario al que tiene estricto derecho, no es caridad, sino un vano nombre y una vacía apariencia de caridad. Ni el obrero ha de recibir como limosna lo que le corresponde por justicia; ni con pequeñas dádivas de misericordia pretenda nadie eximirse de los grandes deberes impuestos por la justicia. La caridad y la justicia imponen deberes, con frecuencia acerca del mismo objeto, pero bajo diversos aspectos! y los obreros, por razón de su propia dignidad tienen pleno derecho a mostrarse muy sensibles en la exigencia de los deberes que los demás tienen para con ellos.46

Los autores de la encíclica llenan de materialidad el precepto de justicia social que, según anotaban, impone deberes a los que ni patronos ni obreros se pueden sustraer:

Es propio de la justicia social el exigir de los individuos todo cuanto es necesario al bien común [...] No se puede decir que se haya satisfecho a la justicia social si los obreros no tienen asegurado su propio sustento y el de sus familias con un salario proporcionado a este fin; si no se les facilita la ocasión de adquirir alguna modesta fortuna, previniendo así la plaga del pauperismo universal; si no se toman precauciones en su favor, con seguros públicos y privados para el tiempo de vejez, de enfermedad o de paro.46

Y terminaba apelando a Quadragesimo Anno'-

La economía social quedará sólidamente constituida y alcanzará sus fines sólo cuando a todos y cada uno de los socios se les provea de todos los bienes que las riquezas y subsidios naturales, la técnica y la constitución social del hecho económico puedan ofrecer. Esos bienes deben ser t an suficientemente abundantes que satisfagan las necesidades y comodidades honestas, y eleven a los hombres a aquella condición de vida más feliz que, administrada prudentemente, no sólo no impide la virtud, sino que la favorece en gran manera.47

Finalmente, la encíclica convocó a un amplio conglomerado a seguir sus directrices. En primer lugar, llamó a los miembros de la Iglesia a contribuir "a la obra mundial de salvación". Le encomendó a los sacerdotes lo que había sido un pedido de León XIII: ir al obrero. Y agregó:

[.,.] especialmente al obrero pobre; más aún, en general, id a los pobres [...] Los pobres, en efecto, son los que están más expuestos a las insidias de los agitadores, que explotan su desgraciada condición para encender la envidia contra los ricos y excitarles a tomar por la fuerza lo que les parece que la fortuna les ha negado injustamente; y si el sacerdote no va a los obreros y a los pobres, para prevenirles o para desengañarlos de los prejuicios y falsas teorías, se convertirán en fácil presa de los apóstoles del comunismo.18

Llamado que, por supuesto, en Colombia acogerían los directamente implicados tanto como los intelectuales conservadores que intervenían justamente como sacerdotes (hijos seglares). Todo lo hecho, decía el documento, es poco en comparación con la inmensidad del problema; de ahí la importancia y el reconocimiento que se le daba en el texto a la proyección de la Acción Católica, incluso, no es insensato pensar que el nombre de la Acción Nacionabsta Popular esté inspirado en aquella denominación. En segundo lugar,

1 Ibid., p, 271 mío., p. ¿t i. "• Ibid.. pp. 275-276. " Ibid, pp. 276-277. 47 Ibid., p. 277. 4» Ibid., p. 280.

El porvenir del pasado 311

llamó al Estado a redoblar esfuerzos para acabar con la influencia comunista, a combatir el fenómeno, a impedir el flujo de su propaganda, pero, sobre todo, lo conminó a crear condiciones materiales de vida, sin las cuales una sociedad ordenada no podría existir: empleo para padres de famiba y para la juventud; inducir a las clases ricas a apropiarse de las cargas "sin las cuales la sociedad humana no puede salvarse ni ellas podrían hallar salvación".49 En tercer lugar, el llamamiento iba dirigido a los contagiados por el mal comunista, a quienes exhortaba a reconocer en Jesucristo al único salvador. Los invitaba también a abandonar ese "resbaladizo camino" que los llevaría a una "inmensa y catastrófica ruina".

La Doctrina Social de la Iglesia, conformada por una literatura que crecía día a día, hizo parte fundamental de la fuente del discurso en que bebieron sin saciarse todas las corrientes de la sensibilidad conservadora colombiana.

La configuración programática.

La naciente Acción Nacionalista Popular, que padecía ya su primera crisis, demoraba la entrega a su militancia de una plataforma ideológica adecuada a la nueva situación. Las charlas y las conferencias ofrecidas por algunos de sus más destacados miembros en la sede de Haz de Fuego en Bogotá, apuntaban en esta dirección.

El 18 de septiembre, en plena campaña electoral, Rodrigo Jiménez Mejía sometió a la consideración de la ANP las bases para un programa de derechas en Colombia. La noticia, transmitida por El Tiempo, dio algunos avances que ponían a pensar en la confección de un programa populista nutrido de corporativismo, en oposición a los programas inspirados en el marxismo:

Propugnamos la organización corporativa del Estado; no somos capitalistas, no somos liberales, no somos marxistas; somos espiritualistas; declaramos que el trabajo es un deber social; pedimos el establecimiento de la alimentación básica obligatoria para los trabajadores; pedimos una enérgica política de defensa y formación de la raza; pedimos estímulo y devoción permanentes hacia nuestros campesinos, haciéndolos propietarios de la tierra; pedimos que el pie de fuerza se eleve a cincuenta mil hombres; pedimos amor y compenetración para con nuestra madre patria, España; pedimos la asistencia gratuita para las madres pobres en los periodos de gravidez y lactancia; somos una revolución nacionalista en contra de la revolución partidista.50

Se trataba de una propuesta de sensibilidad popular desde la extrema derecha. Tanto esta como otras iniciativas con que participaban las corrientes políticas colombianas en la contienda electoral, obligaron al nuevo DNC y al conservatismo en general a correr sus mojones ideológicos hacia la izquierda, un resultado positivo de la polifonía reinante y actuante en la política colombiana de entonces.

77 Ibid, p. 286. 77 El Tiempo, septiembre 18 de 1937, p. 15.

312 El porvenir del pasado

El programa conservador de 1937.

La pla taforma conservadora es una valla

infranqueable pa ra el comunismo ruso. El

ciudadano de orden tiene que escoger entre

conservatismo sociaLcristiano o comunismo.

El comunismo, por muchas razones, es, entre

nosotros, planta árida e infecunda.''1

Como hemos anotado, la última Convención Nacional Conservadora reafirmó la vigencia del programa conservador de 1931. Poco después, el DNC decidió ir más allá al conformar, el 19 de agosto, el Comité de Acción y Economía, con el propósito de elaborar una propuesta que permitiera al partido hacer frente a los problemas de esos momentos. El Comité, que estaba conformado por Esteban Jaramillo, Francisco de Paula Pérez, Pedro María Carreño, Alfonso Palau, Mariano Ospina Pérez y Rafael Bernal Jiménez, redactó un manifiesto ideológico que empezó a circular el 24 de septiembre con el nombre de "Prospecto de acción social. Posición del Partido Conservador ante los conflictos del capital y del trabajo". Por supuesto, la alusión al significante acción es deliberado. Algunas de las voces implicadas se harán presentes explícitamente, otras lo estarán en silencios estratégicos. Se trataba de un enunciado complejo que incluía voces provenientes de todas partes, las que concurrían en los inmediatos pasado y presente del proceso dialógico que constituía la cotidianidad política colombiana. Al programa de 1931, que era ya una respuesta a los programas entonces en boga, se le sumaban las voces que desde entonces planteaban soluciones a los problemas nacionales desde todos los ismos: liberalismos, socialismos, populismos, fascismos, nacionalismos, conservatismos. Y, claro, el eco de la voz de la Iglesia a través de la DSI presionaba adecuación, encuadramiento, y apuntalamiento ideológico.

He aquí el enunciado introductorio del documento: "Los directores del Partido Conservador de Colombia, justamente preocupados por la manera y forma como los elementos políticos de izquierda y su aliado natural el comunismo tratan de hallarle solución a los graves problemas económicos y sociales de la hora presente".52 Se decía "directores" por aquello de no haber aceptado Laureano Gómez la jefatura única y se aludía a "los elementos políticos de izquierda" para no mencionar directamente al liberalismo. Como el documento mismo lo indica, se trataba de ofrecer una alternativa a los programas sociales de inspiración comunista, lo que era, además, una influencia directa de la última encíclica de la Iglesia en circulación. Apelar al comunismo indicaba ceder a las prédicas fundamentales de las sociabilidades leoparda y de la extrema derecha, cuyo contradestinatario principal de sus discursos era el comunismo, y, por supuesto, satisfacía los designios de la Iglesia. Los matices podrían neutralizarse encauzando las aguas hacia el enemigo real o virtual que los identificaba a todos. El reconocimiento que hacía el conservatismo de los problemas colombianos producidos por el desarrollo interno de la sociedad capitalista como por los acontecimientos europeos de la posguerra eran tardíos, pero ahí estaba la propuesta, distinta de la de su extrema derecha, implicada en el texto: "Que los referidos problemas no pueden afrontarse ni resolverse con un mismo criterio y con idénticas fórmulas en los distintos países, pues cada uno de ellos tiene características especiales de raza, y métodos de

77 El Siglo, septiembre 25 de 1937, p. 5. 77 Los programas del conservatismo. Bogotá, Editorial Renacimiento, 1971. p . l l 7.

El porvenir del pasado 313

trabajo, de resistencia y de estructura económica".03 Y para que no quedaran dudas, el conservatismo se autoafirmaba como "partido democrático y progresista". Es decir, el documento le cerraba el camino a la antidemocracia de algunas de sus corrientes. No renunciaba, eso sí, a la tradición. Al contrario, aspirando a explotarla, se vanagloriaba de ser un partido configurado en torno suyo. La tradición era para los conservadores un componente clave de su identidad y no estaban dispuestos a echarla por tierra en aras de una aventura: "el Partido Conservador tiene autoridad bastante para realizar aquella acción social, fundado en sus tradiciones".54

El manifiesto es un enunciado complejo, ya lo hemos dicho, es decir, hereda un vocabulario; recoge significantes de otras agrupaciones, incluso utiliza los de su enemigo ideológico; vierte en su enunciado el de los otros. Dice en uno de sus considerandos:

Que no basta impugnar las doctrinas y prácticas socialistas, sino que es necesario ofrecerles a los pueblos, desengañados con las falaces promesas del marxismo, la cooperación de un gran partido político, para buscar dentro de lo humano, fórmulas y sistemas menos flamantes pero más prácticos, que atenúen las desigualdades económicas, combatan el individualismo egoísta, hagan cumplir los deberes sociales, que impone la propiedad, eviten la explotación del hombre por el hombre, aseguren una justa retribución al trabajo, y, en una palabra, hagan reinar en lo posible la justicia social.55

En este enunciado está implicado el vocabulario de las extremas izquierda y derecha; el de los liberales, y el suyo propio.66 Era el manifiesto un reconocimiento a los logros del Partido Liberal en el poder, puesto que parte de su redacción está inspirada en el temario y en el vocabulario de las reformas liberales. Podría hablarse de matices en las variadas concepciones de la propiedad, del intervencionismo de Estado, de la regulación entre capital y trabajo, de la legislación social, etc., las que se expresaban en el documento, pero era el liberalismo el que había puesto en escena la resolución de tamaños problemas. En uno de sus apartes leemos: "La propiedad no da derecho al abuso de ella con perjuicio de terceros. Puede ser expropiada por el Estado cuando medien graves motivos de utilidad pública, pero siempre con indemnización previa y suficiente".57 Para evitar asociaciones con el adversario histórico, los redactores dicen enseguida: "Al individualismo egoísta, debemos oponer el concepto social cristiano",58

preferiblemente acudir a su propia familia ideológica: la extrema derecha y a los preceptos de la Doctrina Social de la Iglesia. El documento media entre las partes encontradas en la sociedad. Reconociendo la reciprocidad necesaria entre capital y trabajo, llama al fomento de organizaciones profesionales, sujetas a una legislación especial para evitar los abusos del régimen capitalista y los actos de violencia de los obreros a través de sus coacciones expresadas en las huelgas.

El intervencionismo del Estado, que era asumido como un asunto de la ideología bberal en el poder, fue finalmente asimilado por el Partido Conservador como un componente más de su ideario. Le bajó el tono, pero lo aceptó. Para ellos, la intervención estatal en la industria debía bmitarse a mejorar las condiciones de salubridad y seguridad púbbcas y a proteger los derechos de trabajadores y empleadores. Y debía abarcar a las empresas de servicios públicos para asegurar su normal funcionamiento frente a problemas que pudieran generar las huelgas obreras. Empero, su intervencionimo de Estado en la economía privada se inspiraba, es cierto, en el pensamiento corporativo, pero se nutría

''•' Ibid. '•'• Ibid. "•Ibid.. p. 118. 56 Me inspiro en el tratamiento que hace Mijaíl Bajtin de los géneros discursivos. Véase, de él, Estética de la creación verbal. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005.

7)7 Los programas del conservatismo.... p. 118. "'" Ibid.

314 El porvenir del pasado

de las corrientes en circulación. El Estado debía intervenir con un Consejo de Economía Nacional en el que tuvieran "representación elementos autorizados y competentes de la agricultura, del comercio, la industria y las finanzas y las clases trabajadoras, sin distinción de partidos políticos y elegidos en forma que asegure una genuina representación de los distintos intereses",59 problema que ya había planteado el aprismo a nivel continental y que el unirismo de Gaitán había recogido.

La propuesta conservadora se dirigía a ampbos sectores de la clase media y obrera, pero abogaba también por otros, excluidos de la sociedad. Prometía protección y seguridad contra accidentes, enfermedad, invalidez, ancianidad y desempleo. Llamaba a velar por higiene y salubridad en fábricas y talleres. Hablaba de reglamentar la jornada laboral. Para los conservadores, la familia y su entorno eran fundamentales. Por ello, exigieron la regulación del trabajo de mujeres y niños, la enseñanza de la moral cristiana en las familias obreras, y el mejoramiento de sus barrios.

El trabajo y la legislación social también hacían parte de las preocupaciones de los conservadores. En este documento, sus autores adhirieron a las concepciones cristianas, que destacaron que el trabajo no era una mercancía, sino el fruto del esfuerzo por satisfacer necesidades básicas. Bajo estos parámetros, los conservadores exhortaban al Estado a cumplir tres tareas: asegurar un salario mínimo a los trabajadores, acorde con un nivel de subsistencia (esto ni siquiera lo había planteado el Gobierno todavía), mediar entre trabajadores y empleadores para que los primeros tuvieran participación en las ganancias de las empresas, y combatir el desempleo. Pese a exigir al Estado el mejoramiento de las condiciones de vida y laborales de los trabajadores que se ubicaban en los grandes centros urbanos, los conservadores, conscientes del carácter agrícola del país, reclamaron políticas dirigidas hacia su desarrollo y mejoramiento: facilitar la adjudicación de créditos agrícolas al pequeño campesino; enfatizar en la enseñanza rural; facilitar y promover la parcelación y la colonización de tierras. Curiosamente, el manifiesto no habla del campesino pobre, por lo menos no directamente.

Finalmente, los conservadores llamaron para que se combatiera el alcoholismo por ser un problema social y moral. Y, al mismo tiempo, exigían una reforma fiscal que permitiera a los departamentos conseguir recursos económicos distintos a los de la renta de las bebidas alcohólicas.

El manifiesto conservador, como un acto de habla ilocucionario afortunado, tuvo acogida. La prensa conservadora recibió con beneplácito el documento. El Partido Conservador había preferido sacrificar a sus aliados de la derecha para ceder hacia la izquierda. Aceptaba, finalmente, transformarse, pero no a la manera como querían los adversarios internos del DNC de ese momento. Aunque su presencia está implicada, como lo vemos en la reacción de El Siglo '•

La velocidad de la mecánica del mundo ha obligado a los par t idos a t ransformarse . El conservatismo atento a estas vibraciones le ha dado a su programa un contenido actual [...] La invasión de las masas en la dirección de los negocios que, como dejamos dicho es el fenómeno de la hora, ha llevado al conservatismo a modificar su estructuración. Así como en 1910 dejó sin bandera al liberalismo, hoy incorpora a su acción aquellas aspiraciones de los partidos socialistas.

"íb,d,.p, 119.

El porvenir del pasado 315

Sea que los realice desde el poder o que obligue a quienes lo disfruten a que se inspiren en esta plataforma, el conservatismo dejó de ser zona mineral o subterránea.60

Dialécticas, parecerían las cosas! o una cuestión de tácticas.

Desde la otra orilla, la prensa liberal también se congratuló: "Infinitamente agradecidos, recibimos la voz de aliento que nos llega del campo conservador, y la tendremos en cuenta como el testimonio más valioso y desinteresado",61 escribió el editorialista de El Tiempo, que, con escrúpulo, examinó el texto y determinó que en su elaboración no había participado la cultura grecolatina y, menos aún, los políticos y demagogos conservadores, es decir, ni la sensibilidad leoparda ni Laureano Gómez ni la extrema derecha. Sostuvo que estaba presente en la redacción del documento una mano distinta: "Lo redactó, el estadista, después de haber cerrado un libro de hacienda pública y de haber pensado durante breves minutos en que se puede andar del brazo con liberales sin daño para el espíritu, ni rubor de la doctrina".62 Se trataba de Esteban Jaramillo, ex ministro de la República Liberal, es decir, un conservador de corte republicano, cercano al universo de la nueva ideología liberal que gobernaba entonces a Colombia. Por eso la celebración. El periódico del poder señaló que el conservatismo había girado hacia ""las llanuras socialistas de un socialismo cristiano" sin mayores diferencias con los planteamientos del liberalismo en el poder. Incluso, sostuvo que se trataba de una copia de aquellos, de ideas extraídas de la plataforma electoral de Eduardo Santos. El Tiempo sentía legitimada las reformas liberales. Vio en el espíritu y contenido del manifiesto conservador la aprobación y aceptación por parte de este partido de la necesaria constitución de 1936, en tanto consideraba el discurso conservador emitido en su contra como una actitud insincera o errada. Pero se equivocaba el editorialista, se trataba, posiblemente, de una influencia lib­eral1 el conservatismo venía de tiempo atrás emulándose con el liberalismo, pero eso no lo era todo, pues los influjos procedían, en primerísimo lugar, del universo ideológico de las corrientes del fascismo poco conocidas o desconocidas o no reconocidas por los liberales, y traían un sabor de factura vaticana.

La ANP dando tumbos.

Durante las conferencias que se desarrollaban en Haz de Fuego, los ideólogos de la ANP fueron concibiendo la idea de no participar en los comicios de octubre.63 El 23 de septiembre, se oficializaron las cosas: "El Alto Comando de la Acción Nacionalista Popular ordena a sus afiliados abstenerse de formar parte de las próximas elecciones para consejeros municipales. Rodrigo Jiménez Mejía, Carlos Vesga Duarte, Eduardo Carranza, Nolasco Betancur, Carlos Orasmas, Hernando Zamora, secretario general".64 No aparecía la firma de Álzate. José Mejía Mejía, en un editorial de El Colombiano, titulado "La altanería de la inacción", replicó y fustigó la actitud del ACANP: "Como derechista de vieja data, tenemos que anunciarle al Alto Comando nuestra sincera desobediencia a su última voluntad. Antes que la sumisión a la jerarquía visionaria, nos interesa la gran masa conservadora que no divaga, el esfuerzo y el sacrificio del pueblo que no admite hombres en fuga sino tercos lidiadores cosidos a su entraña y entrabados con su dolor".65 Mejía sostenía que las derechas pertenecían al Partido Conservador y eran su puesto de avanzada doctrinario y

7777 El Siglo, septiembre 25 de 1937, p. 6. 777 El Tiempo, septiembre 25 de 1937. p. 4. 172 Ibid. 177 La Razón, septiembre 22 de 1937, p. 3. 777 El Espectador, septiembre 23 de 1937, p. 1, 77:7 El Colombiano, septiembre 25 de 1937, p. 3.

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metódico: "Las derechas somos huéspedes del conservatismo, y toda frase o todo pensamiento que se articule contra esta política es un pecado infantilísimo. Los próximos comicios han sido decretados más por la masa que por sus directivas. El pueblo pide, exige y no rehuye la liza electoral".66 Resaltaba el intelectual antioqueño que esta propuesta iba en detrimento del papel que Álzate Avendaño quería darle al nacionalismo dentro del Partido Conservador:

No concebimos esta medida de las derechas capitalinas mientras existe la jefatura de Álzate Avendaño, quien realiza en estos momentos un supremo esfuerzo para abrirle nuevamente al partido una conciencia de dominio, un itinerario de lucha y una sensibilidad de reconquista [...] Los movimientos que apenas empollan no pueden vivir de aguerridas y furiosas definiciones. Las derechas de todas las secciones del país estamos empecinadas en el sufragio conservador de los vecinos comicios. No puede ser más anarquista esa resolución del Alto Comando, cuando no solo contraría la acción de todos sus afiliados nacionales y aparece además en flagrante discordia con el jefe único que aclamó la última convención. Álzate Avendaño es en la actualidad el político que todavía no ha renunciado a la democracia y no podemos renunciar a los sistemas democráticos porque la táctica más infantil nos lo impide.67

Las elecciones de 1937.

El de masas era el Partido Conservador. A él pertenecían los votos de su electorado. Esta realidad la tuvieron en cuenta.los sectores de la derecha del centro del país días antes de configurarse como partido independiente. Pineros Suárez declaró entonces que irían a las urnas con listas propias por tratarse de un movimiento independiente, pero no descartó la posibilidad de alianzas con el conservatismo, y sentenció: 'Vamos a las elecciones aún siendo antidemócratas: porque necesitamos de ese sistema para acabar con él".68

Al final de la campaña, el conservatismo caldense le dio un tono suave a la convocatoria: "El Partido Conservador no entra a conquistar el concejo con fines partidistas, sino a conquistarlo para la ciudad, sin distingos de colores políticos".69

La estrategia consistía en presentar al concejo liberal de la ciudad de Manizales como corrupto, inepto y excluyente. El DCC presentó su convocatoria como una política de restauración económica, intelectual y moral, y en esa dirección llamó a los liberales a votar por la lista cívica que encabezaba el hombre de centro Sinforoso Ocampo, ministro de Olaya Herrera y viejo republicano. Entonces hubo palabras comprensivas para esta sensibilidad política: "nuestra consigna no es triunfar sino servir. Ayudar inclusive en la derrota a la solución de los problemas supremos de Manizales, que es el eje espiritual de nuestra vida y una prolongación del hogar doméstico".70 Empero, iba prevenido el conservatismo a los escrutinios: "Aun antes de votar, el fraude está ya hecho en grande escala", advirtió el diario manizalita.71 Y predijo la violencia y la falsificación de registros que se presentarían. Llamó a la militancia a acudir a las elecciones en forma tranquila, pero decidida, sin provocar escándalos ni retroceder ante la amenaza. Llamó también a superar el temor, y señaló que quien por tal motivo se abstuviera de votar sería declarado desertor. "Ala lealtad y al coraje de nuestras masas les confiamos todas nuestras esperanzas", terminó diciendo el editorialista de La Patria.72

Ibid. Ibid. El Espectador, julio 10 de 1937, p. 7. La Patria, septiembre 24 de 1937, p. 3. Ibid. Ibid.. octubre 3 de 1937. p. 3. Ibid.

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Los barrios de la clase obrera en Bogotá se vieron inundados de hojas volantes en los cuales los conservadores les prometían energía barata, día y noche! agua abundante, pura y gratuita; alcantarillado; rebajas en el impuesto predial; tranvías; teléfonos públicos; y créditos de vivienda popular. Pero el conservatismo no fue a las elecciones en todos los municipios. En Boyacá y Nariño fue grande la tensión. En Pasto, un cartel pegado en los muros de la ciudad rezaba: "Si no teméis a Dios ni a la sífilis, temed al Partido Conservador".73

Las elecciones del 3 de octubre ratificaron la tendencia del nuevo electorado colombiano. El Partido Liberal superó con gran ventaja al Conservador: 427.840 votos contra 209.160. Es decir 218.680 sufragios más que los conservadores. Así las cosas, el liberalismo obtuvo el 66.32 % y el conservatismo el 32.42 % de la votación general. Hubo 5.146 votos comunistas. El país contaría con 3.820 concejales liberales y 1.440 conservadores.74 Sólo ganaron estos en el departamento del Huila. Perdieron en Antioquia, donde habían triunfado en 1935. Pero digamos que la votación conservadora, no obstante los obstáculos, aumentó ligeramente respecto a los resultados de las elecciones de dos años atrás: 1935 = 206.577; 1937 = 209.160. Al término de la Revolución en Marcha, los conservadores quedaron convertidos en una reconocida inmensa minoría: casi 33 % del electorado colombiano. Salvo en Santa Marta, en el resto de las capitales hubo mayoría liberal. Bogotá pasó a tener un Concejo de lujo: Jorge Eliécer Gaitán, Gabriel Turbay, Gilberto Vieira, quienes coincidirían allí con Mariano Ospina Pérez, Esteban Jaramillo, Jorge Leyva y Pedro María Carreño, entre otros. Se trataba del Concejo que tuvo bajo su responsabilidad la celebración del cuarto centenario de la ciudad.

En estas elecciones, La Patria y El Colombiano felicitaron al Gobierno liberal por las garantías dadas en esta contienda. Caso contrario a lo expresado por El Siglo. Cabe anotar que los simpatizantes del movimiento derechista caldense lograron posicionar cuadros suyos en los concejos municipales de las principales ciudades del departamento. Antonio Alvarez Restrepo y Fernando Londoño Londoño alcanzaron una curul en el Concejo de la ciudad; tres curules más se conquistaron en Armenia, baluarte del ingratamente evocado Carlos Barrera Uribe, una de ellas para Joaquín Estrada Monsalve.

Pero estuvieron las elecciones atravesadas por la violencia. El Tiempo informó de once muertos en cuatro departamentos, además de heridos. Por supuesto, las inculpaciones fueron para el Partido Conservador. Con atenuante ironía, el diario oficial del liberalismo declaró: "El muerto en la jornada de ayer fue el Partido Conservador".75 Y celebró que la representación conservadora se hubiese reducido a "sus justas proporciones". '6 'Calibán', el ideólogo del diario capitalino, sostuvo que la victoria liberal ratificaba "el pleno derecho del partido a gobernar y a imponer la totalidad de sus ideales".77 Como era de esperarse, el bando contrario, que se expresaba en la prensa conservadora, hizo un balance negativo de la jornada electoral. Sacó a relucir la obligada abstención a la que habían tenido que recurrir municipios de los departamentos de Nariño, Boyacá, Norte de Santander y Cauca. En Caldas, en cambio, las elecciones transcurrieron en calma, y así lo reconocieron los organizadores del conservatismo local. Aunque disminuyó la votación, el partido conservó sus plazas fuertes: Pensilvania, Aranzazu, Manzanares, etc., y tuvo un significativo incremento

777 Véase El Siglo, octubre 4 de 1937. p. 3. 74 Seis reformas estructurales..., p. 344. 777 El Tiempo. 4 de octubre de 1937, p. 4. 777 ibid. 77 ibid.

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en Armenia, cuna de Barrera, el sicario ignominado, su principal adversario regional. La intensidad política con la que los conservadores caldenses denunciaban los atropellos de los liberales, sus ritos conmemorativos y demás componentes de la táctica de la procesionalidad tuvieron eco. El Gobierno le prestó atención al orden público en la zona y las cosas resultaron bien. Donde no hizo lo propio, la violencia se presentó. ¿Estaba el Estado preparado para impedir la violencia liberal contra los conservadores en todo el país? La realidad demostró que no lo estaba.

Destacó el editorialista de El Siglo los avances del conservatismo en las ciudades baluartes bberales, como Bogotá, Medellín, Cab y Bucaramanga. Una verdad a medias: sólo incrementó votación en Bogotá y Bucaramanga, y en las dos restantes disminuyó.

Le satisfizo el resultado electoral en San Gil, donde el conservatismo triunfó después de quince años de hegemonía electoral liberal. Los editorialistas conservadores encontraron palabras para justificar los resultados, y hubo espacio también para la autocrítica. La abstención estuvo entre los principales argumentos. A ella recurrió la sensibilidad leoparda de Manizales para explicar las cosas. Ante las salidas de parte del conservatismo donde la violencia había impedido el sufragio conservador, que amenazaba con retirarse de la política, los manizalitas respondieron: "El sufragio es hoy nuestra única herramienta de trabajo político [...] no tenemos preparación ninguna para la otra. El sacrificio mínimo que puede exigírsele a un copartidario entusiasta es la obligación de votar".78 Curiosamente, era de esta sensibilidad de donde salía una propuesta de participación política diferente a la de El Siglo, mucho más bronco y agresivo con la política electoral de la Revolución en Marcha. La Patr ia creía que se podía avanzar si se permanecía en el juego electoral: "En las últimas semanas hemos adquirido la preciosa experiencia de que no se lucha en vano por conseguir garantías y que es posible alcanzarlas".79

77 La Patria. 6 de octubre de 1937, p. 3. 77 Ibid.

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