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La Carta a Los Galatas

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La Carta de pablo a los de la región de los Gálatas.Se pretende entender el significado profundo que llevó su carta a los habitantes de esta región y cómo ellos lo entendieron.

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  • AsociacinBblica Espaola V E R B O D I V I N O

    N 79O T O O 2 0 1 3

    LA CARTA A LOS GLATAS

  • 2Editorial

    Un adjetivo que calificara la Carta a los Glatas es el de polmica. Y esto por varios motivos. Primero, porque fue redactada para responder a la pol-mica surgida entre la lnea judeo-cristiana de la Iglesia primitiva, partidaria de mantener la vinculacin al judasmo del que proceda, y la lnea representada por Pablo, que se apartaba del judasmo para acoger sin restricciones a los gentiles. En segundo lugar, porque la carta es en s misma una polmica contra los que queran imponer a los gentiles convertidos al Evangelio su incorporacin al judasmo a tra-vs de la circuncisin y la observancia de la ley mosaica. En tercer lugar, porque la carta ha sido motivo de encendidas polmicas entre los cristianos, especialmente en la poca de la Reforma protestante. En Glatas y Romanos fundament Lutero su doctrina de la justificacin por la sola fe, que fue uno de los principales temas de la controversia que desemboc en la ruptura de la unidad de la Iglesia en el siglo XVI.

    Paradjicamente, la doctrina paulina, que buscaba impedir la divisin de la Igle-sia primitiva entre una Iglesia judeo-cristiana y una Iglesia gentil, termin siendo motivo, siglos ms tarde, de la escisin. En realidad, ms que la doctrina de Pablo, lo que provoc la controversia y ruptura fueron las interpretaciones diferentes que se hacan de ella. Y estas interpretaciones dependan no solo de lo que dice la Car-ta a los Glatas, sino tambin de los condicionamientos dogmticos e histricos con que se lea. Hoy, entre los exgetas catlicos y los protestantes no existe ni mu-cho menos, por lo que se refiere a la interpretacin de Glatas, y concretamente a su enseanza sobre la justificacin, la diferencia que se dio entonces. Esto ha con-tribuido al acercamiento entre catlicos y protestantes sobre el tema de la justifi-cacin, como se constata en la declaracin conjunta firmada por la Iglesia catlica y la Federacin Luterana Mundial en 1999.

    A una lectura ms objetiva del contenido de Glatas ha contribuido una ex-gesis ms preocupada por conocer el contexto histrico en el que Pablo la escribi. Descuidar ese contexto nos incapacitara para entender no solo lo que el apstol quera decir cuando la dict, sino lo que actualmente nos sigue diciendo a travs de ella. Por eso, el primer artculo (El contexto social de la Carta a los Glatas) de este nmero de Resea Bblica est dedicado a presentar el contexto histrico de la carta, situndola en su mundo, el mundo del Imperio romano del siglo I, al que pertenecan Pablo y los glatas.

  • 3En esta misma lnea, la comparacin entre Glatas y el libro de los Hechos de los Apstoles, objeto del segundo artculo, ilumina la situacin de los primeros aos de expansin de la Iglesia y el serio problema que plante la predicacin del Evan-gelio a los gentiles. Glatas y Hechos, con sus coincidencias y sus divergencias a la hora de hablar de la cuestin, se complementan y enriquecen nuestro conoci-miento de la situacin y de las distintas maneras de valorarla que se dieron en el seno de la comunidad cristiana.

    El artculo titulado La dinmica argumentativa de la Carta a los Glatas aborda ya el estudio del contenido de la carta desde una triple perspectiva: literaria, retrica y teolgica. Desde el punto de vista literario se fija en el carcter epistolar del escri-to, las partes que lo componen y su articulacin; el anlisis de tipo retrico pone de relieve los recursos argumentativos que Pablo utiliza para convencer a los glatas; finalmente, se toma en consideracin el marco de carcter teolgico en el que se sita la misiva y que no es otro que el de la novedad del Evangelio: en Cristo, Dios ha inaugurado la nueva creacin y la lgica apocalptica lo invade todo.

    Los dos ltimos artculos de la seccin monogrfica estn dedicados a dos temas estelares de la carta: la fe y la libertad. En Hemos credo. La fe en la Carta a los Glatas se ofrece una reflexin sobre el significado y las implicaciones de la fe por medio de la cual el hombre es justificado. Consecuencia de la fe es la libertad del cristiano, como Pablo mismo se encarga de mostrar en la ltima parte del escrito, exhortando a los glatas a perseverar y vivir en la libertad que han adquirido por su adhesin al Evangelio. El artculo La libertad cristiana se ocupa de reflexionar sobre el significado de esta libertad, que dice relacin al propio ser del cristiano ser cristiano es ser libre y no solo a su comportamiento.

    Evidentemente, las colaboraciones solo dicen un poco de lo mucho que se puede decir sobre la Carta a los Glatas. Confiamos en que sea lo suficiente para ayu-dar a los lectores a leerla con mayor provecho y despierte en ellos el inters por profundizar en el conocimiento de un escrito en el que se refleja una situacin en la que, segn el apstol Pablo, se pona en juego nada menos que la verdad del Evangelio (Gl 2,14).

    Toms Otero

  • 5EL CONTEXTO SOCIALDE LA CARTA A LOS GLATAS

    Mara Nely Vsquez Prez

    El contexto social de la Carta a los Glatas permite situar el posible lugar de los destinatarios, el impacto que ejerci sobre ellos la influencia del Imperio romano, la vida y la organizacin socio-econmica de las comunidades, as como las relaciones entre judos y no judos. Al mismo tiempo sirve como teln de fondo para comprender la estrategia misionera de Pablo, en su intento por responder a los conflictos y divisiones que se suscitaron dentro de dichas comunidades.

  • 61. Pablo a las Iglesias de GalaciaA diferencia de otras cartas (Flp, Tes, Cor) donde

    Pablo especifica el nombre de las ciudades a las que se dirige, en la Carta a los Glatas no se menciona el lu-gar concreto en la que habitan los destinatarios. Sim-plemente escribe a las iglesias de Galacia (Gl 1,2) o se invoca a los receptores como glatas insensatos! (3,1), en plural. Surge entonces esta pregunta: dn-de estaban las iglesias y quines eran estos glatas? La pregunta no tiene una respuesta unila-teral. Encontramos dos hiptesis:

    a) La hiptesis del norte, segn la cual los llamados glatas seran tri-bus celtas que residan en la cuenca del Danubio (Europa central) y que durante el siglo III a. C. emigraron ha-cia el sureste, en su afn de colonizar y conquistar el norte de Asia Menor. Se asentaran en las ciudades que ro-dean Ancira (actual Ankara): Giordio, Tavio, Psino y Germa.

    b) La hiptesis del sur entiende por Galacia la provincia romana que el emperador Augusto anexion al Imperio romano en el siglo I. Esta provincia abarcaba la tercera parte de la poblacin de Asia Menor y comprenda no solo la re-gin glata, sino tambin Licaonia, Pisidia, Isauria, Panfilia, Frigia, Paflagonia y Ponto. Por tanto, segn esta hiptesis, los glatas a los que Pablo escribe seran aquellas comunidades que l fund durante el primer viaje misionero: Antioqua de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe (Hch 13,1314,27), constituidas por judeocris-tianos.

    La solucin ms ampliamente aceptada es la prime-ra. Pablo habra escrito a los cristianos celtas de la re-gin septentrional de Galacia (3,1). Estos seran anti-guos paganos (4,8; 5,2-3; 6,12-13) que permanecieron en mutua comunicacin y que se enfrentaban a pro-

    blemas comunes (1,2), aunque no se descarta la posi-bilidad de que en la regin hubiese alguna comunidad judeocristiana. Pero no es a estos a los que Pablo se di-rige en esta carta, sino a los creyentes de origen gentil.

    2. La influencia del Imperio romanoA mediados del siglo I, tanto las ciudades del norte

    como las del sur de Galacia estaban sufriendo el pro-ceso constante de romanizacin y ur-banizacin. En ambos lugares, celtas y latinos, autctonos y expatriados, esta-ban asimilando la cultura romana con la cual Pablo tuvo que vrselas.

    A) LAS CALZADAS IMPERIALES Y LA COMUNICACIN

    Durante la poca del emperador Augusto se estableci una amplia red viaria que una las diferentes regiones, facilitando una comunicacin fluida entre las ciudades ms importantes y entre estas y Roma. Las calzadas roma-

    nas simbolizaban el podero de Roma y, en concreto, del emperador.

    Los viajes por estas calzadas estaban justificados por diferentes causas: 6HUYtDQFRPRHVWUDWHJLDSDUDODVRSHUDFLRQHVPLOLWD

    res y administrativas del Imperio en su afn por co-lonizar y conquistar diversas regiones.6HXWLOL]DEDQFRQILQHVFRPHUFLDOHV\GHWUDQVSRUWH

    permitiendo a los mercaderes trasladar sus negocios de un lugar a otro, asegurando la supervivencia de la regin.(OWUiQVLWRSRUHVWDVFDO]DGDVSHUPLWtDDODSREODFLyQ

    moverse del campo a la ciudad en busca de mayor desarrollo y prosperidad.

    Durante la poca del emperador Augusto se estableci una amplia red viaria que una las diferentes regiones,

    facilitando la comunicacin entre las ciudades ms

    importantes y entre estas y Roma.

  • 73RURWURODGRODVFDO]DGDVVHHULJtDQFRPRORVPHMR-res cauces de intercambio de informacin: facilita-ban la difusin rpida de cultos extranjeros gracias a los emigrantes e incluso a los filsofos y predicadores itinerantes.

    Esta extensa red viaria del Imperio que una las gran-des ciudades fue, sin lugar a dudas, una gran ayuda en la labor misionera y fundacional de Pablo. Pablo sigui las vas de comunicacin ms importantes; a su paso visit y cre pequeas comunidades, y, al marcharse, enviaba colaboradores y cartas para mantener los lazos, resolver problemas y completar lo que le faltaba en su primera visita al anuncio de su evangelio (Gl 4,13). A travs de estas rutas, la predicacin paulina encontr un cauce de expansin, y as se iba difundiendo y con-solidando.

    B) EL CULTO AL EMPERADOR Las calzadas romanas sirvieron como plataforma

    para la difusin del culto imperial por todas las ciuda-des del Imperio. Las fiestas y los honores dedicados al emperador se extendieron ampliamente, dominando la vida pblica en las ciudades. La relacin entre la figu-ra del emperador y sus sbditos adquiri diversas for-mas religiosas. Los espacios pblicos de las ciudades se transformaron en templos, rodeados de estatuas, ins-cripciones, santuarios e imgenes dedicados al empe-rador. Se instituyeron festivales, teatros y juegos impe-riales. Las fiestas en honor al emperador se centraban en acontecimientos, como por ejemplo su nacimiento, visto a veces como el inicio de una nueva era, que pro-clamaban que con el emperador y su gobierno haba llegado la salvacin, la paz, la seguridad y la felicidad al mundo entero.

    As, el culto imperial estructur el tiempo y la vida urbana de sus habitantes. La imagen del emperador se convirti en omnipresente y fue ampliamente vene-rada en todas las ciudades. La lite local se convirti

    en patrocinadora del culto imperial en las provincias romanas. A travs de ceremonias, ritos, cultos y pro-cesiones, los nobles, los hombres libres y los esclavos reafirmaban su lealtad y subordinacin al emperador. El culto era parte importante de la red de dominio del emperador, en torno al cual se formaba el tejido de la sociedad, permitiendo a la lite social consolidar su propio poder.

    En forma de sntesis, podemos decir que el culto al emperador cre una vida cvica urbana que exiga, por una parte, lealtad y obtena, por otra, beneficios po-

    Busto de Augusto, primer emperador romano (27 a. de C. - 14 d. de C.).

  • 8lticos y econmicos. La participacin en dicho culto fue considerada como la mejor muestra de lealtad al Imperio.

    Si bien es cierto que la lite social se encargaba de la propagacin del culto al emperador, no obstante la po-pularidad fue sostenida en gran medida por la plebe. Las festividades eran espacios donde los pobres mani-festaban su orgullo cvico y su colaboracin en la vida social. La participacin ritual en ese culto defina y san-tificaba la posicin del emperador, as como tambin el lugar del Estado, las ciudades y los individuos en relacin con l.

    Como es de imaginar, no todos los sbditos participaban de esos ritos y ceremonias. Los judos, que profesa-ban una religin monotesta, se opo-nan a toda forma de culto pagano que consistiera en la veneracin de imge-nes y rindiera culto a diversos dioses. Sin duda, esto gener conflicto y des-encuentro entre dos culturas que pro-fesaban cultos diferentes. Algunos cre-yentes judos intentaban mantener su identidad dentro de una sociedad pre-dominantemente politesta, rechazando valores, ritos y smbolos de la sociedad; otros, sin embargo, podan adoptar otras costumbres sin renunciar a perder su pro-pia identidad o cosmovisin. El conflicto se hizo visible cuando esas diferencias se volvieron intolerables, provo-cando fanatismo y odio entre creyentes.

    Pablo adopt la estrategia del culto al emperador para su anuncio de un nuevo evangelio, como un de-safo del culto al emperador en las ciudades ms im-portantes del Imperio romano. Pero, a diferencia de este modelo, que era excluyente y absolutista, Pablo propone una oferta gratuita de salvacin por parte de Dios. Su peculiar comprensin de Cristo crucificado y resucitado que ah se le revela le llev a Pablo enrgica-

    mente a ampliar las fronteras tnicas y culturales. De modo que ya no hay judo ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jess (3,28).

    C) LA LENGUA El ambiente sociocultural de las ciudades de Asia

    Menor estaba caracterizado por la influencia de la cul-tura grecorromana. El sueo de Alejandro Magno de

    crear un imperio con una sola lengua permiti la comunicacin fluida en las ciudades de la regin. Es as como la lengua griega logr unificar cultural-mente occidente y oriente. Durante la dominacin helenstica, la mayora de la poblacin celta sinti el influjo de esta cultura, especialmente en la asimilacin de la lengua griega, la llamada koin (len-gua comn). Los habitantes hablaban la lengua griega, aunque no todos se ex-presaban y escriban de forma adecua-da. La lengua marcaba las fronteras so-ciales entre los que hablaban y los que desconocan la koin. A estos ltimos se les catalogaba como brbaros, por su

    desconocimiento e incomprensin del griego.Tras la muerte de Alejandro Magno, el Imperio he-

    lnico desapareci, pero la influencia de la cultura y la lengua griegas permaneci viva. El helenismo haba dejado una profunda huella en los habitantes y las ciudades conquistadas por el Imperio. Roma permi-ti a las ciudades seguir su vida normal, respetando su lengua, costumbres, estructuras y religin. La di-fusin de la lengua griega en todo el Imperio romano signific un avance extraordinario en la expansin de la cultura grecorromana, al mismo tiempo que favore-ci la transmisin de cualquier doctrina, y en particu-lar fue til para la difusin, el anuncio y la compren-sin del evangelio de Pablo.

    El culto al emperador cre una vida cvica

    urbana que exiga lealtad y, a cambio, obtena benecios polticos

    y econmicos. La participacin en dicho

    culto fue considerada la mejor muestra

    de lealtad al Imperio.