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La casa del hijo de EL A HU IZOTE México, Febrero 5 de 2014, No. 1 República de Colombia 42, Centro Histórico, Ciudad de México, 06000 La imprenta de El Hijo del Ahuizote, el periódico satírico de Daniel Cabrera, que el gran Jesús Martínez Carrión ilustraba con sus caricaturas, se encontraba en la Calle de Cocheras, ahora Colombia 42, en el Centro Histórico de la ciudad de México. En 1902, esta publicación pasó a manos de unos jóvenes liberales, que habían comenzado a publicar Regeneración en 1900 como un “Periódico Jurídico Independiente”. La foto que se tomaron el 5 de febrero de 1903 registra a sus más conspicuos integrantes: Ricardo y Enrique Flores Magón, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan, Manuel y Tomás Sarabia, Santiago de la Hoz, Federico Pérez Fernández, Rosalío Bustamante. En 1901 se había convocado a reactivar al Partido Liberal, por medio de un Congreso en San Luis Potosí, auspiciado por Camilo Arriaga. La motivación principal era la defensa de un Estado laico, y la denuncia del olvido al que el régimen porfiriano había relegado las leyes de Reforma, encontrando un acomodo con la Iglesia católica en México. Ricardo Flores Magón, que ya había iniciado la publicación de Regeneración en México, con su hermano Jesús, asistió a ese Congreso, y dirigió ataques verbales directos contra la dictadura: una cosa de escándalo. Luego de varios actos represivos, el régimen consiguió desbaratar los barruntos de organización entre los liberales que habían aparecido en San Luis ―salvo por un rescoldo, que el 5 de febrero de 1903 se reunió tras la fachada de El Hijo del Ahuizote, fundó un nuevo Club Liberal “Ponciano Arriaga”, y salió a los balcones, a escenificar una protesta: “La Constitución ha muerto”. El 5 de febrero era, por supuesto, aniversario de la Constitución de 1857: una de las festividades cívicas más importantes del calendario ritual porfiriano. Fue el último gesto público de protesta: rutinariamente reprimido, muchos de los que aparecen en la foto decidieron irse al exilio. Y así comienza la historia del “magonismo”. A partir del exilio, de que cruzan el río Bravo, a fines de 1903, comienza el arco fascinante y excepcional de la aventura magonista. Ricardo tenía 29 ó 30 años; Enrique, su hermano (mi bisabuelo), 26. En 1904 reaparece Regeneración, publicado en San Antonio, Texas. La imprenta irá luego a Saint Louis, Los Ángeles. Además de publicar un periódico que fue la divisa del disentimiento, de la oposición, bajo los últimos años del porfiriato, el Partido Liberal Mexicano fue un núcleo de conspiración revolucionaria que animó una serie de levantamientos armados a lo largo de la frontera entre 1906 y 1911. Fue un movimiento de mexicanos en Texas y California, y tuvo una naturaleza binacional y transnacional mucho más acusada que cualquier otro movimiento político en la historia de México. Regeneración y El Hijo del Ahuizote encarnaron uno de los episodios más brillantes de la historia de la prensa escrita en este país. El pensamiento de Ricardo Flores Magón sigue siendo uno de los pocos ejemplos de inspiración utópica en el espectro de nuestras tradiciones políticas, y es un caso excepcional de internacionalismo intelectual e ideológico. El magonismo postula preguntas sobre la naturaleza de las relaciones de México con Estados Unidos. El intelectual chicano Tomás Ybarra Frausto me dijo una vez que había aprendido a leer español en Los Ángeles con ejemplares viejos de Regeneración atesorados en casa de alguna de sus tías, lo que trae a discusión el tema de las comunidades binacionales y transnacionales para las que existen referentes simbólicos y culturales comunes, a pesar de la frontera. Gracias a un apoyo importante del Fideicomiso del Centro Histórico, a comienzos de 2013 concluyó la restauración de la antigua Casa del Hijo del Ahuizote en la calle de Colombia, en nuestro Centro Histórico, para colocar ahí, a disposición del público, el archivo de Enrique Flores Magón, que consta de unas 15 mil piezas documentales, como primera piedra en la construcción de un Centro de Documentación Digital que apunta a otros acervos. La Secretaría de Relaciones Exteriores accedió a que se digitalice y concentre en el Ahuizote ―como llamamos familiarmente al proyecto y su domicilio― los fondos de su acervo relevantes al tema. Del mismo modo se estableció un acuerdo con el Archivo General de la Nación. Por medio de sus programas de Acervos históricos y contemporáneos, Museo, Vinculación Binacional y Comunitaria, y del Ahuizote Ambulante, La Casa se propone facilitar el contacto con las fuentes de archivo, y establecer relaciones constructivas con su comunidad, en el nororiente del Centro histórico de la ciudad de México. Como una organización sin fines de lucro, se requiere del apoyo de instituciones públicas y privadas para realizar los proyectos de La Casa. La Casa del Hijo del Ahuizote quiere servir de espacio de los mexicanos a través de la frontera norte, pertenecer a una comunidad transnacional de artistas, escritores, académicos, periodistas y activistas, y construir un diálogo más allá del límite nacional, además de ser un monumento activo de la prensa crítica y de la libertad de expresión. - Diego Flores Magón

La Casa de El Hijo del Ahuizote - núm. 1

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Periódico diseñado en la ciudad de México, editado en Los Angeles, impreso en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y distribuido en Austin, Texas, en papel de Oaxaca, en ocasión de la conferencia Illustrating Anarchy, febrero de 2014.

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Page 1: La Casa de El Hijo del Ahuizote - núm. 1

La casa del hijo de

E L A H U I Z O T EMéxico, Febrero 5 de 2014, No. 1 República de Colombia 42, Centro Histórico, Ciudad de México, 06000

La imprenta de El Hijo del Ahuizote, el periódico satírico de Daniel Cabrera, que el gran Jesús Martínez Carrión ilustraba con sus caricaturas, se encontraba en la Calle de Cocheras, ahora Colombia 42, en el Centro Histórico de la ciudad de México. En 1902, esta publicación pasó a manos de unos jóvenes liberales, que habían comenzado a publicar Regeneración en 1900 como un “Periódico Jurídico Independiente”. La foto que se tomaron el 5 de febrero de 1903 registra a sus más conspicuos integrantes: Ricardo y Enrique Flores Magón, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan, Manuel y Tomás Sarabia, Santiago de la Hoz, Federico Pérez Fernández, Rosalío Bustamante.

En 1901 se había convocado a reactivar al Partido Liberal, por medio de un Congreso en San Luis Potosí, auspiciado por Camilo Arriaga. La motivación principal era la defensa de un Estado laico, y la denuncia del olvido al que el régimen porfiriano había relegado las leyes de Reforma, encontrando un acomodo con la Iglesia católica en México. Ricardo Flores Magón, que ya había iniciado la publicación de Regeneración en México, con su hermano Jesús, asistió a ese Congreso, y dirigió ataques verbales directos contra la dictadura: una cosa de escándalo.

Luego de varios actos represivos, el régimen consiguió desbaratar los barruntos de organización entre los liberales que habían aparecido en San Luis ―salvo por un rescoldo, que el 5 de febrero de 1903 se reunió tras la fachada de El Hijo del Ahuizote, fundó un nuevo Club Liberal “Ponciano Arriaga”, y salió a los balcones, a escenificar una protesta: “La Constitución ha muerto”. El 5 de febrero era, por supuesto, aniversario de la Constitución de 1857: una de las festividades cívicas más importantes del calendario ritual porfiriano. Fue el último gesto público de protesta: rutinariamente reprimido, muchos de los que aparecen en la foto decidieron irse al exilio. Y así comienza la historia del “magonismo”.

A partir del exilio, de que cruzan el río Bravo, a fines de 1903, comienza el arco fascinante y excepcional de la aventura magonista. Ricardo tenía 29 ó 30 años; Enrique, su hermano (mi bisabuelo), 26. En 1904 reaparece Regeneración, publicado en San Antonio, Texas. La imprenta irá luego a Saint Louis, Los Ángeles.

Además de publicar un periódico que fue la divisa del disentimiento, de la oposición, bajo los últimos años del porfiriato, el Partido Liberal Mexicano fue un núcleo de conspiración revolucionaria que animó una serie de levantamientos armados a lo largo de la frontera entre 1906 y 1911. Fue un movimiento de mexicanos en Texas y California, y tuvo una naturaleza binacional y transnacional mucho más acusada que cualquier otro movimiento político en la historia de México. Regeneración y El Hijo del Ahuizote encarnaron uno de los episodios más brillantes

de la historia de la prensa escrita en este país. El pensamiento de Ricardo Flores Magón sigue siendo uno de los pocos ejemplos de inspiración utópica en el espectro de nuestras tradiciones políticas, y es un caso excepcional de internacionalismo intelectual e ideológico. El magonismo postula preguntas sobre la naturaleza de las relaciones de México con Estados Unidos. El intelectual chicano Tomás Ybarra Frausto me dijo una vez que había aprendido a leer español en Los Ángeles con ejemplares viejos de Regeneración atesorados en casa de alguna de sus tías, lo que trae a discusión el tema de las comunidades binacionales y transnacionales para las que existen referentes simbólicos y culturales comunes, a pesar de la frontera.

Gracias a un apoyo importante del Fideicomiso del Centro Histórico, a comienzos de 2013 concluyó la restauración de la antigua Casa del Hijo del Ahuizote en la calle de Colombia, en nuestro Centro Histórico, para colocar ahí, a disposición del público, el archivo de Enrique Flores Magón, que consta de unas 15 mil piezas documentales, como primera piedra en la construcción de un Centro de Documentación Digital que apunta a otros acervos. La Secretaría de Relaciones Exteriores accedió a que se digitalice y concentre en el Ahuizote ―como llamamos familiarmente al proyecto y su domicilio― los fondos de su acervo relevantes al tema. Del mismo modo se estableció un acuerdo con el Archivo General de la Nación.

Por medio de sus programas de Acervos históricos y contemporáneos, Museo, Vinculación Binacional y Comunitaria, y del Ahuizote Ambulante, La Casa se propone facilitar el contacto con las fuentes de archivo, y establecer relaciones constructivas con su comunidad, en el nororiente del Centro histórico de la ciudad de México.

Como una organización sin fines de lucro, se requiere del apoyo de instituciones públicas y privadas para realizar los proyectos de La Casa. La Casa del Hijo del Ahuizote quiere servir de espacio de los mexicanos a través de la frontera norte, pertenecer a una comunidad transnacional de artistas, escritores, académicos, periodistas y activistas, y construir un diálogo más allá del límite nacional, además de ser un monumento activo de la prensa crítica y de la libertad de expresión.

- Diego Flores Magón

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MEXICO CITY – In the photograph, Enrique Flores Magón is seated at a table facing a bank of angled mirrors. His white, wavy hair is tousled upwards wildly, as if he had been submitted to a rain of static. His expression is morose. Flores Magón is reflected in the mirrors four times, and so at the top of the print, a winking caption is written in cursive ink, in Spanish: “Mis cinco cuates”. And below, in English: “Who said that a haircut was needed?”

When I first saw this photo – in the personal archive of Enrique Flores Magón, which is being revived by his great-grandson – it filled me with wonder and amusement. For anyone familiar with Mexican Revolutionary history, the dominant image of those called its “intellectual authors,” brothers Ricardo and Enrique Flores Magón, is that of stalwart, driven journalists who challenged the regime of Gen. Porfirio Díaz and sought justice for the working classes through the power of the printed press.

Of course, the lives of any historical figures are in truth far more complex than the heroic legacies that they leave behind. How did the Flores Magón interact with the world around them on a day-to-day basis? What were their domestic concerns and challenges? In their interior lives, how did they respond to the growing pressures and persecutions of the Mexican and United States governments that led to their repeated imprisonments?

The photograph of Enrique and his “cinco cuates” – modeled on a 1917 Duchamp self-portrait photograph using the same effect – is among one thousand photographs that exist in his personal archive. As an image, it offers a window in the dissident writer’s sense of humor and sense of self. It is undated. The exact location of where it was taken is not known either, although Enrique’s great-grandson, historian and writer Diego Flores Magón Bustamante, believes that it was probably taken in Los Angeles around 1923, when the brothers were in exile north of the border and raising revolutionary trouble there as well.

Diego is spearheading an ambitious project that will permit all of his great-grandfather’s materials, including some 15,000 documents, to be available for viewing to the general public in the form of a digital archive. It is perhaps one of the most significant archival projects undertaken in Mexico in recent years. The digital archive will be housed at the restored building at Calle Républica de Colombia 42 in the Centro Histórico of Mexico City where the Flores Magón brothers and a committed group of lawyers, artists, and writers – including Daniel Cabrera, Jesús Martínez Carrión, and Juan Sarabia – published an opposition newspaper to the Díaiz regime, El Hijo del Ahuizote.

The project is being funded by a mix of support from the Fideicomiso del Centro Histórico, CONACULTA, and private foundation grants. Diego, now 32, explains he is a fervent believer that the archive that his father passed to his care should be available to a viewing public that is as wide as possible. The idea is that with new readings of the materials that Flores Magón left behind fresh

interpretations and applications of the brothers’ ideas could emerge.

The historical value of the archive is immense. Ricardo Flores Magón, the more historically prominent of the two, died at a U.S. prison in Leavenworth, Kansas, in 1922, facing espionage charges for publishing pacifist materials in the U.S. version of Regeneración, the brothers’ second newspaper. Any known archive belonging to him, Diego believes, was lost in Ensenada, Baja California, in the 1940s. “Ricardo no tuvo una vida que le permitiera coleccionar nada”, Diego says. “Llevó una vida de mártir y de perseguido y de fugitivo. No tenía nada”

Enrique returned to Mexico in 1923, surviving for more than three decades more than his brother until his death in 1954. During that time, his archive kept growing, reflecting a keen interest on the spreading of socialist and anarchist ideas all over the Western Hemisphere as the tumult of the Mexican Revolution gave way to the establishment of the post-Revolutionary state. “Hay cartas, manuscritos, sobre todo correspondencia, impresos, muchos libros, una colección preciosa de tres mil libros, algunos muy interesantes y otros poco interesantes,” Diego explains. “Publicaciones anarquistas de Sudamérica de los años 20, cosas raras, ediciones ilustradas, literatura socialista del periodo de la carcel federal en Leavenworth.”

I met Diego Flores Magón in 2007, about the same time he and his father Daniel founded a civil organization to preserve Enrique’s archive and bring it to the public. Shortly thereafter, through research, Flores Magón was able to identify the building where El Hijo del Ahuizote was published, the same place where the brothers and their collaborators posed for a well-known 1903 photograph before a long banner hung over the terrace, reading, “La Constitución ha Muerto”.

Over the past five years, Flores Magón has sought and acquired funding first to catalogue and organize the materials with a team of staff, then to transfer the materials to a digital format. Meanwhile, an arduous series of negotiations had to take place with the informal vendors who had occupied the building at Colombia 42 since 2008. The city, which officially owns the property, was able to negotiate a deal where the vendors could keep selling on the bottom-floor patio of the building while the renovation and construction project began on the narrow street-front structure of three stories.

The building, dated around 1890, had to be retrofitted and secured for use, an effort undertaken by the industrial engineer Ariel Rojo. Designers plan a first floor to house a consulting module where visitors – with no pre-approved appointment, waiting list, or required credentials – could browse through the digital archive. The designer of this exhibition module is Giacomo Castagnola. On the second floor there is a gallery space, where Diego plans to invite guest curators to organize exhibitions related to the archive. The building’s terrace has been remodeled, and features a bar, kitchen, and space for social events.

Diego also hopes to set a residency where

independent scholars, academics, writers, and artists could use Colombia 42 as a base to produce work based on the Flores Magón legacy and ideas of transnationalism. An accompanying experimental publication is also planned, which I will help edit.

The transnational theme is crucial to the new Casa de El Hijo del Ahuizote, as the project has been dubbed. In exile in the United States, the Flores Magón brothers did not abandon their mission. They revived Regeneración briefly in Texas in 1904 and later in California in 1910, which kept reporting on the then-growing conflict in Mexico. They were not deterred when U.S. interests with ties to Díaz also sought to suppress them and their rights as members of the press. Their newspaper featured a back-page “English Section,” a friendly gesture to the segment of the Southern California population that did not speak Spanish in what had been Mexican territory just a generation earlier. In the heated political moment at the turn of the 20th Century, intellectual allies of any origin were golden, often life-saving connections.

Can that same spirit be revived? The Flores Magón brothers, after all, are icons weighed down in some respects by their ubiquitous representations and recyclings. To this day, their bespectacled faces and the names of the brothers’ newspapers adorn the logos and slogans of some the most solemn revolutionary groups and political organizations currently active in Mexico.

Many activists and writers regard the Flores Magón brothers as inspirations. It is true in equal fashion for energized student socialists at the big universities as for mainstream politicians such as Andres Manuel López Obrador. Diego Flores Magón says he feels that the standard pillars of liberalism in Mexico – political parties, university activist organizations, leftist newspapers and publications – have in some ways overused Magónismo as a reference, model, or source of repetition.

The Enrique Flores Magón archive, in theory, would seek to diffuse the historical baggage hanging on the late brothers and also freshen the ways in which magonismo can be read today. “[El magonismo] está suspendido en el formol de la historiagrafía marxista,” Diego says. “La literatura es vieja ya, y necesitamos nuevas imaginaciones y nuevas sensibilidades y nuevas ideas. Y espero que este proyecto lo promueva, lo fomente.”

La Casa del Hijo del Ahuizote will soon open an inaugural exhibit at Colombia 42 near the anniversary of “La Constitucion Ha Muerto.” The exhibit will be curated by Columbia University historian Claudio Lomnitz and will focus on the brothers’ return to Mexico. “Así está el magonismo, y yo quiero que viva, porque en el archivo hay mucha vida, mucho movimiento, mucha inquietud en los archivos, y esa vida está neutralizada por enunciados historiográficos insatisfactorios, y es necesario reanimarla,” Diego says.

Originally published in Domus México 4 (January 2013).

INTRODUCING LA CASA DEL HIJO DE EL AHUIZOTE

The Enrique Flores Magón archive would seek to diffuse the historical baggage hanging on the late brothers and also freshen the ways in which magonismo can be read today.

- Daniel Hernández

Portrait of Enrique Flores Magón, ca 1923.

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The Return of Comrade Ricardo Flores MagonExcerpt from the book by author Claudio Lomnitz published with permission of the author and Zone Books, New York.

El Yugo. ‘Yugo’ in Spanish means yoke— the kind used for oxen, or for a work-horse. Mexican anarchists used the term to refer to 'jobs.’ “When you write, you need only send a few lines," Rafael Garcia wrote, shortly after Enrique Flores Magón’s release from prison. Enrique should take proper care of his health. Holding two yugos (jobs) and then attending to such a volume of correspondence was too much.

But then Rafael went on to congratulate Enrique,

“for the "spectacular" arrival of that bone [Mexican slang for job or gig]. No yoke is pleasant, but being on the eternal lookout for a bone is even less so, and your yoke is not the worst, and it will undoubtedly bring you some benefit.”[1]

The tension between work as externally imposed subjection (a ‘yoke') and work as a craving (a 'bone’) is the tension between the subjective reality of the individual worker— who needs, desires and seeks a job as greedily as a dog wants a bone— and the collective reality of all workers— who have been subjected and yoked as a class. But the tension also expressed the relationship between living in the United States (an imposed sacrifice) and living for Mexico (a desire).

Among militants, these contradictions were resolved by eagerly seeking a yugo in order to pay for revolutionary activity. Mexico’s exiled revolutionaries frequently referred to themselves as fighters or gladiators, but their fight implied a life of something like what feminists call 'double-duty’: they worked in their yugos for long hours, and then used the money there gained for their collective emancipation and return. If they were women, they sometimes did triple duty. A few weeks after his brother Ricardo’s death, Enrique complained to his closest friend of his physical state, and attributed his condition to the wear of this double life:

"I've had a constant pain in my heart for about a month now... Disappointments, disillusions, miseries, great anxieties and deep sorrows in my twin struggle for the cause and for the leaf of bread—excessive labors, for the master by day, for the slave by night”...[2]

This is what Enrique and Ricardo meant when they figured their lives with a paradox: they were slaves of freedom, a condition that required a disciplined ability to endure physical and mental punishment, but also a keen sense of the immediacy of emancipation. Both forces— slavery and emancipation, exile and return— were immanent in these fighters' daily lives.

Jack London’s short story The Mexican, set in the very same social circle as this book, is about this powerful combination of slavery and freedom in the day-to-day management of the yugo.[3] It is the story of a mysterious young Mexican named Felipe Rivera, who offers his services to the revolutionary junta in Los Angeles. The members of the Junta don't initially trust Felipe Rivera. He is quiet and secretive.

“'His soul has been seared,’ said May Sethby. ‘Light and laughter have been burned out of him. He is like one dead, and yet he is fearfully alive'.”[4] The young Rivera was a mystery to the ]unta, because he kept both his past and his yugo a secret. No one knew what he did when he was not working for the revolution.

As the Revolution is about to explode, the Junta is in desperate need for cash for arms, and Rivera mysteriously offers to bring in the large sum that is needed. It is then

revealed that he is making the revolution’s money as a boxer. London's story culminates in a prize fight, where Rivera, who is brought in as a handicapped substitute, demands a ‘winner take all’ fight with a Great White Hope-type boxing champion.

Rivera is vituperated by the crowd, and underestimated even by the hired care-takers on his side of the ring. It is to Jack London’s credit that he made the connection between slavery and emancipation, exile and return, yugo and revolution, the pivot of the one story that he wrote about the Mexican revolutionaries in Los Angeles.

"Rivera forgot to look his usual hatred. A vision of countless rifles blinded his eyes. Every face in the audience, far as he could see, to the high dollar-seats, was transformed into a rifle. And he saw the long Mexican border arid and sun-washed and aching, and along it he saw the ragged bands that delayed only for the guns."[5]

It is also fitting that London chose boxing, "the hated game of the hated Gringo," as his hero's yugo. Rivera, London wrote, "despised prize fighting, in itself it was nothing to him.”[6]

But did the fact that Rivera was a natural boxer really mean nothing? Not to Jack London, certainly, since the story turns on the drama of the prize fight, rather than on the drama of the battlefield. But revolutionaries too cared about their jobs, and about their lives in the United States. These were, ultimately, radical spaces of self-fashioning and change—not always welcome, but always transformative.

Revolution has a rhythm, and it is a double counterpoint: past/future and present/future. Past and present are alternative sources of possibility and strength for the future. Jack London’s Mexican hero was haunted by the image of his father and mother, murdered by the dictator's troops at the Orizaba textile workers' strike of 1907. This memory was the fire that steeled him through the prize-fight. But his success in 'the hated game of the hated gringo' was what made him indispensable to the Revolution.

Radical Mobility

Revolutions cannot be made without an everyday reality to sustain them— a structure of labor, a social world, a personal network. The anarchist revolution was the most radical revolution that the Enlightenment spawned. It was a concerted attempt to build a world founded on human cooperation, with no state and no private property. The social conditions that were needed in order to imagine such a possibility and, just as importantly, to strive for it, were rather peculiar, and in the case of the Mexican anarchists, very much shaped by traffic across the US-Mexican border.

The first of these conditions was labor mobility. The degree and form of mobility in the base of the Mexican Liberal Party was really quite remarkable, and it stood in stark contrast with the forms of bonded labor— debt peonage, forced military conscription— that the Liberals so ardently objected to. These forms of labor mobility involved either moving from one place to another within the same line of work, or moving between jobs within the same city, or constant changes in both town and occupation.

Some kinds of jobs loaned themselves to movement from place to place within the same branch of activity. So, for instance, copper miners often moved from mine to mine, and even marginal differentials between places could spur movement. There is evidence that some workers even got attached to movement for its own sake. Indeed, copper miners and smelter workers in Arizona, Colorado and Texas— the workers that formed the heart of the radical

Western Federation of Miners— stayed in one mine for an average of two years or less.[7]

Migration was also a feature of the Mexican northwest— to such a degree that ambitious young men in the center and south sometimes left white collar jobs in order to earn some cash in mining, and then moved into commerce or politics from there. There were also ways of combining activities and moving back and forth between them. Many of Mexican miners in Arizona were also ranchers in Chihuahua, and routinely moved back and forth between ranching and mining as part of a pattern of circular migration.[8] All of these mobile networks were the natural base of the Mexican Liberal Party.

Movement between jobs within a city was also a salient dimension of life in the cities of California, Arizona, and Texas. Historian Mario Garcia identified labor mobility as the key characteristic of Mexican workers in El Paso during our period.[9] Writing about Tucson in the same years, Thomas Sheridan notes:

"Life on the ranches was coming to an end for many families on both sides of the border, and so, in order to survive, they migrated to cities like Tucson, El Paso, Los Angeles, and Phoenix. Men and women who had grown up raising crops and cattle suddenly found themselves in urban settings which demanded new skills and new patterns of living. They had become miners, railroad workers, laundresses, or small businessmen. Most, in fact, mastered a number of trades. In a community like Tucson, where no single industry dominated the economy during the late nineteenth century, working men and women had to do a little bit of everything to make a living and raise a family."[10]

The lives of the leaders of the Liberal party were all marked by a combination of precariousness of existence and vast freedom of movement, with agitators such as Blas Lara, Fernando Palomares, Enrique Flores Magón, Praxedis Guerrero, Tomás and Manuel Sarabia, and practically every other leader that one can name or think of, moving between, say, agricultural work in the Imperial Valley, construction, work in utilities companies, lumber mills, mines, railroads, etc.

The combination of precariousness and mobility made for a peculiar kind of

sociability, oriented to establishing relations of support and solidarity between strangers, based on anything from ethnic identification, to politics, to simple "sympathy." In his memoir Blas Lara tells of his first migration from his native Jalisco to the United States.

Notes:[1] AEFM, Caja 9, Exp. 4e/ Rafael Garcia a EFM, Julio 3, 1921.[2] AEFM, Caja 50, Exp. 10/ Enrique Flores Magón a Rafael Garcia, Dic 28, 1922.[3] Jack London, “The Mexican,” in London: Novels and Stories, New York, Library of America, 1982 [1911], pp. 920-944. [4] The Mexican, p. 922.[5] p. 937.[6] p. 933.[7] Mellinger, Philip J., Race and Labor in Western Copper: The Fight for Equality, 1896-1918. Tucson: University of Arizona Press, 1995, p. 11.[8] Lloyd, Jane-Dale [2001]. Cinco ensayos sobre material de rancheros y medieros del noroeste de Chihuahua, 1886-1910. Mexico City,Universidad Iberoamericana, p.86.[9] Desert immigrants : the Mexicans of El Paso. 1880-1920. New Haven, Yale University Press, 1981.[10] Los Tucsonenses: The Mexican Community in Tucson, 1854-1920, Tucson: University of Arizona Press, 1986. p. 76.

Foto: Llegada del cuerpo de Ricardo Flores Magón a México, Aguascalientes 1922

2014 No. 1, p. 3L A C A SA D E L H I J O D E L A H U I Z O T E

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Page 4: La Casa de El Hijo del Ahuizote - núm. 1

LA HERENCIA, EL ARCHIVO,

LA MEMORIA.La Casa del Hijo del Ahuizote decidió digitalizar

todo el archivo de Enrique Flores Magón para abrirlo a cualquier usuario.

Domus: Cuéntanos sobre los hermanos Flores Magón, su actividad política, y cómo se relacionan con El Hijo del Ahuizote. Diego Flores Magón: Enrique, Ricardo y Jesús comenzaron con Regeneración, un periódico de oposición creado en la Ciudad de México en 1900, y participaron en el proyecto de formar un partido político opositor a Porfirio Díaz. El Hijo del Ahuizote era un periódico del siglo XIX editado por Daniel Cabrera. Los hermanos Flores Magón arrendaron el periódico en 1902. En 1903, sin embargo, el gobierno decide clausurarlo. El régimen no toleraba el discentimiento político, y reprimió tanto su proyecto editorial como el político. Por esa razón, en 1903, se fueron al exilio en Estados Unidos: a Texas, a Missouri y a California, y desde el exilio se dedicaron a articular una conspiración política de carácter revolucionario. Hicieron varios intentos concretos de derrocar al régimen por las armas –1906, 1908 y 1911–.

Después del triunfo de la revolución maderista, su proyecto político perdió relevancia y pertinencia; su destino se confunde con el de otros radicales en Estados Unidos y viven toda la ola represiva que coincide con la primera guerra mundial en Estados Unidos y sufren prisiones. Así, del liberalismo que abrazaban como ideología en 1900 el proceso del exilio los radicalizó y se hicieron anarquistas radicales.

Ricardo Flores Magón muere en prisión en 1922. Enrique es depor-tado de California en 1923 y regresa a México. Uno de los documentos que a mí me gusta mucho del archivo es el expediente de su rein-greso a México en 1923 por Ciudad Juárez. En la aduana le quieren decomisar sus papeles y él se resiste y arma un escándalo, y algunos ejemplares de Regeneración que él coleccionó, que tienen sellos de la aduana de decomiso. Para mí ese sello significa la voluntad de Enrique de conservar una colección, también documenta que la colec-ción ya existía como archivo cuando regresa. Domus: ¿Cuál es el impulso detrás del archivo? DFM: La voluntad de Enrique de acumular es política: el archivo es antes que nada producto de su actividad política, y lo almacenó con una voluntad de reunir materiales que estaban dispersos. En términos radicales, lo que él buscaba era su salvación mitológica con su propio archivo, consciente de que estaba en juego la posición de su actividad política en la narración de la historia nacional. El impulso detrás de coleccionar es que tenían una empresa política y una empresa edito-rial y eso produce archivos, es un impulso intrínseco a la naturaleza del proyecto político que tenían. Las dos actividades solicitan de la existencia y el mantenimiento de un archivo. Ese es el origen de la colección.

Cuando Enrique regresa deportado en el 23, ha perdido a su hermano mayor, su guía y su faro. Enrique estaba sujeto a un proceso de deportación en Los Ángeles y no pudo acompañar el cuerpo sin vida de Ricardo: regresa solo y por su cuenta. Yo creo que su archivo se vuelve el material con el que él puede establecer su posición en la historia, hasta su muerte en 1954. En este periodo también escribe muchísimo y reúne diversos testimonios para escribir sus memorias. El archivo pasa de ser una cuestión pragmática y activa que responde a un impulso político y se vuelve un esfuerzo de reconstrucción retro-spectivo.

El archivo era una cosa que estaba ahí, de la que no nos podíamos deshacer. Es la misma categoría que las pertenencias de un muerto. ¿Quién se deshace de los vestigios? Son restos. No se sabe qué hacer. Que te llegue patrimonio es problemático, no se puede tirar a la basura. Podrías, pero sería un escándalo.

Para mí está clarísimo que un archivo en primer lugar es un prob-lema. Este proyecto es una solución posible a un problema inagotable que es el de una colección. Mi motivación por conservar el archivo es una insatisfacción completa con la historia nacional, con la historia de libros de texto de la SEP. Mi esfuerzo es el de expropiar una memo-ria que fue confiscada por la historia nacional con las herramientas que me aportan los archivos. Una revuelta contra el mural, contra el póster magonista. Busco conseguir una memoria propia, distinta de la que se me ha endosado. Mi interés en el archivo tiene que ver con la complejidad y con las historias no contadas frente a los silenciamien-tos mayúsculos de la historia oficial. Domus: ¿Ves el archivo entonces como una herramienta activa, en lugar un fin en sí mismo, un asunto de conservación? DFM: Para mí el monumento es un obstáculo para acceder a la histo-ria familiar. El archivo es un medio inagotable para esa misma moti-vación; es el principio del que parte el proyecto del Hijo del Ahuizote. Eso junto con ciertas convicciones respecto a la naturaleza y lo que yo llamo el movimiento del archivo, su trayectoria y lo que creo que estorba para acceder a él. Considero que el archivo tiene una fuerza subversiva con relación al pasado y a la narración del pasado. El archivo siempre dice más de lo que es contable. Tiene un dinamismo y una capacidad desestabilizadora de los enunciados narrativos o explicativos con respecto al pasado. Por lo tanto todo lo que haga el proyecto del Ahuizote tiene que eludir la posibilidad de neutralizar esa inquietud del archivo. Domus: ¿Y cómo lo harán? DFM: La digitalización es un asunto clave. Nosotros decidimos que la consulta de los papeles de Enrique Flores Magón fuera digital por dos razones: la primera, por consideraciones de carácter material, espa-cial y económico; la segunda es de carácter ideológico. No queremos instrumentar los controles que requiere la gestión y el manejo de objetos patrimoniales. No queremos la burocracia del archivo.

El archivo, en la medida en que maneja objetos que tienen valor

patrimonial, ordena una serie de controles que predeterminan al usu-ario de los documentos pero también el uso que se hace de la memo-ria. Yo quiero que el usuario haga lo que quiera con el documento. No me importa ni quién sea ni para qué lo quiera, ni el uso que haga de él. Yo creo que a la hora de digitalizar se están abriendo las puertas a un uso completamente irresponsable de los documentos y eso es un impulso subversivo que me entusiasma.

Tampoco restrinjo el uso de la memoria a fines eruditos y a con-strucciones narrativas eruditas, para historiadores y para investiga-dores. Estamos borrando la figura del investigador y del erudito como destinatario principal del archivo. Creo que los archivos tienen una riqueza que trasciende a la historia y a la narración histórica. Abrien-do el espectro del usuario más allá del erudito se está redimiendo a la memoria de su olvido. Domus: ¿Cómo se relaciona entonces el archivo con su dimensión espacial? DFM: El espacio del archivo y el orden físico de los documentos y la estructura espacial del archivo predetermina las construcciones de lectura de los documentos. A la hora de digitalizarlo yo le puedo pedir al archivo que se reorganice de mil maneras; eso es alucinante desde el punto de vista espacial. La rigidez física y espacial del archivo se diluye y cada quien puede construir su propia investigación y propósi-to. Se abren las puertas de una infinita reclasificación del archivo que está seriamente restringida por las condiciones espaciales y físicas del archivo no digitalizado. Se producen nuevas posibilidades de lectura.

Respecto a la Casa del Hijo del Ahuizote, es un espacio que está habitado por un fantasma. La idea de meter ahí el acervo era absurda; las posibilidades que habría de ocupar ese espacio de otra forma, en cambio, eran muy emocionantes: consagrar el espacio del edificio para hacer un aparador, no un lugar de almacenamiento.

En 2008 descubrí que el predio del hijo del Ahuizote se estaba entregando a una asociación de comerciantes. Yo le había puesto el ojo al edificio y había ideado de que se restaurara y fuera sede del archivo de Enrique. El archivo en ese entonces estaba en casa de mis abuelos, en un cuartito. Al terminar la carrera decidí aventurarme, venía el Centenario de la Revolución y me pareció una coyuntura irrepetible. También el hecho de que el edificio se había entregado a una asociación de ambulantes me infundió un sentimiento de urgen-cia respecto a la necesidad del rescate del edificio y la determinación para embarcarme en este esfuerzo. Fue una combinación de oportuni-dad y adversidad.

Sin atribuirle un valor intrínseco al espacio, reconozco que el he-cho de que sea el sitio original del mito, tiene una fuerza persuasiva brutal y explica, de hecho, que lo hayamos podido rescatar y que el proyecto cultural y del centro de consulta sea viable. Domus: ¿Cuál es el mejor escenario para el archivo? DFM: El escenario ideal de alguna manera es el que está ocurriendo: ampliar el acervo para el Centro de documentación del Hijo del Ahuizote incorporando al proyecto de digitalización otras colecciones; trabajar el programa cultural y editorial para que de alguna manera se haga una propuesta de museo que esté muy cerca del archivo y de las distintas lecturas del archivo; que sea un espacio que se integre y mejore su entorno urbano --por ejemplo, con talleres de periodismo comunitario. También están las iniciativas editoriales y de inves-tigación, que ya están en marcha. El archivo es una materia prima increíble. Nadie podría superar a la creatividad literaria de un archivo: creo que el archivo es el autor más inteligente del realismo literario.

Publicado originalmente en Domus México 4 (2013)

2014 L A C A SA D E L H I J O D E L A H U I Z O T E No. 1, p. 4

Mexic-Arte MuseumJanuary 25, 2014 - February 28, 2014419 Congress Ave. Austin, Texas 78701

Opening Reception February 7, 2014, 6-9pmFree for Museum Members and "Illustrating Revolution and Anarchy: Mexican Legacies of Global Change Conference

Presenters and Attendees$10 for non-members

$5 for students

PERFORMANCE by Astrid HadadCATERING provided by Cafe Rebelde

Illustrating Anarchy and Revolution evolved from a partnership between the La Casa de El Hijo del Ahuizote

Museum and The University of Texas at Austin's Center for Mexican American Studies (CMAS) academic conference

"Illustrating Anarchy and Revolution: Mexican Global Legacies of Change." This survey exhibition extends the conference's

thematic analysis of Mexico's Flores Magón brothers' anarchist legacies and presents associated sociopolitical art and ephemera

referencing social, agrarian, and labor movements of the 20th and 21st centuries. The exhibit features works from the

permanent collection and invited artists.

Featured Artists include: Jesus Barraza, Nao Bustamante, Sam Durant, Eric Garcia, Astrid Hadad, Ester Hernandez,

Julio Salgado, Ernesto Yerena Montejano, and works from the Mexic-Arte Museum Permanent Collection.

For more information: www.illustratinganarchyandrevolution.eventbrite.com

Botón promocional del Partido Liberal Mexicano, Los Ángeles, California 1911

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La Casa de El Hijo del Ahuizote

República de Colombia 42, Centro Histórico, Ciudad de México 06000

EDICIÓN - Diego Flores MagónDISEÑO - Alberto Bustamante, CORRECCIÓN - Hugo S. Mavil

No.1 - Impreso el 5 de febrero de 2014, en la imprenta del Periódico El Mañana. Juárez esq. Perú, Col. Juárez, Nuevo Laredo, Tamaulipas, 88000 México.

CONSEJO DIRECTIVOClaudio Lomnitz, Aurora Gómez Galvarriato, Guillermo Osorno, Alma Rosa Jiménez, Daniel Flores Magón Jiménez

DIRECCIÓN Diego Flores Magón

VINCULACIÓN TRANSNACIONAL Romeo Guzmán

VINCULACIÓN COMUNITARIAGénesis Rojas

PUBLICACIONES Mario Ballesteros

PROGRAMASAcervos históricos y contemporáneosAhuizote AmbulanteMuseoPeriodismo y libertad de expresiónVinculación binacionalVinculación comunitaria

Un proyecto del Centro Documental Flores Magón A.C., una organización sin fines de lucro.

Las personas interesadas en realizar donativos pueden solicitar información en [email protected]

AGRADECIMIENTOSLa publicación de este periódico se hizo en la Imprenta del Periódico El Mañana, de Nuevo Laredo, gracias a la amable gestión de Ninfa Cantú Deandar. Agradecemos a Claudio Lomnitz por autorizar la reproducción de un extracto de su libro de próxima aparición, The Return of Comrade Ricardo Flores Magón (Zone Books, 2014), a Daniel Hernández, por su artículo Presenting La Casa, publicado originalmente en la revista Domus México, a Mario Ballesteros, Romeo Guzmán, Caribbean Fragosa, Álvaro Márquez, Giacomo Castagnola, Jennifer Renteria, Alberto Bustamante, Nicole Guidotti y Sylvia Orozco por sus respectivas contribuciones.

2014 L A C A SA D E L H I J O D E L A H U I Z O T E No. 1, p. 5

La Casa de El Hijo del Ahuizoterecibió del CONACULTA

un apoyo económico para infraestructuraEn enero de 2014, la Casa de El Hijo del Ahuizote recibió un apoyo

por 1.6 millones de pesos del Consejo Nacional para la Cultura y las

Artes para el equipamiento de su inmueble, en República de Colombia

42, Centro histórico de la ciudad de México. El ejercicio de este apoyo

contempla la adquisición de equipos electrónicos para la consulta de los

acervos digitalizados, el diseño y la fabricación de mobiliario de museo

para la exhibición de su archivo, y otros elementos relacionados con el

funcionamiento del inmueble. El diseño del mobiliario de exhibición

estará a cargo de Giacomo Castagnola (MIT MA en Arte, Cultura y

Tecnología), quien ha diseñado mobiliario para el Archivo Histórico del

Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Autónoma de México,

el Ex-Teresa Arte Actual, entre otros proyectos de archivo y museo.

El Gobierno del Distrito Federalentrego en comodato el inmueble de

El Hijo del Ahuizoteal Centro Documental Flores Magon

El 5 de septiembre de 2013 culminó el proceso de entrega legal del

inmueble de Colombia 42 al Centro Documental Flores Magón

(CDFM), la Asociación Civil encargada del desarrollo del proyecto de

La Casa de El Hijo del Ahuizote, a partir del archivo de los hermanos

Flores Magón. En un acto jurídico encabezado por el Oficial Mayor del

Distrito Federal, el inmueble, de 325 metros cuadrados de construcción,

propiedad del Gobierno del Distrito Federal (GDF) quedó asignado

de manera gratuita al CDFM para su funcionamiento como Centro

Cultural, “en el que se podrá consultar de manera libre y abierta el

archivo de los hermanos Flores Magón”. Este inmueble fue sede de

la imprenta del periódico de oposición satírica El Hijo del Ahuizote,

y en él podrá consultarse el acervo que custodia el CDFM, más otros,

relacionados temáticamente, que se han agregado de manera digital,

por medio de acuerdos con instituciones como el Archivo General de la

Nación.

E L A H U I Z O T E A M B U L A N T E - Giacomo Castagnola Ahuizote Ambulante (Mobile Ahuizote), a mobile archive designed to

be integrated into the diverse urban context from which it derives its

content, will be used by La Casa de El Hijo del Ahuizote to extend the

internal contents of its archive out onto the street. La Casa de El Hijo

del Ahuizote, whose mission is to both grant open access to its archive

and establish meaningful ties to its neighborhood, is located along the

edge of an increasingly gentrified area of Mexico City´s dense, historic

core and a community distinctly characterized by street vendors and

informal housing. The mobile unit’s design will include an agitprop

printing press and other didactic material meant to directly engage

audiences found outside La Casa’s walls.

PADRES E HIJOS: DANIEL CABRERA Y LA GENEALOGÍA DEEL HIJO DEL AHUIZOTEEn 2013, La Casa de El Hijo del Ahuizote digitalizó la colección de

papeles de Daniel Cabrera, el fundador de El Hijo del Ahuizote, que

resguarda la Biblioteca Municipal de Zacatlán, Puebla. Se trata de

una serie de diarios o bitácoras del impresor, dibujante y periodista,

que documentan sus relaciones, actividades y quehaceres cotidianos,

de 1899 a 1906. Destacadamente, estos documentos revelan la trama

de sus vínculos con los hermanos Flores Magón, y la transferencia del

periódico que él fundó al grupo de jóvenes liberales. La Casa de El Hijo

del Ahuizote prepara una exhibición para agosto de 2014. El rescate

documental, la producción y el montaje de la muestra se realizó gracias

al apoyo del Programa de Coinversiones Culturales del Fondo Nacional

para la Cultura y las Artes.

E A S T O F E A S T Mapping Community Narratives

in South El Monte

East of East: Mapping Community Narratives in South El Monte and El Monte is a collaborative and transnational archive project by the South El Monte Arts Posse (SEMAP) and La Casa de El Hijo del AhuIzote. SEMAP is a small interdisciplinary arts collective based in South El Monte and El Monte, firmly rooted in social arts practice and place making.

East of East is an effort to bridge digital humanities, social arts practice, and foster transnational dialogue and collaboration.

From January to February 8th La Casa and SEMAP team members will work with community to generate and produce archival material. Froylan Enciso, Romeo Guzmán, and trained community members have conducted oral histories with residents from El Monte’s former barrios, ex-braceros, Legion Stadium participants, including Art Laboe, punks from the 1990s, as well as others. Working with Zumba participants and at risk youth, Caribbean Fragoza led a series of creative writing and map-making exercises. El Monte and South El Monte residents as well as South El Monte City hall donated photographs, newspaper clippings, graffiti inventory removal forms, among others documents to conform an archive.

To accompany the producing of this new material, SEMAP and La Casa have hosted four cultural and public events, and working, with Tropics of Meta, original art and essays for the online reader “Making Place: Mapping South El Monte and El Monte.” Jennifer Renteria and Diego Flores Magón are classifying, organizing, and curating this material, which will be housed at La Casa as well as on KCET Departures.

Based at the renovated building that once housed the press of Ricardo and Enrique Flores Magón, La Casa houses three main projects: a digital archive of Magonismo, including the papers of Enrique Flores Magón, a cultural and intellectual center for Mexicans on both sides of the U.S.-Mexico border, and a space for freedom of the press.

Illustrating Anarchy and Revolution: Mexican Legacies of Global ChangeCenter for Mexican American StudiesUT Austin February 5-7, 2014

Keynote Address: Dr. Claudio Lomnitz, Columbia UniversityAuthor of The Return of Ricardo Flores Magón: Ideology and Absence in the Mexican Revolution (Zone Books).

This conference traces various efforts to imagine a better, more inclusive political future, especially efforts rooted in the anarchist legacy of the Mexican Revolution. In 1903, the Flores-Magón brothers declared, “La Constitución ha muerto” on a banner which they hung outside the offices of the anti-Porfirista newspaper El Hijo del Ahuizote in Mexico City. The routes of exile they traveled following this watershed proclamation created opportunities for insurgent Mexicans and their sympathizers – first, on the Texas-Mexico border and then across the globe – to form radical communities through a variety of media. Of particular interest is how these “sueños de libertad” galvanized communities at the turn of the century in cities ranging from San Antonio, Laredo, Chicago, Los Angeles, and St. Louis to Alcoy, Barcelona, and Moscow. With a mixed media exhibition at Mexic-Arte, a Fine Arts Museum housing works by Mexican and Mexican American artists in downtown Austin, and an academic conference at UT Austin co-sponsored by the Center for Mexican American Studies (CMAS) and the Hijo de Ahuizote Museum-Archive in Mexico City, we wish to revisit these early 20th century articulations of transnational collaboration as we discuss their anarchist spirit and global legacies.

We seek papers that examine these early 20th century utopian, revolutionary networks both in the U.S./Mexico Borderlands and beyond in visual, textual, historical, archival, performative, digital, activist, literary and other media. We are especially interested in papers that foreground and analyze the materiality of these media. What can these historical, visual, and literary tensions tell us about alternative histories of revolutions, gender, race, sexuality, and social class? How can the recovery and/or reintroduction of such texts via digital media or contemporary art articulate queer, feminist, or gender perspectives that might be lacking in traditional accounts of the transformative historical moment that was the early 20th century? How do anarchist archives create collective memories and imagined communities, past and present?

Adiranne Montemayor

“The Berry Strike of 1933, El Monte, California” , Alvaro Marquez

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