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poesía
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Este libro se origina a partir de las palabras de un nio de seis aos.
Su maestra pregunta: qu es la Primavera?
l responde: en la Primavera hay Sol, hay una Flor, hay una Seora.
Creo firmemente que si logramos reducir el nivel de ruido en el que muchas veces estamos inmersos y si miramos estas palabras con ojos limpios veremos que no existe rastro de puerilidad en ellas y que encierran en s mismas todo un universo potico.
el autor.
I.
Hay Sol
hay Flor
hay una Seora.
Hay un nio de seis aos
intacto.
II.
Un nio de seis aos dibuja
y una Seora se levanta en Birmania de entre los muertos.
III.
Hay una Seora al final del camino
desde ella surge un ro que se reparte por el mundo.
Los tiranos en Birmania se apresuran a enjugar todas las flores.
Una sombra sobre la arena multiplica el crimen.
Ya son miles los tiranos escurriendo flores.
IV.
Un fotgrafo yace sobre la calle con el cuerpo abierto de par en par.
El soldado dispara su rifle / el fotgrafo dispara su cmara.
Ambos quedan detenidos para siempre.
V.
Hay Sol dentro de un vaso
los muertos se lo beben de a sorbitos
se convidan unos a otros como en un bar sideral.
Siempre dejan una parte para que leude durante la noche
lo guardan sobre un estante en el borde del mundo
y desde all alumbra por la maana.
Algunas veces est plido con un resfro de luna.
VI.
Hay un Sol al final del camino
desde l parte un ro de lunas.
Los viejos tiranos de Myanmar
estn paleando apresurados una gran tumba para desviar este ro.
La luna es un peligro ideolgico es ensueo
alguien podra decir: hay una Luna.Entonces acabara todo.
VII.
Santiago tiene seis aos y est sentado sobre el mundo
que es un patio con un perro y una Flor.
Entre las plantas vuela una Seora poniendo Sol en las macetas.
Santiago la ve.
Ambos entienden.
Todava.
VIII.
Hay lluvia: una leve tristeza de Nio del Cosmosun resfriado / un tifn en el Asia.
una paliza dada por su padre / unos muertos en Birmania.
IX.
flores de fuego agua y papel incandescente
flores de tomo partido extasiadas
en los ojos de un nio que slo ha visto abejas.
X.
Hoy el Sol es una crema putrefacta naranja
que arde en el horizonte como una pstula reventada de una herida
una burbuja que explota de la espalda de un demonio tendido sobre la Tierra.
XI.
Hay Sol.
Es un juego parece un juego.
Hay un llanto cada miles de aos Un diluvio.
XII.
No puedo escribir como Santiago.
l tiene an seis aos el corazn limpio
ojos claros la muerte ausente
flores en macetas y soles en hojas de garbanzo.
XIII.
Detrs de las flores hay una Seora.
El Sol es un Hombre.
Los tiranos de Birmania son un demonio tendido sobre la Tierra
pudrindose entre los gritos de la gente que cae
bajo el disparo de la cmara de un fotgrafo muerto.
XIV.
La Rebelin es Global... dicen en el noticiero
y en la cocina alguien destapa una botella de Coca-Cola.
XV.
Santiago duerme y suea con la maestra
que manda hacer los deberes:
qu es la Primavera?
en la Primavera hay Sol
hay una Flor
hay una Seora.
XVI.
Cuando llueve, entran a Santiago y todo enrarece.
Hace das que llueve dcadas que llueve.
El barro regresa para tapar a la Luna.
Viejos tiranos sonren restriegan las manos
y levantan las copas talladas en el crneo de los fotgrafos.
XVII.
Ha parado de llover.
Santiago re y se lanza al patio
enjuaga sus juguetes en los charcos de agua
las seoras regresan con el cabello mojado.
La Luna que yace enterrada se lava.
Los cuerpos cados.
Viejos tiranos levantan los pies corre sangre bajo la silla.
El vino sabe a celuloide.
XVIII.
Cada Flor despierta
el Sol termina de leudar
seoras vuelan felices entre las hojas porque al Nio del Cosmos
su madre le ha regalado una magdalena.
XIX.
Brilla la luna en Myanmar tapada con tierra
-un filn de pepitas de estao-
la gente cava
llueven las balas los fotgrafos.
Se orinan los militares cuando despunta una luna enterrada.
XX.
Militares en Birmania son como en todos lados
como aqu...
Asesinos en Birmania... palabras iguales
sangre.
Santiago tiene pesadillas
en donde la gente cae desde los aviones.
XXI.
Myanmar aparece en el mapa
las guerras ensean geografa las rebeliones.
En la escuela preguntan por Afganistn por Bagdad
ya no se pregunta por Vietnam.
Decimos Talibn y la palabra rueda en la boca
como una golosina
decimos Ruanda y el hocico se alarga
pero parece que no dijramos nada.
Nos tienen engaados con una Geografa de otro planeta.
Aqu perecen los gritos de los muertos
bajo el chasquido de miles de tapas de Coca-Cola.
XXII.
Nada es como en el patio de Santiago
ni como l.
Monjes budistas en Pagan escuchan su risa
el tabletear de su carcajada los conduce hacia los refugios
-cerca del mar-
donde el Sol est desnudo lavndose la sangre.
XXIII.
Cuerpos tendidos a secar sobre la cuerda se mecen bajo la lluvia
el viento est lijando sus bordes
tiranos en Yangon cortan lonjas y las tragan.
Desde la tumba lunar sube un resplandor.
Clausuran las ventanas.
XXIV.
El Nio del Cosmos observa dormir a su padre.
Planea verter el jugo de un cometa en sus odos.
Idea una tragedia.
Universal.
XXV.
Pasa Marosa buscando la tarde
detrs va lo clavel buscndola.
Ambos entran al lago Inle con el remo atado a una pierna.
La tarde cloquea en mis venas
en el duro contorno de los espejos.
XXVI.
Las rebeliones son universales
los sueos muertos enterrados como lunas
cuerpos mecindose en la cuerda.
La Poesa pulsa el crepsculo como una granada.
Egipto es una mitologa Japn
mi propio pas sus hijos.
XXVII.
Luce el da una cancin descalza
Santiago gira la cabeza pero no hay Seora
slo una voz detrs de un teln que no sube.
Es Cesaria cantando para los blancos
pero el teln no sube
la escuchan como en una radio colmada de butacas.
Ella canta descalza no tiene zapatos
no la dejan zapatos ni vereda.
Santiago re Cesaria canta.
XXVIII.
Una mujer cuelga y descuelga la vspera cuando canta
remoja sus pies en un ro en Cabo Verde
enormes pies que nunca calz.
Santiago canta re Cesaria re.
XXIX.
Clarice, lleva encendido un sol en la cara
la tarde apresura el trago.
Clarice busca a Marosa a quien no conoci
pero la sabe la intuye
el Nio seala un sendero
cruza lo clavel y hacia all parte Clarice
persiguiendo
va Lispector / va Seora.
XXX.
Santiago desarma un juguete y se desarma la tarde
flores desocupan el da el mundo.
Las casas sobre el lago Inle tambalean
levantan sus pies carcomidos por las piraas
que saltan
de las ametralladoras.
XXXI.
Los viejos militares las Juntas Militares
en todo el mundo
suean con bombas de chocolate
con explosiones de jbilo
palos borrachosgolpes
estadios desbordantes de Santiagos mudos.
Suean con un mundo sin hojas de garbanzo
sin Sol
sin Flor
ni Seora.
XXXII.
El Sol ha muerto hace aos y no nos dimos cuenta
norteamrica nos tiene engaados
y todas las maanas enciende una hoguera
en la que se quema un Edison celestial.
XXXIII.
Tienen capturado al Sol
y lo hacen engendrar piedras de uranio
hongos ftidos hermosos que clavan en la tarde.
Santiago los ve y no los ve.
Todava.
XXXIV.
Sobre la punta de los rboles aparecen temprano las seoras
son millones que balancean sus vestidos lquidos
cambiando de color al da.
Los viejos militares encienden una luz mortecina
se hunde otro hierro candente en busca de la verdad.
Pero la verdad...
XXXV.
Cesaria canta junto a Salif Keita
y el teln baja y sube hecho jirones.
En Myanmar siembran amapolas doradas
prohibidas
y los telones cantan ebrios de opio.
XXXVI.
Los muertos empujan a la Luna desde abajo
entre todos
estn levantndola.
XXXVII.
La luna ha sido devuelta a su lugar y Marosa la est limpiando
Clarice tiene un desacuerdo y cada una lava un costado distinto.
XXXVIII.
Ay Sol
Ay Flor
Ay Seora
Santiago escribe con falta de ortografa y todo cambia:
Marosa tropieza con un hueso que se incrusta en el corazn
se agua el T
la sangre
hierros candentes enceguecen
tanques
y una Seora llamada Mara Elena Walsh
ve nufraga en la charca (cmo) se hunde una sandalia en Hanoi.
XXXIX.
Ney Matogrosso aspira el perfume de una rosa radioactiva
lo clavel ya no es ms lo clavel.
XL.
Santiago aprende a colocar la H y los militares
escriben su nombre en una libretita
el Nio del Cosmos orina sobre sus cabezas lavndoles la sangre.
XLI.
La Poesa gime parada sobre una vieja Flor petrificada en Hiroshima
seoras mecen al da y clausuran los campos radioactivos.
Detrs de la lluvia se escucha a Cesaria.
Camaleones en Tana cambian de color
Santiago re y escribe la Primavera es...
XLII.
Los norteamericanos son centroamericanos
suramericanos
pero siembran altsimos muros
en los que Frida Kahlo pinta un nuevo Guernica.
Los viejos militares ya estn trozando caballos
toros y madres
para posar.
XLIII.
Santiago aprende a conjugar:
mi bandera
tu bandera
nuestra bandera
la de Ellos
... y estalla una bomba.
Santiago aprende geografa y pinta los continentes de colores:
Amrica del Norte verde
frica roja
e intuye
perfectamente
la Teora del Color.
XLIV.
Hay que regresar a la fuente
-cada tanto-
la Primavera es?
en la Primavera hay Sol
hay una Flor
hay una Seora.
P o r e l S u e o d e S a n t i a g o
I.
Santiago suea con frica
y es lgico
porque l es Negro.
Santiago suea con Brasil
y es lgico
los negros brasileos son africanos
esclavos.
Santiago suea con esclavos... tan pronto.
II.
Porto de So Mateus puerto de esclavos flores oscuras y un sol sangriento.
Las mujeres-damas
-las prostitutas-
llegaron a la tarde
y las familias buenas huyeron a la ciudad alta.
Adems llegaron comerciantes
desempleados
algunos pescadores.
Historias para contar
de fugas de cautivos y de princesas negras.
III.
Negros de Esprito Santoflores raras
sangre rota descalzada de algn hombro.
Pesadillas.
IV.
Gallinas dolientes cruzan la tarde
Marosa las pinta junto a Frida.
Vito teje sus esteras y las vende: 1 mil ris ou 2 mil ris
antes
cuando las flores crecan bajo los pies del Padre Celeste.
V.
Caetano cuenta:
los blancos en el patio en el remate de las Naciones.Un pueblo ungido a una negra que han cazado
como a una cierva encandilada.
Un pueblo entero ungido a su princesa.
VI.
Templos de Bevindoven cruzar a Clarice que va seria como la vspera.
En Mindelo Cesaria canta descalza y corre detrs de sus gallinas.
El agua hace girar la rueda en Quitungo.
VII.
La madre de Santiago observa cmo duerme su hijo.
Sobre la almohada
resplandece una sonrisa perenne.
Seis aos que pulsan como una carcajada
una bomba
que ojal nos bae
ojal nos vendavale.
VIII.
Dona Etelvina en el ro Mangara
lava sus vasijas y canta:
Minhas mulatas bonitas,
adonde que vocs moram?
Moro na praia formosa
adeus, que eu j vou-me embora
Pisa, pisa, pisa mulata
pisa na barra da saia... Santiago canta en sueos
Clarice y Cesaria
corean
Pisa, pisa, pisa mulata...IX.
Mil ochocientos cincuenta y siete.
Puertos de Santa Vitria y de Santa Leopoldinaalemanes llegan luxemburgueses
holandeses
marosas negras
canoas adormecidas
harina sueos tejidos.
Hombre.
X.
El Nio tiene las manos tintas en sueos
en taninos en barro.
Dona Madalena retira la cscara de los rboles de mangues
para hacer las panelas como lo haca su madre. Antes.
Como lo harn sus nietas.
Trescientos aos.
XI.
Elis Regina llega en su Tren Azul a susurrar canciones
canciones de Negro de escravosnegros soadores
negros-negros:
Os bias-friasquando tomam umas biritas
espantando a tristezasonham com un beijode uma mulata chamada Leonor ou Dagmar...
Santiago despierta.
H a y d e h a b e r
I.
El patio de Santiago es un pedazo de ro Mangara
de Plaza de Mayo
de la tumba de Ernesto.
Una proximidad inasible los separa y acerca
la frescura del ro parece llegar hasta el borde de sus pies
Dona Etelvina lava... y casi podra tocarlo.
II.
Santiago pasa absorto en su juego...
absorto cruza Plaza de Mayo donde las madres
suean con sus propios hijos.
Ernesto observa emocionado la sangre se agolpa en las tinieblas.
III.
Cuando Santiago pierde un juguete
en un rincn del patio se pierden los nios
los nietos
y los milicos amnsicos sonren a las cmaras
milicos prestidigitadores que se olvidan cmo finalizar el truco
y hombres bogan dentro de una galera
tratando de alcanzar el borde negro y filoso de la tumba
borde de mar de aire
el borde del estallido.
IV.
Oscurecen ya las flores cuando se abren las tumbas
cuando descubren los huesos
las manos de los paraguas no alcanzan para los cuerpos.
Vibran las caracolas y los peces aplauden entre la grasa negra
los cogulos nos llevan al patio de la cena.
Volveremos a orlos con las venas abiertas
donde las cosas vivas se juntan para orse
en las canciones rotas en cuentos o en poemas.
H a y u n H o m b r e
Arde el soldado en el ojo de la cmara.
Yace el fotgrafo bajo la tensa mirada del instante.
Un Hombre observa aquello que acaba de romper y ve los tanques
el fusil los carros de agua
y ve todo profundamente detenido.
Caen uvas como lgrimas de plomo.
Fauces abiertas de par en par.
H a y M u e r t o
Han maquillado al muerto para salir en la foto
para matarlo mil veces.
Vuelan ciervos.
Lustrosa cruza la muerte en el Valle Grande.
H a y F l o r
Quieren comerse las flores tragar la tarde
poner hongos en macetas.
Quieren tallar la piedra rosas vivas rosas muertas.
Una luna con estambres.
Va Marosa con claveles.
H a y u n a S e o r a
Siempre queda una Seora en la hora ms difcil en la plaza.
La Seora es la Poesa que sostiene la cabeza
que refleja todava cuando la sangre est muerta
es lo que el cuerpo recuerda cuando grita
es el aire el vaco es la cosa que trituran
es lo bueno que florece
es la tarde es la luna con un nio
es lo que nunca se deja
es mi casa un planeta a la deriva
es un muerto que seala y que sonre
es un un nio sentado sobre este mundo
es el nio que dibuja para que leuden los muertos
es un lpiz de seis aos sobre un caballo de raso
es un nio tan exacto muy jugando.
Tan intacto.
L a C a s a d e H a b l a rI.
En la Casa de Hablar transitan los que an no mueren
aquellos que cuelgan como un balcn al trasmundo
un squito de polvo y de miedo con hedor a neumtico y a sangre
una horda de flores ciegas atropellndose en habitaciones de piedra.
II.
Llueve en la Casa de Hablar
agua cae como sangre desde una arteria
huesos exhalan aliento de ardores fijos
un graznido de piedra clama desde los muros.
III.
El recinto de los muertos asoma en el oeste.
Millares de ojos lquidos de raros hongos
como negros claveles del aire desarmando la noche.
IV.
En la hora del canto de tneles y mazmorras
una procesin transparente de sapos rojos esplende bajo la lluvia.
Las hijas del tomo partido
van camino a conocer el ltimo diente de len.
V.
La Casa de Hablar vibra de estupor
nias radioactivas penden como linternas japonesas
de una higuera plomiza.
Se inclina el cielo para enhebrar un collar de mdulas y de vrtebras.
VI.
Del recndito recinto de los Sueos
emana el ter que beben los enfermos.
Los extraviados dan portazos y chocan y sangran
como una cosa viva.
Insignificantes
cruzan el patio bajo el pual de la luna.
VII.
La Casa de Hablar es un patio en sueo
temor temblor
picadura
acierto desacierto.
Vida.
VIII.
Como ubre celestial boga la Esperanza
en el oscuro lago
donde miles de luces perecen sin alcanzar la orilla.
Y el Pensamiento... lo nico real
aunque no lo parezca.
T A B L A D E C O N T E N I D O
3I.
4II.
5III.
6IV.
7V.
8VI.
9VII.
10VIII.
11IX.
12X.
13XI.
14XII.
15XIII.
16XIV.
17XV.
18XVI.
19XVII.
20XVIII.
21XIX.
22XX.
23XXI.
24XXII.
25XXIII.
26XXIV.
27XXV.
28XXVI.
29XXVII.
30XXVIII.
31XXIX.
32XXX.
33XXXI.
34XXXII.
35XXXIII.
36XXXIV.
37XXXV.
38XXXVI.
39XXXVII.
40XXXVIII.
41XXXIX.
42XL.
43XLI.
44XLII.
45XLIII.
46XLIV.
47P o r e l S u e o d e S a n t i a g o
47I.
48II.
49III.
50IV.
51V.
52VI.
53VII.
54VIII.
55IX.
56X.
57XI.
58H a y d e h a b e r
58I.
59II.
60III.
61IV.
62H a y u n H o m b r e
63H a y M u e r t o
64H a y F l o r
65H a y u n a S e o r a
66L a C a s a d e H a b l a r
66I.
67II.
68III.
69IV.
70V.
71VI.
72VII.
73VIII.
L A C A S A D E H A B L A R
JAvier Etchemendi
25