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L A C A S A D E H A B L A R JAVIER ETCHEMENDI

La Casa de Hablar

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poesía

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Este libro se origina a partir de las palabras de un nio de seis aos.

Su maestra pregunta: qu es la Primavera?

l responde: en la Primavera hay Sol, hay una Flor, hay una Seora.

Creo firmemente que si logramos reducir el nivel de ruido en el que muchas veces estamos inmersos y si miramos estas palabras con ojos limpios veremos que no existe rastro de puerilidad en ellas y que encierran en s mismas todo un universo potico.

el autor.

I.

Hay Sol

hay Flor

hay una Seora.

Hay un nio de seis aos

intacto.

II.

Un nio de seis aos dibuja

y una Seora se levanta en Birmania de entre los muertos.

III.

Hay una Seora al final del camino

desde ella surge un ro que se reparte por el mundo.

Los tiranos en Birmania se apresuran a enjugar todas las flores.

Una sombra sobre la arena multiplica el crimen.

Ya son miles los tiranos escurriendo flores.

IV.

Un fotgrafo yace sobre la calle con el cuerpo abierto de par en par.

El soldado dispara su rifle / el fotgrafo dispara su cmara.

Ambos quedan detenidos para siempre.

V.

Hay Sol dentro de un vaso

los muertos se lo beben de a sorbitos

se convidan unos a otros como en un bar sideral.

Siempre dejan una parte para que leude durante la noche

lo guardan sobre un estante en el borde del mundo

y desde all alumbra por la maana.

Algunas veces est plido con un resfro de luna.

VI.

Hay un Sol al final del camino

desde l parte un ro de lunas.

Los viejos tiranos de Myanmar

estn paleando apresurados una gran tumba para desviar este ro.

La luna es un peligro ideolgico es ensueo

alguien podra decir: hay una Luna.Entonces acabara todo.

VII.

Santiago tiene seis aos y est sentado sobre el mundo

que es un patio con un perro y una Flor.

Entre las plantas vuela una Seora poniendo Sol en las macetas.

Santiago la ve.

Ambos entienden.

Todava.

VIII.

Hay lluvia: una leve tristeza de Nio del Cosmosun resfriado / un tifn en el Asia.

una paliza dada por su padre / unos muertos en Birmania.

IX.

flores de fuego agua y papel incandescente

flores de tomo partido extasiadas

en los ojos de un nio que slo ha visto abejas.

X.

Hoy el Sol es una crema putrefacta naranja

que arde en el horizonte como una pstula reventada de una herida

una burbuja que explota de la espalda de un demonio tendido sobre la Tierra.

XI.

Hay Sol.

Es un juego parece un juego.

Hay un llanto cada miles de aos Un diluvio.

XII.

No puedo escribir como Santiago.

l tiene an seis aos el corazn limpio

ojos claros la muerte ausente

flores en macetas y soles en hojas de garbanzo.

XIII.

Detrs de las flores hay una Seora.

El Sol es un Hombre.

Los tiranos de Birmania son un demonio tendido sobre la Tierra

pudrindose entre los gritos de la gente que cae

bajo el disparo de la cmara de un fotgrafo muerto.

XIV.

La Rebelin es Global... dicen en el noticiero

y en la cocina alguien destapa una botella de Coca-Cola.

XV.

Santiago duerme y suea con la maestra

que manda hacer los deberes:

qu es la Primavera?

en la Primavera hay Sol

hay una Flor

hay una Seora.

XVI.

Cuando llueve, entran a Santiago y todo enrarece.

Hace das que llueve dcadas que llueve.

El barro regresa para tapar a la Luna.

Viejos tiranos sonren restriegan las manos

y levantan las copas talladas en el crneo de los fotgrafos.

XVII.

Ha parado de llover.

Santiago re y se lanza al patio

enjuaga sus juguetes en los charcos de agua

las seoras regresan con el cabello mojado.

La Luna que yace enterrada se lava.

Los cuerpos cados.

Viejos tiranos levantan los pies corre sangre bajo la silla.

El vino sabe a celuloide.

XVIII.

Cada Flor despierta

el Sol termina de leudar

seoras vuelan felices entre las hojas porque al Nio del Cosmos

su madre le ha regalado una magdalena.

XIX.

Brilla la luna en Myanmar tapada con tierra

-un filn de pepitas de estao-

la gente cava

llueven las balas los fotgrafos.

Se orinan los militares cuando despunta una luna enterrada.

XX.

Militares en Birmania son como en todos lados

como aqu...

Asesinos en Birmania... palabras iguales

sangre.

Santiago tiene pesadillas

en donde la gente cae desde los aviones.

XXI.

Myanmar aparece en el mapa

las guerras ensean geografa las rebeliones.

En la escuela preguntan por Afganistn por Bagdad

ya no se pregunta por Vietnam.

Decimos Talibn y la palabra rueda en la boca

como una golosina

decimos Ruanda y el hocico se alarga

pero parece que no dijramos nada.

Nos tienen engaados con una Geografa de otro planeta.

Aqu perecen los gritos de los muertos

bajo el chasquido de miles de tapas de Coca-Cola.

XXII.

Nada es como en el patio de Santiago

ni como l.

Monjes budistas en Pagan escuchan su risa

el tabletear de su carcajada los conduce hacia los refugios

-cerca del mar-

donde el Sol est desnudo lavndose la sangre.

XXIII.

Cuerpos tendidos a secar sobre la cuerda se mecen bajo la lluvia

el viento est lijando sus bordes

tiranos en Yangon cortan lonjas y las tragan.

Desde la tumba lunar sube un resplandor.

Clausuran las ventanas.

XXIV.

El Nio del Cosmos observa dormir a su padre.

Planea verter el jugo de un cometa en sus odos.

Idea una tragedia.

Universal.

XXV.

Pasa Marosa buscando la tarde

detrs va lo clavel buscndola.

Ambos entran al lago Inle con el remo atado a una pierna.

La tarde cloquea en mis venas

en el duro contorno de los espejos.

XXVI.

Las rebeliones son universales

los sueos muertos enterrados como lunas

cuerpos mecindose en la cuerda.

La Poesa pulsa el crepsculo como una granada.

Egipto es una mitologa Japn

mi propio pas sus hijos.

XXVII.

Luce el da una cancin descalza

Santiago gira la cabeza pero no hay Seora

slo una voz detrs de un teln que no sube.

Es Cesaria cantando para los blancos

pero el teln no sube

la escuchan como en una radio colmada de butacas.

Ella canta descalza no tiene zapatos

no la dejan zapatos ni vereda.

Santiago re Cesaria canta.

XXVIII.

Una mujer cuelga y descuelga la vspera cuando canta

remoja sus pies en un ro en Cabo Verde

enormes pies que nunca calz.

Santiago canta re Cesaria re.

XXIX.

Clarice, lleva encendido un sol en la cara

la tarde apresura el trago.

Clarice busca a Marosa a quien no conoci

pero la sabe la intuye

el Nio seala un sendero

cruza lo clavel y hacia all parte Clarice

persiguiendo

va Lispector / va Seora.

XXX.

Santiago desarma un juguete y se desarma la tarde

flores desocupan el da el mundo.

Las casas sobre el lago Inle tambalean

levantan sus pies carcomidos por las piraas

que saltan

de las ametralladoras.

XXXI.

Los viejos militares las Juntas Militares

en todo el mundo

suean con bombas de chocolate

con explosiones de jbilo

palos borrachosgolpes

estadios desbordantes de Santiagos mudos.

Suean con un mundo sin hojas de garbanzo

sin Sol

sin Flor

ni Seora.

XXXII.

El Sol ha muerto hace aos y no nos dimos cuenta

norteamrica nos tiene engaados

y todas las maanas enciende una hoguera

en la que se quema un Edison celestial.

XXXIII.

Tienen capturado al Sol

y lo hacen engendrar piedras de uranio

hongos ftidos hermosos que clavan en la tarde.

Santiago los ve y no los ve.

Todava.

XXXIV.

Sobre la punta de los rboles aparecen temprano las seoras

son millones que balancean sus vestidos lquidos

cambiando de color al da.

Los viejos militares encienden una luz mortecina

se hunde otro hierro candente en busca de la verdad.

Pero la verdad...

XXXV.

Cesaria canta junto a Salif Keita

y el teln baja y sube hecho jirones.

En Myanmar siembran amapolas doradas

prohibidas

y los telones cantan ebrios de opio.

XXXVI.

Los muertos empujan a la Luna desde abajo

entre todos

estn levantndola.

XXXVII.

La luna ha sido devuelta a su lugar y Marosa la est limpiando

Clarice tiene un desacuerdo y cada una lava un costado distinto.

XXXVIII.

Ay Sol

Ay Flor

Ay Seora

Santiago escribe con falta de ortografa y todo cambia:

Marosa tropieza con un hueso que se incrusta en el corazn

se agua el T

la sangre

hierros candentes enceguecen

tanques

y una Seora llamada Mara Elena Walsh

ve nufraga en la charca (cmo) se hunde una sandalia en Hanoi.

XXXIX.

Ney Matogrosso aspira el perfume de una rosa radioactiva

lo clavel ya no es ms lo clavel.

XL.

Santiago aprende a colocar la H y los militares

escriben su nombre en una libretita

el Nio del Cosmos orina sobre sus cabezas lavndoles la sangre.

XLI.

La Poesa gime parada sobre una vieja Flor petrificada en Hiroshima

seoras mecen al da y clausuran los campos radioactivos.

Detrs de la lluvia se escucha a Cesaria.

Camaleones en Tana cambian de color

Santiago re y escribe la Primavera es...

XLII.

Los norteamericanos son centroamericanos

suramericanos

pero siembran altsimos muros

en los que Frida Kahlo pinta un nuevo Guernica.

Los viejos militares ya estn trozando caballos

toros y madres

para posar.

XLIII.

Santiago aprende a conjugar:

mi bandera

tu bandera

nuestra bandera

la de Ellos

... y estalla una bomba.

Santiago aprende geografa y pinta los continentes de colores:

Amrica del Norte verde

frica roja

e intuye

perfectamente

la Teora del Color.

XLIV.

Hay que regresar a la fuente

-cada tanto-

la Primavera es?

en la Primavera hay Sol

hay una Flor

hay una Seora.

P o r e l S u e o d e S a n t i a g o

I.

Santiago suea con frica

y es lgico

porque l es Negro.

Santiago suea con Brasil

y es lgico

los negros brasileos son africanos

esclavos.

Santiago suea con esclavos... tan pronto.

II.

Porto de So Mateus puerto de esclavos flores oscuras y un sol sangriento.

Las mujeres-damas

-las prostitutas-

llegaron a la tarde

y las familias buenas huyeron a la ciudad alta.

Adems llegaron comerciantes

desempleados

algunos pescadores.

Historias para contar

de fugas de cautivos y de princesas negras.

III.

Negros de Esprito Santoflores raras

sangre rota descalzada de algn hombro.

Pesadillas.

IV.

Gallinas dolientes cruzan la tarde

Marosa las pinta junto a Frida.

Vito teje sus esteras y las vende: 1 mil ris ou 2 mil ris

antes

cuando las flores crecan bajo los pies del Padre Celeste.

V.

Caetano cuenta:

los blancos en el patio en el remate de las Naciones.Un pueblo ungido a una negra que han cazado

como a una cierva encandilada.

Un pueblo entero ungido a su princesa.

VI.

Templos de Bevindoven cruzar a Clarice que va seria como la vspera.

En Mindelo Cesaria canta descalza y corre detrs de sus gallinas.

El agua hace girar la rueda en Quitungo.

VII.

La madre de Santiago observa cmo duerme su hijo.

Sobre la almohada

resplandece una sonrisa perenne.

Seis aos que pulsan como una carcajada

una bomba

que ojal nos bae

ojal nos vendavale.

VIII.

Dona Etelvina en el ro Mangara

lava sus vasijas y canta:

Minhas mulatas bonitas,

adonde que vocs moram?

Moro na praia formosa

adeus, que eu j vou-me embora

Pisa, pisa, pisa mulata

pisa na barra da saia... Santiago canta en sueos

Clarice y Cesaria

corean

Pisa, pisa, pisa mulata...IX.

Mil ochocientos cincuenta y siete.

Puertos de Santa Vitria y de Santa Leopoldinaalemanes llegan luxemburgueses

holandeses

marosas negras

canoas adormecidas

harina sueos tejidos.

Hombre.

X.

El Nio tiene las manos tintas en sueos

en taninos en barro.

Dona Madalena retira la cscara de los rboles de mangues

para hacer las panelas como lo haca su madre. Antes.

Como lo harn sus nietas.

Trescientos aos.

XI.

Elis Regina llega en su Tren Azul a susurrar canciones

canciones de Negro de escravosnegros soadores

negros-negros:

Os bias-friasquando tomam umas biritas

espantando a tristezasonham com un beijode uma mulata chamada Leonor ou Dagmar...

Santiago despierta.

H a y d e h a b e r

I.

El patio de Santiago es un pedazo de ro Mangara

de Plaza de Mayo

de la tumba de Ernesto.

Una proximidad inasible los separa y acerca

la frescura del ro parece llegar hasta el borde de sus pies

Dona Etelvina lava... y casi podra tocarlo.

II.

Santiago pasa absorto en su juego...

absorto cruza Plaza de Mayo donde las madres

suean con sus propios hijos.

Ernesto observa emocionado la sangre se agolpa en las tinieblas.

III.

Cuando Santiago pierde un juguete

en un rincn del patio se pierden los nios

los nietos

y los milicos amnsicos sonren a las cmaras

milicos prestidigitadores que se olvidan cmo finalizar el truco

y hombres bogan dentro de una galera

tratando de alcanzar el borde negro y filoso de la tumba

borde de mar de aire

el borde del estallido.

IV.

Oscurecen ya las flores cuando se abren las tumbas

cuando descubren los huesos

las manos de los paraguas no alcanzan para los cuerpos.

Vibran las caracolas y los peces aplauden entre la grasa negra

los cogulos nos llevan al patio de la cena.

Volveremos a orlos con las venas abiertas

donde las cosas vivas se juntan para orse

en las canciones rotas en cuentos o en poemas.

H a y u n H o m b r e

Arde el soldado en el ojo de la cmara.

Yace el fotgrafo bajo la tensa mirada del instante.

Un Hombre observa aquello que acaba de romper y ve los tanques

el fusil los carros de agua

y ve todo profundamente detenido.

Caen uvas como lgrimas de plomo.

Fauces abiertas de par en par.

H a y M u e r t o

Han maquillado al muerto para salir en la foto

para matarlo mil veces.

Vuelan ciervos.

Lustrosa cruza la muerte en el Valle Grande.

H a y F l o r

Quieren comerse las flores tragar la tarde

poner hongos en macetas.

Quieren tallar la piedra rosas vivas rosas muertas.

Una luna con estambres.

Va Marosa con claveles.

H a y u n a S e o r a

Siempre queda una Seora en la hora ms difcil en la plaza.

La Seora es la Poesa que sostiene la cabeza

que refleja todava cuando la sangre est muerta

es lo que el cuerpo recuerda cuando grita

es el aire el vaco es la cosa que trituran

es lo bueno que florece

es la tarde es la luna con un nio

es lo que nunca se deja

es mi casa un planeta a la deriva

es un muerto que seala y que sonre

es un un nio sentado sobre este mundo

es el nio que dibuja para que leuden los muertos

es un lpiz de seis aos sobre un caballo de raso

es un nio tan exacto muy jugando.

Tan intacto.

L a C a s a d e H a b l a rI.

En la Casa de Hablar transitan los que an no mueren

aquellos que cuelgan como un balcn al trasmundo

un squito de polvo y de miedo con hedor a neumtico y a sangre

una horda de flores ciegas atropellndose en habitaciones de piedra.

II.

Llueve en la Casa de Hablar

agua cae como sangre desde una arteria

huesos exhalan aliento de ardores fijos

un graznido de piedra clama desde los muros.

III.

El recinto de los muertos asoma en el oeste.

Millares de ojos lquidos de raros hongos

como negros claveles del aire desarmando la noche.

IV.

En la hora del canto de tneles y mazmorras

una procesin transparente de sapos rojos esplende bajo la lluvia.

Las hijas del tomo partido

van camino a conocer el ltimo diente de len.

V.

La Casa de Hablar vibra de estupor

nias radioactivas penden como linternas japonesas

de una higuera plomiza.

Se inclina el cielo para enhebrar un collar de mdulas y de vrtebras.

VI.

Del recndito recinto de los Sueos

emana el ter que beben los enfermos.

Los extraviados dan portazos y chocan y sangran

como una cosa viva.

Insignificantes

cruzan el patio bajo el pual de la luna.

VII.

La Casa de Hablar es un patio en sueo

temor temblor

picadura

acierto desacierto.

Vida.

VIII.

Como ubre celestial boga la Esperanza

en el oscuro lago

donde miles de luces perecen sin alcanzar la orilla.

Y el Pensamiento... lo nico real

aunque no lo parezca.

T A B L A D E C O N T E N I D O

3I.

4II.

5III.

6IV.

7V.

8VI.

9VII.

10VIII.

11IX.

12X.

13XI.

14XII.

15XIII.

16XIV.

17XV.

18XVI.

19XVII.

20XVIII.

21XIX.

22XX.

23XXI.

24XXII.

25XXIII.

26XXIV.

27XXV.

28XXVI.

29XXVII.

30XXVIII.

31XXIX.

32XXX.

33XXXI.

34XXXII.

35XXXIII.

36XXXIV.

37XXXV.

38XXXVI.

39XXXVII.

40XXXVIII.

41XXXIX.

42XL.

43XLI.

44XLII.

45XLIII.

46XLIV.

47P o r e l S u e o d e S a n t i a g o

47I.

48II.

49III.

50IV.

51V.

52VI.

53VII.

54VIII.

55IX.

56X.

57XI.

58H a y d e h a b e r

58I.

59II.

60III.

61IV.

62H a y u n H o m b r e

63H a y M u e r t o

64H a y F l o r

65H a y u n a S e o r a

66L a C a s a d e H a b l a r

66I.

67II.

68III.

69IV.

70V.

71VI.

72VII.

73VIII.

L A C A S A D E H A B L A R

JAvier Etchemendi

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