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Página | 1 La circuncisión y la cruz de Cristo Roland Meynet, SJ Con su sacrificio, Jesús cumple toda la Ley: la de la circuncisión, el sábado, la kasherut y también la del templo. Lleva a su punto cúlmine la dinámica de desprendimiento al entregar la propia vida. En su Carta a los Gálatas, san Pablo se desahoga contra los llamados “judaizantes”, es decir,

La circuncisión y la cruz de Cristo - Roland Meynet, SJ

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La circuncisión y la cruz de Cristo - Roland Meynet, SJ.

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    La circuncisin y la cruz de

    Cristo Roland Meynet, SJ

    Con su sacrificio, Jess cumple toda la Ley: la de

    la circuncisin, el sbado, la kasherut y tambin la

    del templo. Lleva a su punto clmine la dinmica

    de desprendimiento al entregar la propia vida.

    En su Carta a los Glatas, san Pablo se desahoga

    contra los llamados judaizantes, es decir,

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    contra quienes queran someter a la Ley de

    Moiss a los discpulos de Jess provenientes del

    mundo pagano. Con su conocido vigor, el Apstol

    de los gentiles muestra cmo, obedeciendo a la

    misma lgica profunda, la cruz de Cristo con su

    sacrificio cumple la Primera Alianza,

    caracterizada por instituciones y ritos, como la

    circuncisin, el sbado, la kasherut y el templo.

    LA CIRCUNCISIN

    Se trata de un tema fuertemente debatido en

    muchos pases. En los anglosajones, en particular

    en Estados Unidos, exista hasta hace poco tiempo

    la costumbre de circuncidar, inmediatamente al

    nacer, a todos los nios hombres. Se aluda a

    razones higinicas, considerndose esta prctica

    un modo de facilitar la limpieza y evitar la

    proliferacin de microbios. Por eso algunos

    sostienen que su motivacin fundamental, tambin

    en las culturas tradicionales, es simplemente

    profilctica. En tiempos recientes, algunos padres

    de familia han sido acusados por sus hijos, ya

    adultos, de haberlos mutilado de modo

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    irreversible sin preguntarles su parecer. Esto se

    conecta con las crticas y burlas de las que fueron

    vctimas los judos en la antigedad por parte de

    los griegos.

    Aunque en la vida ordinaria no era posible

    distinguir entre circuncisos e incircuncisos, s lo

    era en el gimnasio cuyo nombre deriva del

    adjetivo gymnos, desnudo, pues los deportes

    eran practicados sin ropa, donde los griegos

    ridiculizaban a los judos helenistas que

    adoptaban las costumbres griegas.

    Pero no es raro sentir, incluso en nuestros

    tiempos, bromas al respecto: si el hombre fue

    creado con un prepucio, su ablacin es una

    mutilacin de la naturaleza, una falta de respeto

    al Creador: es como si el hombre lo criticase,

    permitindose retocar y reparar su error. Estas

    burlas son cada vez menos frecuentes, pues hoy

    en Europa no solo los judos son circuncisos, sino

    tambin los musulmanes, mucho ms numerosos

    que los hijos de Israel. En el mundo musulmn, la

    circuncisin no es una vergenza, al contrario.

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    En rabe, circuncisin se dice tahrah y quiere

    decir pureza; el hombre circunciso es, por

    tanto, mutahhar, purificado. Lo mismo vale

    para numerosas culturas entre ellas, las

    africanas en las que es practicada la

    circuncisin: el adulto incircunciso no es un

    hombre, no puede tomar la palabra en una

    asamblea masculina, porque su palabra no tiene

    ningn valor.

    El hecho es que esta prctica pertenece a los ritos

    de iniciacin, que hacen pasar al joven de la

    infancia a la madurez. Los jvenes entonces son

    separados no solo de sus madres, sino tambin de

    todo el resto de la aldea y son conducidos al

    bosque, donde son iniciados en los mitos y ritos de

    la tribu, y en la sexualidad. Cada iniciacin

    comporta tambin una regresin al estado fetal, el

    paso a travs de una muerte simblica para

    renacer a una vida nueva. La circuncisin se sita

    en ese contexto y es parte integrante.

    El paso a travs de la muerte significa renunciar a

    un estado anterior, una castracin simblica. En

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    ciertos pueblos, la renuncia a la totalidad no se da

    por la ablacin del prepucio, sino por la

    extraccin de un diente. Sin embargo, el principio

    siempre es el mismo: se trata de aceptar el lmite,

    de renunciar a la totalidad, a la omnipotencia

    imaginaria, para acceder a la alteridad, para

    abrirse al otro.

    En su aspecto estrictamente sexual, la

    circuncisin consiste en la renuncia al

    autoerotismo, para acceder a la relacin con el

    otro sexo. Y por eso, en las culturas donde son

    practicados los ritos de iniciacin, la circuncisin

    se hace en el momento de la maduracin sexual,

    hacia los doce o trece aos. Una huella de esta

    prctica aparece en la Biblia, cuando relata que

    Ismael, hijo de Abraham y su esclava Agar, es

    circuncidado a la edad de trece aos:

    Dios aadi a Abraham: T guarda el pacto que

    hago contigo y tus descendientes futuros. Este es

    el pacto que hago con vosotros y con tus

    descendientes futuros y que habis de guardar:

    Circuncidad a todos vuestros varones;

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    circuncidaris el prepucio y ser una seal de mi

    pacto con vosotros. A los ocho das de nacer,

    todos vuestros varones de cada generacin sern

    circuncidados; tambin los esclavos nacidos en

    casa o comprados a extranjeros que no sean de

    vuestra raza. Circuncidad a los esclavos nacidos

    en casa o comprados. As llevaris en la carne mi

    pacto como pacto perpetuo. Todo varn

    incircunciso que no ha circuncidado su prepucio

    ser apartado de su pueblo por haber

    quebrantado mi pacto. Tambin Dios dijo a

    Abraham: Saray, tu mujer, ya no se llamar

    Saray, sino Sara. () Entonces Abraham tom a

    su hijo Ismael, a los esclavos nacidos en casa o

    comprados, a todos los varones de la casa de

    Abraham, y los circuncid aquel mismo da, como

    se lo haba mandado Dios. Abraham tena noventa

    y nueve aos cuando se circuncid; Ismael tena

    trece cuando se circuncid (Gen 17, 9-15.23-25).

    Ntese, de paso, cmo tambin el nombre de la

    esposa de Abraham es, por as decirlo,

    circuncidado: se llamaba Saray, y ser Sara.

    Saray, que significa mi princesa, es liberada del

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    posesivo y se convierte en princesa, y esto la

    liberar de su esterilidad. Se podra decir que

    esta es una historia de otros tiempos, pero no es

    cierto, pues el hombre no puede acceder a la

    paternidad si no es circuncidado, es decir,

    liberado del posesivo. Ismael, el hijo de la

    esclava egipcia, del que los rabes afirman ser

    descendientes, es circuncidado a la edad de su

    madurez sexual. No sucede lo mismo con Isaac,

    hijo de Sara y Abraham, que ser el padre de

    Jacob-Israel: l ser circuncidado al octavo da,

    como todos sus descendientes.

    En el judasmo la circuncisin se separa de la

    esfera sexual: significa entrar en la alianza de

    Abraham. En hebreo, se llama bert mill, la

    alianza de la circuncisin. Cada circuncisin es,

    fundamentalmente, la renuncia a la totalidad y la

    apertura al otro, al totalmente Otro, al Seor

    Dios. Signo visible, la circuncisin es el primero

    de todos los sacramentos. Se dice que Lucas, el

    autor del tercer Evangelio, habra sido griego no

    judo y, por tanto, incircunciso. Es el nico de los

    cuatro evangelistas que relata la circuncisin:

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    primero, de Juan y, luego, de Jess. La de Jess

    la presenta de forma muy sucinta: Al octavo da,

    al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por

    nombre Jess, como lo haba llamado el ngel

    antes de que fuera concebido (Lc 2, 21).

    Lucas presenta la circuncisin en el contexto de

    la imposicin del nombre de Jess, que es la

    proposicin principal de la frase. El hecho de que

    el nio reciba su nombre solo al octavo da,

    despus de recibir el signo de la alianza, no es

    irrelevante: su identidad est ligada a su relacin

    con Dios; de ella depende y deriva.

    Narrativamente, la mencin de la circuncisin de

    Jess no est ligada a su nacimiento, sino a su

    consagracin en el templo como primognito.

    Inaugura en realidad una doble consagracin: la

    de Jess consagrado a Dios por sus padres, y la

    purificacin de su madre segn el ritual (cfr. Lc 2,

    21-40); y la posterior cuando, a la edad de doce

    aos, Jess se consagra a su Padre (cfr. Lc 2, 41-

    52).

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    El relato de la circuncisin de Juan amerita una

    profundizacin, pues permite comprender una

    dimensin esencial de la circuncisin y de su

    significado simblico.

    El recin nacido, al octavo da de su nacimiento,

    es circuncidado y recibe el nombre de Juan, pero

    lo sorprendente es que tambin su padre Zacaras

    es metafricamente circuncidado en la misma

    ocasin. El texto de Lucas pone en paralelo las

    dos circuncisiones (cf. Lc 1, 59 y Lc 1, 64).

    Versculo 59: Al octavo da fueron a circuncidar

    al nio. Versculo 64: Al instante, se le solt la

    lengua y hablaba bendiciendo a Dios. La

    circuncisin del hijo contempla la ablacin del

    prepucio; la del padre su lengua, que se

    suelta. La boca de Zacaras se cerr despus de

    la anunciacin porque no crey las palabras de

    Gabriel, que le predice el nacimiento de un hijo,

    aunque su mujer era estril y ambos de avanzada

    edad: [El ngel le dijo:] quedars mudo y sin

    poder hablar hasta que eso se cumpla, por no

    haber credo mis palabras que se cumplirn a su

    debido tiempo (Lc 1, 20). Y el narrador

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    prosigue: Cuando sali, no poda hablar y ellos

    adivinaron que haba tenido una visin en el

    santuario. l les haca seas y segua mudo (Lc 1,

    22).

    El odo de Zacaras se haba revelado

    incircunciso, cerrado a la palabra de Dios,

    segn la metfora de Jeremas: Tienen odos

    incircuncisos, incapaces de prestar atencin

    (Jer 6, 10). Si el odo es incircunciso, la palabra

    no puede entrar y penetrar el corazn, donde

    puede ser meditada y comprendida. Adems es

    necesario que, luego del odo, tambin el corazn

    sea circuncidado: Circuncidaos para el Seor;

    extirpad el prepucio de vuestros corazones (Jer

    4, 4). Comentando este texto, Osty escribe en

    nota: Circuncidaos..., metfora violenta para

    nuestro gusto, pero de un alto porte espiritual.

    La circuncisin del corazn, que significa la fe y la

    obediencia, es un tema recurrente en el Antiguo

    Testamento (cfr. Dt 10, 16; 30, 6; Lv 26, 41; Jer 9,

    24-25), y tambin en el Nuevo Testamento (cfr.

    Rm 2, 25-29). La circuncisin del corazn est

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    ligada a la de la carne: Ningn incircunciso de

    corazn e incircunciso de carne entrar en mi

    santuario (Ez 44,9). La circuncisin de los odos

    est ligada a la del corazn: Duros de cabeza,

    incircuncisos de corazn y de odos!, resists

    siempre al Espritu Santo; sois igual que vuestros

    padres (Hch 7, 51).

    As, la metfora acompaa el circuito natural de la

    palabra: entra por el odo, desciende al corazn,

    y a partir de all, luego de ser comprendida,

    aceptada, asimilada, puede salir de nuevo por la

    boca y los labios, a condicin de que estn

    tambin circuncidados. Moiss, queriendo evitar

    la misin que el Seor quera confiarle de ir a

    hablar con el faran, se justifica diciendo: Tengo

    los labios incircuncisos (Ex 6, 12.30). La Biblia

    de Jerusaln traduce: Si los israelitas no me

    escuchan, cmo me escuchar el faran a m, que

    soy tan torpe de palabra?. Esta traduccin da el

    sentido (segn Ex 4, 10), pero vaca la imagen.

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    EL SBADO

    La circuncisin marca el cuerpo del individuo; el

    sbado marca el cuerpo social: es la

    circuncisin del tiempo. La circuncisin

    estructura al hombre, haciendo de l un ser en

    relacin, abierto al otro; el sbado estructura la

    semana, poniendo ritmo a la sucesin de los das,

    interrumpiendo la lnea continua del tiempo,

    abrindolo a la alteridad. El sbado obedece a la

    misma lgica de la circuncisin: la renuncia a la

    totalidad para dejar el puesto al otro.

    En la presentacin que la Biblia hace, el don del

    sbado es anterior a la circuncisin. Cierra la

    primera pgina de la Escritura o, ms

    exactamente, la abre, porque Dios, concluida su

    labor de creacin, se retira dejando espacio al

    otro, dejndole el tiempo. Es verdad que habr

    que esperar que los hijos de Israel salgan de

    Egipto, de la esclavitud, entren a la libertad del

    desierto y lleguen al Horeb, para que se les

    entregue la ley del sbado. Sin embargo, el

    sbado es puesto desde el sptimo da de la

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    semana original. Y el Declogo pone como motivo

    del mandamiento el reposo de Dios porque en

    seis das hizo el Seor el cielo, la tierra y el mar y

    lo que hay en ellos, y el sptimo descans; por eso

    el Seor bendijo el sbado y lo santific (Ex 20,

    11).

    Manda fjate en el sbado para santificarlo (Ex

    20, 8); durante seis das trabaja y haz tus tareas,

    pero el da sptimo es un da de descanso,

    dedicado al Seor, tu Dios (Ex 20, 9-10).

    Acordarse de ese da, no solo conmemorarlo, sino

    revivir y recordar lo que el Seor hizo en el

    sptimo da cuando dej su puesto al otro, a quien

    apenas haba creado a su imagen; a imagen de

    Dios (Gen 1, 27). Esto significa comportarse

    como l, como sus verdaderos hijos.

    La consecuencia lgica de tal imitacin de Dios es

    que el padre de familia, al que se dirige el

    mandamiento, se comportar como el Seor con

    todos los miembros de su casa, comenzando por s

    mismo: No hars trabajo alguno, ni t, ni tu hijo,

    ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado,

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    ni el inmigrante que viva en tus ciudades (Ex 20,

    10). En vez de tratar a su hijo y su hija como

    esclavos, hacindolos trabajar siete das sobre

    siete, el padre de familia tratar a su siervo y a su

    sierva como a sus propios hijos, renunciando a

    ocupar la totalidad del tiempo para el trabajo y

    reconociendo a cada uno su espacio de reposo y

    respiro, que los har hombres libres, como l. En

    ese da ninguno ni siquiera los animales, ni los

    no judos residentes en la tierra de Israel sern

    sometidos a cualquier forma de esclavitud.

    Porque el Seor, Dios de Israel, es un Dios

    celoso, un Dios celoso de la libertad del hombre,

    contra la que ninguno podr atentar.

    LA KASHERUT

    Siempre con la misma lgica, tambin el alimento

    debe ser circuncidado. Como en el jardn del

    Edn: el hombre puede comer los frutos de todos

    los rboles, menos el del rbol del conocimiento

    del bien y del mal, bajo pena de muerte. Del

    mismo modo, se les da todos los alimentos a los

    hijos de Abraham, salvo algunos declarados

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    impuros, as como el prepucio vuelve impuro

    a los que no lo han cortado. As, adems del

    cerdo, tampoco pueden ser consumidos el conejo

    ni los mariscos. Algunos interpretan estas

    prohibiciones como normas de higiene: la carne

    del cerdo, por ejemplo, podra transmitir al

    hombre enfermedades como la brucelosis y la

    tenia. Como hemos visto a propsito de la

    circuncisin, este tipo de explicacin es

    superficial, pues no da cuenta de lo esencial. La

    misma lgica que precede los tabes alimentarios

    est en la circuncisin y el sbado: se trata de

    renunciar a la totalidad.

    EL TEMPLO

    Lo mismo se debe decir para otra institucin de

    Israel: el templo. Toda la superficie del pas es

    entregada en heredad a los hijos de Israel, para

    que la cultiven y aprovechen los frutos de las

    vias, higueras y olivos que planten. Se trata de

    toda la tierra de Israel, excepto una pequesima

    parte que ser consagrada al totalmente Otro, al

    Seor. Ese espacio restringido ser donde se

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    construya el templo. Si el sbado es la

    circuncisin del tiempo, el templo es la

    circuncisin del espacio.

    EL RECUERDO DE LOS POBRES

    Cuando, despus de la resurreccin de Jess, la

    Buena Noticia tambin es anunciada a los

    paganos, la cuestin vital fueron las relaciones

    entre los discpulos judos y los de origen pagano.

    Los Hechos de los Apstoles muestran la

    resistencia de Pedro a aceptar la invitacin del

    centurin romano Cornelio (cf. Hch 10): fue

    necesaria una visin para convencerlo. Cuando

    Pedro subi a Jerusaln, los fieles circuncisos lo

    fustigaron, diciendo: Has entrado en casa de

    hombres incircuncisos y has comido con ellos!

    (Hch 11, 23). Solo luego del largo relato de

    Pedro, se calmaron y comenzaron a glorificar a

    Dios diciendo: Entonces, tambin Dios les ha

    concedido a los paganos que se conviertan para

    que tengan vida! (Hch 11,18).

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    A pesar de esto, no cesaron las resistencias. Fue

    necesario un Concilio el primero de la

    historia para discutir la cuestin y establecer

    la conducta a seguir. Pablo, Bernab y algunos

    otros fueron a Jerusaln, donde se alzaron

    algunos de la secta de los fariseos, que se haban

    convertido en creyentes, afirmando: Es necesario

    circuncidarlos [a los discpulos paganos] y

    ordenarles observar la Ley de Moiss (Hch 15,

    5). La decisin final, comunicada a viva voz y por

    escrito a los discpulos venidos de las naciones,

    fue formulada as: El Espritu Santo y nosotros

    hemos decidido no imponerles ninguna otra

    obligacin fuera de estas cosas necesarias:

    abstnganse de la carne ofrecida a los dolos, de

    la sangre, de los animales sofocados y de las

    uniones ilegtimas. Harn bien en alejarse de estas

    cosas. Estn bien! (Hch 15, 28-29).

    En la Carta a los Glatas, Pablo debe enfrentar a

    los judaizantes que quieren imponer a los paganos

    de Galacia las leyes del judasmo, partiendo por la

    circuncisin, y acarreando con ella a todo el

    resto: Das, meses, estaciones y aos (Gal 4,

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    10), es decir, sbados, lunas nuevas, las tres

    fiestas de peregrinacin, aos sabticos y

    jubilares. Pablo reacciona enrgicamente, pues

    para l lo que est en juego es absolutamente

    decisivo: Cmo puede el hombre obtener la

    salvacin? Con la prctica de la Ley o con la

    obediencia de la fe? La salvacin viene de las

    obras del hombre o es un don gratuito de Dios?

    Es comprensible el apego de los judos a la Ley,

    que Dios mismo les haba dado por medio de

    Moiss. La Ley es lo ms precioso que tienen los

    hijos de Israel, lo que los distingue de todos los

    dems pueblos, lo que constituye su identidad y

    los ha preservado de ser asimilados por otras

    naciones, por sus costumbres y sus cultos paganos.

    Los discpulos judos solo tienen como objetivo la

    comunin entre todos los discpulos de Jess,

    vengan de donde vengan: del judasmo o del

    paganismo.

    En esto, su deseo no es distinto al de Pablo.

    Cmo abatir el muro de separacin entre judos

    y griegos? Cmo botar este muro que impide a

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    los judos compartir sus comidas con las

    naciones por las reglas del kasherut, que

    impide tambin entrar a las casas de los griegos,

    porque los incircuncisos son impuros y vuelven

    impuros a los judos? Para los judos la nica

    solucin del problema simple y eficaz es que

    los paganos se hagan judos, como, por lo dems,

    lo era Jess, que fue circuncidado al octavo da, y

    estuvo sujeto a la Ley como todos los miembros de

    su pueblo y como los discpulos que Jess eligi

    para que fueran sus apstoles.

    Para Pablo, la Ley es buena y santa. Lo dir

    claramente en la Carta a los Romanos: La Ley es

    santa, y el precepto santo, justo y bueno (Rm 7,

    12). No podremos exaltar la Ley de la nueva

    alianza disminuyendo las leyes del Antiguo

    Testamento. Al contrario, reconociendo el valor y

    la belleza de las instituciones de Israel: la

    circuncisin, el sbado, la kasherut y el templo,

    sern exaltados el valor y la belleza del Nuevo

    Testamento. Pablo comprendi que, con Cristo, la

    Ley de Moiss no es abolida, sino que es retomada

    y llevada a cumplimiento, de la misma manera que

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    el fruto no destruye la flor, ni la sustituye, sino

    que la lleva a cumplimiento.

    En el segundo captulo de su Carta a los Glatas,

    Pablo se refiere al Concilio de Jerusaln, que

    Lucas relata en el captulo 15 de los Hechos de los

    Apstoles. Sube a Jerusaln, luego de una

    revelacin, llevando consigo a dos discpulos: un

    judo, Bernab; y un griego, Tito. A pesar de las

    maniobras de los falsos hermanos, Tito no es

    obligado a ser circuncidado. Pablo califica a los

    judaizantes de falsos hermanos, porque la

    fraternidad que ellos promueven entre judos y

    paganos cristianos no es verdadera fraternidad.

    Es una fraternidad por asimilacin, que no respeta

    la identidad de los griegos, su alteridad. Todo

    esto se debi a los falsos hermanos, intrusos, que

    se infiltraron para espiar la libertad que tenemos

    en Cristo Jess, y que pretendan reducirnos a la

    esclavitud. Yo no ced un momento ni me somet,

    pues tena que mantener por vosotros la verdad

    de la Buena Noticia (Gal 2,4-5).

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    La lnea de Pablo y de sus compaeros prevalece:

    los notables, es decir los apstoles Santiago

    (obispo de Jerusaln), Cefas (Pedro) y Juan,

    no imponen a los discpulos provenientes del

    paganismo, como Tito, algunas de las observancias

    de la Ley. Ellos compartirn la fatiga de la

    predicacin: los de Jerusaln la predicacin a los

    judos (la circuncisin); Pablo y sus

    compaeros, la predicacin a los paganos (el

    prepucio). Ntese que la terminologa usada por

    el Apstol muestra claramente la importancia

    fundamental de la circuncisin. El relato, sin

    embargo, no se detiene ah. Una ltima frase hace

    de pendant a la que deca: Esas personas con

    autoridad no me impondrn nada a m (Gal 2, 6).

    Pablo afirma: Solo pidieron que nos acordramos

    de los pobres, cosa que yo mismo me haba

    propuesto (Gal 2,10).

    Algunos ven en esta afirmacin una alusin a la

    ayuda a las comunidades de Palestina que se

    encontraban en necesidad. De hecho, Pablo se

    ocupar por muchos aos de recolectar fondos

    para ellas (cfr. Rm 15, 25-28; 1 Cor 16, 1-4; 2 Cor

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    89). No se contenta solo con palabras. Sin

    embargo, es posible ir ms all de este primer

    nivel circunstancial para comprender a fondo la

    lgica de esa recomendacin. Es exactamente la

    misma de la circuncisin, del sbado, de la

    kasherut y del templo. Acordarse de los pobres

    significa concretamente cortar una parte de lo

    que se posee, para beneficio de los necesitados.

    Significa renunciar a la totalidad, para abrirse al

    otro.

    Es una renuncia que no se hace de una vez para

    siempre, como la circuncisin, sino que es un

    sacrificio que se debe hacer cada vez que es

    necesario, segn las circunstancias y los

    requerimientos. Es la realizacin de la

    comunin entre judos y paganos. Veamos, en

    particular, la famosa colecta organizada por

    Pablo, calificada por l como intercambio de

    dones: En este momento me dirijo a Jerusaln

    para el servicio a los miembros de esa comunidad,

    pues los de Macedonia y Acaya han decidido

    solidarizarse con los cristianos pobres de

    Jerusaln. Lo han decidido como era su

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    obligacin: pues si los paganos se beneficiaron de

    sus bienes espirituales, es justo que ellos los

    socorran en los materiales (Rm 15, 25-27).

    Escribiendo a los Corintios, Pablo alaba la

    generosidad de los macedonios; luego agrega y

    vale la pena citar el texto in extenso:

    Y como sois ricos en todo, en la fe, en la palabra,

    en el conocimiento, en todo celo y en la caridad

    que os hemos enseado, as sois esplndidos

    tambin en esta obra generosa. No digo esto para

    daros un mandamiento, sino solo para poner a

    prueba la sinceridad de vuestro amor con la

    premura hacia los otros. Conocis la gracia de

    nuestro Seor Jesucristo: siendo rico, se hizo

    pobre por vosotros, para que vosotros llegaseis a

    ser ricos por medio de su pobreza. Y al respecto

    os doy un consejo: es algo ventajoso para

    vosotros, que desde el ao pasado habis sido los

    primeros, no solo en emprenderla, sino tambin

    en quererla. Ahora realizadla porque, como

    tuvisteis prontitud de quererla, as tambin la

    cumplis, de acuerdo a vuestros medios. Si hay

    buena voluntad, ella es agradada de acuerdo a lo

  • P g i n a | 24

    que uno posee y no segn lo que no posee. No se

    trata de poneros en dificultad para aliviar a los

    otros, sino de que haya igualdad. Por el momento,

    vuestra abundancia supla su indigencia, porque

    tambin su abundancia supla vuestra indigencia y

    haya igualdad, como est escrito: El que recogi

    mucho no abund, y el que recogi poco no tuvo

    menos (2 Cor 8, 7-15).

    Como en el Concilio de Jerusaln, el no olvidar a

    los pobres no es un mandamiento, no es una

    orden (v. 8), es un consejo (v. 10). No

    estamos bajo el rgimen de la Ley. En el versculo

    14 se reencuentra la idea, querida por Pablo, del

    intercambio de dones, espirituales y temporales.

    Vuelve tambin dos veces la palabra igualdad

    (vv. 13.14), condicin de la comunin fraterna. El

    modelo, o la fuente de la generosidad a la que

    invita Pablo, es el del mismo Cristo: Conocis la

    gracia de nuestro Seor Jesucristo: siendo rico,

    se hizo pobre por vosotros, para que vosotros

    llegaseis a ser ricos por medio de su pobreza (2

    Cor 8, 9).

  • P g i n a | 25

    LA CRUZ DE CRISTO

    Con su sacrificio, Jess cumple toda la Ley: la de

    la circuncisin, el sbado, la kasherut y tambin la

    del templo. Aceptando dar la propia vida, entra

    en la misma dinmica de renuncia a la totalidad,

    llevndola claramente a su culmen, pues renuncia

    no solo a una parte, sino a la totalidad de la

    propia vida. El cumplimiento no ocurre sin este

    exceso que lo conduce a los lmites de lo posible.

    Al inicio de la segunda parte de la Carta a los

    Glatas, que constituye el centro del escrito,

    Pablo, por as decirlo, planta de inmediato la cruz

    de Cristo: Glatas insensatos! Quin os ha

    hechizado, a vosotros, a cuya vista fue

    presentado Jesucristo crucificado? (Gal 3, 1). Al

    inicio de la tercera y ltima parte de la Carta, el

    Apstol relaciona la circuncisin y la cruz:

    Mirad, yo, Pablo, os digo que si os circuncidis, el

    Mesas no os valdr. Os aseguro de nuevo que

    quienquiera se circuncide est obligado a cumplir

    ntegra la ley. Los que buscis la justicia por la

    ley, habis roto con el Mesas y habis cado en

  • P g i n a | 26

    desgracia. En cuanto a nosotros, por el Espritu y

    la fe esperamos la justicia anhelada. Siendo del

    Mesas Jess, no importa estar o no

    circuncidados; lo que cuenta es una fe activa por

    el amor. Corrais muy bien: quin se interpuso

    para que no siguierais la verdad? El que os

    persuadi no procede del que os llam. Una pizca

    de levadura hace fermentar toda la masa. Yo

    confo en el Seor que no cambiaris de actitud.

    Pero el que os inquieta, sea quien sea, cargar

    con su sentencia. En cuanto a m, hermanos, si

    todava predico la circuncisin, por qu me

    persiguen? Se acab el escndalo de la cruz!

    Pero esos que soliviantan, que se mutilen del

    todo. (Gal 5,2-12).

    El escndalo de la cruz es, justamente, el hecho

    inaudito que hace que la renuncia a la totalidad y

    a la omnipotencia haya podido llegar hasta ese

    punto: Porque los judos piden seales, los

    griegos buscan sabidura, mientras que nosotros

    anunciamos un Mesas crucificado, escndalo para

    los judos, locura para los paganos; pero para los

    llamados, judos y griegos, un Mesas que es

  • P g i n a | 27

    fuerza y sabidura de Dios (1 Cor 1,22-24). Es

    justamente esto lo que llamamos, con una palabra

    mutada del griego, knosis, que significa

    vaciarse de s mismo. Es lo que expresa, en un

    lenguaje potico, el himno a los Filipenses:

    el cual, a pesar de su condicin divina, no hizo

    alarde de ser igual a Dios; sino que se vaci de s y

    tom la condicin de esclavo, hacindose

    semejante a los hombres. Y mostrndose en figura

    humana se humill, se hizo obediente hasta la

    muerte, una muerte en cruz. Por eso Dios lo

    exalt y le concedi un nombre superior a todo

    nombre, para que, ante el nombre de Jess, toda

    rodilla se doble, en el cielo, la tierra y el abismo;

    y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre:

    Jesucristo es Seor! (Fil 2,6-11).

    La palabra cruz ser usada de modo insistente

    en la conclusin de la tercera parte de la Carta a

    los Glatas, que es, al mismo tiempo, conclusin de

    toda la carta, refiriendo a la introduccin arriba

    citada. Es bueno traerla aqu por eso:

  • P g i n a | 28

    Mirad qu letras tan grandes, escritas con mi

    propia mano. Los que quieren hacer buena figura

    en lo exterior son los que os obligan a

    circuncidaros; lo hacen solo para no ser

    perseguidos a causa de la cruz del Mesas. Pues ni

    los mismos circuncidados observan la ley; pero

    quieren circuncidaros para gloriarse de

    someteros al rito corporal. Lo que es a m, Dios

    me libre de gloriarme, si no es de la cruz de

    nuestro Seor Jesucristo, por el cual el mundo

    est crucificado para m y yo para el mundo. Nada

    importa estar o no estar circuncidado; lo que

    cuenta es una nueva criatura. Paz y misericordia

    para cuantos siguen esta norma, el Israel de Dios.

    En adelante, que nadie me aada fatigas, pues

    llevo en mi cuerpo las marcas de Jess. Hermanos,

    la gracia de nuestro Seor Jesucristo permanezca

    con vosotros. Amn (Gal 6, 11-18).

    Mientras los judaizantes entienden gloriarse de

    haber hecho circuncidar a los paganos, Pablo se

    glora solo de la cruz de nuestro Seor

    Jesucristo (v. 14). La oposicin entre la

    circuncisin y la cruz no podra ser ms neta. No

  • P g i n a | 29

    es que Pablo devale la primera, pues ella ha

    cumplido un rol de pedagoga para llevarla a su

    cumplimiento, a su perfeccin: De modo que la

    ley era nuestro pedagogo hasta que viniera el

    Mesas y recibiramos la justicia por la fe; pero al

    llegar la fe, ya no dependemos del pedagogo

    (Gal 3, 24-25).

    CRUCIFICADO CON CRISTO

    Si somos justificados por el sacrificio de Cristo en

    la cruz y no por las obras de la Ley, es claro que

    el discpulo debe entrar en la misma lgica de la

    knosis. Y es por esto que, en la conclusin de la

    Carta, Pablo dice estar crucificado para el

    mundo (Gal 6, 14), llegando a ser as una nueva

    creatura (v. 15). Lo haba ya dicho al final de la

    primera parte: Por medio de la ley, he muerto a

    la ley para vivir para Dios. He quedado

    crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es

    Cristo quien vive en m. Y mientras vivo en carne

    mortal, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me

    am y se entreg por m (Gal 2,19-20).

  • P g i n a | 30

    Efectivamente, Pablo sufri muchas

    persecuciones, tantas que lleva en su cuerpo los

    estigmas de Jess (Gal 6, 17).

    El breve pasaje que constituye el centro y la clave

    de lectura de toda la Carta, contiene lo que

    podra llamarse su principal afirmacin, enuncia

    la unidad de todos los discpulos, cualquiera sea

    su origen, su condicin, su sexo: Por la fe en

    Cristo Jess, todos sois hijos de Dios. Los que os

    habis bautizado consagrndoos a Cristo, os

    habis revestido de Cristo. Ya no se distinguen

    judo y griego, esclavo y libre, hombre y mujer,

    pues con Cristo Jess todos sois uno. Y si vosotros

    pertenecis a Cristo sois descendencia de

    Abraham, herederos de la promesa (Gal 3, 26-

    29).

    La identidad profunda de los cristianos en cuanto

    hijos de Dios es debida a Cristo Jess, en quien

    fueron bautizados. Si en la Carta de Pablo se

    evoca la circuncisin muchas veces, una sola vez

    habla del bautismo, y lo hace en el corazn de la

  • P g i n a | 31

    Carta. Como la circuncisin permite entrar en la alianza de Abraham, as el bautismo, para quien se ha

    sumergido con Cristo en la muerte y ha resurgido para

    recibir la vestidura blanca, hace de l una nueva

    creatura. El ltimo versculo (v. 29), sin embargo,

    muestra bien que el bautismo no sustituye la

    circuncisin: la cumple haciendo de los bautizados la

    descendencia de Abraham, herederos segn la

    promesa. MSJ

    http://www.mensaje.cl/iglesia/la-circuncisin-y-la-cruz-de-cristo

    [11/04/2015]