Upload
rich-torres
View
218
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
8/3/2019 La Ciudadela de Fuego - Cap. 6
http://slidepdf.com/reader/full/la-ciudadela-de-fuego-cap-6 1/3
Capítulo 6: John
Llevaba todo el día fregando los suelos de todo el castillo y Chems no
le daba ni un solo minuto de descanso. John sabía que estaría molesto ya
que él le habría impuesto un castigo mucho más severo pero el maestre nose lo había permitido. John era uno de los alumnos favoritos del maestre y
éste de vez en cuando le concedía algún que otro trato de favor.
John aún recordaba cómo hacia tan solo dos años, el maestre lo
había acogido en la Hermandad. Después de morir sus padres, empezó a
trabajar en las minas. Era un trabajo agotador y peligroso pero aun así,
nunca se quejó. Sus tíos se lo habían quitado todo y lo hacían dormir en un
rincón de la cocina. Ganaba una miseria pero ahorraba todo el dinero que
recibía, sin saber exactamente en qué quería gastarlo. Lo guardaba en una
pequeña cajita de madera donde también guardaba el collar de su madre
junto con un pañuelo. Esa caja era todo el tesoro que poseía y lo único que
le recordaba su vida anterior. Una vida fácil, sencilla y alegre, totalmente
diferente a la que tenía en casa de sus tíos. No había sido fácil
desprenderse de todo eso antes de entrar a la Hermandad pero lo había
hecho.
—¿Qué haces allí parado? ¿Está cansado, ser Brenan? —preguntó
Chems mientras le dirigía una mirada llena de odio—. Más te vale acabar
eso cuanto antes, el establo aun te está esperando y los caballos no van aservirse la comida ellos solos.
John salió de su ensimismamiento y continuó con su tarea. Ser
Brenan era un conde de la región que era conocido por no mover jamás un
dedo y requerir siempre los servicios de sus pajes para la tarea más nimia.
Termino de fregar y bajó a los establos. Era un recinto bastante
grande pero apenas habían tres caballos. Los miembros de la Hermandad
no solían viajar muy a menudo. Esos tres caballos eran más que suficiente.
De hecho, pasaban meses sin que saliesen de ahí.
John empezó a retirar todo el estiércol con una pala y lo amontonó enuna esquina. Debido al tamaño del establo, la tarea de adecentarlo no se
hacía frecuentemente y estaba reservada como castigo a aquellos que se
comportaban indebidamente. Hacía casi dos meses que nadie lo limpiaba así
que no estaba siendo una tarea agradable para John.
Cuando todo el establo estuvo limpió, cogió la carreta que había al
fondo y empezó a trasportar el estiércol hasta el huerto que había detrás
del castillo.
<”Donovan se pondrá muy contento, hay abono para meses.”> pensó
John irónicamente.
8/3/2019 La Ciudadela de Fuego - Cap. 6
http://slidepdf.com/reader/full/la-ciudadela-de-fuego-cap-6 2/3
8/3/2019 La Ciudadela de Fuego - Cap. 6
http://slidepdf.com/reader/full/la-ciudadela-de-fuego-cap-6 3/3
Intentó darle alcance durante un rato hasta que recordó que el boticario no
tardaría en volver a la tienda. La vio doblar la esquina por un callejón.
Decidió dejarla marchar y dirigirse hacia la tienda.
No sabía de cuánto tiempo disponía así que se dio toda la prisa que
podía. Entró por la trampilla y buscó el armario donde sabía que estarían las
pieles. Las encontró, las puso dentro de un bote de cristal y se escondió el
bote bajo de la capa. La agitación hizo que dejase caer un vial de cristal el
cual hizo un gran estruendo al chocar contra el suelo. En ese momento el
boticario se encontraba justamente en la puerta aunque no había llegado a
abrir.
—¡Guardias! ¡Guardias! Están robando mi tienda —empezó a gritar el
boticario.
John escuchó los gritos del viejo y se dio prisa en salir por la
trampilla. La tienda era una casa baja así que intentó escapar subiendo porel tejado. Se quitó la capa, envolvió el bote con las pieles en ella y la tiró
hacia el tejado. Se dispuso a saltar cuando una mano se posó en su
hombro.
—¡Te atrapé! —le dijo el guardia con una sonrisa de autosuficiencia.
John no intentó ni siquiera forcejear, sabía que sería mucho peor.
Decidió seguir al guardia y dejarse llevar a su suerte.