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Frankfurt
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La idea de familia en Max Horkheimer y sus
dificultades de alcance en el tiempo y espacio
En el periodo de entre guerras, tras la derrota de Alemania al término de la
Primera Guerra Mundial y la instauración de la llamada República de Weimar
periodo que abarca entre los años 1919 y 1933; Hitler aprovecha de la gran crisis
económica y el descontento social para imponer en Alemania el totalitarismo nazi
y sus ideas de supremacía de la raza aria frente a las razas inferiores –judíos en
su mayoría-, dando para esto una “solución final” al “problema judío”, decide
aniquilarlos en los campos de exterminio. A este período lo conocemos como el
Tercer Reich. Es una época donde en la sociedad se están orquestando cambios
acelerados y confusos que reivindican una reflexión. No obstante, desde una
fecha tan temprana como 1923 y como una consecuencia lógica ante los
acontecimientos que desde la década de los años veinte se iniciaban en Europa,
ya se planteaba la necesidad de desarrollar una reflexión global sobre los
procesos que consolidaban la sociedad burguesa-capitalista y el significado de la
teoría ante tal consolidación. De este modo, el Instituto de Investigación Social
vendría a devolver a la Filosofía y a la Ciencia Social su carácter de análisis
crítico, no sólo en relación a la teoría sino, también, a la praxis y a la conjunción
histórica de ambas.
Frankfurt 1923. El intelectual Félix Weil, con la ayuda de su padre Herman Weil,
fundan el Instituto de investigación social. Se pone así la condición de necesidad
para el advenimiento de la Escuela de Frankfurt: el grupo de pensadores
adheridos en torno al Instituto de investigación social de la ciudad alemana, que
provenientes de variadas disciplinas se disponen a recrear un nuevo modelo de
analítica social. Bajo la influencia de varios pensadores –Marx, Hegel, Freud-
llevarán a cabo un análisis de la subestructura socioeconómica de la sociedad
burguesa.
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El proyecto del Instituto hacía hincapié en la interdisciplinariedad, por lo que
agrupo a diferentes pensadores de diferentes tendencias, pero que en su mayoría
respaldaban ideas marxistas e igualmente en su mayoría eran judíos. Por esa
razón la mayoría de los miembros de la Escuela tuvieron que exiliarse durante el
régimen nazi, principalmente en Estados Unidos, años más tarde regresaron y la
Escuela de Frankfurt gozó otra etapa.
En su primera generación encontramos a pensadores como Pollock, Horkheimer,
Adorno, Fromm, Marcuse, quienes llevarán a cabo una filosofía social ya no
entendida como una simple ciencia, sino como teoría materialista enriquecida y
suplementada por el trabajo empírico. Surgirá la Teoría Crítica entendida como el
proyecto fundamental que caracteriza a la ya mencionada escuela y como un
saber acerca de la sociedad, que tratará de sacar a la luz la racionalidad de los
procesos sociales, desenmascarando a la par lo irracional que hay en ellos. La
Teoría Crítica es una teoría que al mismo tiempo que aspiraba a una comprensión
de la situación histórico-cultural de la sociedad, aspiraba, también a convertirse en
fuerza transformadora en medio de las luchas y las contradicciones sociales. Ya
que creían que había que ilustrar a los individuos sobre los procesos de alienación
que impedían el cambio revolucionario; para esta idea retomaban el marxismo,
pero no desde una perspectiva de afiliación política, sino desde una utilización de
los conceptos de la obra misma de Marx. No obstante, al reivindicar al marxismo
buscaban darle un espacio institucional, insertar el marxismo en la universidad,
enseñar economía de corte marxista, insertar el estudio del movimiento obrero,
etc. “En un primer momento el instituto se centra en estudiar temas sobre la
historia del socialismo y el movimiento obrero, pero es con la dirección de
Horkheimer cuando da un giro y se acerca más a lo que la Escuela de Frankfurt es
actualmente. Los trabajos de Horkheimer y Adorno, Benjamin, Fromm y Marcuse
delinean el sentido intelectual de la Escuela de Frankfurt. Horkheimer acuña la
frase teoría crítica pero es el binomio Horkheimer/Adorno el que sienta las bases
de esta teoría alrededor de 1938 cuando Adorno se asocia formalmente a la
escuela.” (Mora, 2009).
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Horkheimer fue parte fundamental del Instituto al tomar la directriz en 1930 y un
año más tarde la de la Revista social de investigación, la cual era el órgano de
divulgación del Instituto y en la que en 1936, entre el ascenso y consolidación del
nacionalsocialismo, Horkheimer publica “Autoridad y familia” artículo que en el que
Horkheimer se pregunta y explica cuales han sido las modificaciones que ha
sufrido la familia entre los siglos XIX y XX, principalmente de la familia burguesa,
sin embargo, no limita su estudio en ésta. Horkheimer diría lo siguiente al
respecto:
Al comienzo del ‘orden’ burgués, el poder domestico paterno era una condición
inapelable de progreso. La sencillez con la que el poder paterno se desenvolvía
respondía a la posición económica; hasta hace poco el padre desempeñaba el
papel de jefe y proveedor único de la familia, pero ahora ese poder paterno perdía
poder y legitimidad. Fueron las condiciones socio-económicas las que cambiaron
ese modus vivendi de familia patriarcal. Horkheimer tiene una concepción ideal de
la familia –burguesa-, ve en ella una institución de la sangre, la cual es de carácter
tradicional, orientada por las normas del pasado y que determina a los individuos
que la componen a saber que lugar ocupa cada quien dentro de la misma; por lo
tanto cuando Horkheimer comienza a advertir los contrastes, se cuestiona qué
paso y qué esta pasando con la familia, sobre todo porque la autoridad del padre
ha caído. La justificación de los cambios que se han dado en esta institución
parten circunstancialmente de una causa económica: el capitalismo. Aunque los
hombres estaban comenzando a tener conciencia sobre si mismos, como sujetos
económicos autónomos y la relación con los amos se exteriorizó y se sometió al
cálculo racional, la familia como unidad económica seguía siendo uno de los
factores de la economía nacional del siglo XIX. “Las mujeres, los hijos y los demás
parientes eran indispensables para la marcha de innumerables unidades
industriales. En la era victoriana todavía florecía el taller artesanal, y la empresa
de reducidas dimensiones constituía el tipo predominante (…) El éxito de la
empresa dependía, en gran parte, por la solidaridad de la familia (…) la autoridad
familiar permanecía, pues, casi intacta entre la case media.” (Girola, Farfán, 2003).
El padre era empresario y asalariado, y hasta entonces fungía como el principal y
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único proveedor, por tanto el poder que tenía sobre los demás miembros del
núcleo familiar nunca estuvo en cuestión, ya que se basaba en la necesidad
social, en la necesidad inmediata que tenían de él.
Sin embargo, dadas las condiciones económicas, ese factor de poder y cohesión
desapareció; perder el lugar de sostén de la familia significa también que peligra
su prestigio dentro de la familia y por lo tanto su autoridad está en cuestión. El
padre al no tener más bienes o propiedades pierde el fundamento material de su
autoridad y los hijos al no ser educados como futuros herederos, tampoco serán
vistos como una propiedad. Así, que el padre tratará de compensar ésta perdida
de poder y se tornará autoritario sin un fundamento racional.
Mientras tanto, la emancipación de la mujer tiene lugar en un período de la
sociedad en el que el desempleo se ha vuelto estructural, por lo tanto, algunas
madres que hasta entonces se habían mantenido al margen en los asuntos
económicos del hogar, salen a laborar, por eso algunas veces la crianza se
relegara a personas que no son el objeto primario de catexia; la madre deja de ser
la representante del principio de placer, quien fungía como negociadora entre el
padre y los hijos, ya no será una madre que consienta todo de ellos. La madre al
estar en el exterior se convertirá en una portavoz del mundo externo, será ante
sus hijos representante del principio de la fría realidad, papel que antes solo
desempeñaba el padre. No obstante, esto no significa que la madre ahora trate
con más ferocidad a sus hijos, sino que al contrario está planificando la educación,
alimentación, el cariño que ha de suministrar, así como los castigos. La
racionalidad toma un papel importante, ya que la madre también abandonará las
tradiciones de crianza, esas que se habían transmitido de generación en
generación, ahora recurre a los expertos; todo esto se traduce en una
cientifización de la crianza y la maternidad vista también como una profesión.
Dadas estas circunstancias, hay una tensión entre familia e individuo que se
resiste a su autoridad, quizá superficialmente los hijos acaten las reglas que el
‘autoritario’ padre imponga, pero ese autoritarismo que el padre ejerce es un
autoritarismo débil, porque no posee con que coaccionar a los demás miembros
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de la familia, sobre todo los hijos, no existe ningún sustento racional. Diría
Horkheimer que “la vieja dinámica de la sumisión familiar sigue siendo operativa,
pero contribuye a fomentar un espíritu general de ajuste y agresividad autoritaria,
más que a fomentar los intereses de la familia y sus miembros.” (Girola, Farfán,
2003) Por lo tanto el hijo –niño en un principio- va desarrollando las mismas
experiencias tanto de odio y amor respecto a sus padres, sin embargo, pronto va
percibiendo una imagen de poder arbitrario y se aleja de la idea de una figura
paterna poderosa e imparcial; se va formando una visión mas realista y el niño
comienza a prescindir de las exigencias y esperanzas familiares. Ahora el padre
va a ser sustituido por entidades que antes no existían y que proporcionan al
ahora adolescente una autoridad que se muestra más fuerte y solida que la
familiar –sobre todo la paternal- el individuo quien antes se veía a si mismo como
parte de una entidad que le daba sentido a su vida –familia- y que tenía presente
en sus actos e ideas, ahora está solo en una sociedad de masas en donde se ha
convertido en un simple átomo social. El individuo denota un yo encogido,
acosado por el superyó y por el ello, constituyendo una personalidad
estructuralmente precaria, que lo va a hacer demasiado susceptible a las
influencias del medio: las entidades de identificación. Estas funcionaran para llenar
eso huecos que la familia ha dejado en él; estos huecos y la autoridad débil
proveniente de la familia van a potencializar al adolescente a la identificación
secundaria y apego a entidades como el club, los partidos políticos, el Estado, la
escuela, etc., apego a cualquier autoridad que parezca fuerte y con esto están
incluso predispuestos a la sumisión ante el poder verdadero y aceptar formas de
vida totalitaria, ejemplo de esto fue el partido nacional socialista que gano
desmedidos adeptos entre la colectividad juvenil en los años 30’s.
En este contexto y pese a los importantes cambios, las ideas religiosas y morales,
que provienen de la estructura de la familia patriarcal siguen constituyendo el
núcleo básico de la cultura de la época. “La idea de nación no es todavía capaz de
cumplir las funciones de la familia al respecto (…) el deseo de fortalecer a la
familia es casi universal; sin embargo, choca con una dificultad básica. Si las ideas
tradicionales se mantienen rígidamente contra el curso de la historia en vez de
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conservarlas desarrollándolas y transformándolas, acaban alejándose de la verdad
y convirtiéndose en ideologías vacías.” (Girola, Farfán, 2003)
La vieja dinámica de sumisión familiar sigue siendo operativa, pero contribuye a
fomentar un espíritu general de ajuste y agresividad autoritaria, más que a
fomentar los intereses de la familia y de sus miembros. El tema del autoritarismo
es algo que Horkheimer relacionara con el tema de la familia, como consecuencia
de la precarización de la misma; considera que dado que los individuos reprimen
su primera rebelión contra el padre, se interioriza de manera inconsciente y se
exterioriza a través de la ‘agresividad autoritaria’. “En su primer ajuste a las
exigencias de la vida, el niño tiene la impresión de que la madre es, a causa de su
sexo, algo débil y despreciable. La frialdad y la superficialidad del carácter
autoritario pueden considerarse, en gran parte, la consecuencia emocional de este
rechazo. La dureza, la violencia y las manifestaciones brutales de masculinidad,
elementos propios de la ideología política fascista, están genéticamente ligadas a
trastornos en la relación con la madre o, mejor aún, a la falta de una autentica
relación.” Esto es lo que resalta Horkheimer como resultado empírico y al final de
“Autoridad y familia” asevera que “la familia como ideología fomenta el
autoritarismo represivo, pero, al mismo tiempo, es evidente que la familia como
realidad es el obstáculo más fuerte y efectivo contra la recaída en la barbarie que
amenaza a todos los seres humanos en el curso de su desarrollo.”
Está claro que los estudios de Horkheimer acerca de la familia están marcados por
el horizonte de época en el que vivió y en el que los desarrollo, de ahí que haga la
relación entre familia y autoridad, sin embargo, ahora transportaremos ésta idea a
un ejemplo más actual: la familia moderna.
Cuando Horkheimer pensaba en la familia, se remitía a una idea de familia
convencional: padre, madre e hijos. No obstante, las familias modernas ya no
tienen una composición en particular, ahora solo el padre, madre, abuelos, tíos o
cualquier otro familiar o cualquier combinación entre estos pueden cuidar a los
hijos suyos como de otros, incluso el matrimonio ya no tiene que ser
necesariamente entre hombre y mujer; los matrimonios homosexuales están en
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vogue, esto es algo que Horkheimer no alcanzo a vislumbrar. Pero aterricemos
esto con un ejemplo:
Familia homosexual compuesta por varones, adoptan a un niño de 3 años. Son
clase media, uno de ellos se dedica a traducir textos en casa y el otro trabaja en
una empresa de publicidad. El que se queda en casa, es quien se encarga del
cuidado del niño; está al pendiente de su alimentación, de su salud, le brinda
cariño y si es necesario lo reprende. Cuando el que sale a trabajar fuera de casa
llega, hace lo mismo, pero con un tiempo más limitado. El crecimiento del niño es
completamente normal, asiste a la escuela, tiene amigos, pero dada su condición
de hijo de homosexuales, hay ocasiones en que se burlan de él. Llega a la
adolescencia y pide a sus padres adoptivos conocer a sus verdaderos padres,
después de tantos años de burlas hacia su persona. Sus padres se lo niegan, el
hijo enfurece y a pesar de todo el tiempo que ha sido cuidado por sus padres
adoptivos, decide marcharse para comenzar una vida solo.
¿Como podríamos explicar este caso con la teoría de Horkheimer? Resulta,
complicado, casi imposible; el autoritarismo ya no funciona como formula en
relación con la familia, en este caso el hijo no tuvo esa figura de autoridad
irracional, ni tampoco una madre que fungiera como el principio de placer o nuevo
portavoz de la realidad, simplemente todos esos conceptos pudieron ser validos
para cualquiera de los dos padres. Al final el hijo se rebela y se marcha, pero no
fue la autoridad lo que provoco su partida, sino otras cuestiones que ya no están
vislumbradas.
Claro, este es un caso atípico, ya que a pesar de la diversidad lo que aún
predominan son las familias tradicionales; y claro, tampoco lo que pretendía
Horkheimer era dar una explicación acerca de todos los tipos de familias, sino que
fue influido por su propia realidad, él como judío en una sociedad con un régimen
que buscaba la exterminación a toda costa de los judíos, buscaba el origen y la
explicación, encontrándolo en la familia.
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Y es por eso, que la explicación de las familias modernas no puede regirse bajo
ese principio teórico. Definitivamente, en las últimas décadas la familia ha ido
sufriendo modificaciones sociodemográficas y socioculturales tanto en su
composición como en su organización, lo cual incide en los roles y perspectivas de
sus miembros. Todo ello repercute en la forma de ser familia hoy, en el quehacer
doméstico, en la vida cotidiana, en la vida laboral, en los valores, en la definición
de sus necesidades, etc.
“En la sociedad pre-moderna la familia comprendía hasta los sirvientes y esclavos.
En la época colonial y hasta bien avanzado el siglo XX la dominación patriarcal se
reflejaba de variadas maneras incluyendo, por cierto, al machismo
latinoamericano, tan característico.” (Gumucio, 2007) Con el avance de la
conciencia universal sobre los derechos humanos y la liberación femenina, la
familia de hoy se está liberando del dominio patriarcal, los hijos adquieren un
protagonismo como sujetos y las mujeres adquieren un necesario estatus de
igualdad de derechos frente al marido y los hijos. Todo ello está afectando las
relaciones familiares; el varón debe adaptarse a un nuevo rol en las relaciones y
en el hogar, un rol para el cual no ha sido socializado; la mujer se libera, a veces
con un radicalismo feminista, a veces no se libera sino en apariencia; la crítica de
la autoridad patriarcal se confunde, a veces, con la crítica exagerada de toda
autoridad paternal; y la necesaria libertad juvenil se ve sobrepasada por el
‘libertinaje’ con que muchos adolescentes desafían a sus padres.
La familia contemporánea, específicamente, ha sufrido una cantidad de cambios
sociales y culturales. Hoy en día se caracteriza por la diversidad de tipos, porque
sigue siendo el principal sustento de la socialización básica y el refugio emocional
y afectivo de las personas.
Como en la sociedad tradicional la familia era el principal agente de socialización
es natural que los conservadores afirmen el valor de la familia como algo esencial
a mantener inalterado. Pero es en el marco de la competencia de los nuevos
agentes de socialización de la sociedad moderna, la escuela, o de la sociedad
post-moderna, las nuevas tecnologías de la comunicación e información -TV y
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redes de Internet-, que se está probando la familia del futuro. Los padres deben
ahora educar a sus hijos en conjunto con la escuela y deben socializar a los
futuros ciudadanos en el contexto de la televisión y los medios electrónicos, con
una perspectiva abierta y crítica.
Palpablemente, el estudio de Horkheimer ya no tiene estos alcances explicativos,
funciona por y para su época, no obstante tiene cuestiones que dado los
momentos históricos, sociales y económicos, podemos ver que no son exclusivos
de una época.
Bibliografía
Girola, Farfán. (2003). Cultura y civilización: el pensamiento crítico alemán
contemporáneo. México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.
Gumucio, C. P. (2007). NovaAmerica: la revista de la patria grande. Fecha de consulta:
Junio 02, 2013, tomado de
http://www.novamerica.org.br/Revista_digital/L0107/rev_emdebate02.asp
Mora, F. (2009, Mayo 25). Flormora. Fecha de consulta: Junio 01, 2013, de Flormora:
http://flormora.blogspot.mx/2009/05/escuela-de-frankfurt-y-la-aportacion-de.html
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