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122 La controversia de La Haya vista por estrategas chilenos OSWALDO DE RIVERO * diario latercera.com Andrés Allamand, Ministro de Defensa chileno, se la tendría jurada al Perú y optaría por la fuerza y no por la razón, de acuerdo con su propio lema.

La controversia de La Haya vista por estrategas chilenos · en La Haya. Si Chile hubiera aceptado las negociaciones directas, no estaría ahora liti-gando en La Haya sino ejerciendo

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La controversia de La Haya vista por estrategas chilenosOswaldO de RiveRO*

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Andrés Allamand, Ministro de Defensa chileno, se la tendría jurada al Perú y optaría por la fuerza y no por la razón, de acuerdo con su propio lema.

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* Embajador (r). Ex representante del Perú ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Autor del Mito del desarrollo, obra traducida a seis lenguas, y The crisis of civilization, publicada recientemente en Nueva York y Londres (Amazon).

P ara destacados analistas estratégi-

cos chilenos y el Libro de la Defensa

Nacional de Chile 2010, la demanda

del Perú en La Haya “no tiene meritos ni

fundamentos”. Es, así, un “eufemismo

jurídico” que oculta la pretensión del

Perú de cambiar el statu quo derivado

de la Guerra del Pacífico, del Tratado de

1929 y de los convenios de 1952 y 1954.

Consideran que la diplomacia chilena,

al rechazar el pedido peruano de nego-

ciaciones directas para fijar un límite ma-

rítimo, cometió un error porque le abrió

el camino al Perú para demandar a Chile

en La Haya. Si Chile hubiera aceptado las

negociaciones directas, no estaría ahora liti-

gando en La Haya sino ejerciendo su poder

de disuasión dentro de las negociaciones

directas para que estas no lleguen a nada.

El Perú, según ellos, al pretender un

cambio del statu quo por medios jurídicos,

le ha dado coraje a Bolivia para pretender

lo mismo con el Tratado de 1904. El Perú

ha sido así “temerario” al patear el tablero

geopolítico en el Pacífico sudamericano y

no medir las consecuencias de intentar un

cambio que puede hacer colapsar la paz

BATALLA EN DOS FRENTES

y la amistad, establecidas en el Tratado

de Límites de 1929.

No están tan seguros de ganar. Temen

que la Corte de La Haya emita un fallo

que delimite de manera jurídicamente

equitativa el área en disputa, y le dé así

una parte de esta al Perú. Para ellos, esto

cambiaría el statu quo porque el Perú

ganaría algo que nunca había tenido y

Chile perdería una porción del área ma-

rítima donde ejercía soberanía.

Esto lo sospechan también sus políti-

cos y la mayoría de la población chilena.

Según un sondeo de opinión pública, más

del 73% de los chilenos no están dispuestos

a ceder el más mínimo espacio marítimo

al Perú en el caso de un fallo adverso.

Esta tendencia se refuerza además

como resultado de la impopularidad del

presidente Piñera (22% de aprobación). Si

este acepta un fallo desfavorable, su im-

popularidad se convertirá en ilegitimidad.

Pasaría a la historia como un presidente

chileno repudiado por su pueblo, como

un mandatario fenicio que, por salvar las

inversiones de los empresarios chilenos,

cedió dominio marítimo al Perú.

Por eso Piñera ahora dice que no solo

defenderá la soberanía marítima jurídica-

mente, sino que las fuerzas armadas de

Chile están listas para resguardarla. Lo

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declaró en medio de tanques Leopardo

durante las maniobras Huracán 2011, y

lo volvió a repetir recientemente en mayo

de este año, nada menos que ante el pleno

del Congreso chileno.

Sin duda, este rechazo chileno a ceder

soberanía se fortalecerá aún más porque

el 2013, que es un año crítico para el fallo

de La Haya, es también un año crucial

electoral en Chile, en el cual la defensa

de la soberanía marítima chilena tendrá

campeones en los candidatos presidencia-

les tanto de derecha como de izquierda.

No seamos tan triunfalistas sobre el fa-

llo e impávidos sobre la amenaza chilena,

porque será muy difícil que un gobierno

impopular como el de Piñera termine su

período aceptando un fallo que cercene

una área en la que Chile ejercía soberanía,

o que el nuevo gobierno que lo suceda se

inaugure aceptando una cesión semejante.

Por todo esto, los estrategas chilenos

sostienen que el Perú se equivoca al

creer que la controversia con Chile es

jurídica cuando es geopolítica, y además

con graves repercusiones internas para

Chile. Y en virtud de ello, recomiendan

sacar al Perú de su “eufemismo jurídico”

y obligarlo a practicar una “realpolitik”

que “sincere” la peligrosa situación in-

ternacional generada por su poco realista

demanda en La Haya.

Los analistas estratégicos chilenos no

son tan partidarios de un proceso jurídico

en La Haya a “finish”, sino de llegar antes

a un “sinceramiento” con el Perú a través

de un “diálogo franco”, es decir, una ne-

gociación directa. En este sentido, son muy

ilustrativas las declaraciones públicas del

experimentado embajador chileno, Juan

Pablo Lira: “Perú tiene expectativas pero

Chile tiene y ejerce soberanía sobre el terri-

torio. Por ende, para Chile será más duro

aceptar un fallo adverso (…) ha llegado

el momento de tener un diálogo franco

con el Perú”.

¿Y cómo buscará Chile detener un

proceso jurídico a “finish” y llevarnos a

una negociación directa? No se requiere

mucha imaginación. El “sinceramiento”

chileno consistirá en disuadirnos, dicién-

donos: negociemos para lograr beneficios

mutuos sin cesión de soberanía chilena o

vamos a un conflicto. En otras palabras, si

el Perú no acepta la razón (sinceramiento)

de que Chile no gana nada en La Haya,

entonces habrá que amenazarlo con usar

la “fuerza” para convencerlo.

La hipótesis de un conflicto con el Perú

prevalece en el pensamiento estratégico

chileno y en la preparación de sus fuerzas

armadas. Por eso es que Chile ha recurrido

en estos años al espionaje y convertido

el proceso de La Haya en un imparable

ejercicio de disuasión al Perú.

EspionajE, disuasión, incidEntE

En efecto, Chile tuvo éxito en una ope-

ración de espionaje al obtener que el

suboficial Víctor Ariza le vendiera va-

liosa información sobre la Fuerza Aérea

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Peruana (FAP). También hubo intentos

de penetrar la base de La Joya, como fue

el caso del helicóptero “extraviado”, y

luego, rumores de un espionaje en Talara.

En sus actos de espionaje, Chile ha

demostrado que lo que más le interesa

es la FAP. Y esto porque la superioridad

aérea es decisiva en todo conflicto ar-

mado. Y a pesar de que Chile ya obtuvo

esta superioridad, le sigue preocupando

el grado real de operatividad de la FAP.

Parecería que quiere darle total seguri-

dad, en caso de combate, a sus F16 frente

a nuestros MIG 29, y además saber si

nuestra defensa antiaérea sigue arcaica o

está modernizándose con mejores radares

y misiles.

Por otra parte, con la adquisición de

un satélite Fasat-Charlie y de aviones sin

piloto (UAV) Hermes 900, Chile puede

espiar ahora miles de kilómetros de nues-

tro territorio e informarse sobre nuestras

actividades militares. El territorio del

Perú es hoy observado por Chile desde el

espacio y desde la atmósfera. Chile se ha

convertido así en el big brother del Perú.

La muñeca florentina de nuestro Canciller debe encajar en las tareas hechas con anticipación por la diplomacia peruana.

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Sebastián Piñera debe jugar el papel de un civil entre tanta atmósfera militar. (Foto: starmedia.com)

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También la estrategia de Chile ha sido

darle al proceso de La Haya un trasfondo

permanente de disuasión con la inten-

ción de negociar directamente, antes o

después de un fallo adverso, un arreglo

bajo la amenaza de un conflicto. Y es por

eso que Chile es el país que más se ha ar-

mado en Sudamérica. Incluso hoy supera

militarmente al Brasil, no por poseer un

mayor número de unidades de combate

y hombres, sino por la modernidad de

su sistema de armas.

Durante el período 2000-2011, Chile ha

adquirido armamento por 3479 millones

de dólares. Y solo entre el 2008 —año

que comenzó el juicio de La Haya— y el

2012, ha comprado por 1356 millones, es

decir, casi la mitad de sus adquisiciones

del período 2000-2011.

El Perú vive hoy amenazado-disua-

dido por 46 modernos aviones F16, por

más de 400 tanques Leopardo, por 2

submarinos Scorpene silenciosos que

pueden estar sumergidos un mes y en

esas condiciones lanzar misiles. También

por 8 fragatas con modernos misiles

navales Harpoon, aviones Awacs, sis-

temas de radar avanzados, un satélite

con atribuciones militares y aviones sin

piloto espías.

La mayor parte de este sistema de ar-

mas de naturaleza ofensiva está desplega-

do hoy en la frontera norte de Chile y tiene

como doctrina la acción combinada de to-

dos los sistemas de armas navales, terres-

tres y aéreos en un teatro de operaciones

que es el Perú, bajo el mando del Jefe de

Estado Mayor Conjunto chileno. La ope-

ratividad combinada de estos sistemas de

armas ha sido probada en dos maniobras

disuasivas contra el Perú: Salitre 2010 y

Huracán 2011.

Chile tiene hoy la capacidad militar

para provocar, antes o después del fallo,

un incidente armado (sin llegar a una

guerra). Este incidente convertiría la

controversia jurídica en un pretendido

“uso de la fuerza de parte del Perú”, lo

cual impediría la ejecución del fallo para

llevarnos a un “diálogo franco”, es decir,

a negociaciones directas bajo su poder de

disuasión.

El mito dEl consEjo dE sEguridad

En la prensa nacional circulan opiniones

que aseguran que si Chile no ejecuta el

fallo de La Haya, se podrá recurrir al

Consejo de Seguridad de las Naciones

Unidas para que lo obliguen a hacerlo.

Ojalá esto fuera cierto, pero no lo es.

Si bien el artículo 94 de la Carta de las

Naciones Unidas permite que el Consejo

de Seguridad tome medidas “si lo cree ne-

cesario” frente al incumplimiento de los

fallos, este nunca ha aplicado ni aplicará tal artículo porque las cinco grandes po-tencias permanentes con derecho a veto no quieren exponerse a ser enjuiciadas y tener que vetar una sentencia de la Corte adversa a sus intereses.

Ante esta realidad, no es coincidencia que Chile haya presentado su candidatura

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para ser miembro del Consejo de Seguridad a partir del año 2014. Como miembro, estará en una situación diplomática privilegiada para fortalecer aún más la no acción de este órgano frente a las sentencias de la Corte. Además, podría incluso provocar un incidente armado denunciando inmediatamente ante este órgano que fue el Perú quien lo provocó. Lo más que haría entonces el Consejo de Seguridad sería promover un arreglo directo entre las partes, lo que arruinaría el proceso o el fallo de La Haya al obligarnos a entrar en negaciones directas con Chile.

¿Qué hacEr?

En un memorándum que es un modelo de análisis en los más prestigiados centros de estudios estratégicos del mundo, el eminente estratega británico Eyre Crowe, frente a la carrera armamentista alemana, dijo: “No podemos juzgar ni adivinar qué es lo que quiere Alemania con su carrera armamentista. El único elemento objetivo que tenemos frente a este hecho es que sus armas amenazan al Imperio Británico, y debemos armarnos”.

Esto mismo se aplica hoy al Perú. Lo único objetivo que sabemos del arma-mentismo de Chile es que amenaza al Perú, porque gran parte de sus armas

ofensivas están desplegadas en su fron-

tera norte. El Perú no puede vivir con

un vecino que lo espía y le apunta todos

los días con sistemas de armas cada más

sofisticados y mortíferos, y por eso de-

bemos armarnos...

El Perú no tiene otra alternativa que

armarse para disuadir a Chile a no usar

la fuerza. Un incidente armado, antes o

después del fallo, no estallaría fácilmente

si hay disuasión. Es decir, si existe la po-

sibilidad real de que Chile sufra un gran

daño militar. Esta disuasión no significa

tener paridad militar con Chile. Según

analistas independientes, se podría lograr

si el Perú refuerza urgente y eficazmente

el poder de la FAP, su defensa antiaérea

y su capacidad blindada y antitanque.

El primer deber de un gobierno es no

correr ningún riesgo frente a una amena-

za externa objetiva que pueda afectar la

integridad del Estado. Y sobre todo, en el

caso de Chile, humillar otra vez a todos los

peruanos. Si este gobierno nacionalista no

quiere ser un día calificado como el peor

gobierno de la historia del Perú, debe

tomar muy en serio la amenaza chilena.

No debe darle mayor prioridad al

VRAE que a Chile. Porque si bien la ame-

naza narco-subversiva es importante, en

verdad es más un problema de falta de

Estado, mientras que la amenaza chilena

va dirigida contra la integridad y el honor

del mismo Estado peruano.

Si el actual gobierno no cumple con el

principal deber que tiene todo gobierno,

que es la defensa de la integridad y del

honor nacional ante una amenaza externa,

y nos pasa de nuevo algo militarmente

catastrófico con Chile, no mereceríamos

celebrar los doscientos años de nuestra

independencia como Estado y Nación. n