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BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2 P. 103-114
La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano*
Álvaro Quijano Solís**
* Conferencia magistral presentada en la Conferencia Internacional sobre Bibliotecas Universitarias "La cooperación en el futuro
digital", organizada por la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM. Ciudad de México, D.F., 26 y 27 de septiembre de 2002.
Mesa redonda, "Consorcios en el ámbito bibliotecario mexicano", celebrada el 26 de septiembre de 2002.
** Director de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México, A.C. Camino al Ajusco núm. 20, Pedregal de Santa
Teresa, 10740 México, D.F. [email protected]
ResumenEl presente trabajo se fundamenta en una revisión de la literatura bibliotecológicaaparecida en las memorias de actos profesionales sobre cooperación en losúltimos 45 años. A partir de esta revisión, se hace un análisis de lo logradoen este rubro, así como de los factores en los que todavía tenemos que trabajarlos bibliotecarios. La cooperación se entiende como la base elemental sobrela que podrían crearse consorcios en México. Así, el documento propone lasacciones que deberán desarrollarse en un futuro cercano para apoyar laconstrucción colectiva de bibliotecas digitales, en la que el papel de la UNAM
debe ser protagónico y, sobre todo, de liderazgo generoso para el sistemabibliotecario del país.
Palabras clave: cooperación bibliotecaria, consorcios bibliotecarios, bibliotecasuniversitarias, catálogos colectivos, bibliotecas digitales, UNAM, México.
AbstractThe paper is based on a review of the librarian cooperation literature publishedin several proceedings over the last 45 years. From this review an analysis ismade of the achievements in the field as well as the issues that librarianshave still pending. Cooperation is understood as the key element for consortiacreation in Mexico. The author proposes actions to be developed in the nearfuture to support collective construction of digital libraries where UNAM'srole must be one of leadership, and above all, beneficial to the library systemof the country. (FRRE)
Keywords: librarian cooperation, library consortia, university libraries, unioncatalogs, digital libraries, UNAM, Mexico. (FRRE)
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Presentación
El documento que aquí se ofrece
con el tema de consorcios
bibliotecarios en México requiere
iniciarse a partir de algunas
consideraciones sobre nuestra
experiencia, pobre de verdad, en
cooperación bibliotecaria. Para ello
utilizaré parte de lo que encontré
al revisar cuarenta y cinco años de
las memorias de las Jornadas de
la Asociación Mexicana de
Bibliotecarios, A.C. (AMBAC), las de
los seminarios de la Asociación de
Bibliotecarios de Instituciones de
Enseñanza Superior e Investigación
(ABIESI) y de las de otras actividades
relacionadas con la cooperación
bibliotecaria en México. Esta
revisión se realizó por encargo de
la Asociación Mexicana de
Bibliotecarios y el texto resultante
fue leído en las Jornadas Mexicanas
de Biblioteconomía del año pasado
y comentado, entre otros colegas,
por el Lic. Juan René García
Lagunas, presente también hoy en
esta mesa.1
Algunas de las aseveraciones aquí
incluidas se basan en la
mencionada revisión y en la
interpretación de otros documentos
y, en particular, de aquéllos que
siguen vigentes o que
representaron, por su importancia,
referencias obligadas en el estudio
del área. También se tomaron como
aportaciones bibliográficas
interesantes las que constituyen
recopilaciones históricas del tema
-como las de Arturo Robles2 y Rosa
María Fernández,3 quienes
realizaron trabajos en los cuales
revisaron los antecedentes del tema
en 1983 y 1987, respectivamente-
y las que constituyen propuestas
generales de cooperación, como
la de la propia Rosa María
Fernández4 y la de José Orozco,5
ambas de 1977.
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano
1 Quijano Solís, Álvaro. Documento base de la Mesa Redonda "La cooperación bibliotecaria en 45 años de Jornadas : historia y
prospectiva". En: Memorias. XXXII Jornadas Mexicanas de Biblioteconomía (4 a 6 de mayo de 2001; Xalapa, Veracruz). Edición
en prensa.2 Robles Zafra, Arturo. "Consideraciones básicas para la cooperación bibliotecaria". En: Memorias. II Seminario de Cooperación
de Bibliotecas y Centros de Información. Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León-ABIESI, 1983. pp. 1-23.3 Fernández de Zamora, Rosa María. "Reseña sobre los programas de cooperación en México". En: Memorias. Reunión de
Trabajo sobre Cooperación Bibliotecaria. México: ITAM, 1988. pp. 22-35.4 Fernández de Zamora, Rosa María, et al. "Posibilidades de cooperación en México". En: Memorias. VIII Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía. México: AMBAC, 1977. pp. 281-294.5 Orozco Tenorio, José. "Los recursos compartidos en las bibliotecas universitarias". En: Memorias. VIII Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía. México: AMBAC, 1977. pp. 267-279.
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Éste es un documento base, y por
tanto incompleto, que busca
provocar la discusión sobre nuestras
perspectivas en el futuro digital,
tema de esta conferencia. El
documento y lo que en él se
asevera seguramente serán
rebatidos y complementados por
mis colegas, a partir de sus propios
juicios y experiencias.
A lo largo de mi presentación,
buscaré invitar a reflexionar sobre
lo que nos falta en la profesión
mexicana para incorporarnos a los
nuevos entornos de cooperación,
base de cualquier consorcio. No
se trata, pues, de un documento
complaciente sobre nuestras
capacidades como gremio en este
tema, sino del que busca despertar
el interés de ustedes y de mis
compañeros de mesa para
contribuir, con nuestras reflexiones
y desde nuestros lugares de trabajo,
a subsanar la carencia que hemos
padecido en el terreno de
cooperación y que explica en buena
medida las enormes dificultades
que estamos teniendo para construir
consorcios que nos permitan
transformarnos de meros
consumidores en actores del mundo
de la información, donde la palabra
"globalización" tiene implicaciones
muy serias en el acceso y
disponibilidad de información como
condiciones de mejor calidad de
vida para todos y no sólo para unos
cuantos.
Antecedentes decooperación en México
Pocos conceptos como el de
cooperación bibliotecaria han
estado tan presentes en los 45
años de memorias de reuniones,
seminarios y jornadas profesionales
en México; en contraste, los logros
concretos han sido pobres en todos
estos años. Iniciamos el tercer
milenio con prácticamente las
mismas carencias bibliotecarias
que la falta de cooperación
señalaba en 1956, en las Primeras
Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía, Bibliografía y
Canje de la AMBAC: préstamo
interbibliotecario insuficiente, poco
apoyo de la capital al interior de la
República, macrocefalia
bibliotecaria, inexistencia de
catálogos colectivos, ausencia de
un centro bibliográfico nacional y
otro de canje, etc.
En aquellos tiempos Pedro Zamora,
por ejemplo, al exponer las bases
para la organización de catálogos
centralizados y colectivos, decía:
"...es necesario que trabajemos
conjuntamente, que nos olvidemos
de partidarismos y de vanidades
personales, que unamos todos
nuestros conocimientos y
experiencias, para poder reflexionar
y evaluar correctamente nuestros
problemas...".6 La frase pudo haber
sido escrita ayer. Las vanidades
personales mencionadas por
Zamora han sido y son todavía
nuestro "talón de Aquiles" en el
asunto de la cooperación
bibliotecaria. En 1977, Rosa María
Fernández concluyó su
presentación en las Jornadas
diciendo que "...una verdadera
cooperación en México es
prácticamente inexistente y que se
ha empleado más tiempo en hablar
y escribir sobre ella que en
realizarla".7
La realidad mostrada por Rosa
María Fernández en 1977 no era,
en su opinión, muy diferente diez
años después cuando, al finalizar
un seminario sobre el tema, decía:
"Como conclusión podemos decir...
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
Álvaro Quijano Solís
6 Zamora, Pedro. "Catálogos central y en depósito, bases para su organización”. En: Informe final. Primeras Jornadas Mexicanas
de Biblioteconomía, Bibliografía y Canje. México: Centro de Documentación Científica y Técnica, 1957. p 260.7 Fernández de Zamora, Rosa María. et al., op. cit., p. 288.
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que la cooperación en México ha
sido bastante discutida y planeada,
pero que las realizaciones concretas
son pocas todavía...".8
Hasta 1987, fecha de la última
actividad especializada en el tema
que publicó sus memorias, la
historia de la cooperación en México
había sido largamente escrita
durante actos bibliotecarios como
los dos seminarios específicos de
la ABIESI, uno de la Asociación de
Bibliotecarios Gubernamentales de
México, A.C. (ABIGMAC) y otro de la
Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) sobre
catálogos colectivos.
A pesar de todos estos intentos,
los resultados han sido y siguen
siendo pobres. Hemos tardado en
entender que necesitamos
infraestructura y liderazgo y, más
importante, en convencernos de
que todo programa de cooperación
supone un aumento de nuestros
propios costos de operación, de
nuestra inversión.
La bibliotecología mexicana está
plagada de protagonismos
personales e institucionales. La
generosidad, la modestia y la
humildad no son nuestras
principales virtudes. La cooperación,
a mi modo de ver, es una gran obra
de teatro que sólo admite algunos
primeros actores y donde es
necesario tener los de reparto.
Nos ha faltado el espíritu para
reconocer que cooperar es dar
antes que recibir, y que la
cooperación supone someter
nuestras ambiciones protagónicas
a un objetivo común, siempre más
trascendente que los personales
o institucionales.
Requeriríamos contrastar los
exiguos resultados dentro del
sistema bibliotecario nacional en
lo referente a esfuerzos
cooperativos con al menos tres
tendencias que el análisis sistémico
del entorno mundial permite
avizorar:
1. Una enorme presión de los
organismos internacionales para
lograr un sistema educativo
mexicano eficiente, que incluya
el financiamiento para adquirir
productos de conocimiento
generados en otras latitudes,
en un pretendido discurso de
transferencia de información y
conocimiento. No se trata de
generar procesos de aprendizaje
locales, sino de aprovechar lo
que el mundo desarrollado ya
ha hecho y comprarlo.
2. Una gran necesidad de que
las bibliotecas universitarias se
incorporen a los procesos de
investigación y de enseñanza-
aprendizaje de sus instituciones
proactiva y no sólo
reactivamente, como simples
entidades de apoyo. La
universidad denominada "virtual"
es una quimera sin la existencia
de muy buenas bibliotecas, que
están cada vez más presionadas
por nuevas generaciones de
jóvenes para quienes la
tecnología no es extraña y tienen
mayor conciencia de lo que
Internet, a pesar de nuestros
discursos profesionales
fundamentalistas, puede hacer
por ellos.
3. Una tendencia generalizada,
cuando menos en el discurso
educativo de la ANUIES, de señalar
la urgencia de fomentar el
"aprendizaje de por vida", lo que
supone que las bibliotecas
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano
8 Fernández de Zamora, Rosa María. "Reseña sobre los programas de cooperación en México". En: Memoria. Reunión de
Trabajo sobre Cooperación Bibliotecaria. México: ITAM, 1988. pp. 22-35.
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universitarias deberían estar
haciendo lo suyo a partir del
fomento de las habilidades
informativas, base de la
formación de pensamiento crítico
y de actitudes inquisitivas en los
alumnos. La tarea aquí es
enorme si atendemos a que
formar usuarios en el sistema
de educación superior es
remediar un mal no atacado
desde los primeros años,
mediante la creación y uso de
bibliotecas escolares.
Con este entorno, parece ocioso
que nosotros estemos más
preocupados por averiguar y
negociar qué institución se lleva
los reconocimientos en cada
esfuerzo cooperativo.
Las áreas de cooperación
Las limitaciones económicas han
sido la razón más frecuentemente
argumentada para llamar a la
cooperación, aunque se han
planteado otras como la de mejorar
el acceso a más bibliotecas
mediante catálogos colectivos y la
de acelerar el procesamiento de
materiales a través de catalogación
colectiva.
Colaborar, en este contexto,
significa más que una mera relación
entre pares. Se trata de establecer
relaciones entre bibliotecas "ricas"
y "pobres", por usar términos
coloquiales. La pobreza y la riqueza
no se definen, para las bibliotecas
universitarias mexicanas, en función
de tener mayor o menor
presupuesto, sino de la capacidad
de asimilación tecnológica y de las
herramientas del trabajo
bibliotecario. En otras palabras, se
trata de establecer relaciones donde
los actores sean iguales en términos
de la voluntad para aprender y para
homogeneizar prácticas de trabajo,
normas de calidad y valores éticos,
que impidan que las bibliotecas
pobres, por así decirlo, simplemente
se "cuelguen" de las ricas.
En este sentido, el propósito de la
cooperación no sólo debe consistir
en transmitir documentos y mejorar
recursos, sino en compartir
tecnologías, pero sobre todo la
cultura que permita construir
comunidades bibliotecarias
capaces, a su vez, de generar
conocimientos autónomamente. Se
trata de disminuir las diferencias
a partir del establecimiento, en
cada biblioteca cooperante, de
políticas y normas acordes con la
propia cooperación.
Ciertamente, ante la posibilidad de
establecer consorcios, las áreas
de trabajo deberían estar bien
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
Álvaro Quijano Solís
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definidas y no condicionarse al
mero hecho de las limitaciones
económicas. En última instancia,
ser eficiente no sólo es hacer más
con menos, sino hacer mejor con
los mismos recursos, y éste es un
punto importante en una época en
que las bibliotecas universitarias
trabajan bajo conceptos asociados
con agregar valor a sus servicios
y productos.
Así, Seal apunta que los programas
de cooperación responden al deseo
de reducir costos, al tiempo de
proveer más y mejores servicios a
los usuarios, particularmente el
acceso a otros acervos y formatos
adicionales al acervo local. Él
detecta, además del préstamo
interbibliotecario, las siguientes
áreas:
1) Mejora del acceso a otros
acervos por medio de catálogos
colectivos
2) Procesamiento colectivo de
materiales
3) Adquisición, en consorcios, de
bases de datos
4) Asesoría e intercambio de
personal
5) Adquisición compartida de
colecciones valiosas.9
Hay que comentar que -con el paso
del tiempo, los avances sectoriales
que hemos tenido y el rápido
cambio tecnológico- el
procesamiento colectivo de
materiales ha cedido su importancia
al de la normalización, donde las
prioridades han cambiado frente a
la generación de catálogos virtuales
basados en normas tipo Z39.50.
La presencia en nuestro país del
Online Computer Library Center
(OCLC) ha sido una variable
significativa que retomaremos
posteriormente.
Podríamos, entonces, hablar de
cuatro áreas fundamentales, donde
la base de la pirámide conceptual
se establece en la primera, mientras
que la última es la punta. Así,
podemos determinarlas de la
siguiente manera:
A. Acceso. Mejoramiento en el
acceso a otros acervos del país y
obtención de documentos -a través
de catálogos colectivos, virtuales
o reales- en beneficio de los
usuarios y del desarrollo de
colecciones.
B. Normalización. Normalización
técnica, bibliográfica, de control
bibliográfico y de servicios para
favorecer las actividades
relacionadas con A.
C. Consorcios. Fortalecimiento de
consorcios sectoriales, regionales
y nacionales para adquirir licencias
colectivas de bases de datos,
programas de cómputo, revistas
electrónicas y materiales valiosos,
en apoyo a las actividades de A.
D. Intercambio. Intensificación del
intercambio de experiencias, de
asesorías, de personal y de
capacitación, a partir de C y para
respaldar las actividades de A, B y
c.
En A, la cooperación para el acceso
constituye la estructura que apoya
directamente al usuario y a las otras
tres áreas, mientras que éstas están
conformadas por actividades menos
"transparentes" para el usuario.
Los consorcios, obviamente,
soportan la parte de la estructura
que favorece más al usuario y son,
asimismo, la base de la auténtica
cooperación.
Con este esquema, daré una
aproximación de los logros y
carencias en cada uno de los
estratos de esta pirámide.
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano
9 Seal, Robert A. "Cooperación bibliotecaria: mucho que ganar, poco que perder". En: Memorias. XXIX Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía. México: AMBAC, 1999. p. 42.
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Acceso
Como mencionamos, hay que
replantear el tema de los catálogos
colectivos ante el avance de las
tecnologías de información. La
convergencia de éstas en la
integración virtual de recursos es
una realidad cotidiana. Un ejemplo
evidente es la posibilidad
de construir un catálogo
colectivo a partir de clientes
Z39.50 y, de esta manera,
apoyar eficientemente los
procesos de selección,
catalogación, referencia y,
particularmente, el de
préstamo interbibliotecario.
El problema encontrado en
la práctica con el intercambio
basado en esa norma, es
que la gente solamente
piensa en la posibilidad de
copiar los catálogos de los
otros, sin aportar nada en
un proyecto cooperativo, lo
que favorece la
desconfianza.
Otra variante por considerar al
evaluar la pertinencia de la
cooperación en las áreas
mencionadas, como dijimos, es la
creciente presencia de OCLC en
México. Ésta es una muestra de
que, como nunca logramos
cooperar para producir un catálogo
colectivo, ahora estamos
contribuyendo a elaborarlo pero
desde afuera del país, para después
pagar por él. Este esquema, por
ejemplo, es impensable en los
Estados Unidos, donde las
bibliotecas se asocian para recibir
un trato más paritario de OCLC a
partir de negociar su catálogo local
con el de la cooperativa.
Por ahora, en OCLC participan, entre
otros: El Colegio de México
(COLMEX), el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM), la Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ),
la Universidad Veracruzana (UV),
la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla (BUAP), la
Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), la Universidad
de Guadalajara (U de G) y la Red
de Servicios Bibliotecarios de las
Universidades del Centro (RESBIUC),
que agrupa a varias universidades
del centro del país. Así,
irónicamente, cualquiera de estas
bibliotecas le pagará a OCLC por
obtener un registro
catalográfico de otra
biblioteca mexicana.
Sin embargo, si no fuese
por OCLC, dada la debilidad
cooperativa nuestra,
algunas bibliotecas -como
la de El Colegio de México-
no podrían buscar mejores
entornos de productividad
para aumentar el valor de
sus servicios. Muchas
veces me he preguntado
si de verdad no
hubiésemos podido
construir nuestro propio
OCLC a partir, por ejemplo,
de la UNAM, El Colegio de
México y la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM). Hubiese
significado mucho trabajo, no tengo
duda: hubiese sido muy complicado
deshacernos de protagonismos
personales e institucionales,
producir un código MARC de
transferencia, uniformar reglas de
catalogación y producir un catálogo
mexicano de autoridades. Imagino
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Álvaro Quijano Solís
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que el esfuerzo habría sido enorme,
pero seríamos productores, no
meros consumidores como lo
somos ahora.
En el terreno de cooperación para
el acceso,la tecnología ha sido
determinante para reconfigurar el
tradicional préstamo inter-
bibliotecario: primero, el fax; luego,
la WWW apoyada por el correo
electrónico; ahora, la transmisión
de imágenes digitales (a través de
ARIEL, por ejemplo) y el naciente
campo de bibliotecas digitales.
Estos desarrollos tecnológicos han
facilitado la cooperación y le han
simplificado la vida a los usuarios
al mejorar el acceso a la
información.
En las normas de servicios, la
cooperación ha sido exitosa. De
hecho, las normas para el servicio
bibliotecario de la ABIESI ya son un
ejemplo clásico, junto con el Código
de Préstamo Interbibliotecario de
la misma asociación. Más
recientemente, la Asociación
Nacional de Universidades e
Instituciones de Enseñanza
Superior (ANUIES), por medio de su
Consejo Regional Centro Occidente,
publicó una guía de evaluación de
bibliotecas que constituye un gran
avance sobre las de la ABIESI y que
refleja el trabajo cooperativo de
bibliotecarios de ocho universidades
de la zona de casi dos años.10
Normalización
Otra carencia evidenciada en la
literatura revisada es la de una
autoridad bibliográfica nacional.
Con respeto a esas instituciones,
se puede afirmar que ni la Biblioteca
ni la Hemeroteca Nacionales existen
en el plano normativo, no ejercen
ningún liderazgo y ello se refleja
también en la poca cooperación
existente en el país. La ausencia
de catálogos colectivos nacionales,
de normas bibliográficas nacionales,
de centros catalográficos y de canje,
entre otras carencias, se explican
en parte por este hecho. Esto sigue
siendo válido a pesar de que
CONACYT asumió parcialmente este
liderazgo hasta 1985. Por ello, y a
manera de ejemplo, un grupo de
instituciones universitarias ha tenido
que darse a la tarea de subsanar
en lo posible la ausencia de la
Biblioteca Nacional en la
elaboración de una lista mexicana
de encabezamientos de materia.11
En el área técnica, la historia la
hemos construido a partir de los
avances internacionales. Con
CONACYT, nos enteramos de la ISO
2709 y de los primeros intentos de
adoptar el MARC a su proyecto de
Red Núcleo. Pasaron años antes
de convencernos de que no
podíamos insistir en hacer nuestro
propio MARC en cada institución: ni
el de la Biblioteca Nacional, ni el
de El Colegio de México, ni el de
la UNAM conservaron su identidad
con la entrada de sistemas de
automatización de bibliotecas. No
ver al MARC como un formato de
intercambio, sino como uno
exclusivamente de diseño de bases
de datos, nos impidió que, a pesar
de la proliferación de MICROISIS,
nuestras bases de datos pudieran
intercambiarse significativamente
para propósitos cooperativos a nivel
regional o nacional.
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La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano
10 Guía metodológica para evaluar las bibliotecas de las instituciones de educación superior de la región centro occidente de
ANUIES. Guadalajara: Consejo Regional Centro Occidente de ANUIES, 2000.11 Figueroa Servín, Reynaldo y Ageo García Barbabosa. "Control de autoridades en español: antecedentes y consideraciones
para su desarrollo en la Biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México". En: Memorias. XXIX Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía. México: AMBAC, 1999. pp. 275-286.
111
Nadie discute ahora, por ejemplo,
la importancia del MARC en el uso
del Z39.50 como norma de
intercambio y para conceptualizar
los llamados metadatos, pero no
hemos tenido la voluntad de
reunirnos para diseminar su utilidad
entre los bibliotecarios.
Así, muy poco se ha hecho para
convenir normas técnicas de
carácter nacional en los diferentes
temas relacionados con bibliotecas
digitales, digitalización de imágenes,
transmisión de imágenes, lenguajes
de marcado, metadatos, etc. Poco
hemos hecho colectivamente para
reflexionar y decidir sobre
normalización de publicaciones
periódicas, creación de
encabezamientos de materia,
asientos de nombres geográficos,
núcleos básicos para crear bases
de datos georreferenciales, etc.
Muchos de estos temas son
conocidos por unos cuantos
iniciados, mas existe poca
apropiación colectiva, poca
divulgación y, por consecuencia,
muy poco esfuerzo cooperativo
registrado en las memorias de
nuestras reuniones profesionales.
Consorcios y redes
Esta área es quizá la mejor
expresión de la voluntad
colaboradora de los bibliotecarios.
Sus logros se han expresado mejor
en el ámbito regional que en el
nacional, así como en sectores
especializados.
En el entorno nacional, debemos
mencionar primero los esfuerzos
de las asociaciones nacionales
para mantener foros donde se
discuten proyectos cooperativos.
La AMBAC, la ABIESI, la Asociación
Mexicana de Bibliotecarios
Agropecuarios (AMBAGRO) y ABIGMAC,
entre otras, han sido un constante
caldo de cultivo para los esfuerzos
cooperativos que han devenido en
grupos más o menos fuertes.
La Universidad de Colima merece
mención aparte. Ella amadrinó
esfuerzos cooperativos importantes
como producir discos compactos
y generar el software SIABUC. En y
por ella surgieron las reuniones
que originaron el Consejo Nacional
para Asuntos Bibliotecarios de las
Universidades Públicas Estatales
(CONPAB) en 1984. Este organismo
es un ejemplo exitoso de
colaboración interinstitucional que
ha hecho aportaciones importantes
a varios proyectos cooperativos
nacionales, tal como se reseñó en
las XXX Jornadas, realizadas en
Morelia.12 Recientemente, el CONPAB
se constituyó en asociación civil
para abrir su membresía a todas
las instituciones de educación
superior.
La red regional más antigua y
exitosa es, sin duda, la RESBIUC,
iniciada por San Luis Potosí y
Guanajuato en 1974. La historia
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
Álvaro Quijano Solís
12 Flores Sucedo, Martina. "Consejo para Asuntos Bibliotecarios de las Universidades Públicas Estatales CONPAB/UPES: quince
años de logros y retos". En: Memorias. XXX Jornadas Mexicanas de Biblioteconomía. México: AMBAC, 2000. pp. 85-90.
112
de los logros de esta red puede
verse junto con los de la Red Centro
Occidente en el documento
presentado en las XXVIII Jornadas.13
La Red Nacional de Centros de
Información en Salud (RENCIS) tuvo
su antecedente en el Sistema de
Centros Regionales de Información
y Documentación en Salud, en
1985. Este programa cooperativo
ha sido muy exitoso y ha
sobrevivido hasta nuestros días
bajo la coordinación de la Secretaría
de Salud.
AMIGOS es también un exitoso
programa cooperativo entre
bibliotecas de las ciudades de
México y Cholula, creado en 1989
a partir de un convenio de préstamo
interbibliotecario con la Universidad
de Texas en El Paso. Robert Seal,
bibliotecario de ésta última, ha sido
una pieza clave en el desarrollo
cooperativo entre México y Estados
Unidos. A su tesón se deben los
proyectos AMIGOS y su similar entre
la Texas Christian University y la
Universidad Anáhuac del Norte,
donde Daniel Mattes ha tenido un
importante papel, amén de muchos
convenios de cooperación en la
frontera norte de México.
A raíz de la reciente publicación
de la ley que regula al CONACYT, se
han acelerado los trabajos para
constituir el grupo de bibliotecas
de los denominados "Centros SEP-
CONACYT", que incluye a varias
instituciones importantes en el
entorno de la investigación básica
y aplicada, tanto en las ciencias
sociales y las humanidades como
en las ciencias básicas y aplicadas.
Sin ser un consorcio, el grupo trata
de constituirse como tal, imaginando
caminos para librar los obstáculos
burocráticos. En este grupo se
incluyen: CIDE, los Colegios de
México, de la Frontera Norte, de
la Frontera Sur, de Michoacán, el
CIESAS, el CINVESTAV, FLACSO, etc.
Intercambio
En esta área, la literatura reporta
muy poco y, en consecuencia,
parece que falta más por hacer.
No sólo es necesario mantener los
foros naturales que propician la
cooperación (Jornadas, Colima,
Transfronterizo, AMIGOS, etc.) sino
que deberíamos propiciar que se
crearan grupos de trabajo para
aproximarse a algunos de los
problemas planteados para, desde
ahí, reforzar el intercambio de
experiencias y lograr un mayor
esfuerzo educativo que involucre
a las escuelas, que son el espacio
donde debería iniciarse la cultura
de cooperación. Sin embargo, todos
sabemos que son entidades
aisladas, con poca colaboración
entre ellas.
Hace falta encontrar caminos
conjuntos para encarar la formación
de usuarios, la adquisición de
colecciones valiosas, la evaluación
de bibliotecas, las bibliotecas
digitales, la normalización
bibliográfica, los edificios, el equipo,
etc.
Prospectiva
Hace poco más de una década, la
Secretaría de Educación Publica
inició los financiamientos a la
educación superior denominados
FOMES. Comprar tecnología y
sistemas automatizados fue la
tónica de las universidades públicas
para descubrir, unos pocos años
después, que la verdadera solución
a nuestros problemas era de
contenidos, y que no bastaba con
comprar soluciones que habían
probado su utilidad en otras
latitudes si antes no resolvíamos
BIBL. UNIV., NUEVA ÉPOCA, JULIO-DICIEMBRE 2002, VOL 5, No. 2
13 Pellicer de Alcázar, Irma, Patricia Hernández Mejía, y Margarita Villalobos Madero. "El trabajo regional: una alternativa para
impulsar los servicios bibliotecarios. El caso de la región centro occidente". En: Memorias. XXVIII Jornadas Mexicanas de
Biblioteconomía. México: AMBAC, 1997. pp. 33-41.
La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano
113
el problema ingente de organizar
nuestras colecciones y de capacitar
a nuestro personal. Aprendimos
que, más que compradores sin
criterio, deberíamos ser creadores
de conocimiento a partir de los
procesos de transferencia de
tecnología y de conocimiento.
Es mucho lo que falta por hacer, y
más lo que falta por escribir. La
integración del país a la era de la
información tiene todavía una larga
agenda pendiente, pero parece
haber una perspectiva para integrar
servicios a partir de la convergencia
de las tecnologías de información.
Las políticas del nuevo gobierno
en torno a las comunicaciones
parecen apuntar hacia la
incorporación de más comunidades
a los beneficios de Internet, a la
par que se anuncia una mayor
calidad en la educación mexicana.
Los bibliotecarios deberíamos
aguzar todo nuestro ingenio en
agregar valor a la red, utilizar su
potencialidad y hacerla el pivote
del compartimiento de recursos
informativos.
Si hemos de creer en las promesas
gubernamentales (y parece que no
tenemos alternativa), junto a estas
tendencias se evidencia el
surgimiento de nuevos espacios
de trabajo para los profesionales
de la información. Necesitamos
redoblar esfuerzos para aumentar
nuestro capital humano y prepararlo
para asumir el liderazgo en los
cambios que se vienen dando. La
cooperación es un mecanismo
natural, pero no sólo entre nosotros
sino con otros sectores del país
empeñados en lograr una
transformación real a partir de la
irrupción tecnológica.
Nuestra tradición ha sido la de crear
productos y servicios atendiendo
más a una generosa oferta
paternalista que a un estudio
cuidadoso de la demanda. Las
bibliotecas digitales, y los consorcios
para crearlas, deben ofrecer algo
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Álvaro Quijano Solís
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más que curiosidades históricas o
folklóricas en sus colecciones.
Necesitamos crear productos
nuevos para coadyuvar a que, en
algún momento, más mexicanos
tengan acceso a los recursos que
hoy están reservados para las élites
universitarias. Los consorcios,
financiados por los que más tienen,
deberían convertirse en el eje de
un verdadero sistema nacional de
información bibliográfica al
servicio de escuelas y de
bibliotecas escolares y
públicas.
Los esfuerzos cooperativos
hechos a través de grupos
afines de bibliotecas deben
ser el inicio de consorcios
que nos permitan no
solamente negociar las
mejores condiciones
económicas para nuestras
instituciones, sino emprender
acciones efectivas en
algunas de las siguientes
áreas:
1. Crear un centro
catalográfico nacional que
integre los catálogos de las
diferentes universidades, incluso
los de las bibliotecas públicas
y la Biblioteca y Hemeroteca
Nacionales, que sea un
contrapeso y un punto de
negociación con entidades como
OCLC.
2. Asumir la emisión y difusión
de normas técnicas y de servicio
así como recomendar su uso a
las bibliotecas mexicanas.
3. Encarar acciones que
propicien el consenso en
terrenos como las bibliotecas
digitales y la educación
bibliotecológica a distancia, con
el fin de evitar el dispendio de
los recursos financieros
canalizados a estas actividades.
4. Propiciar la cooperación
con las redes regionales y
especializadas, y entre ellas,
para mejorar el acceso y la
disponibilidad de más
información para más usuarios.
5. Propiciar la formación de
un gran consorcio nacional para
negociar licencias nacionales
con los proveedores comerciales
de revistas, libros electrónicos
y bases de datos.
Nuestros anfitriones en
esta reunión tienen la
mayor responsabilidad.
Sin ser descortés, creo
poder asegurar que esa
responsabilidad es doble:
no sólo tienen la mayor
proporción de los fondos
públicos que el país
destina a la educación
superior y a la
investigación, sino que
cuentan entre sus
bibliotecas y hemerotecas
con las dos instituciones
nacionales que deberían
ser el eje del sistema bibliotecario
mexicano. La Universidad Nacional,
sin duda alguna, hace mucho
tiempo que debería haber sido la
principal promotora para crear
verdaderos lazos cooperativos en
el país. Ahora es tiempo de pensar
en consorcios, hoy podría ser el
momento de nuestra querida UNAM.
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La cooperación y los consorciosen el ámbito mexicano