La cruz como raíz de la perfecta alegría - VERBO DIVINO · 2020. 12. 29. · No nos perdamos en palabras Cristo es todo para nosotros El ... (año 201{) Los textos de C. M. Martini,

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Carlo Maria Martini Raniero Cantalamessa

La cruz como raíz de la perfecta alegríaFrancisco de Asís habla a los sacerdotes

verbo divino

La cruz como raíz de la perfecta alegríaCarlo Maria Martini«La dicha tiene las raíces en forma de cruz.» Estas palabras,pronunciadas por un monje, resumen el mensaje de estelibro, que nació con ocasión de una peregrinación al monteAlverna. Dos grandes maestros, el padre Cantalamessa y el cardenalMartini, volviendo a la figura de san Francisco de Asís yleyendo de nuevo algunos pasajes bíblicos, conducen allector a redescubrir la raíz de la perfecta alegría en lamisteriosa belleza de la cruz. Son muchos los sacerdotes que viven hoy la experiencia dela cruz, pero pocos los que consiguen hacerla florecer comoperfecta alegría.

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Carlo Maria Martini (1927-2012) fue jesuita, car-denal de la Iglesia católica y arzobispo eméritode Milán. Biblista de fama internacional, fue rector del Pontificio Instituto Bíblico, rector de la PontificiaUniversidad Gregoriana de Roma y presidentedel Consejo de las Conferencias Episcopales deEuropa. Fue una de las voces más amadas y segui-das, no solo en el mundo católico, y sus palabras continúan vivas en sus obras y en el recuerdo de quienes las oyeron.

Otras obras de Carlo Maria Martini publicadasen Edi torial Verbo Divino son:

Oración y conversión Las confesiones de Pedro Tú me sondeas y me conoces Para ti tocaré el arpa de diez cuerdas El retorno al Padre de todos Busco una verdad El absurdo de Auschwitz El fruto del Espíritu en la vida cotidiana ¿Qué belleza salvará al mundo? Donde arde el Espíritu La audacia de la esperanza Conversaciones pastorales No nos perdamos en palabras Cristo es todo para nosotros El evangelio de PabloLa espiritualidad del sacerdoteEstoy en medio de vosotros

La cruz como raíz de la perfecta alegría

Texto Cruz alegría (3ª) 6/11/06 11:41 Página 3

Carlo Maria Martini Raniero Cantalamessa

La cruz como raíz dela perfecta alegría

Francisco de Asís habla a los sacerdotes

TRADUCCIÓN: MIGUEL MONTES


Título original: Dalla croce la perfetta letizia. Francesco d’Assisi parla ai preti.

Tapa: Margarito d’Arezzo (siglo XIII), Crucifijo con san Francisco.

© Ancora Editrice, Milán, 2001 © Editorial Verbo Divino, 2002

Es propiedad

Printed in Spain

Impresión: Nova Printer, Mutilva (Navarra)

Depósito legal: NA. 1134-2011

ISBN 978-84-8169-574-8

Editorial Verbo DivinoAvenida de Pamplona, 4131200 Estella (Navarra), EspañaTeléfono: 948 55 65 11Fax: 948 55 45 [email protected]

a reimpresión (año 201 )

Los textos de C. M. Martini, transcritos a partir de grabaciones, no hansido revisados por el autor.

Las citas bíblicas se han tomado, siempre que ha sido posible, del textode La Biblia, La Casa de la Biblia, Editorial Verbo Divino.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública otransformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorizaciónde sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO(Centro Español de Derechos Reprográficos –www.cedro.org) si necesitafotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

EL SEÑOR “PUSO EN MI BOCA UN CANTAR NUEVO, UN HIMNO A NUESTRO DIOS” (SAL 40,4)Franco Gallivanone . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

La subida al monte para buscar al Señor en el momento de la prueba. . . . . . . . . . . . . . 14Sobre el monte: resistencia y entrega de una nueva comunión . . . . . . . . . . . . . . . . . 17Descender del monte en medio de la “perfecta alegría” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18Pasados veinte años, el canto sigue siendo nuevo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19Un deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20Alabanzas al Dios Altísimo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS(Francisco de Asís) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

“LOADO SEAS POR TODA CRIATURA, MI SEÑOR”. BELLEZA Y MISTERIO PASCUAL EN LA EXPERIENCIA DE FRANCISCO DE ASÍSRaniero Cantalamessa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Ambigüedad de la belleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31No sólo el pecado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32Cómo redimió Cristo la belleza . . . . . . . . . . . . . . . 38Cómo participar de una manera activa en la redención de la belleza . . . . . . . . . . . . . . 42

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TESTAMENTO (1226) (Francisco de Asís) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

“ÉSTE ES MI TESTAMENTO”. FRANCISCO HABLA A LOS SACERDOTES HOYRaniero Cantalamessa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

El amor a los leprosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59El amor a los sacerdotes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64El amor a la eucaristía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66El amor a la Palabra de Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . 72El amor a “nuestra señora la Pobreza”. . . . . . . . . . . 77

EL MILAGRO DE LOS ESTIGMAS Y EL MODO EN EL QUE SE LE APARECIÓ EL SERAFÍN(Tomás de Celano) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

PODER Y SABIDURÍA DEL HOMBRE, DEBILIDAD Y NECEDAD DE DIOS. OBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA “PALABRA DE LA CRUZ”Carlo Maria Martini. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

Premisa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91El texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93Lectio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

El contexto (v. 17) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95Escansiones de la perícopa . . . . . . . . . . . . . . . . 96

Puntos de meditatio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98El camino de Pablo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98El rostro de la Iglesia hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102Nuestra vida y nuestro ministerio . . . . . . . . . . . . . 104

CÓMO SAN FRANCISCO LE EXPUSO A FRAY LEÓN LAS COSAS QUE CONSTITUYEN LA PERFECTA ALEGRÍA YENDO DE CAMINO(de Las florecillas de san Francisco) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

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“CARGUEMOS TAMBIÉN NOSOTROS CON SU OPROBIO... OFREZCAMOS A DIOS SIN CESAR POR MEDIO DE ÉL UN SACRIFICIO DE ALABANZA”. LA “PERFECTA ALEGRÍA” EN EL MINISTERIOCarlo Maria Martini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

La “perfecta alegría” en san Francisco y en la carta de Santiago. . . . . . . . . . . . . 111Lectio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114

El texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114Escansiones de la perícopa . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115Algunos versículos particulares . . . . . . . . . . . . . . . 116

Puntos de meditatio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119Los oprobios de Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119Las humillaciones del ministerio . . . . . . . . . . . . . . 121Lo que favorece la “perfecta alegría” . . . . . . . . . . . 123

EN LA ALFORJA DEL PEREGRINOFranco Gallivanone . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

Encuentros para recordar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127La preparación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

“LA BELLEZA ES EL AMOR CRUCIFICADO”.MINISTERIO Y CONFIGURACIÓN CON CRISTO CRUCIFICADOMarco Bove. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

Seguir a Jesús pobre y crucificado . . . . . . . . . . . . . 134Cantar la belleza de Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

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Introducción

Con frecuencia, el camino de un sacerdote –por propiaelección o en virtud de las circunstancias– conoce

momentos en los que es importante detenerse para vol-ver a encontrar la orientación y el rumbo. Afloran enesos momentos preguntas como éstas: “Señor, ¿adóndeme estás llevando? ¿Hacia qué meta va madurando mi camino? ¿Cómo puedo comprobar la luminosidad demis pasos?”.

Puede suceder que, bajo la presión de muchas y dife-rentes expectativas, los criterios del discernimientodestinados a evaluar la propia vida y el propio minis-terio pierdan su sabor evangélico y asuman tonos deotro tipo.

Por eso es necesario volver a replantearse, tambiénen el caso de los sacerdotes, la singularidad y la origi-nalidad del camino cristiano, que tiene su corazón enla configuración con Jesús y Jesús crucificado1.

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1 En este sentido se movía la propuesta del cardenal Carlo Maria Martinique, en la carta pastoral del año 1999-2000, quiso ocuparse de esta pregunta,


La singularidad del camino hacia la madurez cris-tiana ha sido replanteada con una evidencia particularen la escuela de Francisco de Asís, un hombre conti-nuamente inclinado a contemplar e imitar a Jesucristoen la humildad de su encarnación y de su pasión hastarecibir el grado de configuración al Señor manifestadopor el don de los estigmas.

8

“¿Qué belleza salvará al mundo?”, y brindó los temas de fondo que animaron los“Tres días de espiritualidad” (14-17 de febrero de 2000) vividos en el monteAlverna por los sacerdotes jóvenes de Milán junto con su obispo. En efecto,desde 1990, el ISMI (Instituto Sacerdotal María Inmaculada, organización queacompaña, en la diócesis de Milán, a los presbíteros durante los primeros añosde su ministerio sacerdotal) organiza cada año los llamados “Tres días deespiritualidad”, durante los cuales los sacerdotes jóvenes de la diócesis deMilán, junto con su obispo (en 1991, monseñor Renato Corti, y en todos losdemás, el cardenal Carlo Maria Martini), se ponen a la escucha de una expe-riencia espiritual fuerte y capaz de plantear preguntas a su vida entregada alministerio. Para las jornadas que ya han tenido lugar (Asís, Camaldoli, Ars yTaizé, Loyola, La Salette, Ávila y Segovia, Annecy, Auschwitz y Cracovia,Lisieux, Siena) pueden verse los siguientes libros: C. M. Martini, El evangelioen sus fuentes, Comercial Editora de Publicaciones, Valencia 1992; AA. VV.,Dalla dispersione all’unità. L’esperienza monastica interroga il cristiano, Ancora,Milán 1991; íd., En el misterio de la transfiguración, Editorial Verbo Divino,Estella 1996; íd., Guías en el desierto, Editorial Verbo Divino, Estella 1996; íd. Y el discípulo la acogió en su casa, Editorial Verbo Divino, Estella 1996; íd. Sólo Dios basta, Editorial Verbo Divino, Estella 1996; íd., Por los senderos dela Visitación, Editorial Verbo Divino, Estella 1997; íd., El absurdo de Auschwitz,Editorial Verbo Divino, 1998; íd. Abbandonarsi a Dio. Il ministero come camminodi affidamento, Àncora, Milán 1999; C. M. Martini - E. Ascoli - L. Bettazzi, Si può amare la Chiesa? Dedizione e parresia nel ministero, Àncora, Milán 2000.

A partir de 1996 se han ido publicando los textos de las jornadas deespiritualidad vividas por sacerdotes más maduros, siempre con el cardenalCarlo Maria Martini, en Roma, Farfa y Subiaco, así como en Lisieux; véanseAA. VV., Come fuoco e incenso... Alle sorgenti della spiritualità del cardinalSchuster, Àncora, Milán 1996, y C. M. Martini, En el drama de la incredulidad,Editorial Verbo Divino, Estella1998.


Con la conciencia de que estas palabras fuertes inte-resan, atraen y sostienen la vida de muchos, ponemostambién a disposición de otros el fruto de nuestra propiaexperiencia.

Franco Gallivanone,responsable del Instituto Sacerdotal

María Inmaculada (ISMI), Milán.4 de octubre de 2000,

fiesta de san Francisco de Asís.

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Franco Gallivanone

El Señor “puso en mi boca un cantar nuevo, un

himno a nuestro Dios”(Sal 40,4)


Franco Gallivanone es responsable del ISMI. La introduccióntuvo lugar en la noche del 14 de febrero de 2000, en la basílica delmonte Alverna, durante la celebración de entrada en los “Tres díasde espiritualidad”.

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Puse toda mi esperanza en el Señor;él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito.Me sacó de la fosa mortal, de la ciénaga de fango;afianzó mis pies sobre la roca, dio firmeza a mis pasos.Puso en mi boca un cantar nuevo, un himno a nuestro Dios1.

El Señor “puso en mi boca un canto nuevo”. Conestas palabras llega el salmista a la cima de la descripciónde la experiencia de liberación que el Señor ha llevadoa cabo en su vida, una vida que estaba amenazada porla muerte.

Para nosotros, que acabamos de vivir el paso delsiglo y del milenio, resuena en estas palabras la expe-riencia de un paso mucho más radical y, a buen seguro,no sólo de tipo cronológico.

Se trata de un paso llevado a cabo por Dios, realizadopor él, en medio de la más total impotencia y debilidaddel hombre. Y se trata de un paso que da origen a algonuevo: como si la fe, que la conocemos desde siempre,ahora, sólo ahora, se manifestara en toda su realidad;como si la comunión con el Señor se manifestara, demodo inédito, con una verdad y una profundidad comonunca lo había hecho hasta ahora.

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1 Sal 40,2-4.


Este paso lleva consigo un fruto, provoca una res-puesta: es el canto nuevo, un canto que el salmistareconoce como algo totalmente recibido como don yque, sin embargo, habita de verdad en su vida: es todode Dios, pero, asimismo, todo suyo.

Esta noche, aquí, en el monte Alverna, nos dis-ponemos, con una gran expectativa, a vivir una expe-riencia espiritual, pidiendo con mucha perseveranciay la misma humildad el don de poder vivir –en lamedida en la que sea agradable al Señor– ese paso quepone en nosotros la fuente viva del canto nuevo.

El lugar que nos hospeda nos anima en gran medidaen esta petición: aquí vivió Francisco de Asís –quecantó a lo largo de toda su vida las Alabanzas al DiosAltísimo– un paso fundamental de su vida y vio nacer,en su cuerpo atribulado por la enfermedad, la ceguera yla prueba, el don del canto nuevo.

Con él –calcando las escansiones de la carta pastoralde este año2– debemos subir al monte, permanecer en la presencia de Dios, para volver a bajar de nuevo a lavida de cada día.

La subida al monte para buscar alSeñor en el momento de la prueba

Mientras realizamos la subida al monte, nos harábien recordar que Francisco no subió al monte

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2 Cf. C. M. Martini, ¿Qué belleza salvará al mundo?, Verbo Divino, Estella 2000.


Alverna en un momento de paz, de tranquilidad y deconsuelo.

Su vida estuvo enteramente caracterizada –hasta elmomento de la conversión– por la búsqueda de unmodelo que pudiera educar y plasmar su naturalpropensión al canto.

Lo encontró de repente en el Señor Jesús, en la be-lleza de su vida narrada por el evangelio y, en parti-cular, en el luminoso canto nuevo de su muerte en la cruz.

No se hizo discípulo, dejando que la pasión marcaracada uno de sus pasos y afinara de manera progresivatodas las fibras de su persona con la humanidad delHijo de Dios, que se entregó por completo a sí mismopor nosotros.

Francisco oró así:

Te ruego, oh Señor, que la ardiente y dulce fuerza de tu amorarrebate mi mente de todas las cosas que hay bajo el cielo, paraque muera yo de amor por tu amor, como tú te dignaste morirpor amor a mi amor3.

Su camino estuvo siempre acompañado por confir-maciones y consuelos.

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3 Oración Absorbeat, FF (Fonti Francescane, Edizioni Messaggero, Padua1980) 277, p. 182 (en lo sucesivo citaremos sólo FF). La mayoría de los escri-tos citados en este libro se encuentran en edición española, entre otros lugares,en: Escritos completos y biografías, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid1971, y Escritos de san Francisco y santa Clara de Asís, Editorial Asís, Valencia1983. También son accesibles en versión electrónica en Internet en la páginaweb de los Padres Franciscanos.


Su predicación y su ministerio tocaron el corazón delas personas y suscitaron decisiones de conversión y de reconciliación.

Su manera de seguir radicalmente al Señor sevolvió, cada vez más, casa hospitalaria para otrosmuchos hermanos y hermanas, que encontraron en suitinerario personal una modalidad radical y actual deinterpretar y vivir el Evangelio de la nueva estaciónhistórica que avanzaba.

Sin embargo, en el tiempo del monte Alverna,parece apagarse el canto fluente.

En esta estación encuentra Francisco la prueba másterrible: las fatigas originadas por un movimiento que seinstitucionaliza –que pierde en intensidad evangélica yllega incluso a dudar sobre la posibilidad de que seaintegralmente practicable su estilo de vida– repercutensobre su misma fe.

La pregunta sobre la verdad de sus intuiciones másprofundas y la duda sobre el origen divino de su proyectode vida resuenan en un silencio opresor en el que Diosno parece hablarle ya, a pesar de haberlo buscado contanta tenacidad.

Francisco experimenta el abandono de Dios y seretira de los hermanos para no mostrar su semblante, queha perdido la serenidad habitual.

El canto nuevo, por consiguiente, no le fue dado enun momento de paz y consolación, sino en un momentoen el que –como dice el salmista– “fallan los cimientos”4

y todas las seguridades parecen hundidas.

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4 Sal 11,3.


Mientras subo al monte, ¿qué encuentro en mi corazón?¿Qué preguntas emanan de mi experiencia del ministerio,del camino de mi comunidad, de la inmersión en la vida delos míos..., de los que llevo conmigo en mi camino? ¿Quérepercusiones tienen sobre mi fe?

Sobre el monte: resistencia y entrega de una nueva comunión

Francisco se pone a la espera de Dios en el monte.Renunciando a encontrar consuelo en cualquier otracosa, hace frente al terrible vacío de este tiempo, resisteante Dios y espera su intervención.

El Señor interviene en el monte. No responde a laspreguntas de Francisco; le da más bien un grado inéditode comunión con él y de configuración con su muerte,y de aquí en adelante, hasta la muerte, le irá guiandopara que entre de un modo cada vez más profundo en elmisterio de la Pascua.

El canto nuevo no nace ya de la disponibilidadgenerosa de Francisco, ni de la alegría casi natural quehabitualmente la caracteriza; le ha sido dado por com-pleto, le ha sido regalado a él, que se ha entregado a unapurificación radical y a una espera que le ha mostradola extinción de todos sus recursos humanos. Ahora espobre de verdad y el Señor puede ocupar todo el espacioque hay en él.

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El Señor le da su forma a Francisco. La “forma delsanto Evangelio”5 le alcanza en el corazón y en la carne,realizando aquellas palabras de Pablo en las que noscomunica el centro de la vida y del ministerio del após-tol: “Estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo, sinoque es Cristo quien vive en mí”6.

Los estigmas constituyen la señal –siempre guardadacon el máximo secreto por Francisco– de este paso.

¿Qué quiero pedir al Señor en estos días? ¿Cómo qui-siera que fuera el encuentro con él en este tiempo espiritual?

Descender del monte en medio de la “perfecta alegría”

Francisco baja del monte mirando el mundo desde lacruz del Señor.

El mundo, la vida de la Iglesia, sus hermanos, losconflictos entre las ciudades, la lucha cotidiana quecaracteriza también a la naturaleza... no han cesado.Sin embargo, la luz que lo envuelve todo es la luz de laPascua del Señor, en la que toda la creación está llamadaa pasar como a través del fatigoso trabajo de un parto.

Francisco baja del monte cantando el canto nuevoque el Señor le ha puesto en los labios: es el canto de laternura que emplea con fray León, atribulado por la

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5 Testamento (1226), FF 116, p. 132.6 Gal 2,19-20.


tentación, para quien escribe las Alabanzas al Dios Altísimo y la Bendición; es el canto de alabanza a Dios que prosigue desde el monte Alverna y estalla en Elcántico de las criaturas; es el canto del ministerio de lapredicación, que vuelve a vivir recorriendo la Umbríay las Marcas; es el canto de la “perfecta alegría” que nose escandaliza por las dificultades, por los rechazos, porlas tribulaciones y persevera en el clima de la alabanza;es, por último, el canto de la nueva solicitud que Fran-cisco quiere ofrecer a sus hermanos: sabe que, antes ymejor que él, es el Señor crucificado y resucitado el que los guarda con pasión y fuerza, y sabe también que no se le pide a él que solucione todos los problemas,sino que sea para todos el signo de una iniciativa gratuita, fiel, poderosa, paciente, exigente y miseri-cordiosa.

¿Deseo verdaderamente pedirle al Señor que me hagaentrar en el misterio de su muerte para sentir la fuerza de suresurrección? ¿Le pido la gracia del canto nuevo?

Pasados veinte años, el canto sigue siendo nuevo

Vamos a reservar un último pensamiento para nues-tro obispo, al que hemos recordado y dado las gracias enel vigésimo aniversario del comienzo de su servicio enfavor de nuestra Iglesia. Rezaremos por él en particularmañana, día de su cumpleaños, antes de reunirnos conél personalmente.

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Para expresarle toda nuestra gratitud por su ministe-rio –un canto que, pasados veinte años, sigue siendonuevo–, hemos querido adjuntar al librito que nos guíaen la oración cotidiana estas palabras:

Dedicado a nuestro obispo,que desde hace veinte años,con la vida y la palabra,exhorta a nuestra diócesisa hacerse peregrinapor los caminos del Evangelio.“Es bello buscar en la historialos signos del Amor Trinitario;es bello seguir a Jesúsy amar a su Iglesia;es bello leer el mundoy nuestra vidaa la luz de la cruz;es bello dar la vidapor los hermanos”7.

Un deseo

Voy a terminar –como de costumbre– con un deseoque se apoya en la traditio que nos disponemos a vivir.

Me agradaría que estos días nos ayudaran a vivir en un clima de alabanza y a proseguir en él. Que la

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7 Cf. C. M. Martini, ¿Qué belleza salvará al mundo?, Verbo Divino, Estella2000, pp. 14-15.


presencia del Señor, la ayuda de Francisco, la Palabraescuchada y celebrada, la fraternidad y la acogidaentre nosotros nos ayuden a entrar con tanta fuerza enel mundo de la fe que sintamos surgir el canto nuevotambién en nosotros, hoy, por la Iglesia y por elmundo.

Y que prosiga en nosotros la alabanza que perdurapara gloria de Dios por los siglos de los siglos.

Alabanzas al Dios Altísimo8

Tú eres el santo, Señor Dios único, el que hacesmaravillas (Sal 76,15).Tú eres el fuerte, tú eres el grande (cf. Sal 85,10), túeres el altísimo, tú eres el rey omnipotente; tú, Padre santo, rey delcielo y de la tierra (cf. Mt 11,25).Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses (cf.Sal 135,2); tú eres el bien, todo bien, sumo bien,Señor Dios vivo y verdadero (cf. 1 Tes 1,9).Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría, túeres la humildad, tú eres la paciencia (Sal 70,5), túeres la hermosura, tú eres la mansedumbre; tú eres laseguridad, tú eres la quietud, tú eres el gozo, tú eresnuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia, tú eresla templanza, tú eres toda nuestra riqueza a saciedad.Tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre, túeres el protector (Sal 30,5),

21

8 FF 261, pp. 176-177 (edición española: Fuentes Franciscanas, ediciónelectrónica, versión de Patricio Grandón, OFM).


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