CONTABILIDAD II

ENSAYO

TEMA:

LA CUENTA DE RESULTADOS

ESTUDIANTE:

RUBÉN ISRAEL TORRES LUQUE

PROFESOR:

Econ. Gabriela Vilela

PARALELO: 122

I TERMINO 2015

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Una empresa siempre busca tener éxito, pues ésta es la razón principal

por la que abre sus puertas en primer lugar. Pero este éxito no radica en

cuántos bienes produzca, cuántos servicios brinde, o qué tan conocida sea la

empresa. En realidad una empresa alcanza realmente el éxito si ésta tiene

beneficios. El beneficio es la diferencia entre los ingresos en ventas y los

costos producidos en estas ventas. Sin beneficios ninguna organización podría

seguir en pie, por muy buenos que sean sus productos si no alcanzan un nivel

dado de beneficios, la empresa podría ir a la quiebra.

Y aquí es donde nos lleva el libro “La cuenta de resultados” de Francisco

López, a entender qué tan importante es el beneficio para una empresa, y cuál

es la mejor manera de llevar su control. Según el autor, la cuenta de resultados

es la mejor forma de llevar un auténtico seguimiento de las cuentas que

influyen en las ganancias. Esta cuenta nos indica si estamos en buen camino, o

si algo estamos haciendo mal y necesitamos reorganizar las pautas.

Si bien en teoría controlar una cuenta de resultados puede sonar

bastante fácil, el autor define su manejo como un “arte”. Y es un arte porque

quien está a cargo de ella deberá fijarse incluso en los más pequeños detalles.

Detalles que pueden ser por ejemplo fijarse en si la empresa que se está

dirigiendo se centra en el volumen de las ventas o si prefiere mantener una

mayor margen.

Para poder determinar la cantidad de ingresos que recibimos, debemos

fijarnos en nuestro inventario. Si le damos valor a esta mercadería, tal vez

podamos saber el impacto que cada producto vendido genera en los

rendimientos de la organización.

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Siguiendo con el tema de los inventarios pasamos a lo que es el margen

bruto. Este valor proviene de la sustracción de las ventas generadas menos

sus respectivos costes, y si a este valor último lo dividimos entre el valor de las

ventas, obtenemos el porcentaje del margen bruto. Este porcentaje, aunque

es útil no necesariamente es suficiente para evaluar un negocio puesto a que

no siempre tendría la razón. Esto se da porque una sociedad no

necesariamente debería tener un alto nivel de margen bruto para ser exitosa o

viceversa. Por ejemplo, las empresas que se fijan más en el volumen de ventas

tienden a tener un margen menor.

Los factores financieros externos y la forma en como la empresa se

adaptan a ellos también afectan a su beneficio. Por ejemplo, una organización

que cuenta con sus propios recursos, a la larga tendrá mayor ganancias, que

quienes han tenido que jalar de alquileres o compras de materiales de

producción.

Volviendo al tema de la cuenta de resultados, no existe un único estilo

de cuenta, hay disponibles algunos modelos para distintos tipos de empresas.

Es importantísimo tener bien en claro que tipo de presentación se adapte a lo

que estamos buscando, porque caso contrario, una cuenta de resultados

podría incluso condicionar la actividad o la forma en que estamos gestionando

la empresa.

Entonces, ¿qué deberíamos hacer? La contabilidad es una aplicación

muy versátil, pues le da al usuario la facilidad de utilizar sus datos de la forma

que mejor les parezca. La cuenta de resultados puede ligada a un enfoque de

qué es lo que el negocio desea conseguir en cada uno de sus departamentos.

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A partir de aquí, esta puede aplicarse ya sea por la organización funcional, o

por las unidades de la empresa.

Si damos el caso de la primera, la CR (Cuenta de Resultados) está

establecido al jefe o director de cada departamento, el cual deberá encargarse

dirigirla en pro a las metas establecidas. Los márgenes brutos serán detallados

en cada departamento, cada producto, y de ser posible, para cada cliente.

En el caso de la segunda opción tenemos cuando aplicamos la CR por

las unidades de la empresa. Aquí los rendimientos quienes dirigen cada

unidad, no se hacen cargo de la utilización de estas, pues asumen que la

empresa es independiente.

Ya sabiendo todo esto, nos encontramos con dos tipos de contabilidad;

general y de gestión. La primera es la que nos proporciona el fisco, es

básicamente donde tenemos que rendirle cuentas a hacienda para poder

liquidar nuestros impuestos, y darles algún tipo de información a los accionistas

potenciales. La segunda va dirigida a un ámbito más interno, donde

desglosamos más detalladamente cada una de las cuentas para poder saber

qué exactamente deberíamos cambiar, y por qué.

Muchas pymes (pequeñas y medianas empresas) tan sólo se limitan a

seguir una contabilidad general, con el fin de proporcionar esa información al

SRI, y lograr disolver sus impuestos. Principalmente lo hacen, porque al no

tener una estructura organizacional demasiado grande, asumen que no es

necesario tener control tan detallado de todas las actividades de su negocio. El

autor señala que incluso en las pequeñas y medianas empresas, tener una

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contabilidad de gestión es importante, porque siempre es necesario saber que

exactamente está sucediendo en cada una de las operaciones de la compañía.

Para concluir, como mencionamos en primer lugar, el fin de toda

empresa, negocio u organización con fin de lucro es obtener un beneficio de

sus actividades. Una excelente forma de poder controlar este beneficio es

mediante la cuenta de resultados, la cual, con el correcto uso, podría

detallarnos qué tan eficientemente estamos utilizando nuestros recursos en pro

a conseguir algún margen de ganancia. La cuenta de resultado no sigue un

modelo específico, ésta puede adaptarse a la estructura organizacional de la

empresa y a las necesidades de la misma. Por último, es cierto que existen

muchas otras maneras de controlar nuestros ingresos y gastos, pero si no

tenemos más que los conocimientos fundamentales de la contabilidad, la

cuenta de resultados es un punto por dónde empezar nuestro control.

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