LA CULTURA COMO SISTEMA DE DOMINACIÓN.docx

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A travs de uso del objeto, es decir, del disfrute de la forma del bien producido, el consumidor interioriza la propuesta de alteracin de la forma social, comn a ambos que fue lanzada por el productor cuando eligi aquella forma para su producto til y la trabajo en l. Concentrar la atencin en la consistencia comunicativa o semitica del proceso de vida de ser humano es, sin duda, la mejor manera de circunscribir el mbito adecuado para una definicin de cultura. pg. 68 El proceso de reproduccin social es un proceso en el que le es inherente la simbiosis, a produccin y consumo de significaciones signos propiamente dichos y no solo seales como en la comunicacin animal. As como el lenguaje humano puede ser considerado como una variante del proceso de produccin/consumo de objetos prcticos, as tambin este ltimo puede ser visto como una variante de produccin/consumo de significaciones. pg. 85.

Todo lo que sucede, sucede en conformidad con la lgica de una idea. Pag 6 mito nazi. Cita de harent. La fuerza no puede nada sin una gran idea. El combate es por una idea. Es el mito quien manipula las masas. No basta con decir que hay un estado de excepcin sino en cmo una persona se convierte en guardin del mito del nazismo. Lo reprimido acta de una manera inconsciente, el pasado tiende a repetirse. El nacionalismo produce sujetos, el sujeto produce el estado, el estado es el sujeto. Todo debe ayudar a argumentar e mito, el estado. Se necesita que los sujetos estn convencidos.

La revolucin consiste no solo en la desobediencia a una ley, sino que implica una transgresin que pone en cuestin la obviedad del consenso que sostiene el principio de autoridad pues cuestiona la propia facultad del comando del Estado. No solo es elegir la expansin de derechos dentro del consenso liberal democrtico de manera algortmica, sino desestabilizar el orden del sistema de relaciones de poder existentes invalidando el fundamento de obediencia de manera no programada. No se encasilla en lo que con anterioridad el mesas determina como posible; por el contrario, buscando lo imposible, e independientemente del mesas, demuestra que es posible, como un mesianismo estructural, como un mesianismo sin mesas.Se aleja de la perspectiva clsica jacobina de revolucin (trinidad de insurreccin, derrocamiento y restitucin), que entiende a esta bajo una programtica teleolgica,y reinventa una poltica radical revolucionaria, recuperando las enseanzas que dejaron las posibilidades de disrupcin de otrora. Describe el poder, las instituciones, los actores, las relaciones en un diagrama policntrico que se aleja de la representacin jacobina del cambio poltico la toma del poder como la conquista de un centro cuyo control puede y de hecho va a modificar el todo social- y tambin se aleja de una concepcin Estado - cntrica de la poltica.(Arditi, 2013).Cuando en la definicin de cultura Bolvar Echeverra habla de la violencia inherente a la transnaturalizacin, en el impacto de lo social deformando lo animal del cuerpo humano (Echeverra, 2010: 139),Marcuse desarrolla una idea de represin de los elementos explosivos del inconsciente humano en tanto que fuente renovada de la productividad en las sociedades de capitalismo avanzado. Demuestraque no solo las luchas sociales y de clase, sino tambin los conflictos y contradicciones psicolgicos han sido abolidos por un estado de administracin total. Las masas no tienen un yo ni ello, sus almas estn vacas de tensin o dinamismo: sus ideas, necesidades, y hasta sus sueos no son suyos; su vida interior est totalmente administrada, programada para producir exactamente aquellos deseos que el sistema social puede satisfacer y nada ms. Las personas se reproducen en las mercancas.Ser modernos es vivir una vida de paradojas y contradicciones. Es estar dominados por las inmensas organizaciones burocrticas que tienen el poder de controlar, y a menudo destruir, las comunidades, los valores, las vidas y sin embargo, no vacilar en nuestra determinacin de enfrentarnos a tales fuerzas, de luchar para cambiar su mundo y hacerlo nuestro. (Berman, 1981)

encontramos varios planteamientos que permiten reflexionar sobre como la industria cultural establece un sistema de dominio y control, a travs de la produccin de deseos, que refuerza la sociabilidad cerrada del consenso liberal democrtico.Y desde ah podemos desarrollar una idea de cultura en tanto que sistema de dominacin poltica.

Es el fantasma de la creatividad impedida. La experiencia del desarraigo como falta de sentido y falta de consistencia de las cualidades del mundo de la vida

En la reproduccin poltica del sujeto social existe predominio de la politicidad, como forma de sociabilidad e identidad, por sobre su nivel fsico, animal, donde la reorganizacin humana de la vida produce y consume trasformaciones de la naturaleza; pero es una solucin contingente que no alcanza a eliminar la experiencia de finitud del mundo humano, de carencia de fundamento.El hecho de basarse en la afirmacin de la necesidad de la propia forma por encima de su contingencia yendo mas all de la precariedad o escases de su mundo, de su falta de fundamento desde la perspectiva de lo Otro- oblig a que el principio de concretizacin del cdigo de lo humano fuese un principio productivista, que comprometa en el presente y hacia el futuro a toda la existencia social en torno a la consecucin y acumulacin del producto, de la presa o el botn a lo Otro 154Para neutralizar la experiencia de esta carencia de fundamento una experiencia que en principio debera ser permanente-, el comportamiento humano se protege de ella mediante un ethos elemental que la concentra exclusivamente en los momentos en los que ella es una experiencia directa o inmediata: los momentos catastrficos, virulentamente polticos, de refundacin o reinvencin de la figura concreta de la sociabilidad. En el resto del tiempo y en lugar de la contingencia-, el comportamiento humano, guiado por ese ethos elemental, experimenta mas bien la vigencia interna de su forma social como una vigencia absolutamente necesaria; percibe a esa forma como una segunda naturaleza y se desenvuelve como plenamente fundado en ella y seguidor de sus leyes naturales. 155As la reproduccin social se desdobla en dos momentos temporales, uno extraordinario, en donde la capacidad poltica del humano es exigida al mximo, y otro ordinario, de la rutina, de una temporalidad lineal y coyuntural.La actividad poltica formal, institucional o rutinaria de la vida cotidiana no implica una ruptura del momento de la rutina; ms bien, al revs, implica una absorcin de lo extraordinario por parte de sta. Lo que no quiere decir que la actividad poltica rutinaria rehya la irrupcin imaginaria, dentro de si misma, de lo poltico - extraordinario que se prolonga en ella de manera no por real menos apagada. Por el contrario, la fiesta, ese sustituto de la revolucin en la vida cotidiana, es requerido con gran frecuencia en calidad de acompaante por la actividad poltica institucional. Pag 160 La rutina de los seres humanos est invadida por momentos imaginarios de ruptura, de antiautomatismo, de libertad; momentos en los que el ser humano afirma lo especifico de su animalidad: su politicidad.163

La cultura es una dimensin de la vida humana; por ello la acompaan en todos los momentos y modos de realizacin; no solo en los de su existencia extraordinaria, en los que ella es absolutamente manifiesta, sino tambin en los de su existencia cotidiana.166

A travez de ceremonias rituales, donde se afirma como alternativa de vida en el cumplimiento siempre repetido el traslado al escenario de lo imaginario, la experiencia de lo sagrado, la ruptura de la rutina, se pone en suspenso la conciencia objetiva; es decir, el humano puede internarse en el mbito de lo fantstico. Es la puesta en acto de una revolucin imaginaria de acuerdo a un calendario festivo. Todo puede suspenderse durante el tiempo festivo, pero siempre con el objetivo de su reinstalacin. () Porque de la fiesta a la revolucin parece no haber ms de un paso. Solo que se trata de un paso que debera atravesar todo un abismo, el abismo que separa lo imaginario de lo real. 180

La peculiaridad de la vida social moderna capitalista, caracterizada por el desarraigo por el capital de la sujetidad del individuo enajenado, la socializacin mercantil y el racionalismo moderno instrumentalizante del mundo, es fundamentalmente un antropomorfismo moderno. Cuando el fundamento de la necesidad del orden csmico, Dios, deja de existir, deja de ser requerido como prueba de la transnaturalizacion, en tanto pacto entre la comunidad que sacrifica y lo Otro que accede, pasa a ser el resultado de la casualidad; de una casualidad que puede ser domada y aprovechada por la razn instrumentalista y el poder econmico tcnico al que ella sirve. 227 El proceso de reproduccin social al que pertenece se convierte para l en un objeto que es mera contraparte suya, del que se distingue y sobre el que se enseorea. Toda la consistencia de la vida humana y su mundo es reducida de esta manera a la categora de materia dispuesta para l, quien, por su parte es pura iniciativa. 228El remplazo de la socializacin comunitaria por la socializacin mercantil, y el fracaso que esto implica de la realizacin arcaica de la politicidad humana como religiosidad, hacen del individuo social constituido como propietario privado un ente a la vez poderoso y vacio: un hombre que se hace a si mismo, pues, por un lado es sujetidad en la iniciativa abstracta del valor mercantil a realizarse en el mercado, y por otro, un reclamo de identidad concreta. 230 Como si el mismo fuera un objeto de su propiedad, como un ser inanimado al que se le puede insuflar una personalidad elaborada. 231