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¿LA DAMA O EL TIGRE? Hace muchísimo tiempo vivía un rey semibárbaro, cuyas ideas —aunque bastante suavizadas gracias a la cercanía de los latinos, sus vecinos más próximos— eran fantásticas y muy poco convencionales, como correspondía a la mitad bárbara de su sangre. Era un hombre de imaginación exuberante y, además, de tan irresistible autoridad, que todas sus fantasías se convertían en realidades. Sólo se escuchaba a sí mismo y los únicos consejos que oía eran los propios. Así, cuando él y su voluntad estaban de acuerdo sobre alguna cosa, esta cosa estaba hecha. Y si todos los satélites de su sistema político y doméstico se movían dócilmente dentro de un curso establecido, su carácter se manifestaba amable y cordial; pero, curiosamente, si se producía el menor contratiempo o algo no funcionaba exactamente como él quería, el rey se mostraba aún más amable y más cordial. Y esto porque nada lo complacía más que enderezar lo torcido, y hacer desaparecer todo lo que le molestaba. El anfiteatro público era una de las instituciones que correspondía a su mitad más civilizada; allí, la mente de sus súbditos se refinaba y se ilustraba mediante ejemplos de valor humano y animal. Pero incluso en aquel lugar aparecía su fantasía bárbara y exuberante. El rey no había construido su anfiteatro pensando en que el público tuviera una oportunidad de escuchar rapsodias de los gladiadores moribundos; tampoco para que contemplara el inevitable final de un conflicto entre las opiniones religiosas y las fauces hambrientas, sino con un fin mucho más adecuado al aumento y al desarrollo de las energías mentales de su pueblo. El amplio circo, con sus galerías circulares, sus misteriosas bóvedas y sus pasajes secretos, era un agente de la poética justicia, donde se castigaba el crimen o se recompensaba la virtud, por la simple decisión de un imparcial e incorruptible azar. Cuando un súbdito era acusado de cometer un crimen, cuya importancia interesaba al rey, se anunciaba públicamente que, en determinado día, el destino del acusado quedaría sellado en el circo real. Este edificio merecía muy particularmente su nombre; porque, aunque su forma y su plano provenían del extranjero, su función era muy característica de la mentalidad de este hombre, quien, como un verdadero rey, no conocía más tradiciones que las que su propia fantasía le ordenaba respetar, e introducía su poderoso idealismo bárbaro en cualquier manifestación del pensamiento y de la actitud humana. Una vez que todo el pueblo, acudiendo al llamado, se reunía en las galerías, y que el rey, rodeado de su corte, se sentaba en su elevado sitial a un costado de la arena, aquél hacía una señal. Entonces, a sus pies se abría una puerta y el acusado hacía su entrada en el anfiteatro. Frente a él, al otro lado del recinto, había dos puertas contiguas y exactamente iguales. El deber y el privilegio de la persona juzgada consistían en acercarse a una de estas puertas y abrir una de ellas. Podía abrir la que quisiera, sin más guía o influencia que el ya mencionado azar, imparcial e incorruptible…

LA DAMA O EL TIGRE

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LA DAMA O EL TIGRE?Hace muchsimo tiempo viva un reysemibrbaro, cuyas ideas aunque bastantesuavizadas gracias alacercana delos latinos, susvecinosmsprximoseranfantsticasymuypococonvencionales, como corresponda a la mitad brbarade su sangre. ra un hombre de imaginacinexuberantey, adems, detanirresistibleautoridad,quetodassusfantasasseconvertanenrealidades.!lo se escuchaba a s mismo y los "nicos conse#os queoa eran los propios. $s, cuando %l y su voluntadestaban de acuerdo sobre alguna cosa, esta cosa estaba hecha. & si todos los sat%lites de su sistema poltico ydom%stico se movan dcilmente dentro de un curso establecido, su carcter se manifestaba amable y cordial'pero, curiosamente, si se produca el menor contratiempo o algo no funcionaba exactamente como %l quera, elrey se mostraba a"n ms amable y ms cordial. & esto porque nada lo complaca ms que enderezar lo torcido, yhacer desaparecer todo lo que le molestaba.l anfiteatrop"blicoeraunadelasinstitucionesquecorrespondaasumitadmscivilizada' all, lamente de sus s"bditos se refinaba y se ilustraba mediante e#emplos de valor humano y animal.(ero incluso en aquel lugar apareca su fantasa brbara y exuberante.l rey no haba construido suanfiteatro pensando enqueel p"blico tuvierauna oportunidaddeescuchar rapsodias delos gladiadoresmoribundos' tampoco para que contemplara el inevitable final de un conflicto entre las opiniones religiosas y lasfauces hambrientas, sino con un fin mucho ms adecuado al aumento y al desarrollo de las energas mentales desu pueblo. l amplio circo, con sus galeras circulares, sus misteriosas bvedas y sus pasa#es secretos, era unagente de la po%tica #usticia, donde se castigaba el crimen o se recompensaba la virtud, por la simple decisin deun imparcial e incorruptible azar.)uando un s"bdito era acusado de cometer un crimen, cuya importancia interesaba al rey, se anunciabap"blicamente que, en determinado da, el destino del acusado quedara sellado en el circo real.ste edificiomerecamuyparticularmentesunombre' porque, aunquesuformaysuplanoprovenandel extran#ero, sufuncin era muy caracterstica de la mentalidad de este hombre, quien, como un verdadero rey, no conoca mstradiciones que las que su propia fantasa le ordenaba respetar, e introduca su poderoso idealismo brbaro encualquier manifestacin del pensamiento y de la actitud humana.*na vez que todo el pueblo, acudiendo al llamado, se reuna en las galeras, y que el rey, rodeado de sucorte, se sentaba en su elevado sitial a un costado de la arena, aqu%l haca una se+al. ntonces, a sus pies seabra una puerta y el acusado haca su entrada en el anfiteatro. ,rente a %l, al otro lado del recinto, haba dospuertas contiguas y exactamente iguales. l deber y el privilegio de la persona #uzgada consistan en acercarse auna de estas puertas y abrir una de ellas.(oda abrir la que quisiera, sin ms gua o influencia que el ya mencionado azar, imparcial e incorruptible-(ero al abrir una de aquellas puertas id%nticas sala un tigre hambriento, el ms cruel y feroz que sepudiera conseguir. .a fiera saltaba inmediatamente sobre el acusado y lo desgarraba en muchos pedazos, comocastigo de su culpa./e este modo, la causa criminal haba quedado decidida y en ese preciso instante sonaban unas dolientescampanas de hierro, los pla+ideros contratados iniciaban sus tristes lamentos y todos los presentes, con lascabezas inclinadas y los corazones apesadumbrados, retomaban lentamente el camino de su hogar, condoli%ndosede que una persona #oven y bien parecida, o tan anciana y respetable, hubiera merecido esa horrible suerte.$hora, si el acusado abra la otra puerta, de ella sala una gentil dama, elegida entre todos los s"bditosfemeninos del rey como la ms adecuada a la edad y al estado del acusado. n recompensa a su inocencia, elcriminal era desposado con ella al instante. 0o importaba que ya poseyera una mu#er y una familia, o que susafectos estuvieran dirigidos a otra persona' el rey no permita que circunstancias tan secundarias interfirieranen su gran plan de retribucin y recompensa. )omo en el otro caso, el cumplimiento era inmediato, y en la mismaarena. /eba#o del rey se abra otra puerta, y un ministro, seguido de un s%quito de coristas y de doncellas quetocaban alegres melodasencuernos dorados,mientras bailaban una danza nupcial,avanzabanhastaellugardonde esperaba la pare#a, uno #unto al otro, y la ceremonia se cumpla con rapidez y alegra. ntonces, unasfestivascampanas, estavezdebronce, entonabansu#ovial repiqueteo' el pueblogritabayaclamaba, yelinocente, precedido por ni+os que arro#aban flores sobre su camino, conduca a la desposada hasta su nuevohogar.ste m%todo semibrbaro segua el rey para administrar #usticia. !u perfecta ecuanimidad era obvia. lcriminal no poda saber en cul de las puertas lo esperaba la dama1 abra la que %l quera, sin imaginarse siquierasi en el prximo instante sera devorado o desposado. n algunos casos el tigre sala por la puerta de la derecha,y en otros por la de la izquierda. 0o slo eran ecunimes las decisiones del tribunal, sino que adems eran muyprecisas1 si el acusado era culpable, su castigo era inmediato' si era inocente, se lo recompensaba en el acto,quisiera o no quisiera.sta institucin lleg a ser muy popular. )uando el pueblo acuda al anfiteatro, en uno de esos grandesdasde#uiciop"blico, nosabaqu%ibaapresenciar1 unasangrientamatanzaounalegrecasamiento. staespecie de inseguridad daba a la reunin un inter%s que de otro modo no habra tenido. .a muchedumbre seentretena y se diverta, y el sector intelectual de la comunidad no poda ob#etar la parcialidad del fallo, puestoque toda la responsabilidad de la decisin descansaba en las propias manos del acusado.ste rey semibrbaro tena una hermosa hi#a tan floreciente como sus ms desbordantes fantasas, ycuyo espritu era tan apasionado e imperioso como el suyo. )omo es costumbre en estos casos, el rey la amabams que a la ni+a de sus o#os, y ms que a toda la humanidad. $hora bien, entre sus cortesanos haba un #ovenque posea esa pureza de sangre y esa pobreza de estado comunes a todos los h%roes convencionales de lashistorias romnticas que se enamoran de las princesas reales..a princesa estaba muy contenta con su enamorado porque era bien parecido y valiente hasta un gradoinigualable en todo el reino' ella lo amaba con una pasin alentada por todo el barbarismo que se precisa para queuna pasin sea excesivamente ardiente y fuerte. ste romance sigui tranquilamente su curso durante muchosmeses, hasta que un da el rey fue informado de su existencia.l monarca no vacil ni un instante1 tena un deber ineludible. l #oven fue inmediatamente arro#ado a unaprisin, ysefi#el dadel #uicioenlaarenap"blica. sta, porsupuesto, eraunaocasinespecialmenteimportante' ysuma#estad, as comotodoel pueblo, seinteressobremaneraenlospreparativosyeneldesarrollo del #uicio. 0unca haba sucedido un caso seme#ante' nunca un s"bdito se haba atrevido a amar a lahi#a deunrey. /espu%s, estetipodecosas sevulgarizbastanteperoenaquella %poca erannuevas yextraordinariamente asombrosas.!e revisaron todas las #aulas de los tigres del reino, para elegir entre las bestias ms salva#es y cruelesal msferozdelosmonstruos' los#uecesmscompetentesexaminaronlashuestesdedoncellas#venesyhermosas de todo el pas para proporcionar al #oven una novia apropiada, en caso de que el azar no le otorgara undestino diferente. (or supuesto, todo el mundo saba que la acusacin era cierta. 2l haba amado a la princesa yni %l, ni ella, ni nadie, pensabaendesmentirel hecho' peroel rey#amspermitiraqueunacircunstanciaseme#ante interfiriera en la accin de un tribunal que tanto deleite y satisfaccin le proporcionaba. 3erminaracomoterminarael asunto, el #ovenseale#aradesuamadaydesapareceradelaescena' entoncesel reytranquilamente podra dedicarse a contemplar la marcha de los acontecimientos que determinaran si el #ovenhaba procedido mal o bien al entregarse a su amor por la princesa..leg el da fi#ado.l pueblo acudi desde le#os y desde cerca hasta colmar las grandes galeras delcirco' enormes muchedumbres, imposibilitadas de entrar, se agolparon #unto a las paredes exteriores. l rey y lacorte se instalaron en sus lugares respectivos, frente a las puertas gemelas, esos fatales portones tan terriblesen su similitud.3odo estaba listo.!e dio la se+al.*na puerta se abri deba#o de la asamblea real, y el amado de laprincesa entr a la arena. $lto, hermoso, rubio, su aparicin fue recibida con un murmullo de admiracin y deansiedad. .a mitad del auditorio ignoraba que un #oven tan apuesto hubiera vivido en su seno. 40o era extra+oque la princesa lo amara5 46u% terrible situacin la suya57ientras el #oven avanzaba por la arena, se dio vuelta, como era la costumbre, para saludar al rey' pero%l no pensaba en el real persona#e1 sus o#os se fi#aron en la princesa, sentada a la derecha de su padre. !in esamitad brbara de su naturaleza, es posible que la doncella no hubiera acudido al circo' pero su espritu fervientey apasionado no le permita ale#arse de una ocasin que tan terriblemente le interesaba. /esde el instante deldecreto que decida el #uicio de su enamorado en el circo real no haba pensado, ni de noche ni de da, sino eneste gran acontecimiento y las diversas circunstancias que lo rodeaban. )omo posea ms poder, ms influencia yms fuerza de carcter que cualquier otra persona que se hubiera interesado en un caso seme#ante, consigui loque nadie haba logrado antes1 poseer el secreto de las puertas. !aba en cul de los dos recintos estaba la #aulaabierta del tigre y en cul esperaba la dama. ra imposible que a trav%s de esas gruesas puertas, interiormentetapizadas con pesadas pieles, llegara ning"n ruido o aviso premonitor hasta la persona que deba acercarse paraalzar el cerro#o de una de ellas' pero el oro y el poder de una voluntad femenina haban permitido a la princesaconocer el terrible secreto.&noslosabaencul recintoestabaladamalistaparaaparecerradianteyruborizadaencuantoabrieran su puerta, sino que tambi%n saba qui%n era ella. ra una de las ms hermosas y encantadoras doncellasde la corte, elegida para recompensar al #oven acusado si llegaba a demostrar que era inocente del crimen depretender a una persona de tan elevada situacin' y la princesa la odiaba. 7uchas veces le haba parecido que loso#os de ella se detenan en el rostro de su amado y que esas miradas eran advertidas y correspondidas. /e vezen cuando los haba visto conversando #untos' slo durante uno o dos minutos, pero mucho puede decirse aun entan breve lapso. 6uizs hablaran sobre temas sin ninguna importancia, mas, 8cmo saberlo9 .a muchacha eraencantadora, pero se haba atrevido a levantar sus o#os hasta el elegido de la princesa' y, con toda la intensidadde su sangre salva#e, ella odiaba a esa mu#er que temblaba ruborosa detrs de esa silenciosa puerta.)uando el #oven se dio vuelta y sus o#os se encontraron con los o#os de la princesa, all sentada, msplida y ms blanca que ninguna, entre el oc%ano de caras ansiosas que la rodeaba, %l vio, gracias a ese poder decomprensin inmediata otorgado a quienes han unido sus almas en una sola, que ella saba detrs de cul puertase agazapaba el tigre y detrs de cul estaba la dama. 2l lo haba previsto. )onoca su carcter, y estaba segurode que ella no descansara hasta descubrir ese secreto, ignorado por todos los otros concurrentes, incluso por elrey. .a "nica esperanza cierta del acusado era la posibilidad de que la princesa descubriera el misterio' y en elinstante de mirarla comprendi que ella lo haba descubierto, como su espritu en el fondo supona.ntonces, con una mirada rpida y ansiosa, pregunt1:8)ul9;lla lo comprendi tan claramente como si se lo hubiera gritado. 0o haba que perder un instante. .apregunta haba sido hecha en un relmpago1 haba que contestarla en otro.!ubrazoderechoreposabasobreel parapetotapizado. .evantlamanoehizounleveyrpidomovimiento hacia la derecha. !lo su amado lo vio.3odos los o#os, excepto los suyos, estaban fi#os sobre elhombre de la arena.2l se dio vuelta, y con paso firme y rpido cruz el espacio vaco. 3odos los corazones cesaron de latir,todas las respiraciones se contuvieron, todos los o#os se inmovilizaron y se clavaron en el hombre. !in la menorvacilacin, %l se acerc a la puerta de la derecha y la abri.8!ali el tigre por esa puerta, o sali la doncella9 ste es el nudo de la historia.7ientras ms lo pensamos, ms difcil nos parece la respuesta. 3iene implcito un estudio del coraznhumano que nos llevara a trav%s de complicados laberintos pasionales, de donde es muy difcil salir. (i%nsenlobien, queridos lectores, nocomosi ladecisindependieradeustedes mismos, sinodeesaapasionadaysemibrbara princesa, con su alma debati%ndose entre los dos ruegos combinados de la desesperacin y de loscelos. lla ya lo haba perdido1 8qui%n lo poseera ahora94)untas veces, en sus horas de vigilia, un salva#e horror la haba consumido5 4& cuntas veces se habacubierto el rostro con las manos, al imaginar que su amado abra la puerta donde las crueles garras del tigre loesperaban5(ero4cuntasveces ms,en esasmismas horasdevigilia,habaso+ado, casivivido, quesuamado seencontraba en la otra puerta5 & en esos dolientes ensue+os, 4cmo haba apretado los dientes, y se haba tiradoel cabello, al vislumbrar su gesto de deleite al abrir la puerta y encontrarse con la bella muchacha5 4n qu% agonase haba encendido su alma, cuando lo vea precipitarse hacia esa mu#er, con las me#illas ardientes y los o#osbrillantes de triunfo' cuando lo vea conducirla del brazo, con todo el cuerpo enardecido por la alegra de lamultitud, y el loco repiqueteo de las campanas felices' cuando vea al ministro acercarse con su s%quito #ovialhasta la pare#a y convertirlos en marido y mu#er ante sus propios o#os' y cuando los vea ale#arse, #untos, sobreun camino de flores, perseguidos por los alaridos tremendos de la alegre multitud, donde su solitario grito dedesesperacin se perda y naufragaba580o sera me#or que %l muriera al instante, y fuera a esperarla en las bienaventuradas regiones de unasemibrbara eternidad94&, sin embargo, ese horrendo tigre, esos gritos, esa sangre5!udecisinhabasidotomadaenuninstante, peroslodespu%s denochesydas deangustiosameditacin. lla saba que %l preguntara, haba decidido su respuesta y, sin la menor vacilacin, haba movido sumano hacia la derecha.steasuntodesudecisinnopuedeserencaradoconningunaligereza, ynotengola pretensindeconsiderarme capaz de resolverlo. & por lo tanto, lo de#o en las manos de los lectores1 86ui%n sali por la puertaabierta9 8.a dama o el tigre9