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LA DECADENCIA DELIMPERIO EN EL SIGLO XVII

LA DECADENCIA DELIMPERIO EN EL SIGLO XVII · Durante toda la mitad del siglo XVII, Francia se erigió como la nueva potencia europea. Aunque acabó la guerra de los Treinta Años,

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LA DECADENCIA DELIMPERIO EN EL SIGLO XVII

Los tres monarcas del siglo XVII, Felipe III, Felipe IV y Carlos II son los Austrias menores. Ninguno de ellos tuvo la importancia política de sus predecesores, Carlos I y Felipe II.

Los monarcas dejaron el gobierno en manos de sus validos, este es un rasgo característicos de la monarquía del siglo XVII.

I.- EL REINADO DE FELIPE III (1598-1621)

Felipe III era hijo de Felipe II, realmente no tenía ninguna vocación política, lo que más le interesaba era la caza y el juego.

Con él se inicia el valimiento, que es el delegar las labores de gobierno en manos de un hombre de confianza, el valido. Con el valido el rey tenía una relación de confianza y amistad. El valido actuaba como un primer ministro.

Su valido fue el duque de Lerma, un político mediocre, pero de una gran ambición, que colocó a toda su familia en los cargos relevantes de gobierno.

La Corte se trasladó a Valladolid en 1600, probablemente por el interés del duque en acercar la Corte a su villa de Lerma. No obstante, seis años después la Corte volvió a Madrid porque la ciudad ofreció una gran cantidad de dinero a la monarquía por parte de su ayuntamiento.

Durante el reinado de Felipe III se produjo una recuperación política de la alta nobleza, que regresó a la Corte, buscando el favor del rey o de su valido.

I.1.- Política exterior de Felipe III

Felipe III rompió la tendencia belicista de los reinados anteriores y se vivió un breve periodo de paz. Fueron varias las circunstancias que favorecieron este hecho:

– La muerte de Isabel I de Inglaterra, lo que posibilitó la firma de la paz en 1604.

– La ruina financiera de la Corona, lo que obligó a firmar con Holanda la Tregua de los Doce años (1609-1621), porque no se podía costear una guerra, ni los gastos militares que ello conllevaba.

I.2.- Política interior

● El hecho más destacado fue la expulsión de los moriscos, que se decretó en 1609 en Valencia y en 1610 en Aragón y Castilla. Las razones que llevaron a tomar esta medida fueron las siguientes:

● El rechazo de los moriscos por parte de la mayoritaria población cristiana.

● El temor a que ayudaran desde dentro de la Península a una invasión turca.

● El afán de la monarquía de hacer una demostración de fuerza en el interior para compesar la imagen de debilidad, que produjo la tregua firmada con Holanda ese mismo año.

Las consecuencias de la expulsión fueron muy negativas:

– Casi 300.000 moriscos abandonaron la Península, esto supuso una importante pérdida cuantitativa y cualtitativa, ya que eran muy buenos campesinos y artesanos.

– Las zonas más afectadas fueron Valencia y Aragón, donde se sufrió una crisis de mano de obra en la agricultura. A esto se añadió las muertes que produjo la peste negra entre 1597 y 1602.

– Intolerancia religiosa y persecución a las minorías, tanto una como otra, habían comenzado ya con los RR.CC.

II.- REINADO DE FELIPE IV (1621-1665)

Felipe IV fue un monarca culto y con un mayor interés por el gobierno del Estado, que tuvo su padre.

El conde duque de Olivares, su valido, tuvo una gran inteligencia política y una gran voluntad de reforma; otra cosa es que lo consiguiera.

Tuvo un talante autoritario y numerosos errores políticos, que hicieron que Felipe IV presciendiera de sus servicios en 1643.

Felipe IV

Conde-Duquede Olivares

II.1.- Política exterior

Desde 1618, la Paz europea estaba amenazada por un conflicto entre protestantes y católicos, limitado, en principio, al Imperio Germánico: los príncipes protestantes alemanes se rebelaron ante las intenciones de Fernando II, católico e intransigente.

Este conflicto local terminó siendo europeo y, las cuestiones religiosas fueron un pretexto para que se iniciara una guerra en la que estuviera en juego la hegemonía europea. La guerra de los Treinta Años de 1618-1648)

Todas las contiendas militares europeas se fueron integrando en la guerra de los Treinta Años, entre ellas la guerra hispano-holandesa (ya había acabado la Tregua de los Doce años). Cada nación en litigio se alineó en uno de los dos grandes bandos de lucha:

– Los Habsburgo, austriaco y españoles, que pretenden mantener su hegemonía en Europa.

– Las potencias rivales, lideradas por Francia (católica), que se alió con Holanda y con los protestantes alemanes.

La guerra acaba con la paz de Westfalia en 1648, que tuvo graves consecuencias para España:

● Independencia definitiva de las Provincias Unidas.

● La pérdida de la hegemonía en Europa. Durante toda la mitad del siglo XVII, Francia se erigió como la nueva potencia europea.

Aunque acabó la guerra de los Treinta Años, España continuó su guerra en solitario contra Francia hasta 1659, que acabó con la Paz de los Pirineos. España perdió el Rosellón y la Cerdaña, la región de Artois.

II.2.- Política interior

El programa de gobierno del Conde-Duque de Olivares se inspiraba en dos principios fundamentales:

– La reputación: el Conde-Duque pretendía que España volviera a ser la gran potencia imperial que había sido en el siglo anterior y que recuperara el protagonismo en política exterior que había perdido. Su consecuencia fue el reinicio de la guerra con Holanda, una vez que terminó la Tregua de los Doce Años y participar en todos los conflictos europeos del momento.

– La reformación: que se plasmó en una serie de proyectos, que tenían como finalidad fortalecer la monarquía y evitar su decandencia.

El pueblo recibió mal todos sus proyectos de reforma, además la situación de guerra permanente exigía soluciones urgentes y obligaba a aplazar las reformas necesarias.

Veamos los proyectos del Conde-Duque:

a).- Reforma fiscal o financiera: el proyecto de un banco estatal: la red nacional de erarios.

El Conde-Duque quiso crear una red nacional de erarios, que liberase a la Corona de su dependencia de la banca extranjera.

Los erarios actuarían como bancos, pagarían un interés a quienes depositarán en él su dinero y, a la vez, concederían préstamos a la Corona, que así obtendría la ayuda de sus súbditos y no se endeudaría con extranjeros.

Para formar la red de erarios se necesitaba un capital inicial, que debían aportar, en proporción a su riqueza, todos los súbditos con una fortuna superior a 2.000 ducados. El pueblo no gustó la idea de dejar su dinera en manos de la Hacienda Real.

Las Cortes se opusieron a la obligatoriedad de esta aportación inicial, que supondría una investigación de las fortunas privadas. Si aceptaron el aumento de un impuesto, que se pagaba sobre los productos de primera necesidad.

b).- El proyecto de la unificación jurídica e institucional de la monarquía.

El asunto político más importante para Olivares era la unificación de la monarquía bajo unas mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo de Castilla. Para el Conde-Duque, una monarquía unitaria facilitaría el gobierno de todos los territorios y la solidaridad de todos sus habitantes. El rey, tendría que serlo de España y no de una suma de territorios, para ello propuso tres vías:

– Fomentar los matrimonios entre los habitantes de Castilla y los distintos territorios que estaban bajo el mandato real. A los procedentes de otros reinos se les darían beneficios en Castilla.

– Negociar en cada territorio (reino) la modificación de sus leyes, pero con la presencia de un poderoso ejército que obligara a aceptar los cambios a la fuerza, si los otros reinos no los aceptasen.

– Aprovechar la presencia del ejército y fomentar una rebelión popular, que justificara la intervención militar para sofocarla; y después, aplicando el derecho de conquista, eliminar los fueros locales e imponer las leyes de Castilla.

Este proyecto ni siquiera llegó a intentarse porque, en un contexto de guerra exterior continua, no era viable.

c).- La Unión de Armas, el proyecto de un ejército nacional permanente.

La Unión de Armas pretendía ser un ejército permanente integrado por 140.000 hombres, que se reclutarían de todos los reinos de la monarquía, en proporción a su población y a su riqueza. Así cualquier territorio que fuese atacado podría ser ayudado por una fuerza de 20.000 hombres, y se podrían atender hasta siete frentes simultáneamente. Con este proyecto pretendía conseguir los siguientes objetivos:

– La creación de un poderoso y eficaz ejército.

– La distribución del coste de la guerra entre todos los territorios de la monarquía, descargando a Castilla.

– El fortalecimiento de lazos de solidaridad entre todos los súbditos, independientemente de su lugar de origen.

El proyecto fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón que lo consideraban una medida que iba en contra de sus fueros. Aragón y Valencia se negaron a aportar hombres, pero dieron dinero, pero Cataluña se negó a dar dinero y hombres. Más adelante esto dará lugar a una rebelión en Cataluña.

Las necesidades financieras de la monarquía por la guerra de los Treinta Años obligaron a aplazar las reformas, y a recurrir a medidas que agravaron aún más la crisis social y económica. Se crearon nuevos impuestos, se pusieron a la venta cargos públicos, se convirtieron en señoríos, tierras de realengo....

– La oposición a la política del Conde-Duque se hizo general por varios motivos:

– Los territorios periféricos, Portugal, Aragón, Valencia y Cataluña, rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas del Conde-Duque.

– Los miembros de la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que tenían.

– Las clases populares denunciaban un agotamiento económico y la presión fiscal que sufrían.

Las protestas fueron contínuas, se desencadenaron rebeliones en distintos puntos del país: Vizcaya, Cataluña, Portugal, Andalucía. El momento más crítico se alcanzó en 1640 con las rebeliones independentistas de Cataluña y Portugal.

En 1643 Felipe IV destituye al Conde-Duque, dos años después muere. Con su marcha no se solucionaron los problemas del reinado, ni se restituyó la paz social, ya que las rebeliones de Cataluña y Portugal continuaron, y además hubo nuevos estallidos en Andalucía, Nápoles y Sicilia.

La rebelión en Cataluña

La causa de la rebelión fueron los desmanes cometidos sobre la población por los soldados castellanos e italianos destinados en el frente catalán, por la guerra con Francia. Hubo enfrentamientos entre campesinos y soldados y la rebelión se extendió a Barcelona, donde un grupo de rebeldes, disfrazados de segadores iniciaron un gran motín y asesinaron al virrey en la festividad del Corpus Cristhi de 1640.

En realidad fue una revuelta anticentralista, que empujó a los catalanes a buscar el apoyo del rey francés, Luis XIII, al que nombraron conde de Barcelona.

La crisis económica, unida a un nuevo brote de peste y a la opresión francesa, provocó el agotamiento de los catalanes, que se rindieron en 1652 a las tropas de don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV) con la condición de que se respetaran sus antiguos fueros.

● La rebelión e independencia de Portugal (1640-1668)

● Gran parte de la sociedad portuguesa consideraba que la incorporación de su reino a la monarquía hispánica en tiempos de Felipe II les había traído muchos problemas. Portugal había atraído hacia sus territorios coloniales a los enemigos de España, como los holandeses.

● La rebelión portuguesa tuvo un carácter nobiliario, anticastellano e independentista, que condujo a la proclamación del duque de Braganza como rey con el nombre de Juan IV.

● Esta rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares, que ante la incapacidad de atender dos frentes simultáneos, optaron por concentrar sus esfuerzos en la rebelión catalana, quizás convencidos de que Portugal sería más fácil de recuperar.

● La nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra, y España reconoció su independencia en 1668, en el reinado de Carlos II.

III.- REINADO DE CARLOS II (1665-1700)

Carlos II fue el heredero de Felipe IV, que tenía cuatro años cuando murió su padre. Mariana de Austria, su madre, según dispuso Felipe IV, gobernaría con la ayuda de un Consejo de Regencia, formado por tres magnates castellanos y otros tres aragoneses. La reina pronto prescindió de todos y gobernó con Nithard, su confesor, que actuó como el valido.

La Corte se convirtió en un lugar de intrigas y luchas por el poder entre las distintas facciones nobiliarias. Los validos se fueron sucediendo, Nithard, Valenzuela, don Juan José de Austria, el duque de Medinaceli, el conde de Oropesa... Todo esto dio lugar a una gran inestabilidad política.

III.1.- Política exterior

Tras la paz de Wstfalia y de los Pirineos, la monarquía hispánica había perdido su hegemonía en Europa.

Se reconoció la independencia de Portugal en 1668.

Las guerras con Francia, que se produjeron entre 1667-1668 tuvieron como final la pérdida del Franco Condado, la región de Artois , algunas plazas de Flandes y Luxemburgo. Todas estas propiedades se sumaron a Francia.

III.-Política interior

● Carlos II se casó dos veces, pero no tuvo descendencia. Era necesario elegir un heredero para el trono español, dos candidatos posibles había:

– Carlos de Austria de la rama austriaca de los Habsburgo

– Felipe de Anjou, de la casa Borbón de Francia y nieto de Luis XIV.

● Carlos II nombró como heredero a Felipe de Anjou, con la intención de asegurar el apoyo de Francia y evitar la desmembración territorial de la monarquía hispánica. El temor de algunas potencias, sobre todo de Austria e Inglaterra, a la formación de un bloque hispanofrancés, provocó la Guerra de Sucesión Española, el primer gran conflicto europeo del siglo XVIII.

Hasta 1680, aproximadamente, se sufrió en casi toda Europa (excepto en Inglaterra y Holanda por su comercio con América y Oriente,que seguía siendo muy próspero) una fase de depresión económica.

Los factores de la crisis en España fueron dos:

– Descenso demográfico.

– Agotamiento económico.

a).- Descenso demográfico:

● Las causas de esta gran crisis demográfica fueron las siguientes:

– Las grandes epidemias que afectaron a toda Europa desde mediados del siglo XIV. En España se registraron tres oleadas de epidemias: 1597-1602, 1647-1652 y 1676-1685.

– La expulsión de los moriscos (1609-1611), que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón.

– Las guerras contínuas, que aumentron la mortandad sobre todo entre la población más jóven.

– Las dificultades económicas, que provocaron un aumento de la emigración, que incidió en la disminución de la natalidad, ya que se redujo el número de matrimonios por falta de recursos y aumentó el número de clérigos, como un medio para vivir.

b).- Agotamiento económico:

La Hacienda Real como consecuencia del gran esfuerzo bélico realizado durante el siglo XVI estaba endeudada. Al continuar las guerras en este siglo XVII, el endeudamiento cada vez fue mayor.

A esto hay que sumarle, que desde América el número de metales preciosos que llegaban, disminuyó de forma considerable. Ya con Felipe II el estado estuvo tres veces en bancarrota, ahora en el siglo XVII se van a sufrir seis más.

La Corona no podía pagar a sus acreedores, para solucionar el problema, la Corona negociaba con los banqueros afectados y sumaba más intereses a las deudas ya contraídas, con lo que cada vez el endeudamiento iba siendo mayor.

El Conde-Duque, quiso resolver el problema con la Unión de Armas y creando la red de erarios del reino, pero ni una, ni otra lograron salir adelante. Esto hizo que la Corona buscara soluciones urgentes, a la desesperada, y no siempre buenas. Entre estas soluciones tenemos: alterar el valor de la moneda, es decir, devaluar la moneda, crear nuevos impuestos, exigir donativos a la nobleza, vender títulos nobiliarios, convertir tierras de realengo en señoríós para venderla....

Estos recuersos solo sirvieron para atender las necesidades inmediatas, como el gasto militar, pagar los intereses a los banqueros...., pero no solucionaron el endeudamiento de la Hacienda.

Los signos más evidentes de la crisis fueron:

– La caída de la producción agraria, entre otros motivos por la disminución de la mano de obra campesina (expulsión de los moriscos y descenso de la población)

– Disminución de la ganadería bovina, sobre todo la trashumante.

– Crisis de la industria textil castellana ante la disminución de la materia prima, la lana merina. Se siguieron fabricando paños, pero de una menor calidad, para el consumo popular, no dedicados a la exportación.

– El acaparamiento por extranjeros del comercio con América, por medio del contrabando, o de agentes españoles que actuaban por cuenta de extranjeros, burlando el impedimeento legal, que los extranjeros tenían para comerciar con América.

Hacia 1680 se inicia un cambio de rumbo, poco a poco comienza aumentar al natalidad y se inicia una recuperación de la producción y el comercio.

Una medida de política económica beneficiosa fue la drástica devaluación de la moneda de vellón, que frenó la gran inflacción y estabilizó el sistema monetario, ya que acercó el valor real de la moneda, al valor legal.

c).- Repercusiones sociales de la crisis

La crisis del siglo XVII afectó a todas las capas sociales, que reaccionaron de formas distintas para superar las dificultades de la época:

● La nobleza: experimentó un aumento de número, porque se vendieron diversos títulos nobiliarios. Por otra parte, el descenso demográfico y la crisis agraria provocaron una disminución de las rentas señoriales que obligó a la nobleza a endeudarse para poder mantener su tren de vida.

● Aumentó también el número de religiosos como medio de vida, ya que era una buena solución para tiempos dificiles.

● La burguesía tenía como máxima aspiración abandonar sus negocios e invertir sus beneficios en sus tierras, señoríos y rentas fijas y títulos nobiliarios.

● El campesinado fue el sector más afectado por la crisis. Muchos pequeños campesinos se vieron obligados a endeudarse y acabaron perdiendo sus tierras al no poder pagar y emigrando. Resurge el bandolerismo ante su situación tan desesperada.

● La pobreza es muy visible en las grandes ciudades, que se convirtieron en un refugio de inmigrantes arruinados procedentes del medio rural. Muchos de ellos acababan como pícaros y mendigos. Esto se refleja en la literatura de la época.