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Editorial Letralia: "Libro de hacedores", Discusión: Juan Carlos Piñeyro La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano Juan Carlos Piñeyro 0.1. Aspectos preliminares En diferentes ámbitos internacionales se considera que Borges sintió gran admiración hacia Emanuel Swedenborg (1688-1772). Así, en una nota aparecida hace algunos años, Antón- Pacheco (vid. 513-517) sugería que la obra del teósofo sueco inspiró la religiosidad del escritor argentino, y más recientemente, James F. Lawrence, en la introducción a un libro que recoge diferentes ensayos sobre la trascendencia de la obra del teólogo escandinavo afirmaba: Borges believed in Swedenborg's spiritual journeys more profoundly than many artists and poets who have expressed perhaps some admiration or inspiration but who have not been so deeply inclined to explore the same realities with as much conviction and daring as Borges. It is in this sense that Borges was most deeply Swedenborgian. Lawrence, x-xi. 1 En tierras nórdicas se ha consolidado también la idea de la influencia del visionario en la obra de diferentes escritores célebres. Así, Inge Jonsson, al final de su artículo sobre Swedenborg en la Enciclopedia Nacional, afirma que su compatriota "ha ejercido una influencia significativa en la obra de grandes escritores", entre los que incluye a Borges. 2 Un somero recorrido por la obra del argentino verifica la presencia del teosófo e indica la admiración de Borges hacia el mismo. No obstante, la manifestación de ese asombro borgeano estuvo enmarcada dentro de diversos contextos, y de ahí que estas páginas traten de establecer las características de la misma. Cabe señalar que pese a los intentos de los swedenborgianos, y como se habrá de mostrar en estas páginas, la obra de Swedenborg no ha sido siempre realzada por el discurso del escritor argentino. Pero antes de pasar al examen de los textos donde se registra la presencia de Swedenborg, situaremos brevemente la obra del teósofo nórdico.

La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano

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La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano, por Juan Carlos Piñeyro.La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano, por Juan Carlos Piñeyro.La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano, por Juan Carlos Piñeyro.

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Editorial Letralia: "Libro de hacedores", Discusión: JuanCarlos Piñeyro

La degradación de Swedenborg en el discurso borgeano

Juan Carlos Piñeyro

0.1. Aspectos preliminares

En diferentes ámbitos internacionales se consideraque Borges sintió gran admiración hacia Emanuel

Swedenborg (1688-1772). Así, en una nota aparecida hace algunos años, Antón-Pacheco (vid. 513-517) sugería que la obra del teósofo sueco inspiró la religiosidad delescritor argentino, y más recientemente, James F. Lawrence, en la introducción a unlibro que recoge diferentes ensayos sobre la trascendencia de la obra del teólogoescandinavo afirmaba:

Borges believed in Swedenborg's spiritual journeys more profoundly than many artistsand poets who have expressed perhaps some admiration or inspiration but who have notbeen so deeply inclined to explore the same realities with as much conviction and daringas Borges. It is in this sense that Borges was most deeply Swedenborgian.Lawrence, x-xi.1

En tierras nórdicas se ha consolidado también la idea de la influencia del visionarioen la obra de diferentes escritores célebres. Así, Inge Jonsson, al final de su artículosobre Swedenborg en la Enciclopedia Nacional, afirma que su compatriota "ha ejercidouna influencia significativa en la obra de grandes escritores", entre los que incluye aBorges.2

Un somero recorrido por la obra del argentino verifica la presencia del teosófo eindica la admiración de Borges hacia el mismo. No obstante, la manifestación de eseasombro borgeano estuvo enmarcada dentro de diversos contextos, y de ahí que estaspáginas traten de establecer las características de la misma. Cabe señalar que pese alos intentos de los swedenborgianos, y como se habrá de mostrar en estas páginas, laobra de Swedenborg no ha sido siempre realzada por el discurso del escritorargentino. Pero antes de pasar al examen de los textos donde se registra la presenciade Swedenborg, situaremos brevemente la obra del teósofo nórdico.

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1. Obras de E. Swedenborg

Swedenborg es uno de los suecos que mayor renombre han alcanzado a nivelinternacional, aunque su obra sea, paradójicamente, poco estimada entre suscompatriotas, lo cual se refleja, entre otras cosas, en la tardía traducción de sus librosque, en casi su totalidad, fueron escritos en latín. Swedenborg dedicó gran parte desu vida al estudio de las Ciencias Naturales, pero luego de lo que se ha llamado su"crisis religiosa" (Lamm, 110 ss.) abandonó este campo para dedicarse por entero alcontacto con el más allá, haciendo uso de un permiso que Dios le otorgó, segúnescribe en Arcana Cælestia, párrafo, 5. Los ocho tomos de ésta su obra magna, sepublicaron anónimos, en Londres, entre 1749 y 1756 (White, 176), y constituyen unainterpretación del significado divino de cada palabra del Génesis y del Éxodo.Además, al final de los capítulos, Swedenborg presenta una versión detallada de lascosas que ha oído o presenciado en los ámbitos celestiales reproduciendoconversaciones con ángeles, espíritus y demonios.

En uno de sus libros más leídos, De Cælo et de Inferno (1758), vuelve a registrar susvisitas y paseos celestiales. Esta obra se difundió rápidamente en EUA, donde a suautor se lo llamó el "Aristóteles nórdico" (Hallengren, 34). En 1771, el teosófo publicóen Amsterdam su Vera Christiana Religio, obra que contiene su testamento religioso.Poco después de su muerte acaecida en Londres, algunos de sus discípulos fundanuna sociedad teosófica, y más tarde, en 1788, la Church of the New Jerusalem (White,685).

Swedenborg alcanza celebridad internacional cuando a mediados del siglo pasado R.W. Emerson (1803-1882) lo incluye en el selecto grupo de seis hombres querepresentan a la humanidad, eligiéndolo como el prototipo del místico.3 Sobre la obrateosófica (y científica) de Swedenborg mucho se ha escrito y discutido. Entre suscríticos se encuentran, en niveles distintos, sin duda, I. Kant (1724-1802), W. Blake(1757-1827), y el mismo Emerson, quien en las páginas finales de su ensayo no deja deseñalar carencias relevantes en los escritos del místico (vid.142 ss.). Kant mostrótempranamente su interés por Arcana, y después de haberla leído la comenta en unamonografía en la que, no sólo manifiesta su escepticismo en cuanto a lasposibilidades de establecer un contacto con el mundo de los espíritus, sino quetambién afirma que lo que escribía Swedenborg era una sarta de disparates (121).

Por su parte, Blake estuvo oficialmente vinculado a la Iglesia de la Nueva Jerusalem(Cazamian, 24). Pero el artista y poeta londinense se rebeló contra todo aquello queglorificaba la Razón, incluyendo los postulados teológicos swedenborgianos. Pese alos aforismos que Borges rescata (OC 4:148, 185), The marriage of Heaven and Hell está

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dirigida contra Swedenborg, y como el mismo título lo indica, contra la separaciónque establece el sueco entre el bien y el mal. Entre otras cosas, Blake le reprocha alinspirador de la New Jerusalem, que haya dedicado demasiado tiempo en conversarcon ángeles, en vez de hacerlo con los demonios, de ahí que en su iracundia"blasfemante" rescate la voz del Diablo y registre los proverbios del Infierno, ademásde lanzar una crítica fulminante contra los escritos del escandinavo:

Thus Swedenborg boasts that what he writes is new; tho' it is only the Contents or Indexof already publish'd books.[S]Now hear a plain fact: Swedenborg has not written one new truth. Now hear another: hehas written all the old falshoods.Blake, 66

Pero a Blake se lo presenta como swedenborgiano, y pese a que el biógrafo del siglopasado que alude Borges (145) escribiera: "Blake is sometimes reckoned amongstSwedenborgians, but mistakenly" (White, 699). Y es que una estrategia, por lo visto,exitosa, de la Iglesia de la Nueva Jerusalem consiste en el empleo de una lista deescritores célebres que habrían recibido la influencia del teosófo. Así, se ha afirmado(I. Jonsson, De Culto, 8) que Blake es el escritor que más inspiración ha tomado deSwedenborg. Desde esta perspectiva, podría también sostenerse que, de los filósofos,es Kant quien más se ha inspirado en el visionario sueco.

2. El teosófo en el discurso borgeano

Para Borges, los grandes aportes del mundo escandinavo —la llegada de Erico el Rojoa América cinco siglos antes que Colón, las sagas islandesas, y con ellas, el arte de lanovela—, no han ejercido influencia alguna en la historia de Occidente, debido al"destino escandinavo, en el cual parece que todas las cosas sucedieran como en unsueño y en una esfera de cristal". Así también con el aporte de Swedenborg que, de locontrario, "hubiera debido renovar la Iglesia en todas partes del mundo" (OC 4:187).

El origen del convencimiento de que Borges fue profundo admirador de Swedenborgse halla, entonces, en declaraciones del propio escritor, como asimismo en la relativafrecuencia con que un lector tropieza con su nombre en las páginas de Discusión (OC1:236 n); Historia de la eternidad (360); Otras inquisiciones (OC 2:82, 100, 109 n, 126 n,149); o en las de algunos de los numerosos prólogos que escribiera (OC 4:40, 507, 516).Sin embargo, esta huella —que no deja de ser esporádica— aparece como referenciaerudita entre las múltiples que se manifiestan en los textos de Borges.

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Más difícil resulta encontrar la presencia de Swedenborg en el discurso narrativo,aunque podría establecerse un paralelo entre la realidad de Tlön y la realidad de losreinos sobrenaturales visitados por el místico, ya que en ambos universos, los objetosson producto de la proyección de los pensamientos y deseos, ya sea de los tlönianos(OC 1: 439), ya de los ángeles o demonios swedenborgianos (vid. Lamm, 267).También podría verse en "Tres versiones de Judas", una alusión a la teoríaswedenborgiana de las correspondencias, cuando en una de las interpretaciones de latraición de Judas, Nils Runeberg reflexiona acerca de una relación entre el ordenterrenal y el celestial (OC 1:515).

Sin embargo, sabido es que en "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", Borges parodia elidealismo berkeleyano, y que la idea que ilustra la interpretación de Runebergproviene de otra fuente (vid. Alazraki, Kabbalah, 18), como además sugiere lapostdata al prólogo de Artificios (183). De todos modos, el visionario aparecevinculado a obras de ficción, como se verá en 2.2. La huella swedenborgiana laregistra el discurso lírico de Borges: aparte de un soneto dedicado (OC 2:287),Swedenborg irrumpe en "inesperados" poemas tales como en el que se recuerda aAlfonso Reyes (208), o en el "Otro poema de los dones", donde en una extensaenumeración se manifiesta gratitud "Por Swedenborg, / Que conversaba con losángeles en las calles de Londres" (314). De todos modos, aunque esta presencia seanítida, es asimismo infrecuente, y se la introduce para marcar la erudición del yopoético.

2.1. Presentación de Swedenborg

Borges introdujo la obra de Swedenborg en épocas y ámbitos diferentes, y ejerciendofunciones distintas, esto es, como traductor y como conferenciante. Durante laprimera época peronista, el escritor se convirtió en un exitoso disertante entre cuyostemas ya se encontraba Swedenborg (Rodríguez Monegal, 356). De estas conferenciasno hay manuscritos publicados pero, en 1978, Borges dictó cinco clases (en laUniversidad de Belgrano, Argentina), las que fueron editadas en Borges oral (1980), yhoy recogidas en el cuarto tomo de las Obras completas. En las dos primeras, disertósobre "El libro" y "La inmortalidad", en las dos últimas, sobre "El cuento policial" y "Eltiempo". La única dedicada a una personalidad del mundo cultural fue la tercera,"Emanuel Swedenborg". El discurso de la misma expresa una intencionalidadpositiva hacia el místico, la cual se acentúa por el recurso retórico que se emplea en elexordio cuando corrigiendo un juicio de Voltaire se afirma que "quizá el hombre másextraordinario —si es que admitimos esos superlativos— fue el más misterioso de lossúbditos de Carlos XII, Emanuel Swedenborg" (OC 4:180). Esto es, se emplea aquí el

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artificio retórico observado por Julián Pérez en el discurso narrativo de Borges (18), yasí se rebaja a Voltaire (y al monarca sueco) para realzar al "súbdito".

El discurso destaca lo ejemplar de la vida del nórdico, la originalidad y significanciade su obra, y de ella lo que sería el aporte medular en materia teológica: la tesis deque Dios no condena a nadie sino que cada uno elige su destino celestial, de modoque cielo e infierno dejarían de ser lugares de premio y de castigo; la tesis de que lasalvación se alcanza mediante la inteligencia, así como la teoría de lascorrespondencias, basada en la creencia de que cada objeto de la naturaleza es unarepresentación de un objeto espiritual y éste de uno divino (Lamm, 85). Y al explicarla obra teosófica, Borges (188) sostiene que, dada la claridad y sistematización de lamisma, sería "absurdo pensar que la escribió un loco". Sin embargo, no pocos de loscontemporáneos de Swedenborg lo pensaron así, vid. Lamm, 111, 130; Kleen, 663, 728s.; Bergquist, Drömbok, 48 ss., 68 n. 91.

Sólo en una oportunidad Borges alude un aspecto que rebaja a Swedenborg, y escuando menciona la conferencia de Emerson sobre el místico. Entonces, Borges señalaque algo le "repugnaba" al filósofo norteamericano, "tal vez que Swedenborg fueratan minucioso, tan dogmático" (186). Aparte de esta observación originada por loscomentarios críticos vertidos por Emerson, Borges aparece como un admiradorresuelto de la obra del "primer explorador del otro mundo", al cual se lo debe "tomaren serio" (188).

Un tono admirativo caracteriza también "Emanuel Swedenborg. Mystical Works",incluido en Prólogos con un prólogo de prólogos (OC 4:142-150). Este texto, sin seridéntico, guarda semejanza con la conferencia de Belgrano, pero también algunasdiferencias: no se nombra nada que rebaja la figura de Swedenborg, lo cual acentúa eltono apologético del discurso; se emplean asimismo otros argumentos para defenderla sinceridad y cordura del místico (OC 4:144) y Blake aparece definido como"discípulo rebelde" (145), pero se afirma una vez más la idea de que la obra del poetacontinúa el pensamiento de Swedenborg (148, cf.185). Sea como fuere, aquí sepresenta al visionario nórdico otra vez en términos positivos, manifestándose laadmiración que una parte de la crítica señala.

Ahora bien, estos textos constituyen parte del discurso erudito borgeano y probaríanla admiración por la obra teosófica de Swedenborg, pero en todo caso, ello no pruebaque la misma haya ejercido una influencia significativa sobre la creación de Borges.

2.2. La degradación del místico

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Borges fue un activo introductor de autores extranjeros (Rodríguez Monegal, 261),además de un pionero en la presentación de la cultura nórdica en el mundo delcastellano (Bernárdez, 1992), lo cual comprende que haya traducido páginas deSwedenborg. Así, ya en la década del treinta, Borges introduce al místico mediante"Un teólogo en la muerte" y "Un doble de Mahoma".4

En 1960 Borges y Bioy Casares editan el Libro del cielo y del infierno, en el que recogenel aporte de un centenar de autores —profetas, filósofos, poetas—, y donde quedaregistrada la visión de éstos sobre los ámbitos del más allá. El propósito de la obra esdejar "entrever la milenaria evolución de los conceptos de cielo y de infierno" y losantólogos afirman que "a partir de Swedenborg se piensa en estados del alma y no enun establecimiento de premios y otro de penas".5 En consecuencia, el teósofo esdestacado en la antología, la que incluye siete fragmentos tomados de sus obras (cf.Antón-Pacheco, 515).

En una antología posterior, El libro de los seres imaginarios (OCC:567-714), publicadacon Margarita Guerrero en 1967, vuelven a aparecer los ángeles y demonios deSwedenborg.

Esta muestra confirmaría que los escritos swedenborgianos ocuparon el interés deBorges. No obstante, si se considera la traslación de un género a otro que sufrendichos textos, se problematiza la creencia de una admiración irrestricta, como se veráa continuación.

La semiótica y la pragmática moderna enseñan que el contexto suele determinar nosólo el significado de enunciados particulares, sino también el de todo un discurso.De modo que una noticia o una crónica periodística interpoladas en una novela setransforman en ficción, lo mismo que una receta de cocina se convierte en literaturacuando la encontramos en la novela Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, o enlas Odas elementales, de Pablo Neruda. En estos casos se da un realzamiento de larealidad llamada trivial: lo cotidiano se transforma en elemento poético. Un recorridoinverso puede observarse cuando Borges recoge fragmentos de la obra deSwedenborg —que pertenecen a la tradición mística—, en un libro que reúne unaserie de biografías sinópticas de delincuentes célebres (Historia universal). Si bien noes entre esos indeseables donde aparece el místico sueco, cabe preguntarse si esmenos degradante la sección "Etcétera", en la que se presentan los textos de aquélcomo si fueran "ejemplos de magia" (OC 1:289).

Se recordará que "Un teólogo" aparece en la antología de la literatura fantástica queBorges con A. Bioy Casares y Silvina Ocampo publican en 1940, y donde es destacado

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en la introducción como uno de los relatos que serán inolvidables (Bioy Casares, 13).O sea que, en concordancia con su comentario al libro de Leslie D. Weatherhead, sedesprende que Borges consideró a Swedenborg como maestro del género fantástico, yde ahí que con él no haya cometido esa omisión que dice haber cometido con otrospensadores (OC 1:280).

Así como la admiración caracteriza el discurso erudito de Borges, en el narrativo semanifiesta la ironía, y con ésta, el rebajamiento, cuando se introducen en un géneromenor escritos de Swedenborg para un "público popular" (diría Rodríguez Monegal,239) interesado en lecturas entretenidas, como podrían ser las de Historia universal, olas de Libro de los seres, y en las que se presenta, en la primera, a delincuentesafamados, y en la segunda, un "manual de los extraños entes que ha engendrado, a lolargo del tiempo y del espacio, la fantasía de los hombres" (OCC:569). Este catálogo,sin duda ameno e inverosímil, abarca desde la leyenda del A Bao A Qu —un parásitoque vive de las vibraciones de las personas—, hasta la del Zorro Chino —animallongevo que puede vivir hasta diez siglos y asumir la apariencia de las personas.Pues bien, en este catálogo de la zoología fantástica aparece presentado Swedenborgcon sus ángeles y demonios.

Si se consideran los textos traducidos, se comprende que con ellos no se presenta a unteólogo, sino a un "maestro del género fantástico", lo cual implica un rebajamiento dela obra mística del célebre sueco. Además, si se examina la presentación deSwedenborg en el Libro de los seres, se observa el tono irónico tras la grandilocuenciade expresiones respetuosas:

Durante los últimos veinticinco años de su estudiosa vida, el eminente hombre de cienciay filósofo Emanuel Swedenborg (1688-1772) fijó su residencia en Londres. Como losingleses son taciturnos, dio en el hábito cotidiano de conversar con demonios y ángeles.(OCC:574).

El discurso recurre aquí al mismo artificio señalado antes, de realzar una figura yluego degradarla, de modo que, tras destacar a Swedenborg y presentarlo comopersonalidad "eminente", rebaja de inmediato la experiencia mística. Según este texto,si el visionario conversó a diario con ángeles y demonios se debió a que los inglesesson callados. Leer el texto sin una sonrisa es ignorar la intencionalidad irónica delmismo, intencionalidad que no hace necesario recordar que el autor real fue uno delos grandes maestros de la ironía.

En su discurso público, Borges explicitó lo qué admiraba del teósofo. Así, en unaconversación de 1964 sobre literatura fantástica reproducida por M. E. Vázquez (152),

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después de señalar el carácter fantástico de la Odisea, la Eneida y, especialmente, de LaDivina Comedia, Borges declara:

También quiero recordar a un escritor, no menos extraordinario que Dante, aunqueinfinitamente inferior a él desde el punto de vista literario y poético, ya que no desde elpunto de vista de la imaginación y de la visión perspicua de cosas imaginarias. Merefiero al gran místico sueco, Emanuel Swedenborg.

El aporte del "gran místico" está valorado dentro de un contexto —la literaturafantástica— que, de hecho, degrada su obra (recordemos que para la iglesiaswedenborgiana, los escritos teosóficos de Swedenborg guardan el mismo caráctersagrado de la Biblia constituyendo lo que llaman el "Tercer Testamento", vidVärldarnas möte, 2-5). Además, en esta conversación, se reitera el artificio retórico derealzar y rebajar al teósofo: Swedenborg es, por cierto, "extraordinario", pero"infinitamente inferior" al Dante. Con todo, esto no significa que la intención explícitade Borges haya sido degradar al visionario, pero de hecho, al emplear el recurso de lahipérbole aparece caricaturizado el valor de su escritura. Por otro lado, en Borgeshabla de Borges (335), al ser interrogado acerca de posibles inspiradores, el autorreconoce su deuda con Macedonio Fernández, Rafael Cansinos-Assens,Schopenhauer, Berkeley y, después de reafirmar la idea de que ha considerado lametafísica como una rama de la literatura fantástica, declara:

yo no estoy seguro de ser cristiano; pero he leído muchos libros de teología —El librealbedrío, Los castigos y Los goces eternos— por los problemas teológicos. Todo esome ha interesado, pero como una posibilidad para la imaginación.

No se le puede pedir a Borges que recuerde a todos los que han inspirado sucreación, pero en verdad, Swedenborg no aparece en un contexto "neutral", y nofigura siquiera entre los autores favoritos que nombra (336 s). Y una vez más Borgesdeja claro que su interés por la teología se debe al potencial imaginativo que guardantales doctrinas.

En entrevistas posteriores Borges afirma que no cree ni en el cielo ni en el infierno(Gilio, 1976:15), y que "la idea de Dios, de un ser sabio, todo poderoso y que, además,nos ama, es una de las creaciones más audaces de la literatura fantástica" (Peralta,1976:34). El escritor argentino estimó las creencias religiosas y los postuladosfilosóficos "por su valor estético y aun por lo que encierran de singular y maravilloso"(OC 2:153).

3. A modo de conclusión

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Los juicios positivos registrados en el discurso erudito darían razón a quienessostienen que Borges sentía admiración hacia el teósofo nórdico. Pero esto nodemuestra de por sí que el místico haya ejercido sobre la obra de Borges unainfluencia significativa: Swedenborg aparece como referencia curiosa e interesante, esdecir, marginal, por lo que la influencia que señala una parte de la crítica es más bienun deseo que una realidad textual. Esto no significa negar que Borges hayacoonsiderado algunas ideas del místico como originales, pero que las hubieranombrado en su creación literaria no implica que fuera devoto de las mismas. Porotro lado, y más allá de la intencionalidad del autor real, se ha constatado unaintencionalidad degradante manifestada en la forma en que se introduce la obra delmístico:

1. Los escritos teosóficos se presentan en un género diferente al del original,transformando así textos religiosos en profanos, de modo que se desconoce lavirtualidad sagrada y mística de los mismos, y

2. Si se considera la presentación de Swedenborg en el contexto narrativo (Libro delos seres), se hace evidente que se manifiesta la intención de menoscabar laexperiencia mística del mismo, lo que limita la profunda admiraciónreivindicada por Lawrence.

Considerados separadamente, el discurso erudito y el narrativo presentan aSwedenborg desde dos perspectivas diferentes, esbozando una figura anfibológicaque posibilita interpretaciones que se adecúan a la visión del mundo de cadaintérprete, lo cual explica la sobrevaloración que se ha establecido en ámbitosallegados al místico. Considerados en conjunto, ambos discursos se complementanpara realizar el artificio retórico de realzar y degradar a la figura representada,relativizando así su valor intrínseco. Pero en uno y en otro caso, la presencia deSwedenborg constituye uno de los tantos elementos del carácter erudito del discursoborgesiano cuya influencia —si pudiera hablarse de tal fenómeno— es marginal eirrelevante.

Notas

1. En Testimony to the invisible, libro editado bajo los auspicios de la SwedenborgFoundation. El primer capítulo lo constituye un texto de Borges que lleva elmismo título de esta obra, y es traducción fiel del prólogo "EmanuelSwedenborg. Mystical Works" (OC 4:142-150) que examinamos en 2.1, si bien le

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falta el primer párrafo en el cual Borges corrige el juicio de Voltaire. SegúnLawrence (7 n. 2), este ensayo tuvo su origen en el propósito de prologar unaedición en castellano de una obra sobre Swedenborg, planeada para 1977.Regresar.

2. "Han [Swedenborg] har utövat ett betydante inflytande på flera stora diktare:Blake, Balzac, Baudelaire, Emerson, Yeats, Borges, Milosz" (I. Jonsson,Nationalencyclopedin, tomo 17, p. 476. Regresar.

3. "Swedenborg; or the Mystic" en Representative men (1850) pp. 95-145. Un siglodespués Borges habría de traducir estos ensayos (vid. OC 4:41). El texto sobreSwedenborg es el que le habría servido a Borges de introducción en la obra delteósofo (vid. 186). Regresar.

4. "Un teólogo en la muerte" apareció en Revista Multicolor, en 1934. En la ediciónpríncipe de Historia universal de la infamia, 1935, Borges sólo presentaba trestextos; en la de 1954, agrega otros tres, entre ellos "Un doble de Mahoma" quefuera publicado por primera vez en "Los anales de Buenos Aires" en mayo de1946. Regresar.

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Otras publicaciones

Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 505/507. Julio-setiembre (1992).

Revista Iberoamericana. Núm. 151. Abril -junio (1990).

Världarnas möte. Nya Kyrkans Tidning, nro. 3. [El encuentro de los mundos.Revista de la Nueva Iglesia swedenborgiana]. (1998).

Nationalencyclopedin [Enciclopedia Nacional sueca, tomo 17]. (1995).