La Democracia Corrompida

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La Democracia Corrupta Se aproximan las elecciones y es propicio que empecemos a reflexionar. Es hora de dejar de creer que nuestra democracia es buena, que nuestros legisladores son sabios, que los jueces son justos o que los gobiernos son bondadosos. La realidad de nuestra democracia es otra. Algunos de nuestros legisladores son sabios otros son ignorantes y perversos. Nuestros jueces, unos son justos otros ignorantes o parcializados. Nuestros gobiernos son egostas y corruptos. Solo desean servirse del Estado. La democracia dominicana es infeliz y desgraciada y tiene todos los defectos imaginables como lo tienen sus tres poderes. Sin embargo, esto no debe escandalizarnos ni desanimarnos. Total ninguna democracia es perfecta. Slo debe motivarnos a participar en la vida poltica y evitar que siga en las manos de sus detentadores actuales.

Tampoco podemos negar ni avergonzarnos de que en nuestra democracia exista corrupcin. Lo que si debe preocuparnos es el nivel que la corrupcin ha alcanzado, como lo demuestran los numerosos escndalos de corrupcin administrativa.

Se dice que democracia y corrupcin son incompatibles, razn por la cual donde hay democracia no debe existir corrupcin, y si la hay, debe ser mnima. Cuando se denuncia se comete el pecado de desacreditar a la democracia o de pertenecer a la oposicin. De este modo la corrupcin se convierte en un tab, que no puede tocarse so pena de perjudicar la democracia.

Los aos de democracia o mejor de seudo-domacracia, que ha vivido el pas han sido caracterizados por la Corrupcin. En los gobiernos de Joaqun Balaguer, hubo corrupcin, slo que se detena en la puerta del despacho de ese mandatario. Luego, le sucedi el PRD y el entonces Presidente Antonio Guzmn, quien era un hombre ntegro, se suicid por la corrupcin que haba en su entorno ms ntimo. Salvador Jorge Blanco, le sucedi y termin encerrado por corrupcin. A raz de las denuncias de fraude durante las elecciones del 1994, se cre una crisis poltica que oblig aBalaguer a acortar su perodo de gobierno y a celebrar nuevos comicios dos aos antes de lo establecido. En las elecciones del 16 de mayo del 1996, se produjo una alianza denominada Frente Patritico compuesta principalmente por el PLD y el Partido Reformista Social Cristiano, que lleva al poder a Leonel Fernndez y al PLD. Al finalizar su primer periodo de gobierno 1996-2000, fue acusado de corrupto por la adjudicacin ilcita de contratos, el nuevo nivel de vida exhibido por muchos de sus funcionarios, muy distante del que tenan antes de ascender al podero por casos de malversacin de fondos, como el sonado caso PEME.

El PRD gana las elecciones y gobierna durante el periodo 2000-2004.

Durante los periodos de gobiernos de Leonel Fernndez (2004-2012) se denunciaron actos de corrupcin como: uso de los recursos del Estado para su proyeccin personal y en la reeleccin presidencial, el uso de nominillas para remunerar a los compaeros del partido, la sobrevaluacin de compras y contrataciones de obras del Estado, como los vagones del metro de Santo Domingo, los sobornos en la compra de los Tucanos, el caso de la Sunland, entre otros.

La utilizacin de recursos del Estado en la campaa electoral del 2012, contribuy al triunfo de Danilo Medina y a crear un dficit fiscal, que an se mantiene.

Con tanta corrupcin, no puede hablarse de democracia, pues, como vimos, en la democracia no debe existir corrupcin y si las hay no hay democracia. La corrupcin puede ocultarse, pero si no se elimina no solo se deteriora su imagen, sino que se destruye la democracia misma. Della Porta y Meney en un trabajo denominado Democracia y Corrupcin en Europa del 1995, afirmaban que la corrupcin pone en peligro los valores mismo del sistema: la democracia es herida en el corazn; la corrupcin sustituye el inters pblico por el privado, mina los fundamentos del Estado de Derecho, niega los principios de igualdad y de transparencia favoreciendo el acceso privilegiado y secreto de ciertos agentes a los medios pblicos.

Cuando la corrupcin llega a ser delincuencia comn, como lo revelan el caso de la OISOE, se promueve una crisis de legitimidad en el Estado Social y democrtico de Derecho. Esa corrupcin poltica es la que provoca muchas de las crticas al Estado democrtico; las gentes se quejan de los polticos, y con razn, pero tambin terminan quejndose del Estado a quienes esos polticos dicen representar. Esa delincuencia conforma una red que ahoga la democracia: la vaca de contenido y la reduce a un mero formalismo.

La corrupcin espordica dentro de la democracia, es inevitable. Se da en las democracias ms avanzadas como en los Estados Unidos de Norteamrica. La que es mortal para la democracia es la corrupcin sistemtica, que habita en nuestras instituciones pblicas y ya nuestra democracia no puede funcionar sin ella. Los mecanismos de defensa de esas instituciones no funcionan como es el caso de la Procuradura Especializada de Persecucin de la Corrupcin Administrativa (PEPCA) o la Cmara de Cuentas. Estos hechos revelan que poco a poco el sistema tolera la corrupcin y el que es contrario, esta fuera del sistema.

Hoy podemos poner en duda a la democracia dominicana, afectada como est de una corrupcin sin mecanismos de prevencin ni represin.

La corrupcin tiene nombre y apellidos y por tanto puede ser eliminada electoralmente por otro y recuperar con ello la democracia. Sin embargo, cuando la alternativa a un gobierno corrupto es otro igualmente corrupto, ya no puede hablarse de democracia pues no hay forma de regenerar al sistema.

La democracia no solo implica ausencia de corrupcin, sino que supone la existencia de mandatarios elegidos por el pueblo para administrar la cosa pblica. Para que la democracia funcione no es suficiente que stos sean elegidos, sino que se precisa que trabajen efectivamente en beneficio del inters general. Si esos mandatarios actan en aras de su beneficio particular, se apartan de una de las caractersticas de la democracia, que es el inters general. Las sociedades democrticas tienen normas esenciales que deben respetarse y cuando las reglas no se respetan no hay democracia, hay caos y anarqua. Tanto el ministerio pblico como el poder judicial, el primero como impulsador del proceso penal en contra de los que quebrantan las normas y el segundo, como juzgador han demostrado no tener energas para castigar la corrupcin. El acto de NO HA LUGAR dictado en la tarde de ayer en contra de un ex funcionario del OISOE, as lo confirma.

La democracia dominicana ha sido secuestrada por una clase poltica corrupta y que tolera la corrupcin como forma de perpetuarse en el poder.

Algunos piensan que la democracia funciona, aunque en el gobierno exista corrupcin y se abuse del poder, pues existe la posibilidad de que esa clase poltica pueda ser desterrada del poder por las vas electorales regulares. Para stos el gobierno queda legitimado por la forma de designarlo, de modo que un gobierno elegido democrticamente es democrtico. Pienso que esto es falso, pues aunque haya sido elegido conforme a la forma democrtica, un gobierno deja de ser democrtico cuando viola las reglas del sistema, ya sea tolerando la corrupcin o corrompindose, como por ejemplo, comprando la reeleccin. El hecho de que un gobierno sea el resultado de la voluntad popular no necesariamente es democrtico, pues el clientelismo es una forma de manipular la voluntad ciudadana. La celebracin de elecciones no garantiza que el ganador sea democrtico, pues los gobiernos autoritarios, tambin son frutos de las elecciones. Lo que distingue a una democracia de una dictadura es la posibilidad de escoger libremente entre varias opciones polticas. Si las opciones del sistema son iguales, no hay condiciones democrticas por muchas elecciones que se celebren y por ms reidas que sean. Es lo que ha ocurrido en nuestro pas desde Joaqun Balaguer hasta los gobiernos del PRD y PLD, encabezados por Leonel Fernndez y Danilo Medina. Los dominicanos hemos llegado a la conviccin de que todos son iguales y todos hacen lo mismo. Esto es peligroso, pues se desvanece la confianza, elemento fundamental de la democracia representativa. Sin confianza no hay representacin legtima. Una vez hemos perdido la confianza, la democracia, entendida como la gestin de los intereses generales a travs de representantes elegidos libremente, se transforma en un mero ejercicio de poder y el gobernar, en un oficio que facilita la apropiacin personal del poder. El gobernante corrupto no sirve al Estado, sino que se sirve del Estado. El Estado se convierte en un aparato de produccin de rentas para los que detentan el poder.

Lo que legitima la representacin en la democracia es la gestin de los intereses generales, si los mandatarios no cumplen con esa finalidad se produce una ruptura del pacto democrtico.

Otra caracterstica de la democracia, es la exclusin de la patrimonializacin, que es la consideracin del Estado y del poder como una fuente de rentas y beneficios personales.

Cuando el poder se va patrimonializando alternativamente por los distintos partidos, se construye una casta poltica dispersa en los diferentes partidos del sistema. El Estado dejar de ser del pueblo, y se convierte en una propiedad de esa casta poltica que se va rotando en el poder para su explotacin personal.

La historia poltica dominicana, demuestra que se ha enquistado en el Estado una casta poltica, que ha convertido el partido y el gobierno en una empresa, como dira Ferrajoli. En ese sentido los partidos ya no son lugares de encuentros ideolgicos, sino son centros cuyo fin es el acceso al poder y mantenerse en l y para ello debe procurarse de los medios de financiamiento, descuidando, en consecuencia, los intereses de la inmensa mayora. Esa degeneracin de los partidos no tiene cabida en un rgimen democrtico. La empresa-gobierno es otro criterio presente en la poltica dominicana y que se pone de manifiesto por la pugna por el control del partido. Es lo que ha ocurrido en el PLD. Hasta las elecciones pasadas, Leonel Fernndez, pareca ser el rey del partido. Se le denomin el Len. Transcurrido apenas tres aos, Danilo Medina, empez a cortarle las garras al Len. Y lo hizo contralando los organismos de poder del partido. La empresa-gobierno tiene sus propios intereses y unos modos de actuacin que no tienen relacin con los intereses de las mayoras. El gobierno de Medina, al igual que los Consejos de Administracin de una sociedad mercantil, tiene un consejo de administracin que tiene sus propios intereses personales y que no son los intereses sociales generales. Hay que hacerse rico, pero muy rico y pronto

El presidente Obama, expres en una ciudad de frica, que ningn pas va a crear riqueza si sus lderes explotan la economa para enriquecerse, o si la polica puede ser comprada por los narcotraficantes. Ningn hombre de negocios querr invertir en un lugar donde el gobierno le quita el 20 % para empezar o si el jefe de la autoridad portuaria es corrupto. Nadie quiere vivir en una sociedad donde la regla de la ley es dejada de lado ante la ley de la brutalidad y del soborno. Eso no es democracia, eso es tirana y ya es el tiempo de terminar con ella.

Podemos aceptar que as es que funciona el Estado dominicano, pero no podemos llamar Estado democrtico a un grupo de fulleros que no slo administra mal sino que corruptamente dilapida el patrimonio pblico y se lo reparte entre ellos y sus amigos.

Esto es una democracia corrupta, que sienta los cimientos de un gobierno tirano, tal como lo expres Obama.